Ensayos de Literatura Cubana - Iberoamericanaliteratura
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Ensayos de Literatura Cubana - Iberoamericanaliteratura
PRIMERA SERIE
OBRAS DEL MISMO AUTOR
EN CURSO DE PUBLICACIÓN
ENSAYOS DE LITE-
RATURA CUBANA
M C M X X I I
» I AT U RW INO CaLLEJa'S.A.
E l> T O R A L "vS
CA^A Fundada eu año 1870
PROPIEDAD
DERECHOS RESERVADOS
PARA TODOS LOS PAÍSES
COPYRIGHT 1922 BY
JOSÉ M."* CHACÓN Y CALVO
Y PIADOSA MEMORIA DE
MAESTRO
J. M. CH.
Madrid^ 1921.
L o S o R I G E N E S DE LA
POESÍA CUBANA
-
14
Literatura cubana
domina por completo entre nosotros. Como el olvido
de este período, a no ser por las razones expuestas,
constituiría un error muy grave, he creído deber mío
sincerarme con el lector en estas líneas.
15
:
Señores
17
j. M. CHACÓN. Literalura cubana. »
José M.'*^ Chacón
graciones van borrando las analogías físicas, pero una
semejanza espiritual, débil ai principio, se afianza, se
3JC * *
i
Cuánta riqueza de datos, cuántas observaciones
acertadísimas no hay, por ejemplo, en los Apuntes
para la Historia de las Letras y de la instrucción pú-
blica de la Isla de Cuba, que escribió, allá por el
glo XIX.
Sería sobremanera impropio hacer aquí algo como
un índice bibliográfico, y más cuando lo que yo pu
diera decir sobre la materia está ya excelentemente
dicho por nuestros bibliógrafos, sino se vería cuan
variados se presentan los estudios de critica e inves-
tigación acerca de nuestra literatura a partir desde
la mitad del siglo pasado. Sólo con citar el notable
Hbro de Mitjans sobre nuestro movimiento literario
* * +
m
:
Llteíatura cubana
apuntamos hasta la aparición de Heredia, que señala
evidentemente una nueva fase en la Literatura Pa-
tria.
t7
José M.* Chacón
tica sino rimada, escrupulosa en la narración de los
pormenores, minuciosa en la transcripción de nom-
bres propios (todos han de aparecer completos), fide-
lísima en la cronología. Sin embargo, como obedece al
Obispo secuestrado.
De Silvestre de Balboa no hay noticias, fuera de
las consignadas en su poema y en la Historia de San-
ta Cruz. En el primero se hace constar su patria y el
ano en que escribió su relato: "era natural de la isla
de Gran Canaria y vecino de Puerto Príncipe". Por
la dedicatoria al Obispo (fechada en 30 de julio de
1608) se ve que tenía Balboa fama de poeta entre sus
contemporáneos, pues el Obispo lo dijo en cierta oc^-
9S
Literatura cubana
sión "que no había querido hacerle merced de la
prudencia de Ulises
(i) Ya
esta octava aparece en Echeverría. El artículo de Eche-
publicado en f^l Plantel (año de 1838), puede verse repro-
verría,
ducido en la Revista de la Biblioteca Nacional de la Habana, t. III,
núms. 3-6, 191 o.
;
Literatura cubana
un mancebo galán, de amor doliente,
criollo del Bayamo, que en la lista
se llamó y escribió Miguel Baptista.
Literatura oubaua
dedica a las faenas agrícolas; de modo que pocos
como él podían haber dado una nota típica a nuestra
poesía, yaque ninguno estaba tan en contacto con la
espléndida naturaleza americana. Pero no se inspira
en parece desconocerla, y va a cantar en versos
ella,
88
Literatura cubana
colas para consagrarse al grave ejercicio de la Medi-
cina. Parece que no tenía título alguno, por lo que
fué denunciado al Protomedicato, siendo llamado a
la Habana de orden del capitán general.Como me-
dio de defensa escribió un tratado en verso sobre
Medicina, que fué tan del gusto del Tribunal, que
el
A
medida que adelanta el siglo XVIII, el prosaís-
mo la nota dominante en nuestros poetas.
será
Esta hinchazón que hemos visto hace un momento,
va a tornarse en un estilo pedestre y ramplón. La
fábula y el epigrama serán los principales géneros
que se cultiven, y un criterio práctico y utilitario de
la vida los inspirará. La cultura va a sufrir modifi-
caciones transcendentales que prepararán una nueva
época a nuestra poesía. Es un período de transición
artística en que las tendencias no están Ijien defini-
das. No obstante, la concepción del arte es pobre y
estrecha. La clásica antigüedad sigue interpretándo-
se torcidamente. El clasicismo se ve a través de Boi-
leau y de sus partidarios españoles, es decir, que es
un clasicismo convencional el que impera. El elemen-
to descriptivo sigue siendo escaso. Nada nos indica
que estamos a unas cuantas leguas de España. La
naturaleza a nadie inspira. Esto que se afirma de la
José M.* Chacón
generalidad de los poetas artísticos, ¿puede decirse
de la poesía popular? Es más, ¿tenemos en Cuba una
poesía popular? Ardua cuestión es ésta, irresoluble
hasta que no se investigue con verdadero rigorismo
científico nuestro caudal folklórico.
tfltcratura cubana
as
: ;
Literatura cubana
ees? Entiendo, dejando a un lado la música, que en
algunos criollismos y en las pocas descripciones de
nuestros campos. Así, verbigracia, en los últimos ver-
sos de esta cuarteta
4»
; ; :
JoséAi. "'Chacón
Eres un granito de oro,
una pería dibujada
eres aquel paj arillo
que canta de madrugada.
(i) Esta doña Luisa Calvo fué después la esposa del poeta Foxá
El vate Abreu, uno de nuestros mejores poetas repentistas, improvisó
esa quintilla en una comida que doña Josefa Beitia, Marquesa Viuda
de Monte Hermoso, dio en su palacio de San Antonio de los Baños
(los Marqueses de Monte Hermoso eran señores de horca y cuchillo
de esta villa) a varias famiHas de la más rancia aristocracia cubana
(la de Ignacio Calvo, la de Catalina de Cárdenas, la de los Condes
de Casa Bayona, etc.) que habían ido de la Habana a la inauguración
del carnino de hierro. San Antonio celebró con magnificencia este
hecho importantísimo con tres días de fiestas reales, y el vate Abreu
hizo espléndidos negocios con sus improvisaciones.
I, Iteratura cubana
* * *
José M. * C h acón
una Universidad análoga a la de Santo Domingo en
la IslaEspañola.
El 5 de enero de 1727, el Consejo de Indias dio
su autorización para el establecimiento de la misma.
En 1728 se celebraba su pública apertura, donde
F,v. José Rodríguez (a) Capacho, hizo gala de su fes-
tivo ingenio vejando finamente a los doctores, maes-
tros y alumnos (i).
46
Literatura cubana
confusión en las ideas, a fuerza de silogismos sutiles
y de logomaquias sin cuento.
Asi, apenas creada empiezan las tentativas de re-
47
José M.» Chacón
pre la simpatía, no sólo de ia Sociedad Económica,
sino del obispo Espada. El padre Caballero, en junta
magna de la Económica, hablaba de la necesidad im-
periosa (i) de una reforma radical en la enseñanza
Universitaria, diciendo entre otras cosas:
18
Literatura cubana
discuten las reformas del P. Caballero, y de donde
recibe el Colegio de San Carlos los primeros alientos
para continuar en sus tendencias de tolerancia filo-
sófica y en su lucha antiescolástica con la Universi-
dad; y aunque sus fines primordiales eran más edu-
cativos que puramente literarios, no cabe duda que
con la publicación del primer tomo de sus memorias
y con las tentativas de editar algunas obras de nues-
tros antiguos historiadores, echa las bases de los es-
tudios de erudición cubana.
La imprenta, introducida en la Habana por el
francés Carlos Habré, según las conjeturas más pro-
bables, en 1723 (i), estaba todavía, en un estado- ru-
dimentario; pues bien: la Sociedad colaborará con
el insigne Las Casas en la fundación de los primeros
l>eriódicos y la imprenta comenzará a dar señales de
una vida activa. En 1782 se publica (aun la Sociedad
no se habia fundado) la Gazeta de la Havana (2), pe-
riódico meramente de anuncios, y a los ocho años,
el 30 de octubre de 1790, según conjetura de don
José Toribio Medina, o el 24 de ese mes, según se
desprende del informe de Caballero, merced a los
entusiasmos de Las Casas, se funda el célebre Papel
49
j. M. CHACÓN. Literatura cubana. 4
José M." Chacón
Periódico, que quedará confiado, al poco tiempo, a
la Sociedad Patriótica.
Siendo el Papel Periódico la única publicación li-
50
:
Literatura cubana
que agradó de tai modo al público, que éste pidió que
se comenzara de nuevo al finalizar, cuando ya era
teria.
Si he de morir de miraros
y de no veros también,
digo que elijo más bien
morir antes que dejaros.
Imposible es olvidaros,
y si en tan severo mal
de mi destino fatal
quiero a muerte ^condenarme,
por no llegar a ausentarme
de vuestra luz celestial.
No me da el morir temores,
que ya lo que es morir sé,
porque ha muchos días que
me tenéis muerto de amores.
Testigos son estas flores
y estas cristalinas fuentes
de mis suspiros ardientes,
pues de mi llanto el caudal
suele aumentar el cristal
de sus líquidas corrientes.
52
literatura cvbana
No hay duda de que esto tiene poco de dramático,
pero lirismo es desbordado e impetuoso y tenien-
el ;
»7
José Al.* Chacón
Periódico, El Lastimoso (i), etc. Junto a la afición
hay una inania tenací-
galo-clásica de sus autores,
sima por moralizar. El utilitarismo de Iriarte co-
mienza a influir entre nosotros, siendo sus fábulas
vida,
62
Literatura cubana
de todas sus tendencias estéticas. Ella fué clásica, tal
vida.
Poeta esencialmente épico, dicen de Zequeira casi
Literatura cubana
ves obtuvo la mayor de stís victorias, ora dq las sua-
ves riberas del Ama¿ónás caudaloso.
Poeta descriptivo más que épico fué Zequeira. Y
si su nombre merece un recuerdo en las letras ameri-
canas, no es por su silva a Zaragoza ni por su oda al
Dos de Mayo, ni por su poema épico sobre Cortés
es por una oda descriptiva, sencilla en casi todas las
estrofas, de estructura musical, no muy retórica a
pesar de su metro. Apolo la inspiró, decía de ella
65
j. M. CHACÓN. Literatura cubana. %
José M.' Chacón
A
nuestros campos desde el sacro Olimpo
el copero de Júpiter se lanza,
y con la fruta vuelve que los dioses
para el festín aguardan.
Coronada de primavera,
flor la
el rico otoño y benignas auras
las
en mil trinados y festivos coros
su mérito proclaman (i).
67
:
Ardía la floresta
inflamada de ver nuestros aiiiores,
y en la abrasada siesta
templamos con suspiros sus amores.
(I) hji 1847 se publicó por segunda vez, merced al celo de don
Pecko Santacilia. El estudio que lo precede y la edición son obra de
P. Santacilia. El Sr. Figarola-Caneda, autoridad indiscutible en nues-
tra Bibliografía, insertó en la Revista Cubana el estudio
de Santacilia,
q«a ya es xina verdadera curiosidad
:
APÉNDICE I
70
Literatura cubaua
No cabe duda, pues, de que el Papel Periódico
apareció 24 de octubre de 1790; y siendo las obras
el
mos:
En son de muy grande utilidad
las ciudades populosas
los papeles públicosen que se anuncia á los vecinos quaii-
to ha de hacerse en la semana referente á sus intereses
o á sus diversiones. La Havana cuya población es ya
tan considerable echa menos uno de estos papeles
que dé al Público noticia del precio de los efectos co-
merciales y de los bastimentos, de las cosas que algunas
personas quieran vender ó comprar, de los espectácu-
los, de las obras nuevas de todas dase, de las embarca-
ciones que han entrado, ó han de salir, en una palabra
de todo aquello que puede contribuir á las comodidades
de la vida (i).
71
:
Llteratur a^e u b A ti a
APÉNDICE II
7§
; ;
erudito á la violeta.
Se cubre de metal fino
los pies,con dos hebillones
y en la casaca imagino
que en lugar de los botones
lleva ruedas de molino.
Es tan grato el jovencillo
76
:
Literatura cubana
en todas sus hidalguías,
que hará con notable brillo
cuatro cientas cortesías
en el centro de un ladriL'o.
En fin, en todo su tren
indica una discreción
sin igual, y con desdén,
repitiendo el sanfaizón
es un puro parisién.
Este es todo el aparato
que llevaba Siparizo,
imitarlo con conato
porque infiero que es preciso
retratar este retrato.
Pero al verlo tan prolijo
una vieja en un estrado,
con tono desconfiado
abriendo los ojos dixo
¡válgame Dios!...
(15 de Julio de 1792).
Ismael Raquenue.
2) La Polémica.
No era de esperarse, en unos tiempos en que la
Literatura cubana
crítica que obedeciera a un sistema estético, que tu-
viera sus raíces en los grandes principias que rigen
toda obra artística. No : tenía que ser la que impera -
80
: :
Literatura cubana
81
j, M. CHACÓN. Literatura cubana. •
:
INTRODUCCIÓN
86
—
JUiteratura cubana
88
—
Literatura cubaua
tarse. La investigación no debe reducirse a los temas
tradicionales conocidos; deben recopilarse cuantas
lecciones sea posible de un mismo asunto; sea todo
lo que hagamos rigurosamente científico; no sacri-
fiquemos al placer estético la verdadera redacción de
90
—
Literatura cubana
acentuaremos nuestro tipo propio de cultura, vigori-
zaremos, en fin, el alma de la unidad étnica (i) de
América.
4. Caracteres. —Formas de Transmisión. — Cro-
nología. —¿Cuáles son los caracteres de los roman-
ces que conserva la tradición oral en Cuba? ¿Cómo
se encuentran en boca de nuestro pueblo? ¿Qué sa-
bemos de su antigüedad?
Aunque me sea enojoso, tengo que referirme a mi
estudio sobre el Romance de Santa Catalina, para
satisfacer estas preguntas. Allí intenté señalar pro-
visionalmente los caracteres de los romances viejos
en Cuba. Esperaba que nuevas investigaciones me
hicieran rectificar. No ha sido así. Los distintivos
principales de nuestros romances siguen siendo:
A) La ausencia de los elementos épico e históri-
co en mismos (2).
los
B) Su tendencia novelesca.
El único romance histórico que he encontrado, la
canción de Alfonso XII, no es sino una moderniza-
ción de un tema tradicional antiguo, ajeno por com-
pleto a la epopeya y a la historia. En el mencionado
opúsculo intentaba explicar estos caracteres refirién-
Literatura cubana
cuentra en Cuba. Sea, por ejemplo, el popularísimo
de la esposa infiel.
Mañanita, mañanita,
mañanita de San Simón,
A e«90 de benir er
día. —
er marido que yamó
— Ábreme puerta, luna:
la —
ábreme la puerta, sol.
—
que te traigo un pajarito de los montes de León (i).
Vemos la clara transformación verificada por
nuestro pueblo. Aun suponiendo que exista otra ver-
sión española que trajese el verso del león, la elec-
ción de éste ya implica la tendencia a que me vengo
9á
: :
Literatura cubana
penetrándose con el espíritu del Romance que se
canta, adquiere cierta animación dramática. El de
El vapor se fué,
Almendares se va
a traerle juguetes
al nene de mamá.
Literatura cubana
siguiente pasaje que, aunque algo extenso, no vacilo
en transcribir por su manifiesta importancia: "... Y
con buen viaje navegamos e fuimos la via de San
Juan de Ulúa, y siempre muy juntos a la tierra; e
yendo navegando con buen tiempo, deciamos a Cor
tés los soldados que veniamos con Gri jaiba, como
98
:
Literatura cubana
allá la antigüedad de las mismas? En modo alguno.
V. — Clasificación.—Plan de este trabajo. —A pe-
sar del pequeño número de romances que ven ahora
la luz, que parece hacer, por tanto, innecesaria toda
clasificación, he creído conveniente dividir este tra-
bajo en dos secciones fundamentales:
i.° Romances con antecedentes concretos en el
Romancero Tradicional.
2." Romances sin dichos antecedentes.
He escogido como tipo de los Romanceros Tradi-
cionales el del Sr. Menéndez y Pelayo, que, no obs-
tante lo mucho que se ha trabajado sobre estas ma-
terias, en conjunto no ha sido superado por ninguno.
La primera sección la dividiré en los siguientes
apartados
Romances de reconocimientos.
Romances que refieren tragedias domésticas.
Romances hagiográficos y de sucesos maravillosos.
Romances picarescos.
Romances líricos.
Diré ahora, para finalizar esta introducción, bre-
ves palabras acerca del plan óe este trabajo. Me he
propuesto, en primer término, reproducir tan sólo
aquellos romances genuinamente tradicionales. Qui-
zás hubiera sido más conveniente para la vulgariza-
ción de nuestro caudal folk-lórico, transcribir otros
que, formados sobre asuntos modernos o teniendo
sus modelos en canciones españolas relativamente
antiguas, pero sin valor tradicional alguno, caen de
lleno en el grupo de los romances vulgares. Así me
ha sucedido con el del Señor don Gato, con el Casa-
: :
(i) Tratado de los Romances Viejos, tomo II, págs. I2gri30. (Es
el tomo II de la Antología de Líricos Castellanos que publica la Bi-
blioteca clásica.)
100
Literatura cubana
Creo que los romances que ahora publico reúnen
estas condiciones. Todos, exceptuando el de Hilo de
Oro, y otros dos que doy en forma hipotética tan
sólo, tienen sus antecedentes, ya en tradición escri-
m
Literatura cubana
SECCIÓN PRIMERA
b) Versión de Matanzas:
108
;
(i) Tratado de los Romances Viejos, tomo II, pág. 501. (Es el
tomo XII de la Ant, de Lir. Castellanos.)
106
—— :
Literatura cubana
la segunda de las versiones cubanas es pasmosa:
—Caballero, — —
si a Francia ides, por mi señor preguntad,
y por que le conozcáis ^con poca dificultad,
—
daros he las señas del sin inguna falsedad:
el es dispuesto de cuerpo, —
y de mucha gravedad,
—
blanco, rubio y colorado, ^mancebo de poca edad,
el cual por ser hermoso, —
temo de su lealtad; etc.
(Códice del siglo xvi, en el Rom. gen. de Duran. Nota
de Wolf, Prim. 147.)
—Caballero —
de lejas tierras, llegaos acá, y paréis...
—
hinquedes la lanza en tierra, vuestro caballo arrendéis,
—
pregimtaros he por nuevas si a mi esposo conocéis.
— —
Vuestro marido, señora, ^decid, ¿de qué señas es?
— —
Mi marido es mo-sa y blanco, gentil hombre y bien
[cortes,
muy gran jugador —
de tablas y también del ajedrez.
En el pomo de su —
espada armas trae de un marqués,
\ un ropón de brocado —
y de carmesí al envés.
Cabe el fierro de lanza trae un pendón portugués,
Cfue ganó en unas justas —
a un valiente francés.
—
Por esas señas, señora, su marido muerto es
en Valencia lo mataron en casa de un ginovés;
—
sobre el juego de las tablas lo matara un milanés.
—
>Tuchas damas lo lloraban. caballeros con arnés,
—
sobre todo lo lloraba la hija del ginovés ; •
—
todos dicen a una voz que su enamorada es;
si habéis de tomar amores.
— —
por otro a mí no dejéis.
—
^No me lo mandéis, señor señor, no lo mandéis,
—
que antes que eso hiciese, señor, rronja me veréis.
— —
No os metáis monja, Sicñora, 'pues qu-e hacedlo no
[podéis.
estro marido amado, — ddante de vos lo tenéis.
JoséM.^ChacÓH
ticia de su muerte; 4.^ el reconocimiento. Hasta en
los detalles tiene relaciones con la segunda de las
versiones cubanas. Pero este romance, que en el Ro-
mancero de Duran lleva la firma de Juan de Ribera,
pertenece al grupo de los artísticos popularizados, y
tiene, por tanto, antecedentes en otras canciones
más antiguas. Wolt señala (Prim, tomo I, pág. 276)
como fuentes los romances de Gaiferos y de Val do-
vinos.
El romance de Gaifero es sumamente largo (tiene
más de 600 versos si se cuenta por el sistema de
—
Caballero, si a Francia ides, ^por Gaiferos preguntad,
—
decidle que la su esposa se la envía a encomendar,
—
que ya me parece tiempo que la debía sacar.
Si no me
deja por mieda~<Íe con los moros pelear,
—
debe tener otros amores, de mí no lo dejan recordar:
¡lois ausentes por los presentes —
ligeros son de olvidar
——
Aun le diréis, caballero, por darle la mayor señal,
que sus justas y torneos ^bien los supimos acá:
—
y si estas encomiendas no recibe con solaz,
m
: ——— —
; ; ;
Literatura cubana
—
darlas heis a Oliveros, darlas heis a don Roldan,
—
darlas heis a mi señor al emperador mi padre:
diréis cómo estoy en Sansueña, —
en Sansueña. esa
[ciudad
—
que si presto no me sacan, moro me quiero tornar
— —
casarme he con el rey moro que está allende la mar;
de siete reyes de moros, reina me hacen coronar
—
según los reyes que me traen mora me harán tornar,
—
mas amores de Gaiferos no los puedo yo olvidar.
—
Gaiferos, que esto oyera, tal respuesta le fué a dar:
— —
No lloréis vos, mi señora, no queráis asi llorar,
—
porque esas encomiendas vos mesma las podéis dar,
—
que a mi allá dentro de Francia Gaiferos me suelen
[nombrar.
——
Yo soy el infante Gaiferos, señor de París, la Grande,
primo hermano de Oliveros, -sobrino de don Roldan,
—
amores de Melisenda son los que acá me traen.
—'Ñuño Vero, —
Ñuño Vero, buen caballero probado,
—
hinquedes la lanza en tierra y arrendedes el caballo;
—
preguntaros he por nuevas de Valdovinos el franco.
—
— Aquesas nuevas, señora, ^yo vos la diré de grado.
—
Esta noche, a media noche, entramos en cabalgada,
—
y los muchos a los pocos lleváronnos de arrancada:
—
herieron a Valdovinos de una mala lanzada;
fa lanza tenía dentro— de fuera la tieimbla el asta:
—
ü esta noche morirá, o de buena madrugada.
Si te plugiese, — fueses tú mi enamorada.
Sebilla,
— Ñuño Vero, Ñuño Vero,— caballero probado,
^mal
yo te pregunto por nuevas, — respóndeme
^tú contrario, al
109
:
Literatura cubana
España un romance cuyo asunto capital fuera las
Señas del Esposo, que no pasa, en los de Gaiferos o
\ aldovinos (i), de ser un episodio secundario. La
vulgarización enorme de este tema por medio de la
tradición oral parece comprobarlo.
2.** Antecedentes en la tradición oral. —La ver-
sión conservada por este medio que alcanzó primero
que ninguna la publicidad, es la que trae Duran en
111
;
lis
,
Literatura cubana
sisima contaminación : la del romance de las Señas
del Esposo y la canción francesa de Mambrú. La
acción se encuentra muyrecargada y abunda mucho
el prosaísmo. La versión habanera presenta los mis-
mos caracteres. Indiscutiblemente tiene ahí su más
próximo modelo. Este, ¿ dónde lo tiene ? di- ¿ Procede
118
J. u. CHACÓN. Literatura cubana. 8
:
José M . Chacón
dicionales (entre ellos el de la Argentina, publicado
por Ciro Bayo en la Revue Hispanique, tomo XV,
1906, no se describe la falsa muerte del esposo,
en la tercera de las versiones cubanas que publico
encontramos narrado el hecho tan en sus detalles,
115
— :
Mañanita, mañanita,
mañanita de San vSimón,
esítaba una señorita...
sentadita en su balcón.
Ha pasado un caballero
hijo del emperador
y cuando llegó hasta ella
le ha cantado esta canción:
116
—
Literatura cubana
—Ábreme la puerta niña,
ábreme la puerta sol,
que vengo muy cansadito
de tocar el acordeón.
La niña se levantó
• •
?
y la puerta le abrió.
—Entra mi dueño y mi amado
que mi marido salió...
117
— :
118
— :
Literatura cubana
sino que se me han perdido
las llaves del tocador.
— Si las tuyas eran de plata,
de oro te las traigo yo.
y al campo se la llevó.
Tres puñaladas le ha dado
traspasando el corazón
la niña murió a la una,
a las dos su nuevo amor.
primero
—
Blanca sois, señora mía, más que el rayo del sol
¿si la —
dormiré esta noche desarmado y sin pavor?
f|ue siete años, había, siete, —
que no me desarmo, no.
—
Más negras tengo mis carnes que un tiznado carbón.
— —
Dormidla, señor, dormidla, desarmado sin temor,
—
que el conde es ido a la caza a los montes de León.
— —
^Rabia le mate los perros, y águila el su halcón,
—
V del monte hasta casa a él arrastre el morón.
Fallos en aquesto estando, — —
su marido que llegó:
— ;Oué hacéis, la Blanca niña, ^hija del padre traidor?
— —
Señor, peino mis cabellos, peinólos con gran dolor,
120
— .
Literatura cubana
que me dejáis a mi so'la —y a los montes os vais vos.
— Esa palabra, niña,— no era sino traición:
la
¿cuyo es aquel caballo—que abajo relincihó? allá
— Señor, era de mi padre,—y envióslo para vos.
— Cuyas son aquellas armas— que están en corredor
; el ?
contigo?
Blan'ca. Esta noche y dos:
que el sosiego es ido a caza,
a los montes de Sión...
Lo«5 perros de su cuidado
mate el famoso león...
Las águilas á^. rapiña
maten el querido azor; etc.
oral.
122
— : — :
Literatura cubana
ced a tantas excelentes recopilaciones (i). Me con-
cretaré a señalar la versión andaluza que creo es la
más parecida con la que conserva nuestra tradición
oral:
[sol!
—Mi marido no está en casa,—que está en montes de
León
y para que no biniere— echaré una mardisión.
le
A eso de benir er —er marío que yamó
día,
—Ábreme puerta, luna,—ábreme puerta,
la la sol,
que un pajarito—de
te traio^o montes de León.los
Se ha levantado niña—mudadita
la color: la
— Has tenido calentura—o has tenido mal de amor
^'
?
J24
; :
Literatura cubana
2." Romance de Isabel:
a) Versión recogida en Camag^ey:
125
:
J|o s é iVL .
"'
C h a c ó u
escrita
Este tema, común como los otros a la poesía de
los pueblos más diversos, tiene su expresión escrita
más antigtia y de mayor valor estético en el conoci-
dísimo romance viejo que empieza:
(i) Cf. su ly atado de los Romances Viejos^ tomo II, cap, XIII, pá-
gina 507. Es el tomo XII de WAnt. deLir. Cast.
126
: —
!
Literatura cubana
a una innumerables colecciones de poesías y
las casi
canción de Isabel
A —
caza iban, a caza los cazadores del rey,
ni fallaban ellos —
caza ni fallaban qué traer.
Perdido habían los halcones, —
mal ios amenaza el re
¡
—
Arrimáranse a un castillo que se llamaba Maynés (O-
—
Dentro estaba una doncella muy fermosa y muy cortés;
siete condes la demanda —
^y así facían tres reyes.
—
Robárala Rico Franco, Rico Franco aragonés:
—
Llorando iba la doncella de sus ojos tan cortés.
—
Halágala Rico Franco, Rico Franco aragonés.
(i) ¿No hace pensar esta palabra que el Oropel de nuestras ver-
siones sea una corruptela de Maynes?
V^",
— ; : ;:
;
— Si —
padre o madre, nunca más vos los veréis
lloras tu
billoras los tus —
hermanos, yo los maté todos tres.
— Ni lloro padre ni madre, —ni hermano todos tres
—
mas lloro mi ventura, que no sé cuál ha ae ser.
—
í'restédesme, Rico Franco, vuestro cuchillo vigués,
——
cortaré fitas al manto, que no son para traer.
Rico Franco, de córtese, ^por las cachas lo fué tender;
la doncella, que era artera,—^por lo.s pechos se fué a me-
[ter
así vengó padre y madre, — aun hermanos todos
^y tres. .
—
Fuéronse por unos montes, f uéronse por una montiña
—
en un robledal findaban^ al pie de una fuente fría.
En un robledal fincaban — de amor erequerían la
e maguer que estaba —su honor defiende niña.
sola, la
128
: ;
Literatura cubana
—.Perdón —
a los cielos pido, e a vos mi perdón pedía;
—
porque perdonarme quiere la Virgen Santa María.
—
Con el agTja de la fuente diérale perdón la niña
—
con el agua de las fuentes sus pecados lavaría.
—
A caza iban, a caza, caballeros con el rey,
—
que nin bailaban la caza nin hallaban qué traer.
—
Arrimáronse a un castillo enforrado de oropel,
—
dentro estaba una doncella, biia era de un mercader...
—
ganóla un Rico Fraile, Rico Fraile aragonés.
'Allá lloraba la infanta —
lágrimas de cuatro en tres.
— Si llor;is por el tu padre, —
él mi carcelero es.;
si lloras por tus hermanos, —
^\"o los maté a todos tres.
— —
Lloraba mi desventura, de tan negra que me fué.
(Catálogo núm. 85, en Cultura Española, 1907.)
129
J. M. CHACÓN. Literatura cubana. o
— : :
Literatura cubana
— Corran, corran, mis criados
y enciérrenla en un cuarto:
de beber, agua salada
de comer, migas de pan.
— Hermanitas, hermanitas,
denme un vaso de agua,
que mi pecho ya se abrasa
de la sed que me arrebata.
— No podemos, Angarina,
que mi padre nos matará.
— ^Mi madre...
b) Versión de Camagüey
132
Literatura cubana
tradición escrita del romance, pero sr algunos muy
curiosos en varias narraciones en prosa, de las que
da noticia Menéndez y Pelayo en su clásico Tratado
de los Romances Viejos (i). Dejando a un lado la
novela de Apolonio de Tiro y el poema castellano de
mester de clerecía (2), inspirado en ella, que por
185
:
136
: :
Literatura cubana
cielo llorando ;
3^^ ella quien dezia
" — ^¡ Oh quien creó los cielos y la tierra ! afirma mi
corazón y pon paciencia en mi, no te aires contra mí...
*'...y los ángeles lloraban por ella y rrogaban Allah
1B8
Literatura c u\is ana
el eterno en el señorío ; ¡ oh señor ! dame paciencia, y
afírmame en tu obediencia, y consuela mi corazón.
''Y lloraban todos los de los cielos y de la tie-
rra..." (i).
El elemento religioso que interviene en esta ver-
sión de un modo tan activo, mucho más, por cierto,
Dl makido traidor
Me casó mi madre,
chiquita y bonita,
con un sevillano
que yo no quería.
A los primeros días,
caricias me hacía,
y juraba quererme
por toda la vida.
A la media noche,
el picaro se iba,
me dejaba sola
por una querida.
Le seguí los pasos
por ver qué le decía
me puse a escuchar
y oí que decía
—'Para tí yo traigo
pañuelos de seda,
y a mi mujer le diera
pañolones negros,
Me volví a mi casa,
140
:
Literatura cubana
triste y afligida,
y cerré la puerta
como yo quería.
Me puse a coser,
coser no podía;
me puse a bordar,
bordar no sabía.
Me asomé al balcón
a ver si venía.
VERSIÓN DE ANDRINOPOLIS
—
Horicas de tarde el Chelebi venía,
—
toma el pico y la chapa, a cavar se iría.
—
Ella ya sabía, detrás se le iría,
—
vía que se entraba adonde la nueva amiga.
—
Entró más adentro ^por ver lo que había,
—
vido mesas puestas con ricas comidas.
—
Pesquir de Holanda, salero de plata,
sal de la Valaquia. —
El vaso le daba,
... saludar se saludaba.
— De hija que os nazca —
con la nueva amiga.
— —
Entró más adentro por ver lo que había,
vide camaretas (Con ricas cortinas.
—
El en camisica, ella en jaquetica,
le oí que le dice: —
Mi alma y mi vida.
—
(Tornóse a su casa triste y amarga.)
—
Cerra a su puerta con siete aldabías,
—
toma la cuna delante al que más quería
— —
Dormite, mi alma, dormite mi vista,
—
que tu padre estaba donde la blanca niña.
—
(Allá en media noche la puerta le batía) :
— ^Abridme, mi alma —
abridme, vida,
;
—
Ese sevillano que no adormecia
—
tomó espada en mano, fué a rondar la villa.
—
Fuíme detrás de él por ver dónde iba.
Yo le vide entrare — en ca de su amiga,
por entre la puerta — vide que había,
lo
142
: : : : :
Literatura cubana
mesas vide puestas con ricas comidas... —
Volvime a mi casa ^triste y desvalida, —
cerrara mi puerta como ver solía —
con siete cerrojos y una tranca encima.
A la media noche el traidor venía
—
—
— Abrisme, mi alma; abrisme, mi vida, —
que vengo cansado—de rondar la villa.
(Núm. 74 en el Catálogo de M. Pidal.)
manee tradicional
(Versión de Cuba.)
JoaéM. "Chacón
Y cerré la puerta
como yo quería.
(Versión cubana.)
A la —
media noche. el traidor venía. (Versión judía.)
A la media noche
el picaro se iba.
(Versión cubana.)
Literatura cubana
Me pvse a lee,
leé no podía;
me puse a escribí,
escribí no podía.
Y oigo que llaman
a la puerta mía,
y oigo que dicen
— Abre, vida mía,
que vengo cansado
de buscar la vida.
—Tú vienes cansado
d'en cá e la querida.
—Picara mu jé,
¿quién decía?
te lo
—Hombre del demonio,
yo que lo sabía (i),
Y le vi venir
por la calle arriba
con capa terciada,
y espada tendida.
145
J. M. CHACÓN. Literatura cubana.
:
nuestra se dice:
Me casó mi madre
con im sevillano ^^) ;
SANTA CATALINA
Literatura cubana
Ya la rueda está hecha
y Catalina arrodillada. (Bis.)
Bajó un án^el del cielo
con su corona y su palma.
— Catalina: toma tu corona y palma
que allá en el cielo te llaman.
— ¿Para qué me querrán en el cielo
que tan aprisa me llaman?
— Para pagfarte la cuenta
de la semana pasada.
^Ya la cuenta está arreglada,
que la arreg-lé esta mañana
con la Virgen soberana.
Conclusiones
147
: :
148
:
{Literatura cubana
—
Cojo ésta ^por linda y hermosa,
que parece una rosa
acabadita de nacer.
CONDE CUNOS
José iVl.* C h a c 6 tí
—
'^í tú te casas con él
yo lo mandaré a matar,
y a los tres días siguientes
lo mandaré a enterrar.
Yo me volvi una iglesia,
él,un rico altar
donde celebran la misa
la mañana de San Juan.
transformaciones
Literatura cubaua
que en ti me
voy a lavar.
—Cuando yo era Conde Olinos
tú me mandaste matar;
cuando yo era un olivar,
tú me mandaste cortar;
ahora que yo soy fuente,
de ti me quiero vengar:
para todos correré,
para ti me he de secar.
Conde Olinos, Conde Olinos,
es niño y pasó la mar.
161
José M.» Chacón
Que caundo el rei ia a missa
nao o deixaran passar.
Literatura cubana
leerse no es sino una modernización de un tema an-
tiguo.
I) Ant. en la tradición escrita.
En el apéndice a su Romancero Tradicional (to-
mo X de la Ant. de Líricos), publica Menéndez y Pe-
layo varios interesantes romances contenidos en un
pliego suelto de la Biblioteca Nacional de Madrid,
por él descubierto, los cuales, casi siempre son preci-
sas variantes de carácter popular. Entre ellos, publica
el que ahora va a leerse
153
: : !
Ll^teratura cubana
155
: :
su garganta es de alabastro,
y su mano de marñl.
•
Literatura cabana
I.A APARICIÓN
En —
ermita de v^an Jorge una sombra obscura vi: (i)
la
ei caballo se —
paraba, ella se acercaba a mí.
—
;Adómle va el soldadito a estas horas por aquí?
— —
^Voy a ver a la mi esposa que ha tiempo que non la vi.
— —
La tu esposa ya se ha muerto: su figura vesla aquí.
Si ella fuera la mi esposa. —
ella me abrazara a mí.
— —
Brazos con que te abrazaba, la desgraciada de mí,
i
——
ya me Ibs comió la tierra, su figura vesla aquí 1
—
y o me partiera de Burgos, de Burgos para París,
—
y en la mitad del camino un palmero vi venir.
— —
'¿Dónde vas, triste del rey, dónde vas, triste de ti?
167
; ! : ;;
158
: : ; : :
Literatura cubana
autoridad que yo, es encargará de resolver la duda,
aceptándola o rechazándola.
En América (i), coexistiendo con las refundicio-
nes infantiles, vive el tipo primitivo del romance.
Menéndez Pidal recogió versiones más o menos com-
pletas en Buenos Aires y Montevideo. En mis pes-
quisas por la provincia de la Habana, no he encon-
trado nada parecido.
En Montevideo la aparición se refiere así
Termina así
— —
Los candiles del palacio ya no quieren alumbrar,
porque se ha muerto la Reina ^y luto quieren guardar.
159
: ; : ;!
MINA, KL DESESPERADO
a) Versión camagüeyana:
b) Versión de la Habana
mance mutilado:
—
Por si acaso me mataren^ no me entierren en sagrao,
—
entiérrenme en mi llanito donde no pase ganao:
——
un brazo déjenme afuera y un letrero colorao,
pa que digan las muchachas aquí murió un desdichao
:
—
no murió de tabardillo, ^ni de dolor de costao,
—
que murió de mal de amores, que es un mal desesperao.
[do." (2)
162
:
Literatura cubana
ña, que fué quien me indicó tan rica, mina, obtuve
de un niño el buscado romance.
Tal como me lo recitó la primera vez, presentaba
el caso curiosísimo de una doble contaminación. Al
principio el niño no recordaba sino los primeros ver-
sos, refiriéndose todo lo demás en prosa. Mezclaba
de una manera brusca versos del Conde Sol con los
pocos que recordaba de Gerineldo (primera conta-
minación), y finalizaba relatando, en prosa por su-
puesto, el episodio del Bernaldo, narrado por los ro-
mances de Asturias (segunda contaminación).
Días más tarde, recordando ya el niño todo el ro-
mance, desaparecía la contaminación con los roman-
ces de Bernaldo, pero persistía la del Conde Sol. El
final del romance se signe refiriendo en prosa y con
arrrplificaciones extraordinarias
Gerineldo, Gerineldo,
paje mío más querido,
cuantas damas y doncellas
quisieran dormir contigo.
^— Como soy vu€¿íro cria4o
señora, os burláis conmigo.
— No me burlo. Gerineldo,
yo de veras te to digo.
Calle, calle usted, señora,
el trato está prometido.
b) La contaminación con
Conde Sol. el
Gerineádo
(68
Literatura cubana
arrolladas, carecen de una explicación lógica con esos
únicos antecedentes. Estos cuatro versos que indican
cierta elaboración artística, no tienen analogías di-
Sección segunda
A) Hilito de Oro.
Lo romance se prueba
tradicional de este
i) Por la repetición de algunos episodios de ro-
mances viejos.
2) Por una cita de I.ope de Vega en su entremés
de Daca mi mujer.
i) Repetición de episodios de romances viejos.
Juego de Ajedrez. —Es un lugar común en los ro-
——
Tugando estaba el rey moro y aun al ajedrez un día,
con aquese buen Fajardo ^^son amor que le tenía.
170
Literatura cubana
En el tradicional de Rico Franco, según se con-
serva entre los judíos de Levante, vemos estos versos
(Núm. 23 de M. P.)
—
Por las orillas del río 'doña Urraca se pasea
—
con dos hijas de la mano Blanca, Flor y Filomena.
Kl rey moro que lo supo, —
del camino se volviera;
—
de palabras se trabaron y de amores la requiebra.
—
Pidiérala la mayor para casarse con ella.
—
No tenga pena, señora; por ella no tensfa pena.
—
Del vino que yo bebiese también ha de beber ella,
—
y del pan que yo comiese también ha de comer ella.
178
José M.,'' Chacón
formado sobre una serie de cantares del pueblo. ¡ Cuan
lindos requiebros no hay aquí, por ejemplo
—
—
Salga desposado, por me hacer merced.
el
^Juroen mi conciencia que no sé hacer. lo
—Por cumplir siquiera una vuelta dé.
—Soy muy vergonzoso y me turbaré.
— Todos se ruegan, novia también.
lo la
— Pues empieza, yo
si ello acabaré. lo
hilo portugués,
por hilo de oro, hilo de plata,
o hilito, hilito de oro...
HILO PORTUGUÉS
175
José M,« Chaeón
mena, como la anterior, es la que publica Sergio Her-
nández de Soto en sus Juegos infantiles de Extre-
madura :
176
Literatura cubana
En Cuba no he encontrado versiones de este tipo.
Al franque de orO',
que es unillas de un marqués,
que me ha dicho una señora:
— Qué lindas hijas tenéis
¡
— Si tengo o no tengo,
las las
para mí guardaré.
las
— Oh, qué alegre que me vine
¡
179
José M." Chaoón
que vengo muerto de sed.
—i-resquita como la ineve
caballero os ia d.ire,
que mis hijas la cogieron
al tiempo de amanecer.
— ¿ bon hermosas vuestras hijas?
le pregunta la patrona,
se sustituye por
3) Fragmento desconocido:
184
Literatura cubana
ü el autor de alguna fechoría sobre quienes cae la
responsabilidad del naufragio. Aquí son los pobres,
los yiesvalidos de toda buena fortuna quienes sufri-
rán los rigores de la fatalidad. La imploración de la
187
I
Señores
198
j. M. cnAc6N. Literatura cubana. 13
José M.* Chacón
SU talento, vale por todos y sería inútil seguir citan-
;
J94
Literatura cubana
de Velasco, director de Cuba Contemporánea (i).
No momento, ahora, de analizar esas cartas
es el
baste decir que ellas han confirmado las frases que
vais a escuchar, de Menéndez y Pelayao, que fueron,
ail escribirse en 1893, ""3. verdadera profecía
« «
195
José M.» Chacón
poetas ; y él, clásico por la forma, romántico por el
espíritu, junto con Quintana; va a impresionar por
primera vez la imag^inaci-ón poética de la Avellaneda.
Heredia, poeta descriptivo y civil, que reco,2:e e inter-
preta todas las ansias libertarias del pasado siglo, de
sentimientos ardientes, de imasfinación viva aunque
desordenada, grandilocuente en la expresión, inco-
recto, a veces, en la forma, debía por sus extraordi-
narias cualidades avasallar el espíritu infantil de la
poetisa, sruiar sus primeros nasos, inten^enir de un
modo principal en la elaboración de su lírica.
Ella confiesa siempre estas lecturas de Heredia, y
en las citaciones de sus Memorias inédifas fT> y en
197
José M."^ Chacón
niñez, fué un continuador de la escuela salmantina,
el último de sus maestros, el hombre de más vigoroso
ld8
L i t e|r atura cju b ana
. 19U
José M.*^ Chacón
país natal, su espíritu poético había adquirido un
pleno desarrollo. Las tendencias definitivas de su lí-
200
Literatura cubana]
confianza de todos los jóvenes; él los aconseja, los
influencias.
La fuente de inspiración de Gallego no es tan sen-
cillacomo la de Quintana, pero tampoco es muy com-
pleja. El mismo, en versos sobrios y llenos de ma-
...Sobre el glorioso
montón de escombros de la antigua torre,
que a la horrísona bomba se desploma,
allí el aragonés su frente asoma
indómita y serena,
y al terco sitiador de espanto llena.
204
Literatura cubana
tad con Isabel II, hizo versos de este género. No son
escasos en su colección, pero no expresan nada del
espíritu de la Avellaneda. Son versos de certámenes,
y con eso está dicho todo. Es menester que se diga
de una vez y con voz alta la verdadera Avellaneda,
:
\ llega al
del
amor humano ni asciende a las excelsitudes
amor divino, aunque hiciera en su juventud ver-
sos amorosos y en su edad madura cantara la última
cena y describiera con vivos colores la muerte del
apóstol traidor. Pronto veremos cómo es la de la
Avellaneda : es contradictoria y pasional ; alma llena
de tumultos, que vino a la vida en medio del dolor
205
José M. .<" Chacón
(véase una de sus canciones a la Virgen) y se fué
abrasada por la llama divina (véase su Dedicación
restos de Napoleón:
(A la Poesía.)
(i) Uno de los pocos galicismos que enturbian las claras fuentes
del estilo de la Avellaneda.
208
Literatura cubana
a las playas de Iberia tristemente, ;
209
j. M. CHACÓN. Literatura cubana. 14
José M."^ Chacón
Tuvo nuestra autora una conciencia plena de su
arte, de su dignidad, de su desarrollo técnico. P^ué por
esto una incansable re fundidora de sus produccio-
nes (i). Mucho hay mucho de puro
de mecánico,
procedimiento en una poesia, cuando composiciones
tan haladles como A mi jilguero y La Serenata, pa-
san para llegar a su redacción definitiva por tres eta-
pas diversas; pero este trabajo de refundición in-
cesante también señala en el artista una concepción
210
Literatura cubana
tema lírico. Tiende a ello el desenvolvimiento de su
estilo, aunque, salvo en contados casos, como en la
211
José M.» Chacón
3; Orgullo —escogida por Menénidez y Pelayo para su
bellísima colección Las cien mejores poesías caste-
llanas—, en la estrofa 19, en las ediciones de 1841
y 1850, leemos este verso:
* * *
Q12
Irlteratura cubana
S14
Literatura cubana
TÚ haces, Señor, exhlaciones breves
las esperanzas que fundé en la tierra.
(2.* Elegía en la muerte de mi esposo.)
215
José M.* Chacón
senta esta parte de su obra : Para
la influencia bíblica.
aquilatarla debiéranse comparar sus traducciones en
prosa de los salmos (llegan a unos veinte), con las
principales hechas en lengua castellana. Se vería en-
tonces cómo llega a apoderarse del giro de la oda bí-
blica (tan grato siempre a los poetas de la escuela
sevillana) y de su gran opulencia. Recuérdese el co^
« 3K
M7
José M.*^ Chacóu
do para la patria ausente. Cuando su alma había
muerto para el mundo, puso sus ojos en nuestra pa-
tria al dedicarla la edición completa de sus obras;
en épocas de paz relativa, al visitar el jardín botánico
de Lisboa, las plantas tropicales avivaban en su alma
el no entibiado recuerdo de nuestro país (i), hacién-
dola decir, con Heredia
Memorias, p. 20.
U Memorias, p. 24-25,
218
Literatura cabana
tradición. Habéis visto cómo se expresaba de su pa-
tria. ¿ Qué hemos hecho por ella ? ¿ Pueden las fiestas
oficiales, celebradas en medio de la completa indife-
rencia de nuestro pueblo, a pesar de los esfuerzos, el
celo y la inteligencia de una comisión dignísima, sa-
tisfacer la deuda que tenemos contraída con su nom-
bre ? ¿ Por qué no realizar ahora sus deseos (bien ex-
presados en de Heredia), y ya que no
la anterior cita
m
JOSÉ MAKÍA HEREDIAí
223
José M." Chacón
arbitrarias, para los que fijan clasificaciones absolu-
tas, para los que practican
dogmatismo, el más in-
el
224
Literatura cubana
matices e infecundo en el complejo y de ri-
retórico,
291
José M.'^ Ciíacóu
bre ese asunto ? ¿ Qué crédito merece la noticia ? La
vaguedad con que se enuncia iiace pensar en su in-
exactitud ; mas ¿ cómo es que no se ha indagado para
resolver de plano esta cuestión? Estos puntos de la
262
Literatura cubana
saber que esa oscuridad ha desaparecido merced a
felicísimas investigaciones verificadas en el Archivo
Universitario de México por don Nicolás Rangel. El
señor Rangel ha podido averiguar, con exaciiiud
completa, cuáles fueron los años que cursó Here-
dia en la Universidad de México. El documento
principal que ha descubierto —no dado aún a la pu-
blicidad — es una petición autógrafa de Heredia
dirigida al virrey. Es de corta extensión; que yo
sepa, no es conocido aquí de nadie : su lectura ofre-
ce, además de la curiosidad de lo inédito, el alte
Exorno. Sr.
D. José María Heredia, ante V. E., con el debido
respeto, digo:
que desde el año de 1810 estoy apto para estudiar fa-
cultades mayores, y que sólo pude hacerlo en 18 16, por
haber tenido que seguir a mi Sr. padre, oidor que fué
de Caracas, en los continuos y penosos viajes que hizo
en aquella provincia, ocupado en el Rl. servicio; que
por esta causa he atrasado seis años en mi carrera, que
en el día me veo cargado por la muerte de mi padre,
con la manteción de una madre enferma, y de cuatro
hermanas que no han salido aún de la niñe::; no habién-
dome dejado mi padre otra cosa que la memoria y el
exemplo de los distinguidos servicios que ha hecho a
S. M. en Venezuela, habiendo sacrificado a sus intere-
ses los suyos propios y los de su familia; que siéndome
forzoso pasar cuanto antes a la Habana, me resulta un
perjuicio enorme de no ir graduado de aquí; por todo
lo cual rendidamente
A V. E. Suplico que previa información del Sr. Reo-
José Al.'' Chacón
tor de las escuelas se sirya concederme dispensa de
un curso de leyes y del corto tiempo de un 'mes que
nue falta para completar oítro. Yo
confío en que V. E.
no perderá en esta ocasión glorioso titulo de pa-
el
dre de los .desgraciados que le ha adquirido su bene-
volencia, y esipero de su justificación y bondad me con-
cederá esta gracia que le pido.
México, i8 de noviembre de 1820.
Excmo. Sr.,
ase
Literatura cubana
Esta hipérbole de dudoso gusto es suficiente para
probar cuánto arraigó en el espíritu de Heredia el
y
José M.»^ Chacón
II
212
Literatura cubana
para aquellos hombres de cultura clásica, poetas in-
244
Literatura cubana
más visible, por la fuerza del contraste, esa deca-
dencia. Heredia no recibió influencias de este centro
no podía dar vida a nadie, sino que la imploraban
para sí misma. En cambio hubo de recibirla del me-
dio literario de entonces.
Es este período esencialmente activo, aunque no
poético. Es época de actividad política y social ; mo-
mento de preparación, de tendencias disímiles, de in-
fluencias diversas. A excepción del dulce y sencillo
Fr. Manuel Navarrete (muerto en 1809), no hay en
Méjico un verdadero poeta en los veinte primeros
años del siglo anterior. Pero hay cultivadores de la
poesía que pugnan por romper los viejos moldes,
unos siguiendo la primera manera de Batilo. otros
decidiéndose por la segunda, por la que le coloca co-
mo progenitor de Quintana. Aquéllos vuelven a la
tradición humanística, éstos rinden un culto último al
brillantísimo don Luis de Góngora y en medio de es-;
ductor es Odioa)
Un tiempo al poderoso
Padre dejaste, y la mansión dorada
del alto Olimpo hermoso
y tirado tu carro delicioso
de las gentiles aves
con presto movimiento atravesaba
el aire, y yo observaba
247
José M.*^ Chacón
de mi florido bosque silencioso
el batir de sus ala'S sonoroso.
248
Lrlteratura cubana
cias en Heredia.
in
250
Literatura cubana
del siglo XVIII. No hay pasión, sino apariencia de pa-
sión en sus versos ; no siente sino en una sola forma
en la exaltación del amor físico. Cubre su erotismo
bajo distintas formas, mas siempre, ya en las almi-
baradas poesías bucólicas, ya en las de trascendencia
social, es fácil distinguir esa nota lírica como la pre-
dominante. Si no hubiera vivido bajo el magisterio,
lleno de virtud amable, pero intolerante y estrecho, de
don Gaspar Melchor de Jovellanos, si hubiera con-
fuentes de su inspiración:
cantar
los estragos del vicio,y con rugente
voz descubrir a los míseros mortales
sus apariencias engañosas
V también a
254
Literatura cubaua
ficanos para escribir una página definitiva de crítica
comparada Cánovas, no obstante su
; criterio retórico
(escribía en 185 1), advirtió claras reminiscencias de
Meléndez en la sección de Poesías amatorias de Here-
dia; pero la influencia mucho más honda, la que
trasciende de la forma al espíritu poético, la que de-
termina una orientación literaria que dura muchos
años, no ha sido señalada con precisión.
Heredia es un poeta erótico y es un poeta social.
Su erotismo es físico, exterior, como el de Melén-
dez; su poesía social, civil, es de fines utilitarios; es
como la de Cienfuegos, como la de Meléndez (en su
segunda época), como la de Quintana : es oratoria en
la forma; es, por. las ideas, utilitaria y renovadora;
eco, vigoroso a veces, muy débil en ocasiones, del filo-
sofismo, del panfilismo, de todos los grandes ismos de
su siglo.
Espíritu apasionado, sincero, ligeramente voluble,
no puede decirse que sus poesías amatorias sean con-
vencionales: un tumulto de pasiones ag^ta su alma;
un presentimiento doloroso le embarga pero al darles ;
físicas y materiales.
Así dice en La Partida :
¡ Eres humana
y yo soy infeliz !..., en mi destierro
966
José M.» Chacón
en fiestas mil de juventud forzosa
viviré entre dolor, y tú cercada
que abrasará de tu beldad el brillo,
me venderás perjura,
y en nuevo amor palpitará tu seno,
olvidando del mísero Fileno
la fe constante y el amor sencillo;
.¡Ui
declamación.
El fin político, el fin práctico, el didacticísmo, en
una palabra, llevan a Heredia a confundir el proce-
dimiento lírico con el oratorio, el espíritu lírico con el
de la elocuencia. Nada menos lírico que esas largas
menciones nominales: la poesía de Heredia está so-
brecargada de ellas. ^No es esta misma falta de est)í-
oratorio de su poesía.
Ejemplos diversos presenta la obra de Heredia en
confirmación de lo que aquí se expone. Bástenos aho-
ra un fragmento de la Oda a los habitantes de Ana-
htiac. Caracteriza perfectamente al género y es de las
260
Literatura cubana
de tus bosques el aura embalsamada
es al valor, a la virtud funesta.
¿Cómo viendo tu sol radioso, inmenso,
no se inflama en los pechos de tus hijos,
generoso valor contra los viles
que te oprimen audaces y devoran ?
IVi
peyas antiguas:
264
Lite r ait u ra cujj a ii|a
\^
el fuego me devora
Sola tu luz...
sabe halagar mi corazón...
Hora serena en la mitad del cielo
ríes a nuestros campos agostados...
nidad clásica!
De este penetrante sentimiento de la naturaleza,
270
Llteraturacubana
de este sentimiento íntimo del mundo físico brota
también la poesía civil interna de Heredia. Era de-
masiado fuerte su ansia de liberación, era muy am-
plioy generoso su humanitarismo para que no tras-
cendieran a las composiciones de esta índole. El poe-
ta civil existió siempre en Heredia, y tiene razón
don Enrique Piñeyro cuando, en polémica con Me-
néndez y Pelayo, afirma que es la nota patriótica la
distintiva de sus versos.
No surge aquí con violencia, es menos vibrante;
pero, quizá, por lo mismo, es más íntimamente lírica,
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José M.'^ Chacón
Heredia; si fuera así, tal nombre resultaría al,8^o
pomposo y muy impropio. Es el espíritu libertario,
humanitarista, lo que le domina ante el orden, ante la :
a tu pueblo inocente...
como pálida mies gemir segado.
Vanamente sus ojos moribundos
por venganza o favor a ti se alzaban.
Tú los desatendías
y tu carrera eterna proseguías,
y sangrientos y yertos respiraban.
* * *
FIN
Páginas.
Dedicatoria 7
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