Historia de América Latina - Zanatta Loris - Cap 1
Historia de América Latina - Zanatta Loris - Cap 1
Historia de América Latina - Zanatta Loris - Cap 1
de historia
Zanatta, Loris
Historia de América Latina. De la Colonia al siglo XX1.-
1 a ed.- Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2012.
288 p.: il.; 16x23 cm.- (Biblioteca básica de historia / dirigida por
Luis Alberto Romero)
Introducción 11
4. La era liberal 73
El nacimiento del estado moderno. El modelo primario
exportador. Una sociedad en transformación. La ilusión de las
oligarquías. Juntos pero diversos: México, Brasil, Argentina. El
comienzo del siglo americano
Bibliografía 273
Introducción
La herencia política
la sociedad orgánica
A lo largo de tres siglos, las relaciones entre las partes de estas socieda-
des, tan distintas de una zona a la otra, fueron complejas, articuladas
y ricas en variantes. Por ende, no existe un único modelo social válido
para todos y cada uno de los tantos territorios gobernados por las coro-
nas ibéricas. Para reunir los rasgos de las relaciones sociales que tanto
impregnaron las estructuras y las mentalidades de la América ibérica, y
que más tarde hicieron sentir su peso sobre la historia de América Lati-
na independiente, resulta conveniente atenerse a ciertas consideracio-
nes de carácter amplio. En términos generales, es posible afirmar que
el espíritu y los instrumentos sobre los cuales se asentó la arquitectura
de las sociedades ibéricas en América forjaron un orden corporativo, el
cual era la norma para las sociedades de la época en Occidente, pero
asumió un sentido y formas peculiares en una América de caracteres
espaciales y humanos particulares. Las leyes que regularon dichas so-
ciedades y, más aún, las costumbres y las normas implícitas del régimen
de pacto con la Corona dotaron de vida a una sociedad de corporacio-
nes. Una sociedad donde los derechos y los deberes de cada individuo
no eran iguales a los de cualquier otro, sino que dependían de los de-
rechos y deberes del cuerpo social al cual se pertenecía. Esto ocurría
tanto en los vértices de la sociedad, donde funcionarios, clero, fuerzas
armadas poseían sus propios fueros, es decir, sus privilegios y sus obli-
gaciones, como en la base, donde las masas populares, en su mayoría
indias, tenían también derechos y obligaciones. Como todas las socie-
dades occidentales de aquella época, también la ibérica en América era
orgánica, y presentaba dos rasgos fundamentales: era una sociedad "sin
individuos", en el sentido de que los individuos se veían sometidos al or-
ganismo social en su conjunto; y era jerárquica, porque, como en todo
cuerpo orgánico, tampoco en este todos sus miembros tenían la misma
relevancia, ya que se consideraba que cada uno debía desempeñar el
papel que Dios y la naturaleza le habían asignado.
Estas sociedades orgánicas, sin embargo, eran ricas en contrastes y
ambivalencias. Contrastes porque, a pesar de haber sido fundadas sobre
El patrimonio espiritual de la Colonia 21
Un régimen de cristiandad
Las reformas que en el siglo XVIII realizaron los Borbones (que ocu-
paron entonces el trono de España) y el marqués de Pombal, ministro
en la corte de Portugal, erosionaron el pacto que hasta entonces había
mantenido unidos a los imperios ibéricos. Si bien no fueron causa de
la independencia, crearon algunas premisas para que esta se volviera
imaginable.
Para entender cómo y por qué ocurrió esto es necesario aclarar cuá-
les fueron las reformas, cuál fue su sentido, por qué fueron adoptadas
y qué efectos tuvieron. Las reformas afectaron los centros vitales de la
vida imperial. Los ganglios políticos, de los que Madrid y Lisboa acre-
centaron los poderes; los militares, donde incrementaron el poder del
ejército real; los religiosos, donde favorecieron al clero secular, sujeto a
la Corona, y penalizaron al regular, hasta la expulsión de los jesuitas; y
los económicos, donde racionalizaron y aumentaron los intercambios,
acentuando sin embargo la brecha entre la Madre Patria, encargada de
producir manufacturas, y las colonias, relegadas al rol de proveedoras de
materias primas. El espíritu y el sentido de tales reformas no fue un mis-
terio ni en el territorio metropolitano ni en el de ultramar. Tanto es así
que quienes las llevaron a cabo fueron héroes en su patria, pero tiranos
a los ojos de muchos en las colonias. Lo que buscaban era encaminar un
proceso de modernización de los imperios y de centralización de la au-
toridad a través del cual la Corona pudiera administrarlas mejor, gober-
narlas de manera más directa y extraer recursos de modo más eficiente.
Si así lo quisieron los reinos ibéricos no fue sólo porque lo imponía el
espíritu de los tiempos, el clima progresista del Siglo de las Luces, sino
también porque buscaban enfrentar la decadencia que los acechaba y las
nuevas potencias que los desafiaban, presentándose como modernos y
agresivos estados-nación antes que como los imperios universales del pa-
sado. Para poder seguirles el ritmo y contener las crecientes incursiones
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