El Don Profetico en La Era Cristiana
El Don Profetico en La Era Cristiana
El Don Profetico en La Era Cristiana
Leccin # 3
EL DON PROFTICO EN LA ERA CRISTIANA
Texto bblico:
Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que
profeticis Pero el que profetiza habla a los hombres para edificacin, exhortacin
y consolacin. (1 Corintios 14:1, 3).
Romanos 2:28-29
Pues no es judo el que lo es exteriormente, ni es la circuncisin la que se
hace exteriormente en la carne; sino que es judo el que lo es en lo
interior, y la circuncisin es la del corazn, en espritu, no en letra; la
alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.
Romanos 9:6-8
No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden
de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos;
sino: En Isaac te ser llamada descendencia. Esto es: No los que son hijos
segn la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos segn la
promesa son contados como descendientes.
Romanos 11:17
Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y t, siendo olivo silvestre,
has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raz y
de la rica savia del olivo Pues las ramas, dirs, fueron desgajadas para que
yo fuese injertado.
Hebreos 1:1-3
Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo
a los padres por los profetas, en estos postreros das nos ha hablado por el
Hijo, a quien constituy heredero de todo, y por quien asimismo hizo el
universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su
sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder,
habiendo efectuado la purificacin de nuestros pecados por medio de s
mismo, se sent a la diestra de la Majestad en las alturas.
Si, Cristo estaba Vivo en los cielos y segua dispensando sus dones a los
miembros de su cuerpo. (Dones de presciencia)
2 Pedro 2:1-3
Pero hubo tambin falsos profetas entre el pueblo, como habr entre
vosotros falsos maestros, que introducirn encubiertamente herejas
destructoras, y aun negarn al Seor que los rescat, atrayendo sobre s
mismos destruccin repentina. Y muchos seguirn sus disoluciones, por
causa de los cuales el camino de la verdad ser blasfemado, y por avaricia
harn mercadera de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de
largo tiempo la condenacin no se tarda, y su perdicin no se duerme.
2 Juan 1:9-11
Cualquiera que se extrava, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene
a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, se s tiene al Padre y al
Hijo. Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibis en
casa, ni le digis: Bienvenido! Porque el que le dice: Bienvenido! participa
en sus malas obras.
Apocalipsis 2:21-25
Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de
su fornicacin. He aqu, yo la arrojo en cama, y en gran tribulacin a los que
con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella. Y a sus hijos
herir de muerte, y todas las iglesias sabrn que yo soy el que escudria la
mente y el corazn; y os dar a cada uno segn vuestras obras. Pero a
vosotros y a los dems que estn en Tiatira, a cuantos no tienen esa doctrina,
y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satans, yo os
digo: No os impondr otra carga; pero lo que tenis, retenedlo hasta que yo
venga.
Los valdenses del Piamonte no han de ser considerados como los sucesores
de ciertos reformadores que primero se iniciaron en Francia y en Italia, en un
tiempo en que las corrupciones de la iglesia y del sacerdocio romano se
haban vuelto intolerables, sino como una raza de simples montaeses que
de generacin en generacin continuaron y perseveraron en la fe predicada a
sus antepasados, cuando fue primero cristianizado el territorio del cual
forman parte sus valles.
Desde los primeros tiempos, los Valdenses, de ambas vertientes de los Alpes,
constituyeron no una cofrada religiosa propiamente dicha, semejante a las
muchas que entonces se formaban, sino una comunidad que llevaba en s la
irresistible tendencia de emanciparse del yugo de la Iglesia Romana, en
virtud de su propia regla de fe. Afirmaban explcitamente la autoridad
soberana de las Sagradas Escrituras, el deber y el derecho de apelar de la
autoridad eclesistica a la Palabra de Dios, como regla nica de fe, y el
consiguiente deber de difundir esa palabra, por medio de la lectura y de la
predicacin. El principio fundamental fue, pues, el apostlico: "obedecer a
Dios antes que a los hombres"; el que deba fatalmente significar:
"desobedecer a la Iglesia para seguir a Cristo y para atraer nuevamente a l
los creyentes, por la libre predicacin del Evangelio.
En el siglo XV los papas y los inquisidores volvieron sus malignos ojos hacia
los sencillos piamonteses, y se prepararon para terminar por el fuego y la
espada a la iglesia alpina Durante cuatro siglos se realiz una cruzada casi
incesante contra los valles aislados Sin embargo, este pueblo irreductible
continu negndose a renunciar a su fe.
Daniel 7:25
Y hablar palabras contra el Altsimo, y a los santos del Altsimo
quebrantar, y pensar en cambiar los tiempos y la ley; y sern entregados
en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo.
Apocalipsis 12:6, 14
Y la mujer huy al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que
all la sustenten por mil doscientos sesenta das Y se le dieron a la mujer las
Curso El Don de Profeca en la Iglesia Remanente
dos alas de la gran guila, para que volase de delante de la serpiente al
desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la
mitad de un tiempo.
La Reforma tuvo su origen en las crticas y propuestas con las que diversos
religiosos, pensadores y polticos europeos buscaron provocar un cambio
profundo y generalizado en los usos y costumbres de la Iglesia catlica,
adems de negar la jurisdiccin papal sobre toda la cristiandad. El
movimiento recibir posteriormente el nombre de Reforma Protestante, por
su intencin inicial de reformar el catolicismo con el fin de retornar a un
cristianismo primitivo, y la importancia que tuvo la Protesta de Espira,
presentada por algunos prncipes y ciudades alemanas en 1529 contra un
edicto del Emperador Carlos V tendiente a derogar la tolerancia religiosa que
haba sido anteriormente concedida a los principados alemanes.
Comenz con la predicacin del sacerdote agustino Martn Lutero, que revis
la doctrina de la Iglesia catlica segn el criterio de su conformidad a las
Sagradas Escrituras. En particular, rechaz la teologa sacramental catlica,
que, segn Lutero, permita y justificaba prcticas como la "venta de
indulgencias", un secuestro del Evangelio, el cual deba ser predicado
libremente, y no vendido.
La Reforma protestante dependi del apoyo poltico de algunos prncipes y
monarcas para poder formar Iglesias cristianas de mbito estatal
(posteriormente Iglesias nacionales). Los principales exponentes de la
Reforma Protestante fueron Martn Lutero y Juan Calvino.
El protestantismo ha llegado a constituir la tercera gran rama del
cristianismo, con un grupo de fieles que actualmente supera los trescientos
millones.
Dios continu una lnea proftica, revelando sus verdades en forma paulatina,
guiando un pueblo hasta establecer su iglesia remanente que proclamara un
mensaje destinado a restaurar su verdadero culto, al llamar a su pueblo a
salir de la apostasa y prepararse para el regreso de Cristo. Reconociendo que
hay muchos entre el pueblo de Dios que todava no se han unido a ellos, los
miembros del remanente procuran cumplir su solemne misin. Se dan cuenta
de que nicamente por la gracia de Dios podrn lograr cumplir su
trascendental responsabilidad. En la prxima leccin estudiaremos como se
manifiesta este don en la iglesia remanente.