09a-El Amor La Vida y La Cosmovision

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El amor, la vida y la cosmovisión

Por Chuck Col s on


Escrito utilizando comentarios hechos durante el retiro de Presidentes de Joni y Amigos 2009

Soy una persona de personalidad activa, la que llaman tipo A. Sin embargo, hay una sola persona que me hace
bajar mis revoluciones hasta casi detenerme. Mi nieto Max, él es autista. Cuando él está en la ciudad, llena toda
mi agenda. Amamos a Max con toda el alma y él nos ha enseñado lecciones acerca del amor que no hubiéramos
podido aprender de ninguna otra forma. Con el tiempo, he llegado a comprender que aquellos que sufren de
las así llamadas discapacidades y que están entre nosotros son en verdad regalos de Dios. Tomen el ejemplo de
Joni Eareckson Tada. Realmente no concibo el vivir de la forma en que ella lo hace y menos hacerlo siempre con
una sonrisa. Es algo maravilloso ver a Dios trabajando de forma tan poderosa a través de su vida. El ministerio
Joni y Amigos es uno de los más importantes en el país, o quizás en el mundo, porque ella es una de las más
efectivas defensoras de la vida creada a la imagen de Dios y de la idea de que cada vida es preciosa y única. Y Joni
lo hace de dos maneras: es muy elocuente y también vive lo que predica.
Los estudiosos alemanes del movimiento de la eugenesia de los años 20 se referían a la “vida que no valía la
pena vivir”. Esto fue considerado como una visión iluminada y vanguardista que eliminaría a los menos aptos
y crearía una raza perfecta. Fue en los salones de la alta alcurnia en Inglaterra, los Estados Unidos y Europa en
donde la eugenesia se puso de moda como el último grito en ideología. No obstante, los horrores de la eugene-
sia se hicieron manifiestos durante el régimen de Adolfo Hitler. Hemos asumido que todo esto terminó después
de la Segunda Guerra Mundial, después del Holocausto, pero en realidad ha resurgido con una venganza que
hoy se ve de muchas formas.
¿Pueden imaginarse el ver la vida de Joni y todos sus logros, y decir que la suya es una vida que no valía la
pena vivir? Me molesta cuando la gente habla acerca de las personas con discapacidad y de que sus vidas no
tienen sentido ni propósito, y que nunca alcanzarán ningún logro. Con mis propios ojos he visto que esto es
totalmente falso, ya que Max nos ha enseñado a mí y a mi familia tanto acerca del amor. He llegado a darme
cuenta que Dios me envió a Max para que pudiera aprender acerca del amor desinteresado.

¿Cómo yo te amo?
Los niños son un regalo porque nos enseñan acerca del amor desinteresado cuando se invierte en otra persona.
Es lo más cercano a tener esa santa experiencia de conocer en verdad el amor de Dios. Desfavorecemos la frase
porque sólo tenemos un significado para el amor. En el griego hay cuatro clases de amor: Storge (afecto), eros (el
amor romántico), philia (el amor entre hermanos) y ágape. Ágape es el único que no es subjetivo sino objetivo. El

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amor ágape es la verdadera naturaleza de Dios, quien está por completo al servicio de otros, dándose a sí mismo
incluso al extremo de sacrificar a su Hijo en la cruz. La única forma de entender y experimentar el amor ágape
es quitando de en medio nuestro propio yo. En Juan 15:13 leemos que no hay amor más grande que el poner la
vida por nuestro hermano. Cómo tratamos la vida humana, cómo nos referimos a ella, es el principio de cómo
vemos la realidad. Si nos perdemos eso, lo perdemos todo. En mi libro “La fe” trato de darles herramientas a los
cristianos para que conozcan sus creencias, que las defiendan y que también vean la importancia de conocer las
verdades básicas de la fe cristiana.1 El capítulo acerca de la vida dice que si alguien indica defender el derecho al
aborto, o sea quitar una vida inocente sin razón, entonces debemos revisar si ese alguien vive en obediencia a
Dios y si está en comunión con otros cristianos. La vida es la clave de todo.
La única y más grande necesidad de la iglesia cristiana es entender que el cristianismo no es sólo una
relación con Jesús, sino una forma de ver la realidad. San Juan sabía exactamente de lo que hablaba cuando
escribió sobre el logos en Juan 1:1. Siendo griego, sabía el significado de esta palabra. Nosotros lo traducimos
literalmente como “Palabra”, pero su significado era muchísimo más que eso. Significaba toda la verdad que
pueda ser conocida, toda la verdad que el mundo tiene. Y esa verdad está encarnada en Cristo Jesús. Reducimos
y minimizamos a Dios de lo que realmente es, todopoderoso y sobre todas las cosas.

La cosmovisión y sus implicaciones


El cristianismo es una cosmovisión porque nos dice cómo debemos vivir, ya sea en obedecer la ley, la política, la
familia, el prójimo, la música, la ciencia, lo que sea. Jesús tocó cada uno de estos temas. Y debemos entender que
hoy en día vivimos en medio de un choque de cosmovisiones. Todo el mundo tiene la suya. Una cosmovisión
responde a cuatro preguntas fundamentales:

1. ¿De dónde venimos?


2. ¿Por qué existe el pecado y el sufrimiento?
3. ¿Si existe una respuesta, existe también una salida?
4. ¿Cuál es mi propósito o por qué estoy aquí?

La primera pregunta es fundamental y su respuesta define nuestra cosmovisión. ¿Será por eso que toda
reflexión acerca de la vida hoy en día empieza con la pregunta de dónde venimos y cuál es el significado y la na-
turaleza del ser humano? Si no tenemos la respuesta a esta primera pregunta, entonces no tenemos la respuesta
a lo demás. La respuesta de los cristianos es que fuimos creados a la imagen de Dios, la Imago Dei.
Celebré mi cumpleaños número 78 en una prisión para mujeres en Texas, rodeado de 60 mujeres uniforma-
das de blanco. Era un lugar gris y triste, sin ventanas. Miré a aquellas mujeres con sus cicatrices, sin maquillaje,
su cabello revuelto y descuidado, y les dije que eran preciosas, y que podía ver la imagen de Dios en cada una de
ellas. Cuando vas a la prisión, pierdes toda tu dignidad. Lo sé porque en una ocasión pase 7 meses ahí. Te des-
nudan, te palpan, te hurgan, te quitan todo y lo mandan a tu casa por correo. Te dan un número y te ordenan
que cumplas tu condena sin quejarte. Pero yo les dije a aquellas mujeres que no prestaran atención a eso porque
su dignidad venía del hecho de ser a la imagen de Dios mismo. Pude ver sus ojos inundados de lágrimas y cómo
se llenaban de gozo en el momento en el que lo iban comprendiendo. He visto lo mismo pasar en prisiones
alrededor del mundo. La dignidad no se obtiene del trabajo, de la fama, del poder, de la gente que le rodea y
diciéndole lo maravilloso o maravillosa que es, nada de eso le da dignidad. Lo único que la da es el hecho de
haber sido creados a la imagen de Dios.
El naturalismo secular enseña la selección natural y la evolución, y que somos básicamente “gérmenes desa-
rrollados”. ¿Se puede encontrar dignidad en esto? ¡Usted es un accidente! Los accidentes no tienen dignidad y
mucho menos alma. Y si fuera la selección natural, ¿cuál es el proceso por el que dicha selección se lleva a cabo?

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Es la supervivencia del más fuerte. Así que en resumidas cuentas, la ética del naturalismo secular es la supervi-
vencia. Está aquí sólo porque sobrevivió a expensas de otros.
Por otro lado, los cristianos creemos que cada persona fue hecha a la imagen de Dios y que todos fueron
creados iguales. Que todos tienen la misma dignidad y también el derecho de ser respetados como seres hu-
manos por sobre toda la creación de Dios. Somos su más grande logro. Él creó al hombre, creó a la mujer y
los unió como una sola carne. Ese es el pacto de la creación y por eso el matrimonio es tan importante para
nosotros. Eso es lo que debemos defender a toda costa, con nuestra última gota de sangre. Porque una vez que
dejemos de respetar esa institución, entonces habremos dejado de respetar el pacto de la creación. El día en que
el matrimonio deje de importarnos, y que nos dé igual que sea heterosexual u homosexual, entonces estaremos
faltando al pacto de la creación. Fuimos creados a la imagen y semejanza de Dios para que podamos llegar a ser
una sola carne con nuestro cónyuge y para poder procrearnos y criar a nuestros hijos. Ese, y sólo ese es el pacto
de la creación.
Cuando el autor Rodney Sark comenzó a escribir su libro “La victoria de la razón”, era ateo.2 En ese entonces
era un sociólogo trabajando en Berkeley, la Universidad de Washington, y ahora está en Baylor. Lo mencioné
en mi programa de radio: “Punto de inflexión” (Breakpoint) porque el libro explica cómo el cristianismo prác-
ticamente construyó la civilización occidental, e hice la observación de que Stark era ateo. El mismo Stark me
llamó al día siguiente y me agradeció el haber mencionado su libro, pero me dijo que yo había cometido un
error. Me dijo que cuando comenzó a escribir el libro era agnóstico pero que para cuando terminó de escribirlo,
se había convertido al cristianismo. Debemos examinar qué fue exactamente lo que hizo que el cristianismo
construyera nuestra civilización, especialmente el énfasis que hizo en la dignidad humana, en entender el libre
albedrío, y cómo gracias a esto nos capacito a que llegásemos a ser la gran civilización occidental.

El problema del pecado


La siguiente pregunta que hay que hacer es: si Dios creó todo y fuimos creados a su imagen, ¿entonces por
qué existe el pecado y el sufrimiento? A esto se le llama teodicea: ¿Cómo un Dios que tiene el poder absoluto
y que ama puede permitir que existan ese tipo de cosas? Albert Einstein creía en Dios, creía que una mente ra-
cional creó el universo, pero nunca pudo explicar por qué existía el mal. He conversado con algunos filósofos
ateos que se han convertido y que ahora son teístas, es decir, creen en una divinidad. Sin embargo, no pueden
entender al Dios de la Biblia porque no pueden entender el problema del pecado. La respuesta al problema
del pecado es el libre albedrío. Dios nos amó tanto que nos creó a su imagen, lo que significa que su esencia
es la libertad, su esencia es el amor y no se puede amar a alguien si se hace obligadamente. Así que a cada ser
humano se le dio libre albedrío. Nuestros primeros padres desobedecieron. Quisieron ser como Dios. Por lo
tanto, la naturaleza humana fue corrompida. Si vemos la naturaleza humana hoy en día y la estudiamos de la
forma en que lo hacen los psicólogos y los psiquiatras, entenderemos por qué han llegado a la conclusión que
“el ser humano es capaz de hacer mucho bien y mucho mal”. Todos los problemas que vemos en el mundo son
el resultado de gente haciendo uso de su libre albedrío. De otra manera, si amamos a Dios, no podría ser amor
verdadero si fuera por la fuerza, por obligación. Dios nos creó para amarnos como seres hechos a su imagen. La
causa de muchos males es el pecado del hombre, pero eso también significa que el ser humano es responsable
de su propia conducta, de lo contrario no tendríamos sentido de responsabilidad.
Una de las cosas que más me preocupa hoy es lo que Alexis de Tocqueville predijo acerca de los Estados Uni-
dos. Él dijo que Estados Unidos tendría libertad sólo mientras las estructuras intermedias de la sociedad civil
fueran fuertes. Pero si el gobierno empezaba a socavar dicha fortaleza, la gente tarde o temprano comenzaría a
buscar en el gobierno la felicidad, en lugar de buscarla en Dios. Y eso es exactamente lo que está pasando en la
actualidad. Es una amenaza real y grave, y nuestra libertad de culto corre peligro. Fui parte de un grupo de 60
líderes cristianos que nos reunimos en Nueva York para redactar un documento llamado: “La declaración de

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Manhattan”. En esta declaración, reafirmamos nuestro compromiso fundamental a la vida, al matrimonio y a


la libertad religiosa, y nos comprometimos a que no daríamos al César lo que era de Dios, no importando las
consecuencias. Estamos en una encrucijada en nuestra sociedad. Estamos en el punto justo en donde podemos
tomar el camino que Tocqueville profetizó.

Opresión y liberación
La segunda pregunta es: Si no empezamos como vida creada a la imagen y semejanza de Dios, entonces somos
un accidente de la naturaleza y por lo tanto, carecemos de dignidad. ¿Entonces por qué existe el pecado y el
sufrimiento? Jean-Jacques Rousseau, el famoso filósofo que inició el pensamiento de la Ilustración, dijo: “En
todas partes el hombre nace libre, pero encadenado”. Su teoría era que el motivo por el cual existía el pecado y
el sufrimiento en el mundo era porque la sociedad oprimía al hombre. Karl Marx dijo básicamente lo mismo, al
igual que Sigmund Freud, agregando que somos reprimidos sexualmente, y que debemos despojarnos de todas
las inhibiciones y hacer lo que nos dé la gana, que eso nos dará la libertad. Esta forma de pensar no ha sido otra
cosa que un cheque en blanco para los tiranos. Si los seres humanos nacemos sin dignidad, y existe el pecado y
el sufrimiento en el mundo, entonces lo que tienen que hacer es darme a mí el poder de imponer mi ideología
y yo los libraré de todas sus opresiones.
He leído todos y cada uno de los escritos de todos los tiranos de la historia. Hitler fue el más reciente, pero
el camboyano Pol Pot mandaba a su gente a los campos de exterminio mientras leía a Rousseau. La Gran So-
ciedad estaba llena de esta filosofía en nuestro propio país de que podríamos liberar a la gente de la opresión
por medio de la ideología. Es el camino más fácil hacia la tiranía. Elimine la dignidad, haga que la gente no
sea otra cosa que peones del estado y el resultado es la tiranía. Esta es la razón por la cual ninguna de las otras
cosmovisiones funcionan, porque eliminan la idea de la responsabilidad humana.
La tercera pregunta es si existe una respuesta o una salida, en el naturalismo secular se ve como “utopía
terrenal”. Escuchamos a los políticos de cualquier partido hablando de ella todo el tiempo cuando dicen: “Po-
demos crear un mundo perfecto”. Y se me estremece el corazón cada vez que escucho eso porque sencillamente
ellos no pueden crear un mundo perfecto. Podrán gobernar, podrán restringir el pecado, podrán aplicar la justi-
cia, pero no pueden crear un mundo perfecto. Sólo Dios puede hacerlo… Y sólo cuando la gente vive de acuerdo
a sus leyes.
¿Entonces qué tenemos [nosotros] los cristianos? He predicado por todo el mundo acerca de la muerte ex-
piatoria de Jesucristo en la cruz por nosotros, para librarnos de nuestros pecados. Recuerdo haberlo hecho en
una prisión de la India con mil hombres en cuclillas escuchándome predicar el mensaje de Jesús: puedes nacer
de nuevo, tus pecados pueden ser perdonados y puedes tener una vida nueva. Los hindúes no comprenden esto
porque en las religiones orientales lo que hace en esta vida es lo que recibirá en la próxima. Realmente no hay es-
peranza. Vi a aquellos hombres abrir por completo sus ojos. Luego bajé de un salto de la plataforma y comencé
a caminar entre ellos. Todos eran de la casta de los intocables y simplemente me rodearon e intentaban tocarme
mientras las lágrimas corrían por sus caras. La Palabra es el más grande mensaje de libertad que jamás se haya
dado en la historia de la humanidad. Es un hecho histórico que Cristo vino en carne y fue levantado de entre
los muertos y vive hoy, y podemos vivir de acuerdo a eso. Está comprobado por la historia. Se puede probar
que Cristo se levantó de entre los muertos, y lo puedo defender ante cualquier corte y juez porque la evidencia
es abrumadora.

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El momento de la verdad
El tema final, y el más urgente por cierto, es: ¿Cuál es mi propósito en la vida? Esto es donde todo viene a dar
y donde llega el momento de la verdad para nosotros. Una vez que entendemos cuál es la cosmovisión cristia-
na, es decir los tres primeros puntos, entonces entendemos que tenemos un propósito. No me interesa si está
enfermo, no me interesa si tiene una discapacidad. No me interesa si está en una silla de ruedas como Joni. No
me importa si es mayor y se siente débil y endeble. Me encanta levantarme en las mañanas porque sé que soy
parte del Reino de Dios, y que hoy haré algo por ese reino. Quizá sea sólo una oración o una sonrisa a alguien
que esté teniendo un mal día, pero haré algo para que el Reino de Dios avance. Nunca sin un propósito. ¿Cómo
se encuentra un propósito si no se tiene dignidad humana?
Vivo en la ciudad de Naples, en Florida, un lugar muy bello en donde los presidentes de las grandes compa-
ñías vienen a vivir una vez se retiran a los 65 años y creen estar en el cielo. Van a jugar golf todos los días y a be-
ber algo con sus amistades por las noches, luego de 6 meses empiezan a mostrar signos de atrofia. Se deterioran
porque no tienen una razón para seguir viviendo sus vidas. Nadie les está pidiendo su asesoría ni mostrándoles
respeto dentro de una compañía. Así que sólo se sientan a hablar de lo mal que trabaja su jardinero. ¡Esta es
la muerte en vida! Es la sala de espera al cielo. Están prácticamente muertos. ¡No tienen otro propósito que
no sea comer, beber y ser felices! ¡Esa es toda su vida! Ahora un cristiano no piensa así, porque cree y sabe que
es parte de un propósito, una causa, y ese propósito es hacer que el Reino de Dios avance. Y para que avance,
hay que ayudar al menesteroso, hay que terminar con la discriminación, hay que proteger a los que no pueden
defenderse y a los más vulnerables de nuestra sociedad. Ese es su propósito.
Este es el por qué la batalla que se está librando por el corazón y el alma de nuestro país es tan feroz. Y el
naturalismo secular tiene la ventaja. Peter Singer, de Princeton, es el principal vocero de lo que Él mismo llama
utilitarismo. ¿Cuáles serían sus valores éticos si no hubiera sido creado a la imagen y semejanza de Dios? ¿Cuál
es la base de la ética? ¿Cómo encontrar una verdad moral que se aplique a todos por igual? Sencillamente no se
puede si se cree en que no existe la verdad, ni el propósito moral ni las reglas morales globales. Estamos solos
en esta selva de personas tratando de sobrevivir. No existe lo correcto ni lo incorrecto. La ética desaparece de
inmediato cuando se comienza a hacer lo que beneficie a la mayoría. ¿Le suena eso como democracia, el hacer
lo que beneficie a la mayoría?
Preguntaron a los estudiantes de la escuela de leyes de la universidad de Columbia el significado de este
concepto y contestaron que era democracia. En realidad, esta es la filosofía de Hitler. Él dijo: “Voy a tomar el
poder y voy a hacer el mayor bien para la mayor cantidad de gente. Y los defectuosos serán eliminados”. Bajo
su régimen, si uno no trabajaba por dos años seguidos lo mandaban a llamar a una audiencia ante una junta,
y si no tenía una buena excusa, sencillamente uno no volvía a ser visto. Desaparecía en un camión camino a un
campo de concentración en donde se terminaba en una cámara de gas. Deshacerse de la persona que no puede
contribuir a nuestra sociedad. Eliminarlos cuando aún están en el útero, cometiendo infanticidio, esta es la idea
que nos presenta el profesor Peter Singer. Él dice que deberíamos ver cómo es un niño cuando nace, tomarnos
unos meses para observarlo o incluso un año, y si resulta no ser lo que uno espera, podemos sencillamente ma-
tarlo. Su argumento es que el valor de la vida animal es exactamente el mismo que el de la vida humana. Es por
eso que es un conocido activista de Gente para el Tratamiento Ético de los Animales (PETA, por sus siglas en
inglés). Llegó incluso a decir que el bestialismo es algo natural, ya que toda vida animal es exactamente igual,
así que, ¿por qué no? Uno de sus colegas lo rebatió y le preguntó si el bestialismo es correcto porque Singer lo
consideraba como sexo consensual, ¿cómo da su consentimiento un animal? Este argumento dejó sin respues-
ta a Singer durante 30 días, periodo después del cual volvió a la carga y dijo que se puede saber a simple vista
cuando un animal quiere hacerlo.
Este mismo individuo enseña ante aulas llenas en la universidad de Princeton. La eugenesia no solamente
está de regreso, se está infiltrando en los medios populares. Singer incluso aparece regularmente en la televi-
sión. Uno de sus amigos cercanos es Robbie George, también profesor en Princeton y uno de los hombres más

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brillantes que he conocido. Es el profesor de jurisprudencia McCormick, y dice que le dieron ese puesto para
equilibrar las cosas entre él y Peter Singer debido a que los alumnos estaban tan molestos porque habían puesto
a Singer al frente del Departamento de Ética. Robbie observa las clases y dice que los jóvenes llegan por monto-
nes a las cátedras de Singer con sus mentes dispuestas a recibir lo que se les diga, se les presenta de una forma
tan plausible y lógica, no hay un Dios, e inmediatamente lo creen.
Harriet McBryde Johnson, una gran activista de los derechos de las personas con discapacidad, y a la vez
una atea declarada con la que he conversado largo y tendido, tuvo y perdió un debate con Singer porque para él
era inconcebible que un ateo pudiera creer en algo más. Y de hecho un ateo no puede hacer tal cosa. McBryde
Johnson, recientemente fallecida, fue una activista muy efectiva por los derechos de las personas con discapa-
cidad, pero no hay derechos que sean inherentes a las personas con discapacidad si no los hay para los seres
humanos. Por eso perdió el debate.
Es por eso que sostengo que todo enfoca en la vida, y por el mismo motivo digo que el papel que Joni juega
dentro del mundo cristiano y el mundo en general es tan increíblemente importante. Ella rebate los argumen-
tos que se pusieron tan de moda en los años 20 en Londres, Alemania, Berlín, en Filadelfia y Nueva York, en el
Club Metafísico en Harvard, y con Oliver Wendell Holmes. Él fue quien tomó la decisión en el fallo Buck en la
Corte Suprema, el fallo más ofensivo jamás emitido, en donde se mandó a esterilizar a una mujer pobre porque
en su familia había habido durante tres generaciones casos de incapacidad mental. La Corte Suprema de los
Estados Unidos ordenó que dicha mujer fuera esterilizada. Fue célebre la frase que uso: “Tres imbéciles son
suficientes para una sola familia”. ¡Dios mío! Creímos eso en los años 20 y lo seguimos creyendo hoy en día.
Irónicamente son los liberales los que en nombre del liberalismo están avanzando poco a poco. Es una verda-
dera locura. Lo que se nos está diciendo aquí es que mientras estemos dentro de la mayoría, estamos bien, pero
si estamos en los márgenes de la sociedad, entonces adiós.

El grito de guerra
Estoy convencido de que la única y más grande debilidad de la Iglesia es que tenemos una visión reducida del
cristianismo, sólo Jesús y yo. Pensamos que así estamos bien, Jesús cuidando de mí y yo teniendo una excelente
relación con Él. ¡Eso no es otra cosa que una abominación! Jesús es el logos, la fuente de toda verdad, de todo el
entendimiento de todo en la vida. Los cristianos debemos ponernos en acción.
Hubo un estudio y un artículo en primera plana de la revista Newsweek en el cual se dijo que la religión
iba en descenso en los Estados Unidos porque se mostraba que había habido una reducción del 10% en varios
renglones.3 Tuve acceso a dichos datos, me puse a estudiarlos y encontré que dicha reducción se daba en las igle-
sias liberales. Esto es porque no tienen nada que ofrecer. En realidad, las iglesias evangélicas o la gente nacida
de nuevo iban en aumento. Así que al parecer existe una especie de coladera en la iglesia. Quiero que la Iglesia
entienda nuestras creencias y quiero que entendamos que el cristianismo es una cosmovisión que debe ser vi-
vida. Quiero que comprendamos las implicaciones de las respuestas a cada una de estas preguntas. Esto es lo
que impulsó a hombres como William Wilberforce. Él vio el cristianismo como una verdadera cosmovisión. Es
lo que lo llevó en una campaña de 20 años para abolir el tráfico de esclavos ya que no podía concebir el hecho
de que se tomara por la fuerza a personas de color y se les pusiera en el interior de barcos cuando habían sido
hechos a la imagen y semejanza de Dios. Este fue su argumento ante el parlamento, tal y como apareció en la
película: “Sublime Gracia”.
Estamos recibiendo como herencia el conocimiento más grande de la realidad que el ser humano pueda
tener, cosmovisión cristiana del mundo. Sin embargo, estamos perdiendo frente a una minoría de elites cul-
turales porque no sabemos cómo defender nuestra causa. Enseño sobre un discurso de una hora acerca de
una propuesta hecha hace muchos años por Cornelios Van Til: El entendimiento cristiano de la realidad, la
cosmovisión cristiana, constituye sólo una versión racional sobre la realidad. Todas las demás son falsas. ¿Cuál

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es la prueba de la verdad? Es aquella que corresponde a lo que las cosas realmente son, eso es la verdad. Puedo
discutir que se puede validar empíricamente el hecho de que el cristianismo es la única manera racional de vivir,
y por lo tanto constituye una realidad y por consiguiente es la verdad.
Estamos peleando una batalla por nuestras vidas. Estamos peleando por la vida de nuestra cultura, por
la dignidad humana, por los valores de nuestra sociedad cuando se trata del matrimonio y de la vida, y de las
decisiones fundamentales. Estamos peleando por la libertad religiosa. Tenemos una causa, tenemos los hechos
y tenemos los mejores argumentos. Si llegamos a perder, será frente a nuestra propia puerta. No logramos
defender nuestra causa. No queremos tomar las cosas en serio y pensar lo que nuestras creencias implican y
entenderlas para poder presentarlas con gracia al mundo.
Tenemos una gran causa si nos enseñamos a nosotros mismos y aprendemos a aplicarnos lo suficiente para
defenderla. Y no sólo eso, sino hacerlo con gracia. Eso es lo bello de lo que Joni hace, siempre sonríe. Tengo un
amigo que estaba al frente de una iglesia en Madison, Wisconsin. Es un ex marino y un hombre de color que
odiaba a los blancos hasta que se convirtió. Durante uno de sus sermones, algunos defensores de los derechos
de los homosexuales entraron a la iglesia y arrojaron condones al altar, interrumpiendo el servicio, y este hom-
bre nunca dejó de sonreír. La prensa vino y le preguntó por qué no se había enojado con los manifestantes. Su
respuesta fue esta: “Tendría las mismas razones para estar enojado con ellos que si un ciego me hubiera pisado
un pie”. ¡Sean amorosos! El principal objetivo de la fe es el amor, el amor ágape. Así que tenemos una gran
causa, si la defendemos con amor.

NOTAS
1. Chuck Colson y Harold Fickett, La fe (Zondervan: Grand Rapids, MI, 2008).
2. Rodney Sark, La victoria de la razón. (Random House: Nueva York, NY, 2005).
3. Jon Meacham, “El fin de la América cristiana”, Newsweek, 9 de abril, 2009.

Chuck Colson es un autor ampliamente reconocido, orador y locutor de radio. Ex asesor presidencial
de Richard Nixon y fundador de la Confraternidad Carcelaria, BreakPoint y el Centro Chuck Colson
para Visión Mundial Cristiana, ha escrito muchos libros, incluyendo Nacido de Nuevo, Dios de amor,
¿Cómo debemos vivir?, La buena vida y La fe dada una vez y por todas, que han moldeado el pensamien-
to cristiano en una variedad de temas. Su programa radial semanal, BreakPoint, se transmite a dos
millones de oyentes. En 1993, Chuck recibió el prestigioso reconocimiento Templeton por progreso
religioso; el premio de un millón de dólares fue donado al ministerio, así como todos sus honorarios
por conferencias y regalías de libros. En el año 2008 el presidente Bush le otorgó el segundo galardón
civil más alto del gobierno de Estados Unidos, la Medalla Presidencial al Ciudadano por su trabajo
humanitario con la Confraternidad Carcelaria. Es graduado de la Universidad Brown y la escuela de
leyes George Washington, recibió su Juris Doctor con honores. Ha servido en la infantería de marina de
Estados Unidos, obteniendo el grado de capitán. Él y su esposa Patty tienen tres hijos y cinco nietos.

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