La Historia de La Bioética

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La Historia de la Bioética

DOCENTE: Amparo Altagracia Custodio

ASIGNATURA: BIOETICA

ALUMNO: MINOVI ESPINOSA GUILLEN

MATRICULA: 100600939

RESUMEN
A lo largo de la historia, el hombre ha procurado dar valor y sentido a su
vida. A partir de diversas observaciones, el ser humano ha generado una
visión filosófica que explica su existencia y la del universo que lo rodea;
esta mirada ha tenido su aplicación en la ética, y más tarde en la bioética,
la cual trata de unir la ciencia con la vida, no sólo la humana, sino también
con todo ser viviente. Diversos hechos, avances científicos y tecnológicos
han contribuido al nacimiento y desarrollo de la bioética. En la práctica, la
bioética se basa en la filosofía y con ella ha generado numerosas corrientes
teóricas, entre las que dominan actualmente: el utilitarismo, el
universalismo, el personalismo y el principalísimo (beneficencia, justicia, no
maleficencia y autonomía). El objetivo de la bioética es la supervivencia del
ser humano y del planeta donde vive.

Introducción
El árbol frondoso de la bioética hunde sus robustas raíces en el campo
fructífero de la reflexión filosófica. A lo largo del tiempo, el hombre ha tratado
de encontrarle sentido a su conducta y a su vida. Sócrates decía al respecto
que "el asunto no es ninguna bagatela: la cuestión es cómo deberíamos vivir".

Muchas opiniones han surgido en torno a este tema. Miradas diversas, en


ocasiones antagónicas y otras más sensiblemente parecidas, han contribuido a
la construcción del marco ideológico sobre el que se ha levantado el edificio de
la ética.

En el último siglo ha surgido un nuevo movimiento en la ética, que trata de unir


a las ciencias de la vida con varias disciplinas filosóficas, entre ellas la
ontología y la ética. Decimos ciencias de la vida, ya que la antigua ética se
detenía en el comportamiento humano, su génesis y consecuencias; en la
actualidad, la bioética se ha dirigido al campo de las ciencias naturales,
especialmente a la naturaleza viva, y ha llevado sus reflexiones a las fronteras
entre la vida y la muerte, entre lo individual y lo colectivo, entre la persona y la
gaia de Lovelock.

El presente artículo se ha diseñado para identificar los principales enfoques


teóricos que la filosofía ha aportado al quehacer bioético; primero, se hace una
descripción sencilla de las bases filosóficas de la ética; después, una revisión
de la génesis de la bioética y, para concluir, una descripción de las principales
corrientes filosóficas en las que se basa la bioética. Estaremos revisando así,
el corpus teórico que le da sustento a la praxis bioética.

 
La Historia de la Bioética,

La bioética es la rama de la ética dedicada a promover los principios para la


conducta más apropiada del ser humano con respecto a la vida, tanto de la
vida humana como del resto de seres vivos, así como al ambiente en el que
pueden darse condiciones aceptables para la misma.
Se trata de una disciplina relativamente nueva, y el origen del término
corresponde al pastor protestante, teólogo, filósofo y educador alemán Fritz
Jahr, quien en 1927 usó el término Bio-Ethik en un artículo sobre la relación
ética del ser humano con las plantas y los animales. Más adelante, en 1970, el
bioquímico estadounidense dedicado a la oncología Van Rensselaer
Potter utilizó el término bio-ethics en un artículo sobre «la ciencia de la
supervivencia» y posteriormente en 1971 en su libro Bioética un puente hacia
el futuro.
En su sentido más amplio, la bioética, a diferencia de la ética médica, no se
limita al ámbito médico, sino que incluye todos los problemas éticos que tienen
que ver con la vida en general, extendiendo de esta manera su campo a
cuestiones relacionadas con el medio ambiente y al trato debido a los animales.
Se han formulado una serie de definiciones respecto a la disciplina de la
Bioética, siendo una de ellas la adoptada por la Unidad Regional de Bioética de
la OPS (Organización Panamericana de la Salud), con sede en Santiago de
Chile y que, modificada por el S. J. Alfonso Llano Escobar en una revista de la
especialidad, define a la Bioética como «el uso creativo del diálogo inter y
transdisciplinar entre ciencias de la vida y valores humanos para formular,
articular y, en la medida de lo posible, resolver algunos de los problemas
planteados por la investigación y la intervención sobre la vida, el medio
ambiente y el planeta Tierra». Sin embargo, cabe destacar, que ya en 1978, el
Kennedy Institute de la Universidad jesuita de Georgetown en Estados Unidos,
había publicado la primera Enciclopedia de Bioética en cuatro volúmenes,
dirigida por Warren Reich, un teólogo católico, donde se define a la Bioética
como el "estudio sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias
de la vida y la salud, examinado a la luz de los valores y principios
morales".
Principales filósofos y exponentes de la ética y
Bioética
Las bases filosóficas de la ética

Numerosas corrientes de pensamiento filosófico se aplican al plano de la ética,


entre ellas: el eclecticismo que toma elementos de todas las corrientes
filosóficas y a partir de ellas crea una nueva visión; el historicismo que
considera al ser como algo temporal que no es captado por la razón, es decir,
independiente al contexto y al juicio; el cientificismo que pondera que la única
verdad aceptable es la que tienen bases científicas; para el nihilismo la
existencia del ser humano no tiene ningún significado objetivo, propósito o
verdad comprensible.

A continuación se mencionan otras corrientes filosóficas:

a) Platón y la ética

Para Platón (427-347 AC), la reflexión filosófica gira en torno a la vida que vale
la pena vivir. Para él, sólo vale la pena vivir una vida virtuosa, y relaciona a la
virtud con el bien como una forma de alcanzar la excelencia humana. El fin
último de todas las acciones humanas es el bien, y todo bien se concibe como
un valor moral último y objetivo.

b) Visión aristotélica

Para Aristóteles (384-322 AC), la virtud también es el eje de la vida plena, pero
a diferencia de Platón, no la deriva de un principio trascendente, sino de la
misma naturaleza del hombre. Para él, la finalidad de la actividad humana es la
felicidad.

c) Jesús

Señala al amor incondicional (ágape) como el vínculo perfecto para la unidad


humana. La bondad es reflejo del ser interior: "el hombre bueno, del buen
tesoro de su corazón saca cosas buenas; y el hombre malo, del mal tesoro
saca cosas malas".

d) Tomas de Aquino

Tomas de Aquino (1225-1274) plantea que el orden general de las cosas se


expresa en la ley natural, "Lo que es contrario al orden de la razón, es contrario
a la naturaleza de los seres humanos como tales y lo que es razonable está de
acuerdo con la naturaleza humana como tal. El bien del ser humano está de
acuerdo con la razón y el mal humano está fuera del orden de lo razonable".

e) El pragmatismo

Para esta corriente filosófica (William James 1842-1910), bueno es lo que da


resultados positivos y sirve a los intereses de individuos, grupos o sociedades.
Para algunos, es una opción adecuada en los comités de bioética ya que, ante
la complejidad de los dilemas bioéticos, esta visión protege la libertad de
pensar, de creer, de criticar, porque no teme a la multiplicidad de opiniones,
pues se concentra sólo en las consecuencias prácticas de las decisiones, sin
importar los debates ideológicos sobre el fondo de la decisión.

f) Las éticas formales

Mientras que las diversas corrientes se preocupan del contenido: ¿qué es lo


moral?, Kant (1724-1804) plantea el interés por las formas. Hay ciertas
características formales de los actos humanos que los hacen correctos o
incorrectos. Debemos actuar siguiendo aquella norma universalmente
aceptada: "actúa de tal manera que lo que te propones hacer pueda ser
considerado ley universal para la especie humana".

g) El utilitarismo

Buenas son aquellas cosas útiles que producen bienestar o felicidad. El


utilitarismo puede beneficiar a una persona, a su familia y/o a su comunidad. El
utilitarismo no es egoísmo, más bien es generosidad, ya que en cualquier
circunstancia procura el beneficio para el mayor número de personas (Jeremías
Bentham 1 748-1 832; John Stuart Mill 1806-1873).

Principales corrientes filosóficas de la bioética

Todo el campo teórico expuesto se expresa de múltiples formas en el campo


de la bioética actual. Cada uno tiene un fundamento sólido, con ideología,
discurso y paradigmas bien estructurados, que los hacen diferentes entre sí.
Esto explica por qué en las discusiones de los comités de bioética
hospitalarios, podemos contemplar diversas miradas en torno a un mismo
hecho concreto, cuando las personas que analizan ese hecho asumen
diferentes posturas filosóficas.

A continuación se describen las escuelas teóricas que más influyen en el


pensamiento bioético contemporáneo:

a) La bioética utilitarista. Su principio básico es "el mayor bien para el mayor
número de personas". Sobre los valores del individuo están los valores de la
sociedad. Bajo este enfoque, las decisiones éticas tienen que ver con "la
utilidad" que reportan para la persona, la institución o para la sociedad. Para su
aplicación, se requiere previamente de un cuidadoso cálculo del costo-beneficio
de las decisiones y los resultados que se obtendrían de su probable aplicación
(Hum; Bentham; Mili).

Un ejemplo sencillo de la aplicación de la ética utilitarista está en la


administración de la vacuna contra la influenza AHÍ NI en México que, en su
primera etapa en el mes de diciembre del 2009, se realizó para el personal
médico, paramédico, así como para las fuerzas armadas. Las vacunas que
llegaron en las siguientes semanas se aplicaron a grupos vulnerables, y las que
llegaron en enero del 2010 se aplicaron al resto de la población. Del hecho
anterior se concluye que la visión bioética que sostiene la decisión
administrativa es utilitarista, ya que se desea preservar la estabilidad social en
medio de una pandemia.

Otro ángulo relacionado con el utilitarismo es su asociación con el


funcionalismo que señala, por ejemplo, que para ser persona se requiere la
capacidad de la conciencia. Es persona sólo aquel ser humano capaz de
realizar actos de razón. Luego entonces ni el embrión, ni el anencéfalo, ni el
individuo en coma son personas. Esta concepción del hombre, seguida de un
razonamiento meramente utilitarista, hace que se derive hacia posiciones en
las que está permitida la eutanasia y el aborto, entre otros. 

b) La bioética universalista. Las decisiones deben considerar la opinión de la


mayoría de las personas involucradas en el dilema ético. Para hacer "objetivo"
el juicio ético, se deben tomar en cuenta "las opiniones subjetivas" del mayor
número de personas que participan en el problema ético.
Ante la imposibilidad de llegar a una ética universal, la única posibilidad es el
consenso y el contrato social. El consenso es la única fuente de autoridad,
pues cualquier otra argumentación es débil.

Los comités de bioética hospitalaria están inspirados en esta visión. Las etapas
por las que pasa el debate bioético de un caso incluyen la participación del
mayor número de personas, en especial los protagonistas del dilema bioético
(médicos, enfermeras, etc.), así como los familiares del niño y representantes
de la sociedad. Aunque en el seno de la discusión se sostengan diferentes
posturas bioéticas, la recomendación final adquiere una forma de consenso. 

c) La bioética personalista. El eje de todo el debate es la persona y su cualidad


de ser digna. Sobre los intereses de otras personas o de instituciones y
sociedades está el bien último del individuo.

El personalismo concibe a la persona como la unidad que forman el ser


inmaterial (alma y espíritu) y el ser material (cuerpo), y acepta su existencia
desde el momento de la concepción. A partir de esta perspectiva, el
personalismo infiere algunos principios que podrían servir como orientación en
la atención médica cotidiana: el respeto a la vida, al cuerpo, a la identidad,
dignidad, autonomía, libertad, justicia y a la solidaridad humana.

Al amparo de esta visión, cualquier niño, sin importar su posición social, asume
todos los derechos de los niños y puede exigir, sin importar su situación
concreta, la mejor atención médica, en las mejores condiciones de bienestar
para su persona. Su familia, las instituciones y el estado, tienen la obligación de
salvaguardar estos derechos que son inherentes a su cualidad humana. 

d) El principalísimo bioético. Surge en 1 970 con el informe Belmont. En la


actualidad se habla de cuatro principios que se consideran como el núcleo
teórico de esta visión:

• El principio de beneficencia. La beneficencia consiste en ofrecer siempre un


bien al usuario de los servicios de salud. El paciente siempre espera que, al
llegar a un establecimiento de salud, se le atienda de la mejor manera, por el
mejor personal, que se cuente con los mejores equipos y los medicamentos
adecuados para su necesidad de salud y que al entrar en el establecimiento de
salud, siempre se le ofrezca algo bueno.

La beneficencia no discrimina, procura alcanzar a todos los pacientes, sin


importar su edad, sexo, ni el tipo de enfermedad que se padezca. Bajo este
principio, un establecimiento de salud debe ser contemplado por los niños
como la casa de la salud, no como la casa de los sustos.

Lo importante será curar; si esto no es posible, se intentará mitigar el dolor; si


esto es imposible, por lo menos debemos consolar.

• El principio de autonomía. Autonomía es la facultad de gobernarse a uno


mismo. Es la capacidad de tomar decisiones sobre lo que puede suceder con
nuestro propio cuerpo.
Este principio tuvo una emergencia significativa a partir del juicio de
Núremberg, cuando la comunidad médica se dio cuenta hasta dónde puede
llegar un investigador cuando, oculto tras el escudo de la ciencia, es cegado
por su propio afán científico. La autonomía surge aquí como la voz del que, sin
poder hablar, no ha perdido su derecho a ser escuchado. 

Pero, ¿puede un niño, en forma autónoma, decidir sobre el tratamiento que


recibirá? Los autores consideramos que todo niño, sin importar su edad, tiene
el derecho a manifestar su opinión sobre lo que se intenta hacer sobre su
cuerpo. Algunos lo harán solo con muecas o con llanto, pero los que puedan
hablar, tienen el derecho a expresar su opinión y el derecho a ser escuchados
de manera formal y comprometida por el personal de salud.

En segundo lugar y de acuerdo con su desarrollo intelectual, al niño se le debe


permitir participar en las decisiones diagnóstico terapéuticas que le incumben.
En todos los casos, sus padres o familiares cercanos adquieren, de manera
fiduciaria, el derecho de representarlos en toda toma de decisiones, pero es
necesario dar las facilidades para que todos los niños reciban información
adecuada a su edad y puedan expresar su opinión, en especial los niños en
edad escolar y de manera formal —como si fuesen adultos— los mayores de
12 años.

• El principio de no maleficencia. Este principio expresa la obligación de no


producir un daño de manera voluntaria. Primum non nuocere (lo primero es no
dañar). La declaración es clara; sin embargo, se enfrenta a decisiones
polémicas, en especial cuando hablamos de enfermos terminales, en quienes
corre peligro la vida o cuando sabemos que el uso de tratamientos y/o
procedimientos producirán per se algún daño.

• El principio de justicia. Contempla que todo individuo tiene derecho al trato


igualitario como los demás seres humanos, sin importar las condiciones de su
vida, de su salud, de sus creencias o de su posición económica.

En pediatría, la aplicación del principio de justicia nos obliga a tratar a las


personas como ¡guales, como dignas del mayor respeto, sin hacer distingos o
diferencias entre uno u otro. Esté amparado por un sistema de seguridad social
en salud o no; tenga o no padres, sea un niño de la calle o de una familia
integrada; esté limpio o sucio; tengan sus padres dinero o sean pobres, sea el
niño delincuente o no, todos tienen derecho a que se les dé el mismo trato
médico, la misma oportunidad de hospitalización y de recibir el mejor de los
tratamientos, por los mejores médicos, en el mejor hospital y en las mejores
circunstancias posibles.

En el tiempo en que vivimos, los avances científicos y tecnológicos no sólo han


modificado el estilo de vida del hombre, también han modificado su entorno y
han impactado los sistemas biológicos que lo rodean. Estos cambios también
han impactado el campo de la salud, con una transformación impresionante en
las tasas de morbilidad y mortalidad, así como la esperanza de vida. La terapia
actual ha modificado la tradicional historia natural de la enfermedad y ha dado
paso a situaciones "desconocidas" en el proceso salud-enfermedad, que han
abierto la puerta a numerosos dilemas éticos.

La bioética surge en esta época como la ética que requiere la ciencia actual, ya
que es una propuesta capaz de establecer puentes entre salud, ciencia y
tecnología, siempre a favor de la vida.

En la práctica pediátrica, es saludable reconocer que, además de un amplio


conocimiento científico, el pediatra requiere conocer las profundas visiones de
la reflexión filosófica. El profesional de la pediatría debe contar en una mano,
con la experiencia que proporciona la ciencia y en la otra, con la sabiduría que
proporciona la bioética.

Los  aportes de la UNESCO a la Bioética.


La Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos de la
UNESCO fue homologada unánimemente por ciento noventa y un países en la
33.ª Sesión de la Conferencia General de la UNESCO realizada en París el 19
de octubre de 2005. La Declaración trata sobre las cuestiones éticas
relacionadas con la medicina, las ciencias de la vida y las tecnologías conexas
aplicadas a los seres humanos, teniendo en cuenta sus dimensiones sociales,
éticas, jurídicas y ambientales.
La garantía de las libertades fundamentales y de los derechos humanos en un
mundo plural como el nuestro se caracteriza mediante el ejercicio del diálogo
racional, la búsqueda de los principios éticos que puedan ser compartidos y los
pactos sociales. La Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos
de la UNESCO sirve de ayuda para establecer pautas comunes para abordar
las nuevas situaciones de intervención sobre la vida a raíz del progreso de las
ciencias biomédicas y de las nuevas tecnologías disponibles en un marco
de integridad científica.

Propósito de la Bioética hoy.


La bioética hoy: Definición y contenido
En el mes de noviembre de 2004 se llevó a cabo un simposio convocado en
México por la UNESCO que tuvo lugar en El Colegio Nacional, con la
participación del Grupo Encargado de una Declaración de Normas Universales
de Bioética, del Consejo Internacional de Bioética. Este grupo había realiza- do
ya cinco reuniones previas con diferentes comunidades y organizaciones afines
en distintos países (Finlandia, India, Italia, China y Turquía), con objeto de
exponer sus ideas y recoger comentarios y sugestiones sobre el contenido de
una Declaración de Normas Universales de Bioética. El simposio mencionado
era el primero en América Latina. Formaron par- te de este Grupo
personalidades internacionales, funcionarios de la UNESCO, y tres oradores
mexicanos. En este evento fue patente la incertidumbre sobre los límites, el
contenido y las proyecciones de la bioética. Parecía ser que hiciera falta una
Declaración de Normas Universales de Bioética para que todo individuo
pudiera saber exactamente qué es la bioética y cómo comportarse de acuerdo
con esa disciplina.
Al respecto, en la Quinta Reunión del Grupo IBC En- cargado de la Elaboración
de una Declaración de Normas Universales de Bioética, aparece una definición
de bioética que la misma organización corrigió en el artículo 1 (“Uso de
Términos, de las Provisiones Generales”) de su Reporte final, señala lo
siguiente:
“Para el propósito de esta Declaración:
(I) el término ‘bioética’ se refiere al estudio sistemático, pluralístico e
interdisciplinario de las cuestiones morales teóricas y prácticas surgidas de las
ciencias de la vida y de las relaciones de la humanidad con la biosfera”.
Esta definición deja fuera la insistencia de Potter en el objetivo último de la
bioética, que es la supervivencia de la vida en el planeta. De todos modos, la
definición propuesta por el Grupo de la IBC excluye otras ideas y/o aplicaciones
con las que el término bioética se ha contaminado a lo largo de sus 34 años de
existencia.
El ser humano es el creador del lenguaje, y por ello el término bioética ha ido
cambiando su sentido con el tiempo: eso es natural si lo comparamos con los
múltiples sentidos que el término ética ha tenido a lo largo de más de dos
milenios de historia. 34 son pocos años para que un vocablo evolucione, y por
ello es probable que durante un lapso futuro de duración indeterminada bioética
siga teniendo un significado ambiguo. De todos modos, la bioética deberá
seguir pensando soluciones al mundo en que vivimos, para garantizar la
supervivencia y mejorar la calidad de la vida de los seres humanos y de los
demás seres que comparten con nosotros esta misma casa: la Tierra.

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