Tema 2

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TEMA 2: LA NOVELA A PRINCIPIOS DE SIGLO.

MIGUEL DE UNAMUNO Y PÍO BAROJA

1.-Momentos y tendencias

En la evolución de la novela en este período distinguimos los siguientes momentos:

1.1.- En los primeros años del siglo XX la novela que se escribe mayoritariamente en
España es continuación del Realismo y Naturalismo del siglo XIX. Es una novela que
pretende reflejar la realidad de un modo objetivo, presentando un único punto de vista o
perspectiva sobre esa realidad. Utiliza una estructura clásica (presentación-nudo-desenlace) y
los acontecimientos se ordenan linealmente. La base de la obra es la acción y el carácter de los
personajes, presentados de forma muy detallada, generalmente, a través de un narrador
omnisciente.
Blasco Ibáñez, llamado el Zola español, es el novelista más vinculado al Naturalismo.
En una primera época (Cañas y barro, La barraca…) muestra su predilección por ambientes
sórdidos, crueldad en los temas, etc.
Concha Espina es la representante del Realismo decimonónico. Refleja la vida sencilla
del norte sin ir más allá de los sentimientos vulgares y cotidianos (La esfinge maragata).

1.2.- Los escritores jóvenes del momento reaccionaron contra este tipo de novela en varias
direcciones:
1.2.1.- La reacción del Modernismo más esteticista, representada por Rubén Darío con
sus Relatos, Valle-Inclán con el libro Femeninas (1895) o Pío Baroja con Vidas sombrías
(1900), donde predominan los valores técnicos y formales.
1.2.2.- La reacción postmodernista o del 98.- En el año 1902 aparecieron cuatro
novelas (La voluntad, de “Azorín”, Amor y pedagogía, de Unamuno, Camino de perfección, de
Pío Baroja, y Sonata de otoño de Valle Inclán) que marcarán la pauta de las obras posteriores de
los autores del 98 y de los experimentos narrativos de las promociones siguientes. Los dos
rasgos más característicos son el subjetivismo y el intento de renovar las técnicas narrativas,
coincidiendo con la tendencia de la literatura occidental de esta época (James Joyce, Thomas
Mann, Marcel Proust y Virginia Wolf, entre otros muchos).
Entre las innovaciones técnicas destacamos el perspectivismo, la primacía del diálogo
sobre la narración, la alteración del tiempo lineal de la narración y el fragmentarismo, la
aparición de nuevos tipos de narrador frente al narrador omnisciente, la disminución de la
importancia de la acción y del argumento y la aparición del personaje colectivo. Por otra parte,
en cuanto a la temática, se considera que cualquier aspecto puede ser materia novelable,
contagiándose de cierto carácter ensayístico.
1.2.3.- Reacción de los novelistas de la Generación del 14, entre los que destacan Ramón
Pérez de Ayala, con un tipo de novela intelectual, de carácter ensayístico (Troteras y danzaderas
de 1913), (Los trabajos de Urbano y Simona, de 1923); la novela humorística de Fernández
Flórez, el lirismo de Benjamín Jarnés o la sensualidad de Gabriel Miró.
1.2.4.- Por último, reacción de los novelistas de la Generación del 27, que, influenciados
por el concepto orteguiano de la deshumanización del arte, se alejan de la concepción tradicional de
"novela" y no pretenden tanto "contar una historia", sino proponer al lector un juego de carácter
intelectual. Como rasgos generales destacan: la disolución de la trama, la reducción de la acción, la
superficialidad en el dibujo de los caracteres y la experimentación con la estructura
(fragmentándola) y el estilo. Destacan autores como Francisco Ayala (Cazados en el alba) o Rosa
Chacel (Estancia de ida y vuelta).
Paralelamente, y sobre todo a partir de 1930, con la llamada "rehumanización del arte", se
desarrolla un tipo de novela que a veces se ha llamado "novela social de preguerra", más
preocupada por plantear problemas sociales o políticos que por los problemas de carácter estético.
Este tipo de novela continúa durante la Guerra Civil con las novelas que tienen como tema la
guerra. Entre los escritores de este grupo destaca Ramón J. Sénder (Réquiem por un campesino
español).

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2.- Miguel de Unamuno, (Bilbao, 1864 – Salamanca, 1936)

Se dedicó especialmente a la novela existencial. Su carácter, contradictorio y


atormentado, se reflejará en toda su producción literaria. Unamuno gustó siempre de la
polémica. Combatió vehementemente todo aquello que le parecía mal. Su vida fue una
permanente batalla, una agonía (‘lucha’ en griego), y él, por tanto, un agonista, palabra con
la que define a los protagonistas de sus novelas. Por ello, habló en sus obras del sentido de la
vida, de la angustia ante la muerte, de la existencia de Dios, de los problemas de España...
Siempre en un tono existencial.
Creó el concepto de intrahistoria, que define como “la historia diaria de los hombres”,
más importante que los hechos históricos, relacionado con las ideas marxistas y krausistas del
momento. Posteriormente, se enfrentará al comunismo por materialista y al fascismo por
totalitario y antiliberal. Al no poder solventar el tema de la muerte, sufre diversas crisis
existenciales. Utiliza la contradicción, la paradoja como forma de conocimiento. Su obra habla
de su permanente debate entre la fe y la incredulidad, de su “agonía” y su angustia.

Tres ideas básicas en su pensamiento:


- Miedo a la muerte.
- Necesidad de creer en un Dios que le garantice la inmortalidad.
- La certeza racional de que ese Dios no existe.

La religión será, para él, una lucha agónica para escapar al destino inexorable de la
muerte. Junto a este Unamuno agónico existe otro que, al modo de Fray Luis, busca la paz, la
contemplación de lo eterno.

Temas: Su obra gira en torno a dos ejes temáticos: el sentido de la vida humana y el
problema de España.

Obra: Autor de poesía (Poesías) y diversas obras de teatro (Fedra), pero el género que
mejor se adapta a su pensamiento es el ensayo (La agonía del cristianismo, En torno al
casticismo). Aquí nos ocupamos de su obra como novelista.

Novedades técnicas y rasgos de estilo. Sus novelas se caracterizan por:

- La concentración de la acción.
-La ausencia de descripciones espaciales.
- La falta de concreciones temporales.
-La soltura expresiva y constructiva (novelas que se van haciendo partiendo de una idea
central).
- La parquedad en las descripciones (el relato se centra en el alma).
- La importancia de los diálogos y monólogos, para plasmar las inquietudes de sus personajes.
- En muchas obras exige del lector la colaboración, en el prólogo o en epílogo, ofreciendo
interpretaciones contradictorias, como una especie de juego con el lector.

Su lengua: Es la de un luchador intelectual (vehemente, incitante). Se aleja de la


retórica buscando un estilo desnudo. Busca la densidad de las ideas. Gusta de la paradoja y la
antítesis y del empleo de palabras rústicas y terruñeras.

Principales novelas:

Paz en la guerra, (1897), sobre la última Guerra Carlista. Amor y pedagogía, (1902), en la que
satiriza los excesos de una educación demasiado racionalista. En ambas aparece ya lo que
denominó intrahistoria: la realidad íntima, interna, anímica de sus personajes.

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Estas novelas dieron paso a la “nivola” Niebla, (1914), donde autor y personaje disputan por su
ser y su existencia, en una analogía de la relación entre Dios y el hombre.

Abel Sánchez (1917): en esta, Joaquín Moreno está poseído por el pecado de la envidia. Odia a
su rival en fama y amor, Abel Sánchez (el cainismo como referencia).

La tía Tula (1921): sobre la maternidad frustrada.

San Manuel Bueno, mártir (1930): testamento espiritual de Unamuno. Abandona la tercera
persona lineal y presenta la historia como las memorias de una amiga y feligresa de don
Manuel, Ángela Carballino. San Manuel plasma el “sentimiento trágico” de Unamuno. Es un
mundo poético donde reina la incertidumbre, la duda, típica del pensamiento de Unamuno.
Ángela es quien nos hace la confesión del sentido final de la obra: la duda.

Las novelas de Unamuno suponen una ruptura con la novela realista. Unamuno juega
con las técnicas narrativas, con la estructura de los relatos y con la concepción de los personajes,
que pasan de ser entes de ficción a rebelarse contra su creador.

3.- Pío Baroja, (1872-1956)

Concibe la novela como un género abierta, en el que todo tiene cabida


(narración, descripción, diálogo, disertación) porque quiere dar una impresión de
naturalidad, y presentar un tipo de realismo menos convencional que el realismo
tradicional.

Pensamiento: No puede hablarse de un pensamiento verdaderamente estructurado, sino


más bien de muchos influjos con los que él va conformando su pensamiento:

a) De Nietzsche le atrae la idea del hombre fuerte, enérgico, del hombre de acción situado por
encima de las convenciones morales.
b) De Schopenhauer el concepto de la vida como algo incomprensible e inabarcable, pero
doloroso y cruel.
c) Darwinismo social. La vida humana en sociedad sería una constante lucha por sobrevivir a
costa de los demás.

Su concepto de novela: Defiende la espontaneidad del autor. Propugna la naturalidad,


el intento de reflejar la vida, con estilo sencillo y alejado de lo académico.
Concibe la novela como un género abierto en el que puede caber de todo, pero con estas
características:

- Debe ser amena, entretenida.


- Con cambios de acción y escenario.
- Con abundancia de personajes y diálogo.
- Con aventuras, crímenes, misterio.
- Aparecerán comentarios del autor (subjetivismo).
- El estilo ha de ser sencillo: frases cortas, léxico común, pocos nexos…

Sus novelas: Pasan de sesenta; varias agrupadas en trilogías: “Tierra vasca”: La casa de
Aizgorri, El mayorazgo de Labraz y Zalacaín el aventurero. Su unidad viene dada por el
ambiente. “La vida fantástica”: Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre Paradox;
Camino de perfección, (1902) (cuyo protagonista encarna la angustia existencial y el anhelo de
alcanzar un sentido a la vida) y Paradox rey. “La lucha por la vida”: La busca (realismo de los
barrios míseros de Madrid), Mala hierba y Aurora roja.

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“La raza”: El árbol de la ciencia (historia de la desorientación existencial de Andrés Hurtado,
personaje perdido en un mundo absurdo y marcado por una sucesión de desengaños), La dama
errante y La ciudad de la niebla. “Las ciudades”: César o nada, El mundo es ansí y La
sensualidad pervertida. Excepcionalmente “EL mar” es una tetralogía: Las inquietudes de Shanti
Andía (recio marino vasco), El laberinto de las sirenas, Los pilotos de altura y La estrella del
capitán Chimista. Escribió, además, numerosos cuentos y novelas cortas.

Etapas:
Se suelen distinguir tres etapas en su obra:
- De 1900 - 1914. Produce las obras más importantes: Camino de perfección, El árbol de la
ciencia, Zalacaín el aventurero, Las inquietudes de Shanti Andía…
- De 1914 - 1936. Prosigue con las técnicas anteriores y escribe entre otras: La
sensualidad pervertida, El laberinto de las sirenas, Los pilotos de altura y La estrella del
capitán Chimista. Pero lo más importante es su deseo de realizar una obra al estilo de los
Episodios Nacionales, de Benito Pérez Galdós, con sus Memorias de un hombre de acción,
22 novelas cuyo protagonista, Eugenio Aviraneta, es un dinámico personaje del XIX.
- De1936 - 1956. Su actividad decrece notablemente y lo más importante son sus
memorias: Desde la última vuelta del camino. Siete volúmenes en un largo soliloquio que
acumulan recuerdos, juicios, opiniones… Son un testimonio de su personalidad y un
panorama de toda una época.

Aspectos técnicos:
- Lo personajes apenas están esbozados; la mayoría de ellos vistos desde fuera, sin analizar
en profundidad. El personaje principal de sus novelas suele ser un "alter-ego" (un reflejo)
del propio escritor (Andrés Hurtado, de El árbol de la ciencia).
- Importancia fundamental de los diálogos, por la frecuencia de su uso y por su carácter
conversacional. Suelen resultar apasionados y convincentes, aunque están destinados a
informar al lector acerca de la actitud ante la vida que adopta el personaje.
- Las descripciones suelen ser breves y fragmentarias, especialmente las de personajes. En
ellas se presta mucha atención al detalle significativo (impresionismo), más que a la
acumulación de detalles (contribuye a crear sensación de rapidez y evitar la monotonía).
- El narrador no se limita a narrar la historia, sino que interviene con frecuencia mediante
juicios de valor, digresiones, etc., aportando sus opiniones (que son las mismas del autor).

Estilo:
Podemos hablar de un estilo sencillo, pero preciso, con atención al detalle significativo,
a las cosas concretas. Se trata de un lenguaje realista, con dudas, contradicciones, elipsis, y
alguna impropiedad que lo sitúa dentro del nivel coloquial de uso de la lengua.

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