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Fundador de Wikipedia: 'Ya no confío en

Wikipedia, es la voz del establishment'

Medios y Tecnología
Por: Luis Alberto Hara - 08/22/2021
Larry Sanger está decepcionado de la enciclopedia en línea que pretende ser
neutral

Junto con Jimmy Wales, Larry Sanger fundó Wikipedia, la enciclopedia en línea
que se ha convertido en la fuente principal de información de consulta rápida.
Wikipedia es uno de los diez sitios más visitados del mundo y se ha vuelto una
especie de garantía de lo que se acepta convencionalmente. En un principio, su
atractivo era que pretendía ser una fuente neutral en la que cualquier persona
podía editar una nota y había editores desinteresados que aseguraban una cierta
neutralidad. Según Sanger, quien ya no está involucrado en el proyecto, esto ha
cambiado con los años y actualmente Wikipedia ha caído en la misma
propaganda que otros medios.
En una reciente entrevista (ver el video abajo), Sanger dijo:
Puedes confiar en Wikipedia para darte un punto de vista del establishment. Si
buscas la verdad, depende de qué crees que es la verdad. Muchas de nuestras
fuentes, incluyendo Wikipedia, sostienen que en los casos controversiales sólo
hay una versión de la verdad.
Esta versión es la verdad oficial, la verdad de la sociedad, del mainstream. Para
Sanger, Wikipedia se ha ido alineando con una visión de centro-derecha que
coincide con organismos gubernamentales y con la sociedad científica secular: 
En un principio todavía estaba comprometida a la neutralidad, durante varios
años fue un importante actor en la conversación sobre el futuro de los medios.
Se hablaba de la colaboración y la neutralidad. Se podía ir al artículo de un
presidente o un evento controversial y ver los diferentes puntos de vista bien
organizados Y si esto no pasaba había batallas en la talk page de Wikipedia
para discutir estos puntos de vista. Era mucho más fácil participar. Ahora es
muy difícil participar en casi todos los artículos. Si haces una edición, recibes
una advertencia y te impiden colaborar. 
Esto pasa porque Wikipedia tiene mucha influencia, y una de las divisas de la
actualidad es justamente la influencia.
De acuerdo con Sanger, hay "un nuevo complejo de influencia" que se dedica a
hacer que los artículos digan lo que tienen que decir. Algunas personas les pagan
a consultores para influir en el contenido de estas páginas que se han convertido
en algo así como la versión oficial o por default de la realidad: "Si sólo una
versión de los hechos está permitida, esto le da un gran incentivo a las personas
en el poder para tomar control de cosas como Wikipedia, para acaparar más
poder... y lo  hacen".
El fundador de Wikipedia dice que esto se puede constatar en la entrada sobre
Joe Biden, que brilla por la ausencia de posturas críticas en su contra y de casos
escandalosos como lo sucedido con el tema de Ucrania. Como podía esperarse,
Wikipedia ha tomado el punto de vista de la OMS en cuanto a la pandemia y
censura versiones alternativas. Notablemente, según Sanger, tiene una postura en
contra de la medicina alternativa, a la cual califica de seudociencia o "quackery".
Se caracteriza por una posición a favor de la legalización de las drogas propia
de think-thanks progresistas.
Y aunque muchas de estas ideas hacen sentido, van en contra del espíritu de
Wikipedia de ser una enciclopedia democrática. De hecho, "sus orígenes eran
distintos, eran antiestablishment".
Ante la proliferación de las teorías de la conspiración en tiempos tan sensibles,
Wikipedia, como todos los medios informativos, se enfrenta a ciertos problemas
éticos. ¿Se debe defender la igualdad de los diversos puntos de vista aunque
algunos puedan ser peligrosos? Esto es difícil de responder. Sin embargo, el caso
de Wikipedia es distinto porque pretende ser una enciclopedia, que es además el
epítome de la neutralidad. Debido a ello, se esperaría un mayor esfuerzo para ser
incluyentes y al menos ofrecer mayor diversidad, sin que esto signifique
necesariamente caer en el relativismo de la posverdad. Pero al parecer el sitio se
ha degenerado, incapaz de hacer frente al poder que busca protegerse y moldear
la realidad social de una u otra forma.

El asombroso caso de Christopher


Knight, el ermitaño que vivió 27 años en
el bosque sin hablar con nadie

AlterCultura
Por: Luis Alberto Hara - 06/25/2020
El fascinante caso del "último ermitaño"

Christopher Knight vivió solo durante veintisiete años en los bosques de Maine.
Su caso se convirtió en un mito. Muchos dudaban de su existencia. Sin embargo,
los pobladores locales compartían historias. Encuentros indirectos. Objetos que
se perdían. En ocasiones Knight entraba a sus casas y robaba comida, cervezas, 
libros, etc. Robaba lo mínimo para no llamar demasiado la atención. Finalmente,
la policía lo detuvo en el año 2013. Knight fue sentenciado a siete meses en
prisión, luego de que confesara sentirse mal por sus pequeños pero numerosos
hurtos. 
Todavía eran los años 80 cuando Knight, de 20 años, se internó en el bosque
cerca de Rome, Maine. Sus padres jamás reportaron su ausencia. Según diría más
tarde, su relación con ellos era buena, pero no empalagosa. Solamente en una
ocasión, en los 90, se encontró con otro hombre en una vereda en el bosque e
intercambiaron un leve saludo. Esa fue toda su comunicación en veintisiete años.
Knight logró sobrevivir inviernos de -27 grados, aparentemente despertando en la
parte más fría de la noche y manteniéndose caliente caminando en torno a su
campamento, que calentaba con una estufa de propano. En los inviernos más
difíciles, cuando sentía que podía morir de frío y hambre optó por meditar.
Nunca encendió una fogata, para no llamar la atención. Se rasuraba y mantenía
relativamente limpio, presuntamente robando ropa, para así no generar sospechas
si se encontraba con alguien. Era como si quisiera que lo dejaran en paz, al
tiempo que escapaba de este mundo.
El también apodado "North Pond Hermit" sigue siendo, en cierta medida, un
misterio. Este misterio es indagado por un nuevo documental producido por The
Atlantic, pero aunque el documental es bueno, la psicología y la motivación de
Knight siguen quedando en el vacío.
Cuando se le preguntó a Knight qué hacía, contestó que al principio leía libros
pero que su actividad principal era "hacer nada". Y esto nunca le aburrió. En
todos los años que llevaba en el bosque, según le dijo a la policía, no se enfermó
ni una sola vez. No había quien lo contagiara. 
La frase más enigmática y fascinante fue dicha por Knight al periodista Michael
Finkel, quien escribió un libro sobre su caso. Cuando se le preguntó si tenía una
razón para su retiro o algún aprendizaje sobre el tiempo que pasó en el bosque,
Knight contestó: "Me examiné. La soledad otorga un aumento de algo valioso...
mi percepción. Pero cuando apliqué mi percepción incrementada a mí mismo,
perdí mi identidad. No había audiencia, no había nadie para quién montar la
obra... Por ponerlo románticamente, era completamente libre".
El lector quizá encontrará una similitud entre la frase de Knight y algunas de
las recientes teorías de la neurociencia que sugieren que el yo es una ilusión.
Nietzsche creyó observar que el yo es una máscara que usamos, y buscó destruir
el pensamiento representacional. Y por supuesto, en el budismo se dice que la
verdadera libertad existe solamente cuando se ha logrado la más alta sabiduría: la
ausencia del yo. ¿Alcanzó Knight un estado de libertad inefable en el bosque,
hasta el punto de perder toda noción de identidad?
Si en realidad encontró ese estado de paz y libertad, lamentablemente no duró
mucho tiempo, pues lo último que supimos de Knight, cuando estaba en prisión,
fue que estaba enfermo, inquieto y desesperado.

In memoriam: David Graeber, el brillante


(anti)líder de Occupy Wall Street

AlterCultura
Por: Jimena O. - 09/03/2020
El antropólogo y anarquista David Graeber fue una de las figuras detrás del
movimiento Occupy Wall Street, proveyendo organización e ideología.

Con motivo del fallecimiento de David Greaber este 3 de septiembre de 2020,


compartimos esta semblanza sobre su destacada participación en el movimiento
Ocuppy Wall Street, en septiembre de 2011. RIP 
Una de las cualidades que hizo más atractivo al movimiento Ocuppy Wall Street
(2011) fue la ausencia de una estructura jerárquica dentro de su dinámica y, más
bien, su semejanza con una red o un rizoma, en una suerte de organización
horizontal descentralizada.
Con todo, acaso por inercia de la conducta humana, surgieron figuras influyentes
que fueron clave en la gestación y consolidación de una protesta que tuvo cierto
impacto mundial por su resonancia con lo que le ocurre a millones de personas en
la vida diaria. Una de estas figuras fue David Greaber, anarquista, antropólogo y
experto investigador en la conformación del sistema económico actual basado en
la deuda. 
En aquella época, Graeber gustaba decir que tenía tres objetivos para ese año:
promover su nuevo libro, aprender a conducir y lanzar una revolución global.
Hasta ahora, de las tres, la que menos parecía avanzar era la segunda, ya que
Graeber aún no consiguía tomar lecciones de manejo para dominar la máquina
fordiana. 
A sus entonces 50 años de edad, Graeber, profesor en la Universidad de
Goldsmith, había participado en muchas protestas antisistema en distintas
ciudades del mundo: Quebec, Génova, Philadelphia y Nueva York y, junto al
editor de Adbusters, fue uno de los organizadores de Occupy Wall Street en sus
inicios. Graeber participó organizando clases de resistencia no violenta,
entrenamiento médico y legal y llevando al movimiento al Parque Zucotti (que es
privado, por lo que la policía no puede desalojar de ahí a los manifestantes).
Graeber creció en una familia de anarquistas y desde los 11 años se interesó en el
estudio de los jeroglíficos mayas, lo cual lo llevó a obtener una beca e iniciar una
carrera académica que se ha visto truncada por su preferencia por la anarquía.
En su libro Debt: The First 5,000 Years, Graeber expuso una historia alternativa
al surgimiento del dinero y los mercados, explorando la actitud ambivalente que
existe ante la deuda, como obligación o pecado, motor del crecimiento
económico y herramienta de opresión: por un lado se cree que pagar las deudas
es un asunto de moralidad y por otro se percibe como malignos a aquellos que
viven de prestar dinero.
Graeber señaló ahí que, a lo largo de la historia, la deuda ha servido como una
forma para que los Estados controlen a sus ciudadanos y extraigan recursos de
ellos (usualmente para financiar guerras). Y cuando las personas llegan a tener
demasiada deuda, se desata algún tipo de revuelta.
El dinero no fue creado por comerciantes para facilitar el comercio, fue creado
por los Estados para hacer más eficiente su recaudación de impuestos y para
medir la propiedad. En el proceso se introdujo el concepto de precio y de un
mercado impersonal que devoró las redes orgánicas de soporte mutuo que
existían.
Graeber argumenta que el dinero convierte obligaciones y responsabilidades,
elementos sociales, en deuda, algo que es puramente financiero. El sentido que
tenemos de que es importante pagar la deuda corrompe el impulso de cuidar el
uno del otro. La deuda se vuelve sagrada, cuando las relaciones humanas son en
realidad más importantes.
Pero, si entendemos los orígenes de la deuda, entonces nos volvemos más
flexibles a negociar las deudas cuando las condiciones cambian, ya sean estas
hipotecas, tarjetas de crédito, deudas estudiantiles o de naciones enteras. Al
respecto, esto dijo el antropólogo:
La soberanía pertenece a fin de cuentas al pueblo. Tú le diste a los bancos el
derecho de crear el dinero que te es prestado. Colectivamente hicimos esto, y lo
podríamos hacer de otra forma.
Perdonar una deuda, en un especie de jubileo mundial, sería notable "no sólo
porque aliviaría mucho sufrimiento humano, sino porque será una forma de
recordarnos que el dinero no es inefable, que pagar nuestras deudas no es la
esencia de la moralidad, que todas estas cosas son arreglos humanos y si la
democracia significa algo, eso es la habilidad de acordar para arreglar las cosas
de una forma diferente", dice Graeber.
Artículo publicado originalmente el 11 de mayo de 2011, actualizado el 03 de
septiembre de 2020 por su relevancia y como parte de la revisión del Archivo
Pijama Surf.
También en Pijama Surf: 10 películas anarquistas imperdibles
Imagen de portada: David Graeber (en camiseta de IWW, centro) con Brian
Kelly en un rally del Día de Mayo por los derechos de los inmigrantes en Union
Square de la ciudad de Nueva York. Esta fotografía ha sido ampliamente
reproducida por diversas publicaciones, entre ellas Adbusters (Canadá) y Profil
(Austria), Thomas Good (2007) / Wikimedia Commons

Imperdible video de Roberto Calasso


impartiendo una lección a jóvenes sobre
la importancia de los mitos en la vida
actual

Arte
Por: Joaquín C. Bretel - 08/12/2021
Una joya rara de la TV italiana que nos permite ver a Calasso en una inédita
faceta de maestro mitógrafo ante un coro de jóvenes

El escritor y editor Roberto Calasso murió el pasado 28 de julio en Milán.


Con su muerte se acaba la época de los grandes intelectuales del Novecento y
concluye una especie de "crepúsculo del pensamiento" que inició con Borges y
que en los últimos años ha incluido a Eco, Steiner y otros pocos más. La
dirección que lleva el mundo actualmente, priorizando la ciencia y la tecnología
en detrimento de las humanidades, hace pensar que posiblemente no volveremos
a tener un intelectual de la magnitud de Calasso en mucho tiempo.
Calasso es el autor de una de las obras ensayísticas más importantes en la
historia de la literatura. Se ha dicho de Borges que sus ensayos son como cuentos
y sus cuentos son como ensayos; los ensayos de Calasso son como novelas, como
una única novela que es la historia misma, con sus correspondencias
secretas, desde Homero o Platón hasta Baudelaire o Kafka (sin dejar de incluir
las historias de la India y su plétora de dioses). Uno de los temas centrales de su
obra es el mito, al cual considera un modo de conocimiento, de cierta manera
más vasto que el logos (al menos en tanto a ratio y discurso) y más cercano al
tejido mismo del cual está hecho el mundo.
Entre los materiales que empiezan a surgir para recordar a Calasso hace unos días
encontramos con un video fabuloso del escritor florentino impartiendo una
lección de mitología griega, rodeado de un campo de jóvenes estudiantes.
Calasso primero presenta un video sobre el sentido de la mitología y luego hace
una breve introducción. El grueso del programa consiste de un aula abierta de
preguntas y respuestas. Esto en un principio quizá no parezca extraordinario.
Pero este material es rarísimo y totalmente inesperado, pues Calasso no era un
hombre que gustara de los reflectores y se prestara a cosas como estas. 
Aunque llevó una vida sumamente activa, especialmente como fundador y
director de Adelphi (la casa editorial más importante actualmente en Italia, y
probablemente la más admirada del mundo), Calasso fue más bien reservado y
huraño en lo que concierne a la vida pública. ¿De qué otra manera habría de
dominar tantas lenguas, leer tantos libros y dejar una obra tan vasta como escritor
y editor? Las imágenes revelan esto: hay en Calasso una cierta
irritabilidad por tener que estar en el centro de este estudio-jardín de
adolescentes y responder a sus preguntas (que a veces reformulan lugares
comunes que el escritor detesta). No obstante, sin preocuparse por la
corrección política, manifiesta una lúcida y contundente calma y nos regala
algunas perlas.
El programa discurre en torno al sentido que tienen los mitos en la vida actual,
algo que no resulta evidente para el individuo secular moderno o los jóvenes
italianos que participan en el programa. Calasso empieza diciendo:
El mito no es sólo materia de estudio en la escuela, y eso ya es algo bueno.
Atraviesa varias materias: la literatura, la historia, el arte. Los dioses griegos se
encuentran en mucho de lo que estudian. Y uno se pregunta: ¿por qué? ¿qué
cosas eran estas cosas?… Y hay que regresar en el tiempo al origen, a tiempos
de Homero... El mito que hoy es inasible, que no es reductible a una disciplina,
en aquel tiempo era todo, todo se manifestaba dentro de este marco. ¿Qué era lo
que se encontraba en el mito? Por una parte simplemente una serie de
historias. Mito en latín significa fábula. Estas historias tenían un carácter
diverso... El resultado al que llegan estas historias es a un conocimiento. Un
modo de conocimiento que no puede ser sustituido por otra cosa. En este punto
les cedo a ustedes la iniciativa. 
Sobre el valor del mito hoy
Dice Calasso:
Esta claro que se puede vivir bien sin estas historias, la mayor parte de nuestros
contemporáneos viven sin ellas, no las saben, no las sienten, van adelante, están
contentos, pero no conocerán ciertas cosas. Cada quien debe pensar si ciertas
cosas son esenciales para él o no. (...) Los mitos tienen consecuencia en
una vida una vez que se sienten, que se entra en una circulación, [en un modo]
en el que los nombres Apolo, Afrodita, Zeus cobran sentido. ¿Y qué significa
‘sentido’? Un cierto modo de vivir el sexo, la inteligencia, la pasión, etc. Todo
cambia, y esto ya demuestra el sentido práctico de la relevancia de los mitos y la
capacidad que tienen de cambiar la dirección de una vida.
Calasso sugiere aquí que el significado de la vida se amplifica cuando tenemos
como referentes a los dioses y a sus historias, se abren campos de resonancia
entre los acto cotidianos y un pasado vivo, cuasi eterno. 
¿Cuál es el origen primero de los mitos?
Calasso explica que no hay fuente primaria, un mito original: "El mito no es una
sola historia. Es una parte del árbol. El hecho de sus variantes es la primera
paradoja". Parte del valor de los mitos yace en escapar de la conciencia lineal que
el cristianismo, el marxismo y el capitalismo han incrustado en el imaginario.
Los mitos siempre están ya envueltos en otros mitos, no hay un afuera de lo
mítico. 
¿Por qué un pueblo como los griegos tuvo la necesidad de refugiarse en los
mitos pese a que no son reales?
Este es un momento especialmente tenso y divertido. Al escuchar esta
pregunta Calasso parece irritarse, pero toma un respiro. Desmantela de tajo la
presunción de la joven que lo interroga. "En tu pregunta está implícito que
sabemos que es lo real. ¿Tú lo sabes?". "No", contesta ella. Calasso recobra la
calma: "No, nadie lo sabe... ¿Qué ocurre si tomamos un sujeto occidental
promedio y lo comparamos con un alumno de Platón, (pues Platón tenía
alumnos)? ¿Cuál es más evolucionado?... ¿Qué ventajas tendríamos en
conocimiento?". La modernidad es en gran medida la ilusión de conocimiento, de
superación.
¿El mito es usado para comunicar los tabúes de la sociedad?
¿Por qué asusta el mito? Porque es el mundo el que asusta. Intentamos tratar el
mundo como una cosa doméstica, pero sólo porque estamos aterrorizados. Y
tenemos razón de estarlo. La naturaleza, por su propia constitución, es algo
enigmático, cruel y difícilmente dominable. Estas historias son el tejido mismo
de la naturaleza.
Luego cita a su querido Salustio: "El mundo se puede llamar mito en tanto que
las cosas y los cuerpos aparecen y las almas y los espíritus se ocultan". Y agrega:
“el primer mito es el mundo mismo".
Así concluye este programa transmitido en 1997 en la TV italiana. Una joya rara
en la que podemos apreciar al intelectual más brillante de Italia respondiendo
preguntas de adolescentes, muchos de los cuales seguramente perferían estar en
otra parte. Pero quizá porque en esa época todavía no existían los teléfonos
celulares y el Internet apenas había sido inventado, muchos logran mantener la
concentración. Al final podemos ver los ojos de algunos chicos verdaderamente
maravillados, atónitos, chispeantes, ante la figura del sabio.  

De cómo la búsqueda de poder mundano


y el miedo a la muerte se disfrazan de
espiritualidad

AlterCultura
Por: Sofía Tudela Gastañeta - 06/25/2020
La supuesta espiritualidad del común de la gente no deja de regirse por
comportamientos tribales, instintivos y atávicos, que los inducen a plegarse
automáticamente al poder, a la fuerza, y no a la verdad, a la razón ni a la virtud
por sí mismas

Que el común de la gente tiene una disposición servil y medrosa que le induce a
someterse a un líder o grupo de poder y a buscar así seguridad,
independientemente de que este tenga verdad, razón o virtud, es un hecho. De
este modo se explica que ahí donde el cristianismo es poderoso, el común de la
gente es cristiana; que ahí donde impera el islam, el común de la gente es
islámica; y que ahí donde lidera la corrección política, el discurso del común de
la gente es políticamente correcto. Incluso en los subgrupos de una misma
cultura, nación, sociedad, es el miembro o grupo de ellos más imponente el que
consigue que los demás se plieguen a él más allá de tener o no razón, y tal
realidad se puede apreciar también en las tribus urbanas y hasta en los colegios y
centros de instrucción más prestigiosos.
La supuesta espiritualidad del común de la gente no deja de regirse por estos
mismos comportamientos tribales, instintivos y atávicos, animales, que los
inducen a plegarse automáticamente al poder, a la fuerza, y no a la verdad, a la
razón ni a la virtud por sí mismas, salvo que estas sean respaldadas por las
anteriores, siendo las primeras el verdadero móvil de su reconocimiento y no el
valor intrínseco que subyace en las siguientes, puesto que de lo contrario no
necesitarían de una fuerza externa a ellas mismas que las confirme en lo que ya
son por sí mismas.
Así, si un individuo con autoridad, carismático y con fuerte personalidad de líder
dice que es enviado de Dios, y en lugar de hablar verdad habla falsedad, pero se
eleva y hasta vuela por los aires, camina por las aguas, lanza rayos por las manos,
le disparan y no muere, resucita a los muertos, será aprobado y se le rendirá la
pleitesía de maestro espiritual –si acaso no de Dios–. A la inversa, no se le dará
crédito ni mucho menos honores a una persona discreta que hable con verdad de
espíritu y cuyo mensaje proceda realmente de un nexo con lo Divino, sea claro,
brillante, bien formulado, pero que, sin embargo, tal persona no tenga carisma, ni
carácter, ni fuerza de mando y no obre ningún prodigio, ningún milagro, que no
manifieste ningún poder aparatoso, sea ordinario o extraordinario.
Tan falsa es la espiritualidad de la gente que atiende a la fuerza y no a la verdad,
a los poderes y no al conocimiento. El más poderoso triunfa, no el más veraz. La
mundanidad es la norma de la mayoría de gente religiosa que reniega del mundo
-desprecian el mundo porque su avaricia se ve privada de él y por la cual,
simultáneamente, aspiran al mundo en nuevos términos espirituales-. Prefieren
volar por las nubes y ser física o, por lo menos, psicológicamente inmortales -tal
es la sed mundana de quienes reniegan del mundo- a comprender una verdad
sencilla acerca de Dios de la que no obtengan ningún reconocimiento, ni la
aprobación de nadie o acogida en algún grupo que los refuerce y les de
seguridad, ni la inmortalidad -esa inmortalidad frívola, eso que se suele entender
por ella-, que, en otras palabras, no les brinde ningún provecho a nivel utilitario
para servir a sus ambiciones post mortem o para palear sus grandísimos miedos
en esta vida y su miedo superlativo a la muerte.
La mayoría de gente, cuando se suscribe a una religión, en realidad no busca
conocer la verdad ni lo Divino, sino solo confort, seguridad, orden y dirección
vitales, sensación de empoderamiento, así como sentido de pertenencia. Dios no
es más que la excusa para saciar estas necesidades atávicas y tribales que nada
tienen que ver con la genuina espiritualidad metafísica. Quien realmente busca lo
Divino, debe romper con el gregarismo y la superchería, desnudarse y
contemplar honestamente la realidad hasta alcanzar su médula, ¡lo Divino!
La religión es la decadencia de la metafísica.
.......
Respecto al escrito cuyo título es “De como la búsqueda de poder mundano y el
miedo se disfrazan de espiritualidad”, cabe clarificar –si se lee con detenimiento
el escrito considero que debería quedar claro por sí mismo– que se trata de una
crítica justa y ponderada a la falsa espiritualidad que se pretende verdadera y
cuyos móviles son, en realidad, mundanos; no es en modo alguno una crítica a la
genuina espiritualidad, ni a la religión bien comprendida; tampoco es una crítica
a la institucionalidad religiosa –el texto no aborda esa temática– ni a vías
tradicionales de acceso a lo Divino -con lo cuál en principio estoy de acuerdo-. El
escrito debe entenderse por lo que es, no por lo que no es, antes de ser evaluado
correctamente.
Si se desea defender lo espiritual y a la par lo religioso que lo enmarca y
vehicula, es preciso exponer a la vista la superchería y la superstición que
asfixian lo auténticamente religioso. ¿No fue lo que hizo Jesús con los fariseos?
¿No fue lo que hicieron, de hecho, todos aquellos que en diversas tradiciones
religiosas estaban genuinamente comprometidos con lo Divino? El mismo San
Juan de la Cruz tiene una crítica similar a la del texto en torno a depositar la fe en
lo mágico y milagroso –que puede ser falible y responder a meras apariencias,
manejándose en el nivel de lo fenoménico y no en el de la realidad metafísica– en
lugar de hacerlo directa y sencillamente en lo Divino. En “El peregrino ruso”,
relato tradicional de un anónimo de la ortodoxia rusa, el mentor espiritual del
peregrino le desvela –pues un velo de falsa religiosidad era lo que llevaba puesto
en lugar de los ojos– cómo lo que él creía una fe certera no era sino un conjunto
de artimañas de su propia mente para encubrir sus pasiones y miedos mundanos,
y es entonces, sólo entonces -cuando el peregrino se percata de esto, descorre el
velo de su religiosidad tibia y cómoda, y lo reconoce-, cuando el mentor lo
conduce por la vía certera hacia Dios. 
Yo soy cabalmente contraria a la secularización –sólo rescato algunas cosas de
ella, como los Derechos Humanos (y también animales y ecológicos)
fundamentales, pero no la perspectiva desacralizada desde la que se los aborda–.
Estoy de acuerdo con lo que has escrito y no veo cómo ello podría oponerse a un
ensayo que no crítica en modo alguno el aspecto religioso, sino, al contrario, la
seudoespiritualidad-religión. Al estar de acuerdo contigo, no veo cómo “puntos
de vista confrontados” -¿Cuáles? Pues me pasan desapercibidos- podrían
distanciarnos en nuestra cosmovisión; y de haberlos -imaginemos que tenemos
puntos enfrentados significativos-, tampoco sería razón de una toma de distancia
en perspectivas, sino más bien una oportunidad de mayor proximidad en las
mismas a través del diálogo intersapiencial.
¿Por qué? Porque para profundizar en el ámbito del Espíritu es necesario mirar de
frente y no volver el rostro hacia un lado; es preciso dudar, poner en cuestión,
contrastar los conocimientos, inquirir y preguntarse; y en lugar de permanecer
acríticamente donde se está guarnecido pero no se avanza, sondear más y más
profundo. Esa era una de las metodologías propias de los Diálogos platónicos:
contraponer puntos de vista hasta ir puliéndolos unos con otros hacia la
Perfección; cuestionar las creencias, incluso morales y religiosas (un ejemplo: en
el Eutifrón o Sobre la piedad Sócrates cuestiona las premisas religiosas del
sacerdote cuyo nombre titula al diálogo, con el cual se cruza cuando este se dirige
al templo a realizar obras piadosas), no para conducir al relativismo y al
nihilismo, sino para, dialécticamente, penetrar más profundo en eso mismo en lo
que se indaga. Poner en cuestión algo puede suponer para algunos la ruptura con
ese algo; para otros, la oportunidad de sondear aún más hondo en ese algo, de
sumergirse en su aspecto más nuclear y conocerlo más a fondo, más
verdaderamente. Por lo mismo, por cuestionar los falsos formalismos mentales y
religiosos, e indagar más internamente para hallar la perla que realmente
encerraban, Sócrates fue acusado de impiedad (asebeia) y condenado a muerte
por ello. 
Pues mientras existen quienes buscan real y activamente lo Divino, y están
comprometidos con la verdad y dispuestos a renunciar a sus prendas -pocas o
muchas, o todas- y mudar -con desapego y honestidad intelectual- de visión si es
necesario -aun cuando hayan cultivado un huerto entero y construido un palacio
en la visión que dejan tras de sí con las manos vacías-, otros sólo buscan un
refugio seguro y mundano revestido de galas espirituales, y en cuanto alguien
escarba un poco en ese refugio para ver qué piedras no están firmes y en su lugar
y cuáles sí, ellos se sienten amenazados creyendo que su refugio será demolido.
Atacan entonces al filósofo consagrado a Sophia en nombre de la “religión”, pero
realmente no tienen sed de Dios, sólo desean comodidad, sentar la cabeza y pacer
seguros en este mundo, evitando navegar continuamente en el océano de lo
desconocido e inaprehensible. Lo Divino, sin embargo, ha de buscarse con el
alma desnuda y abierta (receptiva), con franqueza y sin segundas intenciones. La
Vía espiritual no es para tibios, por fanáticos que se muestren al aferrarse a las
formas religiosas –pues sólo a ellas se aferran: se aferran al dedo para no ver la
luna y en cuanto se les sugiere que suelten el dedo un instante para mirar la luna
que este señala le acusan a uno de impiedad–. Ellos son idólatras, han hecho del
dedo su ídolo, perdiendo de vista a la luna que aquel señala, a lo realmente
Divino. El dedo que revelaba la Verdad se ha convertido para ellos en la Verdad
misma y por eso se ha cerrado sobre sí mismo deviniendo en un velo difícil de
franquear -difícil porque quien no desea franquearlo realmente no lo hará-. Los
símbolos velan y revelan al mismo tiempo: son velos para fariseos y tibios, para
los que buscan tierra segura, para las almas sedentarias, y revelaciones para los
que sólo buscan la Faz de Dios que se trasluce en ellos. ¡No hagamos de los
puentes dioses! ¡No rindamos culto a los emisarios! ¡No tomemos a un autor o
líder espiritual por Dios! ¡Eso es shirk! 
Muchos desean hacer de la religión una ideología y mantenerse siempre en una
postura media segura. De jóvenes indagaban sinceramente en la verdad hasta que
se cansan, y una vez mayores se aferran a un conjunto de creencias fijas en todos
los ámbitos de la vida y permanecen en él sin mudar de opinión ni un ápice ante
distintas evidencias (dice el refrán popular: “perro viejo no aprende trucos
nuevos”). Y, sin embargo, quienes realmente conectan con lo sagrado son
siempre jóvenes, siempre niños, mantienen el frescor y la candidez iniciales. ¡La
religión no es un asiento enjoyado y vigilado por guardianes sobre el cual
dormir! La religión es vivencia fluida y efectiva de lo Divino (a propósito,
Mircea Eliade la describe acertadamente en Lo sagrado y lo profano).
¿Cómo es posible la espiritualidad sin religión? Si religión es re-ligare, “volver a
ligar” con el principio originario, y por ende también se aplica al budismo, que
religa a su practicante con la Budeidad inherente a sí mismo, con la verdadera
naturaleza incondicionada, más allá de toda concepción –por la cual no se entra
ni se sale– de todo. 
El Zen no tolera los términos medios, aquellos en los que en resumidas cuentas
uno se sentiría cómodo, en honor a la verdad. “Vomita a los tibios”. El zen es
todo o nada y, si ya no es todo, no es nada. Por eso, para sacudir el
embotamiento, los hábitos, la rutina, para volver a poner en la “Vía”, ha tenido
necesidad constantemente -y más que nunca hoy en día- de “marginales” y de
iconoclastas, practicantes de una compasión ruda y rugosa, de provocadores
que precisamente crean incomodidad. Sólo estos “revolucionarios” un poco
“anarquistas”, que sin embargo eran artistas, poetas o inventores, devolvieron
al zen el impulso que había perdido y le confirieron un frescor y un sabor
siempre renovados, capaces de sorprender al paladar hastiado que todavía no
los había probado nunca.
(Los maestros zen, Jacques Brosse)
A menudo me ocurre que personas enfrascadas en un punto de vista no me
comprenden –porque, por ejemplo, tengo ensayos críticos y hasta satíricos hacia
el cristianismo y asimismo otros que lo defienden, algo contradictorio desde un
punto de vista doctrinario, pero que es muy coherente mirado desde el punto de
vista de una búsqueda espiritual sincera y no de una adherencia ideológica– y me
catalogan de “anticristiana” unos y de “cristiana ultraconservadora y
sedevacantista” otros –por ciertos puntos de vista afines y por mi predilección
por el cristianismo medieval–. Tampoco comprenden que en la búsqueda uno
pueda mudar de posición, o matizar lo que antes no matizaba, o hacer hincapié en
elementos en los que antes no hacía hincapié, y viceversa, dejar de darle
importancia a otros aspectos que antes eran cruciales. Afirmo esto porque he sido
ampliamente difamada en las redes por lo mismo, por poner en cuestión la
“infalibilidad” de algún autor (diremos Guénon). Me gusta esta cita de Plauto:
"Los que divulgan la calumnia y los que la escuchan, si valiera mi opinión,
deberían ser colgados; los divulgadores, por la lengua, y los oyentes, por las
orejas".
A propósito de los prejuicios de la gente ante lo que no comprende o elude sus
esquemas reflexioné hace unos días, pues me percaté de que a mí también me
ocurría lo mismo. Estaba caminando por unos jardines y a lo lejos vi unos árboles
con frutas de color naranja relativamente redondeadas. Parecían naranjas, pero no
eran iguales, difiriendo en la textura y la forma. Pero al verlas exclamé:
“¡naranjas!”. Y una amiga me respondió: “no, son caquis”. Y volví a mirar y
efectivamente lo eran, y desde el principio había visto que lo eran, pero como en
mi país de origen no existe esa fruta y en mis esquemas mentales a lo que más se
aproximaba era a una naranja, mi mente automáticamente forzó la realidad y la
acomodó a mis esquemas mentales preexistentes. Yo no miraba la fruta tal cual
era, no miraba con la mente limpia, vacía y despejada, sino que distorsionaba la
realidad hasta ajustarla a mis esquemas de visión precedentes. Todo esto se dio
de forma automática. El zen trata de desactivar ese tipo de tendencias reactivas
de nuestra mente para volver a mirar el mundo como lo haría un recién nacido.
Cuando una realidad es distinta y nueva, tendemos a acomodarla a lo que
conocemos, aunque eso implique distorsionarla. Puesto que me salgo de los
diversos esquemas, la gente me acomoda a lo más próximo que tiene a mano y a
menudo yerra en este procedimiento, distorsionando mi pensamiento y mi
persona. También existen otros que no superan el quedar sin argumentos en un
debate, cuando se tienen por grandes conocedores y están muy aferrados a su
imagen –hubo quien no me perdonó que simplemente lo rebatiera con buen
ánimo y siguiendo los protocolos de educación propios de un debate alturado en
una disquisición pública sobre Platón–.
Respecto a la frase “la religión es la decadencia de la metafísica”, así lo
considero: incluso la mejor de las religiones, una religión armoniosa en su
totalidad y sin mácula, que conduce eficientemente a lo Divino, supone ya un
grado de descenso en el plano de la manifestación del que la metafísica pura está
libre. Luego, la religión misma sigue diversos procesos de decadencia, desde su
origen más puro y directo hasta vaciarse del espíritu que vehiculaba y tornarse un
cuerpo sin alma o en una cáscara vacía, cuyo interior ha sido usurpado por
burócratas y muchas veces por el engaño, deviniendo en un vehículo realmente
antiespiritual que puede incluso liderar una cruzada contra lo Divino. Imagino a
un conductor que se dirigía al Everest en un hermoso vehículo, se detuvo a
descansar y bajó un momento de él, y un ladrón entró en su lugar, y yendo de
bajada en dirección opuesta al Everest intentó atropellarlo. La religión sería el
vehículo, el trayecto el ascenso espiritual, el Everest la meta Divina, y el ladrón
la corrupción que se inserta en una estructura para ir en sentido inverso al
designio original y aniquilar a quienes debiera ayudar y transportar, es decir, al
inicial conductor al que termina por atropellar.
No me opongo a la búsqueda de un maestro genuino y a la instrucción
tradicional, ni a la religiosidad y su diversidad de vías, ni a la moral bien
comprendida (no como moralismo, sino como metodología de perfección incierta
en la vida práctica). Me gustaría que quede claro esto. Pero una defensa necesita
también una contraparte y hay que matizar. A veces ese matiz puede venir no en
un solo texto, sino en el contrapeso de dos opuestos: uno de pura apología por un
lado y otro de pura crítica por el otro. Una visión muy idealista de algo puede
hacernos perder la perspectiva global y conducirnos a no ser cabalmente fieles a
la realidad. Los puntos abordados dan para un largo e interesantísimo diálogo.
Comprendo la religión en dos sentidos: uno esencial y otro accidental. En el
sentido esencial, no la critico; mi crítica se dirige a su sentido accidental. El
primero, lo comprendo como re-ligare o volver a ligar, re-unir (lo que
significa yoga originalmente) al ser con su principio (Divino). El segundo, lo
entiendo como la estructura de poder y creencias vinculadas al primero (pero que
a menudo nos distancian de él), sea institucional o no. En el primer sentido, la
religión se identifica con la metafísica. Esta no es la especulación conceptual
abstracta, sino la experiencia directa de los principios subyacentes (que
finalmente desembocan en la Unidad que los articula), la experiencia ontológica
de lo Divino. Este sentido corresponde a episteme (conocimiento) y a la facultad
de visión espiritual (o visión sin imagen) que Platón denomina nous. El segundo
sentido no es metafísico, sino devocional y corresponde a doxa (opinión),
vinculándose más a la facultad de la imaginación. Para acceder a episteme,
debemos trascender doxa. Para acceder a la genuina religión (retorno al principio,
metafísica práctica) debemos liberarnos de la religión en cuanto conjunto de
creencias que nos eximen de sondear en la realidad, puesto que la suplen: suplen
la visión por lo que imaginamos que es la visión, el conocimiento por la creencia.
La cuestión: doxa, dianoia y nous, y cómo no se relacionan. La razón es el límite
intermedio que divide a la irracionalidad de la suprarracionalidad. La mayoría de
personas propenden más a la irracionalidad que a la razón y su capacidad
suprarracional está ausente. Es común en los religiosos o en quienes poseen
pretensiones espirituales, así como en la gente trivial. Un menor número de
personas tienen más fuerte la razón y los elementos irracionales no consiguen
absorberla y anularla, de modo que puede decirse que son prioritariamente
racionales. Sin embargo, también tienen la capacidad suprarracional impedida.
En este sector cabe un amplio número de intelectuales y ateos que han
desarrollado el hemisferio izquierdo del cerebro circunscribiéndose a él, pero que
no tienen mayores luces. Un número todavía más reducido es el de quienes
teniendo una buena imaginación y una razón fuerte que no es absorbida por esta,
se proyectan más allá de la razón y se abren la percepción suprarracional. Aquí
encajan las personas genuinamente espirituales.
Platón distingue entre doxa (creencia), diánoia (razón discursiva) y nous (la
región superior de la inteligencia que percibe directamente los principios y el
Principio de principios, y que es una con Él). Doxa (mera creencia, superstición,
fantasías inconexas) se orienta a la irracionalidad. La diánoia se orienta a la
razón como la comprendemos normalmente: es la capacidad de hilvanar
ordenada y lógicamente los conceptos o los hechos de los que se parte; tiene una
función estructuradora, da coherencia, armoniza los elementos, explica la
realidad formando discursos a partir de principios o axiomas, de forma que es
móvil, deviene en el tiempo, discurre, realiza desarrollos hasta alcanzar una
conclusión, implica un proceso. El nous, en cambio, se asimila a lo
suprarracional, es la región superior de la inteligencia, la luz del espíritu, que
percibe instantáneamente los axiomas o principios previos al pensamiento y del
que este parte; es visión inmediata, es comprensión sin ningún proceso mediador,
sin desarrollo, pura, de forma que es inmóvil, no deviene, es la Inteligencia
eterna y en ella comprender y ser se identifican, son uno solo: penetra en el
núcleo mismo, es el núcleo y su comprensión es su misma experiencia, su mismo
ser. Cuando alcanza la cumbre se remonta al Principio de principios, al Principio
Supremo del que dependen los principios segundos y terceros: lo Divino. El
espíritu o nous percibe lo Divino sin mediación porque él mismo es lo Divino en
el alma. Es conocimiento puro, Gnosis, Omnisciencia, Realidad sin Lindes,
Despertar, Sol, Experiencia Suprema, Ser, Más allá del Ser. 
La afirmación de que el Kali-Yuga es una era sin religión es parcialmente verdad.
A lo que agrego: la religión es la decadencia de la metafísica, como la a-religión
es la decadencia de la religión. En este sentido, me identifico con la visión
expuesta por Lao Tse en el Tao Te King:
Por eso, cuando se pierde el Tao, surge la doctrina de la virtud;
cuando se pierde la virtud, surge la doctrina de la justicia;
cuando se pierde la justicia, surge el ritual.
Ahora bien, el ritual no es más que la cáscara de la lealtad y la fe,
y es el comienzo del caos.
La presciencia sólo es la flor del Tao
y el origen de la insensatez.
Por eso el noble habita en lo sólido y no en lo diluido.
Habita en el fruto y no en la flor.
Y también en este pasaje: 
Cuando se abandonó el gran Tao,
surgieron las doctrinas del amor y la justicia.
Cuando aparecieron los conocimientos y el ingenio, 
les siguió una gran hipocresía.
Cuando los seis parentescos dejaron de vivir en paz, 
se ensalzó el amor paterno y la piedad filial.
Cuando un país cayó en el caos y el desgobierno, 
aparecieron los ministros leales.
La sabiduría de Shankara y de los defensores de la no-dualidad es certera:
afirman la verdad respecto de la realidad fundamental de la multiplicidad
aparente que converge en la Unidad real, absoluta, eterna e innominada. Muchas
y diversas pueden ser las especulaciones intelectuales sobre la realidad
fundamental, pero la experiencia directa, la sumersión en ella, es la única que
garantiza la certeza de lo que se sostiene. Por eso no puedo suscribirme a las
otras visiones que niegan la no-dualidad, porque contravienen el conocimiento
experiencial trascendente que he tenido. Ramajuna es un teórico, un
argumentador, pero su visión racional no coincide con la experiencia-ser-visión
interior absoluta que conozco y que es en sí. Los argumentos son provisionales y
nada pueden contra el hecho. Mi intención ahora no es teorizar sobre si la
individualidad perdura o no, porque a ello no se llega con argumentos, sino con
la sumersión en el fondo último de todas las cosas (el alma no se fusiona con
Brahma, ni tampoco conserva su individualidad: no conserva su individualidad
porque esta es ilusoria y la ilusión se evapora ante la Verdad; no se fusiona con
Brahma porque ella misma es Brahma, de forma tal que sólo se reconoce en lo
que es sin tiempo). Sin embargo, teorizar y argumentar también ayuda a abrir
circuitos, a facilitar comprensiones, aunque no es garante de por sí.
El Principio Divino, que subyace a todo lo existente y lo posibilita, en Sí Mismo
no experimenta pasiones humanas porque es inmutable, y erróneamente las
personas con una percepción infantil acerca de la Divinidad se las atribuyen. Sin
embargo, hay una forma, distinta a la que la gente común entiende, en que este
Principio inmutable sí es capaz de experimentar pasiones humanas, y es sólo
cuando se torna criatura, cuando, desde lo no manifestado, desde el reino de lo
sin forma, se condensa en lo existente adquiriendo una forma. ¿A qué me refiero?
El Principio en Sí Mismo es inmóvil y está más allá de toda pasión, pero
asimismo se manifiesta en todos los seres y, al manifestarse en todos los seres, al
ser todos los seres, todo lo que cualquier ser siente, lo que tú sientes, eso es lo
que el Principio experimenta, pero no en su calidad de Principio, sino en su
calidad de criatura, de ente particular existente. Siente a través de todos los seres
únicamente en la calidad de estos, siendo todos los seres en su esencia el
Principio, único y siempre el mismo. Si tú experimentas una pasión, la
experimentas porque vives, y vives porque eres en esencia el Principio: vives con
la Vida del Principio, experimentas desde Él tu condición de criatura pasional.
Pero si te adentras más en tu interior hasta rebasar el nivel individual, alcanzas el
centro imperturbable del Principio. En resumen: desde la imperturbabilidad, el
Principio experimenta la perturbabilidad; desde lo invisible, lo visible; desde lo
inaudible, lo audible; desde lo incorpóreo, lo corpóreo; desde el no-pensamiento,
el pensamiento; desde la eternidad, el tiempo; desde la plenitud, la carencia;
desde la vida, la muerte; desde lo impersonal, la persona; todo ello a través de tu
condición de criatura o ente particular existente en el cual el Principio se hace
patente adquiriendo una forma que lo limita, que restringe el Infinito que Es en
su condición no manifestada. Sólo en su alteridad ilusoria el Principio
experimenta pasiones humanas. Ergo, no existe nada que la Divinidad no
experimente y, sin embargo, Ella permanece intacta e inmutable más allá de toda
pasión mutable, más allá de toda perturbación.
Este es el sentido esotérico de la naturaleza de Cristo, muy lejos de la concepción
literal y exotérica que considera al personaje histórico y contingente de Jesús de
Nazaret la manifestación exclusiva de Dios en el reino de las criaturas. En
realidad el principio crístico es universal, habita en todos los seres y es el mismo
que el principio búdico, el hombre universal, etc., y sólo requiere de su
actualización para realizarse. Es el principio inmanente de la Divinidad, lo
Absoluto o lo Infinito.
La Iglesia, en su necedad literalista e historicista, ha perseguido a todos los
“herejes” que han reconocido el genuino sentido; y el protestantismo, aún más
literalista e historicista, ha conducido a la caricatura cristiana, fuera del
catolicismo, a sus formas extremas de degradación, del mismo modo en que lo ha
hecho la Teología de la Liberación dentro del mismo. Aludo, por supuesto, a un
punto de vista exclusivamente metafísico. Desde una perspectiva humana, las
cosas adquieren otro cariz.
Continuando con lo anterior, distinta es la devoción que nace del conocimiento,
que la que nace de la superstición. Y distinta es la devoción que nace del anhelo
genuino, de la sed del espíritu, que la que nace del terror a la existencia y a la
muerte en pos de un escapismo. Con el ritualismo y la religiosidad es muy fácil
caer en la superstición. No creo que su defensa se deba basar en lo que otros
dicen sin más, no creo que la estima de algo deba basarse en el argumento de la
autoridad o ad verecundiam siendo incapaz de tener su fundamento en su propia
dinámica interna o en lo real, y no en lo que otros dicen que debamos creer por
fe. Religiones hay muchas, creencias hay muchas, supersticiones hay muchas, y
unas se oponen a otras, y es el azar el que se encarga de que unos abracen unas u
otras, y peleen entre sí por ver quién tiene razón. El sabio no se adhiere por azar,
no se basa en la creencia de lo que le tocó porque nació en la Europa cristiana
medieval, en la Grecia pagana o en la Arabia musulmana, sino que discierne con
la luz del sentido interior lo verdadero de lo falso. Distinto es el culto
supersticioso a los dioses por credulidad acrítica y pasional, sin conocimiento de
su naturaleza, al culto a los dioses por conocimiento y alumbramiento interior,
reconociendo en ellos arquetipos o principios de la Divinidad, tal como los
neoplatónicos. Yo misma me inclino ante Atenea y no veo en ello superstición.
Ya hablaremos de ese tema más tendidamente en algún momento. 
¿Qué es el teatro kabuki?

Arte
Por: Luis Alberto Hara - 08/15/2021
Una extraña combinación de vehemencia expresiva y sutileza hacen del kabuki
una de las artes escénicas más estimulantes

El kabuki es una forma de arte similar a lo que llamamos "teatro" o


"drama", con un fuerte componente de danza o de lo que hoy podríamos
llamar performance. Lo más notable del kabuki es su naturaleza hiperbólica,
altamente estilizada, sofisticada y dramática. Particularmente esto se refleja en
el vestuario y en las actuaciones.
El kabuki se originó en el periodo Edo, en el siglo XVII. Fue creado por
Izumo no Okuni, quien reunió a un grupo de bailarinas con las que
realizaba ligeras puestas en escena en la ciudad de Kioto. Con el tiempo fue
adaptado para que los actores fueran solamente hombres. Se considera que la
característica exageración que pretende el kabuki es mejor transmitida por
hombres que encarnen mujeres en  las obras. Aquellos que se especializan en
papeles femeninos son llamados onnagata. Asimismo, existen dos tipos de roles
en las obras, el estilo violento (o aragoto) y el suave (o wagoto).
A diferencia del drama occidental, el kabuki no depende casi nada en una obra
escrita, todo el peso dramático recae sobre los actores y los aspectos visuales
y sonoros que enmarcan su presencia. 
La utilización de maquillaje vívido, vocalizaciones exageradas, música
pintoresca, y movimientos altamente expresivos produce un poderoso
espectáculo sensorial. En cierta manera similar al arte dramático indio, basado
en el concepto de rasa (deleite estético), el kabuki genera emociones a través de
artificios y ornamentos que han sido rigurosamente clasificados por la tradición y
tiene como fin el entretenimiento, el placer estético. Pero a diferencia del arte
dramático indio, el kabuki no se ajusta a la realidad o a una categoría definida de
emociones que deben ser reflejadas. Refleja una concepción sobrenatural del
mundo. Aunque el kabuki suele inclinarse hacia el lujo, la magnificencia y la
hipérbole expresiva, existen ciertos actores capaces de provocar estados de gran
tensión y sutileza emocional.
Algunos derivan kabuki del término "kanji" que puede significar "canto",
"danza" o algún tipo de habilidad performática. Sin embargo, la etimología
se refiere a algo "fuera de lo ordinario", de aquí también la asociación con la
interpretación del kabuki como una forma de arte avant-garde, un teatro que
explota todo lo extraño y bizarro. 
A lo largo de los siglos, el kabuki ha atravesado numerosas transformaciones
temáticas y estilísticas, sirviéndose también de innovaciones tecnológicas en la
puesta en escena. Inicialmente estaba asociado a manifestaciones de la cultura del
pueblo, pero se ha ido volviendo más sofisticado y refinado. A partir de la
apertura de Japón a la influencia occidental en la segunda mitad del siglo XIX, el
teatro kabuki empezó a adaptar estilos modernos y se reinventó de tal manera que
se volvió más interesante para las clases altas.
La UNESCO nombró hace unos años a esta peculiar forma artística parte
del "patrimonio inmaterial" de la humanidad. Según esta organización,
actualmente "el kabuki es la forma de teatro japonés más apreciada". 
En este video podemos ver una excelente muestra de la variedad y el poder
expresivo del kabuki:
No hay duda de que el kabuki es una de las formas artísticas más extrañas y
estimulantes que existen hoy en día. Se presta tanto a dejarse llevar por una
cascada vehemente  de sensaciones y emociones como a una refinada y sutil
contemplación de la música y los movimientos gráciles y hasta hipnóticos de los
actores. En realidad, el kabuki es una experiencia que elude las palabras y debe
experimentarse.

Entendiendo el pensamiento de Carl


Jung en 5 puntos esenciales

Filosofía
Por: Joaquín C. Bretel - 07/31/2021
Un acercamiento a la obra de Jung a través de 5 puntos fundamentales

El psicólogo suizo Carl Jung (1875-1961) fue una de las grandes personalidades
del siglo XX. En Jung se conjugan la magia y la ciencia para crear un arte
psicológico o, apelando a su interés por la alquimia, una alquimia psicológica.
Fue justamente debido a su interés por lo esotérico y lo parapsicológico que Jung
rompió con Freud, quien en un principio lo veía como su mejor heredero.
Además de un brillante explorador de la mente, Jung fue un hombre
poderosamente carismático. Reunió a su alrededor a algunas de las mentes más
interesantes de su época: Wolfgang Pauli, Hermann Hesse, Mircea Eliade, Henry
Corbin y Gershom Scholem son sólo algunos de los intelectuales que figuraron
en el círculo de Jung.
Ciertamente el pensamiento de un hombre complejo como Jung no se puede
sintetizar y reducir a una lista, pero de manera introductoria, como un esbozo de
mapa, presentamos aquí cinco pilares de su pensamiento. Cabe mencionar otras
ideas importantes de Jung que no hemos incluido: la noción de
extrovertido/introvertido (acuñada por Jung), la sombra, la imaginación activa y
el anima y el animus.
 El inconsciente colectivo
Si Freud es conocido fundamentalmente por su trabajo sobre el inconsciente, a
Jung se le conoce sobre todo por su idea del inconsciente colectivo. Una idea
fascinante pero sumamente controversial y generalmente no aceptada por la
psicología moderna o por el pensamiento "científico". Jung respondió a dicho
rechazo argumentando que la ciencia moderna, centrada en la materia y en el
objeto, carecía de la profundidad y la sensibilidad para explorar el verdadero
misterio del universo: la psique. Jung distingue de esta manera los diferentes
aspectos de la psique:
(1) La conciencia, (2) el inconsciente personal y (3) el inconsciente colectivo. El
inconsciente personal consiste en todos aquellos contenidos que se volvieron
inconscientes debido a que perdieron intensidad y fueron olvidados o porque la
conciencia se retrajo de ellos (represión) y, por otra parte, de los contenidos,
como [algunas] impresiones sensoriales, que nunca alcanzaron suficiente
intensidad para llegar a la conciencia pero que lograron entrar a la psique. El
inconsciente colectivo, sin embargo, como la herencia ancestral de posibilidades
de representación, no es individual sino común a todos los hombres, tal vez
incluso a los animales, y es la verdadera base de la psique individual.
El inconsciente colectivo es la memoria genética colectiva en la que se acumula
toda la vida psíquica. En su ensayo La estructura y la dinámica de la psique,
Jung añade: "Teóricamente, debería ser posible 'pelar' las cáscaras del
inconsciente colectivo una por una hasta llegar a la psicología del gusano e
incluso a la de la ameba". El inconsciente colectivo está conformado de dos
elementos fundamentales, los cuales están estrechamente entrelazados: los
instintos y los arquetipos: "El inconsciente colectivo consiste en la suma de los
instintos y sus correlatos, los arquetipos. De la misma manera que todos
poseemos instintos, todos también poseemos una reserva de imágenes
arquetípicas".
 Los arquetipos
Los arquetipos  o "imágenes primordiales" son otros conceptos controversiales de
Jung, que sin embargo se han popularizado enormemente, siendo utilizados en
las áreas más dispares, de la astrología al cine y la publicidad. Podemos ver un
antecedente, no sin importantes diferencias, en las ideas platónicas. Jung define a
los arquetipos como representaciones de instintos o motivos psíquicos. Los
arquetipos son patrones, conformados por energía mental (deseo, emociones),
que se repiten y se manifiestan como símbolos. "Es esencial insistir que no son
meros conceptos filosóficos. Son pedazos de la vida misma -imágenes que están
integralmente conectadas al individuo a través del puente de las emociones-",
escribe Jung en El hombre y sus símbolos. Son imágenes con fuerza numinosa,
que pueden ser usadas para integrar la psique, para producir un estado de unidad.
En la psicología de Jung los arquetipos cumplen la función de una iniciación, un
rito de paso en nuestra psique hacia un nuevo estadio que quizá puede permitir la
resolución de un antiguo conflicto que impide la manifestación de la totalidad del
ser:
Sólo es posible vivir la vida en su máxima expresión cuando estamos en armonía
con estos símbolos; la sabiduría es un retorno a ellos. Esto connota que cuando
una persona vive en concordia con los arquetipos que yacen dentro de ella
puede empezar a vivir una vida más pacífica.
A través de los arquetipos el individuo puede entrar en contacto con la
profundidad espiritual del inconsciente y encontrar sentido, algo de lo cual
adolece el hombre moderno. Según Jung, el hombre moderno, asolado por el
materialismo nihilista, puede definirse como el hombre en busca de un alma.
Un autor más reciente, Joseph Campbell, continuó (y popularizó)  el trabajo de
Jung con sus ideas del arquetipo del héroe y otros arquetipos. Para Jung el
arquetipo fundamental es Cristo, el rey solar, el hombre completo, un arquetipo
del Selbst o sí mismo.

  El Selbst (o arquetipo del sí mismo)


El objetivo último de la psicología de Jung es la manifestación integral del
arquetipo del sí mismo o Selbst. El sí mismo es el resultado de la unión entre el
inconsciente y la mente consciente, la oscuridad y la luz, el bien y el mal, lo
femenino y lo masculino. El símbolo histórico de esta obra es Cristo. En su
concepto del sí mismo Jung incluye tanto las ideas de la alquimia occidental
como la noción india del atman (el atman es el alma individual que es igual a
Dios o al alma del universo). En sus propias palabras, este arquetipo, "siendo una
totalidad debe incluir los aspectos luminosos como los aspectos oscuros, de la
misma manera que el sí mismo abarca los aspectos masculinos y femeninos y por
lo tanto es simbolizado por el matrimonio del cuaternario". Este cuaternario, que
es el eje de la psique e incluso el diagrama de un mandala (cuyo centro es ubicuo
y cuya circunferencia es infinita), está compuesto por la integración o
reconciliación de cuatro elementos, que pueden dividirse en dos pares de
opuestos: 
                       Bien
Espiritual         +           Material
                        Mal
(Este mismo esquema pueda hacerse con otros pares, por ejemplo Dios, la Virgen
o Esposa, Jesús y el diablo).

 La conjunción de los opuestos


El aspecto culminante del método terapéutico de Jung es la conjunción de los
opuestos, lo que en sus primeros textos” llama "la función trascendente". Jung
desarrolla esta idea de su interés por la alquimia, que domina gran parte de su
obra en sus últimos años. No se puede dejar de mencionar también el concepto
de enantiodromia que aparece en Heráclito (aunque no con ese nombre). El
filósofo presocrático concibió la guerra o lucha entre opuestos como el origen de
todas las cosas y observó que existe una perpetua transformación entre los
opuestos. Jung anota en su libro Mysterium Coniunctionis que Silberer tuvo la
penetrante observación de llamar a "la coniunctio el procedimiento central de la
alquimia". Jung extrapola el proceso de unificar metales, elementos o energías
opuestas en el horno alquímico a la psique humana.
Los opuestos toman numerosas formas -que son la energía primordial del
universo, el yin y el yang-. Para el ser humano los más importantes son el
principio femenino y el principio masculino, que en la alquimia de Jung son
representados por el anima (el arquetipo femenino que lleva al hombre hacia el
Eros) y el animus (el arquetipo masculino que lleva a la mujer hacia el Logos).
Para producir la integración total de la psique, el hombre deber hacerse
consciente de su sombra e integrar su aspecto femenino -para lo cual una figura
femenina es esencial- y la mujer lo mismo pero en el sentido opuesto. La unión
de los opuestos en la psique engendra la "piedra filosofal".
 La sincronicidad (o las experiencias numinosas)
Parte esencial para la transformación de la psique, según Jung, es la producción
de experiencias numinosas. Esto es, el encuentro con manifestaciones de la
propia psique en la realidad, momentos en los que el ser humano descubre que el
universo en el que vive está lleno de significado. Una forma de describir este
universo pleno de sentido, la cual ideó junto con el físico Wolfgang Pauli, es la
noción de sincronicidad. Jung la describe como una "conexión acausal
significativa" (la denominación de "acausal" significa que no obedece a leyes
materiales conocidas). Le debemos a Jung la popularización de la idea de que al
menos ciertas coincidencias no son meras coincidencias: son irrupciones de la
psique en el mundo. Además de presentar aquí una teoría para explicar
fenómenos parapsicológicos, con este concepto Jung hace una aportación no-
dualista a la física y a la filosofía. Según Jung:
La física ha demostrado que en el ámbito de las magnitudes atómicas la realidad
objetiva presupone un observador,  y que sólo bajo esta condición es posible un
esquema satisfactorio de explicación. Esto significa que un elemento subjetivo se
adhiere a la perspectiva del mundo del físico, y también que necesariamente
existe una conexión entre la psique y el contínuum del espacio-tiempo objetivo.
Estos descubrimientos no sólo ayudan a la física a zafarse de los amarres de su
mundo materialista, confirman lo que yo había reconocido intuitivamente, que la
materia y la conciencia, lejos de operar independientemente la una de la otra, de
hecho, están interconectadas de manera esencial, funcionando como aspectos
complementarios de la realidad unificada.
La idea de sincronicidad fue llamada también por Jung y Pauli unus mundi: "no
es sólo posible sino incluso altamente probable que la psique y la materia sean
sólo dos aspectos de una misma cosa". Tenemos aquí de nuevo un punto de
conexión que atraviesa toda la obra de Jung, pues la conjunción de los opuestos,
el arquetipo del sí mismo, es justamente esta unidad entre la materia  y la mente.
Por último, nada mejor para familiarizarse con Jung que ver la legendaria
entrevista que le hizo la BBC en su casa a un costado del lago Zurich en Suiza.
Jung se muestra con esa personalidad magnética, al mismo tiempo severa y
jocosa, que cautivó a sus seguidores. Y nos regala invaluables perlas de su
entendimiento de la psique, al tiempo que habla sobre su vida y sus relaciones
con su padre, su madre y Freud. Se trata del último gran testimonio de una de las
grandes mentes del siglo XX. Jung murió dos años después.

Una selección de los fragmentos de


Heráclito en la traducción de Simone
WeilFilosofía
Por: Joaquín C. Bretel - 07/17/2021
Una de las grandes joyas de la filosofía y la literatura occidental en la excelente
versión de Simone Weil

Los fragmentos que se tienen de Heráclito de Éfeso, el filósofo presocrático, son


una de las joyas de la filosofía y de la literatura mundiales. Heráclito, conocido
desde la antigüedad como "el oscuro" o "enigmático", ha sido admirado por
algunos de los filósofos más importantes. Prácticamente estableció la cosmología
de los estoicos e inspiró la dialéctica de Hegel, y fue enormemente admirado por
Nietzsche, Heidegger y Deleuze. Así, el filósofo de Éfeso se ha ganado un lugar
entre lo más selecto del pensamiento humano. Y, sin embargo, de Heráclito no
tenemos ningún texto completo, sólo unos ciento treinta fragmentos que han sido
recopilados a partir de citas en textos clásicos de la antigüedad (aunque sabemos,
por Diógenes Laercio, que escribió una obra, probablemente titulada Sobre la
naturaleza). 
El pensamiento de Heráclito suele oponerse al de los pensadores de Elea. En la
versión más simplificada, Heráclito está a favor del cambio y del mundo como
proceso y Parménides defiende la unidad inmutable del ser, un monismo absoluto
(en el que el cambio y la diversidad son ilusorios). Curiosamente esta misma
oposición puede verse, no sin calificaciones, entre el budismo y buena parte del
hinduismo (sobre todo el vedanta). Pero el pensamiento de Heráclito es complejo
y admite que pensadores inclinados a formas de monismo y a la metafísica (y a
una realidad trascendente) hayan bebido de sus ideas, particularmente de su
noción de lógos. Aristóteles dice que Platón creó su teoría de las ideas como una
forma de reconciliar la filosofía de Heráclito con la de Parménides.  
Una de las mentes filosóficas que se vieron atraídas por Heráclito y crearon su
propia interpretación de la filosofía del pensador de Éfeso es Simone Weil. Weil
encontró en Heráclito algunas anticipaciones de su cristianismo platónico.
Particularmente, Weil resuena con la idea de Heráclito de la tensión (y
conjunción) de los opuestos como principio creador y paradójicamente unificador
y armonizador. Weil lee además en el lógos de Heráclito el principio divino del
orden y la necesidad del mundo y en su noción del fuego ("que todo lo gobierna")
una anticipación del pneuma de los estoicos y los cristianos.  
Simone Weil fue una excelente clasicista, con un gran dominio del griego
antiguo, lengua que aprendió desde la infancia, acostumbrada a conversar con su
hermano (el matemático André Weil) en griego clásico y recitar versos de
Homero. Sus aptitudes son comparables a las de otro gran joven clasicista,
Friedrich Nietzsche. La muerte temprana de Weil a los 34 años nos impidió gozar
de traducciones más amplias, pero tenemos en sus cuadernos y en algunos
ensayos copiosos pasajes de Platón, Sófocles y Esquilo, además de versos de La
Ilíada en su excelente ensayo La Ilíada o el poema de la fuerza. Weil se
desempeñó como maestra de filosofía y griego durante cerca de una década y ha
sido reconocida por miembros de la academia francesa no sólo como una
brillante clasicista sino como una original intérprete del pensamiento griego. Más
allá de esto, es evidente para cualquiera que ha leído los cuadernos de Weil que
la filósofa amó profundamente el pensamiento y la cosmovisión de los griegos,
integrando las ideas de Platón sobre la belleza y el amor con las ideas del
sufrimiento y la fatalidad de la tragedia y de la poesía homérica. Más aún, Weil
sentía que la salud de la cultura occidental dependía de su arraigo, esto es, de
mantener un contacto vivo con la tradición filosófica, artística y religiosa que
tiene uno de sus pilares en el pensamiento griego. El otro pilar era el
cristianismo. 
A continuación presentamos una selección de los fragmentos de Heráclito que
Simone Weil tradujo casi en su totalidad y que han sido reunidos en su obra
completa, publicada por Gallimard, en un ensayo con el título de Dieu dans
Héraclite. Las traducciones de Simone Weil intentan mantenerse fieles al griego
original y suelen ser bastante literales, respetando la sintaxis y sólo en raras
ocasiones introduciendo términos que no se deducen directamente del texto
original. De la misma manera, hemos respetado el francés de Weil haciendo una
traducción muy cercana a este.
8. Eso que se opone coopera, y de eso que diverge procede la más bella armonía,
y la lucha engendra todas las cosas. 
18. Si no esperas, no podrás encontrar lo inesperado, porque no lo puedes buscar,
no hay sendero hacia él. 
25. Los infortunios [en griego: móros] más grandes obtienen las mayores
reparticiones. 
 
29.  Los mejores eligen un solo bien en lugar de todos los demás: la gloria eterna
en lugar de las cosas mortales. La multitud se satisface como un rebaño.
32. El uno, ese sabio único, no quiere y al mismo tiempo quiere ser nombrado
con el nombres de Zeus. 
33. La ley es, asimismo, obedecer la voluntad de uno. 
41. La sabiduría consiste en una sola cosa, a saber, que el pensamiento gobierna
todas las cosas por medio de todas las cosas.
45. Uno no puede conocer los límites del alma, incluso recorriendo todos los
caminos, tan profundo es su lógos.  
50. Aquellos que han escuchado el lógos y no a mí, coinciden en que la sabiduría
es: uno es todo. 
52. El tiempo es un niño que juega al trictrac  [versión francesa
del backgammon]. Este reino es el de un niño. 
54. La armonía invisible es superior a la armonía manifiesta.
60. La vía que asciende y la que desciende es una y la misma. 
66. El fuego venidero juzgará y someterá a todas las cosas. El fuego que vive
eternamente.
79. El hombre es considerado como sin razón en relación a la divinidad, como un
niño en relación a un hombre. 
86. La mayor parte de las cosas divinas escapa al conocimiento por falta de fe.  
97. Los perros ladran a las personas que no conocen.
102. Para Dios todas las cosas son bellas, buenas y justas. Los hombres conciben
unas como injustas y otras como justas. 
104. ¿Cómo es su espíritu, su pensamiento? Obedecen los encantamientos del
pueblo, su instructor es la masa, no sabiendo que la multitud es maligna, que los
buenos son pocos. 
112. Ser razonable es la más grande virtud, y la sabiduría es decir la verdad y
actuar conforme a la naturaleza con atención. 
119. El hábito es el genio del hombre. [êthos antrôpôi daimôn].
123. La naturaleza ama ocultarse.

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