Formacion Secundario
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http://www.rinace.net/reice/numeros/arts/vol10num4/art12.pdf
H
“El buen aprendizaje consiste en aprender de un presente rico en experiencias teniendo el mañana a la vista”
(Perkins, 2010)
P
ensar hoy una educación de calidad para los jóvenes (un plural que mucho tiene que ver con el meollo del
asunto), requiere asumir como punto de partida inexcusable el interrogarnos acerca de quiénes y cómo
son estos sujetos; cuáles son sus necesidades, sus anhelos e incertidumbres; cómo “habitan” los diversos
contextos y escenarios en que se desarrollan sus vidas. Estas preguntas son ineludibles si admitimos que
las transformaciones sociales y culturales han producido cambios notables y muy diversos en las maneras
de ser joven que impactan también en las maneras de ser estudiante y, en consecuencia, requieren
nuevas maneras de hacer escuela para estos jóvenes.
El ser joven hoy –señala Dina Krauskopf (2008)- despliega nuevos sentidos que nos obligan a revisar la
supuesta linealidad de las trayectorias de vida, los modos de construcción de identidades, las
representaciones acerca de las transiciones juveniles. Nuevas concepciones acerca de las relaciones
intergeneracionales, la estabilidad, la certidumbre, las relaciones entre presente y futuro en la vida de los
jóvenes demandan el diseño de propuestas formativas que –generando participación y propiciando el
desarrollo de autonomía- les permitan trazar proyectos, fijar objetivos, actuar. En este marco, ofrecer a
los jóvenes una educación de calidad supone no sólo generar dispositivos y estrategias que faciliten el
acceso, permanencia y terminalidad de la escuela, o proveer de recursos a las instituciones; se trata de
construir propuestas curriculares que conviertan el tránsito por la Educación Secundaria en “una
experiencia de aprendizaje integral, sustantiva, que sirva para la vida y para el trabajo” (Jacinto, 2009).
Es ésta la verdadera inclusión educativa a la que todos los jóvenes tienen derecho y a la que el Estado
está obligado.
Desde estas convicciones y en el marco de las finalidades formativas de la Educación Secundaria en
Argentina, establecidas por la Ley de Educación Nacional N° 26.206/2006 en el Art. 30 -“habilitar a
los/las adolescentes y jóvenes para el ejercicio pleno de la ciudadanía, para el trabajo y para la
continuación de los estudios”- y, específicamente, en la Ley de Educación de la Provincia de Córdoba Nº
9870, Art. 39 – “implementar, en el marco de los proyectos curriculares institucionales, procesos de
orientación educacional que contribuyan a las elecciones vocacionales, vinculando a los alumnos con el
mundo del trabajo, la producción, la ciencia y la tecnología”- la transformación curricular de la Educación
Secundaria en la provincia de Córdoba1, República Argentina, definió un nuevo espacio curricular2 -
Formación para la Vida y el Trabajo- con la intención de contribuir a que los estudiantes puedan pensar
sus procesos de participación social, política, cultural y económica en el marco de una perspectiva de
1La Educación Secundaria en la provincia, atendiendo a lo establecido por las Leyes Nacional y Provincial de Educación vigentes, constituye una
unidad pedagógica y organizativa destinada a los adolescentes y jóvenes de 11/12 a 17/18 años, que hayan cumplido con el nivel de Educación
Primaria. La propuesta formativa se estructura en dos Ciclos: un Ciclo Básico - común a todas las orientaciones y modalidades - de tres años de
duración, y un Ciclo Orientado -con carácter diversificado- de tres años para las ofertas de Educación Secundaria Orientada, y de cuatro, para las de
Educación Secundaria Técnico Profesional y Artística. Las Orientaciones de la Educación Secundaria que se ofrecen en la provincia son 10 (diez):
Economía y Administración, Ciencias Sociales y Humanidades, Arte, Ciencias Naturales, Educación Física, Turismo, Informática, Comunicación,
Lenguas, Agro y Ambiente.
2 Un espacio curricular delimita un conjunto de aprendizajes y contenidos educativos provenientes de uno o más campos del saber, seleccionados para
ser enseñados y aprendidos durante un período escolar determinado, fundamentado en criterios epistemológicos, pedagógicos, psicológicos, entre
otros, y constituye una unidad autónoma de evaluación y acreditación.
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3Se inició su implementación en el año 2010-como experiencia piloto- en 3° año, y a partir de allí, en los años posteriores continúa su desarrollo: 2011,
en 4° año; 2012, en 5° y 2013, en 6° año. Cabe aclarar que se están desarrollando experiencias anticipadas de innovación en los contenidos y
prácticas educativas de 6to, aún en el marco de la anterior estructura curricular de la Educación Media (en su último año de vigencia). Todo el proceso
ha sido precedido de numerosas instancias de consulta y de validación en la práctica escolar, así como de variados dispositivos de capacitación
docente y acompañamiento institucional que aún continúan.
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El diseño curricular de Formación para la Vida y el Trabajo define, entonces, una propuesta formativa que
se caracteriza por:
articular aprendizajes relacionados con la participación ciudadana, la organización social, la
intervención creativa en la comunidad, la consolidación de la condición de estudiante (con
las capacidades, disposiciones y actitudes que implica), la indagación de la cultura del
trabajo y sus dinámicas, la formulación y gestión de proyectos personales, grupales y
comunitarios;
organizarse en torno a experiencias educativas que fomentan la conexión curricular puesto
que en ellas los jóvenes tienen la posibilidad de integrar y articular los aprendizajes
alcanzados en los distintos espacios curriculares y trayectos de formación; esto les permite
asumir el desafío de generar proyectos de acción que colaboren en la modificación de
aspectos de la realidad escolar, local, regional;
destacar el valor formativo del trabajo cooperativo y la participación en experiencias
comunitarias de resolución de necesidades comunes, como ejercicio activo de la ciudadanía;
presentarse como una oportunidad para que los jóvenes se autoafirmen y desarrollen como
sujetos a partir del vínculo con los otros, en el espacio grupal (Borzese, 2008);
crear ambientes favorables a la innovación y a la generación de aprendizajes colectivos, no
sólo en el ámbito del aula y de la escuela, sino en los más diversos lugares de la vida;
incorporar de manera activa a las familias y comunidades de pertenencia;
desarrollar procesos de construcción conjunta interdisciplinarios e intersectoriales.
diversos y variados espacios públicos (clubes, centros culturales, comunitarios, etc.). Así, la movilización
de saberes (ese saber hacer con saber y con conciencia respecto del impacto de ese hacer, al que
hacíamos referencia) se manifiesta tanto en situaciones comunes de la vida diaria como en situaciones
complejas, y ayuda a visualizar un problema, determinar los conocimientos pertinentes para resolverlo,
reorganizarlos en función de la situación, así como a extrapolarlo a otras situaciones o prever lo que
falta. Algunos ejemplos de estas situaciones son: diseñar y aplicar una encuesta, organizar un concurso,
una fiesta o una jornada deportiva; montar un espectáculo, escribir un cuento o un poema, editar un
periódico.
c) La intervención educativa se orienta a generar situaciones que ofrezcan a los estudiantes diversidad de
oportunidades para reflexionar acerca de los modos en que se representan a sí mismos, a los demás y al
mundo; poner en cuestión esas representaciones y revisar posibles actitudes de pasividad o de
omnipotencia sobre las propias condiciones de vida; ejercer diversos roles, hacer concientes y resignificar
sus vínculos con los diferentes ámbitos sociales en los que se desarrolla su vida y que tienen influencia
significativa en ella: el hogar, la escuela, el club, el trabajo, el barrio, la localidad…; delinear proyectos
personales y sociales.
2.2. En el Ciclo Orientado:
a) La propuesta formativa, al mismo tiempo que da continuidad al proceso iniciado en el último año del
Ciclo Básico (3er año), se propone profundizar la apropiación de saberes específicos y ampliar el espectro
de reflexión e intervención en torno a lo comunitario, a lo local y al mundo del trabajo, entendiendo
“trabajo”, en sentido amplio, como “un hacer que define el ser del hombre, una manera de estar en el
mundo, de transformarlo, de agregarle un valor o una diferencia…”(Messina, Pieck, y Castañeda, 2008,
p.16) ; en suma, una “acción cultural que hace posible la realización tanto personal como social” (Heller,
1991, p. 119). Durante todo el Ciclo, se pretende que las acciones se vinculen preferentemente con las
finalidades formativas y los saberes específicos de la/s Orientación/es adoptada/s por la escuela.
b) Las estrategias puestas en juego - en el marco de las finalidades formativas previstas, y desde un
enfoque teórico y metodológico sustentado en principios de la pedagogía de la alternancia- se orientan a
profundizar los vínculos escuela-familias, escuela-comunidad, escuela-territorio, escuela- ámbito socio
productivo, escuela- ámbito académico y escuela- ámbito laboral, a los fines de posibilitar el
conocimiento y la reflexión de los estudiantes sobre diversos espacios de intervención.
En vistas al logro de una propuesta pedagógica integral e integrada, se prevén modalidades organizativas
que permiten alternar:
los tiempos de formación: momentos de cursada regular en la escuela y períodos de trabajo
fuera de ella;
los espacios donde se llevan a cabo los procesos de aprendizaje: algunas actividades se
desarrollan en la institución educativa (en las aulas y/o en diversos espacios escolares) y
otras, en el ámbito familiar y/o en las organizaciones de la comunidad;
los modos de abordaje de los conocimientos: se combinan teoría y práctica, reflexión y
acción;
los sujetos responsables de la enseñanza: en algunos casos, el/los docente/s a cargo del
espacio curricular y, en otros, se suman también los demás actores involucrados en las
distintas actividades y prácticas que se proponen.
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Explorar y tomar contacto con diferentes ámbitos de inclusión posibles (social, productivo,
económico, político, cultural, artístico, tecnológico, científico, etc.), para analizar
críticamente y contrastar sus trayectorias vitales y sus oportunidades de desarrollo.
Participar en el diseño y gestión de acciones básicas vinculadas a lo social, educativo,
cultural, productivo, entre otros.
3.2. En Cuarto Año (Ciclo Orientado):
El desarrollo de proyectos de intervención sociocomunitarios, entendidos como propuestas que propician
el activo protagonismo juvenil en la participación social y ciudadana, y promueven procesos de inclusión
social y educativa, abriendo oportunidades de aprendizaje que fortalezcan el sentido de pertenencia de
todos los estudiantes a su escuela y su comunidad.
Se prioriza la puesta en juego de diferentes disciplinas integradas (inter y transdiciplinariamente) desde
la particular perspectiva de la participación comunitaria, y se promueven posibilidades de acción que
surjan de la participación social. Esto supone que docentes y estudiantes se involucren con actores de la
comunidad (escolar, vecinal, barrial, local, regional, etc.) para diseñar y gestionar las acciones, lo cual
otorga a los proyectos una racionalidad incremental. Estas propuestas incluyen la construcción del
problema sobre el que se realizará la búsqueda de información y se implementarán diferentes recursos
teóricos y prácticos para la acción, la producción de la propuesta de trabajo comunitario, su desarrollo y
valoración colectiva.
La acción de enseñanza se orienta a que los estudiantes puedan:
Integrar y relacionar saberes para interpretar la realidad social y comprender los problemas
sociocomunitarios.
Identificar necesidades y demandas que permitan definir problemas sociocomunitarios cuya
atención se considere prioritaria.
Organizar la búsqueda y el procesamiento de la información para el análisis de problemas
sociocomunitarios.
Asumir un papel activo en la construcción social, a partir de la participación protagónica en
un proyecto de intervención sociocomunitaria, desarrollando la responsabilidad individual y
colectiva.
Desarrollar capacidades para la planificación, ejecución, evaluación, sistematización y
difusión de proyectos de intervención sociocomunitaria que incidan en la realidad social.
3.3. En Quinto Año (Ciclo Orientado)
Espacios para la exploración y expansión de los horizontes vocacionales y socio ocupacionales, en
instancias generadoras de saberes y oportunidades para que los estudiantes se involucren en acciones
destinadas a la progresiva configuración de proyectos personales, vocacionales, formativos y socio
ocupacionales.
La tarea se orienta - de manera simultánea y a la vez integrada- hacia las siguientes direcciones
formativas, en función de las cuales se ha realizado la selección de aprendizajes y contenidos:
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4 En los aprendizajes previstos, quedan involucrados diversos tipos de contenidos: conceptos, formas culturales, lenguajes, valores, destrezas,
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5 En los aprendizajes previstos, quedan involucrados diversos tipos de contenidos: conceptos, formas culturales, lenguajes, valores, destrezas,
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7 Para ampliar en relación con características e implementación de los formatos curriculares, véase Anexo Opciones de Formatos Curriculares y
Pedagógicos en Gobierno de Córdoba, 2011 a, pp. 28-41.
8 Este Proyecto, en sus distintas etapas o fases, debe permitir el abordaje integrado de la totalidad de aprendizajes y contenidos prescriptos, pero
siempre desde una perspectiva situada en cuanto a la dimensión personal y social de los participantes y en un marco de respeto por sus decisiones.
9 Para ampliar, véase Ferreyra, Gallo y Zecchini, 2006.
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pudiendo ellos insertarse en proyectos diferentes para diversos ámbitos de acción sociocomunitaria,
preferentemente vinculados a temáticas relacionadas con cada Orientación. Así, y a manera de ejemplo,
se constatan experiencias vinculadas con constitución de grupos de animadores culturales juveniles:
acompañamiento a grupos de niños y/o adultos mayores en actividades lúdicas, de recreación y
esparcimiento, de recuperación de tradiciones; construcción y atención de una biblioteca comunitaria
estable o itinerante; divulgación de las ciencias en ámbitos extraescolares, en distintos formatos (oral,
escrito y multimedial), en torno a temáticas de interés y actualidad (biotecnología, energías alternativas,
nanotecnología, ciencia nacional, entre otras); campaña de prevención de accidentes domiciliarios y en la
escuela; recuperación de espacios verdes y/o mantenimiento de espacios públicos del barrio o localidad;
creación de museo municipal para recuperación y preservación de la memoria de la comunidad;
mediación intercultural (colaboración en la traducción de documentos migratorios o en la realización de
trámites; organización de charlas sobre pautas culturales, difusión de normas que organizan la vida en
sociedad, etc. en nuestro país, para facilitar la integración de comunidades inmigrantes)10.
En todas estas experiencias, el protagonismo de los estudiantes se inicia desde la selección del proyecto y
el planeamiento de la intervención hasta las instancias de evaluación procesual y sumativa de todo el
proceso. Por otra parte, y con el propósito de que la intervención sociocomunitaria constituya una
propuesta sólida y coherente y de que los estudiantes cuenten con las herramientas necesarias, se ofrecen
cursos o talleres de formación; por ejemplo, curso de promotores ambientales, talleres de narración oral y
lectura en voz alta, curso de técnicas para documentación narrativa, entre otros. También se realizan
consultas y entrevistas a referentes comunitarios, del ámbito de la cultura, científicos, otros
profesionales, integrantes de ONGs, miembros de programas sociales, quines aportan sus saberes y
experiencias.
4.1.2. Talleres
Que favorecen un abordaje de contenidos y aprendizajes de un modo más directamente ligado al hacer y
a la interactividad, con base en la experiencia personal y la de los otros, así como en la experimentación y
la producción. Las posibilidades que ofrece este formato están siendo capitalizadas por instituciones y
docentes para organizar, por ejemplo:
Talleres de oralidad, lectura y escritura para fortalecer la capacidad de comprender y producir
textos requerida para aprender en el ámbito de los estudios superiores; para ello, se ofrece a los
estudiantes la oportunidad de enfrentarse a situaciones desafiantes y contextualizadas: tomar
decisiones autónomas y fundamentadas respecto de cuál es la bibliografía que se seleccionará
para abordar una tarea de estudio y cuáles las estrategias de trabajo intelectual que se
consideran más apropiadas; confrontar –a partir de diversas fuentes- diferentes tratamientos de
un mismo tema; construir, exponer y explicar estructuras conceptuales complejas; proponer y
argumentar una solución alternativa a otra que se ha planteado para un determinado problema;
resolver tareas de evaluación de aprendizajes similares a las que se proponen en ámbitos de
Educación Superior: parciales integradores, trabajos prácticos, informes.
Talleres de manejo y organización de tiempo: en relación con los aprendizajes vinculados con el
desarrollo de autonomía, el manejo criterioso y eficiente del tiempo, la organización personal y la
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11 Más allá de ofrecer a los estudiantes un espacio de conocimiento en la acción, estas prácticas consisten simbólicamente en un ‘paso’, un ejercicio en
un lugar de trabajo específico, con todas sus características y demandas: el cumplimiento de un horario determinado, el trabajo en equipo, la
aceptación de una coordinación/dirección, la capacitación en servicio, etc. Por otra parte, tal como lo confirman numerosas experiencias y estudios,
estas prácticas son fuente importante de motivación para los jóvenes.
12Esta práctica recupera los antecedentes de las EFA (Escuelas de la Familia Agrícola). La característica particular del sistema adoptado por estas
escuelas rurales es la incorporación de la pedagogía de la alternancia: el estudiante permanece un período en la escuela y otro con la familia. Se trata
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miembros de la familia y de las actividades socio productivas que realizan (en la chacra, en
la quinta, en el campo; en el almacén, el taller mecánico, el consultorio, el quiosco, la tienda,
la panadería, el transporte, …; en las diversas tareas para sostenimiento del hogar y el
cuidado de los hijos que desarrollan los hombres y mujeres de la familia). De este modo, este
tipo de práctica permite un "diálogo interrogador" entre dos (o más) generaciones y
promueve interacción entre los aprendizajes alcanzados en la escuela que el estudiante lleva
a su medio (y comparte con la familia) y los aprendizajes directamente vinculados con la
experiencia de vida y de trabajo que los adultos de la comunidad familiar pueden aportar.
Por otra parte, este tipo de práctica propicia que las familias se involucren directamente en
la formación de los jóvenes y que la escuela fomente la recuperación y revalorización de los
saberes extraescolares.
Prácticas de acompañamiento vinculadas con lo educativo y laboral: esta práctica propicia la
participación de otros actores, especialmente del entorno cercano del estudiante, en el
proceso de enseñanza y aprendizaje. Supone el desarrollo de un período de
acompañamiento a un oficio, ocupación, empleo o profesión, fuera de la escuela y del
ámbito hogareño. Dicho período de práctica educativa lo desarrollará el estudiante junto a
un adulto (un familiar o el de otro estudiante de la escuela o un voluntario), con el objeto de
vivenciar y observar durante un tiempo, vicisitudes de cierto oficio, ocupación, función,
profesión o empleo. Se pueden mencionar como ejemplos de esta propuesta el
acompañamiento que realiza un estudiante durante algunas jornadas de trabajo a un/a
profesional de la medicina, un/a docente, un/a productor/a agropecuario/a, un/a músico,
un/a bibliotecario/a, un/a enfermero/a, etc.
Pasantías educativas: las realiza el estudiante en organizaciones de su comunidad13 (ONG,
empresas, instituciones públicas, organizaciones no gubernamentales entre otras), durante
un tiempo determinado, bajo la organización y supervisión de la escuela, con el objeto de
confrontar con la práctica los saberes teóricos adquiridos. Como señala Jacinto (2010),
constituyen “…un Acto Educativo (…) una actividad siempre curricular y supervisada por la
institución escolar (…) deben guardar una estrecha relación con las finalidades formativas
del plan de estudios, así como proporcionar oportunidades efectivas de participar en
situaciones reales de vida y de trabajo en el contexto socio-productivo” (p.124). De esta
manera, la pasantía permite aplicar y desarrollar conocimientos y habilidades en contextos
reales, articulando el ámbito educativo con el del trabajo, extendiendo la actividad de la
escuela a las organizaciones de destino y convirtiendo a estas últimas en ámbitos de
aprendizaje concretos, en los que los pasantes se insertan con el objetivo de ampliar y
afianzar su formación.
Formación laboral: prácticas (cursos o talleres) que permiten que los estudiantes, de una
manera experiencial y práctica, se aproximen al ámbito laboral, abordando un conjunto de
conocimientos, destrezas, habilidades, actitudes y valores que respondan a sus intereses y
de un modelo que permite y ofrece a los estudiantes la oportunidad de seguir estudiando en su propio medio, con el acompañamiento de la familia y sin
emigrar a las grandes ciudades.
13 Dichas prácticas se encuadran jurídicamente en la Ley de Pasantías de la Provincia de Córdoba Nº 8.477/1995 que actualmente se encuentra en
revisión en virtud del Decreto Poder Ejecutivo Nacional Nº 13.74/2011. Régimen General de Pasantías del Nivel Secundario.
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14 Corresponde a el/los docente/s responsable/s del espacio curricular reforzar permanentemente el encuadre educativo de la práctica, el cual prima
siempre por sobre el económico. En todos los casos en que el emprendimiento genera ingresos de alguna naturaleza, éstos deben tener un destino
vinculado con las actividades de la escuela.
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En virtud de estas premisas, las experiencias que se están llevando a cabo en las instituciones educativas
de la Provincia de Córdoba, Argentina, permiten visualizar la progresiva innovación y diversificación de
los dispositivos e instrumentos de evaluación, con el propósito de que puedan dar cuenta de la
complejidad de las situaciones pedagógicas que se presentan en el espacio curricular. Para ello, se están
incorporando portafolios con trabajos e informes escritos, individuales o grupales; puestas en común con
presentaciones individuales o colectivas; presentación de trabajos escritos o productos audiovisuales
como instancias de cierre de las distintas etapas de aprendizaje; entrevistas a los estudiantes; jornadas de
evaluación conjunta, entre estudiantes, docentes y demás actores participantes del proyecto formativo.
5. REFLEXIONES FINALES
Los jóvenes están en condiciones –como dice Krauskopf (2008)- de “ser agentes de reflexividad
ampliada, es decir, promotores del conocimiento de sus sociedades y sus comunidades para tener la
oportunidad de investigar e incidir en las propuestas de sociedad con sus propias visiones y destrezas. En
este sentido, puede entenderse la participación juvenil en la articulación de tres vértices, a saber, la
agencia para el cambio, la agencia para el conocimiento, y la agencia para incidir en el entorno a partir
de las propias capacidades” (p.175).
Es necesario, entonces, generar las condiciones para que los estudiantes se sientan habilitados a
participar, reconociéndose como sujetos constructores de las situaciones que viven y transformadores de
las condiciones que los afectan.
En general, y en lo que son aún los inicios de su implementación, se constata una amplia aceptación del
espacio curricular y sus propuestas formativas, tanto por parte de los estudiantes y sus familias como de
los docentes, así como del sector académico y productivo. Esta aceptación nos demanda, entonces,
agudizar la mirada y los instrumentos que dispongamos para evaluar el proceso de implementación, así
como potenciar las acciones de desarrollo curricular y acompañamiento a las instituciones y docentes.
El gran desafío sigue siendo conocer los intereses, preocupaciones e inquietudes de los jóvenes, así como
sus recorridos vitales, marcados muchas veces por los procesos de exclusión, y revisar las
representaciones que de ellos tenemos. Este camino a recorrer debe permitirnos un acercamiento mayor
a ellos, en una apertura que nos conduzca a reconocer las voces y aspiraciones de estas nuevas
generaciones destinatarias de nuestro trabajo y nuestros sueños de dignidad y justicia (Argentina, CFE,
2009).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Aisenson, D. (1997). Perspectivas actuales en Orientación Vocacional. Ensayos y Experiencias, 3 (18),
pp.7-19.
Aisenson, D. y Equipo de investigaciones en Psicología de la Orientación (2002). Después de la Escuela.
Buenos Aires: EUDEBA.
Argentina, Ministerio de Educación (2011). Orientaciones para el desarrollo institucional de las
propuestas sociocomunitarias solidarias. Buenos Aires: Autor.
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