Ilkka Niiniluoto y El Nuevo Realismo Científico (Jose Guzon)

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Cuadernos Salmantinos de Filosofía

Suplemento 1, Vol. 42, 2015, 99-114, ISSN: 2387-0818 99

ILKKA NIINILUOTO Y EL NUEVO REALISMO CIENTÍFICO

José Luis Guzón Nestar


Universidad Pontificia de Salamanca. Salamanca. España
[email protected]

Resumen:El diálogo filosofía-ciencia ha tenido lugar gracias a muchas posiciones y


actitudes que lo han posibilitado. Uno de los grandes posibilitadores ha sido Ilkka Niiniluoto
(1946-), filósofo de la ciencia finlandés, que inspirándose en un nuevo realismo denominado
crítico y por medio de dos grandes instrumentos epistemológicos (la verosimilitud y el hori-
zonte valorativo) ha sentado las bases de una corriente de la ciencia que interpreta a esta
como una actividad progresiva y la inserta en un marco con base axiológica.
Palabras clave: Realismo, realismo científico, verosimilitud, progreso científico y uni-
dad del saber.

ILKKA NIINILUOTO AND THE NEW SCIENTIFIC REALISM


Abstract: Philosophy - science dialogue has taken place thanks to many positions and
attitudes that have enabled. One of the great enablers has been Ilkka Niiniluoto (1946-),
finnish philosopher of science that inspired by a new realism called critical and through two
major epistemological instruments (the truthlikeness and value-related horizon) has laid the
foundations for a current science that interprets this as a progressive activity and inserted
into a frame with axiological base.
Key Words: Realism, scientific realism, verisimilitude, truthlikeness, scientific progress,
unity of knowledge.
100 José Luis Guzón Nestar

1. LOS AVATARES DEL REALISMO FILOSÓFICO Y CIENTÍFICO

1.1.  Breve recorrido histórico

La palabra realismo en filosofía tiene una alta carga polisémica. Si atende-


mos simplemente a lo que Ferrater Mora nos ofrece en su Diccionario de Filo-
sofía, estaríamos ante cuatro posibles realidades: una actitud global, una posición
ante el problema de los universales, una actitud epistemológica y metafísica y,
finalmente, una visión científica.
En primer lugar, una actitud global que se atiene a los hechos “tal como
son”. Esta actitud puede conducirnos a algún tipo de positivismo o a posiciones
políticas filo-prácticas muy cercanas a lo que se ha dado en llamar Realpolitik.
Este término, acuñado por Ludwig von Rochau (1853), criticaba la falta de “rea-
lismo” en la política liberal germana durante la época del proceso revolucionario
(1848-1849) y que nosotros podemos traducir como una política en contacto con
la realidad y alimentada con fantasías, sino que vea el mundo político-social como
es y no como quisiéramos que fuera.
Otra posible acepción designaría la posición gnoseológica frente a la cuestión
de los universales, que sostendría que estos existen realiter o que universalia sunt
realia. Podríamos recorrer toda la época medieval para descubrir posiciones que
van desde el nominalismo hasta el realismo exagerado, sin embargo Pedro Abelar-
do sentará las bases de un realismo moderado que después tendrá seguimiento en
Tomás de Aquino. Según este realismo, el universal está fuera de la mente como
res concepta y, al mismo tiempo, está en la mente como conceptio mentis.
Una tercera cuestión apunta al realismo como una posición adoptada en la
teoría del conocimiento o en la metafísica que se ha forjado al calor de las con-
troversias contra el idealismo y que afirmaría que el conocimiento es posible sin
necesidad de suponer conceptos o categorías a priori, mientras que el metafísico
aseveraría que la cosas existen fuera e independientemente de la conciencia o
sujeto cognoscente.
La última acepción enlaza con nuestro propósito. El realismo científico desig-
na una posición en la filosofía de la naturaleza y de la ciencia en abierta oposición
al instrumentalismo. Si para el realista la teoría describe la realidad siendo esta
una especie de abreviatura de los enunciados observacionales, para el instrumen-
talista los términos teóricos son elementos construidos que nos sirven como guía
para la investigación. Aquí descubrimos una de las controversias más serias que
se han producido en la filosofía de la ciencia1.

1  Cfr. LEPLIN, J. (ed.), Scientific Realism. Berkeley: University of California Press, 1984;
PSILLOS, S., Scientific Realism: How Science Tracks Truth. London: Routledge, 1999; NIINI-
LUOTO, I., Critical Scientific Realism. Oxford: Oxford U.-P., 1999.

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En la literatura científica más reciente el realismo científico no se presenta


tanto como una tesis ontológica o epistemológica cuanto como una concepción
que inspira y/o subyace a muchas teorías científicas según la cual hay que presu-
poner ciertas condiciones en el mundo y en nuestro acceso cognitivo a él.
Según Diéguez Lucena, la faz de este realismo científico viene dibujada desde
horizontes diferentes: uno es el científico y otro el filosófico. El horizonte científi-
co se describe como una reacción tras el hastío creado por el positivismo lógico y
el instrumentalismo, siguiendo los dictados de algunos descontentos como Albert
Einstein, Erwin Schrödinger y Louis-Victor de Broglie contra la interpretación de
Copenhague de la mecánica cuántica y ciertos temas relacionados con el átomo.
La otra fuente tiene origen filosófico. A comienzos de la década de los
sesenta el positivismo lógico comenzó a entrar en crisis. La postura oficial del
positivismo frente al realismo e instrumentalismo en ocasiones fue bastante polí-
tica. Por un lado, se afirmaba que las diferencias eran de naturaleza lingüística,
pero en realidad debajo se escondía una postura recelosa hacia el realismo por
su mayor carga metafísica.
De esta manera el positivismo lógico fue cediendo su hegemonía a dos
corrientes heterogéneas que son herederas del pensamiento anterior. De un
lado estaría el grupo de filósofos que, inspirados en el Ludwig Wittgenstein de
las Investigaciones lógicas (1953) se inclinaban por un estudio pragmatista del
lenguaje. De otro lado, algunos autores (filósofos de la ciencia muchos de ellos)
inspirados en el segundo Wittgenstein también, pensaron que había llegado el
momento de mirar directamente a la práctica científica (N. R. Hanson, M. Polan-
yi, W. V. Quine, T. S. Kuhn, P. Feyerabend, S. Toulmin y N. Goodman).
La otra gran corriente, muy variopinta y heterogénea también, es una vía
que se abre de modo crítico contra el positivismo y el historicismo. Oponían a la
“concepción heredada” (el positivismo lógico del Círculo de Viena) una filosofía
realista que abre las puertas a la metafísica y a las cuestiones ontológicas, sin
olvidar el planteamiento epistemológico de base. Aquí encontramos a K. Popper,
I. Lakatos, el primer P. Feyerabend, J.J.C. Smart, W. Sellars, R. Bhaskar, S.
Kripke, el primer H. Putnam, R. Boyd, M. Bunge, R. Tuomela e I. Niiniluoto.
El regreso al realismo filosófico y científico nos conduce hasta el presente.
Es fácil comprobar cómo hay muchos autores que vuelven sobre este tema.
Cabe citar a las recientes obras de Etienne Bimbenet (L’invention du réalisme,
Cerf, Paris, 2015), Markus Gabriel (Der neue Realismus, Suhrkamp, Berlín
2014), Maurizio Ferraris (Manifesto del nuovo realismo, Laterza, Roma 2012)
y Jocelyn Benoist (Eléments de philosophie réaliste, Vrin, Paris 2011) para
darnos cuenta de que el debate filosófico sobre el realismo ha vuelto a cobrar
importancia en el panorama filosófico actual, también en la tradición continental.

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1.2. Acercamiento al realismo científico

Una realidad que atestiguan todas las corrientes del realismo filosófico y cien-
tífico y sus interpretaciones es el carácter equívoco (no unívoco) y polisémico del
término. Según Feyerabend, en sus Philosophical Papers, por realismo debemos
entender “una teoría general del conocimiento (científico). En una de sus formas
supone que el mundo es independiente de nuestras actividades para hacer acopio
de conocimientos y que la ciencia es el mejor modo de explorarlo. La ciencia
no sólo produce predicciones, versa también sobre la naturaleza de las cosas; es
metafísica y teoría de la ingeniería en una sola”2.
La definición puede servir, aunque todavía la encontramos un tanto plagada
de autoreferencialidad cuando afirma que “la ciencia es el mejor modo de explo-
rar (el mundo)”. ¿Dónde encontramos el realismo aquí? Evidentemente, en la ase-
veración de que el mundo es independiente de nuestras actividades (cognoscitivas,
volitivas, etc.) y al afirmar que la ciencia versa sobre la naturaleza de las cosas,
reuniendo en sí misma un conjunto de características heterogéneas (metafísica,
ingeniería, etc…).
En esta definición de Feyerabend no encontramos una referencia a la verdad,
pero el realismo se ha construido tradicionalmente en relación a ella. Por consi-
guiente, un acercamiento global al realismo nos pediría profundizar en la relación
entre esta teoría y la verdad.
Es más, habría que señalar que hay dos grandes aproximaciones a este res-
pecto. Quienes definen la ciencia en relación a la verdad, como K. Popper, W.
Newton-Smith, B. van Fraasen o el propio I. Niiniluoto y quienes ponen entre
paréntesis, niegan o mitigan la idea de la verdad como I. Hacking, R. Harré, R.
Giere, N. Cartwright o P. Churchland. Un acercamiento que quiera ser complexi-
vo y adecuado del realismo debe dar cabida a ambos grupos.
Una vez tenida en cuenta esta variable, Diéguez Lucena desglosa el realismo
científico en cinco tesis3, señalando también sus respectivas antítesis antirrealistas
para que, por contraste, captemos bien su sentido:
1. El realismo científico es antes que nada, un realismo ontológico, que
viene a afirmar que las entidades teóricas postuladas por las teorías
científicas bien establecidas existen (aunque pueda haber excepciones).
Frente a esta tesis encontramos al instrumentalismo que señala que las

2  FEYERABEND, P., Realism, Rationalism and Scientific Method. Philosophical Papers.


Cambridge: Cambridge U.-P., 1981, vol. 1., 3.
3  DIÉGUEZ LUCENA, A.-J., Realismo científico. Málaga: Universidad de Málaga, 1998,
78ss.

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entidades teóricas son meros recursos predictivos y debe dejarse de lado


la cuestión de su existencia real. O el constructivismo social que afirma
que las entidades teóricas son construidas socialmente.
2. El realismo científico es también un realismo epistemológico. Según
este las teorías científicas nos proporcionan un conocimiento adecuado
(aunque perfectible) de la realidad tal como esta es, con independencia de
nuestros procesos cognitivos. Por otro lado, nos encontraríamos el feno-
menismo (la ciencia solo se ocupa de hechos y fenómenos observables),
o el idealismo epistemológico para el cual las teorías científicas tratan de
una realidad que ha sido creada por la mente.
3. Después estaría el realismo teórico que sostiene en general que las teo-
rías científicas son susceptibles de verdad o falsedad. Frente a esta dimen-
sión relacional establecemos otra que apunta a lo que venimos llamando
instrumentalismo teórico. Para los autores de esta corriente (Nancy
Cartwright, How the Laws of Physics, 1981, entre otros) las teorías
científicas son instrumentos de cálculo, útiles o inútiles, empíricamente
adecuadas o inadecuadas, pero no verdaderas o falsas.
4. El realismo científico también recogería las prerrogativa del realismo
semántico (M. Dummett, The Logical Basis of Metaphysics, 1991
[1976], por ejemplo), según el cual las teorías científicas son verdaderas o
falsas en función de su correspondencia con la realidad. Esto se sostiene
frente al pragmatismo (W. James, On Pragmatism. A new Name for
some old Ways of Thinking, 1975), para el cual la verdad o la falsedad
que se atribuyen a las teorías científicas han de ser entendidas en rela-
ción con las actividades cognitivas humanas. Y frente al coherentismo
(A. Cornelius Benjamin, The Logical Structure of Science, 1936) que
afirma que la verdad o falsedad de las teorías científicas no significan más
que su coherencia con un sistema aceptado de creencias, o con otras teo-
rías. Finalmente, también, frente al relativismo (Gorgias, Protágoras, F.
Nietzsche, W. James, J. Dewey, L. Wittgenstein, R. Rorty...), que viene a
sostener que la verdad de las teorías científicas es relativa a los contextos
en que surge.
5. Un quinto componente asociaría el realismo progresivo al realismo
científico (L. Laudan, Progress and Its Problems: Toward a Theory of
Scientific Growth, 1977, o Science and Values: The Aims of Science
and Their Role In Scientific Debate, 1984). Según aquel la ciencia
progresa teniendo como meta la verdad. Las nuevas teorías contienen
más verdad y/o menos falsedad que las anteriores. Frente a esta posición
encontramos el antirrealismo progresual (T. S. Kuhn, The Structure
of Scientific Revolutions, 1962, o W. Stegmüller, The Structure and

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Dynamics of Theories, 1976) para quienes el progreso de la ciencia no


puede ser establecido como una aproximación creciente a la verdad4.
Después de este detallado elenco que hemos tomado prestado, ciertamente
conviene puntualizar algunas cosas.
Estas cinco tesis que señala Antonio Diéguez Lucena nunca debemos aspi-
rar a encontrarlas completas junto a la preocupación de fondo por la verdad en
ninguna corriente o autor:

Aquí confirmamos, en efecto, que ninguna de las tres tesis realistas que incluyen
el concepto de verdad (realismo teórico, realismo semántico y realismo progresivo)
exige la previa aceptación del realismo ontológico o del epistemológico, que consti-
tuyen, por así decirlo, la base del realismo científico. […] De hecho, la independencia
relativa entre el realismo en sus aspectos ontológicos y epistemológicos básicos y el
realismo entendido como la creencia en la (posible) verdad de nuestras teorías ha sido
plasmada de forma concreta en la obra de varios autores recientes, principalmente
Ian Hacking, Nancy Cartwright, Rom Harré y Ronald Giere. Dichos autores han
defendido, con diferentes matices, un realismo desligado del concepto de verdad5.

En segundo lugar, hay que señalar que no todos los filósofos de la ciencia
realistas se acogen a las cinco tesis. No es cuestión de todo o no nada:

Hay realistas fuertes que aceptan las cinco tesis realistas citadas. Los autores
que primero vienen a la mente en tal caso son Karl Popper, Mario Bunge y, con
algún pequeño retoque en el aspecto epistemológico, Ilkka Niiniluoto. Pero existe
también la posibilidad de ‘realismos débiles’ que acepten sólo algunas de ellas, o que
las acepten de forma matizada. Por ejemplo, Rom Harré y Ronald Giere sólo se
reconocerían en el realismo ontológico y el epistemológico, pero no en las demás
tesis, al menos sin alguna modificación. E incluso algunos antirrealistas pueden acep-
tar tesis realistas6.

Termino este epígrafe señalando la misma advertencia del principio: hay


que ser muy cuidadosos a la hora de hablar del realismo científico por su gran
polisemia. Por consiguiente, se impone una cierta cautela según los contextos
argumentales que nos debe conducir a precisar el sentido en que es usado el
término “realismo científico” en cada ocasión.

4  Esta clasificación no está lejos de la que nos ofrece el autor cuando distingue seis dimen-
siones o problemas en el interior del realismo: “ontological, semantical, epistemological, axiological,
methodological & ethical” (NIINILUOTO, I., Critical Scientific Realism, 2).
5  Ibid., 83.
6  Ibid.

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2. EL NUEVO REALISMO CIENTÍFICO DE ILKKA NIINILUOTO

2.3. Datos biográficos

Ilkka Maunu Olavi Niiniluoto nació en 1946 en Helsinki. Al comienzo dirigió


sus pasos hacia las ciencias naturales graduándose en 1967 en la Universidad de
Helsinki. Un año más tarde terminó un master en matemáticas y durante este
proceso descubre su interés por la filosofía. En 1971 termina su licenciatura en
Filosofía y en 1972 acude como estudiante a la Universidad de Stanford. En
1974 obtuvo el grado de Doctor por la Universidad de Helsinki7.
Niiniluoto inició su carrera profesional en la Universidad de Helsinki como asis-
tente en 1969 y, después de un periodo como asistente de investigación en la Aca-
demia de Finlandia, regresa a la universidad de Helsinki, donde ha desarrollado su
carrera como profesor asistente de matemáticas y de filosofía teórica (1973-1981),
profesor (desde 1977), vicerrector (1998-2003 y 2003-2008) y rector (2008).
Ilkka también ha formado parte de numerosas sociedades profesionales,
entre las que destacan la Sociedad Filosófica de Finlandia en la que fue tesorero,
Vice-Presidente y Presidente, la Sociedad Matemática de Finlandia, la Sociedad
Finlandesa para la Historia de las Ideas, la Sociedad Británica de la Filosofía y la
Ciencia, la Sociedad Finlandesa de Estudios de la Ciencia y la Sociedad Finlande-
sa de Estudios del Futuro en la que fue miembro de honor en el 2000. Debemos
mencionar también que desde 1980 es el editor de Acta Philosophica Fennica.
El profesor Niiniluoto ha publicado un gran número de trabajos sobre casi
todos los campos de la filosofía de la ciencia contemporánea, pero centrándose
especialmente en la probabilidad, la lógica inductiva, la verdad y la verosimilitud
(también conocido en inglés como truthlikeness, o aproximación a la verdad), el
realismo científico8 y el progreso científico, así como la evaluación de las teorías
dentro de la ciencias naturales y sociales.

2.4. El realismo científico crítico de Niiniluoto

2.4.1. Ilkka Niiniluoto y la escuela finlandesa: su producción

Ilkka Niiniluoto es un discípulo de Jaako Hintikka (1929) y una de las figuras


más prestigiosas de la escuela finlandesa que se retrotrae a Eino Kaila, a Georg H.
von Wright y ha centrado sus reflexiones en la filosofía teorética, lógica inductiva,

7  SERANTES, A., Objetividad, conocimiento y valores en la Ciencia. Análisis del plantea-


miento filosófico de Ilkka Niiniluoto. Santiago de Compostela: Meubook, 2012, 13-14.
8  Ibid., 112.

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filosofía de la ciencia y filosofía de la cultura9. Sus aportaciones siguen una línea


muy parecida a la de todos los miembros de la Escuela finlandesa, es decir, la
filosofía analítica10.
La primera contribución importante de Niiniluoto al programa de la Escuela
fue Theoretical Concepts and Hypothetico-Inductive Inference (Reidel, 1973),
escrito junto con Raimo Tuomela. En esta obra usan la lógica inductiva de Hin-
tikka para defender el realismo científico crítico. Unos años más tarde, Niiniluoto
y Tuomela editarían Logic and Epistemology of Scientific Change (1979), una
colección de trabajos dedicados a cuatro programas de investigación metodológi-
ca: estructuralismo, teoría cognitiva de la decisión, verosimilitud y la teoría lógica
del cambio de creencias.
En ocasiones, los errores hacen progresar la historia de las ideas. Es bien
conocido que el intento de Popper en Conjectures and Refutations (1963) de
explicar la noción de verosimilitud (construida a semejanza o cercanía de la ver-
dad comprehensiva de un dominio) fue técnicamente defectuosa, como de forma
independiente comprobaron Pavel Tichý y David Miller. Ese error abrió el camino
a las teorías postpopperianas de la verosimilitud, que constituyen en el presente
uno de los programas más activos de investigación en filosofía de la ciencia. La
más desarrollada y conocida teoría de la verosimilitud fue propuesta en 1974 por
Pavel Tichý y Risto Hilpinen, y después continuada por Niiniluoto, Tuomela y
Graham Oddie. Aproximadamente una década después nuestro autor publicó dos
libros: Is Science Progressive? (Reidel, 1984), una colección de ensayos dirigidos
a explicar el progreso científico en términos de incremento de la verosimilitud, y
Truthlikeness (Reidel, 1987), una presentación de su propia teoría de la verosi-
militud, así como una detallada discusión de la historia, la importancia y la apli-
cabilidad de esta noción y una defensa contra sus críticos. Truthlikeness es con
frecuencia señalada como la “Biblia de la verosimilitud”, pues contiene todo lo
que se necesita para estudiar seriamente el tema. A este propósito cabría señalar
también “Verisimilitude: The third period” in the British Journal for Philosophy
of Science, 49, 1998.
En su más reciente trabajo sobre estos temas, Critical Scientific Realism
(Oxford University Press, 1999), Niiniluoto ofrece una detallada y actualizada
presentación de sus ideas filosóficas. La obra combina sutilmente una visión
coherentemente falibilista del conocimiento humano con una defensa muy seria
del realismo en ontología, semántica, epistemología, teoría de la construcción
y metodología. Esta obra puede ser tenida como un libro de texto de alto nivel

9  Cfr. L. HAAPARANTA, L-NIINILUOTO, I., (eds.), Analytic Philosophy in Finland. Amster-


dam: Rodopi, 2003, 29.
10  Cf. ibid. En esta obra Niiniluoto explica las razones del fuerte éxito de la filosofía analítica
en su país y nos ofrece cinco razones (p. 33).

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que contiene las más didácticas y completas exposiciones sobre el tema hasta
el presente. En ella señala muy claramente cuáles son los rasgos que definen y
distinguen su posición de otras posiciones realistas:

“Tesis R0: Al menos parte de la realidad es ontológicamente independiente de


las mentes humanas.
Tesis R1: La verdad es una relación semántica entre el lenguaje y la realidad. Su
significado viene dado por una moderna versión (tarskiana) de la teoría de la corres-
pondencia, y su mejor indicador es dado por la sistemática búsqueda utilizando los
métodos de la ciencia.
Tesis R2: Los conceptos de verdad y falsedad son en principio aplicables a
todos los productos lingüísticos de la investigación científica, incluyendo dossiers de
observación, leyes, y teorías. En particular, las reclamaciones sobre la existencia de
entidades teóricas tienen un verdadero valor.
Tesis R3: La verdad (junto con algunas otras cuestiones epistémicas) es un obje-
tivo esencial de la ciencia.
Tesis R4: La verdad no es fácilmente accesible o reconocible, e incluso nues-
tras mejores teorías pueden caer a la hora de ser verificada. No obstante, es posible
acercarnos a la verdad y hacer afirmaciones racionales sobre tal progreso cognitivo.
Tesis R5: La mejor explicación para el éxito práctico de la ciencia es la asunción
de que las teorías científicas de hecho son aproximadamente verdaderas o suficien-
temente cercanas a la verdad en aspectos relevantes. Por tanto, es racional creer
que el uso de los métodos auto-correctivos de ciencias a largo plazo ha sido, y será,
progresista en el sentido cognitivo del término”11.

En esta misma obra (Scientific Critical Realism) nos ofrece su propuesta:


usar el concepto de verosimilitud Tr para definir un concepto absoluto de pro-
greso: “El peldaño desde la teoría T a la teoría T’ es progresivo si y solo si Tr (T,
h*)<Tr (T’, h*)”12.
Las personas interesadas en el debate sobre su obra más reciente podrían
acercarse a Approaching Truth (College Publications, 2007), una obra colectiva
editada por Sami Pihlstr¨om, Panu Raatikainen, y Matti Sintonen, que reco-
ge artículos de destacados discípulos. Si el interés se dirigiera a conocer a los
principales autores de la escuela y sus obras más significativas, o a supervisar la
exhaustiva bibliografía de nuestro autor, se puede recurrir al texto editado por
Juha Manninen y Ilkka Niiniluoto The Philosophical Twentieth Century in Fin-
land. A Bibliographical Guide (2007)13.

11  NIINILUOTO, I., Critical Scientific Realism, 10.


12  Ibid., 201.
13  Para profundizar en ello cfr. SERANTES, A., Objetividad, conocimiento y valores en la
Ciencia, 14-35 y 135-141.

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2.4.2. El progreso de la ciencia y la verosimilitud (truthlikeness)

Una de las herramientas importantes del realismo crítico científico de nuestro


autor es la “verosimilitud” (verisimilitude, truthlikeness). Aunque según Joseph
Agassi la idea de verosimilitud está implícita en los escritos de Albert Einstein
(1905)14, Niiniluoto detalla su moderna historia estructurada en tres periodos.
El primer periodo comienza en 1960 cuando Karl Popper propuso su defi-
nición cualitativa a través de la cual reconocer que una teoría es más verosímil
que otra15. Este periodo finaliza en 1974 cuando David Miller y Pavel Tichý
publicaron la refutación de la definición de Popper16. El segundo periodo comen-
zaría con el intento de explicar la verosimilitud mediante semejanzas o pareci-
dos entre estados de hechos (o sus representaciones lingüísticas); las obras que
representan significativamente este periodo son las de Graham Oddie (Likeness
to Truth, 1986) e Ilkka Niiniluoto (Truthlikeness, 1987). En el tercer periodo,
siempre según la opinión de Niiniluoto, se han alcanzado interesantes resultados
y aplicaciones, pero no excesivas novedades. Aunque es obsoleto cuestionar la
verosimilitud con razonables argumentos, hay una gran controversia sobre las
aproximaciones a la misma.
Profundizando un poco más, nuestro autor nos explica algunos elementos
que pueden estar en la prehistoria del concepto. En diciembre de 1977 se orga-
nizó un congreso en Helsinki que llevaba por título The Logic and Epistemology
of Scientific Change17. En él se exploraban diferentes acercamientos al cambio

14  AGASSI, J., Verisimilitude. Discusiones Filosóficas 12 (19), 2011, 61.


15  “Popper’s notion of truthlikeness is also a combination of truth and information (Popper,
K., Conjetures and Refutations: The Growth of Scientific knowledge, 1963 y The Objective
Knowledge, 1972). For him, verisimilitude represents the idea of ‘approaching comprehensive truth’.
Popper’s explication used the cumulative idea that the more truthlike theory should have (in the sense
of set-theoretical inclusion) more true consequences and less false consequences, but it turned that this
comparison is not applicable to pairs of false theories. An alternative method of defining verisimilitude,
initiated in 1974 by Pavel Tichý and Risto Hilpinen, relies essentially on the concept of similarity
(Oddie, G., Likeness to Truth, 1986, y Niiniluoto, I., Truthlikeness, 1987)
16  Tichý, P., On Popper’s Definitions of Verisimilitude, British Journal for the Philosophy
of Science 25 (2), 1974, 155-160]. Tichý muestra que la medida popperiana de la verosimilitud es
incapaz de decidir cuál de dos teorías falsas es la más verosímil, y Grünbaum, A. (Is Falsifiability the
Tochstone of Scientific Rationality? Karl Popper versus Inductivism. En R.-S. COHEN-P. FEYERA-
BEND-M. W. WARTOFSKY (eds.), Essays in Memory of Imre Lakatos. Dordrecht: D. Reidel, 1976,
230-232) prueba que ni siquiera es capaz de demostrar el grado de verosimilitud entre dos verdaderas
(Cfr. RIVADULLA, A., Las concepciones realista y estructuralista del progreso científico, Teorema
XV/1-2, 1985, 253.
17  NIINILUOTO, I.-TUOMELA, R. (Eds.), The Logic and Epistemology of Scientific Change,
Acta Philosophica Fennica 30 (2-4), 1979.

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científico empleando las herramientas de la Lógica, Teoría de Conjuntos y la


Teoría de la probabilidad. Los participantes desarrollaron tres aproximaciones
diferentes al cambio científico. Un grupo intentaba ver cómo el concepto de
verosimilitud podía ser explicado sin tropezar con las dificultades de la definición
original de Popper. Otro grupo, dirigido por Wolfgang Stegmüller, llamado el
estructuralismo o la visión del “no posicionamiento”. El tercer grupo (entre ellos
Isaac Levi y Peter Gändenfors) estudiaron los cambios en los sistemas probabilis-
tas. En la siguiente década estos programas de investigación fueron desarrollados
por Ilkka Niiniluoto, Truthlikeness (1987) y Peter Gärdenfors, Knowledge in
Flux (1988)18.
Nuestro autor tiene dos intereses fundamentales como filósofo de la ciencia,
es decir, su realismo crítico tiene dos pilares fundamentales: la concepción pro-
gresiva de la ciencia, junto con la verosimilitud como instrumento epistemológi-
co para comprender dicho progreso científico, y la cuestión de los valores. Por un
lado, explicar cómo se produce el cambio científico. Colateralmente, le interesa
ver si la ciencia en cada periodo va aproximándose más a la verdad o no. Y, en
segundo lugar, están las consecuencias de ese cambio y progreso científico para la
sociedad, porque él ya no está tan convencido como Francis Bacon (De dignitate
et augmentis scientiarum, 1623, Novum Organum, 1620) de que el progreso
metodológico conduzca al progreso cognitivo y que el progreso tecnológico des-
emboque finalmente en un progreso social. Está muy preocupado por la falta de
valores que en ocasiones trae aparejado el progreso tecnológico19.
En una de sus obras más conocidas de la primera época Is Science Progres-
sive? (1984) ya nos da una primera respuesta a estas dos cuestiones. Por lo que
se refiere a la primera, el progreso científico, señala: “la asunción del llamado
‘conocimiento científico’ es, estrictamente hablando, una ilusión. El crecimiento
de la ciencia no significa simplemente la acumulación de nuevas verdades por
encima y debajo de las viejas […]. El progreso de la ciencia consiste esencialmente
en reemplazar las primeras teorías con nuevos resultados que son verdaderos o
al menos más cercanos a la verdad que las primeras. En otras palabras, la ciencia
progresa aproximándose a la verdad”20.

18  NIINILUOTO, I., Belief Revision and Truthlikeness. En HANSON, B.-HALLDÉN, S.-
SAHLIN, N. and RABINOWICZ, W. (Eds.), Internet Festchrift for Peter Gärdenfors. URL: http://
www.lucs.lu.se/spinning/ (1999).
19  Cfr. SERANTES, A., Objetividad, conocimiento y valores de la Ciencia, 128ss.
20  NIINILUOTO, I., Is Science Progressive? Dordrecht/Boston/Lancaster: D. Reidel, 1984,
6. Más adelante señala: “The theory of truthlikeness, which was outlined in Section 7, gives us a sys-
tematic tool for defending a relist theory of scientific progress. Let h and h’ be rival theories which are
concerned with the same problem area of science. Let L be the ideal language for this problem area

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110 José Luis Guzón Nestar

El concepto de verosimilitud no es fácil de definir y menos de comprender.


Tal como ha sido explicado en las obras de I. Niiniluoto se necesitan buenas dosis
de lógica y matemáticas para su comprensión. Intuitivamente plantea el “proble-
ma lógico” de la verosimilitud a través de una medida razonable de “distancia”
de los enunciados de un lenguaje L de primer orden respecto a su constituyente
verdadero. En esta medida de “distancia a la verdad”, concebida como media
ponderada de las distancias mínima y máxima al constituyente verdadera de L, se
basa el grado de verosimilitud y el grado estimado de verosimilitud21.
Por consiguiente, la ciencia camina aproximándose a la verdad22. Nuestro
autor, pertrechado de sus instrumentos grado y grado estimado de verosimilitud
hace frente al problema del progreso científico como explicación del cambio
teórico normal y revolucionario, distinguiendo un paso progresivo de t1 a t2 en L,
cuando el grado de verosimiltud de la primera es menor que el de la segunda,
y un cambio “no degenerativo” cuando es mejor o igual; por otra parte, en el
caso de contar con dos grados estimados de verosimilitud solo podremos hablar
de cambios que parecen progresivos23. La ciencia progresa hacia teorías cada vez
más verosímiles en sistemas conceptuales que debido a los lenguajes en que son
formuladas tienen un gran poder unificador24.
Aunque realista, Ilkka Niiniluoto no deja de señalar límites al progreso cien-
tífico, pues según él no alcanza todas las áreas y dimensiones de la vida humana.
A veces ese progreso no llega a todos los rincones de la realidad humana y social.
Sobre esta cuestión, Niiniluoto nos habla de una crisis de legitimación, lo que en
la práctica significaría una falta de valores en el transcurso del progreso científico.

Si hay una ‘crisis de legitimación’ en el moderno modo de vida científico-


tecnológico, esta es una crisis de valores humanos. […] Además, por contraste con la
neutralidad del progreso científico (cognitivo), lo que se toma para constituir el pro-
greso tecnológico también depende de valores morales (cf. Bunge, 1979), ya que los
servicios tecnológicos y su influencia reflejan valores sociales éticamente relevantes25.

(cfr. (9)). Then h’ is closer to the truth than h if and only if h’ has a greater degree of L-truthlikeness
than h; in this case, the step from h to h’ is progressive” (p. 93).
21  NIINILUOTO, I., On the Truthlikeness of Generalizations. En R.-E. BUTTS-J. HINTIK-
KA (Eds.), Basic Problems in Methodology and Linguistics. Dordrecht: D. Reidel, 1977, 122ss.
22  Cfr. A. SERANTES, Objetividad, conocimiento y valores de la Ciencia, 111.
23  Cfr. I. NIINILUOTO, Verisimilitude, Theory-Change, and Scientific Progress, Acta Philo-
sophica Fennica 30, 1979, 252-252. Cfr. RIVADULLA, A., op.cit., 254. Cfr. también: NIINILUO-
TO, I., Truthlikeness, 278-280, o Degrees of Truthlikeness: From Singular Sentences to Generaliza-
tions, British Journal for the Philosophy of Science 30, 1979, 371-376.
24  Cfr. NIINILUOTO, I., Verisimilitude, 256-258.
25  NIINILUOTO, I., Is Science Progressive?, 6.

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Esta preocupación de la ciencia por los valores arranca en lo más inme-


diato de Thomas S. Kuhn para quien la racionalidad científica depende de una
pluralidad de valores compartidos. La menor o mayor cientificidad de las teorías
científicas no se mide por su grado de corroboración (como R. Carnap), o de
falsación (K. Popper) ni por su aproximación a la verdad (Escuela de Helsinki),
ni por su capacidad de resolver problemas (L. Laudan), sino que está presidida
por una pluralidad de valores que han ido cristalizando a lo largo del tiempo. Por
tanto, de la Filosofía de la Ciencia de inspiración kuhniana se desprende que la
comprensión de la racionalidad científica exige la convergencia no solo del traba-
jo metodológico y epistemológico, sino también del estudio axiológico.

ASPECTOS CONCLUSIVOS

Dentro del realismo de base científica, el realismo crítico de Ilkka Niiniluoto y


la escuela finlandesa juegan un papel extraordinario en el diálogo filosofía-ciencia.
Las tesis de este realismo crítico, en las que se resume la posición de nuestro
autor ya las hemos señalado supra y me parece que son las mejores conclusiones
que podemos extraer de nuestro estudio:
a) Tesis R0: presenta la afirmación sobre la existencia de realidades inde-
pendientes de la mente. Según esto, el realismo científico está vinculado
a un enfoque realista ontológico. Este es el sustrato desde el que se erige
todo el proyecto epistemológico de Niiniluoto.
b) Tesis R1: afirma que la cuestión del realismo está unida a la de la verdad.
Esta se define en un horizonte semántico que se vincula a la noción de
correspondencia de Tarski y la ciencia se supedita a la búsqueda de esta
verdad. Por lo tanto, las nociones de realidad, verdad y ciencias están
profundamente unidas.
c) Tesis R2: responde a la relación verdadero-falso en el interior de las
teorías científicas. Los productos de las investigaciones científicas son
susceptibles de ser predicadas como verdaderas o falsas. Según esta rela-
ción, la ciencia se mueve hacia los resultados que se acerquen más a la
verdad. De este modo, el horizonte hacia el que se mueve la ciencia está
orientado hacia el conocimiento de la verdad y esta no se entiende sin su
referencia a la realidad.
d) Tesis R3: vuelve sobre el tema de la verdad, no hace una mayor expli-
cación. Sólo se afirma que el objetivo esencial de la ciencia es la verdad.
Esto quiere decir que lo que produce y mueve todo el proceso de inves-
tigación debe ser siempre la cuestión del conocimiento, esclarecimiento

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112 José Luis Guzón Nestar

y profundización del conocimiento verdadero de los objetos o el mundo


extra-mental.
e) Tesis R4: se refiere al problema del conocimiento de la verdad. En pri-
mer lugar, el conocimiento de la verdad es una actividad seria y rigurosa,
para la cual es indispensable el uso de un camino lógico (método) según
procesos e instrumentos que faciliten el acceso a la realidad. Esto quiere
decir que la verdad es el resultado de un proceso activo y no un encuentro
pasivo con el mundo tal y como se muestra. En segundo lugar, se afirma
que es posible el conocimiento de la verdad, aunque no de modo abso-
luto sino siempre de modo limitado. Sin embargo, esto conocimiento es
suficiente para poder hacer afirmaciones racionales sobre el mundo y el
proceso mediante el que conocemos el mundo.
f) Tesis R5: nos habla de cómo la ciencia puede progresar mediante meca-
nismos de auto-corrección. La asunción de estos mecanismos supone
reconocer como verdaderas o cercanas a la verdad las proposiciones que
se pretenden corregir (T4). Al mismo tiempo eso supondría la diferencia
entre resultados verdaderos y falsos (T2) asumiendo también la idea de
verdad como correspondencia (T1), con lo cual la existencia de la realidad
independiente de la mente está supuesta en todo momento (T0). Sin dejar
de lado, por supuesto, la centralidad del problema de la verdad en todo el
proceso de la ciencia (T3). De este modo, la T5 es la conclusión hasta la
que se llega del hecho de suponer dos cosas: la existencia de un mundo
extra-metal y la verdad como correspondencia semántico-mental con esa
realidad.
En resumen, esta perspectiva nos permite adoptar una posición clara de
cara al inicio del diálogo necesario entre filosofía y ciencias, ya que desde que la
filosofía de la ciencia se convirtió en una rama autónoma dentro de la filosofía,
se han desarrollado en su seno corrientes que consideran que su objetivo debería
consistir en analizar el lenguaje científico y su formalización, mientras que otros
entienden que más bien se deberían indagar los presupuestos metodológicos que
identifican las ciencias. El realismo crítico de Niiniluoto unifica ambas perspecti-
vas.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Ilkka Niiniluoto

1. NIINILUOTO, I., On the Truthlikeness of Generalizations. En: BUTTS,


R.-E.- HINTIKKA, J. (Eds.), Basic Problems in Methodology and Linguis-
tics. Dordrecht: Reidel, 1977.
2. Degrees of Truthlikeness: From Singular Sentences to Generalizations, Brit-
ish Journal for the Philosophy of Science, 30, 1979, 371-376.
3. Is Science Progressive? Dordrecht/Boston/Lancaster: Reidel, 1984.
4. Truthlikeness. Dordrecht: Reidel, 1987.
5. Critical Scientific Realism. Oxford: Clarendon, 1999.
6. Belief Revision and Truthlikeness, in B. HANSON, B-HALLDÉN, S-SAH-
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7. – HAAPARANTA, L. (Eds.), Analytic Philosophy in Finland. Amsterdam-
New York: Rodopi, 2003.
8. – MANNINEN, J., The Philosophical Twentieth Century in Finland. A Bib-
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9. – TUOMELA, R. (eds.), The Logic and Epistemology of Scientific Change,
Acta Philosophica Fennica 30 (2-4), 1979.

2. Sobre el autor

10. AGASSI, J., Critical Scientific Realism (bookreview), Iyyun: The Jerusalem
Philosophical Quarterly, 50, 2001, 77-84. 9-23.
11. AGASSI, J., Verisimilitude, Discusiones Filosóficas, 12 (19), 2011.
12. CEVOLANI, G., Interview with Ilkka Niiniluoto, The Reasoner , 4 (9), sept
2010, 134-136.
13. SERANTES, A., Análisis del planteamiento filosófico de Ilkka Niiniluoto.
Santiago de Compostela: Meubook, 2012.

3. Otros

14. DIÉGUEZ LUCENA, A., Realismo científico. Málaga: Universidad de


Málaga, 1998.
15. FEYERABEND, P., Realism, Rationalism and Scientific Method. Philosophi-
cal Papers, vol. 1. Cambridge: Cambridge U.-P., 1981.

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16. LEPLIN, J. (Ed.), Scientific Realism. Berkeley: University of California


Press, 1984.
17. PSILLOS, S., Scientific Realism: How Science Tracks Truth. London:
Routledge, 1999.
18. RIVADULLA, A., Las concepciones realista y estructuralista del progreso
científico, Teorema XV/1-2, 1985, 253.
19. TICHÝ, P., On Popper’s Definitions of Verisimilitude, British Journal for
the Philosophy of Science, 25 (2), 1974, 155-160.

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