Prohibicion de Regreso
Prohibicion de Regreso
Prohibicion de Regreso
DE LA REPUBLICA
NULIDAD N°. 1645-2018
SANTA
PROHIBICIÓN DE REGRESO
SUMILLA. La prohibición de regreso implica que no se
puede responsabilizar a una persona por un ilícito que
causó o favoreció en su comisión mediante un
comportamiento gestado como parte de su rol social
(vínculo estereotipado-inocuo, esto es:
conductas neutrales o carentes de relevancia penal), a
pesar de que el otro sujeto emplee esa conducta en su
beneficio concediéndole un sentido delictivo.
CONSIDERANDO
pasivo y activo–) y subjetivos (dolo o culpa) del tipo penal. De lo dicho, se desprenden dos
consecuencias: “De un
lado, una acción solo puede ser delictiva si es típica; y, en segundo término, para
que una conducta sea típica ha de cumplir exactamente con los elementos del tipo,
1
ni más ni menos” . Por esta noción, y como hemos afirmado con anterioridad,
estimamos que “el principio de legalidad encuentra su máximo esplendor en la
2
tipicidad” .
3.2. Dentro del estudio de la tipicidad encontramos a la denominada teoría de la
imputación objetiva como delimitadora del injusto del comportamiento, que a
diferencia del dogma causal (teoría de la causalidad) expuso la siguiente tesis: “Toda
conducta puede ser declarada típicamente relevante solo por su significado antinormativo y no por la
3
modificación del mundo exterior causada por la conducta” . El contenido de la imputación
objetiva está vinculado al marco de un sistema penal funcional normativista y se
inspira en un principio social-funcional. La razón es porque la sociedad configura
sus propias instituciones y delimita entre lo socialmente permitido y lo ilícito, de
manera que, funcionalmente, no se vea perjudicada; por ello, se afirma que: “[…] el
objeto de la teoría de la imputación objetiva es la averiguación y la fijación del significado social de
un determinado comportamiento. Es decir, se trata de delimitar el comportamiento socialmente
3.3. Delimitación que se hará sobre la base de los roles sociales que porta una
persona en una determinada sociedad, el cual le reconoce un estatus en la vida de
relaciones sociales y le generan, a su vez, un haz de deberes y obligaciones. “El rol
asignado establece pautas de comportamiento para la administración de los riesgos, y si el ciudadano
se comporta
1 POLAINO NAVARRETE, Miguel. Derecho penal, parte general. Lima: Ara Editores, 2015, p. 422.
2
Recurso de Nulidad N.º 1908-2017/Lima Norte.
3
CARO JHON, José Antonio. Manual teórico-práctico de teoría del delito. Materiales de aplicación a la investigación y
judicialización de delitos cometidos en el ejercicio de la función pública. Lima: Ara Editores, 2014, p. 48.
4
Jakobs, citado por PINEDO SANDOVAL, Carlos. Imputación objetiva. Introducción a sus conceptos elementales. Lima:
Palestra, 2013, p. 28.
dentro de esos parámetros, no defrauda expectativas sociales, así lesione o ponga en peligro bienes
jurídicamente tutelados. Los límites que señala el rol, son los mismos límites de la responsabilidad
penal”5. Dicho esto, entendemos al rol social como una garantía para el sujeto,
porque va garantizar que a él únicamente se le va a responsabilizar por un ilícito si
concurre dos presupuestos: “a) tenía un rol propio (con sus derechos y sus deberes) y b) si infringe un
6
deber personal perteneciente a su propio rol” . Ello trae como consecuencia lógica que a
nadie se le responsabilizará por la infracción de deber perteneciente a un rol ajeno.
Entonces, un hecho social va a ser reprochable penalmente a una persona si
concurren el quebrantamiento de su rol social que, a la vez, significa la
defraudación de las expectativas sociales que estaban depositadas en él (y, por el
estereotipado-inocuo, esto es: conductas neutrales o carentes de relevancia penal), a pesar que el otro
sujeto emplee esa conducta en su beneficio concediéndole un sentido delictivo; en
otras palabras, la prohibición de regreso es “una teoría excluyente de la intervención
delictiva de quien obra conforme con un rol estereotipado dentro de un contexto de
intervención plural de personas en un hecho
5 LOPEZ DÍAZ, Claudia. Introducción a la imputación objetiva. Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 1996, p. 87.
6
POLAINO NAVARRETE, Miguel. Derecho penal, parte general. Lima: ARA Editores, 2015, p. 386.
7
JAKOBS. La imputación objetiva en derecho penal. (Trad. Cancio Meliá). 1.ª edición. Bogotá: Universidad Externado de
Colombia, 1994, p. 34.
8
susceptible de imputación” . Con esto se desprende que la prohibición de regreso
se basa en un elemento fundamental: la neutralidad de una conducta realizada en
el seno del ejercicio de un rol social.
8 CARO JHON, José Antonio. Manual teórico-práctico de teoría del delito. Materiales de aplicación a la investigación y
judicialización de delitos cometidos en el ejercicio de la función pública. Lima: Ara Editores, 2014, p. 71. En ese mismo
sentido, Jakobs sostiene que existe una prohibición de regreso cuando se da un comportamiento estereotipadamente inocuo
que no constituye participación en una organización no permitida. Ver: Sociedad, norma y persona en una teoría de un
derecho penal fundamental. (Trad. Cancio Meliá/Feijóo Sánchez). Madrid: Civitas, 1996, p. 54.
la embarcación, objeto material del robo, era de propiedad del agraviado Pedro
Fiestas Galán.
4.4. Por su parte, el procesado Hugo Lorenzo Vera Rodríguez señaló (folios doscientos
noventa y ocho y cuatro mil ciento treinta y dos, respectivamente) que es Patrón de Pesca de
Primera, y un día antes de los hechos se encontró por el muelle con su
coprocesado Alberto Delgado Saldaña, quien lo contrató para que realizara
pruebas de las máquinas y otras cosas, lo cual quedaron para el día en que se
suscitó el ilícito; en dicho día se dirigió a la embarcación por medio de una
chalana y subió a la embarcación sin ningún problema, observando que habían
tripulantes a bordo, pero no vio algún vigilante; se dirigió al puente para hacer el
lanzado de la misma, tal como había quedado con Delgado Saldaña; en el
transcurso del manejo la costera, por medio de megáfono, le indicó que se
detuviera a lo que él le hizo caso, ya que por los años de experiencia que tiene,
sabe que no puede desobedecer a la autoridad marítima, y al poner en neutro la
embarcación sigue en movimiento por inercia, razón por la cual la costera dio la
vuelta y puso la proa a la mar; niega que hubo persecución y desconoce quién es el
propietario de la embarcación María Eugenia.
tres mil ochocientos cincuenta y nueve, respectivamente) , que contrató al procesado Hugo Lorenzo
Vera Rodríguez, diciéndole que era para que pusiera en prueba la embarcación, y
la presencia de los tripulantes era para hacer peso y volumen a la nave pesquera, a
efectos de ver el funcionamiento de la misma.
4.6. En ese sentido, ha quedado acreditado en autos que el procesado Vera
Rodríguez se limitó a desempeñar su rol de patrón de embarcación, el cual
podríamos calificar de inocuo, ya que no es equivalente por sí mismo, ni siquiera
en el plano valorativo, al de un interviniente delictivo en el delito de robo
agravado; esto es, está demostrado que el referido encausado intervino en los
hechos susceptible de imputación, pero su actuación se limitó a desempeñar el rol
de patrón de embarcación, de modo que aun cuando el comportamiento de los
demás sujetos haya sido la de
(previsto en el inciso cuatro, del artículo ciento ochenta y nueve, del Código Penal) , el resultado lesivo
no le es imputable en virtud a la prohibición de regreso, lo que determina que su
comportamiento social resulta neutral y se encuentra libre de responsabilidad penal.
En consecuencia, nos encontramos ante un supuesto de atipicidad, no pudiéndosele
imputar los hechos materia de acusación.
4.7. Por tanto, corresponde revocar la sentencia cuestionada (folio cuatro mil doscientos
DECISIÓN
primer párrafo, del artículo ciento ochenta y nueve, del Código Penal) , en perjuicio de Pedro Fiestas
Galán, y le impuso ocho años de pena privativa de libertad y el pago solidario de ocho
mil soles por concepto de reparación civil; y, REFORMÁNDOLA,
ABSOLVIERON a HUGO LORENZO VERA RODRÍGUEZ de la acusación fiscal
formulada por el mismo delito y agraviado.
II. ORDENARON el levantamiento de la orden de ubicación y captura
que pesa sobre HUGO LORENZO VERA RODRÍGUEZ, por este proceso penal.
S. S.
LECAROS CORNEJO
FIGUEROA NAVARRO
QUINTANILLA CHACÓN
CASTAÑEDA ESPINOZA
PACHECO HUANCAS
QC/AWZA
Fuente de la sentencia: https://static.legis.pe/wp-content/uploads/2019/02/R.N.-
1645-2018-Santa-Legis.pe_.pdf
Recurso de nulidad interpuesta por el procesado Hugo Lorenzo Vera Rodríguez, contra
la sentencia del treinta y uno de julio del dos mil dieciocho, en donde lo condeno como
cómplice del delito contra el patrimonio, en la modalidad de robo agravado, en perjuicio
de Pedro Fiestas Galán, y le impuso ocho años de pena privativa de la libertad y el pago
solidario de ocho mil soles por concepto de reparación civil.
IMPUTACIÓN FÁCTICA
Contexto General de la imputación
Todo ocurrió en ciudad de Chimbote el veintidós de octubre del año dos mil nueve, la
embarcación pesquera María Eugenia se encontraba fondeada cerca al muelle
Gildemeister, aparecieron un aproximado de cuarenta y siete personas y que de manera
violenta abordaron mencionada nave. Los sujetos rompieron los cabos y llevaron la
embarcación con rumbo desconocido.
Imputación particular
Asimismo el procesado Hugo Lorenzo Vera Rodríguez, alego que la sentencia primera
vulnero el derecho de motivación y los principios del debido proceso, tutela
jurisdiccional, indubio pro reo y legalidad.
La tipicidad, desde una apreciación sistemática de la teoría jurídica del delito, constituye
uno de sus elementos configuradores esencialmente garantista, donde se realiza una
función técnico-valorativo llevado a cabo por el juicio de tipicidad, en el cual el
juzgador analizará si un comportamiento social se adecúa a un tipo para ello, se debe
apreciar cuáles son los elementos objetivos del tipo penal.
Delimitación que se hará sobre la base de los roles sociales que porta una persona en
una determinada sociedad, el cual le reconoce un estatus en la vida de relaciones
sociales y le generan, a su vez, un haz de deberes y obligaciones.
Asimismo con referencia a la prohibición de regreso es “una teoría excluyente de la
intervención delictiva de quien obra conforme con un rol estereotipado dentro de un
contexto de intervención plural de personas en un hecho susceptible de imputación”.
DECISIÓN
En la primera sentencia declararon haber nulidad, donde se condenó al acusado Hugo
Lorenzo Vera Rodríguez como cómplice primario del delito contra el patrimonio, en la
modalidad de robo agravado, en perjuicio de Pedro Fiestas Galán, y le impuso ocho
años de pena privativa de libertad y el pago solidario de ocho mil soles por concepto de
reparación civil; y, reformándola, absolvieron a acusado Hugo Lorenzo Vera Rodríguez
de la acusación fiscal formulada por el mismo delito y agravio. Asimismo ordenaron se
anulen los antecedentes policiales u judiciales del mencionado encausado generados por
el presente proceso.
Ahora bien, dicho lo anterior se entiende al rol social como una garantía para el sujeto,
porque va a garantizar que él únicamente se la va a responsabilizar por un ilícito si
ocurre dos presupuestos: la primera tenía un rol propio y la segunda se infringe un deber
personal perteneciente a su propio rol, ante ello trae como consecuencia lógica que a
nadie se le responsabilizará por la infracción de deber perteneciente a un rol ajeno.
Entonces, un hecho social va a ser reprochable penalmente a una persona si concurre el
quebrantamiento de su rol social que, a la vez, significa la defraudación de las
expectativas sociales que estaban depositadas en él.
La presente sentencia se evidencia con claridad el asunto que se plantea en este caso
donde se solicita la nulidad de la primera sentencia donde se declara culpable a Hugo
Lorenzo Vera Rodríguez, por ser cómplice del delito contra el patrimonio, en la
modalidad de robo agrado. Asimismo se evidencia la descripción de los hechos y las
circunstancias objeto de la acusación.
PRINCIPIO ACUSATORIO
VISTO: el recurso de nulidad interpuesto por la señora fiscal adjunta superior de la Primera
Fiscalía Superior del Distrito Fiscal de Áncash, contra la sentencia del veintiocho de diciembre
de dos mil diecisiete, de páginas mil cuatrocientos noventa y cuatro a mil quinientos seis,
emitida por la Sala Penal Liquidadora Permanente de Huaraz, de la Corte Superior de Justicia
de Áncash, que absolvió de la acusación fiscal a los encausados Elio Yino Obregón Ramos y
Jhonel Jesús Obregón Ramos como autores inmediatos y a Noé Job de la Cruz Huerta, como
cómplice secundario del delito contra la salud pública, en la modalidad de tráfico ilícito de
drogas, en agravio del Estado. De conformidad con el dictamen de la señora fiscal suprema en
lo penal. ntervino como ponente la señora jueza suprema PACHECO HUANCAS.
CONSIDERANDO
IMPUTACIÓN FISCAL
1. El seis de febrero de dos mil diez, a las quince horas con treinta minutos, personal
policial de la DIVANDRO-HUARAZ, se constituyó al lugar denominado Ñacyash, caserío de
Huanila, Pampas Grande en Huaraz, donde se intervino a los encausados Elio Yino Obregón
Ramos, Jhonel Jesús Obregón Ramos y Noé Job de la Cruz Huerta, en el ambiente de secado y
procesamiento de la marihuana en el fundo Colonia, de propiedad de Próspero Colonia
Villanque, constatándose la existencia de plantaciones de marihuana dentro del maizal, en una
extensión aproximada de dos a tres hectáreas. Se encontró veintitrés mil setecientos ochenta y
cinco plantones de marihuana para cosecha, ocho kilos de marihuana procesada distribuida en
ocho bolsas, nueve mil seiscientos veintinueve plantas secas de marihuana y cero punto cinco
kilos de semillas de marihuana (que habrían estado destinadas a la plantación y no a la
comercialización), las que fueron comisadas. Luego, se procedió a la inmediata incineración de
las plantaciones, correspondiendo la totalidad de la droga incautada a la variedad de CANNABIS
SATIVA (marihuana), conforme al resultado del análisis químico. Se habría verificado la
pluralidad de agentes (más de tres personas) y el contubernio de voluntades por parte de los
procesados, quienes tenían pleno conocimiento del delito cometido, esto es, que en dicho lugar
se sembraba y elaboraba marihuana.
El sentenciado Desiderio Marconi Colonia Huerta, era quien tenía el dominio absoluto sobre la
administración del terreno ubicado en el fundo el Mirador, distrito de Pampas Grande, provincia
de Huaraz en Áncash, las actividades de sembrío, cultivo, mantenimiento, cosecha, corte de
hojas y tallos de las plantaciones de la marihuana contratando directamente a los encausados
Elio Yino Obregón Ramos, Jhoel Jesús Obregón Ramos y al condenado Lenin Cochachín
Toledo, quienes según sus propias versiones, tenían alimentación y cama en los ambientes
donde se procesaba la droga.
Por otro lado, el procesado Noé Job de la Cruz Huerta, indicó haber estado a cincuenta metros
del inmueble, rajando leña y que desconocía quien cultivaba o era el propietario de la
marihuana. No obstante, habría facilitado el cultivo y el procesamiento de la misma, al realizar
las labores de corte de leña para la alimentación de los procesados Elio Yino Obregón Ramos,
Jhonel Jesús Obregón Ramos y el sentenciado Sandro Lenin Cochachín Toledo, quienes eran
los que se dedicaban propiamente a la labor de cultivo, corte de hojas, tallos y secado de hojas,
teniendo en cuenta que tenía vínculo de parentesco con los sentenciados Desiderio Marconi
Colonia Huerta (condenado) y Teodoro Nixon Colonia Huerta (absuelto).
FUNDAMENTOS DE LA SALA SUPERIOR
2. El Tribunal Superior, absolvió a los nombrados imputados de la acusación fiscal con los
argumentos siguientes:
2.1. Se acreditó la existencia del delito con las actas de hallazgo, prueba de campo, desplante,
comiso, extracción de muestras e incineración, incautación de especies y lacrado de droga y
semillas de marihuana de la especie de CANNABIS SATIVA, realizadas en el lugar denominado
Nayash-Pampas Grande en Huaraz y en el predio denominado el Mirador. Además de ello,
están las actas de lacrado y sellado de muestra y dictamen pericial químico de drogas, que dan
cuenta del terreno de dos hectáreas, donde se cultivaba grandes cantidades de marihuana
(CANNABIS SATIVA), y contaba con ambientes para el proceso de recojo, secado y embolsamiento
de la referida plantación y otros.
2.2. Los imputados Elio Yino Obregón Ramos y Jhonel Jesús Obregón Ramos (autores
inmediatos), fueron intervenidos en el lugar de los hechos donde se desarrollaba la actividad
ilícita; sin embargo, ello obedece a que cinco días antes −de la intervención−, fueron
contratados verbalmente por el sentenciado Desiderio Marconi Colonia Huerta, como peones
para que despanquen maíz para lo cual le dieron un adelanto de cien soles, conforme lo
corroboró el antes citado en su declaración policial de página ciento cuarenta y cinco.
2.3. Es así, que conforme a las bases dogmáticas de la teoría de la imputación objetiva, los
referidos imputados obraron sin extralimitarse a los deberes inherentes a su rol de peones, por lo
que no responden penalmente al haberse limitado a realizar los trabajos encomendados por su
empleador Desiderio Marconi Colonia Huerta, esto es, cortar y deshojar plantas de marihuana,
lo que evidencia la neutralidad de su conducta y que obraron bajo el principio de confianza –un
trabajador confía en su superior o inferior respecto al trabajo que realice–.
2.4. Al imputado Noé Job de la Cruz Huerta, se le atribuyó haber proveído de leña para la
alimentación de sus coprocesados que se encargaban del cultivo de marihuana. Esta conducta no
se encuadra en el tipo penal incoado. También, opera la prohibición de regreso, que sirve como
filtro para determinar la delictuosidad de una conducta.
EXPRESIÓN DE AGRAVIOS
La fiscal adjunta superior interpuso recurso de nulidad, de página mil quinientos ocho. Lo
fundamentó en páginas mil quinientos veinticuatro a mil quinientos veintisiete. Alegó los
motivos siguientes:
3.1. No se valoraron las pruebas actuadas en el proceso penal, que acreditan que el acusado Elio
Yino Obregón Ramos es autor inmediato, al haber actuado bajo las órdenes del sentenciado
Desiderio Marconi Colonia Huerta. Su versión exculpatoria –desconocer las hojas de marihuana y el
trabajo que desempeñó– no resulta creíble, dado el grado de instrucción secundaria completa que
tenía. A ello, hay que adicionar que en el Acta de entrevista de páginas doscientos dieciséis,
indicó que su trabajo fue por tres días, lo que no guarda relación con el hecho de haber sido
intervenido fuera de la casa donde trabajaba cortando hojas de marihuana.
3.2. Tampoco se valoró el resultado toxicológico practicado a los encausados Elio Yino
Obregón Ramos y Jhonel Obregón Ramos, que dio como resultado positivo para cocaína.
3.3. Se aplicó de manera errónea la prohibición de regreso, pues los medios probatorios
actuados acreditan que realizó labores de cultivo, secado, fabricación y elaboración de la droga;
es decir, participó en los procesos de preparación, depuración, transformación y distribución con
la pluralidad de agentes, teniendo pleno conocimiento que fueron contratadas para otros fines.
3.4. Al sentenciado Noé Job de la Cruz Huerta, cómplice secundario, no solo se le encontró
cortando leña dentro del inmueble, que sirvió para la alimentación y preparación del
procesamiento de las hojas de marihuana, lo que fue conocido con el encausado por su cercanía
y familiaridad con los hermanos Colonia Huerta.
El primer párrafo, del artículo doscientos noventa y seis-A, del Código Penal, modificado por el
artículo dos, del Decreto Legislativo número novecientos ochenta y dos, de veintidós de julio de
dos mil siete, sanciona al agente que: “[…] promueve, favorece, financia, facilita o ejecuta actos de
siembra o cultivo de plantas de amapola o adormidera de la especie papaver somníferum o marihuana de la
especie CANNABIS SATIVA será reprimido con pena privativa de libertad no menor de ocho años ni mayor de
quince años y con ciento ochenta a trescientos sesenta y cinco días-multa e inhabilitación conforme al artículo
treinta y seis incisos uno, dos y cuatro”.
Y el numeral sexto del artículo doscientos noventa y siete del referido cuerpo legal, modificado
por el artículo dos del Decreto Legislativo número novecientos ochenta y dos prescribe : “La pena
será privativa de libertad no menor de quince ni mayor de veinticinco años, de ciento ochenta a trescientos
sesenta y cinco días-multa e inhabilitación conforme al artículo treinta y seis, incisos uno, dos, cuatro, cinco y
ocho cuando: […] 6. El hecho es cometido por tres o más personas, o en calidad de integrante de una
organización dedicada al tráfico ilícito de drogas o que se dedique a la comercialización de insumos para su
elaboración”.
11. Ahora, bajo las reglas del principio acusatorio antes señalado, cabe precisar que
según la doctrina procesalista consolidada, este principio constituye una de las
garantías esenciales del proceso penal que integra el contenido esencial del
debido proceso, referido al objeto del proceso y determina bajo que distribución
de roles, y las condiciones, en las que se realiza el enjuiciamiento del objeto del
proceso penal.
12. En el caso concreto, se ha diluido la imputación penal, es decir, técnicamente el
titular de la acción penal en la máxima instancia, ha obrado de modo que
equivale a su desistimiento de la persecución del delito, conforme al contenido
del dictamen del fiscal supremo, quien representa la máxima instancia de la
institución.
13. En ese sentido, respecto a la vigencia del principio acusatorio, se han emitido
pronunciamientos en cuanto al significado y transcendencia del citado principio,
orientado a respetar los fueros competenciales de cada sujeto procesal en el
DECISIÓN
S. S.
LECAROS CORNEJO
QUINTANILLA CHACÓN
CASTAÑEDA ESPINOZA
PACHECO HUANCAS
BERMEJO RÍOS
IEPH/mrce
Fuente de la sentencia:
El presente recurso de nulidad fue interpuesta por la señora fiscal de la primera Fiscalía
Superior del Distrito judicial de Ancash, contra la sentencia de primera instancia, en
donde se absolvió la acusación fiscal a los acusados Elio Yino Obregon Ramos y Jhoel
Jesús Obregon Ramos como autores inmediatos y a Noe Job de la Cruz Huerta, como
cómplice secundario del delito contra la salud pública, en la modalidad de tráfico ilícito
de drogas, en agravio del Estado.
Imputación fiscal
El seis de febrero del dos mil diez, a las tres y treinta de la tarde, personal policial de la
DIVADRO-HUARAZ se constituyó al lugar denominado Ñacyash, caserío de Huanila,
Pampas Grande en Huaraz, donde se intervino a los encausados Elio Yino Obregón
Ramos, Jhonel Jesús Obregón Ramos y Noé Job de la Cruz Huerta, en el ambiente de
secado y procesamiento de la marihuana en el fundo Colonia, Se encontró veintitrés mil
setecientos ochenta y cinco plantones de marihuana para cosecha, ocho kilos de
marihuana procesada distribuida en ocho bolsas, nueve mil seiscientos veintinueve
plantas secas de marihuana y cero punto cinco kilos de semillas de marihuana (que
habrían estado destinadas a la plantación y no a la comercialización), las que fueron
comisadas. Asimismo se constató que el que el sentenciado Desiderio Marconi Huerta,
era quien tenía el dominio absoluto sobre la administracion del terreno, las actividades
de sembrío, cultivo, mantenimiento, cosecha, corte de hojas y tallos de las plantaciones
de la marihuana contratando directamente a los encausados Elio Yino Obregón Ramos,
Jhoel Jesús Obregón Ramos y al condenado Lenin Cochachín Toledo, quienes según sus
propias versiones, tenían alimentación y cama en los ambientes donde se procesaba la
droga. Por otro lado, el procesado Noé Job de la Cruz Huerta, indicó haber estado a
cincuenta metros del inmueble, rajando leña y que desconocía quien cultivaba o era el
propietario de la marihuana.
El tribunal Superior absolvió a los nombrados imputados de la acusación fical con los
argumentos siguientes:
a) Se validó la existencia del delito con las actas de hallazgo, prueba de campo,
desplante, comiso, extracción de muestras e incineración, incautación de especies y
lacrado de droga y semillas de marihuana.
b) Los imputados Elio Yino Obregón Ramos y Jhonel Jesús Obregón Ramos (autores
inmediatos), fueron contratados verbalmente por el sentenciado Desiderio Marconi
Colonia Huerta, como peones para que despanquen maíz para lo cual le dieron un
adelanto de cien soles.
c) Asimismo lo imputados Elio Yino Obregón Ramos y Jhonel Jesús Obregón Ramos
(autores inmediatos), obraron bajo el principio de confianza, se menciona que un
trabajador confía en su superior o inferior respecto al trabajo que realice.
d) al imputado Noé Job de la Cruz Huerta, se le atribuyo haber proveído leña para la
alimentación de las personas que se encargaban del cultivo de marihuana, opera la
prohibición de regreso, que sirve como filtro para determinar la delictuosidad de una
conducta.
EXPRESIÓN DE AGRAVIOS
La fiscal adjunta superior interpuso recurso de nulidad y alego los motivos siguientes:
En el desarrollo del proceso no ha sido posible relacionar este indicador contingente con
medios de prueba directa ni indirecta que permitan determinar con certeza la
responsabilidad de los procesados Elio Yino Obregón Ramos, Jhoel Jesús Obregón
Ramos y Noé Job de la Cruz Huerta en el delito submateria.
Respecto a los encausados Elio Yino Obregón Ramos y Jhonel Jesús Obregón Ramos,
como lo señaló la Sala Superior, el único elemento probatorio que los incrimina es
haberlos encontrado al momento de la intervención en el ambiente destinado al
procesamiento y secado de marihuana.
Se tiene como dato adicional los paneux fotográficos se consignó: “en total dos
hectáreas de plantas de marihuana, camufladas entre maíz”, lo que corrobora los
argumentos expuestos por los encausados Elio Yino Obregón Ramos y Jhonel Jesús
Obregón Ramos, esto es, de haber sido contratados para despancar maíz en dicho lugar
y lo relevante del caso que hacía recién cinco días que habrían llegado a dicho lugar por
haber sido contratados como peones para la referida actividad agrícola por el
sentenciado Desiderio Marconi Colonia Huerta.
Igual sucede con la conducta del imputado Noé Job de la Cruz Huerta, como cómplice
secundario. Tampoco, se advierte que él haya tenido conocimiento de la conducta ilícita
del delito materia de autos, pues su conducta se limitó al rajado de leña para la
alimentación de sus coprocesados.
DECISIÓN
En presente sentencia se evidencia con claridad el asunto que se plantea en este caso
donde se solicita la nulidad de la primera sentencia interpuesta por la señora fiscal de la
primera fiscalía del Distrito fiscal de Ancash que absolvió de la acusación fiscal a los
acusados ya nombrado anteriormente, en la modalidad de tráfico ilícito de drogas, en
agravio del Estado.
En el caso en concreto se argumenta que los imputados Elio Yino Obregón Ramos y
Jhonel Jesús Obregón Ramos como autores inmediatos y a Noé Job de la Cruz Huerta,
como cómplice secundario por el delito ya mencionado, ellos fueron contratados
Desiderio Marconi Colonia Huerta para la cosecha de maíz a Elio y Jhonel paro ellos
desconocían que era para la cosecha de marihuana y ya habían recibido un pago
adelantado de S/. 100.00 Soles y tenían que cumplir sus laborares para cumplir su trato
con el con ya sentenciado Desiderio Marconi Colonia Huerta, por otra parte Noé Job de
la Cruz Huerta fue asignado a desempeñar el cargo de partidor de leña para la
alimentación de las personas que cosechaban la materia ilícita el cual el solo cumplía
con su función y también había recibido el pago adicional por el monto ya mencionado.
por lo argumentado fue de manera adecuada la aplicación de la institución jurídica de
prohibición de egreso.
CONSIDERANDO
EXPRESIÓN DE AGRAVIOS
PRIMERO. La señora fiscal adjunta superior, en su recurso de nulidad de fojas diez
mil ochocientos dieciséis, solicitó que se declare la nulidad de la sentencia impugnada
en cuanto absolvió al encausado Linderbert Ponce Saavedra por el delito de lavado de
activos agravado. Precisó lo siguiente:
1.1. Se le imputó el ilícito de lavado de activos, en la modalidad de actos de conversión,
pues realizó ampliaciones y mejoras en el inmueble de su propiedad, ubicado en la
calle Mama Ocllo seiscientos cuarenta y tres, urbanización Alta Mar, La Perla,
Callao, con activos de procedencia ilícita, vinculados al tráfico ilícito de drogas –
conforme se aprecia de la sentencia que lo condenó por el referido delito a quince
años de pena privativa de libertad–, pues no cuenta con capacidad económica para
realizar dichas ampliaciones o modificaciones, esto es, una construcción de un
inmueble de dos plantas de material noble, con una fachada enchapada con
mayólica de color , con puertas de ingreso y garaje de aluminio. También se cuenta
con el Dictamen Pericial número sesenta y nueve-cero seis-dos mil diez, que
concluye que el encausado Ponce Saavedra no presentó los documentos contables
pertinentes que sustenten la procedencia de sus ingresos.
1.2. No se valoró adecuadamente que el encausado no brindó su descargo en forma
coherente, pues indicó no ser el propietario del inmueble sino su exesposa Filia
Agustina Trujillano de Ponce, de quien se divorció muchos años atrás; empero, no
obra documento que acredite tal separación. De igual modo, se tiene que cuando
se le preguntó cuál era su domicilio, este indicó el domicilio de su hermana
Mercedes Ponce Saavedra, y verificada la dirección de esta última en la ficha de
Reniec, se advirtió, contrariamente a lo señalado por el encausado, que la citada
hermana tiene su domicilio en el departamento de San Martín.
2.1. El encausado Linderbert Ponce Saavedra realizó las mejoras del inmueble con
dinero producto de actividades delictivas. En dicho inmueble tenía vida conyugal
con Filia Agustina Trujillano de Ponce, toda vez que no existe documento que
acredite que estuvieron separados de cuerpo o de hecho.
2.2. Se debe tomar en cuenta que a pesar de que Filia Agustina Trujillano de Ponce
tenía un negocio de venta de comida en forma ambulatoria, tal actividad no era
rentable para realizar las referidas mejoras. En ese sentido, al haberse establecido
con certeza la vinculación del encausado con el delito previo de tráfico ilícito de
drogas, se configura la comisión del delito de lavado de activos, pues se evidencia
el ocultamiento de dinero de procedencia delictiva, traducido en capitales para la
ampliación y mejoras del inmueble citado, por lo que solicita que se declare nulo el
extremo absolutorio.
3.2. Por otro lado, el delito fuente, según el representante del Ministerio Público, es el
delito de tráfico ilícito de drogas, que se manifestó en la intervención realizada el
diez de noviembre de dos mil ocho, lo cual significa que los supuestos de lavado
de activos tendrían que haberse manifestado con posterioridad al mes de
noviembre de dos mil ocho. Sin embargo, se pretende criminalizar actos relativos
al comercio que datan de trece años antes de producido el delito previo, esto es,
desde el catorce de agosto de mil novecientos noventa y cinco hasta el dos mil
diez, desbordando el contexto típico del delito previo. Por tanto, no es posible
considerar la adquisición de los treinta y cinco vehículos –el último fue adquirido
en marzo de dos mil ocho– anteriores al delito fuente como actos propios del delito
de lavado de activos; del mismo modo, respecto a los bienes inmuebles adquiridos
antes del delito previo, que son en total tres: el departamento número quinientos
once, Benavides, Miraflores, adquirido el veintiuno de octubre de mil novecientos
noventa y uno; el sublote número once, mz. C, El Retablo, Comas, adquirido el
cinco de noviembre de mil novecientos noventa y seis; y el lote catorce, mz. W-2,
Benavides, Surco, adquirido el diez de agosto de dos mil seis.
3.3. Además, la Fiscalía para sustentar su tesis criminal ofreció a cinco testigos, que
fueron condenados por el delito previo de tráfico ilícito de drogas. Empero, estos
aseveraron no conocer al encausado Robert Isaías Vásquez Luna, ni tampoco a la
empresa de alquiler de vehículos Robert Renta Car. Es más, el juzgado del Callao
lo desvinculó del proceso y en razón a ello le devolvió el vehículo de placa de
rodaje CIZ-592. Entonces, si no está probado que el encausado haya tenido
vinculación con el tráfico ilícito de drogas (delito fuente), no es posible ser
condenado por el delito de lavado de activos. Además, se demostró que la
empresa Robert Renta Car S. A. está debidamente constituida mucho antes de
ocurrido el delito previo (T.I.D-dos mil ocho), identificada con RUC, inscrita en
Registros Públicos como persona jurídica, con certificado de Defensa Civil,
autorización municipal, póliza de certificado de seguridad obligatoria de
accidentes de tránsito, pagos correspondientes al SAT, lo cual demuestra que la
actividad de alquiler de vehículos fue real y no simulada o de fachada.
3.4. Se acreditó que el dinero de Vásquez Luna tiene un origen lícito y que una parte
corresponde a los ingresos producto del alquiler de vehículos mediante su
empresa Robert Renta Car S. A., desde el dos mil tres hasta el dos mil diez; y otra
parte corresponde a préstamos de sus familiares –cuyos testimonios no pueden
rechazarse por el grado de familiaridad– que sumados hacen un total de US$
210.000.00 dólares americanos, lo cual justifica el supuesto desbalance
patrimonial al que se arribó en el dictamen pericial contable. Por tanto, tal
dictamen y su correspondiente ampliación no constituyen prueba suficiente para
acreditar el delito, más aún si se toma en cuenta que se elaboraron sin contar con
los más de dos mil quinientos contratos de arrendamiento de vehículos que
ascienden a la suma de US$ 586,093.50 dólares americanos –conforme a la
pericia de parte presentada y debatida en juicio oral–, es decir, no existe
información suficiente para establecer el “desbalance patrimonial”; sumado a
ello, los peritos que elaboraron los dictámenes en cuestión no acudieron al juicio
oral para ser sometidos al contradictorio.
IMPUTACIÓN FISCAL
CUARTO. Los hechos incriminados han sido definidos, tanto en la acusación escrita de
fojas nueve mil novecientos treinta y ocho, así como en el dictamen del señor fiscal
supremo en lo penal (fojas setenta y nueve, en el cuadernillo supremo). La imputación
se circunscribe a lo siguiente:
correspondiente desde el año mil novecientos noventa y cinco al dos mil diez.
4.3. Así, respecto al procesado Robert Isaías Vásquez Luna, se tiene que habría iniciado
una actividad económica registrada en la Sunat el catorce de agosto de mil
novecientos noventa y cinco, lo que le permitió adquirir diversos bienes muebles
e inmuebles, tales como treinta y cinco vehículos con las siguientes placas de
rodaje:
AGB-684, que fue comprado por la suma de $ 3,280.00 dólares americanos al contado;
AQK-459, adquirido por la suma de $ 3,670.00 dólares americanos al contado; BOJ-
386, comprado por la suma de $ 9,900.00 dólares americanos; SOT-908, valorizado en
la suma de $ 19,000.00 dólares americanos; BOL-599, por un costo de $10,400.00
dólares americanos; BOR-827, por la suma de $ 10,300.00 dólares americanos a crédito;
BOR-869, valorizado en $10,300.00 dólares americanos y fue pagado a crédito; BOS-
783, por la suma de $ 15,850.00 dólares americanos, pagado a crédito; BOT-734, por la
suma de $10,990.00 dólares americanos, pagado a crédito; BOT-790, por la suma de $ 10,
350.00 dólares americanos, al contado; BOW-192, valorizado en $ 13,600.00 dólares
americanos, a crédito; CGE-430, valorizado en $ 7,490.00 dólares americanos, al contado;
CGG-588, valorizado en la suma de $ 13,050.00 dólares americanos, al contado; ROF-398,
valorizado en $ 15,200.00 dólares; ROF-960, valorizado en $ 27,500.00 dólares americanos,
al contado; PIZ-370, valorizado en 29,000.00 dólares americanos, comprado al
contado; CGK-162, por la suma de $ 13,050.00 dólares americanos, pagados en crédito
diferido; CGM-050, cancelado por la suma de $ 13,050.00 dólares americanos, al crédito;
CGO-039, valorizado en $ 16,850.00 dólares americanos, en crédito diferido; CGO-500,
valorizado en $ 13,400.00 dólares americanos, al contado; CGS-697 valorizado en $
7,490.00 dólares americanos, al contado; CGT-048, valorizado en $ 7,490.00 dólares
americanos, al contado; CGW-814, valorizado en $ 14,500.00 dólares americanos, al
contado; CGX-615, valorizado en $ 13,900.00 dólares americanos, al contado; CGX-617,
valorizado en $ 12,300.00 dólares americanos, a crédito; CGX-849, valorizado en $
13,900.00 dólares americanos, al contado; CGY-326, valorizado en $ 13,490.00 dólares
americanos, al contado; ROP-034, valorizado en $ 23,000.00 dólares americanos, al
contado; ROP-730, valorizado en $ 12,300.00 dólares americanos, a crédito; ROT-142,
valorizado en $ 38,750.00 dólares, a crédito; CIM- 220, valorizado en $14,550.00 dólares
americanos, a crédito; CIM-221, valorizado en $13,000.00 dólares americanos, a
crédito; y finalmente el vehículo de placa de rodaje CIM-232, valorizado en $ 13,
000.00 dólares americanos, a crédito.
4.4. El total de los treinta y cinco vehículos adquiridos están valorizados en la suma de $
463.990.00 dólares americanos. La procedencia de dicho monto de dinero no fue
debidamente sustentada, conforme se aprecia del dictamen pericial contable y más
aún si se toma en cuenta que dichos vehículos en su mayoría fueron pagados al
contado.
4.5. De igual forma, se tiene que el encausado Robert Isaías Vásquez Luna adquirió
diversos bienes inmuebles, conforme a las siguientes ubicaciones:
El lote catorce, manzana W-2, urbanización Prolongación Benavides, segunda
etapa, Santiago de Surco; el sublote once, manzana C, urbanización El Retablo,
segunda etapa, Comas; Unidad Inmobiliaria número sesenta y ocho, depósito
número veintidós, segundo semisótano, calle Alcanfores, Miraflores; Unidad
Inmobiliaria ciento setenta y seis, oficina trescientos nueve, tercer piso,
urbanización Shell, Miraflores; Unidad Inmobiliaria número ciento setenta y cinco,
oficina trescientos ocho, tercer piso, en Calle Esperanza número ciento ochenta y
cuatro, urbanización Shell, Miraflores; departamento setecientos seis y el
estacionamiento treinta y dos, ubicado en la calle Alcanfores número ciento diez-
ciento doce, Miraflores; departamento número cuatrocientos uno y el
estacionamiento veintiuno, ubicado en calle Alcanfores número ciento diez-ciento
doce, Miraflores; departamento número quinientos once, en la avenida Alfredo
Benavides número cuatrocientos cuarenta y nueve, Miraflores; casa B, ubicada en
la avenida Nuevo Toledo, número ciento treinta y dos, parcelación semirrústica,
Cieneguilla; Unidad Inmobiliaria número setenta y tres, depósito número
veintisiete, segundo semisótano, calle Alcanfores número ciento doce, urbanización
Shell, Miraflores; inmueble jirón Durero, número doscientos ochenta-doscientos
ochenta y cuatro, urbanización San Borja, segunda etapa, San Borja, y el inmueble
calle Tintoretto ciento ochenta y seis, departamento ciento uno, distrito de San
Borja, que se encuentra arrendado en la actualidad (año dos mil doce).
4.7. Con relación a la imputación contra Linderbert Ponce Saavedra, se advierte que este
adquirió el inmueble ubicado en la calle Mama Ocllo seiscientos cuarenta y tres,
urbanización Alta Mar, Callao, el cual pese a haber transcurrido veinticinco años
desde la fecha en que lo adquirió, en lugar de presentar deterioro, presenta
ampliaciones y mejoras. Se puede advertir que, conforme a la ficha de inscripción,
cuenta con un área aproximada de noventa y tres metros cuadrados y una
construcción del primer piso. Sin embargo, al realizar la verificación, se pudo
observar que presenta una segunda planta con fachada de mayólica e instalación
de cuartos, realizados con dinero producto de actividades ilícitas (tráfico ilícito de
drogas).
FUNDAMENTOS DEL SUPREMO TRIBUNAL
SÉPTIMO. A pesar de que el extremo absolutorio de la sentencia también fue objeto del
recurso de nulidad por parte de la fiscal adjunta superior penal, como se señaló, este
Tribunal Supremo no puede soslayar la posición jurídica del señor fiscal supremo en lo
penal, quien detenta, en su máxima jerarquía, la titularidad del ejercicio de la acción penal y
la persecución pública del delito en el Ministerio Público, por lo que debe prevalecer la
posición del señor fiscal supremo en lo penal.
DÉCIMO. Resulta que no existe pretensión penal entablada por el órgano encargado de
ejercitarla, puesto que, aunque la fiscal adjunta superior penal de Lima recurrió la
sentencia absolutoria, la Primera Fiscalía Suprema en lo Penal, órgano jerárquicamente
superior, opinó que se debe declarar no haber nulidad en la sentencia absolutoria. Por
tanto, bajo las reglas del principio acusatorio, se diluyó la imputación penal, puesto que,
técnicamente, el titular de la acción penal, obró de modo que equivale al desistimiento
de la persecución del delito.
De la normatividad aplicable
DECIMOCUARTO. Se condenó al procesado como autor del delito de lavado de
activos, cuya conducta se tipificó en el artículo uno de la Ley número veintisiete mil
setecientos sesenta y cinco, que establece:
Actos de Conversión y Transferencia. El que convierte o transfiere dinero, bienes,
efectos o ganancias cuyo origen ilícito conoce o puede presumir, con la finalidad de
evitar la identificación de su origen, su incautación o decomiso, será reprimido con
pena privativa de la libertad no menor de ocho ni mayor de quince años y con ciento
veinte a trescientos cincuenta días multa.
Y en el artículo dos del Decreto Legislativo número mil ciento seis, sobre actos de
ocultamiento y tenencia, que señala:
El que adquiere, utiliza, guarda, administra, custodia, recibe, oculta o mantiene en su
poder dinero, bienes, efectos o ganancias, cuyo origen ilícito conoce o debía presumir,
con la finalidad de evitar la identificación de su origen, su incautación o decomiso,
será reprimido con pena privativa de la libertad no menor de ocho ni mayor de quince
años y con ciento veinte a trescientos cincuenta días multa.
De la doctrina jurisprudencial
DECIMOCTAVO. En ese sentido, al igual que cualquier elemento del tipo penal,
forma parte de la carga probatoria del Ministerio Público, a quien corresponde –ya sea
mediante prueba directa o indiciaria– reunir los elementos de prueba suficientes que le
permitan al juez superar la duda razonable respecto de su concurrencia. Sin embargo, la
interrogante de fondo es ¿cuándo el juez obtiene certeza del origen ilícito de los bienes?
Al respecto, la jurisprudencia de la Corte Suprema ya ha señalado que para poder hablar
de un delito de lavado de activos, “ha de tenerse indicios de delitos cometidos
previamente, los cuales hayan producido ganancias ilícitas que lavar”. De lo cual brota
una exigencia para el titular de la persecución penal: acreditar que las supuestas
ganancias económicas del agente, su enriquecimiento desmedido o su incremento
patrimonial injustificado, proviene de un origen ilícito, lo que presupone la existencia de
un delito fuente.
Análisis concreto
VIGÉSIMO. Uno de los elementos objetivos del tipo penal de lavado de activos es el
delito previo o delito fuente. En el fundamento jurídico treinta y dos del Acuerdo
Plenario número tres-dos mil diez se señala que:
El delito fuente, empero, es un elemento objetivo del tipo legal –como tal debe ser abarcado por el dolo–
y su prueba condición asimismo de tipicidad. No es menester, como se ha indicado anteriormente, que
conste acreditada la comisión mediante sentencia firme, ni siquiera que exista investigación en trámite ni
proceso penal abierto. Es decir, expresamente, se ha descartado una prejudicialidad homogénea de
carácter devolutiva.
VIGESIMOQUINTO. A tal extremo se aúna que los testigos de cargo ofrecidos por el
fiscal que vincularían al encausado Robert Isaías Vásquez Luna con la conducta de
facilitar los vehículos a la organización criminal para luego cometer actos de
conversión, transferencia y ocultamiento de bienes, sostienen no conocerlo a él ni al
negocio denominado Robert Renta Car. En efecto, el testigo impropio Linderbert Ponce
Saavedra (fojas diez mil trescientos ochenta y seis) refirió no conocer al procesado ni a
la empresa de este.
25.1. Los ciudadanos colombianos Vicente Ferrer Ortegón Valbuena y Carlos Julio
Duarte Torres, a quienes se les encontró a bordo del vehículo de placa de rodaje CIZ-
592 depusieron en el mismo sentido. Así, al ser interrogado Duarte Torres, durante el
plenario sobre su vinculación con el procesado Vásquez Luna, sostuvo no conocerlo
(ver fojas diez mil cuatrocientos nueve).
25.2. Incluso Vicente Ferrer Ortegón Valbuena, quien fuera condenado por el delito
de tráfico ilícito de drogas, al ser preguntado sobre la existencia de un contrato a
nombre de José Contreras Ramírez, refirió no tener conocimiento sobre el referido
alquiler, pues fue “Donato” la persona que le entregó el bien (fojas diez mil
cuatrocientos once). No obstante, el procesado Vásquez Luna, a nivel preliminar,
identificó a José Odulio Contreras Ramírez como la persona a quien le alquiló el
vehículo de su propiedad (vehículo de placa de rodaje CIZ-592), conforme se desprende
de folios doscientos veintinueve. Posteriormente, se acreditó que Ferrer Ortegón se
identificó con el nombre de José Odulio Contreras Ramírez.
DECISIÓN
BARRIOS ALVARADO
PRÍNCIPE TRUJILLO
CHÁVEZ MELLA
BERMEJO RÍOS
ChM/jj
FUENTE DE LA SENTENCIA :
Considerando
Por otra parte la defensa del procesado Robert Isaías Vásquez Luna, en su recurso de
nulidad solicitó la absolución de los cargos imputados, en mérito a los siguientes
argumentos:
Se violentó el principio de legalidad y la presunción de inocencia, toda vez que la Ley
número veintisiete mil setecientos sesenta y cinco no sancionaba el “autolavado”, el
cual se incorporó con el Decreto Legislativo número novecientos ochenta y seis, vigente
desde el veintiuno de julio de dos mil siete.
Por otro lado, el delito fuente, según el representante del Ministerio Público, es el delito
de tráfico ilícito de drogas, que se manifestó en la intervención realizada lo cual
significa que los supuestos de lavado de activos tendrían que haberse manifestado con
posterioridad al mes de noviembre de dos mil ocho. Sin embargo, se pretende
criminalizar actos relativos al comercio que datan de trece años antes de producido el
delito previo, esto es, desde el catorce de agosto de mil novecientos noventa y cinco
hasta el dos mil diez, desbordando el contexto típico del delito previo (anteriores al
delito fuente como actos propios del delito de lavado de activos).
Se acreditó que el dinero de Vásquez Luna tiene un origen lícito y que una parte
corresponde a los ingresos producto del alquiler de vehículos mediante su empresa
Robert Renta Car S. A., desde el dos mil tres hasta el dos mil diez; y otra parte
corresponde a préstamos de sus familiares –cuyos testimonios no pueden rechazarse por
el grado de familiaridad– que sumados hacen un total de US$ 210.000.00 dólares
americanos, lo cual justifica el supuesto desbalance patrimonial al que se arribó en el
dictamen pericial contable.
Finalmente, la sentencia impugnada también vulnera el derecho de no
autoincriminación, pues considera el derecho a guardar silencio como un indicio de
mala justificación para condenarlo.
Imputación Fiscal
Los hechos incriminados han sido definidos, tanto en la acusación escrita, así como en
el dictamen del señor fiscal supremo en lo penal La imputación se circunscribe a lo
siguiente:
Es así que a los encausados Linderbert Ponce Saavedra y Robert Isaías Vásquez Luna se
les abrió investigación por el delito de tráfico ilícito de drogas.
Así, respecto al procesado Robert Isaías Vásquez Luna, se tiene que habría iniciado una
actividad económica registrada en la Sunat el catorce de agosto de mil novecientos
noventa y cinco, lo que le permitió adquirir diversos bienes muebles e inmuebles, tales
como treinta y cinco vehículos. De igual forma, se tiene que el encausado Robert Isaías
Vásquez Luna adquirió diversos bienes inmuebles.
Con relación a la imputación contra Linderbert Ponce Saavedra, se advierte que este
adquirió el inmueble ubicado en la calle Mama Ocllo seiscientos cuarenta y tres,
urbanización Alta Mar, Callao, el cual pese a haber transcurrido veinticinco años desde
la fecha en que lo adquirió, en lugar de presentar deterioro, presenta ampliaciones y
mejoras.
Resulta que no existe pretensión penal entablada por el órgano encargado de ejercitarla,
puesto que, aunque la fiscal adjunta superior penal de Lima recurrió la sentencia
absolutoria, la Primera Fiscalía Suprema en lo Penal, órgano jerárquicamente superior,
opinó que se debe declarar no haber nulidad en la sentencia absolutoria.
De La Normatividad Aplicable
Forma parte de la carga probatoria del Ministerio Público, a quien corresponde –ya sea
mediante prueba directa o indiciaria– reunir los elementos de prueba suficientes que le
permitan al juez superar la duda razonable respecto de su concurrencia. Sin embargo, la
interrogante de fondo es ¿cuándo el juez obtiene certeza del origen ilícito de los bienes?
Al respecto, la jurisprudencia de la Corte Suprema ya ha señalado que para poder hablar
de un delito de lavado de activos, “ha de tenerse indicios de delitos cometidos
previamente, los cuales hayan producido ganancias ilícitas que lavar”. De lo cual brota
una exigencia para el titular de la persecución penal: acreditar que las supuestas
ganancias económicas del agente, su enriquecimiento desmedido o su incremento
patrimonial injustificado, proviene de un origen ilícito, lo que presupone la existencia de
un delito fuente.
Análisis concreto
Uno de los elementos objetivos del tipo penal de lavado de activos es el delito previo o
delito fuente. En el fundamento jurídico treinta y dos del Acuerdo Plenario número tres-
dos mil diez se señala que:
El delito fuente, empero, es un elemento objetivo del tipo legal –como tal debe ser
abarcado por el dolo– y su prueba condición asimismo de tipicidad. No es menester,
como se ha indicado anteriormente, que conste acreditada la comisión mediante
sentencia firme, ni siquiera que exista investigación en trámite ni proceso penal abierto.
Es decir, expresamente, se ha descartado una prejudicialidad homogénea de carácter
devolutiva.
Señalado aquello, en el caso concreto, el titular de la acción penal identificó como delito
previo o delito fuente al ilícito de tráfico de drogas, cuya ejecución fue descubierta el
diez de noviembre de dos mil ocho. En la referida fecha se detuvo a Linderbert Ponce
Saavedra a bordo del vehículo de su propiedad, de placa de rodaje SQL-322, por las
inmediaciones del Mercado Santa Rosa del Callao, producto de lo cual se le decomisó
16.764 kilogramos de clorhidrato de cocaína. El mismo día se detuvo también a los
ciudadanos colombianos Vicente Ferrer Ortegón Valbuena, Carlos Julio Duarte Torres y
Alejandro Camargo Beltrán, por las inmediaciones del Centro Comercial ECO-Callao,
quienes se hallaban a bordo del vehículo de placa CIZ-592. Mientras que Teófilo
Lorenzo Suyón Santisteban fue intervenido en la puerta de acceso peatonal del
aeropuerto Jorge Chávez.
Sin embargo, se debe considerar, conforme lo sostuvo el recurrente, que fue la propia
Sala Penal Superior que reconoce la inexistencia del delito de tráfico de drogas, motivo
por el cual incluso se absolvió al recurrente, en la presente causa, de la agravante
referida a que los activos provenían del ilícito señalado.
Por otro lado, de autos se precisa que en la investigación y proceso por el delito de
tráfico ilícito de drogas seguido contra Linderbert Ponce Saavedra, Vicente Ferrer
Ortegón Valbuena y otros; no se incluyó al acusado Robert Isaías Vásquez Luna, en la
referida investigación y proceso, se llegó incluso a devolverle su vehículo incautado.
A tal extremo se aúna que los testigos de cargo ofrecidos por el fiscal que vincularían al
encausado Robert Isaías Vásquez Luna con la conducta de facilitar los vehículos a la
organización criminal para luego cometer actos de conversión, transferencia y
ocultamiento de bienes, sostienen no conocerlo a él ni al negocio denominado Robert
Renta Car. Los tres ciudadanos extrajeron afirmaron no conocer al procesado Robert
Isaías Vásquez Luna y desconocían el negocio que tenía.
DECISIÓN
En la presente sentencia se evidencia con claridad el asunto que se plantea en este caso
donde se solicita la nulidad de la primera sentencia interpuesta por la señora La Señora
Fiscal Adjunta Superior Y La Parte Civil, en el extremo que absolvió a Linderbert
Ponce Saavedra de la acusación fiscal por el delito de lavado de activos agravado, en
perjuicio del Estado. Por otra parte el encausado Robert Isaías Vásquez Luna contra la
referida sentencia en el extremo que lo condenó como autor del delito de lavado de
activos, en agravio del Estado, a quince años de pena privativa de libertad, trescientos
sesenta días multa, y fijó por concepto de reparación civil la suma de cuatrocientos mil
soles, que deberá abonar el sentenciado a favor del Estado.
En el caso en concreto en lo que respecta Robert Isaías Vásquez Luna que fue señalado
también como cómplice por el delito de tráfico ilícito de drogas y del delito lavado de
activos argumenta que los hechos probados e improbados fueron elementos
indescriptibles para la determinación de la nulidad de la sentencia de primera instancia.