La Locura de Los Girasoles. Surgidos de La Luz

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Nelson Romero Guzmán

La locura
de los girasoles
Romero Guzmán, Nelson
La locura de los girasoles / Nelson Romero Guzmán;
traducción al inglés de Andrés Berger Kiss.--1ª. Ed. –
Ibagué : Universidad del Tolima, 2015.
213 p. : il.

Contenido: Surgidos de la luz (2000). -- La Quinta el


Sordo (2006). -- Comentarios críticos.
ISBN: 978-958-8747-90-3

1. Poesía 2. Literatura tolimense I. Título

Co-861.55
R763L

© Sello Editorial Universidad del Tolima, 2015


© Nelson Romero Guzmán

Primera edición
Ejemplares: 300
isbn: 978-958-8747-90-3
Número de páginas: 212
Ibagué – Tolima

La locura de los girasoles

IDEAD- Instituto de Educación a Distancia


[email protected]
[email protected]

Diseño y diagramación:
Óscar Pinto Siabatto, [email protected]

Portada: detalles de Jarrón con catorce girasoles, Vincent van Gogh, 1889 (óleo sobre
lienzo, 100,5 × 76,5 cm) y Viejo en un columpio, Francisco de Goya, 1824-1828 (lápiz
negro y lápiz litográfico, álbum H, núm. 58); contraportada: detalle de Trigal con
cipreses, Vincent van Gogh, 1889 (óleo sobre lienzo, 72,1 × 90,9 cm).

Impreso en Colombia por Xpress Estudio Gráfico y Digital S.A.

Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción total


o parcial por cualquier medio, sin permiso expreso del autor.
Nelson Romero Guzmán

La locura
de los girasoles
Edición con
comentarios críticos

que reúne

Surgidos de la luz
con una traducción al inglés
de Andrés Berger-Kiss
Sprung from the light

La Quinta del Sordo


Dos girasoles cortados, Vincent van Gogh, 1887
(óleo sobre lienzo, 43,2 × 61 cm).
Nota a esta edición

Los dos libros que reúno en esta edición ya se habían publi-


cado cada uno por separado: Surgidos de la luz (2000) en la
Colección Premio Nacional de Poesía Universidad de Antio-
quia y La Quinta del Sordo (2006) en la Colección de Poesía
Universidad Nacional de Colombia. Se advierte que Surgidos
de la luz se edita aquí con versión al inglés a cargo de mi en-
trañable amigo, escritor y traductor norteamericano Andrés
Berger-Kiss. No se incluye en este tiraje el libro Bajo el brillo
de la luna, recientemente merecedor del lvi Premio Interna-
cional de Poesía Casa de las Américas 2015, convocado en la
Habana, Cuba, por encontrarse reservados los derechos de la
primera edición a nombre de esta Casa. Con estos tres libros,
escritos entre 1997 y 2014, me di a la tarea de reimaginar
–hasta donde la poesía me lo permitió–, el territorio artístico y
espiritual de tres inquietantes figuras cimeras de la pintura: el
neerlandés Vincent van Gogh, el español Francisco de Goya y
Lucientes y el noruego Edvard Munch. Sus vidas y sus obras,
con no pocas coincidencias, se encuentran comunicadas por
un secreto hilo de luz interior trazado sobre el abismo de sus
luchas espirituales y artísticas, que hoy valoramos como una
de las mayores herencias en la historia del arte.
El presente gesto editorial de la Universidad del Toli-
ma se me otorga como un invaluable estímulo personal, que
de manera recíproca devuelvo a la institución educativa en
cabeza de sus superiores, como un noble reconocimiento a
su tarea de impulsar no sólo el conocimiento, sino también
la creación literaria y artística de quienes nos honramos de
pertenecer a ella, para dilatar su nombre.

El autor
Autorretrato, Vincent van Gogh, 1887 (óleo sobre lienzo, 42 × 33,7 cm).
Poemas dedicados a Nelson Romero

¿Qué vio la bruja de Goya en su vuelo?

Cuando su fiel amigo,


Un diablo cojuelo,
La invitó a levantar
Uno a uno los tejados del reino,
No vio nada
Que no supiera ya su padre,
Un pintor sordo y temerario:
Judíos más allá
De los confines de la corte,
Un imperio cainita que reparte
Quijadas de asnos entre hermanos,
Un carnaval
De desvaríos y disfraces.
¿Acaso vio la remesa de enanos
Llegados al reino
Desde Polonia e Italia
Y, sin burla alguna,
Desde los Países Bajos?
De esos feudos llegó
Un bufón tan pequeño
Que traía noticias del subsuelo.
¿Pudo ver el mercado de lazarillos
Que fingían visiones
Y ocultaban sucesos?
¿Vio venir al caudillo
Como a un viejo flautista
Que conduce la turba al precipicio?
8 | nelson romero guzmán

Quizá escuchara los trucos


De Quevedo y Velásquez
Para hacerle esguinces a la muerte.
O tal vez,
Los primeros trazos del pintor
Al fijar en el lienzo
El retrato de su amigo
Poeta de frente amplia
Y de labios mezquinos.
¿Vio el comercio
De grilletes de hierro
En un siglo de oro?
Cuando la corte enviaba enanos
De regalo a la nobleza
Como quien ordena una caravana
De espejos deformes,
La «linda maestra»
Llevaba en ancas de su escoba
Una bruja novicia
Que ocultaba su cara.
Podemos dudar de la existencia
De un dios de la guerra
Concebido a imagen y semejanza
De un regimiento de enanos
Como Mari Bárbola,
Barbarroja, Bonamí o Pertusato.
Sólo un dios benigno aceptaría
Tan horrible semejanza,
Pero la clerigalla,
Frailes y trotaconventos,
Hacedores de espejos ciegos
Y doctores del Santo Oficio,
No podrían creer tantas bondades.
Goya y Velásquez,
la locura de los girasoles | 9

El perdulario Quevedo
Y el anónimo Lázaro de Tormes,
Vieron el reverso de la historia.
Ellos atraparon sin recelo
Una galería de espantos:
Los jorobados
Que parecen llevar un morral
De piel en sus espaldas,
Los títeres sin cabeza,
Los deshechos y contrahechos,
Los cojos y los fusilados.
¿Por qué la bruja novicia
Que acompaña a la hechicera
Esconde su rostro
En la giba de la maestra?
Podríamos pensar,
Siendo una mujer desconocida
Nacida en una casta de rapaces,
Que se cubra para no ver
Desde el aire nocturno
Los poblados de la razón
Y su cosecha de monstruos
O los reyes vestidos de púrpura
Que ordenan iniciar
El baile teratológico
De la «tiniebla viviente».

Juan Manuel Roca


Bogotá, 18 de noviembre de 2009
10 | nelson romero guzmán

Visita

Llegó Marc Chagall a visitarme


Se quedó dormido
En mis uñas,
Algunas
Arrancadas violentamente cuando entró.
Trajo el cuadro «El poeta»
Con la cabeza desprendida,
La boca arriba, los ojos abajo
Y un cuaderno de notas sin terminar.
Trajo su «Autorretrato con siete dedos»,
Ese era el equipaje.
Estaban aquí
Francisco de Goya y Lucientes
Vincent van Gogh
Edvard Munch,
Alucinados todos.
…vinieron a vivir…
…Viven
Sus claroscuros jugando con el viento
Como vigías de una cabeza robada en la tumba,
El cuerpo no anda en paz,
No puedo descifrar quién es
No sé.

Pastor Polanía
2013
Surgidos de la luz
(2000)

Sprung
from the light
traducción de
Andrés Berger-Kiss
A la memoria de mi hermano Pablo Abel,
desde esta orilla de luz.
To the memory of my brother Pablo Abel,
from this edge of light.
Trazos sobre van Gogh

Lo que la leyenda nos cuenta de Dios


es que él se ha hecho a sí mismo un mal
enorme con este estudio del mundo.
V. v. Gogh, Cartas a Theo
Outlines about Van Gogh

What legend tells us about God,


is that he did himself an enormous disservice
with this world’s studio.
V. v. Gogh, Letters to Theo
16 | nelson romero guzmán

Para una iniciación

¿Quién no hubiera querido ser la mano de Van Gogh? Estos


poemas quisieran, por lo menos, revelar al lector los secretos de
su oreja mutilada. Por ahora sueño que estoy sentado sobre la
silla que dibujó, y que él viene; viene bajo el cielo de Arlés, se
me acerca y desenrolla un lienzo transparente a través del cual
puedo mirar unas campesinas barriendo en los patios de su
infancia.

Más allá, veo sembradores de patatas, y los cuervos


sobrevolando trigales por cielos de eternidad. Pero cuando voy
a entrar a una casa que me ha dibujado, despierto asomándome
por ventanas solares. Antes, el pintor me ha pedido que le lleve
a Theo una carta.
surgidos de la luz / sprung from the light | 17

For an initiation

Who would not have wished to be the hand of Van Gogh?


These poems would wish at least to reveal to the reader the
secrets of his mutilated ear. Presently I dream I’m seated on a
chair he drew, and he arrives; he comes under the sky of Arles,
approaches me and unrolls a transparent canvas through which
I can see country girls sweeping the patios of their infancy.

Farther out, I see potato seeders and the ravens flying over
wheat fields by the skies of eternity. But when I’m about to
enter a house he has drawn for me, I awaken looking through
sunny windows. Previously, the painter had asked me to take a
letter to Theo.
18 | nelson romero guzmán

Carta

Sólo como pan y cerveza.


El hambre es de pinceles, de telas...
Miro los soles concluir en estas tardes verdes
que me aguardan una esperanza, y algo
se crispa en el espíritu insaciable.
El alba me acoge con brazos blancos
y creo comer de las patatas que pinto.
El hambre es de colores.
Envíame un poco de dinero para ganar los días que vienen,
voy a terminar los bordes de un cielo por el que quiero escapar.
surgidos de la luz / sprung from the light | 19

Letter

I only eat bread and beer.


Hunger is about brushes, about canvases...
I see the suns disappear on these green evenings
that hold a hope for me and something
is put on edge in the insatiable spirit.
Dawn welcomes me with white arms
and I believe I eat from the potatoes I paint.
Hunger has many colors.
Send me some money to endure the days to come,
I will finish the edges of a sky through which I want to escape.
20 | nelson romero guzmán

Instalación al aire libre

Digo una palabra


y su sombra proyecta una escalera.

Por ella subo


a las altas basílicas de la luz,
apuntillo el cielo
y cuelgo los girasoles de Van Gogh
para que la eternidad
sea un lienzo purísimo.
surgidos de la luz / sprung from the light | 21

Outdoors installation

I say a word
and its shadow projects a ladder.

I climb it
toward the exultant basilicas of light,
deal heaven the coup de grâce
and hang Van Gogh’s sunflowers
to transform eternity
into a most pure canvas.
22 | nelson romero guzmán

Invitación que hace Van Gogh a Theo


desde un cuarto de postigos cerrados*

Encuentra bello todo lo que puedas:


La hilera de sauces llorones en la pradera,
el mistral despiadado que barre con furia las hojas muertas,
el regreso del rebaño en el crepúsculo,
como el final de la sinfonía que he oído ayer.

¡Vamos, viejo! a buscar largo tiempo la luz,


ven a pintar conmigo en el bosque, los campos de patatas,
¡ven, pues! a galopar conmigo detrás de la carreta,
vente conmigo a ver los fuegos, a tomar un baño de aire puro
en la tempestad que sopla sobre la floresta.

Me apena que la pintura sea


como una mala amante
que poseyera, que gasta
siempre, y jamás es bastante.

¡Vente conmigo a compartir mi riqueza!


La colcha roja escarlata. La ventana verde.
El lavabo anaranjado: la cubeta azul.
Las puertas lilas.
Y eso es todo –nada más en este cuarto de postigos cerrados–.

* Este poema está construido a partir de diferentes frases tomadas de Cartas


aTheo.
surgidos de la luz / sprung from the light | 23

Invitation made by Van Gogh to Theo


from a room with closed shutters*

Find beauty in everything you can:


The row of weeping willows in the vast prairie,
the merciless mistral that furiously sweeps the dead leaves,
the return of the herd at twilight,
resembling the end of the symphony I heard yesterday.

Let’s go, old man! to search as long as it takes for the light,
come paint with me in the woods, in the potato fields,
lets go then! gallop with me behind the cart,
come with me to see the fires, to take a bath of pure air
in the tempest that blows above the forest.

It saddens me that painting should be


like a bad lover
I’d have, who always
squanders, and it’s never enough.

Come with me to share my riches!


The scarlet red mattress. The green window.
The orange washstand; the blue bucket.
The lilac doors.
And that’s all –nothing more in this room of closed shutters.

* This poem is copied from different phrases taken from Letters to Theo.
24 | nelson romero guzmán

Soles en Arlés

Nunca los habitantes de la pequeña población de Arlés


habían vivido bajo tantos soles.

Brotaban de la noche en pinceladas.


De otros lugares llegaron albañiles de cielos,
constructores de ocasos.

Todos llevaban grandes sombreros para ocultar los soles. En las


calles resplandecían trigales. Joseph Roulin se atareaba
trayendo cartas desde la noche a las bellas arlesianas y algún
recado para Vincent.

El pintor, en su taller alucinado, regalaba su camisa a los


vientos, excitado de sobrenaturaleza.
surgidos de la luz / sprung from the light | 25

Suns in Arles

The inhabitants of the small village of Arles


never lived under so many suns.

They burst from the night in brush strokes.


From other places arrived heavens’ bricklayers,
craftsmen of twilights.

All wore big sombreros to hide the suns. Wheat fields


glistened in the streets. Joseph Roulin busied himself
by bringing letters from the night to the beautiful Arlesians
and any
message for Vincent.

In his hallucinated workshop the painter, supernaturally excited,


was giving away his shirt to the winds.
26 | nelson romero guzmán

En Borinage, de misionero

No me ha vuelto a escribir el hermano,


pero leo en las líneas del amanecer
lo que nos une y nos separa: la soledad,
copa litúrgica que corta en mis labios los labios del cordero,
la ceniza del amor que ahora soplo a los vientos,
y la niñez de dos corazones
amándose en la tormenta.

Me encuentro en Borinage, de misionero,


con la boca repleta de salmos
y las manos bendecidas por la luz.
surgidos de la luz / sprung from the light | 27

In Borinage, as a missionary

The brother hasn’t written to me again,


but I read in the lines of the dawn
what unites and separates us: solitude,
liturgical cup that cuts in my lips the lips of the lamb,
the ash of love that now I blow to the winds,
and the childhood of two hearts
loving each other in the storm.

I find myself in Borinage, as a missionary,


with a mouthful of psalms
and the hands blessed by the light.
28 | nelson romero guzmán

Señales de un autorretrato

Que algo suceda en la parte oculta de la tela:


un crimen por ejemplo, y en la escena
unos ojos al revés y una oreja vendada.
Todo ocurrido como en un día sin fecha.
Sólo así nos regalas la confianza
de que la culpa no es del cuchillo que mutila,
sino de la mano que trazó, de un crimen, la gloria.
surgidos de la luz / sprung from the light | 29

Signs of a self-portrait

May something happen in the hidden part of the cloth:


a crime, for example, and in the scene
eyes that are inside out and a bandaged ear.
All of it happening as in a dateless day.
Only thus shall we have the confidence
of knowing that the blame is not on the mutilating knife,
but on the hand that traced glory from a crime.
30 | nelson romero guzmán

Reflexión

La tormenta que me lleva y me trae


hace de mí un pájaro desvalido.
¡La vida no me dio alas! Sólo desniveles.
Tuve que vengarme de su crueldad
negándola en la belleza.
surgidos de la luz / sprung from the light | 31

Reflection

The tempest that carries me off and brings me back


turns me into a helpless bird.
Life didn’t give me wings! Only imbalances.
I had to take revenge for its cruelty
by denying its beauty.
32 | nelson romero guzmán

Para un homenaje

Pintar la locura de los girasoles


y hacer que iluminen la oscuridad del hombre.
Esa es la Grandeza.
Lo demás se subasta fácil como las telas de holán.
Pero nada más cercano a la gloria
que un girasol que está muerto,
y nos alumbra.
surgidos de la luz / sprung from the light | 33

For a homage

To paint the madness of the sunflowers


and make them shed light upon man’s obscurity:
Such is Greatness.
The rest is an easy auction like cloths of batiste.
But nothing is closer to glory
than a sunflower that is dead
and sheds light upon us.
34 | nelson romero guzmán

El parto de la alegría

Desde Bruselas escribía Van Gogh a Theo: «Espero que estas


espinas nazcan con flores blancas a su debido tiempo, y que esta
lucha aparentemente estéril no sea diferente del trabajo de un
parto. Primero el dolor y luego la alegría».

Y la mano temblorosa de Vincent trabajaba como en un


quirófano, llenando
las salas de parto con llanto de cipreses,
con girasoles arrugados.
Después, donde el rojo batallaba, habría de surgir
de ese dolor la alegría atada a su blancura
en un vaso de claveles y alelíes.
surgidos de la luz / sprung from the light | 35

The delivery of happiness

From Brussels Van Gogh wrote to Theo: «I hope that these thorns
will give birth to white flowers at the right time, and that this
apparently fruitless struggle won’t be different from the labor of a
childbirth. First the pain and then the happiness.»

And Vincent’s trembling hand worked like in an operating


room, filling
the delivery rooms with the weeping of cypresses,
with wrinkled sunflowers.
Later on, when the red struggled, from that pain would surge
the happiness tied to its whiteness
in a vase of carnations and wallflowers.
36 | nelson romero guzmán

Instante de regocijo

Me tiñe el sol, me da la libertad


y también dibuja rejas en la tierra árida bajo mis pies.
Tras ellas, dos niños pasan tomados de la mano,
sucios como toda inocencia, pero sonreídos.
Luego se abrazan sin actos
en lo más blanco, en lo más simple.
El sol proyecta esas sombras abrazadas
borrándome las rejas.
Frente a mí se abre la puerta.
surgidos de la luz / sprung from the light | 37

Moment of joy

The sun darkens me, gives me freedom


and it also draws plows on the arid soil under my feet.
Behind them, two children walk hand in hand,
soiled like all innocence, but smiling.
Then they embrace without pretense
in the purest whiteness, in the simplest way.
The sun projects those embraced shadows
erasing the plows for me.
Before me the door opens.
38 | nelson romero guzmán

Theo recibe una tarjeta postal

Saludados sean siempre los soles


en un cielo de tarjeta postal
que me entregaron anoche en el correo.
Que de parte de V., me dijeron,
Y me quedé diciéndome, de la Vida,
de la Vanidad, de la Burla....
Y no podría ser más que de Vincent.
Entonces vi que volaron ciertos pájaros
como si de entre mis dedos se abriera una jaula.
surgidos de la luz / sprung from the light | 39

Theo receives a postcard

May the suns always be greeted


in a postcard’s sky
they delivered to me last night at the post office.
It’s from V., they told me.
And I remained saying to myself, from Life,
from Vanity, from Ridicule...
And it couldn’t be from anyone else but Vincent.
Then I saw some birds flying
as though from among my fingers a cage had opened.
40 | nelson romero guzmán

Dos sillas

Sobre la delicada silla de Gauguin, con brazaletes,


una vela encendida.
Sobre la rústica silla de Van Gogh,
sin brazaletes, una pipa.
Pueden ser los signos de Eros y Thanatos,
o el símbolo de dos que se abandonan
dejando algún pretexto para encontrarse en la cita,
porque las sillas son el testimonio
de alguien a quien le fue dada la santidad del ocio
para pintar la eternidad.
surgidos de la luz / sprung from the light | 41

Two chairs

Upon Gauguin’s delicate chair, with bracelets,


a lit candle.
Upon Van Gogh’s rustic chair,
without bracelets, a pipe.
They could be the signs of Eros and Thanatos,
or the symbol of two who leave each other
making a pretext to arrange a rendezvous,
because the chairs are a testimony
of someone who was given the sanctity of spare time
to portray eternity.
42 | nelson romero guzmán

Pequeño oficiante

Trabajo en el pequeño taller de un dios. Mi oficio es templar


lienzos y, a cambio, él le da una ración de recompensa a mis
palabras. Así que puedo ir confiado en la imaginación que
me asiste, la que vuela desde la mano que traza un signo en la
hoja o hasta el pincel que arrebata en la tela. Juntos pagamos
alquiler en el cuerpo de un pájaro. Mis palabras improvisaron
un pequeño taller en su garganta. De Vincent es el resto. Y lo
hace volar según el color que le trace el pintor. Del cielo a la luz
su vuelo es recto. De la luz al mar, vertical...

...hasta que el pájaro desaparezca, y yo, pequeño oficiante, sea lo


que el Señor o el Maestro quiso que el mundo sea en una de las
misivas que escribió a su hermano: «Un cielo amarillo con un
sol amarillo». Y como viejos amigos que una vez se conocieron
en Etten, allá por 1878, puedan así verse siempre en ese mundo
invisible que él hizo visible.
surgidos de la luz / sprung from the light | 43

Small officiating clerk

I labor in the small workshop of a god. My job is to tighten


canvases and, in exchange, he gives an allowance as recompense
for my words. That way I can trust the imagination that assists
me, the one that flies from the hand that traces a sign on the
leaf or even the brush that snatches on the cloth. Together, we
pay rent in a bird’s body. My words improvised an artist’s small
studio in his throat. Vincent’s is the rest. And it makes it fly
according to the color the painter will trace for it. From the
sky to the light its flight is straight. From the light to the sea,
vertical...

...until the bird disappears, and I, small officiating clerk,


become what the Señor or the Maestro wanted the world to be
in one of the letters he wrote to his brother: «A yellow sky with
a yellow sun.» And as old friends who once got to know each
other in Etten, around 1878, they can see each other this way
in that invisible world that he made visible.
44 | nelson romero guzmán

Carta

Acabo de pintar un paisaje en el que yo mismo estoy extasiado.


Sobre una pequeña pradera, un brote de sauces rojos, y sobre
ellos, un sol verde. Al frente una casa campesina, de un blanco
humilde, con una pequeña ventana oscura abierta a un cielo
estrellado. Yo quise dejar iluminada esa ventana, pero sólo a los
hombres del mañana les será dado ver brotar de ella luz. Quise
adornar el campo con unos girasoles y quedaron arrasados
como a causa de una mano que los plantara con violencia. No
hubo después manera de retocarles su desamparo por alegría.

Todo me pareció al final desolado, y en la mitad del cuadro me


dibujé a mí mismo caminando, como quien va a arar en una
tierra estéril. Todas las mañanas de ocio me contemplo allá en
las profundidades de ese horizonte con una azada al hombro.
Creo que me encamino dispuesto a matar a un hombre. Y si
ese crimen ocurre me recordarán como quien pintó una obra
maestra, hija de la vida.
surgidos de la luz / sprung from the light | 45

Letter

I just painted a landscape about which I myself am enraptured.


Upon a small prairie, a burst of red willows, and over them,
a green sun. Up front a rustic house of humble white, with a
small dark window open to a starry sky. I wanted to leave that
window illuminated, but only tomorrow’s men will be given
the sight to see the light burst out of it. I wanted to adorn the
countryside with some sunflowers and they looked razed as if a
hand had caused them to be planted with violence. There was
no way to retouch with happiness their helplessness.

In the end, everything seemed desolate to me, and in the


middle of the painting I drew myself walking, as one who’s
about to plow a sterile earth. Each idle morning I contemplate
myself there in the depths of that horizon with a hoe on my
shoulder. I believe I’m on my way intent on killing a man. And
if that crime should occur they will remember me as one who
painted a masterpiece, daughter of life.
46 | nelson romero guzmán

Canción para un final

Vida que te vas, eternidad que viene,


me encuentro en tu final como al principio.
Ya se alistan mis alas de mensajero
por los colores del mundo.
Hacia tus secretos se extienden maravillosas.

Si fui feliz, ¿a quién importa?


Si el sufrimiento me cercó, ¿quién nos redime?
Todo el aire luminoso caiga sobre mí como epitafio
y no se sacien mis ojos ajenos en lo intenso del instante que fui.
Te dibujé, Vida, alondra mágica,
con nada de lo tuyo me voy.
Pero te dejo lleno de claveles y cipreces
el jardín donde me refugiaste, Amada.
surgidos de la luz / sprung from the light | 47

Song for an ending

Life that leaves us, eternity that comes,


I find myself at your ending as it was in the beginning.
As a messenger my wings are ready
for the world’s colors.
Toward its secrets they extend astounded.

If I was happy, who cares?,


If suffering besieged me, who redeems us?
May all the luminous air fall upon me as an epitaph
and no foreign eyes be satiated in the intenseness of the instant
that I was.
I drew you, Life, magical dove,
nothing of yours I take with me.
But I leave you full of marigolds and cypresses,
the garden where you sheltered me, Beloved.
La Casa Amarilla

Si uno mira bien una oreja –cualquier oreja, ya


sea la de Van Gogh o no– verá que su diseño se
asemeja al de un laberinto. En ese laberinto yo me
encontraba perdido. Y ya nunca podría salir de él.
Moacyr Scliar
The Yellow House

If one examines carefully an ear –any ear, be it


Van Gogh’s or not– its design will resemble that of
a labyrinth. In such a labyrinth I found myself lost.
And now I never could get out of it.
Moacyr Scliar
La siesta, Vincent van Gogh, 1889-1890 (óleo sobre lienzo, 73 × 91 cm).
La Casa Amarilla, Vincent van Gogh, 1888 (óleo sobre lienzo, 72 × 91,5 cm).
52 | nelson romero guzmán

Como un mensajero equivocado de puerta


llega la alegría que no es para él.
Pero en sus manos estaba la recompensa.
En vida, un ángel lo cuidaba de entrar a los museos.
No vivió para las adulaciones de un falso Dios en la tela;
Durmió con su soledad, a la intemperie de los grandes salones.
El ángel le ungió con sus óleos la frente de desdichado,
le prestó sus alas al momento de alzarse al cielo de la belleza.
Pobre, si es pobre no tener siquiera
una silla de convaleciente,
la que dibujó sobre un fondo de luz
que no era de este mundo.
Pudo cambiar un pedazo de pan viejo
por un mendrugo de tela y dibujar una cena,
lo cual hizo para que los ojos se saciaran.
Theo lo alumbró como quien conduce a un dios ciego por el
laberinto
y las cartas llegaban a sus manos como báculo
de ciprés florido.
No es fácil llegar al fondo del abismo
para conocer qué tan alta es la luz;
no es fácil tentar la oscuridad
para llenar de soles la pradera.
surgidos de la luz / sprung from the light | 53

Like a messenger at the wrong door


happiness that’s not for him arrives.
But in his hands was the reward.
While alive, an angel took care he’d enter the museums.
He didn’t live for the adulations of a false God on the cloth;
He slept with his solitude, unsheltered by the great salons.
The angel anointed his forehead with the oils of misfortune,
lent him wings at the moment of lift-off toward beauty’s
heaven.
Poor, if poverty is not to have even
a convalescent’s chair,
the one he drew upon a background of light
that wasn’t of this world.
He could exchange a piece of old bread
for a scrap of cloth and paint a supper,
done b him to satiate his eyes.
Theo lit his way as one leading a blind god through a maze
and the letters arrived in his hands like a staff
of flowering cypress.
It’s not easy to reach the depth of the abyss
to find out how exultant is the light;
it’s not easy to tempt the dark
to fill the prairie with suns.
54 | nelson romero guzmán

Por dentro, un árbol le manaba frutos.


La lucidez ponía un plato incandescente en su mesa.
Su alma subía al árbol,
bajaba de esos frutos y los servía en el plato.
De esa manera se reunía la cena de los amigos.
¡Quién no quisiera allí ser invitado!
Iría sin arrastrar mis alas de ángel,
la miseria de mi ángel sin luz que ha gastado
los peldaños al recorrer las mismas escaleras.
Compartiría contigo tu pan de arena
horneado en el desierto;
compartiría tu par de alas
que no necesitó de escaleras para dibujar astros.
Tomaría vino en tu copa de girasol,
Juntos rotaríamos como lunas alrededor de un planeta.
En verdad debiste estar ebrio
para pintar lunas borrachas,
el universo todo dando vueltas
alrededor de tu vaso.
Debiste usar por los pasillos sandalias de Perseo,
alas de Ícaro, porque el sol siempre estuvo de tu parte.
Al elevar la copa, dibujabas en el aire una ventana o una silla.
Eran tus maneras de decir la soledad, el hambre, la tristeza...
El sufrimiento encuentra en esa cena su cielo.
surgidos de la luz / sprung from the light | 55

From within, a tree produced for him a flow of fruits.


Clarity placed an incandescent plate upon his table.
His soul climbed the tree,
descended from those fruits and served them on the plate.
In that fashion his friends met for dinner.
Who wouldn’t wish to be invited!
I’d go without dragging my angelical wings,
the misery of my angel without light
who has worn out the steps running over
the same ladders.
I’d share with you your sandy bread
baked in the desert;
I’d share your pair of wings
that didn’t need ladders to draw stars.
I’d drink wine in your sunflower cup.
Together we’d rotate like moons around a planet.
Truly you must have been drunk
to paint drunken moons,
all the universe gyrating
around your glass.
You must have used Perseus’s sandals on the corridors,
Icaro’s wings, because the sun was always on your side.
Raising the cup, you drew a window or a chair in the air.
They were your ways of talking about solitude,
hunger, sadness...
Suffering finds in that supper its heaven.
56 | nelson romero guzmán

No cesan de amarse
en la luz, sobre el lienzo.
Él le habla a su oreja repudiada,
a su parte enemiga que aún pende en la queja del rostro.
En su cuerpo siempre habitó el alma dentro de una jaula.
Quien huye del cuchillo por la calle
a la luz de todo Arlés, de verdad amó poco
y va a perderse en las sombras.
El huido se angosta por los adoquines,
quien persigue empuña el amor, no el cuchillo,
lleva en su corazón desamparo
y sus pies van horadando un desierto.
La parte cierta del amor está en el cuerpo.
En la oreja penetra el filo del cuchillo.
Ese regalo para Sorrow pudo ser poco;
la amistad, un homenaje que sólo mereció
una muchacha de prostíbulo,
también le fue repudiada.
Pero aún no dejan de amarse,
ni siquiera la venda podrá ocultarle la gloria.
surgidos de la luz / sprung from the light | 57

They don’t stop loving each other


in the light, upon the canvas.
He talks to his repudiated ear,
to his antagonistic side that still hangs from the face’s moan.
The soul inside of a cage always lived in his body.
Whoever flees from the knife on the street
in plain view by everyone in Arles, truly loved but little
and will get lost in the shadows.
The one who escaped shrinks by the brick road,
the one chasing clutches love, not the knife,
carrying helplessness in his heart
and his feet keep boring a wasteland.
The truthful portion of love dwells in the body.
The cutting edge of the knife rips the ear.
That gift to Sorrow could have been small;
friendship, a homage that only deserved
a girl from a brothel,
was also repudiated.
But they haven’t stopped loving each other;
not even the bandage will hide glory for him.
58 | nelson romero guzmán

Manojo de lágrimas que germinó en mi jardín; noche de


enredaderas en el patio, y alguien –el enemigo– pone en mis
manos la luz como puñal. ¿Qué heridas debo vengar con ella?
Descansa, cuerpo mutilado bajo este sol que socorre a mis
manos. Descansa en este oasis amarillo, donde un pan seco
tiembla en mis manos. Voy a dibujar a ese niño barbado de sol
tendido sobre la arena. Voy a pintarlo de transparencia; será
mi espejo del cielo en la tierra, mi agua tranquila. Me bañaré
luego en su profundidad y restallaré hermoso, lleno de astros
multicolores en la noche, como el incendio de la niñez en el
bosque. Y cuando haya germinado mi manojo de lágrimas,
regalaré mis flores a cualquier hombre que haya construido en
la soledad su casa de piedra.
surgidos de la luz / sprung from the light | 59

Handful of tears that sprouted in my garden; night of


bindweeds in the patio, and someone –the enemy– places the
light in my hand as a dagger. ¿What wounds must I avenge
with it? Rest, mutilated flesh under this sun that heals my
hands. Rest in this yellow oasis, where dry bread shakes in my
hands. I shall draw that suntanned boy lying upon the sand.
I shall paint him like a transparency; it shall be my mirror of
heaven on earth, my tranquil water. I shall bathe then in its
depth and burst into beauty, filled with multicolored stars in
the night, like the fire of childhood in the forest. And when my
handful of tears will have germinated I shall give my flowers to
any man who has built his house of stone in the solitude.
60 | nelson romero guzmán

Vivir en ese mundo de doradas praderas,


en ese museo de luces
donde las ventanas enmarcan el sol
invocados siempre por las columnas
enterradas en una edad de oro.
Y despertar allí siempre gozosos,
donde no es doloroso descorrer las persianas.
Vivir en ese eterno diluvio de tu obra,
pincelados los ojos, socorridos por tus dioses
en el cielo de tus colores,
donde esperamos la muerte como un vino deseado,
con las manos temblorosas de dicha
en el ángulo más claro de tu Casa Amarilla.
surgidos de la luz / sprung from the light | 61

To live in that world of golden meadowlands,


in that museum of lights
where the windows frame the sun
always invoked by the buried
columns of an age of gold.
And awaken there forever joyfully,
where it’s not painful to open the window shutters.
To live in that eternal flood of your work,
the eyes brushed, helped by your gods
in the heaven of your colors,
where we await death like a craved wine,
with hands trembling for joy
in the clearest angle of your Yellow House.
Noticia de un esplendor

Conocerás extrañas alturas.


René Char
News of a splendor

You shall know strange heights.


René Char
64 | nelson romero guzmán

En el monte luminoso

Detrás de los zarzales espesos, se alza el Monte Luminoso.


Deshabitado por Dios, nada en él es celestial, pero aquí se
abrieron sus labios para decir «hágase la luz», y la luz huyó de su
boca y desde entonces son las palabras las que nos iluminan. De
ellas nace toda plegaria, todo alimento para el hombre. De allí
oímos venir los salmos del viento, que por un instante pintan
de plata los muros.

En el Monte Luminoso mora un pájaro extraño al que los


zoólogos dieron el nombre de Cubilete; de sus plumas nace
el arco iris; de su garganta brota el arroyo que murmura. El
Cubilete traza un vuelo dorado sobre la tierra y se alimenta
sólo de colores, el azul es su presa exquisita. Hombres con
oscuros trajes de caza se internan en el monte para atraparlo y
si no fuera por la luz de las palabras, si no fuera por las grafías
iluminadas que el pájaro les ofrenda por camino, ellos nunca
regresarían.
surgidos de la luz / sprung from the light | 65

In the luminous mountain

Behind the thick brambles rises the Luminous Mountain.


Uninhabited by God, nothing about it is celestial, but here his
lips opened to say «let there be light», and the light escaped
from his mouth and since then the words are what brightens us.
From them is born every invocation, every food for mankind.
From there we hear the wind’s psalms which paint for an
instant the walls with silver.

In the Luminous Mountain dwells a strange bird named


Cubilete by the zoologists: its feathers give birth to the rainbow;
from its throat the stream that murmurs rises. The Cubilete
traces a golden flight upon the earth and feeds only from colors;
blue is its exquisite catch. Men in dark hunting clothes go to
the mountain to trap it, and if it were not for the light of the
words, if it were not for the illuminated sounds the bird offers
them as a road, they would never return.
66 | nelson romero guzmán

Profanar la luz

La luz de una lámpara se angosta para entrar por el cono del


mundo. Es el pulso de Dios, la claridad de su mano arrojada
a los hombres, la misma piedra de Sísifo oscilando entre la
cumbre y el abismo. Quisiera internarla en un paraje oscuro,
enmohecer su luz. O mejor pulverizarla en la negrura, invertirle
la llama para verle la boca al abismo.

Lámpara sin ¡oh!, de llama vertical, pequeño mobiliario de


la penumbra, negada a ser salvación en la escalera de cuarzo;
doblez del aire, cumbre encendida, noticia de un esplendor.

Una lámpara es apenas el deseo reprimido de la tierra para


honrar las estampas de la altura. Es una aparición que en la
oscuridad engendró el misterio.
surgidos de la luz / sprung from the light | 67

Desecrate the light

A lamp’s light narrows to enter by the cone of the world. It’s


God’s pulse, his hand’s clarity thrown to men, the same stone of
Sisyphus oscillating between the summit and the abyss. I’d like
to confine it inland to a dark place, make its light musty. Or
better yet pulverize it into blackness, invert its flame to see the
mouth of the abyss.

Lamp without oh!, of vertical flame, penumbra’s small piece of


furniture, incapable of being salvation in the quartz’s ladder;
crease of the air, summit on fire, news of a splendor.

A lamp is only earth’s repressed wish to honor the illustrations


of the summit. It’s an apparition that in the darkness
engendered the mystery.
68 | nelson romero guzmán

Paisajes en acuarelas

El acuarelista que pintó el río, dejó la tela demasiado cargada


de realidad. Así por instantes, sobre todo en verano, en la pared
donde se encuentra colgado el cuadro, oímos fluir el río, y en
la casa donde ya no hay rincón para las desgracias, hasta los
sueños se ponen en contra nuestra.

Ha sido necesario amurallar con piedras los bordes del cuadro,


y aún así fluye un agua indecisa de la cual bebemos sin aplacar
la sed. Frente al cuadro he visto a mi madre haciendo unas
señales de despedida, porque las embarcaciones pasan rápidas
como los sueños.

Cuando el río baja su caudal, recogemos de entre despojos


alguna joya perdida en las profundidades del tiempo.

En el ángulo inferior derecho del cuadro hay puesta una firma


que fluye, y que nadie ha podido descifrar.
surgidos de la luz / sprung from the light | 69

Landscapes in water-colors

The water-colorist who painted the river, left the canvas too
charged with reality. Thus, from one moment to another,
especially in summer, on the wall where the painting is found
hanging, we hear the river’s flow, and in the house where there
is no longer a corner for misfortunes, even the dreams are set
against us.

It’s been necessary to wall off with stones the borders of the
painting, and even so an indecisive water flows from which we
drink without quenching thirst. In front of the painting I’ve
seen my mother making the signs of farewell, because the ships
move rapidly like dreams.

When the river’s flow is lowered, we gather from among the


spoils some lost jewel in the depths of time.

In the lower right angle of the painting a signature that flows


was placed there, and nobody has been able to decipher it.
Ámbitos

Lugar de tus trazos, vuelto a encontrar,


memoria contagiosa, paraíso.
Elkin Restrepo
Ambits

Place of your sketches, found anew,


contagious memory, paradise.
Elkin Restrepo
72 | nelson romero guzmán

Surgidos de la luz

La cortina es un lienzo
donde la luz pone acuarelas.

Es un acontecimiento
que allí surjan objetos
jamás habitados,

y nos hagan felices


volcando en ellos lo íntimo.
surgidos de la luz / sprung from the light | 73

Sprung from the light

The curtain is a canvas


where the light sets water-colors.

It’s an event
should objects that were never
inhabited spring there

to make us happy
possessed with what’s intimate.
74 | nelson romero guzmán

Camaleones

Del rojo al verde se muere el amarillo.


G. Apollinaire

Como el cubilete de un pintor


son los camaleones

Apurados por el peligro


hacen de su piel un lienzo cambiante

Le dan color a los designios

Pasan del rojo al verde


y mueren en un tono amarillo.
surgidos de la luz / sprung from the light | 75

Chameleons

From red to green the yellow dies.


G. Apollinaire

Chameleons are
like a painter’s glass

Rushed by danger
they turn their skin into a changing canvas

They give color to designs

They move from red to green


and die in a yellow tone.
76 | nelson romero guzmán

El taller del artista

Una simple babosa


traza en la pared un arco iris.
Lo deja tan bien arqueado y tan perfecto
saliendo del taller del artista,
que él lo mira y se ofende.
surgidos de la luz / sprung from the light | 77

The artist’s workshop

A simple slug
traces a rainbow on the wall.
Leaves it so well arched and so perfect
leaving the artist’s workshop,
that he looks at it and is offended.
78 | nelson romero guzmán

Boceto de una escalera

Bajar una escalera


en cierta forma es ocultar un poco
lo que en el fondo tenemos de suicidas.
Es arrojarse en peldaños,
querer hacer cotidianamente en el vacío un crimen imperfecto.

Siempre buscamos tenderle a la muerte la trampa salvadora,


el artificio que socorre.

La escalera se alimenta de precipicios


y ese acto nos delata.
Su existir es hacernos tocar inocencia en lo profundo.
Así la vi dibujada, sin arrogancia,
trazando mis huesos en el abismo.
surgidos de la luz / sprung from the light | 79

Sketch of a staircase

To descend a staircase
is in a certain sense to hide a bit
of the suicidal that we are at heart.
It’s to jump on steps,
wanting to commit daily an imperfect crime in the void.

We always search to lay a saving trap before death,


the artifice that succors.

The ladder feeds on precipices


and that act denounces us.
Its existence puts us in touch with the innocence in our
profundity.
That’s how I saw her painted, without arrogance,
tracing my bones in the abyss.
80 | nelson romero guzmán

Trazos del sediento

La sed devora mi garganta,

dibujo en el aire con mis manos


el círculo de la tinaja,

dibujo la casa
con su transparencia de agua,

dibujo al que goza


y se burla del sediento
luego de haber bebido.
surgidos de la luz / sprung from the light | 81

Outline of one who’s thirsty

Thirst devours my throat,

I draw in the air with my hands


the circle of a large earthen jar,

I draw the house


with its transparency of water,

I draw the one who’s joyous


and mocks the thirsty one
after having drunk.
82 | nelson romero guzmán

Embarcación alucinada

La pequeña embarcación
trae una alta catedral pintada en su veleta.
Amarillea en la extensión
y nada nos hace temblar
por aguas sagradas.
surgidos de la luz / sprung from the light | 83

Hallucinated ship

The small ship


carries a tall cathedral painted on its weather vane.
It tinges the vastness yellowish
and nothing makes us tremble
by sacred waters.
84 | nelson romero guzmán

Por un paisaje surreal

Por un paisaje más surreal que cierto


va un niño, más cierto que surreal.
Lo miro desde lejos, casi desde la evocación de una postal.
Se detiene próximo a las maravillas del árbol que mana luz.

Tienta sus frutos, los acerca a la boca, no los come,


los devuelve al árbol,
porque –dice– podrían las aves enmudecer,
podrían sus nidos lanzarse a la nubes como guijarros,
si este paisaje es cierto.

Pero es el contraste
entre la realidad y el sueño.
surgidos de la luz / sprung from the light | 85

By a surreal landscape

By a landscape more surreal than real


goes a child, more real than surreal.
I look at him from afar, almost from the evocation of a postcard.
He stops next to the marvels of the tree that sheds light.

He examines its fruits, brings them to his mouth, doesn’t eat


them,
returns them to the tree,
because –he says– the birds could become speechless,
their nests hurled to the clouds like pebbles,
if this landscape is real.

But it’s the contrast


between reality and dream.
Trigal con cipreces, Vincent van Gogh, 1889 (óleo, 72,1 × 90,9 cm).
Entre máscaras y lienzos: la écfrasis
en la poesía de Nelson Romero Guzmán1

Jorge Ladino Gaitán Bayona2

«No es fácil llegar al fondo del abismo / para conocer qué tan
alta es la luz» (Romero, 2000, p. 43). La antítesis en el verso
es una declaración de principios sobre un tipo particular de
belleza, aquella que para ser posible requiere la inmolación
del artista en aras de la inmortalidad de una obra. En el verso
podrían estar perfectamente acomodados Baudelaire, Rim-
baud, el Conde de Lautréamont y otros que cambiaron el
papel y la tinta por las telas y los colores para lograr rupturas
significativas con la historia de la pintura: Francisco de Goya
y Vincent van Gogh. Dichos pintores, en su condición de
artistas malditos, sedujeron al poeta colombiano Nelson Ro-
mero Guzmán, quien los incorpora en La Quinta del Sordo
(2006) y Surgidos de la luz, Premio Nacional de Poesía de la
Universidad de Antioquia en 1999. Los dos libros hacen parte
de una trilogía en la cual el escritor urde su propuesta estética
a partir de la pintura (fenómeno denominado por la crítica
literaria como écfrasis). La trilogía cierra con Bajo el brillo de

1 Este ensayo retoma y enriquece una ponencia de mi autoría titulada «Nelson


Romero Guzmán y la écfrasis en la actual poesía colombiana». La ponencia fue
presentada el 7 de agosto de 2014 en la Universidad Nacional de Costa Rica,
en el marco de las xi Jornadas Andinas de Literatura Latinoamericana (jalla).
2 Autor de los libros de poemas Manicomio Rock (2009), Buzón de naufragios
(2012), Baladas para el ausente (2013), Cenizas del bufón (2014) y Estado de
coma (2015). Coautor de: La novela del Tolima 1905-2005, bibliografía y rese-
ñas (2008); Cien años de novela en el Tolima 1905-2005 (2011); y Cuentos del
Tolima, antología crítica (2011). Profesor asociado de la Universidad del Toli-
ma, institución donde obtuvo la licenciatura en lenguas modernas. Doctor en
Literatura de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Integrante del Grupo
de Investigación en Literatura del Tolima.
128 | la locura de los girasoles

la luna, poemario que entra en diálogo con la vida y obra del


noruego Edvard Munch.
Este ensayo está estructurado en cinco momentos: el
autor; la écfrasis; Vincent van Gogh en Surgidos de la luz;
Francisco de Goya en La Quinta del Sordo; y epílogo. Para
la indagación de las posibilidades literarias de la écfrasis se
tendrá en cuenta autores como Michael Riffaterre, W. J. Tho-
mas Mitchell, Danilo Albero, Luz Aurora Pimentel y Pedro
Antonio Agudelo.

El autor
«Todo poeta verdadero es necesariamente un crítico de pri-
mer orden» (Valéry, 1990, p. 98). Un buen poeta es el pri-
mer verdugo de las debilidades de su creación; reflexiona so-
bre su oficio, las entrañas de la metáfora, artificios, misterios
y torturas cuando «los dedos se atornillan a las palabras / y
de las palabras pasan cables que se conectan / al corazón y
al cerebro» (Romero, 2014, p. 25). Establece miradas agu-
das sobre la obra de otros escritores y desata polémica en la
crítica literaria gracias a la lucidez de sus ensayos. Esa doble
condición se detecta en Nelson Romero Guzmán, nacido
en Ataco, Tolima, en 1962. Es uno de los mejores poetas
colombianos y, a la vez, un destacado ensayista con publi-
caciones en revistas especializadas y libros. En coautoría se
encuentra La poética y narrativa tolimense (2000), junto a
Libardo Vargas Celemín y Luis Eduardo Gutiérrez. A nivel
individual figuran sus libros: El espacio imaginario en la poe-
sía de Carlos Obregón (2012) y El porvenir incompleto, tres
novelas históricas colombianas (2012). Este último revisa las
propuestas teóricas sobre la nueva novela histórica y explora
con profundidad los intersticios ideológicos y tejidos ficcio-
nales de las novelas El país de la canela (William Ospina),
El árbol imaginado (Carlos Flaminio Rivera) y Buen viaje,
General (Benhur Sánchez Suárez).
comentarios críticos | 129

Romero Guzmán hace parte de varias antologías colom-


bianas y ha participado en festivales internacionales de poesía.
Al interior de su país ha obtenido los siguientes galardones:
Premio Nacional de Poesía Fernando Mejía Mejía (1992);
Concurso Nacional Universitario de Poesía Euclides Jarami-
llo (1998); Beca de Creación del Fondo Mixto de Cultura del
Tolima (1999); Premio Nacional de Poesía Universidad de
Antioquia (1999); y Premio Nacional de Literatura –moda-
lidad poesía– del Instituto Distrital de Cultura y Turismo de
la Alcaldía de Bogotá (2007). A nivel internacional ganó el
Premio Casa de las Américas en su edición 56 mediante fallo
unánime, emitido en La Habana, Cuba, el jueves 29 de enero
de 2015. El poemario Bajo el brillo de la luna –a publicarse
por Casa de las Américas– se impuso sobre otros 231 partici-
pantes. El jurado internacional estuvo integrado por Ariel Sil-
va Colomer (Uruguay), Tony Raful (República Dominicana),
Alex Fleites (Cuba), Manuel Oreste Nieto (Panamá) y Piedad
Bonnett (Colombia). El premio internacional –instaurado en
la década del sesenta– es uno de los más importantes en el
ámbito hispanoamericano. En 2015 participaron 650 libros
–en novela, ensayo y poesía– provenientes de 24 países. En
la modalidad de poesía ha tenido en el pasado ganadores tan
relevantes como el salvadoreño Roque Dalton, el chileno En-
rique Lihn, el peruano Antonio Cisneros, el argentino Mario
Trejo, la nicaragüense Gioconda Belli, entre otros.
El autor tolimense es licenciado en Filosofía y Letras
de la Universidad Santo Tomás y magíster en Literatura de la
Universidad Tecnológica de Pereira en convenio con la Uni-
versidad del Tolima (tesis laureada, justamente su investiga-
ción sobre la lírica de Carlos Obregón). Ha publicado los li-
bros de poemas Días sonámbulos (1988), Rumbos (1993), Sur-
gidos de la luz (2000), Grafías del insecto (2005), La Quinta del
Sordo (2006), Obras de mampostería (2007), Apuntes para un
cuaderno secreto (2011, incluido en la colección Doble Fondo
iv, junto a la mexicana Kenia Cano) y Música lenta (2014).
130 | la locura de los girasoles

El escritor colombiano sobresale por su capacidad de


poetizar despojándose de la camisa de fuerza de los géneros
literarios. Varios de sus poemas cuentan historias y, frecuen-
temente, hacen digresiones sobre la literatura. Como postula
Gabriel Arturo Castro, «su creación es de gran amplitud lite-
raria en temas y formas, colmada de matices innovadores. Allí
enlaza, incorpora y conjuga dos círculos de interpretación: la
asimilación de la poesía a la narrativa y el carácter ensayístico
de algunos de sus poemas» (2013, p. 86). En sus versos la belle-
za va más allá del artificio de la imagen puesto que refigura las
angustias y satisfacciones del arte. Las piedras y su abecedario
religioso se exploran en Obras de mampostería. Las modalidades
de escritura de hormigas, polillas, mariposas y otros minúscu-
los animales se encuentran en Grafías del insecto. Los símbolos
pictóricos y las cartas de Vincent van Gogh a su hermano Theo
se reinventan en Surgidos de la luz. En Música negra la belleza
es cámara de torturas para autores, pintores, músicos, lectores
y espectadores: «Estás oyendo música negra, compases duros,
la rabia de un violonchelo / golpea a un hombre en la cabeza
para apagar sus acordes. / Los intérpretes demoran su concier-
to, nadie puede abandonar el espectáculo […] Por la puerta
de la felicidad has entrado al infierno» (Romero, 2014, p. 35).
La obra de Romero Guzmán, al igual que el infierno
dantesco, es un escenario rico en intensidades, personajes, vo-
ces, hechos que llevan la imaginación al límite y desentroni-
zan la deidad cristiana: la bruja de Goya que «le roba a Dios
la vasija del hombre / donde bebe la pócima amarga» (2006,
p. 55); los poemas de William Blake en los que «Dios es una
cebolla pelándose infinitamente» (2013, p. 115); niños lasti-
mados que tienen prohibido jugar y retornan a un poema del
Conde de Lautréamont porque, de lo contrario, les espera
una terrible pena, «ver a Dios en los carbones encendidos, y
lo peor, comerlos» (2014, p. 28).
El poeta asume con seriedad el juego de la máscara.
Deja que en él surja para cada libro una voz distinta a su
comentarios críticos | 131

yo biográfico: «En mi íntimo ser batalla otro ser, de negros


apetitos» (2006, p. 27). Obviamente en la elección de los pro-
tagonistas de sus poemarios hay predilección por visionarios
incomprendidos por las sociedades de su tiempo. No sola-
mente Van Gogh en Surgidos de la luz y Goya en La Quinta
del Sordo, sino también escritores malditos incluidos en Mú-
sica lenta, en el cual imagina poemas que habrían guardado
el Conde de Lautréamont, Antonin Artaud y Jean Genet.
Los procesos obsesivos de la creación estética son finamente
poetizados por el autor tolimense: el arte como sublimación
y condena; insomnios que desangran extrañas revelaciones;
criaturas que agobian y obligan a la venganza:

Un animal se come mis escritos. Ha engordado, pero no


lo he podido matar. Escribo para darle muerte y mientras
tanto no dejaré de escribir […] Toda la vida he vivido
con una fiera adentro. La escritura se me transforma
según la voracidad de sus apetitos, convirtiéndome en
el dictado de sus deseos. Un día de estos le construiré
una trampa mortal: el poema con dos ruedas dentadas
girando sobre un molino de piedra, tan enorme que lo
aplaste en mi cuarto sin ninguna misericordia. Una vez
se apruebe su muerte en los periódicos, por fin me habré
vengado de todos los libros que escribí como trincheras
para salvarme de sus nocturnas caserías.
(2014, p. 12)

Estos versos de «Animal de oscuros apetitos» podrían


funcionar como un arte poética. El poeta reconoce que no
elige sus temas, es elegido por ellos. La fiera adentro es una
metáfora de la poesía y su fuerza interior que impone «la
voracidad de sus apetitos»: disciplina y búsqueda constante
de nuevas propuestas y voces para evitar la repetición de
fórmulas.
132 | la locura de los girasoles

La écfrasis
La écfrasis es una mímesis doble, en tanto se constituye en
«una representación verbal de una representación plástica»
(Riffaterre, 2000, p. 161). La écfrasis admite varios niveles
de relación entre la sensibilidad estética del escritor y la obra
visual: descripción lírica; interpretación; y recreación. No se
trata de la simple imitación o de considerar que el escritor
deba traducir al lenguaje verbal el lenguaje pictórico. En este
caso lo que opera es la intertextualidad, en tanto hay actos
de resignificación, transformación y reinvención. Es arte que
nace del arte: literatura que se inspira en las artes visuales, no
en cualquier imagen u objeto que se tenga de la realidad.
Según el profesor Pedro Antonio Agudelo, el punto
de partida para indagar el vínculo intertextual entre las artes
plásticas y la literatura es una reflexión que viene desde la an-
tigüedad: «Es el poeta Simónides de Ceos en el siglo vi a. C.
quien definió la pintura como “poesía muda” y la poesía como
“pintura que habla”. Posteriormente Horacio, bajo la forma
de ut pictura poesis (como la pintura es la poesía), sentaría las
bases de una discusión que se ha mantenido hasta nuestros
días» (2011, pp. 76-77). Lo fundamental es reconocer que
una es la discusión milenaria sobre las analogías entre lírica
y pintura y otra, mucho más específica, la conceptualización
sobre la écfrasis, según la teoría literaria en décadas recientes.
La écfrasis admite varias modalidades. Al respecto, Luz
Aurora Pimentel presenta la siguiente clasificación en su artí-
culo «Écfrasis y lecturas iconotextuales» (2003):
– Écfrasis referencial: «cuando el objeto plástico tie-
ne una existencia material autónoma» (p. 207), y a par-
tir de ese objeto único –un cuadro o una escultura– un
escritor desarrolla su texto literario.
– Écfrasis referencial genérica: los textos literarios
en vez de «designar un objeto plástico preciso, propo-
nen configuraciones descriptivas que remiten al estilo
comentarios críticos | 133

o a una síntesis imaginaria de varios objetos plásticos


de un artista» (p. 207). El escritor puede aludir en su
poema varias obras de un artista plástico, indicar sus
temáticas y rasgos sobresalientes en el manejo del color,
la luz, entre otros. Es como si en un poema se ofreciera
una mirada panorámica a la obra extensa de un artista
visual.
– Écfrasis nocional: «el objeto ‘representado’ solamen-
te existe en y por el lenguaje» (p. 207). La obra pictó-
rica que recrea el poema no es parte del mundo real
sino que es una invención del escritor. Como ejemplo
de la écfrasis nocional la autora da A la sombra de las
muchachas en flor, de Marcel Proust, donde se habla
del cuadro El puerto de Carquethuit, del pintor Elstir, y
dicha obra pictórica existe solo en el lenguaje y el relato
del escritor francés.
Frecuentemente se toma la écfrasis para expresar la
existencia de obras líricas que nacen de las artes plásticas. W.
J. Thomas Mitchell en su libro Picture Theory, Essays on Verbal
and Visual Representation (1994) indica la necesidad de ex-
pandir el campo de acción a toda la literatura, lo que permiti-
ría hablar de écfrasis en novelas, cuentos, entre otros.
La écfrasis es un homenaje de un autor a un pintor. En
ella opera «un efecto de elogio o, si se prefiere, un discurso
laudatorio» (Riffaterre, 2000, p. 166). Las profundas resonan-
cias que dejan las artes plásticas llevan al escritor a construir
mundo, fabular, reinventar y posibilitar nuevas dimensiones
de la belleza.

Vincent Van Gogh en Surgidos de la luz


Bienaventurados los artistas malditos porque de sus infiernos
personales la belleza erigió otros cielos, otras eternidades: vi-
das locas que desafían el statu quo; peregrinos de burdeles y
tabernas para cargarse de impulsos eléctricos y luego, en la
134 | la locura de los girasoles

soledad ritual, inventar obras sublimes. Artistas que pierden


su aureola (tal como anunciaba Charles Baudelaire en el siglo
xix), sufren en carne propia tormentos y recriminaciones para
que los sentidos se desordenen entre la multitud y se organi-
cen, nuevamente, a la hora en que las complejas operaciones
de la mente piensan y pulen propuestas estéticas que termi-
nan convirtiéndose en canónicas.
A la altura de los poetas malditos que alcanzaron la con-
dición de genios –François Villon, Charles Baudelaire, Arthur
Rimbaud y Paul Verlaine– habría que situar en la historia de
la pintura occidental a Vincent van Gogh. Treinta y siete años
le bastaron al pintor neerlandés para consolidar una obra de
más de 900 cuadros que en la actualidad valen millones de
dólares y se ubican en los mejores museos del mundo, pero
que en su tiempo poco dinero reportó a su autor, quien sólo
logró vender un cuadro en vida. Vincent conoció «lo infinito
de la penuria» (Van Gogh, 2005, p. 196). Para dedicarse a la
belleza debió paliar el hambre con el dinero que le enviaba
Theo, su hermano menor.
La obra pictórica de Van Gogh y su biografía –deam-
bular por Europa, escándalos con prostitutas, automutilación
de oreja y otros comportamientos rebeldes– se redimensionan
en Surgidos de la luz (2000). El libro obtuvo el xiv Premio Na-
cional de Poesía de la Universidad de Antioquia en 1999. Fue
publicado por primera vez por la universidad mencionada y
luego por la Imprenta Departamental del Tolima. En 2009 lo
traduce al inglés el escritor Andrés Berger-Kiss bajo el título
Sprung from the light. Sobre Cartas a Theo y los cuadros de
Vincent van Gogh se configura la intertextualidad del libro.
Como si se tratara de una liturgia, el primer poema –«Para
una iniciación»– es un ritual donde el poeta confiesa su ad-
miración por el pintor neerlandés, da pistas sobre los objetos
y situaciones del arte plástico que serán resinificadas y señala
que, aparte de creador, será también mensajero:
comentarios críticos | 135

¿Quién no hubiera querido ser la mano de Van Gogh?


Estos poemas quisieran, por lo menos, revelar al lector
los secretos de su oreja mutilada. Por ahora sueño que
estoy sentado sobre la silla que dibujó, y que él viene;
viene bajo el cielo de Arles, se me acerca y desenrolla un
lienzo transparente a través del cual puedo mirar unas
campesinas barriendo en los patios de su infancia. Más
allá, sembradores de patatas, y los cuervos sobrevolando
los trigales por cielos de eternidad. Pero cuando voy
a entrar a una casa que me ha dibujado, despierto
asomándome por ventanas solares. Antes, el pintor me ha
pedido que le lleve a Theo una carta.
(Romero, 2000, p. 9)

El poeta mensajero se sueña Van Gogh y sabe que sus


manos pintan a través de las palabras. Las menciones de la
silla, sembradores de patatas, cuervos, campesinas barriendo,
ventanas solares y la oreja mutilada corresponden a cuadros
de Van Gogh. Al ofrecer una mirada panorámica a la obra
extensa de un artista visual, se da la écfrasis referencial gené-
rica. La écfrasis se cimenta en metáforas sugestivas y gestos
metaficcionales debido a que la poesía se reflexiona a sí misma
y desnuda al lector sus deudas con el arte pictórico: «Estos
poemas quisieran, por lo menos, revelar al lector los secretos
de su oreja mutilada» (p. 9). Dicha indicación metaficcional
es un reconocimiento de los desafíos que impone la écfrasis:
ir más allá del cuadro, contar los secretos y pasado oculto en
la tela. Esta idea se reafirma en el poema «Señales de un au-
torretrato»:

Que algo suceda en la parte oculta de la tela:


un crimen por ejemplo, y en la escena
unos ojos al revés y una oreja vendada.
Todo ocurrido como en un día sin fecha.
Sólo así nos regalas la confianza
136 | la locura de los girasoles

de que la culpa no es del cuchillo que mutila,


sino de la mano que trazó, de un crimen, la gloria.
(p. 21)

La écfrasis referencial genérica trae a ojos del lector los


óleos donde Van Gogh hace sus autorretratos con oreja venda-
da. Se vislumbra, más allá del rostro representado, las lecciones
estéticas de quien encuentra en la herida y la experiencia del
horror embriones para la creación artística. Esta concepción
del arte como «tortura intelectual» (Van Gogh, 2005, p. 32) es
la que Vincent confesaba a su hermano Theo cuando meditaba
las palabras de su admirado Jean François Millet: «En el arte
hay que jugarse hasta el pellejo» (citado por Van Gogh; 2005,
p. 104). Tras la mano que traza un crimen está la locura como
un estado privilegiado de la lucidez que rompe normas sociales
y estéticas, subvierte la tradición artística, innova y descubre
formas inéditas de representar la condición humana. Las sen-
saciones primarias del sujeto –el dolor o el hambre– adquieren
un matiz más espiritual pues, más que el cuerpo, importa la
obra. Así lo reafirma el poeta –ya no en la voz del mensajero
sino del propio Van Gogh– en «Carta»:

Sólo como pan y cerveza.


El hambre es de pinceles, de telas…
Miro los soles concluir en estas tardes verdes
que me aguardan una esperanza, y algo
se crispa en el espíritu insaciable.
El alba me acoge con brazos blancos
y creo comer de las patatas que pinto.
El hambre es de colores.
Envíame un poco de dinero para ganar los días que
vienen,
voy a terminar los bordes de un cielo por el que quiero
escapar.
(Romero, 2000, p. 11)
comentarios críticos | 137

Tras este poema está la antropofagia de Nelson Romero


Guzmán a Vincent van Gogh y sus Cartas a Theo. El poeta co-
noce a profundidad la correspondencia del artista neerlandés,
ha digerido su malestar existencial, pero, fundamentalmente,
su profunda convicción en la pintura, su catarsis y alimento
espiritual. La simple supervivencia pasa a un segundo plano
cuando lo que está en juego es la belleza, la inmortalidad. Los
sentidos no están subordinados a sus registros originales, sino
que se funden para dar cuenta de un credo estético a través de
la sinestesia: «El hambre es de colores» (p. 11). El Van Gogh
recreado por el poeta colombiano encuentra sustento en su
propia imaginación: «Creo comer de las patatas que pinto»
(p. 11). Más adelante –en el poema «2» del apartado «La Casa
Amarilla»– el poeta dice: «Por dentro, un árbol le manaba
frutos. / La lucidez ponía un plato incandescente en su mesa.
/ Su alma subía al árbol, bajaba de esos frutos y los servía en
el plato» (p. 45).
El acto antropofágico con Van Gogh y su correspon-
dencia tiene otro ejemplo en «Invitación que hace Van Gogh
a Theo desde un cuarto de postigos cerrados». A pie de página
el autor señala: «Este poema está construido a partir de dife-
rentes frases tomadas de Cartas a Theo» (p. 15). Al cuerpo del
poema se incorporan líneas del pintor a su hermano mecenas:
«Me apena que la pintura sea / como una mala amante / que
poseyera, que gasta / siempre y jamás es bastante» (citado por
Romero, 2000, p. 15). Los pensamientos casi aforísticos de
Van Gogh se funden con versos de la imaginación del escritor
colombiano posibilitando un todo armónico en el que se ex-
plora el sentido del arte. Los poemas, en su mayoría, son «ar-
tes poéticas». Se miran a sí mismos para desentrañar la belleza
y los vasos comunicantes entre la palabra y la pintura, artes
hermanas que –parafraseando a Nelson Romero en el poema
citado– funden los bordes de sus cielos para que a través de
ellos se arrojen al vuelo artistas, lectores y espectadores.
138 | la locura de los girasoles

El libro tiene poemas depurados en el lenguaje (tanto


en prosa como en verso), llenos de sonoridades, sinestesias y
metáforas. Como indica Gabriel Arturo Castro, «por fortuna,
Romero Guzmán, ante el reto de incursionar por la obra del
pintor holandés, toma lo esencial: su alcance profético, la fun-
ción instituyente, original y ontológica de la imagen, su pro-
funda y dolorosa complejidad sicológica» (2013, p. 183). Se
siente la agonía del artista que, a pesar del hambre y las deu-
das, era dedicado a labor estética. Su negación a la esclavitud
del trabajo no era una simple forma de la pereza, sino la más
elevada y sublime expresión del «ocio creativo», tal como pos-
tularon Francesco Petrarca en De vida solitaria, Robert Louis
Stevenson en Apología del ocio y Bertrand Russell en Elogio
de la ociosidad. A los ojos del poeta, el pintor de girasoles era
«alguien a quien le fue dada la santidad del ocio / para pintar
la eternidad» (Romero, 2000, p. 33).

Francisco de Goya en La Quinta del Sordo


«Bastó la parálisis de un sentido para que otras visiones vi-
nieran en su ayuda» (Romero, 2006, p. 29). Con estos versos
iniciales del poema en prosa «La Quinta del Sordo» el poeta
insinúa al lector qué cuadros y temáticas del pintor español
dan fuerza a su libro. En la escena textual prima el Goya sor-
do, luego de una extraña enfermedad en 1792. La pérdida de
la audición parece un requisito para que el artista alcance un
estado superior: visionario, romántico, médium entre el color
y criaturas oscuras que se ocultan en seres descreídos de la
Ilustración, sus luces y promesas ante las cuales, como en el
célebre grabado, queda gritar: «El sueño de la razón produce
monstruos». Ajeno a los sonidos convencionales del mundo
exterior, sus manos y sus ojos escuchan las voces secretas que
hacen de su residencia un «convento de brujas» (p. 29). Se ha
convertido «en el sacerdote de las grutas abiertas por su pin-
cel» (p. 29). Ya no le importan tanto los retratos de la nobleza,
comentarios críticos | 139

las coloridas escenas de la vida campestre como cartones para


tapices, sino dar forma a los desgarros más profundos del ser
humano: «Fueron los tormentos de afuera, y los propios, qué
él hizo habitar y existir» (p. 29).
La écfrasis es un bello homenaje al Goya quebrantador
del Neoclasicismo, el Goya adelantado a su tiempo. En sus
«pinturas negras» hay semillas de vanguardia, el expresionis-
mo dos siglos antes de que se acuñara el término para todo un
movimiento cultural surgido en Alemania. La deformación
de la realidad y los trazos desgarrados que daban color a los
miedos y angustias convertían a Goya en un visionario y eso
aterrorizaba a sus mecenas:

El rey escupe con venganza los tapices de Santa Bárbara.


El arte ha sido la perdición de su reinado. Alojar a un
pintor en su cámara es dar de comer a una víbora […]
Él no supo dormir en lo negro, pues todo rey es vestido de
luz, y cuando intentaba cerrar los ojos, llegaba el pintor
de Fuendetodos a fusilarlo, si no, le enviaba una cohorte
de ancianas desdentadas, o le hacía aparecer ante sus ojos
la maja desnuda matando a la maja vestida.
(p. 22)

Goya trabajó para la Real Fábrica de Tapices entre 1775


y 1792. En los tiempos de la cordura pintó cartones para en-
galanar los palacios de Carlos III y luego Carlos IV, el mismo
al que hizo un célebre retrato en 1789. Los bailes, cacerías,
días de campo de la nobleza y «sanos» entretenimientos eran
parte de un arte oficial que no iba en contra del poder mo-
nárquico o de la iglesia. Sin embargo, el statu quo se sacu-
dió cuando el artista de Fuendetodos abrevó en su sordera
para descubrir «un color que no ha sido revelado al hombre»
(p. 28). Con ese color vino la rebeldía a su pincel para
representar el deterioro, asesinatos durante la Guerra de In-
dependencia Española y cuerpos desnudos que indignaban
140 | la locura de los girasoles

al Santo Oficio. Los versos se nutren de la écfrasis referencial


genérica para recrear un rey insomne atormentado por la obra
de Goya: los hombres y armas que apuntan en «Los fusila-
mientos del 3 de mayo» han salido del cuadro para asesinarlo;
el acoso de una «cohorte de ancianas desdentadas» (p. 22),
igual de espantosas que la anciana de la famosa pintura negra
«Dos viejos comiendo»; «La maja desnuda» que asesina a «La
maja vestida», siendo la misma mujer, como anunciando que
en el erotismo y la liberación del cuerpo residen las posibilida-
des de sacudir a una España contrareformista, atrasada frente
al resto de Europa, profundamente conservadora, ultracatóli-
ca e inquisitorial.
La idea de personajes que salen de los cuadros y tienen
más fuerza que los seres de carne y hueso aparece en diversos
poemas de La Quinta del Sordo: lo antes mirado ahora mira
y juzga imperfectos ajenos. Trátese de la belleza en la fealdad
(brujas o viejas) o de la belleza clásica (marquesas retratadas
por Goya), las damas del artista español contemplan la huma-
nidad como si fuera el cuadro inacabado de un principiante,
o quizás del ayudante que «tiene miedo de quedar atrapa-
do» (p. 38) entre los muros de la morada del pintor español:
«Parece que también nos contemplaran como a otro cuadro,
donde fuimos dibujados por bruscas pinceladas. Estas damas
sonrientes parece que nos señalaran diciéndonos: obras jamás
terminadas» (p. 45).
¿Y quién es el ayudante de Goya en La Quinta del Sordo?
No hay otro sino Dios, obligado a permanecer en un espacio
que lo asusta, tal como señala el poema «Habitante»: «Dios
no puede vivir en esta casa, / no soportaría tanta criatura ar-
mada / ni una cuchara hambrienta» (p. 39). Tampoco puede
huir porque Goya, tras la sordera, ha usurpado su trono: Dios
luce ahora como un hombre servil y Goya es una divinidad
que puede crearlo todo o, si lo quiere, devolver lo creado a la
condición de la nada. Por eso Dios siente que «tanta oscuri-
dad lo borraría» (p. 38). Aunque teme a la oscuridad no puede
comentarios críticos | 141

rehuir la tarea de mezclar tonos sombríos porque Goya es su


maestro y él –como titula uno de los poemas– «El ayudante»:
«Pero cuánto me gusta que esté aquí / –cuando él no sabe– /
ayudándome a mezclar tonos sombríos, / midiendo con sus
brazos / el alto y el ancho del muro, / pasándome el escoplo y
el bruñidor, / subiendo perezoso a las barcas» (p. 38).
En los 28 poemas la brevedad contiene una fuerza que
se expande en sentidos y posibilidades. La poesía rebasa la
biografía, los cuadros, grabados o tapices: «El interés de La
Quinta del Sordo es indagar, desde la poesía, cómo se produce
el arte, localizar las fuerzas que originan las formas y las ma-
neras de representación de esas energías. La poesía aprehende
el universo de Goya y lo trasciende» (Castro, 2013, p. 94).
Los nexos profundos entre lírica y pintura originan imágenes
sorprendentes que cautivan el gusto metafórico del lector y
lo llevan a meditar los misterios de la creación estética, las
tensiones que posibilitan la belleza: entre la luz y la sombra,
el lenguaje y el silencio. Esas tensiones y enigmas garantizan
la eternidad del arte. Ni las teorías sobre la écfrasis ni los con-
ceptos de la academia son suficientes para responder cuando
estamos ante un gran pintor o poeta:

—Ese hombre, ¿qué hace cultivando flores en las tinieblas?


Por maldición no está ahí.
No es tampoco ningún torturado consigo mismo,
ni está obligado a maravillarnos.
Trabaja para que el mundo sea menos vidrio.
Dejémosle debatirse en las tinieblas,
y nunca luchemos por entenderlo.
No vayamos a borrarle su nublado.
Sus manos libres trabajan, no importa si es el color.
Él no está ahí por obligación.
Dejémosle en su escenario de sombras,
pero existiendo de su propia luz
y nunca lo rebajemos a su desprecio.
142 | la locura de los girasoles

No sabemos si acaso somos algunos


de los huéspedes de su obra
y aún nos atrevemos a preguntar de nuevo:
–Ese hombre, ¿qué hace cultivando flores en las tinieblas?
(Romero, 2006, p. 21).

Epílogo
En una carta del 15 de agosto de 1888, Vincent van Gogh
confesó a su hermano Theo: «La pintura, tal como hoy apare-
ce, promete volverse más sutil, más música y menos escultu-
ra» (2005, p. 199). Más que el reconocimiento de las fronte-
ras difusas de las artes, sus palabras permiten pensar que sus
obras, como las de Francisco de Goya, serían inspiradoras de
poesía, esa otra forma de la música, según Schopenhauer y
Nietzsche. Sus creaciones pictóricas serían refiguradas y enri-
quecidas gracias a las posibilidades de la écfrasis.
El artista español cerró sus oídos al mundo exterior
para escuchar los fantasmas y demonios ocultos bajo la piel
del hombre. Los escuchó con el pincel y los llevó a lienzos
y grabados «donde el negro alucina la luz, sobre las espaldas
laceradas de los condenados» (Romero, 2006, p. 26). Por su
parte, el pintor neerlandés abrevó en su propia desolación y
en las múltiples resonancias de la vida campestre para crear
representaciones pictóricas que alumbraban su condición de
demiurgo: «El pintor, en su taller alucinado, regalaba su cami-
sa a los vientos, excitado de sobrenaturaleza» (Romero, 2000,
p. 17). Ambas vidas y obras tienen casas de lujo en la ficción,
justamente Surgidos de la luz (2000) y La Quinta del Sordo
(2006), de Nelson Romero Guzmán. Los libros enriquecen
la tradición lírica nacional que ha tejido puentes entre las
palabras y los cuadros: los poemas «Una lección de inocen-
cia», de Héctor Rojas Herazo, y «Cinco veces Van Gogh», de
Juan Manuel Roca; los libros Del huerto de Van Gogh (1990),
de León Gil, y La casa amarilla (2011), de Jorge Eliécer
comentarios críticos | 143

Ordóñez. Dichos autores se articulan, a la vez, a una prolífica


tendencia iberoamericana que ha generado propuestas líricas
entrando en relación intertextual con la pintura, como bien
lo han hecho el chileno Gonzalo Millán, el mexicano Octavio
Paz, y los españoles Irene Sánchez Carrón, Olvido García Val-
dés, Joaquín Lobato y Antonio Colinas, entre otros.
Cabe resaltar que Surgidos de la luz y La Quinta del Sor-
do inspiraron el poemario Raíces (2013), de Pastor Polanía. Al
inicio el autor reconoce: «Realizado con la lectura de las obras
escritas por Nelson Romero Guzmán, a quien dedico estos
poemas» (p. 5). Varios versos de Romero Guzmán –indicados
unos a través de epígrafes y otros finamente aludidos– permi-
ten a Pastor Polanía erigir su universo estético en conexión
temática con la obra del poeta homenajeado: la búsqueda de
la eternidad mediante la belleza.
En los dos libros de Nelson Romero Guzmán hay una
estética de la conmoción en la cual «la poesía es la instaura-
ción del ser con la palabra» (Heidegger, 2005, p. 137). Las an-
gustias y convicciones estéticas de Francisco de Goya y Vin-
cent van Gogh se recrean desde los valores plásticos, emotivos
y sonoros del lenguaje lírico. En sus poemas la imagen poética
va más allá de la transgresión lúdica de los signos lingüísticos
y contienen en su interior el ser en el mundo de Francisco de
Goya y Vincent van Gogh, no como lo dicen las biografías o
los tratados del arte, sino como los reinventa la fecunda ima-
ginación de Romero Guzmán, un escritor versátil que se des-
liza a su antojo entre la poesía y la pintura. Habría que pensar,
incluso, que su labor artística bordea también con el teatro.
Sus libros son la mejor evidencia de que el poeta es un buen
actor: no se queda repitiendo roles, se reinventa, usa máscaras
como los trágicos griegos, le da voz a pintores, escritores, pie-
dras o insectos. Acaso el poema «Autorretrato», incluido en La
Quinta del Sordo, aplica para dos (Goya y el poeta Romero):
«Soy los personajes / de un teatro, seres incomprendidos ac-
túan / en mi propio escenario» (2006, p. 24).
144 | la locura de los girasoles

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