Epistemología (Módulo 2)

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Ciencia e investigación

Introducción

¡Bienvenido al segundo módulo de Epistemología! En esta ocasión nos centraremos en dos momentos
distintos de la ciencia como tema base. Primero estudiarás la naturaleza de la ciencia, su definición
tradicional, así como algunas características esenciales; además, estudiarás el tema de la investigación y la
búsqueda del conocimiento. En el segundo momento, profundizaremos en los métodos y enfoques de la
investigación científica. Este módulo te brindará las herramientas para interpretar de manera crítica los
alcances y los límites de la ciencia, así como su relación con la filosofía.

Revisa el siguiente video ¿Qué es la Ciencia e Investigación Científica? de MediaLab Universidad de


Cuenca.
https://youtu.be/nB76b1OWUT0

Reflexiona

La falibilidad humana también aplica en la ciencia. Sus resultados fallan y sus verdades, aunque
demostradas previamente, pueden confirmarse falsas en otro momento. Sin embargo, cualquier enunciado
con respaldo científico es interpretado como verdad absoluta. ¿Por qué, si la experiencia confirma que los
hallazgos científicos aportan verdades provisionales, a veces las tomamos como definitivas e inequívocas?
Naturaleza de la ciencia

Cabría comenzar este módulo con dos fragmentos, tomados de Mosterín (2013), que invitan a la reflexión.
El primero hace referencia a una concepción de ciencia que resalta tres rasgos esenciales: su carácter
empírico, su carácter falible y su carácter provisional y el segundo que destaca la interacción entre ciencia y
filosofía:

La ciencia empírica es provisional y falible, sometida como está a todas las contingencias
de la realidad que pretende describir. La ciencia empírica es esclava de la realidad y,
además de la consistencia, requiere la contrastación empírica mediante observaciones y
experimentos. Aquí usamos la palabra “ciencia” como “ciencia empírica”. Por tanto, la
matemática pura no es ciencia, aunque quizá sea algo mejor, a mitad de camino entre la
ciencia y el arte. Albert Einstein decía: “En la medida en que las proposiciones de la
matemática se refieren a la realidad, no son ciertas. Y, en la medida en que son ciertas,
no se refieren a la realidad”. (p. 97).

Ciencia y filosofía forman un continuo. La filosofía es la parte más global y reflexiva del
continuo, el escenario de las discusiones que preceden y siguen a los avances científicos.
La ciencia es la parte más especializada, rigurosa y bien contrastada, la que se incorpora
a los modelos estándar, a los libros de texto y a las aplicaciones tecnológicas. Ciencia y
filosofía se desarrollan dinámicamente, en constante interacción. Lo que ayer era
especulación filosófica hoy es ciencia establecida. Y la ciencia de hoy sirve de punto de
partida a la filosofía de mañana. La reflexión crítica y analítica de la filosofía detecta
problemas conceptuales y metodológicos en la ciencia y la empuja hacia un mayor rigor.
Y los nuevos resultados de la investigación científica echan por tierra viejas hipótesis
especulativas, y estimulan a la filosofía a progresar. En griego clásico las palabras
“ciencia” (epistéme) y “filosofía” (philosophía) se empleaban como sinónimos. Ambas se
referían al saber riguroso, y se contraponían a la mera opinión infundada (dóxa). Lo que
nosotros llamamos ciencia se originó en el siglo XVII, con la pretensión de ser una filosofía
más rigurosa y fecunda que la practicada hasta entonces. A este surgimiento
contribuyeron numerosas personalidades, entre las que destaca Isaac Newton, el
fundador de la física moderna. (p. 15).

Ahora bien, siguiendo la interpretación de Llanos (2009), el único modelo de ciencia que ha habido es el
del positivismo lógico, elaborado inicialmente en el Círculo de Viena (fundado en 1927) y ha sido revisado
y reformulado varias veces. Después fue denominado “Concepción heredada”. Fue objeto de muchas
críticas hasta perder su vigencia en la década de 1970. Después se sumaron las concepciones de ciencia
de Karl Popper e Imre Lakatos. En adelante, denominaremos Concepción Clásica de Ciencia para referirnos
a todos estos aportes.

La definición de ciencia es convencional más no arbitraria. La definición de un término exige que se expresen
sus características esenciales, por lo que la definición de ciencia deberá dar cuenta de cómo se ha entendido
en la comunidad de filósofos de la ciencia de los últimos 80 o 100 años (Llanos, 2009).
La investigación

La ciencia empírica en su totalidad, nos dice Mosterín (2013), se construye sobre observaciones. Solo son
parte de la ciencia aquellas teorías que han sido puestas a prueba y contrastadas con la realidad exterior
mediante observaciones, pero no las teorías intuitivas y matemáticas.

Por eso hay una gran diferencia entre las partículas que han sido detectadas (aunque sea muy
indirectamente), como los electrones, los quarks, los bosones W y los bosones de Higgs, y las presuntas
partículas especulativas, que hasta ahora no han sido detectadas en modo alguno, como los fotinos o las
supercuerdas. (p. 107).

En casi todas las lenguas occidentales el sustantivo “observación” y el verbo “observar” significan:

1) cumplir, atender, observar una costumbre o una prohibición, y

2) mirar, prestar atención (Mosterín, 2013).

De ahí que el papel de la observación sea primordial en la ciencia empírica. Pero ¿Qué es la observación?

Mosterín (2013) resalta el cambio en la forma de observación. La observación científica es indirecta y está
mediada por sistemas de dispositivos artificiales. En un observatorio las observaciones se realizan de modo
sistemático. Actualmente los telescopios carecen de oculares. Donde antes estaba el ocular, ahora se
encuentra un dispositivo de carga acoplada refrigerado por nitrógeno o helio, u otro receptor artificial. Los
astrónomos ya no observan al pie de telescopios, ni siquiera miran las imágenes en la pantalla sino los
gráficos que representan el análisis espectral generado automáticamente. No obstante, se trata de una
observación pues el proceso ha sido disparado por los fotones que provienen de la fuente
La búsqueda del conocimiento

Siguiendo a García (2000), muchos filósofos intentaron aclarar el término “conocimiento” aunque no tuvieron
éxito. Bertrand Russell fue el que más insistió en esa definición. En El conocimiento humano, su alcance y
sus límites, Russell (1992) dice que "conocimiento es un término imposible de precisar” pero después agrega
que “el conocimiento es una subclase de creencias verdaderas”.

Russell no hace referencia al hecho de que en todas las disciplinas científicas hay términos sin definir. Por
ejemplo, la mecánica estudia el movimiento, pero no define este último, aspecto del que era consciente
Newton. La matemática se ocupa de los números, define “número natural”, "número racional", "número real",
pero no "número". Asimismo, la teoría de conjuntos tiene un lugar importante en la matemática moderna
pero no define el término “conjunto” (García, 2000).

La construcción de una teoría científica, según Piaget, pretende explicar cierto tipo de hechos, es decir el
“dominio de los fenómenos”. Al considerar la epistemología como una teoría científica, se deben establecer
el dominio de los fenómenos que constituyen su objeto de estudio; establecer, especificar, caracterizar, no
definir. Piaget comienza caracterizando lo que entiende por ciencia como "una institución social, un conjunto
de conductas psicológicas y un sistema sui géneris de signos y de comportamientos cognitivos", para
subrayar de inmediato que "un análisis racional del desarrollo de la ciencia deberá tratar conjuntamente los
tres aspectos" (Citado en García, 2003, p. 34).

El concepto de “conocimiento” es referido mediante “comportamientos cognoscitivos” y a través de


actividades que la sociedad coordina y califica en el nivel familiar, escolar y académico. La epistemología
constructivista, que es la teoría más general del conocimiento, no tiene como referente al individuo aislado
sino a la sociedad en la que se encuentra. Pero esto no permite identificar una disciplina científica particular
sin establecer si el producto de una actividad es ciencia o no lo es (García, 2000).

Pese a esta problematización del término conocimiento, retomaremos cuatro concepciones de ciencia. Las
tres últimas parecerían apuntar hacia la pregunta por la búsqueda del conocimiento, mientras que la primera
nos da luces sobre la noción de ciencia. La siguiente caracterización es propuesta por Llanos (2009).

La ciencia es entendida desde tres dimensiones: como proceso o investigación, como producto y como
tecnología.

La primera consiste en “(…) una secuencia finita, sistemática y ordenada de actividades encaminadas a
resolver algún problema cognoscitivo, que tiene lugar bajo ciertas condiciones históricas, sociales, culturales,
económicas, políticas, etc. Esta es una dimensión diacrónica y dinámica, porque se da en y a través del
tiempo” (p. 14).

Segundo, como producto o resultado de la investigación, esto es, como conocimiento, consiste en datos,
hipótesis y problemas. También puede ser leyes o teorías.

Tercero, se entiende como tecnología, es decir, como aplicación del conocimiento para la solución de
problemas extracientíficos. En suma, Llanos (2009) refiere:

(…) a la ciencia podemos definirla como un triplo compuesto por investigación, conocimiento y aplicación del
conocimiento, para la solución de problemas extracientíficos. De estos tres componentes, el tercero no es
indispensable para que una disciplina o teoría sea científica, pues, puede faltar, como en la teoría de la
relatividad, las geometrías de n dimensiones y en muchas otras teorías matemáticas y lógicas. (p 14).

Lo esencial de esta definición es: que la investigación y el conocimiento son condiciones de necesidad en la
ciencia. Si no hay investigación, no hay ciencia, y si no se obtiene conocimiento mediante un método
tampoco la hay: “En toda ciencia, las anteriores tres dimensiones siempre se dan en ese orden asimétrico
en el tiempo: primero, se da la investigación; luego, el conocimiento y después, la aplicación, si la hubiera”
(Llanos, 2009, p. 15).

Los objetivos generales de la ciencia son: solucionar problemas cognoscitivos o problemas extracientíficos.
Buscar verdades generales o universales. Los objetivos específicos pueden ser intrínsecos o extrínsecos.
Los primeros refieren a la explicación científica de validez universal y la predicción (Llanos, 2009).

Para comprender esta dimensión, tomaremos la caracterización que Llanos (2009) ofrece del método,
entendiendo que una disciplina o teoría se considera científica en tanto cumpla con estas características.
Las condiciones de este son:

1. Consiste en una secuencia finita de reglas claramente formuladas.


2. Consiste en una secuencia de reglas, estandarizable, repetible, sin límites; tal que, aplicada
uniformemente, en forma correcta, bajo las mismas condiciones, siempre conduzca a los mismos
resultados.
3. Es solo provisional y no definitivo, porque a medida que avanza la ciencia, cambia la realidad, o se
descubren nuevos problemas, el método también deberá cambiar y reajustarse.
4. Por lo tanto, es revisable, perfectible o eventualmente, inclusive refutable y desechable. (pp. 22-23).

Las concepciones tradicionales de verdad son: La semántica, la de correspondencia, la pragmática, la


coherentista, la consensualista, la fenomenológica, la ontológica y la deflacionista. Las características de la
verdad científica son:

1. General, o sea, universal o estadística.


2. Hipotética
3. Condicional
4. Provisional y
5. Refutable
Conclusión
Hemos estudiado el concepto de ciencia reconociendo su falibilidad, su carácter empírico y provisional; para
ello, nos enfocamos en las características de la investigación empírica, comenzando por la observación.
Además, estudiamos el concepto de investigación científica destacando los distintos métodos y, finalmente,
los enfoques de la actividad científica según el tipo de teoría.

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