El Milagro Mexicano
El Milagro Mexicano
El Milagro Mexicano
Pg.
Fernnndo Cnrmona
LA SI'TUACIN ECONh4ICA
INTRODUCCIN
. . . . .
IV.
V.
. . . .
. .
15
29
52
70
86
Guillermo Montao
103
. . . . . . . . . . . . . .
. . . . .
. . .
103
107
118
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. .
. . . .
125
133
136
146
154
Jorge Carrin
. .
. .
1. EL PODER Y LA FICCIN .
. .
.
Teles y clases sociales, 168; Tres revoluciones, una sola clase, 171
11. OPERACIN AMNESIA . .
.
. .
Sincrona poltica, 176; Contradicciones del establishment,
179; Parntesis sobre el terror, 183
111. PRESIDENCIA, PRI, PRISION .
.
Cmo ganar todas las elecciones, 185; Caminos histricos
del monopolio, 188 ; La etapa del nacionalismo cardenista,
189; Cuando Jpiter existe, 192; Bajo el signo del progreso
econmico, 195; El PRI multiclasista, 198
IV.
V.
VI.
. . .
. . . . .
. .
.
. .
VII.
..
Alonso Aguilar M .
PROBLEMAS Y PEKSPEX:?'IVAS
RADIC.41,
DE UN CAMBIO
248
. .
. . . . .
EL MILAGRO MEXICANO
seriamente despejado para la humanidad, Gustavo Flaubert aconsejaba no tocar a los dolos para que los dedos propios no se
quedaran con el oropcl que recamaba a aqullos. Los autores dc
El milagro mexicano -Fernando Carmona, Guillenno Montao,
Jorge Carrin y Alonso Aguilar M.- piensan al contrario que la
vida econmica, social y poltica del pas exige no slo tocar a los
dolos, los lugares comunes y los altares oficiales, y a sus vocingleros sacerdotes, sino desnudarlos de sus oropeles y vestimentas charras, para poner en evidencia la imagen verdadera de Mxico:
la de un pas que a siglo y medio de que Humboldt lo definiera
como el pas de la desigualdad, no slo no la ha liquidado sino
la ha hecho ms abismal, arrojando por aadidura sobre los hoiiibros del pueblo la pesada carga del imperialismo de mayor peso
especfico mundial: el de los Estados Unidos.
El milagro econmico lo reduce Fernando Carmona a sus trminos de explicacin racional, lo que implacablemente descubre el
esqueleto de la miseria, el hambre y la desigualdad, en un ensayo
documentado, objetivo y penetrante de la realidad, en ese campo
tan embozado por la pirotecnia verbal del progreso, el despegue,
la estabilidad y el impetuoso desarrollo -tpicos de la retrica
oficial. De los harapos asistenciales, sanitarios y educativos que en
verdad cubren aquel esqueleto -harapos paradjica pero muv
PRESENTACIN
subdesarrolladainente suntuarios y casi siempre onerosos- se ocupa en un detallado estudio, lleno de frescura y no exento de humor
negro, Guillermo Montao.
Sobre esas dos bases de los aspectos econmicos y de servicios
sociales -sin reiterarlas- edifican Jorge Carrin y Alonso Aguilar sus respectivos ensayos: el primero descubre los tirantes de dominacin que sirven a la clase dominante para fingir la democracia
representativa trabando un con~plejoaparato corporativo que convierte a las elecciones en farsa y ficcin, pero da al monopolio
poltico de la burguesa fuerza y capacidad represiva en mltiples
reas y distintas oportunidades. Alonso Aguilar por su parte remata la obra con un ensayo en que se pone en relieve la conciencia
cada vez mayor de los distintos grupos de la oligarqua; la creciente identificacin de sus intereses bajo el solio del imperialismo
en que encuentran su denominador comn; la distancia que separa
la realidad de la estructura mexicana y su pretendida expresin
jurdica y poltica contenida en la Constitucin, ese libro que ya
muchos llaman el mejor de poltica ficcin escrito en el pas, y en
fin estudia las perspectivas de un cambio revolucionario, que por
serlo no requiere el calificativo de "verdadero", en un medio tan
complejo y ocupado por la densa opacidad del ejercicio cotidiano de la apolitizacin, el analfabetismo, la demagogia y el alud
propagandstico acerca del milagro mexicano.
Por lo que respecta a situaciones y fechas, el lector deber considerar que los ensayos de este volumen fueron tcnninados durante
el mes de agosto.
Los autores de Eb nzilagro mexicano, no pretendieron pontificar. Concientes de la complejidad del problema, no creen que seiAii
tesis expuestas en libros -material en todo caso para discusin y
estudio de realidades sociales- las que logren cambiar la situacin
econmica y poltica de Mxico. La praxis con su contundencia
prevalecer como siempre en el proceso de organizar las fuerzas
revolucionarias y llevar al pueblo al poder; lo que no excluye el
examen crtico, la discusin, el planteamiento sin dogrnatismo ni
nimo niagisterial de los ms graves problemas de Mxico y de
Amrica Latina.
De la lectura de este libro, se infiere, por otra parte, que si
algn milagro se produce en Mxico es el de la paciencia de un
1O
EL MILAGRO MEXICANO
A la rilernoria de NARCISOBASSOLS(1897-1959),
insobornable luchador revoiucioriario y distinguido
intelectual mexicano, en el undcimo aniversario de
su muerte.
1.0s AUTORES.
"Es lcito el ataque poltico a los hombres, a los programas y a los principios ideolgicos; pero es de
hombra de bien hacerlo francamente y no en forrna
artera . . . "
D ~ UO
P~dcl~.
Presidente de la Repblica
Gustavo
Luis Echeverra
". . .se
acentuaron dos tendencias y se delinearon dos partidos polticos: uno, el de la minora dominante y privilegiada, que deseaba
la continuacin del mismo estado de cosas, notoriamente favorable
a sus intereses; otro, el de la mayora dominada, que deseaba algn
cambio que no acertaba a definir".
Luis Cabrera (1911)
INTRODUCCION
1
l
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1
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l
1 ;
* A BEATRIZEUGENIAy FERNANDO
J O A Q U ~Ellos
N . vivirn en un Mxico
desmitificado.
El autor agradece la colaboracin del licenciado JUVENCIO
WING
SHUM, investigador del Instituto de Investigaciones Econmicas de la
UNAM, en la recabacin de informaciones estadsticas, en la realizacin
de diversos clculos utilizados en este ensayo y en la disciisin de algunos
materiales.
EL MILAGRO MEXICAhTO
se borra la sombra del presidente que est por concluir su mandato
cuando ya se advierte con nitidez la del que pronto estar en el poder. Todo est predeterminado: como en los ciclos de la naturaleza, nada podr impedir que el da siga a la noche y la primavera al invierno ("la luz y el calor siempre acompaan al nuevo
ser nacional"). En la penumbra, cuando no es posible todava
distinguir matices, el perfil del que se va parece idntico al del
que est por llegar, aunque -se afirma- ello se debe a que ambos
son fases distintas de un mismo fenmeno, La-Revolucin-EnMarcha: cada nuevo ciclo no es sino la etapa lgica y perfectamente previsible de un proceso histrico continuo, rtmico, estable, en un sistema preciso -y precioso- de "economa mixta"
que por fin logr enrumbarse hacia el desarrollo econmico sostenido gracias al genio de nuestros patricios, la iniciativa de los empresarios, la clarividencia del Estado y la abnegacin del pueblo,
y que en cuatro dcadas no ha conocido ms alteraciones que las
de ocasionales turbonadas, chubascos y, a lo ms, algunas tempestades elctricas que no han alcanzado a desviar una trayectoria
fundamental : "arriba y adelante".
Se afirma algo ms. L a evidencia de los hechos es rotunda,
slo los necios y los prfidos pueden negarla: 2No constituye lo
anterior una proeza sorprendente en una Amrica Latina convulsa, agitada, en la que los golpes de mano y los cambios violentos
de gobierno, que casi siempre desenlazan en una nueva dictadura
castrense, se suceden unos a otros? Mxico ha experimentado en
ese largo periodo de "estabilidad dinmica" un inintermmpido
crecimiento econmico, una notable modernizacin agrcola e industrial, la expansin de sus sistemas educativo, asistencia1 y de
seguridad social, y progresos materiales y aun espirituales de los
que da testimonio el esplendor de sus grandes urbes, en un proceso
sin precedente en la historia nacional ni en la mayora de los pases del "Tercer Mundo". Nunca han sido ms grandes el crdito
y el prestigio internacionales de la nacin y del gobierno. cmo
negar entonces este autntico "milagro mexicano" al que la Olimpiada del 68 y la Copa Mundial del 70, para no mencionar sino
dos eventos escenificados con talento e imaginacin, dieron proyeccin mundial y le han valido universal reconocimiento?
El razonamiento de los apologistas tiene otras implicaciones.
'Todo lo anterior demuestra que la estabilidad sociopoltica es
condicin del desarrollo econmico y viceversa; el que "ponga en
peligro" la una o el otro slo puede ser un "conspirador", un "se-
LA SITUACIN ECONhfICA
1
I
l
15
EL M I L A G R O M E X I C A N O
110. En otros apartados del ensayo examinaremos los alcances reales del desarrollo y la problemtica que nuestro puebloldeber
afrontar.
Preludio :
i Cuidado con los datos estadsticos!
,/'
\,,,
-
Puesto que ser ineludible el manejo de algunas informaciones estadisticas conviene aclarar que, a pesar de los indudables
progresos alcanzados en este campo, la informacin disponible es
sumamente defectuosa e insuficiente. Hace ms de veinte aos un
investigador norteamericano cuya obra merece toda la estimacin
d e empresarios y funcionarios, as como de otros autores estadunidenses, afirmaba: " N o es exagerado decir que e n Mxico todo lo
que se relaciona con las estadsticas.. . se halla en u n estado deplorab1eJ'.l Entre decenas de referencias de investigadores extranleros sobre el mismo tema, podemos ilustrar la situacin actual
con la siguiente del tambin norteamericano Singer: "Antes de
proseguir con el registro del desarrollo econmico de Mxico, los
cambios en la distribucin de su ingreso y otros asuntos, es sumamente conveniente decir unas palabras sobre las estadsticas mexicana~.El hecho es que quienquiera que tenga una inclinacin
al purismo en la recabacin y uso de datos, debera empacar sus
cosas e irse a otra parte. A pesar de su desarrollo considerable -y
e n algunos aspectos notable-, Mxico era al principio de los aos
sesenta un pas pobre, y su pobreza se extenda a las estadsticas
oficiales. E n gran medida las ,estadsticas mexicanas han sido aproximaciones y adivinanzas, informadas segn espero", Singer concluye sus observaciones con una cita tomada del trabajo antes sealado de Mosk: pasarn muchos aos antes de que el investigador est dispuesto a aceptar cualquier serie de cifras oficiales
en su valor aparente.2
1 Sanford A. Mosk, La reriolucin industrial de Mxico; esta investigacin fue realizada a partir de 1945 y publicada en ingls en 1950; ms
tarde fue traducida al espaol y editada por la revista que dirigi Manuel
Marcu Pardias, preso poltico desde hace dos aos, Problemas Agricolas
e Industriales de Mxico, Mxico, 1951, vol. 111, No 3. La referencia es
d e la p. 89 de esta edicin. Cursivas nuestras.
Morris Singer, Growth, equality and the Mexican experience, Latin
American Monographs, N9 16, Institute of Latin Ainerican Studies, T h e
University of Texas, University of Texas Press, Aiistin y Londres, 1969,
p. 6. Cursivas nuestras.
,
,
._ J
EL MILAGRO MEXICANO
y que en cambio nunca se niegan a dependencias oficiales e instituciones prestamistas de Estados Unidos o controladas por el gobierno de este pas, o bien a simples investigadores extranjeros
(sobre todo norteamericanos) .'
Conviene aclarar, por ltimo, que si se ha considerado indispensable robar unas pginas al ensayo para dedicarlas a esta cuestin, no es para formular ninguna queja. Despus de todo, no
hay por qu pedir "peras al olmo": la clase dominante mexicana
tambin es una clase subdesarrollada y dependiente, empero no
se podna decir que no acta al mximo de sus capacidades, talentos y confianza en s misma, conforme a sus intereses, y que no
tenga una plyade de servidores a su disposicin, algunos que incluso gastan ropajes de tcnico o de 'intelectual" y saben acatar
sin reservas las instrucciones recibidas. Simplemente se ha considerado oportuno "curarse en salud" porque los datos que hemos
de presentar no deben tomarse, valga la expresin, "al pie de la
letra" y sin reservas, sino como simples ilustraciones sobre las tendencias y alcances de los problemas a examinar. Ya lo haba dicho
un distinguido representante de la burguesa imperialista britnica, Disraeli, desde hace muchos aos: la estadstica es una de
las fornias modernas -y ms tiles y convenientes- de mentir.
'
Por ejemplo, a mediados de 1969 se fund en Mxico el Departamento de Investigacin Economtrica de Mxico, de Wharton Econometric
Forecasting Associates, .4.C.. bajo la direccin del econometrista estadunidense Lawrence R. Klein de la Universidad de Pensilvania, con el objeto de que Mxico cuente "con un centro de meteorologaw econmica
que ayudar a los empresarios interesados a trazar mejor sus planes de
expansin y a las autoridades, a disear las medidas de poltica econmica". El patronato de esta sociedad incluye a empresas privadas como la
Cervecera Cuauhtmoc, S. A., Hojalata y Lmina, S. A. y el Banco Nacional de Mxico, S. A,, junto al Banco Interamericano de Desarrollo,
Nacional Financiera y Banco Nacional de Comercio Exterior; la construccin del "modelo economtrico" fue financiada por D u Pont d e Nemours
&: C o . Znc. La Nacional Financiera aporta "cifras, estudios y, especialmente la discusin personal sobre. . . el desarrollo econmico de Mxico. Una
colaboracin semejante, consistente en un flujo constante d e cifras y anlisis orgnico de la econornia nacional, se ha recibido d e la Direccin C e neral d c Estadstica (src) y del Departamento d e Estudios Econmicos
del Banco d e Mxico, S . A," 1,ic. Abel del Ro, "Meteorologa Econmica
para Mxico: un Experimento de Aplicacin Economtrica". Comercio
Exterior, Banco Nacional de Coniercio Exterior, h,fxico, vol. xx, N' 7,
julio 1970, pp. 552-553. Ciirsivas nuestras.
LA SITUACIN ECONMICA
Rllegro vivace:
el "milag-roso" desarrollo econmico de Mxico
No obstante las irn~erfeccionesdel instrumental estadstico antes aludidas y a pesar de que no puede asegurarse que slo "las
cifras del producto nacional para el periodo anterior a 1940 son
deficientes"5 como afirma un economista del Banco de Mxico
-institucin que precisamente realiza, aunque no siempre pone
a disposicin del pblico, muchas de las ms importantes mediciones y clculos estadsticos en nuestro paic-, sino que los defectos e insuficiencias se extienden a todos los periodos de nuestra
historia econmica sin descartar al posterior a 1940, 1950, 1960
o 1969, puede ilustrarse de una manera genrica el crecimiento
de la economa nacional, indudablemente grande, con las cifras
disponibles sobre el valor conjunto de la produccin nacional bruta
de bienes y servicios medido a precios constantes:
Cuadro I
CRECIMIENTO DEL PRODUCTO INTERNO BRUTO
(Millones de pesos de 1950)
Conceptos
1910
1935
1968
Tasas m e d . de
crec. (%)
1910-35 1935-68
Producto total:
Agricultura, ganadera,
silvicultura y pesca
Minera
Petrleo
Manufacturas
Construccin
Electricidad, gas, etc.
Transportes
Gobierno, comercio y
otros servicios
Producto por habitante
(Pesos de 1950) :
F ~ J E N T E Banco
S:
de Mxico. S. A. Departamento de Estudios Econmicos.
Ver el libro de Leopoldo Sols citado en la nota 4, cuadros
111-1 y 111-2, pp. 90-93 y 104-105; para 1968, Informe onual.
"eopoldo
Sols, L a realidad econn,ica nwxicana: retrooisi6n [sic] y
perspectiuas, Siglo Veintiuno Editores, Mxico, 1970, p. 108.
20
EL MILAGRO MEXICANO
>,
Cuadro 2
1910
Conceptos
Total: "
5 332 .
--
Agricultura, ganadera,
silvicultura y pesca
Minera, p e t r l e o y
otras actividades extractivas
Manufacturas
Construccin
Electricidad, gas, ctc.
Transportes
Gobierno, comercio y
otros servicios
1940
1968
6 055~- 15 522
Tasas med. de
crec. (%)
1910-40 1940-68
0.4
--
3.4
3 596
3 831
7 297
O.?
2.3
86
874
144
2
55
107
640
106
56
149
258
2 650
705
81
617
0.7
-0.1
-0.1
11.7
3.4
3.2
5.2
7 .O
1.3
5.2
575
1 166
3 914
2.4
4.4
Cabe subrayar
que si bien hav incrementos en todos los ren,
glones de actividad por lo que se refiere a las cifras absolutas, no
ocurre lo mismo con los porcentajes correspondientes: la poblacin ocupada en las actividades agropecuarias disminuy su participacin en el total de 67.4% en 1910 y 63.3% en 1940 a 47%
en 1968; la dedicada a las industrias extractivas, manufacturera,
de la construccin y elctrica as como a los transportes, aument
la suya de 21.8% hace 60 aos -y 17.5% hace 30- a 27.8% en
1968; y la ocupada en el gobierno, el comercio y otros servicios,
pas del 10.8% respecto a la poblacin econmicamente activa
total en 1910, al 19.3% en 1940 y el 25.2% en 1968. Podr observarse que entre 1910 y 1940 la tasa media acumulativa anual de
incremento en la fuerza de trabajo ocupada fue de slo 0.4% y
entre 1940 y 1968 de 3.4%; en este ltimo periodo los aumentos
ms rpidos y superiores al crecimiento general de la fuerza de
trabajo fueron en minera y petrleo, gobierno, comercio y otros
servicios, transportes, industrias manufactureras y construccin.
A
EL iCllL,AGRO MEXICANO
Las cifras anteriores contribuyen asimisrno a entender un aspecto de los cambios que van operndose en la estructura de clases -y de las correspondientes relaciones entre ellas-, por virtud
de la activacin del proceso capitalista de desarrollo del pas. No
es posible dudar sobre el relevante papel que la Revolucin Mexicana tuvo para hacer posible mucho de ese desarrollo, cuando mereci las maysculas, en la etapa 1910 o 1913-1940 cuando en
medio de vacilaciones y altibajos, pero en muchos momentos y en
especial durante el cardenismo, con mpetu renovador antimperialista y popular, fue capaz de producir transformaciones ~ s t r u c t u rales profundas y en 1935-1939 incluso relativamente rpidas, con
las que se resolvieron algunas de las graves contradicciones acumuladas durante la dictadura de Porfirio Daz y a causa de los nuevos embates del imperialismo.
Veamos otros datos, entre los muchos que encienden el entusiasmo de los panegiristas del rgimen, casi todos derivados o implcitos en los que ya se han visto. Por ejemplo, esas cifras muestran una cierta aceleracin en el crecimiento global de la economa. L a tasa de incremento del producto bruto total que
puede
.
calcularse a partir de esas informaciones pas de un promedio
acumulativo anual de 3.4% en 1921-1935 a 5.4% en 1935-1945,
6.17' en 1946-1956 y 6.2% en 1957-1967. (No puede olvidarse,
aun sin caer en vanas suspicacias, que es ms fcil abultar indicadores que resolver los
Concretos; pero los advocantes
de milagros no son suspicaces con los datos ni tienen por qu dudar
sobre el progreso bien concreto que miden en sus bolsillos). De
otra parte, en algunos aos aislados e incluso en ciertos periodos,
las tasas de crecimiento de la economa mexicana han sido superiores a las de un gran nmero de pases capitalistas que reportan
estadsticas a los organismos internacionales, con todo lo cual se
baten palmas y se asegura que Mxico crece a un ritmo que es
de los ms elevados del planeta. Y aunque los datos de crecimiento
por habitante no muestran una tendencia tan definida y son, cabe
recordarlo, simples promedios que no explican la situacin de las
mayoras que quedan colocadas por debajo de ellos, la exaltacin
de los -de todas formas- numerosos mexicanos situados arriba
(y tal vez adelante) no se enfra por las circunstancias de que las
tasas respectivas indiquen aumentos sucesivos en 1921-1935 ( 1.7%
anual), 1936-1946 (2.7% )
1946-1956 (3.1%), pero un descenso
en 1957-1967 ( a 2.5% de incremento anual del producto por habitante) ; siempre podrn sealar, verbigracia, que el producto real
per cajita creca al 2.3% anual en otro lapso, digamos en 19511958 y luego alcanz, en el presente ("lo que resulta ms significativo"), el 3.0% en 1959-1967.8
Naturalmente, todo ese proceso va acompaado del ms rpido ritmo de la inversin total -pblica, "mixta" y privada, nacional y extranjera, directa e indirecta-, que h a asumido magnitudes sin precedente: a "precios corrientes" (no ajustados por las
variaciones de precios), la inversin interna bruta pas de modestos 649 millones de pesos en 1939 a casi 63,000 millones en 1967
( y de seguro una suma muy superior en 1970) ; aun en trminos
reales, el aumento es "formidable", nos advierten los ''milagristas" ( L O sern milagreros?) : esa inversin equivala a 180 millones de dlares en 1939 y ahora es del orden de los 5 550 millones
(si bien esta divisa tambin se ha despreciado en el lapso transcurrido, de modo que la equivalencia real puede ser ahora de
unos 2 060 millones de dlares a precios de 1939). Lo que es ms
importante, la "tasa de inversin" (es decir, la comparacin porcentual del dato correspondiente con el producto bruto nacional
del ao de que se trate) ha pasado de apenas 8.7% en 1939 a
18% o ms en la actualidad; adems, como una caracterstica
sobrcsaliente del "modelo mexicano de desarrollo", debe apuntarse
que la inversin pblica pas de un modesto 5% de la inversin
interna bruta total en las postrimeras del porfiriato y todava 7,%
durante el gobierno de Calles, a 25%, 30%, 40% y ms a partir
del rgimen de Crdenas.9
Los entusiastas del "milagro" no se conforman con poco. Lo
Vase: Antonio Ortiz Mena, Desarrollo estabilizador, una dcada dc
estrategia econmica en Mxico, ensayo presentado en su carcter de secretario de Hacienda y Crdito Pblico en la reunin anual del Banco
Internacional de Reconstruccin y Fomento y el Fondo Monetario Internacional en Washington, septiembre de 1969. Suplemento No 30 de a
"Seccin Testimonios y Documentos" del peridico El Da, Mxico, 3 e
agosto de 1970, p. 7.
Ver: Enrique Padilla Aragn, Mxico: desarrollo con pobreza, Siglo
Veintiuno Editores, Mxico, 1969, Coleccin Mnima/24, cuadro xvr, pp.
176-177; Leopoldo Sols, op. cit., cuadro VI-8, p. 270; y J. R. Himes, "La
Formacin de Capital en Mxico", en El Trimestre Econmico, Mxico,
vol. xxxrr, No 125, enero-mano de 1965, pp. 155-179. El ndice de precios
de EUA ha subido de 100 en 1959 a 267.1 en 1969 (cf. Fondo Monetario
Internacional, International Financia1 Statistics, Washington, varios volmenes, y U.S.Departament of Commerce, Bureau of the Census, Statistical abstract of the u. s . 1965, 86th. edition, Washington, 1965).
EL MILAGRO MEXICANO
anterior no es sino la forma fra y "tcnica" que asume un desarrollo que muchos envidian y que requiere consideracin cuidadosa para orgullo propio y ejenlplo de los dems. Vase si no es
de causar asombro: la agricultura no slo ha permitido dar "ocupacin" y "alimentar" a millones de mexicanos - e n realidad a
un nmero mucho mayor que en 1910 o 1 9 3 0 , sino asegurar la
alimentacin de una poblacin urbana cada vez mayor, abastecer
materias primas a un nmero creciente de industrias nacionales e
incrementar decididamente las exportaciones, i todo ello en plena
'Lxplosin demogrfica" y cuando en otros pases la actividad
agrcola no es capaz siquiera de crecer al ritmo del aumento de
la poblacin! ("Puede ser cierto que hay subocupacin en el campo, mas lqu pas no tiene problemas?; ;y quien negara que los
campesinos estaban peor antes de la Revolucin, cuando fueron
peones acasillados?") .
Lo importante es que ahora -prosiguenhay agricultores
emprendedores y no grandes terratenientes ausentistas, y que con
el impulso dado al riego, los caminos, la educacin, la produccin
de fertilizantes qumicos, las semillas mejoradas y con la incorporacin de equipos, maquinaria y nuevas tcnicas provocan la modernizacin ininterrumpida ("verdadera revolucin verde") de
una actividad que permaneci dormida durante siglos, gracias a
lo cual, por ejemplo, la produccin de maz ha subido de menos
1925 a casi 9.5 en 1968, la de trigo
de 2 millones de toneladas
de 251 mil a 1.9 millones ("y fue an ms alta en aos pasadosy'),
la de frijol de 188 mil a 878 mil, la de caa de azcar de 2.9 a
28 millones y la de algodn de 43 mil a 596 mil toneladas ("tambin era mayor en aos recientes"). iY los rendimientos por hectrea!: de 1925 a 1968 han aumentado entre 33 y 75% en la caa,
el caf y el maz, 208% en el cultivo de algodn y 357% en el
de trigo.1
La expansin -verdadero florecimientde las fuerzas productivas nacionales, continan los hamiltonianos de la hora actual,
como lo expresan las cifras de la industria, es an ms asombrosa.
Veamos unos cuantos datos. Respecto a 1929, el ndice del volumen de la produccin de petrleo crudo subi 3.7 veces y el de
EL MILAGRO MEXICANO
metros en 1925 a 38 587 en 1968, y el total transitable en todo
tiempo de 695 a 64 800 kilmetro; en los mismos aos (aumentos
respectivos de 160 y 93 veces) ; de la seguridad social, la salubridad y la educacin que han mejorado los niveles de vida y la
capacidad productiva de los mexicanos.16 Y todava es necesario
aadir otros elementos de la intervencin estatal "revolucionaria": la construccin de bodegas, obras municipales, etctera, cuya
contribucin al desarrollo es indudable y que han experimentado
un,notable crecimiento en los ltimos lustros, en muchos casos a
partir de cero.
Otros, embelesados ante "milagro" tan grande, sin negar la
contribucin del Estado al desarrollo de las fuerzas productivas
("id debe ser!, faltaba ms!"),
exaltan el "vigoroso", "decisivo" aporte de la "iniciativa privada" nacional y extranjera: por
ejemplo, la produccin de cido sulfrico subi i 19 veces en apenas
20 aos! (1947-1967) ; la de sosa custica subi de 685 toneladas
e n 1940 a 118 284 en 1967 ( j ms de 170 veces en 27 aos!) ; la
de cemento pas de unas 410 mil toneladas en 1940 a ms de 6
millones en 1968 ( j 15 veces ms!) ; o bien, en un lapso que no
viene a ser ms que un simple suspiro en la historia de Mxico,
.de 1950 a 1967 - j en slo 17 aos!-,
la fabricacin de refrigeradores elctricos se increment de 18 554 unidades anuales- a
144 926 (de 100 a 7810/0), la de lavadoras de 6 933 unidades al
a o a 98 757 ( 1 424% arriba) y la de estufas de gas de 7 115 a
339 995 (adelante en casi 18 veces) .17 En el Mxico moderno, prosiguen, los patrones de la demanda han cambiado: los fregadiros,
los molcajetes, las hieleras, los metates, los braseros, los calzones
de manta, los cntaros, los petates, todas esas antiguallas intolerables pronto slo podrn encontrarse en los museos, o estarn fabricados, como la mayora de los bienes antes importados, en poderosas factoras "nacionales".
Si algunas fbricas son companies norteamericanas es debido a
la confianza que h4xico inspira, amn de que responden a una
distinta estructura productiva y benefician al pas: ". . . Por ejemplo -deca en Washington el secretario de Hacienda-, en 1911
Pueden consultarse informaciones sobre infraestructura en F. Carmona, Dependencia externa y cambios estructurales ( U N A M , en prensa),
cap. 11, segunda parte, "Notas sobre el Crecimiento de las Fuenas Productivas Nacionales". Sobre seguridad social, salud y educacin, vase el
siguiente ensayo, del doctor Guillermo Montao, en el presente volumen.
17 Vase F. Carmona, op. cit., loc. cit.
LA SITUACIN ECONMICA
27
hecho!
Cualquier recuento del "milagro mexicano", por esquemtico
y sucinto que pretenda ser, quedara lamentablemente inconcluso
si no se consideraran otros de sus signos ms preclaros. Qu decir
del desempeo de numerosos servicios y del sistema comercial?
no es evidente la sustitucin incontenible de lo viejo por
lo nuevo, de lo out por lo in, de lo srdido y sucio por lo luminoso y resplandeciente, de las zonas rojas por las zonas rosas? Y
el sistema financiero? i El sistema financiero!, ese delicado mecanismo que todo lo comunica y que con sus ideas -y maas- modernas y con su magia permite realizar, hoy mismo y con toda
certidumbre, los sueos presentes de engrandecimiento sin necesidad de aguardar al incierto maana. Los recursos que manejan las
instituciones financieras han subido a un ritmo nunca visto. Dcase si no: el financiiniento concedido por la banca creci de
2 024 millones de pesos en 1942 a 165 964 millones en 1969; tan
slo de 1957 a 1968 -ya en la etapa del "desarrollo estabilizador"-,
los saldos de los crditos bancarios a ms de un ao de
plazo han aumentado de 7.1 a 46.6 mil millones de pesos, b s
de menos de un ao de 9.6 a 46.6 mil millones, y las inversiones
:ri valores de 8.1 a 39.9 mil mill~nes.~"l
monto de los valores
de renta fija en circulacin ha crecido an con niayor espectacu-
acaso
18
l9
28
EL MILAGRO MEXICANO
,,
.u?!x3!j!iuap!
Ieiol !m ap e ! ~ ~ ~ s~ eu[ ao polarnb
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-9u03a pep!Ieax e1 ap u?!3e!3axde .ro[aur eun e ~ e d'sale~uaurepun~
o!3!n[ ollsanu e 'sauo!~san3 se!~qo SEU&@ ap u?!3exapysuo:, e1 l e p
-xoqe ep!&as ua e n d 's~3s!1dur!s syur m1 ejsey u?!3e3!lsgos aj.1a!3
ap seluaxa ou szunSp apsap '1euoy3eu z!urouo3a e1 ap ojua!ureuo!~
-un3 Ia axqos sep!x103os syur sauo!3e~uaurnSxz sol o~aur!xd sourax
-euymxg .sa.ro!lalw soy3ay sol ap a 3 w 3 p la exoye s o m a n
30
E L MILAGRO MEXICANO
diar a Mxico, la mayor parte de las veces para alertar a los particulares y a los monopolios inversionistas presuntos o efectivos y
a sus cuadros profesionales, lo mismo que a los funcionarios del
Departamento de Estado, la CIA y las universidades y fundaciones
d(! ese pas, con una frecuencia que no deja de ser curiosa suelen
usar enfoques que podran considerarse de "economa poltica"
-por supuesto desde posiciones conservadoras y reaccionarias-,
y no de mera economics o econmica. Cabe aducir que tal puede
ser el caso, por ejemplo, de los conocidos trabajos de Tannenbaum, Mosk, Brandenburg o Vernon.
En un libro ms reciente se trata de explicar el desarrollo de
Mxico con factores como los siguientes: ". . . El estmulo dado a
la economa por la Revolucin incluye lo siguiente: ( 1) Mxico
se desembaraz de una aristocracia feudal y un sistema de tenencia de la tierra altamente restrictivo [ . . . ] ( 3 ) . . .ayud a reemplazar el status por el contrato y ampli las posibilidades de movilidad social. El mrito, ms que el accidente del nacimiento, fue
ahora ms frecuentemente la base para llrgar a la direccin. . .
(4) la clase media logr un mayor poder. Surgieron nuevos patrones de consumo e inversin, y otros tipos de riqueza distintos de la
propiedad raz sc convirtieron en fuentes importantes de prestigio. . . (5) . . . L a Revolucin sirvi para introducir estabilidad
poltica en un sistema basado no cn el control dictatorial sino en
una ordenada sucesin legal. De seguro esto afect favorablemente
al sector privado, en especial al inducirlo a la inversin. . . (6)
La Revolucin llev al primcr plano a un gobierno dinmico y
progresista dedicado al desarrollo econmico [ . . . ] (8) A partir de
la Revolucin, Mxico ha desvanecido <gradualmente su dependencia econmica y ha ganado crecientemente el control sobre
sus propios asuntos econmicos. Por lo tanto, ha estado en posicin
de obtenrr ventajas al contratar en sus propios trminos con el
extranjero. . ."?*
No nos detendremos r n rebatir aqu esa posicin que incluye
afirmaciones tan iilaccptables -verdaderas falacias-, como el carcter supuestamente feudal de la sociedad porfiriana, que en el
Mxico actual los "mritos" son la base ms frecuente para acceder a los estratos dirigentes, o que la dependencia econmica est
en vas de desaparecer. Nos limitaremos a subrayar que poco de
lo anterior, si algo hubiese, como lo habr apreciado el lector, difie24
32
EL AlILAGRO MEXICANO
27
't
r'
L A SITUACION ECONMICA
33
tes: "En el periodo 1935-1940, la Reforma Agraria, los gastos pblicos y las alzas de salarios influyeron en la distribucin del ingreso
y en el nivel y la estructura del gasto, condicionando inicialmente
una alta elasticidad ingreso de la funcin consumo. . .";28 ". . . e1
periodo de inflacin se puede caracterizar como la fase con fortalecimiento de la agricultura, crecimiento de las exportaciones agrcolas y desarrollo propulsado por el sector externo, y con el sistema
m u y abierto y orientado hacia afuera; y el de estabilidad, como la.
fase con un lento avance de la agricultura y de las exportaciones,
en la cual, al no exportar casi manufacturas, se produce un fuerte
crecimiento industrial a base de sustitucin de importaciones, cerrndose el sistema econmico y volviendo a un desarrollo orientado hacia adentro".z9
Lo que este gnero de anlisis no explica es por qu la reforma
agraria pudo intensificarse en un momento y no en otro, para
afectar los latifundios en manos nacionales y extranjeras ms productivos, especialmente los situados en regiones de mayor densidad de poblacin campesina, y por qu ese proceso no lleg a
consolidarse e incluso fue revertido en direccin a una verdadera
contrarrefoma en la etapa siguiente a Crdenas, tanto en el periodo de desarrollo "con inflacin" como en el "de estabilidad";
cul ha sido el carcter asumido por la explotacin de la fuerza
de trabajo rural y urbana y cules sus consecuencias reales; en
qu consiste el proceso de concentracin de la riqueza y formacin
y fortalecimiento de monopolios en todas las actividades nacionales, as como el papel de la accin imperialista extranjera, intensificada especialmente -como veremos- en el periodo de "desarrollo estabilizador", etctera.
Sin embargo, cuando el nmero dc ecuaciones y variables
aumenta no parecen mejorar grandemente las cosas. Ya consignamos que desde 1969 existe un "modelo economtrico experimental" construido bajo la direccin de algunos especialistas norteamericanos, con financiamiento inicial de una conocida empresa
"multinacional", la D u Pont de Nemours, y con el actual patrocinio mexicano, privado y pblico; en l "se han empezado a extraer
pronsticos tentativos" y si la experiencia "resulta exitosa" ( ~ c m o
es posible dudarlo?), "Mxico contar con un centro de meteorologa econmica". En dicho modelo se emplean "61 ecuaciones,
28
29
EL MILAGRO AfEXICANO
34
28 de las cuales son estocsticas (y requieren la estimacin antedicha de coeficientes) y 33 son identidades. Es pues un modelo
de tamao medio si se compara, por un lado, con los modelos de
5 a 10 ecuaciones de los libros de texto, y, por el otro, con los
modelos de 300 a 400 de EUA. El modelo mexicano, por ltimo,
contiene 28 variables exgenas. . . que representan las fuerzas extraeconmicas que mueven a la economa mexicana". Pues bien, y
a pesar de que incluso en las variables "endgenas" y "exgenas"
se emplean siglas nada menos que en el idioma metropolitano -ing l s , j a qu conclusiones "tentativas" lleva todo ese impresionante aparato? A las de este tipo: "la balanza de cuenta corriente
(BGSFC),volviendo a las tablas de la simulacin brica, tiende a
zncrementar su dficit tradiciona!, pero moderadamente. . ."; ". . .la
poltica hipottica consistira de una promocin del turismo (BTBC)
y de restriccin de las importaciones de bienes de consumo
(MCONC) y de capital (MCAPC).
..", etctera30 Es decir, el "modelo de simulacin" no permite disimular: se trata de administrarnos ms de lo mismo. Ni siquiera existe una ecuacin, digamos, para combatir en sus races al contrabando y, como sucede
por lo general en estas concepciones, todo lo que es relevante se
considera como. . "extraeconmico".
Las cuestiones de fondo no son objeto de examen en estudios
como los anteriores y con frecuencia apenas si se mencionan a lo
largo de gruesos volmenes, a pesar de su obvia importancia cientfica; en el mejor de los casos apenas se describen, superficialmente, algunos fenmenos, circunscritos no slo a las estadsticas - c o n
sus consabidas limitaciones-, sino tambin a algo ms lamentable: a un enfoque en el que est ausente la problemtica verdaderamente estructural. Pero tampoco en este caso es menester colo- '
carse en situacin de pedir peras al olmo, porque tales estudios
parten, como dira Bassols, de la concepcin de que los fenmenos
econmicos son "datos inelsticos, rgidos, ineludibles en su existencia y en sus dimensiones", por lo cual "la funcin del economista . es constatar fatales necesidades, rigideces inexorables, forzosas dimensiones de fenmenos que daan el funcionamiento del
organismo; y toda pretensin, todo intento de analizar y alcanzar a entender la esencia y la naturaleza de esas aparentes, inexorables leyes en aplicacin, se considera una actitud anticientifica,
i,
SO
Abel Beltrn del Ro, op. cit. (referencia en la nota 4). Cursivas
nuestras.
LA SITUACZN E C O N M I C A
contraria a los verdaderos principios doctrinales, demaggica e hija
de una viciada intencin poltica en el campo de la E ~ o n o m a " . ~ ~
No slo hay sofisticaciones, falacias y eufemismos. Tambin
hay mitos, extendidos y cultivados cuidadosamente por la clase
dominante, acerca del funcionamiento del capitalismo en Mexico,
el "nacionalismo mexicano", etctera; pero el mayor de todos es
el de La-Revolucin-En-Continuo-Ascenso. Entre incontables ejemplos que pueden aportarse, de funcionarios pblicos y aun de ejecutivos privados, veamos ste, tomado casi al azar de un discurso
del secretario de Industria y Comercio en una asamblea ordinaria
de la CONCAMIN: "Puede hacerse una enumeracin de las razones
del progreso ininterrumpido de Mxico,. . . como sigue: -La Revolucin de 1910, que destruy un orden semifeudal.. .- Una
sucesin ininterrumpida de gobiernos surgidos del voto popular,
que han cuidado de la soberana del pas y del progreso nacional,
particularmente el de los sectores mayoritarios- La Reforma Agraria y las instituciones y mecanismos destinados a ayudar a los campesinos. . .- La libertad cambkria y la estabilidad monetaria y de
precios - La existencia de un movimiento obrero vigoroso y responsable que ha logrado a travs del tiempo una serie de mejoramientos . . . - Una clase empresarial creciente, con mentalidad moderna,
que en su gran mayora reconoce y acepta el derecho de todos los
sectores a participar de los frutos del progreso. . .",etctera.32Podr
observarse que en todo esto no hay quiebres ni retroceso y cadas.
i En el "modelo mexicano de desarrollo" todos nos interesamos en el
bienestar de todos, y lo que es mejor, podemos lograrlo gracias a su
creciente perfeccin !
Es sabido que esas posiciones no son exclusivas de los miembros
del "extremo centro" oficial, tambin tienen fervientes partidarios
en sectores de la izquierda dizque informada en Marx y Lenin:
Economa mixta c Interuencionismo estatal -se lee por ejemplo en
un editorial de una importante publicacin sindical- son las dos
CC
36
E L MILAGRO MEXICANO
1
I
LA SITUACION ECONMZCA
37
EL MILAGRO MEXICANO
Brasil 2.9%, Panam 3.0%, Jamaica 4.7% y Puerto Rico 5.8%),
1 africano (Egipto, con 4.7%), 4 asiticos (Taiwn 3.0%, Arabia
Saudita 4.4%, Irak 4.5% y Jordania 8.770), y 3 europeos (Chipre
4.3%, Portugal 4.3% y Grecia 5.770) ; en 1960-65, el crecimiento a
un ritmo anual promedio de 2.5% en la economa mexicana fue
menor que el de 21 pases subdesarrollados: 8 de Amrica (Jamaica
2.8%, Guatemala 3.596, Bolivia 3.7%, Per 3.776, El Salvador
4.2%, Panam 5.096, Xicaragua 5.396 y Puerto Rico 5.9%), 2 de
frica (Egipto 3.8% y frica Sudoeste 8.4%), 7 de Asia (Paquistn 3.3%, Corea del Sur 4.376, Irak 4.7%, Taiwn 5.5%, Jordania
7.2%, Siria 9.0% y Arabia Saudita 9.3y0), y 4 de Europa (Chipre
4.9%, Portugal 6.9%, Grecia 7.8% y Espaa 8.9%).S6
Debemos recordar las limitaciones de estas cifras y que no todos
los pases las calculan, lo mismo que los autores de este estudio no
incluyeron a cada uno de los que s cuentan con dicha informacin.
Una limitacin que concretamente no es posible dejar sin mencin
respecto a las estadsticas mexicanas es la relativa a los ndices de
precios utilizados para calcular los incrementos "reales", al "deflacionar" los datos monetarios corrientes, pues hay razones fundadas
para suponer que subestiman los aumentos efectivos de los precios
en no menos de 20%, con lo cual las "tasas oficiales de desarrollo"
que se calculan usando dichos ndices resultan por fuerza superiores
a las que se obtendran con otros ms apegados a la realidad. De
una u otra manera, cabe suponer que el nmero de pases con un
crecimiento ms rpido que el nuestro puede ser mayor. Desde luego, la mayora o la totalidad de los pases socialistas se desarrollan
ms de prisa y con una composicin de su producto, de sus inversiones y de su aparato productivo por completo diferente y ms adecuada para mantener un crecimiento rpido, y con una distribucin del ingreso incomparablemente ms favorable para el pueblo
trabajador.
Hay otra consideracin que merece la paciencia del lector. Las
cifras porcentuales anteriores slo pueden ser, como lo anticipamos, una parte de la historia; examinarlas siempre es til, por cuanto a que en una u otra medida reflejan la velocidad del proceso
de desarrollo. Pero, l a qu corresponden esos datos en nmeros
absolutos y no relativos? Si el producto bruto se estima en dlares
"
E L MILAGRO MEXICANO
40
LA SITUACION ECONMICA
Conviene ilustrar la realidad con unos cuantos hechos y cifras.
Segn los clculos oficiales, en los ltimos 4 aos ( 1966-1969) el
valor del producto agrcola total a precios constantes apenas logr
aumentar del 1.1 al 2.4% anualmente, muy por debajo del crecimiento demogrfico general de alrededor de 3.5% al ao y, con
mayor razn, del aumento de la poblacin urbana, principal consumidora de sus productos, de casi 6.0%;40 si se considera que lo
anterior no es un simple accidente sino propiamente la culminacin
de una tendencia que se viene afianzando desde los aos cincuen~ ~ adems,
ta, no denota este hecho una grave d e ~ a r m o n a ?Pero,
la gente dedicada a las actividades agropecuarias, de conformidad
con los promedios respectivos, en 1940 obtuvo 6 veces menos que
la ocupada en la industria y los servicios; la desproporcin ser
menos dramtica porque se estima que en 1968 ya es "slo" de 5
veces? A manera de referencia, puede sealarse que, por ejemplo en
Estados Unidos en 1967, el' producto por persona ocupada en la
industria es 2 veces y en los servicios 1.7 veces mayor que el producto por persona ocupada en la agricultura, de modo que si el
producto norteamericano de 12 800 dlares por persona en la industria es 5 y media veces superior al mexicano, el de 6 250 dlares
por persona en la agricultura es i 14 veces ms alto que el mexicano! (el producto total por habitante supera al de Mxico "apenas" 7.6 veces) .42
Los contrastes econmicos en nuestro pas son de tal modo perceptibles a simple vista que no es necesario abundar sobre el tema.
Podemos aceptar esta afirmacin del licenciado Gilberto Loyo, secretario de Economa del gobierno de Ruiz Cortines: ". . .en el grado
de desequilibrio regional de u n pas se sintetizan las distorsiones d e
su desarrollo socioeconmico y la cor~elacininterna de fuerzas $04O En 1940-1950 la poblacin en localidades con ms de 15 000 habitantes aument a un ritmo anual promedio de 6.2% y en 1950-1960 de
5.9%; para 1960-1980 se puede esperar entre 5.4 y 6.2%, pero ms alta
en 1960-1970. Ver Luis Unikel, "El Proceso de Urbanizacin", en El
Perfil de Mxico en 1980, Siglo Veintiuno Editores, Mxico, 1970, vol. 2,
cuadro 2, p. 241.
4 1 Datos del Banco de Mxico, Informe anual, varios aos. C f . tambin
Sols, op. cit., cuadros indicados.
4 2 Datos calculados para EUA, con base en las informaciones del Statictical abstract of the United States 1969 (op. cit., 90th edition) y para
Mxico, de la Agenda estadstica 1969, de la Secretara de Industria y
Comercio.
42
EL ANLACRO MEXICANO
liticm7'.'"s
factible ilustrar fcilmente un aspecto del desequilibrio regional en la economa mexicana con apoyo en algunas cifras
que, no obstante sus limitaciones, muestran el grado de concentraciGn %geogrficaque ha llegado a alcanzarse:
Cuadro 3
CONCENTRACION ECONOMICA EN EL DISTRITO FEDERAL
( 1 ) Distrito ( 2 ) Dems
Federal
entidades
%
(1)/(2)
Conceptos
ACo
1970
1967
7.O
96.3
41.3
41.2
16.9
233.7
1965
1965
86.2
13 803.6
155.4
4 264.7
55.5
323.7
1965
44.1
72.4
60.9
1965
7 054.6
1 986.6
355.1
--
1967
1967
10.6
4.0
11.4
2.0
93.0
200.0
1967
10251.1
889.2
1 152.8
1967
701.6
373.7
187.7
1968
425.3
510.0
83.4
1968
59.7
12.7
470.1
1968
91.7
27.0
339.6
'.
'
,
I
b Pedro Villaln
R., Desarrollo de los Estados. . . (indito) ; c 1. M. de Navarrete,
El perfil de Mxico en 1980 ( o * . cit., nota 25) ; d Anuario financiero de Mxico 1967; e Direccin General de Estadstica, SIC.
r
4 3 Gilberto Loyo, "Desarrollo Nacional, Sectorial y Regional", ponencia a la Reunin Nacional para el Estudio del Desarrollo Regional (organizada por el P R I ) , Aguascalientes, 19 de mayo de 1970 (versin mimeogrfica), pp. 10-11. Cursivas nuestras.
LA SITUACION ECONOMICA
43
Queda slo por aclarar que aun los datos anteriores subestiman
grandemente la "desarmona" real de la estructura econmica y social de Mxico. Por una parte, en ciertos renglones el centralismo
cs an ms elevado que en algunos de los consignados en el cuadro
3, por ejemplo en el caso de los recursos y las decisiones operativas
de las instituciones crediticias gubernamentales; en los espectculos
(por ejemplo en el D. F. se vendieron, en 1968, el 2770 de todas
las localidades de los cines del pas, casi el 50% de las de eventos
deportivos y ms del 80% de los teatros)
O bien en el gasto de
la Secretara de Educacin que, en un extremo de la escala, en
las escuelas preprimarias, en 1967 destin al D. F. el 40% del total,
y en el otro extremo, a las instituciones de educacin superior en
esta entidad dedic partidas y subsidios 6 veces mayores que a las
ubicadas en los Estados y territorio^.^^ Considrese tambin los extremos a que llega el centralismo poltico, aunque posiblemente
esto no pueda considerarse, dada la caractertica docilidad y "disciplina" de los miembros del partido oficial, como un ejemplo de
desarmona. Por otra parte, los datos referidos al Distrito Federal
no expresan toda la intensidad del fenmeno del llamado "colonialismo interno", pues de un lado, el D. F. ha absorbido muy extensas regiones del Estado de Mxico, tales como los municipios de
Ecatepec y otros, cuyos
Naucalpan, Tlalnepantla, Netzah~alc~otl,
datos en propiedad tendrn que aadirse a los de aquella entidad
(pinsese en la industria, la electricidad, el nmero de vehculos,
etctera, que en las cifras vistas habra que deducir de la columna
"dems entidades") ; y del otro, las "desarmonas" en cada parte
de la provincia son tan brutales, y a veces ms, como todo lo que
pudiera deducirse de los promedios aqu recogidos. Por ltimo, debe
sealarse que las desproporciones econmicas y sociales han tendido a ser cada vez mayores.
Sobre todas las cosas debe aclararse que as funciona el capitalismo, en particular el capitalismo del subdesarollo; el equiliDileccin General de Estadstica, Secretaria de Industria y Comercio.
Documento FGES-1, Asociacin d~ Universidades e Institutos de Educacin Superior de la Repblica Mexicana, Centro de Planeacin Nacional de la Educacin Superior, XII Asamblea General Ordinaria, Hermosillo,
Son., 31 de m a n o al 3 de abril de 1970. Cf. tambin F. Carmona, op.
cit., ensayo sobre "La Intervencin del Estado: Limitaciones d t la Clase
Dominante-Dominada", apartado sobre "1,a poltica econmica y el centralismo".
44
E L MILAGRO MEXICANO
44
LA SZTUACZN ECONMZCA
45
EL MILAGRO MEXICANO
del primero al ltimo lapsos) 49 Puede asegurarse que lo fundamental de estos enormes dficit proviene de las relaciones econmicas
con Estados Unidos. i Y a todo esto se le llama "desarrollo hacia
adentro en el periodo de estabilidad"!
Ya no nos ocuparemos de otros sntomas del desequilibrio externo, pero no es posible pasar de largo una breve mencin a la
desintegracin nacional de que da cuenta el desequilibrio regional
y sectorial de nuestra economa, algunos de cuyos rasgos sobresalientes fueron vistos en pginas anteriores, y que est tambin
presente en los datos del comercio exterior. La falta de continuidad y complementacin en las partes del sistema productivo nacional se manifiesta, por supuesto, desde la infraestructura hasta
la estructura, tanto en s mismas- como en comparacin con los
pases ms desarrollados. Pero con el nimo de no extender el estudio, nos podemos concretar a sealar algunos aspectos obvios de
esa realidad: a pesar de la importante diversificacin operada,
nuestras exportaciones de mercancas continan siendo principalmente productos extrados del subsuelo mexicano, que no se aprovechan industrialmente hasta sus ltimas consecuencias (pinsese,
por ejemplo, en el azufre, el manganeso, el plomo, el zinc, la
fluorita, etctera, o el gas natural), para fabricar bienes terminados que, en cambio, se producen en EUA, Alemania, Gran Bretaa y los dems pases desarrollados a los que se destinan;50puede
decirse lo mismo de muchas materias primas y aun alimentos de
origen agrcola, ganadero o pesquero exportados (algodn, henequn y otras fibras, ganado en pie, maderas, sargazos y algas,
etctera), y aun de ciertos bienes elaborados (lminas y planchas
de distintos metales, combustleo, mascabados de azcar, etctera).
Nuestras importaciones tambin acusan una gigantesca desintegracin: aunque la participacin de los bienes de consumo ha
descendido de 43.8% del total en 1910 a 17.5% en 1968 (sin
incluir naturalmente lo contrabandeado) no puede olvidarse que
muchos de ellos -no todos por supuesto- corresponden todava a
mercancas producidas con materias primas exportadas por Mxico o que podran fabricarse en nuestro pas; en 1968, casi 32%
4 g Calculado con datos de las mismas fuentes sealadas en la nota
anterior.
6 0 NO se olvide que los modernos procesos industriales descansan fundamentalmente en el aprovechamiento integral de estos bienes no renovables, desde la produccin de bienes de capital hasta los mas importantes
de consumo.
\
l
LA SITUACIN ECONMICA
1
47
EL MILAGRO MEXICANO
esto es, por la demanda "efectiva" que depende de varios factores,
entre ellos y principalmente de la distribucin del ingreso. No se
dispone de informacin detallada sobre algunos componentes de la
inversin tan discutibles como las "diferencias en inventarios" y
otros, pero puede calcularse que, en promedio, durante 19 aos
-1950 a 1968- el 61.296 de la inversin bruta total se ha formado por construcciones, 22.1% por importaciones de bienes de
capital y 16.7% por produccin interna de maquinaria y equipos;
e n 1968 concretamente, toc a la construccin un porcentaje an
ms alto, 65.3%, y a las importaciones y a la produccin interna de
maquinaria y equipos porcentajes menores (respectivamente 20.5
y 14.2%) .53
Por lo tanto, desde un ngulo econmico estricto puede decirse
no
que gran parte del capital acumulado -privado y pblices directamente productivo, independientemente de su funcin social (. . .o antisocial). Tal es el caso, en relacin con el capital
privado, de las construcciones residenciales o de edificios para despachos, comercios, sucursales bancarias - q u e por cierto en las grandes urbes durante los ltimos aos han proliferado ms que los expendio~de pan-,
salas de cine, teatros, night clubs, campos de
golf, discotheques, plazas de toros, estadios futbolsticos y muchas
otras; el grueso del capital de este tipo es de y para el bienestar de
los ricos (es probable que la inversin acumulada por ejemplo
en uno o dos barrios ricos de la ciudad de Mxico, digamos las
Lomas de Chapultepec y Polanco, supere a toda la de los jacales
d e 4 5 millones de campesinos; o que en un nico gran hotel de
Mxico se invierta ms que en el desarrollo pesquero nacional,
etctera). Una porcin sustancial del capital pblico consiste en
obras gubernamentales de infraestructura, no todas las cuales son
directamente productivas (parques, coliseos y otras instalaciones
"olmpicas", edificios para oficinas, avenidas, etctera), y que constituyen una forma de consumo colectivo y no sectores del sistema
d e produccin. Otra parte considerable son servicios bsicos tales
como transportes, comunicaciones, electricidad, escuelas y hospitales de importancia econmica y social indudable, pero que tarnpoco corresponden a la produccin directa de bienes (sin embargo
tambin aqu es obvio que los servicios municipales a disposicin
6 3 Calculado con datos del Banco de Mxico, Cuentas nacionales y
acervos de capital, consolidadas y por tipo de actiuidad econmica, 19501967. Departamento de Estudios Econmicos, Mxico, junio de 1969, vanos
cuadros, e Informe anual 1968.
i)
i
\
50
EL MILAGRO MEXICANO
1
I
l
L A SITUACIN ECONOMICA
51
EL MILAGRO MEXICANO
por qu dudar no obstante tanta "prosperidad"), el dato anterior
quiere decir que actualmente la subocupacin afecta a unos 6
millones de traba.jadores.
Ms adelante examinaremos otros aspectos de la concentracin de la riqueza. Aqu pueden destacarse tres cuestiones: 14 el
creciente nmero de asalariados es equivalente al de trabajadores
que no son, o han dejado de ser, propietarios de sus medios de
produccin; 2) la centralizacin y concentracin del capital de la
nacin equivale, naturalmente, al proceso de fortalecimiento de los
monopolios nacionales y extranjeros, a menudo en franco contubernio, y 3) la acumulacin de capitales en pocas manos y el acaparamiento de los ingresos no slo es causa de los desajustes e incongruencias del sistema econmico nacional, sino tambin de un
despilfarro cada vez mayor de recursos productivos: ". . .el crecimiento rpido del ahorro privado, escribe el economista Wionczek,
concentrado en las capas de los ingresos altos y medianos, no se ve
acompaado por el aumento de la eficacia d e su uso.. . La propensin al consumo de las clases de ingresos altos sigue en aumento,
si tomamos como indicadores: a ) la explosin del gasto de los
nacionales por concepto de viajes y visitas a las capitales europeas
y otros puntos del globo, muy atractivos por cierto; b) el volumen
de contrabando de productos suntuarios de origen norteamericano,
y c ) el contenido de las llamadas secciones de sociales -a todo
color- que ocupan una proporcin creciente de la prensa nacional
y no tienen equivalente alguno, n i a u n en los pases d e ingressos
m& altos del mundo".62
LA S I T U A C I O N E C O N O M I C A
Interludio: el crecimiento de las fuerzas
productivas, magia del subdesarrollo
Para la clase dominante Mxico no es un pas "subdesarrollado",
esto es, estructuralmente atrasado y dependiente, sino una nacin
"en vas de desarrollo", que gracias a su revolucin social va logrando vencer a un ritmo acelerado la pobreza tradicional y afirma
da a da su independencia econmica (la independencia poltica
-se afirma- no se ha perdido a lo largo de 150 aos y sirve de
apoyo al avance hacia la econmica) : "Hemos dejado atrs -reiteraba durante su campaa el licenciado Luis Echeverra Alvarez- . . .la condicin de pas subdesarrollado; somos una nacin
que crece rpida y armnicamente; ante nosotros se abren amplias
perspectivas de desarrollo, slidas posibilidades de realizar con esfuerzo, trabajo e imaginacin creadora lo que ya nuestros cientficos y tcnicos mejor dotados han previsto: la construccin de un
sistema industrial que, sustentando en una ms amplia capacidad
adquisitiva interna, eleve la tasa de formacin de empleos, asimiIe los excesos de mano de obra rural, fortalezca nuestra independencia econmica y lleve a los mercados del exterior ms productos mexicanos, cuya venta proporcionar al pas las divisas
necesarias para la adquisicin de mquinas y tecnologa indispensables a la tarea conjunta de acrecentar a M x i ~ o " . ~ ~
Pocos o nadie llevan tan lejos su entusiasmo hasta el extremo de
asegurar que Mxico sea ya un pas "desarrollado" o una "potencia industrial": los datos de nuestro atraso relativamente a las
"sociedades opulentas" desde el ngulo de los niveles de vida y de
produccin, integracin, diversificacin y productividad estn de tal
modo a la vista -apenas se sale de los barrios y las avenidas
"prsperos" de las grandes ciudades y de las regiones de mayor
desarrollo agrcola, industrial o t u r s t i c e , que no puede dejar
de haber un reconocimiento amplio y ms o menos sincero sobre la
situacin general de subdesarrollo en el pas. Pero al mismo tiempo
se asegura que Mxico fue subdesarrollado slo en una etapa previa (como vimos, a menudo se afirma que cuando era una sociedad
133 Discurso en la Reunin Nacional para el Estudio del Desarrollo de
la Industria Petroqumica, Minatitln, Ver., l p de febrero de 1970. En
Ideario, segunda etapa, candidato Luis Echeverria Alvaret, publicado en
Polmica, Organo Terico y Doctrinario del Partido Revolucionario Institucional, Mxico, suplemento especial NQ 3, 14 enero-10 mano de 1970,
p. 774. Cursivas nuestras.
54
EL MILAGRO MEXICANO
L A SITUACZN ECONMZCA
cados "nacionales" con la economa de las metrpolis, y una clase
dominante derrochadora, parasitaria e incapaz de romper la subordinacin, con la que se acomoda cabalmente (cuando no h a estado
compuesta principalmente por los conquistadores extranjeros). En
la actual etapa monopolstica o imperialista, iniciada hace ms o
menos un siglo, todos los pases capitalistas subdesarrollados que
integran el llamado "Tercer Mundo" han llegado a ser colonias
y especialmente semicolonias, neocolonias o apndices de las potencias capitalistas desarrolladas que constituyen el "Primer Mundo". (Como se sabe, el "Segundo Mundo" est formado por las
naciones que han liquidado el capitalismo para construir el socialismo).
Naturalmente, todo se mantiene en perpetuo cambio y el subdesarrollo, como el sistema del capitalismo que lo ha engendrado
y del que forma parte, tambin "se desarrolla"; es decir, tambin
experimenta modificacin tanto en sus relaciones sociales de produccin internas y externas a medida que las fuerzas productivas
se desenvuelven, como en el juego de contradicciones que le son
especficas, siempre en el marco creado por la dependencia. L a
estructura de clases sociales y las relaciones de produccin e institucionales correspondientes, nacionales e internacionales, apoyan
y sostienen el crecimiento econmico subordinado, al impedir que
las inevitables contradicciones conduzcan a la liquidacin del rgimen social todo. Pero subdesarrollo e innzouilismo no son sinnimos: ni aqul conlleva un estancamiento absoluto, ni su atraso
es slo el tradicional, heredado de su larga etapa precapitalista,
sino principal y decisivamente al creado por el propio rgimen
capitalista. Ms an, dentro del sistema mundial del imperialismo,
a la par que se agudiza la dependencia y que sta asume nuevas
formas, las fuerzas productivas crecen en una proporcin nunca
antes vista.
Como lo explicaba 1,enin hace ms de rnedio siglo, cuando el
fragor de la Primera Guerra Mundial y de la fase armada de la Revolucin Mexicana entraban en su apogeo: "1,os inonopolios, la
oligarqua, la tendencia a la dominacin en vez de la tendencia
a la libertad, la explotacin de un nmero cada vez mayor de
naciones pequeas o dbiles por un puado de naciones riqusimas
o muy fuertes: todo esto ha originado los rasgos distintivos del
imperialismo que obligan a caracterizarlo corno cajitalismo parasitario o en estado de descomposicin.. . [Pero] sera un error creer
clue esta trndencia a la descoiril>osicin descarta el rpido creci-
56
E L MILAGRO MEXICANO
miento del capitalismo. No; ciertas ramas industriales, ciertos sectores de la burguesa, ciertos pases, manifiestan, en la poca del
imperialismo, con mayor o menor fuerza, ya una, ya otra de estas
tendencias. En su conjunto, el capitalismo crece con u n a rapidez
zncomparablemente mayor que antes. . [aunque] este crecimiento. . . es cada vez ms desigual. .
En la etapa del imperialismo, el sistema de produccin que
lleg a consolidarse definitivamente en Mxico, como en toda la
Amrica Latina y otros pases del "Tercer Mundo", es el que
Aguilar Monteverde ha llamado capitalismo del subdesarrollo, el
cual no es sino la versin contrahecha del mismo modo de produccin metropolitano que se apoya en la propiedad privada de
los principales medios de produccin, explotacin del trabajo asalariado, produccin para el mercado, etctera. L a autonoma poltica no fue condicin suficiente para convertir en desarrollados
a nuestros pases porque stos no alcanzaron nunca una independencia plena, esto es estructural --econmica, tecnolgica, cientfica, militar y aun poltica-; porque nuestros grandes propietarios
en su conjunto no pasaron de ser una mezquina clase dominantedominada:: una burguesa comprometida con las metrpolis, temerosa del pueblo e incapaz de emprender verdaderas tareas revolucionarias; y porque - j oh, Perognillo!- no pudieron convertirse en potencias imperialistas, pues para llegar a ser pases desarrollados tendran que "hallar otros pueblos a los qu explotar y
sumir en el subdesarrollo, como lo hicieron antes que ellos los paises
actualmente desarrollado^".^^
Con el capitalismo del subdesarrollo, cuya gestacin se inicia
desde la prolongada etapa de la Colonia para cristalizar claramente
en esta formacin social hasta despus de la Reforma, cuando el
6"l
imperialismo, fase superior del capitalismo. (Esbozo popular),
1916, incluido en V. 1. Lenin, Obras escogidas en dos tomos, Ediciones
en Lenguas Extranjeras, Mosc, 1948, tomo 1, pp. 1 064-1 065. Cursivas
nuestras.
66 Vase: Alonso Aguilar M., "El Marco Histrico del Desarrollo Latinoamericano", en Investigacin Econmica, Escuela Nacional de Economa, UNAM, Mxico, 1964, nmero 95, as como Teora y poltica del desarrollo latinoamericano, UNAM, Mxico, 1967, tercer captulo, y Dialctica de la economia mexicana (ref. en nota 64), cap. 6.
67 Andre Gunder Frank, "Sociologa del Subdesarrollo y Subdesamo110 de la Sociologa", en Desarrollo del subdesarrollo, Comit de Lucha
de la Escuela Nacional de Antropologa, edicin de la revista Tlatoani,
Mxico, 1969, pp. 60-61.
L A SITUACIN ECONOMICA
57
111-1
69 Antonio Garca, La estructura del atraso en Amrica Latina, Editorial Pleamar, Buenos Aires, 1969, p. 97. Cursivas nuestras.
0
' Alonso Aguilar M., Teora y poltica del desarrollo latinoamericano,
p. 101. Cursivas nuestras.
LA SITUACIN ECONOMICA
un sector de riiiles de capitalistas medianos y grandes que incluye
a no pocos agricultores nn'ilon -hecho que tambin expresa el
avance de la contrarreforma agraria, en particular de 1911 en
adelante-, en vez de unos cuantos cientos de hacendados mtinarios y en su mayora ausentistas como en el porfirismo; la principal
preocupacin de los capitalistas del campo es producir para el
mercado al costo ms reducido posible y con los gastos de capital
irijs indispensables, introduciendo algunas mejoras tcnicas y ex~ ~ l o i a i ~ cal oc iCntos de miles de obreros agrcolas permanentes y
riiillo~iesde jornaleros eventuales Y/O migratorios (distintos de los
peones "acasillados" del Porfiriato, tanto porque despus de la
Kevolucin los campesinos sin tierra son "libres", como porque
entre los jornaleros tambin hay un gran nmero de ejidatarios,
comuneros y parvifundistas). Al mismo tiempo, es notoria la importante presencia del sector ejidal y comunal, as como de otro
sector de centenares de miles de pequesimos propietarios privados (los llamados parvifundistas) .71 L a influencia del imperialismo
en el desarrollo agrcola es distinta y mayor a la vez que la del
I'orfiriato, como corresponde a la ms elevada importancia de las
exportaciones, del uso de tcnicas y equipos importados -o producidos en Mxico por empresas extranjeras-, y del financiamiento y la comercializacin a cargo de monopolios norteamericanos."
Las relaciones econmicas internacionales tambin conocieron
un gran cambio en 1910-1940, principalmente por la disminucin,
primero, en el ritmo de crecimiento de las nuevas inversiones
extranjeras directas a consecuencia de las convulsiones de la Revolucin; y la "desinversin", despus, en su mayor parte de 1929
a 1938, debido tanto a la depresin de la economa capitalista
mundial, la que en realidad en Estados Unidos y otros paises slo
lleg a ser superada hasta el inicio de la Segunda Guerra MunVase el estudio de Rodolfo Stavenhagen, "Aspectos Sociales de la
Reforma Agraria en Mxico", en Neolatifundismo y explotacin. De Emiliano Zapata a Anderson Clayton and Co., EDITORIAL NUESTRO TIEMPO,
Mxico, 1968. Cf. tambin el ensayo de Alonso Aguilar M. en el presente
volumen.
"'f.
el ensayo de Fernando Paz Snchez, "Problemas y Perspectivas
del Desarrollo Agrcola" en Neolatifundismo y explotacin.
Ver asimismo F. Carmona, "Reforma Agraria, Evolucin del Mercado y Modemizacin de la Agricultura", en Dependencia externa y cambios est~ucturalcs
(ref. en nota 16).
..
EL MILAGRO AIEXICANO
dial, como al propio avance del proceso nacionalizador con el gobierno de Crden-as. Como resultado, los ferrocarriles, los transportes elctricos, el petrleo y, a la postre, la electricidad (cuando
sta se produjo en 1960, la CFE ya generaba el grueso del fluido),
vinieron a reforzar el sector estatal de la economa; y las tierras
de no pocos latifundios, los bancos y otras instituciones financieras,
algunas minas y diversas sociedades extranjeras pasaron a manos
de mexicanos. En lo sucesivo, otras industrias y servicios "estratgicos" habran de descansar en la iniciativa estatal y no en inversiones extranjeras, como es todava el caso en muchos pases del
"Tercer Mundo" (fertilizantes qumicos, acero, petroqumica bsica, telgrafos y otros sistemas de telecomunicacin nacionales e
internacionales y n~uchosotros). Tambin hubo importantes cambios en el comercio exterior. Y desde luego, ningn gobierno revolucionario, de Carranza a Crdenas, volvi a comprometer al
pas con emprstitos extranjeros.
Las relaciones sociales de produccin en la industria y los servicios conocieron, asimismo, cambios de innegable significacin.
Por una parte, las exigencias de los obreros y otros trabajadores,
que participaron activamente en la Revolucin y que incluso actuaron como precursores y sufrieron la represin sangrienta a sus
grandes huelgas en 1905-1910,73no podan ser desodas y algunas
de ellas fueron recogidas en la Constitucin de 1917 y en la Ley
Federal del Trabajo de 1931; ciertas medidas, como la implantacin de la jornada de 8 horas, el da de descanso obligatorio y
otras comenzaron a generalizarse incluso antes de que fueran recogidas en los ordenamientos legales.74Por otra parte, de la actitud
nacionalista y de las jornadas antimperialistas habran de surgir
nuevos cambios, como ya se dijo, entre otras cosas por el fortalecimiento del capitalismo de Estado; pero, sobre todo, la expansin
de la industria y los servicios que comenz a ser perceptible en la
dcada de los aos treinta fue creando esquemas de relacin menos lesivos a los obreros y empleados que los prevalecientes durante
el porfirismo, gracias al avance organizativo alentado por el gobierno de Crdenas -se fundan entonces la CTM y la CNC como
centrales casi nicas- y en general a la actitud favorable a los
73 Ver Manuel Gonzlez Ramrez, L a revolucin social de Mxico. Las
ideas, la violencia, Fondo de Cultura Econmica, Mkxico y Buenos Aires,
tomo i, que contiene un til recuento de los movimientos huelgusticos de
ese ~eriodo,muchos de ellos emplazados contra empresas extranjeras.
74 Ibid. Cf. tambin los volmenes 11 y in.
.,
EL MILAGRO M E X l C A N O
luciones del pasado slo han sustituido en el poder a una minora
por otra minora, pero cuando son verdaderas crean, naturaliilente,
nuevas y ms complejas relaciones econmicas, sociales y polticas
que las del pasado inmediato.
Ninguno de los cambios se produjo, como sabemos, sin luchas
y contradicciones seguidas de nuevas luchas y contradicciones sociales. La estructura de clases de la sociedad mexicana empez a modificarse y con ella la composicin social del Estado. L a clase que ms
se fortaleci fue, naturalmente, la burguesa, cuyos componentes ms
nacionalistas que encabezaron la Revolucin y haban triunfado ejercieron una poderosa influencia en 1913-1910, en la lur.ha por su independencia nacional, y se convirtieron en abandera los de muchas
demandas populares que coincidan con la necesidad de romper
las barreras del desarrollo econmico nacional. Esta posicin llega
a su punto ms alto con el cardenismo, cuando la Gran Depresin
capitalista mundial estimula la impaciencia de los campesinos,
obreros e intelectuales avanzados, que con su sangre haban derrocado la tirana y haban frustrado las sangrientas intentonas contrarrevolucionarias y que, sin embargo, en dos dcadas de agudas
contradicciones y duras luchas slo haban logrado arrancar reformas parciales y de alcances limitados. Y con las medidas vigorosas
de reforma agraria, nacionalizacin de recursos, reorientacin y
aumento de las inversiones pblicas, elevacin de salarios y proteccin a la industria nacional del gobierno de Crdenas, lo meramente incidental -y discutible- viene a ser la "alta elasticidad
ingreso de la funcin consun~o", el "desarrollo con inflacin" o el
"desarrollo hacia afuera" de yuc hablan los economistas neokeynesianos y rnuclios funcionarios pblicos y enipresarios privados, y
lo fundaniental el avance hacia la independencia econmica nacional ( inunca fue mayor que entonces un verdadero desarrollo <'hacia adentro"!), el fortalecimiento del mercado interno, la creacin,
en una palabra, de condiciones ms propicias para el desarrollo
capitalista y . . . la consolidacin definitiva de la burguesa como
clase dominante.
Eri trminos amplios puede decirse que la reforma agraria permiti mejorar e intensificar el uso de la tierra, incrementar y diversificar la produccin, aumentar rendimientos en muchas unidades
productivas, "arraigar" a numerosos productores y al mismo tiempo "liberar" amplios sectores de la poblacin rural "redundante"
-proceso desputs activado por la contrarreforma agraria y el crecimiento de la poblacin. De este modo la agricultura pudo cum-
'z
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la alqos eIIeyeg slosseg 1aBuy ojelB?aB lap o!lai!l:, la !nbe anS!s a s
. e l a i p i a ' e q n 3 'eu!y3 'e!uaurnx :e!ssnpu! eisa
ope~!leuo!3eu ueq seis!leyJos sas!ed sol 019s ggJ1 ap sandsap 'pep!leas u 3
.alq!xalju! 3" e3!l!lod e u n sa:,uolua e!n(aas oal?~$adlap Ie!punur lazlus
ia anb A opunux [a ua opnl:, oappiad ap i o p n p o l d opunSas la las e
$all s!ed oqsanu a q a . 4 so& sol ua anb %,dura. =od <apj.i1o as ;u f o ~ u ! ~
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-s!p axuauxle%olos!~?~s!q oixaiuo:, u n ua a ~ n p o l das u?!sez![euo!3eu
o:,!x?pq ua anb e!3ueyodux! e1 yuaq ou e l a ~ o l ~ ati!zlsnpu!
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~ o d'apuop ua ' y a d a p e l a p so~:,adse soq3nm ua a i a y p u?!3enps en:,
'e!~!log ua a:,quasap le leladsa anb FlqeH .seiuanDu!3 sol ua U ~ J I a p
la ouror, 'oaloliad la ~az!leuo!seu ap soauylsnq soluaiu! op!qey e H
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64
EL MILAGRO MEXICANO
LA SITUACZON ECONOMICA
65
prolongada como la de 1929-1933 (en realidad podra decirse 19291938), y que los aos sesenta tal vez constituyen la primera dcada
completa en la historia de ese pas que no ha registrado ningn
receso importante y s, en cambio, una continuada "prosperidad"
(la tasa de crecimiento del producto bruto nacional real de EUA
fue de 3.2% en 1940-1950 y de 4.8% en 1960-1968; el producto
industrial pas de 3.3% al ao en el primer periodo a 5.3% en el
segundo).80 Como deca el licenciado Antonio Ortiz Mena: "A
partir de 1961 la llamada Nueva Poltica de los Estados Unidos
hizo viable un periodo prolongado de cabal aprovechamiento del
potencial de ese pas, lo cual sin duda facilit nuestro desarrollo
e~tabilizador".~~
(Ya dijimos en qu consiste esa "nueva poltica" !) .
El nuevo triunfo de la burguesa mexicana (el anterior haba
sido el que logr en la Reforma) no hizo sino poner de manifiesto
una vez ms su carcter intrnseco, congnito, estructural, de clase
dominante-dominada. La experiencia cardenista fue para muchos
de sus miembros como una pesadilla, aun para los ms decididos,
quienes, como lia dicho el juglar cubano Carlos Puebla refirindose a algunos que incluso pelearon en la Sierra Maestra y ahora
viven en Miarni, "queran revolucin, pero no tanta". Se puede
considerar que el gobierno del general Manuel vila Camacho
cubre una suerte de periodo de transicin:" en el cual se empieza
a hacer patente un predominio de la burguesa que la creciente
accin estatal en su beneiicio no hace sino confirmar: "El gobierno no poda ignorar -afirmaba al concluir su gestin Eduardo
Calculado con datos del Statiscal abstract of the United States 1969,
90th. Annual Edition, Washington, y del Statistical yearbook 1968, de las
Naciones Unidas, Nueva York.
81 Antonio Ortiz Mena, op. cit. (referencia en nota 7 ) , p. 11. Cursivas nuestras.
82 Decimos gobierno de transicin porque en l todava participaron,
en primera fila, alsunos personajes nacionalistas del cardenismo -incluyendo al propio Crdenas-;
porque la C N C y sobre todo la c ~ h rconservaron una posicin "socialista" (el principal dirigente de esta ltima fue
todava, en esos aos, Vicente Lombardo Toledano) ; en el gobierno no
escaseaban los pronunciamientos izquierdistas, etctera. lncluso los congresos del Partido Comunista podan efectuarse
.en el palacio de las
Bellas Artes y con la representacin oficial del secretario de Gobernacin
(entonces por cierto el licenciado Miguel Alemn) o del propio presidente
de la Repblica, como una demostracion de uilidad antiiascista
..
66
EL MILAGRO MEXICANO
Surez, el secretario de Hacienda y Crdito Pblico de este gobierno- . . . que los ltimos aos han sido. . . de una gran prosperidad para los empresarios y que poda haber elevado de modo muy
sustancial ciertos impuestos directos, . . .[mas] n o slo se h a apoyado la capitalizacin por la iniciativa privada, acudiendo a una
politica fiscal moderada o de completa exencin de impi~estos. . .
sino tambin por medio deE crdito y esto en una poca en que nu~~
merosos elementos concurran para la expansin m ~ n e t a r i a " .Con
la guerra mundial el proceso inflacionario se aceler, entre otras
razones, por esta poltica; pero a diferencia de los aios del cardenismo ya no hubo una preocupacin primordial por defender el
nivel de vida del pueblo, sino por alentar el "ahorro" y la "inversin" de los capitalistas.
Con el gobierno del licenciado Miguel Alemn se inicia una
especie de n ~ o p o r f i r b m oen el que comienza a constituirse una
poderosa capa oligrquica de la burguesa ms entreguista; la influencia de los grupos nacionalistas de la clase dominante se empieza a desvanecer hasta que llega a esfumarse casi por completo
en dos o tres lustros ms, cuando la Revolucin Cubana convence
definitivamente a los "vacilantes" de que "deben" acogerse a la
proteccin del imperialismo de EUA, ante la perspectiva de que la
inconformidad en ascenso del pueblo fuera a producir el estallido
del sistema. La corrupcin -presente desde que se inicia nuestra
historia colonial- tambin se generaliza y ya no slo fue un medio
eficaz para el enriquecimeinto fcil de iiluchos -una fornla de
"acumulacin primitiva" de capitales-,
sino tambin un arma
contra el movimiento sindical y canlpesino. La frmula de la unidad nacional puesta en prctica por vila Camacho y sostenida
por todos los gobiernos posteriores, fue un instrumento ms contra
los trabajadores, como tambin el anticomunismo y la "disolucin social" -en sus viejas y nuevas variantes-, y en particular
desde 1947, con el gobierno de Alemn, el charrismo. Paralelamente, durante la Segunda Guerra Mundial cobr vigor un proceso
de contemporizacin con el imperialismo cada vez mayor.
Las inversiones monopolistas internacionales -norteamericanas
83 Vase "Poltica Financiera", del licenciado Eduardo Surez, en el
libro que da cuenta oficial del gobierno del general Manuel vila Camacho, Seis aos de actividad nacional. 1940-1946, Secretara de Gobernacin, Mxico, 1946, p. 329.
L A SZTUACZN ECONMZCA
67
S"eopoldo
nuestras.
!.
68
E L MILAGRO MEXICANO
LA SITUACIN ECONMICA
dominada, como hemos dicho, y sta, que se opona, gritaba desaforada y haca patente su hostilidad al capitalismo de Estado del
viejo tipo, desde hace muchos aos acepta complacida, prohija y
se ampara para hacer toda suerte de negocios -lcitos e ilcitos,
activos y pasivos, audaces y medrosos- en la "economa mixta"
y el capitalismo de Estado del nuevo tipo. Esto no es de balde:
"La acumulacin de la riqueza se ha hecho ms rpida y de mayores proporciones -ha dicho el general Lzaro Crdenas recientemente- por el abuso que poderosos sectores priuados hacen de
las facilidades que las instituciones pblicas les otorgan. . ."; ". . .recurren en demasa a los prstamos, crditos o subsidios que dichas
instituciones tienen a bien concederles, ahorrando y sutrayendo su
dinero de los riesgos inherentes a toda actividad lucrativa". Crdenas fue aun ms preciso: ". . . es frecuente que las instituciones
financieras pblicas contribuyan al desarrollo de empresas privadas y ademh, que presten su concurso para sanear la economa
de negociaciones mal administradas. . . Suele ocurrir que estas cmpresas tienen finalmente que ser rescatadas y adquiridas por el
gobierno.. . y que sus antiguos dueos reciban por ellas sumas
desproporcionadas, lo que les permite recuperar su capital sin incurrir e n l;esponsabilidades y aun disfrutar de ganancias de dudosa
legitirnid~d".~~
Los cambios en la estructura de clases engendran toda suerte
de contradicciones, pero hasta hoy han servido de apoyo para que
el sistema siga adelante a pesar de los desequilibrios, la dependencia, los monopolios y la explotacin del pueblo trabajador. Y, por
supuesto, el sistema poltico nacional tambin cumple su parte, con
sus cambios sexenales de fachada; con sus mecanismos de control
vertical sobre las agrupaciones sindicales, campesinas y de otros
sectores del pueblo; con sus formas electorales complementarias;
con el dominio que permite sobre los tres poderes tradicionales del
gobierno, desde el centro hasta los Estados y municipios, y sobre
el "cuarto poder" de la prensa, la radio, la televisin y el cine;
con sus sistemas de represin y de soborno, etctera. Pero estos aspectos se estudian en los otros ensayos del libro y aqu los dejamos
anotados solamente.
EL MILAGRO MEXICANO
IV. DESARROLLO "ESTABILIZADOR" NO :
ENAJENADOR
Rubato, molto rubato :
creciente penetracin imperialista
l Q u 6 decir respecto a la pretensin de que, "gracias a los gobiernos revolucionarios, Mxico avanza sin cesar hacia su independencia econmica"? Por desgracia, lo cierto es todo lo contrario.
Veamos algunos hechos ms. Ya dijimos que de Carranza a Crdenas se produjo una gran "desinversin" de los capitales de empresas extranjeras establecidas en Mxico (por ejemplo, las ms
importantes, las de EUA, en 1928 haban alcanzado un total de
1 400 millones aproximadamente de aquellos dlares, por su control de la electricidad, los ferrocarriles, el petrleo, etctera, y en
1940 haban descendido a 358 millones),* y que despus de Porfirio Daz -cuyo rgimen rindi verdadera pleitesa al imperialismo-, Madero y Huerta, es hasta el gobierno de Avila Carnacho
cuando se reanuda la poltica de endeudamiento. Mientras de Carran7a a Crdenas hubo, pues, rnuy apreciables y efectivos avances en la disminucin de la dependencia financiera del exterior,
el ritmo adquirido por las inversiones extranjeras totales a partir
de 1941, considerando las directas -fundamentalmente las de los
monopolios internacionales- y las indirectas o prstamos, no podra ser ms elocuente sobre el avance de la dependencia financiera nacional (vase el cuadro nmero 4 ) .
Podr advertirse que en tanto de Carranza a Crdenas, en promedio la inversin extranjera total disminuy en unos 50 inillonrs
de dlares al aio (en realidad el grueso de la "desinversin directa" se registr con Crdenas), desde 1941 el proceso se ha acelerado a una tasa geomtrica: la inversin acumulada cn cada sexenio a partir de 1917-1952 supera no slo al anterior sino a la suma
conjunta de los sexenios anteriores, y el promedio anual de 19631969 es 25 veces mayor que el de 1941-1946. Cierto es que puede
objetarse que el dato de "desinversi6n" est quiz "inflado" y que
los dlares "a precios corrientes" valen menos cada aio, pero tambin debe considerarse que esas cifras no incluyen las reincersio-8s Cmara Textil del Norte, Las inversiones extranjeras v el desarrollo econmico de Mxico, ponencia elaborada por Alonso Aguilar Monteverde presentada al IV Congreso Nacional de Industriales, Mxico, 1957.
Este documentado y amplio trabajo fue despuks reproducido en Problemas
Agrcolas e Industriales de Mxico, vol. IX, nmero 1 y 2.
LA SITUACIN ECONOMICA
nes monopolistas realizadas directamente con cargo a "sus ganancias lucradas en los tontos y estpidos niexicanos" - c o m o adverta desde el Constituyente de 1822 el diputado Jos Mara Covarrubias;&" la institucin oficial mexicana nica que hace estos
cmputos, el Banco de Mxico, que en 1958 convirti en "confidenciales" las estimaciones sobre la inversin extranjera directa
acumulada en total y por ramas de la economa, desde 1966 dej
tambin de publicar los datos sobre reinversin anual de las empresas monopolistas, no obstante lo cual se puede afirmar que dichas reinversiones son crecientes: en promedio anual fueron de 6.7
niillones de dlares en 1941-1946, 22.3 rnillones en 1947-1952, 18.8
en 1953-1958, 28.1 en 1959-1964 y 61.3 en 1965 (ltimo dato publicado).
Cuadro 4
Gobiernos
Inversin
directa a
Inversin
indirecta b
Totales
Prom.
Suma
anual
Carranza a Crdenas
(1914-40)
Avila Camacho (1941-46
Alemn Valds ( 1947-52 )
Ruiz Cortines ( 1953-58)
Lpez Mateos (1959-64)
Daz Ordaz
(1 965-691
--
FUENTES:
F. Carmona, El drama d e Amrica L a t i n a . .
-8 9 Intervencin en el Congreso Constituyente de 1822, citada por Jess Reyes Heroles, El liberalismo mexicano, Facultad d e Derecho, UNAM,
Mxico, tomo I, 1957, pp. 191-192. Cf. El drama d e Amrica L a t i n a . . .,
p. 152, n. 47.
72
EL MILAGRO MEXICANO
Como sea, en este periodo tambin ha habido ciertas desinversiones adicionales por la compra y nacionalizacin de las empresas
elctricas extranjeras en 1960 y 'la "mexicanizacin" de algunos
sectores de la minera en aos ms recientes y, sin olvidar que estos
datos tienden a ser menores que los reales por ocultacin de capitales y utilidades, puede decirse que la inversin extranjera directa
ha aumentado en total de unos 400 millones de dlares en 1940 a
unos 2 700 millones en 1968;90el ex secretario de Hacienda reportaba slo 2 100 millones en 1967, de cuyo total "el 80% es norteamericano" y, como se recordar, que "el 87% se localiza en la
industria manufacturera y el c o m e r ~ i o " . ~ ~
Salta a la vista que uno de los pilares del celebrrimo "desarrollo estabilizador" es el creciente endeudamiento externo del
pas. Las nuevas inversiones extranjeras directas, sin incluir reinversiones, acumularon en 18 aos un incremento nada despreciable de 868 millones de dlares, segn los datos del Banco de
Mxico, en 1941-1958, con un promedio anual durante ese periodo
de "desarrollo con inflacin" de 48.2 millones (en realidad dicho
promedio subi de 22 millones con vila Camacho a 42 con Alemn y 81 con Ruiz Cortines), el incremento total en los 11 aos
siguientes de "estabilidad monetaria y cambiaria" -1959-1969fue de 1 117 millones, con promedio anual de 101.5 millones (de
85 millones con Lpez Mateos a 121 en los primeros cinco aos de
Daz Ordaz), o sea 2.1 veces superior al periodo previo. Los crditos internacionales dispuestos o inversiones indirectas subieron
de un total de 695 millones de dlares en 1941-1958 a 5 682 millones en 1959-1969, es decir de un promedio anual de 38.6 millones en el primer periodo -menor al de la inversin directa- a
516.5 millones en el ltimo, 5 veces superior a la inversin monopolista directa y 13.4 veces ms grande que el ritmo d,e endeudamiento durante los 18 aos anteriores.
El promedio anual de la nueva inversin extranjera directa
creci 5.6 vec,es y el de los prstamos dispuestos 70 veces del gobierno de vila Camacho a los primeros cinco aos del de Daz
Ordaz. Y todo para lograr el tipo de desarrollo "armnico" y "rpido" que hemos visto, y para que la tasa de crecimiento de los
90 Jos Luis Cecea Gmez, Las inversiones extranjeras en la economa mexicana, Instituto de Investigaciones Econmicas, UNAM, Mxico,
1970 (indito todava en agosto de este ao).
Ql Antonio Ortiz Mena, op. cit., pp. 1 1 y 5.
L A SITUACION ECONOMICA
precios, segn los ndices oficiales, que posiblemente ni las esposas de quienes los calculan acepten como buenos, pudiera descender
de aproximadamente 10-11% al ao durante el periodo de "desarrollo con inflacijn" a "slo" 470 en el de "desarrollo con estabilidad".Qz Si la inversin extranjera directa significa lisa y llanamente la penetracin monopolista, que representa una parte importante de la formacin "nacional" de capitales, especialmente
en la industria, la inversin indirecta ha consistido, en buena parte,
en prstamos atados que se han destinado, como decamos, a extender la infraestructura para crear "economas externas" -o servir la mesa- a esos mismos monopalios y a los que ao con ao
se fortalecen en manos de la gran burguesa mexicana; basta tener
presente que el 67% de los prstamos exteriores se h a destinado
a la electricidad, transportes, comunicaciones, riego, obras urbanas
y sociales, y el 29% a petrleo, siderurgia, fertilizantes y otras empresas estatales que en gran medida fungen tambin como creadoras de "eco~iomasexternas".93 Por otra parte, el 5570 de los crditos extranjeros contratados en 1942-1965 provino de instituciones
financieras privadas y semiprivadas, as como de fabricantes y proveedores de equipos y materiales diversos y el 45% fue otorgado
tanto por organismos norteamericanos como el EXIMBANK y la
AW, como por instituciones internacionales tambin controladas por
ellos y con sede en Washington: Banco Internacional de Reconstruccin y Fomento y Banco Interamericano de Desarrol10.~~
L a inversin directa acumulada puede ser actualmente -en
1970- del orden de los 3 000 millones y la deuda exterior a ms
de un ao de plazo, ya descontadas las amortizaciones pagadas,
tal vez de unos 3 200 millones, pero adems habra que aadir la
deuda a menos de un ao pblica y privada que, de acuerdo con
algunos investigadores, quiz sea de unos 1 500 millones de dlares ms, de modo que "fcilmente podra llegarse a la conclusin
de que el pas e n su conjunto debe al resto del m u n d o unos [7 7001
Q2 C f . David Ibarra, op. cit., p. 104; Leopoldo Sols, op. cit.; Antonio
Ortiz Mena, op. cit.; los informes presidenciaIes, los del Banco de Mxico,
etctera. La inflacin que tanto preocupa en E U A es conforme al Statistical
abstract of the U.S. 1969, de 1954 a abril de 1969, de 1.3% anual, o sea
la tasa acumulativa de aumento del nivel de precios calculada con ndices
ms compleos y representativos que los mexicanos.
93 Antonio Ortiz Mena, op. cit., p. 11.
S4 Nacional Financiera, L a economa mexicana en cifras 1966.
EL A4ILAGRO MEXICANO
millones de
en vez de, probablemente, unos 700 u 800
millones en 1940 y alrededor de 2 700 3 000 millones en 1960.
En otras palabras, como veremos en seguida, Mxico ha debido
pagar decenas de miles de millones de pesos en utilidades que
los monopolios extraen del pas y en los servicios de amortizacin
por concepto de capital e intereses de los prstamos, y todava
ha aumentado sus obligaciones con las potencias imperialistas en
unos 80 000 millones de pesos desde 1940 y unos 60 000 millones desde 1960, y todo para. . . j crecer manteniendo la estabilidad! Una conclusin ms correcta, pues, sera que los ltimos
cinco gobiernos, a diferencia de los que hasta 1940, en mayor
o menor medida y con ms o menos decisin, congruencia y
firmeza trataron de llevar a la prctica los objetivos nacionalistas
de la Revolucin Mexicana, han trocado con el imperialismo y
la burguesa dominante, y contra los anhelos y necesidades histricas de nuestro pueblo, mayor dependencia por estabilidad. El
"desarrollo estabilizador" es, en puridad, un desarrollo enajenador.
Pero aun la conclusin anterior no deja de ser simplista. Por
una parte, el "modelo n~exicano" tambin en este aspecto no es
rnuy original y sigue las pautas de otros pases latinoanlericanos
y del resto del '"Tercer Mundo" : de 1936 a 1967 la deuda pblica exterior de los paises subdesarrollados creci de 9 700 a
41 500 millones de dlares;" en todo caso, el dato singular es
que Mxico es uno de los pases ms endeudados: su deuda pblica
externa creci de 6.2% del producto interno bruto en 1958 a
9.0% en 1967;' y los pagos correspondientes se elevaron en promedio anual del 10.4% de la exportacin de mercancas y servicios en 1953-1958 al 35.270 en 1965-1969,98dato que supera, por
amplio margen, al de pases tan comprometidos con el imperia95 Miguel S. Wionczek, op. cit. Cursivas nuestras. Wionczek calcula
7 000 millones de dlares e n total, para 1969, pues atribuye 2 500 millones
a la inversin extranjera directa y 3 000 millones a la deuda externa;
pero concluye, de todas formas, que "en el caso de Mxico surgen serias
dudas respecto a lo adecuado del uso creciente de los recursos externos",
pues "el grado de eficacia del uso de los ahorros internos deja todava
mucho qu desear".
96 Datos del Banco Internacional de Reconstruccin y Fomento. Cf.
Harry Magdoff, L a era del imperialismo. Politica econmica internacional
de Estados Unidos, EDITORIAL NUESTRO TIEMPO, Mxico, 1969, p. 178.
9 7 Ortiz Mena, op. cit, p. 11.
98 Calculado con datos de las fuentes indicadas en el cuadro 4.
LA SZTUACZN ECONOMICA
lismo como Guatemala, Nicaragua, Panam, Paraguay, Uruguay,
Brasil, Colombia, Ecuador y Venezuela, o bien Filipinas, Paquistn y Turqua (en 1966, por ejemplo, mientras Mxico pagaba
ms del 60% de sus exportaciones de mercancas por este concepto, en todos esos pases la proporcin era del 9.7 al 32.5%) .99
Esto puede ser as, dede luego, porque una parte apreciable de
los pagos en divisas correspondientes se financian con los ingresos por turismo y visitantes fronterizos y. . . con las nuevas entradas directas o indirectas de capitales extranjeros.
Esta dependencia financiera tiene un elevado costo, entre otras
cosas, por la salida de divisas a que da lugar. Pero el precio ms
alto que se paga es de ndole estructural: profundas deformaciones por el carcter monopolstico de las empresas extranjeras,
reduccin de posibilidades internas de desarrollo, incorporacin
de normas tcnicas que no corresponden a nuestras necesidades
reales y asimilacin creciente de la economa nacional por el
imperialismo; o bien las condiciones desfavorables en cuanto a
precios y especificaciones de lo que se adquiere con prstamos
'L~errado~
y "no abiertos, escaso avance hacia la produccin nacional de bienes de capital y la autonoma tecnolgica por la
continua incorporacin de bienes acompaados de sus correspondientes diseos, "asistencia" e incluso un know-how determinados
y, sobre todo, las consecuencias lesivas para la soberana nacional,
mucho ms all de lo que est escrito en las clusulas especficas
de cada convenio, y que se expresan en incesantes concesiones
y una disposicin ininterrumpida de los ltimos gobiernos a una
"buena vecindad" que descansa en la subordinacin de la parte
mexicana: "no se olvide, a propsito -ha dicho el maestro Jess
Silva Herzog-,
algo elemental: el que manda en lo econmico,
manda en lo poli tic^".^^
Dcsde el ngulo estrecho de la balanza de pagos, la contrapartida del ingreso por las inversiones extranjeras directas es la
salida de dividendos, regalas e intereses que las filiales de los
monopolios envan a sus matrices, y cuyo monto, reportado oficialmente por el Banco de Mxico, de 1911 a 1969 suma 2 947
Ver Harry Magdoff, op. cit., cuadro 33, p. 183.
"Jess Silva Herzog Enjuicia la Realidad Mexicana", (entrevista),
por Roberto A. Pea, Solidaridad, Mxico, julio 15 de 1970 (ref. en nota
33), p. 7.
99
100
76
E L MILAGRO MEXICANO
L A SZTUACION E C O N M Z C A
77
EL MILAGRO MEXICANO
slo 0.5% con las socialistas (el resto es principalmente con Amrica Latina y el "Tercer Mundo"), y que las inversiones directas
y los prstamos extranjeros aumenten sin cesar dando lugar a nuevos desequilibrios en las relaciones econmicas internacionales.
El costo de la dependencia no es de poca monta. Obsrvese
el cuadro siguiente, que resume las cifras que se han considerado
en pginas anteriores, nicas a los que se pudo echar mano para
todo el periodo que cubren:
Cuadro 5
ALGUNOS CONCEPTOS DE EGRESOS DE DIVISAS
(millones de dlares a precios corrientes)
Gobiernos
Remesas
Inv. Ext.
directa
a
Avila Camacho
Alemn Valds
Ruiz Cortines
Lpez Mateos
Daz Ordazd
pago deuda
Dficit
Totales
exteriorb
balanza
Promedio
Cafiital Intereses comercial Suma
anual
b
21 7
354
485
826
1 065
FUENTES:
Nacional Financiera, La economa mexicana en cifras, 1966;
Banco de Mxico, Informe anual (varios aos) ; Direccin General de Estadstica, Anuario del comercio exterior 1968, y
CEPAL, "Estudio Econmico Anual", El Da, 9 a 11 de marzo
NOTAS:
de 1970.
Hasta 1964, suma de utilidades, intereses, regalas, saldos netos de cuentas entre compaias y otros pagos remitidos al
exterior.
b Amortizaciones de capital e intereses de la deuda contratada
por la Nacional Financiera.
1942-1946 para el pago de la deuda exterior, para el resto
1941-1946.
-965-1969.
a
L A SITUACION ECONMICA
79
EL MILAGRO MEXICANO
suelen hacer algunos investigadores con especialidades distintas
de la Economa, aunque ofrecen ideas interesantes sobre el particular, sobre todo ahora, durante el "trance electoral" en que se
ha dado en reconocer que arrastramos un ''co1onia1ismo tecnolgico y cientfico"105 -reconocimiento por cierto que realmente
no se extiende a las esferas de la economa ni, menos an, de la
poltica-, no parecen partir de una investigacin que comprenda
las mltiples manifestaciones del fenmeno. Pero el propio licenciado Ortiz Mena seal a fines de 1969 que Mxico paga unos
3 260 millones de pesos al ao (261 millones de dlares) por
regalas, asistencia tcnica, licencias de fabricacin y otros conceptos, principalmente a EUA y a los llamados "parasos fiscales"
como las Bahamas, Panam y L u x e m b ~ r g o . ' ~
En
~ una muestra
publicada por la Secretaria de Hacienda se indicaba que los empresarios nacionales comprendidos en ella cubrieron en 1968, slo
por "asistencia tcnica", 840.7 millones de pesos (67 millones de
dlares), de cuya suma el 67% fue a empresas establecidas en el
pas vecino y 7% a una potencia tecnolgica tan desarrollada e
independiente de los monopolios norteamericanos como. . . Panam.lo7 Pero tambin en esto hace mucho que en Mxico dej
de haber una accin revolucionaria y slo existe contemporizacin con el imperialismo y una encendida gratitud a los monopolios que nos "trasmiten tecnologa".
A
4
l
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'
LA SITUACIN ECON6MICA
81
11
E L MILAGRO MEXICANO
Jurez y otras ciudades fronterizas en lupanares, garitos, fritangueras, moteles, centros de mexican curios y drogas, y parasos
de jipis, contrabandistas y fascinerosos.
L a "industria sin chimeneas" deja sentir su pujanza de mltiples modos. Por ejemplo, conforme al ltimo Censo de Poblacin, entre 1960 y 1970, las ciudades que ms rpidamente crecieron en todo el pas son tres que se distinguen por su "creatividad" turstica: la poblacin del municipio de Ciudad Juwz
aument 57.470 en esta dcada, la de Tijuana en 102.3% y la
de Acapulco en 161.1%.ln En la poltica econmica esa 'industria'' recibe cada vez mayor atencin y se le promueve por todos
los medios: convenciones, concursos y festivales internacionales,
u olimpiadas y copas mundiales, que sirven tambin el propsito
de aadir mucho circo al poco pan para el pueblo: ". . . el IX
Campeonato Mundial [de futbol] fue m u y til para Mxico -afirmaba por ejemplo el jefe del Departamento del Distrito Federal-,
porque millones de personas estuvieron pendientes de nuestro pas,
lo cual har que el turismo aumente; y nuevamente se mostr al
orbe la capacidad organizativa que tenemos".112
Nada puede impedir que otras manifestaciones de la dependencia afloren; por ejemplo, Carlos lbargen, presidente de la
Cmara Nacional de Turismo, haca esta afirmacin: "A la denuncia que se hace sobre la propiedad extranjera de los hoteles
en La Paz, B. C., se le puede agregar la lista de los que existen
en casi todos nuestros principales centros de poblacin turista. . .
Precisamente en esta semana se dio a conocer la venta de uno
de los ms grandes y conocidos hoteles de la ciudad de Mxico,
ahora propiedad de una firma estadunidense que tiene una cadena
en muchos pases.. . De esta forma, el turista es el dlar: lo
vemos cruzar nuestras fronteras, pasar frente a nosotros, y luego
irse nuevamente".l13
El mucho m5s rpido aumento en el gasto de turistas mexicanos que van al extranjero, sobre todo a Estados Unidos, no deja
de ser otra expresin del mismo fenmeno general: de 1950 a
111 Calculado con datos de Resultados preliminares del IX Censo General de Poblacin 1970, Direccin General de Estadistica, SIC, Mxico.
112 "ROUS ante Corona del Rosal", diario E1 Heraldo, Mxico, 22/
junio 1970. Cursivas nuestras.
113 Citado por Guillermo Jordn, "La Falsa Sensacin de Ingreso.
El Dlar es el Turista", en ltimas Noticias (de Exclsior), la ediciln,
Mxico, sbado 28 de junio de 1969. Cursivas nuestras.
LA SITUACION ECONOMICA
1969 la erogacin d e divisas por este concepto computada por
el Banco de Mxico subi 28 veces, de 9.3 a 260 millones de
dlares; tan solo en el periodo del "desarrollo estabilizador", el
nmero total de nuestros turistas ascendi 5.4 veces, de 46 384
en 1958 a 249 992 en 1969 (entre 1960 y 1968 el de los que
van a EUA se multiplic por 3.5 y de los que van a pases de
Europa por 4.3).l14 El gasto de visitantes fronterizos mexicanos
a EUA subi 5.8 veces: de 76.5 a 465 millones de dlares entre
1950 y 1969;115 los "cruces" mexicanos de la frontera con EUA
fueron 15.1 millones en 1940, 24.7 en 1950 y. . . i 82.1 millones
en 1968!llG En su inmensa mayora nuestros compatriotas de la
frontera van al "otro lado" a trabajar o buscar empleo, a "fayuquear" o simplemente a comprar con provecho. Aun si laboran
de "este lado", por ejemplo en las 130 plantas "maquiladoras"
establecidas "por hombres de empresa norteamericanos. . . que
han aprovechado las ventajas del programa mexicano [para fundar]
fbricas que requieren considerable mano cic obra barata para
producir artculos que puedan ser competitivos internacionalmente", como lo sealaba ante u11 grupo de empresarios del Council
for Latin America y el Consejo de Hombres de Negocios, A. C .
el secretario de Industria y Comercio, ". . .los sueldos y salarios que
se pagan a los empleados y trabajadores mexicanos son inmediatamente utilizados, en su mayor parte, e n el lado anzericano [sic]
de la frontera".lI7 ,Qu otra cosa si n nuevas n~anifestaciones
de la creciente dependencia son estos hechos?
Los resultados del abandono de los cauccs revolucionarios en
las ltimas tres dcadas son funestos. Puede afirmarse que a principios de 1970, segn los datos del estudio de una publicacin
especializada, los inonopolios extranjeros y las sociedades en que
stos participan, concentraban el 26% del capital agregado de las
500 empresas mayores del pas -sin
incluir PEMEX, la CFE, los
FFCC Xacionales y otras enipresas y organismos paraestatales-,
con capitales sociales de 30 o ms millones de pesos, y un 2.8%
ms perteneca a enipresas en sociedad con el gobierno.lls En una
114 Datos del Departamento de Turismo, Direccin General de Planeacin de Recursos, Oficina de Estadstica.
115 Fuentes indicadas en la nota 109.
116 Misma referencia de la nota 110.
117 Octaviano Canipos Salas, o p . cit. (Cf. nota 103), pp. 16-18.
118 Calculado con datos de "Las 500 empresas ms grandes de M-
84
EL MILAGRO MEXICANO
investigacin ms acuciosa de Jos Luis Cecea Gmez se establece que, en 1968, en el grupo de las 500 empresas ms grandes,
con capitales sociales de 20 o ms millones de pesos, las sociedades
estadunidenses y de otros pases concentraban entre 28 y 48% del
capital en la produccin de cemento y aparatos electrnicos, hoteles y restaurantes, productos qumicos industriales y alimentos
procesados; entre 50 y 75% en la industria automotriz, minera y
metalurgia, grandes almacenes comerciales y la produccin ce maquinaria, equipo industrial, cobre y aluminio; y entre 86 y 97%
en las ramas industriales de artculos de tocador y para el hogar,
equipos de oficina, productos de hule, qumico-farmacutica y
tabaco y cigarrillos. Si se consideran tambin las empresas "con
fuerte participacin extranjera" (y debe tenerse presente que el
"prestanombrismo" vuelve muy difciles estas investigaciones), Cecea encuentra que el 30% del capital de las sociedades privadas
incluidas entre "las 500", corresponde a compaas ms o nienos
abiertamente vinculadas con monopolios de otros pases. Las empresas gubernamentales representan el 48% del capital de las
consideradas por este investigador, entre las cuales destacan las descentralizadas, que fueron excluidas de la otra indagacin.l19
Adems de lo anterior, no se olvide la ostensible presencia de
empresas extranjeras en la publicidad, en la agricultura y otras
actividades productivas e improductivas, ni el carcter extranjerizante y proimperialista de muchos negocios "mexicanos". Tampoco se olvide que ni las empresas gubernamentales ni el resto de
la economa estn a salvo del impacto negativo de la dependencia financiera, comercial y tecnolgica que se refleja en las desigualdades sectoriales, regionales y sociales del desarrollo nacional,
cuyos caracteres y causas hemos procurado establecer, y en las
claudicaciones y el entreguismo de la clase dominante-dominada
iiiexicana. Frente a estos hechos, qu importancia real tiene el
dato de que las inversiones directas ahora representan "menos
del 570 de la formacin de capital fijo", como deca el secretario de Hacienda en funciones hasta hace pocas semana^;"^ y
que los extranjeros slo sean "dueos de cerca [del] 5% del aparato productivo nacional" -incluyendo en el 95% restante toda
xico, de acuerdo con su capital social". Suplemento de Business Trends,
edicin en espaol, Mxico, febrero de 1970. (Informacin disponible
al 31 de enero de 1970). El agrupamiento de los datos es nuestro.
110 Jos Luis Cecea Gmez, o p . cit. (ref. en nota 9 0 ) .
120 Antonio Ortiz Mena, o p . cit. (cf. nota 1 8 ) .
LA SITUACZN ECONOMICA
la infraestructura, las actividades agropecuarias, la industria "artesanal" y el "aparato" comercial y de servicios, como afirma el
secretario de Industria y Comercio?lZ1
Todos los costos de la subordinacin tienden a ser crecientes,
tanto los estimados estadsticamente y los que son susceptibles d e
cuantificacin como los imponderables, y si no obstante esta realidad las relaciones oficiales con el vecino irnaerialista son -coma
se afirma"cada vez mejores", es porque se asientan en las
concesiones de la parte dbil, la mexicana.lm L a dependencia de1
imperialismo engendra mecanismos autoalimentadores : la subordinacin comercial agudiza la financiera y sta la tecnolgica, y
viceversa. El desarrollo enajenador sigue todas las direcciones y
abarca todos los niveles de la sociedad, de adelante a atrs y abajo, de abajo a arriba y adelante, y desde la "slida" estmctuia econmica hasta la "etrea" superestructura ideolgica, de ida y de
vue1ta.l" Por ello la sujecin se vuelve ms y ms profunda, ramificada y envolvente: a mayor desarrollo subordinado, mayor dependencia y subdesarrollo. Slo algunos gobiernos revolucionarios, hasta
Crdenas. osaron encarar esta situacin adversa v luchar con firmeza contra el imperialismo, aunque parcial e insuficientemente. Y
-Octaviano Campos Salas, o p . cit. en nota 103, p. 21.
A propsito de los acuerdos de Puerto Vallarta, en la reciente entrevista de los presidentes Daz Ordaz de Mxico y Nixon de EUA, puede
sealarse que no obstante que la parte norteamericana ha violado el
Tratado de Lmites y Aguas con el envo de aguas saladas, desde hace
muchos aos, que ha causado gravosas prdidas de tierras y cosechas, la
parte mexicana es la que costea la rehabilitacin del Valle de Mexicali
con una inversin de 1 400 millones de pesos --en parte con nuevas deudas-,
que en derecho debieran cubrir, junto con las indemnizaciones
correspondientes y la construccin de un canal para drenar las aguas saladas del Mohawk, "los granjeros norteamericanos, porque stos son los
responsables del dao causado"; tambin "sorprende.. . que se diga que
Mxico gan 650 o 652 hectreas", pues "cuando se hizo el primer
levantamiento en 1852", y de acuerdo con los tratados de La Mesilla de
1853 y el de 1884, as como la reclamacin de 1907, "a Mxico le pertenecan 875 hectreas y ahora.. se le dan 225 a Estados Unidos". Ver
Angel Bassols Batalla, "MCxico Puede Perder la Presa de la Amistad",
entrevista con el reportero Eusebio Flores Ochoa, diario L a Prensa, Mxico,
domingo 23 de agosto de 1970.
lz3 Alonso Aguilar Monteverde, en su Teora y poltica del desarrollo
latinoamericano (ref. en nota 66), muestra de manera convincente cmo
la dependencia financiera, la comercial y la tecnolgica se refuerzan e
interpenetran recprocamente, y cmo la dependencia econmica se vincula
con la cultura, poltica, militar, etctera.
lZ1
lZ2
EL MILAGRO MEXICANO
en nuestra Amrica, slo Cuba comenz a cortar de raz la dependencia desde 1959 y a combatir su tremenda herencia de subdesarrollo y atraso, en un esfuerzo heroico, empinado y dificil,
demostrativo de que el camino de la emancipacin y el desarrollo
no es el que permite el capitalismo autctono en alianza con el
imperialismo, sino el que deber recorrerse contra ambos.
V. MONOPOLIOS Y EXPLOTACION,
PROBLEMAS ESTRUCTURALES
Allegro prestissinzo e maffioso: el proceso
de concentracin monopolstica.
El desarrollo enajenador da lugar a la importacin de monopolios extranjeros y a la formacin de nuevos monopolios nacionales. El capitalismo de Estado mexicano es el instrumento de ese
proceso y no slo al permitir el incremento de las inversiones extranjeras directas e indirectas en la forma que vimos, sino mediante todos los recursos a su disposicin. La deuda pblica interna
ha crecido ain ms rpidamente que la exterior, del 4.0 al 11.9Y
del producto interno bruto entre 1958 y 1967;lZ4la circulacin de
valores de renta fija emitidos por el gobierno y los organismos
y empresas paraestatales ha subido de 7.6 a 61.6 mil millones de
pesos de 1957 a 1969,1Z5y la inversin pblica que en 1960 se financiaba en un 42.570 con emprstitos y crditos exteriores e interiores, en 1968 se apoyaba ya en un 52% con tales recursos:
ms de la mitad!lZ6Si los crditos externos son fuente de ganancia para los monopolios internacionales, los emprstitos internos lo son para los grupos financieros nacionales a quienes el
Estado cubre los intereses correspondientes. Y en tanto a la iniciativa privada se le reservan los cotos ms redituables, a los ricos
no se les tasa con impuestos en verdad progresivos y Mxico
contina con uno de los niveles de tributacin ms bajos del
mundo (la burguesa no puede quejarse de no vivir en un "paraSO fiscal") .
El gobierno gasta en el sostenimiento de todos los servicios que
124
125
126
LA SZTUACZON ECONMZCA
proporciona los fondos fiscales y los recursos propios de las - empresas paraestatales, y al travs de sus instituciones -Nacional
Financiera, bancos nacionales de Comercio Exterior, etctera,
amn de los "fondos de garanta y fon~ento", la politica "selectiva"
de crdito del Banco de Mxico- y con su politica financiera toda
facilita cuantiosos recursos a los empresarios privados. As, el financiamiento total del sistema bancario al sector privado h a subido
de 1.2 a 123.3 mil millones de pesos desde 1942 hasta 1969 (casi
100 veces a precios corrientes, contra 54 veces el del sector pblico) ; la circulacin de valores de renta fija privados, amn de 10s
ttulos de "renta variable" -principalmente acciones- aument de
3.4 a casi 50.0 mil millones de pesos entre 1957 y 1969 (casi 15 veces en 12 aos) .lZ7 ES patente que los pequeos productores rurales
y urbanos -y los consumidores pobres- tienen poco acceso a todos esos recursos. Las adquisiciones y las obras, lo mismo que los
aranceles, los permisos, las concesiones, los subsidios y los contratos
otorgados por el Estado son tambin fuente de ganancias para los
capitalistas de fuera y de dentro del gobierno; en rigor, la corrupcin no escandaliza como en el pasado -quiz hasta el alemanisno-, pero se ha vuelto "endmica", multifactica y ms general
y "natural". Por todo esto, "a pesar del amplio radio de accin
del sector pblico", su contribucin neta al producto bmto nacional es tan baja: 5y0 en 1960 segn el Banco de Mxico12S: la mayor parte de los recursos que maneja van a parar en ltima instancia a manos particulares. Con el desenvolvimiento de las empresas paraestatales es posible que en los ltimos aos su participacin haya aumentado un tanto, quiz del 6 al 7%. Y todava
los capitalistas tienen a su disposicin, naturalmente, los cuantiosos recursos de sus empresas y ms concretamente las utilidades,
intereses y rentas que extraen a los trabajadores, a los consumidores nacionales y a los turistas extranjeros, a los usuarios de crdito,
a los inquilinos y al gobierno.
En el proceso, la concentracin de la riqueza ha alcanzado extremos inauditos. El anlisis del ltimo censo de la agricultura
publicado (por desgracia el de hace una dcada) permite observar que los predios particulares mayores de 5 hectreas, o sea
127 Los datos de financiamiento bancario son del Banco de Mxico,
Informe anual, varios aos, y los de circulacin de valores de la fuente
indicada en la nota 125.
128 Leopoldo Sols, La realidad econmica mexicana..
(ref. en nota 5), p. 325.
EL MILAGRO MEXICANO
16.5% del total, acaparaban el 51% de las tierras de labor, el 73%
de la superficie agropecuaria total, el 66% del capital y el 58%
del valor agregado de la produccin129. Como se sabe, la concentracin es mayor en los distritos de riego y en las tierrras
ms frtiles y/o mejor ubicadas respecto a los principales centros
urbanos; un indicio de este fenmeno es que el 3.3% de las
explotaciones cuenta con el 75% del capital en maquinaria y
equipos agrcolas.130 En la industria de transfom-iacin, tambin
en 1960, el 1.5% de los estableciinientos concentraba el 8070
del capital;131 en 1965, el 5.2% de los 136 mil establecimientos
censados, contaba con el 93.576 del capital y el 91.6% del valor
de la produccin, v 407 fbricas -entre ellas algunas estatales-.
es decir, apenas el 0.3Y0 del total, concentraba i el 46.5% del capital y 43.6% de la produccin!132 En el conjunto del comercio, el
1.8% de los establecimientos responda por el 60% del capital y
en los servicios el 1.0% acaparaba el 82y0 de su respectivo capital en 1960.133 Y en 1968, dos conocidos grupos bancarios "con
ideas modernas" controlaban el 50.6% del capital y reservas y el
71.7% de los recursos totales del sistema privado.13*
Este proceso es inseparable de la penetracin imperialista. Como vimos, muchos de los negocios en la industria, el comercio y
los servicios clasificados entre "los 500" mayores -y tambin otros
ms pequeos- son monopolios norteamericanos y de otras naciones capitalistas industriales, al mismo tiempo que es cada vez
mayor el proceso de alianza de aqullos con los empresarios mexicanos en sociedades "mixtas", que la poltica econn~icaoficial
alienta desde hace aos. Las caractersticas especficas de cada
12" Datos del Centro de Investigaciones Agrarias, cf. Sergio Reyes
Osorio et al., Reforma agraria. Tres ensayos, Centro Nacional de Prodiictividad, Mxico, 1969, p. 20 y otras. Cf. asimismo, Neolatifundismo y explotacin, especialmente los trabajos de Stavenhagen y Paz Snchez (ref.
en notas 71 y 7 2 ) .
1 3 O Cf. Alonso Aguilar Monteverde, "El Proceso de Acumulacin de
Capital", en Mxico: riqueza y miseria, EDITORIAL NUESTRO TIEMPO, Mxico, f967, p. 27 ( 3 i ed. 1969).
Ibid., p. 35.
1" Calculado con datos del V I 1 Censo Industrial, Direccin Genera1
de Estadstica.
1s3 Aguilar Monteverde, ref. de la nota 131.
134 Jos Luis Ceceia Gmez, La banca y la concentracin econmica
en Mxico, Instituto de Investigaciones Econmicas, UNAM (indito, en
revisin final).
LA SZTUACIN ECONOMICA
empresa extranjera incrustada en el pas son las determinadas por
los consejos directivos de sus matrices en atencin a su poltica
global, pero debe tenerse presente, como declaraba hace tiempo
Bruno Pagliai, un hombre de negocios importado que se ha distinguido por sus afanes "mexicanizadores", que "casi n o existe
una compaia norteamericana importa7tte que n o est represenLa monopolizacin de la economa no se
tada e n
circunscribe a esos aspectos: hoy da pueden observarse que existen tambin monopolios mexicanos locales y regionales ms o menos "tradicionales", al lado de los que han cobrado una verdadera
dimensin nacional y "moderna", que comprenden desde fbricas, negociaciones de exportacin, transportes de carga y pasaieros,
almacenes, "supermercados", restaurantes, hoteles y agencias de
viajes, hasta estaciones de radio y televisin, peridicos, revistas,
libreras y agencias de publicidad, pasando por cadenas de expendios de caldos, taqueras, estacionamientos, fruteras, neveras y
casas. . . de modas. En verdad, el grado de concentracin nionopolstica en nuestro capitalismo del subdesarrollo no se queda muy
atrs del de las potencias imperiales (por ejemplo, en EUA las
200 corporaciones industriales nis grandes concentraban el 3070
del valor agregado por la industria en 1947, el 37% en 1954 y el
41y en 1963;13Gen Mxico, como vimos, 407 empresas controlaban el 44% en 1965).
90
E L MILAGRO MEXICANO
..
LA SZTUACIN ECONMICA
para hlxico, ajustada para uniformar con los datos del censo
industrial, de 206.2% en 1965:141 212.6% en la produccin de
cementos hidrulicos, 228.6% en las de productos qumicos bsicos (inclusive fertilizantes), 229.456 en las industrias extractivas
e n sil conjunto, 465.370 en las de productos de tabaco, etctera;14f
las tres ltimas ramas sealadas son de fuerte participacin o
control extranjero.
Al nivel, no de las ramas globales, sino de las ms grandes fbricas agrupadas por el censo correspondiente se encuentran datos
de obvia importancia. En estos establecimientos no hay quienes
"trabajen por su cuenta" o "ayuden a la familia sin retribucin",
y la composicin orgnica del capital es ms alta, pero, como en
el caso de las cifras anteriores, los datos publicados, no permiten
separar salarios obreros y tipos de sueldos, y puede asegurarse que
las tasas reales deben ser mayores. Entre otras cosas, salta a la
vista que en los sectores donde los monopolios extranjeros son
dominantes -excepto, extraamente, en las industrias qumicofarn~acutica,automotriz y de aparatos elctricos, que por cierto
son las tres ramas que segn la Secretara de Hacienda pagan
ms al extranjero por concepto de "asistencia tcnica"143- las
tasas de explotacin son superiores a la media nacional (vase el
cuadro nmero 6 ) .
Se explica as la pobreza y an la miseria de la mayora inmensa de los mexicanos. Al proletariado "regular" del campo y
las ciudades se le priva de iina parte enorme, desproporcionada
incliico con respecto a los cnones del capitalismo desarrollado,
del valor de lo que produce, para hacer posible la opulencia y
la dolce vita de lo capitalistas que directa o indirectamente se
apropian de los frutos de su trabajo; para sostener la operacin
del sistema productivo y los servicios econmicos complementarios e n la distribucin de bienes y servicios -aun los ms parasitarios como la pblicidad, las "relaciones pblicas" y otros-;
para mantener asimismo todo el sistema institucional de la superestructura -inclusive los charros que lo engaan, las fuerzas de
1 4 1 Como el VZI Censo Industrial no permite conocer las depreciaciones, en el clculo de la tasa nacional de 1965 se aadi este concepto
a los supervit de operacin para hacerla comparable con la de las ramas
y estableciinientos fabriles.
142 Calculado con datos del VZZ Censo Industrial.
143 Vase Investigacin Fiscal, ref. en nota 107. Estas tres ramas pagan
el 27.6% del total comprendido por la muestra de Hacienda.
92
E L lZr1ILAGRO MEXICANO
Cuadro 6
TASAS DE EXPLOTACION DEL TRABAJO
EN ALGUNAS INDUSTRIAS. 1965
Rama industrial
Produccin
mnima
Por Establ.
N m . de (millones
Establec. pesos)
Tasa
de
Explot.
con
tasa
Nal.
(%)
Beneficio y concentracin de
minerales no-ferrosos
Extraccin de azufre
P r e p a r a c i n , conservacin,
empacado y enlatado de
carne
Fabricacin de leche condensada, evaporada y en polvo
P r e p a r a c i n , conservacin,
envasado y enlatado de
frutas y legumbres
Fabricacin de alimentos para animales
Produccin de cerveza
Fabricacin de cigarros
F a b r i c a c i n de productos
farmacuticos medicinales
Fabricacin de cemento hidrulico
Fundicin y laminacin primaria de hiero y acero
Fabricacin de aparatos elctricos
Construccin y ensamble de
vehculos automviles
FUENTE:Calculado con base en el V I I Censo Industrial, 1966 (con datos
de 1965). Direccin General de Estadstica, Mxico, 1967.
NOTA: * De control o fuerte participacin del capital extranjero.
=*' Vase Stavenhagen, o p . cit.; Pablo Gonzlez Casanova, L a d e m o c?ucia en Mxico, Ediciones E R A , Mxico, l n ed. 1965; Arturo Bonilla,
"Un Problema que se Agrava: la Subocupacin Rural", en Neolatifuno p . cit., y Gloria Gonzlez Salazar, "Reflexiones
dismo y explotacin.
acerca de la Desocupacin Disfrazada Masiva y la Estructura de Clases
del Subdesarrollo en Latinoamrica", Problemas del Desarrollo, Instituto
de Investigaciones Econmicas, UNAM, Mxico, vol. 1, NO 3, enero-abril
1970, pp. 65-90.
146 Ver F. Carmona, Dependencia externa y cambios est~ucburalec,tercera parte, ensayo 1. (ref. en nota 1 6 ) .
..
94
EL MILAGRO MEXICANO
'
140 Calculado con datos de la Secretara de Industria y Comercio, Direccin General de Muestreo Estadstico, La poblacin econmicamente
activa del Distrito Federal. Junio de 1968, Mxico, octubre d e 1968, cuadro 9 y otros.
14: Segn la versin de Exclsior, Mxico, mircoles 19 de agosto de
1970.
14S Ver supra, nota 84.
L A SITUACION ECONOMICA
95
96
EL MILAGRO MEXICANO
nada, acta nis o menos sin cortapisas porque no hay fuerzas sociales que lo impidan y logra que el Estado encarne y proteja sus
intereses y facilite su fortalecimiento, como aconteci durante el
Porfiriato y como ha vuelto a suceder, a partir especialmente del
alemanismo, puede aprovechar en su beneficio todos los recursos
de la nacin, conncentrar tanto ms la riqueza cuanto ms se desenvuelven las fuerzas productivas, constituir en su seno un poderoso ncleo oligrquico-monopolstico y convertirse en socio menor
del ms fuerte, de cuyos recursos tcnicos y financieros necesita y
en quien encuentra podero suficiente para garantizar su preservacin, el imperialisnio.
L a devocin por las invcrsiories extranjeras de Jos Yves Limantour, secretario de Hacienda de la dictadura de Porfirio Daz
durante 18 aos, era ms desembozada ("i qu tiempos aquellos,
seor don Simn!") y poda justificar la "nlexicanizacin" de varias lneas ferro\-iarias, "controladas y dirigidas todas ellas por
personas y empresas extranjeras", alegando que las operaciones
financieras correspondientes, muy parecidas por cierto a las que
53 aos ms tarde condujeron a la nacionalizacin de la electricidad, "salvaron al mismo tiempo a una buena parte de dichas
cmpresas de una quiebra segura, que habra desacreditado a Mxico como pas propicio para la irlversin de c a p i t a l e ~ " . ~ ~ V o d e mos preguntamos: jcul es la diferencia esencial entre esas acciones del Porfiriato que slo se ostentaba como un rgimen
"patritico", con las intervenciones de los ltin~osgobiernos autoproclamados "revolucionarios", en la compra de las instalaciones
elctricas obsoletas de la Amrlican Bond & Share, el 'salvamento"
de la Sociedad Mexicana de Crdito Industrial con sus filiales, algunas de ellas asociadas a empresas norteamericanas, o el muy reciente "rescate" del ingenio de San Cristbal de una "quiebra segura"? Ni entonces ni hoy se perdi la decisiva influencia de la
oligarqua sobre la poltica econmica estatal, ni se impidi, sino
que por el contrario se reforz, la penetracin monopolista extranjera en otros campos ms redituables de la economa.
En nuestros das, al pasar al gobierno, incluso se encomienda
la direccin de una Sociedad Mexicana de Crdito Industrial a
banqueros y abogados de los banqueros, y la de un ingenio San
1 6 2 Jos Yves Limantour, Apuntes sobre mi vida pblica (1891-1911),
Editorial Porra, Mxico, 1965, p. 83. Cursivas nuestras.
L A SITUACZIV ECONMICA
97
\.
Y
'4
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i
lS3 Ya desde el principio de su gobierno, Miguel Alemn haba nombrado como director del Banco de Mxico, el importante banco central
del pas, al presidente de la Asociacin Nacional de Banqueros, licenciado
Carlos Novoa.
164 Vase nota 87.
156 El licenciado Antonio Carrillo Flores, de secretario de Hacienda
en el gobierno de Ruiz Cortines pas a embajador en EUA con Lpez Mat e y~ secretario de Relaciones con Daz Ordaz; Manuel Tello pas de
Relaciones a Washington y a Relaciones otra vez; y como se sabe, el licenciado Hugo Margin, sucesor "anticipado" del licenciado Ortiz Mena,
*o directamente de Washington a ocupar su cargo. Durante el Porfiriato
eran habituales los movimientos de igual tenor; Matias Romero fue secretario de Relaciones y de Hacienda, y tambin embajador en Washington.
EL AIILAGRO MEXICANO
98
124-127.
157
i
I
LA SITUACIN ECONOMICA
econmico de que nos hemos ufanado est equivocando sus metas. . . El contraste brutal entre un pueblo empobrecido. . . y la
ostentacin de las riquezas de que hacen gala, cada vez con mayor
impudicia, los favorecidos, no tiene justificacin alguna en un pas
cuyo rgimen se ostenta como revolucionario. . ."158
La creciente dependencia del exterior, cuyas negativas consecuencias son cada vez mayores, la concentracin monopolstica de
la riqueza y el ingreso que ha dado nacimiento a la nueva oligarqua, la explotacin "implacable" y en ms de un aspecto intensificada de vastos sectores del pueblo -y la orientacin del capitalismo de Estado y la poltica econmica que sirven de apoyo
a todo el proceso- son, en nuestro concepto, los principales problemas estructurales del desarrollo econn~icoactual de Mxico.
Las cuestiones ms concretas en materia de balanza de pagos,
agricultura, industria, finanzas, distribucin del ingreso, productividad, etctera estn condicionados y determinados por aquellos otros, de mayor profundidad y amplitud. Para hacer frente a los problemas reales no bastan simples paos calientes, como
los que a cada nueva "renovacin sexenal" se proponen ad infinitum; ni esquemas grandilocuentes que, no obstante su vistosidad, nunca se compadecen de una verdad tan elemental como
sta: ". . .slo la falta de responsabilidad mental -afirmaba BasSO~S-- podra conducir a pensar que un verdadero reinado de
orden, de equilibirio en la economa nacional, es posible dentro
de las condiciones sociales y econmicas presentes"; " . . .dentro del actual rgimen capitalista, con los lmites que ste marca, cualquier empeo es de resultados limitados, restringidos, nugatorios en muchas ocasiones, imperfectos siempre".159
Exclsior, Mxico, lunes 27 de julio de 1970. Cursivas nuestras. O
como afirmaba por estos mismos das un economista premiado por el Banco Nacional de Mxico, el doctor Ricardo Carrillo Arronte: "En trminos
relativos los ricos de ahora son mcfs ricos y los pobres ms pobres que
antes de la Revolucin d e 1910. Este es el momento exacto de impedir
que la brecha se haga ms ancha. Los ricos deben entender que no se
trata slo de un problema de justicia, sino de un asunto que les atae
en su seguridad" (Exclsior, mircoles 29 de julio de 1970, entrevista de
prensa; cursivas nuestras). Todo esto corresponde justamente a lo expresado por Rmulo Betancourt, cuando defenda como presidente de Venezuela la necesidad de la "Alianza para el Progreso": ''. .hay que
ayudar a los pobres para salvar a los ricos" (cf. F . Carmona, El drama de
Amrica Latina.. -ref. en nota 47-, pp. 107-108).
159 Narciso Bassols, op. cit. (ref. en nota 31), pp. 735-736.
100
EL MILAGRO MEXICANO
LA SITUACIN ECONMICA
que los responsables de la poltica econmica se lo propongan una
vez que descubran su error, como alternativa a lo que las burguesas latinoamericanas y el imperialismo ya han decidido: "recurrir a la refiresit~para impedirles que tomen el poder".162 La invocacin a Suecia se ha vuelto un lugar comn en hlxico, como
si este pas no formara parte del "ncleo" imperialista y fuera
slo un miembro prudente y hacendoso de la "periferia" subdesarrollada, quiz porque muchos comparten en el fondo esta
tesis tan nueva que su origen se remonta al frugal Proudhon: "el
futuro de Mxico no est en seguir uno de los dos sistemas
tradicionalistas de la economa: el capitalismo o el socialismo, sino
en encontrar el desarrollo de una poltica econmica propia, dentro de nuestro sistema de economa mixta".lG3 Es decir, Con-La
Revolucitt-Mexicana-Arriba-y-Adelante
. . . La dependencia, los
monopolios y la explotacin no existen. . . y el capitalismo y las
luchas de clases tampoco.
En apariencia, como escribi Francisco 1. Madero, "puede dccirse que la mayora de la Repblica est contenta con el actual
orden de cosas"; sin embargo, hoy como cuando lo anterior fue
publicado la realidad es otra: ". . .los nicos que no estn contentos, son los intelectuales pobres, que no han sufrido la corruptora influencia de la riqueza. . . ; la clase niedia que no tiene grandes distracciones,. . . que no recibe ningn beneficio con el actual
rgimen de gobierno". En las condiciones de hoy agrguense los
campesinos vctimas de la implacable explotacin de que hablaba Exclsior, los estudiantes que han comenzado a adquirir conciencia de la necesidad de cambios verdaderamente fundamentales
y que, a diferencia del "partido de las mayoras" a que se refiri
Luis Cabrera, han acertado ya a definirlo; agrguense tambin los
muy pequeos y medianos propietarios que sufren el impacto de
los nionopolios y ". . .entre las clases obreras, el elemento seleccionado que aspira a mejorar -como prosegua Madero. . . [y
que busca] obtener por medio de la unin, la fuerza necesaria para
Ifi2
Edmundo Flores, Vieja reuolucin, nueos problemas, Editorial
Joaqun Mortiz, Mxico, 1970, p. 119 (coleccin de artculos periodsticos). Cursivas nuestras.
"Poltica Econmica Propia es la Ruta del Desarrollo Econmico
de Mxico", entrevista a Ricardo Carrillo Arronte de Patricia Montelongo, El Heraldo, Mxico, 23 de agosto de 1970.
102
EL MILAGRO MEXICANO
la reivindicacin de sus derechos".164 Pero entonces como hoy, podemos concluir con igual certeza que el iniciador de la Revolucin
de 1910, que "a pesar de lo modesto de estos elementos, la Patria
tiene cifradas en ellos sus esperanzas y sern ellos los que sabrn
salvarla".lG~
El propsito de este ensayo es ofrecer una imagen a la vez crtica y general enfocada en los rasgos ms relevantes y los aspectos
sociales del proceso y la trayectoria de la revolucin mexicana.
La mayora de los estudiosos estn de acuerdo en que la revolucin no tuvo un plan ideolgico definido, estructurado y congruente: no hubo teora revolucionaria propiamente dicha. Existieron variadas manifestaciones de inconformidad y rebelda -exteriorizadas en ocasiones en actos violentos- como respuesta a
demandas secularmente insatisfechas, flagrantes injusticias y explotacin de la masa campesina, que recaa especialmente sobre los
peones.
Muy pocos de los autnticos precursores, como Ricardo Flores
Magn, tuvieron conciencia definida, basada en ideas progresistas
de lo que significaba una transformacin radical, profunda y coherente, como premisa indispensable para cambiar en forma definitiva el rumbo por el que marchara el pas a la cada del porfirismo. L a mayora centraba sus motivos de inconformidad en los problemas que directamente afectaban al grupo social al que pertenecan. Algunos formaban parte de la alta burguesa, otros de la clase
media. Las discrepancias resultantes del diverso origen social de los
grupos y sus dirigentes resaltan en el desarrollo de los hechos, y
sobre todo en la participacin del Partido Liberal Mexicano, cuyas
formulaciones formaron el armazn ideolgico de los movimientos
de oposicin. James D. Cockcroftl arguye que esas divergencias
1 James D. Cockcroft. Los precursores intelectuales d e la Reuolucidn
Mexicana, Siglo Veintiuno Editores, Mxico, 1970.
104
EL MILAGRO MEXICANO
105
1O6
EL MILAGRO MEXICANO
Constitucin -a travs de artculos tales como el 30., 27 y el 123de la participacin de las masas en el movimiento de 1910; pero
tambin el deterioro creciente de la vigencia y eficacia de esos artculos, parejo del incumplimiento de la Constitucin cuando esta
no conviene a los intereses de la burguesa -y no conviene nunca
en la rnedida que para sta slo es intangible y sacra la propiedad
privada-,
erige el testimonio de la derrota de aquellas masas y
levanta la acusacin sobre la situacin econmica, poltica y social
de ahora. La revolucin de 1910, sus reformas sociales, las instituciones respectivas rompen obstculos opuestos a las fuerzas productivas, pero no para liberar a los campesinos y obreros, sino para
entronizar en el poder a una burguesa que en razn de su fortalecimiento, de la ampliacin del mercado nacional y de otros factores explotara, explota, en mayor grado y amplitud a las masas
trabajadoras.
L a burguesa producto del movimiento de 1910 que consolida
su poder, cae en la dominacin del imperialismo que le da SUS
caractersticas ms acentuadas. Es una burguesa inculta, dependiente, despilfarradora y poco frugal a diferencia de otras que han
crecido en oportunidades histricas diferentes y sobre todo que se
han desarrollado independientes por los caminos del capitalismo.
Por otra parte, la burguesa mexicana dominada utiliza los servicios sociales, asistenciales y de salubridad como armas de demagogia, mediatizacin de las masas y de extensin de su ideologa propia. Ello da por resultado que, desquiciados de sus fines, aquellos
servicios sean ostentosos, intiles muchas veces por defecto y otras
porque las obras realizadas aparecen como carteles polticos y no
instituciones de servicio social, cual es el caso de los hospitales y las
escuelas que proliferan al borde mismo de las carreteras como meras
fachadas, edificios-cascarones, sin contenido ni finalidad. A lo anterior se suma que la oligarqua no concibe una obra que no redite a sus ejecutores y a la alta burocracia los onerosos rditos de la
venalidad y la corrupcin, las "fugas" as llamadas en el lenguaje
oficial.
Todo ello se refleja en los programas de salud, vivienda, asistenciales y de orden social: sern siempre concesiones mezquinas
-supeditadas al inters de la clase dominante- a las masas tendientes a evitar la presin de stas, g se acomodarn siempre por
un lado a la poltica y la ideologa burguesas y a los fines mediatizadores y de monopolio del estado, y por el otro a la corrupcin
EL MILAGRO MEXICANO
de sus sueldos por poco e ineficaz trabajo, pero que forman, mediante el soborno, las prestaciones invisibles del ocio y los das de
asueto, y la vista gorda ante las "n~ordidas", la legin -una de las
fuerzas de clioque poltico- de los acarreados a las "espontneas"
manifestaciones de apoyo al presidentc en turno o al candidato a
sucederle. El estatuto jurdico, empleado de modo contrario a su
intencin, cierra el candado: garantiza la inamovilidad de una base
burocrtica irresponsable, ociosa e inepta, que a su vez guarda frreamente la puerta de acceso a los puestos calificados o superiores
de la administracin y asegura el entusiasmo popular de los actos
polticos del gobierno.
L a iniciativa privada, uno de cuyos fuertes pilares lo constituyen polticos metidos a empresarios, y cuya actividad se apoya y
sostiene en las garantas y privilegios y ayuda de los polticos en
el poder, sella el frreo crculo constrictivo de la gran masa del
pueblo.
Debido a este proceso de seleccin inversa el nepotismo -que
abarca al compadrazgo, el amiguismo y la recomendacin venida
"de arriba2'- constituye la base de la burocracia. Los servidores pblicos entienden la poltica y sus obligaciones en el sentido de esta
frase de un periodista: "La poltica es el arte y la ciencia del
relajo, cuya ciencia consiste en darle por el trasero a los dc abajo,
y poner esta misma regin a los de arriba".
El ineludible laberinto burocrtico no slo margina a los ciudadanos capacitados, del manejo de la administracin, sino que conduce a la mayora del pueblo -despus de que se la hace jugar a
las idas y venidas- a la meta burocrtica, la "mordiday', sin que
sta forzosamente implique la solucin del asunto particular o
colectivo planteado. Mordida si se trata de pequeas pero jugosas
cantidades para el soborno. Las grandes, es decir las que se ventilan en los altos niveles burocrticos, no se llaman as; adoptan las
ms variadas formas, tienen el rasgo comn de su aparente lionestidad consagrada por la costun~brey disimuladora del robo, el
peculado y la venalidad bajo nombres oficiales sinnimos : "concesiones", "contratos", "igualas", "subsidios". . .
En el monstruoso y laberntico engranaje administrativo estatal, cada secretara o departamento de estado cuida de sus propios
intereses, sin importarle un comino lo que hagan, piensen o cmo
funcionen las otras secretaras. Todas por este mecanismo se convierten en seinifortalezas, de tal manera que cuando alguna des-
EL MILAGRO MEXICANO
La repeticin de estos hechos, la marginacin del pueblo paralela a ellos, apuntala la continuidad de los ltimos regmenes, y
de todo ello deriva la cacareada estabilidad poltica y econmica
del pueblo, de que se ufanan la burguesa despilfarradora y el
gobierno, verdaderos beneficiarios del progreso de unos pocos a
costa de la pobreza de las mayoras.
La mordida es producto de las trabas y dilaciones entre otras
causas y todo indica que las medidas dictadas por los tcnicos
en administracin tienden a encallejonar hacia ella, aparte del
designio oculto de conducir al "seor secretario" a la presidencia.
En efecto, desde el acuerdo de un secretario hasta su aplicacin
en la prctica el tiempo transcurrido suele ser de aos, y si esto
se multiplica diariamente se forma una maraa imposible de desenredar. Sus resultados, como es de suponerse, son catastrficos
desde todos puntos de vista, a menos que el interesado se decida,
como es lo habitual y comn y corriente, a deambular por los
rgidos canales ya establecidos e iniciar el largo camino de triquiuelas, trinquetes, sobornos, cohechos, amenazas y hasta asesinatos, segn el caso. Sin embargo, nada es insalvable y todo tiene su
precio. Lo ms grave del asunto es, empero, que el pueblo de Mxico totalmente indefenso, sin influencias ni dinero, es quien al
fin y al cabo paga los platos rotos. Los de abajo tienen que aceptar mordida y acatar las reglas de convivencia.
Un diario realiz recientemente una entrevista entre 1 600 choferes acerca de las violaciones al reglamento de Trnsito. Todos
declararon: "las carreras, la circulacin en doble fila, las paradas
en lugares prohibidos, las cometemos concientemente, pero empujados por el hambre y la necesidad de dar de comer a nuestros
hijos. Los salarios que cobramos son bajos y a destajo". Se sabe
de las pinges utilidades que deja a los propietarios de automviles llamados "flotilleros", explotar a los choferes, y lo que hay
que pagar a la oficina de Trnsito por obtener unas placas de
autos de alquiler que a la postre cuestan al chofer explotado.
Las disposiciones fiscales son prcticamente letra muerta frente
a la gigantesca institucin del contrabando. En efecto, las disposiciones legales tienen extrema y fra rigidez con las infelices gentes que pasan alguna insignificante mercanca de uso personal,
y los que hacen contrabando en pequea escala, llamados "fayuqueros". Los grandes contrabandistas, que disponen incluso de
campos de aterriza,je y de aviones particulares, jams son moles-
111
EL MILAGRO MEXICANO
Binonzio oficial: opulencia de pocos.
indigencia de los ms.
113
EL MILAGRO MEXICAIVO
ms escandalosos e impunes en detrimento de los infelices que,
atrados por una publicidad artificiosa y mal intencionada, invierten sus ahorros con la esperanza de poseer un hogar que los libere
de las garras del casero.
A medida que un personaje se eleva en la escala econmica,
sus escrpulos van siendo menores, tanto como ms menguados sus principios ticos y morales. Los conceptos de honestidad,
honradez y moral, adquieren nuevos contornos, ms borrosos perfiles, que se esfuman definitivamente por la presin de la clase
de la que forman parte y a la que sirven. En este contexto, la
burocracia "revolucionaria" en el poder, unida slidamente a la oligarqua, de manera de formar una sola estructura social, crea los
monopolios y empresas bancarias, comerciales e industriales, que
acumulan gigantescas sumas de dinero a expensas de las empobrecidas masas del pueblo mexicano. Sobra afirmar que mucho menos de un milln de mexicanos millonarios pesan sobre los hombros de 50 millones de sus compatriotas.
Las esquelas mortuorias que publica la prensa son un ndice
de la creciente concentracin de la riqueza en unas cuantas manos.
Cuando fallece un magnate -1tamilltoniano o de 1a.iniciativa privada- pginas enteras informal1 en vanidosa ostentacin posmortem de la gran cantidad de empresas en que participaba el
finado. Y todo ello sin bice de que en alguna furtiva esquela se
hable de las virtudes revolucionarias o de honradez del magnate
que pas a mejor vida.
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EL MILAGRO MEXICANO
vimientos revolucionarios, no est histricamente en condiciones de cumplir con la direccin poltica de una lucha genuinamente revolucionaria. . . En todo caso son la mscara
de los partidos reformista en virtud de sus intereses con el
imperiali~mo.~
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11. ALIMENTACIN Y SALUD
"Hemos comido palos de colorn, hemos masticado grama salitrosa, piedras de adobe, lagartijas, ratones,
tierra en polvo, gusanos. . ."
Cantares mexicanos.
Si se entiende la salud de acuerdo con la Organizacin Mundial de la Salud, como un estado completo de bienestar fsico,
mental, social y no solamente como la ausencia de enfermedad o
de invalidez y si, adems, se tiene presente la Declaracin Universal de los Derechos del Hombre que proclama: "Toda persona
tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure as
como a su familia, la salud, el bienestar y en especial la alimentacin, el vestido, la vivienda.. .", se comprendern fcilmente
las premisas y las bases econmicosociales que dan sustentacin a
una doctrina de esta amplia naturaleza.
Es imposible, cuando esos conceptos toman en cuenta a la
comunidad como un todo, circunscribir el criterio de salud a su
connotacin exclusivamente mdica. Para llegar a la realizaci~i
plena de la salud pbTica es indispensable abordar el problema
desde todos los ngulos, a travs de esfuerzos coordinados, bien
trabados y convergentes simultneamente y en forma equilibrada
a la elevacin del nivel de vida de los individuos. En estas condiciones se llega al convencimiento de que la mejor inversin que
se puede hacer es la de conservar la salud del individuo y de la
comunidad, a travks de los varios mecanisn~osde que hemos hablado.
Un lema muy difundido y socorrido como frmula, es el de
que "la salud del pueblo, es la suprema ley". Pero su insistente
inobservancia lo ha hecho perder sentido, por lo que ha pasado
a ser uno de esos pilares de la demagogia y la retrica oficiales,
con base en la inexistente justicia social.
Mltiples y muy complejas causas, derivadas de la realidad
poltica, social y econmica de nuestro pas, determinan que ni en
el aspecto asistencial, ni en el sanitario de la salud pblica, y
menos an en el de promocin social, se haya logrado la continuidad deseada, ni la efectividad que exigen y necesitan en forma
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tremenda realidad permite asegurar, que no podr haber en nuestro pas una mejora real del nivel promedio de vida de sus
habitantes, sin un cambio radical de la estructura que permita
correlativamente la transformacin social, poltica y cultural de
el conjunto nacional y a la vez posibilite la solucin del problema del campo. Resulta de poca o ninguna eficiencia levantar un
centro de salud, construido a costa de grandes gastos, en medio
de extensas zonas cuyos habitantes salen obligadamente a las orillas de las carreteras para subsistir de las ddivas de turistas y
en lugares en que para llegar al centro de salud se tienen que
caminar muchos kilmetros, y no existen caminos vecinales o son
en verdad impracticables.
Creer que Mxico llega, como lo pregona la clase acomodada
y en el poder, hasta donde llega el automvil, es uno de los errores ms comunes. De ah la explicacin de las lujosas carreteras
con fines tursticos, con las que, algunos de nuestros gobernantes,
dicen justificar su actividad gubernamental.
Desgraciadamente nuestro pas contina siendo una nacin de
desnutridos. Sesenta aos transcurridos desde el inicio de la revolucin no han sido suficientes para elevar la alimentacin global
promedio del pueblo a niveles mnimos: los exigidos por las necesidades del organismo humano.
Esta situacin crnicamente sostenida por siglos ha creado lo
que un mdico mexicano, Francisco de P. Miranda, design con
el nombre de hipoproteinosis. Se trata de una adaptacin gradual
del organismo a aportes nutritivos deficientes o insuficientes que
no satisfacen los requerimientos de un organismo en actividad normal, con el consiguiente deterioro en las caractersticas fsicas y
mentales de las personas. No hay duda de que la lentitud y el
retardo en el aprendizaje acusada por los nios campesinos o hijos
de obreros (naturalmente no de los lderes charros), no es en
esencia sino una de las manifestaciones del "hambre crnica"
padecida por el mexicano.
El consumo de alimentos en las ciudades importantes es aproximadamente el doble o ms, del que corresponde a la poblacin
rural. El dficit global de alimentacin del pueblo, en su conjunto, es en promedio del 25%. Si se consideran estos datos en relacin con las minoras ricamente alimentadas, permiten afirmar
que estos dficit ascienden a cifras que catalogan a grandes masas del campesinado mexicano entre los seres ms pobres de la
tierra y no slo porque la alimentacin sea escasa, sino porque es
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pertenecen a la fuerza econmicamente activa, o son trabajadores cuya jornada de labor es poco fructfera y si sobresalen en ella es a costa de su propia vida. En todas las fuentes de trabajo su contribucin intelectual o fsica est
amenazada por las mismas causas. L a desnutricin provoca
varias enfermedades que tambin afectan a la economa
nacional, dado que los enfermos en su gran mayora, pertenecientes a las clases humildes y media recurren a los beneficios asistenciales que el estado o los particulares les proporcionan, lo que ocasiona fuertes gastos y la prdida de un
que debera dedicarse al aumentiempo -por ausentismto de la productividad nacional.=
Y lo peor es que Mxico necesita para su desarrollo econmic o como para "fines de una mayor produccin de alimentos.. .
elevar el porcentaje de la poblacin econmicamente activa. . ."
'(por lo que) "no es aconsejable restringir este incremento [el
demogrfico] por razones de la naturaleza y porque Mxico necesita mayor nmero de personas que lo ayuden hasta alcanzar
sus metas ideolgica^".^ Sin embargo, apenas un tercio de la poblacin activa de Mxico es productivo. Se dice con frecuencia
q u e el 33% de la poblacin es econmicamente activo; pero no
se dice que en esa cifra se comprende un alto porcentaje de mexicanos no productivos. Elevar el porcentaje productivo -y an
e l total de la poblacin activa- hasta un 41% no es imposible;
se puede absorber la poblacin creciente en muchas otras actividades. Pero esto no dentro del marco actual, sino dentro de una
poltica de desarrollo completamente diferente, autnoma y con
vistas revolucionarias a la mejora del pueblo.
El doctor Salvador Zubirn dice:
Puede estimarse que el ms grave problema que afecta a
nuestro pas, y el mayor obstculo para su desarrollo, es la
insuficiente alimentacin de la mayor parte de la poblacin
rural, por las graves repercusiones que acarrea en su constitucin fsica y mental.8
6
Ibid.
8 Salvador Zubirn, "Aspectos FundamentaIes de Ia Nutricin en Mxico". Gaceta Mdica de Mkxico, vol. 99, nm. 12, dic. 1969, p. 1091.
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resulta trgico observar que pases como Mxico exportan los que
el pueblo necesita pero no puede consumir por falta de poder de
compra.
La produccin nacional de alimentos, adems, ha sido siempre
notoriamente insuficiente, y no deja de llamar la atencin que
cuando los voceros oficiales dicen que en algunos renglones los
materiales nutritivos como el maz se producen en cantidad suficiente para cubrir las necesidades de nuestro pobre mercado interno, se publique en los peridicos con grandes titulares que, con
motivo de la huelga de estibadores habida en das pasados en
Veracruz, cuatro de los barcos afectados por el paro estaban totalmente cargados con miles de toneladas de maz importado para
cubrir algunas de las necesidades del Distrito Federal.
Incluso con sus deficiencias, tanto cuantitativas como cualitativas, el costo de la dieta familiar es superior al ingreso de la
mayora de los mexicanos, lo que agudiza la situacin de grandes
sectores, ms an si se toma en cuenta la escasa asistencia tcnica
que recibe el campo mexicano. De 350 mil especies conocidas de
plantas alimenticias, segn una noticia, slo se cultivan 600. El
mar, que ocupa el 75% de la superficie terrestre, proporciona
el lyo de la alimentacin que consume el mundo. El aprovechamiento primitivo, irracional y emprico de alrededor de 10 000
km. de nuestros litorales constituye un abandono increble de
nuestro gobierno, tanto ms trascendente e importante, cuanto
que su correcto aprovechamiento dara una fuente inagotable
de riqueza, especialn~enteen lo concerniente a la alimentacin del
pueblo. Como muestra, recurdese lo que recientemente afirmara
el secretario de Marina: que setenta y tantos puertos no pueden
ser utilizados por carecer de las necesarias instalaciones.
Resulta entonces evidente que un pas como el nuestro, que
despus de vivir bajo los regmenes de la revolucin, al cabo de
60 aos solamente ha logrado, de acuerdo con los datos estadsticos disponibles, que de 28 a 32% de la poblacin sea econmicamente activa, aunque corno ya vimos no toda esta cifra sea de
productivos, exige como necesidad impostergable, una revisin a
fondo y total de la organizacin econmicosocial.
Personas que forman parte de la direccin poltica, a quienes
no se puede imputar extremismos como el licenciado Javier
Rojo Gmez y el doctor Gustavo Baz, han expresado pblicamente y en forma categrica: el primero, "el olvido en que se ha
mantenido al campesino", y el segundo su sorpresa al llegar como
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"Cuando tropieza con algo que mejora la suerte de quienes estn debajo de l, lo primero que manifiesta
el administrador omnipotente es un
reflejo antifundamental".
Eldridge Cleaver, A l m a encadenada
En materia hospitalaria la situacin no es mejor que en cuestiones de salud. Los mdicos que trabajamos en la Secretara de
Salubridad y Asistencia tenemos muchos aos de ser espectadores,
generalmente pasivos, de la poltica asistencia1 de los ltimos gobiernos, cuyos voceros oficiales han hecho declaraciones muy firmes y muy sinceras en apariencia, retricas en verdad, acerca de
los propsitos de mejorar al mximo las condiciones asistenciales
existentes. Claro que terminan siempre dejndose la puerta abierta
con la frase de que la mejora tendr que hacerse "de acuerdo
con las posibilidades presupuestales". Esas posibilidades son la base
sobre la que se proyectan las inversiones en materia de hospitales, y las partidas correspondientes siempre han ocupado un plano
secundario en los presupuestos globales de la Federacin, asignndoles sumas que pareceran ridculas y risibles, si no fueran trgica puerta de la disculpa bien amplia, que permite la frase
oficial hiriente e irnica, de que "la salud del pueblo es la suprema ley".
La falla no estriba nicamente en la insignificancia econmica
que se da a la tarea de recuperacin de la salud, sino a la carencia de una poltica bien orientada y planificada, que no sea simplemente para cubrir las apariencias asistenciales de un sexenio
y "el que venga atrs que arree". A la penuria se aade el rasgo
comn caracterstico de toda administracin oficial de gastar el
dinero en obras materiales suntuarias, descuidando totalmente la
inversin en aquello que no se ve y es til socialmente, pero que
no puede ostentarse con alarde. Segn las declaraciones oficiales,
en ~fecto,no se dispone de dinero suficiente para equipo, ni para
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ces indefinidamente o se tienen que repartir "a clialeco" en las
instituciones, y cuando se pregunta por qu se compraron y quin
las orden el denso misterio enreda al curioso en un laberinto del
que no sale janis, como no sea despedido de la institucin.
En este largo encadenamiento de hechos irregulares se csfuman los lmites dc la responsabilidad. Las autoridades superiores
de la Secretara culpan a las de los hospitales; las autoridades del
hospital acusan a las de la Secretara de no corregir esas serias
fallas. Lo grave es que, visto el problema desde distintos ngulos,
ambas partes tienen razn, en la medida en que en muchas de
estas fallas intervienen los lderes sindicales, cuyos intereses fundamentales han sido no la proteccin de sus agremiados contra
los abusos del poder, sino al contrario, la sumisin con fines polticos para utilizar a los sindicalizados con propsitos personales
o como instrumentos dc autoridades superiores. El resultado: cuando algunos trabajadores cometen faltas tan gravcs que han ameritado la accin penal y aun juicios penales, las triquiuelas de
los ldercs aunadas a las de tipo judicial conducen no slo a la
libertad del delincuente, sino a acusar de difamacin a quienes
denuncian las faltas y para las que hay rpidas sanciones por calumnias a un trabajador.
Como consecuencia inevitable de esos hechos lia surgido y crecido en forma lenta pero progresiva, "el ausentismo" de trabajadores y profesionistas que alcanza proporciones considerables (alrededor de 30 a 40%). Esta merina cotidiana, mantenida directa
o indirectamente por todas las argucias de tipo sindical y legal,
trae consecuencias funestas para las instituciones hospitalarias. En
efecto, los turnos de enfermera de la tarde y la noche, por lo
menos en el Hospital General de la s s ~ ,se quedan muy a menudo sin cubrir pernlaneciendo los enfermos durante un lapso
muy importante, como es la noche, sin auxiliares mdicos indispensables. Para completar este cuadro total de relajamiento e
irresponsabilidad surge poderoso el hurto y el robo, que cometidos
en mil formas por afanadoras, empleados administrativos, enfermeras y mdicos, adquiere grandes proporciones lo que grava ms
an la situacin de los enfermos.
Probablemente el Hospital General sea la nica institucin de
la Repblica, que goza del triste privilegio de que sus mdicos
residentes - q u e deben vivir en el hospital y que despus del movimiento mdico disponen de un magnfico edificio y sueldos
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IV. LA VIVIENDiZ.
" . . . l a miseria es para los alqriileres
una fuente ms copiosa que las minas de Potos para Espaa".
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"
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de la UNAM gigantesco estacionamiento, son elocuente y lujoso ndice del carcter clasista de la Universidad.
Recientemente ha salido a la superficie el caso de la Facultad
de Derecho, varios de cuyos ms prestigiados maestros han coincidido en opinar sobre el grado tan bajo en lo moral, lo acadmico
y la docencia al que ha llegado la otrora prestigiada institucin.
Esa opinin se resume cuando se dice que "el caso de Leyes es de
ministerio pblico".
Error sera sin embargo creer que este es el nico foco de corrupcin docente. En efecto a poco que se rasque el bao electroltico de academismo que cubre a la UXAM, se encontrar una
realidad semejante en las dems escuelas y facultades. Bastara
para apoyar esta aseveracin recordar el caso de las preparatorias
cuya realidad y compleja maraa asombrara por lo corrompido
incluso al ms lego sector de la opinin pblica.
Sin embargo el error bsico que se comete, es creer que la
Universidad debe ser el centro de donde irradien y surjan los
caminos y los medios por donde ha de discurrir y actuar la comunidad a la que sirven. L a realidad es que la UNAM, no es, no h a
sido ni ser, dentro de las actuales condiciones socioeconmicas
reinantes, sino un reflejo de ellas, de tal forma que constituye
as un crisol donde se concentran y agudizan los tremendos y contradictorios intereses de nuestra sociedad en todos sus niveles.
Por todo ello, las recin propuestas reformas a la mxima casa
d e estudios no son sino parches y cataplasmas que nada remedian.
En nuestra actual situacin para construir hay que destruir: as
vemos que a nadie le parecera extrao que si una carreta se
atasc no es azotando las mulas como sale ms adelante; se necesita primero descargar el carro y luego sacarlo. Esto mismo debern tener en cuenta los dirigentes de nuestra poltica educativa.
Para desatascar, borrn y cuenta nueva. Nuevas bases, nuevas
orientaciones, nuevos mtodos hacia metas nuevas justamente con
la desaparicin del carcter clasista de nuestros centros de educacin superior.
En la actualidad, el sistema de escuelas particulares es un
excelente negocio y de tan permanente y luminoso futuro en virtud de las garantas oficiales de que goza, como una funeraria,
un panten o un templo.
Con frecuencia la Secretara de EducaciGn siibvenciona -refutando su aseveracibn de que no posee recursos- algunas de
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estas escuelas particulares, sobre todo cuando pertenecen a funcionarios o a sus parientes.
En dramtico contraste la educacin oficial, desarticulada, sin
plan coherente, anodina y mediocre, va no slo a la zaga de los
acontecimientos, la didctica y la ciencia sino que reduce su accin a proporcionar la retrica hueca y falsa sobre los hroes, el
civismo y la historia del pas.
1.a tercera dcada de este siglo contempl los nicos esfuerzos
serios y de genuina inspiracin popular del sistema educativo en
Msico. Fueron aios heroicos. A esa efmera etapa estn indisolublemente unidos en la educacin rural los nombres de Rafael
Ramrez, Enrique Corona, Aureliano Esquivel, Luis Villarreal,
Jos Guadalupe Njera y otros; en la urbana los de Moiss Senz,
Leopoldo Kiel, Alfredo Uruchurtu, Ricardo Pichardo, Lauro
Aguirre, Toribio Velasco y varios ms.
En esa etapa, con muchos menos recursos que los que ahora
se despilfarran, hubo que improvisar con suficiente dosis de ingenio para sacar todo de la nada. No se pretendi que aprender
apenas a leer y escribir resolviese el problema. Esto es un analfabetismo funcional y de hecho constitua en todo caso un factor
ms de sojuz&amiento en manos de los terratenientes. Lo fundamental era crear conciencia de clase, hacer a los campesinos concientcs de su fuerza social, de los propsitos, metas y rasgos comunes que los unan, as como partcipes efectivos en la marcha de
la vida comunal. En una palabra, la comunidad era la escuela y
la pr5ctica de sta resida en la educacin de la colilunidad.
Pocas gentes difieren en la apreciacin de que el gran viraje
en materia de educacin, como en nluchos otros aspectos polticos,
se inicia con el gobierno del presidente Avila Carnacho, cuyo secretario de Educacin despoja a la enseanza del aliento revolucionario. Una vez que con ftiles pretextos de tipo acadmico se
la despoj de ese carcter, no qued sino una supuesta armazn
tcnica que la pona en plan de inferioridad y la alejaba de las
necesidades de la mayora.
El nico secretario de Educacin, con un criterio avanzado y
revolucionario, fue Narciso Bassols, quien imprimi al esfuerzo
educativo una orientacin tan delinida y progresista, tan avanzada, que de inmediato choc con un ambiente ya totalmente volcado hacia el liberalismo trasnochado y obsoleto. L a grande y
la ~ c q u e aburguesa lo combatieron por eso. Su gestin fue una
EL MILAGRO MEXICANO
lucha constante y sin cuartel, en la que no cej un pice hasta
que cay abandonado por la sedicente "familia revolucionaria" ya
para entonces crecienteinente identificada con la burguesa, conio
caen los giandes lucliadores: cn la trinchera misma de la lucha
ideolgica.
En un ambiente en que la gelatina del oportunismo poltico
constitua el adecuado terreno para escapar y evadir los problemas, la tesis central de Bassols: no ceder un pice en los principios y no negociar nunca con ellos -antagnica de la grata a la
Iamilia revolucionaria cn el poder-,
hizo imposible la continuidad de Bassols al frente de la secretara de Educacin, frustrndose as el propsito de dar a Mdxico un sistema educativo slido
y de carcter revolucionario.
Los gobiernos aducen que sumas crecientes del presupuesto sc
invierten en el ramo educativo. Pero silencian que proporcionalmente al producto nacional esas sumas, en comparacin con las
de otros pases, son insignificantes, que el analfabetismo absoluto
crece casi al parejo del crecimiento demogrfico por lo que millones de nios se quedan sin escuela, y sobre todo que la escuela
- d e s d e cI jardn de nios hasta su cspide- refleja la injusta
estructura econmicosocial y es un opaco espejo oratorio, verbalista y falaz de la ideologa de la clase en el poder o en el mejor
de los casos la surtidora de cuadros tcnicos deficentemente capacitados y sujetos a la explotacin de la burguesa.
El niriero de escolares que terrriinan la primaria es ms corto
todava a causa de la desercin. Ms escaso an el que llega a
secundaria y preparatoria, no obstante que las escuelas de estos
ciclos son insuficientes para la cantidad de aspirantes. Por ltimo,
la cifra de estudiantes con acceso a los centros de educacin superior es ridculamente pequea, y an as est muy por arriba
de la capacidad de absorcin de este nivel educacional.
Estos hechos traen como desastrosa consecuencia la sobrecarga
de las escuelas, con la consiguiente inadecuacin de los recursos
a las necesidades, lo que implica mayor pobreza, improvisacin de
profesores, incompetencia, falta de dilogo y de relaciones directas entre profesor y alumno, con el trgico escassimo rendirniento en el aspecto tcnico.
La conjuncin de todos estos factores desemboca en grandes
deficiencias y niveles altos de ignorancia, a causa de la casi nula
preparacin de los estudiantes. U n porcentaje importante de stos
obtiene sus ttulos sin alcanzar siquiera los unibrales de cnnoci-
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que la des-
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esperacin no sabe esperar pero no hay frmula mgica. Ya
no somos primates y no podemos cambiar por obra de la evolucin sino de la Educacin. El remedio no vendr, definitivo, sino cuando aprendamos a vivir en la autenticidad y no
en la ficcin. Cuando el que ensea y educa empiece a vivir
l mismo la leccin que imparte; cuando el que se rebela
contra el mal de afuera y grita su indignacin, no sea el primero en saltar al odiado carro de los privilegiados y acomodarse traidoramente en l, renegando de sus convicciones;
cuando admitamos todos, los que ensean y los que aprenden, los satisfechos y los rebeldes, que la vida social no habr
de limpiarse y no cobrar su rumbo hacia la dignidad y lo
que ella implica, sino cuando todos ajustemos la nuestra a las
normas de honestidad sencilla, de afn generoso de servir a
los dems, de congruencia entre lo que se piensa y lo que se
hace, sin mistificaciones ni mimetismo. Porque lo que no sea
esto, seguir siendo retrica, siendo engao, cuando no delito
contra el hombre.
VI. EL CAMPO
"Hombres, ante todo: los mismos
huesos, la misma sangre, la misma
carne, y los mismos nervios que nosotros".
Mximo Gorki
El problema secular de Mxico ha sido y es el campo. A partir de la conquista se fue configurando el latifundismo, fuente
inagotable de problemas, muchos de los cuales debido a su crecimiento, y a que han adoptado particulares matices en formas de
expresin, han adquirido carta de autonoma por lo que sus relaciones de causalidad con el latifundismo no son aparentes.
Los frailes misioneros como Las Casas y Vasco de Quiroga y
aun jerarcas eclesisticos muy conservadores como el obispo Abad
y Queipo, fueron concientes del problema. Los precursores e iniciadores de la independencia, con Hidalgo a la cabeza y poste-
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pular ni libertad". Si esta inconmovible verdad se hiciese en la
actualidad bandera de un rriovimiento genuinamente revolucionario, sus sostenedores iran a parar, con menos de la mitad de lo
que dijo el catlico Arriaga, a la penitenciara por rojillos, subversivos, por servir intereses ajenos y, sobre todo, por importar
ideas exticas, cuando las autctonas nuestras tienen que darnos
una fisonoma "especial", seguramente la bien deplorable que actualmente tiene MCixico.
Con base en la reforma agraria, se han repartido millones de
hectreas y hasta, segn el decir de los voceros oficiales, ya no
hay tierras que repartir. Sin duda la creacin del ejido ha aligerado la situacin de miles de campesinos. Sin embargo, los hechos
negativos actuantes han sido y son tan poderosos, que han fracasado, cuando no nulificado, este intento sincero inicial de la liberacin del campesino. Las fallas son de naturaleza diversa, unas
de tipo doctrinario y otras de tipo prctico.
Es evidente que el mero hecho de entregar una parcela al
campesino y abandonarlo a su suerte adems de hacerlo objeto
de exacciones, fraudes y engaos, torna ms trgica la situacin.
Otras fallas son de tipo administrativo y consisten en el largo y
complejo engranaje a que tienen que sujetarse los campesinos,
para que se les haga llegar la ayuda que necesitan y merecen. Pero
acaso el obstculo reciente ms grande a la reforma agraria es
la revisin del artculo 27 de la Constitucin. Se supona que ese
articulo era la base jurdica para abordar el problema de la tierra, pero la modificacin de que le hizo objeto el presidente Alemn lo convirti en letra muerta y ha propiciado una nueva
concentracin de la tierra en pocas manos: las de los sectores conservadores. stos, por lo dems, ya haban iniciado su floreciente
desarrollo durante el rgimen de Manuel Avila Camacho. Aquella
enmienda no slo fren el reparto de tierras, sino que propici e
impuls el moderno latifundio.
L a simple reparticin de tierras no poda satisfacer a la masa
campesina, brazo armado de la revolucin. Al agotarse rpidamente las tierras laborables por repartir, se inici un doble juego consistente en repartir tierras semidesrticas y an desrticas, no
productivas. Se iniciaron las grandes y costosas obras de riego que
hicieron utilizables grandes extensiones de tierra que se supuso
abriran un nuevo panorama a la gente del campo, pero result
que el reparto de esas tierras, "abiertas al cultivo por la revolucin", se hizo entre personas ajenas al campo, principalmente en-
EL MILAGKO MEXICANO
Los agentes y gerentes regionales, los delegados agrarios y cornisarios ejidales hacen an ms vicioso y venal el sistema. Y a
todo eso se agregan las grandes empresas algodoneras, o vendedoras de maquinaria agrcola e industrial, las grandes compaas
acaparadoras de se~nillas, insecticidas, fertilizantes y los grandes
intermediarios como la Anderson Claytm and Co., que se confabulan para, dentro de la corrupcin ms escandalosa, esquilmar
al campesino como en Fuenteovejuna: todos a una.
Los comisarios ejidalcs son eslabones fundamentales de esta
gigantesca cadena de corrupcin y bien controlada desorganizacin dirigida por autoridades agrarias, federales y estatales.
Los comisarios, como los agentes de bancos ejidales y otros funcionarios corronlpen a su vez al campesino que, entre no recibir
nada o acrptar prstamos recortados hasta' lo ridculo, aceptan
este hecho. Y todo e1 engranaje sirve para mantener una clase
campesina enajenada, explotada, atomizada e indefensa por temor
que muchas veces se induce con bayonetas y no slo mediante coacciones econmicas, para entregar el grueso de la asistencia a las
"espontneas y grnuinas" manifestaciones de acarreados, que enloquecen de entusiasmo en los mtines polticos, desde los de giras
presidenciales hasta los de campaas de muncipes, diputados o
regidores.
En una reunin de lderes de segundo orden en las oficinas del
partido oficial, para suinar la contribucin de cada uno de ellos
a una manifestacin del candidato en turno, se disputaba acerca
de la magnitud de sus respectivas aportaciones. Uno bastante humilde dijo: "Yo contribu con un nmero equis de convencidos
espontneos, y no pude allegar ms voluntarios porque se me acabaron las reatas. . ."
Tambin se ha constituido una burguesa ejidal acomodada,
la cual, de acuerdo con su ideologa oportunista, dcil y servil,
acta con mano frrea y despiadada en sus respectivas regiones.
En la parte alta del sistema no es de extraar que una mayora
de funcionarios encargados de problemas agrarios y agrcolas, sean
millonarios y gocen de particular consideracin en las filas oficiales, donde, esto s es una realidad, constituyen la clase predilecta
del rgimen por sus servicios de controladores y mediatizadores
del descontento de los campesinos.
Las grandes zonas ridas y desrticas de nuestro pas, que aperias producen con trabajo ruin y mal pagado candelilla y lecliuguilla, cosechan en cambio millonarios, como algunos exdirecto-
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EL MILAGRO MEXICANO
que es creadora y por eso es permanente. Creemos en las libertades colectivas, la primera de las cuales es el derecho de
todo pueblo a determinar libremente su propio gobierno.
Mxico es un pas todava pobre, pero de su esfuerzo, de la
conjugacin del esfuerzo de todos los mexicanos, ha de transformarse en un pas donde reine la abundancia. S que nada
h a de superarse ni tendr resultados, si lo que decimos y
proponemos no es llevado a cabo.
VII. LA C.\MPhR:\
".
. .Si se piensa que puede manejarse un pas sin que el pueblo interfiera; si se piensa que el pueblo
estorba el proceso con su mera presencia, bien porque lo frene o porque su natural ignorancia lo sabotee,
es preciso no vacilar: el pueblo debe
permanecer al margen".
Frantz Fanon
Las campaas presidenciales son una nueva carga para el pueblo. Como lo examina en este libro Jorge Carrin, salta a la vista
el derroche de dinero que se hace durante las llamadas campaas
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electorales para presidente de la Repblica, pese a que nadie ignora el resultado de esas giras ulteriores al nombramiento propiamente dicho del sucesor.
El nmero de reuniones nacionales es un maratn de ponencias que llegan a decenas de miles. La poca profundidad de los
estudios y el desconocimiento de los problemas, se oculta en el
enorme deseo de los ponentes de que el candidato los vea y escuche, primeramente, y despus los felicite y abrace. En estas reuniones, que duran hasta 15 horas impregnadas de tedio, la mayora de
los asistentes - q u e nada tienen que ver con los problemas ni les
interesan-- cabecean y aun duermen. Hay algunas reuniones que
por sus caractersticas llamaron la atencin. Me refiero a la efectuada en la ciudad de Pachuca en la cual se exhibieron datos rcales, pero absolutamente antagnicos de los ofrecidos en declaraciones del mundo oficial, respecto a muchos problemas sanitariosasistenciales. La mayora de los invitados por la oficina del PRI
encargada del asunto, que fueron algunos centenares, se sintieron
personajes de honor y pensaron que iban a estar a uno o dos asientos de distancia del candidato. Grande fue la decepcin cuando
estos "invitados de honor" vieron que no tenan lugar en el estrado sino en la sala comn. Empezaron los empujones. U n providencial apagn de luz favoreci a muchos distinguidos universitarios que de la sptima y octava filas a las que acaso sus codazos
los haban llevado, aparecieron como por magia en segunda y
primera filas, despus de tirar los tarjetones con los nombres de
las personas que deban ocuparlas.
Se presentaron, entre varios miles de ponencias, algunas que
proponan la creacin de distintos tipos de bancos, para esto,
aquello o lo de ms all. Slo falt que alguien propusiera la
creacin de un banco de hmenes para restaar virginidades; al
fin y al cabo es una forma de trasplante, y aunque aqu el problema sera ms difcil que el de conseguir corazones, no cabe duda
que sera un banco con ideas ms que modernas.
El licenciado Echeverra ha hecho declaraciones sensatas y
apegadas a la realidad, como aquella en que critic acremente el
oportunismo de algunos jvenes y de universitarios, quienes censuran duramente al gobierno y a sus mtodos, pero se acomodan
rpidamente y con carnalenica habilidad a la nueva situacin.
Pero son justamente muchas de las personas que forman parte de
las comitivas organizadas por el PRI quienes gozan de esta particular habilidad oportunista y de reacomodo. A este respecto es
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EL h i I L A G l i 0 MEXICAKO
EL MILAGKO MEXICANO
visto bueno del PRI llega pobre, y salga de empresario. i Q u respeto puede tener por esa gente?" Pero esas declaraciones de amor
a los pobres no impiden que los enriquecidos gracias al PRI sean
incontables.
Otra carcterstica no por menos aparente, de menos significacin, la integran constantes alusiones, unas en forma sorda y velada y otras abiertas y francas, al peligro del comunismo. Un gmpo importante de la oligarqua ha convertido la induccin del
miedo a esta doctrina filosfica, en un negocio con brillantes perspectivas de explotacin rodeada de sensacionalismo. Polticamente
el negocio da buen rdito a corto plazo.
Los "jilgueros" del rgimen insisten en reiterar y agrandar el
progreso del pas, exhibiendo con todo lujo de detalles en qu
consiste; pero soslayan el incremento ms grande an: el de la miseria. En las zonas ridas de nuestro pas se ha venido realizando
prcticamente un genocidio, que no por silencioso deja de ser socialmente perceptible y denigrante. Mientras tanto los capitalistas
nutren sus cuantiosas fortunas y derrochan ostentosamente las riquezas que los humildes han producido. Eso es progreso; la miseria silenciosa y el genocidio tcito es estabilidad.
Si no a los ojos del PRI s a los de los ciudadanos que piensan, el campesino sigue sumido en el analfabetismo, es un ser resignado al que han tratado nicamente de ensear a obedecer;
vive en el desamparo, y no tiene perspectiva dentro del sistema
actual. A pesar de todo, lo nico que no se le ha podido arrancar
es la dignidad que les permite mantener una actitud levantada de
que carecen sus explotadores.
El licenciado Echeverra, en plticas con estudiantes, ha dicho
que los revolucionarios impreparados son contrarrevolucionarios.
Verdad indiscutible. El PRI no ha dejado de repetir las palabras
de su candidato. Pero i q u pasara si se escarbara en la vida de
la mayora de militantes de ese partido y se indagara acerca de lo
que significa ser revolucionario, y entregarse apasionada y desinteresadamente al pueblo?
Los diputados y senadores que no conocen siquiera sus distritos
y mucho menos representan al pueblo en su conjunto o a las entidades, ison los revolucionarios preparados de que se enorgullece
el PRI?
La mayora de los pregoneros de la vigencia de la revolucin,
se cobijan bajo una cmoda actitud que es, por otro lado, caracterstica bastante generalizada del mexicano: la que se refiere a
li
!
1
En pie, durante 18 horas, LE escuch a 600 ejiatarios plantearle 300 problemas. Y la Caja de Pandora sigue abierta.
160
EL MILAGRO -MEXICANO
161
EL MILAGRO MEXICANO
p r a d o . El pblico forneo ignora, naturalmente, que en el penltimo hospital no quedan sino paredes, polvo y huellas de un
rpido y precipitado cambio de escenografa para continua1 la
farsa del progreso social y econmico.
Hemos visto que muy pocos funcionarios honestos han tenido
cabida en esta estructuracin, y que si por alguna circunstancia
han podido actuar en ella deberi salir rpidamente. Hay si11 enibargo un grupo intermedio, cuya honestidad nadie podra ponel
en duda, pero cuya debilidad consiste en peimitir la corrupcin
administrativa. Lo que 110 deja de delatar el signo de una corrupcin pasiva ya sea por omisin o bien por impotencia.
El licenciado Eduardo Botas, en una opinin publicada eii ci
nmero 2 de la re\ ista l'robkmas dcl Desarrollo, dice: "De acuerdo con Bettelheim, el desarrollo es un proceso social comp1.jo.
que comprende no slo las relaciones econmicas y sociales, sino
tambin tcnicas, poltiras, tulturales e ideolgicas". Para Fciriando Cainlona :
Si el desarrollo se idciitifica coi1 un proceso de avance hacia
la independencia econmica nacional y hacia el bienestar
de las lilayoras, entoiices lo que hernos tenido durante las
ltimas tres dkcadas, periodo en el que se ha agudizado la
dependrncia estructural, y mantenido o aun agravado la de:igualdad social, no ~ ~ o d r considerarse
a
como un vercladero
desarr 0110.
:Qu duda cabe que cl subdesarrollo es una ineludible consecuencia del colonialismo y del imperialismo?
El socialismo es el nico sistema que ha deniostrado estai cn
condiciones de corresponder a las crecientes exigencias de las grandes masas proletarias de los paaes, y el nico que conduce a la
soluciGn de los grandes problemas, al mismo tiempo que provee
a las jGvenes generaciones del bagaje necesario e indispensable
para situarse dentro de la sorirdad, cn la lucha por la conquista
de metas superiores.
Las palabras dichas por un estudiante en un homenaje al doctor Gustavo Baz, representan sin duda a!guna la opinin de iin
sirtor iinl~ortaritede la juventud:
No queremos ni eriteildemos aquella libertad que facilita la
opresin y la injusticia. iiquella libertad para pisotear loa
1.-EL
PODER Y LA FICCION
165
EL MILAGRO MEXICAATO
de izquierdas ni derechas, nunca hablaron mucho menos de un
centrismo esttico. El concepto mexicano de la revolucin es
distinto. Tiende hacia lo alto y marcha hacia adelante".3 Por 1timo subray la tesis de la extraterritorialidad del pas y su excepcionalidad de las leyes histricas sostenida por los ltimos presidentes de Mxico: "Es preciso que - d i j o - abandonemos la
rutina mental que ha propiciado el infecundo manoseo de los
vocablos derecha, izquierda y centro, slo para dividir a los niexicanos. Los conceptos de las distintas potencias internacionales de
izquierdas o derechas nada tienen que ver con nuestra Revolucin
y con nuestra Constitucin, que fueron, en este siglo, las priineras progresistas del mundo".4 El PRI se encarg de dar difusin
grfica, verbal y en snbolos ms o menos afortunados pictricarnente al slogan "arriba y adelante". En verdad se trataba de
hacer creer que en Mxico hay una tercera ideologa, y que no
existen ni han existido las clases sociales as como que la propiedad
privada tiene caracteres de buena samaritana social.
La historia de Mxico, y sobre todo la de la integracin
de la burguesa mexicana es iin muestrario de intiles esfuerzos por establecer una tercera ideologa que haga aparecer a la clase dominante como un grupo colocado al niargen
de las clases sociales, imparcial y justiciero. Conservadores
y liberales anatematizaban por igual al socialismo, conio hoy
lo hacen PAN y PRI. Acerca del grupo conservador dice
Garca Cant: "El mito de la abundancia, asociado al de
la particularidad de Mxico -las ideas fijas de muchos
mexicanos reaccionarios- se expresa ante el temor de que
los trabajadores, unidos, pudieran demandar otras formas
de trabajo: Nosotros no temamos que en Mxico llegaran
a tener sectarios estas delirantes doctrinas,".
"Por fortuna, este sistema insensato [el socialismo] apenas ha hecho proslitos en nuestra patria, cuyo buen sentido ha condenado hasta ahora al desprecio las mximas
estrafalarias de esta delirante escuela. . .", afirmaba La V o z
de la Religin, en 1849.
1969-16 de noviembre de 1969. Polmica, rgano terico y doctrinario
del Partido Revolucionario Institucional, sin fecha de publicacibn, p. 9.
8 Ibid. p. 9.
4 Ibid. p. 10.
168
EL MILAGRO MEXICANO
169
170
EL MILAGRO ILlEXICANO
..
..
171
EL MILAGRO MEXICANO
jurdico) labran lentamente el edificio de base y remate capitalista, cualquier semejanza que se pretenda encontrar entre el mundo precortesiano y la poltica actual de Mxico no es sino la
contrapartida crtica y evasionista de la retrica oficial: esta consistente en afirmar que "nuestra Carta Magna establece las bases
para que Mxico acelere un desarrollo econmico equilibrado entre
las ciudades y el campo, entre la produccin industrial y la produccin agrcola, entre las generaciones nuevas, entre los habitantes de las costas y los de las altiplanicies y las montaas, entre
los hombres y las ~nujcres,entre los maestros y los alumnos, entre
los factores de la produccin: el capital y el trabajo".13 La retrica de los impugnadores liberales y burgueses, malgr eux nmes,
que se sienten intelectuales por encima o al margen de las clases
y sostenedores de una tercera ideologa, tambin elimina la lucha
de clases: "El tema de los dos Mxicos, el desarrollado y el subdesarrollado.. . Es el tema central de nuestra historia moderna,
el problema de cuya solucin depende la existencia misma como
pueblo".14
Unos y otros hablan el mismo idioma. Las clases sociales no
existen. Existen "los factores de la produccin" en casto matrimonio oficial, o dos Mxicos abstractos. La soIucin de la crisis
de uno automticamente proveera la felicidad del otro, del subdesarrollado.
El subdesarrollo aparece en una y otra tesis no slo al margen
de la lucha de clases, sino como un problema interno, de conciliacin de los "factores" -explotados y explotadores-, por una
parte, o de dos Mxicos que deben conciliarse. En uno y en otro
juicio se elimina el hecho concreto e histrico de la larga ruta
del capitalismo del s~ibdesarrollo,~~
determinado en Mxico por
condiciones internas y exteriores desde los principios de las relaciones mercantiles establecidas ba.jo la influencia de la colonia,
hasta su largo proceso influido, no slo circunstancial sino estructuralmente, primero por el colonialismo y ms tarde -hoy en
da- por el paso del capitalismo a la fase monopolista e imperialista. Lo que explica que "aun fenmenos de la magnitud de
206.
205.
206.
Paz, 05. cit.. p . 115.
174
EL MILAGRO MEXICANO
"
."
"
'oayqztad
-sal oXesua la ua ~e[!r&3v o s u o ~ va3aqo arib elsy e[ aseas seur!qp selsa
e ala!fas as anb 01 u 3 -.xapod Iap ofaueur [a ua seuos~adse[ ap szyztnur
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-nIa el201 'o2~equrau!s 'up233alaa~ou euraI [a lod epeam u?!snI! z.7
,,
176
EL lMILAGRO MEXICANO
11.--0PERtlCION
AMNESIA
". .
Sincronio poltica
177
EL MILAGRO MEXICANO
o para mantener el ya existente segn su retrica. El mismo candidato a la presidencia tuvo que decir que esperara "la orden del
pueblo" para ver si "determina que yo lo sirva durante seis aos
desde la Presidencia de la Repblica".
Amnesia, ficcin y amenaza tcita completan el juego escnico de la antidemocracia. El mismo da en que los diarios reprodujeron la comparencia ante la televisin del candidato del
PRI, el general Marcelino Garca Barragn, secretario de la Defensa, incurra en el encandilador anticomunismo:
En nuestro pas las ideas e ideologas extremistas no tienen
ni tendrn cabida, porque los mexicanos, aunque con algunas carencias, somos amantes de la libertad y no prestamos
odos a los aptridas que todo lo critican y nada hacen por
el bienestar nacional, a los que nos hablan de parasos que
solamente existen en sus l u c u b r a ~ i o n e s . ~ ~
El general exhenriquista y exgobernador del estado de Jalisco
agreg expresa y amenazante alusin al inovimiento estudiantil
de 1968 que, segn su opinin y en su parda sintaxis, no tuvo la
menor acogida popular "porque todo ciudadano conciente no
prest ni prestar la menor atencin a ese hecho tan lamentable,
que afortunadamente ya est liquidado y los responsables se encuentran sujetos a proceso". (El 3 de octubre de 1968, apenas
unas horas despus de que el ejrcito matara en Tlatelolco a cerca
de 300 personas, segn la conservadora versin de T h e Guardian,
peridico ingls, los diarios de Mxico acogieron unnimes estas
palabras del general Garca: "La libertad seguir imperando en
el pas").
Por su parte el candidato del
vimiento estudiantil de 1968:
PRI
minimiz tambin el n ~ o -
No era la primera vez que Luis Echeverra y el general Garca Barragn hacan declaraciones, polticamente sincronizadas, para
dar una imagen dentro de cuyo marco se llevara al cabo la
campaa electoral de 1970. La madrugada del 30 de julio de
1968, ante las cmaras de la televisin y los micrfonos de la
radio, y en unin de dos procuradores de justicia y el jefe del
Departamento del Distrito Federal, y el entonces secretario de Gobernacin, Luis Echeverra Alvarez, declararon haber pedido
la intenencin del ejrcito para reprimir a los estudiantes y asurnieron la plena responsabilidad del acto. Ese mismo da el general
declar a la prensa: "No habr contemplaciones". Los sucesos,
culminados en Tlatelolco demostraron que no menta.
? ~ x c b l s i o r Mxico,
,
16 d e noviembre 1970.
27 Exclsior, ob. cit.
EL MILAGRO MEXICANO
180
El presidente Gustavo Daz Ordaz, ya ante el apremio de elegir al sucesor y ,despejarle un poco la atmsfera, dijo el lo. de
septiembre de 1969 en sii V Informe al Congreso de la Unin:
Por mi parte, asumo ntegramente la responsabilidad: personal, tica, social e histrica, por las decisiones del gobierno
en relacin con los sucesos del ao pasado.
PRI, se
181
EL MILAGRO MEXICANO
ducto de una partenognesis social y poltica sui gneris y, a pesar
de todo, comprometido a mantener el status y no emprender otras
reformas que no sean las de "estructuras mentales') que segn
el PRI son las nicas requeridas por el pas. A la vez se reitera
la idea de que los presidentes son seres marcianos, como todo el
panten cvico histrico oficial, sin ubicacin clasista y nieros
rbitros paternalistas en una sociedad integrada por "factores de
la produccin" dichosamente armonizados.
A igual propsito idealizante de una sociedad sin clases, y
a la vez de ficcin renovadora, corresponde la propaganda prista
gubernamental que presenta al sucesor presidencial como un hombre perteneciente a ningunaclase, desligado lo mismo de los actos
del gobierno en que particip como de los empresarios, los industriales, los comerciantes, la iniciativa privada, la clase burguesa mexicana, en fin, tan compleja y contradictoria, perQ integrada como un mosaico de varios colores, slidamente trabado
por sus intereses y unido por el principal ingrediente de la burguesa en el poder cual el mosaico por el cemento que lo cuaja.
La campaa electoral, no obstante el lenguaje demaggico y
las manidas alusiones a la revolucin, se encarga de ubicar en la
clase social que le corresponde al candidato como a quienes le apoyan. Las listas de invitados del PRI a las giras -acompaantes
de honor del candidato-, se parecen como una gota de agua a
otra a las de los asistentes a rurribosas fiestas de la "alta sociedad"
que aparecen en las graciosas pginas de sociales de los diarios
d e la ciudad de Mxico y de provincia. Como en estas ltimas
hay acaso en las del PRI ''advenedizos". Pero estos advenedizos,
en uno y otro caso, son ms papistas que los Trouyets, los Iturbides y los Espinosas kglesias y los Garcas Valseca que integran
las "fuerzas vivas" de las costosas comitivas electorales. Son los
lderes charros, los catedrticos universitarios, los intelectuales
y los polizones de la comitiva -todos suman centenares y restan
decenas de miles de pesos al presupuesto- los que, justamente por
no tener ttulo burgus reconocido, ms se afanan en servir a la
burguesa y en impedir que se escuche la voz de las masas trabajadoras. Se ponen la mscara del proletariado para mejor xito
de la farsa democrtica, as como los nuevos ricos son los ilis
urgidos de aparecer en las notas sociales al lado de exporfiristas
o prncipes y princesas de la inculta lite de Mxico.
Al mismo tiempo las referencias constantes a los hroes prestados, las ideologas extraas a la idiosincracia y la historia del
183
EL MILAGRO MEXICANO
(Una vez ms la crtica literaria o intelectual coincide con
la ideologa del gobierno en eliminar el fenmeno de la existencia de clases dominantes, con sus aparatos de represin propios y
adecuados al tiempo histrico. Se identifica el terror de los sacrificios humanos y las guerras floridas de una sociedad primitiva,
impregnada de pnico religioso y afligida por la insuficiencia de
los medios de produccin disponibles dentro de una organizacin
en estratos y no en clases, con el terror de una dictadura de clase,
fro y sistemtico, impuesto como forma de mantener el poder,
defenderlo y resguardar la propiedad privada de los medios de
produccin y evitar la expropiacin que tarde o temprano le impondr la dictadura del proletariado. No era Huitzilopoxtli quien
se nutra con el corazn de los sacrificados y los muertos en las
guerras en su honor. Eran las bocas muertas, el paleomaltusianismo de la guerra florida el que alimentaba a pueblos inmersos
en el pavor religioso y la necesidad material suscitada por los
medios productivos tan someros en la poca.
(No ven unos que el terror del gobierno actual, modificado
y adaptado a la modernidad de los aparatos represivos, se afilia
al terror impuesto en Cholula por Corts; al desatado en Tenochtitlan por Pedro de Alvarado; al que se torna genocidio tcito
durante el desarrollo de la burguesa mercantil dentro de la colonia; al que marca el periodo de independencia y del que no se
salva siquiera Jurez cuando en un coincidente 2 de octubre, ya
rebasada, con integridad y patriotismo innegables, la etapa de la
defensa ante el invasor extranjero, muestra el rostro clasista y
organiza una sangrienta fusilata en la histrica Ciudadela. El
terror de clase dominante, se afina durante el porfiriato en la
medida en que en el seno de ste crece la burgusea y se acentan
los antagonismos sociales. Culmina en fortaleza a la vez que aumenta en crueldad cuando, traicionadas las masas populares cuya
accin hizo posible el triunfo del movimiento de 1910, con sus
naturales luchas internas por el poder, se consolida y unifica econmica y polticamente. Incluso esa burguesa reasimila a muchos
porfiristas que le fueron adversos, a la manera como la triunfante
reforma lo hace con el sector burgus conservador. Desde ese momento y en incremento constante, dado que es una burguesa dependiente y que carece histricamente de la perspectiva de desarrollo econmico autnomo indispensable incluso a los simulacros de
democracia burguesa, la burguesa en el poder ciega los cauces democrticos y emplea el terrorismo de acuerdo con las pugnas que
185
111.-PRESIDENCIA,
PRI, PRISION
186
EL MILAGRO MEXICANO
Esas palabras de Vctor Rico Galn siguen teniendo plena validez. El PRI, instrumento electoral del gobierno, est, como ste
mismo en sus tres poderes, en manos del presidente. As se integra una triloga que en las elecciones actuales se puede enunciar
como la de tres instituciones -PRI,
Presidencia y prisin para
los disidentes polticos- y un solo designio verdadero: evitar la
organizacin independiente del pueblo, sobre todo de las masas
trabajadoras que luchan por objetivos populares.
El reformismo ofrecido por la burguesa dominante tiene dual
propsito: eludir la presin popular mediante cambios insignificantes que reducen a las organizaciones obreras al marco del
economismo mediatizador y hacer tascar el freno burocrtico a
los lderes charros, virtuales empleados del gobierno. Cuando los
insignificantes cambios institucionales, la construccin de viviendas populai-es, las medidas asistenciales, las "nuevas" leyes de
trabajo - q u e incluso permiten simular querellas de patrones y
lderes charrosno surten efecto y surgen focos de descontento campesino, obrero o estudiantil entonces opera la prisin
precedida del empleo de gases, macanas y ametralladoras, como
ocurri en la matanza ms reciente, el 2 de octubre de 1968, en
'Tlatelolco. El PRI est integrado para mantener un estado que
se asemeja en su estructura a la corporativa de los estados fascistas, al sindicalismo vertical exigido por el gobierno franquista
en Espaa. La Confederacin Nacional Campesina, la Confederacin de Trabajadores de Mxico y la Confederacin de Organizaciones Populares urden, con otros organismos obreros igualmente dirigidos por charros, la estructura fascistoide del PRI.
campesino y
Los tres llamados sectores del PRI -obrero,
popular- sirven para alardear de que Mxico es el nico partido
multiclasista del mundo. En la prctica sus servicios corresponden a una sui gneris, es cierto, estructura corporativa. Los dirigentes de la CNC y de la CNOP son nombrados directamente
por el presidente de la Repblica. El de la CTM -ncleo del
llamado sector obrero prista- es sostenido por el presidente que
p e d e derribarlo con slo un gesto. En virtud de ello ste fortalece su poder sobre el lder charro de la CTM y el sector obrero
del PRI mediante la amenaza de negarle la gracia presidencial.
Amenaza que adquiere caractersticas de espada de Damocles en
virtud del coqueteo del gobierno con los lderes charros de otras
centrales, igualmente oficiosas, pero que hacen el juego del radicalismo y la enemistad con cualquier burguesa excepto con el
."
EL MILAGRO MEXICANO
de la estructura, de modo que cada comit sindical o coinisanado ejidal corporativamente eslabonados con caciques y presidentes municipales, acte hasta culminar el sistema en las decisiones dictadas por la Presidencia. -4parte de los privilegios que
sto atrae a los lderes charros cuentan tambin con tantas o
cuantas curules y asientos en la Cmara de Diputados y la de
Senadores, para sus partidarios o para ellos mismos.
En el medio rural los caciques estatales, regionales, locales y
municipales -y tambin los bancos agrarios y agrcolas del gobiernfunden un engranaje frreo y corporativo que explica
en cada eleccin el inslito fenhmeno de triunfos del PRI por
unanimidad ms uno, contrario a las leyes sociales y estadsticas.
El llamado secretario de la CNOP desempea un papel ms
vago y difuso: controla a un conjunto social que comprende "locatario~'' de mercados, pequeos comerciantes y choferes de transportes urbanos o forneos, "paracaidistas" -todos dominados en
realidad por las autoridades que les imponen impuestos, condonan multas, dan permisos o facilitan trmites burocrticos. i\l
jnisnio tiempo el jefe de la CYOP, idealmente, controla a baiiqueros como .4nbal de Iturbide o Manuel Surez, pristas convencidos, o niillonarios como Miguel Alemn y otros expresidentes
- c o n t r o l este que en ltima instancia se genera en la conviccin
de los "controlados" ccnopistas de que la revolucin les ha hecho
justicia.
Los tres "sectores" reciben rdenes del presidente del partid6
que a su vez slo trasmite las que se le imparten en la secretara
de Gobernacin o bien le impone directamente el presidente de
la Repblical quien nombra al jefe del partido.
Caminos 1ai~trico.r del nzollol~olio
189
una direccin centralizada en el Distrito Federal a diversos partidos denominados socialistas (el de mayor prestigio fue el Partido
Socialista del Sureste, en YucatAn). Los propsitos proclamados
fueron: 1) "resolver nuestros problemas polticos y electorales. . .
ya que la irreparable prdida del general Obregn nos dejaba
frente a circunstancias bien difciles, dado que con l la nacin
perda al caudillo capaz de resolver el problema de la sucesiii
presidencial. . . con el solo prestigio de su personalidad. . ."; 2) organizar dos corrientes, la reformista o revolucionaria, y la conservadora y reaccionaria, y 3) evitar el caso en que a causa de
la aparicin de fuertes partidos polticos regionales, la "coalicin
de dos estados fuertemente poblados desplace de la capital del pas
la direccin tradicional de una campaa de inters nacional".32 La
intencin tcita de eliminar la multiplicacin a nivel nacional y
regional del caudillismo tuvo como resultado inmediato fortalecer
a un solo caudillo, Calles -"el
jefe mximo de la Revolucin"quien puso y quit presidentes a su antojo, y a largo plazo el de
homogeneizar a la clase dominante. Las reformas iniciadas por
Calles, al cimentar las bases de desarrollo de la burguesa, eliminando trabas a la produccin, contribuy a favorecer ms el monopolio poltico de aquella, que a beneficiar a las masas en cuyo
favor (por entonces naci el lema de justicia social) se deca llevarlas al cabo.
1-u etapa del nacionalismo cardenista
-32
( 1926-1970), B.
190
EL MILAGRO MEXICANO
-Q
191
" Daniel
192
EL MILAGRO MEXICANO
En Los idus de marzo, Julio Csar dice: ". . .esta vez empezaba con el anuncio previo de que Jpiter no haba existido nunca;
de que el hombre est solo en un mundo donde no resuena otra
38
. . .el rginieri del general vila Camaclio no slo ha ernprendido el camino de las concesiones en el campo directo de
los intereses econmicos y sociales, es decir, no slo ha
trazado una ruta de a p a ~ i ~ q ~ a m e nent omateria agraria.. .
que deja sentadas las bases para acabar con el progreso revolucionario de expropiacin de la tierra para entregarla
ntegramente a los campesinos desheredados; no slo ha abordado el problema de la reorganizacin ferrocarrilera en
trminos llamados a traducirse en quebranto injusto del
prestigio de los obreros mexicanos; no slo ha reformado
la Ley de Nacionalizacin de Bienes en forma de permitir
a la Iglesia que salve la propiedad de los irimuebles que
dedica a mantener su ilegal aparato educativo en marcha;
no slo ha creado un ambiente hostil a las grandes garantas que el Estatuto d a a los trabajadores del estado; no
slo convoca ya a las Cmaras en oportunidad y condiciones
desventajosas para que reformen todas las leyes bsicas de
la Repblica, incluyendo la Ley del Trabajo. . . ; sino que
tambin est en el camino de las concesiones polticas. . .
los peridicos del da 11 de enero por la macana publicaron una declaracin del Presidente, que anuncia una radical transformacin~del Partido ( P R M ) , para que en vez de
89
res, 1967.
EL MILAGRO MEXICANO
labor poltica. . ., haga preferentemente labor social%, dice
el general Avila C a m a c h ~ . ~ ~
Ya desde el 10 de diciembre Avila Camacho haba ordenado
que los militares no formaran parte del PRM con el pretexto de
"que es necesario que nuestras fuerzas armadas cumplan la misin
que legalmente les corresponde, para cuyo efecto resulta indispensable mantenerlas apartadas de la poltica electoral que pone
en peligro la necesaria cohesin de los militares en servicio activo".
Se reconoca tcitamente que el ejercito no emanaba ya del pueblo, como haba afirmado Lzaro Crdenas al incluirlo en el
PRM. Era una casta coherente. En la prctica su carcter de
destacamento de represin se demostr con la matanza de obreros
y empleados de la fbrica de materiales de guerra ante las puertas
mismas de la casa presidencial.
Lo cierto es que la p e r r a durante el periodo avilacamachista
permite por una parte, afianzarse a la burguesa y por otra i~npicle
a los pases imperialistas abastecer en ese momento el mercado
mexicano lo que redunda en impulso al desarrollo econmico y
favorece en ltima instancia a la propia burguesa.
E0 sera Avila Camacho quien cambiara el nombre al m a l .
l reforma la Ley Electoral y prepara el terreno para el albazo
alemanista que convirti al PRM en PRI: fortnalmcnte con aquella refonna, y de hecho con la marginacin del PRM en el apoyo
posdesignacin del sucesor, Miguel Alemn. El aparato de ficcin
democrtica para la campaa electoral de aqul lo integran "las
agrupaciones revolucionarias y democrticas coligadas a iniciativa
de la CTM" que adoptan el membrete de Comit Electoral Nacional al margen del partido oficial. Vicente Lotilbardo Toledano
dice, todava entonces : "Seremos soldados de la revolucin como
10 hemos sido toda nuestra vida, y usted [Miguel Alemn] es un
cachorro de 1,zaro Crdenas y de Manuel Avila Camacho. No
hay necesidad de inventar actitudes: el pueblo organizado anuncia
su programa; usted lo acepta."41 Aos nis tarde manifrs~ara
su estupor:
43
Ibid, p. 61.
196
EL LlILAGlIO MEXICANO
".
198
EL hiILAGRO MEXICANO
1945).Tras de este periodo las querellas de la familia revolucionaria comenzaron a dirimirse en el seno mismo de acluella. El futurisino se h i ~ oms ferm, la descoordinacin de las
funciones d c las secretaras se acentu en la medida en cliie
los respectivos titulares se consideran "tapados" y elegibles
por el presidente en funciones para sucederlo. En esa atnisfera de luchas internas son elegidos presidentes sucesivamente,
Adolfo Lpez Mateos y Gustavo Daz Ordaz. Los pleitos internos se resuelven cn el seno de la clase gobernante y se deja
al PAN la parte de presin de un sector de la burguesa,
conveniente para los fines de la farsa de la democracia representativa. Como dice Vctor Rico Galn en un documento, con otros de cuyos prrafos se puede estar en franca
discrepancia ". . .cada sector de la burguesa tiene su propia
frmula de salvacin, su propia solucin al nico problema
que le preocupa: el de seguir explotando y oprimiendo. Pero
la lucha por imponer esas frmulas polticas asume las formas
ms diversas, los ms sorprendentes caracteres. Se manifiesta,
claro est, en la lucha por el poder o en la lucha por compartirlo; pero adems en un sin fin de pleitos rufianescos,
por objetivos e11 apariencia insignificantes que conducen de
paso a los enfreritamientos mortales de que hablaba no
hace mucho tiempo el presidente del PRI, el cual podr ser
un bribn pero no es ningn idiota. De ah que el terrorismo
gubernamental tenga una dinmica propia y que, en el fondo,
nadie lo controle. El rcsponsable de un acto de terrorismo concreto podr ser fulano o zutano. Pero el fenmeno cn sil
conjunto no depende de una voluntad personal. Se trata de
una responsabilidad social, de una responsabilidad del gobierno en su c~njunto".'~
El PRI que surgi, coiiio sus antecesores, de una decisin gubernamental y sin consulta alguna con sus intangibles y flidos
miembros, para no mencionar al pueblo, reconoca en el apartado sexto de su primera declaracin de principios "la existencia
de la lucha de clases como fenmeno inherente al rgimen capi46 Vctor Rico Galn, Carta a los estzidiantes e n lucha. Crcel de
Lecumberri, Mxico, 1970.
EL MILAGRO MEXICANO
constitucional [el partido] declara que su ejercicio [el de Iiuelga]
no debe apartarse de los caminos de la Ley.. ."
En la primera declaracin de principios drl PRI, a pesar de
que Manuel Avila Camacl-io haba reformado ya el artculo tercero
de la Constitiicin con el objeto de eliminar la educacin socialista, an el partido oficial se envaneca de "procurar que el estado
rnexicario asuma ntegramente la direccin responsable de la educacin nacional, haciendo que la educacin impartida por establecimientos dependientes de la economa privada, slo tenga validez
por su adhesin e identificacin con la doctrina, el sistema y el
mtodo de las instituciones oficiales del ramo". Los sucesivos gobicrnos, convencidos de que una amplsima rea educacional est
) a en i-iianos confcsionalcs -y fonna un lucrativo negocio-, no
podan sino reflejar en su agencia electoral esa realidad: "El parse
tido -expresa la ltima declaracin de principios del PRImanifiesta en favor de la continuidad de los planes nacionales que
se formulen atendiendo al inters pedaggico, al mejor aprovechari-iiento del esfuerzo comn que realizan la sociedad y el estado en
la funcin educativa". L a clase dominante haba llegado al reconocimiento de que la educacin, carente de doctrina y rumbo revolucionarios desde haca mucl-io tiempo, era una y la misma en los
cantros oficiales y los confesionales. Por ltimo el PRI, que desde
los tiempos de Miguel Alemn se haba tratado de envolver en
iin velo ~l-ioralizanteharto develador de la corrupcin generalizada
y cnica de la burguesa en el poder, en la ltima declaracin
volvi a la carga farisaica: proclam "que la observancia de la
moral pblica es condicin indispensable para el buen funcionamiento del iginien poltico y superacin de nuestra vida colectiva". Miguel Alemn haba centrado en este propsito demaggico la poltica de su gobierno. Cada uno de los que le sucedieron,
como l mismo, ampliaron las fortunas y extendieron la corrupcin, el nepotismo y el influyentisn-io hasta los extremos escandalosos ahora sufridos por el pueblo.
En 1945, Vicente Lombardo Toledano que pona todas sus
esperanzas en Miguel Alemn, como en la actualidad sus herederos
del Partido Popular Socialista las ponen en Luis Echeverra, aseveraba: "Todavia la poltica de Mxico es una gran industria
por falta de desarrollo industrial verdadero. Todavia miles y mles
de gentes viven de la poltica baja. . . de la poltica de la lanzbirconeria, de la cargada, de la ddiva oscura o de la promesa insincera". Han pasado pasado veintincinco aos. Haciendo caso
"Luis Echeverra llega a la Presidencia de hfxico como gerente de un sistema indiscutible de estabilidad. . . no sorprendi
a nadie [su eleccin]. . . ha sido elegido por medio de un sistema
autnticamente aristocriitico y formalmente democrtico, en que el
pueblo ratifica con sufragios la decisin adoptada por una minora
que expresa y cuida la continuidad del s i s t r ~ n a " .S~a~l fue el comentario de un diario espaol franquista al conocer la supuesta
ratificacin del pueblo al nombramiento previo de presidente de la
Rep~blica para el sexenio de 1970-76.
Casi todos los elementos del marco antidemocrtico eq que
sr encierra a1 proceso electoral estn enunciados implcita y explcitamente en el elogio franquista al nuevo presidente impuesto
por el sistema. Incluso ms adelante el diario menciona la "estabilidad" y no deja de abrigarse la esperanza -ciertamente fundada en los sntomas crecientes de simpatas franquistas de los
ltimos g o b i e r n o s de "una ms abierta comprensin y entendimiento intrahispnico~".'~
$8
'9
Ibid.
202
EL MILAGRO MEXICANO
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204
EL MILAGRO MEXICANO
LA POLfTICA "A LA M E X I C A N P
205
206
EL hfILAGRO MEXICANO
207
Ley Electoral de 1951 -que con modificaciones dcbidas a la inclusin de los jvenes menores de 21 aos y que hayan cumplido
18, y a la prescripcin de la credencial de elector permanente,
es la que rige a la fecha- las comisiones dictaminadoras justificaban as la liegemona estatal en el proceso de las elecciones:
56
208
EL MILAGRO MEXICANO
El soborno politico
La hegemona del gobierno en todos los organis~noselectorales,
as como en el sistema de computacin y calificacin, no fue suficiente para los idelogos de la clase dirigente. Era necesario
asegurar el monopolio mediante la garanta de que los partidos
nacionales -cuya existencia depende del arbitrio gubernamental.se satisfaran con su papel de participantes "parlamentarios" y,
por la otra, no rebasaran en su actividad aquello que el mismo
gobierno llama "leal oposiciri".~~Para lograr ese doble designio
Poltica, Mxico, 15 de abril de 1965.
"Cuando se desarrolle en Mxico la tradicin de la d e a l o~osicin
de su Majestad, leal al gobierno aunque se oponga a su poltica, entonces podr suceder que se haga costumbre el gobierno de partidos y no el
gobierno personal", escribi Tannenbaum equivocadamente. La "leal
oposicin" ha fortalecido la dictadura de clase, encabezada cada sexenio
por un presidente absolutista y abrumadoramente lisonjeado, ha permitido
67
"8
210
EL IvIILAGRO MEXICANO
de su "club" electoral de partidos registrados, oponindose sistemticamente al registro de otros partidos, a la vez que cuidando
siempre de "atacar" a los rivales con el argumento de que no
merecen tal o cual cantidad de diputados de partido. Nunca como
ahora los gestores diputados -de mayora o de partidoson
algo ms que empleados del Poder Ejecutivo, y nunca como hoy
los partidos registrados han estado tan firmemente en el seno del
establishment, concientes de su papel de fracciones en pugna, pero
no antagnicas, de la clase en el poder o de la pequea burguesa
a su servicio.
El 26 de julio de 1968 jvenes macaneados y gaseados por la
polica con motivo de dos manifestaciones pblicas, una de protesta por la invasin policiaca de una escuela, otra para conmemorar el aniversario de la revolucin cubana, rinden el testimonio
hiriente de lo que se propona la anunciada iniciativa del presidente
Gustavo Daz Ordaz que les concedera el derecho de voto: meterlos en la estrecha cintura de la oposicin sumisa e incondicional,
de la no discrepancia de la poltica oficial; pero no permitir
ninguna actividad independiente ni organizada fuera del control
del establishment aunque se circunscribiera rigurosamente a los
trminos constitucionalcs.
V:-LA
De la operacin P a Tlatelolco
El pesidente Crdenas, al proyectar la creacin del Instituto
Nacional de Educacin Superior de los Trabajadores, pretendi
212
EL MILAGRO MEXICANO
EL MI1,AGRO MEXICANO
sideramos que el voto sigue siendo camino de acceso al poder por
lor cauces pacficos, pero que ahora tiene iin claro sentido de
protesta en contra del sistema antidemocrtiro que rige en M~ i c o ' ' . ~Los
" otros dos partidos el PPS y el PARM hicieron eco a las
tesis antiabstencionistas del PRI.
Un personaje que durante mucho tiempo ha sido considerado
como parte de la corriente nacionalista denominada cardenismo,
-director del Banco de Crdito Agrcola-,
Natalio Vzquez Pallares, resume as el pensamiento de la burguesa "progresista" mexicana: "Nuestra Constitucin poltica, ya lo hemos demostrado,
es el instrumento ms eficaz para instaurar una democracia que
eleve constantemente el nivel econmico, cultural y social de
nuestro pueblo. Nuestro camino no es el camino de la violencia,
no es el sendero de la guerra civil, no es el camino de las guerrillas. El camino de los revolucionarios mexicanos es el camino
que seala la doctrina nacional democrtica".66 El general 1,zaro Crdenas, fue el nico personaje que hizo una severa
crtica a la injusta distribucin de la rique~a,a la enajenacin de
sta en manos de monopolios extranjeros y a otros renglones
de la vida econmica y social del pas, antes de reiterar su confianza "en cuanto a la validez de la Constitucin como instrumento
revoliicionario. ." y en que "la injusta distribucin de la riqueza
puede ser corregida al amparo de la Constitucin". . . ya que, entre otras razones, "cumplir con los principios de la revolucin
mexicana . . es ampliar el significado de la democracia para practicarla en lo econmico y lo social".67
La revista Solidaridad, pregunta en un editorial intitulado
iVotaremos por Echeverra!: "ldeberamos abtenernos de votar, slo para dejar constancia ante la posteridad de nueitra irnpucgnacin airada de una realidad de Ea que forma~nos partr?" y
responde en nombre del realismo: "iVotaremos convencidos y esperanzadamente por Luis Echeverra!" Todo lo cual no obsta
para que deje constancia de 1 ) que los lderes del saERM si,pen
"creyendo que la clase dirigente mexicana, al pretender ztldependizarse de obreros y camprinos en los zltimor decenioc, ha gene-
216
EL MILAGRO MEXICANO
constante de control y mediatizacin por mil artilugios y presiones ilegales y econmicas, y la represin a los obreros que si bien
aparece como una variable de acuerdo con el descontento advertido por la clase dominante, es tambin concomitante de los mtodos de control clrarro, de corrupcin sindical y de maniobras
polticas de muy varia ndole.
Fernando Carmona al hacer la geneloga de las represiones en
el pas, despus de remontarse a las de ndole histrica ms remota,
dice refirindose al campo :
Las represiones son un hecho cotidiano en el agro. :Habr al<pien olvidado, por ejemplo, las persecuciones militares
y policiacas contra los campesinos de las serranas de Chihuahua, despus del asalto del profesor Artiiro Gmiz al cuartel
de Ciudad Madera. en 1965 (en el que Gmiz y prcticamente todos sus con~paerosfueron liquidados: no hubo necesidad de juicio) ? ;O la matanza de copreros en Acapulco,
en agosto de 1!?67? 2 0 la todava fresca intervencin del
ejrcito en el ingenio de Atencingo? . . . 2 Cmo entender que
asesinos como los de la familia Jarnmillo nunca reciban el
castigo oficial, o que aun en el caso de agresiones "privadas",
como la que produjo 30 muertos y decenas de heridos, en
Acapulco, en 1967, los victimarios sigan libre^?^"
La lista de las represiones en el medio rural, casi siempre con
el ejrcito o los caciques locales y regionales como victimarios, sera
inacabable. Los diarios del pas, dejan alguna vez entrever algo.
En sus menos ledas secciones a veces se cuelan noticias del descontento y Ia protesta campesina, como de la fonna en que es
aplastada a sangre y fuego. En el mismo ao de 1970, un _perrillero de los que abastecan de armas a Lucio Cabaas en las montaas de Guerrero, fue abatido con mtodos vietnamizados: dcsde
helicpteros e incendiando la maleza del lugar donde se haba refugiado. La explicacin oficial: se trataba de una labor de exterminio de traficantes de mariguana y otras drogas. Cabria preguntar:
i E s que el delito del trfico de drogas se castiga con la pena de
muerte sin previo juicio? La triste respuesta es la que acaso involuntariamente diera en 1945 el entonces dirigente de la CNC, Ga69
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eun svpea?p xod op!~!.~e y as odrrrw la ua :zanbzya,\ s z . i a 7 p.rq
LTZ
EL ?vlILAGI<O MEXICANO
El gobierno de Lpcz Mateos no slo aument el ni~nerode
presos polticos con dirigentes de sindicatos obreros, sino que reprimi toda suerte de lucha poltica con la aplicacin de severas
penas de prisin, tras de procesos viciosos y amaiiados, a los opositores polticos de cualquier ndole o grupo, sirinpre y cuando
pertenecieran a organizaciones de izquierda. Para el objetivo de
este trabajo estos antecedentes inmediatos de la represin como
arma de la oligarqua son suficientes. El gobierno de Gustavo
Daz Ordaz recibi un legado de presos polticos que no slo niantuvo sino increment, y que llevara la represin hasta lo que el
diario conservador francs Le M o n d e resumira as: "Es una masacre: no existe otra palabra para describir lo que sucedi aqu
e n el curso de un mitin. . . en la plaza de las Tres Culturas. . . inmenso centro urbano de concreto y de vidrio que ocupar un lugar tristemente clebre en la historia de la r e p r e ~ i n " . ~ ~
De lo que no cabe duda es del efecto de la represin en las
luchas del pueblo. Si es cierto que la politizacin pasiva, el aiimento simple de la conciencia poltica no ha niodificado sensiblemente la actividad opositora organizada, tambin lo es que las luchas cotidianas del pueblo que no encuentran resonancia en la
prensa ni son objeto de informacin, justifican frases admirativaf
como sta de Vctor Rico Galn, una de las vctimas de la crcel poltica como mtodo de gobierno: "i Cun grande, cun admirable no ser la lucha de esos campesinos [los de Atencingo que
una y otra vez han sido reprimidos por el ejrcito] que lo arriesyan todo, incluso mujeres y nios, para llevar adelante su movimiento!". Las justifican y abren resquicios de esperanza. Pero a
l a vez ofrecen el sombro presagio de lo que la oligarqua est
dispuesta a hacer sobre todo en los inoxnentos cn que monta en
escena electoral una nueva farsa democrtica. Porque es cierto,
como dice el propio Rico Galn, que "a pesar de que la prensa
oculta tanto, basta abrir cualquier peridico, para encontrar, un
Comunista fueron encarcelados. . ." Fernando Carmona, o b . cit., p. 183.
El presidente Lpez Mateos, pocos das antes de toniar posesin dijo al
autor de este ensayo refirindose a los ferrocarrileros: "a estos enanos
del tapanco yo me encargar de meterlos en cintura y darles su merecido".
En m a n o de 1959 cumpli, con creces, su promesa.
7 2 Reproducido por Fernando Carmona de un artculo de Claude Kiejmann, periodista francesa testigo de los hechos, en un artculo intitulado
"Las Fuerzas Armadas Abren Fuego Deliberadamente Sobre los Mani.
festantes". Ibid, p. 191. Cursivas suprimidas.
. ' . c r l ~ nua
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'xzz!.roru.~~c : [so~!1j[od soiaxd ~e~3eserrr
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anb] o!~durir syur sa oapacqo nq . . .auanj ead1oS osa xod d . . y e d
lap sopelo~dxaso1 sopol e ama.rjua aua!?,, ouxa!qoS la anb ' a p a ~
o u r s ! ~19 ouo3 'sa 01 u?!quw~ oxad ',.aq3nI e1 ap osuaruu! sane
Ia eqsanru anb ours!oxarl d u?!.xx!urpe ap p.z!u un ua aldruari
oxad 'sax~osapanbad k seun rapuaxS 'sa~osa~do
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ap sopepaxaysap so1 ap sa~e!;>xedsaIIeleq 'u?!qrrrel oxlo .C !Y e!p
220
EL MILAGRO
MEXICANO
La campaa electoral del PRI, a la vez que la finalidad dernaggica a posteriori de una eleccin que no hace el pueblo, tarnbin incluy, como militantes tcitos, el temor y la intimidacin,
las formas sutiles y abiertas de la represin, y iuvo rasgos que
acaso se acentuaron por el hecho cie haber sido la campaa efectuada cuando Mxico ostentaba el triste privilegio de ser uno de
los pases del llamado "mundo libre" con mayor nmero de presos polticos.
VI.-EL
GOBIERNO BICFAIAO
"Hay gente que dice que esta canlpaa cuesta cerca de 500
millones de pesos, que son 200 millones de coronas suecas, Lno es
posible usar ese dinero para otros fines?" La pregunta la dirigi
un periodista sueco al candidato presidencial del PRI. Nadie en
verdad podra responderla exactamente. Como el "tapadismo", lo
que se gasta en la campaa oficial, y en "darle la mano" a algunos partidos registrados, es algo que pertenece a la zona ms hermtica de los secretos de estado. La campaa, sin embargo, es
tan ostensiblemente dispendiosa que en el nimo de la mayora
de los mexicanos la cifra dada por el periodista sueco resulta ms
bien pequea. Cada gira electoral es precedida por comisiones,
numerosamente integradas, que tienen el encargo de organizar
las contribuciones espontneas de las rancheras, los municipios, las
delegaciones municipales, los estados. . . Esas comisiones, por supuesto, viven a expensas de los lugares recorridos previamente a
la visita de la gran comitiva: sus viticos oficiales pasan a formar
222
EL MIL.4CRO MEXICANO
..
224
EL MILAGRO MEXICANO
..
..
225
"
. ."
EL MILAGRO MEXICANO
dencia dplice no significa antagonismo -aunque quiz soterradamente germinan entonces la rivalidad y el rencor que acaba
por enemistar, si no pblicamente s en el rumor poltico, a un
presidente con su predecesor-, sino ms bien un cmodo reparto
de funciones y hasta una manera de reiterar mancoinunadamente
la ideologa burguesa que el nuevo tel sostendr como indicio
firme de la continuidad revolucionaria.
Por ejeriiplo, durante iiicses se iiiailtu~osin solucin el
llamado movimiento contra el gobernador de Durango, cl ingeniero Alejandro Pez Urquidi, miembro de la iniciativa
privada y exrepresentante de industrias elctricas norteamericanas. El gobierno federal que durante el conflicto cil
Durango en 1965-66, del que aquel movimiento no era ms
que secuela, diligente declar desaparecidos los poderes y
ces al gobernador Enrique Dupr Ceniceros, en esta ocasin aguard y adujo respetar la soberana de los poderes
estatales. En verdad se estaba preparando una escena ms
de la farsa electoral; una en que por obra de magia o de birlibirloque la sola campaa del PRI resolviera, al paso de la
comitiva, un problema viejo y al que la burguesa en el
poder no ha podido encontrar solucin. Se trataba de afianzar en los ciudadanos mexicaiios el concepto -tan til para
mantener el control poltico y la despolitizacin a la vez
que la idea fija de la continuidad-, de que un candidato
prista a la presidencia es un presidente de la Repblica
con todo lo que esto implica de "principio de autoridad",
capacidad omnisciente y decisin inapelable. As fue como. . . es preferible dejar la palabra al escritor Francisco
Martnez de la Vega al que no se puede considerar desafecto de la candidatura oficial: ". . .Luis Echeverra coriden las agitaciones [a pesar de que los inconformes se
mostraron no slo simpatizantes de la candidatura de LEA,
sino esperanzados en que en ella encontraran comprensin]
como antipatriticas y nocivas para todo esfuerzo de superacin nacional y duranguense y, adems, hizo un pblico
elogio del ingeniero Pez Urquidi. . ." Y aade el brillante
cronista: "Si bien podemos decir que la sorprendente solucin de la crisis de Durango fue un aplastante triunfo poltico, no podenios, por mucho que nos en~peeniosen demostrarlo, registrarla con-io una victoria de la opinin pblica
EL MILAGRO MEXICANO
de Chila, terrenos pertenecientes a un latifundio que el gobierno se haba negado a repartir, y crearon un centro de
poblacin como de 500 habitantes.
El rgimen respondi a esto enviando al ejrcito a expulsar por la fuerza a los campesinos. Al negarse los ejidatarios a salir. .. descarg sobre ellos toda su fuerza represiva arrojando bombas de napalm en el poblado y haciendo
intervenir al ejrcito con tanques para destruir las casas con
todo y sus pobladores.. . Despus de esta brbara accin
el ejrcito se dedic a "peinar" la sierra y a registrar de
manera cnica y brutal todos los poblados en busca de sobrevivientes.. . LEA, temeroso del repudio del pueblo a la
farsa electoral, prefiri no incluir esa regin en su gira.80
Concluir por todo esto que los ciudadanos no votaran por el
sera ingenuidad, desconocimiento de que los caminos de esa
agencia del gobierno, y los de ste mismo, son tantos como los
del Seor. Al rgimen no slo le interesa una leal oposicin que
se exprese en las urnas -por cierto que dentro de rgidos moldes
proporcionales incoriipatibles con las leyes de la estadstica- en
votos en favor del PAN -calificado por Alfonso Martnez Domnguez como la extrema derecha- o del PPS -considerado por el
mismo idelogo prista como la izquierda radical-,
sino que respecto a las abstenciones, ya sea expresadas en votos contrarios
explcitamente al gobierno, ya en las de quienes no acuden a las
casillas o bien en las de quienes ni siquiera se inscriben en el padrn, le conviene hacerlas aparecer como producto de la apata,
de la confianza de los amigos del candidato en que ste sera elegido, de que en ciertas regiones del pas llovi mucho el da de
las elecciones o de que el pueblo no sabe votar. Lo que no impide que los mecanismos de coaccin y represalia funcionen a
pesar del aceptable respeto al secreto del voto.
cionen a pesar del aceptable respeto al secreto del voto.
Los mtodos de coaccin adquieren mil sutiles maneras; algunas muy concretas. Un ferrocarrilero, refirindose por lo menos
a las elecciones efectuadas desde 1959 hasta 1966, se quejaba en
palabras ms o menos textuales: "Nosotros n o podemos siquiera
abstenernos o votar libremente, como lo pueden hacer los electricistas [se refera a los miembros del STERM] porque desde
PRI
SO
230
EL MILAGRO MEXICANO
23 1
catura grotesca del inters del capitalismo, y al capitalismo imperialista -el de los Estados Unidos- que lo arrodilla y deforma
an ms. El sistema antidemocrtico y las elecciones reflejan esa
bifronte caricatura de la burguesa mexicana inscrita ineludiblemente en el capitalismo del subdesarrollo.
".
."
El poder..
EL MILAGRO ^\.IEXICA'NO
Pero no. El pueblo mexicano sali el 5 de julio de 1970 de
la casa electoral del PRI haciendo sufrir un desencanto al monopolio poltico del gobierno. De seguro, como Sancho, el pueblo
no puede inhumar todava la cabeza que ante sus ojos cercen
don Quijote. Slo sabe que vio correr la sangre del cuerpo del
gigante "como de una fuente". Y si ya desde antes del 5 de julio
de 1970 conoca el resultado de las elecciones, pasadas las 24
horas de euforia cvica maniquea, traspasa con transparencia1
mirada el velo de las deformaciones, falsificaciones y los artiligios de las cifras trasvestidas para ocultar la realidad subyacente
a la farsa. No es la primera vez, son muchas, que el pueblo entra
indiferente o acarreado, y sale desencantado de la casa electoral
de la democracia a la mexicana.
Pero esta vez las cifras, aun las oficiales siempre sobredoradas,
no deshicieron del todo las esperanzas del pueblo. Su repudio al
sistema democrtico de la burguesa en el poder se manifest
en un aumento considerable de la abstencin que rebasa con
mucho las fronteras de la apata, la indiferencia o los obstculos
para el acceso a las casillas electorales. Se empadronaron, a pesar
de una campaa publicitaria en favor de la inscripcin que fue
desde los jingles patrioteros de un llamado consejo de publicidad,
hasta las amenazas ms o menos veladas a quienes no pudieran
exhibir credencial de elector, slo 21 616 658 ciudadanos de ms
de 25 y medio millones de ciudadanos en edad de votar. (Contando a 3 millones de jvenes entre los 18 y 21 aos edad que
en su mayora llevaron la protesta --porque sintieron en carne
viva la contundencia de la democracia- hasta el punto de no
empadronarse para seguir un proceso tan vicioso desde su principio
que concede la credencial sin previa identificacin, y que si exigiera sta incurrira en ms vicio dada la realidad de que Mxico,
paraso del credencialismo, excluye mtodos de identificacin real
que no sean los inscritos en el regalo abundoso de tarjetas del
PRI). Esta libertad de empadronamiento facilita las multiplicaciones de credenciales electorales para los siildicatos controlados
por el gobierno que de hecho votan por el mtodo indirecto;
pero nadie acertara a saber cuntas adolecen de ese fraude y
en cul magnitud deberan restarsc del nmero real de empadronados. De los empadronados -autnticos, falsos y centuplicados- votaron segn las juntas computadoras, cuyos procedimientos aritmticos no son muy ortodoxos, cerca de 14 iilillones.
233
. . .y
la gloria
236
EL BIILAGRO MEXICANO
hacen de modo selectivo, con el propsito de decapitar toda
oposicin. Los movimientos de los que proceden estos hombres tienen una coniposicin social muy variada: campesinos, obreros, estudiantes, intelectuales. Pero poseen un denominador coinn, a pesar de ciertas diferencias ideolgicas: la
voluntad nica de abolir el imperio de las injusticias flagrantes, de la arbitrariedad y de la intervencin econmica del
gigante norteamericai~o.~+
No slo el aspecto represivo de los ltimos gobiernos de Mxico es harto conocido en el extranjero. Despus de hablar de
las represiones, del sometimiento al imperialismo norteamericano
y de la miseria general ("el campesinado mexicano tena hambre
bajo los aztecas y tiene hambre hoy en da"), que hizo exclamar
a un viejo zapatista durante la gira del candidato Echeverra,
"todava vivimos en la miseria", Phillip Knightley, en un diario
canadiense caracteriza as la eleccin presidencial:
El presidente saliente escoge a su sucesor en consulta
con expresidentes y los jefes de su partido. As la campaa
[electoral] proviene de una charada. Significativamente, tanto
el presidente Daz Ordaz como el actual candidato Luis
Echeverra, fueron ministros del Interior [secretarios de Gobernacin], desde donde controlaron la fuerza policiaca lo
que tiende a producir polticos de extrcrnada sensibilid~d."
El cronista, despus de expresar su esperanza en que Luis
Echeverra pueda moverse contra la corriente oficial y provocar
la relajacin de la tirantez gobierno-oposicin verdadera, expresa
su seguridad en que "de no ser as Mxico se acercar ms todava a la peligrosa situacin del resto de Amrica Latina y podr
convertirse en uno de esos pases en donde, como el periodista
francs Regis Debray lo ha dicho certeramente, proseguir e1
oscuro juego de los presidentes y partidos demoburgueses mientras la situacin real contina siendo determinada por los Estados
Unid~s''.~~
84
Ibid.
238
EL MILAGIIO MEXICANO
EL MILAGRO MEXICANO
ridad con el pueblo de Vietnam es lucha por la propia independencia y de que sta no existe tampoco en Mxico, el gobierno
mexicano impide las manifestaciones o, si las permite a pesar
suyo, realiza un poderoso despliegue de fuerzas represivas muy
modernas y, por supuesto, equipadas con armas norteamericanas.
La falsa imagen de la estabilidad econmica, la democracia en
su ms prstino proceso y efectivo ejercicio, se superpone en armnico montaje a la de una poltica exterior digna, independiente
y siempre atenta a mostrar amistad y comprensin hacia todos
los pueblos del mundo. Pero una y otra no son sino espejismos
verbales. Los contundentes hechos trizan esos espejismos. Queda
entonces al desnudo el enlace demaggico de ambas polticas y
el sustrato reaccionario, de la clase dominante-dominada, caracterstico del cada da ms oprimente capitalismo del subdesarrollo
padecido por el pueblo mexicano, con todas sus consecuencias de
dependencia en los ms variados terrenos: econmico, poltico,
diplomtico, social y cultural. La estructura corporativa de esta
dominacin, aunque invisible en virtud del traslado de antiguas
funciones que prosopopyicamente se llevaban al cabo intercancilleras, consiste en que los nexos del iinperialismo norteamericano
se establecen directamente con las secretaras de estado, dejando a
la de Relaciones Exteriores el protocolo y otras minucias.
C m o matar quimeras
El escritor argentino Julio Cortzar, al escribir acerca de "la
mquina de matar mentiras y quimeras", que funcion en Pars,
dice :
Al frente de los Ministerios de Relaciones Exteriores
Latinoamericanos hay casi siempre un Merln o un Cagliostro, alguien que maneja a distancia esos espejos misteriosos
en los que la realidad se refleja de una manera por completo diferente, y es as que los mexicanos, los chilenos, los
cpatemaltecos o los argentinos que vivimos en Pars asistimos diariamente a una prestidigitacin mediante la cual las
peores realidades de nuestros pases son minuciosamente
escamoteadas por algn mago de smoking y sonrisa dentfrica, a la vez que se magnifica y amplifica y vocifera todo
242
EL MILAGRO MEXICANO
estos delitos se califican como comunes con lo cual se excluye automticamente la posibilidad de asilo para sus autores.
244
EL MILAGRO MEXICANO
246
EL MlLAGRO MEXICANO
Los tlatoanis murieron con Cuauhtmoc, cuando surgi la sociedad de clases. En otras circunstancias pero igual que los teles
de la tropa de Corts, la oligarqua de teles de ahora se somete
a la dominacin de la nueva, ms poderosa metrpoli. Los teles
de la oligarqua mexicana, como los de Corts, en una sociedad de
lucha de clases, tienen sus rencillas y querellas internas. Pero esas
diferencias las dirimen siempre ante el objetivo comn: la explotacin del pueblo y el control poltico administrativo del estado,
con armas de soborno, ambicin y unto de oro como las de Corts
en otro tiempo. Tan ambiciosos como los olides y ordaces de antao, los de ahora ni siquiera poseen la audacia y el valor intrpido de las huestes de Corts que conquistaban un territorio ignoto,
erizado de los peligros que ante el hombre pone lo desconocido.
247
PROBLEMAS Y PERSPECTIVAS DE UN
CAMBIO RADICAL
i Q ~ posibilidades hay de que el actual estado de cosas se
modifique en beneficio del pueblo y no solamente de una minora
privilegiada? Pretender sealar lo que pueda ocurrir en el futuro, sobre todo en el campo de las ciencias sociales y de la lucha
poltica, es siernpre ms difcil que examinar y aun formular conconclusiones en torno a lo ya acontecido. Pero si el intento de
entrever el curso del proceso social se realiza con objetividad,
tratando de reflejar la realidad y no solamente los prejuicios o
buenos deseos de quien escribe, pensando en las fuerzas capaces
de poner en marcha y llevar adelante el cambio, as como en
aquellas dispuestas a frustrar lo que pueda afectar sus intereses,
y procediendo, desde luego, sin la vanidad de creer que uno tiene
el monopolio de la razn y de la verdad, tal esfuerzo puede contribuir a cotejar opiniones surgidas del propsito comn de encontrar solucin a problemas de fondo, e incluso a forjar un
pensamiento renovador que ayude a las masas populares a librarse
de la explotacin y la miseria en que viven.
1.-2REFORMAS
EL MILAGRO MEXICANO
"El PRI ha luchado y seguir luchando por las reformas;
pero no participar de la charlatanera que de pronto se ha
desatado en materia de reformas. . ."; ". . .nuestro Partido
slo hablar de autnticas reformas, de reformas con sentido
progresista, de reformas de orientacin revolucionaria que
estn indicadas por las necesidades y orientaciones populares
para hacer oportuna y efectiva su ejecucin, en bien de
Mxico."l
iCules podran ser, a estas horas, esas reformas de "sentido
progresista" y "orientacin revolucionaria"?
entregar la
tierra a quien la trabaja, adoptar una poltica antiimperialista,
liquidar el charrismo sindical, democratizar la vida pblica y
desplazar del poder a la burguesa para sentar las bases de un
desarrollo nacional independiente? El seor Martnez Domnguez
~ a d adice al respecto. Mas en otro discurso aporta nuevos y
.esclarecedores elementos :
acaso
"Nuestro Partido -afirmaque es el partido de la renovacin y la reforma social, est pugnando por nuevas reformas
para abrir los cauces a un desarrollo ms equilibrado. . .,
para moderar la opulencia y la indigencia. . . ; para sentar
sobre bases ms firmes la paz del pas, su estabilidad poltica
y la maduracin de nuestro sistema democrtico."'
El lector podr observar que no se trata de enfrentarse a los
ms graves obstculos estructurales que desvan, frenan y en
muchos casos frustran el desarrollo nacional. Lo que se busca es
3irnplemente "moderar" la injusticia, mitigar la explotacin, suavizar ciertos conflictos y, sobre todo, afirmar la estabilidad poltica
y el orden, es decir: preservar el poder y afianzar el sistema social
imperante, aceptando ciertos cambios a fin de que todo siga fun.damentalmente como est. El propio dirigente del PRI, al responder a la pregunta de ". . .cules deben ser, en rasgos generales,
las nuevas reformasy', seala que aquellas que conduzcan a un
mejor reparto de la riqueza y el ingreso, a ampliar el rgimen de
seguridad social, a acelerar el desarrollo nacional, a mejorar las
condiciones de habitacin y los sistemas de informacin y a moPolmica, Seccin Documentos, NP 2, mayejunio de 1969.
Polmica, No 4, ao 1.
25 1
dernizar el sistema fiscal, educativo y crediticio. ". . .Este es -comenta- el tipo de reformas que el pueblo quiere, que la nacin
requiere y que nuestro Partido examina y promueve. No reformas
imaginarias o fantasiosas, al margen de nuestra realidad. . ."3
Conforme a ese extrao concepto que muchos polticos tienen
,de la "realidad mexicana" como algo intocable y rgido, las reformas no rebasan siquiera los lmites en que las aceptan sus "enemigos". La reforma agraria no tiene por objeto despojar a los neolatifundistas del P R I de la tierra de que se han apoderado, o al
menos volver el texto del artculo 27 constitucional a sus trminos
anteriores a la contrarreforma alemanista de 1946; su misin es
elevar, a travs de diversos mecanismos, la productividad del trabajo de los campesinos y jornaleros. La reforma fiscal no se concibe como un instrumento que permita al gobierno absorber una
parte sustancialmente mayor del ingreso nacional, gravar a los
ricos y modificar la estructura del gasto y en particular de la inversin pblica. La reforma crediticia no consiste en aprovechar mejor
10s recursos financieros disponibles y liberar al banco central de la
influencia de los banqueros privados y de la polilla acumulada a
lo largo de aos de proceder conservadora, burocrtica y rutinariamente, a satisfaccin del Fondo Monetario y del Banco Mundial.
La reforma educativa de que, sobre todo despus del movimiento
estudiantil de 68, se ha hablado con frecuencia, en vez de proyectarse como un intento democratizador de los centros de enseanza, que permita renovar los sistemas de trabajo y sentar las
bases de un desarrollo tecnolgico y cientfico propio, as como
contribuir a liberar a nuestras universidades de la servidumbre
respecto a las corrientes cientficas y seudocientficas dominantes
en la metrpoli, se la ve como un mero intento de ahogar la
inquietud juvenil, de restablecer los viejos valores en que los estudiantes ya no creen, y de "modernizary' los centros de estudio,
sustituyendo el trabajo propiamente cientfico por un tecnocratismo
estrecho, mecanicista y reaccionario, que haga de las escuelas superiores simples centros de adiestramiento y de los profesionistas
y tcnicos dciles y eficientes capataces de la burguesa nacional y
extranjera, ignorantes y aun hostiles a las necesidades y aspiraciones del pueblo.
;Y cmo garantizar la realizacin de las reformas que se sua
252
E L MILAGRO MEXICANO
5
6
354
EL MILAGRO MEXICANO
"
Conferencia de Trabajadores de Mxico, Pensamiento social, econmico y poltico de le C T M , Mxico, 1965, pp. 21 y 12.
255
"Queremos el poder -deca durante su campaa en Mrida el candidato del PAN- porque es el instrumento eficaz,
legtimo, para realizar las reformas que, en economa, en
orden social, en educacin, exige el progreso del pueblo. . ."l"
En Tlaxcala, al subrayar la necesidad de "un cambio demo-.
crtico de estructuras. . .", Gonzlez hlorfn puntualiz:
.la demanda bsica del cambio de estructuras [es]'
que se cumplan los lineamientos democrticos de la Consti,tucin . . ." Y en otro pasaje de su discurso:
"Cuando hablamos de estructuras nos referimos, primero
que nada, a las estructuras personales, a la mentalidad y manera de pensar y de actuar.. . Este es el primer cambio de
estructura que reclama A/l~ico".~~
El lector habr advertido que estos planteamientos no difieren
esencialmente de los del PRI. En ambos, lo esencial es modificar
ciertas posiciones subjetivas, psicolgicas mentales. En ambos, tambin, el respeto a la legalidad "democrtica" debe ser el marco
en que la vida pblica del pas se desenvuelva. Pero, en tanto los
idelogos del P R I creen que as es en la prctica y que todo
transcurre dentro del ms estricto apego al orden constitucional,
los voceros del PAN consideran que, especialmente en materia electoral, el PRI practica lo contrario a lo que predica y el gobierno
viola todos los das ese rgimen y los derechos y garantas que
consagra.
~ a m b i ncoinciden, cada vez ms, con las posiciones del PRI,
las de los grupos patronales que hasta la dcada de los aos treinta
fueron hostiles a la poltica oficial. En una reveladora entrevista
hecha por Exclsior al pintoresco banquero Anbal de Iturbide,
en el curso de la gira electoral de Luis Echeverra, al recordrsele
que a menudo se le criticaba por haber desertado del PAN para
acercarse al PRI, Iturbide aclar que haba ingresado al PAN bajo
el cardenismo, ". . .periodo de agitacin que amenazaba arrastrarnos a situaciones difciles. . .", pero que en la poca de Riiiz
19 Efran Gonzlez Morfn, Democracia o violencia (folleto), abril de
1970, p. 5.
11 Efran Gonzlez Morfn, Cambio democrtico de est~ucturas(folle-
8.
EL MILAGRO MEXICANO
Cortines el PAN se desvi ". . .para dedicarse a provocar la subversin. . ."; el partido ". . .traicion sus propios principios. . .",
". . .fue el PAN [en consecuencia] el que desert. . ." En la mis~iia
entrevista, como otros banqueros lo haban hecho ya en diversas
ocasiones, expres su franca adhesin al candidato del gobierno:
es un patriota decidido a mo"Luis Echeverra -dijodificar el medio ambiente para propiciar un desarrollo ms
acelerado. . ." ; " . . .el Lic. Echeverra ha demostrado su
preocupacin porque todos los mexicanos reciban el estmulo
y las garantas suficientes a fin de que, en un ambiente de
paz, tranquilidad y colaboracin, intervengan en el desarrollo
integral de nuestra patria. H a abogado el candidato por mejorar los sistemas educativos y suprimir as la ignorancia, que
es el mayor obstculo para la prosperidad".
Tiempo.
iiii
257
258
EL MILAGRO MEXICANO
no les afecta; antes les beneficia de mil maneras. Por eso los inversionista~extranjeros repiten, a su vez, con frecuencia, que la
Revolucin Mexicana es ejemplar y debe ser imitada por los dems
pases latinoamericanos. El modelo a seguir no est en Cuba; no
est en revoluciones radicales que alteran el orden y la estabilidad,
intranquilizan a los capitalistas, deprimen los negocios y las ganancias, afectan a la moneda y vuelven imposible mantener la libertad de especular con dlares, oro o bienes races. Latinoamrica
debe voltear los ojos hacia htxico, hacia una revolucin que se
desenvuelve no slo pacfica, sino incluso palaciega y deportivamente -como puede comprobarse en las secciones de "sociedad"
de las pginas dominicales de los grandes diarios- y que, sobre
todo, ". . . ha superado lo que llamaramos los trminos tradicionales. . ." La revolucin mexicana no h a muerto. Lo que ha muerto es simplemente su viejo espritu, el espritu de Francisco Madero, de Francisco Villa, de Francisco Mgica. Pero lo que ahora
est en pleno vigor es el espritu de don Francisco Cano Escalante.
El vivir en el reino armonioso de la unidad nacional tiene,
no obstante, su precio y sus implicaciones. Conforme a la doctrina
de que los grupos en el poder forman una gran familia cuyos
intereses se identifican entre si y con los de la nacin, resulta difcil distinguir no solamente los matices sino las posiciones ms
importantes de unos y otros. Los lderes charros hablan frecuentemente como banqueros y stos como lderes cl~~arsos;los funcionarios del PRI piensan como comerciantes y los comerciantes,
no queriendo quedar atrs de nadie, se convierten, como hemos
visto, en defensores de la "dinmica revolucionaria". Los inversionista~extranjeros aconsejan sospechosamente a otros pases imitar
el "nacionalismo" de la burguesa mexicana; y, a consecuencia
de todo ello las consignas, las proclamas, las divisas electorales v
aun las tesis fundamentales, digamos de la C T M o de la CNC,
se confunden a menudo con las de la Confederacin Patronal,
las del PAN con las del PRI y las de la CONCAMIN con las del
IEPES y el Consejo Nacional de la Publicidad. Lo nico claro
es aue las de todos ellos se divorcian cada vez ms de los intereses
del pueblo. Hay numerosos documentos que lo comprueban y que
demuestran que ha llegado a ser casi imposible distinguir el origen
de las frases que empeosamente se acuan en torno a la estabilidad, el orden, la unidad nacional, el desarrollo econmico y el deber
de los empresarios de contribuir al logro de la justicia social.
259
1) ". . .necesitamos resolver las diferencias que puedan surgir sobre nosotros, pacficamente, y sobre la base de un
acuerdo bsico [sic] de unidad nacional."
2) "En el exterior se admira el equilibrio de Mxico en un
sistema de economa mixta. . ." "Hemos . . .materializado un concepto que pareca vago. La unidad nacional
existe.. .";
3) "Mantengmonos unidos para que este maravilloso y delicado equilibrio no se rompa. De l depende que en el
plazo ms corto posible los sectores ms desvalidos reciban justicia econmica y social. . ."
260
EL MILAGRO MEXICANO
sobre todo, a la coordinacin de intereses, como base de
la coordinacin de esfuerzos." ". . .El verdadero empresario sabe, que una organizacin que no se renueva oportunamente, envejece y muere. ."
De nuevo preguntaramos al lector: podra usted aclarar cul de estas opiniones es de la Confederacin Patronal, cul
de la CTM y cul del PAN? A lo que slo nos restara agrega:
que, si puede usted hacerlo, sinceramente lo felicitamos.
Cuando se examinan y cotejan tales opiniones, as como otras
anlogas que diariamente se repiten sobre el carcter "mixto" de
nuestra economa, sobre el "desarrollo con justicia social", sobre
el equilibrio entre los intereses individuales y los de la sociedad, resulta difcil comprender la direccin en que se desenvuelven las cosas en Mxico. Entonces se entiende mejor por qu
muchos extranjeros reaccionan como uno a quien recientemente
o comentar: "Tengo -deca con gracia un funcionario de la
OIT- poco ms de un ao de vivir en Mxico. En ese lapso he
conocido muchos sitios de inters, me ha gustado lo que he visto
y he descubierto una rica tradicin cultural; pero hay algo que
an no logro entender: qu es eso de la Revolucin hfexicana?".
Probablemente lo mismo ocurra a la mayora de los mexicanos, a
gran parte de esa enorme porcin de mexicanos que empezaron
a vivir en los aos cuarenta y que, de entonces a ac, slo han
visto exrevolucionarios o simplemente reaccionarios que se enriquecen escandalosamente, inversionistas extranjeros que hablan
con entusiasmo del "milagro mexicano", lderes clzarros empeados en preservar el orden, discretos y silenciosos diputados
y senadores, huelgas "inexistentes", intentos populares renovadores
que casi siempre acaban enfrentndose a la represin policiaca o
militar, y demandas y protestas estudiantiles que, a pesar de su
incuestionable legitimidad, se persiguen como si fueran graves delitos. No es sorprendente que muchos jvenes -en ms de un
sentido ajeiios a un viejo orden plagado de anacronismos, de valores caducos, de frases hechas, de mitos extraos e irracionales, se
pregunten tambin qu es eso de la Revolucin Mexicana, como
no lo es tampoco que cada vez comprendan mejor que, desde
hace treinta aos, la llamada "Revolucin" no es sino el eufemis1110 con que en la literatura oficial, y en los salones de moda, se
designa al capitalismo deforme y dependiente que las fuerzas dominantes se empean en preservar como condicin para salvaguar-
" . .La Constitucin -dice el licenciado Echeverrano es intangible. Se ha reformado y sin duda se la reformar cada vez que sea necesario, a condicin de que permanc7can invioladas las estructuras iunda~nentalesque amparan
la libertad, la democracia y la justicia."15
i Este es, precisamente. el problema! lReformas?, s; pero "a
condicin de que permanezcan invioladas las estructuras fundamentales", es decir, el rgimen de propiedad, el sistema de trabajo
asalariado y la explotacin que le es inherente, el rgimen de libre
empresa que bajo el capitalismo culmina en el monopolio, la estructura de clases y la dependencia estructural que sufren pases
como el nuestro.
En el propsito de salvaguardar las estructuras coinciden todos.
Las discrepancias entre los diversos sectores de la clase dominante
son ms de matiz y de grado, que de fondo. El comentario del
conocido caricaturista de Exclsior, Abel Quesada, hecho precisamente el da de las elecciones presidenciales, es revelador: "El
licenciado Efran Gonzlez Morfn -deca, segn se desprende
de su campaa-, es revolucionario conservador. El licenciado Luis
Echeverra es revolucionario liberal. Los dos son partidarios de la
justicia. Los dos aspiran a lograr una mejor distribucin de la riqueza. . ."
Y si los funcionarios y los candidatos a puestos de eleccin popular defienden sin reservas la estructura social imperante, los empresarios privados son todava mucho ms explcitos:
N9
1, octubre-noviembre de
EL M I L A G 5 0 MEXICANO
iica, de equilibrio de derechos y deberes de quienes se coorh a n para producir. Debe ser concebida, fundamentalnrente, como una comunidad. . . que no slo responda al bienestar
individual, sino tambin al social."
"La empresa requiere en favor de los empresarios e inversionista~: respeto al derecho de propiedad; garantas
efectivas.. . ; condiciones que favorezcan una alta productividad; respecto al derecho a obtener un inters razonable.. .
utilidades justas. . . ; orden y justicia sociales; eliminacin
de la competencia ilcita, privada o estatal. . ."
"El hombre tiene un derecho natural. . . la propiedad
privada. . . de los bienes de produccin y de consumo. . ,"
". . .Ida lucha de clases como principio es un elemento
antisocial, la coordinacin de stas, por el contrario, es el
nico camino para alcanzar el bien de cada empresa, de sus
integrantes y de toda la nacin."16
263
EL MILAGRO MEXICANO
sobre este tema en la literatura gubernamental son empero gencralmente imprecisas. Tpica de ellas podra ser la siguiente, contenida en un editorial de la revista oficial del PRI:
"Se hace necesario un esfuerzo final para barrer las ltimas resistencias de la antigua sociedad, y hacer madurar e1
embrin de la nueva sociedad."17
cul es esa "antigua" sociedad y cul la "nueva"? ;Concebirn los idelogos del PRI al capitalismo como un nuevo sistema:
nada menos que en la etapa histrica en que este recorre la ltima
fase de su desarrollo? En verdad nunca lo aclaran, y aun suelen
caer en un peculiar excepcionalismo, segn el cual la nuestra es una
organizacin social sui gneris. . ., que nada tiene en comn con
las de otras naciones. Esto nos lleva a la siguiente cuestin:
2) zEs el rgimen social existente capitalista?
A veces parece admitirse que lo es. Ms frecuentemente, sin
embargo, se habla de un "desarrollo con justicia social", de una
"solidaridad clasista", de un rgimen "solidaristay', de la necesidad
de "humanizar a los empresarios" y, sobre todo, de que el sistema
econmico imperante es una economa "mixta". i E n qu consiste
sta? Tampoco es fcil saberlo debido a que el trmino -que
por cierto es importado-- se usa con bastante imprecisin:
"La estructura econmica que se deriva de los mandatos
jurdicos de la Constitucin mexicana vigente, afirma por
ejemplo, el funcionario del PRI, Enrique Olivares Santana,
es mixta, con una dualidad que busca conjugar el inters
individual con el social, estableciendo un equilibrio dinmico
que es uno de los pilares que dan operancia a nuestro
desarrollo. . ."18
En trminos ms sobrios, pero en el fondo similares, la tesis
se repite a cada momento entre los ms altos funcionarios pblicos
y los principales empresarios privados:
"En el contexto de un rgimen de economa mixta -deca
el Presidente Daz Ordaz en su V Informe al Congreso17
18
266
EL MILAGRO MEXICANO
"Nuestra Carta Magna establece las bases para que
MSxico acelere un desarrollo armnico, equilibrado, entre el
pueblo y el gobierno, entre las ciudades y el campo, entre
la produccin industrial y la. . . agrcola, entre las generaciones adultas y las. . . nuevas, entre los hombres y las mujeres,
entre los maestros y los alumnos, entre los factores de la
produccin: el capital y el trabajo.'121
267
A propsito de las leyes, lse considera en el sector gubernamental que lo establecido en ellas, y concretamente en la Constitucin,
se respeta y tiene vigencia real? Desde luego que s. Aun podra
dcirse que, en aos recientes, se ha adoptado una posicin que no
slo admite la supremaca jurdica de la Constitucin sino que
ve en ella una bandera, una gua, una doctrina, incluso un programa conforme al cual se desenvuelve la vida nacional. Segn las
versiones oficiales ms difundidas la Constitucin es un estatuto que
consagra un rgimen de garantas celosamente respetado por las
autoridades, y que cuando excepcionalmente llegan a violarse son
de inmediato reparadas al travs del juicio de amparo:
"Cuando hablamos de libertades democrticas -declaraba
recientemente el presidente del PRI- aseguramos que no hay
una sola de las que el mexicano disfruta que est restrjngida. . ."24 Pero, tendramos derecho a preguntar: i Y qu decir
de aquellas de que no disfruta? En cuanto a la posible violacin de los preceptos constitucionales, el candidato del PRI
a la Presidencia ha dicho en su campaa que: "Si la nacin
marcha unida y progresa es porque los mexicanos estamos
concientes de que el incumplimiento de la Constitucin provocara divisin, anarqua y r e t r o c e s ~ . " ~ ~
5) ES que realmente hay en Mxico democracia y especialmente un rgimen poltico en el que se respete el derecho de voto?
Ya vimos lo que Jorge Carrin piensa al respecto, y no volveremos sobre el tema. La versin oficial sobre este asunto, en palabras
$e un vocero del gobierno tan autorizado como el seor Martnez
I)omnguez, es, naturalmente, otra:
"En Mxico existe un rgimen democrtico que lucha
fundamentalmente por el progreso independiente. . ., por el
*"Ideario,
p. 54.
Seccin Documentos.
268
EL MILAGRO MEXICANO
bienestar del pueblo, por el desarrollo econmico y la justicia
social. . ." No slo existe tal rgimen sino que "es evidente el
progreso alcanzado en las diversas esferas de nuestra vida
democrtica. . .1'26
..
EL MILAGRO MEXICANO
Martncz Domnguez: "Somos un pas de pueblo y los llaniados aristcratas mexicanos son plantas extraas que nunca
han llegado a florecer. ." 3 0
.. .somos intercambiables, sobre todo en estos pases deinocrticos nuestros donde no hay aristocracia, ni oligarquas ni
castas, sino que todos venimos del pueblo al cual nos dcbemos."
". . .hay una saludable renovacin -insiste- en los cuadros directivos del pas. . ."31
En cuanto a que el P R I o el gobierno intervenga en los sindicatos u otras organizaciones de masas, o que, como asegura Accin Nacional, los sindicatos ". . .en vez de ser independientes del
gobierno, de los partidos y de las clases patronales, se han convertido en mecanismos de control poltico en contra de los derechos
de los trabajadores. . .", en el gobierno se reitera que ". . .como
es bien sabido las organizaciones obreras, campesinas y populares que pertenecen al partido disfrutan de su autonoma orgnic a . . ." Ya lo ha dicho el candidato Echeverra: "No debe, no
lo ha hecho el gobierno mexicano, intervenir en los problemas
sindicales internos."32
Sea una cosa o la otra, lo cierto es que los dirigentes de esas
organizaciones, integradas en el sistema del PRI, no desaprovechan
oportunidades para reiterar su absoluta adhesin al partido:
1
4
271
272
EL MILAGRO MEXICANO
que el bajo nivel de vida del pueblo nada tiene que ver con el
sistema de produccin imperante, como tampoco tiene por qu
prolongarse :
"Debemos rechazar la falsa y perniciosa teora.. . -afirma
enfticamente el dirigente prista- de que el desarrollo de
la economa y el desarrollo nacional suponen forzosamente
largos periodos de condenacin de grandes ncleos populares al sacrificio de sus energas y del bienestar a que tienen
derechoy'.35
Donde parece haber mayor coincidencia es en el sealamiento
de que, para acelerar el desarrollo, se requiere un vigoroso inercado interno y de que ste slo podr expandirse si los ingresos
de los trabajadores, sobre todo rurales, aumentan. Podra decirse,
sin temor a exagerar, que de las cuestiones de que ms se habla
en el Mxico de hoy, sta es de aquellas en torno a las cuales se
aprecia un acuerdo ms amplio entre el gobierno, los lderes
obreros oficiales y la iniciativa privada. Las opiniones que siguen
son por dems elocuentes:
"El Congreso del Trabajo reclama una autntica poltica
salarial que al tiempo que mejore las condiciones de vida
de los obreros industriales y agrcolas, desarrolle un mercado interno que sirva de base a nuestro crecimiento ind~striai".~~
"Pensamos -expresa, por su parte, el candidato Echeverra- que debe incrementarse la capacidad de compra del
pueblo, fundamentalmente para que el industrial mexicano
pueda expandirse y desarrollarse. . ." ; " . . .incrementando
la capacidad de compra en el campo tendrn [los industriales] un mercado seguro para sus p r ~ d u c t o s ' ' . ~ ~
". . .si la tendencia consiste, como ha dicho repetidamente
el candidato, en crear un mayor poder econmico de los
grandes ncleos populares - d e c l a r a el banquero Anbal de
Iturbide-, salta a la luz que. . . podremos llegar a la creacin de un vigoroso mercado interno en el cual se apoye
35
36
'7
273
el vigoroso desarrollo general del pas. . . " ; " . . .la industria no se desarrolla a la velocidad necesaria por falta de
mercado interno y por la dificultad que tiene para competir
en los mercados internacionales. . . " 3S
Y cn trminos casi idnticos, el candidato del PAN, dice:
" . . .la iniciativa privada y el gobierno tienen una responsabilidad indeclinable. . . ya que la industrializacin sin mercado interno suficiente, por la falta de poder de compra
de la mayora de los campesinos, y con posibilidades reducidas de exportacin. es tina indiistrializacin de efectos
limitados. . ." 39
8 ) ;Qu ideas prevalecen entre funcionarios pblicos, dirigentes obreros y empresarios privados acerca del estado y su
coil~posicin social? Lo que a cada momento se reitera es que
el eohiemo es "adicto a los principios de la Revolucin".
. . .el
"Nos enorgullece -comenta el presidente del PRIavance impetuoso de hlxico en muchos aspectos". Y agrega: "Ese avance es obra del pueblo y de los gobiernos de
proyeccin progresista qiir e1 pueblo sr ha dado. . " 40
Fidel Velzquez califica al gobierno de "re\~olucionario", y el
Congreso del Trabajo, que en buena medida es el propio Velzquez, acompaado de Yurn. Snchez Madariaga, Chumacero,
Pre7 Ros ) otros viejos lderes sindicales, sostiene:
"El estado moderno es el inlpulsor del progreso de la vida
socioeconmica y el regulador de los intereses de la colectividad. H a abandonado la vieja tesis de dejar hacer, dejar
pasar, con la que unos pocos se enriquecieron con la miseria de los muchos".41
". . .como dirigentes sectoriales y como gobernados -seala
hemos
por su lado el presidente de la CONCANACOadquirido plena conciencia cle la marcha institucional en
38
39
40
41
Tiempo.
L a Nacin, febrero 15 de 1970.
Polmica, N? 4, Seccin Documentos.
Congreso del Trabajo, ob. cit., p. 25.
EL MILAGRO MEXICANO
Carta Semanal de la
CONCANACO.
". . .da tras da comproba~nos que el contraste tecriolgico de nuestra patria con el de las otras potencias superindusti-ializadas, se ahonda con todas las consecuencias..
."
". . .Uno de los principales aspectos de la Revolucin Mexicana es la afirmacin del nacionalismo ante la dependencia
econmica".
-43
Ideario.
.., p.
42.
2 76
EL MILAGRO MEXICANO
El acuerdo no sc circunscribe a los crculos propiamente gubernamentales: abarca tambin a la "iniciativa privada".
iPor qu, entonces, ha de modificarse a fondo un rgimen
social que se supone nuevo, vigoroso y nacido nada menos que
de una ievolucin en marcha? ;Quin puede estar en contra de
una economa "mixta", en la que el Estado se limita a estimular
a los empresarios, en la que es perfectamente viable lograr un
desarrollo con justicia social e incluso un equilibrio entre los
capitalistas y los trabajadores, los que, de clases antagnicas e
irreconciliables, bajo el embrujo y los sutiles mecanismos de esa
economa "mixta", se convierten en sostenes de un nuevo sistema
basado en la colaboracin, el entendimiento y la armona de esas
clases? ;Quin puede oponerse a una democracia representativa
que se desenvuelve conforme al ms estricto respeto a la Constitucin, alrededor de un partido poderoso y genuinamente popu45
273
EL MILAGRO MEXICANO
'
279
EL MILAGRO MEXICANO
gia, porque ningn pas h a logrado jams alcanzar ese nivel de
perfecto equilibrio ni evadir el curso de la historia. Y si tal rgimen econmico consiste en que, a diferencia de lo que ocurra
bajo el capitalismo competitivo, en la etapa del laissez-faire,
el Estado participa activamente en el proceso econmico y no
se limita ya a jugar el pasivo papel de "guardin", se dice algo
cierto pero irrelevante, que equivale a reconocer que vivimos
en un capitalismo de estado, que por cierto nada tiene de i~iixto,
ya que no es el grado en que el gobierno interviene o deja de
hacerlo en la vida econmica lo que define el carcter del sistema. Bajo el capitalismo de estado el estado sigue siendo capitalista, y si participa ms directamente en la economa, y sobre
todo en la llamada "infraestructura", ello es as porque la dinmica del sistema, la acentuacin del carcter social de la produccin, la tendencia a una cada vez mayor concentracin y
centralizacin del capital, y aun concretamente la presin de los
capitalistas lo obligan a actuar -y a veces a abstenerse- en sii
beneficio, y en otro sentido porque la empresa privada no es ya,
como lo fue en la poca del capitalismo clsico, un motor capa/
de impulsar y mantener el sistema a un nivel de actividad satisfactorio.
La creciente intervencin del estado, no es, por otra pairc.
como los oradores del PRI gustan de repetirlo, algo inherente n
la Revolucin Mexicana; es un signo del desarrollo del capitalismo que en la fase monopolista se acenta y aun vuelve inevitable y que, lejos de librar al rgimen de sus contradicciones
ms profundas, contribuye a agudizarlas. La tesis anacrnica ( m
el fondo neoclsica, marshaliana -aunque
algn diputado piidiera creer que es maderista o carrancista- de los dirigentes dc
la CTM, la co~cilrvaco y el PRI) que, adems de convertii
gratuitamente a los capitalistas ms ociosos en un "factor productivo", inventa un equilibrio entre el capital y el trabajo -o
sea entre los patrones y los trabajadores-,
es engaosa y rearcionaria. Y al propio tiempo es qui7 la que nos da la clave para
comprender por qu se insiste tanto en que la economa mexicana es "mixta".
Los trabajadores del campo y la ciudad advierten poco a
poco que el capitalisn~ono resuelve siquiera sus ms graves problemas: los
cotidianos y elementales de comer tres
veces diarias, contar con una habitacin decente, vestirse, educarse y vivir como seres humanos. Y aun no comprendiendo
28 1
cabalmente el m o d u s operandi o la proyeccin histrica del capitalismo, entienden que son explotados, que carecen de todo
mientras otros poseen todo, que siempre resultan vctimas de
la opresin, la arbitrariedad y la injusticia. i Q u mejor, entonces, que escarnotear a las rilasas el capitalismo, dejar de mencionarlo en los discursos y aun sugerir que el sistema ha desap;.
recido, para dar paso a una atrayente y novedosa economa
"mixta" cuyas mltiples y raras virtudes nada tienen que ver
con los incorregibles vicios del viejo rgimen?
EL MILAGRO MEXICANO
vativo de la Revolucin ni de los llamados regmenes "revolucionarios" ni menos an del carcter "mixto" de nuestra economa.
En la fase monopolista del capitalismo, en la que se acenta la
falta de uniformidad en el desarrollo del sistema econmico, los
pases subdesarrollados, en general, no se acercan sino que -como
muy bien lo ilustra Fernando Carmona en este libro-, se alejan
cada vez ms de las grandes potencias capitalistas y, desde luego,
de las naciones socialistas, no obstante que sus fuerzas productivas
crecen con mayor rapidez que aos atrs. La India, con todo y
su independencia y sus planes de desarrollo, est hoy ms atrs
de China y Japn que hace veinticinco aos, del mismo modo
que el rezago de Mxico, Brasil o Venezuela respecto a Estados
Unidos, Alemania o Francia es mayor ahora que hace tres O
cuatro dcadas. Nuestro desarrollo, por otra parte, no es excepcional ni obedece a un impulso sin paralelo, dado por la Revolucin. Independientemente de la importancia de sta, las fuerzas productivas se han expandido en casi todas partes: en Estados
Unidos y en Italia; en Puerto Rico, bajo el dominio norteamericano; en Brasil y Venezuela, bajo regmenes dictatoriales y antidemocrticos; en Alemania Occidental, al amparo de un nuevo
y poderoso complejo militar-industrial que en ms de un aspecto
recuerda al rgimen de Hitler; en Japn, en el marco de una
poltica reaccionaria y de una estrecha cooperacin con el imperialismo yanqui, e incluso en la Espaa de Franco y la "China"
de Chiang Kai-Chek.
EL MILAGRO MEXICANO
acciones. . . ", y todos sabemos -.aunque nadie, naturalmente, rriejor que las autoridades- de numerosas escuelas en las que no slo
intervienen tales elementos sino que estn controladas por ellos.
En fin, el principio constitucional de que la "educacin priinaria ser obligatoria", en un pas en el que millones de nios no
pueden siquiera ingresar a la escuela, es una obligacin tan irreal
como el derecho de los ciudadanos a decidir, mediante un voto
meramente virtual y a posteriori, que nos gobiernen los candidatos
del PRI.
Los artculos 40. y 50. consagran libertades que bajo el capitalismo tienen cada vez menor realidad, y que en Mxico, concretamente, se violan a diario. "A ninguna persona podr impedrsele -seala el artculo 40.- que se dedique a la profesin,
industria, comercio o trabajo que le acomode. El ejercicio de esta
libertad slo podr vedarse por determinacin judicial. . . "
,Cmo no se haban dado cuenta los obreros, los jornaleros
rurales, los desocupados, los subproletarios que viven hacinado~en los anillos de iiiiseria de las grandes ciudades,
de que la Constitucin les da derecho a dedicarse a la actividad "que les acoinode", y que slo los jueces pucden
iinpedirlo cuando se lesionen derechos de terceros? i Habr
que recordarlo en adelante! Si la iniseria y la explotacin
impiden a un obrero retencr cl fruto ntegro de su trabajo,
vivir digiiainente y educar a sus hijos, cllo no tiene importancia. La Constitucin consagra la libertad de trabajo y
si a un albail o u11 campesino le "acoinocla" cambiar tle
-'industria, corilercio o trabajo'' y hacerse industrial, funcionario o banquero, en tanto la actividad que escoja sea
licita, ningun juez podr vedarle el ejercicio de esa libertad.
La explotacin, debiera tambin tenerse presente, no existe
en una economa "mixta7' en la que, como dice el artculo +o.
"nadie puede ser privado del producto de su trabajo. . . ", ni
"obligado -agrega
el 50.a prestar trabajos personales
sin la justa retribucin y sin su pleno consentimiento. . ."
El trabajo asalariado, en otras palabras, no es una relaciil
social tpica del capitalisiiio. Es una relacin contractual en
la que el patrn y e1 trabajador convienen libremente lo
que han de hacer, y que en consecuencia, no puede perfeccionarse sin el "pleno consentiiniento" del que trabaja. De
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286
EL RIILAGRO MEXICANO
trativa. . ." 2 Se respeta este derecho? Para comprender 10
que ocurre al respecto conviene recordar que el artculo
siguiente, o sea el fo., consagra como "inviolable la libertad de escribir y publicar escritos sobre cualquier inateria. . .", y que el 90. establece que "no se podr coartar el
derecho de asociarse o reunirse pacficamente con ciialqiiier
objeto lcito. . .", incluido el de "presentar una protesta. . ."
a las autoridades.
EL MILAGRO MEXICANO
lectuales de izquierda -porque los de derecha nunca violan la
ley- que a pesar de haber concurrido a mtines como el de ?'latelolco sin ms armas que un libro, un cartel o unos volantes,
se les presenta ahora como criminales, como autores de toda clase
de atropellos y aun conio responsables de la rnuerte de sus propios compaeros.
;Y qu decir del derecho de peticin que consagra el artculo 80.. Los funcionarios pblicos -asienta este precepttienen
"la obligacin de hacer conocer" sus acuerdos "en breve trmino". ;Ser un "breve trmino" las semanas, meses y aun aos
que suelen esperar, por ejemplo, los campesinos, para que las
autoridades agrarias les respondan -no para que les resuelvan-sus instancias?
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290
EL MILAGRO hlEXICAN0
EL MILAGRO MEXICANO
gada estabilidad poltica. . . Esa estabilidad no ha perpetuado a
un grupo en el poder". :\ diferencia de lo que fue tpico del
porfiriato, se nos dice, cada seis aos se integra un nuevo equipo
y los ms altos funcionarios son relevados por los ms jvenes.
En parte, sin duda, ello es as. Pero no deja, a la vez, de ser
interesante y digno de reflexin advertir que en los ltimos treinta aos -como en los treinta del porfiriato- ciertos funcionarios
se han convertido, al amparo de la "estabilidad" poltica, en
verdaderas y slidas instituciones republicanas.
La lista que sigue, pese a su brevedad y a que en ella slo
se consideran como altos puestos los de diputado, senador o gobernador, director o subdirector general de instituciones nacionales y organismos descentralizados, embajador en algn pas de
importancia, subsecretario o secretario, presidente del PRI o dirigente sindical del ms alto nivel nacional, es bastante revelara, y muestra que no son pocos los funcionarios que han durado,
en conjunto, mucho rris de un sexenio en esos altos cargos:
Nonzbre
Cargo Actual
Hacienda.
Aos e n
un alto
puesto
inslito-
al cargo de secretario de
Nombre
Antonio Armendriz
Ignacio
Rodrigo
Manuel
Antonio
Moroncs Prieto
Gmez
Tello
Carrillo Flores
**
Cargo Actual
Aiios en
un alto
puesto
Recientemente fallecido.
EL MILAGRO MEXICANO
Es tal la presencia de ese "ejecutivo fuerte" en el gobierno,
que no deja de ser siritomtico que ni los diputados y senadores,
a pesar de que la Constitucin establece (artculo 61) que "son inviolable~por las opiniones que manifiesten en el desempeo de
sus cargos", se decidan a emitir ningn juicio dentro o fuera del
recinto parlamentario, a menos, claro est, que alguien de ms
alta jerarqua -y
desde luego el propio presidente- tome la
iniciativa e indique e1 canlino a seguir, en cuyo caso son capaces hasta dc volverse enemigos del delito de disolucin social, as
hubiesen sostenido por alios que era indispensable para la defensa
de la patria. El Congreso no es siquiera el cuerpo que realmente iegisla, el que hace las leyes y las e m a al Ejecutivo para ser promulgadas; es ms bien el Ejecutivo el que, adems de iniciar
muchas de ellas, suele mandar otras ya hechas a las Cmaras
para que stas se limiten a una rpida y virtual revisin que
siempre termina con el voto aprobatorio y no pocas veces con
la cortesana adulacin al remitente.
En fin, el artculo 123, que tan frecuentemente se ostenta
como un texto avanzado y como la base de una legislacin laboral con la que, segn el seor Fluvio Vista Altamirano y otros
dirigentes del PKI, ". . .quedan niveladas las fuerzas sociales concurrentes en la produccin: trabajo y capital. . .", no es objeto
de violaciones menos graves que las ya sealadas. .4lpnas de
ellas son tan evidentes, que basta recordar el texto legal para comprobar su existencia. Veanlos :
Las jornadas de ms de ocho lloras -pedimos tomar nota a
quienes suelen trabajar nueve, diez y m s - estn prohibidas por el articulo 123;
El trabajo de los voceadores y vendedores en pequeo, en el
que vemos trajinar por las noches, en la ciudad de Mxico,
a nios menores de 14 e incluso de 10 y 11 aos, est tambin
terminantemente prohibido;
Los salarios mnimos que no sean "suficientes para satisfacer
las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden
material, social y cultural y para proveer a la educacin obligatoria de los hijos. . .", son ilegales, segn la fraccin V del
articulo 123 y los inferiores al salario mnimo, que por clesgracia reciben miles y miles de jornaleros en todo el pas, son
de tal modo irreqilares que ni siquiera estn previstos en
la ley:
295
La injustificada discriminacin, sobre todo de mujeres y menores, slo se da tambin en la prctica, pues el precepto de
que hablamos dispone que "para trabajo igual debe corresponder salario igual, sin tener en cuenta sexo ni nacionalidad".
"En toda negociacin agrcola. . . o de cualquier otra clasc
de trabajo -esto ya suena inclusive a burla- los patrones
estarn obligados [as lo dice la Constitucin] a proporcionar
a los trabajadores, habitaciones cmodas e higinicas. . .
Igualmente debern establecer escuelas, enfermeras y dems servicios necesarios a la comunidad".
"Las leyes reconocern como un derecho de los obreros. . .
-dispone la fraccin XVII- las huelgas. . . " Y la XVIII
establece: "las huelgas sern lcitas cuando tengan por objeto conseguir el equilibrio entre los diversos factores de la
produccin armonizando los derechos del trabajador con los
del capital". Lo que podra hacer pensar que muchas de las
huelgas declaradas ilcitas en aos recientes intentaban probablemente romper - - e n favor de los trabajadores y en perjuicio de los capitalistas- en vez de lograr la annona y el
equilibrio a que stos tienen derecho conforme a la ley.
Ante violaciones tan graves, que de un modo u otro contribuyen a mantener un bajo nivel de salarios en las ciudades y
sobre todo en el campo: ;e11 dnde queda la teora oficial del
mercado interior, sostenida por el PRI, el PAN, la CTM, la
CONCANACO, la c o ~ c s ~ rer iinclusive el PPS y otros grupos de la izquierda oficial, segn la cual es necesario aumentar el poder de
compra a disposicin de las masas rurales y de los trabajadores
urbanos, a fin de impulsar el desarrollo del mercado y, por consiguiente, de la industria nacional?
Sera inaconsejable examinar aqu esta teora, pues sin mayor
provecho tendramos que desviamos y abandonar el curso previamente trazado a nuestro ensayo. No obstante, quiz valga la
pena invitar al lector a reflexionar brevemente sobre ella y sobre
la estrategia resultante, ya que ambas parecen responder, al igual
que otras formulaciones oficiales, al propsito de "racionalizar" el
sistema y de convencer al pueblo de que no solamente es posible
sino indispensable que sus condicionrs de vida rilcjoren cuanto
antes.
EL MILAGRO MEXICANO
El argumento que ms a menudo se esgrime sobre esta cuestin no es nuevo; empez, en rigor, a manejarse en Europa hace
nls de un siglo, pero no deja de ser atrayente y en apariencia
bastante lgico: para impulsar el desarrollo econmico -se dicenecesitamos una industria vigorosa; para contar con sta es preciso disponer de un amplio mercado interno pues las posibilidades de competir en el exterior son muy angostas; para lograr
ese mercado es menester elevar el poder de compra de las masas;
y como la mayora del pueblo sigue estando vinculada al campo,
el aumento del ingreso rural es la clave de la ampliacin del mercado y de la aceleraciri del desarrollo. El corolario de la tesis -y
a1 propio tiempo su base- es ste: lo esencial para el progreso
econmico es el mejoramiento inmediato y sustancial de los trabajadores, pues ellos son los nicos consumidores potencial~nente
capaces de absorber enormes cantidades de bienes, muchos dc
los cuales ni siquiera se producen porque no hay quien los
compre.
Si esta tesis fuera cierta el capitalismo sera iin sistema muy
distinto de lo que es; si el bienestar del pueblo fuera, en efecto,
la condicin del progreso econmico bajo un rgimen corno el
imperante y los intereses de quienes trabajan fueran idnticos a
10s de quienes explotan el trabajo ajeno, esta sera una sociedad
sin clases y por ende sin las contradicciones que la presencia de
dos clases antagnicas vuelve inevitables. Pero la tesis es falsa
en ms de un sentido: el mercado no consiste, ni su magnitud
y grado de desarrollo pueden medirse exclusiva o siquiera fundamentalmente al travs del poder de compra de las masas; el
desarrollo no es funcin del mercado sino, ms bien a la inversa,
ste es funcin de aquel, aunque, desde luego, en el marco de
interrelaciones dialcticas propias del capitalismo; la acumulacin de capital, la exportacin y no solamente el consumo. y
por lo que hace concretamente a ste, el consumo de los ricos
y de los estratos intermedios en mucho mayor medida que el de
las masas - q u e debido a la explotacin reinante absorben sierripre una parte relativamente pequea del producto nacional-,
son los factores decisivos del monto, el ritmo de crecimiento y
la composicin de la demanda. El papel esencial de los trabajadores en el proceso de formacin del mercado, por otra parte,
no es tanto ~1 que les corresponde como co~npradoresde bienes
de consumo sirlo corno veiidrdores de fuerla de trabajo, de fuer-
297
EL MILAGRO MEXICANO
nerse a las que hacen los legisladores, as sean estos constituyentes. En el fondo, la contradiccin que aqu se expresa es la que
hay entre una posicin meramente normativa, como postular en
un texto legal que nadie, digamos, puede ser explotado, y el hecho
resultante de una ley econmica objetiva, que determina que bajo
el capitalismo los trabajadores no pueden dejar de serlo, ya que
la explotacin es la esencia misma del sistema. A esta preeminencia de los hechos sobre el derecho, de la necesidad histrica sobre
la demagogia y los buenos deseos, obedece que aun la "Ley Suprema" tenga que ceder ante ciertas exigencias; aparte de lo cual,
desde luego, hay fallas, limitaciones y vicios en la administracin
de justicia que tambin contribuyen a que no se cumpla la Ley.
Si resulta muy difcil lograr que la Constitucin se respete,
lo es mucho ms que, cuando se ha infringido un precepto, se
repare el dao. Para salvaguardar las garantas y restituir la legalidad nuestra Constitucin dispone de un mecanismo tradicional
en las legislaciones liberales: el juicio de amparo. Es ste un
expediente ingenioso, sencillo, sujeto a un mnimo de formalidades legales y de fcil, rpida tramitacin; tina especie de juicio
sumario o de apremio que permite que si alguien ha sufrido un
atropello o ha sido vctima de un abuso, la legalidad se restablezca hacindole justicia sin demora. En la prctica, empero
-y lo saben no nicamente los abogados y quienes tienen contacto
con los tribunales, sino que de ello hay dramtica constancia en
el esplndido mural de Jos Clemente Orozco en la propia Suprema Corte de Justicia- las cosas son diferentes: meses y hasta
aos de trmites farragosos, en vez de semanas o das; interminable papeleo buracrtico, largas e injustificadas esperas, inaccin
judicial, parcialidad y favoritismo. Acaso por ello, muchos de los
mexicanos del pueblo que recurren a la Suprema Corte en busca
de amparo y de justicia, acaban con frecuencia apelando a otro
tipo de corte y resi<gnAndose a pedir: "Que Dios me ampare."
111.-i\N,\RQUA
NO; REVO1,UCIN Sf
i Q ~ hacer ante tal estado de cosas? existe alguna posibilidad de q ~ i eel pas se desenvuelva por cauces diferentes y de
que la Constitucin se respete en bien de todos? qu cambios
debieran realizarse, si las reformas que se aceptan en el sector
EL MIL-AGRO MEXICANO
tales de la Constitucin no se respeten tiene importancia, esencialmente, como un hecho, como rasgo objetivo de una realidad
que se aspira a transformar y que, por tanto, es preciso conocer
de cerca y a fondo, pues es cn el terreno de los hechos -no en
el de las ideas y menos an el de las ilusiones- en donde se
gestan, se libran, fracasan y triunfan las luchas revolucionarias.
Si la anarqua no es el camino a seguir, ;tendrn razn quienes sostienen que nuestras leyes son buenas y que lo nico que
se requiere es cuil~plirlas?;Ser cierto, como los repiten los dirigentes del PAN y del PRI, que todo lo que el pas necesita es
ajustar su vida diaria a los principios de la Constitucin?
Hay casos, desde luego, en los que sera sin duda dcseable
y no imposible modificar la situacin existente y hacer respetar
la ley. Hay fallas, irregularidades y abusos susceptibles de svr corregidos y aun mltiples avances concretos y modestos por los
ciiales sera un error dejar de luchar. Ni teniendo, con todo, el
mayor xito en el propsito de ceir la realidad mexicana al
marco constitucional, sera viable a estas horas llevar adelante
el desarrollo de la nacin dentro del cauce previsto por el Constituyente de 1917. ?Por qu? En parte porque la vida siempre
tiende a rebasar, a dejar atrs y aun a romper las formas legales que, un monlento dado, intentaron regirla. La prctica, la
costun~bre,el uso diario son, como se sabe, fuentes del derecho.
Y en lo que hace a la organizacin del Estado y, en general, del
sector pblico, a las relaciones entre los poderes y al funcionamiento de cada uno de ellos, en el ltimo medio siglo han siirgido nuevas formas y mecanismos, y cradose situaciones que sera
indebido soslayar y ya muy difcil modificar.
Hay, empero, razones ms profundas para pensar que, ~ n s
que un programa que pueda guiarnos en el futuro, la Constitucin es el reflejo ideolgico y la cristalizacin jurdica de una
etapa histricamente superada. Nuestra Carta Magna es esencialmente liberal. Es un cdigo cuya estructura gira en el fondo
alrededor de dos entidades, digamos clsicas: el individuo, con
los derechos y garantas que la doctrina liberal considera qiie le
son naturales e inherentes -incluyendo, desde luego, el derecho
y la democracia representativa como forma de
de propiedad-,
organizacin poltica. Ambos conceptos corresponden esencialmente a otro momento en el desarrollo del capitalismo, a la fase
propiamente competitiva en que el proceso productivo y la es-
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El imperialismo
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EL MILXGRO MEXICANO
forman parte de ella, en su seno se observan, como es natural,
desacuerdos, fricciones y aun ciertas rivalidades que exhiben intereses opuestos. Los productores chocan a menudo con los intermediarios; entre los primeros no es extrao que los intereses
de los agricultores, cuyos productos finales son simples materias
primas para el industrial, no coincidan, por tanto, con los de
ste. Algo similar ocurre con los comerciantes que operan con
artculos nacionales y aquellos que se dedican a la compraventa
de productos importados desde el exterior. Los burgueses de la
iniciativa privada no siempre estn de acuerdo con los del sector
pblico, pues mientras a los primeros nada interesa como sus
negocios particulares, los segundos se preocupan ms por la
suerte del gobierno y aun del sistema en su conjunto, que por
los problemas de cada capitalista. En fin, en tanto algunos se
conforman con depender del mercado norteamericano otros proponen diversificar el comercio exterior; difieren tambin las opiniones sobre el alcance de la intervencin estatal, el papel de la
programacin, las condiciones ms deseables del financiamicnto
extranjero, la orientacin de la poltica monetaria o fiscal, la
mejor manera de ampliar el mercado interno y otras cuestiones
anlogas.
Las relaciones entre la burguesa nacional y extranjera, y en
particular entre ciertos empresarios mexicanos y los grandes rnonopolios internacio~lalesestn lejos de ser idlicas: en ellas suelen
advertirse intereses encontrados y explicables diferencias de opinin
a los que subyacen contradicciones relativamente profundas.
Pese a todo ello la burguesa mexicana es una clase bien
configurada, resultante de un largo proceso histrico y con una
conciencia cada vez ms clara de sus intereses globales. Y aunque
en ocasiones gusta dar la impresin de que es una clase en ascenso
y por tanto progresista, que se enfrenta a una vieja oligarqua
que an detenta buena parte de la riqueza nacional, lo cierto
es que los gmpos que a veces se presentan como herederos del
ancien rgirne ya no existen, fueron desplazados desde hace mucho
tiempo del poder y del control del aparato econmico, e incorporados plenamente al rgimen imperante.
Si bien quedan decenas de viejos latifundistas en algunas entidades del pas, as como grupos conseivadores adictos al PAN
o que militan en las filas del clero, "gachupines" de Puebla y
"castas divinas" en Yucatn, cuyos prejuicios y posiciones retar-
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EL MILAGRO MEXICANO
i
I
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EL MILAGRO hfEXICANO
excluidos del bloque ms reaccionario, como una especie de fuerzas subordinadas y dignas en principio de tomarse en cuenta
dentro del potencial de reservas nacionalistas y revolucionarias.
Pero la verdad es que los estratos ms altos e influyentes de todos
los sectores de la burguesa estn estrecha y permanentemente
ligados entre s, en el seno de la oligarqua. Y este hecho irrefutable y de fcil comprobacin es lo que muestra el carcter oportunista de las posiciones segn las cuales, en la burguesa mexicana, a diferencia de la de otros pases, hay un poderoso sector
nacionalista capaz de impulsar la lucha contra el imperialismo.
Veamos ms de cerca este problema:
2Cul es, no ya la composicin interna o el tipo de relaciones existentes en el seno de la burguesa, sino su proyeccin como
clase? Dos tendencias parecen destacar en tomo a estas cuestiones: una que asigna a la burguesa un papel progresista y
otra que la identifica con las fuerzas que hasta hoy han impedido
y seguirn tratando de impedir el desarrollo independiente de
nuestra patria. La primera corriente descansa en la tesis de que
la burguesa, o al menos ciertos sectores de ella, son nacionalis'tas y antiiinperialistas. L a secgunda considera que ni conjunta ni
parcialmente, la burguesa tiene tal carcter y que si lo tuvo en
otros tiempos lo h a perdido en la actualidad.
Segn el punto de vista ms elemental -que generalmente
se recoge en las grandes organizaciones de la iniciativa privada
y entre los ms altos funcionarios del gobierno, aunque tratndose de stos casi siempre en forma velada e implcita, la
burguesa es, en bloque, una clase progresista dotada de una
mentalidad moderna y que, dentro del marco de la unidad nacional y bajo la gua del gobierno, lucha con todo el pueblo en
bien de Mxico. Conforme a otra opinin, sin duda ms inteligente y sofisticada, que quiz predomina o al menos tiene importancia en las organizaciones de masas controladas por el gobierno, en algunos sindicatos desligados de esas centrales, en el
PPS y entre intelectuales que forman parte o al menos mantienen estrecho contacto con el sector oficial, la burguesa en su
conjunto no es nacionalista, pero en ella hay un sector poderoso
que s lo es: para algunos se trata del constituido por Ia burguesa industrial o por buena parte de ella, y para otros est en las
filas dcl yobierno, no de los empresarios privados.
1,a opinin de que la b i ~ r ~ q ~ e industrial
sa
constituye un segmento nacionalista y antiimperialista de la burguesia mexicana
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Gonzlez Casanova piensa que la "burguesa del sector pblies conciente de que ". . . l a mejor manera de desarrollar el
capitalismo en Mxico es provocando una democratizacin econmica, cultural y poltica. . ." Por ello considera que, "durante
algn tiempo", la clase obrera deber adoptar
CO"
"
."
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primer trmino la poltica del gobierno de Estados Unidos, como
lo acaba de conlprobar el reforzamiento de la legislacin represiva recomendada en la ltima reunin de la OEA, y que el "lmite" que impone a "la voracidad de la iniciativa privada" es tan
holgado, que no son pocos los negociantes que se enriquecen escandalosamente ni menos los que elogian con entiisiasmo la poltica
oficial, precisamente por que les es benfica. En cuanto al grado
real de inters en "democratizar" y "liberalizar" la vida poltica
no creemos exagerado decir que, antes al contrario, el gobierno
se ha empeado, sobre todo en los ltimos 25 aos, en obstruir
el juego democrtico y en impedir la independencia sindical en el
campo y las ciudades. El propio reformismo oficial, ms que tender al "fortalecimie~~tode sus grupos y partidos de izquierda"
-aunque el sus es aqu reveladoramente posesivtrata, en nuestro concepto, de cerrar el paso a la verdadera izquierda, de excluirla de la estructura del poder y de confundir a las masas con medidas seudodernocrticas que les hagan creer que sus intereses estn
debidamente representados dentro del sistema del PRI, qUe les da
a escoger entre una derecha bien definida y una "izquierda atinada", no minos entusiasta en la defensa del status.
Y tampoco creemos qiie "iina posicin de alianza y lucha'' de
los trabajadores "con la burguesa del pas" pueda llevar a la
desaparicin de las relaciones precapitalistas y, menos an, a crear
las condiciones de "un desarrollo pacfico del socialismo". Bajo el
capitalismo del subdcsarrollo persisten ciertas formas precapitalistas en las relaciones socioeconmicas y especialmente en la esfera
cultural, que la burguesa no es capaz de erradicar a la manera
en que lo hizo, digamos la revolucin francesa; y por otra parte, no
habiendo un solo sector genuinamente nacionalista en el seno de la
burguesa, la posicin de "alianza y lucha", lejos de propiciar
un "desarrollo pacfico del socialismo" conduce, paradjicamente
-como lo demuestra la experiencia mexicana de los ltimos treinta
aos-,
a fortalecer a esa burguesa e indirectamente al propio
imperialismo al que se intenta combatir con tal estrategia.
Hay otra tesis interesante, aunque en nuestra opinin ms
vulnerable, segn la cual el gobierno se ha desenvuelto en estrecha relacin con los grupos mayoritarios a los que supuestamente
representa, mientras la burguesa se ha apoderado de buena parte
de la riqueza econmica nacional. Conforme a esta tesis -defendida l~rinripalrnentecn algunos sindicatos obreros y rn la revista
321
". . .la
EL MILAGRO MEXICANO
otros lo hagan a su nombre sino porque ". . .la clase dirigente [le]
ha cerrado hasta ahora el paso. . ." Claramente resulta, de esta
formulacin, que ni la burguesia es dirigente ni el gobierno, o sea
"la clase dirigente", es burgus. O en otras palabras: hay una
clase dirigente fonnada por quienes estn al frente del gobierno
y en general del sector pblico, y una clase dirigida -la "burguesa empresarialw- que en todo caso slo dirige sus modestos negocios particulares.
La tesis nos parece francamente inadmisible. En niiiguna Epoca
y menos an en la del capitalismo de estado, la burguesa se abstiene de participar en los rganos del poder. A medida que madura
como clase influye crecientemente en la organizacin del Estado
y en el trazo de la poltica oficial y, crecientemente tanlbin, se
hace representar en los ms altos niveles del gobierno al travs
de funcionarios que, al mismo tiempo, son casi siempre miembros
prominentes de ella. Esta es quiz la razn fundamental por la que
el carcter social de los funcionarios pblicos va cambiando, en un
proceso en el que pierden importancia aquellos que proceden de
la pequea burguesa y adquieren cada vez mayor significacin
quienes no slo mantienen ntimas relaciones sino que ellos mismos
son parte integrante de uno u otro sector de la burguesa. Creemos
que esto es lo que acontece en Mxico, y que por ello carece
empresarial.
de base la dicotoma : clase dirigente-burguesa
Como ya dijimos: la burguesa es la clase dirigente; los altos funcionarios pblicos son, en general, parte de dicha clase y, ms
que constituir una burguesa propiamente burocrtica -pues la interconexin del gobierno y la iniciativa privada es cada vez ms
estrecha y flida- forma un grupo flexible del que aun muchos
de sus miembros ms modestos son, directa o indirectamente, capitalistas. Podra objetarse que no pocos de los funcionarios ms importantes proceden de lo que, en la jerga de la CXOP, se denomina
"clase media popular"; lo que probablemente sea as. Hasta los
aos treinta y sobre todo bajo el rgimen cardenista hubo, en efecto,
muchos funcionarios de origen modesto. Pero, desde los aos de la
Segunda Guerra Mundial, la burguesia empez a ser la principal
proveedora de candidatos a los altos puestos pblicos, y al calor
del desarrollo econmico, la inflacin, la especulacin y la corrupcin reinantes dentro y fuera del ambiente oficial, quienes tpicamente eran pequeos burgueses, en forma gradual y aun de la
noche a la maana cuando "la suertc" les fue ms propicia, se
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ciones histricas, en ellos surgi una burguesa emprendedora y al
principio, relativamente frugal, con audacia e imaginacin para
tomar las riendas del proceso econmico contra las fuerzas feudales
y semifeudales. La burguesa mexicana carece de esas virtudes y
ha madurado en un marco de dependencia estructural del que,
paradjicamente, derivan a la vez su debilidad y su fuerza. Ni el
desarrollo industrial ni la clara configuracin de un capitalismo
de estado o la extensin del sector pblico, presentes ya en las
ltimas cinco dcadas, podrn desenlazar en un desarrollo independiente. Los capitalistas mexicanos seguirn viviendo como hasta
ahora; seguirn vendiendo sus negocios particulares y si pueden,
el patrimonio de la nacin; seguirn comprando, especulando y
dilapidando el potencial productivo.
Los escollos que hoy teridra que superar la burguesa son
mucho mayores que aquellos que debi encarar durante el siglo
XIX. Ahora ya no se tratara solamente de imponerse a los defensores internos y a los aliados extranjeros de un viejo orden social.
El capital extranjero no est ligado -y en buena medida no lo ha
estado en los ltimos cien aos-,
como todava suele sugerirse
en ciertos esquemas elementales, a las viejas clases terratenientes o
a una oligarqua supuestamente interesada en impedir el desarrollo
capitalista: es ms bien el principal aliado, el soporte y con frecuencia el socio de la propia burguesa industrial y comercial moderna, y sobre todo de la oligarqua. El camino del desarrollo
nacional se ha vuelto, en este sentido, ms angosto: o se marcha
con el imperialismo y se renuncia al progreso independiente, o se:
finca la independencia en la lucha a fondo contra l, y por ende,
contra las fuerzas internas en que se apoya.
La disyuntiva es tajante y no admite trminos medios. Y en
las filas de la burguesa mexicana no hay siquiera un sector que,
desde el gobierno o la empresa privada pudiera reforzar las posiciones nacionalistas de vanguardia, y menos hacer frente a las
decisiones de la oligarqua, que de mil maneras extreman la explotacin de las masas, ahondan la dependencia y obstruyen un
genuino desarrollo nacional.
Pese a un nivel de politizacin todava bajo, el pueblo adquiere cada vez mayor conciencia de sus intereses, comprende mejor
lo que pasa y plantea demandas que la burguesa no es capaz de
resolver por vas democrticas. En vez de abrir nuevos cauces la
clase en el poder recurre a la violencia, viola las leyes que ella
misma dict en otras pocas y extiende la represin, aunque a
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El potencial reuolucionario
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ceptibles de resolverse dentro del marco legal supuestamente en
vigor, se consigui aglutinar a la mayora de los estudiantes, sobre
todo del D. F., aunque es obvio que entre los factores que impulsaron la importantsima movilizacin juvenil estuvo presente el
descontento de amplios sectores del pueblo ante la situacin imperante.
En el proceso mismo de desarrollo del movimiento, sobre todo
despus del 2 de octubre, mientras los estudiantes ms dbiles y
comprometidos con el status se apartaron de la lucha y aun fueron
ganados por el enemigo, y otros se han atemorizado y vuelto indiferentes, los ms activos y leales --en lo que en cierto sentido es la
culminacin y el mayor aporte poltico del movimiento -han
evolucionado hacia posiciones ms radicales que rebasan el marco
de las demandas puramente democrticas, expresan un nuevo momento en la lucha de clases, exhiben una creciente con~prensin
del papel de los obreros y se orientan hacia una militancia permanente y hacia cambios profundos de tipo revolucionario. El que
los jvenes ms concientes hayan comprendido la necesidad de pasar de las acciones espontneas y espordicas a un trabajo constante
y mejor organizado; el que no hayan cedido ante la represin y
mantengan una actitud autocrtica, aspiren a una renovacin profunda en las propias filas revolucionarias y rechacen las frmulas
hechas, el dogmatismo, el burocratismo y la tendencia de ciertos
sectores de la izquierda a institucionalizarse, o sea, a integrarse en
el sistema como parte de l, son contribuciones positivas de la lucha
estudiantil, que en nuestro concepto ayudarn a corregir viejos vicios y a abrir nuevos horizontes a la izquierda.
Mas i n o se oye decir con frecuencia que ni los obreros ni los
campesinos estn, en Mxico, en condiciones de servir de base y
motor de la lucha revolucionaria?, ique los obreros son pocos y carecen de independencia y de conciencia de clase, y que los campesinos son demasiado pobres, impreparados e incapaces de organizarse y de asumir la responsabilidad que entraa esa lucha?
Los campesinos
L a tradicin revolucionaria del campesinado mexicano es bien
conocida. A diferencia de lo acontecido en otros pases latinoamericanos en donde los campesinos no han jugado un papel decisivo
en la lucha social, en Ll\;ixico siempre han sido un factor fundamental. Ido fueron en la causa insurgente acaudillada por Hidalgo
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y hforelos, en la lucha contra la intervencin francesa y en la guerra de reforma hace un siglo, en los mltiples movimientos populares contra la dictadura de Daz, con Villa y Zapata y en el ejrcito obregonista durante la Revolucin, en la reforma agraria
cardenista y en los numerosos intentos por rescatar, en el ltimo
cuarto de siglo, las tierras de que los campesinos han sido despojados por los nuevos latifundistas.
Los campesinos tampoco constituyen una masa homognea que
acte conforme a idnticas motivaciones. A medida que cambia
la estructura econmica nacional se escinde y vuelve ms compleja la composicin de la poblacin rural. Frecuentemente se piensa
que slo los campesinos ms pobres y desamparados, los que han
perdido su tierra o nunca la tuvieron sern, como en tiempos de
Zapata, quienes tomen las posiciones ms radicales y se entreguen
con mayor entusiasmo y firmeza a la lucha. Si bien es cierto qfie
tales campesinos son a menudo los ms resueltos y los que primero
y ms fcilmente responden al llamado de otras fuerzas, tambin
lo es que, en general, son inconsistentes, que su nivel de conciencia poltica es todava muy bajo y que su importancia frente a la
de otros grupos es mucho menor de lo que a primera vista pudiera parecer, o de la que tuvieron hasta hace 40 aos, cuando de
hecho apenas se iniciaba la reforma agraria. Junto a ellos estn
los campesinos que tienen un pedazo de tierra de temporal y cuando bien les va, unos cuantos instrumentos primitivos y rudimentarios para trabajarla; est la mayora de los ejidatarios y minifundistas en las zonas de riego, en las que hay desde pequesimas
explotaciones de una y aun media hectrea en el centro y sur del
pas, hasta predios de seis a diez -por cierto casi siempre rentados
a los terratenientes- en diversas regiones de Sonora, Sinaloa y los
estados del norte y an veinte hectreas en el Valle de Mexicali.
Estn numerosos aparceros y medieros, y sobre todo una masa asalariada, una legin cada vez mayor de obreros y jornaleros agrcolas temporales o ms o menos permanentes, que incluye desde los
Draceros que en penosas caravanas recorren media repblica para
internarse en Estados Unidos en las temporadas de recoleccin,
hasta los regadores, cargadores, tractoristas, choferes, mecnicos y
trabajadores del campo relativamente calificados, cuyas condiciones son desde luego menos precarias que las de los campesinos ms
pobres. Estn, adems, los colonos que disponen de 10 a 25 hectreas, y los pequeos y medianos agricultorec, digamos de tipo
farmer, que explotan comercialmente terrenos propios o rentados
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EL MILAGRO MEXICANO
de 25 a 50 y an ms hectreas y que a pesar de su aparente prosperidad forman parte tambin del vasto sector rural explotado por
los intermediarios nacionales y extranjeros, por los industriales,
por los agiotista y especuladores, por los "coyotes" y los numerosos funcionarios pblicos encargados de multiplicar, en beneficio
propio y ajeno, las exacciones de toda clase que sufre la poblacin
rural.
Todos esos grupos, con excepciones inevitables, son susceptibles
de participar en la lucha por un Mxico nuevo, por una nacin
independiente y duea de su destino, en que los hombres del campo puedan vivir con la dignidad a que tienen derecho. Mas el que
los campesinos y trabajadores rurales formen parte del potencial
revolucionario no significa, naturalmente, que se trate de fuerzas
ya incorporadas a la lucha popular. Las organizaciones ms importantes, como la CNC, estn plena, verticalmente integradas en el
sistema del PRI y la estructura del poder, lo que, como es obvio,
no significa que los campesinos formen parte del gobierno nacional, sino que la burguesa controla la direccin y el "gobierno" de
tales organizaciones. Desde los comisariados ejidales y las ms modestas colonias agrcolas, hasta las ligas agrarias estatales, estn
bajo el dominio burocrtico y poltico de los gobiernos municipales y locales, y los cuerpos de mayor importancia estn directamente sometidos a las autoridades federales. Aun organismos que se
ostentan como independientes estn ligados a menudo a ciertos
funcionarios y dependen de instituciones oficiales para conseguir
tierras, agua o crdito, y a veces incluso para cobrar las cuotas de
sus propios agremiados.
Si los mecanismos anteriores fueran los nicos de que dispone
la clase dominante para rnantener subordinados a los campesinos
y asalariados rurales, la situacin sera indudablemente difcil; pero
hay muchos otros que hasta ahora han demostrado ser eficaces.
Entre ellos cabra mencionar la influencia que ejercen los grandes
agricultores sobre sus trabajadores, la presencia de diversas formas
de paternalismo, la estrecha vinculacin de los grupos ms conservadores de la iglesia con numerosos ncleos de campesinos pobres, la extensin del seguro social y de ciertos programas de asistencia y salud pblica, la propaganda que se realiza a travs de
los centros de bienestar rural, el control del crdito que ejercen
algunos intermediarios nacionales y extranjeros, como por ejemplo
las casas algodoneras; la reciente aceptacin oficial para que los
asalariados se organicen en sindicatos tambin oficiales, y cuando
Los obreros
A medida que el pas se industrializa la poblacin obrera se
expande y fortalece. En teora. tradicionalmente se ha reconocid.a los obreros un papel esencial en la lucha revolucionaria. Pero a
ltimas fechas, ante el estancamiento de las fuerzas renovadoras
en los ms poderosos pases industriales y bajo el influjo de ciertas
corrientes revisionistas surgidas en ellos, parece ganar terreno la
tesis de que los obreros no sern un factor decisivo en el desarrollo
de esa lucha. Mientras por un lado se postula que son el centro
del esfuerzo productivo: quienes crean la mayor parte de la riqueza, sufren ms directamente la explotacin y pueden, por tanto,
convertir el descontento en una fuerza organizada capaz de liquidar el viejo rgimen y de echar las bases de una sociedad ms
racional, quienes dudan de la significacin del aporte obrero sealan esencialmente que, en los pases subdesarrollados, la debilidad de la estructura econmica y en particular de la industria
moderna se expresa en una clase obrera tambin dbil, que constituye una minora de la poblacin asalariada y cuyo bajo grado de
conciencia y no mayor nivel de organizacin, le impiden ser la
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EL MILAGRO MEXICANO
colunlna vertebral del esfuerzo productivo y del potencial de fuerzas polticas llamadas a transformar la sociedad.
En nuestra opinin es un error - q u e desafortunadamente se
comete a menudo-,
menospreciar el papel que los sectores no
obreros pueden jugar en la lucha revolucionaria; pero es an ms
grave no comprender la enorme significacin de los obreros. La clase obrera mexicana surgi y se ha desenvuelto en condiciones diferentes a las de los pases capitalistas ms avanzados. La ausencia de
una industria que se desarrollara con rapidez bajo el impulso de una
burguesa nacional pujante, y el advenimiento tardo de una industrializacin insuficiente y subordinada, cuya estrategia responde esencialmente al predominio de los intereses monopolistas extranjeros, volvieron imposible que surgiera una clase obrera comparable a la de los ms avanzados pases de occidente.
Durante mucho tiempo el anacronismo de las relaciones de
produccin en el campo determin un lento ritmo de desarrollo,
as como numerosas trabas que estorbaron el desplazamiento de
la mano de obra en las zonas rurales y de stas a las ciudades. Y
cuando, merced a profundos cambios en las relaciones productivas,
la mano de obra comenz a afluir masivamente a las nuevas actividades y se concentr en los grandes centros urbanos como una
reserva a disposicin de los empresarios, el raqutico aparato econmico fue incapaz de absorberla, surgiendo as una gran masa
de trabajadores pobres, generalmente poco o nada calificados, con
altos ndices de desocupacin y subocupacin, en su mayor parte
desorganizados, y con millares de hombres y mujeres dedicados a
trabajos ambulantes ms o menos improductivos.
No puede negarse que algunos de los componentes de esa vasta
y compleja masa proletaria o "semiproletaria" se hallan en fases
de transicin; pero no creemos que, como ciertos autores lo pretenden, constituyan una clase especial o una "subclase" esencialmente distinta a la de los trabajadores. El capitalismo del subdesarrollo entraa, en realidad -como ya dijimos-, un nuevo marco histrico en el que las relaciones sociales, y por consiguiente la
estructura de clases, se modifican respecto a los patrones tradicionales conocidos en otros pases. En general, el proceso de descomposicin de la vieja estructura es aqu ms lento, pues estn ausentes algunos de los factores ms dinmicos, y los que estn
presentes 110 actan ya como lo hicieron en otras condiciones histricas. La industria es incapaz de dar ocupacin productiva a
una porcin sustancial de la mano de obra excedente, y el lento
EL MILAGRO MEXICANO
sin de un verdadero "ejrcito industrial de reserva", deprimen en
conjunto las condiciones de los trabajadores, dificultan su organizacin sindical y mantienen un rgimen de bajos salarios, que en
el proceso de formaciii de capital tiene como contrapartida una
tasa de inversin igualmente baja, lo que a su vez determina un
reparto de la riqueza y del ingreso favorable a la burguesa y, en
menor escala, a ciertos sectores privilegiados de la pequea burguesa.
La organizacin de la clase obrera aun al ms modesto nivel
sindical resulta, en tales condiciones, sumamente difcil. Y en el
terreno propiamente poltico la burguesa logra inclusive "integrar" a la clase obrera a su sistema de poder, y convertirla en uno
de los pilares de esa gran corporacin que es el PRI, lo que consigue a travs de la subordinacin de la CTM y otras organizaciones, mediante variados mecanismos antidemocrticos en los que de
hecho no interviene la voluntad de los agremiados sino la decisin
de los principales dirigentes. El sistema resulta as, increblemente
estable, gracias a que descansa en una direccin entreguista -los
nefastos lderes charros- que, contando con todo el apoyo del
gobierno y de los empresarios privados y aprovechando ciertas coyunturas favorables asociadas al crecimiento de las fuerzas productivas, ha podido hasta hoy mantener al movimiento obrero disperso, enajenado, sometido a la ideologa y a los intereses de la
clase en el poder, ganado a posiciones oportunistas y, en el mejor
de los casos, interesado en demandas puramente laborales que exhiben la falta de independencia y de conciencia poltica de amplios
grupos de asalariados.
NO confirma todo esto que la clase obrera mexicana parece,
en efecto, incapaz de servir por ahora de base a la lucha emancipadora? Sin pretender soslayar las limitaciones de que adolecen
los trabajadores como fuerza poltica autnoma, ni creer que tales
limitaciones puedan superarse mgicamente, pensamos que hay
datos objetivos que permiten confiar en que los obreros harn
honor a la misin que la teora revolucionaria les asigna. En el
seno del movimiento laboral no slo hay corrupcin y oportunismo, lderes oficiales y sindicatos "blancos": hay tambin millones
de trabajadores honestos, decenas de sindicatos que defienden con
lealtad los intereses de sus miembros, numerosos dirigentes de nivel medio que repudian el "charrismo" y la intromisin de los
patrones en los or~anisrnosobreros y no pocos esforzados y ~ a l i e n tes luchadores que, pesc a la presin oficial, a las "clusulas de
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E L MILAGRO MEXICANO
suerte de la lucha revolucionaria, incorporar a ella 200 000, 300 000
o 500 000 de esos obreros?
Con frecuencia se pierde de vista que la izquierda no h a logrado hasta ahora contar con una base obrera slida, y que es la
burguesa, en realidad, la que unas veces directa y otras indirectamente, controla a los trabajadores sindicalizados y no sindicalizados. L a consecuencia de este hecho es de una gravedad que difcilmente puede exagerarse. Mientras los grupos ms radicales
repiten consignas, si se quiere inobjetables, pero que con frecuencia no son comprendidas fcilmente por las masas o que aun
sindolo no corresponden a las duras condiciones en que stas viven, la burguesa, sin dejar de defender sus posiciones ideolgicas,
adopta hbilmente la actitud demaggica de dar la impresin de
que slo se interesa en ayudar a los trabajadores para que cuenten
con mejores viviendas, escuelas, agua, luz y otros servicios indispensables. Y aunque en la prctica es poco o nada lo que les da,
el precio que cobra por su "generosidad" es alto y casi siempre
pagadero en trminos de subordinacin poltica. Para quien tiene
el poder y los recursos que ste entraa no es difcil proceder as.
Pero mientras la izquierda no sea capaz de crear mecanismos eficaces para librar una lucha a fondo entre los propios trabajadores, dentro y fuera de los sindicatos, ser imposible aspirar a un
proceso revolucionario que tenga posibilidades de triunfar.
La influencia que la explosin demogrfica y el traslado masivo de mano de obra excedente del campo ejercen en el mercado
de trabajo de las grandes ciudades, constituye todo un reto para la
izquierda mexicana. A nada conduce reiterar que el acercamiento
a esos millares de nuevos trabajadores es difcil. Lo importante es
vencer las dificultades, comprender sus problemas, a veces realmente dramticos, y hacerles sentir simpata y apoyo, crear nuevos
mtodos de trabajo, enterrar las viejas rutinas, comprender que la
organizacin es ms importante y de efectos ms duraderos que la
mera agitacin, y que en vez de imponer directrices y "soluciones"
de arriba a abajo, es necesario estimular a las masas y confiar en
su accin.
L a tesis de que los trabajadores no son capaces de dirigir sus
propias luchas es una tesis esttica y falsa. Aun siendo cierto que
los participantes en toda lucha tienen siempre mucho que aprender, tambin lo es que la mejor escuela del pueblo es la de defender virilmente aquello a que tiene derecho. El pueblo aprende sobre
la marcha, en la vida misma, en la lucha cotidiana y, desde lue-
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ELXILAGRO MEXICANO
Las luchas que se avecinan no sern fciles, como no lo fueron las libradas hasta aqu. El enemigo es poderoso y ejerce todava gran influencia en amplios sectores populares. Para avanzar
en el futuro no basta saber, en todo momento, cules son las fuerzas en que la lucha social pueda apoyarse con mayor confianza. Se
requiere, adems, conocer a fondo, en la teora y en la prctica, la
penetracin imperialista y los mecanismos, a veces sutiles, mediante los cuales se entrelazan y ponen en contacto la burguesa nacional y extranjera; seguir de cerca el curso accidentado del proceso
econmico y conocer directamente los problemas y necesidades del
pueblo, pues por profunda que sea la lucha y ambiciosas sus metas
a largo plazo, nunca deben subestimarse las aspiraciones inmediatas y los intereses ms concretos de las masas; se requiere, en
fin, forjar una lnea poltica que responda a la realidad y sea, a
la vez, capaz de transformarla, as como crear una organizacin
revolucionaria que convierta las luchas espontneas y aisladas en
acciones sistemticas y coherentes y ofrezca al pueblo la direccin
permanente, sin la que ni el ms legtimo movimiento puede
triunfar.
El desarrollo, por modesto que sea, trae consigo numerosos
cambios: altera mlltiples relaciones y determina que mientras cier-
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en China, de Gramsci en Italia o de Fidel Castro y el Che Guevara en la revolucin cubana.
Lo nico que. en nuestra opinin, ha hecho mayor dao an
que trabajar con esquemas ajenos es el oportunismo: el que, en
largas etapas, y todava hoy, en amplios sectores, los trabajadores
mexicanos no slo han carecido de una ideologa proletaria, sino
que, conciente o inconcientemente han aceptado la que la clase
dominante les impone para mantenerlos subordinados. Aun el
Partido Comunista y otros gmpos radicales han sido confundidos
a menudo con el espejismo de una burguesa "nacional" independiente, del "antiimperialismo" del gobierno, del carcter "progresista" de la burguesa industrial, de frentes scudodemocrticos tan
laxos que casi siempre acaban por incluir a los propios enemigos
de la democracia, de frmulas pacifistas divorciadas de la lucha
revolucionaria y antiimperialista y de intentos de colaboracin y
unidad de tipo bro~vderista-en nuestro medio, ms bien, lombardista- con que la burguesa ha tratado de contrarrestar la lucha
de clases.c0
Oportunismo y sectarismo han sido dos desviaciones a menudo
presentes en la izquierda mexicana, como en la de muchos otros
pases. El oportunismo, que segn nosotros ha sido la ms grave
en los ltimos 30 aos, implica aceptar una ideologa contrarrevolucionaria, confundir a las masas, desmovilizarlas, hacerlas abrigar
ilusiones en torno al rgimen social existente, caer en el reformismo, querer capitalizar las luchas populares en provecho propio,
bajar la guardia ante el enemigo de clase y, en ltima instancia,
mantener actitudes contemporizadoras y traficar con los principios.
El sectarismo, por su parte, entraa adoptar posturas puerilmente
radicales, alejarse de la realidad y, a la postre, del pueblo; dividir
las propias fuerzas en vez de contribuir a unificarlas, caer en la
antropofagia de izquierda, ver las partes y no el todo, sealarse
metas a todas luces inalcanzables y tender a imponer, de arriba a
abajo, dogmticaniente, posiciones que slo pueden abrirse paso
G0
..
."
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El papel de la organizacin
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EL MILAGRO MEXICANO
enormes e innecesarios sacrificios. Sobre el papel de la organizacin y el proceso en que los trabajadores adquieren conciencia poltica, conservan plena vigencia las enseanzas de Lenin: "Sin
teora revolucionaria, no puede haber. . movimiento revolucionario. . ." ; ". .el problema se plantea solamente as: ideologa burguesa o ideologa socialista? No puede haber trmino medio [pues
la humanidad no ha elaborado ninguna "tercera ideologa]. . . [y],
en la sociedad desgarrada por las contradicciones de clase nunca
puede existir una ideologa al margen de las clases ni por encima
d e las clases. . ."G2
<c
l1
I
1
,
1
en vez de que tal accin se realice en un marco unitario y a partir de una plataforma ideolgica comn, se desenvuelve de manera
dispersa y desde posiciones en las que suelen advertirse profundas
divergencias.
El que la izquierda est dividida, con todo y ser lamentable, no
es un heclio incomprensible ni puramente negativo. El enemigo,
desde luego, siempre est alerta y dispuesto a minar a sus opositores; y, no conforme con inipedir desde fuera el avance de una
izquierda organizada y unida, acta dentro de ella como caballo
de Troya, y mediante el empleo de provocadores, de aventureros, de
"ultras", de apstoles del derrotismo que en cada posible accin
anticipan un fracaso, y de polizontes profesionalmente entregados
a la calumnia y la delacin, trata de frustrar toda actividad, de
confundir y sembrar la desconfianza, de provocar el desnimo y
convertir cualquier posible triunfo en una derrota. L a divisin de
la izquierda muestra, sin embargo, a la vez, junto a lamentables
resentimientos y aun viejas rivalidades meramente personales, desacuerdos que expresan intereses de clase o concepciones estratgicas
y tcticas distintas que es til ventilar a la luz pblica, as como
inconformidades dignas de tomarse en cuenta y ante las que cabra
recordar que: "una separacin poltica, como un divorcio, es a
menudo ms saludable que tratar de vivir con otra persona en la
misma casa cuando se tienen diferencias f~ndarnentales".~"
Los miembros de ciertos grupos luchan entre s y tratan de hacer prevalecer sus posiciones. Quienes no forman parte de ellos
expresan sus reservas y dudas, o postulan posiciones diferentes a
las de aquellos. L a divisin, sin embargo, no es privativa de la
izquierda. Est tambin presente en otros grupos: se advierte en
el gobierno, en el PRI, en la Iglesia, en las organizaciones obreras
y aun entre los lderes clzarros. En el gobierno, por ejemplo, es
indudable que, cuando est por instalarse una nueva administracin, se hacen patentes las rivalidades entre quienes tuvieron la
suerte de acercarse al candidato triunfante y quienes, con menor
visin, o no pudiendo escoger con libertad, expresaron su sirnpata hacia otros presidenciables. Y aunque, como corresponde a
una democracia con espritu deportivo, a estas alturas todos se
han vuelto entusiastas partidarios de Echeverra, ni su extraordia4 James and Grace Boggs, "The role of the vanguard party", Lenin
Today, Monthly Review, Nueva York, abril de 1970, p. 18.
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EL MILAGliO MEXICANO
naria capacidad de adulacin y acomodamiento logran ocultar ciertas desavenencias en la familia oficial.
Entre los cuadros jvenes del PRI hay, seguramente, muchos
que disienten de las posturas nis reaccionarias de los viejos lderes, pero que, por conveniencia o por otras razones, soslayan sus
discrepancias o slo las ventilan en el seno del propio partido y
conforme a su peculiar y estricta "democracia interna". Aun en
la iglesia mexicana, que como se sabe ha sido tradicionalmente
conservadora, empiezan a aflorar discrepancias en torno a cuestiones fundamentales. Y si bien algunas de las voces renovadoras
no rebasan el reformismo palaciego del PRI o de la democracia cristiana tradicional, otras van ms lejos y reconocen la necesidad de
cambios profundos que solamente podrn lograrse por vas genuinamente revolucionarias. En fin, hasta entre los lderes charros
hay desacuerdos ms o menos visibles, que esencialmente ponen
de relieve el deseo de ciertos dirigentes de suplantar a los ms
viejos y desprestigiados, no para liberar al movimiento sindical de
la servidumbre en que ha vivido por dcadas, sino para asegurar
a la burguesa un control menos burdo, ms flexible, ms "democrtico" y, a la postre, ms eficaz.
a izquierda, por su parte, vive una etapa de revisin y de
crtica en la que de mltiples maneras toma cuerpo el deseo de
una renovacin profunda en sus programas y sistemas de trabajo.
Muchos jvenes critican lo viejo, lo que para ellos es una izquierda acartonada, dogmtica, elemental, incapaz de responder oportunamente y con acciones eficaces a las exigencias del momento,
y cuya vida democrtica es pobre y a veces inexistente. Y aunque
con frecuencia exageran la nota, menosprecian lo hecho por quienes les precedieron en la lucha y son injustos en algunas de sus
recriminaciones, la verdad es que tienen de su lado buena dosis
de razn. L a izquierda mexicana est lejos de ser lo que muchos
quisiramos que fuese: la militancia obrera, en sus organizaciones, an es dbil; lo que debiera ser un genuino "centralismo
democrtico" deviene frecuentemente, en la prctica, perjudicial y vicioso burocratismo; los niveles de disciplina son bajos; las
formas de distribucin del trabajo son defectuosas y las consignas
en que ms suele insistirse, meramente liberales. L a tendencia a
examinar de manera superficial, espordica y a la vez rutinaria,
aspectos complejos y fundamentales de una realidad cambiante y
digna del ms serio y metdico estudio; y la costumbre de algunos
de confundir la critica y la autocrtica revolucionarias con la ma-
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1
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EL MILAGRO MEXICANO
ilcaso valga la pena subrayar, adems, que Mxico es uri pas
vasto y con~plejo,sujeto a profundas desigualdades en su desarrollo y en el que la izquierda difcilmente podr avanzar en tanto
trabaje con cartabones y frmulas generales que hagan caso omiso
de los fenmenos concretos y de lo que, por causas de diversa
naturaleza -entre
las que suelen estar presentes factores gogrficos e histricos-,
son situaciones singulares que reclaman un
tratamiento particular. Las condiciones del noroeste, verbigracia,
sus problemas, su acervo de recursos productivos, su grado de
desarrollo, sus tradiciones polticas, sus hombres y las aspiraciones de stos, no son los mismos que en el sureste o el Golfo de
Mxico. L a problemtica nacional muestra en cada zona rasgos
propios, a veces inconfundibles y que, si desde una perspectiva
econmica resulta riesgoso ignorar, desde un ngulo poltico es
del todo inaconsejable no tomar en cuenta.
Tal diversidad tiene que influir en las modalidades de la lucha
popular. .\un el PRI, que de hecho es un aparato que no descansa
en la voluntad del pueblo y que a rnenudo da la impresin de
repetir inontonaniente sus consignas como si se tratara de un disco rayado, tiene conciencia de esas diferencias y las aproveclia
para sus fines. Pero la izquierda no puede confor~narse con advertirlas o con sealar aquellas que puedan conquistarle adeptos
circunstanciales. Debe conocerlas de cerca, examinar a fondo sus
causas y determinar su alcance, integrarlas en una realidad ms
amplia y, sobre todo, hacer corresponder a ellas los sistemas de
trabajo, las formas de organi7acin y direccin, el grado ms
aconsejable de centralizacin o descentralizacin, el carcter de
las principales divisas y aun los estilos o maneras de abordar a la
gente y sus problemas. De ello depende, en no escasa medida, que
los trabaiadores no vean como ajena una lucha que es suya y en
la que ellos son, por consiguiente, los principales protagcnistas.
Lo que importa, repetimos, es que esa lucha sea revolurionaria. Y lo que en un sentido histrico la vuelve en la prctica realmente revolucionaria es que el pueblo se incorpore a ella, o en
las palabras del joven Marx: "la teora se convierte en una fuerza
cuando conquista a las masas".
2Quiere decir que slo un movimiento ilcito, subversivo y violento podr crear condiciones nuevas que permitan asegurar nuestra independencia y resolver los problemas de las masas? No. En
primer trmino, si los pueblos pudieran progresar sin emplear la violencia lo haran siempre pacficamente. Pero cuando las minoras
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],a reiolucin:
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E L MILAGRO MEXICANO
a paso, en la lucha cotidiana, y a veces a costa de grandes sacrificios.
Nuestra izquierda da a nienudo la impresin de que, ms que
interesarle el triunfo le interesa la luclza misma, como si actuara
conforme a la dbil y bien conocida divisa de "lo importante no
es vencer sino competir". Probablemente influyan en esta actitud
tanto los obstculos reales que sin duda es difcil rebasar como la
creencia de que, en las presentes condiciones, ciertos avances son
l~rcticamenteimposibles. Olvidamos, acaso, que otros en cambio
son posibles y que, por desfavorable que una situacin sea, siempre
hay alguna manera de enfrentarse a ella con xito o al menos de
evitar reveses innecesarios que impliquen graves retrocesos. Cierto
es que hay derrotas inevitables, que incluso suelen entraar valiosas experiencias. Pero es peligroso caer en el derrotismo, bien
porque desde una posicin pesimista se nienosprecien todas las posibilidades de triunfo, o porque en actitud sectaria y absolutista se
adopte la lnea de "todo o nada", como si frente a una victoria
parcial y aun modesta, pero tcticamente importante, fuera preferible un fracaso.
El problema a que nos referimos no es un asunto secundario.
La razn de ser dc la lucha revolucionaria es, precisamente, triunfar. El alcanzar las metas por tanto tiempo perseguidas, el llegar
al fin del camino o por lo menos de la etapa correspondiente, el
vencer al enemigo en las pequeas y grandes batallas, es lo que
~ustificael esfuerzo y recompensa la entrega y sacrificios que la
lucha revolucionaria reclama.
Ya lo deca, en emotivas palabras, hace ms de medio siglo, uno
de nuestros ms limpios revolucionarios:
"Luchar por una idea redentora es practicar la ms bella de
las virtudes : la virtud del sacrificio fecundo y desinteresado.
Pero luchar no es entregarse al martirio o buscar la muerte.
Luchar es esforzarse por vencer. L a lucha es la vida encrespada y rugiente que abomina el suicidio y sabe herir y
triunfar".@
"Esforzarse por vencer. . ." i EIe ah la clave! hlas el problema,
podra objetrsenos, es justamente saber cmo triunfar, y eso no
66 Ricardo Flores Magn, "Clarinada de combate", Revolucin, Los
ngeles, 1 de julio de 1907. Cit. por Diego Abad de Santilln en Ricardo
Flores Magn, el apstol de la reuoluciiz social mexzcana. Mxico, 1925,
p. 30.
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