Historia Del Renacimiento
Historia Del Renacimiento
Historia Del Renacimiento
Características
De forma genérica se pueden establecer las características del Renacimiento en:
Surgimiento de una nueva «relación con la naturaleza», que iba unida a una
concepción ideal y realista de la ciencia. La matemática se va a convertir en la
principal ayuda de un arte que se preocupa incesantemente en fundamentar
racionalmente su ideal de belleza. La aspiración de acceder a la verdad de la
naturaleza, como en la antigüedad, no se orienta hacia el conocimiento de
fenómeno casual, sino hacia la penetración de la idea.12
Ejemplo canónico para representar la cabeza humana acorde con La Divina Proporción de Luca Pacioli
Arte[editar]
Artículo principal: Arte del Renacimiento
Etapas[editar]
David de Miguel Ángel. Diseñada y ejecutada para presidir la plaza principal de Florencia, esta escultura
es en realidad una estudiada alegoría política bajo la apariencia del tema cristiano. La visión resulta
amplificada por las dimensiones colosales de la estatua, pensada para no perderse en el espacio de la
plaza. Hoy en día la sustituye una copia, mientras que el original está en la Academia de Florencia.
Diferentes etapas históricas marcan el desarrollo del Renacimiento: la primera tiene como
espacio cronológico todo el siglo XV: es el denominado Quattrocento, y comprende el Primer
Renacimiento —también llamado «Renacimiento temprano» o «Bajo Renacimiento»—, que se
desarrolla en Italia; la segunda surge en el siglo XVI y se denomina Cinquecento: su dominio
artístico queda referido al clasicismo o Alto Renacimiento —también llamado «Renacimiento
pleno»—, que se centra en el primer cuarto del siglo. En esta etapa surgen las grandes figuras
del Renacimiento en las artes: Leonardo, Miguel Ángel, Rafael. Es el apogeo del arte
renacentista. Este período desemboca hacia 1520-1530 en una reacción anticlásica que
conforma el manierismo, que dura hasta el final del siglo XVI. Mientras que en Italia se estaba
desarrollando el Renacimiento, en el resto de Europa se mantiene el arte gótico en sus formas
tardías, situación que se iba a mantener, exceptuando casos concretos, hasta comienzos del
siglo XVI.29
En Italia el enfrentamiento y convivencia con la antigüedad grecorromana, considerada como
un legado nacional, proporcionó una amplia base para una evolución estilística homogénea y
de validez general. Por ello, allí fue posible su surgimiento y precedió a todas las demás
naciones. Fuera de Italia, el desarrollo del Renacimiento dependería constantemente de los
impulsos marcados por Italia: artistas importados desde Italia o formados allí harían el papel
de verdaderos transmisores. Monarcas como Francisco I en Francia o Carlos I y Felipe
II en España impusieron el nuevo estilo en las construcciones que patrocinaban, influyendo en
los gustos artísticos predominantes y convirtiendo el Renacimiento en una «moda».
Italia[editar]
Véase también: Renacimiento italiano
Arquitectura[editar]
Artículo principal: Arquitectura del Renacimiento
La Iglesia de Santa Maria Novella, en Florencia, con fachada de Leon Battista Alberti. La ordenación
geométrica que propone Aberti en el diseño queda mitigada por el empleo de mármoles polícromos,
conforme a la tradición local.
Decorativos: pilastras, frontones, pórticos,
motivos heráldicos, almohadillados, volutas, grutescos, guirnaldas, motivos
de candelieri (candelabros o pebeteros) y tondos o medallones. Algunos de estos
ya se habían utilizado en el gótico, otros son creaciones originales y la mayoría se
inspiraron en modelos romanos y griegos. En cuanto a la decoración, el
Renacimiento preconizó el despojamiento, la austeridad, el orden. Solo a finales
del siglo XVI esta tendencia se rompería en favor de la fantasía y la riqueza
decorativa con el manierismo.
Por etapas, se pueden distinguir dos grandes momentos:
Basílica de San Pedro, obra de Bramante y Miguel Ángel, autor del diseño final que se ejecutó en su
mayor parte; la cúpula fue terminada por Giacomo della Porta, y la fachada es obra de Carlo Maderno,
de época barroca. Concebida inicialmente según un diseño centralizado, las variaciones en la dirección
de la obra dieron como resultado un nuevo prototipo de iglesia, llamado a extenderse con
la Contrarreforma.
Detalle de la Puerta del Paraíso, en el Baptisterio de Florencia, obra de Lorenzo Ghiberti. Fue Miguel
Ángel quien, admirado por la perfección de los relieves de esta puerta, dijo que merecería ser la del
propio Paraíso.
Aunque se siguieron haciendo obras religiosas, en las mismas se advierte un claro aire
profano; se reintrodujo el desnudo y el interés por la anatomía con fuerza, y aparecieron
nuevas tipologías técnicas y formales, como el relieve en stiacciato (altorrelieve con muy poco
resalte, casi plano) y el tondo, o composición en forma de disco; también la iconografía se
renovó con temas mitológicos, alegóricos y heroicos. Apareció un inusitado interés por la
perspectiva, derivado de las investigaciones arquitectónicas coetáneas, y el mismo se plasmó
en relieves, retablos, sepulcros y grupos escultóricos. Durante el Renacimiento decayó en
cierta manera la tradicional talla en madera policromada en favor de la escultura en piedra —
mármol preferentemente— y se recuperó la escultura monumental en bronce, caída en desuso
durante la Edad Media. Los talleres de Florencia fueron los más reputados de Europa en esta
técnica, y surtieron a toda Europa de estatuas de este material.47
Los dos siglos que dura el Renacimiento en Italia dieron lugar, igual que en las demás artes, a
dos etapas:
La Piedad del Vaticano, de Miguel Ángel, encargada por el cardenal francés Jean Bilhères de Lagraulas
para su sepultura, hoy se encuentra en la Basílica de San Pedro. El idealismo e impasibilidad de los
dioses clásicos se traslada aquí a un tema cristiano; la serena belleza de María y de Cristo apenas se ve
alterada por el dolor o la misma muerte.
Francia[editar]
Artículo principal: Renacimiento francés
Vista del Patio del Caballo Blanco del palacio de Fontainebleau, con la famosa escalera, preludio de las
formas barrocas. Fontainebleau fue la auténtica capital artística de Francia durante el Renacimiento. En
el conjunto palaciego intervinieron algunos de los mejores artistas del momento.
En Francia la influencia italiana se dejó sentir desde muy temprano, favorecida por la cercanía
geográfica, los vínculos comerciales y la monarquía, que ambicionaba anexionar los territorios
limítrofes de la península italiana, y lo consiguió en algunos momentos. Sin embargo, el
impulso definitivo a la adopción de las formas renacentistas se dio bajo el reinado
de Francisco I. Este monarca, gran mecenas de las artes y aficionado a todo lo que procediera
de Italia, protegió a importantes maestros, solicitando sus servicios para la corte francesa —
entre ellos el mismo Leonardo da Vinci, que murió en el castillo de Cloux—, a la vez que
emprendió un ambicioso programa de revitalización cultural que revolucionó el desarrollo de
las artes en el país. Conviene tener presente que Francia fue la cuna del gótico y que, por
tanto, este estilo estaba fuertemente arraigado y podía ser visto como un estilo nacional. De
ahí que las formas góticas continuaran presentes durante un tiempo, a pesar del nuevo estilo
impuesto por la corte.
En cuanto a la arquitectura, la monarquía, fortalecida y en período de expansión territorial,
había patrocinado ya desde el siglo XV la remodelación de los viejos châteaux medievales y la
creación de nuevas residencias más acordes con los tiempos. Pero fue precisamente
Francisco I el que dio un impulso definitivo a esta operación renovadora, que tuvo varios
focos. El primer edificio renacentista en Francia fue el castillo de Saint-Germain-en-Laye,
imponente fortaleza de ladrillo y piedra en la que aparecen pequeños detalles renacentistas,
dentro de una general sobriedad de aire militar. De estilo más avanzado fueron los castillos
del valle del Loira, conjunto de mansiones para la realeza y la nobleza que muestran los
rasgos más característicos del Renacimiento francés: decorativismo de raigambre manierista,
recuerdos goticistas en las estructuras, y quizá lo más novedoso: una perfecta integración de
los edificios en la naturaleza circundante, como se ve en el Castillo de Montsoreau o en el
grácil puente del castillo de Chenonceau. El más célebre dentro de este conjunto es el castillo
de Chambord, que presenta grandes audacias estilísticas, como una escalera interna
helicoidal. Otros ejemplos de estas residencias suburbanas son los castillos
de Amboise, Blois y Azay-le-Rideau.57
Además de todas estas realizaciones, Francisco I se embarcó en la que quizá fue la obra
fundamental de este período: el palacio de Fontainebleau, vieja mansión de los reyes
franceses que se renovó totalmente. En el edificio en sí se aprecia ya el triunfo de las formas
italianas, aunque adaptadas al gusto francés con sus típicas chimeneas y mansardas. Incluye
fragmentos de desbordante creatividad, como la célebre Escalera Imperial, anticipo de
soluciones barrocas. No obstante, quizá lo más destacado del proyecto fue que involucró a
creadores de prácticamente todas las disciplinas artísticas, algunos venidos expresamente de
Italia, como los pintores Francesco Primaticcio o Rosso Fiorentino, el famoso
escultor Benvenuto Cellini o el arquitecto Sebastiano Serlio, importante autor de tratados de
arquitectura del que apenas se conocen obras salvo este palacio. Las novedades que se
fraguaron aquí trapasarían el ámbito local y darían origen a todo un estilo, el «estilo de
Fontainebleau», un manierismo refinado al servicio de los gustos aristocráticos.58
Tras Francisco I, las formas «a la italiana» acabaron imponiéndose definitivamente en la
arquitectura bajo Enrique II, cuya esposa, Catalina de Médicis, pertenecía a la familia
florentina más poderosa. Bajo su mandato (1547-1559) se reformó la antigua sede de la corte
en París, el palacio del Louvre, convirtiéndolo en un moderno edificio de estética plenamente
manierista. La reforma fue dirigida por uno de los arquitectos franceses más destacados del
momento, Pierre Lescot, que diseñó el gran patio central (Cour Carrée), con características
fachadas en las que utiliza el módulo de arco de triunfo clásico.59 Asimismo, estos monarcas
iniciaron la construcción de un nuevo palacio, enfrente del Louvre, el palacio de las Tullerías,
en el que intervino el otro gran arquitecto francés del Renacimiento, Philibert Delorme.60
La Resurrección, obra de Germain Pilon. Todo procede aquí de Miguel Ángel: la anatomía hercúlea de
Cristo, los escorzos, el efecto «no acabado». Hasta el diseño general del grupo remite a las Sepulturas
Mediceas del florentino. Museo del Louvre, París.
La escultura del Renacimiento en Francia fue también al compás de lo dictado por Italia.
Francia dejó de ser ya a finales del siglo XIV el gran centro escultórico de Europa que fue
gracias a los talleres catedralicios, situación que continuaría durante el siglo XV, y aún más en
el XVI. Es paradójico y a la vez revelador que esta situación coincida con la consolidación
progresiva de la institución monárquica, evidentemente deseosa de renovar su imagen y
dispuesta a usar el arte como instrumento propagandístico de primer orden. No obstante de la
pérdida de hegemonía en este campo, que de todas formas nunca había sido definitiva,
surgieron grandes figuras al calor de los proyectos reales; es de destacar el carácter
ornamental y decorativo que tuvieron las esculturas, subordinándose al proyecto general de
los edificios e integrándose en estos. Dos fueron los autores más sobresalientes: Germain
Pilon y Jean Goujon.61
La pintura también experimentó el progresivo declive de las formas góticas tradicionales y la
llegada del nuevo estilo. Como se ha señalado, se conocieron en Francia de primera mano las
formas pictóricas italianas en el siglo XVI gracias a la llegada de autores muy innovadores,
como Leonardo o Rosso Fiorentino. Francisco I impulsó la formación de artistas franceses
bajo la dirección de maestros italianos, como Niccolò dell'Abbate o Primaticcio, siendo este
último el responsable de la decoración del palacio de Fontainebleau y la organización de las
fiestas de la corte, y teniendo por tanto a sus órdenes a muchos artesanos y artistas. Esta
convivencia de talentos, escuelas, disciplinas y géneros dio origen a la llamada «escuela
pictórica de Fontainebleau», una derivación del manierismo pictórico italiano que incide en el
erotismo, el lujo, los temas profanos y las alegorías, todo ello muy del gusto de su clientela
principal, la aristocracia. La mayor parte de los artistas de Fontainebleau fueron anónimos,
precisamente por esa integración de las artes que se propugnaba y por el magisterio de los
artistas consagrados. No obstante, conocemos los nombres de algunos pintores,
figurando Jean Cousin el Viejo o Antoine Caron entre los más destacados. Sin embargo, el
pintor francés más importante de la época, a la vez que uno de los grandes retratistas de
todos los tiempos, aunque gran parte de su obra se haya perdido, fue François Clouet, que
superó a su padre, el también apreciable Jean Clouet, en la fiel plasmación de la vida de los
poderosos de la época, con una profundidad psicológica y brillantez formal cuyo precedente
hay que buscarlo en Jean Fouquet, gran pintor del siglo XV aún en la órbita del gótico.62
Alemania[editar]
Artículo principal: Renacimiento alemán
La liebre, obra de Durero. El interés por los fenómenos y los elementos de la naturaleza fue uno de los
pilares del humanismo. Durero analiza el mundo vegetal y animal en multitud de dibujos, bocetos y
acuarelas caracterizados por su precisión de científico. Albertina, Viena.
Pieter Brueghel el Viejo: El regreso de los rebaños. El paisaje se ha convertido en el tema principal del
cuadro. Brueghel introduce casi siempre la figura —en este caso, los pastores— como anécdota o
contrapunto a un universo del que el ser humano solo es una parte, mínima y frágil. Obsérvese el interés
por la plasmación de los efectos atmosféricos en los nubarrones que oscurecen el cielo. Museo de
Historia del Arte, Viena.
Hans Holbein el Joven: El retrato de Erasmo de Róterdam, que vivió y trabajó en Basilea desde 1521 en
la universidad más antigua de Suiza, es una de las obras más importantes del pintor. Museo del
Louvre, París.
Suiza[editar]
Con la llegada de la familia Holbein, Basilea se convirtió en el centro más importante del arte
del Renacimiento en Suiza. Más tarde, en 1661, la primera colección de arte público del
mundo también se fundó aquí. Una de las colecciones más importantes de arte renacentista
de la región del Alto Rin se encuentra aún hoy aquí.70 La influencia italiana se notó
especialmente en el cantón de Ticino, como se evidencia en las catedrales de San Lorenzo de
Lugano (1514) y San Francisco de Locarno (1528). En pintura destacó la obra de Niklaus
Manuel, aún cercana al gótico tardío.71
Otros países[editar]
Convento de Cristo de Tomar (Portugal), obra de Diogo de Torralva (1554-1562)
Hungría: este país contó con el gran mecenazgo del rey Matías Corvino, un gran
amante del arte italiano, quizá por influjo de su esposa, Beatriz de Nápoles.77 El
monarca compró numerosas obras de arte italianas, y contrató artistas y
arquitectos italianos para reformar y decorar sus palacios, como Benedetto da
Maiano, Clemente Camicia y Giovanni Dalmata; el miniaturista Attavante degli
Attavanti fue autor del Breviario de Matías Corvino y del Códice de Marciano
Capella; el escultor Andrea Ferracci realizó el altar de la Anunciación de
la catedral de Esztergom.78
Polonia: como en otros países, las novedades renacentistas llegaron de la mano
de artistas italianos llegados al país, como los arquitectos Franciscus
Italus y Bartolomeo Berecci (Palacio Real de Cracovia), Gian Maria
Mosca (Palacio Episcopal de Cracovia) y Giovanni Battista di Quadro (Palacio
Municipal de Poznań); y los escultores Santi Gucci (capilla de Segismundo de
la catedral de Cracovia), Girolamo Canavesi (monumento de Gorka, catedral de
Poznań) y Domenico Veneziano (monumento sepulcral de Esteban I Báthory,
catedral de Cracovia). En cambio, en pintura trabajaron mayormente artistas
alemanes, como Hans Sues von Kulmbach, Louz von Kitzingen y Martin Koeber.
También se desarrolló notablemente la miniatura, en la que destacan el Códice de
Baltasar Behem y el Libro de preces de Segismundo I.79
Artículo principal: Renacimiento en Polonia
Catedral de Puebla
Las artes industriales tuvieron un gran auge debido al gusto por el lujo de las nuevas
clases adineradas: se desarrolló la ebanistería, sobre todo en Italia y Alemania,
destacando la técnica de la intarsia, embutidos de madera de varios tonos para producir
efectos lineales o de ciertas imágenes. La tapicería destacó en Flandes, con obras
basadas en bocetos desarrollados por pintores como Bernard van Orley. La cerámica se
elaboró en Italia con barnices vidriados, consiguiendo tonos brillantes de gran efecto.
El vidrio se desarrolló notablemente en Venecia (Murano), decorado a veces con hilos de
oro o con filamentos de vidrios de colores. La orfebrería fue cultivada por escultores
como Lorenzo Ghiberti o Benvenuto Cellini, con piezas de gran virtuosismo y elevada
calidad, destacando especialmente los esmaltes y camafeos.84
En esta época se desarrollaron notablemente las artes gráficas, especialmente gracias a
la invención de la imprenta, apareciendo o perfeccionándose la mayoría de las técnicas
de grabado: calcografía (aguafuerte, aguatinta, grabado al buril, grabado a media
tinta o grabado a punta seca), linograbado, xilografía, etc. En Italia se desarrolló el
grabado en metal, practicado especialmente por los orfebres florentinos durante los
siglos XV y XVI, mientras que en el Cinquecento se perfeccionó el aguafuerte gracias a la
obra del Parmigianino. En Alemania destacó la obra de Durero, especialista de la técnica
del buril, aunque también realizó xilografías. En Francia, el grabado fue practicado por
la escuela de Fontainebleau, en la que destacó Jean Duvet, famoso por su serie
del Apocalipsis (1561). En Flandes surgieron notables grabadores en la ciudad
de Amberes, como los hermanos Wierix, autores de estampas de excelente técnica y
detallismo, aunque basadas en composiciones ajenas; o Hieronymus Cock, que reprodujo
numerosas obras de Brueghel.85
Jardinería[editar]
Artículo principal: Jardín italiano
Literatura[editar]
Artículo principal: Literatura renacentista
Teatro[editar]
El teatro renacentista también acusó el paso del teocentrismo al antropocentrismo, con
obras más naturalistas, de aspecto histórico, intentando reflejar las cosas tal como son. Se
buscaba la recuperación de la realidad, de la vida en movimiento, de la figura humana en
el espacio, en las tres dimensiones, creando espacios de efectos ilusionísticos,
en trompe-l'œil. Surgió la reglamentación teatral basada en tres unidades (acción, espacio
y tiempo), basándose en la Poética de Aristóteles, teoría introducida por Lodovico
Castelvetro. En torno a 1520 surgió en el norte de Italia la Commedia dell'arte, con textos
improvisados, en dialecto, predominando la mímica e introduciendo personajes
arquetípicos como Arlequín, Colombina, Pulcinella (llamado en
Francia Guignol), Pierrot, Pantalone, Pagliaccio, etc. Como principales dramaturgos
destacaron Niccolò Machiavelli, Pietro Aretino, Bartolomé Torres Naharro, Lope de
Rueda y Fernando de Rojas, con su gran obra La Celestina (1499). En Inglaterra descolló
el teatro isabelino, con autores como Christopher Marlowe, Ben Jonson, Thomas Kyd y,
especialmente, William Shakespeare, gran genio universal de las letras (Romeo y Julieta,
1597; Hamlet, 1603; Otelo, 1603; Macbeth, 1606).90
Música[editar]
Artículo principal: Música del Renacimiento
Orfeo - Toccata
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Danza[editar]
Artículo principal: Danza renacentista
Filosofía[editar]
Artículo principal: Filosofía renacentista
Ciencia[editar]
Esta sección es un extracto de Historia de la ciencia en el Renacimiento[editar]
Vida y costumbres[editar]