Politica y Sociedad
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SERIE
DILEMAS DE LA POLÍTICA
EN LATINOAMÉRICA
© Flacso México
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales,
Sede México
Directora General:
Giovanna Valenti Nigrini
Secretaria Académica:
Gloria del Castillo Alemán
Derechos reservados
Política y sociedad en México
Entre el desencuentro y la ruptura
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Política y sociedad en México
Entre el desencuentro y la ruptura
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320.972
P7691 Política y sociedad en México : entre el desencuentro y la ruptura / Julio Aibar
y Daniel Vázquez, coordinadores. — México : Flacso México, 2008.
336 p. ; 17 x 23 cms. — (Serie Dilemas de la Política en Latinoamérica)
ISBN 978-607-7629-05-4
Serie Dilemas
de la Política
en Latinoamérica
Política y sociedad en México / Entre el desencuentro y la ruptura
México. Primera edición, diciembre 2008
Coordinación editorial:
Gisela González Guerra
ISBN: 978-607-7629-05-4
El presente libro fue elaborado en el marco del Seminario de Investigación “Buen Gobierno, Populismo
y Justicia Social” de la Flacso México. Agradecemos el apoyo del Conacyt, institución que financió
esta investigación por medio del Programa de Ciencia Básica CB-2004-C001-47560.
Queda prohibida la reproducción parcial o total, directa o indirecta del contenido de la presente obra
por cualquier medio incluyendo el electrónico, sin contar previamente con la autorización por escrito
de los editores, en términos de la Ley Federal del Derecho de Autor y, en su caso, de los tratados
internacionales aplicables.
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Contenido
9 Presentación
Julio Aibar y Daniel Vázquez
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candidatos, sino tan sólo los que tienen que ver con el ámbito econó-
mico, lo que, además, facilita el análisis debido a que usualmente se
relaciona al populismo con políticas económicas centradas en el gasto
público.
Siguiendo a Laclau (2006) y Canovan (1999), el autor afirma que no
existen criterios independientes del contexto socioeconómico con base
en los cuales pueda calificarse a determinados líderes como populistas.
Ello dependerá de si su postura es antagónica respecto de la prevale-
ciente, la que sirve de base para el diseño y aplicación de políticas. Ana-
lizando y contrastando las propuestas económicas de los candidatos,
Torrico Terán concluye que Andrés Manuel López Obrador (amlo),
al postular la equidad o bienestar como objetivo prioritario por enci-
ma del crecimiento, planteó políticas antagónicas a las prevalecientes
antes del proceso electoral y al discurso económico dominante. Sin
embargo, no fue por ello por lo que fue calificado como populista,
sino porque toda propuesta de intervención económica del Estado, sea
directa o redistributiva, se sigue asociando, en la línea de Dornbusch
y Edwards (1992), con políticas económicas que derivaron en crisis
en los años setenta y ochenta. A su vez, en el capítulo se resalta que
ambos candidatos realizaron discursivamente una división dicotómica
y antagónica de la sociedad: amlo diferenció al pueblo de las minorías
que gobernaron y empobrecieron al país, y Calderón efectuó una dis-
tinción semejante al oponer la opción de un futuro promisorio frente
a un pasado de crisis.
Javier Contreras Alcántara, por su lado, nos recuerda que, en las
elecciones presidenciales de 2006 en México, al candidato del princi-
pal partido de izquierda se lo denominó un “peligro para México”. Esa
denominación fue tomada por el autor para titular su capítulo, en el
cual expone cómo es que se configuró el sentido y el significado de esta
frase en el campo político discursivo desplegado durante la elección de
2006. La llave de entrada al análisis es la pregunta ¿cómo se configuró,
desde el discurso de campaña de Felipe Calderón, la denominación de
“peligro para México” sobre Andrés Manuel López Obrador? El aná-
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Presentación ◆ 15
lisis da cuenta de que, si bien un “peligro para México” era una frase
que descansaba en los rasgos que, desde las definiciones tradicionales
se suele imputar a los populismos, en este nuevo uso se incorporaron
narrativas y sensaciones particulares de la historia política contempo-
ránea de México. El capítulo, además de permitirnos entender el juego
discursivo de la campaña electoral de 2006 en México, nos lleva, por
una parte, a cuestionar la utilidad de la categoría para denominar a un
fenómeno político al mostrar que, al menos para esta elección, su apa-
rición es sólo el resultado de un acto de nominación arbitrario —que
no totalmente contingente— en la acción política y, por otra parte, a
cuestionar el conjuro mexicano al conflicto político.
Daniel Vázquez en “Democracia liberal procedimental y movi-
mientos sociales. Temas pendientes en la democracia mexicana luego
del conflicto en Oaxaca”, señala que en los regímenes democráticos las
elecciones pueden convertirse en una forma de control social sobre
las decisiones gubernamentales, en tanto los gobiernos electos que no
cumplen las expectativas de la mayoría pueden no ser reelegidos en la
siguiente elección. No obstante, advierte el autor, esta forma de con-
trol gubernamental no es la única, ya que también el mercado a través
de la entrada, no entrada y salida de capitales —con las consecuencias
correspondientes en la economía y estabilidad gubernamental—, utili-
za este derecho de propiedad como mecanismo de control sobre el go-
bierno. De la misma forma, los movimientos sociales cuentan con todo
un repertorio de acciones colectivas que tienen por objeto controlar
las decisiones gubernamentales. Al tener tres opciones de control que
son paralelas y que pueden tener contenidos no sólo distintos sino,
incluso, opuestos, el autor se pregunta, ¿cuál de ellos se encuentra me-
jor institucionalizado para imponerse sobre los otros? Analizando las
estrategias de acción de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca
y los recursos políticos del Estado para generar autonomía con respecto
a las exigencias de la appo, en el capítulo escrito por Vázquez se anali-
zan las actuales limitaciones de la acción colectiva como control guber-
namental y se intenta dar respuesta a las preguntas antes planteadas.
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16 ◆ Julio Aibar y Daniel Vázquez
Al igual que nuestro primer libro colectivo, Vox Populi. Populismo y de-
mocracia en Latinoamérica y que Venezuela y Bolivia, dos realidades que se
resisten a las etiquetas, un producto en proceso de publicación, que cuen-
ta con la colaboración de especialistas bolivianos, venezolanos y argen-
tinos, este libro es el resultado del esfuerzo conjunto de los integrantes
del Seminario de Investigación “Buen Gobierno, Populismo y Justicia
Social”. Salvo el capítulo presentado por nuestro invitado Pedro Salazar
Ugarte, todos los demás fueron escritos y discutidos por miembros de
ese seminario de investigación. ◆
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Cardenismo y peronismo.
La comunidad políticamente imaginada1
Julio Aibar
A mí me conmueve el recuerdo de aquellos hombres y
mujeres que habían convergido sobre la Plaza de Mayo
desde Avellaneda y Berisso, desde sus fábricas,
para ofrecer su sangre por Perón.
Ernesto Sábato
Uno de los aspectos que con mayor virulencia atacan los detractores del
populismo es su supuesto contenido nacionalista. Para algunos sectores
de la izquierda, por ejemplo, el nacionalismo se opone a los principios de
la tradición internacionalista y es una expresión inequívoca del carácter
burgués de la empresa populista. Para una buena parte de la derecha
liberal, en cambio, el nacionalismo populista representa un residuo del
pasado que obstaculiza la integración económica global y el libre fluir
de los agentes en un mundo cada vez más asimilado a la lógica del
mercado mundial.
Aunque esa extraña convergencia de la crítica de la izquierda y de
la derecha liberal parece dar cuenta de un rasgo que efectivamente
puede encontrarse en las diversas versiones del populismo, la pertinen-
cia de esa caracterización dependerá de qué es lo que se entienda por
nación y nacionalismo. Por eso, aunque este trabajo parte de la hipó-
tesis de que los populismos pueden ser entendidos como un síntoma,
una problematización y/o una puesta en acto de la llamada “cuestión
nacional”, centrando el análisis en los momentos en los que el pero-
nismo y el cardenismo surgieron, trataré de responder parcialmente
1 Agradezco a los miembros del Seminario “Buen Gobierno, Populismo y Justicia Social” y especialmente
a Antonia Muñoz por la atenta lectura de este documento y por sus valiosas sugerencias.
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Al inicio de este escrito planteé que los populismos pueden ser pen-
sados como un síntoma, una problematización y/o una puesta en acto
de la llamada cuestión nacional. Con los elementos retomados en el
recuento de la conceptualización contemporánea de la nación, propon-
go la siguiente formulación: los populismos pueden ser entendidos
como una expresión que procesa distintas problemáticas sociales y po-
líticas, para exhibirlas como un debilitamiento, ruptura o pérdida de
la comunidad. En algunos casos, los populismos simplemente expre-
sarán ese estado, en otros, encarnarán proyectos de reconfiguración de
la comunidad.
Por eso, esos fenómenos políticos parecen tener mayores posibilida-
des interpelatorias ahí donde las personas ya no se reconocen mutua-
mente sus derechos y obligaciones, donde el ejercicio de la soberanía
y la dominación política perdió legitimidad y donde el sentimiento
de pertenencia se debilitó o fracturó. Pero la simple presencia de esos
factores no determina la emergencia de los populismos, como tampoco
su ausencia impide su existencia.2 Quiero decir con ello que los popu-
lismos no son meras expresiones reactivas ante un estado de cosas dado,
ni que inevitablemente surgirán ante la pérdida de algo que “natural-
mente” se tenía (la nación).
2 Con esto quiero decir que puede haber países en los que todas estas características estén presentes
sin que haya populismo y viceversa.
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3 En el artículo “Chávez. El mito de la comunidad total”, Nelly Arenas, por ejemplo, se empeña en
demostrar que el polémico líder estaría haciendo un enorme esfuerzo para construir un mito que
haga de Venezuela una “sociedad cerrada” y que el populismo, en tanto oferta política que “tiene
un componente unificador insoslayable” (Arenas, 2007: 158), no sólo es una amenaza para la demo-
cracia, sino que incluso puede ser ubicado, en algunos casos, en un extremo al que llama totalitario.
No encontramos en el artículo mencionado, sin embargo, más que escasos y telegráficos pasajes en
los que alude a la situación previa al “régimen de Chávez”.
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En su estudio del cardenismo, Tzvi Medin señala que para lograr una
cabal apreciación histórica de esa expresión política se debe realizar
una caracterización del momento previo a su advenimiento, prestando
Pero parece que el olvido de Arenas del contexto en el que surge el chavismo no es accidental.
Pues, cuando se refiere a otra de las experiencias populistas de la región, explora su situación previa
de emergencia con similar dedicación. En cuatro renglones y sin ofrecer mayores detalles, la autora
asevera que fue Perón quien “socavó las posibilidades democráticas en la Argentina de ese enton-
ces” (156-157), insinuando que, de no ser por este “organicista” y “autoritario” líder personalista,
la Argentina se habría encaminado hacia el establecimiento de una democracia liberal pluralista. La-
mentablemente la autora no aclara a qué se refiere con “posibilidades democráticas”; si éstas eran
estructurales, sistémicas, u obedecían a una cultura política más o menos extendida en todo el país
sudamericano. Suponemos que no considera que eran los conservadores, perpetradores del fraude
patriótico, quienes la encarnaban. Tampoco los radicales alvearistas, ni la izquierda estalinista, todos
miembros de la Unión Democrática opositora a Perón.
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4 Hasta 1925, esto es, ocho años después del triunfo definitivo de la Revolución, 32 millones de
hectáreas eran propiedad de extranjeros, más de la mitad de ellos estadounidenses (Medin, 1972: 9).
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Centrándose en la dinámica política que tuvo lugar después de la redacción de la Constitución de
1917, más que en la inclusión o exclusión formal de contenidos sociales en la misma, Arnaldo Córdova,
señala: “quizá podría concluirse que el verdadero triunfador en aquel evento nacional fue el general
Obregón y quienes se llamaron obregonistas, sinónimo, por lo que parece, de reformistas, mientras
que Carranza fue el derrotado. Empero, para una amplia comprensión del significado y del alcance
del Congreso, es necesario no olvidar que éste no fue socialista […] Lo esencial aquí consiste en que
el Congreso no sólo aceptó casi por completo la idea carrancista del Estado de gobierno fuerte, sino
que le confirió poderes perentorios que el autoritario Primer Jefe ni siquiera vislumbraba. La concepción
individualista que Carranza heredó del liberalismo de Madero no triunfó, a la manera clásica europea o
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angloamericana, puesto que la condicionó con reformas sociales; pero pronto se vería que su victoria
había sido total en las condiciones mismas en que se impuso, para un país atrasado, del único modo en
que podía triunfar, es decir, conviviendo con reformas sociales” (Córdova, 1973: 236, 237).
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6 Con las medidas aplicadas en el campo (profundización de la reforma agraria) Obregón consiguió
sumar el apoyo de sus anteriores enemigos, los zapatistas.
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7 Muchos historiadores indican que esa elección obedeció al siguiente cálculo político de Obregón:
Calles tenía habilidad política como para hacer un aceptable gobierno, pero al carecer de populari-
dad y de prestigio militar, no sería un obstáculo serio a vencer en las aspiraciones reeleccionistas del
caudillo de Sonora.
8 Apunta José Rivera Castro que las “líneas generales de la ‘Reconstrucción Nacional’ se basaron en la
idea de impulsar el desarrollo capitalista del país, mediante el crecimiento de la inversión extranjera,
el apoyo a las pequeñas empresas, la reforma monetaria y crediticia, la creación del sistema bancario
nacional, el control fiscal, la construcción de vías de comunicación, el establecimiento de bancos agrí-
colas, el desarrollo de la economía rural en una sociedad agraria de pequeños productores” (Rivera
Castro, 1983: 9).
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9 Obregón logró que se removiera la cláusula de la Constitución de 1917 que prohibía la reelección del
presidente.
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10 Aunque Yrigoyen y Alvear pertenecían al partido radical, eran reformistas y no planteaban modificar
la base de sustentación del sistema de dominación oligárquico, el primero encabezaba una corriente
interna de la ucr de corte más popular, mientras que el segundo lo hacía de otra corriente más con-
ciliadora con la oligarquía (el mismo Alvear era miembro de la poderosa Sociedad Rural Argentina).
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11 “Desde la constitución del Partido, la dirección nacional, en vez de procurar elevar la conciencia de
la clase obrera y del campesinado, comenzó a utilizarlo como un instrumento de despolitización. La
tendencia revolucionaria fue muy hábilmente aislada en el seno del Partido y toda acción que ema-
naba de las bases de la organización fue sistemáticamente combatida” (Garrido, 1982: 172).
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12 En el Plan Sexenal, franca y “decididamente se declara que el Estado es un agente activo de gestión
y ordenamiento de los fenómenos vitales del país; no un mero custodio de la integridad nacional, de
la paz y del orden público” (Córdova, 1979: 46).
13 “El partido Nacional Revolucionario reconoce que las masas obreras y campesinas son el factor más
importante de la colectividad mexicana y que, a pesar de la postración en la que han vivido, conser-
van el concepto más alto de interés colectivo, circunstancia que permite radicar en el proletariado
el más alto anhelo de hacer de México un país grande y próspero, mediante la elevación cultural y
económica de las grandes masas de trabajadores de la ciudad y el campo” (Córdova, 1979: 47).
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no iban a aferrarse a su resentimiento estos parias, si era lo único que los dig-
nificaba en un mundo de injustita y opresión! Cuando se vive en una cloaca,
la rata es la mejor equipada para subsistir. El peronismo hizo que se volcara
en las calles, que buscara un lugar todo ese mundo de resaca… El peronismo
fue su gran oportunidad (Sebrelli, citado por Fayt, 1969: 198).
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14 En los momentos previos al ascenso político de Cárdenas y Perón, en México y Argentina se vivía un
recrudecimiento de las luchas obreras. La explicación que se da a dicho fenómeno es que en ambos
países se estaba experimentado una recuperación económica y que eso hacía que los trabajadores
vieran una “ventana de oportunidades” para expresar sus demandas.
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Hemos venido a terminar con una moral social que permitía que los trabajado-
res tuviesen para comer sólo lo que se les diera por voluntad patronal y no por
deber impuesto por la justicia distributiva [...] Cuando medito sobre la signi-
ficación de nuestro movimiento, me duelen las desviaciones en que incurren
nuestros adversarios. Pero mucho más que la incomprensión calculada o ficticia
de sus dirigentes, me duele el engaño en que viven los que de buena fe los si-
guen por no haberles llegado aún la verdad de nuestra causa. Argentinos como
nosotros, con las virtudes propias de nuestro pueblo, no es posible que puedan
acompañar a quienes los han vendido y los llevan a rastras, a los que han sido
sus verdugos y seguirán siéndolo el día de mañana [...] (Perón, 1998: 27-28).
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16 Una indagación más amplia acerca de la presentación del desgarro interno y el daño, se realiza en
Aibar Gaete (2007).
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17 La expresión “aluvión zoológico” fue empleada por primera vez en agosto de 1947 por el diputado
Ernesto Sanmartino, perteneciente a la bancada de la Unión Cívica Radical, opositora al peronismo.
Después pasó a ser una de la formas predilectas en que los antiperonistas nombraban a los seguido-
res del líder argentino.
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Si se tuviera que elegir unos pocos rasgos para hacer una caracterización
de Cárdenas, uno de ellos sería, sin dudas, su confianza en la organiza-
ción. Como gobernador de Michoacán, como dirigente partidario, más
18 Decía Perón: “Llego a vuestra presencia con la emoción que me produce sentirme confundido entre
este mar humano” (Perón, 1998: 26).
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19 “Estoy convencido —decía Calles refiriéndose a los obreros— de que en cada hombre la codicia, el
egoísmo son irreductibles” (Córdova, 1980: 23).
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y ello era una condición necesaria, no sólo para evitar el chantaje de los
grupos minoritarios, sino, esencialmente, para conjuntar y orientar sus
fuerzas en la dirección de una profunda transformación social.
Si para el proyecto cardenista la unidad y organización eran impor-
tantes, para Perón y su naciente movimiento, éstas eran necesidades im-
periosas a las que había que atender con inmediatez. Cárdenas contaba
con un partido que había abandonado la política de masas, pero al me-
nos había logrado imponer una cierta disciplina interna; también conta-
ba con cuadros fogueados en la lucha militar y política (algunos de ellos
tenían incluso experiencia en la administración y el gobierno). La si-
tuación de Perón, al momento en que incursionó en política, era absolu-
tamente diferente: carecía de una carrera en ese ámbito y no contaba con
una estructura partidaria “propia”, ni organizaciones sociales afines. No
obstante, poco tiempo después de ser nombrado secretario de Trabajo, su
capital político —fundado en el reconocimiento— era enorme, pero esas
dimensiones no se reflejaban en el plano organizativo. Entonces, ¿cómo
en sólo tres años pudo vencer en elecciones a una coalición integrada por
numerosos partidos con una amplia trayectoria política y sindical? La
explicación de Germani (1973) es que Perón logró interpelar y organizar,
desde la Secretaría del Trabajo, a la franja de nuevos proletarios que por
la crisis del campo se habían trasladado desde el interior a los grandes
centros urbanos, atraídos por el desarrollo industrial a que dio lugar el
proceso de sustitución de importaciones. Esas “masas disponibles” cons-
tituidas por nuevos trabajadores, despolitizados y sin conciencia de clase,
eran para el autor los sectores sociales que se encolumnaron en el pero-
nismo en un proceso de organización vertical (de arriba hacia abajo). Sin
desconocer el acelerado crecimiento del proletariado industrial y urbano
que produjo el proceso de sustitución de importaciones y la existencia de
nuevos sectores no integrados a la vida sindical y política que implicó,
la explicación de Germani es claramente insuficiente para dar cuenta del
fenómeno peronista. En primer lugar, porque el peronismo no sólo tuvo
una amplia aceptación en los centros urbanos, después, porque la nueva
clase obrera no era lo suficientemente numerosa como para darle el triunfo
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El problema apremiante que tenía Perón, por no contar con una es-
tructura político partidaria, se empezaba a solucionar con la creación del
Partido Laborista. Con el apoyo de la mayor parte de los sindicatos exis-
tentes y de otros de reciente creación, conseguía un sólido apoyo social
organizado y la ausencia de cuadros políticos se comenzó a resolver por
medio de la politización de sindicalistas, de estrategia de alianza, coopta-
ción y absorción de dirigentes radicales y conservadores, muchos de los
cuales pasaron a jugar un papel destacado en la generación de un acervo
ideológico programático en el peronismo. En el interior del país, sobre
todo en las provincias menos industrializadas, la estrategia preponderan-
te fue la de integrar a líderes políticos locales.
Pero Perón sabía que la organización que le había ayudado a ganar las
elecciones no era suficiente para llevar adelante su proyecto político. Esa
organización demasiado endeble, carecía de una sólida cohesión interna
y también era “demasiado” autónoma. Para superar ese estado, que per-
mitiera pasar de la simple unidad de acción al establecimiento de lazos
orgánicos, tenían que darse pasos cualitativos.
¿Cuál era la “misión que les estaba encomendada”? Una que sin dudas
transcendía la simple defensa de los intereses sectoriales. En la lógica articu-
latoria que Perón proponía, cada parte debía tener lo que le “correspondía”,
pero también estaba obligada a realizar su aporte, sin excederse en sus preten-
siones. La organización era el único reaseguro para que esto se cumpliera.
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Para evitar que las masas que han recibido la justicia social necesaria y lógica
no vayan en sus pretensiones más allá, el primer remedio es la organización de
esas masas, para que formen organismos responsables, organismos lógicos y ra-
cionales bien dirigidos […] Ese sería el seguro: la organización de las masas. Ya
el Estado organizaría el reaseguro, que es la autoridad necesaria para que lo que
esté en su lugar nada pueda sacarlo de él (25-8-44).
20 A pesar de que para Cárdenas y Perón la organización era sumamente importante, una diferencia que
vale la pena señalar es que el segundo le daba mayor peso al rol que en esas organizaciones jugaban los
dirigentes. Decía Perón: “Una masa no vale por el número de hombres que la forma, sino por la capaci-
dad de los hombres que la conducen, porque las masas no piensan, las masas sienten y tienen reacciones
más o menos intuitivas u organizadas. Pero ¿quién las produce? El que las conduce (Perón, 1973: 24).
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21 “El Estado convertido en juez, debe asegurar jurídicamente las relaciones, las obligaciones, los de-
rechos y las garantías para todos los que trabajan. Nadie quedará librado a manejos discrecionales
por parte del que contrata o del que paga, y de este modo, se habrá suprimido el factor principal de
disociación, de desorden y de abuso”, decía Perón después de ganar las elecciones de 1946, pero
también advertía que “ahora, como presidente de la República, no puedo embanderarme en ningu-
no de los bandos en pugna, sino que tengo que estar colocado en una situación de equilibrio para
no producir rozamientos” (12-02-46, Perón, 1998: 38).
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Quinto momento:
la dotación de sentido integral con la invocación nacional
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22 Sería demasiado injusto imputar exclusivamente a Calles y su gobierno, ese distanciamiento con la
sociedad, ya que, independientemente de la valoración global que se pudiera hacer del desempeño
de los gobiernos revolucionarios que precedieron a Cárdenas y de la ausencia o presencia de pro-
yectos políticos más o menos integrales que los sustentaran, lo cierto es que ninguno había logrado
cumplir, ni siquiera aproximadamente, con la promesa de cambios concretos que habían movilizado
a los sectores más postergados a favor de la Revolución. Correlativamente, tampoco se había logrado
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Sigal y Verón, por su lado, señalan que desde sus inicios, en el discurso
político de Perón, aparece sistemáticamente una referencia fundamental:
la unidad nacional. Esto, porque para el entonces secretario de Trabajo y
Previsión Social, todas las energías debían orientarse para resolver un pro-
blema que era “absolutamente básico: el de la nacionalidad” (Perón, citado
en Sigal y Verón, 2003: 48).
una integración de esos sectores a una comunidad política que, para ese entonces, parecía ser sólo una
más de las tantas promesas incumplidas.
Las reformas sociales —especialmente el reparto de tierras a los campesinos y las reivindicacio-
nes obreras—, sólo habían sido medidas parciales y oportunistas de líderes que buscaban apoyo
popular al inicio de sus gobiernos, pero que una vez que éste se conseguía, se saboteaban sis-
temáticamente. La llamada política de masas era una herramienta de dominación, pero no de
transformación social duradera.
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74 ◆ Julio Aibar
Para Perón, el de la nación era sin dudas el problema que había que
atender, pero ésta era también el principio de la solución. La nación era
el terreno común, en el que sujetos antagónicos, defensores de intereses y
demandas contrapuestos, podían inscribirse para cobrar nuevos sentidos
y hacerse convergentes.
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23 En ese sentido, Ernesto López señala que en “Argentina se va a dar el enfrentamiento de dos proyectos
de nación, más o menos claramente prefigurados como tales. Agrega más adelante que “merced a la
restauración coercitiva de los años 30, la disputa por la nación se tensó en grado extremo. Tomó forma
explícita y contribuyó decididamente a la conformación de fuerzas políticas en pugna, dando lugar que la
contestación al orden oligárquico asumiera la forma de una alternatividad nacional” (López, 1983: 84).
24 “Cárdenas —señalaba Toledano— es el que más ha construido, el que más elementos ha puesto con
sus manos, con su cerebro y con su corazón en el edificio de la Patria unificada […] Él incorporó a los
indios, él incorporó a las grandes masas de peones en el pueblo, incorporó a los campesinos, incorporó
también a los sectores más preparados en los grandes intereses nacionales. Cárdenas —agregaba el
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dirigente sindical— ha unificado a los mexicanos dándoles una noción de lo que es justo, una noción
de lo que es equitativo, una noción de lo que es, en consecuencia, el fin principal que la Revolución
mexicana persigue. Este esfuerzo por unificar las conciencias vale acaso más que el esfuerzo, con ser
enorme, por incorporar al pueblo en el pueblo que produce, por incorporar a los desheredados, a los
que viven al margen de la civilización verdadera, de la justicia, en los destinos y esperanzas de la Na-
ción” (Lombardo Toledano, 1988: 214, 215).
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25 Se podría preguntar también, si acaso un cierto liberalismo político contemporáneo, que tanto celebra la
diversidad y la diferencia, no lo hace sólo en tanto esa diversidad y diferencia son inscritas en un orden insti-
tucional dado, considerando a quienes no se ajustan a sus dictados y procesos enemigos de la democracia.
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Cardenismo y peronismo. La comunidad políticamente imaginada ◆ 81
26 Cárdenas por ejemplo, fue parte del partido PNR pero después fundó el prm. Perón fue candidato del
Partido Laborista y después lo suprimió y fundó el Partido Justicialista. Ambos participaron de elecciones
limpias, ninguno de los dos suprimió el Congreso. Con Perón, además se instituyó el voto femenino.
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Recuento final
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Cardenismo y peronismo. La comunidad políticamente imaginada ◆ 83
trar”, a través de todos esos momentos, no sólo que las demandas sociales
podían ser satisfechas, sino que de esa satisfacción dependía la comuni-
dad política.
A partir de dicho análisis, se puede también detectar diferencias sus-
tantivas con otros proyectos de nación y con fenómenos políticos más
recientes, a los que también se los identifica bajo el rótulo de populistas.
En estudios posteriores, se podría indagar, por ejemplo, si los denomina-
dos neopopulismos de los años noventa y los populismos contemporá-
neos comparten con las expresiones clásicas, las mismas concepciones de
comunidad política, sociedad y el papel que debe tener el Estado.
Cabe además señalar, en contra de esa persistente crítica que conci-
be a los populismos como una forma arcaica, reactiva, antipolítica y
antidemocrática, que el estudio de los casos presentados indica que esas
expresiones pueden ser: 1) enteramente modernas y modernizantes;
2) reacciones a un estado de cosas dado, pero también atrevidos ejerci-
cios de imaginación; 3) manifestaciones profundamente políticas, en
tanto produjeron una sustantiva resubjetivación por medio del recono-
cimiento de derechos y la activación de demandas, la dicotomización
del espacio social y su codificación en la lógica de amigos y enemigos, la
organización y constitución de nuevos sujetos políticos, la articulación
de los mismos con el andamiaje institucional del Estado, y la referencia
a una instancia nacional; y 4) democráticas, no sólo porque incorpora-
ron a la arena política y al espacio social a sectores que estaban exclui-
dos, sino porque esa incorporación significó una total alteración de los
sistemas de dominación existentes, sustentados por la exclusión.
Finalmente el análisis de los populismos clásicos contradice lo que ya
es parte del sentido común académico: el carácter anti-institucional de
los mismos. Parece ser que los populismos clásicos nacieron instituciona-
les y anti-institucionales a la vez.
Para entender mejor a los populismos, quizá sea más adecuado tener
en cuenta que la suya fue una propuesta que consistió en desnaturalizar
y alterar los órdenes y sistemas de dominación existentes, por medio de
la postulación de otra naturalidad y otros órdenes posibles. Así, los
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84 ◆ Julio Aibar
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86 ◆ Julio Aibar
Derechos reservados
La democracia enjaulada (entre el populismo y el elitismo)1
Pedro Salazar Ugarte
Problemas de abordaje
1 Una primera versión preliminar e incompleta de este trabajo fue discutida en febrero de 2008 en el
marco del Seminario Thomas Hobbes. Agradezco a Pablo Larrañaga, Jorge Cerdio, Francisco Torto-
lero, Alejandro Madrazo, Jaime Rivero, Paula Vázquez Sánchez, Selene Cruz, Daniel Vázquez, Ciro
Murayama, Juan Antonio Cruz, Catalina Pérez Correa, Alejandra Betanzo por sus comentarios, críti-
cas y sugerencias. Asimismo agradezco a Pamela Padilla, Selene Cruz y Paula Vázquez Sánchez por
el apoyo en el trabajo de investigación. A Luis Eduardo Garzón le agradezco las sugerencias biblio-
gráficas y los muchos libros en préstamo. El trabajo fue presentado en las Jornadas los “Encuentros
de Canarias. Ciudadanía y Democracia en España y Latinoamérica. Democracia y Cultura Política”
organizados por la Fundación canaria Mapfre-Guanarteme del 10 al 14 de marzo de 2008 en Las
Palmas de Gran Canaria, España.
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88 ◆ Pedro Salazar Ugarte
2 Si tomamos en cuenta los países que acuden a las “Cumbres Iberoamericanas”, tenemos que los Esta-
dos que integran la región son: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador,
El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Paraguay, República Dominicana,
Uruguay, Venezuela y tres de la Península Ibérica —Andorra, España y Portugal—. Por lo que hace a
la diversidad, por ejemplo, tenemos que tal como se señala en la edición del Latinobarómetro 2007,
“América Latina tiene una compleja composición de su población, ya que sólo en tres países hay una
proporción muy significativa de la población que declara tener como lengua materna una lengua au-
tóctona: Bolivia con un 34%, Guatemala con un 20% y Paraguay con un 31%. Luego hay dos países
con una pequeña población, México de 4%, y en Perú con el 9% de personas que declaran tener como
lengua materna una lengua autóctona. En el total de la región es un 6%. Lo que más pesa son aquellos
países donde las personas declaran ser ‘mestizos’: 80% de Ecuador, 71% de Perú, 70% de El Salvador, y
cinco países entre el 50% y 60% (Bolivia, Nicaragua, Panamá, Honduras y México). En total en 87 países,
la gran parte de la población declara ser mestiza, de tal manera que al declarar conflicto entre distintas
razas no se refieren a una etnia autóctona sino a los mestizos”. Cfr. www.latinobarometro.org.
3 Todos los datos son del Latinobarómetro. Ahí podemos observar que el “apoyo a la democracia en Amé-
rica Latina ha fluctuado entre el 58% en el año 1995, 63% en 1997, 48% en el 2001, para alcanzar
un 54% en el año 2007”. De hecho, en algunos países el apoyo a esta forma de gobierno ha venido
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La democracia enjaulada (entre el populismo y el elitismo) ◆ 89
aumentando (Ecuador, Nicaragua, El Salvador, principalmente). Sin embargo, en otros la vocación de-
mocrática ha caído de manera preocupante (México, Argentina y Chile son ejemplos emblemáticos). En
2007 la confianza en los partidos en la región latinoamericana es sólo del 20%.
4 Este concepto, relativamente reciente en la jerga sociológica y politológica contemporánea reúne dos
elementos ausentes en nuestras sociedades: la inclusión y el sentido de pertenencia. En el contexto
latinoamericano la cohesión social, se nos dice, pasa necesariamente por la superación de la desigualdad.
5 Cfr., entre otros, D. Valadés, El control del Poder, México, Porrúa, 2006; J. Carpizo, Concepto de
democracia y sistema de gobierno en América Latina, México, IIJ/unam, 2007.
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90 ◆ Pedro Salazar Ugarte
6 Los interesados pueden consultar las páginas electrónicas del Programa de las Naciones Unidas para
el Desarrollo (pnud), del Banco Interamericano de Desarrollo, del Banco Mundial, del “Foro de Biarritz”,
de idea Internacional, de la Agencia Española de Cooperación Internacional, de la Comisión Econó-
mica para América Latina y el Caribe (cepal), por mencionar algunas.
7 El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud) reporta los resultados de una “ronda de
consultas con líderes de América Latina, 2002” en la que fueron entrevistados 231 personajes de la
elite de la región. Llama la atención que ante la pregunta de cuáles son los “problemas a enfrentar para
fortalecer la democracia” en la región, las opciones “combatir la inequidad” y las “políticas sociales”
quedaran en 4º y 5º lugar, respectivamente, de un listado de nueve opciones (incluyendo la alternativa
“otros”). Los líderes ubicaban en la crisis de legitimidad de los partidos políticos y la influencia de los
poderes fácticos (las “familias con ciertos apellidos”) algunos de los desafíos más difíciles de encarar.
Documento del pnud, “Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos”, 2002.
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8 En este mismo sentido, cfr. A. Pintore, I diritti della democracia, Roma-Bari, Laterza, 2003.
9 En este sentido, cfr. S. Huntington, “The Modest Meaning of Democracy”, en R. A. Pastor [ed.],
Democracy in the Americas. Stopping the Pendulum, Nueva York, Holmes & Meier, 1989, pp. 11-28.
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94 ◆ Pedro Salazar Ugarte
10 Creo que las garantías institucionales que Dahl propone son fundamentales para toda democracia,
sin embargo, constituyen el corazón de un Estado liberal; en cambio la caracterización de Bobbio
centra su atención específicamente en el sistema democrático. Para Bobbio la democracia evoca el
principio de autogobierno y se refiere, primordialmente, al conjunto de reglas que nos dicen quién está
autorizado para decidir y cómo (bajo cuáles procedimientos) debe hacerlo. Es decir, la democracia es,
simplemente, “un conjunto de reglas de procedimiento para la formación de decisiones colectivas”.
Estos procedimientos son los siguientes: a] todos los ciudadanos mayores de edad sin distinciones
deben gozar de derechos políticos; b] el voto de los ciudadanos debe tener un peso igual; c] todos
los titulares de derechos políticos deben ser libres de votar siguiendo a sus propias opiniones; d) los
ciudadanos también deben ser libres en el sentido de que deben estar en condiciones de escoger entre
soluciones diferentes, es decir entre partidos que tengan programas distintos y alternativos; e] tanto
para la elección como para las decisiones colectivas, debe valer la regla de mayoría numérica; f] ninguna
decisión adoptada por mayoría debe limitar los derechos de la minoría, en particular el derecho de
convertirse a su vez en mayoría en igualdad de condiciones.
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La democracia enjaulada (entre el populismo y el elitismo) ◆ 97
política norteamericana, cfr., entre otros, A. Przeworski, Capitalism and Social Democracy, Cambrid-
ge, Cambridge University Press, 1985; S. Huntington, La Tercera Ola: la democratización a finales
del Siglo XX, Barcelona, Paidós, 1998; G. Di Palma, To Craft Democracies. An Essay on Democratic
Transitions, Berkeley, University of California Press, 1990.
14 En su teoría, de hecho, las elecciones son casi un ritual que sirve solamente para legitimar a las eli-
tes gobernantes de turno.
15 Cfr. W. H. Morris-Jones, “In defense of Apathy: Some Doubts on the Duty to Vote”, en Political
Studies, núm. 2, 1954, pp. 33-37. Una discusión a partir de este texto se encuentra en: A. Birch, The
Concepts and Theories of Modern Democracy, Londres-Nueva York, Routledge, 1993, pp. 80 y ss.
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98 ◆ Pedro Salazar Ugarte
16 Ambos eran defensores del sistema electoral proporcional y sostenían que la calidad de la democracia
dependería de un compromiso ciudadano participante en la adopción de las decisiones colectivas. Por lo
que hace a la importancia de la participación ciudadana en la democracia, conviene recordar a Bobbio:
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La democracia enjaulada (entre el populismo y el elitismo) ◆ 99
“En otras palabras cuando se quiere conocer si ha tenido lugar un desarrollo democrático en un país
determinado se debería examinar si ha aumentado, no el número de los que tienen derecho a participar
en las decisiones que les afectan, sino los espacios en los que pueden ejercer dicho derecho” N. Bobbio,
Il Futuro della democrazia, Torino, Einaudi, 1984, p. 16.
17 A diferencia de Schumpeter estos autores no se contentaban con describir la realidad para delinear a la
democracia, sino que estaban convencidos de que esa forma de gobierno también es un ideal político
—una acepción de la Filosofía Política, cultivada por Bobbio, desde siempre, que se ha dedicado a imagi-
nar la óptima república— que, como todo ideal, no se realizará plenamente pero que no por ello dejaba
de tener un valor normativo y prescriptivo que servía —me gusta pensar que sirve todavía— para medir
críticamente la distancia entre el propio ideal y la “cruda materia”.
18 Sobre este tema, cfr., también E. Vitale, “Sulla cittadinanza. Dahl e i classici”, Cenobio, 2, 1997, Luga-
no; “Habermas e le teorie della democrazia”, en Paradigmi. Rivista de critica filosofica, Año XV, núm.
43, enero-abril, 1997a. Las tesis de Kelsen pueden encontrarse en Kelsen H., La democrazia. Il Mulino,
Bologna, 1998 (existe una traducción al castellano bajo el título “Esencia y valor de la democracia”).
Las ideas de N. Bobbio más emblemáticas sobre este tema se encuentran en el libro ya ha sido citado: Il
futuro della democrazia y en la Teoria Generale della Politica, Torino, Einaudi, 1999. p. 381.
19 Sobre este modelo me permito remitir a mi libro La democracia constitucional. Una radiografía teórica,
México, FCE/unam, 2006.
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La democracia enjaulada (entre el populismo y el elitismo) ◆ 101
Para Ferrajoli los derechos son la dimensión sustancial de la democracia. Para otros autores, como
Garzón Valdés, los derechos constituyen un “coto vedado” para las decisiones democráticas. Para
Bovero, en efecto, los derechos son un límite al poder democrático pero no forman parte del siste-
ma democrático salvo como precondiciones (los derechos sociales) y condiciones (los derechos de
libertad y políticos) del mismo (cfr. M. Bovero, Contro il governo dei peggiori: una grammatica della
democrazia., ob. cit.; M. Bovero, L. Ferrajoli, Teoría de la democracia. Dos perspectivas comparadas,
en Colección “Temas para la democracia”, Conferencias magistrales, núm. 13, México, Instituto
Federal Electoral, 2001). A mí me convence la posición de Bovero. Cfr. P. Salazar, ob. cit.
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102 ◆ Pedro Salazar Ugarte
21 No sin diferencias sustantivas encontramos ecos de esta tendencia en los movimientos y liderazgos
que han llevado al poder a Chávez en Venezuela, a Morales en Bolivia, a Correa en Ecuador, a Kirch-
ner en Argentina y que apoyan a López Obrador en México.
22 No lo son en términos contemporáneos pero tampoco en términos de la teoría moderna que suele re-
montarse a Rousseau (cuya teoría no era precisamente “moderna” dado su talante holístico). Es verdad
que este autor, fuertemente inspirado por el principio de autonomía política, imaginaba una “voluntad
general” colectiva y sin mediaciones, pero no debemos olvidar que su modelo estaba imaginado sólo
para sociedades pequeñas, uniformes, igualitarias, etc. Nada más lejano de nuestras complejas, plura-
les, diferenciadas y desiguales sociedades latinoamericanas. De hecho, el propio Rousseau reconocía la
inviabilidad de su propuesta democrática: “si hubiese un pueblo de dioses, se gobernaría democrática-
mente. Mas un gobierno tan perfecto no es propio de los hombres” (Contrato Social). Para una revisión
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La democracia enjaulada (entre el populismo y el elitismo) ◆ 103
de algunas de las teorías contemporáneas sobre el populismo remito, de nueva cuenta, a los textos de
Daniel Vázquez ya citados. De uno de sus trabajos (“La democracia, el populismo y los recursos políticos
del mercado: déficits democráticos y neopopulismos”, ob. cit.) rescato la siguiente definición de populis-
mo propuesta por Carlos Vilas que me parece una perla de la impresión, el oxímoron y la contradicción:
“[...] El populismo articula ingredientes democráticos y autoritarios: ampliación de la ciudadanía, recurso
a procedimientos electorales, pluripartidismo, extensión de la participación social y política, junto con:
control vertical de las organizaciones sociales, reducción del espacio institucional para la oposición, pro-
moción de un sistema político ampliado y al mismo tiempo excluyente”.
23 Cfr. E. Laclau, Política e ideología en la teoría marxista: capitalismo, fascismo, populismo, Madrid,
Siglo XXI, 1978; La razón populista, Argentina, 2005.
24 Ibíd.
25 Cfr. G. Hermes, S. Loaeza, J. F. Prud’homme [comps.], Del populismo de los antiguos al populismo de
los modernos, México, Colmex, 2001.
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104 ◆ Pedro Salazar Ugarte
26 Para Edward Shils el populismo “se basa en dos principios fundamentales: la supremacía de la
voluntad del pueblo y la relación directa entre el pueblo y el liderazgo”. Cfr. Voz “Populismo”
en N. Bobbio, G. Pasquino, N. Matteucci, Diccionario de política, Siglo XXI, México, 2002. pp.
1247-1259.
27 Para Luis Aguilar, “la historia de los gobiernos populistas [...] muestra un cóctel explosivo que combina
confusamente elementos arcaicos en su afán de resolver los problemas sociales de la modernidad:
un liderazgo providencial (por ende, autoritarismo político y desdén institucional), retórica emocional
autoafirmativa (por ende, nula discusión informada con interlocutores que piensan de otra manera),
flojedad hacendaria administrativa (por ende, bancarrota del Estado)”. L. Aguilar, “Populismo y demo-
cracia”, Porrúa, México, 1994, p. 10.
28 Pensando en la situación actual de muchos países de Latinoamérica, Ernesto Garzón Valdés nos rega-
la una frase de un personaje de una novela de Alejo Carpentier que no puedo dejar de citar en este
punto: “Como decimos allá, ‘la teoría siempre se jode ante la práctica’, y ‘jefe con cojones no se guía
por papelitos’”. Citado en Garzón, Valdés, “El futuro de la democracia”, en Colección “Temas de la
democracia”, Conferencias Magistrales No. 15, IFE, México, 2007, p. 39 de A. Carpentier, El recurso
del método, Madrid, Siglo XXI, 1976, p. 31.
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La democracia enjaulada (entre el populismo y el elitismo) ◆ 105
29 La frase, palabras más palabras menos, la han expresado Hugo Chávez, Evo Morales y Andrés Manuel
López Obrador (este último utilizando el pronombre posesivo “sus” instituciones).
30 Creo que en este sentido, así como en el que advierte los peligros de un exceso de deliberación que
no conduce a decisión alguna, puede entenderse la siguiente advertencia de Bobbio: “nada es más
amenazante para la democracia que el exceso de democracia”. Cfr. N. Bobbio, Il futuro della demo-
crazia, ob. cit., p. 14.
31 La democracia es lo opuesto a esta forma de acción/participación política. Para decirlo con Carlos
Nino, “En una democracia en funcionamiento, es esencial que la mayoría nunca sea un grupo defi-
nido de gente de la población, sino una construcción que hace referencia a individuos que cambian
constantemente de acuerdo con el tema que esté a discusión”. De hecho, es necesario “que todas
las partes interesadas participen en la discusión y decisión; que participen de una base razonable de
igualdad y sin ninguna coerción; que puedan expresar sus intereses y justificarlos con argumentos
legítimos”. C. Nino, La constitución de la democracia deliberativa, Barcelona, Gedisa, 1997, pp. 177,
180. Citado por Ernesto Garzón Valdés en “El Futuro de la Democracia”, ob. cit., p. 21.
32 En las discusiones que he tenido los últimos meses con colegas amigos latinoamericanos son pocas
las posiciones claras en este punto. Con claridad y franqueza solamente Homero Saltalamacchia, de
la Universidad Nacional Tres de Febrero de Argentina y profesor de la Flacso, sostuvo en una discusión
que en efecto lo que se vivía, por ejemplo, en Venezuela y en la Argentina no eran procesos políticos
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106 ◆ Pedro Salazar Ugarte
democráticos pero que, al menos para él, la democracia no era el valor más importante. Ante esa
afirmación, despejado el “pleito por el término”, la discusión fluyó de una manera más interesante y
desafiante.
33 Cfr. Vázquez, D., “La democracia, el populismo y los recursos políticos del mercado: déficits demo-
cráticos y neopopulismos”, ob. cit., p. 331.
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La democracia enjaulada (entre el populismo y el elitismo) ◆ 107
puede ser justificada frente a las demás alternativas posibles, que se ex-
tienden desde el autoritarismo hasta el anarquismo” (Garzón: 12-13).
En el fondo hay un problema económico de hecho y una discusión
sobre modelos económicos. La dificultad económica principal es de so-
bra conocida: no crecemos y, cuando lo hacemos, tampoco distribuimos.
México tiene más de 26 millones de personas en condiciones de extrema
pobreza y simultáneamente al hombre más rico del mundo.34 En general,
en toda Latinoamérica la concentración de la riqueza es apabullante: se-
gún un informe de Merrill Lynch —referido por Garzón Valdés— en la
década de los años noventa “el principal grupo de los magnates logró acu-
mular una fortuna que equivale al ingreso de 430 millones de pobres du-
rante 63 000 años”. El dato —precisamente por su magnitud inasible—
genera, para unos, bostezos e indiferencia; para los otros, indignación
potencialmente violenta. Somos, por lo menos, dos sociedades en una.
Esta lacerante realidad, que es un hecho, está inhibiendo la consolidación
democrática en la región. Los latinoamericanos estamos construyendo
instituciones sobre arena. Y, tarde o temprano, salvo que resolvamos
el problema social, terminarán por derrumbarse. Los hechos nos están
demostrando que la tesis de las precondiciones sociales de la democracia
no era un expediente retórico.35
Y colmar esas precondiciones no es fácil. Como ya he señalado, pare-
ciera que el neoliberalismo ha secuestrado a la democracia. Es verdad que
en la propia Latinoamérica algunos gobiernos democráticos han inten-
tado romper con el llamado “Consenso de Washington” e intentar un
“capitalismo con rostro humano”, pero también lo es que los resultados
34 De hecho, en la revista Forbes, edición 2007, aparecen diez multimillonarios mexicanos con fortunas
que superan los mil millones de dólares: Carlos Slim (49 000 millones), Bailleres (5000 millones),
Ázcarraga (2100 millones), María Asunción Aramburuzabala (2000 millones), Roberto Hernández
(2000 millones), Zambrano (1700 millones), Salinas Pliego, Jerónimo Arango, Isaac Saba y Alfredo
Harp Helú. Pero la lista de multimillonarios es más amplia: Vázqueza Raña, Servitje, Jorge Vergara...
los curiosos en la historia de algunos de estos personajes pueden consultar el libro periodístico coor-
dinado por Jorge Zepeda Patterson, Los amos de México, México, Planeta, 2007; Garzón, E. Valdés,
“El futuro de la democracia”, ob. cit., p. 34.
35 Sobre la teoría de las precondiciones, cfr., M. Bovero, Contro il governo dei peggiori, ob. cit.
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108 ◆ Pedro Salazar Ugarte
36 M. Revelli, Le due destre, Turín, Bollati-Boringhieri, 1996. Otro texto que sugiero sobre este tema es
el de Ermanno Vitale, “El abrazo mortal de la mentira. Una reflexión sobre democracia, mercado y
terrorismo a partir de Norberto Bobbio”, en L. Córdova, P. Salazar, Política y derecho. (Re)pensar a
Bobbio, Siglo XXI, IIJ/unam, 2004.
37 L. Ferrajoli, Los fundamentos de los derechos fundamentales, Madrid, Trotta, 2002; cfr. también, D.
Vázquez, “La democracia, el populismo y los recursos políticos del mercado: déficits democráticos y
neopopulismos”, ob. cit., p. 352.
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La democracia enjaulada (entre el populismo y el elitismo) ◆ 109
deres económicos los que delimitan los márgenes en los que pueden adop-
tarse las decisiones fundamentales que afectan a la colectividad. Contrario
a lo que dictaba el lugar común durante la etapa de los autoritarismos,
los Estados latinoamericanos, no son Estados fuertes. Fernando Escalante
retrata con agudeza esta realidad en el caso mexicano:
38 Sobre estos temas directamente relacionados con el caso mexicano, cfr., G. Sánchez, M. de María y
Campos [eds.], ¿Estamos Unidos Mexicanos? Los límites de la cohesión social en México, Informe de
la Sección mexicana del Club de Roma, México, Temas de Hoy, 2001. Para Rolando Cordera y Ángeles
Palacios los factores que amenazan la cohesión social en México son: las diferencias económicas, la
transición demográfica, la urbanización y la marginación de los Estados, la pobreza y desigualdad, la
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110 ◆ Pedro Salazar Ugarte
migración externa e interna, la presencia de minorías étnicas y grupos vulnerables (cfr. R. Cordera, A.
Palacios, “La cohesión social en tiempos mutantes” en Ibíd., p. 197 y ss.).
39 Gaetano Mosca constataba la inevitable existencia de las elites con la siguiente sentencia: “entre las
tendencias y los hechos constantes que se encuentran en todos los organismos políticos, aparece uno
cuya evidencia se impone fácilmente a todo observador: en todas las sociedades, empezando por las
medianamente desarrolladas, que apenas han llegado a los preámbulos de la civilización, hasta las
más cultas y fuertes, existen dos clases de personas: la de los gobernantes y la de los gobernados”.
Cfr. G. Mosca, La clase política, FCE, México, 1984. p. 106. La literatura clásica sobre teoría de las
elites y, antes de ésta, teoría de las clases es muy rica y ha sido muy explorada. Al respecto, además
de la teoría marxista sobre la lucha de clases (con antecedentes weberianos) son ampliamente co-
nocidas las tesis de Vilfredo Pareto sobre la “circulación de las elites”, las del propio Mosca sobre la
“clase política” y de Robert Michels y su “ley de hierro de la oligarquía”. La principal diferencia entre
la teoría de las clases y la teoría de las elites, según Eva Etzioni-Hakevy es que la segunda centra su
atención en las desigualdades basadas en el poder (o la falta del mismo); (cfr. E. Etzioni-Hakevy, The
elite Connection, Estados Unidos de América, Polity Press, 1993, pp. 19-20). Dado que este no es el
tema central de este texto me limito únicamente a señalar que estas teorías —que sirven de base para
las teorías elitistas de la democracia— eran antidemocráticas. De hecho, la teoría de las elites surge
con una fuerte vocación filofascista.
40 Ibíd., p. 8. Una caracterización similar es la que sirve a Roderic ai Camp para analizar a las elites en Mé-
xico. Cfr. R. Ai Camp, Mexico’s Mandarin. Crafting a Power Elite por the Twenty-First Century, University
of California Press, 2002. Sobre las elites mexicanas se pueden consultar también C. Wright Mills, La
elite del poder, México, FCE, 1957, en part., pp. 302-317; Wright Mills [et al.], “Los intelectuales y el
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La democracia enjaulada (entre el populismo y el elitismo) ◆ 111
poder”, en SepSetentas, núm. 59, México, Secretaría de Educación Pública, 1972; J. Medina V., Elites y
democracia en México, México, Cal y Arena, 1998.
41 Una tesis interesante que encontré revisando la literatura reciente sobre “teoría de las elites” es que
la autonomía recíproca entre éstas es tan importante como su compromiso con la democracia para la
consolidación de esa forma de gobierno. La tesis es interesante: dado que las elites siempre querrán con-
servar el sistema que les garantiza su posición relevante, para que existan las condiciones de transición
hacia la democracia es necesario que existan tensiones y choques entre las elites y esto sólo es posible
si éstas son autónomas entre sí. La misma autora sostiene que, desde ese punto de vista, ni siquiera los
movimientos sociales son incompatibles con una teoría elitista de la democracia. Al respecto, cfr., E.
Etzioni-Hakevy, The elite Connection, ob. cit., pp. 109-121, 199-214. Un referencia obligada sobre el
tema de las elites en clave contemporánea es el texto de Christopher Lasch, The Revolt of the Elites and
The Betrayal of Democracy, Nueva York, Norton & Company, 1995.
42 Cfr., entre otros, L. Diamond, J., Linz, S. Lipset, Democracy in Development Countries: Latin America, Vol. 4,
Lynee Rienner, Estados Unidos de América, 1989; G. O'Donell, F., Scmitter, Transitions from Authoritarian
Rule: Tentative Conclusions About Uncertain Democracies, Baltimore, John Hopkins University, 1986.
43 Una democracia está consolidada, según estos autores, cuando “el régimen reúne todos los criterios de
la democracia procedimental y también todos los grupos políticamente significativos aceptan las insti-
tuciones políticamente establecidas y se adhieren a las reglas democráticas del juego” (Higley, 1992: 3).
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112 ◆ Pedro Salazar Ugarte
Con toda evidencia se trata de una concepción elitista de la democracia. Utilizo la referencia porque es
analíticamente útil para nuestros fines aunque no corresponde al modelo de democracia que he defen-
dido en este trabajo.
44 La existencia de fuerzas políticas antisistema que cuestionan la legitimidad de las instituciones en su
conjunto o la existencia de grupos poderosos que critican a las instituciones de la democracia —par-
tidos, asambleas, etc.— serían pruebas de ausencia de consolidación, cfr., Ibíd., p. 7.
45 Cfr. A. Knight, “Mexico's elite settlement: conjucture and consequences”, en J. Higley, R., Gunther
[eds.], Elites and democratic consolidation in Latin America and Southern Europe, University of
Cambridge, Estados Unidos de América, 1992, pp. 113-145.
46 Cfr. R. Becerra, P. Salazar, J. Woldenberg, La mecánica del cambio político en México. Elecciones,
Partidos y Reformas, 3º ed., México, Cal y Arena, 2005.
47 Y que tuvo un trágico desenlace para muchos de sus promotores: fue una transición construida,
sobre todo, desde la izquierda que ganó la derecha en el año 2000. Esto supone un doble drama:
que haya ganado la derecha y que lo haya hecho con un partido —el pan— que fue fundado por un
intelectual y acabó en las manos de una cuadrilla de iletrados. Aunque, para ser sinceros, la involu-
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La democracia enjaulada (entre el populismo y el elitismo) ◆ 113
ción de la izquierda tampoco canta mal las rancheras: entre la lucidez comprometida de un personaje
como Heberto Castillo —por mencionar un nombre de incuestionable filiación de izquierda e incon-
trovertible compromiso político— y el barbarismo autoritario de López Obrador existe un abismo.
48 Obviamente ese es el reto más importante porque, como advierten Rolando Cordera y Ángeles Pa-
lacios, “La primera prioridad para México, en términos de derechos humanos y seguridad nacio-
nal, se encuentra en la superación de la pobreza extrema” (R. Cordera, A. Palacios, “La cohesión
social en tiempos mutantes”, en ob. cit., p. 220).
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114 ◆ Pedro Salazar Ugarte
49 Las organizaciones empresariales en México son muchas y han estado presentes desde el fin de la
Revolución. Algunas de estas organizaciones han sido: la Concanaco (1917), Concamin (1918), Co-
parmex (1929), Consejo Nacional de la Publicidad (1959), Consejo Mexicano de Relaciones Públicas
(1962), Consejo Coordinador Empresarial (1975).
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La democracia enjaulada (entre el populismo y el elitismo) ◆ 115
50 Entre 1976 y 1984 la fuga de capitales pasó de menos de 4000 millones de dólares a más de 40 000
millones). Cfr. C. Alba Vega, “Los empresarios y la democracia en México”, en Foro Internacional
183, XLXVI, 2006, p. 128. Cfr. también el trabajo citado por él mismo: J. A. Farías Hernández, “La
fuga de capitales en México de 1989 a 1995”, en Este País, México, octubre de 1997.
51 Los expertos coinciden en que la expropiación bancaria decretada por el presidente López Portillo en
1982 fue el detonador de la incursión directa del empresariado en la política (sobre todo a través del
partido de derecha: PAN).
52 En palabras de Carlos Alba Vega: los empresarios “con sus recursos económicos, humanos y orga-
nizativos lograron transitar con éxito desde los niveles locales y regionales hasta el nacional. Nunca,
como al cambio de los siglos xx y xxi, habían ostentado tanto poder económico y político al mismo
tiempo”. C. Alba Vega “Los empresarios y la democracia en México”, ob. cit., p. 148. Para la cita de
Vicente Fox, cfr. Discurso inaugural del gobierno del presidente de México Vicente Fox Quezada.
53 Dos carteras me parecen particularmente importantes: la de Educación que quedó en manos
del ex rector del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, centro privado de
educación superior fundado y financiado por grupos empresariales y la del Trabajo que quedó en
manos de quien se había desempeñado con anterioridad como líder del Consejo Coordinador
Empresarial.
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116 ◆ Pedro Salazar Ugarte
54 De hecho, las iniciativas legislativas que fueron presentadas por su gobierno tenían su origen en las
filas empresariales y eran promovidas por empresas de cabildeo creadas y contratadas por los propios
empresarios. Esos cabilderos son reclutados de universidades sobre todo privadas —muchas de las
cuales fueron fundadas por los propios empresarios— entre jóvenes con capacidad técnica, contactos
y expertise. Estos personajes suelen estar mejor dotados de información y capacidad logística que los
propios diputados por lo que logran “capturar” al legislador. Cfr. C. Alba Vega, “Los empresarios y la
democracia en México”, ob. cit., pp. 140-142.
55 El propio presidente Fox tenía una extraña concepción del gasto social: “el meter más y más presu-
puesto en dádivas a los pobres sin entender que de esta manera es cuando se le hace más daño a
una persona y a la familia porque al final tarde o temprano la cruda llega y cobra muy caro es (sic)
cruda después de la borrachera del gasto”. Declaración realizada a la prensa poco antes de iniciar
la campaña electoral de 2006 para criticar las políticas sociales de Andrés Manuel López Obrador
entonces gobernante de la Ciudad de México. Fox es famoso por sus declaraciones. Reproduzco otra
que muestra su concepción sobre los ciudadanos mexicanos pobres que se ven obligados a emigrar
a los Estados Unidos de América y, de paso, sus prejuicios raciales: “los migrantes mexicanos hacen
trabajos que ni siquiera los negros quieren hacer” (mayo de 2005).
56 Cfr. C. Elizondo, “Democracia y gobernabilidad en México”, en Pensar en México, México, FCE,
2006, pp. 37-90.
57 Retomo todas las referencias al documento de la Coparmex denominado “Propuestas 2000-2010"
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La democracia enjaulada (entre el populismo y el elitismo) ◆ 117
(existen personas) con una capacidad poco común de acrecentar los bienes dis-
ponibles [...]. La capacidad de dichas personas de crear y acumular riqueza ge-
nera una desigualdad social y económica que es resentida por los demás. Hay
una sensación de injusticia y con frecuencia los gobiernos tratan de corregirla
quitándole a los que tienen para darlo a los que no tienen.
En el corto plazo ese intento de redistribución funciona. Sin embargo, transcu-
rrido poco tiempo los grupos productivos, que hicieron posible el que existieran
recursos excedentes, reducen o suspenden su aportación productiva. La socie-
dad en su conjunto sufre.
Desde un punto de vista cristiano o humanista sería bueno y noble que estos
grupos productivos, y aun ricos, dedicaran los frutos de su ahorro a ayudar a
los demás o que vivieran modestamente. Esto en la vida real no es probable
que ocurra. La experiencia histórica comprueba que la desigualdad económica
resultante es un mal menor con el que tenemos que vivir y que por lo tanto hay
que aceptar (Servitje, 2000: 250).
del artículo de Ciro Murayama y Luis Emilio Giménez Cacho, “Los ideólogos de los empresarios”, Nexos,
núm. 355, julio de 2007, México, pp. 43-46.
58 Obviamente también se oponen a la Ley General de Equilibrio Ecológico y la Ley de Responsabilidad Civil
por Daño y Deterioro Ambiental. Cfr. Documento “Prioridades Legislativas” del cce (fuente: página
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118 ◆ Pedro Salazar Ugarte
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La democracia enjaulada (entre el populismo y el elitismo) ◆ 119
60 El secretario del Vaticano para las relaciones con los Estados, Dominique Mamberti, en octubre de
2007, abiertamente se atrevió a pedir modificaciones a la Constitución mexicana para “permitir
la enseñanza religiosa en las escuelas públicas” (Fuente: periódico La Jornada). Sobre estos temas
me permito remitir a mi ensayo “Laicidad. Un antídoto contra la discriminación”, conapred, Mé-
xico, 2007.
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122 ◆ Pedro Salazar Ugarte
61 Durante la campaña, que elevó la tensión social a extremos alarmantes, algunos comentaristas de ra-
dio, como Eduardo Ruiz Healy, llegaron a calificar a Andrés Manuel López Obrador como el pejeloco
o el pejeimbécil. Y el Consejo Mexicano de la Juventud, en uno de sus spot televisivos llegó a sostener
que “el prd sí le está pegando a México (al pretender el totalitarismo, la anarquía y la violencia)”.
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La democracia enjaulada (entre el populismo y el elitismo) ◆ 123
México es un país de una clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodi-
da. Para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente y sacarla de
su triste realidad y de su futuro difícil. La clase media, la media baja, la media
alta. Los ricos, como yo, no somos clientes, porque los ricos no compramos ni
madre. En pocas palabras, nuestro mercado en este país es muy claro: la clase
media popular [...] la clase modesta, que es una clase fabulosa y digna, no tiene
otra manera de vivir o de tener acceso a una distracción más que la televisión...
Ustedes nunca han visto un aparato de televisión en la basura, nunca...62
62 Una de las ídolos de esa cadena de televisión, Verónica Castro, en una entrevista periodística de esa misma
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124 ◆ Pedro Salazar Ugarte
época (La Jornada, 15 de septiembre de 1992), nos ayuda a entender el concepto delineado por su en-
tonces patrón. Al regresar de la Unión Soviética nos regala esta comparación entre la situación mexicana y
la del pueblo ruso: “No, pues me di cuenta de que (sic) nosotros vivimos en el paraíso, con plena libertad.
Aquí, por ejemplo, cualquiera puede pedir limosna en las calles. Allí no, puedes hacer un montón de cosas
antes de degradarte para pedir limosna”. La entrevista a Azcárraga y la cita a Castro son recuperadas por
Carlos Monsiváis. La primera se publicó el 15 de febrero de 1993. Cfr., C. Monsiváis, Aires de Familia.
Cultura y sociedad en América Latina, 2º ed., Barcelona, Anagrama, 2000, pp. 217, 229.
63 Reproduzco la cita como lo hizo Ciro Murayama en la revista Nexos (“En defensa propia”, núm. 359,
noviembre de 2007, p. 4).
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La democracia enjaulada (entre el populismo y el elitismo) ◆ 125
(de luz), lo somos de la canalla política tricolor (pri), azul (pan) y ama-
rilla (prd) que rara vez se ensucia las manos para arreglar los problemas
de la cotidianidad… ¿No deberíamos mejor […] encontrar una forma de
apagar, de desconectar a estos políticos?”.64
Este desafío a los poderes constitucionales es especialmente paradó-
jico cuando viene de los medios de comunicación porque —aunque sus
voceros quizá no se hayan percatado— es un discurso que abona en el
terreno que condujo a Venezuela hacia el gobierno de la peor pesadilla de
los medios en la región latinoamericana: Hugo Chávez. Cada vez que
desde la radio y/o la televisión se socava la legitimidad de las instituciones
representativas se está contribuyendo a descarrilar a la democracia en el
terreno de los liderazgos carismáticos y populistas.
Esa actitud de los medios se ha recrudecido en los últimos años como
respuesta a un par de decisiones políticas —legítimamente estatales—
que han afectado sus intereses. La primera de ellas fue una decisión de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación en 2007 por la que declaró la in-
constitucionalidad de una ley que había sido aprobada por el Poder Le-
gislativo en los albores de la elección de 2006 —los legisladores se habían
cuidado de no enemistarse con los medios antes de la campaña— y que,
por su contenido obsequioso y generoso ante los grandes grupos que con-
trolan los medios de comunicación en el país, se conocía popularmente
como la “ley Televisa”. La segunda decisión que ha generado un ataque
constante desde la radio y la televisión a las instituciones democráticas
fue la reforma electoral, aprobada por el Poder Legislativo a finales de
ese mismo año, y que afectará los ingresos económicos de los medios
durante las campañas electorales al prohibir la compra de propaganda a
los partidos y sus candidatos. Rescato dos reflexiones: al Estado mexicano
le cuesta imponer condiciones y límites a los poderes fácticos y, cuando lo
logra, debe enfrentar el patrimonialismo irresponsable, casi golpista,
de los dueños del poder mediático.
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126 ◆ Pedro Salazar Ugarte
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La democracia enjaulada (entre el populismo y el elitismo) ◆ 127
pales fuerzas políticas del país —el otrora hegemónico pri, el derrotado
prd y el gobernante pan— se les suspendió anticipadamente del cargo.65
No me interesa analizar las razones políticas de la decisión —ni describir
lo desaseado del proceso legislativo mediante el cual se operó— lo que
quiero subrayar es que esa decisión política rompe frontalmente con la
lógica de la rigidez como una garantía del contenido constitucional. Lo
que se hizo, simple y llanamente, fue invertir la relación entre el derecho
y el poder para colocar a este último por encima del primero. No sobra
recordar que, en caso de que hubieran existido motivos fundados para
su remoción (mismos que nunca nadie aportó), existía un procedimiento
constitucional para hacerlo. Por ello esta decisión es tan elocuente por
desafortunada: muestra cómo la cultura política de las elites políticas del
país se inspira en la lógica del mayoriteo político y desprecia el rigor civili-
zante de los procesos constitucionales y legales.
De hecho, esa decisión fue música para los oídos de los dueños de
los medios de comunicación porque les permitió atacar —en este caso
con fundamento— la reforma electoral que había afectado su bolsillo.
En medio, de cara a la ciudadanía, la democracia quedó como un ring de
boxeo en el que se disputan los recursos —políticos y económicos— los
grandes grupos de interés. A la larga esta situación puede convertirse en
un resultado: perder-perder. Dos elites que —desde el enfrentamiento—
se asocian para socavar al constitucionalismo democrático.
65 Lo que se pactó fue una renovación anticipada de forma escalonada para algunos de ellos: el presidente
y dos miembros más de la junta electoral dejaron el cargo en febrero de 2008, otros tres lo hicieron en
agosto de ese mismo año y los tres restantes se quedarán a concluir su encargo hasta el 2010.
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128 ◆ Pedro Salazar Ugarte
66 Sobre la cultura jurídica en el México contemporáneo, cfr. H. Fix Fierro, Del gobierno de los abogados
al imperio de las leyes. Estudios sociojurídicos sobre educación y profesión jurídicas en el México
contemporáneo, México, unam, 2006.
67 “Yo me seco el orín en la bandera de mi país, ese trapo sobre el que se acuestan los perros y que
nada representa, salvo tres colores y un águila que me producen un vómito nacionalista o tal vez un
verso lopezvelardino de cuya influencia estoy lejos, yo, natural de esta tierra, me limpio el culo con
la bandera y los invito a hacer lo mismo: verán a la patria entre la mierda de un poeta”. Invitación
(la patria entre mierda) de Sergio Hernán Witz Rodríguez. Publicado en la revista Criterios, núm. 44,
abril de 2001. Este texto le valió a su autor una sanción penal con fundamento en lo que establece
el artículo 191 del Código Penal Federal mexicano que prohíbe cualquier ultraje de manera oral o
escrita a la bandera (el pabellón) o al escudo nacionales.
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La democracia enjaulada (entre el populismo y el elitismo) ◆ 129
68 Sobre el caso, cfr. S. Vázquez [coord.], Libertad de expresión. Análisis de casos judiciales, México,
Porrúa, 2007.
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130 ◆ Pedro Salazar Ugarte
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La democracia enjaulada (entre el populismo y el elitismo) ◆ 131
69 A esta crispación se han sumado todos los actores. La elite eclesiástica no ha sido la excepción. Como
muestra tenemos esta declaración del vocero del arzobispado, Hugo Valdemar Romero, al referirse a la
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132 ◆ Pedro Salazar Ugarte
reforma que despenaliza la interrupción voluntaria del embarazo en las 12 primeras semanas en 2007:
el jefe de Gobierno (Marcelo Ebrard del prd) es “un político que juega a ser dictadorzuelo [...] defeño
(originario del Distrito Federal) pontífice que se siente con el derecho imperial de obligar a los cristianos
a rendirle adoración al César y a comer la carne inmolada de los ídolos” (CISI/30 de abril de 2007).
70 Discurso del 31 de agosto de 2006 (fuente: página electrónica del “gobiernolegitimo.org”).
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134 ◆ Pedro Salazar Ugarte
Las citas podrían ser muchas pero lo que importa es el dato: una parte
de la elite política mexicana, la que está representada por el hombre que
estuvo a medio millón de votos de ser presidente del país en el 2006,
tampoco está comprometido con la consolidación de una democracia
constitucional. En su caso, la apuesta no es por la democracia mínima,
elitista y tendencialmente neoliberal sino por el neopopulismo que, poco
a poco, ha venido ganando fuerza en los países de la región latinoamerica-
na. La prueba extrema de esta situación ha tenido que ver con el mismo
tema de la llamada reforma energética que, sin ignorar la importancia es-
tratégica que tiene para el país, constituye un excelente botón de muestra
sobre la forma de procesar el conflicto político por parte de esa parte de
la izquierda nacional. En el mes de abril de 2008, como respuesta a un
acto perfectamente constitucional en México, como lo es la presentación
por parte del presidente de una iniciativa de reforma en la materia, López
Obrador y sus seguidores —algunos legisladores electos en 2006— de-
cidieron “clausurar” —colocando una enorme manta en la tribuna— el
Parlamento mexicano. Tanto la Cámara de Diputados como la de Sena-
dores fueron tomadas por un grupo de legisladores fieles al líder de la lla-
mada “izquierda democrática”. Más allá de los fines —provocar un debate
que, según dijeron, pretendía evadirse— el problema está en los medios.
El hecho trasciende a la mera anécdota porque supone la puesta en
práctica de la retórica anti-institucional. Para el momento en que es-
cribo estas páginas, López Obrador ha calificado de “espurio” al titular
del Poder Ejecutivo, ha “clausurado” al Poder Legislativo y, de paso, de
nuevo ante una plaza enardecida, acusó a los miembros del Tribunal
Constitucional (a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación) de ser “encubridores de políticos corruptos y de delincuentes
de cuello blanco”. Para justificar su negativa a impugnar jurisdiccional-
mente la eventual nueva legislación energética, López Obrador remató:
contra la globalización neoliberal (y de hacer un país justo). No como ahorita (sic) que sólo hay jus-
ticia para los ricos, sólo hay libertad para los grandes negocios y sólo hay democracia para pintar las
bardas con propaganda electoral” (fuente: página electrónica del ezln.org.mx).
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La democracia enjaulada (entre el populismo y el elitismo) ◆ 135
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Referencias
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138 ◆ Pedro Salazar Ugarte
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Lo social y lo político.
Más allá de la articulación hegemónica
Valeria Falleti
Introducción
1 Esta consideración no pretende desconocer la rigurosidad conceptual con la que son trabajadas las
nociones del psicoanálisis y los aspectos sociales en La razón populista de Laclau. Más bien, inten-
tamos proponer otras herramientas procedentes de la sociología y de las problemáticas de la subje-
tividad que colaborarían en la comprensión de los niveles de latencia del proceso sociopolítico que,
desde nuestra perspectiva, es un aspecto fundamental para entender el proceso de constitución de
las demandas sociales.
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142 ◆ Valeria Falleti
termina siendo necesaria. Con ello los autores han desplazado el concep-
to y la práctica del plano óntico al ontológico: la hegemonía es algo que
atañe al ser de la política” (Arditi, 2007: 5). En este sentido, el mismo
autor luego expresará: “Es por ello que no ven el problema de ‘cómo
vincular’ como un tema pertinente, los autores ya saben la respuesta de
antemano a través del argumento circular que señala la hegemonía”
(Arditi, 2007: 7).
En estas consideraciones se está apuntando a la “naturaleza”, proce-
dencia de las demandas y su forma de vinculación. Es decir, ¿es posible
que todas las demandas se articulen en cadenas de equivalencias o, más
bien, existen otras formas de vinculación?
Esta crítica también es válida para la expresión política de los po-
pulismos, dado que éstos son ubicados en una cadena de equivalencias
con la política, la hegemonía y la democracia (Pereyra, 2007).2
Los aciertos del libro La razón populista —al igual que las contri-
buciones de la democracia radical— remiten a los avances respecto de
una visión institucional de la política centrada en los procedimientos de las
organizaciones políticas formales que, premeditadamente o no, despo-
jan de sentido “político” a la política en su vertiente conflictiva. En esta
misma línea Arditi reconoce la virtud teórica de Hegemonía y estrategia
socialista respecto de la conceptualización de hegemonía en Gramsci,
todavía basada en la idea de leyes de la historia: “La reformulación
de la hegemonía en base a la lógica de la contingencia constituye una
contribución teórica importante” (Arditi, 2007: 1). Dicho aporte es
desarrollado de la siguiente manera:
2 Con el fin de comprender la relación equivalencial entre las demandas sociales, ésta se diferencia de
una petición: cuando la demanda es satisfecha allí termina el problema. Pero si la demanda no es
satisfecha, la gente puede comenzar a percibir que los vecinos tienen otras demandas igualmente
insatisfechas —problemas de agua, salud, educación, etc.—. Si la situación permanece igual por un
determinado tiempo, habrá una acumulación de demandas insatisfechas y una creciente incapacidad
del sistema institucional para absorberlas de un modo diferencial (cada una de manera separada de
las otras) y esto establece entre ellas una relación de equivalencias. El resultado fácilmente podría ser,
si no es interrumpido por factores externos, el surgimiento de un abismo cada vez mayor que separe
al sistema institucional de la población (Laclau, 2005: 98-99).
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144 ◆ Valeria Falleti
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3 En esta línea es posible incluir una amplia gama de perspectivas del estudio de la política: aque-
llas visiones “duras” que se definen sobre la base de que la decisión tomada es la opción más
racional, la cual surge de la evaluación de los costos y los beneficios (“the rational choice”); hasta
otras visiones de perfil sociológico, como el enfoque neo-institucionalista, que tiene en cuenta los
valores y las normas que constriñen a las instituciones, además de las decisiones concretas que se
toman.
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146 ◆ Valeria Falleti
4 Es importante aclarar que la institución política para Castoriadis no son las instituciones formales
gubernamentales sino que es una creación histórico-social. En este sentido plantea que puede haber
sociedades sin Estado —creación histórica fechable y localizable— aunque no una sociedad sin insti-
tuciones de poder explícitas (Castoriadis, 1995: 66). Las instituciones, entre ellas la política, encarnan
las significaciones imaginarias sociales —modos de ser, pensar y actuar— dándoles efectividad social,
permitiendo a los sujetos ser en sociedad (Castoriadis, 1995; 1999).
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reproduciendo la lógica de poder por la cual fueron creados, es decir, la anatomía se vuelve destino
una vez más. Finalmente establecemos otra paradoja entre la estabilización y desestabilización de
las identidades. Es decir, si el derecho aparece como producto de la desestabilización de identidades
objetivas (en el sentido de reproducir las lógicas existentes respecto del rol femenino y masculino, por
ejemplo), cuando a través de las fronteras del derecho una “nueva” identidad se vuelve estable se
encuentra reproduciendo, aunque con contenido distinto, la estabilidad que denunciaba.
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152 ◆ Valeria Falleti
Todo esto ocurre sin el demiurgo del excedente metafórico requerido para
una identidad común, o al menos sin que su presencia sea particularmen-
te visible, y mientras otros modos de hacer política, distintos del de la he-
gemonía toman la batuta, incluyendo la apatía militante o la meramente
holgazana, y el viejo pero confiable gobierno representativo que absuelve
a muchos de la carga de tener que preocuparse siquiera de la política
(Arditi, 2007: 8).
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Lo social y lo político. Más allá de la articulación hegemónica ◆ 153
Nuestra tesis es que los antagonismos no son relaciones objetivas sino rela-
ciones que revelan los límites de toda objetividad. La sociedad se constituye
en relación con sus límites, que son límites antagónicos, y la relación de
límite antagónico debe ser concebida literalmente, es decir, que no hay
“astucia de la razón” que se exprese a través de las relaciones antagónicas.
Por esto, no concebimos a lo político como una superesctructura sino que
le atribuimos el status de una ontología de lo social. De este argumento se
sigue que, para nosotros, la división social es inherente a la política (Laclau
y Mouffe, 2004 [1985]: 14).
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Laclau y Mouffe cierran el espacio para una política que no sea la hegemóni-
ca. La forma hegemónica carece de un afuera. Esta ausencia es un problema
para la teoría pues le priva de un afuera que la defina o, alternativamente, en
la narrativa de Laclau y Mouffe la hegemonía no tiene otro afuera más que el
que le brinda los proyectos hegemónicos rivales. Pero esto replica el carácter
circular del argumento, ante la ausencia de un verdadero afuera que pondría
un límite a esta forma, toda política deviene una variante de la forma hege-
mónica (Arditi, 2007: 6).
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156 ◆ Valeria Falleti
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Lo social y lo político. Más allá de la articulación hegemónica ◆ 157
6 La consigna “aparición con vida y castigo a los culpables” era utilizada por las Madres de Plaza de
Mayo pidiendo la aparición de sus hijos desaparecidos y el castigo mediante un juicio a los militares,
que se realizó durante el gobierno democrático de Alfonsín dando lugar a la Comisión Nacional sobre
Desaparición de Personas (conadeph). La “aparición con vida” de familiares desaparecidos habla de
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158 ◆ Valeria Falleti
una imposibilidad e impotencia. La salida colectiva y política se presentan como el arte de lo posible,
de ahí que el vacío de la imposibilidad genere el desafío de lo colectivo. Por su parte la consigna
“prohibido prohibir” proviene del Mayo Francés.
7 Los teóricos contemporáneos están de acuerdo en señalar las transformaciones y el agotamiento
ocurrido en las instituciones políticas tanto en el ámbito político (entre otros, Beck, 1999, Held y
Mc Grew, 2002, Arditi, 2000) como en el laboral (Castel, 2004, Fitoussi y Rosanvallon, 2003). Los
partidos políticos y los movimientos sociales engrosaban el primer ámbito señalado, mientras que el
sindicato era la institución que organizaba la política en lo laboral.
8 En el caso de la appo se dio la confluencia de organizaciones sociales previamente establecidas que se
sumaron a la demanda de los maestros; mientras que las Asambleas Barriales tuvieron la característi-
ca de ser conformadas por vecinos del barrio autoconvocados sin ala político-partidaria. Si bien había
distintas fracciones de los partidos de izquierda los vecinos no simpatizaban con éstos, ni tampoco se
sentían del todo identificados con sus reivindicaciones.
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La subpolítica y lo societal
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162 ◆ Valeria Falleti
10 Se accede a estas lógicas sociales a través de la solidaridad, las interacciones cotidianas, vecinales y
de parentesco y otras formas “informales” de sociedad.
11 Según Beck, “Individualización” no significa lo que se cree comúnmente: atomización, aislamiento
o soledad. Individualización significa, en primer lugar, desintegración y en segundo término, la susti-
tución de las formas de la vida socio-industriales por otras en las que los individuos deben producir,
escenificar y remendar ellos mismos sus propias biografías (1999: 130).
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Lo social y lo político. Más allá de la articulación hegemónica ◆ 163
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164 ◆ Valeria Falleti
12 En varios trabajos Javier Auyero utiliza a la etnografía política para el relevamiento y análisis de la
información, entre los cuales es posible mencionar La política de los pobres (2001), Vidas beligerantes
(2004) (en el que combina las biografías de dos participantes protagonistas de la protesta social anali-
zada —el Movimiento de los Trabajadores Desocupados— quienes no tenían a la militancia partidaria
ni social como precedentes), Zona gris (2007) (este libro cuenta con fuerte presencia de material de
prensa y fílmico de los medios de comunicación).
Derechos reservados
Lo social y lo político. Más allá de la articulación hegemónica ◆ 165
Reflexiones finales
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166 ◆ Valeria Falleti
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Populismo, construcción política e instituciones.
Algunas reflexiones en torno al fenómeno López Obrador
Juan C. Olmeda
Introducción
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1 La traducción es mía.
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2 Si bien Laclau (2006) se separa de las aproximaciones más tradicionales del populismo en cuanto a
la centralidad que éstas asignan a las acciones premeditadas del líder entre las causas que explican
el surgimiento y consolidación de estos movimientos, es posible argumentar que —aunque desde otro
lugar— la figura el líder adquiere, aun en su teoría, una presencia significativa. En mi lectura de La-
clau, la mayoría de los ejemplos por él planteados sugiere que es el nombre propio del líder —ya sea
Perón, Chávez o Thatcher— el que en tanto particular asume el lugar de significante vacío y por lo
tanto articula la cadena de equivalencias en base a la cual se constituye la identidad popular.
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176 ◆ Juan C. Olmeda
Tal como hemos resaltado en el apartado anterior, en los análisis más exten-
didos de los fenómenos populistas, el proceso de construcción política
que acontece antes, durante y después de la consolidación del movimien-
to aparece opacado, por un lado, por la centralidad otorgada al líder
y, por el otro, por la ausencia, en la mayoría de los casos, de partidos
políticos —entendidos en sus términos más tradicionales— que pue-
dan proveer un andamiaje organizativo. Tal como señala Weyland “el
populismo es mejor definido como una estrategia política a través de
la cual los líderes personalistas buscan o ejercitan el poder de gobierno
basados en el apoyo directo, no mediado ni institucionalizado de un
gran número de seguidores que están principalmente desorganizados”
(2001: 13). Autores como Roberts (2003) y De la Torre (1996, 1998)
han propuesto visiones en similar sentido.
Ejemplos como los de Chávez en Venezuela, Fujimori en Perú,
Collor de Mello en Brasil o Correa en Ecuador aparecen como más
que paradigmáticos y, al mismo tiempo, confirmatorios de los análisis
anteriormente mencionados. En todos los casos citados se ha tratado
de líderes políticos que han accedido al poder sustentados por es-
tructuras partidarias débiles y lábiles, y sin una extensión territorial
homogénea.3
Esta realidad no debe, sin embargo, ocultar que la llegada de los
mencionados líderes a la presidencia de sus países supuso un proceso de
articulación de lealtades sin el cual la figura del líder no hubiese podido
3 Siguiendo a Schedler (1996) podríamos definir a estas fuerzas como partidos “anti-establishment”,
caracterizados por rápido crecimiento en términos de su caudal electoral y estructuras limitadas, pero
partidos al fin de cuentas.
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4 Basándonos en De la Torre (1996) es posible afirmar que algunos trabajos han circunscrito este pro-
ceso de articulación a la construcción de redes clientelares orientadas a asegurar el voto de grupos de
seguidores. Si bien debe reconocerse que la articulación populista puede generar como uno de sus
resultados la proliferación de redes clientelares (resultado que, por otra parte, no puede limitarse o
proponerse como específico de los fenómenos populistas), el proceso de construcción política al que
aquí nos referimos sin duda implica algo más que eso.
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6 La traducción es mía.
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7 La traducción es mía.
8 Roberts (2003) identifica justamente estos dos casos como aquellos en los cuales los líderes manifes-
taron una animadversión extrema a institucionalizar sus coaliciones.
9 En ambos casos es posible argumentar que la “coalición periférica” destacada por Gibson y Calvo
(2002) continuó asumiendo un papel central dentro del movimiento y resultó esencial para que
ambos líderes pudiesen avanzar sus iniciativas políticas, aun cuando éstas estuviesen inspiradas por
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principios ideológicos contrapuestos. Para un análisis más profundo de cómo esta lógica operó par-
ticularmente durante los sucesivos gobiernos de Menem (1989-1999) véase Gibson (1997) y Gibson
y Calvo (2001).
10 El origen de las estructuras que pasarían a ser la base del prd a partir de mayo de 1989 —fecha en
que se funda oficialmente el partido— debe buscarse, sin embargo, en el momento en el que el Ing.
Cárdenas y la corriente que encabezaba deciden separarse del pri y conformar un espacio político
autónomo que sustentara su candidatura presidencial. Este grupo inicial se unió a otros partidos y
organizaciones de izquierda para formar el Frente Democrático Nacional que postuló a Cárdenas
como candidato para los comicios presidenciales de 1988. Aunque oficialmente fue el candidato
priista Carlos Salinas quien resultó vencedor de la contienda, sospechas fundadas de fraude parecen
sustentar la idea de que fue la fórmula del Frente la que en los hechos había obtenido la mayor
cantidad de votos. Cárdenas sería luego el candidato presidencial del prd en las elecciones de 1994 y
2000, no pudiendo, sin embargo, alcanzar tan elevados porcentajes de votos.
11 Luego de que el Tribunal Electoral emitiera el 5 de septiembre de 2006 un fallo que desestimaba
los recursos presentados para anular la elección y reconociera de este modo la victoria de Calderón,
López Obrador se proclamó “presidente legítimo” de los mexicanos en un acto en el Zócalo del D.F.
en noviembre de 2006. Asimismo, conformó un gabinete paralelo con el cual se dispuso a tener
un rol protagónico en la vida política del país. Si bien los diferentes sectores del partido apoyaron
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originalmente esta iniciativa, pronto comenzaron a surgir controversias entre amlo y dirigentes que
por sus roles institucionales (diputados, gobernadores, etc.) debían interactuar obligadamente con
el presidente Calderón. Mientras que López Obrador ha optado desde entonces por una política de
continuos mítines públicos privilegiando el contacto directo con la gente, los sectores partidarios más
opositores a sus posturas se han hecho más fuertes y visibles llegando a disputarle de manera directa
la conducción del prd.
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182 ◆ Juan C. Olmeda
Sin duda, uno de los puntos más debatidos en el abordaje de los movi-
mientos populistas ha tenido que ver con su relación con el marco ins-
titucional vigente. Las visiones más críticas han conceptualizado reite-
radamente a los populismos como intrínsecamente incompatibles con
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12 Es necesario destacar en relación con este punto que tanto Chávez como Evo Morales, a diferencia
de los demás, se han manifestado explícitamente reiteradas veces como opositores al capitalismo en
general, aun cuando en términos concretos las economías de ambos países continúan funcionando
de acuerdo con las reglas del mercado.
13 Para un acercamiento más detallado al discurso económico de López Obrador véase el capítulo de
Mario Torrico incluido en este mismo volumen.
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14 Resulta interesante contraponer la posición asumida por López Obrador luego de las controvertidas
elecciones de 2006 con la actitud asumida por el Ing. Cárdenas frente a la extendida sospecha de
fraude en los comicios presidenciales de 1988. A diferencia de la serie de iniciativas impulsadas por
amlo y su abierto desafío a las instituciones existentes y en controversia con sectores de su propio
partido, Cárdenas privilegió consolidar su red de apoyos y la construcción del partido, camino que le
posibilitó en 1997 ganar las elecciones distritales y llegar a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal
en 1997, primer cargo ejecutivo de importancia conquistado por el prd.
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188 ◆ Juan C. Olmeda
Conclusiones
Derechos reservados
Populismo, construcción política e instituciones ◆ 189
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La presencia del populismo en las elecciones mexicanas de
2006. Un análisis del discurso en el ámbito económico
Mario Torrico Terán
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un líder populista que crea vínculos directos con las masas movilizadas
buscando alterar el statu quo. No obstante la debilidad de la explicación
que brinda esta postura (puesto que no se define al populismo con inde-
pendencia de los fenómenos que lo producen),1 debe mencionarse que
los autores referidos ofrecieron una muy buena descripción del fenómeno
populista, que sirvió como criterio de identificación prevaleciente en in-
vestigaciones posteriores.
En los estudios que vincularon al populismo con el desarrollo, destaca
el trabajo de Cardoso y Faletto (1969), que se concentraron en establecer
las condiciones históricas que propiciaban el surgimiento de este fenóme-
no. Para estos autores, la diferenciación de la economía exportadora de las
primeras décadas del siglo xx en Latinoamérica creó las bases para que en la
dinámica social y política empezaran a hacerse presentes los sectores socia-
les llamados “medios”. La expresión económica de esta situación se habría
manifestado a través de políticas de consolidación del mercado interno y
de industrialización que caracterizaron el “desarrollo hacia adentro”.
El análisis de Cardoso y Faletto no aborda específicamente la natura-
leza del populismo debido a que éste no era su objeto de estudio, por lo
que dichos autores no ofrecen mayores elementos teóricos que ayuden a
definir este fenómeno. Sin embargo, al vincularlo con políticas económi-
cas específicas, propiciaron que se empiece a relacionar al populismo con
una estrategia de desarrollo centrada en el mercado interno y en la imple-
mentación de políticas de industrialización sustitutivas de importaciones.
Con la crisis económica de los años ochenta y el consecuente derrum-
be del modelo de desarrollo prevaleciente hasta entonces, fueron despres-
tigiadas las políticas económicas proteccionistas dirigidas a favorecer la
industrialización, el control de precios, el gasto fiscal y los esfuerzos por
redistribuir el ingreso. Debido a que el populismo había sido identificado
con dicho conjunto de medidas, este fenómeno fue ubicado en el extremo
contrario de la política y de la gestión pública responsables. Es así que se
acuña el término “populismo económico” para dar cuenta del “enfoque
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No populista
Da Silva
Vásquez Sánchez de Lozada
Kirchner Fox
Populista No populista
Morales
Chávez Menem
Correa Fujimori
Populista
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196 ◆ Mario Torrico Terán
2 El siguiente ejemplo de Laclau ilustra muy bien cómo se establece la relación equivalencial de las de-
mandas. En una villa miseria ubicada en las afueras de una ciudad industrial en desarrollo surgen
problemas de vivienda, y el grupo de personas afectadas pide a las autoridades locales algún tipo de so-
lución. Si la demanda es satisfecha, allí termina el problema; pero si no lo es, la gente puede comenzar
a percibir que los vecinos tienen otras demandas igualmente insatisfechas (problemas de agua, salud,
educación, etc.). Si la situación permanece igual por un determinado tiempo, habrá una acumulación
de demandas insatisfechas y una creciente incapacidad del sistema institucional para absorberlas de un
modo diferencial (cada una de manera separada de las otras) y esto establece entre ellas una relación
equivalencial.
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198 ◆ Mario Torrico Terán
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200 ◆ Mario Torrico Terán
para promover el crecimiento, pero que sus efectos pueden ser perju-
diciales para algunos segmentos de la población, y que para solucionar
esto se requiere de la acción estatal. Veamos las fuentes teóricas de estos
planteamientos.
3 Estas son: disciplina fiscal, prioridades en el gasto público, reforma fiscal, liberalización financiera,
tipo de cambio competitivo, liberalización del comercio, inversión extranjera directa, privatización,
desregulación y derechos de propiedad.
4 Al respecto, se recomienda revisar World Bank (1981), (1982), (1983) y (1984), así como también
Guitián (1987) y Michalopoulos (1987).
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5 Véase Banco Mundial (2000), (2001) y (2006), y Kuczynski y Williamson [eds.] (2003).
6 Véase cepal (2001), Ffrench-Davis y Ocampo (2000), Ocampo (2004), Stiglitz (2003).
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202 ◆ Mario Torrico Terán
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204 ◆ Mario Torrico Terán
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206 ◆ Mario Torrico Terán
7 Las once herramientas son las siguientes: reglamentar la disciplina fiscal, atemperar las expansiones
y contracciones del mercado, implementar redes automáticas de protección social y escuelas para los
pobres, gravar tributos a los ricos y gastar más en los pobres, brindar oportunidades para la pequeña
empresa, proteger los derechos de los trabajadores, luchar contra la discriminación, sanear el merca-
do de tierras, otorgar servicios públicos al servicio de los consumidores y reducir el proteccionismo de
los países ricos.
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208 ◆ Mario Torrico Terán
8 La Unión Europea, por ejemplo, exige a sus miembros una inflación anual que no supere el 1.5% de
la media de los países con menor inflación (aproximadamente 3%).
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Vengo planteando que hay que cambiar la actual política económica, por-
que no funciona, no por razones ideológicas, sino sencillamente porque
no ha dado resultado. Llevamos más de veinte años sin crecimiento de la
economía, sin generación de empleos, en veinte años arruinaron las acti-
vidades productivas, en veinte años dejaron de generar fuentes de trabajo
y por eso este fenómeno nuevo, porque no se daba en el sur, en el sureste
9 Para una revisión más detallada de estos planteamientos, se recomienda revisar el documento “Pla-
taforma electoral 2006. Coalición por el Bien de Todos”.
10 Los discursos de los candidatos presidenciales referidos en este documento fueron obtenidos de
www.lupaciudadana.com.mx.
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210 ◆ Mario Torrico Terán
El plan económico del prd estaba erigido sobre dos pilares: el bienes-
tar y el crecimiento de la economía. Por el lado del bienestar se propuso
la aplicación de programas sociales para frenar el empobrecimiento del
pueblo, bajo la idea de que a cada hogar le llegue una ayuda del go-
bierno. En específico, se planteó la implementación del programa de
adultos mayores (que consistía en un ingreso mensual de 730 pesos
para todos los ancianos), el apoyo económico a las personas con discapa-
cidad (en un monto igual al de los ancianos), el otorgamiento de becas de
estudio para hijos de madres solteras, la atención médica y la dotación
de medicinas de forma gratuita.
Respecto del crecimiento, se señaló que ante una política económica
que no apoya al sector productivo, que pone a competir a los productores
nacionales con el productor del extranjero en condiciones de desigualdad
(porque se sostenía que este último recibe subsidios, créditos baratos y
apoyos de sus gobiernos, mientras el productor mexicano está abandonado
a su suerte), el giro en la política económica buscaría rescatar el papel
promotor del Estado en el desarrollo, aunque cuidando el equilibrio
de los indicadores macroeconómicos. En tal sentido se planteó im-
pulsar la actividad productiva a través del rescate del campo y del apo-
yo a la industrialización, para lo cual se manifiestaron las siguientes
acciones: i] reducir el precio del gas, la gasolina y la energía eléctrica,
ii] proteger a la producción nacional, iii] fomentar el acceso al crédito a los
productores del campo y a las empresas pequeñas y medianas.
Debido a que este conjunto de propuestas involucran un mayor gasto
público del que ha prevalecido en los últimos años, y ante la obligación
de mantener las finanzas públicas estables, el planteamiento del prd
enfatizó en la necesidad de cambiar la forma de administrar el gobier-
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212 ◆ Mario Torrico Terán
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porque reciben el ahorro dan una tasa muy baja y cuando prestan, en el caso
que se dan los créditos, son tasas altísimas, es un diferencial que realmente
les está dando jugosas ganancias, pero no está contribuyendo la banca al de-
sarrollo de nuestro país.15
No estoy en contra de los empresarios, que quede claro, que se oiga bien,
que se oiga lejos, yo no puedo estar en contra del que invierte, del que con
esfuerzo, con trabajo, de conformidad con la ley logra un patrimonio, no
estoy en contra del que invierte y genera empleos, yo estoy en contra de los
traficantes de influencias, estoy en contra los saqueadores, estoy en contra de
los corruptos, no de los empresarios.16
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214 ◆ Mario Torrico Terán
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La presencia del populismo en las elecciones mexicanas de 2006 ◆ 215
sión […] En México tenemos mucho zapato de mano de obra pero no tenemos
inversión suficiente. ¿Qué ha pasado? Que nuestra mano de obra se ha ido donde
está la inversión, esa es la migración y lo que tenemos que hacer es revertir el pro-
ceso, hacer que la inversión venga donde está nuestra mano de obra […] En eso
me voy a concentrar, por eso quiero ser el presidente del empleo […] soy alguien
que cree en la inversión, soy alguien que sabe que como presidente debe poner las
condiciones de certeza y competitividad al desarrollo para que haya inversión.18
© Flacso México
216 ◆ Mario Torrico Terán
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La presencia del populismo en las elecciones mexicanas de 2006 ◆ 217
Conclusiones
Del análisis anterior resalta el hecho que Felipe Calderón no asignó explí-
citamente a López Obrador el calificativo de populista, aunque es cierto
que lo vinculó con experiencias económicas pasadas que suelen estar aso-
ciadas con el populismo, como ser crisis económica, inflación, déficit fiscal,
© Flacso México
218 ◆ Mario Torrico Terán
Derechos reservados
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El "peligro para México".
La batalla por la configuración de los imaginarios políticos
Javier Contreras Alcántara1
... sólo con buenas historias
se puede instituir sentido.
Norbert Bolz
1 Agradezco la lectura atenta de este capítulo a todos los integrantes del seminario “Buen Gobier-
no, Populismo y Justicia Social” de la Flacso México, especialmente a Julio Aibar. Agradezco los
comentarios de los dictaminadores anónimos. Especial agradecimiento debo a Edgar Sandoval
por su lectura y comentarios. La responsabilidad por cualquier error, imprecisión u omisión es
totalmente mía.
2 Andrés Manuel López Obrador había tomado protesta como “presidente legítimo” diez días an-
tes, el 20 de noviembre —fecha conmemorativa de la Revolución mexicana—. Tal nombramiento
le fue otorgado en la Convención Nacional Democrática convocada por el movimiento de resis-
tencia civil ante el fraude de 2006 que encabezaba el mismo amlo.
3 El conflicto ha continuado, pero ahora ya no es la elección de 2006 y su resultado lo que se ha
discutido, sino la integración del Instituto Federal Electoral (ife), las reformas energéticas, y al in-
terior del mismo prd —partido al que pertenece amlo— la renovación de su dirigencia y el rumbo
a seguir en el futuro cercano.
[221]
© Flacso México
222 ◆ Javier Contreras Alcántara
2006 y que podrían haber sido los causantes del conflicto político
acontecido.
En los dos años que han pasado desde la elección, varios análisis
académicos han sido producidos,4 sin embargo, poca reflexión se ha
dedicado a observar detenidamente los procesos y las lógicas políticas
que se desarrollaron durante la elección y que configuraron y expre-
saron ese escenario de conflicto; procesos y lógicas, a veces, inherentes
al funcionamiento del procedimiento democrático y que permitirían
comprender en detalle lo acontecido en México durante el proceso
electoral de 2006.
Es en esta carencia que el capítulo que aquí se presenta busca des-
hilvanar los elementos a partir de los que se construyó una narrativa y
una estética que presentaba a Andrés Manuel López Obrador —can-
didato del prd— como un “peligro para México”. No es de interés
para este capítulo dictaminar si amlo era o no un “peligro para Mé-
xico”, sino cómo es que se configuró el sentido y significado de esa
idea —que por sí misma no dice nada— en el campo político discursivo
desplegado durante la elección de 2006. La llave de entrada al análisis
del referido proceso electoral es, entonces, la pregunta ¿cómo se confi-
guró, desde el discurso de campaña de Felipe Calderón, la denomina-
ción de “peligro para México” sobre Andrés Manuel López Obrador?5
Para dar respuesta a esta pregunta el capítulo se divide en cinco mo-
mentos. En el primero se hará breve referencia a los acontecimientos
relevantes del proceso electoral de 2006 y al análisis académico que se
ha hecho de ellos. En el segundo apartado se expondrá el modelo teóri-
co-analítico que permitirá revisar la construcción del enemigo político
a través de la imposición de un nombre y su vinculación a una narrativa
particular que permita adjudicarle a ese otro político una posición en el
4 Basáñez, 2006; Klesner, 2006, 2007; Moreno 2007; Eisenstadt, 2007; Loyola, 2007; Aziz, 2007;
Crespo 2007.
5 Un análisis completo de la configuración del imaginario político en la elección de 2006, que debe
incluir el papel de medios e intelectuales y los respectivos enmarcamientos de cada candidato, es
asunto pendiente de investigación.
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El "peligro para México". La batalla por la configuración de los imaginarios políticos ◆ 223
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224 ◆ Javier Contreras Alcántara
6 Para una revisión detallada y especializada del caso en términos jurídicos véase Félix Cárdenas, 2005.
7 La discusión y la reflexión sobre las elecciones de 2006 en México se puede clasificar en 1) trabajos
periodísticos de carácter noticioso y de opinión, que dieron cuenta del proceso mientras este sucedía,
2) crónicas sobre el proceso electoral y los personajes políticos y 3) trabajos de investigación aca-
démica. Respecto de los últimos cabe destacar los siguientes: Basáñez, 2006; Klesner, 2006, 2007;
Moreno 2007; Eisenstadt, 2007; Loyola, 2007; Aziz, 2007; Crespo 2007.
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El "peligro para México". La batalla por la configuración de los imaginarios políticos ◆ 225
8 La polémica sobre los resultados de las elecciones tiene cuatro momentos. El primero con la negativa a
declarar ganador por parte del ife basado en los resultados de su conteo rápido y la inmediata proclama-
ción de amlo como ganador; el segundo con los resultados del conteo rápido del ife que daba ganador a
Calderón y la confirmación de tal resultado en el conteo de actas; el tercer momento viene con la negativa
del Tribunal Electoral a realizar un recuento total de la votación pese a la gran polémica suscitada para ese
entonces; y el cuarto con la resolución final del mismo Tribunal. En este último caso, la polémica lejos de
desaparecer se incrementó pues, como menciona Aziz (2007: 51), el Tribunal en su dictamen: “Reconoció
los problemas, las ilegalidades, las violaciones, las intromisiones y la participación indebida, pero a la hora
de la ponderación y el balance, relativizó cada una de las pruebas con el argumento de que no había
forma de medir el efecto de esas acciones en el voto. Para los magistrados no era posible saber cómo se
había afectado el proceso por la intervención ilegal de los actores porque supuestamente no se tenía el
instrumento para ello, pero al mismo tiempo sí se podía saber que la afectación había sido menor”.
9 De acuerdo con los datos finales del ife, el pan y su candidato obtuvieron 15 000 284 votos contra 14
756 350 votos para la “Alianza por el Bien de Todos” y su candidato, lo que en términos porcentuales
representa 35.89% de la votación total para el primero contra 35.31% para el segundo de un total
de 41 791 322 votos. Véase http://www.ife.org.mx/documentos/Estadisticas2006/presidente/gra_nac.
html. Una vez realizado el recuento parcial realizado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación el resultado final oficial fue de 14 916 927 votos para el pan y su candidato, contra 14
683 096 de la “Alianza por el Bien de todos”, esto es, 35.89% contra 35.33% de la votación total.
Véase http://www.ife.org.mx/documentos/Estadisticas2006/presidentet/nac.html.
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226 ◆ Javier Contreras Alcántara
10 De acuerdo con Crespo (: 181): “Prácticamente todas las encuestas levantadas desde el 2 de julio, con
pequeñas diferencias de algunos puntos, ubican que poco más de la mitad de los ciudadanos (entre 50
y 55%) piensa que Felipe Calderón —el ganador oficial— triunfó en buena lid, sin sombra de duda;
que cerca de una tercera parte (entre 35 y 40%) cree que hubo un fraude suficiente que le arrebató
el triunfo a Andrés Manuel López Obrador, quien, por tanto, debió haber quedado como presidente,
finalmente, que un tercer segmento minoritario (entre 10 y 15%) considera que los datos disponibles
y los hechos asociados al proceso electoral no permiten saber a ciencia cierta cuál de los dos punteros
—Calderón o López Obrador— ganó, que no puede haber certidumbre ni sobre el triunfo del candidato
panista ni la presunta victoria arrebatada al candidato perredista. Lo que prevalece, desde esta óptica, es
la incertidumbre”. Una vez dictada la resolución del Tribunal Electoral, de acuerdo con las cifras de una
encuesta elaborada por Parametría en septiembre de 2006 y que consigna el mismo Crespo (: 182-83),
la incertidumbre no había cedido: “Se podría pensar que quienes profesan el triunfo de Calderón son
aquellos que sufragaron por él, en tanto que quienes creen que hubo un fraude en contra de López
Obrador para arrebatarle su clara victoria, son aquellos que votaron por el perredista. Esa es la tendencia,
evidentemente. Sin embargo, la incertidumbre y la falta de pruebas fehacientes en un sentido o en otro
es tal, que hay segmentos del electorado que, habiendo votado por alguno de los dos punteros, cree en
la victoria del otro, o que no aciertan a declarar a ninguno como legítimo ganador. Eso mismo lo muestra
una encuesta nacional encargada por el Instituto Federal Electoral (ife), en la que se revela que, si bien
12% de los votantes obradoristas acepta el triunfo indiscutible de Calderón, hay también 29% de cal-
deronistas que creen que López Obrador sufrió un fraude, y 44% (casi la mitad) de quienes se declaran
agnósticos votaron igualmente por el candidato panista”.
11 En este caso la referencia temporal cercana es a la década de los años ochenta y parte de la década de
los noventa del siglo xx en México, durante las cuales se presentaron continuamente conflictos postelec-
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El "peligro para México". La batalla por la configuración de los imaginarios políticos ◆ 227
torales que cuestionaban la legalidad y legitimidad de los resultados de las elecciones en diversos estados
y municipios del país, dando como resultado la negociación entre el pri y el pan para la realización de
nuevas elecciones en la mayoría de los casos, a esta negociación se le conoció como “concertacesión”. El
caso paradigmático del cuestionamiento a la legalidad y legitimidad de los resultados sería el de la elec-
ción presidencial de 1988, en la que, cabe aclarar, no hubo negociación al estilo de la “concertacesión”
para acabar con el conflicto.
12 La reforma a la Ley Electoral incluye, entre otras cosas: el cambio del presidente consejero del ife y de los
consejeros electorales en forma escalonada, la disminución del tiempo de campañas, la regulación de
precampañas, nuevos alcances en la fiscalización de los partidos por el ife, así como la prohibición a los
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228 ◆ Javier Contreras Alcántara
partidos políticos para contratar espacios publicitarios en radio y televisión adicionales a los que les serán
adjudicados por el ife. En este sentido se antoja inmediata la pregunta de si bastará con esta reforma
electoral para conjurar en lo sucesivo el retorno del conflicto.
13 Dentro de esta perspectiva, se ha definido a la democracia de varias formas: como mecanismo para
controlar el aparato gubernamental (Downs, 1957), como un método o sistema institucional para llegar
a las decisiones políticas (Schumpeter, 1968), como mecanismo de expresión de preferencias (Dahl,
2001), como proceso de representación y coincidencia de opiniones políticas (Duverger, 2001), o como
un procedimiento para establecer quién está autorizado para tomar decisiones obligatorias para la
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El "peligro para México". La batalla por la configuración de los imaginarios políticos ◆ 229
votación (Dahl, 2001: 80) —a partir del cual se instalan las autoridades
elegidas y se delinea la ejecución de las políticas que derivan como resul-
tado de la elección—.
Aquí interesa analizar el periodo previo a la votación, conocido como
de campaña electoral porque es durante el cual los partidos políticos
compiten por el apoyo de los electores y en el cual éstos evalúan sus
opciones (votar/no votar)14 y forman su preferencia o decisión electoral.
Durante este periodo se desarrolla la búsqueda de votos, la cual se
da en un contexto de conocimiento imperfecto e información costosa
(Downs, 1957), de tal manera que los partidos y sus candidatos despliegan
recursos informativos para subsanar la demanda de información que hacen
los ciudadanos para tomar su decisión electoral.15 Esto es, en la relación
candidato-elector habría una situación en la cual el elector no dispone de
la información suficiente para que pueda elaborar su decisión. Información
que, en el ideal de la democracia liberal procedimental, es propositiva, ar-
gumentativa y racional, y hace referencia particularmente a los programas
de gobierno así como al desempeño del gobierno en funciones.
Esquema 1.
Operación del proceso electoral según la democracia procedimental.
colectividad (Bobbio, 2001). Aquí se retoma esta última conceptualización, pero teniendo siempre pre-
sente a las otras definiciones.
14 Para el caso mexicano, el ir o no a votar es una opción real en tanto el voto no es obligatorio.
15 No se debe olvidar que también hay conocimiento imperfecto para los partidos respecto de los electores,
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230 ◆ Javier Contreras Alcántara
El modelo alternativo
sin embargo, esa parte de la relación asimétrica no interesa aquí por lo cual no se le prestará mayor
atención.
16 En el caso de México no hay reelección, pero entenderemos por ella la permanencia en el poder del
mismo partido.
17 Cabe aclarar que al referir a la suficiencia o necesidad de información para la formación de una deci-
sión no se está remitiendo a un criterio normativo o de medición de la misma, pues no habría tales,
sino que se utiliza en un sentido más concreto: la información es suficiente para tomar una decisión
cuando ésta puede ser tomada.
18 Römmele (2003: 8) señala que hay tres eras de las campañas políticas definidas por los recursos tecnoló-
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El "peligro para México". La batalla por la configuración de los imaginarios políticos ◆ 231
gicos disponibles. La primera se caracterizó por la comunicación cara a cara entre los miembros del par-
tido, sus simpatizantes y electores; en esta era los eventos masivos eran los dominantes. En la segunda
era de las campañas políticas, la comunicación se volvió impersonal y se privilegió a los medios masivos,
especialmente a la televisión. La tercer era en la forma de hacer campaña tiene como característica prin-
cipal la adopción de nuevas tecnologías como Internet, el correo directo y los centros telefónicos, estas
herramientas se combinan con los métodos de segmentación de electores para brindar un acercamiento
a los electores más certero para los candidatos.
19 El enmarcamiento del enemigo político incorpora también a las sensaciones de miedo y temor, es
decir, la información referencial puede presentar argumentos racionales y emocionales.
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232 ◆ Javier Contreras Alcántara
así como el sentido de su voto, pues la realidad percibida por parte del
elector respecto de las posturas temáticas de los candidatos y su perso-
nalidad se constituye a partir de ese intercambio comunicativo entre
candidatos en el campo de discusión.
Así, la campaña electoral se convierte en el espacio temporal en el
cual cada competidor establece sus posicionamientos en el campo po-
lítico-discursivo, a la vez que intenta adjudicar posicionamientos a sus
oponentes, con el objetivo de enmarcar significativamente la información
referencial a partir de la cual los electores tomarán su decisión de voto, y
definir las posiciones desde las cuales se enuncia el discurso propio y el
discurso del otro. La emisión de comunicaciones políticas por parte de
los candidatos —sus partidos, equipos de campañas y simpatizantes— se
constituye en un proceso de intercambio y enfrentamiento de discursos,
lógicas y preocupaciones distintas (Wolton, 1995: 30-37) cuyo objetivo
es el dominio de la interpretación de la situación.
Lo anterior lleva a considerar que la campaña electoral se constitu-
ye como un momento reflexivo en el cual se desarrolla una dinámica de
enjuiciamiento —racional o emotivo— acerca del estado actual y poten-
cialmente futuro de la sociedad,20 enjuiciamiento que se realiza desde las
condiciones del presente que son consecuencia de las visiones de socie-
Esquema 2.
Operación del proceso electoral.
20 Sigo en estas ideas el planteamiento de Paul Ricoeur contenidas en el artículo “La iniciativa” en Del
Texto a la Acción (2004), pp. 241-256.
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El "peligro para México". La batalla por la configuración de los imaginarios políticos ◆ 233
21 Es así que el voto puede ser retrospectivo o prospectivo. Esta postura no necesariamente contradice
la posibilidad de una decisión del voto acorde con una estrategia de cálculo de maximización de
beneficios que se sustente, exclusivamente, en el comportamiento anterior de los actores políticos,
pero hace que cobre una nueva dimensión y mayor profundidad.
22 Cabe aclarar que se entiende que las comunicaciones políticas que firma el candidato, en una cam-
paña electoral, no implica que él mismo sea el autor. De cualquier forma, en tanto él firma y asume
la responsabilidad por lo que se dice, es que aquí se le atribuye la información presentada en esas
comunicaciones.
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234 ◆ Javier Contreras Alcántara
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El "peligro para México". La batalla por la configuración de los imaginarios políticos ◆ 235
23 Dominique Wolton (1995: 37) refiere a esta situación como el “doble nivel de orientación” de la comu-
nicación, y dirá: “cada uno de los actores habla de manera permanente en dos niveles. Por una parte,
tanto para los demás compañeros de la comunicación política como para sus pares, y, por otra, para la
opinión pública”.
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236 ◆ Javier Contreras Alcántara
24 El colocar en cursivas la palabra enemigo tiene como propósito destacar el uso que se hace aquí de la
misma entendiéndola como adversario y no como enemigo total, ya que se supone que se reconocen
entre sí la legitimidad de las posiciones que asumen unos y otros (Mouffe, 2000: 83-88). En lo que
sigue se usan indistintamente los conceptos a menos que así se especifique en el discurso político por
analizar.
25 Cabe agregar que tales lazos sociales de sentido político tendrán una duración variable, pues también
están en negociación permanente en la batalla por la configuración de los imaginarios políticos.
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El "peligro para México". La batalla por la configuración de los imaginarios políticos ◆ 237
vista que enmarca y/o re-enmarca para el elector las posibilidades de lectu-
ra de esa interpretación del mundo que propone el candidato. El punto de
vista se convierte, entonces, en un indicador de posición de quien enuncia
la comunicación, no sólo respecto de las posturas temáticas, sino también
temporales y axiológicas que constituyen la diferenciación. A partir de
esta situación es que se proporcionan elementos al elector para que pueda
observar y construir diferenciaciones (alteridades) y, con ellas, definir —al
menos temporalmente— su identidad o preferencia electoral.
La referencia al pasado, entonces, se convierte en acto de creación
retrospectiva en dos sentidos, primero, como propuesta de interpretación
que ofrece el candidato respecto de los hechos históricos que forman a
la sociedad y, segundo, como propuesta identitaria —o al menos identifi-
cadora. En ambos casos, la referencia al pasado se convierte en acto de
movilización de la memoria para establecer jerarquías diferenciales entre las
opciones interpretativas que ofrecen los candidatos. “El pasado vuelto a
crear es el gran Otro histórico en relación con el cual se puede afirmar una
identidad presente: la dificultad, de orden ritual y político, está en la doble
y necesaria negociación con los otros, en primer lugar con los cercanos y
con aquellos otros más lejanos” (Augé, 1998: 30).
Respecto del futuro, la posición inicial del candidato se sitúa en la
intersección de una demanda social de proyecto político y de una visión
imaginaria subjetiva respecto de lo que se debe hacer en el mundo po-
lítico-social-económico; de acuerdo con la reacción del público-elector
y con las condiciones del ambiente electoral,26 el candidato modulará su
actuación ajustando —o no— su comportamiento a ciertos “roles insti-
tucionales” (Berger y Lukmann, 2003) que le sean convenientes.
Así entonces, la comunicación del candidato presenta al elector la
existencia de un candidato ideal para ocupar el puesto de gobernante, can-
didato ideal en tanto obra y actúa en la realidad fictiva desplegada y mos-
trada durante la campaña con apego a ciertos valores que motivan y
26 En este caso, las encuestas de preferencias electorales y posicionamiento de imagen son un índice de
qué tanto gusta o no la propuesta.
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238 ◆ Javier Contreras Alcántara
27 Por narrativa se entiende una forma de representar, constituir y organizar la experiencia subjetiva
y ubicarse a sí mismo en esa experiencia. Utilizo el concepto de narrativa siguiendo a Jerome
Bruner (1991).
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Esquema 4.
Operación del proceso electoral a nivel de los imaginarios.
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240 ◆ Javier Contreras Alcántara
28 Recuérdese que por narrativa se entiende una forma de representar, constituir y organizar la expe-
riencia subjetiva y ubicarse a sí mismo en esa experiencia.
29 Aunque quizá no siempre sea así, se debe considerar que hay ocasiones en que el marco interpreta-
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El "peligro para México". La batalla por la configuración de los imaginarios políticos ◆ 241
competitivas.
Desde este marco es que analizaremos, en los apartados siguientes,
el proceso de enmarcamiento discursivo a amlo propuesto por el can-
didato Felipe Calderón y su partido, el pan.
tivo propuesto es exitoso para la lectura de ciertos temas pero no para la totalidad del discurso po-
lítico, con lo cual, cabría precisar que se libran diversas batallas en cuanto a temáticas particulares,
en las cuales se puede ser victorioso o no, y la batalla global es por la configuración del imaginario
político dominante, en la cual se puede ser victorioso a pesar de haber perdido algunas batallas
sobre temáticas particulares. Cabe aclarar que con esta perspectiva no se pretende negar el efecto
de las operaciones de movilización, o cooptación del voto, aquí nos estamos refiriendo al caso de
todos aquellos que van a votar voluntariamente y que se encuentran preferentemente entre los
indecisos.
30 Los discursos fueron obtenidos del portal en internet www.lupaciudadana.org.mx. Si bien aquí nos
ocupamos sólo de las comunicaciones emitidas por fch, no se debe olvidar que éstas se encuentran
inmersas en una interacción con las comunicaciones de amlo y los demás candidatos, así como con
las comunicaciones emitidas por los formadores de opinión y las encuestas de opinión, como se
mencionó en la sección anterior.
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242 ◆ Javier Contreras Alcántara
31 Aunque habría que señalar que a principios de 2004 se dieron a conocer una serie de videos que
mostraban a funcionarios del gobierno de López Obrador y a colaboradores de su partido partici-
pando de actos de corrupción, lo que podría considerarse también como el inicio de la batalla por la
presidencia, pero en tanto no afectaba directamente a amlo es que se opta aquí por marcar el inicio
—aunque es un inicio no originario sino meramente operativo— con el proceso de desafuero.
32 Los partidos que integraban la alianza eran el Partido Convergencia y el Partido del Trabajo.
33 El precandidato del pan, protegido del presidente era, hasta antes del proceso interno de se-
lección de candidato, el secretario de Gobernación Santiago Creel, quien además lucía como
favorito hacia dentro del mismo pan, sin embargo, el ganador fue Felipe Calderón, que había
desempeñado el cargo de secretario de Energía y fue obligado a renunciar cuando se dieron a
conocer sus aspiraciones presidenciales en un evento público meses antes de iniciar el proceso
de selección panista.
34 Datos de la encuestadora Consulta Mitofski, enero de 2006.
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El "peligro para México". La batalla por la configuración de los imaginarios políticos ◆ 243
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244 ◆ Javier Contreras Alcántara
de “peligro para México” para éste y de “presidente del empleo” para él.
Habría nuevos elementos en la caracterización que se hacía del can-
didato perredista. La oposición antagónica a partir de la cual girará pos-
teriormente su discurso es la de democracia/autoritarismo.
Sí hay que decirlo sin miedo, sí hay un “peligro para México” en la candidatura
del prd, por supuesto; lo sabemos, lo comentamos en cortito, vamos diciéndo-
lo en fuerte. Hay un peligro de autoritarismo en alguien que no cree en la ley…
hay un peligro en… alguien que no oculta cómo aborrece a los empresarios,
que no oculta su discurso clasista de odio y de rencor entre mexicanos.39
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El "peligro para México". La batalla por la configuración de los imaginarios políticos ◆ 245
42 Véase, por ejemplo, El Universal del 3 de febrero de 2006, 17 de febrero de 2006, 7 de marzo de
2006, 22 de marzo de 2006, 8 de abril, entre muchas otras.
43 A su periodo de gobierno lo llamó el Gobierno del Cambio, por ser el primer gobierno de un partido
diferente del pri que se mantuvo por casi setenta años en la presidencia.
44 Véase El Universal del 5 de febrero de 2006.
45 En entrevista en el programa de radio Enfoque, de Leonardo Curzio, en Núcleo Radio Mil del 5 de
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246 ◆ Javier Contreras Alcántara
abril de 2006, fch dirá: “empezamos a marcar un contraste ciertamente muy claro con el candidato
del prd, fuimos en ese sentido mucho más directos y afortunadamente las cosas han salido bien”. Y
ese buen ánimo de Calderón parecería tener su confirmación en la segunda semana de abril, cuando
El Universal presentó una encuesta en la cual amlo había bajado 4% en las preferencias respecto del
mes anterior, pasando de 42% a 38%, mientras que fch pasaba de 32% a 34%.
46 Al respecto del discurso económico y las políticas económicas de amlo y Calderón, véase el capítulo
de Mario Torrico Terán en este mismo libro.
47 Fragmento de la entrevista en el programa de radio de Joaquín López Dóriga, en Radio Fórmula del
10 de abril de 2006.
48 Ibíd.
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El "peligro para México". La batalla por la configuración de los imaginarios políticos ◆ 247
49 Al respecto de la tesis de que casi todos los gobiernos priistas fueron populistas véase Loaeza (2001).
50 Ibíd.
51 Para una revisión sintética sobre el populismo, sus definiciones y rasgos que permiten clasificarlo así
como sus problemáticas véase Laclau (2006: 15-35). Para una revisión exhaustiva del populismo y de
sus problemáticas véase Ionescu y Gellner (1970); Germani, di Tella e Ianni (1973); De Ípola (1982);
Hermet, Loaeza y Prud’homme (2001); Aboy (2004); De la Torre (2004 y 2007); Weyland (2004);
Laclau (2006); Aibar (2007).
52 Ibíd.
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248 ◆ Javier Contreras Alcántara
53 Además de que durante los primeros meses de campaña el presidente Fox tuvo una gran cantidad
de actos públicos con grupos que sufren de marginación, esto es, con indígenas y beneficiarios del
Programa Oportunidades.
54 Y aparentemente esa decisión afecta su posición en las preferencias electorales, así la encuesta de El
Universal publicada el 15 de mayo da puntero a fch con 39%, amlo con 35%.
55 Fragmento del discurso pronunciado ante la comunidad judía de México el 31 de mayo de 2006.
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El "peligro para México". La batalla por la configuración de los imaginarios políticos ◆ 249
namientos que intentó adjudicar tanto al candidato del prd como para sí
en su campaña: “hay que decidir entre la deuda y la crisis económica que
representa el prd, el desorden, la violencia, el odio que se siembra entre
los mexicanos y precisamente la capacidad del lado del pan de generar
estabilidad y crecimiento económico”.
El resto, es historia conocida. Felipe Calderón fue el ganador de las
elecciones de acuerdo con el conteo del ife. amlo se negó a reconocer
los resultados y emprendió acciones de resistencia56 —en conjunto con los
partidos que lo habían postulado y varios miles de seguidores— soste-
niendo que hubo acciones violatorias a la equidad en la competencia
electoral y manipulación de los resultados, por lo que exigía la revisión
“voto por voto, casilla por casilla”.
La resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federa-
ción, que era esperada por López Obrador y sus seguidores en las calles
de la ciudad de México, llegó el 5 de septiembre de 2006 después de
un mes de recuento parcial de boletas y de juicios de impugnación. La
resolución, no exenta de polémica, validaba los resultados que daban a
Calderón como ganador.
56 Las acciones emprendidas como parte del reclamo fueron en dos sentidos, por un lado la estrategia
jurídica de impugnación a los resultados y, por otro, una “resistencia civil pacífica” que incluía la ocu-
pación permanente de espacios como el Zócalo de la ciudad de México y espacios públicos aledaños,
así como protestas ante instalaciones del ife.
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250 ◆ Javier Contreras Alcántara
57 Cabe aclarar que en su denominación de amlo como “peligro para México”, Calderón y su equipo
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El "peligro para México". La batalla por la configuración de los imaginarios políticos ◆ 251
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252 ◆ Javier Contreras Alcántara
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El "peligro para México". La batalla por la configuración de los imaginarios políticos ◆ 253
61 Para un análisis sugerente sobre la utilización estratégica de la democracia por las elites políticas véase
De la Torre (2007). Para mayor revisión del populismo como acto nominativo véase Durán (2007).
62 La cual pudo o no ser intencional.
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254 ◆ Javier Contreras Alcántara
ese pasado había dañado al “pueblo trabajador” —la clase media em-
prendedora— que representaba fch y a México. Calderón, a su vez,
—obvio señalarlo— se posicionaba como la opción de un futuro libre
de esos peligros, un futuro claro, estable, abierto.
Esquema 6.
Discurso calderonista sobre amlo.
Peligro para México
Vuelta al
pasado
Autoritarismo Priismo
Populismo
63 Mitofsky en agosto de 2005 hizo una encuesta telefónica en la que preguntaba qué significaba que
un gobierno fuera populista. Las mayores menciones fueron “acercarse a la gente” con 17.5% y
“promesas al pueblo que no son cumplidas” con 12.1%, luego vienen ocho menciones más que
oscilan entre 3.5% y 1.1%, con un 45% de respuesta “no sabe/no contestó”. En esa misma encues-
ta se preguntaba si se creía bueno o malo para el país que hubiera una administración populista, el
47% la considera mala y el 44% positiva. El informe de la encuesta termina diciendo: “el calificativo
de ‘populista’ no descalifica en automático a un estilo de gobernar, ya que es un término bien visto
al menos por la mitad de los ciudadanos que cuentan con teléfono en su vivienda”.
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El "peligro para México". La batalla por la configuración de los imaginarios políticos ◆ 255
Conclusión
Con lo que se ha expuesto hasta aquí no queda sino señalar que todo pro-
ceso electoral es mucho más que la “simple” batalla por el voto de
los electores: lo que está en juego no es sólo un puesto de elección
sino la hegemonía en la configuración del imaginario a partir del cual
se ordena y orienta políticamente la sociedad, configuración desde la
cual se toma la decisión electoral. El conflicto político, expresado en
la batalla por la configuración del imaginario político, desborda a los
procedimientos institucionales democráticos desde el interior de la
sociedad misma, permitiendo el funcionamiento del procedimiento
democrático.
Así, el resultado de la elección y la subsiguiente definición de las po-
líticas públicas, producto de la decisión agregada a través del procedi-
64 De acuerdo con la encuesta de Mitofski, había un apoyo mayor al populismo en quienes tenían en
ese momento entre 18 y 29 años.
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256 ◆ Javier Contreras Alcántara
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Referencias
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258 ◆ Javier Contreras Alcántara
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Democracia liberal procedimental y movimientos sociales.
Temas pendientes en la democracia mexicana luego del
conflicto en Oaxaca
Daniel Vázquez
Es importante señalar que este escrito fue producido en el marco del semi-
nario “Buen Gobierno, Populismo y Justicia Social”.1 En dicho seminario
tenemos los siguientes puntos de partida analíticos: a) la democracia (y su
análisis) es algo más que los procedimientos que la constituyen y va más
allá del momento electoral; b) la democracia es también toma de deci-
siones gubernamentales que implican poderes fácticos y órganos guberna-
mentales interactuando; c) para analizar la democracia se necesita estudiar
[259]
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260 ◆ Daniel Vázquez
2 Los recursos políticos son los mecanismos para influir en la toma de decisiones del oponente y siem-
pre implican algún tipo de coacción.
3 Esto es lo que se conoce como control o accountability, mandato o responsiveness o responsabilidad
vertical. Lo cierto es que actualmente se encuentra en duda la efectividad de las instituciones que
suponen este tipo de control.
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Democracia liberal procedimental y movimientos sociales ◆ 261
A.- Político
I.- Estado de derecho
institucional formal
(pesos y contrapesos) II.- Organización institucional
u horizontal
4 Por ejemplo, puede la ciudadanía votar por un partido que prometió subir el Impuesto Sobre la Renta
de un 28% a un 60% y utilizar la diferencia en el gasto en salud y educación; dicho partido gana
las elecciones y, una vez en el poder, se encuentra con que si promueve esa modificación legislativa
tendrá una salida de capitales o simplemente no habrá la inversión extranjera necesaria para crear los
empleos para las nuevas generaciones, no sale un solo peso simplemente no entra uno más, y para
evitar un déficit público además el gobierno se ve forzado a recortar el gasto social.
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262 ◆ Daniel Vázquez
El control político-económico
del mercado sobre las decisiones gubernamentales
5 Cuando digo que la inversión es un recurso político del capital no quiero decir que los inversores
necesariamente: 1) sean conscientes de ello y 2) inviertan a partir de criterios estrictamente polí-
ticos. El proceso de entrada/no entrada/salida de capitales puede variar por razones económicas,
políticas y por una combinación de ambas. No se debe pasar por alto que la economía tiene reglas
y lógicas inherentes al propio mercado, en este sentido distintos autores dan diversas razones des-
de la economía para explicar la internacionalización de la inversión como son: el resource seeking,
market seeking, el efficiency seeking y el strategic asset seeking (Chudnovsky, 1999). A la par que
hay múltiples factores que explican y determinan la inversión tanto de competencia entre empresas
como de infraestructura, mercados cercanos y mercado interno del país receptor (Chudnovsky,
1999 y Kosacoff, 1999).
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Democracia liberal procedimental y movimientos sociales ◆ 263
6 La capacidad de recaudación incluye muchos otros factores como la organización estatal para el co-
bro impositivo, la capacidad de supervisión e incluso la estructura impositiva, elementos que en este
análisis no nos interesan.
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264 ◆ Daniel Vázquez
7 En este sentido, la competitividad no se analiza como una categoría fáctica sino simbólica. Se
presenta a la competitividad frente a la sociedad como un valor de cohesión social que despla-
za a la satisfacción de las necesidades básicas como la salud, la alimentación, la vivienda y la
educación. La competitividad sirve como fundamento para formular la teoría de la justicia y
determinar el monto y la distribución del excedente social. Quien no sea competitivo no debe
tener parte del excedente social. Las teorías de la justicia de Robert Nozick y David Gauthier son
un ejemplo de esto.
8 Esta es sólo una de las formas en que se ha entendido y analizado a la competitividad, sin embargo,
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Democracia liberal procedimental y movimientos sociales ◆ 265
no es la única. De acuerdo con Daniel Chudnovsky (1990: 50) para el Instituto de Economía Industrial
de la Universidad Federal de Río de Janeiro la competitividad internacional es la capacidad de una
industria a una empresa de producir mercaderías con patrones de calidad específicos, requeridos por
mercados determinados, utilizando recursos en niveles iguales o inferiores a los que prevalecen en
industrias semejantes en el resto del mundo durante un cierto periodo. Esta definición acentúa el
papel de la tecnología en la producción.
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266 ◆ Daniel Vázquez
9 Algunos autores, como Jean-Marie Guéhenno (1993), ponen énfasis en que la modernidad eco-
nómica ataca el fundamento de la modernidad política: la territorialidad. Sin embargo, me parece
que el punto central no se basa en la territorialidad y transnacionalización como conflicto central
de la modernidad política, sino en la disminución de la capacidad de autogobierno y autodecisión
que son dos de los pilares de la legitimidad democrática.
10 Para recuperar con mayor detalle la relación democracia, mercado y populismo es útil Vázquez,
2007. Para analizar el andamiaje del control político-económico del mercado en una decisión gu-
bernamental se puede revisar Vázquez, 2004. Para revisar el poder estructural del mercado en la
generación de influencia en la toma de decisiones gubernamentales son útiles: Vázquez, 2007a y
Vázquez y Falleti, 2007.
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Democracia liberal procedimental y movimientos sociales ◆ 267
11 Desarrollado en Europa occidental por Alberto Melucci y Alain Touraine, entre muchos otros.
12 Desarrollado especialmente en los Estados Unidos de América por Mancur Olson (visión economi-
cista) y desde distintas visiones por John McCarthy y Mayer Zald (visión organizativo-empresarial) y
por Charles Tilly, Arthur Stinchcombe, Oberschall, Gamson, Klandermans y Sidney Tarrow (visión de
procesos políticos).
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268 ◆ Daniel Vázquez
13 Me parece que este no es el mejor término. La accountability o control, igual que el responsiveness
o mandato tienen al voto como principal instrumento de control sobre el gobierno. Se espera que
exista la capacidad institucional para que el voto controle la toma de decisiones constriñéndola al
mandato delegado en la elección. Sin embargo, la realización de la acción colectiva supone una
articulación distinta no sólo con recursos políticos diferentes sino incluso con métodos de represen-
tación distintos.
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Elementos disruptivos
de la acción colectiva desplegada por la cnte-appo
17 Así, el sábado 10 de junio aprobaron boicotear los comicios federales que se celebrarían el 2 de junio,
incluso el lunes 12 de junio la cnte bloqueó sedes y oficinas del Instituto Federal Electoral. Bajo esta
lógica el secretario general de la Sección 22 afirmó que se impediría la salida de la paquetería electo-
ral así como la instalación de 4000 casillas el día de la elección. No obstante, el 1 de julio la asamblea
del magisterio oaxaqueño acordó sólo mantener el plantón en el centro histórico de la ciudad y no
boicotear las elecciones a fin de que se pueda emitir un voto de castigo contra el pan y el pri.
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276 ◆ Daniel Vázquez
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Democracia liberal procedimental y movimientos sociales ◆ 279
18 Los intentos por establecer organismos gubernamentales locales autónomos y alternos a los oficiales no
es nuevo en México. Los más conocidos son los Caracoles operados por las bases de apoyo civil del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas. También en Guerrero, se ha establecido toda una organiza-
ción de seguridad y administración de justicia a través de la policía comunitaria de Guerrero la cual no sólo
tiene cuerpos propios de vigilancia sino jueces y cárceles comunitarias. A esto se suma que Oaxaca es una
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280 ◆ Daniel Vázquez
de las entidades federativas que tiene reconocido en su marco legal el ejercicio de usos y costumbres para
elegir gobernantes a nivel municipal.
19 Existen dos teorías que explican desde distintas perspectivas la autonomía estatal: la visión marxista
que a partir del Estado bonapartista analiza la autonomía relativa del Estado y la teoría neoestatista
que explica dicha autonomía a partir de la competencia entre Estados. El punto a subrayar es que la
autonomía del Estado implica la posibilidad de que éste genere nuevos temas que entren a la agenda
pública y posteriormente sean instrumentalizados sin ser propuestas de poderes fácticos.
20 El Estado juega un papel de árbitro de dos formas distintas: cuando las partes en conflicto acuden a los
órganos jurisdiccionales y cuando las partes en conflicto acuden a los órganos políticos dependientes de
los Poderes Ejecutivo y Legislativo. El papel de árbitro del Estado se presenta cuando desarrolla propues-
tas de solución a conflictos planteados independientemente de que las soluciones arbitrales puedan
beneficiar más a un factor real de poder que a otro; es decir, la búsqueda de soluciones terciadas al
conflicto es muestra de su actuación arbitral.
21 El Estado actuará como arena cuando haya una inacción total de éste frente a la confrontación de
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Democracia liberal procedimental y movimientos sociales ◆ 281
dos poderes fácticos que si bien resuelven su conflicto en el propio Estado lo hacen a partir de la
supremacía de sus recursos políticos (como sucede en la búsqueda de una política pública específica).
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282 ◆ Daniel Vázquez
La primera fase del movimiento se observa durante las primeras tres se-
manas de negociaciones, al final de las cuales, el 3 de junio de 2006, el
gobernador Ulises Ruiz mandó un ultimátum para que los trabajadores
de la educación regresaran a las aulas y desocuparan el centro histórico de
Oaxaca, anunciando que comenzaría a aplicar descuentos salariales a
quienes no asistan a clases. A cambio ofreció 60 millones de pesos para
aplicar a la rezonificación.22 Ante esto hubo una solicitud de diálogo
por parte de la cnte (la appo aún no se ha conformado) a la cual se
negó el gobernador aduciendo que ya ha dado la propuesta que le es
factible al gobierno oaxaqueño y que sólo la federación podría modifi-
car o crear una partida especial para solucionar el pliego petitorio. A la
par, el secretario de Gobernación Federal —Carlos Abascal— se negó a
recibirlos argumentando que se trata de un conflicto local respecto del
cual la federación no tiene competencia.
Hasta aquí se observa una primera estrategia del Estado que tiene
como elementos principales un ofrecimiento que resulta insuficiente
para el movimiento social y la ausencia de diálogo (tanto del gobierno
local como federal) fundamentada en la construcción de argumentos
basados en la falta de competencia administrativa para solucionar el
22 Cantidad que era insuficiente, ya que se estima que pasar a los profesores de la zona 3, en la que
actualmente se encuentran, a la zona 1 requiere de más de 1000 millones de pesos.
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Democracia liberal procedimental y movimientos sociales ◆ 283
23 En Oaxaca se generan 4 millones de pesos anuales en cuotas de los cuales sólo reciben 270 000 pesos.
24 La propuesta incluía los siguientes puntos: 1) 85 mdp (antes había ofrecido 60) adicionales a la
aportación federal para la rezonificación (para el 2006 la aportación local-federal suma 117 millo-
nes de pesos); 2) incremento de 1.5% por prestaciones, que se estima en 40 millones adicionales;
3) ratifica su respeto de la vida interna y a la autonomía sindical; 4) en cuanto a la liberación del
presupuesto anual para todas la áreas educativas, el gobierno afirma ser el único responsable en
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284 ◆ Daniel Vázquez
materia de educación pero acepta generar un proceso transparente; 5) 9000 horas para cubrir
requerimientos académicos; 6) 5 mdp para el cap y para préstamos personales; 7) 3 mdp para Fi-
probim; 8) 1 mdp para el Programa de Casas del Maestro; 9) revisar, analizar y atender la solicitud
de retención de las cuotas sindicales hasta que el snte comunique al gobierno el porcentaje del
salario que se aportará; 10) 10 000 uniformes gratuitos más a los 70 000 que se autorizaron en
2005, para dar un total de 80 000 en 2006 (la cnte exige 100 000); 11) 600 000 paquetes escolares
para distribuirse en municipios de alta y muy alta marginación (la cnte exige 800 000); 12) respecto
de las 6000 becas para hijos de trabajadores de la educación básica y 400 de nivel superior, la
respuesta es 5500 becas de educación básica y 350 de nivel superior; 13) a la demanda de 200
cocinas comunitarias la respuesta es positiva.
25 A estas actividades debe sumarse la realizada el miércoles 9 de agosto cuando un grupo de policías
vestidos de civil atacó el diario independiente y opositor a Ulises Ruiz “Noticias” con un saldo de seis
heridos de bala.
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28 Al Foro amplio convocado por la Segob sólo asistieron 65 de 100 invitados de los cuales 10 (representantes
de indígenas y Francisco Toledo) abandonaron la reunión argumentando que los integrantes de la mesa
sólo representan a una de las partes del conflicto. En este mismo espacio Ulises Ruiz confirmó que no
renunciará, que en la mesa de negociación de la Segob no está incluido este tema y que el único órgano
competente para ello es el Senado. Este foro se diluye hasta desaparecer, mas no así el “Operativo Oaxaca”.
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290 ◆ Daniel Vázquez
Son varios los puntos que pueden extraerse del actuar estatal en el caso
oaxaqueño. Lo primero es que en un régimen democrático es difícil
prohibir del todo, y de antemano, el ejercicio del repertorio modular
de la acción colectiva. Las marchas, mítines y huelgas están asociadas a
prácticas legitimadas en las libertades que dan sustento a la democracia
misma. Sin embargo, se mantiene la posibilidad de enfrentamiento con
los cuerpos policíacos. Peor aún, se observa una baja capacidad de los
recursos políticos de la acción colectiva para cumplir con los objetivos de la
movilización. En efecto, tres factores han menguado la capacidad de afec-
tación a los intereses gubernamentales por parte de las fuerzas sociales que
utilicen los recursos provenientes de la acción colectiva: 1) el nivel de in-
certidumbre es bajo en los repertorios modulares-convencionales; 2)
las acciones colectivas son controladas a través de su institucionalización,
como en la huelga, o por medio de su represión, como en la ocupación
o la manifestación; y 3) la legitimación política del Estado se ha tratado
de ubicar en un solo aspecto: el proceso de elección.
A partir del crecimiento del Estado y su desenvolvimiento en distintas
áreas se generó un cúmulo de poderosas herramientas para la represión
política popular, entendiendo por represión “cualquier acción por parte
de un grupo que eleva el costo de la acción colectiva del contendiente” (Ta-
rrow, 1997: 167), que incluye la represión policíaca o la criminalización
del movimiento. La convención y pérdida de incertidumbre del reperto-
rio se ha logrado por medio de la generación de una serie de medios de
contención de tipo legal y administrativo, por ejemplo:
oficial del aeropuerto Benito Juárez, con integrantes del Congreso local quienes explicaron que han
seguido sesionando en sedes alternas —como restaurantes o casas particulares— y con integrantes
del Poder Judicial quienes sólo tienen abiertas las oficinas donde se tramitan los juicios de primera
instancia. La subcomisión también se reunió con integrantes de la cnte-appo y por horas escuchó los
planteamientos de personas sin filiación específica. El viernes en la noche los senadores son aborda-
dos por integrantes de la cnte-appo y se les da un recorrido por las diversas barricadas instaladas en la
ciudad. Finalmente, en la madrugada del sábado 14 la subcomisión dejó Oaxaca y vuelve al D.F.
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Democracia liberal procedimental y movimientos sociales ◆ 291
32 Como ejemplos de delitos en que los repertorios modulares de la acción colectiva pueden incurrir en el
sistema jurídico federal mexicano tenemos: 1) La sedición, que se refiere a la resistencia o ataque tumul-
tuario y sin armas para impedir el libre ejercicio de las funciones de la autoridad (artículo 130 del Código
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292 ◆ Daniel Vázquez
Penal). 2) El motín, que se refiere a la perturbación del orden público con empleo de la violencia en las
personas o sobre las cosas, o los actos de intimidación a la autoridad para exigir un derecho (artículo 131
del Código Penal). 3) El terrorismo, que se configura mediante la realización de cualquier acto violento que
produzca alarma, temor o terror en la población o en un sector de ella y que tenga por objeto perturbar
la paz pública, menoscabar la autoridad estatal u obligarla a tomar una determinación (artículo 139 del
Código Penal). 4) El sabotaje, que se actualiza por el entorpecimiento de vías de comunicación o servicios
públicos (artículo 140 del Código Penal). 5) La desobediencia y resistencia de particulares, que se actualiza
por la coacción hecha a la autoridad pública por medio de la violencia física o moral para obligarla a que
ejecute un acto oficial sin los requisitos legales o que no sea parte de su competencia (artículo 181 del
Código Penal). 6) El ejercicio indebido del propio derecho, que se configura por el empleo de la violencia
en el ejercicio del mismo (artículo 226 del Código Penal). 7) Los daños en propiedad ajena a partir de la
ruptura de vidrios, las “pintas” en los inmuebles, el pegar propaganda, etc.
33 En realidad este punto se enmarca en una compleja discusión que intenta responder a las siguientes
preguntas: ¿cuándo se puede considerar a un movimiento social victorioso? y ¿cómo se puede deter-
minar cuáles fueron los efectos de un movimiento social?
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Democracia liberal procedimental y movimientos sociales ◆ 293
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294 ◆ Daniel Vázquez
34 El principal argumento fue técnico a partir de dos premisas: el Senado no puede decretar la desaparición de
poderes sino que sólo verifica que este hecho haya sucedido a la par que deben desaparecer los tres pode-
res y no sólo uno de ellos. La conclusión es que en Oaxaca hay poderes aunque no hay gobernabilidad.
35 Los resultados finales son los siguientes: quienes aceptan la propuesta de la Segob son 25 692 profeso-
res, quienes rechazan la propuesta de la Segob y el regreso a clases son 17 433. De los que aceptaron
la propuesta de la Segob 12 692 votan por volver a clases el 23 de octubre, 7943 por volver el 25 de
octubre y 7022 el 30 de octubre. El problema inició cuando se observó que 12 179 profesores estable-
cen que si bien se acepta la propuesta de la Segob, se volverá a clases 5 días después de la renuncia
de Ulises Ruiz. De esta forma, los secretarios sindicales contrarios a Enrique Rueda Pacheco afirmaron
que a los poco más de 17 000 votos que rechazan la propuesta de la Segob y el regreso a clases deben
sumarse los poco más de 12 000 que indican que debe regresarse a clases hasta que renuncie uro y,
por ende, son mayoría.
36 El regreso a clases se definió por los profesores de las regiones del Istmo, Mixteca y Tuxtepec, pese a
la fuerza opositora de Valles Centrales.
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296 ◆ Daniel Vázquez
créditos; 8) aumento de 30 000 a 60 000 pesos mensuales para el Centro de Desarrollo Educativo de la
Sección 22; 9) un millón de pesos para el Programa de Casas del Maestro; 10) retención de las cuotas
sindicales del snte hasta que se logre un acuerdo con la cnte; 11) 80 000 uniformes escolares gratuitos,
550 000 paquetes de útiles escolares, 500 becas (en total 5500) para hijos de trabajadores de la edu-
cación que estudian nivel básico y 3050 para enseñanza superior y 100 nuevas cocinas comunitarias;
12) 155 mdp para construcción, equipamiento y remodelación de espacios educativos; 13) entrega del
Hotel Marlin —ubicado en Bahías de Huatulco— a la Sección 22; 14) basificar al personal de honorarios
en la medida de la capacidad presupuestal; 15) nivelación de profesores de educación artística; 16) pro-
mover el reconocimiento legal de Radio Plantón y 17) garantizar los derechos de los profesores y revisar
los casos de los mentores presos o con procesos penales.
40 Hay versiones encontradas respecto de la muerte de esta persona. El gobierno afirma que murió
manipulando una bomba molotov mientras que la appo argumenta que murió de un golpe de una
granada de gas lacrimógeno en la cabeza.
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Democracia liberal procedimental y movimientos sociales ◆ 297
41 El 2 de noviembre la pfp intentó recuperar Ciudad Universitaria y quitar las barricadas que había en las
cercanías pero luego de seis horas de enfrentamiento se ordenó la retirada. Se cuentan más de 60 de-
tenidos y 70 lesionados en esta acción. Frente a lo que parece la primera derrota de la pfp a manos de la
appo, arribaron 2000 efectivos más para reforzar posiciones. Al día siguiente la cnte anunció el regreso a
clases de los 70 000 profesores a partir del lunes 6 de noviembre, sin embargo, no en todas las regiones
de Oaxaca se acató la orden. Asimismo, hay manifestaciones de repudio a la entrada de la pfp en España,
Italia, Perú, Canadá y Estados Unidos de América así como en Michoacán, el D.F. y en algunas otras enti-
dades federativas.
42 El enfrentamiento del 20 de noviembre tiene como consecuencia 58 heridos en más de cuatro
horas de riña.
43 El del 25 de noviembre suma 40 heridos (20 de bala) y más de 160 detenidos de los cuales muchos
son enviados a las cárceles de Nayarit. Frente al calado de estos dos últimos enfrentamientos la Segob
decide hacer efectivas las más de 300 órdenes de aprehensión que tiene paralizadas. Por ende, la
appo decidió pasar a la clandestinidad, incluso Enrique Rueda Pacheco temía ser aprehendido debido
a que en los últimos días se había detenido a 95 profesores de Valles Centrales.
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298 ◆ Daniel Vázquez
44 Este es un hecho importante y sistemático. Por ejemplo, en la huelga estudiantil de la unam en 1999-
2000, la anormalidad se ubicaba en la huelga misma y no en el aumento de cuotas y modificaciones
institucionales sin consulta previa a los estudiantes. De la misma forma, en el plantón de Reforma
por las bases perredistas, la anormalidad se ubicaba en el plantón mismo y no en el sentimiento de
elecciones fraudulentas de ese sector.
Derechos reservados
Democracia liberal procedimental y movimientos sociales ◆ 299
45 Pautas de acción semejantes, tanto del gobierno como de los movimientos sociales, se observaron
en los últimos tres desafíos colectivos de largo aliento en México: la huelga estudiantil en la unam
entre abril de 1999 y febrero de 2000, los campesinos de San Salvador Atenco entre septiembre de
2001 y agosto de 2002 y los integrantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca de mayo
a diciembre de 2006.
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300 ◆ Daniel Vázquez
TOMA DE DECISIONES
T1 Seis años de gobierno
T2
ELECCIÓN ELECCIÓN
Ejercicio de control Ejercicio de control
democrático respecto democrático respecto
del gobierno saliente del gobierno saliente
46 Extrañamente existe una tendencia en ciertos politólogos a opinar a favor de la concentración de las
elecciones locales y federales en fechas específicas para “permitir al gobierno gobernar”. Pareciera
que gobernar es sinónimo de tomar decisiones contrarias a los intereses de los votantes, las cuales no
se pueden tomar si hay diversas elecciones en varios momentos. Si la principal función de la demo-
cracia es controlar la toma de decisiones gubernamentales por medio de elecciones, esta propuesta
sería, al menos, antidemocrática.
Derechos reservados
Democracia liberal procedimental y movimientos sociales ◆ 301
Aumento del
Mayor endeudamiento déficit fiscal
47 Esta afirmación no quiere decir que el control político-económico “siempre” se superponga al resto
de las formas de control sobre las decisiones en materia de política económica. Se trata de tenden-
cias. En materia de política económica, por la mejor institucionalización de los recursos político-
económicos del capital, éste tenderá a lograr sus objetivos.
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302 ◆ Daniel Vázquez
Derechos reservados
Referencias
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Observando a los observadores. Los analistas políticos
frente al conflicto popular de 2006 en Oaxaca
Introducción
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fueron algunos de los saldos que arrojaron los más de cinco meses de crisis
en Oaxaca. Junto a estos resultados, resaltaba una sigla nacida al calor
del mismo conflicto y rápidamente asociada al núcleo mismo de la cri-
sis oaxaqueña: la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (appo).
La appo se constituyó como una agrupación en cuyo seno confluían
cerca de 400 organizaciones de todo tipo: comunidades indígenas,
expresiones urbanas de sectores marginales, organizaciones de desem-
pleados, sectores del gremio docente, estudiantes, pobladores, y grupos
del variopinto universo de la izquierda mexicana. Todos estos sectores,
con sus heterogéneas exigencias hacia el sistema político oaxaqueño y a
sólo dos días del intento de desalojo del plantón magisterial, por parte
de la policía estatal, confluyeron en torno a una demanda que hasta
entonces sólo se murmuraba en voz baja: la renuncia del gobernador
priista Ulises Ruiz.
Durante el desarrollo del conflicto, la appo se vio sometida a una
heterogénea atención mediática que —en ocasiones con algo de simpa-
tía, pero la mayoría de las veces con desconfianza o rechazo— intentaba
establecer las causas de su emergencia, la dinámica de su funcionamien-
to y las intenciones profundas de sus militantes. Observaciones que, sin
embargo, confluyeron en torno a determinados registros discursivos
que subyacen a su intención analítica.
El presente trabajo se plantea dos objetivos. El primero es recons-
truir los diferentes registros discursivos en función de los cuales se
trató de comprender y analizar el conflicto oaxaqueño entre junio y di-
ciembre de 2006. Nos detendremos principalmente en artículos de
opinión vertidos en columnas de periódicos y revistas de análisis polí-
tico de circulación masiva. Aunque no se tratan de cuerpos teóricos
sistemáticos, esto no impide que los diferentes análisis del fenómeno
respondan a códigos binarios que condensan una determinada forma
de entender la política.
El segundo objetivo es ofrecer una estrategia metodológica que ten-
ga por objeto dar cuenta de la complejidad de la protesta oaxaqueña
y de las diferentes lecturas que se han hecho de la misma. Tomando
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1 Sobre los propósitos comunes que comparten la observación de segundo orden y la deconstrucción,
véase Luhmann (1993).
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Existe un mundo externo, lo que provoca que el conocimiento como una opera-
ción autónoma pueda ser guiado; pero no tenemos ningún tipo de acceso privile-
giado hacia él. El conocimiento no puede tener acceso a la realidad sino mediante
conocimiento. Se trata, con otras palabras, de un proceso autorreferencial. El co-
nocimiento sólo se puede conocer a sí mismo […] el conocimiento tiene que ver
con un mundo externo que permanece desconocido, y debido a ello debe apren-
der consecuentemente a ver que no puede ver lo que no puede ver (1999b: 93).
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se disponen frente a los eventos les permite indagar las causas pro-
fundas e inmediatas del conflicto, el rol que cada uno de los actores
juega en la eventual solución del mismo, las responsabilidades que a
cada protagonista le caben en el origen y en la prolongación de la crisis.
Con mayor o menor hostilidad frente a los protagonistas del conflic-
to, estos observadores cuentan con la ventaja que les da situarse en
una relación de exterioridad frente a lo que se les presenta como un
“objeto” dispuesto a la investigación y al análisis.
Como vemos, la distancia entre las partes del conflicto y los ob-
servadores del mismo es la distancia que distingue a los actores de
los espectadores: mientras los primeros son agentes, los segundos
son receptores; mientras los primeros se someten al escrutinio, los
segundos son los jueces. Y, sin embargo, ¿es esto así? En las páginas
precedentes hemos ofrecido —a través de una breve alusión a la estra-
tegia de la observación de segundo orden propuesta por Luhmann—
un enfoque que asume la imposibilidad de entender la investigación
social como una labor capaz de determinar la lógica subyacente a
fenómenos tales como el de la protesta social de 2006 en Oaxaca.
Toda observación opera desde lugares de enunciación que determi-
nan en gran medida aquello que se observa, que alumbran aquello
que se quiere observar y que proyectan sombras sobre aquello que no
se puede observar.
En lo que sigue, nuestra labor será detenernos en algunos de los
ejes centrales a partir de los cuales los observadores del conflicto
oaxaqueño desplegaron su mirada: ¿de qué manera es entendida la
crisis? ¿cuáles son las dicotomías sobre las que se sostiene la mirada
de los analistas en torno al fenómeno de la appo? Estas son las pre-
guntas que intentarán responderse en lo que sigue, para lo cual nos
concentraremos en tres tópicos recurrentes en la lógica de los análisis
que se ofrecieron sobre la crisis oaxaqueña: el estatuto maximalista
de la demanda de la appo, la oposición entre legalidad y legitimidad
y la contradicción entre la protesta social y la vigencia del estado de
derecho.
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2 El término “demanda maximalista” deriva menos de nuestra impresión del conflicto que de la apre-
ciación generalizada que tuvieron sobre el mismo la mayoría de los analistas políticos. Estos últimos
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entendían la exigencia de la renuncia de Ruiz como una demanda que trascendía tanto los límites de
lo procesable por el sistema político como el juego de intereses corporativos.
3 Por “procesamiento diferencial” entendemos, siguiendo el planteo de Laclau (2005), la posibilidad
que una demanda sea atendida sin antagonismos por el sistema político en su propia particularidad.
Aquí cabe una aclaración: la remisión al carácter improcesable de la demanda de la appo sólo lo es en
relación con el sistema político oaxaqueño, pues a nivel federal se encuentra contemplada la posibi-
lidad institucional de remoción de los gobiernos locales.
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Legalidad/legitimidad
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las reglas del poder y que aún ahora todo se quiere hacer girar en la decisión
sencilla de dejar o sacar a Ulises Ruiz del poder (Ramírez, 2006: s/p).4
Libertad/protesta social
4 Resaltado en el original.
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los grupos radicales de la appo […] violaron sus garantías individuales por-
que les expropiaron su territorio, violaron sus derechos a la libertad porque
los ciudadanos no podían circular en la zona franca de la appo, su derecho a
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la propiedad porque en esa zona operó una comuna popular. La appo impi-
dió que los ciudadanos tuvieran derecho a la legalidad y seguridad jurídica
porque hubieron de pagar impuestos revolucionarios y cuotas para poder
arribar a sus casas (Ramírez, 2007a: s/p).
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también, por otra parte, esto podía ser entendido como instancia de
vinculación espuria entre intereses y demandas “objetivas” de la socie-
dad oaxaqueña, por una parte, e intereses políticos “oscuros” que de
ninguna forma han de ser vistos como representativos de lo que sería el
verdadero interés del cuerpo social movilizado en torno a la demanda
en cuestión. Sin embargo, en ambas posibilidades de lectura opera la
misma lógica de oposición entre una demanda situable en un espacio
social claramente determinado —la demanda magisterial— y una de-
manda que no se encuentra alojada en un espacio determinable.
El problema que genera este último tipo de demandas consiste en
su fuerte ambigüedad: mientras que por una parte emerge como una
exigencia desde “lo social”, por otro lado presenta un contenido “polí-
tico” que la desinscribe de sus lugares originarios de emergencia; mien-
tras que por un lado es una exigencia que interpela al orden institucional,
su expresión se produce desde fuera del sistema institucional.
¿Qué concepción de la política subyace en los planteos de los analistas
del conflicto? En primer lugar, lo que la mayoría comparte es una visión
representacionalista de la política gobernada por la existencia de intereses
sociales preconstituidos. En otras palabras, a la política le precede una
esfera de intereses sociales que deben ser fielmente expresados por las ins-
tituciones representativas. La transición entre intereses y representación
política debe ocurrir sin sobresaltos o cortocircuitos. En segundo lugar,
esta concepción representacionalista de la política establece una estricta
separación conceptual entre grupos sociales organizados y grupos popula-
res desorganizados. La política sólo puede ser un espacio donde converjan
grupos sociales con intereses claramente constituidos. Como ya adelanta-
mos, la appo sería una agrupación que excede los límites de la razonabi-
lidad política porque no es posible determinar con claridad los intereses
que persigue, dada su heterogeneidad interna y la ausencia de un centro
racional capaz de poner un límite a sus demandas maximalistas.
El problema con esta visión de la política es que deja fuera de ella a la po-
lítica misma. Específicamente, es posible detectar dos oposiciones binarias en
la concepción de la política de los observadores que urgen ser deconstruidas.
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La orden [de renuncia de Ulises Ruiz por parte de la appo] es clara: esto
no es una demanda laboral ni social. Es absolutamente política. Y ello con-
lleva enfrentamiento entre los partidos, con el gobierno federal y más que
nada, atiza el fuego propiciatorio para que Calderón no sea feliz durante su
toma de posesión. Tal como quiere amlo [Andrés Manuel López Obrador]
(Cremoux, 2006: s/p).
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Legitimidad(es)
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5 Esto no quiere decir que el accionar del gobierno federal se haya ajustado al imperio de la ley. Es
sabido que las fuerzas federales enviadas a sofocar la protesta incurrieron en graves violaciones a los
derechos humanos de los detenidos. Hay testimonios de que el accionar federal provocó la desapa-
rición forzosa de personas, hecho que indudablemente pone a la legalidad entre paréntesis (Cruz
Santiago, 2007; Cuevas Córdova, 2007; La Jornada, 2006).
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Referencias
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Acerca de los autores
Julio Aibar
Es doctor en Ciencias Sociales con orientación en Ciencias Políticas por la Flacso, Sede
México y profesor-investigador en la misma institución. Recientemente coordinó el
libro Vox Populi. Populismo y democracia en Latinoamérica, editado por la Flacso
México en 2007 donde, además, participa con el ensayo “La miopía del procedi-
mentalismo y la presentación populista del daño”; en Carlos de la Torre y Enrique
Peruzzotti [eds.], El retorno del pueblo. Populismo y nuevas democracias en América
Latina, Flacso Ecuador, 2008, publicó “Sobre alquimistas e imaginadores. Populismo
y Nación”. Líneas de investigación: populismo y la nueva izquierda latinoamericana,
la teoría política y el análisis del discurso político.
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Acerca de los autores ◆ 333
Es master en Ethics, Politics and Public Policy por la Universidad de Essex, Reino Uni-
do, Master en Political Science por la Universidad de Northwestern, Estados Unidos
de América y candidato a doctor por la misma institución a la que también se en-
cuentra adscripto. Líneas de investigación: federalismo, relaciones fiscales, y política
comparada en América Latina.
Valeria Falleti
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334 ◆ Acerca de los autores
Guillermo Pereyra
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Acerca de los autores ◆ 335
Es doctor en Ciencias Sociales con orientación en Ciencias Políticas por la Flacso, Sede
México y profesor-investigador en la misma institución. Publicaciones recientes: “La
democracia, el populismo y los recursos políticos del mercado: déficits democráticos y
neopopulismo” en Julio Aibar (coord.), Vox Populi. Populismo y democracia en Améri-
ca Latina, Flacso, México, 2007; en coautoría con Valeria Falleti “Política económica,
deslegitimación democrática y reconstrucción social en la Argentina”, en Perfiles La-
tinoamericanos, núm. 29, enero-julio 2007. Líneas de investigación: la relación entre
la democracia y los derechos humanos; grupos de poder y restricciones en la toma de
decisiones gubernamentales en los regímenes democráticos. ◆
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