El Arte de La Retroalimentación
El Arte de La Retroalimentación
El Arte de La Retroalimentación
EL ARTE DE LA RETROALIMENTACIÓN
EN LOS EQUIPOS DE ALTO DESEMPEÑO
Rafael Echeverría, PhD. Newfield Consulting Febrero de 1999
comportamiento de quién los tiene y sus relaciones con los demás. Juicios críticos
que no son adecuadamente ventilados, ejercen un efecto tóxico en las relaciones
y contaminan el desempeño de los individuos.
Este efecto tóxico opera independientemente del hecho de que hablemos o
no de nuestros juicios críticos como opera asimismo del propio efecto del callar.
Este lo que Argyris llama el efecto de “auto-sellado”. Hay algo que produce
determinados resultados negativos, dentro de los cuales está el hecho de que no
se puede hablar de estos mismos resultados negativos. Cuando ello sucede en un
equipo, tenemos la impresión que nuestro comportamiento y el del equipo están
controlados por fuerzas misteriosas que recurrentemente conspiran para impedir
el tipo de desempeño deseado. Y ello no puede ser de otra forma en la medida
que lo que causa esta situación aparece como vedado, como no-conversable. De
esta manera, pareciera que la situación no tuviera salida.
Cada vez que enfrentamos una situación que pareciera no tener salida, es
el momento para poner en cuestión el tipo de observador que somos. Es el
momento para abrirnos a un aprendizaje de segundo orden, para revisar nuestras
distinciones, nuestros supuestos, nuestros juicios y nuestras interpretaciones. En
este caso, es el momento para revisar nuestra concepción sobre los juicios. Es lo
que haremos primero. Enseguida, revisaremos las acciones concretas
involucradas con su entrega y recepción.
A partir de la sección anterior, podemos indicar ahora cuáles son las áreas más
frecuentes en las que las personas muestran incompetencias en el dominio de los
juicios.
1. .El no saber distinguir juicios de afirmaciones y, por lo tanto, el considerar,
en algunas oportunidades, a determinados juicios como si fueran
verdaderos y en otras, como si fueran falsos. Quizás pueda decirse que no
son ni lo uno ni lo otro, sino precisamente todo lo contrario.
2. Relacionado con lo anterior, el no reconocer el hecho que los juicios son
por naturaleza discrepables. El discrepar con el juicio de otra persona no
tiene, por lo tanto, nada de extraordinario. Corresponde a la naturaleza de
los juicios.
3. El no saber discriminar a cuales juicios les otorgamos autoridad y a cuáles
no. Esto es motivo de mucho sufrimiento.
4. El vivir permanentemente de los juicios de los demás y no de los juicios
propios. Hay muchos momentos en la vida en los que tenemos quedes
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