Inicial Directivos Módulo 3
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Módulo 3
Los encuentros pedagógicos a distancia
Introducción
La tarea del director o de la directora tiene una complejidad que, sin duda, se
incrementa en este contexto particular de trabajo a la distancia, fuera del edificio escolar,
producto del aislamiento social por la pandemia global. Más que nunca, es importante
seguir sosteniendo la escucha, el acompañamiento y el asesoramiento al equipo docente y
al conjunto de la comunidad educativa. Como bien sabemos, una escuela no es la
yuxtaposición de diferentes propuestas individuales. Para hacer escuela necesitamos
trabajar colectivamente. Esa tarea de coordinación es la tarea del director o la directora.
Estos tiempos de aislamiento nos interpelan. ¿Cómo lograr trabajar de forma integrada?
¿Cómo garantizar la escucha y la articulación que devengan en producción pedagógica?
¿Cómo promover, desde el rol de conducción institucional, todas las estrategias posibles
que rompan con las diferentes formas de fragmentación de la enseñanza? En este tiempo
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¿Acaso las clases presenciales no son, también, un arreglo provisorio al realizarse efectivamente en
el encuentro con otras y otros? Sin dudas, pero el ejercicio cotidiano de la tarea tiene como
consecuencia la invisibilización de muchas de las decisiones que tomamos mientras estamos en el
aula y que nos permiten sostener el rumbo de lo planificado. El nuevo contexto, precisamente por
nuevo, nos exigirá observar muchas de las cosas que hacemos como si fueran sin pensar, recursos
que hemos construido y que tenemos tan disponibles que parecen naturales.
tan difícil para todas y todos, es importante que continuemos sosteniendo el lazo. Ello
requiere de nuestro mejor saber pedagógico, el que nos permite trabajar colectivamente,
sostenernos mutuamente, coordinar tareas y esfuerzos, pensando en las condiciones en
que se encuentran nuestras alumnas y nuestros alumnos.
● Tanto eso que sabemos hacer como las estructuras que nos cobijan nos
permitieron, en esta primera etapa de la cuarentena, construir múltiples y urgentes
respuestas a la interrupción de las clases presenciales. Esas experiencias de
continuidad pedagógica que fuimos haciendo entre todas y todos nos dan
pistas sobre cómo seguir.
Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=6xKvCtBC3Vs
En este marco, ese conjunto de actividades o propuestas que llegan a los hogares
dan cuenta de que la escuela está abierta y sostienen el vínculo pedagógico para poder
cuidar, enseñar y construir comunidad en tiempos de aislamiento social y pandemia
global.
Las interlocutoras directas –o las mediadoras– son las familias, mientras que los
sujetos de nuestra enseñanza en el nivel Inicial son las niñas y los niños. Por lo tanto,
cuidar ese vínculo es muy importante para nuestras instituciones en cualquier situación,
y sobre todo en estas circunstancias. “Cuidar” implica mantener una armonía en los
mensajes, ya que no serán consignas de trabajo o tareas, sino sugerencias e invitaciones
para que puedan hacer con las niñas y los niños de la casa. Es importante que los
mensajes lleguen, en la medida de lo posible, con una frecuencia estable de
comunicación; por ejemplo, dos a tres veces por semana. La idea es que se esté
esperando nuestra comunicación y no provocar agobio.
Hoy el contexto de emergencia nos exige mirar más de cerca. Tal vez porque, en
este momento, la escuela se presenta en nuestro cotidiano de un modo distinto: por
ahora, no es un lugar, sino un tiempo que nos habilita a determinados vínculos y a
determinadas formas de relación con el saber. Este tiempo necesita encontrarse y
construirse; en el decir de muchos y muchas docentes, padres, madres y estudiantes,
parece no tener límites y ser mucho más extenso e intenso que las horas de clase.
Para que haya voz, primero hay que hacerle espacio/tiempo, para que algo pueda
ser oído primero debe ser expresado. Y eso precisa de construir redes y de convocar al
trabajo desde el respeto y el reconocimiento mutuo. Después de todo, estamos en esto
juntos y juntas.
Para que podamos cuidar y hacer escuela, la comunicación con el hogar debe ser
periódica pero equilibrada, es decir, que permita estar presentes sin presionar ni exigir.
● Abrir un canal de diálogo con esas otras y esos otros que son condición
para llegar a los más chicos y las más chicas, ya que, en ciertos niveles de
enseñanza, necesitaremos la mediación de otra/o adulta/o aliada/o
cercana/o a las niñas y los niños.
● Acompañar el texto con otros formatos alternativos que sean directamente
accesibles a niñas y niños. Pueden ser audios y videos por canales
digitales, pero también imágenes impresas con dibujos, fotografías y
pinturas.
● Si bien la responsabilidad de las familias no es la de enseñar, en este
contexto es importante que el jardín pueda comunicar el sentido de las
actividades y temáticas que están llamadas a acompañar. Deberíamos
clarificar qué esperamos de los adultos y las adultas y proveerles medios
de orientación para que el acompañamiento sea posible. Los cuadernillos
de continuidad pedagógica ofrecen buenos ejemplos al respecto.
Estimadas familias:
Los y las invitamos a acompañar a los y las estudiantes de la siguiente manera:
● Establecer un momento del día para leer y realizar las actividades del
cuadernillo.
● Conversar con ellos y ellas para saber si se presentaron dificultades al realizar
las tareas o si les resultan interesantes, fáciles o difíciles.
● Colaborar en la organización de los materiales pedagógicos para que puedan
completar las actividades según las indicaciones de sus docentes.
● Los y las docentes de la escuela estarán en contacto con ustedes para que entre
todos y todas podamos atravesar esta situación de la mejor manera asegurando
el derecho a la educación de los y las estudiantes.
El equipo de la Dirección Provincial de Nivel Inicial.
Por otro lado, cuando pensamos en los niños y las niñas buscamos:
Este camino de buscar los modos de llegar a nuestros niños y nuestras niñas para
poder encontrarnos y llevarles algo que vale la pena compartir, es el que venimos
siguiendo desde que iniciamos las clases. Es muy importante para nosotros saber si
están ahí, si se animan a participar de un juego, a escuchar un cuento. Esperamos ese
mensaje, ese ida y vuelta, que nos revele que nos estamos comunicando. Esperamos e
insistimos por distintos medios para que algo nos llegue: un "bueno, seño", una foto, un
saludo en un audio, una canción. Y ahí empezamos de nuevo. En la clase 2, hicimos
mención al concepto de “obstinación pedagógica”. Retomamos esa idea, la de la
tenacidad en la búsqueda de dar con el otro o la otra. Este es un trabajo de todos y
todas, es un trabajo que se realiza en conjunto.
Si no nos llega nada, podemos contarles que pensamos en ellas y ellos, que las y
los tenemos presentes. “¿Se acuerdan de...?”, “¿Vieron el programa de ayer?”. A veces la
respuesta tarda y no estamos acostumbrados; hay que perseverar, volver a intentar,
porque el vínculo y el reconocimiento se generan en ese ida y vuelta. Tenemos que
esforzarnos en estos intercambios, promoverlos, sostenerlos, profundizarlos, sin atarnos
solamente a un formato. Esta es una de las tantas formas posibles; podremos inventar
otras. La cuestión es tenerlos y tenerlas presentes.
Los encuentros pedagógicos estarán orientados a sostener el lazo más que a una
secuencia de tareas. Para ello, es necesario considerar al otro/a, acompañarlo/a,
escucharlo/a dialogar, compartir ideas y saberes. El encuentro pedagógico buscará, por
lo tanto, proponer nuevos espacios de encuentro y mantener ciertos modos y prácticas
escolares a través de actividades que pongan a pensar a las chicas y a los chicos sobre
los objetos de un modo diferente a como lo harían en soledad, invitándolas e
invitándolos a reflexionar desde preguntas de las y los docentes. Más que enseñar temas
nuevos se busca, es este momento, que los niños y las niñas puedan tener diversas
oportunidades de aproximarse a porciones de la cultura.
Para que podamos cuidar y hacer escuela, la comunicación con el hogar y con los
niños y las niñas debe continuar siendo periódica y equilibrada, es decir, que permita
estar presentes sin presionar ni exigir. En este sentido, por ejemplo, la Dirección
Provincial de Educación Inicial propone recuperar los modos de comunicación
espontáneos y cotidianos que se dan con las familias en la puerta de la sala y que son
fundamentales para construir el vínculo entre la casa y la escuela. Esos momentos fuera
de libreto donde nos preguntamos cómo estuvimos, hablamos de algunas necesidades,
circulan recomendaciones de lecturas y otros contenidos ajustados a la edad y al
contexto.
4. Resignificar la evaluación
A modo de cierre
Hasta aquí, hemos recorrido mucho de lo que es necesario poner en juego a la
hora de pensar la enseñanza sin la presencialidad, sin la institucionalidad y sin la
ritualización que nos da el aula y el edificio escolar. Es posible que los directivos y las
directivas que nos acompañaron en el trayecto se lleven más preguntas que respuestas,
y no es casual. No hay fórmulas; nunca antes, de manera masiva y completa, la
totalidad del sistema educativo tuvo que pasar, de un día para el otro, a un nuevo
territorio; nunca, como ahora, cuidarnos supuso dejar de asistir a las escuelas. Dijimos,
al comenzar este módulo, que es un aprendizaje y que estamos aprendiendo. Sigamos
ese camino: construyamos en las instituciones y en las comunidades, registremos lo que
hacemos, discutamos, sistematicemos, pongamos en común.
“Por eso también me gustaría que exigiéramos, desde el jardín de infancia hasta la
enseñanza superior, la posibilidad de establecer sistemas de enseñanza inspirados en
pedagogías cooperativas e institucionales, que permitan a todos y cada uno «ocupar
su lugar» en un colectivo, es decir, no ocupar todo el espacio en él, pero tampoco ser
arrancado subrepticiamente o abruptamente de él. (…).Y recordar, por lo tanto, que la
«educación en casa» no es, no puede ser la escuela: porque, precisamente, la escuela
es lo que rompe con las desigualdades familiares y sociales, lo que permite acceder a
la alteridad, muchas veces dejada de lado o vivida como una agresión en la cápsula
familiar, lo que da a todos la posibilidad de acceder a conocimientos «infinitamente
compartibles», como decía Fichte, es decir, capaces de hacernos percibir que, a pesar
de nuestras diferencias, todos estamos llamados a participar en la construcción de lo
común”. (Meirieu, 2020)
Lecturas
Los invitamos la lectura de estos materiales que brindan orientaciones
en relación con las propuestas de las actividades: