Docuemntal Mexicano de Mujeres

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El documental mexicano

dirigido por MUJERES

Siboney Obscura Gutiérrez


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E l actua l a ug e de l cine m exican o en gen eral, y del d ocu m en tal en


particula r, de be mucho a la creativid ad y talen to de las m u jeres com o
dire cto ra s , y a que much as d e ellas están recu p eran d o tem áticas cier-
ta me nte o lvidada s .

I n t ro d u c c ió n

D
esde finales del siglo xx, la producción cinematográfica mexicana se ha
caracterizado por una intensa actividad, cuyos resultados se han hecho
visibles en los múltiples premios otorgados a filmes mexicanos en los más
importantes festivales internacionales. Esto ha contribuido a crear una
etapa de relativo auge, en la que el documental ha ganado presencia y legitimidad
tanto para los exhibidores como para los espectadores, gracias a su originalidad y
fuerza temática. Es el caso de títulos como: Presunto culpable, En el hoyo, Los ladro-
nes viejos o Los herederos.
Pero quizá uno de los aspectos más interesantes de este nuevo cine documental
es la creciente participación de las mujeres en la dirección, con obras que han
podido llegar a los circuitos de exhibición comercial y están generando un nuevo
estatus para este tipo de cine. Entre ellas se pueden citar cintas como: Mi vida den-
tro, Trazando Aleida, Flor en otomí, Visa al paraíso o El lugar más pequeño.
Para entender la importancia de esto, conviene señalar que históricamente la
realización de cine en México estuvo monopolizada por hombres, con una inter-
vención prácticamente simbólica de las mujeres. De hecho, las directoras de cine
fueron vistas como personajes casi de leyenda hasta los años ochenta del siglo pa-
sado. Fue el caso de pioneras de la etapa muda, como las hermanas Elhers y Mimí
Derba, o de Matilde Landeta, la única mujer que pudo dirigir tres películas durante
la glamorosa época de oro del cine mexicano.

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En esa perspectiva, este artículo pretende ofrecer un se capturaban escenas de la vida real como corridas de
recorrido histórico por el lento proceso de inserción de toros, carreras de autos, verbenas populares o sucesos
las mujeres en la dirección de cine documental, con extraordinarios: La inundación de Guanajuato, El viaje
el objetivo de mostrar los factores socioculturales que de Porfirio Díaz a Yucatán o Los funerales del embajador de
la frenaron y los que en época reciente la están im- México en los Estados Unidos. Ese tipo de documental
pulsando. ofrecía un panorama idealizado y parcial del país, que
evitaba exhibir la pobreza y los eventos de represión
política, pues los camarógrafos se esforzaban por mos-
L a s pionera s d el c in e m u d o trar las imágenes del progreso porfirista (De los Reyes,
Considerado como una más de las curiosidades 1991).
científicas que maravillaban al público de fines del si- Dirigido inicialmente a las clases populares, el cine
glo xix (como la luz eléctrica, el automóvil, el telégrafo de estos primeros años se exhibía combinado con el
y el teléfono), el cine llegó a México a los pocos meses circo y el teatro de revista en “carpas” y “jacalones”.
de su exhibición pública en el Gran Café de París. La No fue sino hasta mediados de la primera década del
primera función fue la noche del 6 de agosto de 1896, siglo xx que se empezaron a construir salas de cine, que
en el castillo de Chapultepec, teniendo como público iban desde inmuebles sencillos y funcionales hasta so-
al presidente Porfirio Díaz, a su esposa y a un grupo de fisticados centros de entretenimiento, como el famoso
amigos (De los Reyes, 1991, p. 8). Salón Rojo (García, 1982, p. 20).
El primer cine hecho en México fue de tipo do- Al estallar la Revolución en 1910, el género más
cumental, ya que su objetivo era registrar e informar. cultivado fue el documental filmado en los campos de
En el contexto del México porfirista aparecieron las batalla. Éste tuvo gran aceptación, pues funcionaba
primeras películas, llamadas “vistas”, que eran filma- como eficaz medio de comunicación que no sólo in-
ciones de entre uno y tres minutos de duración, donde formaba lo que ocurría en dichos enfrentamientos con

■■ Rurales descansando. Fotograma del documental Memorias de un mexicano, de Carmen Toscano, a partir del archivo fílmico de su padre: Salvador Toscano.

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pocos días de diferencia, sino que lo hacía sin censura.


Estos documentales eran filmados por hombres, no sólo
por el riesgo que implicaba viajar con los ejércitos en
pugna, sino también por el papel socialmente asignado
a la mujer: básicamente dentro del hogar.
Tras la derrota de Victoriano Huerta y el ascenso
de Venustiano Carranza a la presidencia, entre 1917 y
1920 el documental fue relegado, mientras que el cine
de ficción ocupaba su lugar en el gusto del público.
En este periodo se llegaron a filmar un promedio de
15 títulos anuales, en los que predominó la exaltación
nacionalista que buscaba contrarrestar la denigrante
visión del país que ofrecían las cintas hollywoodenses
(especialmente los westerns), la cual se había incre-
mentado desde la incursión de Francisco Villa a Co-
lumbus, Nuevo México, en 1916.
En ese contexto, el gobierno de Venustiano Carran-
za apoyó la iniciativa de un entusiasta grupo de miem-
bros de la burguesía ilustrada y del espectáculo (como
Manuel de la Bandera y Mimí Derba) para producir
cine mexicano con fines educativos y de propaganda,
que ofreciera una imagen “cosmopolita” y “moderna”
de México, destacando sus costumbres, paisajes y tipos
populares, pero evitando imágenes de “vulgaridad y fal-
ta de cultura” (De los Reyes, 1991, p. 68). Para ello, el ■■ Mimí Derba. Tomada de <https://wfpp.cdrs.columbia.edu>.
Estado otorgó becas a jóvenes que viajaron a estudiar
“cinematografía” en los Estados Unidos. Dos de las be-
carias fueron Dolores y Adriana Elhers, quienes tenían
un estudio fotográfico en su natal Veracruz. Ambas ins-
talaron el primer laboratorio cinematográfico moderno
del país y se dedicaron a realizar cortos documentales.
Por encargo de Carranza filmaron en 1920 La indus-
tria del petróleo, seguido por tres cortos más en 1921:
uno sobre las aguas potables de la ciudad, otro sobre
las pirámides de Teotihuacán y el Museo de Antropo-
logía de la calle de Moneda, y otro más encargado por
Ramón Pereda sobre un partido de futbol entre el Real
España de México y el Real Madrid de México. La-
mentablemente, su obra no tuvo continuidad durante
los siguientes 50 años.
En el terreno del cine de ficción, sobresalieron dos
realizadoras: la yucateca Cándida Beltrán Rendón,
quien produjo, escribió, interpretó y dirigió el melo-
drama urbano El secreto de la abuela en 1928, y Mimí
Derba, considerada la primera directora de cine argu-
■■
Dolores y Adriana Elhers. Tomada de <https://cinesilentemexicano.
wordpress.com>.

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mental en la etapa silente, con La tigresa (1917). Mimí


Derba provenía del teatro de revista, donde fue una
de las grandes divas mexicanas, junto a figuras como
María Conesa. Asociada con Enrique Rosas, fundó la
Azteca Films con la que produjo cinco largometrajes
en 1917 (en los que también participó como actriz o
argumentista): En defensa propia, En la sombra, La soña-
dora, Alma de sacrificio y La tigresa. Mimí Derba fue una
de las pocas actrices que transitaron con cierto éxito al
cine sonoro (García, 1998, p. 40).

Di r ector as de ci ne dur ante l os a ñ os


tr ei nta y cuar enta del si gl o x x
En la primera década del cine sonoro mexicano
(iniciada oficialmente en 1931 con una nueva versión
de Santa), sólo tres mujeres incursionaron en la direc-
ción, y de ellas sólo una en el terreno del documental.
Ésta última fue Elena Sánchez Valenzuela, quien di-
rigió Michoacán, en 1936, por encargo del presidente
Lázaro Cárdenas. Sánchez Valenzuela trabajaba como
periodista en la Revista de revistas, El universal gráfico y
El universal taurino, donde hacía reportajes, comenta-
rios y crónicas cinematográficas. Las otras dos directo-
■■ Elena Sánchez Valenzuela. Tomada de <https://wfpp.cdrs.columbia.edu>. ras en el terreno de la ficción fueron Adela Sequeyro
Perlita, periodista y actriz de teatro y de cine (mudo y
sonoro), quien produjo, escribió y dirigió La mujer de
nadie (1937) y Diablillos del arrabal (1938), y la chilena
Eva Limiñana, Duquesa Olga, esposa del director José,
El Ché Bohr, la cual codirigió con Carlos Toussaint Mi
Lupe y mi caballo, en 1942.
Durante la llamada “época de oro”, la figura más
relevante fue Matilde Landeta, quien después de diez
años de trabajar como anotadora con algunos de los
mejores directores de la época (Emilio Fernández, Julio
Bracho, Roberto Gavaldón, Emilio Gómez Muriel) y
sortear innumerables obstáculos de tipo sindical, con-
siguió realizar tres filmes de ficción: Lola Casanova
(1948), La negra Angustias (1949) y Trotacalles (1951).
El mayor mérito de esas películas, situadas en el pe-
riodo alemanista, donde predominaban los enfoques
conservadores y machistas en cuanto a las relaciones
de género y a la situación social de la mujer, fue la in-
tención deliberada de reflexionar críticamente sobre la
■■ Matilde Landeta. Tomada de <http://cinemexicano.mty.itesm.mx>. condición femenina, cuestionando la visión maniquea

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■■Dolores del Río y Pedro


Armendáriz en Las abandonadas
(1944). Director: Emilio “El Indio”
Fernández.
Colección Filmoteca unam .

■■Yolanda Varela, Pedro Infante,


Jorge Negrete y Carmelita
González en Dos tipos de cuidado
(1952). Director: Ismael Rodríguez
y Carlos Orellana.
Colección Filmoteca unam .

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El cine contemporáneo

de la mujer que ofrecía el cine mexicano: como objeto después de 20 años de ausencia femenina en la direc-
sexual, como madre abnegada o como mujer-niña. ción de películas, se convirtió en la sucesora de Matil-
de Landeta. Su primer trabajo fue el corto documental
Frida Kahlo (1971), seguido de varios filmes de ficción:
Prime ra s d o c u m en t a list a s eg resadas de De todos modos Juan te llamas (1976), Cananea (1976),
e scue l a s d e c in e Misterio (1979), En el país de los pies ligeros (1980) y
A partir de los años setenta del siglo xx, en un Nocturno amor que te vas (1987).
clima político enrarecido por los trágicos sucesos del En el terreno del documental, la participación fe-
2 de octubre de 1968, el gobierno de Luis Echeverría menina más relevante se dio a través del Colectivo
Álvarez propició una política de apertura hacia los jó- Cine-Mujer, formado a mediados de los años setenta
venes que incluyó el campo cinematográfico, donde del siglo pasado, en medio de la efervescencia política
se impulsó una significativa participación estatal en la generada por la represión contra estudiantes de 1968 y
producción, aunada a una mayor libertad en el trata- 1971, e influido por el movimiento feminista militante
miento de temas sociales, en el uso de “malas palabras” que se propagó en México desde Europa y los Estados
y en los desnudos (García, 1998). Unidos. Integrado por estudiantes del cuec, el colecti-
Esa política fue aprovechada por una nueva gene- vo realizó obras de ficción, animación y documental,
ración de realizadores, fotógrafos y guionistas, muchos teniendo como objetivo fundamental la denuncia de la
de ellos formados en la primera escuela de cine del opresión femenina en la sociedad capitalista, abordan-
país: el Centro Universitario de Estudios Cinemato- do temas hasta entonces prohibidos o soslayados, como
gráficos (cuec) de la Universidad Nacional Autónoma la violación (Rompiendo el silencio, 1979, Rosa Martha
de México (unam). Fue el caso de Marcela Fernández Fernández), el trabajo doméstico ignorado (Vicios en
Violante, egresada de ese Centro Universitario, quien la cocina, 1977, Beatriz Mira) o la explotación labo-

■■
Jorge Russek en De todos modos Juan te llamas (1976). Directora: Marcela Fernández Violante.
Colección Filmoteca unam .

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ral en las maquiladoras de Ciudad Juárez (Bordeando Alfonso Cuarón). En ese resurgimiento se hizo notoria
la frontera, 1985, Ángeles Necoechea). Otras figuras la presencia femenina en la dirección, en películas como
que destacaron como documentalistas fueron Carmen Lola, Danzón, El jardín del edén, Novia que te vea y Entre
Toscano, quien a partir de un guión suyo y de Matilde Pancho Villa y una mujer desnuda, entre otras. Sus traba-
Landeta realizó Ronda revolucionaria (1976), donde in- jos se orientaron principalmente a recuperar la visión
tegraba material del archivo fílmico de su padre, Salva- femenina del erotismo, desde un contexto postfeminista
dor Toscano (uno de los principales documentalistas de de clase media.
la época revolucionaria), con partes de ficción; Bertha En el nuevo siglo, en un entorno favorable propi-
Navarro, que dirigió en 1979 el mediometraje documen- ciado por el éxito nacional e internacional de películas
tal Nicaragua: los que harán la libertad; y Alejandra Islas, como Amores perros (2000, Alejandro González Iñárri-
directora de Iztacalco, campamento 2 de octubre (1978) tu) y Sexo, pudor y lágrimas (1998, Antonio Serrano),
y codirectora, con Alberto Cortés, de La indignidad y la muchas de esas realizadoras, junto con otras y otros
intolerancia serán derrotadas (1980; Millán, 1999). recién egresados, han ido conformando una etapa de
esplendor del documental mexicano. En 2012, el do-
cumental llegó a constituir 31% del total de la pro-
M u je re s e n el a u g e d el d o c u m en t al ducción de cine, algo inédito hasta entonces. Bajo esa
me xica n o del n u ev o m ilen io dinámica, del año 2000 al 2012 se realizaron más de
Después de una prolongada crisis en la producción 70 documentales dirigidos por mujeres, donde sobresa-
fílmica que se continuó hasta mediados de la década de len tres líneas temáticas principales. Una es la que re-
1990, el cine mexicano empezó a resurgir a partir del cupera la tradición combativa y crítica del documental
éxito internacional de las cintas Como agua para cho- periodístico de denuncia de los años setenta y ochen-
colate (1991, Alfonso Arau) y Sólo con tu pareja (1992, ta del siglo xx, pero desde una perspectiva reflexiva y

■■
Víctor Alcocer, Marcela Fernández Violante, Víctor Junco y Steve Wilensky en Cananea (1976). Directora: Marcela
Fernández Violante. Colección Filmoteca unam .

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El cine contemporáneo

■■
Cartel de Trazando Aleida (2007). Directora: Christiane Burkhard. Tomado
de <http://www.biosstars-mx.com/>.
■■
Cartel de Tres hilos para bordar (2010). Directora: Yuli Rodríguez. Tomado
de <http://ficg.mx/>.

no dogmática. Algunos ejemplos son: Trazando Aleida corazón de los altos (2000, Isabel Cristina Fregoso),
(2007, Christiane Burkhard), Vivos los llevaron, vivos los Rehje (2009, Anaïs Huerta y Raúl Cuesta), Tres hilos
queremos (2007, Cecilia Serna), Mujer guerrilla (2007, para bordar (2010, Yuli Rodríguez) o La revolución de los
Colectivo Patitos: Ana Valentina López de Cea, Clau- alcatraces (2011, Luciana Kaplan).
dia Becerril, Arizbeth Becerril Rojas, Larisa Friné,
Demián Saldaña) y Flor en otomí (2012, Luisa Riley
Rodríguez). Concl usi ones
Una segunda línea es el documental de memoria, que Como se ha podido comprobar en este breve reco-
intenta vincular historias individuales con sucesos de rrido sobre la participación femenina en el documen-
la Historia, con mayúscula, incorporando recursos na- tal, el actual auge del cine mexicano en general, y del
rrativos del cine de ficción. Es el caso de filmes como documental en particular, debe mucho a la participa-
Recuerdos (2003, Marcela Arteaga), Los laberintos de la ción de las mujeres como directoras, ya que muchas de
memoria (2007, Guita Schyfter), Perdida (2010, Viviana ellas están recuperando temáticas que conciernen a la
García Besné) o Visa al paraíso (2010, Lillian Liberman). mitad de la población mexicana (las mujeres). Pero
La tercera línea aborda problemas de las minorías al mismo tiempo, se hace evidente que esa inserción
étnicas de México, en títulos como La pasión de Ma- ha sido resultado de un largo proceso de lucha, no sólo
ría Elena (2003, Mercedes Moncada), Chenalhó, el en el terreno del acceso equitativo a la educación en

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escuelas de cine, sino sobre todo en cuanto a la con-


cepción cultural del papel femenino en la sociedad
mexicana y su reflejo en el campo del cine.
Por ello, no es casualidad que, como vimos, el pri-
mer ingreso importante de mujeres a la dirección de
cine haya coincidido con la oleada del movimiento fe-
minista de los años setenta del siglo xx, cuya saludable
influencia empezó a derribar las limitaciones impuestas
por estructuras patriarcales al interior del campo cine-
matográfico, las cuales habían construido una división
de las actividades profesionales de acuerdo con la per-
tenencia de género.

Siboney Obscura Gutiérrez tiene maestría en Comunicación


(2004) y doctorado en Sociología (2010) por la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México
( UNAM ). Su tema de investigación es el análisis del cine mexicano
desde el cruce transdisciplinario entre sociología, ciencias de la co-
municación y estudios contemporáneos de cine. Actualmente reali-
za un trabajo de investigación con el tema: “Disolución de fronteras
entre ficción y documental en el nuevo cine mexicano de lo real,
dirigido por mujeres”, como parte de una estancia postdoctoral en
la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco.
■■
Cartel de Flor en otomí (2012). Directora: Luisa Riley. Tomado de
<http://3.bp.blogspot.com/>.
[email protected].

Lectur as r ecomendadas
Ayala Blanco, Jorge (1968), La aventura del cine mexicano,
México, Era.
____ (1986), La condición del cine mexicano, México, Posada.
____ (1994), La eficacia del cine mexicano, México, Grijalbo.
____ (2004), La grandeza del cine mexicano, México, Océa-
no.
Dávalos, Federico (1996), Albores del cine mexicano, Méxi-
co, Clío.
De los Reyes, Aurelio (1991), Medio siglo de cine mexicano
(1896-1947), México, Trillas.
García, Gustavo (1982), El cine mudo mexicano, México,
Cultura/SEP/Martín Casillas Editores.
García Riera, Emilio (1998), Breve historia del cine mexica-
no, primer siglo 1897-1997, México, Instituto Mexicano
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Merlín, Socorro (1995), Vida y milagros de las carpas. La car-
pa en México 1930-1950, México, Instituto Nacional de
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Rodolfo Usigli/Centro Nacional de las Artes.
Sánchez, Francisco (2002), Luz en la oscuridad, crónica del
cine mexicano 1896-2002, México, Conaculta/Cineteca
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