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¿QUE VE

USTED?
Dr. William Soto Santiago
Domingo, 3 de noviembre de 1991
(Primera Actividad)
Cayey, Puerto Rico
¿QUE VE USTED?
Dr. William Soto Santiago
Domingo, 3 de noviembre de 1991
(Primera Actividad)
Cayey, Puerto Rico

Muy buenos días, amados amigos y hermanos aquí en


Cayey, Puerto Rico; y también cada uno de ustedes allá en
Venezuela, en Colombia, en el Perú, en Chile, en Bolivia, en
Argentina, en el Paraguay, en el Uruguay, en el Brasil, y en
todos los diferentes países de Suramérica, y también de
Centroamérica: México, Guatemala, Costa Rica, Nicaragua,
El Salvador, Panamá, y el resto de los lugares de
Centroamérica, y también de todo el Caribe, y los diferentes
lugares que en Norteamérica están reunidos escuchando la
Palabra. Y para ti Miguel, que Dios te bendiga grandemente
y te continúe usando cada día más y más en Su Obra.
En esta noche, o en este día, quiero leer una Escritura que
se encuentra en el Salmo, capítulo 114, verso 1 en adelante,
y dice de la siguiente manera:
“Cuando salió Israel de Egipto, La casa de Jacob del
pueblo extranjero,
Judá vino a ser su santuario, E Israel su señorío.
El mar lo vio, y huyó; El Jordán se volvió atrás.
Los montes saltaron como carneros, Los collados como
corderitos.
¿Qué tuviste, oh mar, que huiste? ¿Y tú, oh Jordán, que
te volviste atrás?
Oh montes, ¿por qué saltasteis como carneros, Y
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vosotros, collados, como corderitos?


A la presencia de Jehová tiembla la tierra, A la presencia
del Dios de Jacob,
El cual cambió la peña en estanque de aguas, Y en fuente
de aguas la roca”.
Y para cada uno de nosotros la pregunta: ¿Y qué ve
usted? “¿QUE VE USTED?”
Cuando Dios descendió sobre el monte del Sinaí se le
presentó a Moisés y le dijo: “He escuchado el clamor de mi
pueblo Israel, y he descendido para libertarlos” [Éxodo
3:7-15]. Allí descendió Dios, y Moisés allí estuvo en la
presencia de Dios escuchando a Dios en aquella Columna de
Fuego.
Éxodo, capítulo 3, verso 7 en adelante, dice:
“Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo
que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus
exactores; pues he conocido sus angustias,
he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y
sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a
tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del
heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo.
El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de
mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los
oprimen.
Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que
saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.
Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que
vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?
Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será
por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de
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Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte.


Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de
Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado
a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?,
¿qué les responderé?
Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo:
Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros”.
YO SOY me envió a vosotros.
Ahora, aquí vemos el momento, el día, en que descendió
Dios en la forma de Columna de Fuego para la liberación del
pueblo hebreo.
Fue la Venida de Dios en forma de Columna de Fuego, como
Dios le había prometido a Abraham en el capítulo 15, verso
12 en adelante, en donde Dios le dijo a Abraham [Génesis]:
“Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu
descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y
será oprimida cuatrocientos años.
Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y
después de esto saldrán con gran riqueza.
Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en
buena vejez.
Y en la cuarta generación volverán acá (en la cuarta
generación volverían a la tierra de Israel, a la tierra
prometida)” “...en la cuarta generación volverán acá;
porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo
hasta aquí”.
Ahora, vean ustedes que en la cuarta generación los
amorreos, los gentiles, que estaban en la tierra prometida, los
gentiles que estaban viviendo en la tierra que Dios le había
dado por heredad a Abraham, que Dios le había prometido
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a Abraham. Cuando Dios le prometió a Abraham esa tierra,


Abraham era el heredero.
¿Y por qué Abraham recibió la promesa de ser heredero
de la tierra de Israel? Pues Abraham viene de la
descendencia de Adán, y la tierra de Israel y todo el planeta
Tierra había sido dado por heredad a Adán. Adán lo perdió,
pero Dios es el dueño; por lo tanto Él prometió a Abraham
la tierra de Israel, y prometió a la simiente de Abraham, al
pueblo hebreo, prometió que le daría la tierra de Israel en la
cuarta generación.
Antes de ese tiempo, Abraham, Isaac, Jacob y los doce
patriarcas vivieron en la tierra de Israel como extranjeros,
como peregrinos; porque ellos no habían llegado a la cuarta
generación en donde Dios le quitaría esa tierra a los gentiles;
porque en la cuarta generación se llenaría la copa de la
maldad de los gentiles, y entonces Dios derramaba el juicio
sobre los gentiles, y entregaba esa tierra a la simiente de
Abraham, a los hijos de Israel.
Ahora, esa tierra de Israel es la tierra que tiene las
grandes promesas del Glorioso Reino Milenial en donde
estará el Señor como Hijo de David en el Trono de David, al
cual Él tiene derecho como Hijo de David para heredar el
Trono de David. Y también como Hijo de Abraham, Él tiene
derecho a la tierra de Israel.
Y por esa causa Él promete a Sus hijos, Él promete a Sus
escogidos, que estarán viviendo en esa Tierra Prometida en
ese Glorioso Reino Milenial, sentados en ese Reino,
reinando como reyes y sacerdotes.
Ahor, estas promesas están basadas en la bendición de la
primogenitura. Y el Señor Jesucristo teniendo esa bendición
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de la primogenitura, Él imparte esas bendiciones que están


en la primogenitura; por lo tanto, a todos los primogénitos de
Dios les corresponden esas bendiciones de la primogenitura,
y así heredan, juntamente con Cristo, esas bendiciones
escondidas en la primogenitura.
Ahora, encontramos que en el Antiguo Testamento la
descendencia de Abraham luchaba por esa bendición de la
primogenitura, para que fuera hablada esa bendición.
Ahora, vean ustedes, esa bendición tenía que ver con el
nacimiento como primogénito en la familia.
Ahora, vean ustedes, Abraham (vamos a ver)… Abraham
recibió esa bendición de la primogenitura; pero veamos una
cosa muy importante aquí, lo cual cada uno de nosotros
debemos ver: Abraham era descendiente de Adán, vino por
esa línea; y por cuanto vino por esa línea, Abraham al
escuchar de parte de Dios esa bendición, vino a ser dueño,
por esa Palabra hablada, de la bendición de la primogenitura.

Y luego esa bendición de la primogenitura, en la cual está


la tierra prometida de Israel, en la cual también está el
planeta Tierra, en esa bendición de la primogenitura están
todas las bendiciones de Dios; por lo tanto, esa bendición
que tenía Abraham, luego pasó a Isaac; y dice que Abraham
le dio a sus hijos dones y los mandó lejos, pero a Isaac le dio
todo.
¿Por qué? Porque Isaac siendo el primogénito a través de
Sara, a través de Sara.., porque el primogénito, el primer hijo
de Abraham, fue Ismael, pero a través de Sara fue Isaac. Por
lo tanto, a través de Sara vendría el hijo que obtendría la
bendición de la primogenitura que estaba en Abraham.
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Esa bendición tan grande que tenía Abraham, la cual


muchas personas no pudieron entender en aquel tiempo, ni
tampoco en el tiempo de Moisés, y tampoco la entendieron
en el tiempo de Jesús, y tampoco la entendieron a través de
las edades de la Iglesia gentil la entendieron, y tampoco la
han entendido en nuestro tiempo; pero esa bendición es la
bendición más grande que existe.
Y esa bendición tan grande que Dios dio, entregó, a
Abraham y que luego pasó a Isaac…; aquí dice, vean
ustedes, en el capítulo 25 del Génesis, dice “Abraham tomó
otra mujer (cuando ya había muerto Sara)”. Dice:
“Abraham tomó otra mujer, cuyo nombre era Cetura,
la cual le dio a luz a Zimram, Jocsán, Medán, Madián, Isbac
y Súa.
Jocsán engendró a Seba y a Dedán; e hijos de Dedán
fueron Asurim, Letusim y Leumim.
E hijos de Madián: Efa, Efer, Hanoc, Abida y Elda. Todos
estos fueron hijos de Cetura.
Y Abraham dio todo cuanto tenía a Isaac.
Pero a los hijos de sus concubinas dio Abraham dones, y los
envió lejos de Isaac su hijo, mientras él vivía, hacia el
oriente, a la tierra oriental”.
Ahora, vean ustedes que Abraham dio todo cuanto tenía
a Isaac; porque Isaac recibió de parte de Abraham la
bendición de la primogenitura; porque en esa bendición, y el
que tenga esa bendición de la primogenitura, tiene todos los
derechos que están escondidos en la bendición de la
primogenitura.
Ahora, esta bendición, luego que Isaac ya estaba
terminando su tiempo aquí en la Tierra, él tenía que pasar esa
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bendición, tenía que hablar esa bendición sobre uno de sus


hijos, sobre el primogénito; y el primogénito de Isaac era
Esaú.
Ahora, Esaú y Jacob cuando estuvieron en el vientre de
su madre (la esposa de Isaac: Rebeca), encontramos que
Jacob luchaba por nacer primero, pero encontramos que no
pudo nacer primero; ellos estaban en el mismo vientre de
Rebeca, pero Esaú nació primero.
Y por cuanto todo padre, en el Antiguo Testamento, sabía
que la bendición de la primogenitura tenía que ser pasada a
su hijo primogénito, esa bendición que había sido dada a
Abraham, Isaac reconocía a Esaú como su hijo primogénito;
por lo tanto, cuando él ya vio que sus días estaban
terminando, le dijo a Esaú: “Ve y caza un animalito (y lo
traes) y prepara una comida, un guiso, y luego lo traes a mí.
Yo comeré y luego te bendeciré”.
¿Con qué lo iba a bendecir? Con la bendición de la
primogenitura. Pero, y por qué cuando Rebeca escuchó que
Isaac le dio esta orden a Esaú, para luego hablar la bendición
de la primogenitura sobre Esaú... ¿Cómo pudo Rebeca
aconsejar a Jacob y decirle que preparara él un cabrito, y
luego ella también le ayudaría, porque conocía el gusto de
Isaac, y lo llevaría Jacob a su padre Isaac para que él comiera
y luego lo bendijese, echare esa bendición de la
primogenitura. ¿Por qué Rebeca hizo todo esto en favor de
Jacob?
Rebeca, dice la Escritura, que amaba a Jacob; y que
también Esaú le había vendido la primogenitura a Jacob (y
esto lo sabía Rebeca), y Jacob le había dicho a Esaú:
“Júrame este negocio, júrame esta venta”. Dice, miren,
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podemos ver aquí en el capítulo 25, verso 31:


“Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura.
Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué,
pues, me servirá la primogenitura?”
La primogenitura es algo que no se puede ver con los
ojos, es algo que no se puede tocar; la primogenitura
solamente puede ser creída. Por lo tanto, para que la
primogenitura y su bendición funcionen para una persona, la
persona tiene que creer en la primogenitura y en la bendición
que hay en esa primogenitura.
Y Esaú no creía en la bendición de la primogenitura en el
campo espiritual. O sea, él no entendía que de parte de Dios
había una bendición para el primogénito, él pensaba en
términos humanos; por lo tanto, él pensaba en la
primogenitura como algo que le daba derecho a ser el
heredero de su padre, pero no comprendía que en todo esto
Dios estaba incluido y era el que determinaba esta bendición
sobre la persona.
Así que él pensó que se iba a morir y de nada le servía la
primogenitura, él pensó: “Yo voy a morir. Estoy cansado y
muerto de hambre; por lo tanto, voy a morir. ¿Y de qué me
va a servir la primogenitura? Porque no voy a heredar los
bienes de mi padre si me muero”.
Así que no le serviría, pensó él, después de muerto. Él no
pensaba en la primogenitura en términos espirituales, no
pensaba en la primogenitura para una herencia y una vida
futura después de la vida terrenal; él no pensaba en una vida
eterna en donde también se obtendrían los beneficios de esa
primogenitura. Así que él no pensaba en el Glorioso Reino
Milenial ni tampoco en la eternidad, para vivir en la tierra de
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Israel y obtener todas las bendiciones en el Glorioso Reino


Milenial y en la eternidad.
Por lo tanto, él dijo: “Yo me voy a morir y de nada me
servirá la primogenitura”. Y dijo Jacob: “Júramelo en este
día”. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura.
Un juramento y un trato entre dos personas delante de
Dios cuenta. Y este negocio y juramento y compra-venta
contó delante de Dios. Y así, dice, sigue diciendo:
“Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las
lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue (¿se fue sin
qué? Sin la bendición de la primogenitura). Así menospreció
Esaú la primogenitura” [Génesis 25:34].
Y dice San Pablo que después con lágrimas buscó esa
bendición, pero no hubo lugar de arrepentimiento, cuando
Isaac tenía que echar esa bendición.
Así que cuando luego llegó Esaú con la caza y el guisado,
la comida, que había preparado con ese animalito que había
cazado, ya la bendición de la primogenitura había sido
hablada sobre Jacob, el cual creyó en la bendición de la
primogenitura, y creyó que Dios tenía que ver, intervenía, en
esa bendición de la primogenitura.
El creyó que esa bendición de la primogenitura procedía
de parte de Dios, y por esa bendición de la primogenitura él
había luchado en el vientre de su madre (Rebeca) por nacer
primero para tener todos los derechos de la bendición de la
primogenitura; pero como no pudo nacer primero, luego
estando aquí en la Tierra ya nacido y grande, luchó por esa
bendición y obtuvo la compra-venta de esa bendición de la
primogenitura y el juramento; y fue aceptado ese negocio
delante de Dios.
12 DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO

Por lo tanto, él tenía derecho a ir delante de Isaac y pedir


la bendición de la primogenitura hablada, para que pasara de
Isaac esa bendición a Jacob. Por esa causa, encontramos
también que Rebeca le ayudó.
Y Jacob tenía mucho temor y decía: “¿Y qué si mi padre
se da cuenta que soy Jacob y no Esaú? Entonces en vez de
traer bendición, la bendición de la primogenitura sobre mí,
traeré maldición”. Rebeca le dijo: “Sea sobre mí la
maldición. Así que toda cosa que acontezca negativa, sea
sobre mí”, dijo Rebeca. Y así ayudó a Jacob, y la fe de Jacob
se fortaleció al escuchar palabras de estímulo y de
entusiasmo de su madre, la cual compartía la fe de Jacob que
creía que la primogenitura le correspondía; porque él se la
compró a su hermano.
Y cuando una persona ve la bendición que le corresponde
a otra persona, y lo ayuda para obtener esa bendición, está de
parte del Programa divino correspondiente para ese tiempo;
por lo tanto, Rebeca estaba de parte del Programa divino. Y
por eso, vean ustedes, Rebeca amaba a Jacob; ahora, Isaac
amaba a Esaú.
¿Y a quién amaba Dios? Porque no importa a qué persona
usted ame, lo importante es a quién ama Dios. Y cuando el
amor que usted tiene hacia la persona es también la persona
a la cual ama Dios, esa persona tendrá muchas bendiciones,
y usted le podrá ayudar, y así usted estará recibiendo también
bendiciones de Dios.
Vean ustedes, Rebeca le ayudó a Jacob. Ahora, ¿quién se
estaría beneficiando por esa ayuda que Rebeca le estaba
dando a Jacob? Su hijo Jacob y los nietos de Rebeca, y los
bisnietos de Rebeca, y toda esa descendencia que saldría de
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Jacob: o sea, el pueblo hebreo completo, las doce tribus de


Israel como nación, los doce patriarcas, y todas estas
personas, estos patriarcas, que nacieron de Jacob. Así que la
bendición cayó sobre esa descendencia que había salido del
vientre de Rebeca.
Ahora, miren ustedes las cosas, las bendiciones que
estaban en esa bendición de la primogenitura que
menosprecio Esaú; pero que creyó y que luchó por ella y
recibió Jacob, porque Jacob creyó en la primogenitura y la
bendición que estaba en la primogenitura, así que vean
ustedes que Jacob luchaba por la primogenitura y las
bendiciones de la primogenitura.
Así que ustedes pueden ver que las luchas de Jacob, su
vida, fue una vida de lucha por las bendiciones de Dios;
aunque tuvo muchos problemas, dice la Escritura: “A Jacob
amé y a Esaú aborrecí” [Romanos 9:13]. Porque Esaú
menospreció la bendición de la primogenitura, menospreció
la primogenitura.
Ahora, ¿qué hubiera sucedido si Esaú no menosprecia la
primogenitura, y no le vende la primogenitura a Jacob? ¿Qué
hubiera sucedido? ¿Qué bendiciones estaban en la bendición
de la primogenitura? Una de ellas: La tierra de Israel como
heredad al poseedor y a la descendencia del poseedor de la
bendición de la primogenitura. Por esa causa el pueblo
hebreo es el pueblo heredero de la tierra de Israel.
Esaú perdió esos derechos; por lo tanto Esaú tuvo que
irse para otro territorio, para el territorio que le correspondía
conforme a lo que había hecho.
Así que Esaú tuvo que irse a vivir para otro territorio más
adelante, aunque cuando Jacob luego regresa a la tierra de
14 DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO

Israel, encontramos que todavía estaba allí en la tierra de


Israel; pero luego, más adelante, la tierra que le corresponde
a la descendencia de Esaú es Edom. Edom que significa
“rojo” o “bermejo”.
Así que, vean ustedes, Esaú no pudo ser el heredero de
Israel, la tierra prometida, donde Dios establecerá Su Trono,
donde el Señor Jesucristo establecerá Su Trono durante el
Reino Milenial; y en la eternidad Dios establecerá allí la
Ciudad, la Nueva Jerusalén, en donde estará el Trono de
Dios.
Vean ustedes que Esaú perdió la bendición de ser el
dueño de la Tierra en donde Dios habitaría durante el
milenio y durante toda la eternidad, en donde Dios
establecería la Ciudad, la Nueva Jerusalén, en forma de
monte.
La bendición que perdió Esaú es tan grande, y no pudo
entender la bendición que estaba en la primogenitura. Por esa
causa la descendencia de Esaú no tiene derecho de heredar
la tierra de Israel.
Otra promesa, otra bendición, que estaba en la bendición
de la primogenitura, era la promesa, la bendición, de traer la
simiente de la mujer que heriría al diablo en la cabeza. Si
Esaú no llega a menospreciar la primogenitura y cambiarla
venderla por un plato de lentejas, entonces Cristo el Mesías
no hubiera sido un israelita, hubiera sido de la raza y tribu de
Esaú. ¿Ven ustedes las bendiciones que una persona pierde
cuando pierde la primogenitura?
Esaú perdió todas esas bendiciones, y Jacob que no nació
primero, luchó por la primogenitura; y al recibir, comprar esa
primogenitura y luego recibir la bendición de la
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primogenitura, siendo hablada de Isaac, fue heredero de


todas las bendiciones que encierra la primogenitura.
Por eso cuando la simiente de la mujer, Cristo el Mesías,
apareció en la Tierra dos mil años atrás, apareció en la tierra
de Israel y nació de una virgen israelita, de una mujer, una
joven israelita; porque Israel, Jacob, tenía esa bendición de
traer la simiente de la mujer. Porque era una bendición en la
primogenitura, una de las bendiciones de la primogenitura.
Y vean ustedes el Nombre de Dios para Redención, en la
Primera Venida del Señor, fue un hombre de en medio del
pueblo que tenía la primogenitura para traer al Mesías, al
hijo o la simiente de la mujer, de la cual habla el libro del
Génesis. Y en medio de Israel se llevó a cabo la Obra de
Redención por la Sangre del Señor Jesucristo.
Ahora, vean ustedes toda la bendición tan grande que
estaba en la primogenitura que menospreció Esaú. Y hay un
sinnúmero más de bendiciones que perdió Esaú.
Ahora, cuando se cumplió esta promesa que está en la
primogenitura: la Venida del Mesías en medio del pueblo
que tenía esa promesa de la Venida del Mesías... Por esa
causa ustedes pueden ver que los profetas de Israel fueron
los que estaban o estuvieron en la línea profética para el
pueblo hebreo, fueron ellos los que anunciaron la Venida del
Mesías para ser manifestada en medio de Israel.
Los gentiles no estaban esperando al Mesías. Edom, o sea
los descendientes de Esaú, no tenían la promesa de la Venida
del Mesías en medio de ellos, para nacer de una virgen de la
descendencia de Esaú; sino que la promesa estaba en la
descendencia de Israel. Por eso el profeta Isaías también era
un descendiente de Israel, y trajo las profecías de la Primera
16 DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO

y Segunda Venida del Señor.


Ahora, vean ustedes que también en la primogenitura,
otra de las bendiciones que contiene esa primogenitura, es la
línea profética, la línea del ministerio profético; y donde esté
la primogenitura, ahí estará toda bendición de la
primogenitura, entre las cuales está la línea profética. Y
también está establecido, está el establecimiento del
sacerdocio; por lo tanto, esa línea del sacerdocio corresponde
al pueblo donde esté la primogenitura.
Por esa causa, cuando una persona o nación menosprecia
la primogenitura, pierde todas esas bendiciones. En esa
primogenitura estando la bendición del sacerdocio, cuando
Esaú menospreció la primogenitura, perdió también los
derechos al sacerdocio.
Por eso sacerdocio para ministrar delante de Dios en el
templo, vino a la simiente, a la descendencia, de Isaac…, de
Abraham por Isaac y luego por Jacob, y de Jacob a las tribus
de Israel, de donde se levantó el sacerdocio. Y luego pasó la
bendición del sacerdocio al Señor Jesucristo, según el orden
de Melquisedec.
Por esa causa, ustedes encuentran que en el Antiguo
Testamento Abraham, Isaac y Jacob, estas personas,
ministraban delante de Dios como sacerdotes también;
porque tenían la primogenitura. También tenemos un
sinnúmero de bendiciones en la primogenitura.
Ahora, cuando apareció el Señor Jesucristo, y el pueblo
hebreo despreció, menospreció, y rechazó al Señor
Jesucristo, el pueblo hebreo vendió su primogenitura. Y esa
primogenitura tenía que continuar en la descendencia de
Abraham.
¿QUÉ VE USTED? 17

Y la descendencia de Abraham según la carne, el Israel


terrenal, vendió sus derechos, vendió su primogenitura
cuando menospreció a Cristo y pidió su muerte, y fue
crucificado.
Y lo que le aconteció a Israel está representado en el
evento, en el momento aquel en que Jacob tomó a Manasés
y a Efraín, y trajo Jacob la bendición de la primogenitura
sobre aquel en el cual colocó su mano derecha.
José sabía que la primera bendición que se echaba era la
bendición del primogénito, y colocó frente a la mano derecha
de Jacob a Manasés, y colocó frente a la mano izquierda de
Israel o Jacob a Efraín; pero vean ustedes: Efraín estaba a la
mano derecha de José y Manasés estaba a la mano izquierda
de José, y cuando Jacob o Israel (ya era Israel: príncipe con
Dios, con la bendición de la primogenitura), cuando fue a
bendecir al primogénito, cuando fue a pronunciar la
bendición de la primogenitura, extendió su mano derecha.
Porque la bendición de la primogenitura viene en la mano
derecha, que representa el poder de Dios, la diestra de Dios;
por esa causa, en la Venida del Señor, la bendición de la
primogenitura viene en Su Mano derecha, en donde trae el
Librito abierto; y por esa causa en el Cielo, en el Trono de
Dios, el Librito de la bendición para los primogénitos de
Dios, ¿dónde estaba? En la mano derecha de Dios
(Apocalipsis, capítulo 5); y en Apocalipsis, capítulo 10 viene
con el Librito abierto en Su mano, Su mano derecha. Ahora,
todo esto fue representado en Jacob echándole la bendición
a su nieto Efraín.
Y José se molestó, no estuvo de acuerdo de que la mano
derecha de Jacob, de Israel, fuera colocada sobre Efraín. José
18 DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO

no estaba de acuerdo que a la mano derecha de Jacob, de


Israel, estuviera Efraín; y a que la mano izquierda de Jacob,
Israel, estuviera Manasés.
Bueno, ¿y por qué no le gustó que fuera en esa forma que
a la mano derecha de Jacob, de Israel, estuviera Efraín; y a
la mano izquierda estuviera Manasés? Pues si el mismo José
colocó en su mano derecha…; a su mano derecha, ¿a quién
colocó José? ¿A la mano derecha de José, quién estaba?
Efraín; y ¿a la mano izquierda de José, quién estaba?
Manasés. ¿Y por qué entonces le molestaba que a la mano
derecha de Jacob estuviera Efraín, y a la mano izquierda
estuviera Manasés? Lo mismo que hizo José fue lo mismo
que hizo (¿quién?) Israel.
Así que Israel, Jacob, puso su mano derecha sobre Efraín
y pronunció la bendición de la primogenitura; y sobre
Manasés otra [corte de audio] Y dijo: “El mayor (Manasés)
servirá al menor (a Efraín)”.
Y Manasés y Efraín son tipo y figura ¿de quién? El Señor
Jesucristo en la Cruz, allí pasó la bendición del mayor (de
Manasés) al menor (a Efraín)
¿Y quién es Manasés? ¿Y quién es Efraín? Manasés
representa a Israel, al pueblo hebreo, al Israel según la carne;
y Efraín representa al Israel espiritual, que es el Cuerpo
Místico del Señor Jesucristo, la Iglesia gentil. Por eso la
bendición pasó de los hebreos a los gentiles.
El pueblo hebreo todavía no sabe la bendición que
perdió, no saben que Israel perdió la bendición de la
primogenitura; cuando rechazó a Cristo y pidió Su muerte,
y fue crucificado la bendición pasó a los escogidos de entre
los gentiles, que son la simiente de Abraham, la
¿QUÉ VE USTED? 19

descendencia de Abraham, según la fe: Esa es la


descendencia celestial. Como las estrellas del cielo sería la
descendencia de Abraham, que pasaría por Isaac y por Jacob.
Ahora, según las estrellas son los escogidos de entre los
gentiles, entre los cuales también entraron algunos hebreos.
Y la descendencia según la arena de la mar son los hebreos.
¿Qué es más importante: la arena o las estrellas? ¿Qué
hay más: la arena de acá, de un sólo planeta...? Pero todas las
estrellas, son billones de estrellas; y en todas esas estrellas,
ahí, en todas esas estrellas, está o están las bendiciones de la
primogenitura para la descendencia de Abraham, como las
estrellas del cielo. Y también heredan las bendiciones de este
planeta Tierra.
Ahora, cuando el pueblo hebreo, el Israel terrenal, perdió
esa bendición de la primogenitura y pasó a los gentiles,
Israel perdió la bendición de tener en su tierra la presencia de
Dios, de la Columna de Fuego. Y por esa causa Dios se
movió de en medio del pueblo hebreo a donde estaba la
bendición de la primogenitura: a los gentiles, a la Iglesia
gentil, y se movió durante las siete etapas o edades de la
Iglesia gentil, y esa bendición de la primogenitura se fue
moviendo en medio de la descendencia de Abraham según la
fe.
Por lo tanto, todas las promesas contenidas en la
primogenitura, todas las bendiciones, corresponden al pueblo
que tenga la primogenitura, y corresponden a los hijos de
Abraham según la fe.
Por esa causa todo lo que Dios ha estado haciendo después
que el pueblo hebreo rechazó a Cristo, encontramos que ha
sido en medio del pueblo gentil, y ha estado intercediendo
20 DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO

por los escogidos escritos en el Libro de la Vida del Cordero,


y ha estado enviando a los escogidos para nacer y vivir en
medio de los gentiles; porque la bendición de la
primogenitura pasó (¿a quién?) al pueblo gentil, al Cuerpo
Místico del Señor Jesucristo que es Su Iglesia.
Por lo tanto, toda promesa en la bendición de la
primogenitura, la realiza, la cumple, la materializa, Dios en
medio del pueblo que tiene la primogenitura. por lo tanto,
toda bendición de la primogenitura es realizada, cumplida,
a y en medio de los que tienen la bendición de la
primogenitura, que son los escogidos de en medio de los
gentiles.
¿Y qué significa todo esto? Veamos qué significa todo
esto: El pueblo hebreo en el Antiguo Testamento, teniendo
la bendición de la primogenitura, estaba esperando la Venida
del Mesías; no entendía que la Venida del Mesías se dividía
en dos partes: la Primera Venida y la Segunda Venida.
No lo reconocieron y pasó esa bendición de la
primogenitura a los escogidos de entre los gentiles, al Israel
espiritual, a la descendencia de Abraham según la fe. Y el
pueblo hebreo todavía está esperando la Primera Venida del
Mesías; el pueblo hebreo no está esperando la Segunda
Venida del Señor, no está esperando la Segunda Venida de
Cristo, ¿por qué? Porque no tiene la primogenitura
Por lo tanto, la bendición de la Segunda Venida del Señor
es para el pueblo que tenga la primogenitura; porque es una
de las bendiciones de la primogenitura. Así como fue la
Primera Venida de Cristo una de las grandes bendiciones, o
la más grande bendición de la primogenitura para aquel
tiempo; la Segunda Venida del Señor es la más grande
¿QUÉ VE USTED? 21

bendición contenida en la primogenitura para ser cumplida


en el fin del tiempo.
Y quien tenga la primogenitura, recibirá la bendición de
la Segunda Venida de Cristo, conforme al orden de Su
Venida con Sus Ángeles, para llamar y juntar a todos los
escogidos con Gran Voz de Trompeta, y así darle la fe para
ser transformados y raptados; y a los muertos en Cristo que
tienen la bendición de la primogenitura, la tuvieron en el
tiempo en que vivieron, ellos recibir la bendición en cuerpos
incorruptibles. Porque estas son bendiciones que están en la
primogenitura que rechazó el pueblo hebreo.
Por esa causa el precursor de la Segunda Venida del
Señor dijo: “La Novia (que es la Esposa del Cordero, la
Iglesia del Señor Jesucristo, el Cuerpo Místico del Señor
Jesucristo), está con dolores de parto para dar a luz a Cristo”.
Para dar a luz a Cristo, para dar a luz la Segunda Venida de
Cristo, así como María dio a luz a Cristo en Su Primera
Venida.
María representa la Esposa del Cordero, que en el fin del
tiempo daría a luz a Cristo en Su Segunda Venida como
León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de
señores en Su Obra de Reclamo.
Así que ¿quién tiene la promesa de la Segunda Venida de
Cristo? El que tenga la primogenitura.
Ahora, esto es tan y tan grande que es necesario que
nosotros seamos reverentes ante la presencia de Dios, pues
Él ha hecho grandes promesas que están en la primogenitura.
La promesa de la Segunda Venida del Hijo del Hombre,
es una de las bendiciones o la más grande bendición de la
primogenitura; y así por el estilo, toda promesa que Él le ha
22 DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO

hecho a los escogidos corresponde cada una de esas


promesas a la primogenitura.
Por esa causa es necesario que nosotros con más
diligencia luchemos por las bendiciones de la primogenitura,
así como luchó Jacob, para que cada bendición de la
primogenitura sea hablada a cada uno de nosotros y sobre
cada uno de nosotros, para que seamos herederos de todas las
bendiciones que están en la primogenitura.
Vean ustedes, Jacob luchó por estar antes del tiempo en
que Esaú vendría, para recibir la bendición de la
primogenitura.
O sea, Jacob no era de aquellos, ni Rebeca, la madre de
Jacob, no eran de aquellas personas que dicen: “Todavía es
muy temprano para recibir la bendición de Dios, para recibir
la Palabra de Dios siendo hablada para que vengan las
bendiciones de Dios a nosotros”. No. Ella y Jacob pensaban:
“Isaac dijo que hablaría la Palabra de bendición de la
primogenitura sobre Esaú, pero yo no voy a esperar que
venga Esaú; porque si él llega primero, él recibe esa
bendición. Por lo tanto, yo vendré primero, antes que venga
Esaú”. Y llegó primero, y la Palabra fue hablada sobre Jacob,
y se llevó la primogenitura con todas las bendiciones de la
primogenitura.
Ahora, en el fin del tiempo, en la Segunda Venida del
Señor, el Hijo del Hombre estará hablando la bendición de
la primogenitura a todos los escogidos, los hijos de Dios, los
hijos de Abraham según la fe, el Israel espiritual.
Por lo tanto, el Israel espiritual llega en este tiempo en el
tiempo preciso (antes que comience el reino del anticristo,
antes que comience la etapa de los dedos de hierro y de barro
¿QUÉ VE USTED? 23

cocido del reino del anticristo, del reino de los gentiles, por
esa causa los escogidos reciben la bendición de la
primogenitura), para así recibir todas las bendiciones
celestiales de parte del Señor, para que cada promesa, cada
bendición, que Él ha prometido para Sus hijos sea hablada,
sea hablada sobre cada uno de los escogidos, y luego se
materialicen esas bendiciones en cada uno de los escogidos.
Las vírgenes fatuas cuando lleguen, ya la bendición de la
primogenitura habrá sido hablada. Los escogidos llegan
primero y escuchan la bendición de la primogenitura, y se
cumple en ellos esa bendición y ese amor divino: “a Jacob
amé”. El Israel celestial recibe todo ese Amor divino en la
Obra del Amor divino en el fin del tiempo, cuando Él nos
habla, nos hecha, la bendición de la primogenitura a cada
uno de nosotros.
Por esa causa, el pueblo hebreo verá la Segunda Venida
del Señor en el fin del tiempo, verá el cumplimiento de esa
promesa en medio del Israel espiritual. Así como la Primera
Venida del Señor, del Hijo del Hombre, fue vista en medio
del Israel literal, terrenal; la Segunda Venida en el fin del
tiempo, será vista en el Israel celestial.
¿Y qué fue la Primera Venida de Cristo, la Primera
Venida del Mesías? Fue la Venida del Pilar de Fuego, de
Dios, en forma de Pilar de Fuego, manifestado en carne
humana, en Su Templo humano. Dijo: “Este es mi hijo
amado en el cual me complazco morar” [San Mateo 3:17].
Así que vean ustedes que la Primera Venida del Señor, la
Primera Venida del Hijo del Hombre, fue la Venida del Pilar
de Fuego manifestado en carne humana en toda Su plenitud;
y por esa causa vino a ser conocido como el Hijo del
24 DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO

Hombre; porque Hijo del Hombre siempre es un profeta.


Así que cuando se habla del Hijo del Hombre y de la
Venida del Hijo del Hombre, se habla de la venida de un
profeta en donde mora el Pilar de Fuego para ese tiempo. Y
Jesús de Nazaret era esa persona dos mil años atrás, por eso
en Él se cumplieron las promesas mesiánicas conforme a las
profecías.
Así que las promesas mesiánicas de la Segunda Venida
del Señor, de la Segunda Venida de Cristo, de la Segunda
Venida del Pilar de Fuego, corresponden al Israel espiritual;
porque el Israel terrenal perdió la primogenitura al rechazar
al Señor Jesucristo, en el cual estaban todas las bendiciones
de la primogenitura.
Así que “las cuerdas nos han caído en lugares deleitosos.
Y grande es la heredad que nos ha tocado” [Salmos 16:6-8].
En la primogenitura y las bendiciones de la primogenitura
hay tanto de lo cual hablar que el tiempo nos faltaría; pero yo
les he prometido a ustedes, y primeramente a Dios, de que yo
les diré todo lo que Dios me diga para todos ustedes, para
todos los escogidos, para el Israel celestial.
Así que poco a poco les iré diciendo las bendiciones que
nos corresponden, las cuales están en la primogenitura, la
cual tiene la Esposa del Cordero, que es el Israel celestial o
espiritual.
Ahora, siempre el pueblo de Israel: el Israel terrenal y el
Israel celestial, siempre esa bendición de la primogenitura
fue moviéndose de profeta en profeta. Y cuando el pueblo
tenía a ese profeta mensajero, portador de esa bendición de
la primogenitura, el pueblo tenía la primogenitura en medio
de ellos para escuchar las bendiciones contenidas en la
¿QUÉ VE USTED? 25

primogenitura. Aparentemente no les dije mucho, pero les


dije todo ahí.
El Programa divino para los escogidos, para el Israel
terrenal que es el escogido de Dios como pueblo, como
nación terrenal, y el Israel celestial que es el escogido de
Dios celestial, el pueblo celestial, que ha venido a vivir a
esta Tierra como peregrinos y advenedizos, pero que
pertenecen al Cielo... Estos escogidos, cuando pasan por esta
Tierra, ellos y en ellos, siempre ha estado, a través de las
edades, la primogenitura; pero es en el fin del tiempo en
donde la primogenitura y las bendiciones de la primogenitura
son habladas por la Palabra creadora; y son materializadas
todas esas bendiciones gradualmente, cada una en su debido
momento, pero en una Edad eterna en la Dispensación del
Reino.
Son tan grandes las bendiciones contenidas en la
primogenitura, que yo les digo a ustedes: Siempre estén a
tiempo o antes del tiempo para oír y recibir las bendiciones
de la primogenitura siendo habladas.
No hubo otro lugar para Jacob escuchar las bendiciones
de la primogenitura, sino en la casa y en la presencia de su
padre Isaac, que era el profeta mensajero para ese tiempo.
Y usted nunca encontrará a través de la historia del Israel
terrenal, y también en la historia del Israel celestial, otro
lugar fuera de la edad y dispensación en donde el Pilar de
Fuego está manifestándose por medio del mensajero de Dios
enviado para ese tiempo; fuera de ese lugar y de ese
mensajero y de esa edad y de esa dispensación, la persona,
los hijos de Dios, no han escuchado y no escucharán la
bendición de la primogenitura siendo hablada.
26 DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO

Así que es necesario que estemos en la edad y en la


dispensación correspondiente a la manifestación del Pilar de
Fuego, por medio del mensajero correspondiente para ese
tiempo, para escuchar la bendición de la primogenitura
siendo echada sobre los primogénitos de Dios escritos en el
Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Para eso es que Él llama y junta a todos los escogidos con
Gran Voz de Trompeta, para echarle la bendición de la
primogenitura, y materializarle cada promesa que ha sido
hecha a los primogénitos de Dios escritos en el libro de la
Vida del Cordero.
¿Qué vio Jacob en aquel tiempo? La bendición de la
primogenitura que estaba en Isaac para pasar a Jacob siendo
hablada a través de Isaac.
Jacob siempre estuvo mirando y viendo la primogenitura,
dónde estaba, para ir y luchar por esa primogenitura, para
que fuera pasada a él.
Vea usted, él vio primero que la primogenitura estaba en
Esaú, y ahí él estaba presente donde estaba Esaú con hambre,
ahí estaba Jacob con algo bien preparado, una comida, para
luchar en forma astuta, sabia, por esa primogenitura; y luchó
y obtuvo ese juramento, y esa compra de la primogenitura.
Y él entonces estuvo tranquilo, y ya no le interesaba más
estar donde estaba Esaú.
Por eso encontramos que al saber que Esaú iba a donde
su padre con una comida, cuando regresara de la cacería que
estaba llevando a cabo, Jacob dijo: “Pues yo no voy a estar
en el momento que Esaú esté ahí porque ya yo le compré la
primogenitura; por lo tanto yo estaré antes que Esaú; porque
yo soy dueño de la primogenitura, yo se la compré con
¿QUÉ VE USTED? 27

juramento, y le di lo que él pidió por la primogenitura; ya


hice el negocio, y soy dueño de la primogenitura. Me falta
que ahora mi padre Isaac, que es el portador de esa
primogenitura que pasó de Abraham a Isaac, la hable y pase
sobre mí por Palabra creadora hablada”. La Palabra creadora
que estuvo en Abraham, pasó a Isaac y tenía que pasar a
Jacob, a Israel, en la bendición de la primogenitura.
Vean ustedes otra de las grandes bendiciones en la
primogenitura, dice que “tu simiente, tu descendencia,
poseerá las puertas de tus enemigos” [Génesis 22:17], “y el
que te maldiga, será maldito; y el que te bendiga, será
bendito” [Génesis 27:29]. Son bendiciones de la
primogenitura.
Ahora, encontramos estas bendiciones moviéndose de
edad en edad, de dispensación en dispensación, y de
mensajero en mensajero; de mensajero de edad luego a
mensajero dispensacional, y de mensajero dispensacional a
mensajero de edades; y luego reunidas nuevamente en
mensajero dispensacional para ser habladas sobre los
primogénitos de Dios en el fin del tiempo.
Y donde esté la bendición de la primogenitura, ahí estará
el Pilar de Fuego, ahí estará Dios en forma de Pilar de Fuego
para manifestarse y llevar a cabo el Programa
correspondiente para ese tiempo.
Él no puede estar donde no esté la primogenitura; por eso
encontramos que después Jacob, aunque se fue para otra
tierra, Dios lo acompañó, y estuvo con él allá en medio de
gentiles; y allá lo cuidó, lo guardó y lo bendijo; y luego
cuando regresó, Dios, el Pilar de Fuego, regresó también con
Jacob.
28 DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO

Así que podemos ver que el que tenga la primogenitura,


tiene todas las bendiciones de la primogenitura, y tiene la
presencia de Dios, el Pilar de Fuego, acompañándolo; porque
tiene la primogenitura en donde están todas esas
bendiciones.
Así que es tan grande la primogenitura y las bendiciones
contenidas en la primogenitura que si yo les digo todo lo que
recibí durante toda la noche y toda la madrugada estaría aquí
con ustedes hasta por la tarde o quizás hasta por la noche (y
lo que conlleva todo eso); pero en la noche continuaremos
aquí. Y si Dios me permite hablar un poquito más, les estaré
hablando acerca de la primogenitura y de las bendiciones
que están en la primogenitura, y lo que a nosotros nos
corresponde de estas bendiciones.
Yo lo único que puedo decir es una cosa: Yo conozco un
pueblo que tiene la primogenitura, y yo conozco un
mensajero que tiene la primogenitura, y en el Mensaje de ese
pueblo dado por su Mensajero es hablada la bendición de la
primogenitura para recibir todas esas bendiciones.
Así que yo estoy muy contento por conocer a ese pueblo.
¿Quién es ese pueblo? El Israel celestial, el Israel espiritual,
la descendencia de Abraham según la fe, la descendencia de
Abraham como las estrellas del cielo.
Y yo les puedo decir que yo soy parte de ese pueblo, del
Israel celestial. ¿Y ustedes? Yo sé que ustedes también son
parte, cada uno de ustedes, del Israel celestial, representado
el Israel celestial en las estrellas del cielo. Por esa causa al
Israel celestial le sale el Lucero de la mañana, y le sale
también, le nace el Sol de justicia.
Así que, ¿qué ve usted? ¿Qué vio el apóstol Pedro
¿QUÉ VE USTED? 29

cuando vio a Jesús? Él dijo: “Tú eres el Cristo, el hijo del


Dios viviente (el ungido, el hombre que tenía el Pilar de
Fuego morando en Él)” [San Mateo 16:16].
Otros vieron a Jesús y no vieron quién era en realidad, y
dijeron: “Es belcebú y tiene demonios. Es un falso profeta”
[San Mateo 12:24]. Eso fue lo que vieron por el intelecto las
personas que lo rechazaron, eso fue lo que vio el pueblo
hebreo cuando rechazó a Jesús; porque lo vio
intelectualmente a través del concepto teológico de los
líderes religiosos de aquel tiempo.
Pero Pedro y los discípulos de Jesús (excluyendo a Judas
Iscariote), vieron a Jesús como el Mesías prometido a través
de todos los profetas del Antiguo Testamento; ellos vieron a
Jesús por la fe que mira detrás del velo de carne y ve quién
es el que está en ese velo de carne; ellos vieron a Dios, al
Pilar de Fuego, manifestado en carne humana.
Por esa causa Juan el discípulo amado, dijo en San Juan,
capítulo 1, verso 14: Y aquel Verbo fue hecho carne, y
habitó entre nosotros (y vimos su gloria como del unigénito
del Padre), lleno de gracia y de virtud”.
Aquel Verbo fue hecho carne, el Verbo: “En el principio
era el Verbo, y el Verbo era con Dios (y el Verbo, el Logos,
el Pilar de Fuego, esa teofanía, Dios en forma de teofanía en
el Pilar de Fuego, fue hecho carne y habitó entre nosotros.
aquel Verbo era con Dios), y aquel Verbo era Dios. Y por Él
fueron hechas (creadas), todas las cosas; y sin Él nada fue
creado, nada fue hecho (de las cosas que fueron hechas, que
fueron creadas)” [San Juan 1:1].
Los discípulos del Señor Jesucristo, todos menos Judas
Iscariote, vieron quién era Jesús, vieron a Dios, el Pilar de
30 DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO

Fuego, manifestado en carne humana. Y Sus Palabras para


ellos no era otra cosa sino lo que dijo el apóstol San Pedro:
“Tú tienes palabras de vida eterna”. Palabras de vida eterna
salían de la boca de aquel que tenía manifestado el Pilar de
Fuego en carne humana.
Esto fue la Primera Venida del Señor, ellos vieron la
Primera Venida del Mesías cumplida en aquel hombre
sencillo, en Jesús de Nazaret, llamado el carpintero de
Nazaret, el Nazareno, Jesús; ellos vieron la Primera Venida
del Mesías; ellos vieron la simiente de la mujer prometida a
Eva en el Génesis –la simiente de la mujer, Cristo Jesús, el
que heriría al diablo en la cabeza.
Ahora, a través de las edades ¿qué vieron las escogidos?
En cada edad ellos vieron el Pilar de Fuego, al Señor
Jesucristo, manifestado en Su ángel mensajero de cada edad.
Y en este tiempo final, ¿qué ve usted? En este tiempo
final nosotros tenemos la promesa de ver al Pilar de Fuego
manifestándose y cumpliendo cada promesa hecha para el fin
del tiempo, cada una en su debido momento, y dando a
conocer cada promesa divina correspondiente para nuestro
tiempo, y enseñándonos esas promesas divinas, cumpliendo
así la promesa: “Y todos serán enseñados de Dios” [San Juan
6:45]. Enseñados de Dios en las cosas que han sido
prometidas para los escogidos para este tiempo final.
Así que yo estoy viendo al Pilar de Fuego, al Señor
Jesucristo, a Dios, cumpliendo, llevando a cabo, las
promesas que Él ha hecho para este tiempo final; yo estoy
viendo al Pilar de Fuego que se movió en medio del pueblo
hebreo, que le apareció a Moisés y le habló a Moisés, y
luego se veló en carne humana en Moisés, y luego se veló en
¿QUÉ VE USTED? 31

cada uno de los profetas del Antiguo Testamento, y luego se


veló en toda Su plenitud en Jesús de Nazaret, y luego pasó
al día de pentecostés y se manifestó sobre ciento veinte, y
luego le apareció más adelante a Saulo de Tarso en esa Luz
más brillante, más resplandeciente, que el sol, y le dijo: “Yo
soy Jesús, a quien tú persigues” [Hechos 9:5].
Ese Pilar de Fuego se veló en cada uno de los mensajeros.
San Pablo sabiendo que estaba manifestado en él, dijo: “No
vivo ya yo, vive Cristo en mí” [Gálatas 2:20]. El Pilar de
Fuego, el Señor Jesucristo, en San Pablo; y luego en cada
uno de los demás mensajeros; y luego al final el Señor dice
en Apocalipsis 22, verso 16: “Yo Jesús he enviado mi ángel
para dar testimonio de estas cosas en las iglesias”.
Y Apocalipsis 22, verso 6, dice: “Y el Señor, el Dios de
los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para
manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.
Es el último velo de carne, el último profeta mensajero,
en donde el Pilar de Fuego, el Señor Jesucristo, se manifiesta
para cumplir las promesas del fin del tiempo, y para colocar
esa bendición de la primogenitura en Su Ángel Mensajero y
en los escogidos de ese tiempo, en la Edad de la Piedra
Angular, en la Dispensación del Reino; para que así toda
bendición de la primogenitura sea materializada, sea
cumplida, y todos recibamos las bendiciones de Dios
prometidas para el fin del tiempo en la primogenitura, que a
nosotros nos ha tocado conforme al Programa divino.
“¿QUE VE USTED?” Yo veo al Pilar de Fuego que se
movió en medio del pueblo hebreo, y luego se movió en
medio del pueblo gentil en las siete edades de la Iglesia
gentil, pasando de edad en edad. Yo veo en nuestra Edad: la
32 DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO

Edad de la Piedra Angular, y en nuestra dispensación: la


Dispensación del Reino, yo veo al Pilar de Fuego
manifestándose y cumpliendo las cosas que Él ha prometido
para este tiempo final.
Eso fue lo que vio el séptimo mensajero con el espíritu y
virtud de Elías en la visión de la Carpa y en otras visiones,
él vio ese Pilar de Fuego que lo acompañaba a él y que había
acompañado anteriormente a los ángeles mensajeros de las
edades de la Iglesia del pasado, él vio que ese Pilar de Fuego
que acompañó a cada mensajero incluyéndolo a él, pasó a
otro mensajero y estaba hablando con otra persona, y estaba
llevando a cabo una Obra, una nueva Obra, en una nueva
Edad y una nueva Dispensación. Eso fue lo que él vio.
Él vio como precursor de la Segunda Venida del Señor,
él vio lo mismo que vio Juan el Bautista en el Jordán cuando
bautizó al Señor Jesucristo: él vio al Espíritu Santo, al Pilar
de Fuego, descendiendo sobre un hombre, Jesús de Nazaret,
y dijo: “Este es mi hijo amado en el cual me complazco
morar” [San Mateo 3:17].
El que envió a bautizar y a predicar, le dijo: “Sobre el que
tú veas al Espíritu Santo descender en forma de paloma sobre
él, ese es Él, ese es el que vendrá después de ti, ese es aquel
al cual tú le estás preparando el camino, ese es el que
cumplirá toda promesa mesiánica” [San Juan 1:32]. Y lo vio,
vio al Espíritu Santo, el Pilar de Fuego, descender sobre su
primo segundo: Jesús de Nazaret.
Y el precursor de la Segunda Venida del Señor Jesucristo
vio la misma cosa cuando vio el Pilar del fuego, el Espíritu
Santo, volando de él para ir a otro lugar, para hablarle a otra
persona, y para ministrar a través de otra persona. Vean
¿QUÉ VE USTED? 33

ustedes que cuando él vio todo esto, él estaba en cierto lugar


viendo todo esto, y viendo que había ido para hablarle a otra
persona.
Vean ustedes, le habló a cada uno de los profetas del
Antiguo Testamento, se movió de uno al otro, para hablarle
a uno y después se movió para hablarle a otro; y así en las
edades también se movió de un mensajero a otro, para
hablarle a cada uno de los mensajeros. Y del séptimo
mensajero se movió para hablarle a otro mensajero que sería
enviado en el fin del tiempo con el Mensaje final, el Mensaje
del Evangelio del Reino, para hablarle al pueblo la bendición
de la primogenitura, echarle esa bendición de la
primogenitura a cada uno de los primogénitos de Dios.
Y ese al cual le hablaría y al cual y sobre el cual Él se
movería y se manifestaría, no era otro sino el Ángel del
Señor Jesucristo enviado en el fin del tiempo con el espíritu
y virtud de Elías; el cual en su cuerpo teofánico le trajo a
Juan el discípulo amado la revelación apocalíptica.
“¿QUE VE USTED?”
Yo estoy viendo las cosas que Él prometió para el fin del
tiempo. Yo estoy viendo cómo el Pilar de Fuego se movió de
una edad a otra, de un mensajero a otro; y cómo se ha
movido del séptimo mensajero, el cual ya terminó su labor.
Y ven ustedes que Dios no hace nada, no puede hacer
nada, no obra, ni revela nada, a menos que no tenga un
mensajero, un profeta, al cual manifestarse, y a través del
cual manifestarse, revelarse, para darse a conocer a Su
pueblo.
Así que yo he visto cómo el Pilar de Fuego, el Señor
Jesucristo, se movió del séptimo mensajero al Ángel del
34 DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO

Señor Jesucristo, que viene a ser el octavo mensajero; y


cuando se habla de octavo, se habla del ocho, se habla de
eternidad. Ahí está una de las bendiciones de la
primogenitura.
Recuerden… Vamos a dejarlo ahí, porque ya les iba a
decir: recuerden a David que fue el hijo número: no uno,
sino el número ocho. Así que ahí está una bendición grande
de parte de Dios. Y todas las bendiciones de la
primogenitura, por cuanto son para toda la eternidad y son
eternas, corresponden a la Edad número ocho, que es la Edad
de la Piedra Angular; y ocho habla de eternidad.
Así que estamos en la Edad eterna, la Edad de la
primogenitura, con los primogénitos de Dios para recibir
todas esas bendiciones de la primogenitura.
Así que yo estoy viendo a Dios, el Pilar de Fuego, al
Señor Jesucristo, manifestado en la Edad de la Piedra
Angular, trayéndonos el Mensaje del Evangelio del Reino,
el cual procede del Pilar de Fuego. Por esa causa el Mensaje
de la Dispensación del Reino, es así dice el Señor, así dice el
Pilar de Fuego, así dice Dios.
No es un Mensaje terrenal, sino celestial, traído por el
Pilar de Fuego que voló del séptimo mensajero y del
continente norteamericano, de la parte norteamericana del
continente occidental; voló de Norteamérica al Caribe, a
Centroamérica y Suramérica.
Voló el Pilar de Fuego, Dios, el Espíritu Santo, el Señor
Jesucristo, voló de Norteamérica, de en medio de los
norteamericanos, a los latinoamericanos y caribeños; y esa es
una de las bendiciones contenidas en la primogenitura.
Así que esto y todas estas cosas de las cuales les he
¿QUÉ VE USTED? 35

hablado en este día son las cosas que yo veo hacer al Pilar de
Fuego, al Espíritu Santo, al Señor Jesucristo, en este tiempo
final.
No es el Ángel Mensajero sino el que está en y con el
Ángel Mensajero, el que lo envió, ese es el que hace la Obra
correspondiente al fin del tiempo, a la Dispensación del
Reino en la Edad de la Piedra Angular, en medio de los
latinoamericanos y caribeños, hablándonos en nuestro propio
idioma, hablándonos las bendiciones contenidas en la
primogenitura que nosotros poseemos. Pero todas esas
bendiciones tienen que ser habladas.
¿Cuántos quieren recibir todas las bendiciones contenidas
en la primogenitura? Pues entonces estén como Jacob:
Siempre a tiempo o antes del tiempo señalado, para escuchar
las bendiciones de la primogenitura siendo habladas, siendo
echadas sobre cada uno de nosotros como primogénitos de
Dios, escritos nuestros nombres en el Libro de la Vida del
Cordero.
¿Qué veo yo? Me preguntarán ustedes. ¿Quieren ustedes
que yo les diga todo lo que yo veo? Yo veo todas las cosas
que yo les he estado diciendo a ustedes en el Mensaje del
Evangelio del Reino.
Y las cosas que todavía no he visto, las veré también, y les
diré a ustedes las cosas que yo vea. Toda cosa que Él me
muestre para que yo se las muestre a ustedes, yo se las
mostraré por la Palabra; porque toda cosa que Él haga, que
l Pilar de Fuego haga, tiene que ser una promesa divina, para
este tiempo final, contenida en la primogenitura.
Así que continuaré con ustedes, en persona, aquí con
ustedes, y cuando no esté en persona aquí con ustedes, a
36 DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO

través de la línea telefónica y a través de los videos, a través


de los mensajes escritos, a través de los folletos y de los
libros, dándole testimonio a ustedes de lo que yo veo en este
tiempo final, de lo que yo veo a Él, al Señor Jesucristo, al
Pilar de Fuego, a Dios, hacer en este tiempo final.
Y lo que yo veo hacer se lo digo a ustedes para que
ustedes también puedan ver lo que el Pilar de Fuego, que
guió al pueblo hebreo, está haciendo en nuestra Edad y en
nuestra Dispensación; para que cada uno de ustedes también
pueda decir como yo digo: “Yo veo al Pilar de Fuego
llevando a cabo la Obra correspondiente para la Edad de la
Piedra Angular, y dándonos el Mensaje del Evangelio del
Reino, con todo lo que eso conlleva. Yo veo la bendición de
la primogenitura siendo manifestada. Yo veo la
primogenitura en cada uno de ustedes, la veo en nuestra
Edad, la veo en cada uno de ustedes, y la veo en mí”.
Así que para que ustedes puedan ver todo lo que Él
prometió que llevaría a cabo, yo continuaré dando testimonio
de estas cosas a todos ustedes.
Y luego les preguntaré: ¿Qué ve usted? Ustedes me dirán:
“Yo veo lo mismo que tú estás viendo”. Y yo me alegro por
eso: porque ustedes estén viendo lo mismo que yo estoy
viendo.
Por esa causa yo les digo: “Pronto nosotros seremos
transformados; porque es una de las bendiciones de la
primogenitura, ¿para quienes? Para los primogénitos de
Dios, los cuales somos nosotros, los cuales tenemos la
primogenitura; y por esa causa se tiene que cumplir toda
bendición de la primogenitura en cada uno de nosotros”.
Por esa causa, por la fe también podemos ver las cosas
¿QUÉ VE USTED? 37

que han de acontecer, las cosas que hemos nosotros de


recibir. Cuando nosotros recibimos la Palabra, ahí nosotros
hemos recibido toda bendición que Él tiene en la
primogenitura, pero está en forma de simiente, de Palabra; y
luego esa simiente tiene que materializarse y producir el
contenido de esa simiente, tiene que venir a vida,
materializarse, ¿pero a quienes y sobre quiénes? Sobre los
que tienen esa promesa en forma de Palabra.
Y ellos ven esa promesa por la fe, y ellos saben que esa
promesa les pertenece a ellos, porque han recibido esa
promesa en forma de Palabra, en forma de Palabra creadora.
Así que cada uno de nosotros hemos recibido el cuerpo
nuevo, hemos recibido el rapto. ¿Y dónde está el cuerpo
nuevo? Está aquí [El mensajero coloca su mano en el
corazón] en forma de Palabra. Y usted con la fe y por la fe es
dueño de ese cuerpo nuevo, porque usted lo tiene en esa
Palabra; y esa Palabra se ha de materializar. Alrededor de esa
Palabra el cuerpo nuevo será creado, así como fueron
creados los cielos y la Tierra. ¿Por qué? Por la Palabra.
Es la misma Palabra que creó los cielos y la Tierra la que
creará el cuerpo nuevo que cada uno de nosotros tendremos;
y esa Palabra la hemos recibido, falta que se materialice esa
Palabra que tenemos en nuestra alma.
Así que, cuando Israel, Jacob, recibió esa bendición de la
primogenitura siendo hablada por Isaac, él recibió toda
promesa contenida en la primogenitura; y luego se tenían que
materializar esas promesas, esas bendiciones; pero ya tenía
esa bendición o esas bendiciones en la primogenitura que le
había sido otorgada cuando fue hablada sobre él.
Así que todo es sencillo, y nosotros podemos ver en esa
38 DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO

Palabra toda la bendición de la primogenitura. Y sabemos


que somos los primogénitos de Dios escritos en el Libro de
la Vida del Cordero; por lo tanto nos pertenece la
primogenitura, nos pertenecen todas las bendiciones de la
primogenitura; por esa causa están siendo habladas esas
bendiciones sobre cada uno de nosotros.
“¿QUE VE USTED?” Yo les voy a decir en pocas
palabras lo que yo veo. Yo veo la primogenitura en mí y en
ustedes, y yo veo el Pilar de Fuego en esta hora final, en
nuestra Edad, en nuestra Dispensación, con nosotros
acompañándonos en toda la labor correspondiente para este
tiempo. Y donde quiera que nosotros estemos, ahí estará Él
con nosotros.
“¿QUE VE USTED?”
Usted puede tomar un lápiz y papel, y enumerar cada una
de las cosas que usted está viendo, conforme a las promesas
divinas contenidas en la primogenitura; y usted se va a
maravillar de todas las cosas que usted está viendo de parte
de Dios.
Así que yo le doy gracias a Dios por lo que Él está
haciendo en este tiempo: lo cual yo estoy viendo y le estoy
dando a conocer a ustedes; y le doy gracias a Dios porque
ustedes también están viendo lo que Él está llevando a cabo.
Así que el salmista preguntó al Jordán y al mar: “¿Qué
tuviste, oh mar; y qué viste tú, oh Jordán, que te retiraste?”
Él vio al Pilar de Fuego acompañando al pueblo hebreo,
manifestado en medio del pueblo hebreo, ungiendo a Moisés,
y luego ungiendo a Josué.
Así que, nosotros ¿qué estamos viendo? Estamos viendo
al Pilar de Fuego llevando a cabo la Obra grande y
¿QUÉ VE USTED? 39

maravillosa que Él prometió para este tiempo final. Y


todavía no ha terminado esa Obra. Así que esta Obra
continuará, y crecerá y será un Monte grande que llenará
toda la Tierra durante el Reino Milenial. Eso es lo que
nosotros estamos viendo.
Que Dios nos continúe bendiciendo a todos, y nos
mantenga Dios, o con la ayuda de Dios, mantengamos
nuestros ojos espirituales bien abiertos para que no se nos
escape nada del Programa divino sin verlo; porque es para
que nosotros lo veamos.
Algunas veces, alguno dicen: “Yo no había visto esto”;
pero puede decirlo delante de otra persona, y la otra persona
decir: “Yo lo había visto hacía mucho tiempo”.
Parece que el que lo había visto, había estado mirando
firmemente la Obra que estaba siendo llevada a cabo, y
estaba mirando fijamente al Pilar de Fuego haciendo esa
Obra, y viendo que no era una Obra humana, sino divina.
Y el que no había visto y después ve, no había mirado,
porque si no mira…; pero no en forma intelectual, sino en
forma espiritual. Si no mira lo que está llevándose a cabo
conforme al Programa divino, no lo podrá ver; y si no
escucha, no podrá creer; porque la fe viene por el oír de la
Palabra de Dios, de la Palabra de Dios, del Mensaje de Dios,
para la Edad y Dispensación en que la persona está viviendo,
para poder ver y creer lo que Dios, el Pilar de Fuego, está
llevando a cabo.
Usted me preguntará, o ustedes me preguntarán: “¿Y qué
ves tú?” Yo veo el Pilar de Fuego en medio de los caribeños
y latinoamericanos manifestándose conforme a Su promesa,
y llevando a cabo la Obra del fin del tiempo prometida en
40 DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO

favor de todos los escogidos.


Que Dios nos continúe bendiciendo, y nos ayude a todos
para ver lo que nosotros debemos ver: al Pilar de Fuego
manifestándose y llevando a cabo la Obra de la Edad de la
Piedra Angular, la Obra de la Dispensación del Reino en la
apertura del Séptimo Sello. Y ahí nos vamos a quedar
quietecitos, porque si no, ya tendríamos que hablar de una a
dos horas más sobre la Obra del Séptimo Sello en su
apertura.
Así que Dios nos continúe bendiciendo, Dios nos guarde,
Dios nos ayude. La hora en que vivimos es más grande de lo
que nosotros nos imaginamos, la bendición es más grande
que en cualquier otro tiempo.
Y podemos decir: “Las cuerdas nos han caído en lugares
deleitosos (en la bendición de la primogenitura. Nos han
caído las cuerdas en la primogenitura). Y grande es la
heredad que nos ha tocado (grande es la heredad que nos ha
tocado)”. Las bendiciones de la primogenitura son la heredad
que nos ha tocado a nosotros, y esas bendiciones no tienen
límites.
Así que es tan grande lo que nos ha tocado, y es tan
grande lo que nosotros podemos ver, pero tan sencillo, que
tenemos que tener nuestros ojos espirituales bien abiertos
para agarrar, con la mano poderosa de la fe, lo que Dios está
llevando a cabo.
“¿QUE VE USTED?”
Yo le puedo decir lo que yo veo, usted me puede decir lo
que usted ve; y de seguro estamos viendo lo mismo. De otra
manera no estaríamos aquí reunidos para oír lo que Dios está
llevando a cabo en este tiempo final, para oír y ver estas
¿QUÉ VE USTED? 41

cosas que El prometió para el fin del tiempo, y así que se


cumpla en nosotros la bienaventuranza de ser tenidos por
dignos de evitar las cosas que vendrán, los juicios de la gran
tribulación, las plagas, y estar en pie delante del Hijo del
Hombre en este tiempo final, en la Venida del Hijo del
Hombre. Esto es también de las cosas que nosotros veríamos
en el fin del tiempo, conforme a las promesas divinas.
Yo quiero ver solamente lo que Dios ha prometido para
que nosotros veamos. Las cosas que Él ha prometido realizar
son las cosas que yo quiero ver. Y eso es lo que estoy
viendo, y continuaré viendo, a medida que Dios continúe
mostrándome esas cosas que Él está llevando a cabo en este
tiempo final.
“¿QUE VE USTED?”
Dios nos continúe bendiciendo, Dios nos guarde, a cada
uno aquí en Cayey, Puerto Rico; a mí también, y también a
ti Miguel, y a todos ustedes allá en Venezuela, a todos
ustedes allá en Colombia, en el Perú, en Chile, en la
Argentina, en el Paraguay, en el Uruguay, en el Brasil, en
Bolivia, en México, en Guatemala, en Costa Rica, en
Nicaragua, en El Salvador, en Panamá, y en todos los demás
lugares de la América Latina, y en todos los demás lugares
del Caribe, y también que Dios les bendiga a ustedes allá en
los diferentes lugares de Norteamérica que en esta ocasión
están escuchando la Palabra de Dios para este tiempo final.
Pasen todos muy buenas tardes, ya es la una de la tarde.
Dios en este día nos ha permitido ver las cosas que Él ha
estado llevando a cabo, y nos ha permitido ver las cosas que
fueron prometidas para este tiempo final: muchas de las
cuales ya están cumplidas, otras están en proceso de
42 DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO

cumplimiento, y otras están para ser cumplidas más adelante.


Pero todas serán cumplidas, y nosotros las veremos.
Pasen todos una tarde feliz, llena de las bendiciones de
Dios, de las bendiciones de la primogenitura. Y nos veremos
nuevamente en la noche aquí, los que aquí nos hemos de
reunir, y a ustedes a través de la línea telefónica, estaré
dándole lo que Dios me dé para esta noche.
Así que Dios nos continúe bendiciendo a todos con las
bendiciones de la primogenitura. Con nosotros nuevamente
Miguel Bermúdez Marín para concluir en esta tarde, y luego
nuestro amigo y hermano Félix Caro con un cántico
congregacional para despedirnos. Adelante Miguel.
“¿QUE VE USTED?”

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