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XVII. Paraiso Occidental

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xvn.

EL PARAÍSO OCCIDENTAL

levantó un arco triunfal para dar


680 1cabildo de la ciudad de México Laguna. Grandiosa estructura
EN ~ ;e~da al nuevo virrey, marqué s de La
la biend ra de 30 metros de alto y 17 de ancho, cumplía con las reglas de la
de~ ~;a estando dividid a en tres niveles sostenidos por columnas corin-
~Ul ~ l6 pedestales, con sus nichos reserva dos para estatua s emblem
áti-
nas,~es edificios eran rasgo bastante común de las celebra ciones cívicas en
f riodo moderno temprano, y aún se conserv an ilustraciones de arcos
~¡:ado s por Alberto Durero en honor del empera dor Maxirniliano, y por
f'scher von Erlach para el empera dor Carlos VI. Sobrecargados de estatuas y
d~ inscripciones, habitualmente tomada s de la ~tolo~ a clásica y de la histo-
ria el propósito de estos monum entos era tanto mstrmr como celebrar, y su
m~nsaje era transmitid? por la alusión _liter~ria "( _la imagen visual. Como lo
explicó un sabio,~e la epoca: "La doctrina ~1tn1:>ólica (en que se compre nden
empresas, jeroghf1cos, emblemas) es una c1enoa en que, con breves y com-
pendiosas palabras expresa mos alguno s insigne s y variado s misteri os,
algunos tornados de los dichos de los sabios y otros de las historias." En el
caso de México, el simbolismo era notable mente explícito y abierta mente
patriótico. En efecto, se pidió al virrey que considerara que la ciudad que iba
a gobernar se había fundad o en 1327 y había poseído todo un linaje de
monarcas indios antes de la conquista española. El arco tenía estatuas de los
12 monarcas y jefes mexicanos; cada uno encarn aba diferen tes virtude s
políticas. Mientras que Huitzilihuitl era elogiado como legislador, el empe-
rador Moctezuma Ilhuicarnina era present ado a la vez como guerrero y como
protector de la religión. El segund o Moctezuma, descrito como "este monar-
ca _absol_uto", era elogiad o por su liberta d, y su infortu nado suceso r
Cmtl~wtzin por sus esfuerw s por "defend er la libertad y la patria"; en este
panteo~, Cuauhtémoc aparecía como un Catón indígena, siempre firme en la
~dver~idad. Toda la estruct ura simbólica expresa ba la esperan za de que
f ~ciesen los mexicanos monarcas de entre las cenizas en que los tiene el
?,~, P~a que_co~? fénixes del Occidente los inmortalizase la fama ..." Las
Estad des 1~per:iales de estos gobern antes ofrecían modelos al hombre de
do o,_tan msprradores como los de la antigua Roma o Grecia, y así el pasa- 1
~fcan o quedaba rodeado del aura de una época y una cultura clásicas.
escritoos de Si~enz.a y Góngor a (1645-1700), autor del diseño del are? Y.del
que explicaba su significado, fue un patriota mexicano y pnnc1pal
I Carlos de Si ..
. - , .
196o), pp. 2 _ ¡ienza Y Góngora , Obras histórica s, ed. José Rojas G~ad~e nas (Mex1co,
2759
, 269, 343-352, 230, 241; el sabio mencion ado era Athanas1us Kircher.

395
396 PEREGRINOS EN SU PROPIA PATRIA

exponente en la Nueva Esp~ña del hermetismo cosmol. .


triaco. Profesor de matematicas y de astrología en 1 U 0 ~co del ha
siendo joven fue expulsado de la Compañía de Jes~ niversidact drrOco au
actuando como capellán del hospital del Amor de ;.s Y lu~o ~~e~ seg/
virreinal, e~a .P?riente lej~no del _po~ta español Luis ~~ ~~Jo de un ~1 Pa;
1

latinizado umto en su Pnmavera indiana. Aunque céleb ongora, cuy etar¡0


fundizó en la historia con la misma agudeza con re co:rno sabio qº estilo
Sigüenza no compuso n1. publ"1co, mas . que ocasionales que estuct·
. - ue""'
10 los . t'•O-
por conmemoraciones públicas, polémicas o comisionesºPi~ulos, cau~los,
O
pensar la limitada gama de sus propias obras, alentó y e cia~es. Para ~Os
todo un círculo de amigos para que escribiesen sobren/eahdact inspir:-
Debido, en parte, a la ayuda de Sigüenza, Becerra Tanco e:rnas Patriótico:
pusieron sus obras sobre la Virgen de Guadalupe, y Agustl ~orencta corn~
historia de México. Su preeminencia fue abiertamente conf; ~ Betancur su
de ~~ma l~ elogió como "l~, mejor flor d~l paraíso de las l:a:' Antonio J
Amenca... Tampoco carec10 de reconoc1m1ento internacional e nuestra
Giro del mondo (1697-1698), el viajero italiano Giovanni Francescd tues e~ su
reri rindió homenaje a su erudición y a su criterio.2 Fue favorecido emflh Ca-
de Calve, virrey de la Nueva España (1688-1696), quien financió 1a1;~~ii~~~e
de varias de sus obras. Tanto como Buenaventura de Salinas, Sigüenza tr t~on
todo momento de exaltar a su patria, pero logró imbuir la ideología com~ ode~
patriotismo criollo con un contenido distintamente mexicano. ne
La medida en que Sigüenza suscribía las doctrinas del hermetismo barroco
se manifiesta en su Teatro de virtudes políticas (1680) en que cita al jesuita
español Juan Eusebio Nieremberg diciendo que los príncipes eran las almas
vivas de sus reinos, sólo para entonces apoyar la opinión de Enrico Farnese,
humanista italiano, de que el rey no era tanto un "vicario de Dios" cuanto
"viviente imagen suya, o un dios terrenal", elevados sentimientos que
inmediatamente son condicionados por las advertencias de San Agustín
sobre lo transitorio de todo dominio humano. Semejante laberinto de opi-
niones en conflicto servían más para poner de manifiesto la erudición_?e
Sigüenza que para exponer sus propios sentimientos. Sin embargo, recurn~~
las mismas fuentes para justificar sus convicciones más íntimas, cuando 0 t
• · para s1' sino para 1
°
la frase de Famese de que "es cmdadano el que no vive ., a1
. ·· escogio a
patria". Y para expresar su compromiso con esta causa, Siguenza
Pegaso, el caballo alado de la mitología ~lásica, co~o _su emblema
significando "el hombre, el cual manifiesta tener casi s1e~pre sº ª ~orque
nal
:r:elt~
a lo sublime, en beneficio de la Patria". Era precisamente el s0~ºn~ y a )la·
en mi patria tengo" el que lo lleva a explorar el p~sado ,~eiic;atriotisrno
marse a sí mismo sencillamente "presbítero mexicano ·
1 1 S
(Berkeley, 1929) Pª ·
.
2
Sobre su vida, véase lrving A Leonard, Don Carlos de Sigüen~ r G6fl:Z,
pp, 119-t'!4;so;~;:;

reputación, Giovanni Francesco Gemelli Careri, Viaje a la Nue~ E:r:~cia,


s1m; sobre obras, Ramón Iglesia, El hombre Colón y otros ensayos (Mexico, - ed. franoSCll
42
Estrella, P· .;ntal
(México, 1976), pp. 52-53, 118-119, 130; para el elogio de G_~a, veaseGó~gora, parafso occi
3
, S~güenza, Obras históricas, pp. 238-241; Carlos de S1guenza Y
(Mex1co, 1684), prólogo sin paginación.
prrr
EL PARAÍSO OCODENTAL 397

cinúento italiano queda así totalmente divorciado de toda


i.eino del Renal doctrinas republicana s del humanismo dvico.
url.1" G as
· ' 11 con · 'logos de amor d e León
cilase> de la Vega a d apto' Ios D ,a
' Hebreo
sodact0
ª Así como 1~ incas guiados por la '1uz natural" dada a todos los hombres,
¡° .
para pin~~ ª enza y Góngora se basó también en el Oedipus Aegyptiacus,
5
así taínb1en d ~thanasius Kircher para precisar los fundamento s esenciales
(1652-1654) e la religión de México. Pero mientras que el filósofo judío había
de la cuI~r: iado y errante como el propio Inca, por contraste Kircher (1601-
sido tan e e jesuita alemán, residente en Roma, aclamado por monarcas y
1680) era unu vastísima cultura. En una serie, de volúmenes monumenta les
n;1S par S , • }
par- temas tan diversos como astrononua, mus1ca, vo canes y terremo-
que !ª:a de Noé, la Torre de Babel, la_ ~tlántid~? los obeli~o~ egipcios,
to_s, h trató de reconciliar la especulac10n hermetica neoplatoruc a con la
~re :ración científica, para llegar a una síntesis cosmológica que pudiese
::rgy demostrar la doctrina cató~ica como reali~ción de t?da la ~~ada
. estigación filosófica de la humanidad. Donde me1or expreso el esp1ntu de
mvempresa fue en la declaración de que "no cabe duda de que no sólo los
5
~fetas, apóstoles y otros ~nto~ de Dios sino tam~i~n los poetas, sacerd,o~es
~ profetas gentiles fueron inspirados por este d1vmo numen [el Esp1ntu
Santo] y hechos profetas del nacimiento del Verbo Eterno encamado". En su
obra cumbre, Oedipus Aegyptiacus, Kircher remitió el origen de toda sabiduría
y religión naturales al antiguo Egipto, donde vio un enconado conflicto entre
las magias y artes diabólicas de Carn, hijo de Noé, fundador del reino, y la
sabiduría pura y secreta del nieto de Sem, Hennes Trismegisto. El hecho de
que Moisés y Platón derivaran de Egipto sus doctrinas no era coincidencia
sino prueba segura de su fuente común. No contento con los textos falsifica-
dos de las migraciones patriarcales, ofrecidos por Annius, Kircher se esforzó
por d~frar los jeroglíficos egipcios, que interpretó como signos de "los más
altos ~sterios de la Deidad", y los comparó con caracteres chinos y con pic-
tografías_aztecas. El hecho de que aceptara la realidad de la Atlántida, descrita
por Plat?n en su Timeo, muestra la propensión de Kircher a aceptar en lugar
t cuestionar sus fuentes.4 Obviamente , si la frase tomista ya empleada por
f s?sas, de que la gracia realiza en lugar de destruir la naturaleza, dio un
h~n ~~ento teológico a la empresa intelectual de Kircher, fue la cepa
la i;netica Y neoplatónica del Renacimien to, derivada en último término de
hist;~uela P~trí~~ica de Alejandría, la que inspiró sus especulacio nes
descen~·s Y fd~sofica~. En este contexto, cabe notar que aún creíase que los
gran sabi~nte~ mmed_1atos de Adán, los primeros patriarcas, habían poseído
ocasionad una Y habi~n practicado la moral natural: la expulsión del Paraíso
hurnanida~ por la_ ~a1da sólo lentamente disipó la inocencia original de la
someaendola así al dominio del Demonio.
4
Sob
1979) re I<ircher Véase R
LD 'Pp. 433-44'2. J · J. W. Evans, The Making of the Habsburg Monarchy 1500-1700 (Oxford,
¡/ kñowiedge (i.c; :=elyn197Godwin, AtJumasius Kircher. A Renaissance Man and the Quest for
9B~t• The Myth ot°E es, 19, 56; véase también Erick
9~, PP: 18-23; las citas están en pp.
' alker, The Ancie,fitf, and its Hieroglyphs in Europetm Tradition (Copenhague, 1961), pp. 89-
eology, pp. 10'2-Hl3.
,.
~:>'~ -~lo
. , • ·r•:~~ ·'
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~ . ,,,-:" ''·'.!~ . ~:··~
. .:::.

398 PER EG RIN OS EN SU PROPIA


PATRIA
No pu ed e du da rse de la de ud a
de Sig üe nz a pa ra
dó com o "m on str uo de sab idu ría
tudes políticas, au da zm en te de cla y aso mb ro de l mu n~ ~, l<ircher, al
ró Sig üe nz a qu e los ~ ci·En su Teat
de sce nd ien tes ,de Na ph tuh im ,
h~j
;Ue5.llu.
Egipto .. Ad em as, el no mb re bíb o de Mi sra im , fu nd ~ ios ll\eXica~t>it.
hco
ori gin al de Ne ptu no , el dio s clá de su ant epa sad o or Y gobet'l\a eran
colonos lle va do s de Eg ipt o. De
sico, qu e ha bía fun d 7
sde lue go , de ese co n: 0 la Atl
era sino la ~te de
hab ía má s qu e un bre ve pas o. He ántid~
aq uí un a lín ea de espec~nt~ ,ª Am
pa r Ga~cía y ~r Zá rat e: q~ e S!p érica~
ido lat na mexicana y egipciaca , ien za fo rta l~ó señ ala ndo ~ton Y~ ~esta
y
rop aje s y cal en da rio s. El arg um la no tab le similitud de tem Iafi n¡~ de la
en to fin al era su común pr: , ptrá
"m od os de ex pre sar su s co nc ~de
ep tos po r jeroglíficos y po ts· ere~ s,
exposición de, las ide as _d~ Gó •ªª por
?-ºn~e, ?es p~ es de de scn btr un ~
ng ?~ ª pu ed e _e~contrarse en ¿rro~~/ ~
,ero italiano mf orm a qu e el sab iovisita_a las piramides de Teotihuacan ~
olmecas, lle gad os de la At lán tid me xic ano las consideraba como ob~ d
en po co po ste rio res al dil uv io"
a, no tan do qu e "la s considera ant
iquísi~00

. En otr a pa rte , afirmó la similitu
calendarios egipcio y mexicano d
Ne ptu no , nieto de Ca m, cit an do co mo res ult ado de su descendencia de~
linea
mi gra cio ne s pa tri arc ale s. 6 Al al falso Beroso par a confirmación l de
Kircher pa ra ref uta r la Monarquí pro po ne r tal es teorías, Sigüenza de las
invocó a
mexicano un fun da me nto egipci a indiana de Torquemada y dar al pasado
un declinar de la civilización prio. Así, se pin tab a la secuencia cultural coiro
la ba rba rie . La s sem eja nz as demo rdi al, y no como un lento ascenso desde
cu ltu ra ind ica ba n un linaje com
difusión de sde Egipto. Ad em ás, ún y la
de qu e las pictografías me xic ana Sig üen za ma nte nía cla ram ente la ~P6':1~
s cif rar an un a sabiduría antigua, s1mb
me nte expresada. óhca·
No con ten to con un a mi gra ció n ., . tria
el privilegio de un a visita apostó atl án tid a Sigüenza tambien dio a 5u pa
lica. Se me ~n te teoría ya ~b ía sido
ta en el siglo XVI, y To rqu em ad propu:
a se ha bía tom ad o trabaJOS par~
ve ros im ilit ud , co nsc ien te tam
bié n, sin du da , de que tal _era n1 1
! de
Ixtlilxóchitl, el his tor iad or me sti ª stinos,
Alonso Ramos Ga vil án y An ton io zo. En Pe rú, los d~s cro_mst ªfueSanto
Tomás había pre dic ado el Evang de la Calancha, habian af1f11ª ~ de Arré-
1
eli
rica. En México, Becerra Tanco y o en ese paí s Y. en otros1~ r de Medina
el cro nis ta franciscano ~ ~ bía nega
se bas aro n en estos au tor es do al
Anáhuac. La inn ov aci ón de Sig
pa ra sug eri r qu e Santo _T o~ s !estuvo en~º
identificación de l apó sto l co n unüe nz a sob re tales aftrmaf ºnólogo de ~na d~
1
a de ida d indígena. En e p~ to
sus últimas obras, se anu nci aba
El Fénix del Occidente. Santo Tomásqu e ha bía compuesto de Quetz.al~1~s-
des
;n inll~r en

gu e describía "la pré dic a de Sa nto cubierto con el ~om e su prinritiva rue-
tia nd ad" . No es seg uro qu e Sig i
To má s en esta tiev~ aunque )a~k
C()S
has indican qu e en rea lid ad nu ncüen za escribiera este ~Íemas cro00
1
a log ró resolver los pro
5
Sig üen za, Obras históricas, pp. 247
6 , 255, 257-259.
Gem elli Car eri, Vlllje, pp. 50, 55,
129-13 0.
El. PARA ÍSO OCOD ENTA L 399

uemada, las
!anteados por e~t~ hifX?te~i~, pues co!11o ya había insistido Torq al dios-
t~ asoci aban
fuentes legendanads e ~1s tonca s relati vas a 9t1etzalcóa or de la historia de
IX, y no con una epoc a anten
'roe con la Tu1a e1t s1gt 1o tal
he
México.7 En este _con_ o, :x v~z. sea s1gm_
. o que Sigüenza suscribiera
. 'f'1cati~
al que
similar exph caoo n euhe menc a del d10s tribal Huitzilopochtli,
guiad o a esta
~:ó "caudillo y cond uctor de los mexi cano s", que había
se basó en
nación por las estep as del norte hasta el Anáh uac. Una vez más, antiguos
muy
I(ireher y en Kaspar Schott para decla rar que entre los pueb los
s guerreros. Si
había sido práctica gene ral deific ar a sus sabio s y sus héroe
como la encar-
recordamos que Torq uema da había prese ntado este personaje
aste entre los
nación de Satanás, entonces qued a clara ment e revelado el contr
a minim izar
dos enfoques al pasad o mexicano. No que Sigüe nza se inclinara
la subsiguiente caída en la idola tría, ya que en su Paraíso occid
ental (1684)
la Mexi cana la que
reconoció que "como entre todas las naciones fue siem pre , en Gemelli
más se dio al supersticioso culto de los Demonios". De hecho
afirma que la
Careri hay un pasaje que no se atrib uye a nadie , en que se a descrita
de la Besti
forma de los lagos de México, en conjunto, era la forma
Sigüenza cele-
en el capítulo XIII del Apocalipsis. Sea como fuere, en otra parte
tría inspira-
braba la victoria de Nues tra Señora de Guad alupe sobre la idola
da por la gran Bestia.8 l medi r la
En vista de la natur aleza efímera de sus publicaciones, es difíci
ria mexicana.
originalidad y el valor de la contribución de Sigüenza a la histo
iscan o Agus tín
ToJ vez sea significativo el que su buen amigo, el cronista franc
ir a Torque-
de Betancur, en su Teatro mexicano (1697-1698) se limitara a repet
s prehi spáni -
mada y apoyar la teoría de García, de las múltiples migracione
de pose er los
cas. Sin embargo, Sigü enza gozó de la inest imab le venta ja gada por el
manuscritos y códices de Ixtlilxóchitl, colección que le fue entre
so occiden-
hijo del mestizo Juan de Alva, cacique de Teotihuacan. En su Paraí cana, Don
tal, se refirió a Ixtlilxóchitl como "el Cicerón de la lengu a Mexi
de Neza hual-
F~d o de Alva", y repro dujo las traducciones de himn os
Seño r Dios
~ºY?~l en que el mona rca mexicano se dirig ía a "el Señor y gran ante la ple-
m~1ble", deida d cuya omni poten cia había que propiciarse medi a busc ar
a
~an~ o la penitencia. En otra parte , alent ó a las monjas de su époc a, y pidió
lo aztec
inspiración en las virtu des ascéticas de las vírge nes del temp
~I~ ~ver sida d notar que hasta en una époc a de apare nte barba rie "goz ó
e_XIco de políticas escuelas e su vene rable antig üeda d" .9 No se sabe hasta
as indíg enas.
iue pu~to logró Sigüenza apren der a inter preta r las pictografí
de México
dn reah_dad, se quejó amar game nte de que much os estud iosos eciable
alida d despr
despreciaran el estud io de los "jeroglíficos", como "trivi es impr e-
e nuestra nación criolla", de modo que para enco ntrar ilustracion
p. 227; Carlos de Sigüen za Y
G;n ~ Tanco, Felicidad de Mtxico, p. 27; Medin a, Chrónial, p . 16; Sigüen za, Paraíso
filosófica, ed. José Gaos
OCciden:i Libra astron6mica y ción. (Méxic o, 1954),
s Si .. 'prólo go sin pagina
9e!::~
p. 37; Par, fso 51~enz a y Góngo ra, Triunfo parttnico, ed. Jose RoJas
Garod uenas
, Vlllje: J;>P· 43-45.
D_br~ históricas, pp. 284-286; Paraíso occidental, p- 3; _Gemelli_ Care_rl (MeXIco, 1945),
ª occ1tkntal, pp. 3-5.
400 PEREGRINOS EN SU PROPIA PATRIA

sas era necesario consultar los volúmenes de Samuel Pur h .


, actu~d o
de viajes, que hab1a c~mo s1'fuera "l e amante más casefi, dto
1
patria". Si Kircher se hab1a eqmvocado en puntos important no de r inglés
nuestra
antiguos mexicanos, 1~, culpa ~ra de "nu~ tra nación criolla~ ~erca
de l0s
emprendido la coleccmn Y. la mterpretaaon d~ los códices.lo ~~hab
Gemelli Careri y por otros informantes, el prop10 Sigüenza trat, f2gar ía
Á
por
la clave de los calendarios mexicanos para calcular una cronof ~ descifra
r
de la secuencia de los monarcas y los Imperios. Fueron estos c°!,íª
que le permitieron afirmar con toda convicción que Tenochtitfmputos col'l'ecta
l0s
fundado en 1327. También probablemente confió a Gemelli Care~n se
hab~
del calendario que el :via~~o publ~c?. en su libro. Sin embargo,
análisis la mayor contribucmn de S1guenza se encontró en su celoso
:'~0pta
de la colección de Ixtlilxóchitl, que probablemente aumentó cocui.:no
· s y cód'ices, todos 1os ado
manuscnto cua 1es 1ego' a1co1eg10
· Jesuita
· n otros
de San Pedro
San Pablo.
Y
Como sus maestros alemanes, Sigüenza y Góngora fue un polígra
interesado tanto en los movimientos de los cielos como en los hechos f
pasado. Extrañamente, fueron sus estudios científicos los que ocasion d~Í
aron
una polémica en que su patriotismo encontró su más furibunda expresi
En su Libra astronómica y filosófica (1690), Sigüenz.a lanzó un enconado ón.
ataque
contra Eusebio Kino, jesuita alemán que había pasado unos años en la
Nueva
España, dedicado principalmente a la labor misionera en las fronter
as
norte. La causa de la disputa fue la diferencia de interpretación sobredel
aparición de un cometa en 1680. Sigüenza había publicado un pequeñla
escrito en que aseguraba a la marquesa de La Laguna que tal debía o
verse
como acontecimiento natural, sin ninguna implicación moral. Por contras
Kino apoyó la tradicional idea de que tales apariciones presagiaban te,
grandes
e inminentes desastres para toda la especie humana. Además, afirmó
que el
mundo se acercaba a su fin, que no le quedaban más de tres siglos de
exist~~-
cia, por lo que la Naturaleza estaba en descomposición, y su putrefa
coon
causaba aires deletéreos que propiciaban la formación de más comet
as..Para
empeorar las cosas, Kino no sólo pasó por alto todas las obsery 100
~tronómicas y la ayuda que le había dado Sigüenz.a, sino que tambte f;
!c
n ata<;<>
v10lentamente la versión naturalista que el sabio mexicano daba a los
~n:
menos celestiales y empeoró el insulto dedicando su tratado al marqu
es e
La La~n a, haciendo así que el marido desengañara a la muje~-.
Furioso al verse así tratado -ya había tenido grandes dificulta~~- ra
. a K'
per~u~,d ir paza
mo de que le devolviera sus mapas y escri·to~, Siguen
escnb1io para defenderse "no sólo a mí sino a mi patria Y a mt nao~ ya . 'n",
. .
,,ue e JeSutta ~laramente despreciaba a ,México y a !os ~entí
q ne
. 'f. mexica0v,,
tCOS 'ricas"• De
hPor ser espa~oles... Y por eso ignorantes de las aena as materna con
espe-
1
~~~, se que)O de que "piensan en algunas partes de la Euro½a ~os indios,
~ =b~ ad en las_ ~pt~ntrionales, por más remo
tas, que no 50 0
tadores ongmanos de estos países, sino los que de padres españoles
105¡ .. o
guenza, lmzs hist6riais, pp. 25~256; Cemel li Careri, Viaje, P· 25.
a PARAÍS O OCODE NTAL 401

nte nacimos en ellos, o andam os en dos pies por divina dispen-


1 aun valiéndose de microscopios ingleses apenas descubre en
cas~a ~eque
000 0
sa lo racional". Puesto que "yo que estimo 1mi fama como mi vida"'
b t d' .,
. .. enza entonces mostra a su vas ª. eru 100n en a astronomía, y la ciencia
nosotros
5fi1a épüCa, citando las obras de K1rcher, Schott, Caramuel, Kepler, Tycho
d h Gassendi, Descartes y Queve do, para mencio nar sólo los nombre s
-~ l d
Bra, e,bvios. n Como en su emoqu e a pasa o meXIca , obvia
. no, su d eud a mas ·
mas;ara con Athanasius Kircher, quien en su Itinerarium Mysticum (1656)
~r~ía afinnado que los cometas se derivab an de las mancha s del Sol y eran
~noso augurio para la human idad, sólo para despué s cambiar de opinión
~ un tratado ulterior. Alentado por este raro escepticismo de su venerado
maestro, Sigüenza procedió a apilar nombre s de las autorid ades que habían
1 negado toda conexión entre los cometas y los trastornos políticos y natural es
de la Tierra, consultando anales históricos para refutar todas las correlaciones
obvias. Además, todos estos autores negaba n por igual que la Natura leza
estuviese descomponiéndose o que el mundo se acercara a su fin. Si los cielos
parecían más llenos de movim ientos excéntr icos, ello era simple mente
porque los científicos modern os observaban más de cerca sus movimientos.
En todo eso, Sigüenza puso en claro su deuda con Kircher y con el obispo
Juan Caramuel Lobkowitz, al que llama "mi grande amigo y corresp on-
diente finísimo". Y, de mayor importancia, atacó todo el objeto de la astro-
logía, en contraste con la astronomía, observando: "yo también soy astrólogo
y que sé muy bien cuál es el pie de que la astrología cojea y cuáles los funda-
mentos debilísimos sobre que se levantaron su fábrica". Llegó a denunc iar a
la astrología como tentación del Demon io para satisfacer "aquel deseo de
propensión que todos tienen de saber lo venidero y oculto". Citand o una vez
~s a Kircher, siguió el origen de la ciencia hasta Egipto: "Aquel verdad ero o
pnmer Zoroaster fue Cam, hijo de Noé, invento r de toda magia e idolatría...
artes y ciencias ilícitas." 12 La vehemencia misma con que Sigüenza atacó la
as~ología judiciaria sugiere anterio res tentaciones de explota r sus conoci-
mientos en esta dirección. Tan sólo en su época se traz.ó claramente el límite
1 que_ se_~_ra la ciencia de la astrología.
d Sr Srguenza prefirió exaltar la fundación primor dial del Anáhua c en lugar

~
•¡
i
e explayarse sobre las diversa s realizaciones del Estado mexica, ello fue en
parte porque era un sacerdo te patriot a criollo, interes ado en celebra r las
~~': glorias de su ciudad . No encont ró dificultad para elogiar la "piedad
de~rca de Hemán Cortés, cuyas grande s hazaña s merecían la fama eterna,
1
~ Es;;:,? de ~ ~'Conquista ~e un tan podero so imperio como el de Nueva !ª
s
. Protecto;aApemrpeusmtuo,dceleMb~o. a N~estr a Señb.~ora de Guadal~petdno solo _con_tmuaºt
~j
~ de Sataná ~, e ex1co smo tam 1en como conqm s a 0~3: esp1
~ gio q s Y su leg10n de demon ios. El mismo contras te establec10 en el elo-
I
~ ue e encargaron del convento de Jesús María donde, despué s de obser-
11 1· ión l
· Sigüenza Lib
. r¡¡ 1JStron6miC11, pp. 3, 7, 141, 151; véase Elías Trabulse, Ciencili y re 1g
J¡ en t
,~, siglo XVII (M:eJUco, 1974) pp 20-46

~
125t·o., ' · ·
o ..enza Libr.
' ¡¡ llStron6miC11, pp. 13-14, 33, 43, 147-149, 162.
402 PEREGRINOS EN SU PROPIA PATRIA

var que tantas iglesias ocupaban el lugar de anti


sombríos cielos de Tenochtit lan, ennegreci dos pof1f~
~e~plos, ºPo .
sacrificio humano, al dulce incienso y la pacífica litu~ . iano holocau llia los
El talento de Sigüenza para las celebracio nes nunca egisª ~e México ~ 1?_de¡

Tnun 1. ' • (1683), escnto
· para registrar cuatro mas ob · ,q10hco
1 o partemco d' VIo que ·
en que la recién renovada universid ad juró lealtad 1 8 de cerern~-S\i
Inmacula da Concepci ón de la Virgen María. Tal fue una~~/?Ctrin a d:~
!
esperaba que contribuy eran todos los poetas mexicano d ion ~ la que se
P?deroso s ~sfuerzos fuero~ r~~ibidos, to?os ellos, con ~n: epoca: s11s
Vientes elogios. En su descnpcm n de la universid ad, Sigüenza tVIa de fer.
lt
ción hacia los retratos de los distinguid os ex alumnos que hab_arna 1
la aten.
obispos, canónigo s y oidores. Pero aunque Sigüenza siguier ian ~egado a
saludand o a su patria como "un delicioso Parayso de religiinª ~buena
también expresó la familiar lamentaci ón criolla sobre '1a poca duy ~d",
, .
tod o 1o que en nuestra A menea . raCionde
se empieza grande", preguntándose • ,,
vez la malignid ad de algún astro esteriliza la tierra". Además su tdííl'tal
.
cuad ro d e 1a mocente d evocmn
., d e 1as monJas
. resu1ta discutible '
para el lectoICO
moderno , por su hincapié en el rigor ascético. Observando de una san~
monja, nacida providen cialmente el mismo año de la ejecución de Ana
Bolena, que "todo su estudio era en Cristo crucificado", describe con fascina-
do detalle sus diarias autoflagelaciones, las pesadas cadenas que portaba, la
gran cruz que llevaba por el claustro, y el frecuente ataque de los demonios
en su celda.13
Si las glorias de la capital estaban asegurada s, las fronter~s de la Nueva
España estaban mucho menos bien guardada s. En su ~ercuno v~la~te (1693),
Sigüenza informa de la recuperac ión de Nuevo México, provmoa que se
había perdido en 1680 cuando se rebelaron los indios pueblos, matandoa~l
religiosos y expulsand o a todos los colonos. En 1689, una ~ol?mna de
de 89 "españole s" y auxiliares indígenas invadió la provincia desde:: bien
no:
en El Paso y convenció a los indios de volver a su lealtad; su llegadt :uñis.
recibida, por razón de ataques de los apaches contra aldeas de 0 ~ •ento
Asimismo , Sigüenza fue comision ado para c~leb_r~r un n~evo f~~~ que
de las armas española s en su Trofeo de la 1usticia espano~ ( ·ola conser·
describió la derrota infligida a las fuerzas francesas en La d spanr ~pañoles.
vando al menos una parte de la isla para que fu~se 0<.:up~ ?nfel clero of~
Lo notable de este relato es su hincapié en la ProVIdencia ~IVI ~sión cetes11ª
ció plegarias y penitenci a en la catedral para _lograr l~m~~:avelo,
contra unos enemigos que obedecían las doctnn~s de eo:u arse Por el ue
tral:;
de extender su poder por la fuerza de las ª1:111:~s sm pr tg
la ame~ sqefl
cho ni por la justicia.1 Al mismo tiempo, S1guenza lamenNueva or1ean 1a
contra Texas constituía el asentamie nto de franceses e~ cia para proteger
1684, amenaza que causó el envío de misiones a tal proVIn ¡t,1ic0,PP-
13
48 107-115; ']riunfo P"1
Sigüenza, Piedad huoyca, p. 29; Paraíso occidental, PP· 5, 18, '
44, 82, 244-248.
14
Sigüenza, Obras hist6ricas, pp. 99-100, 113, 141-143, 176-l7l;
EL PARAÍSO OCODEN TAL
\ 403
l sesión española. Tal fue la misma amen~ que hizo que Sigüenz a fuese
\ Po . do por el conde de Galve para supervis ar las costas de la Florida con el
enVIª de buscar un sitio
ob'eto · · para esta blecer un fuerte cerca ' la. El
de Panzaco
h l ho de que su barco se llamara Nuestra Señora de Guadalupe de que
s~enza leyese, como ,~ía, _la Florida de Ga~ci!,a~ y que diera ; algunas
dunas el nombre del Glorios o Santo Tomas , sirve para confirm ar el
ropósito patriótic o de la empresa .15 Al mismo tiempo, debe notarse que
~igüenza e~ribió todo~ e~!os, relatos en un estilo ~ncill~, sin adornos , la
inversión nusma de la d1cc10n aurea del barroco, que el continua mente criticó
afirmando que "el mismo [estilo] que observo quando convers o, quando
( escribo, quando predico ". En sus Infortunios de Alonso Ramírez (1690),
1 Sigüenza comp~~ -el imagina rio relato de u~ na~ral de Puerto Rico que en
un viaje a las F1hpmas fue capturad o por piratas ingleses, e~cabez ados por
Bell y Donkin, y luego fue abandon ado en una costa desierta de las Indias
1 occidentales. Gracias a su devoció n a Nuestra Señora de Guadalu pe, cuya
imagen siempre llevaba consigo, finalmen te fue rescatad o y logró llegar a la

l• ciudad de México, donde conoció al conde de Galve y a Sigüenz a. Una vez


más, se nos recuerda la amenaz a a la monarq uía católica, cuyas frontera s en
América estaban expuesta s a las continua s intromisiones de franceses e ingle-
ses, y sus súbditos podían ser víctimas de asaltos y capturas por los piratas.16

! El paraíso occidental no sólo era amenaz ado en sus límites por bucaner os
y apaches, sino también por una rebelión de abajo, pues en julio de 1692, el

~
populacho de la ciudad de México formó un motín, saqueó el marco del

~
Zócalo e invadió y prendió fuego al palacio virreinal. En su relato de estos
dramátic os acontec imiento s, Sigüenz a y Góngor a los atribuy e a las
inundaciones del verano anterior que habían hecho que el maíz y el trigo se
pudrieran, por lo que las cosecha s fueron malas y, por consigui ente, altos los
~ precios. Pese a haber llevado a la ciudad, en mayo, a Nuestra Señora de
' Los Remedios, los abastos siguiero n escasea ndo y, cuando no llegaron
,, de Celaya las consignaciones de maíz esperada s, la alhóndig a (el mercado de
~ granos) de la capital tuvo que cerrar sus puertas. El resultado fue un motín en
t! toda forma, encabezado por los indios, pero al que no tardaron en unirse ele-
~ ~entos del populac ho. Los esfuerzo s de jesuitas y merceda rios por aquietar a
1 ~usma con una procesión, llevando la cruz y el sacramento, fueron re-
~~ ~e ~;esra peddrdadas. El mercado del Zócalo, formado po~ unos _200 prtuesdtos
1

, f a on e se vendían paños europeo s y otros arhcu1os 1mpo a os,


du~ saqu~ado y sus material es se utilizaro n para prender fuego a las puertas

~. fue
qe ~alacio. La guardia virreinal carecía de munició n para sus fusiles, por lo
ª ~husma pudo invadir el edificio y saquear lo. Los peores excesos

~
la e~n impedidos por el conde de Santiago el miembr o más importa nte de
,I sé ª~stocracia criolla, que llegó al centro de la ciudad acompa ñado de su
' quito Y de unos ciudada nos importa ntes, todos ellos armado s y a caballo,
~ 15 Ca
Pp. 46, rlos
56 de Si ..
,
' f 16 Si .. '
65-68.guenza YGóngora, Documentos inlditos, ed. Irving A. Leonar
d (Mé x1co,
· 1963),

1 Obras 1it:~a, Parafso occidental, prólogo sin paginación; su obra Alonso Rllm{rn aparece en
t' icas, pp. 1-76.
PATRIA
PEREGRINOS EN SU PROPIA
404
r=
e hu yó sin of '-'-c
·enes dis pa rar on co ntr a la mu ltidtud , qu , r res·istencia s·
Ui
q pu lac ho no se hu ies e m ereb' · t sa o ma s en saq ue ar el 1
po ion ad as. 1~ me rca do, lllá~ el
les
sonas d~ palacio ha brí an sal ido ~m ma do relato del Per.
no sól o ofr ~ce un sab ros o y
Sigüenza fue ~I JJeor
tín suf rid o en la cap ita l d~ r~~ te el pe no do c?lonial, sino i~e b1én ll<>s
mo tarn
1on de su s pro pia s reaccionei
brinda un a rev ela do ra descnpc
ase so r de confianza del cond ª
;quen0s dra.
máticos acontecimientos. Co mo me did as pa ra resolver la: e Cal . ve, fue
o a pa lac io en bu sca de
convo cad
de trig o se pu dri ó en los campos inun~aciones
de la ciudad . Cu an do la co sec ha · qu e el grano estab; iS1gu··enza
· _1 ·0, pa ra d_e~u.bnr
fue enviado con su ~croscop ect os, mv 1s1bles a simple vista. E r~ do
de mm usc ulo s ms
de un a pla ga vis~ ed lllíSJno
ips e de Sol, acontecimiento pre
verano de 1691 oc urr ió un ecl po r la co mu nid ad internac~ionea)antede-
y áv ida me nte es pe rad o · ·
ma no , · rti'd,º'. qu e e1 <:'scurec1m1ento del cielo causaba
o~ ., N ota nd o, d IVe la
astrón om
c10 n po pu lar en Me x1 co, ha cie nd o qu e los indios vended
consterna ó que "y ores
a la cat ed ral , Sig üe nz a observ
de frutas acu die ran , llo ran do , rep etidasº~~
ínt eri n, en ~x tre mo ale gre y dá nd ole a Di os gracias
est e
nc ed ido ve r lo qu e su ce de ... qu e est uv e con mi cuadrante
ha be rm e co académico fu~
lan do el Sol". Su condición de
anteojo de larga vista co nte mp tin es de l sig uie nte verano, cuando arriesgó
mo
sometida a pru eb a du ran te los peligro por
ito s de l cab ild o de la ciudad, en
la vida pa ra rescatar los18 ma nu scr
el incendio del palacio. rel ato de Gó ng ora es su total desprecio
al
Lo qu e tam bié n car act eri za el
componerse
be tan en ex tre mo plebe... Por
populacho mexicano, "si en do ple zal es de dif ere nte s naciones, de chinos, de
bo
de indios, de negros, criollos y zo s, de za mb aig os , de Jobos y también
sti
mu lat os, de mo ris co s, de me se zaramu11os (qu e es lo mismo pícaros,
do
de españoles qu e, en de cla rán do de su s obligaciones son los ~re
s
eba tac apa s) y de ge ne ran
chatos y arr '1os mdws,
üe nz a mu est ra ma yo r ira para
entre tan rui n canalla". Pero Sig ". En
má s ing rat a, de sco no cid a, qu eju mb ros a y inquieta que Dio~ crió ·
gente la anoles atra
se en co ntr aro n imágenes de esp ~
realidad, al lim pia r las atar1·easI ext rem o no, s abo rr~ en ._
alf iler es: "p rue ba rea l de lo qu e en
~e~da,~ con el palacio, gn
ind ios y de me dia s castas ataco
md10s. Cu an do la ch usm a de es ~:
uer an los esp año les y ga ch up ine s!" , pre gu nta nd o, "¿No es nu ºste
tab~: "¡M ñoles?" No med' nos revedlae e
ta tierra? Pues, ¿q ué qu ier en en ella los Espa , . nal a el
icio .01 ·Viv
. qu e mo str ab an el ca_ rac ter tra
era~ ?t,~~s. gri tos po.p1:1lares, cra me nto ! ·Vi va la Vrrge n del Ro san · 1 1...
11
~1
motín. ,Viva el Sa ntí sim o Sa - 1 mu era e voeo"',
' era n los espano es,
, ' mu
Rey:' ·v·
, iva e1 pulque! ;Muera el Virrtybri
o la em ag ue z, dice Sig üen za,_la 9ue f~~r
0

go~ie~o!" No era el ha mb re sin gó la borrachera de los in d: en 19


Méxi·
~d , pu es "C om o nu nc a ... He
la mq uie
llo s tie mp os ... ab un dó más el pu~
(atrias."
:c ~ Y dis olu ~ió n qu e en aq ue n id
ter o cu an do la govemaba
' solo en un dia qu e en un añ o en
ferreros
, 1 Romero de
Carlos de s· ..enz a . as, ed. Ma nue
17
(México 1954) tgu Y Go ngo ra, Relaciones históric
1Bfb •d' 'pp . 110-119, 151-155 1@ 162 .
'
19 ~ ., pp. 123-124.
133, 137-139, 152-158, 171-172.
Ibzd., pp.
EL PARAÍ SO OCOD ENTA L
405
e a Carlos de Sigüenza y Góng ora se le ha llamado nacionalista
A~nqu mejor será definirlo como patrio ta criollo que trató de dar a la
~ex1~:i~iu dad de ~éxic o un ~~d o distingui~o y un presente glorioso.
uni;,e d hacia los indios fue decididamente ambigua, pues si se enorgulleciSuó
actttu ndeza de Tenochtitlan, en cambio despreció al populacho nativo
de ~a gr: al que tildó de degra dado y ebrio. Por la época en que escribió no
su ~:í~ inventado ni siquiera el co~cepto de una nación mexicana que
de

abar-
se todos los abigarrados grupo s etrucos y clases que habitaban la Nuev
cara -a. Sigu··enza escribió como porta voz de la nación criolla y de su patriaa
Espan h' , · .
im¡,or tr 1
5u sinotancia 1stonca no se encue n a en o que ogro,
1 , que fu e bastante
O
en lo que esperó hacer, y en su propagación de la fe patriótica. En
~a'mo ment o trató de eva~ir 1~ autoridad_ de Torq u~~d a, remp l~do
ntítesis franciscana de Babilonia y Jerusalen por la vis10n de un Mexico _ la
~ado en una migra ción egipc ia y una prédi ca apost ólica, redim ido fin-
de
su caída en la idolatría por la aparición y protección de la Virgen María
. En
un momento en que había desaparecido todo recuerdo o tradición oral
fide-
digna del pasado indígena, Sigüenza conservó los papeles de lxtlilxóchitl
transmitió esa colección a la posteridad. En la generación siguiente, Botur y
ini
y Veytia aprovecharían aquellos manuscritos. En último análisis, el
papel de
Sigüenza fue el de un nexo vital e indispensable entre Ixtlilxóchitl y los
histo-
riadores del siglo xvm. Y, de mayo r impo rtanc ia, sus preoc upaci
ones
patrióticas ~rían aprovechadas en la esfera política duran te la insurgencia
1810, cuando ideólogos corno fray Servando Teresa de Mier y Carlo
de
s María
de Bustamante apelarían a la grand eza del pasad o indígena de México
para
justificar la rebelión contra España.

n
"Desde que me rayó la prime ra luz de razón, fue tan vehemente y poder
osa
la inclinación a las letras , que ni ajena s repre nsion es -que he tenid
o
m~chas- ni propios reflejos -que he hecho no poco s- han bastado
a que
de1e de seguir este natur al impu lso que Dios puso en mí."2º Una voz
tan
JJ?d~rosa y personal no volvería a oírse en la América española hasta
que
Simon Bolívar dictó sus cartas. Perteneció a Sor Juana Inés de la Cruz
(1648-
~6~5), monja jerónima y poeta mexicana generalmente considerada como
la
ultima gr~ figura del ciclo de la literatura española domi nado por Góng
ora
~ Caldero~ de la Barca. Talento precoz, festejada en el palacio por la esposa
ful marq~es de La Laguna, que logró que la publicaran en España, Sor Juana
~b~l_og¡ada tanto por su cultu ra corno por su poesía. Corno Sigüe
reci ~o la influencia de Kircher y de la escuela de hermetismo neoplatónic nza,
o
~~l _enc~bezó. En realidad, en su poem a má~ difícil y p_ro,fundo, P;imero
m 1,' ~spirado en parte por las Soledades de Gongora, utilizo las teo~a
s
o ogicas de Kircher para empr ender un vuelo metafísico del espíntu. cos-
Tan
205o
r Jua I
1951-1957 ),
1
t~
~del a Cruz, Obras completas, ed. Alfons o Ménde z Planca rte, Is
4 vo · (M'exico,
·
406 PEREGRINOS EN SU PROPIA PATRIA

difícil y sustancial era esta obra que un clérigo inge . .


~be_más~ dormida, que muchos doctores despi:~: ~fiinó: ''Esta .
mtehgenc1a y vastas lecturas provocaron aprensión · Pero s Virgen
que se esperaba que las monjas se laceraran la carneen~ Inedio cu'tt:&uda
o bebieran su chocol_ate en_ apa~ible quietud. El arzob!n ~sea ~e la san~¡ en
Seixas era un conocido m1sogmo y asceta, que dedicab° ranasco Agu~dad
y sus recursos a las limosnas. Hasta el más ilustradª t~as sus en~ª~y
Manuel Femández de Santa Cruz, aprovechó la oportu~; ~spo de Puefts
públicamente a Sor Juana que abandonara sus estudios litª ~e recornend ª·
en favor de la Biblia y de otras obras sagradas. Su confesoer~os Y.secutar:
de Miranda, jesuita mexicano que llevaba adelante un efi:~ ntoruo Núr.ez
las altas esferas de la sociedad virreinal, también desaprobó sz ª~st?lado en
raria. En realidad, solía decir que si Sor Juana no se hu~~CtiVJda? lite-
a un convento, tal habría sido el más terrible golpe a este re~ese retirado
pudiese asestarle: tan peligroso así era "lo elevado de su e~: _Dios d~e
y lo singular de su erudición junto con no pequeña hennosura".22 1 1en10
último~ ~ños de su ~ida, Sor Jl:1ana. deshizo_ pan parte de su bib~o~~~
if
se dedico a la plegana y la penitencia; fallec10 de la peste, mientras at dy
.. , , en 1a
a sus h ermanas. Las razones d e esta d ec1s10n no estan claras y siguen sie d
motivo de debate. Saludada durante su propia vida como la Décima 0
y el Fénix de México, Sor Juana sería después fuente de orgullo para t:
M:
dos los patriotas; múltiples ediciones de sus obras atestiguan la magnitud de
su realización.
En las dos loas o prólogos poéticos a sus obras, El Divino Narciso y El cetro
de José, Sor Juana se basó en Torquemada y posiblemente en Kircher para
definir la relación existente entre la religión indígena y la revelación cristiana.
En una escena presenta a unos naturales adorando a una deidad de las
cosechas, el Dios de las Semillas, al que ella identifica con el dios desconoci-
do cuyo altar encontró San Pablo en Atenas, interpretando a la v~z los ~tos Y
los sentimientos que los inspiraban corno una anticipación y prefigurac1O~ de
la transubstanciac ión del pan y el vino en el cuerpo y la san~e _de Cns10,
efectuada en la misa católica. En otra escena, reconoció que los mdms, desen-
caminados por el Demonio, olvidaban los dictados de la ley natural cu~ ndº
,
o frecian sacn'f'1c10s
· humanos, pero luego pasa a argmr ·· · qu e sus intenciones
eran buenas, pues trataban de dar a sus dioses la ofrei:tda suprema~e~da. I vida
misma: argumento planteado ya por Las Casas y repeti~o por T?( ían este
Los naturales, una vez iluminados por la revelación cristiana: sa~. ª~ el sa-
0
sublime imperativo participando en la misa, donde se repetía ª 1t: agudos,
crificio de Cristo en la cruz. 23 En unos cuantos versos n?ta~l;mJn la religión
Sor Juana representa así la Eucaristía católica como reah.zacmn e
. (écile BenassY-
21 Octavio Paz, Sor Juana: Her Life and Her World (Londres, 1988); Mane- io
Berling, Humanismo y religión en Sor Juana Inés de la Cruz (México, 19~3
22
!·t ~:za
ins de el VP. A71
Juan de Oviedo, Vida exemplar, heroicas virtudes y apostólicos ~m•s erFrandSC0 de la
Núñez de Miranda (México, 1702), p. 133. Este pasaje está reproduod; ;~
(ed.), Sor Juana Inés de la Cruz ante la Historia (México, 1980), PP· 278- 8 p 339.356.
23
Sor Juana de la Cruz, Obras, III, 3-21, 184-200; véase Paz, Sor Juana, p ·
EL PARA fSO OCC IDEN TAL 407

uni,
satisface el innato deseo hum ano de experimentar una com on
0 atura.l, quJe
ofrecer un sa~fi~_io ritua l! la I:>eida~ S~prema.
sagrada re conoció bien a Si~ e~ : 1 pron unaa na su elogio después de
Aunq Sor Juana no se smh o atrai da por los tema s patrióticos a los q
su rnu~rte-"".b5'us energías intelectuales.· De hecho, en 1680, cuan do el cabil~oe
· fal para dar la bien-
e'I dedic1a. •ª de la capi·dtal 1Le enca
- r un arco triun
rgo' d isena
. ' N
. icto
ca tedra marq ,
ues e a Lagun a, e11 a esco gio a eptu no com o tema
1 conocimientos de
?~
ven1 ª a rovechando la opor tunid ad para mos trar suselogi ó "la sublimi-
aleg~ºfºgíiclásica. En su relato de esta ocasión, Sigüenz.a
Ja :~~ ~ erudición que la adom,a" y "la ency~l~pecli? y utab universalidad de sus
a de las Gracias
da ,, observando que, a traves de ella, Mexico disfr
siglos. Pero Juego
Ie~;:ridas siempre a las mujeres doct as a lo largo de los
~ ntó que Sor Juan a hubi ese pres enta do a Nep tuno
como el dios de Ja
:1
f:f~a, y no como ante pasa do de los ~n~ios am~ricano
~.24 En efecto, Sor
mas que para apare-
na no contribuyo al desarrollo del patn ohsm o cnollo
~ por derecho propio, como figura cultural, puestradi su ambición y su talento
en~ontraron expresión y realización dent ro de la ción universal de la
literatura española.
III

-1700) observó que


Ensu Teatro.mexicano (1697-1698), Agustín de Betancur (1620
México poseía ahora 12 distintas "familias" de religiosos,
consideración que le
con doce puertas
movió a saludar a la ciudad como una "Nue va Jerusalén, preciosas... doce
para entrar por ellas a la Jerusalén triunfante, doce piedras de la muje r del
tribus de Israel brill avan com o estre llas en la coro na al como Florencia
Apocalipsis". En un directo plagio a Salinas, saludó a la capit eco al francis-
en belleza, Venecia en comercio y Roma en santidad. Haciendo, la abundancia
cano del Perú, elogió a los criollos mexicanos, ya que "el clima
y riquez.a de la tierra les levanta los ánimos y ennoblece
los pensamientos...
artes y los oficios
tan levantados ánimos que son pocos los que se inclinan a las
ntó que aunque
m~ánicos que sus padr es exercitan". Al mismo tiempo, lame s del conocimien-
los JÓvenes criollos fuesen pron tos en dom inar toda s las rama
pasa n el resto de
to, '~a los cuarenta casi todo s se abur ren de estud iar", y
su VIda en la holgazanería; resultado, confesab25 a, de la ausencia de recompen-
de Salinas en
~, !econocimientos o carg os en la Corona. La influencia
comisario general
~exico, do?d~ pasó los últimos ocho años de su vida, como
pued e observarse
e ~as pr?~ aas franciscanas de la Nue va España, también que Baltazar de
: ~ Cromca de la Santa Provincia de San Diego (1682 ), en
de~ ~- (1630?-1697) se preo cupa tanto por celeb
rar las glorias de la ciudad
reformad~
fra _exico como por seguir el progreso de su propia rama_ os, canorugos Y
los ?e
nclSCanos. Una vez más, se compilan listas de obispos cnoll
24 Si ..
25 Ague~za, ObrllS históricas, pp. 246-247. r'
o", impre so con pagin ación separ ada
en su ~tín de_Betancur, "frata do de la ciuda d de Méxic i

mo:,cano, BP 45, facsún il de la edició n de 1697- 1698 (México, 1971), PP· 3 -4, 40-4l.
408 PEREGRI NOS EN SU PROPIA PATRIA

.
Sor Juana Inés de la Cruz, por M igue l Cabrera
--- EL PARAÍSO OCCIDENTAL 409

. . . Medina también propuso la teoría, tomada de Martín del Castillo


provin°ales.robre de México tenía un origen hebreo o sirio y significaba "de mi
1
e , eeno
dqu ,, Después de exc1amar que " gozan d o a 1parecer esta Corte algunas
?e
Mesii~~des de Parayso ~n Temple~ frescura o belleza rosas, flores y frutos",
1
proP declarar que la cmdad era como la emperatriz deste Reyno y Señora
pasa~ la Monarquía Indiana de ambas Américas", destinada a ser "monar-
de ~~l ~entro y Coro~~ ~el ~erdadero Mesías". 26 . . , .
caE stas frases ditirambicas encontramos la vision cnolla de su patria
nenueva Sión. Leer 1os pnmeros
· '
numeros d e 1a Gaceta Mexicana
· (1722-
~~~~ dirigida por Juan Ignacio de C~store~a Ursúa y Go~eneche 0668-1733),
ntrar en un mundo en que la élite mexicana aparece inmersa en un ciclo
ese
de devoción teatra 1 en que se consagrab an nuevas ig . 1esias
. y temp1os, se
hacían desfilar imágenes por las calles y era cada vez más ferviente la devo-
ción a Nuestra Señora de Guadalupe. Por estas descripciones vemos con cla-
ridad que la liturgia católica se celebraba con pompa y esplendor: el pesado
oro de los altares que se elevaba a las bóvedas captando la luz vacilante de
enormes números de velas, mientras orquestas y coros se esforzaban por
alcanzar crescendos polifónicos. En tales momentos, entrar en la iglesia era
ingresar en la Casa de Dios, ascender en espíritu al reino de los cielos. Allí, la
devoción religiosa se fundía con el placer estético, pues las Gacetas revelan,
asimismo, una sorprendente familiaridad con el lenguaje técnico de la arqui-
tectura, sugiriendo que cada detalle de los nuevos altares y fachadas de igle-
sia era analizado con ojo crítico.27 Además, desde el decenio de 1720 hasta el
de 1780, la Nueva España experimentó una notable transfiguración de estilo,
cuando la exuberancia churrigueresca disolvió las formas arquitectónicas del
barroco, subordinando a la vez el detalle escultórico de los órdenes tradi-
cionales al concepto de retablo o fachada como composición unificada, total-
mente dominada por un alado movimiento vertical. De aquí, la paradoja es
q~e cuanto más se disolvía el vocabulario renacentista de la arquitectura,
mas barroco se volvía el espíritu que imbuía iglesias como Santa Prisca de
Taxco o el colegio jesuita de Tepozotlán. La dificultad consiste en encontrar
un equivalente literario de este estilo que no resulte tedioso ni extravagante
1

ru~s mientras que en arquitectura la limitación física del marco imponía un


:rute Yera ordenada de acuerdo con la perspectiva de este estilo, por con-
m:ste ~n ~iteratura, la disolución del vocabulario clásico produjo una prosa a
cor~_u O informe y trivial. 28 Pueden encontrarse abundantes ejemplos de esta
Mat;:n~e en la Americana Thebaida (1729), escrita por el cronista agustino
en~fi\ e E~obar 0690-1748), quien elogió el remoto y fértil valle de Jacona,
de est~ ~acan, saludándolo como "la Chipre de América, los Campos Elíseos
Asimis uevo Mundo y el espléndido Paraíso de estas Indias Occidentales"•
mo, un devoto cronista es saludado como Homero y Virgilio en poe-
26 B
27 altazar de Med. .
C Juan Igna . ma, Chrómca de la santa provincia de San Diego (1682), pp. 230-231, 235.
~Zález de ecio María de Castorena Ursúa y Goyeneche, Gacetas de Mtxico, ed. Francisco
Ba EUzavarg:5[0 , 3 vols._CM~xico, 1949), 1,33-35, 135-137, 15l\.151, 191-194.
roque llnd NJCOco
o: ugo,h •Úl iglesui de Santa Prisca de Taxco (Méxicc,- 1974); Anthony Blunt et. al.,
,
'are itecture and decoration (Londres, 1978), pp. 299-328
r -~~.
:• ff··
. •: . . ~ltt\~i:
410 PERE GRIN OS EN SU PRO PIA p
·-~-
ATRIA
sía, Tuó dide s o Tito Livi o en hist oria , y Dem óste
"cél ebre Rod rígu ez" es senc illam ente desc rito co:
s ~n el0cuen .
esto lleg a com o anti clím ax. En sum a, al apil ar O
u ~n Tictan~!·~ttand
mul tipli cand o las met áfor as dese nfre nad ame nte
n ~pitet? dásic· "ílet i~~
efec to liter ario , y la agu deza críti ca dest ruid a por'l
• '} oe ~nhc to es saº ~~eo ~'
Un contt:a~te suru ar e~tre e } nus

mo csp1' ritu que proc S lmno .. • CJifi "U
t .r-•ativo5 del
men te dist into s en la hter atur a y en la cult ura fue cado~
ob uce resultact0s elog¡0_~
la poes ía flam enca y borg oño na, y en la pint ura
Med ia, don de la apli caci ón de un min úscu lo durservado por liu· ~otab¡~
· 1p10
· · s gen era1 reat nte el otoño d~Zínga en
pnnc es prod uce pin
· turas b nlla
· ntes y vers ismoo no. controlad 1a l:,i_·:
'-\lélQ
El espl end or arqu itec tóni co y la prep ond eran cia
soci 5itr10sos.~ 0 Jlor
ecle siást ico en Méx ico asom brar on a Gem elli Care
que muc hos ingr esab an en el sace rdoc io por falta
ri qu~ es~blecinuen
de'otroen ~ 1nfonnado:
t
da. Para ento nces , el arzo bisp o y el cabi ldo de
la cate dr:~1? de subs¡~
de cerc a de 300 000 peso s. Una gene raci ón desp
ués Frane~an un in~
capu chin o espa ñol que visit ó la Nue va Esp aña
en 1763 coª~ º de Ajofrín,
que 80 igle sias en la capi tal, 20 conv ento s de mon
dos, y un núm ero igua l de conv ento s y cole gios jas todo s:fi n~a ~nos
. Pode mos teneos . ien dota.
del núm ero de sace rdot es y relig ioso s resi dent es
en México po/u ªe~ clave
las exeq uias púb lica s de Feli pe IV cele brad as en
de Sari ñan a (163 0-16 96) desc ribi ó una proc esió1665, dond e el d::t rde
d o, por 1as ca11es. E n ta1 ocas.ion, , n, de todo el clerºor SI~
cont o no men os de 1 325 curas seculareuru- res
1 080 relig ioso s, divi dido s esto s últim os en 340
franciscanos, 160 dornini~
180 agus tino s, 130 jesu itas, 120 mer ceda rios , 80
carmelitas y 70 miernbrosd;
dos órde nes hosp itala rias. De igua l imp orta ncia
, obse rvó 82 confraternidades
y may ordo mía s indi as en el desf ile, junt o con
16
negr os y mul atos , y otra s 19 para espa ñole s.31 En cofradías que atendían a
aque lla época, la ceremonia
relig iosa no se conf inab a a las igles ias, ya que en
la Semana Santa, en la fiesta
de Cor pus Chr isti y en gran des ocas ione s públ icas
era común que las_co?'u-
nida des relig iosa s y las conf rate rnid ades salie ran 1
nes, esta ndar tes y cruc es y sus apre tada s filas eranlas calles ll~~and? ~~
a
demostrac1on publicad
la hege mon ía de la fe cató lica.
Aun que la Igle sia crio lla conc entr ara sus recu rsos la ca¡.
5
tales dioc esan as y virre inal es, tam bién favo recía y su pod~ r. en enfas
la actividad nus nera.:nu>ra
10
fron tera s de la Nue va Esp aña. En 1693 , los 1esu~ • · · uguraron 1a P1"'~
misi ón en la Baja Cali forn ia, y en las déca das ta~ ma f lentatrtnte
s1gu1entes ue~~~ tam~se
pon iend o esa pen ínsu la bajo el dom inio crist iano
. La Col .ªtnyi al pueblo en
olvi. do, del apos tola do urba no, pue s atend'1a por ·gual a a~P e1ie
i
los cam pam ento s min eros y en la capi tal.
rJill
ed Morelia ,1 ,
29 . N ' l' B
Matf as de Esco bar, Americana theba1da, ed. 1co as · Nava rrete (2a. ., p,ophl"i 1."
pp. 194,2 44, 296-302, 312,3 74,45 6. 11d
3º Huiz inga,
The Waning of the Middle Ages, pp. 275-3 2l,_O · A . Brading,Mytha
Mexican History (Cam bridg e, 1984), pp. 32-35 . -as· dtnfOs~
31 Isidro Sariñ claro sol de las Es~~ellic,reii,
ana, El llanto del Occidente en el OCllSO del, ~
ciones fúnebres de Méxi co en las exequias del Sr_. ~elipe 6(,6), PP· 99.llO, p.61.66•
1~ 1
Viaje, p. 22; Franc isco de Ajofr ín, Diario del uia¡e que (Me x~ iCll (México, 1964), p
h1Z,O a la r
1111

EL PARAÍSO OCODENTAL 411

r im¡:,ortancia, la orden franciscana experimentó un gran rena-


De no ~e~ºrvor espiritual con el establecimiento de colegios misioneros en
cinúe~to e(1~B3), Zacatecas ~1707) y la ciud~d de A1éxico (1731). En su
Ot!e~etaJ~ estos colegios, _pubhcada ~~ ,1746, Is1dr~ _Felix de E~J:>~nosa (1679-
crontca .. ario de Queretaro, descnbm la fundacmn de la m1s10n tejana en
1755), ~;gt;xpedición emprendida a la vez para proteger esta vasta provincia
1716-1 1 penetración francesa y para convertir a sus pueblos, hasta entonces
c?nt~0 :. Leer su relato es volver~ los primeros años_de la ~onq~ista es~iri-
at~ d la Nueva España, pues alh encontramos la rmsma histona de frailes
tu . eos y devotos que reúnen a simples indígenas en aldeas, enseñándoles a
hero1cez el Evangelio y 1a agncu . ltu ra, tan so, 1o para presenaar
. d espues, 1os
1
1.ª :tables estragos de las enfermedades epidémicas. A veces era necesario
:~erse de los soldados de las pequeñas guarniciones para obligar a los
~ndios a someterse a los cuidados de los frailes. Sin preocuparse al parecer
por el declinar de la población aborigen, observó Espinosa: "Quedaban los
Padres enteramente satisfechos y gustosos con la multitud de párvulos que
morían; y después de lavados en la sagrada fuente del bautismo, volaban sus
almas dichosas a las sagradas mansiones del Empíreo."32 No era tan fácil
para los propios frailes persuadirse de su propia salvación. El ideal francis-
cano de pobreza y de imitación de Cristo les llevaba a subrayar un ascetismo
extremo. Un destacado misionero, Melchor López de Jesús, fue descrito
como "un vivo retrato de Cristo crucificado . .. los viernes salía a los campos
descalzo, y con una cruz muy pesada al hombro, una soga al cuello y corona
de espinas tan apretada que tal vez dejaban ver en su rostro venerable las
gotas de sangre que sacaban las espinas". Por doquier predicaba, iba levan-
tand~ cruces y calvarios y alentaba a los fieles-a practicar la devoción de las
Estac10~es de la Cruz. En su misión a Vera Paz, la provincia en un tiempo
c?nvertida por Las Casas, amenazó a los reacios indios con grilletes y prisión
s~ no abandonaban la idolatría, obligándolos a asistir a las sesiones peniten-
fale~ en_que se flagelaban ellos mismos y llevaban pesadas cruces.3.3 Aunque
J mas c:lebre de esta nueva oleada de misioneros franceses llegó procedente
}t Espana~ también criollos como Espinosa fueron atraídos para engrosar la
~ _e ~endicante, y el cronista mismo llegaría a ser guardián del Colegio de
17;~co. Result_a significativo que en su descripción de la peste que estalló en
su co~n ~a capital, Cabrera mencionase a los jesuitas y a los franciscanos de
demia
Julio
lC, ºh
1
San Fernando, por su celo para asistir a las víctimas de la epi-
;,Cho de que un crítico posterior se refiriera a Espinosa como "un
resurgí e~r que trabajaba de día y escribía de noche, es testimonio del
Sin e::to evangélico que animó a muchos criollos de la época.34
Plación d tgo, _la nueva Sión no estaba enteramente dedicada a la contem-
e os cielos Y a la penitencia ascética. En realidad, decíase general-
32 Féüx ·
Ltn r-, Isidro de Es · . -
3f ~rnez Canedo ( Plllosa, Cr6~1ca de los colegios de propaganda fide de la Nueva Espana, ed.

A
~ t"·• pp. 569-571 ~ed., Washington, 1964), pp. 677-680, 746-747, 776.
. brera, EscUd , -609.
"1er1CQ,u¡ sep~ntr: ~ armas, pp. 212-213; José Mariano Beristáin de Souza, Biblioteca hispano-
na , 5 vols. en 2 (3a. ed., México, s.f. ), 11, 240.
412 PEREGRINOS EN SU PROPIA PATRIA

mente que el pueblo se entregaba tanto a la embriagu


·
Pese a su expenenc1a · d e los Iazzaronz· d e N ápoles ez
G corno a la d
horrorizado al ver las clases populares de la capital 'ca emelli Carer~v0ció11
1
los mulatos como insolentes y amenazadores y'a rac~eriZó a 105 qu~ó
Y , 1os Ind · nPo,.
lentes-y pisoteados. Ambos grupos se unían en la af . , 10s corn ·."'Os,
y a la bebida. También Ajofrín exclamó que "de cien pericion común ~I 1ndo.
en las calles, apenas hallarás una vestida y calzada". El ~nas que encu~ºbo
que había en Méx~co y Puebla superaba, con mucho, a ~~ro de los Püb~es
las ciudades espanolas. Doloroso era el contraste entre la 10 conocido es
·
rrozas de los neos y 1as e h ozas y h. arapos de los pobres. "De
s rnansi 0
s nes y ca. en
esta ciudad, se ven dos extremos diametralmente opuestos: muc~ert~ que en
máxima pobreza, muchas galas y suma desnudez, gran limp·1 ª nquezay
quería." En su visita al poblado minero de Guanajuato, dijo
los trabajadores eran a la vez bárbaras y opulentas. Con s~s . s Vidas de
~ gr?n por.
1
~7:
1
regla general, al fin de la semana "compran tafetanes, cambra ~gresos, ~r
delicados, telas ricas, se visten como príncipes; se hallan Ju no, e~caJC'S
real. .. y bajan desnudos a la mina" .3.5 La capital y las ciudades mi~nes sin un
ef
ce'1eb res por sus cnmenes
, y su v10 . U n patnota
. lenc1a. . del lugar contóeras
28
eran
sonas que habían muerto en riñas en Zacatecas durante los ocho prirr:r-
meses de 1728. En la capital, el ~ócalo mismo, la plaza central, estaba
do por un mercado en que hab1a puestos de productos textiles y puestos de
ocu;~
verduras; estos últimos eran causa de enorme suciedad, especialmente
porque sus propietarios a menudo pasaban la noche en el mercado, convir-
tiéndolo en una especie de campamento popular.36
Sin duda como reacción a la degradación popular, la élite criolla empezó a
expresar abiertamente su desdén a los habitantes indígenas de su patria. En
la introducción a su Tea.tro mexicano, Betancur lamentó que la escena de entu-
siasmo religioso descrita por Torquemada hubiese sido remplazada, ya de
tiempo atrás, por una hostilidad a los mendicantes y una helada indiferencia
al Evangelio. La nobleza india prefería hoy consumir su fort~na en fran·
cachelas y otras fiestas, sin la menor consideración a las necesidades de 1~
Iglesia. En realidad, todas las clases de la sociedad indígena estaban do~i-
nadas por la embriaguez, debida al consumo del pulque, jug? f~m¡~~:
del maguey, vicio endémico que causaba constantes querellas, m~ide 1 ~ u~
asesinatos y hasta idolatría. No había sido la peste sino el alcohohsmo eu(no
3
había causado la destrucción de la población india en Méxic~- :. Beta~~rnen·
estaba solo en este severo juicio, pues también Florencia Y Sigu_~nz:iespués,
taron por igual la afición de los indios a la bebida. Una g~~e_raci~~ si tantos
~n ~1 Escu~o de Armas de México, Cayetano C~~r~ra arguinJe~astaban a la
md1os murieron de las grandes pestes que penod1camente_ . abandona·
pob lac1on
., mexicana,
• era porque recurrían al pu1que como ahv10 Y
!! Ge~elli C_a reri, Viaje, pp. 63-64; Ajofrín, Viaje, pp. 77, 213-21 4 - e leal ciudad de -za:i:.
Jose de Rivera Bernárdez Descripción muy breve de la muy nobl Y •ca· élite a11d 111
(México, 1732), p. 17; O.A. Brading, "The Gty in Bourbon Spanish Amen ·
Comparative Urban Research, 8 (1980), pp. 71-85.
37
Betancur, Teatro mexicano, introducción sin paginación, 11, 9l-lOO.
EL PARAÍSO OCCIDENTAL
413

los enfermos a su destino, dejándoles morir sin ayuda. Mostrando los


ban
. ,
es de varios curas o parrocos, a f'irmo, que muchos aborígenes espe-
•t~nte en los campos, seguían tendiendo a la idolatría, adoraban aÍ ''Dios
~e ras Cosechas", al qu~ luego describe curiosamente como "aquel abomi-
le Anti-papa, cuya tirana potestad, propaganda e enormes delitos tenía
nab R ,, 38
minada todo e1 , eyno . ., .
Una causa masyoderosa d~ dcsco~tcnto e~ la S10n cnolla era la presencia
de tantos gachupines. ~emelh Caren observo que l?s S!andes comerciantes
·mportadores de la capital eran, en su mayor parte, mnugrantes de la Penín-
~ula, hombre~ que a men~do ap!icaban sus -~que~s para donar nuevos con-
ventos e iglesias. Observo ademas que los hi.JOS cnollos de estos comerciantes
a menudo reñían enconadamente con sus padres, mientras que las mujeres
criollas "tienen mucha inclinación por los europeos ... y con ellos (aunque
muy pobres) más a gusto se casan que con sus ciudadanos llamados criollos,
aunque ricos, viendo a éstos amantes de las mulatas, de las cuales han
mamado junto con la leche las malas costumbres" .39 Que esos informes de
animosidad de que dan cuenta los viajeros no estaban mal fundados quedó
claramente demostrado en un divertido incidente de 1703, cuando, para gran
indignación de la élite clerical, un profesor de teología de Alcalá de Henares
fue instalado como deán del cabildo de la catedral de México. El infortunado
deán, que tuvo la imprudencia de mostrarse desdeñoso para con los predi-
cadores criollos, perdió luego el hilo de su discurso en el primer sermón que
predicó en la capital. Al punto fue violentamente atacado en un panfleto
escrito por Pedro de Avendaño, célebre predicador y ex jesuita, quien
enconadamente atacó el nombramiento de un gachupín como deán, pidien-
do saber cuál era la diferencia de talentos entre la Nueva y la Vieja España:
"Mas los mismos hombres, el mismo sol, los mismos libros, el mismo Dios, la
misma fe, la misma Escritura tenemos acá, más unas habilidades mayores,
pues cuando los hombres de barbas andan en España a la escuela con su~
cartillas, andamos acá en las escuelas hartos de matrículas y de borlas." Todo
ello e~a resultado de "esta maldita distancia" que separaba a México de
Ma~nd, por lo que los criollos habían de aceptar la im¡osición de españoles
perunsulares en los altos cargos de la Iglesia mexicana.
La profundidad del sentimiento que animaba a los patriotas criollos puede
~:;se, de ~nera incomparable, en la Representación legal y política a Felipe V
.25 >, escnta por Juan Antonio de Ahumada, jurista nacido en México,
t 1
: ~bi:rtamente pidió al rey que se diera prefere~cia a los "españo~es de
ec dta~ en todos los nombramientos para la Iglesia y el Estado. Haciendo
la~ª Solorzano, declaró que era premisa fundamental de la ley canónica y de
bie ey natural que los naturales de una diócesis o un país gozaran de su go-
cio~~-Yq'!e s~ soberano recompensara su lealtad con nombramientos a ofi-
,Que dehto han cometido para dejar de tener los cargos, que en toda la
ªªCabrera E do
39 Gerne .' scu de armas, pp. 60-72, 74-71.
40 V-icent~p~eri, V1aje, p. 22 . . ..
de 1889 (M, : ndrade, Ensayo bibliográfico mexicano del siglo XVII, ed. facs1D1ilar de la edioón
ex1co, 1971), pp. 654-668 .
RIA
PER EG RIN OS EN SU PRO PIA PAT
414
pio s?" ¿N. o dec ret aba n 1as lllí .
. ti"andad dic e Ja ley, tie nen Jos pro ~-
t d 1
cns as qu e, Jos des eend.1e~ es e os con qu1 s~a dor es y Jos ri ~••1cts leyes
Jndi Colo de
go zar de pre fer enc ia ~n ]os no mb ran uen tos de ta]es~a rneros pn~s
deb ían , ¡:x>b1aron y estabJecieron sus rgos? Des
do '1a s Ind ias se con qm sta ron · tes e Jos Am eri can o ,, p prov¡ 11ci
d ues
de to ' ·iga de 1os ase end 1en as
con e1 sud or y fat - 1
eos a h ora en e 1 N uev o Mu ndsO. .or eontrast
·qu é era n ]os csp anob es eur op
11 ba n car ga d os d e deu das si sino "perro...:. C',
l y ext ran os , ho m' res dqu e1
- " ega ' an conoa rn1e··()1110
11
nos
pai ,ses q_ue 11egab an a gob em
de las ley es o del car act er e os a
enr iqu ece rse y vo lve r a su pa tna ? De fen dió el carácte~ Y1cuya únic
me ta era os talen10s
nia de qu ien es arr oja ban du d
de los cri oll os con tra la cal um su
d, ten i~n dol os ape nas po r dig nos _del ~o mb re rac ion ai: :,.~ re
"id one ida Uchas
a de Es pan a. S1 a vec es se hun dí
fam ilia s des een d1a n de la nob lez u~ ~: una
e pa rqu e se les neg aba n la op ort
per eza ido le~ t:, era pre cis am ent -~;'
ulo , ex~ st1c ndo ~ c?, mo lo hab 1a ?b ser va do ~al anc ha, como "pe~
est ím dec?ab!
o s1 el rey tuv 1e~ do s mujeres,
en sus pro pia s pa tna s . Era com los
ada ;!ª do te d~ la ~g un ~a esp osa , o las In?1as, era disfrutada por .
Ah um encia natu
va nd o a los am enc ano s de su her primero
hijos del pn me r ma tnm om o, pn que el
a ent re un rey y un tira no era
raJ.41 Y sin em bar go, la dif ere nci urr ir al ter ror ism o ni la opresión.
En
con am or y res pet o, sin rec
gob ern aba a odiaran a
de qu e los esp año les de Améric
conclusión, rec haz aba tod a ide a os, los
mo s eur ope os, arg uy end o qu e un a vez qu e se les dieran carg
sus pri
dit os de Ja Co ron a.
criollos dem ost rar ían ser lea les súb ín: de
est ere oti po s del criollo y e] gachup
De est e mo do, los cal um nio sos el un o, ign ora nte , mercader y rapa
z
a, ind ole nte y des pil far rad or
bue na cun españoles
a enc on ar las rel aci one s ent re los
el otro, lleg aro n así a obs esi ona r y en los
éric a y de Eu rop a. Tal fue un a que rel la qu e se hab ía inic o iad
de Am del círculo
nab a las rel aci one s has ta den tro
claustros, per o qu e aho ra env ene s y cuñ ados, en
ent re pa dre s e hij os, pri mo
de familia. A me nu do era que rel la , el pre mi o y las pacificado . Tan ras
mu jer es crio JJa s era n, a Ja vez
qu e las Jlos entre
del car áct er y el tal ent o de ]os crio
com ún JJegó a ser la den igr aci ón de su
año les pen ins ula res , qu e Be nit o Fei joo en el cua rto volumen
los esp ar ~orno
1730, se sin tió obl iga do a conden
Teatro crítico universal, pu bli cad o en]os cri oll os se des arr oll aba n con rapidez en-
,
ror com ún" Ja opi nió n de qu e ·
"er su JUV
, dec lin ar, qu ed an do Ja pro me sa de 5~
solo par a ent rar en un pre ma tur o sus fac ult ade s. Par a con trar r .
did a de
tud anu lad a po r la tem pra na pér ofr eci ó los eie mp los de- un. del arzo <>
,bisbp
st n com ún me nte dif un did a cele ·. re
e a opi nió ' ' 90 ano s,
m exi·cano d e Sa nti·ago de Co mp ost ela, aú n vig oro so a los , 'dO aprecia,.~
b' Ba rnu evo cuy a cul tur a habia si's talento;,,,
sa 10 per uan odPed·ro de Per alt a y ' ma Ja
da po r Iª Aca em ia Fra nce sa· y de So r Jua na Iné s de la Cru z,· r enJan·
caetos
q ue nm · gu na esp ano - la de su' sig lo. Si exi stí a un a ten den cia a I
encia
om pen sas y oficios; pu es los ta .e~u
pe~eza,_ ello se deb ía a la falta de recde qu e un pub lic ista de tan ta in
gui dec ian en el olv ido . El hec ho s D Felipe
. V en
41 Juan An · d del u!tar ·el ejetnPI~
ntación política-legal a la Ma_Jestacon
de los ~~m o_~e Ahu rn~ da, Represe ido s . s son a [f. 7-1 ,
favor 5). Sól o he pod
manuscrito pano es americanos (M adr id, 172 xico) ms s 1187· las refe ren aa
ue hay
23 25 32 36q54 en la Biblioteca Nac ion al (Mé f • I

• I I I 61.
/
llfF

EL PARAÍSO OCCIDENTAL 415

ivvl tan activo prepa·rando a España a aceptar la nueva filosofía y


como Fe ,.,-, h b' t 'do en este debate, revela Jo caldeado
. . del siglo xvn,42 Nu 1ese m ervem fu · · todavía
seahabía vuelto. o que sus es erzos sirvieran de mucho pues
c1enC1
que aunq ue
quel decenio de 1760 Ajofrín comedntaba tcomo hecho acept ad~
en eriol1os tema I ·
' ·tus capac es e cap ar cua qmer rama del conocimien-
, n espm
su delicada
Jos 5a cierta edad , como de 30 años, van a decadencia, ya por
nto y plazas en
to~plección y falta de salud , como también por falta de fome
de honor, se
co e acomodarse, lo que da motivo a que, faltando el incentivo
observó que
9ºtroduzca fácilmente el ocio y aban done n los libros". También
:~s criollos no hered aban el talento para los negocios de sus
grantes, pues a menu do dis!p aban
padre s inmi-
las fortunas tan laboriosamente acumu-
43
ladas por sus padres gach upme s.
N

de Lorenzo
En 1743, el virrey de la Nuev a España orden ó el encarcelamiento años en
había pasad o seis
Boturini Benaducci (1702-1755), noble milanés que carta s
unas
el país, identificándose tan sólo con un pasa porte austr iaco,
ntar -a sus
imperiales, patente de nobleza, y una genealogía que hacía remo México,
nte su tiemp o en
antepasados hasta la Aquitania del siglo IX. Dura alupe que,
Boturini se había vuelto tan devo to de Nues tra Señora de Guad relacio-
lo de
con considerables gastos personales, había aprovechado su círcu
izara la coron ación de la
nes en Roma para adqu irir un breve papa l que autor
Imperio".
Virgen mexicana como "jurada, postu lada patro na deste vastísimo se negó
rreta
Pese a su entusiasmo por el culto, el arzobispo Vizarrón y Eguia
ado por el Consejo
a aceptar este documento papal, pues no había sido aprob
Fuenclara, se
de Indias. En este punto , el virrey recién llegado, cond e de
brió que Bo-
en~r? del asunto y, habiéndose informado debid amen te, descu
entra r en México,
tunm no_ había obtenido la necesaria licencia española para
de mayo r de
que hab1a actuado como teniente general de justicia del alcal
ación de la Virgen, tan
~axcala y que había solicitado fondos para la coron
; 10 por su propia iniciativa. Además, había recorrido remo
tos pueblos in-
tigaciones
ios en busca de docu ment os antiguos. En realidad, mayo res inves
de mapa s, ma-
revel~ron que Boturini había reuni do una extensa colección
del antiguo
~-5<:Mtos, códices y fuentes impr esas que tratab an de la historia
De hecho, los
jes~co Y de l~s apariciones de la Virgen María en el Tepeyac.
Góngora ha-
bía~itas le hab1an dado acceso a los docu ment os que Sigüenza y
obtenido co-
pías egado al Colegio de San Pedr o y San Pablo, por lo que había
de Ixtlilxó-
chiu ~ en muchos casos los originales de obras romo las crónicas valiosos.44
, os mapas Y las cartas de Sigüenza y much os otros materiales
42 Be . dr'd 1753-
nito
175S), III, ·· Monte negro, Teatro crítico universal, 8 vols. (8a. ed., Ma 1 ,
Jerónim° FeiJOo
110-
43 A' fr'
125.
. 4 A~I ir., ,V~je, pp. 82, 85. , b''
Alv ' Mexico 1337 o de 1~43; ve~se ~am 1en,
The aro Matute, Lore , cond~ ~e Fuenclara a la Corona, 28 de febrer pass1m; Ben1amm Keen,
Aztec huige in W.nzo Botur1ni y el pensamiento de Vico (México, 1976),
5t
e ern Thought (New Brunsw ick, Nueva Jersey , 1971), pp. 225-240.

111111........__
-
PEREGRINOS EN SU PROPIA PATRIA
416
. .d d con que había. obtenid o estos docum entos de'l'n"'
••l\Jstraba la gen
La fac1 1I a .. d d bo , d
·nterés en las antigue a es a Jt ngenes e la que S1· ..
falta d e i ., El d d I fu .gtien'>~ tira]
ue· do una gener?c10n antes. resu ~ ? e ca~ e que el :«.et se había
q nf~ r la coleccion y deport ar a Botunm a Espana: Vlrrey 0rdPt.i
co 1sca • · tr , pod ""'
. vez en Madrid. , Botunm encon o erosa protección d 1PI'>~
Una t b. , d . e
de Valencia, Grego no Mayan s: y am. ien . e un Joven noble O'QJ•.sa~
M .ano Femán dez de Echeve ma y Veyba, qmen poseía excelenteslllex1cano
enªfa corte. El resulta do fue que en 1747 Boturi~i fue nombrado cr~~ta~ 1
Indias en reconocimiento a sus talento s y su sapiencia. Ya en 1746 .; ~ta de
blicado su Idea de una nueva historia general de la América Septentrional bia pu.
expuso un nuevo modo de interpr etar e] pasado mexicano. Privact'enque
colección de manuscritos, tuvo que depend er de Jas crónicas publi~ ! su
Torquemada, Acosta, Herrer a y los datos de códices impresos por Cerne!~
Careri y Purchas. La nov~a d y origina lid~d de~ enf?,que de Boturini al pasa~
do mexicano no. depend10~ i:ues, de s~ m_~eshgac10n o d~ ~uevas fuentes
sino que, ante~ b1e1:1, se denvo de ~a aphcac10n de nue_v~s hipotesis acerca de
la temprana h1stona de la human idad. Como lo exphco en un discurso ala
Academia Valenciana, trató de interpr etar la religión e historia de los natu-
rales aplicando las doctrinas de Giamb attista Vico (1668-1744) cuya Ciencia
nueva (1725) recomendaba como antídot o cató1ico a las ideas irreligiosas de
Grocio, Selden y Hobbes. Rindió homen aje a Juan Bautista Vico, "águila y
honor inmortal de la deliciosa Perténo pe ... es el úruco que abre camino pm
penetrar el espeso bosque de la gentili dad" . Así pues, Boturini, tanto como
45

Sigüenza, esperó arrojar nueva luz sobre los nebulo sos ámbitos de los mitos
toltecas y los calendarios aztecas invoca ndo las más recientes especulaciones
europeas acerca de la historia primig enia de la humaru dad. .
Para compre nder el carácter asombr oso de la transici ón de Kircher a Vi~
deberá recordarse que_cuando el sabio españo l Andrés González de Barcia
º?tuvo autorización para volver a pub1icar varios clásicos americanos, no
solo patrocinó segund as edicion es de la Monarquía indiana de Torq~~~da
0723) Y de los Comentarios reales de Garcilaso (1723) sino que tambien un·
primió el Origen de los indios (1729) de García. Además, insertó mucho~- ¡
· I ' de, e
ulo
t ena_ . nuevo en esta obra, con objeto de incorp orar las teonas.
5
doct~simo ~th_~nasius K~rcher, asomb ro del Orbe erudito ", y de ~ di:~.EI
mexicano, S1guenza y Gongora, tal como lo había expuesto Gemelh Ca_ la
res_ultado ~o~sistió en multipl icar más aún las ocasiones en que,
s up<>~:i:~
qmetud virgin?l ,del Nuevo Mundo había sido interrumpida ¡:,or m~rlanda,
i e E1;1r~pa: recibian el debido crédito los vikingos, San Bra~d~o d:tanieera
1pnncipe Madoc de Gales y los lapone s Pero la adición mas unPo -•1111ra
una exposicm · ., · toda 1a dientes
cw
h n de una tesis de Kircher en el sentido de que
umana se derivaba de Egipto, quedan do definid os como sus deseen_ ~
45 Lorenzo Boturi . Be . A,nérÍCII 5eptenl~ '~
Miguel León-Porlill ni(M _n~dua, ldtil de una nuew historia genmi~ de lll d Valencia y ;storía
valiosa introdu . ~ exico, 1974). Esta edición reproduc e el discurso . e_ aenaduci, •,,tJito5
6
general de la ~~• vSepéanse PP· lxvi-lxvü, lxxi; también Lorenzo Bo~ I)ocU,nento5 1
para la historia de E e~ tentrional", en Manuel Ballesteros Gaibros ( · Í 25-26.
spana: Papeles de lndú,s, vals. V y VI (Madrid, 1947-1949), '
EL PARAfsc> OCCIDENTAL 417

ba
nos los fenicios, cartagineses y atlantes. En parte Barcia profund'128ue
o ~ ºcomplicada y discutida cuestión de la cronologí~ patriarcal, tema
en Jtaba tanto más sos~ hoso CC?~ sus dudas sob~ la veracidad de ficaba~ Anru!
1'.~lso BerOSO· Pero tamb1é~ repitió los rasgos pnncipales que identi
el~~ ico como retoño .de Egipto: la ron~trucción de pirámides, el sistema de
ª putación calend~nca y la prefe~naa por los jeroglifos. Tanto como Kir-
: ; y ea~u e~ atn~ 1 una sabiduría oculta a estos jeroglifos, que cifra-
ban el 1engua,e S1mbóbco.
En el rontexto de esta especulación, Boturini declaró que el desarrollo
cul-
tural de los indios americanos era esencialmente autóctono y obedecía a '1a
ley natural de tod~ los pueblos", ~scendiendo por las tres grandes épocases
goremadas respechva~ente por_ dmses, hé~s y hombres. Si Boturini
apresuró tanto a apropiarse el sistema de Vico, ello fue porque el jurista
napolitano trató de resolver los problemas que ya habían obsesionado todo
serio debate sobre el origen y el carácter de la cultura indígena. En el mo-
mento en que Vico llegaba a la madurez, había dos teorías opuestas acerca
del desa.rTO}Jo humano. Existía Ja clásica idea, que se encuentra en Oceró
n y en
Lucano, pero desarrollada ahora por Grocio, Selden, Puffendorf y Hobbes,
que pintaba a los primeros hombres como salvajes, moradores de los bosques
en estado de naturaleza, dominados por el temor, la ignorancia y la agresi
ón,
que sólo lentamente habían aprendido los beneficios de la asociación y la
sumisión a las leyes y a la autoridad política. Era esta escuela la que, por
razón de su resurgimiento en la nueva filosofía y ciencia del siglo XVII, había
llegado a dominar el escenario histórico, contra la cual Vico formuló su "cien-
cia nueva". Pero debe recordarse que, al menos hasta el decenio
de 1680,
Kircher y su escuela hermética dominaron la cultura católica, por lo cual Vico
escribió, asimismo, para combatir las nociones sobrevivientes de la sabidu
ria
patriarcal y hennética. Además, Vico combatió implícitamente en un tercer
frente, rontra San Agustín y sus discípulos, ya que omitió al Demo nio en su
47
rela~ naturalista del origen de Ja re1igión y Ja sociedad paganas.
~ o aparte la resonante premisa filosófica de la empresa de Vico, de
fue SI solo Dios puede conocer la Naturaleza porque Él la hizo, ento ~~p1os !os
d mbres romo autores de la sociedad civil pueden discernir sus pni:1ci
h~ desarro~o~ nos quedamos con ]a percepción esencial de ~e los pnme
ros
fuembres VIVIeron en un universo numinoso en que rend1an culto a las
llena~s de la Naturaleza_como deidades. Por m~y salvaje 1m1en 9u~ fuese Y Il_lUY
P<léti e ~ . la humamdad por doquier expreso su conoc to en mitos
lae:; Yen ~lif os y _f~e gobernada por la religión y su~ hierofantes. Pero
~ e los ~IOses deJO el escenario a la edad de ]os heroes, l~s grandes
mas • . Ysab10s, que redactaron códigos de derecho y comp usieron poe-
los hoepieos. A_su vez, esta época aristocrática fue remplazada por la edad_
de
rnbres, tiempo de prosa y de aprendiz.aje académico, en que los gobier-
"Car , .
o Giain~~tn th los intaos, pp. 199, 248-254.
1 ttista Vico, T1tt New Sciffla, 3a. ed. de 1744, ed. por T. G. Bergin X M.
H.. fi~
(~
(Catnb rict~u eva York. 1968), pp. 31-36; Leon Pompa, Vico: a shuly o/ tire
NtTD Scitna
.,, .1}, pP. 8-11.
418 PEREGRINOS EN SU PRQp
IA PATRIA

F1.r~r/1rn,rJlJ~·.:1.la.,dd ctJu.ilp.

Lorenzo Boturin i Benadu ci


pz

EL PARAÍSO OCODENTAL 419

s pulares sólo surgi~ ron p~ra ser s~~ra dos por la monar quía, la más
las d1spos1aones pohtic
no dPorable de todasf 'b as human as. Al hacer este relato,
per u 1 . I . J'f
Vtco negó que I~~ . a u as ~~~s o os ,er~~ I os egipcios ocultaran alguna
sabiduría eleva •~•ma.
o ~ e~!fa; e; Jª~
JO, expres aban en forma poéti-
vulga~ de los legisladores". Y, de
ca o bien simple h1st?nªv~ ien ha ~t idunal
no menor im~rta nc1a, •~o -~ec azo .º ?s as teona~ ?ifusi~nistas y ridiculi-
zó las pretens10nes de_anti~e dad eg1P<:1a. Cada naaon tema su Júpiter y su
Hércules; y Herme s Tnsme gtsto no era smo un person aje poético O un símbo-
lo de los prime~os ho~br es,que buscar on 1~ sabiduría. En suma, Vico presentó
su nueva cieno~ cons1de~and_ol~ establ eada sobre ~ndam entos demos tra-
bles y seguros, y u~,ª histon a 1de?I, _eterna, recom da en el tiempo por la
historia de cada nacmn en su surgim iento, progr.eso, madur ez, decadencia
caída".48
y En su Idea de una nueva historia general, Boturini plante ó la teoría viquiana
de las tres edades de la human idad, pero no ofreció ningun a atribución, ni
siquiera mencionó el nombr e de Vico. Dado que su libro era más un prospecto
que una obra terminada, consistía en un conjun to de desconcertantes afirma-
ciones, seguidas por alguna s poco convin centes demos tracion es de inten-
ción. Ante la cuestión import antísim a del origen de los indios, rechazó cate-
góricamente la tesis de García , de una migrac ión europ ea a través del
Atlántico, y consideró improb able toda ascendencia de los judíos. El argu-
mento en contra del difusio nismo se apoyab a en la premis a filosófica de que
todos los pueblos pasan por las misma s etapas cultura les y, por tanto, toda
similitud de creencias, instituciones, leyes y artefactos habrá de atribui rse a la
experiencia histórica común y a la natura leza de la human idad, y no a unos
antepasados compa rtidos o a una interve nción patriar cal. Por deferencia a
Sigüenza aceptó la hipóte sis de que los mexica nos descen dían del bíblico
Naphtuhim, pero debilitó esta teoría quitán dole toda fuerza explicativa, al
insistir en que los indios sólo lentam ente habían recorri do Asia despué s de la
ca~d~ de la Torre de Babel. Se esforzó por demos trar que todos los dioses
ongmales del panteón mexicano se deriva ban de las fuerzas de la naturaleza.
Pero Boturini se apartó consid erable mente del sistem a de su mento r cuan-
do, después de definir el period o tolteca como la edad mexicana de los héroes,
0~rvo que conservaban gran parte de la sabidu ría, las virtude s y artes de la
pnmera época, cuand o la Provid encia había guiado sus pasos. Adem ás,
acep~ó plenamente la tesis de Sigüen za, de que el Apósto l Santo Tomás había
h~ica? o el Evangelio en el Anáhu ac y despué s había sido adorad o co~o el
d!~o s quetzalcóatl.49 Asimismo, interpretó la tercera época C?mo pe1:1odo
on moral, cuand o se establecieron las ciudad es y se mtrodu ,eron
1 ~hnaa
dos luJOs. "Pero el tiempo histórico, o sea la tercera edad, fue el funesto teatro
Nºnde corrompió casi todo lo que era una inocen te demos tración de la
saª~a~ez.a. · · Hacían pedazo s los fueros y leyes de la Natura leza, c~n tant?s
en CJos de hombres, mujere s y inocen tes pequeñ uelos... " En particular, til-
•a ½
49 Bo~~~ Science, pp. 36, 65-68, 85-86, 93, 1Dt>-111.
lnl, Idea, pp. 33, n -91.
420
PEREGRINOS EN SU PROPIA PATRIA

dó a los mexicanos de "carniceros y verdugos de su .


hab ían pervertido la moralidad que les dejaran los tolptropia esnn..., ,,
, ti" ecas S. t''"-:Ie
emperador de Texcoco, N ezah ua1coyo , mantuvo la fI1 ·. oJ 0 " 1, que
d e sus antepasados. En sus manuscritos inéditos Botu ?~fía hun-: ~bio
. ., d 1 1 d . , nn1 dn..:i· ••iqn11a,_
esfuerzos a la mterpretac10n e ca en ano mexicano y s . '--utcó gr ••a
mando que los jeroglifos "envuelven los nobilísimos arcaus P1ctografía:lldes
· · s1~
ría vulgar y c1enc~a · ból' , 1~a y a lt~~ ~osas d e 1a teología nos ende. Iª;,·· sab¡d
,afir·
calendario, "este mgemos1s1mo artif1c10 no es propio de ug tíhca , y qu 11•

europeos pmtan ·
como unos ignoran tes, casi• incapaces
. de ranas, gent . es queee1
1
entendimientos muy sutiles y perspicaces". Con tales ideasZón, sinocte 11~
de encontrar elogios al incomparable Kircher, ya que en esta'sn_~ ~os SOrpren,.
dones había adoptado una posición diametralmente opuesta : 1ti~s afirma.
tro napolitano.50 ª esumaes.
En el apéndice de su Idea, Boturini ofreció un catálogo anotado d
ción mexicana. Allí fue donde trazó las fuentes documentales de Iaeasu c?~-
de Nuestra ~ñora de Guadal':1pe, dudan~o de que Lasso de la Ve ~naon
autor del pnmer relato pubhcado en nahuatl que, siguiendo a igü eseel
atribuyó él a Antonio Valeriano, atribución que esperó demostrar compa!r;:t·
unas firmas de documentos del siglo xv1 con la versión manuscrita origi ~
de la aparición. También afirmó haber encontrado pruebas documentales~e
la misión de Santo Tomás, aunque, como otros investigadores, no descubrió lo
que al respecto había dicho Sigüenza.51 En efecto, aunque Boturini invocara
la "ciencia nueva" de Vico para limpiar el paisaje histórico mexicano contra la
ingrata intrusión de judíos, cartagineses y atlantes, no logró más que hacer
eco a Torquemada, de quien tomó la imagen de la sabiduría y la virtud tolte-
cas. De manera más significativa, parece no haber leído el De procuranda de
Acosta, y por ello no trató de comparar la secuencia evolutiva del jesuita,
basada en pautas de asentamiento, formas de gobierno y uso de la escritura,
con el esquema viquiano del desarrollo cultural. Lo que sí logró fue o~
una versión naturalista de la religión indígena, eliminando así al De~ruo de
su papel agustiniano de primer motor de la historia y la religión me~ic~nas.
Por 19 demás, su aceptación de los dos grandes elementos del patnot1smo
criollo, la misión apostólica y la aparición guadalupana, sirvió para:ª~!
que su libro fuese bien recibido entre los lectores mexicanos, muchoses :fir-
cual~ puede suponerse que quedaron asombrados ant~ sus audac
mac10nes con respecto a la temprana historia de la humanidad. . puede
Hasta qué grado imponía Boturini respeto y causaba d~sconciert?~dez de
observar~e en la Historia antigua de México, escrita por Man~no Fe~: familia
Echevema y Veytia (1718-1780), retoño mexicano de una_ influyen confieso
burocrática, quien calurosamente elogió a Boturini, "a qmen yo ~ncipales
enteramente d eudor de las primeras luces e instruccion · , de los 'd P1737-1 750'
pun_tos d~ esta historia ... " Durante sus años pa~d?s en Mad7at~ente acer·
habia temdo la oportunidad de conversar con el 1tahano, espec

~~ BoBorur~~• "Historia", 11, 144, 163, 172, 187; Idea, pp. 87, 103.
tunm, Idea, pp. 131, 147-150.

att4
EL PARAÍSO OCODENTAL 421

inosa cuestión de la cronología mexicana. A su regreso a la Nueva


ca de~la ~fytia actuó como magistrado municipal en su ciudad natal, Puebla,
~'d•có a sus estudios. Ninguna de sus obras fue publicada durante su
Y. se ;u ~scrito intit~ado Baluar!es de México trataba, osten~iblemente, de las
VIda. rindpales imagenes mananas que guardaban la capital, pero en reali-
cuf~fscribía el av~ce del culto gu~~alupano, t?rlo ello en una convencio-
da1 na patriótica, 1unto con una cnhca de la Virgen de Los Remedios, en
na v~ üía que la imagen conocida en Puebla como '1a conquistadora" era la
te ªagque Cortés había depositado en el gran templo. En su historia de
/tndadón de Puebla, Veytia ofreció un relato seco de la construcción y la
ª nsagración de la catedral, las iglesias y conventos de la ciudad.52 Tul es una
~~ra privada de e~tusiasmo cívico~ que c~r~e P?r entero de la obsesión crio-
lla por compilar hstas de compatriotas distinguidos. Pese a un latente entu-
siasmo por Palafox, su elogio era tibio, y se guardó de hacer un ataque abierto
a los jesuitas. En suma, si Veytia aparece en la lista de los patriotas criollos,
ello es enteramente por razón de su obra sobre la historia prehispánica.
Aunque Veytia expresó repetidas veces su gratitud a Boturini, no compren-
dió por completo las doctrinas viquianas expuestas en la Idea, y disintió de
los intentos de su mentor por descifrar el calendario y la cronología de los
mexicanos. Y sin embargo, su propia obra estaba basada casi íntegramente en
los manuscritos y códices coleccionados por el italiano y censurados por las
autoridades virreinales, entre los cuales ocupaban un lugar importante los
documentos de Ixtlilxóchitl. Su ejercicio más impresionante, aunque no total-
mente logrado, fue una exposición del calendario mexicano, obra, según con-
fesaba, que le había costado años de esfuerzo intelectual. No es éste el lugar
para entrar en los detalles de tan técnica cuestión. Baste decir que Veytia
demostraba, a su entera satisfacción, que Boturini no había comprendido los
principios de la cuestión, que Gemelli no había entendido claramente las
t~rías de Sigüenza y, de mayor importancia, que Torquemada había confun-
~ido por completo el carácter de estas figuras, alegando que eran notaciones
ntua_les, en lugar de verdaderos calendarios. Una vez más, vemos aquí
al cnollo decidido a socavar la autoridad del franciscano, aunque en este
ca5? c~n justicia y recurriendo a los códices indígenas y a los papeles de
Ixthlxochi tI.53
Aunque tuvo acceso a tales recursos, Vcytia no escribió un texto que pudie-
se haber remplazado la obra maestra de Torquemada. En efecto, la mayor
~art de su ~terial era de carácter narrativo, por lo que carecía enteramente
M os m~d~os_ necesarios para reelaborar el fértil segundo volumen de la

fr:~,
c:narquza zndza_na, que había incluido gran parte de la Apologética de Las
con secciones de Sahagún. En realidad, a menudo sugirió seguir al
CISCano en lugar de explayarse sobre las implicaciones de sus manuscri-
s2 M .
voJs. et~ (Fern~dez de Echeverría y) Veytia, Historill antiguo de Máico, ed. C. F. Ortega, 2
F.cheverna ·, Mé~ico, 1944), I, 34; Veytia, Baluartes de Máico, p. 66; Mariano Femández de
Castro M ~Veytta, Historia de la fundación de la ciudad de la Puebla de los Angeles, ed. Efraín
53 ¼yti:r He:5, 2 ~ols. <Puebla, 1962), I, xxiii; 11, 55-69, 292-293.
, rstor,a antigua, I, 35, 68-71 .
422 PER EGR INO S EN SU PRO PIA PATRIA

tos De este mo do, mie ntra s que lxtl ilxó


chit l dist in .•
te~p ran a fase olm eca del ulte rior rein o tolteca, Veyti gui o clararne
., d l
pue blo s. En su, vers 10n . :. os on,9ene s 1n. d. a Confu d' l\te
teorías de Gar cta y de Sig uen za, solo par . 10s rech azó d n 1ó a 108 llna
a inst alar a s· 't e antel"n~ das
de hab la náh uatl , com o an tepa sad os uni.
ver sale s de 1e e fan.~ . ·•1e1.no 1-
tod ••u1ias to}~
abo ríge nes del Aná hua c. Aun que con fesó '<IS
que la gra n p· ?s _los habi~\.clS,
se deri vab a de los olm eca s, ~ fii<? en 1~ fun
dac ión de Tul ~r~ de de ~ tes
713, com o com ienz o de 1~ hist ona r~s tr~
da. Su mo nar qJ:>d 1~ tolteca~
cua ndo , deb ido a las mah_gnas. ~qu ma oon
es del emp erad or~o ~ta
rem plaz ada por _el Imp eno chic hn~ eca enc
abe zad o por Xólotl ºPiltzin,1116 fue
fina lme nte fue disu elto por los mex ican os
y sus alia dos texc ' Estado que
En todo esto, V:eytia si~ i~. ª lxtlilxóchi~l n:at
exacta, y con vino con Sig uen za en atri bui
año de 1327. Sin emb arg o, sus cálc ulos no
and o de apo rtar ~:os en
r la fun dac ión de T :~olog¡a
1428.
siem
cialmente por que a firmo, que e1 u, lti' mo emp d pre .eran persue~ as1v
titlan al
os esJ>e•
era or chichimeca vivi ,
y ofreció uno s núm ero s de pob laci ón sum
a1:" ente inflados, afi~ and 200:os,
nad a men os que 5.6 mil lone s de per son as
que des truy eron el rein o tolteca.54 hab ian mue rto durante las que
Ent rela zad as con su con fuso relato, Vey tia guerras
plan teó ciertas proposicionesd
clar a inte nció n ideológica. Par a emp eza r,
afir mó que los toltecas creían~
una deid ad sup rem a, crea dor a del Uni ver
so, y com o paralelo citó la defini-
ción hec ha por Garcilaso de la Veg a de Pac
hac ama c, el espíritu universal de
los incas. No ofrecían a su dio s nin gún sacr
ificio sangriento, ni de hombres ni
de animales. Par a refo rzar esta ima gen de
una reli gión benévola, natural,
Vey tia invocó la mis ión apostóUca de San to
Tom ás, aceptando la identificación
del santo, hec ha por Sig üen za, con el dio s
con firm ar su teoría, señ aló com o pru eba las y hér oe indi o Quetz.alcóatl. Para
cru
quistadores, los "sac ram ento s" ind ios del bau ces descubiertas por los con-
tism o y la comunión, y su dei•
dad trina. De este mo do rech azó el arg um ent
o de Boturini de que ?ur~te la
época de los héro es surg iero n los mi tos con
cern ient es a los dioses md1genas.
De hec ho, aun que los chic him eca s fue ran
bár bar os comparados con lo_s tolte-
cas, aún con serv aba n el prim itiv o mon oteí
smo de sus antecesores. _Sólo co~
la llegada de los mexicanos, es dec ir, en 129
8,
práctica del sacrificio hum ano lleg aro n a difu el cult o de muchos ~ioses
ndi rse por todo el Anahu~~- ~
ir
qué '1a nue va religión de los mexicas" hab ría
log rad o tan rápida aceptaaJ:no
al~ que Veytia no se explica. Sin emb arg o,
en con tras te C?n Tor que :tá ~asi
atnb uyó la ido latr ía a la inte rve nció n del
Dem oni o, figu~a g?e Boturini
tot~ l~en te aus ente en su rela to de la reli
gió n indí gen a. Si9'11~ ~ficado, Y
defm ~e~ ?º a ~-~ itzi lop o~h tli com ~ _un
descnb10 la vis10n de la ina ugu rac ion dejefe ~r~bal, des pu~ s n:
Mex ico, de un agu los50vio0So5
br~ un
n_opal, como si~ ple m:n tira de los sace rdo
tes. En contr~5lenco; ernperad0~
nto s Y co~ la 1do latn a que se pra ctic aba
Nezahualcoyotl aún ado rab a al úni co dio en Ten och titla .' \mente parqu
"ªborre cia
, Nez ahu s sup rem o, especia or inicuos Y
alcó yot l esto s sac rifi cios rep uta, ndolo s P
54
Ibid., I, l09, 149, 156, 207-209, 230.
~

FL PARAÍSO OCODENTAL
423
la ley natural". Aprendién dose de memoria la lección de Solís
0puE:5t~ : ,al Estado texcocano con consejos de justicia, guerra tesorería'
0
~ytt~ :tes, y un consejo de ~stado pa~a aconsejar al monarca, todos ello;
oencia Y ios escribas y archivos.ss Al inventar esta nomenclatura Veytia
con s;~t[:~tis fizo su af~~ J?atriótico de incofl'?r~ r los pueblos del Ánáhuac
clara de las naciones c1vtlizadas. Tal como S1guenza y como Boturini no
alse~i una alternativa con~ncen te a Torquema da y por ello volvió al i~s-
0 ~ mito y a una narracmn confusa. La oportunid ad de reescribir la histo-
t~~!~gua de México en una manera aceptabl~ para ~l si~lo xvm quedaría así
n . rt hasta que fue aprovecha da por el exiliado JeSUita Francisco Javier
ab1e a
Oavijero.
V

En 1748 el patriotismo criollo alcanzó nuevas alturas cuando en un célebre


sermón' el jesuita mexicano Francisco Javier Carranza declaró que llegaría el
mome;to en que la Santa Sede de San Pedro abandonar ía Roma, para buscar
refugio en el Tepeyac, en la Nueva España.s6 Como siempre, el orgullo va
antes de la caída, y los patriotas criollos se llenaron de indignación al leer las
Cartas latinas del deán de Alicante, Manuel Martí, célebre sabio que
recomendaba a un joven amigo suyo no visitar América, puesto que era un
desierto literario, sin libros ni bibliotecas, donde sólo podían vivir los indios.
Para contestar a este calumnioso ataque y reivindicar el honor de su patria,
Juan José de Eguiara y Eguren (1696-1763), profesor y rector de la Uni-
versidad de México, canónigo de la catedral y obispo electo de Yucatán, com-
piló una vasta bibliografía de todos los autores mexicanos conocidos, y de
sus obras, tanto publicada s como manuscrit as. Aunque sólo publicaría el
primer volumen, la Bibliotheca Mexicana (1755) expresó a la vez la madurez de
la tradición intelectua l mexicana y su perenne sentido de haber sido
desdeñada. Eguiara escribió un prólogo polémico en que empezó tratando
de defender las realizaciones culturales de los indios mexicanos, citando las
obras de Sahagún, Torquemada, Nicremberg y Kircher. En particular, insistió
en que las _pictografías indígenas eran verdadero s jeroglifos, y no simple
~n~ur~ pictórica, en este caso poniendo a Sigüenza contra Kircher. Por
imphca~o~: aceptó el origen egipcio de los indios, señalando la semeja~
de su rehgion y de su cultura, y concluyó diciendo: "Tan conforme a la razon
en~ontramos las concernientes al gobierno político y doméstico que de haber
unicto a las normas de la verdadera religión, nada hubiera faltado para la
~~ción de ~na duradera y completa felicidad de imperio tan exte~so."~
da:;do este f~hz espectáculo de la virtud india, elogió entonces las umvers1-
di 5 Y colegios americano s por su docto profesorad o, sus muchos estu-
ante5, sus abundante s bibliotecas, y el nivel consecuentemente alto del
ss Jb·d
S6&ri
57J
~:~~158-13~,
3
175-188, 289, 315-329; 11, 40-41, 139, 164, 182.
iblroteca 11 52-53
11\,
llanJoséd
(MéXico, ·' ' . · Car10
) e Egwara y Eguren, Prólogos a la biblioteca mexicana, ed. Agustín Millares
1944
n,
, PP· 66-67, 77-78, 92-93.
424 PERE GRIN OS EN SU PRO PIA PATRIA

clero criollo. Al mis mo tiem po, conf esó que Méx


· ras, d 1 t ico a,
gran des figu - de T ,
e os ama ~os orna s de Aqu ino,unDun no hab'1a
prOd .
Kircher y Cara mue l. En reah dad , aun que habí
. a eruc t·t s Esco to u~do
obra s de Des cart es y d e G asse nd 1, 1as pnn . .
apa les i os qu , 8·uar
escu e conl'\n
, . ,
univ ersid ad aun cons istía n en tom1.s tas, esco tista s y su·t e1as de f"l "'-1an ez,
talen to criollo, d escn·b·10' 1os rec1· ent es exam
' enes para
:,e·
1
1OSOfía las
Lóp ez Port illo, jove n sace rdot e que hab ía mos el d as t · Para Inostrdel
ar a
trad o nooct abolrado de Ant ~l
mem oria y de _arg ume ntaa·on., , ss
, . es fa l 0Ilio
Don de Egu iara se pon e mas ener gtco es en su cu tades de
defe nsa d
men tales de los crio llos, obse rvan do que las raíc
es de las acue 1~s facultades
a este resp ecto pod ían rem onta rse a la tesis cons
tela cion ari~ ones hechas
Puen te, quie n escr ibió a com ienz os del sigl o XVII.
Tal era un e Juan de la
habí a sido som etid o a criti ca por Feijoo. No obst
ante , Eguiara ;:~q~e ya
una lista de vene rabl es sace rdot es, prel ado s y prof
esor es criollos q ~ t~a
reten ido el vig? roso uso de sus f~~ ltad es ha~t a una
avanzadísima :adabi~~
a Sor Juan a lnes de la Cru z y a S1gu enza y Gon gora
llant ez y erud ició n que pod ían enco ntra rse en
lame ntó los obst ácul os y la falta de estím ulo al
com o ejemplos d · ~t?
México. Al mismo 1 n-
man tenim iento de la actl-~
~:n
dad intel ectu al de la Nue va Esp aña, expl ayán dose
en el exorbitante costo ~e
pub lica ción y la desa pari ción de man uscr itos
para'dero de cuyo s 12 doce volú men es era desc onoccom o los de Sahagún el
ido.s 9 '
La Bibliotheca Mexicana cons tituy ó la culm inac
ión de todo un ciclo de cul-
tura criolla, form ada en una époc a en que aún era
posi ble mantener la visión
barr oca de un Méx ico dota do con la a n tigü eda
d egip cia, bendito por la
Providencia con la apar ició n de Nue stra Señ ora de
Gua dalu pe. También cele-
brab a el naci mien to de una trad ició n mex ican a de
investigación de la historia
y los jeroglifos indi os, un estu dio difícil y técn
ico, pecu liar de los eru~itos
criollos. El prop ósito del proy ecto bibl iogr áfic o
fue el ya viejo de~ cnollo
de exal tar a los hijos ilust res de su patr ia. Pero
el méto do y el ~1vel de la
investigación habí an avan zado muc ho más allá
de las diminutas hstas com-
pila das por Med ina y por Beta ncur , pue s Egu iara
enco ntró prueba; n~da
men os que de 1 000 auto res de "la naci ón mex ican
a", definiendo tal te~ º
para inclu ir a toda s las pers onas naci das en la Nue
A men, ·ea, f · • va España, mexic~nos .:
uese n md1 0s o espa ñole s: prim era mttm . . • , n de la ex1stenc1
ac10 alor
de semejante enti dad. Lo que Egu iara no pud o prev 1
cultural de los auto res que tan orgu llos ame nte citar er fue que t~o u~s;o en
a pron to sena P
dud a, agud ame nte, por la Ilus trac ión euro pea.

58 Jb 'd
59 ~ ., pp. 101-120; 167, 178, 191.
Ibid., pp. 142-146, 199, 219-2 20.

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