Módulo 3
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Los encuentros pedagógicos a distancia
“La escuela es una institución que nace en un momento histórico en
clave de una época y muchas veces las claves de la época se
modifican y modifican la escuela”
Silvia Serra (2016)
Introducción
1
¿Acaso las clases presenciales no son, también, un arreglo provisorio al realizarse efectivamente
en el encuentro con otras y otros? Sin dudas, pero el ejercicio cotidiano de la tarea tiene como
consecuencia la invisibilización de muchas de las decisiones que tomamos mientras estamos en el
aula y que nos permiten sostener el rumbo de lo planificado. El nuevo contexto, precisamente por
nuevo, nos exigirá volver a traer a la luz muchas de las cosas que hacemos como si fueran sin
pensar, recursos que hemos construido y que tenemos tan disponibles que parecen naturales.
estudiantes y sus familias. Entonces, el desafío es planificar en la emergencia, en estos
nuevos territorios no presenciales, donde no todos tenemos el mismo recorrido y
experiencia y necesitamos buscar nuevas formas de estar disponibles y acompañarnos.
¿Cómo lograr trabajar de forma integrada? ¿Cómo garantizar la escucha y la articulación
que devengan en producción pedagógica? Todo esto requiere de nuestro mejor saber
pedagógico, el que nos permite trabajar colectivamente, sostenernos mutuamente,
coordinar tareas y esfuerzos, pensando en las condiciones en que se encuentran nuestras
alumnas y nuestros alumnos.
¿Por dónde empezamos entonces? ¿Desde qué cosas, que sabemos y siguen ahí,
podemos construir las pedagogías de la continuidad que necesitamos para estos tiempos?
Ensayaremos algunos puntos a los que, seguramente, juntos y juntas podamos agregar
más:
● Tanto eso que sabemos hacer como las estructuras que nos cobijan nos
permitieron, en esta primera etapa de la cuarentena, construir múltiples y urgentes
respuestas a la interrupción de las clases presenciales. Esas experiencias de
continuidad pedagógica que fuimos construyendo colectivamente, además,
nos dan pistas sobre cómo seguir.
Lo que buscamos es que, más que nunca, las propuestas de enseñanza puedan
movilizar algo del orden del deseo. Allí es donde entendemos que está la clave para
convocar la atención y disponer los cuerpos, a partir del deseo de estar juntos y juntas
(con los adultos y las adultas de la escuela o de la casa, con los pares, con otros y
otras), del deseo de participar y de ser reconocido o reconocida, de expresarse, de
encontrar un momento de trabajo autónomo, de mirar con nuevos ojos, de respondernos
preguntas. De salir de casa, aunque sea un rato y simbólicamente.
Los/as interlocutores/as
directos/as son los/as jóvenes. Por lo
tanto, cuidar ese vínculo es muy
importante para nuestras instituciones
en cualquier situación, y sobre todo en
estas circunstancias. Necesitamos que
los mensajes a nuestras y nuestros
estudiantes lleguen, en la medida de lo
posible, con una frecuencia estable de
comunicación; por ejemplo, dos a tres
veces por semana. La idea es que se
esté esperando nuestra comunicación y
no provocar agobio.
Lo que queremos decir es que para que haya voz primero hay que hacerle
espacio/tiempo, para que algo pueda ser oído primero debe ser expresado. Y, para eso,
es necesario construir redes y convocar al trabajo desde el respeto y el reconocimiento
mutuo. Después de todo, estamos en esto juntos y juntas.
El trabajo institucional coordinado por los equipos directivos y orientado a que los
y las docentes se comuniquen con las alumnas y los alumnos a través de medios
digitales y en red o mediante los cuadernillos u otras formas, disponer el trabajo puede
requerir de mediaciones adultas. Es por ello que, aun en la distancia (y más aún en la
distancia) –a pesar de que el grupo etario con el que nos vinculamos es más autónomo
que el de los otros niveles obligatorios– las familias se sostienen como interlocutoras
necesarias y deseables en la tarea de hacer escuela, de construir comunidad y de
sostener el vínculo pedagógico. Es importante, entonces, prever qué les pediremos a
esos adultos o esas adultas y proveerles medios de orientación para que el
acompañamiento sea posible.
Así, al pensar la comunicación con las familias, estos serán algunos aspectos que
el director o la directora continuará poniendo a discusión con el equipo docente:
● Abrir un canal de diálogo también con esas otras y esos otros que son
condición para llegar a los y las más jóvenes, ya que en ciertos niveles de
enseñanza necesitaremos la mediación de otra/o adulta/o aliada/o.
● Transcribir la oralidad del aula a otros formatos que puedan llegar hasta
los chicos y las chicas.
● Evitar la sobrecarga, porque de ningún modo queremos que se produzcan
tensiones en torno a las actividades escolares. Lo más importante es
preservar el vínculo con la escuela.
● Acompañar el texto con otros formatos alternativos. Pueden ser audios y
videos por canales digitales, pero también imágenes impresas con dibujos,
fotografías y pinturas.
● Si bien la responsabilidad de las familias no es la de enseñar, en este
contexto es importante que se pueda comunicar el sentido de las
actividades y temáticas que están llamadas a acompañar.
Cuando las y los docentes interactúan con los y las estudiantes, que ya tienen
más autonomía en su trabajo escolar, también es importante destinar un momento a
explicitar el mejor modo de hacer las cosas, aquel que creemos que puede contribuir a
organizar la atención y disponer al trabajo. Compartir indicaciones que no invisibilicen ni
estigmaticen realidades cotidianas de nuestros y nuestras estudiantes. Con esas
indicaciones, se trata de anticipar dificultades, preocupaciones y ansiedades, ya que el o
la docente no estará allí para acompañar las que emerjan y cualquier consulta será,
inevitablemente, diferida, mediada y no inmediata.
Es importante continuar trabajando con los y las docentes en algunas cuestiones
que enriquecen el intercambio con los y las estudiantes:
Como directivos y directivas, sabemos que sostener el lazo es mucho más que
planificar una secuencia de tareas. Nos exige considerar a la otra persona, acompañarla,
escucharla, dialogar, compartir ideas y saberes. El encuentro pedagógico buscará, por lo
tanto, proponer nuevos espacios de encuentro y mantener ciertos modos y prácticas
escolares a través de actividades que pongan a pensar a las chicas y a los chicos sobre
los objetos de un modo diferente a como lo harían en soledad.
En los cuadernillos, las consignas plantean dos o tres opciones, por ejemplo:
Leé este cuento/leé este cuento con la persona que te acompaña.../Si tenés
Internet, podés escucharlo haciendo clic…
Tengamos en cuenta que no es necesario que todas las consignas requieran una
producción como evidencia del aprendizaje. A veces, todo lo que necesita saber un o una
docente es si las y los estudiantes pudieron hacerlo, si los y las convocó o si necesitaron
que otros miembros de la familia colaboren. Otra forma similar es proponer un espacio
de intercambio sobre lo interesante y lo aburrido de la tarea, lo fácil y lo difícil. Y
también se puede plantear el trabajo de la semana como una etapa de una secuencia en
construcción que terminará –o no– más adelante.
Para evitar la sobreexigencia, el agrupamiento entre docentes también puede ser
una opción valiosa de intervención y acompañamiento hacia las y los estudiantes al
permitir la reducción de la cantidad de clases individuales y fragmentadas. Estas formas
de trabajo favorecen la interdisciplinariedad y un mayor conocimiento del equipo docente
sobre las trayectorias de sus estudiantes. También se pueden incorporar formatos
audiovisuales como oportunidad para revalorizar la dimensión narrativa de las
explicaciones, intentar recrear “algo” de la oralidad del aula y generar cercanía y
confianza con los y las estudiantes. Grabarnos con el celular –en audio o en video–,
fotografiarnos en casa y compartir algo de la cotidianeidad puede ayudar a construir el
lazo.
6. Resignificar la evaluación
“Una clase es alguna interacción que va y viene, que conversa, que dialoga”,
dice. Y cuenta sobre una maestra que, al recibir las respuestas de sus estudiantes a un
problema de matemática que no habían podido resolver correctamente, decide hacer un
video de YouTube explicando sobre una cartulina como si fuera un pizarrón y diciendo lo
que hubiera querido decir en la clase. Lo que hay en este ejemplo es una apertura, una
disposición a escuchar y a acompañar a los chicos y las chicas, y eso es lo que hace que
la escuela siga funcionando como espacio de encuentro. Pero ¿qué contiene una
propuesta que sea una conversación? La respuesta de Dussel es clara: el punto es que
quiera serlo.
“Lo valioso va a ser que ese espacio que llamamos ‘escuela’ siga operando como
una forma de encuentro que permita un cierto tipo de trabajo con el conocimiento que
no es suelto, no es para ganarle a nadie, sino que es para abrirse otros mundos propios
y con otros. Así que yo diría eso: hay que hacer escuela en estas condiciones, hay que
hacer escuela en pantuflas, hay que disponerse lo mejor que podamos en este tiempo
tan raro para nosotros, para que pasado mañana –en julio, en agosto, en septiembre: no
sabemos–, cuando volvamos a vernos las caras en las aulas y a compartir risas y
chistes, que los chicos sepan y nosotros sepamos que estos no fueron meses perdidos,
sino que fue un tiempo excepcional, muy raro en la historia humana, en el que
estuvimos dispuestos contra viento y marea a seguir aprendiendo, a seguir construyendo
algo juntos. Es muy importante que los chicos sepan que ellos nos importan, que
nosotros importamos y que, al final, lo que tenemos es eso: el nosotros”. (Dussel, Canal
ISEP, 2020)
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“La clase en pantuflas” fue un conversatorio dictado por Inés Dussel y organizado por el Instituto
Superior de Estudios Pedagógicos (ISEP) de la provincia de Córdoba. Sugerimos su consulta para
sumar aportes que nos permitan pensar la situación inédita por la que atravesamos. Disponible en
https://www.youtube.com/watch?v=6xKvCtBC3Vs
Lecturas
Buenos Aires. DGCyE. Dirección Provincial de Educación Secundaria.
(2020). Circular Técnica N° 1/2020. Enlace disponible aquí.
Actividad
En función de lo trabajado en este módulo, los y las invitamos
participar en el Foro La clase por otros medios.
El propósito, esta vez, es enunciar y describir posibles acciones para
llevar adelante con los y las docentes, las maestras bibliotecarias y
los maestros bibliotecarios y el equipo de orientación escolar, que
apunten a desplegar las condiciones mencionadas:
● Buscar los medios y modalidades para llegar a todos y todas
● Sobrellevar temporalidades diversas
● Disponer una conversación
● Trabajar juntos y juntas para construir comunidad
● Convocar la atención y el deseo para poder trabajar
Pero les proponemos un desafío adicional: la idea no es planificar
una idea totalmente nueva sino recuperar aquellas experiencias
propias (o partes de una experiencia) que consideran, luego de la
lectura de la clase, interesante en uno o varios de los aspectos
mencionados. Es decir, revisar lo que hicimos y darle una vuelta
más o bien transformar en aquello que creemos que no salió tan
bien. Nada se pierde, todo se transforma.
Bibliografía