Lander Muñoz Chavez

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Querellante: Ministerio Público – Pascuala Malue Cujuy

Querellado: Lander Muñoz Chávez


Delito: Tentativa de Violación
NUREJ: 201300225

AUTO DE VISTA N° 081/2019 (APELACIÓN INCIDENTAL A

AMPLIACIÓN DE RIESGOS PROCESALES)

Trinidad, 08 de agosto de 2019.

VISTOS: Las apelaciones interpuestas por la víctima Pascuala Malue Cujuy y

por el Ministerio Público, en contra del Auto Interlocutorio de fecha 24 de

julio de 2019, dentro del proceso penal seguido por el Ministerio Público y

Pascuala Malue Cujuy, contra Lander Muñoz Chávez, por la probable comisión

del delito de Tentativa de violación; los argumentos expuestos por los sujetos

procesales, las normas aplicables al caso que se examina y compulsadas las

mismas, luego de una sistemática valoración, este Tribunal llega a la siguiente

determinación jurídica que tiene carácter resolutorio.

CONSIDERANDO.-

a) El ministerio público, en su recurso de apelación incidental, refiere a que

el imputado estuvo por mucho tiempo prófugo y rebelde, siendo recapturado

recién antes de la chope piesta, queriendo presentar como un arraigo simple

el domicilio, familia y trabajo, estando latente también los presupuestos de

los riesgos procesales de obstaculización del art. 235 numerales 2 y 4 del

CPP, puesto que el imputado mediante sus abogados y familiares han tratado

de influir sobre la víctima y sus padres, ofreciéndoles dinero o motocicletas a

cambio que desistan de su acusación y del juicio oral, razón que ha indignado a

los padres de la víctima, asimismo se debe de tomar en cuenta lo que

establece el art. 115 de la CPE, con relación al debido proceso y la protección

a las víctimas, por lo que solicita se revoque la resolución apelada y se dé por

concurrente los riesgos procesales contenidos en los numerales 2 y 4 del art.

235 del CPP.

b) La víctima, mediante su defensa técnica, bajo similares argumento de

derecho que el ministerio público, solicita se dé por concurrente el riesgo


procesal de obstaculización del art. 235 núm. 2 y 4 del CPP, haciendo conocer

que se ha cumplido con la carga de la prueba y cumplido fielmente el art. 221

del adjetivo penal.

c) La defensoría de la niñez, señala que el imputado ha estado prófugo por

más de 5 años, y que se lo ha logrado aprehender al mismo, debiendo velarse

siempre por el interés superior de al menor que ha estado esperando justicia

todo este tiempo.

d) La defensa del imputado, manifiesta que el tribunal a quo ha valorado

correctamente todos los elementos, incluso las declaraciones de los papas y

una hermana de la supuesta víctima, no formando convicción en estos, además

que las pruebas presentadas carecen de toda objetividad, por lo que solicita

se ratifique la resolución del tribunal inferior.

CONSIDERANDO.- De acuerdo con el art. 398 del CPP este tribunal de

alzada circunscribirán sus resoluciones a los aspectos cuestionados de la

resolución, en busca de la objetividad de la prueba que se han establecido

ciertas regulaciones que son de cumplimiento obligatorio para todos los sujetos

procesales, delimitando los roles de cada actor, conforme lo determina el art.

6 del CPP, en tanto que al juzgador le compete el control jurisdiccional y

cuando corresponda el juzgamiento de los casos, es importante enfatizar que

la obtención de la prueba debe realizarse respetando el procedimiento

señalado al efecto (legalidad) y sin vulneración a derechos y/o garantías

reconocidas por la Constitución Política del Estado y el bloque de

constitucionalidad (licitud), lo contrario priva de validez y por ende de eficacia

al medio probatorio conforme establecen los arts. 13 y 172 del CPP

concordantes con los arts. 114 y 410 de la CPE.

CONSIDERANDO.-Obligación del Tribunal de apelación de

fundamentar y motivar la resolución que disponga, modifique, amplié o

mantenga una medida cautelar o riesgo procesal.- En cuanto al Tribunal de


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NUREJ: 201300225

apelación, la citada SC 0089/2010-R, señaló: «…está obligado igualmente a

dictar una resolución debidamente fundamentada explicando la concurrencia

de los dos requisitos determinados en el art. 233 del Cód Adjetivo. En ese

sentido, se ha establecido que el Tribunal de apelación, está obligado a motivar

y fundamentar su Resolución, debiendo justificar la concurrencia de los

presupuestos jurídicos exigidos por el art. 233 del CPP y una o varias de las

circunstancias señaladas por el art. 235 numerales 2 y 4 de la Norma adjetiva,

mediante una resolución debidamente fundamentada, conforme exige el art.

236 del tan citado adjetivo procedimental, puesto que sólo cuando se han

fundamentado debidamente estas dos situaciones, se puede disponer la

ampliación de nuevos riesgos procesales»

CONSIDERANDO.- Bajo este entendimiento este tribunal de alzada

procede a realizar las siguientes fundamentaciones de hecho y derecho:

De la exégesis del art. 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos

y 14 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), es

posible extraer los elementos configuradores del debido proceso; por otro

lado, el art. 115.II de la CPE, reconoce y garantiza la vigencia del mismo. Así, la

motivación de las resoluciones judiciales, claramente resulta ser componente

vital del debido proceso ya que el cumplimiento u observancia lleva consigo el

control democrático del ejercicio del poder jurisdiccional, siendo además un

elemento diferenciador entre la racionalidad y la arbitrariedad en el ejercicio

de la jurisdicción. En ése sentido, la motivación de las decisiones judiciales

persigue tres finalidades; a saber, primero, permite que los tribunales de

instancia superior efectúen el respectivo control al fallo impugnado, habida

cuenta que, a partir de una clara explicación de los motivos y razones para

decidir en una u otra forma, las partes podrán interponer las respectivas

impugnaciones y, a falta de ello el afectado estaría en la imposibilidad de

precisar contra qué criterios o conceptos dirigirá su impugnación; segundo, que


el justiciable adquiera seguridad, confianza y conocimiento en la decisión

asumida por la autoridad encargada de impartir justicia, que conlleve a

comprender con meridiana claridad los motivos y razones que pudieron haber

guiado a la autoridad decidir en una determinada forma; asimismo, apreciar qué

circunstancias y elementos de hecho y derecho fueron tomados en cuenta por

el juzgador y, si las alegaciones y proposiciones probatorias fueron

consideradas, explicando con claridad el valor que merecieron los mismos; y,

tercero, pretende hacer públicas las razones que le asistieron al juzgador para

fallar en un determinado sentido, a fin de que el ciudadano común comprenda la

razón de la decisión, porque de ellos deviene la facultad de impartir justicia,

conforme estipula el art. 178.I de la CPE.

De la revisión de los elementos de prueba concerniente a las

atestaciones de Benjamín Alcocer Suarez, Pascuala Malue Cujuy y Rocio

Alcocer, padre, madre y hermana respectivamente de la víctima, el abogado de

la defensa ha expuesto que con la entrevista ante el investigador del caso que

se realizó mediante requerimiento fiscal de fecha 13 de julio de 2019, refieren

a que el padre del acusado y la abogada Dorys Menacho se habrían aproximado

ante el domicilio de los sujetos antes nombrados con el objeto de sobornarlo

ofreciéndoles distintas pretensiones para que desistan del presente proceso y

a cambio le darían una motocicleta o pagare el valor de la misma en dinero,

manifestándole que ellos al ser pobre no contarían con recursos económicos

para continuar el presente proceso, ya que la justicia es costosa en nuestro

país, de acuerdo a la valoración objetiva de parte del tribunal a quo en virtud

de la normativa señalada por el art. 173 del Proc. Adjetivo, en el caso de

elementos de prueba personales se tiene que apreciar una determinada

capacidad razonable de influencia que el imputado pueda tener o influir en

testigos, peritos y coimputados, a este efecto es necesario hacer cita a (Cfr.:

STEDH, asunto “Tomasi”, de 27 de agosto de 1992, párrafos 92/95; STEDH,


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asunto “Kemmache”, de 12 de diciembre de 1991, párrafos 46/47; STEDH,

asunto “Letellier”, de 27 de noviembre de 1991, párrafos 37-38); a ello debe

destacarse, como menciona Asencio Mellado, la naturaleza del delito, y el

carácter y la posición del autor para obstruir la actividad probatoria, una mera

amenaza es insuficiente, máxime cuando existen mecanismos suficientes en la

ley para evitar que se hagan realidad; el juez debe, por tanto, llegar a la

convicción de que el imputado tiene una auténtica voluntad y capacidad para

influir directamente o por medio de otros en los sujetos que deben declarar o

emitir sus informes en el proceso, tal como ha ocurrido en las declaraciones

informativas que están sujetas en dichos elementos probatorios que han sido

acompañados tanto en el recurso de apelación como expuestos de manera

categórica en dicha audiencia. Por otra parte, sostiene que el riesgo previsto

en el numeral 2 del art. 235 del CPP, no desaparece hasta el momento que se

dicte sentencia que adquiera la calidad de cosa juzgada, como supuestamente

lo entendieron las “SSCC 0007/2007 y 1250/2007”, pues el imputado puede

influir sobre la víctima, su entorno familiar, los otros implicados, testigos, etc.;

“… el juzgador debe asumir absoluta convicción para establecer la concurrencia

o no de un determinado riesgo procesal; es decir, le corresponde a la autoridad

judicial con base a lo argumentado por el acusador y lo sostenido por la

defensa en el contradictorio, definir si existe o no algún peligro procesal; por

consiguiente, lo que no está permitido es que al momento de asumir la decisión

respecto a la situación jurídica del imputado, el Juez conjeture sobre la base

de las probabilidades -podría o no podría-. el tribunal de alzada llega a la

convicción que las testificaciones, en su valoración integral, poseen la dosis de

suficiencia, aplicando los principios de logicidad, para acreditar que el

imputado a través de su progenitor ha inducido a realizar acciones, ya que se

ha demostrado dentro de la audiencia y mediante la audiencia de medidas

cautelares de que el imputado ha sido declarado también rebelde y a su vez

presentando pruebas documentales, tal como refiere, de que el mismo habita


en el domicilio del progenitor, dichos actos como es el ofrecimiento de la

compra de la motocicleta o entrega del dinero que hayan ofrecido los sujetos

procesales antes nombrados, tendría una orientación teleológica para evitar

deposiciones testificales de aquellos y que tal conducta impacte con relación

causal en obstrucción directa, efectiva y material en la regularidad de la

actividad y praxis investigativa penal, y en su mérito impedir la averiguación de

la verdad histórica del proceso penal.

Por otra parte resulta necesario hacer cita al iura novit curia  y su

aplicación en el sistema procesal penal vigente.- El debido proceso, que

constituye el fundamento esencial de cualquier estado de derecho, en el

Estado boliviano, se encuentra reconocido en sus tres dimensiones (principio,

derecho y garantía), del cual a su vez, devienen una serie de derechos y

garantías, entre los que se encuentran el derecho a la defensa y la garantía de

un Juez imparcial; éstos, deben ser respetados en todo proceso judicial, a

efectos de precautelar el orden público, toda vez que las Resoluciones

emanadas en los procesos judiciales, si bien atienden casos particulares, su

resultado debe reflejar la efectivización de todos los derechos y garantías de

las que gozan las partes involucradas, brindando con ello seguridad jurídica, no

sólo a los protagonistas del proceso, sino, al resto de la población, que en caso

de verse involucrada en una situación similar, le permitirá prever un desenlace.

La protección de víctimas, niñas, niños y adolescentes, mujeres en

los procesos penales.- Los arts. 60, 15, 13 y 256 de la CPE de la CPE,

enfatizando dichas normativas, el constituyente boliviano estableció que las

niñas, niños, las y los adolescentes gozan de especial protección y atención de

sus derechos, mediante la corresponsabilidad del Estado en todos sus niveles

con la familia y la sociedad, entidades judiciales, Policía Boliviana, entre otros.

Pues bien, en el ámbito interamericano, la protección de los derechos de

los niños, niñas y adolescentes encuentra su sustento jurídico, en las


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disposiciones contenidas en el art. 19 de la CADH, que establece que los

mismos, tienen derecho a las medidas de protección, que su condición de

menores, requieren por parte de su familia, de la sociedad y del Estado. En

similar sentido, el art. 16 del Protocolo Adicional a la Convención Americana

sobre Derechos Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y

Culturales -Protocolo de San Salvador-, reconoce por un lado, el derecho a

medidas de protección; y por otro, incorpora explícitamente una obligación

para el Estado respecto a adoptar medidas especiales de protección a fin de

garantizarles la plena maduración de sus capacidades física, intelectual y

moral. Asimismo, el art. VII de la Declaración Americana de los Derechos y

Deberes del Hombre (DADH), por su parte hace referencia a la protección y

cuidado especial del que gozan los niños.

POR TANTO: La Sala Penal del Tribunal Departamental de Justicia del

Beni, en estricta observancia del art. 251 del Código de Procedimiento Penal,

así como en las demás normas citadas al exordio y valoración de los elementos

de prueba previsto por el art. 173 del CPP, REVOCA EN PARTE el Auto de

fecha 24 de julio del 2019, dictado por el Tribunal a quo, en lo referente al

riesgo procesal previsto en el núm. 4 del art. 235 del CPP, debiendo

continuarse con la tramitación del proceso.

La presente resolución, no admite recurso en términos ordinarios.

REGÍSTRESE EN EL LIBRO CORRESPONDIENTE. -

Vocal Relator: Dr. Haider Echalar Justiniano.-

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