@ Alicia Taylor - 4-Damaged

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Abby Galines nElshIA Molly Bloom

Abby Galines Agus901 Liv


Niki26 Vivi sofia A. Bluedelacour

Vale Fatima85 bibliotecaria70 Pachi25


Maria_clio88 y mayelie

Khira

Roxx 3
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Créditos

Índice

Sinopsis

Próximo Libro

Sobre la Autora

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Braxton dijo que me amaba. No he confiado en esas palabras desde que mi ex
me engañó. Me gusta mucho, pero la palabra con “a” solo complica las cosas. Decidí
que él debía demostrar su amor y no solo decirlo. ¿Puede demostrarme Braxton que
su amor por mí es auténtico?

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Emmi

Me senté ahí y traté de procesar lo que Braxton me había dicho. Acababa de


decir "Te amo". ¿Me amaba? ¿Pensaba realmente que me amaba o que eso haría
mejor todo lo que ha hecho? ¿Finalmente consiguió ser golpeado en la cabeza lo
suficiente? De todas maneras no importa, no estaba preparada para eso. Me
gustaba... mucho. Me encendía, me volvía loca... Era caliente, sexi, inteligente y
divertido. Pero, ¿amor? No, no todavía.
Tras el fiasco con Trent, no sabía si realmente confiaría en esas palabras. Él
dejó esas palabras rodar fuera de su lengua tan fácilmente como respiraba y, después
de un tiempo, me di cuenta que no significaban nada. Las utilizaba para
apaciguarme... para controlarme.
Automáticamente lo miré cuando lo dijo y entonces deseé no haberlo hecho.
Su pobre rostro estaba tan herido que era casi imposible discernir qué mirada tenía,
pero en sus ojos pude ver que lo decía en serio. Dudé que incluso supiera lo que
significaba estar enamorado. Lo que sí sé, es que el amor significaba que estabas
dispuesto a hacer cualquier cosa por otra persona y dispuesto a serle fiel... para
siempre. Realmente no creía que este chico, que había pasado los últimos años de su
vida follando alfabéticamente a todas las chicas en el campus, estaba listo para eso.
Creí en mi corazón que quería estarlo, o nunca hubiera dormido con él. Pero lo
extraño sobre ello era que tenía la sensación que pensaba que realmente lo estaba.
Sin embargo, tenía que proteger mi corazón y sabía que no estaba lista o dispuesta a
estar con un chico que todavía estaba luchando con eso. Ser engañada una vez fue
suficiente. No iba a sentarme allí, esperando a que volviera a suceder. Simplemente
había estado tan atrapada en el hecho que me hizo desearlo como nunca había
deseado nada. Me hizo sentir cosas que nunca sentí antes... que ni siquiera sabía que
eran posibles.
—Pásame el Kerlix —dije, con la esperanza que si simplemente no decía nada,
lo dejaría pasar.
A veces, el acto de omisión era suficiente. Me entregó el rollo de gasa y lo
envolví alrededor de los nudillos que había limpiado en su mano derecha.
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—No puedo, por mi vida, imaginarme por qué te haces esto a ti mismo,
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Braxton.
Tal vez también era masoquista.
—Es simple, lo hago por dinero y porque soy bueno —dijo.
Todavía puedo ver la pregunta en sus ojos: ¿va a responderme? Bueno no lo
haré, al menos no ahora. Iba a hacer mi mejor esfuerzo para sacar eso de su mente.
—No soy una experta haciendo dinero, pero me parece que hay maneras más
fáciles.
—No podría hacer la cantidad de dinero que gano en el tiempo que le he
dedicado, a menos que tal vez quiera vender drogas. Incluso esa podría ser una
opción más peligrosa. Esos chicos utilizan pistolas y cuchillos en vez de puños.
—Así que, ¿para qué necesitas tanto dinero, Brax? —Estaba todavía cerca de
sus pies en el suelo del baño. Me senté y lo miré. Era realmente curioso el por qué
tenía prisa en hacer tanto dinero, que hasta estaría dispuesto a ser golpeado sin
sentido.
—Quiero empezar en la vida con algo, Emmi. No quiero ser un perdedor como
mi papá. Quiero que mi hermana sea capaz de ir a la universidad y que no tenga que
preocuparse por pagar una hamburguesa. Una noche de dolor de vez en cuando vale
la pena para mí.
Aún no lo entiendo. Por un lado, por la condición en la que estaba, estaría
adolorido por mucho más que solo una noche. Además, no era un alcohólico como
su padre. No lo conozco personalmente, pero por lo que Braxton me había dicho, ese
era el por qué su padre era un perdedor. No podía dejar de beber lo suficiente como
para mantener un trabajo. Braxton era inteligente, muy inteligente. Sería capaz de
utilizar su cerebro para vivir bien cuando saliera de la escuela, de lo cual no tenía
ninguna duda. Ya tenía un plan del que me había hablado ese día en el camino
cuando habíamos tenido el picnic. Supuse que las cosas se complican en tu cerebro
debido a cómo creciste y por el entorno en el que te hayas criado.
Con Braxton, era el hecho que tenía un padre que lo humillaba cada vez que
tenía la oportunidad y lo dejó sin ninguna confianza en sí mismo. Pensé que se
estaba recompensando por ello. Yo era exactamente lo contrario. No importa lo que
hice o quise hacer, mis padres me animaron y me dijeron que era inteligente y capaz.
Tengo que decir que en el momento que encontré a Trent haciendo el mambo
horizontal con esa chica, estaba bastante bien fundamentada con mi autoestima.
Todavía no dudo tanto de mi misma de esa manera, pero amigo, no estaba muy
segura de ello.
Miré hacia arriba y todavía estaba mirándome. Sonreí, tratando de disimular.
—Quedaste como nuevo —le dije.
Se miró en el espejo y dijo:
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—¿Crees que todavía puedo tener mi carrera de modelo?


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Pretendí estudiar su rostro y luego le dije:


—Seguro, cuando encuentres a un excelente cirujano plástico. —Me tiró un
rollo de gasa. Bueno, el ambiente era perceptiblemente más ligero en la habitación—
. Vamos, chico cojo, déjame llevarte a tu cama.
Se levantó del asiento del inodoro y se tambaleó hacia atrás. Su rodilla estaba
hinchada como tres veces su tamaño normal.
—Aquí, agárrate a mí por ese lado y pon tu peso sobre mí y no en la rodilla,
¿está bien?
No dijo nada; solo luchó para mantenerse de pie y puso su brazo alrededor de
mis hombros, mientras yo ponía uno alrededor de su cintura. Era valiente,
independiente y completa sobre mí y mis ideales... hasta el momento que este
hombre me tocó y todo se desmoronó. En sentido figurado y casi literalmente
hablando.
Traté de no demostrarlo, pero apenas podía sujetarlo. Me superaba
probablemente cerca de cuarenta y cinco kilos y era todo músculo. Ese no era el
verdadero problema. Mientras ambos salíamos cojeando del baño y por el pasillo a
su habitación, traté de no ser consciente de la manera en que esos músculos se
sentían debajo de mi mano mientras nos movíamos.
Para el momento en que estábamos parados al lado de su cama, estaba
sudando y no por esfuerzo. Mi respiración era irregular y todo en lo podía pensar era
en... maldecirlo por hacerme sentir de esta manera.
—Pon tu pierna recta mientras te sientas, no la dobles —le dije, esperando que
mi voz no sonara tan inestable como me sentía.
Lo hizo, pero mientras se inclinaba en la cama, no me soltó y acabé en la cama,
prácticamente en su regazo. Lo miré y, por una fracción de segundo, consideré
olvidar que alguna vez me enojé con él y quise presionar mis labios con los suyos
heridos. Dios, estar cerca de él me volvía loca. Afortunadamente, pasó el segundo y
me puse de pie. Levanté sus piernas del suelo y las moví hasta la cama para que no
tuviera que doblar la rodilla. Luego, tomé una de las almohadas y la puse debajo de
su pierna y otra debajo de su codo hinchado. Todo el tiempo, solo me observó...
esperando a que tal vez respondiera lo que había dicho.
—¿Qué tal eso? —le pregunté—. ¿Cómodo?
Me dio otra mirada ardiente, una que podría derretir bragas
independientemente de que tuviera o no su rostro magullado. Estaba en sus ojos. Sin
embargo, no iba a dejar que llegara a mí, era más fuerte que eso.
Esperé y finalmente dijo:
—Estaría más cómodo si te acostaras a mi lado por un rato.
Dio unas palmaditas en la cama, a su lado. Y luego, bendito sea su pequeño
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corazón caliente, trató de sonreír. Parecía más bien una mueca, pero no dije nada, no
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quería herir su orgullo.


Levanté una ceja y puse mi mano en mi cadera. Esperaba que luciera algo
consternada mientras trataba de decir:
—Que estés golpeado no cambia el hecho que apenas nos estábamos hablando.
Todavía estoy enojada contigo, Braxton, simplemente no lo suficientemente como
para dejarte sangrado hasta la muerte en el baño.
En ese momento su sonrisa era menos amenazante.
—Es bueno saberlo para el futuro, supongo.
—Duerme un poco, Brax.
Me volví para salir y escuché:
—Emmi...
Maldición.
Casi había llegado a la puerta. No quería devolverme. ¿Temía que lo dijera otra
vez y no pudiera alejarme por ignorarlo dos veces? Suspiré y me di la vuelta. Podría
haber necesitado otra aspirina o algo.
—¿Sí?
—Gracias.
Dejé escapar un suspiro de alivio.
—De nada, Braxton. Buenas noches.
—Buenas noches.

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Braxton

Cuando desperté el día después de la pelea, deseé estar muerto. Sin exagerar,
me dolía cada parte del cuerpo. Incluso los dientes. En realidad, puse mis dedos en
ellos para revisarlos y asegurarme que no había perdido ninguno o que no estaba a
punto de hacerlo. Parecían intactos. Luego sentí mi rodilla lastimada y supe que
sería imposible salir de la cama de la forma normal. Estaba en el medio y boca arriba,
exactamente donde Emmi me dejó, así que rodé sobre mi estómago cerca del
costado de la cama para poder sacar mi pierna buena primero. La coloqué en el suelo
y luego, incómodamente y con mucha ayuda de mis brazos, que también se sentían
como mierda, fui capaz de levantarme. Estaba seguro que hubiese sido un excelente
video si alguien hubiese estado allí para filmarlo. Me pregunté cuán peor se sentiría
si no hubiera ganado. Consideré llamar al otro tipo y preguntarle.
Cojeé hacia el pasillo, cada paso una agonía. Pasé la habitación de Emmi
camino al baño y estuve tentado a golpear y decir buenos días. Sin embargo, era
temprano y, si no tenía clases hoy, quizás la molestaría. No la quería más enojada
conmigo de lo que ya estaba.
Solo quería ver su hermoso rostro.
Me quedé allí por un minuto, imaginando que podía oler el aroma fresco y
floral de su habitación, luego me forcé a seguir adelante y cojeé hacia el baño.
Cuando me miré al espejo, me di cuenta que mi rostro estaba incluso más feo ahora,
que recién golpeado anoche. No tenía uno, sino dos ojos negros y mis labios estaban
tan hinchados que parecía que acababa de ponerme inyecciones de silicona. Mi oreja
derecha estaba tan violeta que casi era negra y, no estaba seguro de cómo o por qué,
pero mi cuello lucía como si hubiera sido arañado por un gato enojado.
Alcancé el gabinete y tomé el Ibuprofeno. Saqué tres pastillas y luego decidí
tirar la precaución por la ventana y tomar cuatro en su lugar. Mi cabeza latía y lo
único que quería era volver a la cama. Sin embargo, le había dicho a Sam que iría
para nuestra sesión habitual y si no aparecía tendría que escucharlo regañarme.
Entonces, mi cabeza dolería de verdad. A veces era tan fastidioso como un viejo.
Esperaba que hoy no tuviera más planes además de hablar, porque incluso después
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del Ibuprofeno, estaba seguro que no me movería muy rápido.


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Me miré en el espejo una vez más y ahí fue cuando me golpeó… De pronto
recordé que le había dicho a Emmi que la amaba. Mierda. Tantos golpes en la cabeza
estaban haciendo difícil recordar las cosas. Lo dije sin pensar. Supongo que creí que
estaría bien, porque era verdad. La amaba. Lo cierto es que no pensé en absoluto.
Emmi tenía ese efecto en mí. Cuando estaba cerca solo sentía cosas. Supe eso por mi
incoherencia para hablar, probablemente pensó que estaba lleno de mierda y seguro
que por eso no se molestó siquiera en contestar.
No estaba jugando con ella.
Era la primera vez que podía admitir ese sentimiento por una chica.
En el pasado tuve algunas que fueron mis favoritas por distintas razones. Me
gustaban más cosas de ellas que solo el sexo, pero jamás sentí que estuviera
enamorándome de ninguna. No lo dije ni una vez, simplemente eran para llevarlas a
la cama. Ni siquiera me di cuenta hasta que entró en este baño anoche. Estuvo tan
enojada conmigo toda esta semana que no podía ni mirarme a los ojos, pero cuando
la necesité, estuvo allí. Atendió mis heridas como una enfermera de emergencias y
no mencionó el hecho que estaba enfadada… hasta que intenté llevarla a la cama.
Creo que era entendible. Es el epítome de todo lo que debía ser una mujer en mi
mente. Inteligente, divertida, fuerte, hermosa y súper sexi. Había algo sobre ella que
se metió bajo mi piel cuando entró por la puerta.
Suspiré cuando eché agua fría en mi rostro. Dicen que nadie es perfecto y sabía
que eso es verdad, pero Emmi era perfecta para mí. Sin embargo, lo arruiné
mostrándole mis sentimientos. Conocía a Emmi lo suficiente como para saber que
no era el tipo de chica que creería mis palabras fácilmente.
Subirme a mi camioneta fue un verdadero dolor, salir de ella fue una tortura.
Caí de bruces en el estacionamiento. Una señora que pasaba por allí debió creer que
estaba ebrio, porque hizo un amplio círculo rodeándome para llegar a su auto. Fue
vergonzoso y, el hecho de que ni siquiera preguntara si estaba bien, no hizo mucho
por mi fe en la naturaleza humana. Luché para levantarme y pasé una mano por mi
labio. Había sangre en ella. Debí abrirme la herida de nuevo. Cojeé dentro del
gimnasio, pasé a la recepcionista y a todos los hombres y mujeres en su ropa de
ejercicios, yendo hacia la oficina de Sam en la parte de atrás.
—¡Mierda! —Fue como Sam me saludó cuando entré a la habitación. Era
extraño que siguiera soltero, era suave con las palabras.
—Buenos días, Sam. ¿Cómo estás en este hermoso día soleado? —Leí en algún
lado que si actúas positivo, empezarías a sentirte así. De momento no estaba
funcionando.
—Eres un desastre, chico. Siéntate —dijo, como si no lo supiera ya. Me entregó
una servilleta y dijo—: Tu labio está sangrando.
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—Gracias.
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Limpié mi labio hasta que dejó de sangrar.


—Supongo que no vamos a entrenar o ejercitarnos hoy. Con solo mirarte sé lo
que necesitamos trabajar. —Eso al menos fue un alivio.
—¿Y qué sería eso, rezar?
—Ganar sin ser golpeado hasta convertirte en un montón de carne de
hamburguesa.
Intenté sonreír, pero dolió demasiado.
—Eso sería genial —dije finalmente—. Pero, ¿no eres tú el que siempre está
diciendo que mi mejor defensa es un buen ataque? Debí haber hecho una buena
ofensiva o no habría ganado la pelea.
—Cierto, pero tienes que admitirlo, estuvo cerca. Malditamente cerca. Los
movimientos defensivos bien hechos cansarán a tu rival mientras mantienes tu
bonito rostro intacto al mismo tiempo. Es mi culpa que pasemos tanto tiempo en la
ofensiva. Cuando te sientas mejor haremos más ejercicios de deslizamiento de
cuerda y trabajaremos con el saco.
Gemí, odiaba los deslizamientos de cuerda y Sam lo sabía. Solíamos hacerlos
mucho, pero descubrí maneras de librarme de ellos y hacer que me diera algo
divertido en su lugar. Por lo visto hice un buen trabajo porque parecía pensar que
fue idea suya.
El deslizamiento de cuerda era noventa por ciento mecerse y zigzaguear. Sam
colgaría una soga del techo, lo suficientemente larga para alcanzar mi hombro.
Luego me movería y zigzaguearía bajo la cuerda. Cada vez que me moviera, diría
“ahora rózala”. Y tendría que moverme hacia atrás y dejar que la cuerda rozara mi
hombro. Pasaría dos horas yendo de lado a lado y adelante y atrás, en la incómoda
postura de cuclillas.
El saco no era mucho mejor. Tenía esa vieja bolsa llena de arroz. Sam también
era divertido, otra razón por la cual me preguntaba por qué seguía soltero. Cada vez
que la usábamos, decía que si la carrera de entrenador no funcionaba, podría vivir un
mes del arroz por lo menos. Procedería a reírse y esperar que todos a su alrededor se
rieran como si nunca antes lo hubiesen escuchado.
Colgaría esa bolsa grande y pesada en medio del ring y la balancearía adelante y
atrás mientras movía mi cabeza intentando evitar que me golpee. Sam no la
balanceaba despacio, así que cuando me golpeaba, terminaba noqueado. Los odiaba,
pero sabía que tenía razón y, algunos días, también odiaba eso.
—Sí, está bien —le dije—. Lo que creas necesario.
Las siguientes dos horas hablamos de cuclillas, aterrizaje y una posición de
yoga llamada “Posición Cobra”. También quería usar bandas de estiramiento, lo cual
era como una cuerda elástica con muñequeras. Nunca había sido arrestado, pero lo
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comparaba con los grilletes que usaban los prisioneros en las películas y televisión.
Hacía cada movimiento más difícil y sabía que ese era el punto. No era un ejercicio
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agradable.
Mientras Sam seguía hablando sobre técnicas defensivas, hice lo mejor por
escuchar, pero mi mente volvía a la noche anterior y al rostro de Emmi cuando le
dije que la amaba. Estaba intentando entender qué significaba la mirada que me dio.
Estar enamorado era una molestia casi tan grande como bajar de mi camioneta.
Probablemente creyó que lo decía por el dolor en mi cabeza tras ser usado como un
saco de boxeo por tres rounds. Estaba equivocada.
Todavía sentía que la amaba.
Enfoqué mi atención de vuelta en Sam. La siguiente pelea era en dos semanas,
y quería salir de esa con menos esfuerzo. Era importante para mí ganar. Me prometí
que cuando lo hiciera, esto habría acabado y podría usar mi cerebro para algo más
que no involucrara mi cabeza siendo golpeada. A la tierna edad de veintidós, estaba
comenzando a pensar que estaba muy viejo para esta mierda.

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Página
Tres
Emmi

—¿Es ese un nuevo traje de baño? —le pregunté a Zoe, quien estaba
obviamente tratando muy duro para que lo notara, ya que lo agitó antes de
empacarlo en su bolsa de playa.
Íbamos a pasar el rato en el agua durante el día. Tenía la esperanza que aclarara
mi cabeza y ayudara a dejar de obsesionarme con las tres pequeñas palabras que
Braxton dijo en voz alta. Con esperanza, pero lo dudaba. Ya había pasado casi una
semana y aún tenía problemas para pensar en algo más.
—¡Sí! Gasté todo el dinero que mis padres me enviaron este mes. —Lo levantó
y dijo—: ¿Qué piensas? —Era de color rosa oscuro y tenía pequeñas tablas de surf en
él. Se vería bien con su color. Casi todo lo hacía.
Acababa de decirme que gastó todo su dinero. Incluso si lo odiaba, lo cual no
hacía, por supuesto iba a decir que me encantó.
—Me encanta —dije.
Satisfecha, sonrió y lo metió dentro de la bolsa.
—¿Cuál estás llevando?
—Mi viejo recurso, el bikini azul.
—Oh, ese es lindo —dijo.
Podía decir que solo estaba siendo amable. Era un bonito bikini y había gastado
una pequeña fortuna en él cuando era nuevo. Ya lo había usado durante algunos
veranos.
—Sé que es un modelo del año pasado… —Levantó una ceja—. Está bien, del
año anterior a ese. Pero aquí nadie excepto tú me conocía el año pasado, o el
antepasado, así que creo que estoy a salvo. De todas formas, no tengo un subsidio
para gastar en bikinis. Estoy poniendo cada centavo que gano de las fotos que vendo
para el periódico en el equipo que tanto necesito. —Mis padres estaban pagando por
mis gastos de estudio y de vida, sabía que era difícil y no iba a pedirles nada más allá
de eso.
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—Lo sé —dijo—. Últimamente estás tomándote esta cosa de la fotografía


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bastante en serio, ¿eh?


—Sí, no es diferente a la preparatoria. Braxton y yo estábamos hablando de que
debería especializarme y sugirió que debería ir por fotografía y tal vez empezar mi
propio negocio. Cuanto más lo pienso, más emocionada me siento. Es inteligente
acerca de los negocios y las finanzas, ¿quién habría sabido? Así que cambié mi
especialidad y Sarah me está usando mucho más en el periódico, por lo que también
estoy obteniendo mucha experiencia.
—Wow, ni siquiera sabía que tú y Braxton se estaban hablando de nuevo.
Por su puesto que esa era la única parte de la conversación que Zoe había
detectado. La amaba con todo mi corazón, pero provenía de una familia con dinero y
su padre era dueño de su propio negocio en el que ella planea trabajar cuando
terminara la escuela. Qué hacer con su vida, cómo mantenerse y tener una familia
algún día, no era una consideración importante para ella, al menos no todavía.
También podía decir por la forma en que lo dijo que estaba irritada por no tenerla
informada.
—Oh, bueno, en realidad no.
La verdad era que una vez más lo estaba evitando como la peste. Le había
estado ayudando a cambiar sus vendajes un par de veces y estar tan cerca de él con el
elefante en la habitación era agotador.
—El día que fue conmigo para tomar fotos de la nueva pista fue cuando
tuvimos esa conversación. Pero…
Zoe dejó la blusa que estada doblando y me haló para que me sentara a su lado
en la cama.
—¿Pero, qué? Sabía que había más que eso… Escúpelo.
Me reí por su entrometimiento y entonces sonreí. Sin importar cuál fuera la
situación, su tontería siempre podía hacerme sonreír.
—La noche de su gran pelea, a la que no fui… llegó a casa realmente golpeado.
Lo encontré en el baño tratando de curarse a sí mismo. Estaba haciendo un trabajo
terrible y no quería que sangrara por todas partes o se infectara, así que lo ayudé.
Hizo una mueca que me hizo saber que estaba segura que esas no eran las
únicas razones por la que lo había ayudado y luego dijo:
—¿Y?
—Y… me dijo que me ama.
—¿Qué? Oh, mi Dios, ¡Emmi! Totalmente lo has estado ocultando de mí. Eso
fue una maldita semana atrás.
—Lo siento. No lo escondí a propósito. Simplemente le he estado dando
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vueltas en mi cabeza desde entonces. Ni siquiera sé que decir al respecto. Me sigue


sorprendiendo. Ni siquiera he hablado con él sobre eso. De hecho, casi no he
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hablado con él en lo absoluto desde entonces.


—Bueno, no me sorprende.
—¿Qué me ame? —le pregunté tontamente.
Zoe me miró como si tuviera dos cabezas. Nunca fue de las que suavizaban el
golpe.
—No, no me sorprende que jugara esa carta. ¿De verdad, amor, Emmi? Este
tipo probablemente ha tenido su polla en doscientas chicas o más desde que
comenzó aquí. No tiene idea de lo que es el amor.
—Gracias por ponerlo tan delicadamente —le dije con risas. La risa era solo por
instinto de conservación, no pensaba que fuera divertido en lo absoluto. No estaba
segura por qué pensó que la necesitaba para recordarme con cuantas chicas había
estado.
—Lo siento, pero ya sabes lo que quiero decir. Solo no quiero que te enamores
por eso y termines haciéndote daño como lo hiciste con… —Se detuvo ahí. Entonces
debió sentirse mal, un poco.
Desde el día que lo atrapé engañándome, Zoe rara vez decía su nombre en voz
alta. Cuando lo hacía, me acordaba de lord Voldemort en las novelas de Harry Potter
y cuando lo llamaban “El que no debe ser nombrado”.
—¿Al igual que lo hice con Trent? —terminé por ella. No quería que le diera
ese tipo de poder—. Lo sé Zoe, no creas que mi mente no fue allí tan pronto como
las palabras salieron de la boca de Braxton. Ya sabes, no soy totalmente ingenua.
—Entonces —preguntó Zoe—. ¿Qué le vas a decir? Tarde o temprano tienes
que hablar con él. ¿Lo amas?
—No, no estoy enamorada de él… o no lo creo, al menos. Es por eso que he
estado posponiendo hablarlo. Es una cosa difícil decírselo a alguien después que se
exponen de esa manera. Sé que se preocupa por mí. Mira lo que hizo con Trent esa
noche. —Sabía lo que iba a decir respecto a eso, así que hablé más rápido—. Está
bien, no debería haberlo golpeado, definitivamente esa no era la forma correcta de
manejarlo y por eso he estado tan enojada con él. Pero, creo que tenía buenas
intenciones. Pensaba que me estaba protegiendo. —Zoe puso sus ojos en blanco—.
¿Qué?
—Está haciendo la cosa de hombre de las cavernas contigo. Tú mujer, yo
hombre, te protegeré por lo tanto tengo que amarte. Cuidado, te arrastrará por el
cabello pronto.
—Estás loca, Zoe.
—Lo digo en serio. Te está absorbiendo Emmi, lo puedo ver en tus ojos.
Quieres decirle que también lo amas, ¿no?
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—No… te lo dije, me preocupo por él, mucho. Pero no, no estoy enamorada de
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él… ni siquiera estoy segura de estar saliendo o no. He perdido la pista de lo que
somos. Parece que hacemos más no hablando que de otra forma.
Escuché mi teléfono sonar. Era el sonido de un mensaje de texto, pero como
Zoe estaba ahí, no estaba preocupada acerca de comprobarlo de inmediato.
—Con toda seriedad, Emmi, puedo ver lo mucho que te preocupas por él.
Nunca había visto esta mirada en tus ojos antes cuando hablabas de un hombre
antes, ni siquiera el que no puede ser nombrado. Solo ten cuidado y no te enamores
por palabras lindas. Cualquier idiota puede decir las palabras. Hay que mostrarle a
alguien que lo amas. Tiene que hacerte sentir especial y cómo eres la chica más
importante en el mundo. Te mereces eso, lo creas o no.
—¿Qué te hace pensar que no creo eso? —le pregunté. Sabía lo que merezco o
todavía estaría con Trent.
—No he dicho que no lo creas, solo quería reafirmarlo. Eres inteligente,
hermosa y tienes mucho que dar en una relación. Pero, a veces… al menos hasta el
momento en las dos relaciones en la que te he visto, con la primera y Braxton, diste
más de lo que recibiste. Tu corazón es demasiado grande, no quiero verlo roto.
La abracé.
—Lo sé y aprecio tu aportación, como siempre. Sin embargo, tienes que dejar
de recordarme estas cosas.
—Simplemente no quiero que lo olvides.
—No lo voy a hacer.
Me levanté, agarré mi teléfono y leí el mensaje. Mi estómago dio un pequeño
vuelco.
—¿De quién es? —preguntó Zoe.
—Braxton —dije.
—¿Qué es lo que quiere?
Consideré no decirle, estaba segura que iba a tener algo que decir sobre ello
también. Sin embargo, sabía que no se detendría de molestarme si no lo hacía.
—Dice que él y su hermana se van a la casa de playa de su abuela mañana.
Quiere saber si quiero ir con ellos.
—Así que… ¿quieres? —preguntó.
Quería, pero no estaba segura si eso era bueno o malo.
—Podría ser divertido. Puedo pasar el día de hoy contigo y mañana con él… y
su hermana pequeña. Nos podría dar la oportunidad de hablar. De nuevo se está
poniendo muy incómodo en la casa. Necesitamos poner las cartas sobre la mesa y
acabar de una vez. Me sigo diciendo eso, pero luego las palabras simplemente no
salen.
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Página

—Humm, supongo que sería mejor así. Tendrás integrado una chaperona con
la pequeña hermana ahí —dijo.
—¿Qué te hace pensar que necesito una chaperona? —le pregunté.
Sonrió.
—Ni siquiera sabes si estas saliendo con é o no. Puedo ver en tus ojos y
escuchar en tu voz cuánto te gusta. Creo que necesitas hablar con él cuando otra
persona está por lo menos en el fondo. De esa forma, no serás hipnotizada por sus
hermosos, profundos y sexis ojos y caer en sus brazos mientras susurras con una voz
ronca y sexi que lo amaaaas…
Le tiré mi almohada en su cabeza.
—¡Cállate! —le dije, pero sabía que de cierta forma, tenía razón.

***
Zoe y yo fuimos al lugar cerca del agua, donde muchas otras personas de la
escuela iban. Estaba lleno y había un montón de barriles de cerveza y música a todo
volumen. La cerveza no me atraía, pero tenían una red de voleibol puesta y parecía
divertido. Estaba un poco incómoda en torno a todas estas personas. No quería
despojarme de mi ropa y quedarme en bikini, aunque no parecía molestarle a
muchas de las otras chicas, ni siquiera a Zoe. Solo permanecí en mi pantalón corto,
me quité mi camiseta y me quedé con la parte superior del bikini mientras que Zoe,
únicamente en su diminuto bikini, me arrastraba a jugar. A menudo me hubiera
gustado tener su confianza. También conocía a esta gente mucho mejor que yo, de
todas esas fiestas de hermandad a las que iba. Me llevó donde un chico iba a realizar
un saque.
—¡Hey, Dylan! ¿Emmi y yo podemos jugar?
Su amigo Dylan se volvió hacia nosotros y pasó sus ojos por mi cuerpo,
lentamente. Sentí como que bien podría haber estado desnuda. El nerviosismo y la
incomodidad se extendieron por todo mi cuerpo.
—Absolutamente, las dos están en mi equipo —dijo.
Dylan era de aspecto agradable. Llevaba un pantalón corto blanco y tenía esa
clase de cuerpo magro y musculoso, con el cabello rubio blanqueado por el sol que le
hacía parecer un surfista. También era como todos los otros chicos de nuestra
edad. Un pervertido. Me puso en posición, de modo que casi siempre iba a estar
directamente en frente de él y se chocaba contra mí, mucho. Hice todo lo posible
para evitarlo y, como de costumbre, Zoe se dio cuenta. Nunca se le escapaba algo.
—Dylan es bastante ardiente, ¿no te parece? —susurró cuando llegamos a estar
lo suficientemente cerca.
—Sí, luce bien —concordé.
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—Luce bien, infiernos. Me gustaría saltar sobre él aquí y salirme con la mía.
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Me reí y puse mis ojos en blanco. Ella también era una pervertida.
—Ve por él —le dije—. Estás soltera, él también, ¿no?
—Sí, rompió con su novia no hace mucho tiempo —dijo mientras arrojaba la
pelota sobre la red—. Creo que le gustas más sin embargo, no ha quitado los ojos de
tu trasero desde que llegamos aquí.
Nos movemos de nuevo y ahora estaba detrás de Zoe y al lado de Dylan. El
balón se acercó a nosotros, me hice a un lado y le dejé conseguirlo, así no tenía una
excusa para toparse conmigo otra vez.
—Deberías haber tenido esa —dijo en broma.
—Lo hubiera hecho —le dije—. Pero alguien es un acaparador de pelotas.
Se rió.
—Es cierto —dijo. Luego sus ojos recorrieron mi cuerpo hasta que se
detuvieron en mi mitad inferior—. Es increíble que ni siquiera pueda concentrarme
en nada más contigo luciendo así.
Sentí que me sonrojaba. Este hombre me coqueteaba descaradamente. ¿Qué
iba a hacer? Decidí ir con la rutina de ignorar sus comentarios y actuar como
tonta. Parecía estar funcionando con Braxton. Dylan no dejó de estar demasiado
cerca y rozarse contra mí, sin embargo. Para el momento en que el juego hubo
terminado, estaba quemada y lista para darme un baño.
Zoe y yo fuimos abajo y nos metimos en el agua.
—Así que, dime algo.
Suspiré, tuve la sensación que sabía lo que venía.
—¿Qué? —le pregunté de todos modos.
—¿Vas a dejar que Braxton arruine tus posibilidades de tener una verdadera
relación con un chico para siempre, o será hasta que se gradúe este año y se traslade
al mundo real para salirse con la suya con todas las mujeres allí? Dylan, obviamente,
está coqueteándote. ¿Por qué no cedes y ves a dónde va? ¿A menos que sí “ames” a
Braxton?
—¡Braxton no está arruinando mis posibilidades en nada y deja de decir la
palabra con “A”! El hecho que no responda a cada pervertido que se presiona contra
mí no significa nada. Ese tipo no me está mirando como si tuviera algo más que una
aventura de una noche en su mente, confía en mí.
—Estuvo con su novia por tres años. Se separaron porque lo engañó. Tengo la
sensación que Dylan es un hombre bastante fiel, así que no le juzgues. Obviamente,
te encuentra atractiva. Eso debería ser halagador. También es guapo y creo que viene
de una familia adinerada. Tiene una especialización en pre-medicina, está planeando
19

ir a la escuela de medicina el próximo año, por lo que es muy inteligente también. Lo


tiene todo, Emmi. ¿Por qué no al menos exploras una oportunidad como esa?
Página

—Wow, definitivamente sabes todo sobre él —le dije, evitando la pregunta.


No sabía cómo responderle. La verdad era que no me conocía muy bien a mí
misma. Por un lado, no estaba acostumbrada a los chicos más calientes en la escuela
coqueteándome. Los chicos en la escuela secundaria sabían que estaba con Trent,
además que todos pensaban que era un poco extraña, lo que era cierto,
supongo. ¿Me estaba frenando debido Braxton?
Estaba permitiendo que Zoe me afectara.
—Su ex novia está en mi hermandad. Así que responde mi pregunta, Emmi…
¿qué te detiene?
Suspiré y dije:
—Braxton y yo como que habíamos empezado a salir antes que la cosa con
Trent sucediera. Se supone que era exclusivo. ¿No debería resolver eso antes de ir en
busca de otro chico con el que involucrarme?
—Sí, deberías hacerlo —dijo, sonando decepcionada al respecto—. Eso
significa que necesitas hablar con él; sin embargo, Emmi, hazlo pronto antes que
dejes pasar otras oportunidades. —Tenía la clara sensación que Zoe ya había dado
por perdido que Braxton y yo alguna vez tuviéramos una relación real, sin importar
lo mucho que esperaba que cambiara de parecer. Luego dijo—: Pero, sobre todo,
antes de hacer eso necesitas averiguar qué sientes por él. Veo mucho más
sentimiento en tus ojos cuando hablas de él de lo quieres admitir.
—Uf… no sé. Desearía que simplemente hubiese dejado las cosas como estaban
y así seguir pasando un buen rato. Creo que habría superado eso de estar enojada
con él y las cosas podrían haber ido de nuevo a la forma en que estaban. Que dijera
que me amaba solo lo hizo… mucho más complicado.
—Necesitas descomplicarlo, Emmi. Averigua lo que quieres, lo que te va a
hacer feliz y deja de preocuparte tanto por los demás.
—¿Así que estás admitiendo que no importa lo que piensas? —le pregunté, mis
ojos abriéndose como platos.
—Sí, Emmi.
De repente sentí que alguien me agarraba por detrás y mis pies cedieron de
debajo de mí en el agua poco profunda. Caí hacia atrás y pronto fui alzada de nuevo
en los hombros de Dylan. Tenía sus brazos alrededor de mis piernas.
—¿Qué estás haciendo? —Miré hacia abajo y le pregunté. Él estaba sonriendo.
—Peleas de brazos —dijo. Repentinamente me hallaba frente a Zoe en los
hombros de un jugador de fútbol enorme llamado Zack.
Ella sonrió.
20

—Por hoy, Emmi, simplemente relájate y pasa un buen rato.


Página
Tenía razón, me encontraba demasiado tensa. Tuvimos nuestras peleas de
brazos y Dylan y yo ganamos. Cuando me estaba secando, me trajo una “cerveza de
celebración”.
—Gracias, pero no bebo mucho.
—¿En serio? Eso es genial. No bebo mucho tampoco, pero la mayoría de las
chicas de por aquí son fiesteras. Supuse que lo eras también. Escuché un rumor de
que te enredaste con Braxton durante un tiempo. No suele ir por las chicas
tranquilas.
De repente me pregunté si era por eso que me había estado desnudando con la
mirada todo el día. ¿Pensaba que era fácil porque había oído que estaba con
Braxton?
—¿Quién te dijo eso? —le pregunté. Pudo notar, por la mirada en mi rostro,
que tal vez había cometido un error al traerlo a colación.
—Lo siento, no fue mi intención decirlo de esa manera. Fue mi manera
estúpida de tratar de averiguar si tenías un novio. Acababa de ver una foto de hace
un tiempo atrás de ustedes besándose en una de sus peleas. Les pregunté a algunas
personas acerca de ti hasta que averigüé quién eras.
Me sonrojé de nuevo.
—Me besó, no al revés —protesté demasiado rápido.
—Bueno, ¿si no lo estabas besando de vuelta y ustedes dos no están juntos,
entonces quizás tengo una oportunidad?
—Dylan, no estoy realmente buscando nada en este momento. Mi vida es un
poco complicada… —Sonaba como algo salido de una estúpida película
dramática. Me miró con sus lindos ojos de color verde oscuro y sonrió.
—Está bien, entonces qué tal esto, te voy a dar mi número y si las cosas alguna
vez quedan sin complicaciones, me llamas, ¿de acuerdo?
Era un buen tipo como Zoe había dicho. Le devolví la sonrisa y, sabiendo que
probablemente nunca lo llamaré, dije:
—Está bien, seguro.
—Déjame ver tu teléfono —dijo—. Voy a ponerlo.
Le entregué mi teléfono y se me acercó más mientras escribía su nombre y
número en los contactos. Me estaba entregando el teléfono de nuevo y nuestras
manos se tocaron cuando vi un flash. Fue Sarah, había estado tomando fotos
alrededor de todo el día. No había pensado en nada de eso, hasta ahora.
Le agradecí a Dylan y me acerqué a donde estaba Sarah.
21

—Hola.
Página

—Hola, Emmi —dijo con su habitual sonrisa dulce.


—No vas a poner estas imágenes en el periódico, ¿verdad?
—Estaba pensando en ello —dijo—. Querían hacer un artículo sobre los chicos
teniendo un poco de diversión inocente. Pensé que si editaba los barriles de cerveza,
estas fotos funcionarían bien para eso.
—Oh, ¿puedo pedirte un favor?
—¿Qué cosa, Emmi?
—¿Me puedes editar fuera de ellas? Estoy mucho más cómoda detrás de la
cámara que delante ella.
—Mira —dijo, mostrándome la que había tomado de mí y Dylan—. Creo que
salió bien.
—Está bien, eres una gran fotógrafa. Solo que me gusta mantener mi vida
privada —le expliqué.
—¿Como el hecho que tú y Braxton están durmiendo juntos? —dijo. Vi algo en
sus ojos que nunca estuvo allí antes. Era como si estuviera enojada conmigo por
alguna razón.
—¿Quién te dijo eso? —le dije.
Por Dios, parecía que mientras más trataba de mantenerme fuera de las
fábricas de rumores, más me arrastraba adentro.
—Oh, por favor, Emmi —dijo con sarcasmo, poniendo sus ojos en blanco.
Nunca había visto a Sarah actuar de esta manera antes. Solía ser tan madura y…
profesional—. Vives con el jugador más grande en el campus, todo el mundo vio la
foto de él besándote esa noche… Muchas chicas han estado allí.
No me gustaba a dónde iba con esto, así que solo le dije:
—Braxton y yo no estamos juntos, Sarah. Pero volvamos a las imágenes, ¿puedo
confiar en que no publicarás fotos de mí… por favor?
—Claro, Emmi, no hay problema —dijo.
Le creí, sabía que tenía integridad en el poco tiempo que había trabajado con
ella, pero todavía tenía la sensación que era más que eso. Lo dejé pasar, sin embargo,
feliz de que hubiera aceptado.
—Gracias, Sarah.
El resto de la tarde la pasé nadando y estando cerca de la barbacoa. Zoe y yo
nos fuimos antes de la hoguera. Ella tenía planes con Mike, con quien no estaba
segura si quería reconciliarse o no. Las dos éramos unos completos desastres.
22
Página
Braxton

Estaba incontrolablemente nervioso cuando desperté el día que Emmi, Callie y


yo iríamos a la playa. Era ridículo, no era como si fuera una primera cita. Emmi y yo
habíamos estado tonteando por semanas, antes que pateara el trasero de su
lamentable ex novio y se enojara. Le dije que lo sentía y en verdad lo hacía. Tenía
razón, no debería ir golpeando personas cada vez que me molestaran. Normalmente
era mejor en alejarme; pero cuando escuché al tipo insultándola, lo vi tocándola…
simplemente enloquecí. Si pudiera sentir mi interior y ver cómo me siento por ella,
entendería. Mi objetivo era probarle que la amaba. El problema era que en realidad
no sabía cómo hacerlo, todo era muy nuevo para mí.
Cuando finalmente saqué el trasero de la cama, encontré a Emmi en la cocina.
Estaba empacando nuestra comida y tentempiés para el viaje a la playa.
Hola saludé. No tienes que hacer eso. La abuela mantiene la casa bien
abastecida.
Oh, está bien —comentó, luciendo avergonzada.
Mierda. La hice sentir estúpida por hacer algo lindo. ¡Buen comienzo en
mostrarle que la amas, imbécil!
Sin embargo, está bien. Mi abuela probablemente solo tiene mierda
saludable en la casa. Preferiría tener uno de tus famosos sándwiches PB y J.
Le mostré una sonrisa. Mi rostro estaba sanando y ya no dolía sonreír. Esperaba
lucir un poco menos atemorizante ahora.
Devolvió la sonrisa, ese era un buen signo.
―Gracias ―respondió. Pero solo estás siendo agradable. Comeremos lo que
tu abuela haya dejado. ¿Recogeremos a tu hermana?
Si contesté. Miré el reloj y me di cuenta que ya eran más de las nueve.
Mierda, no me di cuenta que era tan tarde. Me enviará un mensaje en cualquier
momento para averiguar dónde estoy.
Vayámonos entonces declaró con otra sonrisa.
23

Maldición, era hermosa. La amaba… lo creyera ella o no. Así fuera lo último que
Página

hiciese, debía convencerla.


No hablamos mucho de camino a recoger a Callie. Habían pasado casi dos
semanas desde que tuvimos una verdadera conversación, lo extrañaba. Casi había
llegado al punto donde amaba hablar con ella sobre cosas cotidianas, casi tanto
como amaba tener sexo… Casi. También extrañaba eso, mucho. Estaba en el punto
de frustración sexual. Era tan malo, que hasta cuando me ayudaba a cambiar mis
vendas, apenas podía respirar.
No iba a dormir con otra chica solo para aliviarme.
Callie esperaba fuera cuando llegamos a la casa. Emmi nunca había visto donde
vivíamos, pero nunca juzgaba; así que no me avergonzó que la viera, como quizás lo
hubiera hecho con otra persona.
O papá estaba despierto y Callie sabía que no quería verlo, o temía que lo
despertara y ella no quería verlo. De cualquier modo, me alegraba que esperara
fuera.
¡Hola, chiquilla! grité, mientras tiraba su mochila atrás y subía.
Fue bueno porque forzó a Emmi a deslizarse junto a mí. Podía sentir el calor de
su delicioso muslo contra el mío y ¡Dios!, quería poner mi mano en él. Quería frotar
mi palma por la suave cara externa de su muslo, luego moverla a lo largo del interior
y deslizar mis dedos bajo ese pantalón corto y…
No me llames así exigió Callie, interrumpiendo mis pensamientos
sexuales. No tengo doce.
Emmi, ¿recuerdas a mi hermana? ¿La chica con carácter?
Hola Callie saludó.
Hola, Emmi, es bueno verte otra vez.
A ti también.
Eran terriblemente amables entre ellas. De pronto, era como un club de chicas
en una camioneta. Hablaron y rieron, más que nada a mis expensas. Era bueno que
se llevaran bien, pero tenía que admitir que estaba un poco celoso. Quería la
atención de Emmi, mucho.
Tu rostro luce… casi normal otra vez valoró Callie después de un rato.
Gracias, creo.
Sabes lo que quiero decir explicó. Los ojos negros casi se han ido y los
cortes sanaron bastante bien.
Callie había venido unos días después de mi última pelea. Estaba actuando algo
cruel justo ahora, pero ese día me había dado un sermón y regañado. Incluso
recurrió a las lágrimas para evitar que lo hiciera otra vez. Odiaba cuando hacía eso.
24

Había algo sobre una mujer llorando que me hacía hacer cualquier cosa para que se
detuviera.
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Tiene razón añadió Emmi. Luce mucho mejor. Serás capaz de volver a tu
carrera de modelo en cualquier momento.
Callie rió.
Oh, apuesto que el teléfono está lleno de ofertas para eso se mofó.
Emmi también rió.
¿Qué? reclamé. ¿Ninguna cree que sea lo suficientemente caliente para
ser modelo?
Pero ambas ignoraban que, en realidad, había tenido ofertas.
Qué asco, no pienso en Braxton y caliente en la misma oración… nunca
recalcó Callie.
Emmi no dijo nada, solo levantó una ceja y sonrió.
No estaba seguro de cómo interpretar su mirada, pero si tuviera que apostar
diría que al menos una persona en el camión pensaba que era sexi… Además de mí,
por supuesto.
Estacionamos cerca de la pequeña casa de mi abuela. Hacía calor afuera y no
podía esperar a meterme en el agua, ya que solo sería cuestión de minutos antes que
comenzara a sudar.
Tomé las sillas de la parte de atrás de la camioneta.
Nademos por un rato y luego te mostraremos la casa, Emmi, ¿está bien? le
comenté a las chicas.
Seguro declaró Emmi.
Callie no me respondió, pero caminó hacia el árbol donde siempre dejábamos
nuestras cosas y ya estaba quedándose en su traje de baño. Me alegraba ver que
usaba un traje de baño de una pieza. El año pasado trajo un bikini que amenacé con
quemar. Todos los hombres entre doce y cuarenta en la playa la estaban mirando ese
día. Fue la primera vez que se volvió completamente obvio que mi hermanita ya no
tenía doce años. No estaba contento con eso.
Miré a Emmi mientras se dirigía hacia donde estaba Callie y me encontré
deseando lo opuesto con ella. En verdad deseaba que estuviera usando un bikini… un
de tanga. Había pasado mucho tiempo desde que vi su cuerpo… mucho más desde
que lo había tocado. Mantener mis manos para mí iba a ser difícil, pero al menos mis
ojos podrían tener algo de diversión.
Coloqué una de las sillas, que tenía una sombrilla en la parte de arriba, y me
dejé caer en ella. Por supuesto, las listillas tenían que hacer comentarios sobre ello.
Luces muy lindo con tu pequeña sombrilla aseguró Emmi con una risa.
25

No quiere que su bonita piel blanca se queme bromeó Callie.


Página
Tengo otra pelea en dos días. El sol quema toda mi energía. Voy a necesitarla
el viernes por la noche.
Vi algo cambiar en los ojos de Emmi y Callie cuando mencioné la pelea. Para su
crédito, ninguna de las dos dijo nada.
Emmi se quitó su camiseta y olvidé qué estaba pensando. Mierda, olvidé mi
propio nombre. Desabotonó su pantalón corto y se lo quitó lentamente. Tenía un
bikini azul claro que combinaba con sus hermosos ojos. No era un bikini tanga, pero
solo cubría la mitad de su encantador culo. No pude evitar que mi corazón se
estrellara contra mi pecho a toda velocidad.
Supongo que estaba escrito en todo mi rostro porque mi hermana, a quien no
se le pasa nada, dijo:
Cierra la boca, ¿nunca antes has visto una mujer en bikini?
En mi defensa, ella empezó.
Ninguna que luzca así admití y dejé salir un fuerte silbido.
Emmi se dio la vuelta, ruborizada.
Basta, la estas avergonzando concluyó Callie, todavía intentando defender
a su nueva amiga.
No es mi culpa que luzca tan bien. Tengo que estar ciego para no notarlo.
Qué asco, Braxton eres un perro en celo aseveró Callie. Detente, o
consigue una habitación o algo. Voy a entrar. ¿Vienes, Emmi?
Emmi le sonrió.
Sí, enseguida iré contestó.
Callie corrió hacia el agua. Emmi me miró con esos cautivadores ojos y me
regañó:
No deberías hablar así frente a tu hermana.
Me levanté y caminé hacia ella. Olía bien, como el pasillo de flores en el
supermercado. Quería enterrar el rostro en su cuello y respirar su esencia.
Me detendré, si accedes a estar conmigo. Así podremos hablar en privado
susurré. Esperando sonar lo suficientemente encantador para obtener una
respuesta de ella.
Las cosas que normalmente funcionaban con otras chicas, no siempre lo hacían
con Emmi. También se estaba volviendo una experta en ignorar las cosas que no
quería responder.
En lugar de contestar, dijo de pronto:
26

Voy a sacar mi cámara de la camioneta. Este lugar es hermoso, quiero tomar


Página

algunas fotos.
La observé caminar por la arena para traer la cámara. Mis palmas ansiosas por
agarrar su dulce culo mientras se balanceaba…
¿Vas a entrar en el agua? preguntó, mientras paseaba con su cámara al
cuello.
Suspiré, intentando poner mis pensamientos lascivos bajo control. El agua fría
me haría muy bien ahora. Ser un chico apestaba a veces.
Respiré profundamente y decidí que iba a intentar tener un día normal por una
vez. Emmi y yo tuvimos algunos de esos antes que las cosas se volvieran extrañas.
Antes que golpeara a su novio y dijera tres estúpidas palabras que podían cambiar la
vida de alguien. Solo iba a intentar dejar ir todo por hoy y tener un día bueno y
divertido.

27
Página
Emmi

Braxton se quitó la camisa y se dirigió hacia el agua. Traté de mantener mi


rostro neutro, mientras veía los músculos de su pecho ondular bajo el sol. Hablando
de calor... esperé hasta que se alejó y tomé una foto de su espalda con el agua como
fondo.
Su hermana iba entrando de puntillas y no tenía ni siquiera que verle la
expresión para saber lo que tenía en mente. Echó a correr y la derribó, haciéndola
tropezar y caer en el agua. No fue tan duro como para hacerle daño, pero la derribó
bastante bien. Seguí tomando fotos de ellos mientras ella gritaba; se levantó, lo
persiguió y lucharon juguetonamente por un tiempo. Era lindo y, en contra de mi
mejor juicio, mi corazón se enternecía por él un poco más. Tenía un montón de
diferentes capas, más de las que la mayoría de personas le daban el crédito
correspondiente. Pensé que era la manera en que lo quería, como tratar de ocultar el
hecho de que era prácticamente un genio. Estaba tratando de ocultar todo lo que
diera a pensar de él como un "nerd" en la escuela secundaria. Había comenzado
como un plan para tener sexo con tantas mujeres como pudiese. A menudo me
preguntaba si esa persona había llegado a arraigarse tan profundamente en él, que
iba a tener un tiempo difícil al dejarlo ir algún día.
Callie en un momento se puso de pie y, mientras estaba mirando a lo lejos a un
barco o algo así, un chico de su edad caminaba por la playa casi al mismo tiempo. La
playa estaba más llena ahora llegado el final de la mañana. Una gran cantidad de
familias con niños y un montón de adolescentes habían comenzado a llegar. El
adolescente bonito le prestó atención a pesar que ni siquiera Callie estaba mirando.
Se detuvo y miró fijamente, probablemente tratando de pensar en cómo ir a hablar
con ella. No iba a ser el momento del pobre chico bajo el sol, sin embargo.
Braxton lo vio mirando y le dijo:
—¡Oye, Opie! Sigue moviéndote.
Callie levantó la vista cuando el joven mortificado se alejó del tipo loco
musculoso. Cogió un pedazo de algas y se lo tiró. Le golpeó en la cabeza.
—Ocúpate de tus asuntos —le dijo ella.
28

—Tú eres mi asunto —dijo—. Hasta que tengas dieciocho años.


Página

—Oh, por favor, no eres mi padre.


Braxton se rió.
—Gracias a Dios —dijo—. Eso es un pensamiento aterrador en muchos niveles.
—Se sacudió las algas del cabello y me miró—. Emmi, ven.
—Sí, Emmi, por favor ven y distráelo para que pueda salir con algunos de estos
chicos calientes que caminan por aquí.
Callie le sacó la lengua y la expresión del rostro de Braxton era clásica. Me di
cuenta que solo estaba jugando con él, pero su comentario tuvo el efecto deseado.
Supongo que nadie sabía mejor que un hombre que pensaba en sexo cada treinta
segundos, lo que un hombre estaba pensando cuando miraba a su hermana pequeña.
Las madres, hermanas y sobrinas, todas estaban fuera de los límites. Puse mi cámara
junto al resto de nuestras cosas y poco a poco fui al agua. Braxton me miraba con sus
ojos llenos de sexo. Podía sentir mi cuerpo reaccionar. Mi mente estaba llamando a
mi cuerpo traidor, pero no estaba exactamente vacía de pensamientos carnales. Me
metí en el agua fría hasta arriba, por lo que si veía que mis pezones se ponían duros
no pensaría que era por él.
Nadamos y pasamos el tiempo. Callie vio a algunas personas que conocía, fue
al otro lado y pasó el rato con ellos. Era una tontería, pero estaba nerviosa mientras
no estaba. Debería haber tenido la oportunidad de hablar con Braxton después de
esta cosa del "amor", pero no me atrevía a hacerlo. Estábamos teniendo un gran día y
no quería romper el hechizo. Para su bien, a pesar que me estaba dando algunas
miradas ardientes, Braxton estaba manteniendo su distancia, incluso cuando Callie
se había ido. Empezó a hablarme de su próxima pelea y lo importante que era para él
ganar, mientras nosotros flotamos de espalda en el agua. Por un momento fue como
en los viejos tiempos.
—Me gustaría pensar que después de la última pelea estarías un poco nervioso
por volver al ring.
—Siempre tienes esa sensación antes de ir, esa pequeña voz en tu cabeza que
dice: ¿Realmente quiero hacer esto? Pero tu confianza se entromete y se hace cargo.
Eso es en realidad por qué es tan importante tener confianza. Tienes que saber que
puedes ganar antes de entrar en la jaula, o nunca lo harás.
Sonreí y dije:
—Sí, una cosa que he notado sobre ti es que no estás carente en el
departamento confianza, en absoluto.
Él rió.
—Fue bien merecido, confía en mí.
—¿Qué quieres decir? ¿Recibiste muchas palizas al principio?
—No muchas —dijo, pero me di cuenta por la mirada en su rostro que era una
29

mentira—. Solo quiero decir que he recorrido un largo camino desde la escuela
Página

secundaria. Se podría pensar que me hace sonar engreído, pero estoy realmente
orgulloso por lo lejos que he llegado.
—No creo que suenes engreído —le dije, sinceramente—. Es bueno tener
confianza en ti mismo. He recorrido un largo camino desde la escuela secundaria
también, creo. Estoy segura que trabajaste duro por ello.
—Lo hice, has conocido a Sam, mi entrenador, ¿no? El tipo es una máquina y
espera que todos los demás lo seamos.
—No vas a seguir peleando cuando tengas la edad de Sam, ¿no? —le pregunté.
Sabía que no era mi asunto, pero odiaba pensar en él teniendo una paliza una
vez más y mucho menos por otros veinte años.
—No. Si todo va bien, tengo dos peleas más y luego todo terminó. Una vez que
me gradúe, puedo trabajar en iniciar mi negocio y enviar a Callie a la universidad.
Si amaba a su hermana de esa manera entonces tenía que ser capaz de
realmente amarme.
Callie regresó y sus bromas y tonterías se hicieron cargo de la conversación.
Esos pocos minutos de hablar con él me recordó lo mucho que lo había extrañado.
Fue divertido sentarme y verlos jugar uno con el otro. Era un buen hermano y sentía
que Callie era afortunada de contar con él. Estoy segura que tenerse entre ellos hizo
las cosas que habían pasado un poco menos devastadoras. Creo que ella también
pensaba que tenía suerte, no importa lo mucho que pudiera protestar si le
preguntara directamente.
Después de nadar un rato, Braxton dijo:
—Oye, traje mi pelota, ¿ustedes niñas quieren jugar?
—Claro —le dije. Estaba lista para salir del agua, ya que mis manos y pies
estaban empezando a arrugarse.
—Está bien —dijo Callie—. Pero espero que no estés tratando de impresionar a
Emmi. Va a descubrir que soy la atlética la familia.
Braxton no perdió el ritmo cuando dijo:
—Es verdad. De los dos, siempre has sido la más masculina.
Corrió a su camioneta en busca del balón y Callie y yo aprovechamos el tiempo
para secarnos.
Mientras lo hacíamos, me dijo:
—No puedes decirlo con solo mirarlo ahora, pero cualquier cosa que tenga que
ver con el deporte solía ser lo más alejado de su mente.
—Sí, me dijo que era más de... más estudioso en la escuela secundaria.
Se rió y dijo:
—Empollón es la palabra que estabas buscando.
30

Prescindí de mi camiseta, pero me puse mi pantalón corto de nuevo sobre mi


Página

bikini. Me sentía un poco acomplejada por correr en la playa con mis nalgas
colgando. Sobre todo porque Braxton ya me había silbado y me hizo sentir incómoda
una vez.
—Emmi, ve lejos —dijo, tirando hacia atrás el brazo que sostenía el balón. Puse
mis manos y dejó que la bola volara. Navegó por encima de mi cabeza y aterrizó
cerca de tres metros detrás de mí.
—¿Ves lo que quiero decir? —dijo Callie con una risa.
Braxton frunció el ceño y fui a buscar el balón. Silbó mientras me agachaba
para recogerla y dijo:
—Toma eso, lo hice a propósito para que poder ver cómo lo buscaba.
—Dios, eres repugnante —Callie gritó.
No le hice caso y lo lancé hacia Callie y antes de darme cuenta, teníamos un
juego en contra de Braxton. Él siguió por un minuto, corriendo hacia atrás y adelante
tratando de atraparla en el aire entre nosotras. Odiaba admitirlo, pero Callie estaba
en lo cierto: el fútbol, obviamente, no era lo suyo. Si la atrapaba, casi
inevitablemente la perdía de inmediato. Eso no le restaba puntos a su atractivo, sin
embargo. Tenía un montón de "cosas" que pudieras observar y, mientras corría
alrededor sin camisa en la playa, pude apreciar la mayoría de ellas.
—Está bien, ustedes dos, suficiente. Quiero jugar —dijo, casi como un niño
pequeño que estaba siendo dejado de lado.
Sintiéndome valiente sostuve el balón hacia afuera y le dije:
—Si lo quieres tanto, ven y consíguelo.
Sonrió y sabía que estaba en problemas. Corrió hacia mí, grité y lancé la pelota
a su hermana. Hizo caso omiso de ella, dejando que vuele a través de Callie. Me
agarró por la cintura y me llevó hasta la arena caliente.
—Bájate. —Reí, pero Dios, quería que hiciera todo lo contrario.
Había pasado demasiado tiempo desde que le dejé tocarme. Sus manos
estaban calientes en mi piel y su rostro estaba tan cerca que solo el ligero
movimiento de mi cabeza hubiera juntado nuestros labios. Me perdí el besarlo y
todo lo que mi cuerpo gritaba que hiciera ya. Braxton se detuvo de repente de
hacerme cosquillas y luego nos recostamos en la arena, mirándonos. Todo mi cuerpo
estaba temblando y sabía que tenía que sentirlo. Me preguntaba lo que estaba
pensando, pero estaba bastante segura que lo sabía, ya que podía sentirlo
presionando contra mi pierna.
—Ejem... no delante de los niños —dijo Callie.
Estaba súbitamente parada cerca y fue la distracción que necesitaba. Zoe tenía
razón, necesitaba chaperona. Avergonzada de lo cerca que estuve de ceder, lo
31

empujé fuera de mí y rodó sobre su espalda en la arena. Debió de darse cuenta


entonces que tenía una erección bastante obvia, porque de repente rodó sobre su
Página

estómago, descansando su cabeza sobre sus brazos cruzados.


Me eché a reír.
—Cállate —bromeó—. Me está dando hambre. ¿Ustedes dos quiere ir a la casa
y revisar los armarios de la abuela?
—Sí, me muero de hambre —dijo Callie.
—Claro, suena bien —le dije.
Callie se dirigió hacia la casa y la seguí. Estábamos a mitad de camino cuando
se dio la vuelta y dijo:
—Oye, Braxton, ¿vienes?
—En un momento —dijo.
—Es tan raro —dijo. Reí y estuve de acuerdo. Estaba bastante segura que sabía
lo que estaba esperando.
Cuando Braxton llegó a la casa, ya habíamos encontrado algo de carnes frías y
patatas fritas y estábamos haciendo sándwiches. Braxton nos trajo algunos refrescos
de la nevera y nos fuimos a la pequeña sala de mimbre decorada para comer.
—Esta es una casa muy linda —les dije—. ¿La utiliza su abuela mucho?
—Casi no viene aquí —dijo Callie—. Lo mantiene abastecido en el verano para
nosotros, pero dice que está haciéndose demasiado vieja para hacer el viaje. Envía a
su ama de llaves o enfermera o lo que sea, con las compras y las cosas. Realmente
debería venderla, pero no lo hace, porque dice que quiere que seamos capaces de
disfrutar de ella.
—Eso es bueno de su parte —le dije. Braxton y Callie intercambiaron una
mirada. Era una mirada de hermanos que no entendía.
Braxton finalmente dijo.
—Se siente culpable.
Ya que lo había traído a colación, no me sentía culpable de preguntar
demasiado.
—¿De qué?
—Porque no nos llevó lejos de papá cuando mamá murió. No fue su culpa sin
embargo. Todavía estaba trabajando en ese momento. Era una enfermera y trabajó
mucho. Tenía el corazón destrozado cuando mamá murió y nunca fue realmente
capaz de enfrentar a nuestro papá. No sé si has tenido el placer de conocerlo todavía,
pero es especial. —Podía escuchar la tristeza en la voz de Callie mientras trataba de
ser cruel y sarcástica sobre su padre. Tenía que ser duro para ellos dos. Decidí
cambiar de tema.
—¿Quiénes son? —le pregunté, levantando una foto de la mesa de café. Tenía
32

un marco de plata y era de un muchacho flaco y una niña con el cabello largo y
Página

rubio.
—Esos somos nosotros —dijo Callie.
Miré al chico de nuevo. No solo era flaco; el pobre hombre parecía casi
demacrado.
—No comías mucho en ese entonces, ¿eh? —le pregunté a Braxton con una
sonrisa. Miró a Callie, quien estaba sonriendo hacia él.
—Ella comió lo suficiente por los dos —dijo—. Casi no podía conseguir un
bocado.
Callie le sacó la lengua y se levantó del sofá.
—Espera hasta que vea estas —dijo ella, agarrando un álbum de fotos de la
estantería.
—Vamos, Callie, ella no quiere mirar aburridas viejas fotos de la familia.
—Claro que sí —le dije con una sonrisa—. Ya sabes cómo de interesada estoy
en la fotografía.
—¿En serio? —Callie me preguntó.
—Sí, acabo de cambiar mi especialidad al fotoperiodismo —le dije.
—Genial, me encanta tomar fotos —dijo—. De hecho, tomé la mayoría de ellas.
—Por lo cual la mayoría me muestran en situaciones embarazosas —dijo
Braxton.
Callie se rió entre dientes.
—El lado embarazoso nunca fue difícil de atrapar cuando mi hermano estaba
cerca —dijo.
—Voy a conseguir otra bebida —dijo Braxton.
Ya estábamos buscando en el álbum y ninguna de nosotras le respondimos.
Suspiró profundamente y todavía no le hicimos caso, por lo que se fue. Pasé a través
del álbum y observé cómo Braxton creció de un pequeño bebé gordito lindo a un
largo chico flaco con acné y gruesas gafas. Era adorable.
—Mi hermano era un gran idiota —dijo Callie con una risa.
—¡Puedo oírte! —Braxton gritó desde la cocina.
—Creo que eras lindo —le dije.
—Gracias —gritó entonces, todavía en la cocina.
—Ella dijo, “eras”. Creo que me concentraría en esa palabra, si fuera tú —le dijo
Callie.
—¡Realmente divertido, Callie!
Me mostró otras fotos que había tomado de la playa y puestas de sol y una de la
luna llena sobre el agua.
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—Son hermosas.
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—¿Eso crees? Me gustaba. —Parecía complacida con el cumplido de su trabajo.
Podía identificarme con eso. Me encantaba cuando a la gente le gustaban mis fotos.
Nunca he tenido un hijo, pero lo comparo con lo que debe ser tener uno y lucirlo.
Era una sensación agradable que alguien le gustase algo que he creado.
—Entonces, ¿qué marca es tu cámara? —Callie me preguntó.
La agarré de la mesa junto al sofá donde la había puesto y se la di. La sostuvo
con cautela y la miró.
—Es muy buena —me dijo.
—Sí, ahorré por un largo tiempo para comprarla —le dije—. Tu hermano no
era el único que era un empollón en la escuela. Estaba tan envuelta en mis clases de
actuación, obras de teatro y la fotografía que olvidé que estar en la escuela
secundaria se trataba de ser popular —le dije con una sonrisa.
Bajó la voz y dijo:
—No se lo digas a Braxton porque no voy a admitirlo delante de él, pero soy
parecida. Realmente no me importa ser una, me gusta más que ser una Barbie, creo.
Me da dinero cada vez que lo veo y me dice que compre ropa y cosas como todos los
demás. Nunca tuvo eso porque papá nunca tuvo un trabajo y jamás se llevaron bien
de todos modos. Nunca pudo hacerlo por su cuenta y parecía que papá quería
empujarlo a eso. Braxton ha cambiado mucho desde la escuela secundaria. Una vez
que empezó a ejercitarse era repentinamente este extraño. Casi no lo reconocí, hasta
su actitud cambió.
—¿Qué quieres decir? —le pregunté.
—Solo estaba tan lleno de sí mismo. Incluso era difícil hablar con él sobre
cualquier cosa que no lo implicara directamente. Quiero decir, todavía era siempre
bueno conmigo e hizo todo lo posible para asegurarse que siempre tuviera todo lo
que necesitaba, pero no estábamos tan cerca como estábamos antes. Son embargo,
ha sido mucho más fácil hablar con él desde que te mudaste... Diferente.
—¿Diferente cómo? —le pregunté, curiosa.
—Es más como solía ser. Hablamos de mí mucho más ahora y actúa como si se
preocupa de escuchar lo que realmente está pasando en mi vida. Todavía hay cosas
que no puedo hablar con él. Es un hermano mayor. ¿Lo viste con ese pobre chico en
la playa? Estoy casi contenta que ya no vive en casa, no conseguiría un novio. —
Sonrió y luego dijo—: Realmente le gustas, te lo puedo decir. Creo que eres buena
para él.
Sonreí de vuelta.
—¿Tienes un novio en este momento? —le pregunté.
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Me gustaba oírla decir que realmente le gustaba, pero estaba entrando a un


territorio peligroso con mis emociones, así que cambié de tema. Tenía miedo de
Página
seguir escuchando, cedería. Pero después de escuchar más de él, ceder no parecía tan
malo.
—He estado viendo a este chico... pero no lo hemos hecho oficial... —comenzó
a susurrar de nuevo, pero Braxton volvió a la habitación.
—Hey, sin susurros —dijo, en broma—. ¿Estaban hablando de mí?
Callie le arrojó un cojín del sofá y dijo:
—Eres el tema menos interesante que podríamos haber elegido.
Poniendo los ojos en blanco y lanzando la almohada de nuevo le dijo:
—Si ustedes dos terminaron de pasear por la acera de mi pasado sórdido ¿qué
tal si tomamos algunos bocadillos y vemos la puesta de sol?
Parecía avergonzado de mí mirando sus fotos antiguas.
—Podemos hablar más tarde —dijo Callie con un guiño—. Tengo un montón
de suciedad de él.
—Cállate —le dijo. Entonces me miró y dijo:
—No sabe nada y es una mentirosa patológica. —Lanzó una toalla de playa
para ella—. Vamos.
Salimos a la calle y pusimos nuestras toallas en la arena. El sol estaba
empezando a sumergirse en el océano y colorear de un tono naranja el agua. Era
increíblemente hermoso. Tuve que tomar unas cuantas fotos, no me pude resistir.
La noche era muy cálida y tranquila, nos echamos en las toallas y hablamos de
nada en particular por un tiempo y comimos patatas fritas y salsa. En poco tiempo,
Callie se había acostado con la cabeza hacia abajo y se quedó dormida.
—Está fuera, gracias a Dios. —Braxton bromeó.
Sonreí.
—Me gusta y piensa mucho en ti.
Me miró con sus cejas juntas.
—¿Cómo en el mundo puedes saber eso? Es un poco sabelotodo, pensé que
alguien que no nos conocía podría pensar que me odia.
—No lo sé de primera mano porque soy hija única, pero creo que es como
hermanos y hermanas muestran su amor, ¿me equivoco?
—Supongo —dijo, mirando a su hermana pequeña—. Es una buena niña a
pesar de lo que los adolescentes pasan. Como que me dan escalofríos.
Lo que dijo no importa; podía verlo en sus ojos. Estaba lleno de orgullo cuando
la miró y sabía que la amaba, de no ser así no se haría cargo de ella. Ojalá que
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pudiera ver lo que pensaba de mí en sus ojos con la misma facilidad. Le dije a Zoe
Página

que sabía que se preocupaba por mí y que gran parte era cierto. Pero ¿de verdad me
quiere o, como pensó Zoe, era solo otro juego?
Extendió la mano hacia mí y fácilmente caí en sus brazos. Me puso en su pecho
y terminamos viendo la puesta de sol. No creo que nunca había querido besar a
nadie tanto como quería darle un beso, pero no lo hice. Me contenté con lo bien que
se sentía con su brazo rodeándome y frotando mi hombro y mi cabeza contra él.
Todavía tenía que pensar seriamente sobre qué hacer antes de empezar a dejar que
mis labios tomen decisiones por mí.

36
Página
Braxton

Pocos días después del viaje a la playa, Emmi comenzó al menos a hablar
conmigo de nuevo. Estaba tratando de ir despacio con ella, pero las cosas estaban
volviéndose más normales, incluso compartimos algunas comidas juntos. Ella tenía
que venir a mí en su propio tiempo, pero era tan impaciente. Trataría de no forzarla;
porque si la asustaba y se alejaba, me odiaría completamente. Estaba asustada; de
eso me di cuenta cuando estábamos solos. Antes había sido herida y muy mal; por
desgracia, eso era lo que estaba esperando de mí. Todavía estaba tratando de
aguantar y demostrarle que esa no era mi intención. Nunca seré igual a ese tipo.
Era extraño para mí, pero ahora que sabía a ciencia cierta que estaba
enamorado de ella y solo la quería a ella, era más fácil esperar. Tenía una gran pelea,
y no podía darme el lujo de distraerme. No iba a ser utilizado como saco de boxeo en
esta ocasión. Mi cuerpo estaba casi completamente curado de la última pelea y tenía
la esperanza que permaneciera así. Tenía en mente todo lo que había entrenado con
Sam durante la semana.
Cuando llegué al almacén lo primero que Sam me pregunto fue:
—¿Está tu mente clara de todo, excepto de la pelea?
Me dejé tener una última visión de Emmi. Me la imaginé con su sedoso cabello
cayendo sobre su cuello largo y tocando su dulce pecho. Sus pezones, los que mi
boca estaba deseando probar. Vi su vientre suave y plano; dejé que mis ojos viajaran
hacia abajo llegando a cada muslo, uno a la vez. Les dejé viajar entre sus piernas,
lamiéndome los labios recordando su dulce sabor. Aparté esos pensamientos y
respiré profundamente. Mire a Sam a los ojos.
—Solo pienso en gana y mantener mi buen aspecto en el proceso.
—Bueno —dijo Sam—. El primero de ellos es sin duda posible, pero creo que es
demasiado tarde para el otro. No olvides todo lo que trabajamos. Bob, brazo y
patada. Bob, brazo y patada. Toma la delantera cuando salgas y mantenlo así.
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—Entendido —dije—. No voy a parecer carne de hamburguesa esta noche.


Página

Eché de menos mi bonito rostro por casi dos semanas después de la última pelea.
Sam rodó los ojos.
—Siempre y cuando funcione como motivación, para mí está bien.
Al momento que escuché mi nombre a través del parlante, corrí a la jaula con
Sam a mi lado. No miré a la derecha ni a la izquierda, no quería ver la multitud.
Tenía miedo de sorprenderme al verla; sabía que estaba aquí para tomar fotografías.
No me había dicho que iba a venir, pero me entrevistó al salir de la audiencia cuando
llegué por primera vez aquí. Si la volvía a ver, me distraería por completo. Mi cabeza
estaba en la pelea y tenía toda la intención de entrar dentro de los cuatro finalistas
Me introduje en la jaula, mientras Sam me daba otra charla y algunos consejos
más sobre cómo combatir sumisamente y aun así ganar. Me dijo que no hay
vergüenza en estar lejos del otro luchador en el juego, sobre todo si salía vencedor.
Me mantenía emocionado, estaba preparado para esto y la música fuerte y los
sonidos de la multitud en el fondo estaban excitándome. Me alimentaba de ello.
Cuando sonó la campana, fui al encuentro de mi oponente. Su nombre era Ernie
Vásquez y se hacía llamar “El Chico Tequila”. Era de Texas y estaba tan hambriento
de esto como yo. Lo pude ver en su rostro. También pude ver rastros de su última
pelea. Supongo que no fui el único que consiguió una paliza y aun así ganó.
El árbitro nos dio las indicaciones. Chocamos nuestros puños y volvimos a
nuestras esquinas para esperar el toque del timbre. El Chico Tequila parecía un poco
nervioso. Y eso podría ir en cualquier dirección, dependiendo de dónde ponía esa
energía. Cuando escuché la campana de nuevo, me moví hacia adelante, pero no fui
directamente hacia los golpes que estaba lanzando desde el inicio. En lugar de eso,
empecé a bailar como Sam me indicó. Moví los pies al ritmo de la música y me
agaché y esquivé, imaginando que las cuerdas estaban por encima de mi cabeza. Me
llegaba un puñetazo o una patada de vez en cuando. Nada espectacular por parte de
ninguno de nosotros, pero cuando sonó la campana indicando el final del primer
round, estaba libre de sangre. Tequila, por otro lado, estaba lidiando con un labio
partido. Me encontraba en camino a la ronda de los cuartos de final. Podía sentirlo.
La segunda ronda fue una gran cantidad de lo mismo. La multitud estaba
gritando por nosotros, estaban aquí para ver sangre y no les estábamos dando
exactamente eso. Me di cuenta que Tequila se estaba enojando y los golpes que
lanzaba venían a mí más fuerte y más rápido. Se estaba haciendo más difícil de
esquivar y me estaba cansando. Lo que me redimía era que también estaba cansado.
Aterrizaron algunos buenos puñetazos a un lado de mi cabeza, por suerte no era la
oreja que todavía estaba adolorida de la última pelea. Recibí un golpe en mi rodilla
afectada y empecé a caer al piso; podía escuchar a Sam gritarme en el fondo que
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“dejara de ser un marica” y volviera allí.


Página
Reuní todo en mí y seguí adelante, sabiendo que teníamos que estar a sólo
unos segundos de la campana. Cuando sonó, estaba sudoroso, agotado y un poco
sangriento; pero nada a comparación a la última pelea. Tequila estaba a punto de
caer por completo.
—Tienes esto, chico. Está cansado y puedo ver que la resolución que tenía en
sus ojos antes de la pelea ya no está. Entra allí y termina rápido esta ronda. Golpéalo
y derríbalo. Tienes el cuerpo superior a comparación con el de él. Le doy quince
segundos contigo encima antes que se rinda —dijo Sam.
Estaba asintiendo mientras me terminaba mi bebida energética. Mis ojos me
rogaban que les dejara buscar en la multitud solo una vez, rápidamente. Sólo querían
una pequeña mirada de Emmi y luego prometerían ser buenos. Me quedé duro;
tratando que mis ojos se quedaran en mi oponente y dejarlo como el único objetivo a
la vista.
La campana sonó y me fui con la visión de túnel. Éramos solo Tequila y yo; iba
a ser el único hombre de pie en la lona. Salió esquivando en esta ronda. Iba a darme
una probada de mi propia medicina. Estaba de acuerdo con eso, y sólo le seguiré la
corriente por un tiempo.
Cuando parecía que se estaba poniendo un poco lento de nuevo, fue mi
indicador de atención. Lancé mi puño con la palma hacia arriba; dándole un golpe
en la cabeza, con fuerza. Cuando todavía seguía sorprendido por eso, recargué mi
puño con la otra mano y lo golpeé en la barbilla, dejándole un corte profundo. Se
tambaleó hacia atrás, pero no cayó. Eso estaba bien, porque no había terminado
todavía. Hice una vuelta de ciento ochenta grados y levanté mi pierna cuando estaba
por detrás de él, capturándolo de lleno en la parte baja de su espalda. Con solo uno
cayó al suelo, rápido y duro.
Reaccioné de inmediato, dejándome caer a su lado; envolví mi brazo alrededor
de su cuello. Apreté su cabeza, no lo suficiente como para noquearlo, pero solo lo
suficiente para hacerle buscar un poco de aire. Se resistía con todo lo que tenía en el
primer minuto o minuto y medio. Podía sentir su cuerpo cediendo; pero su mente no
lo había entendido todavía. Su entrenador le gritaba, sus fans estaban gritando por
él. Todos le decían que se levantara, como si fuera así de fácil. Cuando finalmente
todo su cuerpo quedó debilitado y aceptó que esta lucha había terminado, casi sentí
lastima por el chico cuando levantó la mano y la bajó para golpear el suelo... dos
veces. El golpe final.
El árbitro estaba tirando de mí antes que me diera cuenta y me tuve que
agarrar de la jaula para ayudarme. No estaba tan golpeado como la última vez, pero
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mi rodilla todavía palpitaba y estar de pie no era tarea fácil. La multitud gritaba mi
Página

nombre y me encantó el sonido de eso.


Miré a Sam y se veía como un padre orgulloso. Pensé que podría haber sido lo
más feliz que jamás había estado conmigo. Ya estaba en la ronda de los cuartos.
Estaba casi allí, casi en el puesto número uno con ese dinero en mi bolsillo.
Suficiente dinero para asegurarme que mi hermana tuviera todo lo que necesitaba, y
tener el inicio en la vida que quería para mí. Por el que había trabajado duro y
logrado todo por mi cuenta. Mi pecho se hinchó de orgullo cuando el árbitro
continuaba sosteniendo mi brazo y la multitud seguía gritando.
Finalmente dejé que mis ojos tuvieran lo que querían. Solo les tomó segundos
encontrarla. Me encontré con una imagen maravillosa de Emmi con cámara en
mano. Estaba tomando fotos y sonreía; pensé que nunca había visto un espectáculo
tan hermoso.

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Página
Emmi

No me di cuenta hasta que la pelea había terminado, pero pude haber estado
aguantando la respiración todo el tiempo. Era tan surrealista ver a Braxton dentro de
esa jaula. Estaba tan concentrado y tan intenso. Ese tipo de lucha era todo nuevo
para mí. Nunca había visto una pelea de jaula en mi vida antes de conocerlo. Si no lo
hubiera conocido, dudaba que alguna vez lo hubiera hecho.
Lo vi esquivar golpes del otro chico durante mucho tiempo y, cuando parte del
público gritaba que uno de ellos golpeara, quería darle ánimos para que no fuese
golpeado. Cuando el tipo empezó realmente a golpearlo en la segunda vuelta, me
sentí como si estuviera recibiendo un puñetazo, justo en el intestino. Hice una
mueca cada vez, sobre todo si estaba cerca de uno de los lugares donde había sido
herido antes. Mi estómago dolía y tuve que esforzarme para mantener la
concentración en la lucha y seguir tomando fotos. No tenía que tomarlas; pero por
alguna razón, no quería que Braxton supiera que solo había venido a verlo. Me
estremecí de nuevo cuando el otro chico pateó a Braxton en la rodilla herida. El
hombre a mi lado vitoreó. Pensé en darle patadas en las pelotas. Eso tuvo que doler
como el infierno y debía felicitar a Braxton por mantenerse en pie.
Después de ganar, lo vi mirarme. Era la primera vez que lo hacía en toda la
noche. No estaba segura si no sabía que estaba allí, o si estaba demasiado enfocado.
Nuestros ojos se encontraron por un segundo y sabía que probablemente era una
ilusión de mi parte, pero creí que podía ver emoción real en su mirada, dirigida a mí.
Le sonreí y le di un signo con el pulgar hacia arriba. Vi su hermosa sonrisa por un
breve minuto antes que el árbitro lo arrastrara lejos.
Mientras el árbitro alzaba su brazo hacia la multitud, me moví más cerca y
tomé foto tras foto mientras su rostro se veía aturdido al darse cuenta que una vez
más era campeón. Era algo hermoso de ver. Todo su rostro se iluminó y me di cuenta
que estaba visualizando su futuro. Tenía la esperanza que ganara el siguiente
también y el que sigue después de eso. Realmente había trabajado duro para ello y
creía que se merecía lo mejor de la vida.
Tomé algunas fotos de la multitud mientras Braxton se dirigía a los vestuarios
con su gran entrenador, o lo que fuera, guiándolo. Estaban dándole la mano o
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tratando de tocarle los hombros. Como de costumbre, las chicas se desmayaron. Les
Página

dio a algunas la palma para chocar, pero parecía como si realmente solo quisiera salir
de allí. Me alegré de ver que ignoró por completo la chica que quería darle un par de
sus bragas en la mano y otra que le estaba ofreciendo su sujetador que estaba lleno
de un par de tetas gigantescas.
Tenía este abrumador deseo de seguirlo... así que lo hice. Era como si estuviera
en piloto automático. Ni siquiera trate de detenerme. No sabía lo que diría cuando
llegara allí, lo único que sabía era que quería verlo y no quiero esperar.
Cuando llegué a la puerta del vestuario me di cuenta de lo que estaba haciendo
y lo que esperaba que sucediera. No solo quiero verlo. Esas realizaciones me hicieron
casi acobardarme, dar vuelta e irme. No sabía lo que iba a decirle. Sabía que no
estaba preparada para cualquiera de esas cosas de amor, pero estaba cansada de
tratar de esconder el hecho que todavía tenía muchas ganas de estar con él. Me sentí
como si estuviera constantemente luchando con mis impulsos últimamente. Estaba
dolorida por estar con él y cansada de negarlo cuando estaba ahí, listo, dispuesto y
más que capaz. Quería hablarle como solíamos hablar, como amigos. Quería tocarlo
como habíamos empezamos hace un tiempo, como amantes. Quería ser lo que
éramos antes que Trent regresara a mi vida durante unos diez segundos y estropeara
todo. Dejé a Trent, era un experto en causar estragos en mi vida. Respirando
profundamente, abrí la puerta rápidamente antes de perder los nervios y entré.
Estaba de pie allí con su entrenador, todavía en su pantalón corto de lucha y
sin camisa.
Braxton me notó y, cuando el gran hombre se dio la vuelta y me vio, dijo:
—Bueno, parece que tienes compañía por lo que voy a salir un rato. Quise decir
lo que dije, chico, no podría haber estado más orgulloso si hubiera sido yo. Esa era la
manera de hacerlo. Incluso, apenas se puede decir que estabas en una pelea.
Sam le dio una palmada suave en la cabeza. Fue alentador verlo, sabiendo que
a Braxton le faltaba ese tipo de apoyo de su propio padre. Me di cuenta que la
aprobación de Sam significaba mucho para él. Sam me sonrió al salir y le sonreí.
Cuando se fue, volví a mirar a Braxton. Sam ya había cubierto los dos pequeños
puntos en su rostro que sangraban.
—Oye —le dije—. Buena pelea, o lo que peleaste.
Sonrió y mi estómago hizo esa cosa de nuevo, donde se sentía como
pterodáctilos que habían establecido su residencia allí.
—Gracias —dijo—. ¿Así que obtuviste unas buenas fotos para el periódico?
—No —admití—. No estaba aquí para el periódico. Sarah cubrió esta.
Me miró sorprendido y dijo:
—Bueno, ¿por qué estabas aquí? Te vi tomar un montón de fotos.
—Sí, lo hice. Tengo algunas realmente buenas —le dije—. Pero quería fotos
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para mí. Podría ver si Sarah quiere mirarlas dado que estaba en realidad más cerca
de lo que estaba ella. No sé si tiene algunas muy buenas. Si no, vamos a ponerlas en
Página

los álbumes en la casa de tu abuela.


Rió.
—Realmente no hago fotos malas —dijo en ese sentido engreído que me hacía
querer estrangularlo y saltar a sus huesos al mismo tiempo. Entonces debe haber
recordado las que había visto en casa de su abuela y dijo—: Ya no, de todos modos.
Negué y sonreí ante eso.
—Estaba aquí sinceramente porque quería estar aquí para ti. Te echo de
menos, Braxton. Nos echó de menos. —Me tomó mucho valor decirlo, me daba
miedo decirle cómo me sentía. Lo dije en voz alta, lo que lo hizo más real y luego, si
se aleja, me vería como la tonta más grande. Había terminado de hablar, sin
embargo, quería más que eso esta noche y de alguna manera me había convencido
que el resto de ella podía esperar. Mis impulsos habían tomado el control.
Antes que tuviera la oportunidad de decir algo, me acerque más e hice lo que
había querido hacer desde hace semanas. Presioné mis labios contra los suyos y lo
probé. Por tan solo una fracción de segundo se sorprendió, pero luego fue directo a
ello. Puso sus manos en mis caderas y pude sentirlo temblar. Esperaba que fuera por
mi culpa y no la lucha. Me devolvió el beso duro, dejando su lengua deslizarse entre
mis labios. Me fundí en él mientras explorábamos nuestras bocas húmedas y
calientes. Se sentía bien estar besándolo de nuevo. Su cuerpo, cubierto con una fina
capa de sudor, se sentía asombroso contra el mío. Mi corazón latía con fuerza y tuve
que recordarme respirar. Los dos estábamos así, tomó varios segundos para que
pudiéramos procesar el ruido.
Era el chasquido de una cámara. Me giré y fue entonces cuando vi a Sarah de
pie allí con su cámara, sonriéndome, ¿o estaba mirando a Braxton? Mi cabeza estaba
todavía en el beso. No estaba segura. Se dio la vuelta tan rápido como había logrado
colarse dentro y se fue. Miré a Braxton, que parecía que estaba esperando ver lo que
iba a hacer. La seguí, pero solo hasta la puerta. Me detuve allí y torcí el bloqueo
hasta que hizo clic en su lugar y luego caminé hacia él. Sonreía mientras me
inclinaba y reanudaba nuestro beso.
Braxton utilizó sus caderas para empujarme contra la mesa de masaje detrás de
nosotros. Me tenía atrapada entre él y la mesa y, mientras nos besábamos, envolvió
sus manos en mi cabello. Tiró de él con suavidad mientras chupaba mi labio inferior.
Podía sentir un hormigueo y la humedad que comenzaba a extenderse entre mis
piernas. Lo quería tan mal que me sentía como si fuera a morir allí mismo si no
podía tenerlo. Rompió el beso y se echó hacia atrás, me miró al rostro. Tenía fuego
en sus ojos, la misma llama caliente que podía sentir a través de mi vientre.
Empezó a besarme otra vez cuando oímos a Sam gritar:
—¡Braxton! ¿Qué demonios está pasando ahí? Hay una reportera que quiere
hacerte unas preguntas. Vamos, sal fuera y habla con ella.
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Es curioso que Sarah no hiciera preguntas mientras estaba allí. Tendría que
Página

hablar con ella sobre eso más tarde, sin embargo. En este momento, tenía una cosa
en mente y estaba delirantemente feliz de ver que Braxton también.
Braxton ignoró los gritos de Sam y me besó de nuevo. Esta vez, besó a través
de la línea de mi mandíbula y sus labios se posaron en mi cuello. Su aliento caliente,
su lengua y sus labios comenzaron a hacer el amor en mi cuello y la piel de gallina
corría por mi espalda y mis brazos.
—¡Braxton! —Sam no se iba. Braxton suspiró con frustración y puso su frente
contra la mía. Me miró a los ojos de nuevo, esta vez por un tiempo muy largo.
Al ver lo que quería ver allí, sonrió otra vez y dijo:
—Oye, Sam, dame un minuto, ¿quieres?
Froté la pelvis contra la suya. Me encantaba sentir el pulso de su erección
contra mí a través de su pantalón corto, sabiendo lo bien que se va a sentir una vez
que finalmente estuviera en mi interior. Pasé la mano por su pecho resbaladizo.
Todavía estaba saturado de sudor y se estaba convirtiendo en más de lo que pensaba.
Me detuve en la parte superior de su pantalón y moví mis dedos justo debajo de la
elástica. Lo sentí temblar.
—¡Braxton!
—¡Mierda! ¡Sam! ¡Te dije que me dieras un minuto!
Murmuré:
—¿Solo uno?
Sonrió ampliamente a continuación, y dijo:
—No, retiro eso, Sam... ¡Dame media hora!
Roza sus labios suavemente contra los míos, haciéndome gemir. Mientras se
burla de mí, desabrochaba mi blusa y cuando termina con eso, la empujó de mis
hombros y la dejó caer al suelo. Besó mi cuello mientras alcanza por detrás de mí y
me desabrocha el sostén. Dejó que se deslizara hasta el suelo y, cuando mis pechos
quedaron libres, gimió y luego bajó su boca y tomó mi pezón izquierdo entre sus
labios. Comenzó a girar su lengua caliente alrededor y luego mordisqueó
suavemente con los dientes, enviándome a otra dimensión. Trabajó en el izquierdo
por un tiempo y luego se trasladó al otro. Estaba temblando, segura de que iba a
tener un orgasmo solo por su manipulación experta en mis pezones. Mientras
chupaba uno, jugaba con el otro entre sus dedos. Estaba empapada ahora y
bombeando mis caderas contra él.
Desabrochó mi pantalón corto, mientras le hacía el amor a mis pechos con la
boca.
—Oh, Braxton, se siente tan bien —susurré. Mi respiración casi desapareció
por completo, pero no importaba. Si muriera en este momento, hubiera valido la
pena.
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Una vez que desabrochó mi pantalón, lo ayudé a bajarlos y di un paso fuera de


ellos. Lo quería desnudo ahora y, cuando comencé a desnudarlo, puso sus manos
Página

sobre la mía y me ayudó. Sus bóxer salieron con su pantalón corto y su magnífica
hombría cayó hacia adelante. Quería probarlo; quería hacer que se sintiera bien.
Traté de arrodillarme, pero me detuvo.
—Toma una ducha conmigo, Emmi. Necesito una.
Una ducha sonaba divertido y sexi. Di un paso atrás y quité mi braga. La arrojé
en el montón de ropa desechada y tomé la mano que sostenía hacia mí. Me llevó a la
ducha y mientras esperaba, impaciente, puso el agua caliente. Y luego lo vi agregar
un poco de fría mientras el vapor comenzaba a levantarse del suelo de baldosas. Dio
un paso bajo la ducha y me llevó tras él. Sirvió una generosa cantidad de gel de baño,
champú o lo que sea en su mano y se enjabono a sí mismo. Durante todo el tiempo
me besaba y me ayudaba a trabajar la espuma sobre su duro cuerpo, prestando
especial atención a aquellos lugares que eran difíciles para él doblar y alcanzar. Se
apartó de mí y, mientras se enjuagaba bajo el chorro potente, corrí mis manos a
través de las ondas de su espalda... simplemente ayudándolo a enjuagarse.
Se dio la vuelta para enfrentarme y luego me giró, por lo que el vapor fue a mi
espalda. Traté de darle un beso de nuevo y me dijo:
—Quiero hacer que dure. He estado muriendo por tocarte durante dos
semanas. Déjame tocarte, Emmi... todo de ti.
Me quedé quieta y le di un leve asentimiento. Me rodeó y rozó el brazo contra
el costado de mi pecho, haciéndome temblar una vez más. Agarró el gel de baño y
vertió otro poco en sus manos. Trabajó en una espuma y entonces comenzó a
masajear la parte superior de mi cabello mojado, tirando de él a través de sus dedos
mientras masajeaba. Me sostuvo la cabeza entre las manos y masajeó las sienes con
los pulgares. Cerré los ojos y entré en un coma temporal mientras dejaba que el
momento erótico me llevara lejos.
Cuando terminó, giré la cabeza y regresó con la ducha en la mano. Lo sostuvo
por encima de mi cabeza y enjuagó el champú de mi cabello, usando su mano para
trabajar los extremos como lo hizo. Me miró a los ojos todo el tiempo. Era sexi y un
poco desconcertante, todo al mismo tiempo.
El agua caliente en la espalda y sus labios calientes en los míos era equivalente
a la conmoción que se obtiene cuando se toca un cable de alta tensión. Cada fibra de
mi ser se sentía viva y hormigueante. Cuando llegó a la parte baja, sentí cambiar la
configuración de la ducha, moviéndolo a un nivel superior. Apuntó a mi culo y la
fuerza era como un mini masaje. La bajó hacia la parte posterior de mis muslos,
tanto como podía alcanzar. Todo el tiempo nuestros cuerpos estaban cada vez más
cerca y pude sentirlo duro y palpitante contra la mitad de mi sección. Me agaché
para tomarlo, pero dio un paso atrás.
—Todavía no, si me tocas voy a correrme... de inmediato. No quiero que se
acabe tan rápido.
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Asentí, de mala gana. Mis manos dolían por tocarlo. Había pasado demasiado
Página

tiempo. Vino por detrás de mí una vez más, sostuvo una toallita y utilizó el gel de
baño para cubrirla. Entonces empezó a bañarme. Enjabonó mi brazo todo el camino
hasta mi hombro y luego se deslizó hacia abajo lenta y sensualmente hasta mi mano.
Repitió el proceso en el otro brazo y luego trasladó su concentración a mi cuello y
espalda. Gemí al sentir el deslizamiento de la tela sobre mis hombros. Sus dedos se
arrastraban cerca, dejando un rastro de fuego. Masajeó y me frotó causando energía
que ni siquiera sabía que tenía que ser liberada. Incliné mi cabeza hacia atrás con los
ojos cerrados y respiraba el limpio olor fresco del jabón, mi mente seguía el
movimiento de la toalla en la espalda baja.
Cuando llegó a mi trasero, comenzó a amasar y masajear, deslizándose hacia la
parte superior de los muslos y la parte posterior de la rodilla y luego a mi pantorrilla
y el tobillo. Lo hizo con la otra pierna de la misma manera sexi. Luego empezó en
mi pecho y, mientras los lavaba, sus dedos eróticamente trazaban el contorno de mis
pezones. Gemía y me retorcía para entonces. Casi no me importaba que fuera rápido;
lo quería tan jodidamente mal.
Detuvo el agua en medio de mi pecho, justo por encima de los montículos de y
sostuvo la tela allí. Me preguntaba lo que estaba haciendo y me sorprendió cuando
comenzó a apretar para liberar una corriente rica de espuma. Podía sentir como se
deslizaba entre mis pechos y luego se deslizaba de mi estómago hacia la parte
superior de mi ombligo. Apretó de nuevo y esta vez la gravedad añadía velocidad y la
espuma alcanzaba el interior de mis muslos. Tuve que apoyarme contra el azulejo de
la ducha. Me temblaban las piernas como fideos. Sentí su mano en mis pechos,
esparciendo espuma a lo largo de cada uno de ellos, y el baile alrededor de mis
pezones erectos. También utilizó el paño. Fue una suave combinación de tela firme y
suave carne, me hizo sentir un hormigueo por todas partes una vez más.
Cuando terminó, enjuagó todo el piso alrededor de mí para que no cayera y
entonces sentí que colocó directamente delante de mí. Abrí los ojos y sus sensuales
ojos buscaban los míos mientras colocaba la tela justo por encima de mi coño.
Comenzó a lavarme allí con simples movimientos de la muñeca, deslizando la tela
profundamente entre las piernas y desde la espalda a mi bajo vientre. Empecé a
mecerme con el movimiento opuesto de la tela, frotándome de un lado a otro contra
su mano, con fuerza.
—Oh, Braxton... Ahh —grité mientras un orgasmo liberaba mi cuerpo.
Mis pezones estaban en llamas y mi clítoris y coño palpitaban después de eso.
De pronto se detuvo y quería gritar. Necesitaba más. Mis rodillas se debilitaron
cuando quitó la mano y pensé que podría colapsar justo ahí. Me quedé allí tratando
de ser paciente, con mis respiraciones llegando irregulares. No sabía si podía
controlarme mucho más tiempo.
—Braxton —dije, empujando cada palabra en una de mis respiraciones
irregulares—. Quiero tocarte, por favor.
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Al llegar detrás de mí otra vez por la boquilla del spray, dijo:


—Pronto, Emmi. —El sonido de mi nombre en sus labios con su voz ronca del
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sexo nunca deja de estremecerme.


Utilizó el ajuste de baja vibración y me enjuagó entonces, rociándome el rostro
y luego trasladó el chorro de ida y vuelta a través de la parte superior de mis pechos.
Después enjuago cada pecho de forma individual mientras con su otra mano
comenzó a acariciar y jugar. Se inclinó y cubrió un pezón con la boca, me estremecí y
dejé escapar un gemido mientras lamía y chupaba cada uno. Cuando terminó,
trasladó el chorro a mi estómago, deteniéndose brevemente sobre mi coño antes de
continuar hasta mis muslos. Limpió cada pierna y pie, luego volvió a colocarme
contra la pared de la ducha.
Mi cuerpo estaba temblando ahora; no tenía frío, estaba increíblemente
encendida. Sentí la cascada del agua mientras enjuagaba mi cuello, los hombros, la
espalda, y luego hacia abajo a las mejillas de mi culo donde lentamente masajeó cada
uno con su mano libre. Golpeó uno... y dejé escapar un gemido erótico.
Terminó limpiando mis piernas y luego dejó caer la ducha mientras ponía sus
manos en mis caderas y me atrajo hacia él. Puso su mano en la parte baja de mi
espalda, todavía sin decir nada, indicándome que me inclinara hacia delante. Así lo
hice con gusto, con la esperanza que estuviera listo, Dios quería sentirlo dentro de
mí.
Tuve que llegar a la pared una vez más mientras lo sentí abriendo mis piernas.
Arqueé mi espalda mientras recogía la cabeza de la ducha y dirigía el chorro hacia mi
coño. Gemí y empujé mis caderas de nuevo en él, noté su dedo encontrar mi clítoris
y comenzar a darle pequeños masajes circulares. El agua caliente se vertía en mi
palpitante coño mientras manipulaba mi clítoris. Fue una sensación indescriptible y
sabía que no lo olvidaría pronto.
—Oh, Braxton...
Cambió la corriente al ajuste más lento y envió un disparo pulsante entre mis
labios mientras los abría con los dedos. Gemía en voz alta, con el agua caliente y los
dedos de Braxton turnándose al masajear mis zonas más sensibles. Gimoteé cuando
noté que me tiraba hacia atrás, pero era solo para reemplazar el cabezal de la ducha
en la cuna antes de reemplazarlo por el dedo sobre mi clítoris hinchado, una vez
más. El agua caía en cascada por mi espalda mientras me giraba hacia él y traía sus
labios con fuerza sobre los míos. Deslizó sus manos por mi espalda, acunó mis nalgas
en sus brazos y me levantó para que pudiera envolver mis piernas alrededor de su
cintura. Ya podía sentir su polla golpeando en mis labios.
Movió las caderas, frotando la punta de arriba y abajo de la ranura entre mis
labios hinchados. No podía aguantar segundo más. Literalmente, sentía como que
iba a explotar y nunca había querido o necesitado algo tan desesperadamente.
Levanté mis caderas y me empalé en él, tomándolo muy dentro de mí todo a la vez.
Estaba tan húmeda que se deslizó con poco esfuerzo. Los dos dejamos escapar un
fuerte gemido y ni siquiera pensé si Sam o cualquier otra persona todavía pudiera
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estar fuera de la puerta.


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—Te sientes tan jodidamente bien. —Gimió.


Lo único que importaba en ese mismo segundo era que Braxton estaba dentro
de mí... por fin. Era el mejor sexo de reconciliación y ni siquiera estaba segura si era
solo sexo. Puso sus manos en mis caderas y me levantó hacia arriba y abajo mientras
empujaba sus caderas hacia arriba y luego hacia atrás, moviéndose dentro y fuera de
mí con una experiencia que pudo haberme detenido en el mundo real. Pero cuando
éramos solo nosotros, no iba a perder el tiempo preguntándome cómo había llegado
a ser tan hábil en esto; solo iba a estar contenta de haber llegado a ser la que
estuviera en el extremo receptor de la misma. Lo único que importaba era lo bien
que se sentía, cuán correcto se sentía estar justo donde estaba.
Bombeó más fuerte y más rápido, ambos comenzamos a sudar por el vapor.
Tenía la espalda contra la baldosa fría y el dulce aroma de jabón aún permanecía en
el aire. Apreté y liberé mis músculos alrededor de su pene con cada embestida suya.
De repente, pude sentir que estaba listo para venirse. Todo su cuerpo se tensó y las
venas de su cuello latían. Me moví en ritmo con él algunos empujes más duros antes
que se liberara.
—Ahh… —gemí mientras otro orgasmo liberaba mi cuerpo.
El agua caliente palpitante todavía estaba golpeando mi espalda y envío agua
en cascada sobre nosotros. Después que ambos terminamos con nuestros dulces
orgasmos que habíamos durado demasiado tiempo en tener, me besó de nuevo y
nuestras lenguas jugaron perezosamente entre sí por un tiempo antes de colocarme
nuevamente sobre mis pies. Tuve que agarrar la pared para mantenerme; me
temblaban las piernas fuertemente. Braxton pasó un brazo alrededor de mi cintura y
me abrazó, me ofreció una de sus sonrisas más sexi que casi me hizo estar lista una
vez más. Los dos estábamos tragando aire y pude sentirlo temblar contra mí cuando
se dio vuelta y apagó el agua caliente.
—Oh, Dios mío —le dije cuando por fin pude hablar—. Eso fue…
—¿Alucinante, increíble? ¿Fuera de este mundo? —dijo con una sonrisa.
—Todo lo anterior. Wow —dije.
Él rió.
—¿Puedo tomar esto como que me has perdonado? —susurró contra mis
labios, apoyando su frente en la mía.
—Digamos que estoy dispuesta a seguir adelante. Sabes lo que siento por lo
que pasó esa noche cuando perdiste los estribos y te has disculpado... profusamente.
Supongo que tendremos que esperar ahora y ver dónde nos lleva —le dije.
No quiero hacer ninguna promesa que no pueda mantener mientras mi cabeza
todavía está llena de placer orgásmico.
—Muy bien —dijo.
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Luego corre el dorso de sus dedos por mi rostro y me besa en los labios.
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Cuando rompe el beso, llevó su brazo por detrás y agarró dos toallas. Dándome una
dijo:
—¿Quieres ayuda para secarte?
—Mejor lo hago yo —le dije con una sonrisa—. De lo contrario podemos estar
aquí toda la noche.
Después que nos habíamos secamos y vestido, dijo:
—Vamos a ser la comidilla de toda la escuela después de esta noche, lo sabes.
—La comidilla de toda la escuela, ¿por qué? ¿Debido a la imagen que Sarah
tomó?
—Sí —dijo—.No solo nos besábamos, todavía estaba medio desnudo y mis
manos estaban en tu cabello. No vamos a ser capaces de hacerlo pasar como
inocente.
—Está bien, le caigo bien a Sarah. Puedo pedirle que no lo imprima y no lo
hará.
Braxton me mira y me di cuenta que, de repente, deseó no haber dicho nada.
—¿Braxton? —pregunté—. ¿Es algo malo?
—No, solo no me importa si la gente habla de nosotros o si alguien se enfada
sobre nosotros estando juntos o no. Estoy orgulloso de estar contigo, deseo que te
sientas de la misma forma.
Puse la mano en su mejilla. Me di cuenta que estaba pensando que estaría
avergonzada de ser vista con él. Eso no era cierto, cualquier chica de mi edad se
sentiría orgullosa de ser fotografiada con este tipo, mucho más llegar a hacer lo que
habíamos hecho.
—Me siento orgulloso de estar contigo, Braxton —le dije—. Solo que siempre
he sido cauta cuando se trata de mi vida, ya lo sabes. La primera pelea cuando nos
fotografiamos besando... había gente hablando durante un tiempo y no me gustan
las miradas y los susurros. No me siento cómoda siendo el centro de atención. Está
bien, sin embargo, estoy segura que Sarah tiene un montón de tomas y no la usará si
le digo.
—Um, no me di cuenta cuando hablaste de Sarah que era ella... esa Sarah.
Supongo que no sabía que estaba en la fotografía, o el periodismo, o lo que sea —
dijo.
—¿Nunca te diste cuenta de ello? ¿Cómo conoces a Sarah? —Sabía cómo tan
pronto lo miré al rostro. A veces soy un masoquista.
—Teníamos una... aventura, supongo que lo llamaría así, en nuestro primer
año. Era todavía bastante nuevo en seducir chicas y me quede allí mucho más
tiempo porque no quería herir sus sentimientos. Sarah y yo pasamos un par de
semanas... haciendo cosas juntos. Finalmente le dije que no tenía ningún deseo o
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intención de hacerlo exclusivo y se puso muy enojada. No me ha hablado desde


entonces y cuando camino en el campus... Bueno, digamos que si las miradas
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mataran…
Sabía que era ridículo, Braxton ni una sola vez había fingido ser otra cosa de lo
que era... un jugador en serie. Sabía eso cuando me involucré con él, la primera vez
que me acosté con él, lo que era. Me dijo que no iba a estar con nadie más, siempre y
cuando estuviéramos juntos y todavía le creí. Pero, cuando pensaba en él con todas
esas otras chicas delante de mí, nunca pensé en el hecho que podría conocer
realmente una de ellas. Veía a Sarah prácticamente todos los días. ¿Cómo de
incómodo iba a ser ahora? Tenía que preguntarme si seguía suspirando por él.
De repente me di cuenta del porqué todas esas tonterías en la playa. Se enojó
porque pensó que estaba durmiendo con él. Todavía tenía la esperanza de que
Braxton le daría otra oportunidad. La cabeza me daba vueltas y me sentí como si
algo estuviera aplastando mi pecho. A la luz de lo que acaba de decir, estaba casi
segura ahora que imprimirá la foto de nosotros y tal vez la mía y Dylan también, no
por otra razón que para vengarse del chico que le rompió el corazón. Las mujeres
podían ser rencorosas, no importa cuán maduras y profesionales fuesen.
—No es una gran cosa, ¿no? Quiero decir, estamos siendo exclusivos todavía,
¿no? —Braxton seguía hablando, tratando de hacerlo mejor.
Lo miré y en un tono que no merecía dije:
—Por lo que yo sé. —Había perdido ese magnífico resplandor de sexo al que
estaba aferrada.
—Emmi... te dije que no quiero estar con nadie más y lo dije en serio. No he
estado con nadie más. Sarah está en el pasado y también lo son todas los demás. Me
gustaría que me creas y confíes en mí.
—No es que no te crea —le dije—. No quise que sonara así. Es solo que...
cuando estés listo para seguir adelante Braxton... nosotros... entonces, si todo el
mundo sabe, solo voy a ser otra de tus descartes y pareceré una tonta. En realidad, ya
lo hago. Trabajo con Sarah prácticamente todos los días y ahora voy a tener que
hacer eso sabiendo... esto. No debería tener que ir por ahí sintiéndome avergonzada
de tu pasado.
—Emmi, en primer lugar, nunca serás una de mis “descartes”. En segundo
lugar, no debes estar avergonzada de mi pasado. Es mi pasado y ni siquiera estoy
avergonzado de ello. Desde que te conocí ha sido el pasado, no es mi presente ni mi
futuro. Estoy orgulloso de mí por seguir adelante. Emmi, te lo dije, eres diferente...
yo… —Puse mis dedos a los labios.
—No lo digas de nuevo, Braxton, ¿de acuerdo? No esta noche, ¿por favor?
No podía hacer frente a sus profesiones de amor nueva vez, no esta noche. No
podía respirar pensando en entrar en la oficina del periódico mañana, donde se
suponía que debía asistir a una reunión y verme en la primera página de esa manera.
Estaba tratando duro para construir experiencia y tener una carrera y ahora todos
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van a mirarme como si fuera una especie de broma. No quiero que todos sepan mi
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vida privada. Traté de permanecer fuera del radar de los que les gusta agitar la olla y
propagar rumores. Tuve suficiente de eso en la escuela secundaria. Rematando el
hecho nos alejemos, tanto sea él o yo, todavía pareceré una gran tonta por salir con
un jugador.
Miré a Braxton. Parecía herido y sabía que era porque seguía haciendo caso
omiso de sus profesiones, ya sea de amor o de dejarlo entrar. No pude evitarlo, si no
estaba preparada para que toda la escuela sepa que estaba en el vestuario en el
partido de MMA besándome con Braxton, realmente no estaba lista para el "Te
Amo", tampoco. Tenía que salir de allí y mientras abría la puerta me encontré frente
a frente con Sarah y Sam. Mi cabello estaba todavía húmedo, por lo que fue bastante
obvio lo que habíamos estado haciendo.
Sarah levantó la cámara y dije:
—Sarah, por favor...
No sabía si era porque le gustaba, no era más que una buena persona en el
fondo o me compadecía por ser una de las víctimas de Braxton, pero bajó la cámara
a su lado.

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Braxton y yo estábamos disfrutando el uno del
otro. Todo se sentía mejor de lo que lo había hecho en
años. Eso cambió cuando vi el contrato de la MMA. Era
una vida de la que no quería ser parte. ¿Sería capaz de
lidiar con eso?

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Soy Alycia Taylor y soy autora de libros de romance.
He amado escribir libros desde la primaria.

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