Berardino, A. Di, Patrología 3-213-221
Berardino, A. Di, Patrología 3-213-221
Berardino, A. Di, Patrología 3-213-221
AAWW 114(1977)146-175; ID., Beobachtungen zur Sprache von 1956); M. PELLEGR1NO, S. A., pastore d'anime: RAug 1(1958)
A.'s «De utilitate credendi»: ibid., 115(1978)16-41. 317-338; ID., Verus sacerdos (Fossano 1965); F. VAN DER MEER,
S. A. pastor de almas (trad. es., Barcelona 1965); A. TRAPE, //
sacerdote, uomo di Dio e servo della Chiesa (Milano 1968).
Interés especial reviste el estudio del alma de Agustín.
Sus extraordinarias dotes intelectuales se conjugaban con Este es, en suma, el hombre que ha sido el maestro
cualidades morales no inferiores: carácter noble, generoso más seguido de Occidente y que bien merece el apelativo
y fuerte, búsqueda insaciable de la sabiduría, necesidad de Padre común. «Lo que fue Orígenes para la ciencia teo-
profunda de la amistad, amor vibrante a Cristo, a la Iglesia lógica de los siglos III y IV, ha sido Agustín, aunque de un
y a los fieles, aplicación y resistencia sorprendentes para el m o d o más puro y eficaz, para toda la vida de la Iglesia
trabajo, ascetismo moderado y a la vez austero, humildad universal a través de los siglos hasta nuestros días. Su in-
sincera, que no teme reconocer sus errores (cf. Confessio- fluencia se ha dejado sentir no sólo en la filosofía, teología,
nes, Retractationes); dedicación asidua al estudio de la Bi- moral y mística, sino también en la vida social, en la polí-
blia, a la oración, a las escaladas interiores y a la contem- tica eclesiástica, en el derecho civil; en una palabra, fue el
plación. gran artífice de la cultura occidental del Medioevo»
C o m o pastor, se sentía y se definía «siervo de Cristo y (B. ALTANER, Patrología [Madrid 5 1962] p.400).
siervo de los siervos de Cristo» (ep.217) hasta sus extre-
C o m o estudioso y polemista, quiso ser intérprete fiel
mas consecuencias; totalmente disponible ante las necesi-
de la doctrina católica, que es siempre la clave más segura
dades de sus fieles, no deseaba salvarse sin ellos («no
para interpretar su pensamiento. «Y cuando los protestantes
quiero salvarme sin vosotros»: Serm. 17,2); pedía a Dios
intentaron interpretar parcialmente su m o d o de pensar
que le concediese estar siempre dispuesto a morir por
como si estuviera en contraste con el de la Iglesia, resultó
ellos aut effectu aut affectu (MSCA I 404); amaba a los que
evidente, por el contrario, como afirma K. Holl (A. innere
erraban, aun cuando le ofendían o no correspondían («Di-
Entwicklung [1922] p.51), que 'la Iglesia católica lo com-
gan contra nosotros lo que quieran; nosotros los amamos
prendió siempre mejor q u e sus adversarios'. La autoridad
aunque no q u i e r a n » ; / » ps.iG, 3,10). Fue un pastor en el
doctrinal de la Iglesia, en sus decisiones, no ha seguido a nin-
pleno sentido de la palabra.
gún otro teólogo tanto como a San Agustín, sobre todo en
Fue un maestro que se consideraba discípulo, y de-
cuanto se refiere a la doctrina de la gracia» (B. ALTANER,
seaba que todos fuesen con él discípulos de la verdad, q u e
Patrología p.400).
es Cristo. En las controversias no aspiraba a otra victoria
que a la victoria propia de la ciudad de Dios, la victoria de Celestino I defendió su memoria y lo incluyó «entre
la verdad (De civ. Dei 2,29,2). «En cuanto a mí, no me los maestros óptimos», declarando que siempre había sido
pesará indagar cuando d u d o ni me avergonzaré de apren- amado y honrado de todos (DS 237); en las cuestiones
der cuando yerro. En consecuencia... avance conmigo acerca de la gracia, Hormisdas (DS 366), Bonifacio II
quien conmigo está en lo cierto, indague conmigo si con- (DS 399) y Juan II recurrieron a San Agustín, «cuya doc-
migo duda, pase a mi campo si reconoce su error y ende- trina, en conformidad con las decisiones de mis predeceso-
rece mis pasos si advierte el mío» (De Trin. 1,2,4-3,5). res —así declara el último de los citados—, sigue y con-
Considera, por tanto, un gran favor ser corregido, aunque serva la Iglesia romana» (PL 66,21). Los papas de la época
no se le oculta que debe, asimismo, guardarse del error moderna —León X I I I (Acta I 270), Pío XI (AAS 22,233)
quien pretenda corregirlo (De d. pers. 21,55; 24,68). Y, y Pablo VI (AAS 62,420)— ensalzaron su doctrina y santi-
ante todo, no quiere ser identificado con la Iglesia, de la dad. Los concilios —el de Orange, sobre el pecado original
que se profesa hijo humilde y devoto: «¿Soy, acaso, yo la y la gracia; el de Trento, sobre la justificación; el Vatica-
[Iglesia] católica?... M e basta permanecer en ella» (In no I, sobre las relaciones entre la razón y la fe, y el Vatica-
ps-56, 3,19). no II, sobre el misterio de la Iglesia, la revelación y el mis-
terio del h o m b r e — han recurrido abundantemente — s o -
Estudios: O. Fusí PECCI, // pastare d'anime in s. A. (Torino bre todo el p r i m e r o — a su doctrina, mostrando así que no
420 San Agustín Obras 421
era de Agustín, sino de la Iglesia, la cual, en consecuencia, proyectaba las primeras ya en el 412 (Ep. 143,2), p e r o las
la reconocía como propia. Inútil advertir que en casos se- e m p r e n d i ó sólo en el 426-427 (Retract. II 51; De doct.
mejantes no está ya en juego el Obispo de Hipona, sino la chr. IV 24,53), sometiendo a un minucioso examen de
Iglesia misma. conciencia toda su producción literaria. Divide su obra, se-
Por lo demás, sigue siendo un pensador y un escritor al gún el género literario, en libros, cartas y tratados. Pudo
que las repetidas atestaciones del magisterio y la estima examinar sólo los libros, y halló que eran 232, reunidos en
ininterrumpida de los teólogos posteriores —y no en úl- 9 3 obras, que recorre por orden cronológico para que el
timo lugar Santo T o m á s — han conferido una especial lector pudiera apreciar «cómo había progresado escri-
autoridad, la cual, si bien no autoriza a anteponerlo a la auto- biendo» (pról. 1). Le faltó tiempo para reseñar las cartas y
ridad de la Iglesia (DS 2330; AAS 22,232), no consiente tratados, que constituyen una buena parte, aunque no la
tampoco poner en duda su ortodoxia o negar el servicio principal, de su producción. Además del obvio interés bi-
incomparable que rindió a la Iglesia misma y a la civiliza- bliográfico y autobiográfico, lasRetractationes son sumamen-
ción cristiana. te importantes desde el punto de vista doctrinal por ofrecer
Q u e su pensamiento haya sido interpretado de forma la clave de lectura de su obra y dar a conocer las últimas
tan diversa a lo largo de los siglos, no es signo de oscuri- posiciones de Agustín.
dad: San Agustín no es un autor oscuro, aunque tampoco
es fácil. Y no es un autor fácil por varias razones: por la Ediciones: PL 32,583-656, P. KNOLL: CSEL 36-2(1902).
profundidad de su pensamiento, por la multiplicidad de
Traducciones: Alemana: C. J. PERL (Paderborn 1976).—Fran-
sus escritos, por la extrema variedad de las cuestiones que cesa: G. BARDY: BA 12,274-447 (con texto).—Inglesa: M. I. BO-
afronta y del m o d o como las afronta, por la diversidad del GAN: FC 60(1968) p.1-^22.—Italiana: P. MoNTANARI (Fi-
lenguaje y también, a veces, por la incertidumbre típica de renze 1949).
los grandes iniciadores, por la evolución de su pensa-
miento y la falta de sistema y también, en fin, por los lími- Estudios: A. HARNACK, Die «Retraktationen» A.'s:
SPAW(1905) 1096-1 n i ; J. DE GHELLINCK, Les «Rétractations»
tes de que adolece, como todo pensamiento humano. Sólo
de St. A.: NRTh 57(1930)481-500 (= Patristique et moyen age III
quien logre superar con paciencia todos estos obstáculos [Gembloux 1948] p.341-365); M. J. LAGRANGE, Les «Rétracta-
hallará al verdadero Agustín; el Agustín de los escritos, «en tions» exégétiques de s. A.: MSCA II 373-396; M. F. ElXER, The
los que los fieles lo encuentran siempre vivo» (POSIDIO, «Retractationes» of. S. A., CH 18(1949)171-184; J. BURNABY,
Vita 31,8); el Agustín de la historia, mucho más rico y ar- The «Retractationes» of S. A.: Self-Criticism or Apología?: Aug
monioso de como lo hacen aparecer interpretaciones pre- Mag I 85-92; L. J. VAN DER LOF, A. a-t-il changé d'intention pen-
cipitadas o los agustinismos a la moda. dant la composition des Rétractations?: AugL 16(1966)5-10.
Tras presentar sus escritos, trazaremos una breve sínte-
sis de su pensamiento con citas abundantes, para que el Posidio añadió a su Vita Augustini una lista o lndiculus
lector pueda rehacer por su cuenta nuestra labor de re- d e las o b r a s ( e d . : PL 4 6 , 5 - 2 2 ; A.WILMART:
construcción. MSCA II 161-208), con 1.030 números entre libros, cartas
y tratados, «sin incluir —aclara— aquellas que no se pue-
den contar, porque no les asignó un n ú m e r o » , probable
referencia al catálogo de las obras existentes en la biblio-
III. Obras teca de H i p o n a (Retract. II 41), del que d e p e n d e n el lndi-
culus y las Retractationes. A pesar de las omisiones y de
1. FUENTES algún que otro descuido, es un documento de valor.
Las fuentes para conocer la producción literaria del En la presentación de las obras agustinianas seguiremos
Obispo de Hipona son dos, y ambas incompletas: las Re- la distribución por géneros literarios establecida por San
tractationes, de Agustín, y el lndiculus, de Posidio. Agustín Agustín —libros, cartas y tratados—; pero, para comodi-