Impulsividad Cognitiva - Articulo
Impulsividad Cognitiva - Articulo
Impulsividad Cognitiva - Articulo
El término impulsividad hace referencia a toda una serie de fenómenos que aunque
comparten algunas características aparentes no guardan, como veremos más adelante,
una vinculación sino tangencial.
Ya se encuentra instalado en nuestro vocabulario cotidiano el vocablo “impulsividad”
como la tendencia a responder de forma abrupta, precipitada o prematura. Aunque esta
acepción es bastante semejante a la que le damos al término desde la psicología, existen
algunas consideraciones importantes que terminan por delimitar la complejidad de este
campo.
Por un lado, una respuesta precipitada puede o no ser adaptativa; ante determinadas
situaciones, es esperable que una persona actúe de forma abrupta y aún sin tomarse el
tiempo para un análisis completo de la situación. Ejemplos de esto lo constituyen casi
todas las situaciones que involucran peligro inminente y las decisiones contra reloj.
Por otro lado, es sabido que diferentes individuos actúan de impulsiva ante
determinado tipo de estímulos y no ante otros, muchas personas “no tienen paciencia”
para los problemas de ingenio y los encaran desde métodos de “ensayo y error” pero
nunca tienen exabruptos en situaciones interpersonales, mientras que muchos pacientes
con cuadros de personalidad límite, por ejemplo, responden de forma abrupta y violenta
ante cualquier comentario por parte de un familiar que los hace sentirse frustrados,
mientras que paralelamente pueden ser completamente analíticos y pacientes en
actividades intelectuales.
Finalmente existen estilos de personalidad no patológicas que tienden a dar respuestas
con menor dependencia de las variables externas y esto puede incluso constituir una
ventaja en ciertas profesiones que requieren la toma de riesgos, la respuesta aguda y
veloz, etc.
Dado que estas “impulsividades” no se dan necesariamente en un mismo individuo, ni
responden al mismo tipo de tratamiento, estas diferencias son de gran importancia.
Una división básica del concepto de impulsividad fue la elegida en 1997 por Servera:
en ella dividía la impulsividad en manifiesta (con sus componentes motor y social) y
cognitiva. Básicamente la idea era diferenciar la impulsividad cognitiva de la
impulsividad tradicional de la escuela conductista de Skinner (manifiesta), actualmente
retomada con fuerza por la teoría de Barkley sobre el Trastorno por Déficit de Atención
e Hiperactividad, que concibe la impulsividad como una incapacidad para demorar
reforzadores a la que se le suma una falta de adecuada evaluación de los estímulos.
El término de impulsividad cognitiva era reservado entonces para un estilo de
procesamiento de la información, relacionado estrictamente con la resolución de
problemas.
Los mismos autores (Servera Barcelo & Pascual, 2002) tomando en parte las ideas de
Dickman (1993) introdujeron una clasificación más sutil que es la que tomaremos en
este artículo y que esquemáticamente se describe en el cuadro 1.
Motora
Manifiesta
Social
Impulsividad
Personológica
Cuadro 1
“ La impulsividad cognitiva se puede definir como una tendencia del sujeto a precipitar
sus respuestas, especialmente en tareas que explícita o implícitamente conllevan
incertidumbre de respuesta y a cometar más errores. Es, pues una impulsividad
contextualizada, en comparación con las otras dos más generales. Pero este contexto
no es tan limitado como podría parecer: la mayoría de las tareas y actividades del
aprendizaje escolar requieren una aproximación reflexiva para su correcta asimilación
y ejecución”
Cuadro 2
La puntuación tiene en cuenta siempre los dos factores antes mencionados: errores y
latencias. Parte del supuesto del paradigma es que debe existir una correlación negativa
entre estas dos variables. Cuanto mayor sea esa correlación más válida la prueba. De
este modo los resultados deben ubicarse en algún lugar de los cuadrantes definidos por
estas variables como se ve en el cuadro 3.
CUADRO 3
Conclusiones
Bibliografía
Block, J., Block, J.H. y Harrington, D.M. (1974). Some Misgivings about the Matching
Familiar Figures Test as a Measure of Reflection-Impulsivity. Developmental
Psychology, 10 (5), 611-632.
Block, J., Gjerde, P.F. y Block, J.H. (1986). More Misgivings about the Matching
Familiar Figures Test as a Measure of Reflection-Impulsivity. Developmental
Psychology, 22 (6), 820-830.
Buela-Casal, G., Carretero-Dios, H. y De los Santos-Roig, M. (en prensa). Citado En
Servera, 2002.
Consistencia longitudinal de la Reflexividad-Impulsividad evaluada por el Matching
Familiar Figures Test-20 (MFFT-20). Clínica y Salud.
Dickman, S.J. (1993). Impulsivity and information processing. En W.G. McCown, J.L.
Johnson y M.B. Shure (Eds.). The impulsive client: Theory, research and treatment (pp.
151-185). Washington, DC: American Psychological Association.
Kagan, J., Moss, H.A. y Siegel, J.E. (1963). Psychological significance of styles
of conceptualization. Monographs of the Society for Research in Child
Development, 27 (2), 73-112.
Kagan, J., Rosman, B., Day, D., Albert, J. y Phillips, W. (1964). Information processing
in the child: Significance of analytic and reflective attitudes. Psychological
Monographs, 78, (1, número completo, 578).
Kogan, N. (1976). Cognitive styles in infancy and early childhood. Hillsdale, NJ:
LEA