Nyel
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Presentación 3
La Señora Maillefer 15
Viajar a Reims 16
La segunda escuela 18
La comunidad que nace 19
La cuarta escuela 21
Que la misma pasión de Dios por la humanidad, la misma que animó a Adrián
Nyel y a Santiago Miller, la misma que habitó a Juan Bautista de La Salle, habite
en nuestros corazones. Que Jesús, esa pasión hecha persona, viva en nuestros
corazones.
(1) En tiempos en que la ortografía no estaba del todo fijada, el apellido de esta familia parece tomar formas como
Niay, Niel, Neel o Nyel.
Enredarse en el
movimiento de la
renovación cristiana
por la educación
Nyel era un hombre red, un hombre que supo en-redarse
en el proceso de renovación pedagógica y pastoral
exigido por la modernidad naciente y nacido del entusiasmo del post concilio de
Trento.
Sus miembros eran reclutados entre la nobleza de toga y los burgueses profesio-
nales. Entre ellos, podemos contar al cardenal Bossuet; San Vicente de Paul;
fundador de las Hijas de la Caridad y de las Misiones extranjeras; Jean-Jaques
Olier, fundador del Seminario de San Sulpicio y de la Sociedad del mismo
nombre; Charles Démia, renovador de la educación; Pierre Lambert de La Motte,
organizador del Hospital General de Rouen y creador de Misiones extranjeras;
Nicolás Fouquet, gran administrador, que fuera arrestado por la corona en 1661.
Su creación fue apoyada por el Rey Luis XIII y por el Cardenal Richelieu, su
primer ministro. Pero tanto el primer ministro Mazarino, como el ministro Colbert,
desconfiaban de ella por encontrar que podían apoyar al rey de España en sus
disputas con Francia. Al mismo tiempo, muchos nobles del partido devoto habían
sido frondistas (2), cosa que los hacía desconfiables por parte del poder central.
En 1660 sus actividades fueron prohibidas por Mazarino junto con todas las
sociedades secretas. Sin embargo, el partido resistió. Seis años después, con la
muerte de la Reina Madre, Ana de Austria, que apoyaba a la Compañía, Luis XIV
la disolvió completamente.
Las Asambleas de los Amigos, fueron fundadas por Vincent de Meur, Lambert de
La Motte y el P. Jean Bagot, como una manera de animar las Congregaciones
Marianas de los Colegios Jesuitas. Con ellos colaboró San Vicente de Paul.
Fuertemente ligados entre sí, quienes habían sido miembros como alumnos
seguían conectados por correspondencia y ayudándose entre sí. En distintas
ciudades tenían sus Asambleas secretas. Rouen era un centro con muchos
miembros muy activos. Allí había estado como rector el jesuita Hayneuve, autor
de gran influencia espiritual sobre Juan Bautista de La Salle.
(2) Se conoce como “Frondas”, movimientos de resistencia de los señores feudales contra el poder absolutista del
Rey. El ejercicio principal de esa resistencia estaba en la negativa a pagar tributos.
de los herejes (protestantes), el socorro a los desterrados irlandeses católicos, el
socorro de los presos y la adhesión al Papa. Es fácil reconocer en este ideario el
fondo al que adhiere La Salle.
El mismo Lambert de la Motte colaboró con Adrián Nyel en Rouen para fundar las
escuelas dependientes del Hospital y con el P. Barré en la fundación de las
Hermanas de la Providencia.
Al mismo grupo perteneció Pierre Guyart, que sería párroco en Laón y que vivió
en Reims en una especie de comunidad clerical con Roland. Lo mismo dígase del
diácono Nicolás Rogier, su ejecutor testamentario junto con La Salle.
Muchas otras personas que colaboraron con nuestro fundador pertenecían a los
círculos relacionados con las Asambleas. Una de ellas es la Hermana Luisa, la
ermitaña de Parmenia que lo ayudó a discernir la voluntad de Dios en el final de
su vida, allá por 1714.
El P. Nicolás Roland
En 1670 fue llamado a Rouen para predicar una misión. Allí volvió a encontrarse
con Barré y con el P. De La Haye, que patrocinaba la experiencia que aquél
animaba. Aquellas jóvenes ya estaban conduciendo dos escuelas y preparaban
otra en Darnetal, pueblo de los alrededores, financiada por la Sra. Maillefer. Estas
mujeres, llamadas “Damas Negras” por su hábito, o también “Niñas seculares”,
se ocupaban también de la educación en la escuela del Hospital General,
conducido entonces por Lambert de La Motte y donde trabajaba Adrián Nyel con
su comunidad en la educación de los varones.
Eran tiempos nuevos y había que encontrar una fórmula de vida consagrada que
no recluyera a las mujeres en un convento, al mismo tiempo que les permitiera
vivir como auténticas ministras del evangelio. Las Hermanas del Niño Jesús que
está creando Nicolás Roland tienen el aval del Arzobispo de Reims. Contraria
mente a lo recomendado por Barré, funda la obra sobre unas propiedades
inmuebles que generen una renta que permite sostener la comunidad y hacer que
la obra educativa sea gratuita.
El P. Charles Démia
En 1666 y 1668 publicó un texto que tuvo mucho éxito práctico, al menos en Lyon,
las Amonestaciones, donde exhortaba a la constitución de escuelas gratuitas
para los niños varones pobres. Pero el texto, sobre todo, fue inspirador para Barré,
quien, sin embargo, tomó otro camino que enseñará a La Salle: la financiación de
las escuelas no debe corresponderle a la comunidad de los Hermanos sino a orga
nismos locales, sean parroquiales o municipales o a fundaciones particulares. El
P. Roland se inspiró más fielmente en las enseñanzas de Démia.
Ese año, funda el Seminario de San Carlos para maestros. Dos años más tarde,
escribe el Reglamento para las escuelas, que sirve de manual de pedagogía para
los maestros en formación y en ejercicio. En 1676, completando el círculo, crea
una sociedad apostólica con los Maestros y las Maestras de San Carlos para las
que obtiene letras patentes.
En 1687, Démia le pide al P. Barré que le envíe una de sus Hermanas y, con
Marie-Ursule D'Orlé como líder, transforma a las Maestras de San Carlos en
Hermanas de San Carlos. Los Maestros no subsistirán.
El P. Barré
Se dedicó también a las misiones populares en las que descubrió la situación del
pueblo sencillo y quedó muy impactado. Entonces, tras la misión de Sotteville,
reunió a un grupo de jóvenes voluntarias que, pasando por las casas, en
reuniones semanales, fueron enseñando a las niñas el catecismo, la oración, la
lectura, la escritura… En un año las cosas habían cambiado mucho. Entre ellas
estaban Francisca Duval y Margarita Lestoq.
(…) y en el caso de que dicho señor Niel muera antes que el donante, este nombrará a otra
persona para que ejerza las tareas que desempeñaba el señor Niel en esta Oficina; persona
(3) Los Hospitales Generales eran de reciente creación. El de París había sido comenzado a construir en 1656. Su
objetivo era el de impedir la ociosidad y el vagabundeo, considerados como origen de todos los males sociales. Se
trataba, en efecto, de encerrar a todo tipo de personas que no tuvieran vivienda fijada en las ciudades importantes,
donde habían ido en busca de una oportunidad tras haber perdido, por algún motivo, su condición de siervos
vinculados a la tierra en el régimen feudal. Allí convivían sanos y enfermos, locos y cuerdos, niños y adultos, válidos
e inválidos, curables e incurables. En pocos años el 1% de la población estaba recluido dentro. En 1676 un decreto
real mandó construirlos en todas las grandes ciudades que todavía no lo hubieran hecho.
La creación de escuelas anexas al Hospital era una política de tipo preventivo. En un mundo estructurado desde la
ética del trabajo, el desempleo era un crimen o una enfermedad.
(4) Es difícil establecer equivalencias entre el valor de la moneda en un arco de tiempo tan largo. Si hemos de
entender que 150 libras anuales son el equivalente de un salario mínimo, en Francia, sería el equivalente a €16.800,
aproximadamente. Pero otros autores prefieren fijar el valor de la libra en montos que pueden ir de €1250 por
libra, a la mitad.
que tendrá, de por vida, la subsistencia y el mantenimiento antedicho aun tras la muerte del
donante, lo mismo que proveer con gastos cubiertos por la Oficina, tras la muerte de dicho
donante, de dos lugares en distintos barrios de esta ciudad que sean cómodos y capaces de
albergar a los hijos de los pobres de esta ciudad y sus alrededores, quienes no tienen dinero ni
medios para aprender la doctrina cristiana, ni a leer ni a escribir (…)
Los señores comisarios están encargados por el donante de elegir dos personas que sean
capaces de enseñar a dichos pobres, con la mayor probidad, el temor y el amor de Dios cuya
carga, el señor donante, da con honor y conciencia.
Esto con la condición de que estos maestros no tomen nada de los padres de dichos pobres
que serán enseñados, dado que su alimento y sostenimiento razonable les será entregado por
la dicha Oficina, cuando los señores comisarios juzguen más conveniente.”
Es un contrato, sí. Pero corona una vida de búsqueda de la que no sabemos gran
cosa. Es como una especie de profesión perpetua de estabilidad y la esperanza
de una asociación que está por nacer.
Ser maestro, lo sabemos, implicaba una vida célibe, para encargarse de la ense-
ñanza de la lectura, la escritura, el catecismo, la administración del internado.
Una vida sin vacaciones.
Para ser maestro, era imprescindible contar con una autorización escrita de
algún organismo clerical. Esto implicaba una conducta intachable y unos
dominios del catecismo, de la escritura y de la lectura, de matemáticas y de
canto, que eran juzgados, principalmente, por los párrocos.
Los contratos eran revisados cada año. De acuerdo a los resultados de los
exámenes de admisión, de ser aceptado, dependería la remuneración.
Los maestros vestían austeramente y debían llevar los cabellos más recortados
que el común de los laicos. No podían ejecutar instrumentos musicales en
público ni comer en posadas o fondas.
El año escolar dependía mucho del ambiente. En el campo, los muchachos eran
empleados en las tareas agrícolas, por lo que su frecuentación de la escuela era
variable. En las ciudades, en cualquier momento se ausentaban por haber
conseguido un trabajo.
Todo esto hacía que los maestros cambiaran mucho de escuela, buscando
mejorar su situación.
Trabajando en Rouen
En esa comunidad, Nyel presidía las oraciones en la mañana y, por las tardes, lo
hacía con participación del pueblo. Esas oraciones se hacían en francés.
La Señora Maillefer
Ella ya había dado la pensión de doscientas libras para fundar la escuela que
animaban las Hermanas de la Providencia en Darnétal. Y era muy amiga de la
Superiora de las Hermanas, Mme Louvet.
Esto debe ayudarnos como marco hermenéutico para la anécdota que suele
narrarse acerca de su “conversión”. Se cuenta que, una noche de invierno, un
sirviente suyo encontró un vagabundo en el establo y que ella le negó
alojamiento y el pobre murió en el frío nocturno. Y que luego tuvo pesadillas con el
asunto, fantasmas de un pobre muerto. Y que tras ello decidió llevar una vida
austera y caritativa.
En rigor, las leyes prohibían dar alojamiento a los pobres vagabundos. Ellos
debían ser encaminados al Hospital General. Así eran los tiempos que los
historiadores conocen como “el gran encierro”, en los inicios de la modernidad.
Hoy podemos juzgar desde otros marcos, pero en aquel tiempo, el desempleo
era castigado como un mal, culpando al desempleado y castigándolo con el
encierro. En aquel tiempo, la Compañía del Santísimo Sacramento, influía
socialmente para generar unas “leyes de pobres” que fueran educativas y no solo
represivas. Y el gran instrumento era la escuela y el Hospital.
Esta señora vio en Adrián Nyel un hombre lleno de celo y rectitud, flexible y capaz
de incidir sobre otros. Esto había sido unos años antes en 1674, cuando Nicolás
Roland todavía vivía. El asunto comenzado pareció naufragar con su muerte,
pero no fue así, gracias a Nyel.
Viajar a Reims
Allá fue entonces nuestro Adrián Nyel, hombre emprendedor pero de proyectos
claros, un hombre de carácter activo, siempre listo para romper el hielo e iniciar
cosas nuevas. Alguien muy distante del simpático inconstante que muchas veces
se ha querido pintar.
La segunda escuela
Para La Salle es una locura salir de Reims cuando la obra no está consolidada.
Pero Nyel cree en los inicios promisorios y se va.
Van a misa a las 6 de la mañana y se pasan 7 horas con La Salle en su casa que
aprovecha para la formación espiritual de estos hombres valientes. Una
especie de curso de ocho días en el que la vida hogareña se ha vuelto como un
pequeño noviciado.
Cuando Nyel regresa de Guisa, tras la Pascua, los ve tan cambiados que está
feliz, aunque los trámites de la escuela se vayan a demorar.
Por eso le propone a La Salle que los lleve a vivir con él a su casa. La Salle
acepta el desafío y el 24 de junio de 1681 se mudan.
Ya no regresó a Reims.
La Salle se hace cargo y cada hueco que Nyel crea, es abastecido por nuevos
maestros formados en Reims. El Dios sabio ha vencido gracias a la complicidad
de Adrián Nyel.
Y sin embargo, podemos decir que todo lo nuestro estaba allí. Porque aquella
primera comunidad consagrada de por vida a la educación de los pobres,
ritmando su vida entre la clase y la oración, compartiendo la suerte de los
pobres, dependiendo económicamente de los medios que la Providencia
proveyera, buscando recrear el Pueblo de Dios en los caminos que se abrían
con señales muy frágiles, se nos parece mucho.
Hoy, ese mismo Dios, nos llama a escuchar juntos, Hermanos y Seglares, las
voces de Dios en barrios y pueblos, para discernir juntos qué nos pide y juntos,
comprometernos a obedecer la verdad que discernamos.