Dos Gotas de Agua Vkook
Dos Gotas de Agua Vkook
Dos Gotas de Agua Vkook
➸Vkook
~Capítulos cortos.
~Lenguaje explícito.
~Actualizaciones rápidas.
~Contenido homosexual.
Babx_97
Introducción
Abrió las piernas con lentitud y fue introduciendo aquel dildo
de tamaño considerable en su entrada... una entrada
preparada y lista para ser penetrada.
—Calla, pulga.
Fue cuestión de cinco minutos para que el profesor entrara y dejará su maleta
sobre el pupitre.
Caminó hacia la puerta con la intención de abrirla y así lo hizo, entonces ingresó
el nuevo estudiante.
Me quedé en shock.
Maldita sea, era él, era Kook, era obvio. ¡Joder, es él!
Jung... kook.
—Toma asiento.
Él asintió y caminó en busca de su asiento. Empujé a Jimin con algo de fuerza
para que desocupara su lugar, sin embargo Kook ya había encontrado asiento, a
tres asientos atrás del mío.
Tocó el timbre y todos salieron como animales. Al igual que yo, pero con la
diferencia de que yo me dirigía hacia él.
—Hola, precioso.
Creí que por ser un actor porno sería mucho más seguro de sí, sin embargo lo
noto nervioso y me está gustando demasiado.
—Hola...
Estaba en blanco.
Fue un impulso.
En realidad el gusto fue mío desde el primer video que vi, pero jamás se lo diría,
jamás.
—Y-yo...
—¿Te han dicho que eres hermoso? Es que joder, te ves como un ángel caído del
cielo.
—No es cierto...
Cómo se coquetea.
—Gracias.
—Hoy no tengo nada que hacer, si quieres podría mostrarte todo el instituto.
—¿En verdad?
—Claro.
—V-vale.
Cuánto podría controlarme hasta que acepte ser mi novio y dejarse acariciar de
una manera poco decente. Cuánto.
Dos
—Y este es el gimnasio. Las duchas están hacia la derecha y los vestidores hacia
la izquierda.
Jungkook asintió y revisó el lugar con atención. Tal vez intentando memorizar
todo el trayecto.
Me estaba enloqueciendo.
Y moriría por tener a Kook en mi cama, gimiendo mi nombre y pidiendo por más.
—Y-yo.
Retiré aquellas manos de su rostro y mis labios se volvieron a unir con los suyos,
de una manera violenta...
Sus labios eran el paraíso; dulces, suaves y lo suficientemente húmedo como para
calmar mi sed de sentirlo mío.
Entonces mis manos tomaron su cintura con fuerza y posesión. Maldita sea,
Jungkook es mío... solo mío y de nadie más.
—T-Taehyung...
Y hablando de él. Acaba de ingresar por la puerta con una linda sonrisa en el
rostro. En cuanto me vio, sus mejillas se sonrojaron y su diestra se levantó para
hacerme una señal de saludo.
—Jungkook...
—H-hola Taehyung.
—¿Descansaste bien?
—Sí...
—¿En qué?
—¿Escaparnos?
Tomé su mano y salimos del instituto con normalidad. Las calles lucían vacías a
comparación de cómo lo son por la noche.
—Tae...
—Dime.
—Conocerte... ha sido grandioso.
—Sólo ignóralos.
Jungkook levantó su cabeza para mirarme, y en sus ojos pude ver miedo.
Él esperaba a que le preguntaba la razón del por qué siempre pasaba eso, pero yo
más que nadie lo sabía perfectamente.
—Eres más bonito que cualquier chica y más perfecto que un ángel, es normal
que todos se alboroten al verte...
—Taehyung...
—Bonito.
—Oh, Taetae.
Besé a Jungkook con calma. Los fines de semana siempre son más difíciles
porque no puedo verlo... no como yo quiero,
—¿Podemos hablar?
—Claro.
Él asintió y siguió mis pasos con calma. Los pasillos se encontraban vacíos y sin
rastro de profesores. Era ahora o nunca.
—Kookie...
—¿Tae?
—Mira, seré sincero... me gustaste desde la primera vez que te vi, y mientras
pasábamos tiempos juntos entendí que no era un simple gusto... yo me enamoré
de ti, de una manera muy profunda y casi inexplicable. Ya no puedo iniciar mis
días sin ti y ya no puedo soportar no besarte las veces que me plazcan, lo que
quiero decir es que... ¿te gustaría ser mi novio?
Jungkook me miraba con atención y luego de oír mi pregunta, él cubrió sus labios,
parecía bastante sorprendido y asintió.
Una de mis rodillas se internó entre sus piernas y rozó con cuidado su miembro.
Me pregunto si sabe que más que meter goles, quiero meter otra cosa... meterle
otra cosa.
—¿Vendrás a verme?
—¿Y?
Era lo más estúpido que había dicho, pero él asintió sin quitar esa linda sonrisa
dibujada en su rostro.
Sujeté su cintura y con algo de fuerza logré subirlo sobre un espacio libre entre
los lavabos.
—Tae....
Mis labios se apoderaron de la piel expuesta de su cuello y mis manos
comenzaron a deslizar los pantalones de sus piernas, junto al bóxer negro, que se
me hizo jodidamente sexy.
Él dejó escapar algunos suspiros con cada mordida y posó sus delicadas manos
sobre mis hombros.
Tomé sus piernas con cuidado y las levanté un poco, lo suficiente como para que
su entrada se hiciera visible ante mis ojos. Mis dedos se abrieron paso entre esas
piernas para poder tocarla, nuestros labios no dejaban de sentirse y mi índice
penetró su interior.
—Mh.~
Gimió mi nombre y dos dedos se sumaron al primero para poder profanar ese ano
con brusquedad.
Me separé de sus labios para poder observar su rostro y sonreí como un idiota al
observar esas mejillas notoriamente sonrojadas.
Su cuerpo resbaló y lo detuve entre mis brazo. Sus pies tocaron el piso y sus labios
se volvieron a unir con los míos. Tenía que irme...
—Bebé.
Sus codos se apoyaron sobre el borde del lavabo y dejó a mi total exposición ese
culito delicioso y bien formado que se carga. Yo sin pensarlo ni un minuto,
comencé a detallarlo con mis palmas... él estaba ofreciéndose de la manera más
fácil y yo tenía un partido, justo ahora, maldita sea.
—Jungkook.
—Yo... yo... tienes que irte ahora, tu partido está por comenzar.
—Tengo que irme y quiero que sepas que... si no tuviera un estúpido partido,
ahora mismo te estuviera partiendo ese culito en dos.
Faltaban veinte minutos para que el partido finalizara, las faldas de las porristas
se levantaban con cada salto y la bonita cara de mi chico apareció entre la gente
que miraba atenta el partido.
Yoseob del equipo contrario se lesionó y tomamos algunos minutos para que éste
saliera de la cancha, hasta entonces yo me acerqué al montón de gente, buscando
a Jungkook.
—Bonito.
—Mi amor.
Quise tomar su cintura y si no fuera por las rejas de seguridad sin duda lo estaría
haciendo. Sus mejillas se sonrojaron y asintió.
—Sí...
—Joder.
—También te daré besitos.
Los catorce minutos que restaban pasaron de inmediato y terminó el partido con
el marcador señalando 3 goles a nuestro favor, dándome todo el crédito y autoría
de los mismos.
La fiesta que se organizó a causa de la victoria se veía tentadora, pero no más que
Jungkook, avergonzado y gimiendo mi nombre con cada caricia.
—T-Tae...
Mis manos se internaron entre sus muslos y mi cabeza perdía el control de mis
actos.
—Sí, no sé el porqué.
Maldita sea.
Siete
Jungkook lucía inocente.
Por primera vez me sentí muy celoso al leer los comentarios, hay cientos de
hombre que le describen a la perfección las cosas que le harían si lo tuviera cerca.
La sangre me hierve con tan sólo recordarlo y él no tiene ni la menor idea de esto.
Él continúa luciendo inocente, mientras un caramelo entra y sale de su cavidad
bucal, rozando esos carnosos labios.
—Sí, Jimin.
—No, no lo hará. Es una chica fácil y le encanta besarse con el capitán del equipo
de fútbol.
—Que ella es una linda porrista que quiere ser popular besándose conmigo. Nada
fuera de eso le importa.
Jungkook besó mis labios y pude disfrutar del duce sabor de su caramelo.
—Preciosura.
—Guapo.
Mis dedos se deslizaron hacia su pantalón escolar y con calma baké el cierre del
mismo. El bóxer no tardó en caer tras de aquella prenda, y mi visión admiró la
semierección de su pene. La luz del sol se colaba por los ventanales, podía divisar
a varios estudiantes en el primer piso, saliendo y entrando por el portal. Esa
misma luz me ayudó a con templar el color rosa de su glande y su lampiña
entrepierna.
Fuimos avanzando poco a poco hacia la mesa del maestro, en la cual dejé que se
recostara.
Por su parte, él sostuvo aquel chupetín entre sus dientes y abrió sus piernas,
dejándome el total acceso a su entrada.
—Dámela.
Sin agregar más, arrebaté el caramelo de sus labios y lo reemplacé por los míos.
Mi diestra, la que sostenía el chupetín, se dirigió hacia su entrada y comenzó a
tantear en la zona. Jungkook se separó de mi boca y me miró con atención.
—¿Q-qué haces?
—Juego un poco.
—N-no...
El objeto penetraba su interior y la calidez de sus paredes hizo que alguna potas
del dulce se deslizaran por sus piernas. Mi lengua tuvo la curiosidad de probar y
así lo hizo, sus manos tomaron mis cabellos y jalaron de ellos con cuidado.
—Jungkook...
—Porque me gusta.
—T-tíralo.
Algunos compañeros ingresaron al salón y sacaron sus materiales. Uno que otro
nos miró con una expresión rara, pero nos dejaron solo al final.
—¡No!
—Taehyung yo...
Atrapé sus labios en un beso y lo callé.
Gran día.
Ocho
La casa de Jungkook es muy acogedora, sólo consta de dos pisos. Según me contó
su madre, duermen arriba, pero prefieren convivir en el sofá.
Tan sólo quiero abrazarlo y tocarlo un poco... pero si su madre piensa que estoy
siendo apresurado, puede molestarse y si su padre se entera, podría golpearme.
Ella le dirigió una mirada seria a Jungkook y luego esbozó una sonrisa.
Oh.
Mierda.
—Mamá...
Ambos obedecimos y nos dirigimos hacia los baños. Los escalones eran pequeños
y le pedí a mi novio que me guiara. Disfruté como nunca observar el lindo
espectáculo de su culito meneándose de lado a lado con cada escalón que
ascendía.
Nuestras manos no se soltaron y cuando nos vimos dentro del pequeño cuarto de
baño, nuestras bocas se unieron por fin y después de tanta espera.
Pude percibir su dulce aroma y eso me estaba volviendo loco. Somos humanos,
pero mierda, es el instinto de placer, el celo animal o las ganas que le traigo que
me impiden pensar con claridad.
Mi pene lo agradeció.
—Debemos...
Galletita comestible:
¿Llegaste bien? Espero que ya hayas comido y que ahora estés descansando.
Bebé:
Te extraño Kookie, ¿qué estás haciendo sin mí?
Galletita comestible:
Sólo pienso en ti... pienso en todo, uh.
Galletita comestible:
Tae, ¿estás ahí?
Galletita comestible:
Sólo pienso en ti y en mí juntos...
Bebé:
Siento demorar, es sólo que estoy teniendo una pelea sería con mis hermanos.
Galletita comestible:
Dios mío, ¿por qué están peleando? No lo hagan, todo se puede solucionar
hablando. ¿Estás bien? Amor, no me preocupes así...
Bebé:
Lo siento precioso, la pelea ya ha iniciado.
Bebé:
https://www.youtube.com/watch?v=Juw4aAvMSvQ
Galletita comestible:
Tonto... me asusté.
Galletita comestible:
Taehyung.
Bebé:
Dime.
Galletita comestible:
Fóllame.
Bebé:
¿Por qué de pronto? Espera... ¿te excitaste con ese video?
Galletita comestible:
¡No! Bueno sí... pero no de esa manera, ¡No! Yo... yo. Es que te viste muy tierno
con tus hermanitos y... y estaba pensando en ti y en mí con hijos. En realidad...
ah, olvídalo.
Bebé:
Te follaré tanto que tendremos más de 10 hijos.
Vaya mierda.
Diez
Lo primero que haría al regresar sería ir en busca de Jungkook, aprovecharía en
llevármelo a casa y me lo follaría, de la misma manera de como lo soñé ayer.
Hubiese preferido mil veces que fuera un ladrón, hasta un asesino, pero no ella.
—Lou...
Muchas cosas vinieron a mi mente, tantos recuerdos, tantos besos, tantas sonrisas,
tanta felicidad...
—No, él no me lo dijo.
—Es un despistado.
Compartimos el taxi, ella se quedó en lo que había sido su casa por varios años,
se quedó en lo que había sido mi lugar favorito por varios años.
Era muy noche, pero necesitaba de Jungkook ahora. Lo haré mío, tan mío que no
querrá ser de nadie más.
Once
Usé mis maletas para poder alcanzar aquella pequeña barda de seguridad que
protegía la casa de Jungkook, me sostuve como pude del borde de su ventana y
recé para que mis manos no se resbalen. Afortunadamente su ventana se
encontraba abierta.
Ya le regañaría después por dejarla así, pues cualquier pervertido, como yo, podía
entrar fácilmente a su habitación.
Jalé sus cortinas y como si de un costal de papas se tratara, caí sobre su piso.
La tenue luz de la luna me dejaba apreciar su bonito perfil, supuse que estaría
algo asustado.
—Yo...
—¿Acaso no lo quieres?
Lou pasó por mi mente y descubrí que Jungkook sólo se encontraba en bóxers,
por ese instante, porque después de unos segundos le despojé de él.
Me sentí algo enfadado, conmigo mismo, por hacerle esto a Jungkook, hacerle el
amor mientras otra persona se encuentra clavada en mi corazón.
El sonido de mi bragueta siendo abierta se convinó con sus jadeos. No tuve
paciencia e ingresé de golpe, él no me rechazó en lo absoluto, por lo contrario,
enroscó sus piernas a mi cintura y me atrajo hacia su cuerpo. Su interior no se
sentía tan apretado como creí que lo estaría, probablemente porque estuvo
jugando con uno de los nuevos vibradores que usó en el video de la semana
pasada.
Tomé sus caderas y con movimientos bruscos fui embistiendo su interior. Los
gemidos no se hicieron esperar y los coches de su cabecera contra la pared
tampoco.
Cuando terminé en su interior, supe que ya era muy tarde pues unos pasos se oían
cada vez más cercanos a su habitación, sí, será su madre.
Salí por la ventana con el miedo de un amante que es descubierto por el esposo
de su ligue.
Jodida mierda.
Doce
El dolor de cabeza me está volviendo loco. Hoy Jungkook llegó tarde y no nos
dio tiempo para poder hablar, no supe cómo es que había sonado la campana tan
pronto.
Salí por el pasillo principal hacia el patio en donde muchas personas estaban
reunidas, al parecer mirando algo, iba a pasar de largo cuando una voz se me hizo
conocida.
¿Hyeri?
Me abrí paso entre la gente y el dolor de cabeza que hace minutos había pasado,
volvió de una manera brutal. Lou y Hyeri se encontraban peleando, ambas se
tiraban de los pelos y tenían las orejas muy rojas.
—Cállate arrastrada.
Jimin apareció de pronto y sostuvo a Lou, su hermana de los brazos, lo único que
yo pude hacer es sostener a Hyeri que como una fiera luchaba para que la soltara.
Lou se quedó en silencio en cuanto me vio. ¿Qué mierda hacía ella aquí?
Fue entonces cuando Lou vino corriendo hacia mí y no me dio tiempo para
evitarlo, pues ya tenía sus labios sobre los míos.
—Estaba en shock.
Otra bofetada tronó sobre mi mejilla e intenté detener sus manos, pero él no
permitió que le tocara.
Jungkook daba vueltas por la habitación, intentando ordenar sus ideas. Después
de lo sucedido, le pedí a Jungkook que fuéramos a hablar a un lugar tranquilo, y
en lo único que pensé fue en mi departamento.
Aterrizó la tercera bofetada sobre mi rostro y yo ya estaba listo para sujetar sus
brazos, cuando sus labios se apoderaron de los míos con una intensidad salvaje.
Jungkook tomó lugar sobre mi regazo y así como siempre lo he deseado, comenzó
a menear sus caderas sobre mi entrepierna que comenzaba a despertar con tan
agradable fricción. Mis manos sujetaron su trasero con posesión y apretaron la
zona con fuerza al compás de las mordidas sobre nuestros labios.
—Lo juro.
—Sí, ¿sabes que jamás en la vida he permitido que alguien que abofeteé?
—No...
Jungkook mordió la comisura de sus labios de una forma tan seductora, que mi
pene exigió ser liberado de inmediato.
Tomé su cintura y lo llevé entre mis brazos hacia mi cama, donde deposité su
cuerpo con algo de torpeza. Jungkook me miró de una manera tan inocente que
dudé por un segundo en continuar, pero recordé que esto ya no era nuevo para
ninguno y jalé de sus tobillos hasta que su trasero rozó el borde de la cama y mi
entrepierna despierta.
—Tae... —Ronroneó.
—Mierda...
—Soñé contigo...
Jungkook dejó reposar su espalda sobre las sábanas y abrió sus piernas, dejando
a exposición su rosada entrada... sus dedos recorrieron sus muslos hasta tocar su
objetivo, uno que otro dedo se internó en el lugar y su boquita dejó escapar un
jadeo.
—¿Qué soñaste?
Tomé sus piernas con fuerza y extendí un poco más sus piernas.
—Que me partías en dos.
Mierda, sí.
Trece [Parte 2]
—¿Qué más hice?
Mis dedos se internaron en ese pequeño culito que esta noche se sentía más
apretado que nunca y sólo me dejaba más duro que cuando miro alguno de sus
videos.
Oh sí, joder.
Sus ojos se encontraron con los míos más tarde. Yo admiré con asombro cómo
esas mejillas se pintaban de color y cómo su piel brillaba al contraste de la luz.
Sus labios soltaron jadeos tan errantes, esos que me desbordaban de locura.
Él cerró los ojos con fuerza y mordió sus labios de manera seductora. Parecía
pensarlo un poco, pero su cuerpo ya había tomado una decisión.
Para convencerlo inicié un recorrido con besos alrededor de sus muslos, su cuerpo
vibró cuando las punzadas de placer levantaron su miembro, ofreciéndose a mí.
No me detuve, mis dedos continuaban ingresando en su interior.
—P-por favor...
—Penétrame... ¡ahora!
Mis dedos resbalaron del lugar y tomaron el glande de mi pene con entusiasmo.
—S-sí...
Jugué un poco hasta que ya no pude contenerme e ingresé de una sola estocada.
Él gritó mi nombre y lo sentí temblar, según yo, no había sido tan brusco, pero
sus ojos se inundaron de lágrimas.
—¿Estás bien?
—D-duele un poco...
—Lo siento...
Me sentí confundido, pero no podía pensar con claridad cuando ese culo húmedo
y caliente está apretando mi virilidad con afán. Jungkook es delicioso, no importa
desde qué lado lo veas.
—Tae...
—Jungkook, mírame.
Él hizo lo posible por mirarme, el sudor resbalaba por sus ojos, impidiendo que
tuviera toda la atención sobre mí.
Mis manos amasaban su trasero y a la vez lo aprisionaba para que pudiera chocar
contra mi entrepierna, sonando de manera sucia al par de nuestros gemidos. El
ambiente se fue calentando y ahogándonos con el olor a sexo, que inició cuando
Jungkook se corrió sobre su estómago y el mío.
—¡Ah!
—¿Te gusta?
Embestí sus interior con algo de torpeza, olvidando el ritmo que tenía al
comienzo.
—Oh sí...
—¡Ah, mh!
Podría cogérmelo en cuatro así sería más rico y tocaría con más facilidad su
próstata.
Sin embargo me corrí en esa posición y en su interior. Sus uñas dejaron de arañar
mi espalda y él recuperaba la respiración luego de que saliera con cuidado. Había
sido extraño para mí porque... de alguna manera, sentí que debía cuidar de él.
—¿Hola?
—Taehyung.
Era Lou.
—Dime.
Lo quiero.
—Adiós.
Colgué. Jungkook cubría su cuerpo con algunas sábanas, mientras me miraba con
atención.
Jungkook me gusta, me encanta, pero nunca podría llegar a amarlo, no como amo
a Lou.
Catorce
Lou me miraba con una expresión molesta. Al final se enteró que Jungkook y yo
somos novios, no tengo problema en que lo sepa.
—¿Desde cuándo?
—Un mes.
—Lo nuestro ya pasó hace mucho tiempo y ahora quiero volver a comenzar,
Jungkook me gusta mucho.
—No lo sé...
Ella besó mis labios, pero me separé en cuanto comenzó. Estoy con Jungkook y
le debo ser fiel.
—Taehyung.
—Debo irme.
Salí de la casa de Lou, sin despedirme de Jimin. Aunque son hermanos, son
bastante diferentes, Jimin es juguetón pero tranquilo, Lou es algo loca e
impulsiva.
Recorrí todas la calles pensando en varias cosas, hasta que llegué a la casa de
Jungkook. Tomé mi móvil y marqué su número, contestó de inmediato.
—¿Hola? ¿Taehyung?
—¿Qué ocurre?
—Amor.
—Quiero decirte que... pasé una noche maravillosa contigo, lamento haber sido
tan brusco.
—Tae yo...
—Pero...
—Hazlo.
Jungkook agitó su mano despidiéndose y con una expresión triste cerró la cortina.
—Claro, adiós.
Regresé a casa muy cansado, que de alguna manera era bueno, así no pensaría
por algunas horas en Lou y tal vez sueñe con Jungkook.
Quince
—¡Dilo!
—S-soy tuyo...
Embestí su interior con más fuerza, sus dedos a duras penas se sostenían en la
orilla del lavamanos mientras yo arremetía sin detenerme su culito apretado. Su
estrechez apretaba mi erección de manera deliciosa, me estaba volviendo loco.
—No me gusta.
—¡Mi capitán!
—Ajá.
Terminé con el trabajo de mis agujetas y me puse frente a él. ¿Qué es lo que me
trataba de decir?
—Nosotros no tenemos problema con eso, aunque jurábamos que eras totalmente
hetero. Sin embargo la gente sí, y eso podría dañar la imagen que tiene que el
equipo.
—Mark...
Me sentía algo confundido. Aunque entendí todo a la perfección, de alguna
manera, él tenía razón en gran parte... pero qué mierda tienen con los prejuicios.
Nuestro entrenador apareció de pronto. El partido iba a iniciar, así que salimos a
la cancha.
Hyeri sonreía de oreja a oreja cuando se fue acercando a mí. Solté un suspiro
antes de recorrer la cancha con la cabeza baja, ella sujetó mi mano de manera
melosa. Los gritos y aplausos se hicieron audibles. Los chicos y las porristas
ingresaron detrás de nosotros. Los jugadores del otro instituto habían traído a sus
propias porristas así que las graderías estaban revueltas de gente que nos apoyaba
y gente que quería que nos rompiéramos el tobillo.
Eso me dejó boquiabierto, ¿dónde estaba ese tipo? Le iba a reventar la cara a
golpes.
Hyeri se giró en mi dirección y besó mis labios tras mostrar una sonrisa de triunfo,
quise decirle que se alejara, gritar que nunca sería su novio y limpiar mis labios
con la manga, pero cientos de personas nos veían. Y yo soy la representación del
equipo.
Bastó un empujón más para que venciera a esa jodida puerta y lograra ingresar a
su casa. Por lo que sabía, la madre de Jungkook estaría trabajando, así que
estaríamos solos.
—Vete...
—...
—No. El relator lo dijo solo porque sí y Hyeri me besó sin autorización, no pude
decirle nada porque todos nos estaban viendo.
Oh no.
—En realidad...
—Taehyung, terminemos.
—¡No!
Recorrí la sala con la vista y corrí hacia la ventana, la abrí y se subí sobre el borde.
—Tae...
Sus brazos se cruzaron sobre su pecho y su expresión era adorable. Quería que él
me perdonara y sonríera un poco.
—Ahí hay una piedra, seguramente mi cabeza impactará sobre ella y moriré. ¿Es
lo quieres, eh? ¿Eso quieres?
—Quieres que muera... yo creí que me querías, creí que lo nuestro era 100% real
no fake.
—Basta...
—Ya siento la brisa, diosito vendrá por mí, eh. No vas a ver a tu hombre jamás
Él continuaba riéndose y lo hizo mientras se acercaba a mí. Creí que iba a
empujarme cuando sujetó mi chaqueta, sin embargo solo sentí la suavidad de sus
labios estrellándose en contra de los míos en un beso lento.
—Gracias, bebé.
Y me empujó. Grité como niña cuando mi espalda tocó el pasto húmedo y frío de
su jardín, la piedra estaba jodidamente lejos de mi cabeza.
—Debería irme.
—Y yo no quiero irme...
—¿Qué?
—Pues un embrujo.
Levanté una ceja. ¿Qué acaba de decir? Él soltó algunas risitas y abrió la ventana,
algunas gotas de agua se colaron por el borde.
—¿Embrujo?
—Sí. Mi abuelita me dijo que cuando encontrara a la persona perfecta para mí,
hiciera esto para no dejarla ir nunca.
—Bien.
Él tomó una pequeña gota de agua y la derramó sobre las venas de mi muñeca.
Posteriormente él tomó otra gota con su dedo anular.
—¿Me quieres?
—Sí. Muchísimo.
—¿Qué sigue?
Él mezcló las dos gotas de agua sobre mi muñeca. Yo creía totalmente que todo
era un juego, un tonto juego.
Nuestros labios se unieron. Y más tarde Jungkook ya estaba riendo junto a mí.
Esa noche salí de su casa con calma, caminé por las calles hasta la casa de Jimin.
Traje a Lou conmigo. Ella está bailando con sus viejas amigas de infancia, me
sonríe cada vez que se encuentra con mis ojos, yo brindo por ello.
—Entonces Mark te dijo que mostrarte con Jungkook no sería bueno para la
imagen del equipo.
—Todos sabemos que le anda abriendo las piernas a Jackson, ese tonto de
idiomas.
—Vaya...
—Tú no pierdes el tiempo, eh. ¿Por qué te aferras tanto a él? ¿Te gusta mucho?
—Sí, cabrón. Es una hermosura...
—Jungkook tiene una piel muy suave, cada vez que la toco siento ganas de
morderla y a veces no me quedo con las ganas de hacerlo.
—Man...
—Jungkook, ¿kook?
—La chupa tan bien... hasta el fondo y sin lloriquear cuando se la meto de golpe.
Pero es tan diferente cuando nos miramos, esa dulce mirada, esa sonrisa, mi
corazón no para de latir y...
—Sí.
—¡¿En serio?!
—Sí...
Mi novio era algo así como el putito más conocido del instituto. Estaba olvidando
que yo lo conquisté justamente por esa razón.
Jungkook jamás dejaría su trabajo por mí y yo no dejaría a Lou por él, no dejaría
nada por él...
—¿Crees que quiera hacérmelo gratis también? Estoy corto de dinero ahora.
Salimos de aquella clandestino discoteca, sentía muchas náuseas, pero sabía que
si vomitaba Lou golpearía mis espalda y me diría que estaba bien, después me
regañaría y al final, me diría que me quería.
—¿Hola?
—Jungkook...
—Pequeña puta.
—¿Qué?
—¡¿Con cuántos?!
—Quiero terminar.
—Taehyung...
Recordé muchas cosas del día de ayer, mientras tomaba un poco de yogurt de
frutilla.
—Qué día...
—¡Mierda!
Lancé el vaso de yogurt, tomé una chaqueta y salí corriendo para detener un taxi.
Llegué a la casa de Jungkook en veinte minutos.
Mis manos temblaban al tocar la puerta y de pronto Jungkook abrió. Una sonrisa
se formó en su rostro al verme, dejó que pasara.
¿Qué?
—Ayer...
Jungkook lucía diferente, cómo explicarlo. Era él, pero lucía diferente. Sus ojos
se ven más pequeños, está más alto que yo inexplicablemente y sus labios están
muy abultados. ¿Cuánto bebí?
—¿Ayer qué?
—Bueno ayer...
Tragué saliva.
—¿Quién es?
Y Jungkook apareció por el pasillo. ¡Otro Jungkook! ¿Acaso seguía soñando?
Reconocí a Jungkook, bueno, el Jungkook que era mi novio. A diferencia del otro,
es más pequeño, tiene el rostro más pequeño también, unos ojos grandes y
brillosos, labios delgados y rojos.
No sé.
—Sí...
¿QUÉ?
—¿Q-qué? Yo no...
—Lo hiciste, una noche subiste por mi ventana y follamos. ¡No lo niegues!
Jungkook y yo nos quedamos en silencio. Sí, claro que subí por su ventana, pero
pensando que era Jungkook.
—Creí que eras...
Sí pero...
Espera, ¿qué?
—Sí, pendejo. ¡También te acostaste con mi hermanito, hijo de puta! ¡Sal de aquí!
Estaba perdido, aún procesando todo lo que pasaba, pero vaya que estaba
confundido.
—Escucha yo...
—¡Vete de aquí!
—Déjame explicarte.
—¿Qué me vas a explicar? Fuiste mi novio solo porque pensaste que yo era el
actor porno, ¿no es así?
—Jungkook...
—¿Quién?
—Kim Taehyung.
Tomé aire e ingresé a su casa. Mis nervios estaban de punta y tomé asiento en
uno de sus sofás. Su mirada estaba fija en mí.
—Yo...
—Así que saliste con mi hermano porque pensaste que era yo.
—Me siento mal, idiota. Siempre se acercan a mi hermano pensando que se trata
de mí, yo no tengo problema con que los hombres me sigan, pero a mi hermano
no le gusta, nunca le gustó, es más, cerró su corazón a enamorarse porque los
hombres no lo querían solo por ser él, pero cuando te conoció todo cambió, no
paraba de hablar de ti y juró que tú lo querías porque tú le dijiste que seguro le
acosaban porque era hermoso... ¿te atreviste a mentirle? Él estaba seguro de que
tú no sabías quién era yo.
—Seré sincero, salí con Jungkook porque pensé que él... Bueno, él era tú, pero
mientras nos conocimos yo... olvidé todo y sólo me gustó por ser él.
—¿Quieres que me trague eso? Le mentiste a él, seguramente también me
mientes.
—...
—Bien.
—Te escucho.
Me fui caminando por la calle principal, pateando una que otra piedra. Jungkook
sería un lindo recuerdo, pero la vida no se detendría por él ni por mí.
—Elvira Sastre.
Veintitrés
Las cosas empeoraron desde que Jungkook se fue.
Habíamos ganado la final de los institutos y recibí una llamada de un técnico que
estaba interesado en mí, dijo que podía entrar a la sub. 20 de Alemania. Me
hicieron los estudios médicos suficientes y entrené durante dos años para ese
jodido sueño. Hasta que un día me retaron a un partido, y fracturaron mi tobillo,
fue el peor día de mi vida. Estaba a punto de viajar pero deshicieron el contrato,
juré que iba a recuperarme y lo había hecho, pero la fuerza en la patada había
disminuido. Eso sin duda destruyó mi carrera.
Lo único que tenía durante esos tres años, era el recuerdo de Jungkook. Solo él
atormentaba mis días y noches. Me hacía falta, vaya que sí.
Namjoon trabajaba junto a mí. Solo los dos atendíamos aquel enorme lugar, pero
él tenía el turno de la noche. Era yo quien atendía por la mañana y por la noche,
y me pagaban solo por un turno. Min me dijo que era eso o me despedía del
trabajo.
Más gente ingresaría al lugar y tenía que levantarme, Nam no podría con todo.
Entonces el jefe ingresó. Él es una persona muy buena, pero nunca viene, tal vez
una vez al año, hasta eso, Min está a cargo de todo y me odia, no sé por qué, pero
hace todo para regañarme.
Min cerró las instalaciones por un momento para que nadie interrumpiera al jefe.
—Buenas noches, estoy muy orgulloso de recibir a mi hijo Jaesung quien regresó
del extranjero hace una semana, desde ahora en adelante él será el dueño de la
cafetería, tiene muchos planes para mejorar el lugar así que por favor sigan sus
pasos. Hijo ven aquí.
El tal Jaesung apareció de pronto, era bastante alto, tenía un porte elegante, unas
cejas bastante pobladas, tan guapo como su padre años atrás, su sonrisa
deslumbraba, sin duda era una persona feliz.
Y su mano sujetaba con fuerza la mano de otra persona. Sus ojos se cruzaron con
los míos, era Jungkook.
Veinticuatro
—Mi nombre es Oh Jaesung y él es mi prometido, Jeon Jungkook. Espero que
podamos hacer que este lugar sea mejor que antes y que por favor cuiden de
nosotros.
Mi corazón se agitó como nunca. Jungkook nos saludó y nuestro jefe se puso a
conversar con ellos.
—Tae.
—¿Qué?
Min volvió a abrir las puertas y las personas comenzaron a ingresar. Sentí la
mirada penetrante de alguien y tomé un suspiro.
—Claro.
Organicé las sillas con cuidado, mis manos estaban temblando así que podía
dejarlas caer en cualquier momento. Entonces me encontré con su mirada y recibí
un grito de Min.
—¡Chico, apresúrate!
—Lo lamento.
¿Por qué Jungkook llegó tan temprano? Su sola presencia me pone nervioso.
—¡Taehyung!
—¿Sí?
No pude parar de observar su belleza. Jungkook es... algo así como la mejor
versión de la perfección humana.
—¡Grosero!
—¡Precioso!
Jungkook se levantó para responder, pero entonces Min llegó y golpeó mi brazo,
como siempre.
—Chico, ¿todavía no has ordenado las mesas? ¡Voy a despedirte muy pronto!
Solté un suspiro y le pedí disculpas. Las ganas de golpearle siempre están ahí.
—¡ESTÁS DESPEDIDO!
Mi mundo se derrumbó. No podía despedirme, no, necesitaba el dinero.
—¡FUERA!
Min volvió hacia las mesas a ayudar al hijo de puta ese. Yo caminé con rumbo
hacia los baños, ¿qué iba a hacer ahora?
Tomé un poco de papel para secar la camisa, pero no servía de mucho. Mojé mi
rostro solo para intentar despejarme, estaba lleno de confusión y sentimientos.
Estaba preocupado, molesto, decepcionado...
—Sí.
—Oh, aquí estás. —De pronto ingresó el jefe, el prometido de Jungkook. Tocó
mi hombro y comenzó a examinarme. —Supe todo lo que pasó. ¿Estás bien?
—Sí, señor.
—Tu camisa, dios mío. No te preocupes, ya mandamos a sacar a ese idiota, ¿cómo
se atrevió a hacerte eso? Por favor disculpamos, esto no volverá a suceder. Ve a
descansar, puedes tomar tres días de descanso, en serio lo sentimos...
—Él no toma las decisiones, tú sigues trabajando aquí, claro solo si quieres, si no
es así, te daremos una indemnización.
Oh wow.
—Gracias...
Salí del lugar lo más rápido que pude, para no toparme con ese par.
Los tres días de descanso fueron de lo mejor, pude estudiar un poco, dormir y
comer bien. Ahora tengo que volver al trabajo y realmente no quiero pero debo.
—Escúchame chico, no sé qué tipo de acuerdo tienes con el jefe y aunque te haya
salvado del despido, ya no tendré piedad contigo.
Yo sólo quería borrar de mi cabeza y corazón este sentimiento, ¿por qué mierda
no puedo dejar de amarlo?
Los clientes iban saliendo y Jungkook bajó del escenario para pedir de la barra
una limonada.
—Eh, ¡Taehyung!
—¿Sí?
Supe que su prometido es una de las personas más ricas de Corea. Sin duda trata
a Jungkook como todo un rey.
—El jefe...
—¿Y en qué gastan sus millones o cómo? —Lo dije sin pensar.
—Vaya, felicidades.
—¿Quién?
—¿A ti te gusta?
—Es diferente.
El silencio se instaló por varios momentos. Creo que estamos algo cansados,
perdimos toda nuestra energía en esos meses, todo ese tiempo en donde no
sabíamos nada del otro. Él me había hecho tanta falta.
A otro.
—¿Me... amas?
—¡Nunca me lo dijiste!
—Taehyung.
—¿Qué?
Oh. ¿Qué?
—Claro.
Veintiocho
—Aguanta un poco más bebé...
Clavé mis uñas sobre sus caderas y embestí con fuerza su interior, mientras su
cuerpo se balanceaba junto al mío. Después de algunos minutos las sábanas
blancas comenzaron a mancharse de su esencia y su interior de la mía.
Inevitablemente se desplomó sobre el lugar y yo a un costado para no lastimarlo.
—T-Tae...
No dijimos nada más. Tampoco sabíamos qué decir. Sabemos que no está bien,
que Jungkook se va a casar pronto y se supone que yo soy el hombre que más
daño le ha acusado.
—Pero veías todos sus videos y además follaron. —Jungkook se sentó sobre la
cama, cubriendo su torso.
De pronto me incorporé, tomé sus hombros y los empujé, hasta que su espalda
tocara de nuevo las sábanas y yo estuviera sobre él.
—Sí, veía sus videos y no era el único, así como todos los adolescentes de mi
edad y si follamos, ni siquiera me gustó... cuando realmente tú y yo lo hicimos
me encantó.
—¡Eres un descarado!
—Pues sí, yo soy el estúpido por seguirte amando. Ahora... este estúpido se irá.
Quise que mis pies tocaran el suelo, pero sus brazos se enredaron en mi cintura,
impidiéndome el paso.
Y fue ahí donde inició el comienzo del fin, el caos, un círculo vicioso del que no
podíamos escapar porque éramos unos cobardes, hijos de puta.
Veintinueve
El jefe me ha aumentado el sueldo, pensó que no es humano que trabaje por las
noches sin paga. La verdad... yo no me lo merecería, no cuando su prometido y
yo no hicimos nada bueno. Prácticamente le pusimos los cuernos y él también le
aumentó el sueldo a Namjoon.
Jungkook está tocando el piano con mucha tranquilidad, las personas no dejan de
aplaudir. Antes de vez en cuando teníamos una presentación, pero ahora la
tenemos todas las noches.
—Joven, disculpa.
—¿Sí?
—Oí que es más gay que la palabra, además está muy feo, lo que ves ahí es solo
una lata entera de BB Cream, en realidad asusta a la gente cuando está al natural,
de verdad.
Caminé lentamente hacia la barra, para ordenar los vasos y mantenerlos secos.
—Dígame.
—El piso no está brillando, déjalo bien. ¿Acaso quieres que te despida, idiota?
—¿Qué dijiste?
—¡Nada, señor!
Min nos miró con atención. Se reía divertido mientras yo sacaba un poco de brillo
al piso, el estúpido me dio una codazo antes de despedirse de mí, anunciándome
que yo debería quedarme hasta el final para cerrar el local.
Solté un suspiro y me dirigí hacia los baños. Abrí la puerta y me encontré con un
Jungkook apoyado sobre el lavabo, observando su móvil. Cerré la puerta con el
seguro y él guardó su celular en el bolsillo.
—Min se fue.
—Síp.
Tomé su cintura con algo de fuerza y él despeinó mis cabellos. Más tarde ya
estábamos comiéndonos a besos. Estuvimos todo el día sin poder estar juntos,
Jaesung se pasó toda la mañana junto a él, luego yo tuve que ir a clases en la tarde
y por la noche Min estaba revisando todo.
—Sí, pero no estaba feliz de que le dijeras esas cosas de mí a esa chica.
—Hey, bebé...
—Vamos bebé, muéstrame esa cosita rica que tienen ahí abajo.
—¡Taehyung, no!
Jalé sus caderas y con algo de fuerza logré voltear su cuerpo, él no puso
resistencia, pero se quejaba un poco.
—Sht.
—No...
Jungkook me mira con esos ojitos tan claros y bonitos, y yo dejé de observar
aquellas cortinas para observar su brazo desnudo. Esa piel pálida y suave que me
pide a gritos que la marque como mía.
—No lo sé, tal vez porque hemos estado follando como conejos estas semanas y
creí que te importaría.
—No.
—Solo quería mostrarte cómo se siente ser usado solo para follar y pasar el rato.
Es que las cosas nunca iban a mejorar para mí, ya debería estar acostumbrado.
Me vestí con calma, Jungkook se mantenía en silencio dentro del baño. Caminé
hacia la salida, mirando por última su habitación, el último recuerdo que quedaría
entre nosotros, porque me encargaría de no verlo otra vez. Porque detesto a la
gente que usa a las demás solo para sentirse bien, en su caso, vengarse.
—¿Taehyung?
—Tendré una cita con Jin, el chico que me gusta ya sabes, pero Sewoon también
está con nosotros y sé que ustedes se llevan muy bien. ¿Podrías venir con
nosotros? Será algo así como una cita doble.
—Hyung...
—Por favor Tae, además estoy seguro de que le gustas a Sewoon, tú podrías llegar
a enamorarte.
—Vale.
Las mejillas de Sewoon se colorearon de rosa y sus labios esbozaron una sonrisa.
Yo sólo quería olvidarme de todo, pero Jungkook insistía en aparecer en mi
mente.
—Bien. ¿Tú?
—Oh, muy bien. Yo... estaba preocupado por usted, no lo vi hace mucho tiempo.
—Y-yo... usted me dijo que su trabajo era pesado y... tengo un amigo que requiere
de un secretario, es un trabajo a medio tiempo y le pagarán muy bien, claro, solo
si a usted le interesa la idea.
¡Oh!
¡Podría renunciar a ese estúpido trabajo y dejar de ver a esa jodida gente!
—Sí, señor. Pero dentro de muy poco obtendré mi título, por favor confíe en mí,
sé perfectamente cómo debo cumplir mis funciones.
—Bien, Taehyung. Iniciarás mañana, por favor se puntual porque el jefe detesta
los retrasos.
—Claro, señor.
Salí de la oficina de aquel hombre con una gran sonrisa en el rostro. Sewoon me
esperaba afuera, juntando las manos y esperando por una respuesta.
—¿Qué pasó?
—¡Me aceptaron!
—No es necesario...
Salimos de la empresa con rumbo al restaurante más cercano. Sewoon lucía muy
emocionado, sus mejillas estaban sonrojadas y titubeaba cuando nuestras manos
se rozaban.
Mañana.
—¿Quién?
La puerta sonó con más fuerza, pero nadie respondió. Tomé valentía y abrí la
puerta con algo de temor. Una cabellera castaña ingresó a mi departamento, me
empujó y cerró la puerta. Descubrió su rostro que era cubierto por una bufanda.
—¡¿Cómo te atreviste?!
—Jungkook...
—¿Disculpas?
—Sí. Sobre lo que dije, y-yo lo dije sin pensar, estaba furioso, yo jamás te usaría...
—La verdad es que... espera, primero, ¿qué haces aquí? Mañana es tu boda.
—¿Cómo que qué hago aquí? ¡No puedo casarme con alguien que no amo! No
puedo casarme con nadie que no seas tú...
—¿Acaso me amas?
—¡Claro que sí! Te dije que lo siento, lo que dije fue por enojo. ¿Cómo puedes
dejar que me case con otro cuando me decías que me amabas?
—Escapemos.
—¿Qué?
—Escapemos juntos. Justo ahora ellos piensan que estoy descansando, tenemos
toda la noche para irnos lejos, hasta que mañana sepan que no estoy.
—Cariño...
—Lo he dejado todo por ti, ¿tú serias capaz de hacerlo por mí?
Nunca una pregunta me había dejado en completo vacío. ¿Sería capaz de dejarlo
todo por él? Sus ojos me miraban expectantes. Conseguí un buen trabajo,
continúo estudiando, tengo techo...
—Conozco un buen lugar para descansar al ingresar a Busan, pero tendremos que
viajar toda la noche.
A pesar de que teníamos mucho qué hacer, hablar y besar, decidimos apresurarnos
para escapar. Llevé lo poco de valor que tenía, Jungkook tenía una pequeña
maleta en la entrada y con ello, era todo. Le dejé un mensaje a Namjoon
pidiéndole que viviera un tiempo en mi departamento, que dijera que yo me había
ido a la casa de mis padres hace mucho tiempo, y que no hiciera preguntas, porque
ahora no podría responder. Nam es un hombre de confianza.
Tenía a Jungkook entre mis brazos y más tarde se quedó profundamente dormido.
Y yo... cuando observé su tierno y bonito rostro con una ligera sonrisa, supe que
tomé la mejor decisión de mi vida.
Daría mi vida por él, le protegería, lucharía por él desde hoy en adelante. ¡Nadie
me lo arrebataría de las manos!
Treinta y tres
Llegamos al lugar cerca de Busan a las seis de la mañana. Jungkook se
tambaleaba, mientras sujetaba nuestras maletas.
—Volveremos a escapar.
—Tal vez no, Jaesung me dejará de buscar cuando sepa que estoy con quien amo.
—Lo es.
—Jungkook.
—¿Mh?
—¡Amor!
Jungkook salió del baño con una pequeña bata blanca y un puchero en los labios.
Una sonrisa estúpida se formó en mi rostro.
Ese era el problema. La ducha del departamento funcionaba con energía, y a veces
no había y cuando había nos salía costoso, al menos para mí.
Yo no tenía problemas con bañarme así, pero Jungkook es tan frágil y delicado
que no soporta hacerlo, es más, se niega a hacerlo. Y estos días además de ello,
se ha estado quejando sobre la cocina improvisada. La habitación y la cocina están
juntas, en realidad el departamento tiene dos cuartos, el baño y la habitación.
—Bien, pero que sea mañana, no voy a bañarme nunca más con agua helada.
—¡Tonto!
Jungkook soltó varias risitas y luego caminó seductoramente hacia mí, moviendo
de lado a lado esa grandiosa cadera curvilínea.
—¿Por qué?
No lo iba negar, estas semanas el sexo ha sido simplemente increíble. Juraba que
incluso ni un actor porno había follado tanto en su vida. Las ganas de tenerlo
gimiendo no se detenían, mis ganas por Jungkook eran imparables.
Él esbozó una sonrisa maliciosa y con calma sus deditos empezaron a desabotonar
mi camisa. Tardaba demasiado y mi apetito sexual era incontrolable justo ahora.
Aparté sus manos y me despojé de ella solo para tirarla muy lejos.
Luego tomé sus muslos con firmeza y acosté su cuerpo sobre la cama. Sus piernas
fueron abriéndose con cuidado, como disfrutando ver mi desesperación, hasta
dejarme la mejor vista de su apretada entrada, recientemente abusada esta mañana
con un "despertar" matutino.
—Tae... ¡Tae!
Jalaba con torpeza de la bata para poder sacarla de la vista y mis labios atacaban
con mordidas su cuello.
Ya entonces sus piernas rodearon mi cintura, comenzando un vaivén lento en
donde mi erección golpeaba su trasero, que nos volvía locos y perdidos en jadeos.
Jaesung sacudió sus hombros y retrocedió hasta toparse con el pequeño sillón al
lado de la cocina, donde tomó asiento. Su vista no se despegaba de Jungkook y
éste había bajado la cabeza.
—Espera, no vendrás aquí a gritarle. Si te atreves a hacerlo una vez más, voy a
sacarte a patadas.
—Él y yo lo decidimos.
Éramos los malos. Nadie habla de ellos, solo les dan un final terrible. Pero esto
era real, y los malos también necesitaban ser felices.
Jaesung se levantó y caminó hacia Jungkook. Yo ya estaba preparado para partirle
las bolas y esa cara de nena.
Jungkook levantó la cabeza por fin. Detestaba verlo así, tan avergonzado...
A mí no importaría decirlo, yo no tendría vergüenza de decir que huí con el amor
de mi vida, dañando a los demás.
—Sí.
—¿Lo amas?
—Yo...
—No puedo permitir que vivas aquí, este lugar no es seguro y es peligroso.
—Que me lo diga él. —Jaesung se puso de rodillas y luego miró con atención a
mi novio. —¿Te está tratando bien?
—Sí.
—Vale. Pero no puedes seguir viviendo aquí, yo conseguiré un departamento para
ustedes en Seúl.
—¿Q-qué?
—Mi padre está furioso, pero yo no le permitiré que haga algo malo en contra de
ustedes. Así que podrán vivir en Seúl sin miedo, mañana te enviaré las llaves del
departamento...
—Pero debo hacerlo, yo me encargaré de que no te falte nada y seas feliz, ¿bien?
Pero yo iría a donde Jungkook quisiera. Le amaría y cuidaría por siempre... ¿por
qué mierda no puedo hacer nada bien?
Yo extrañaba mi viejo departamento, donde vivía solo y sin luz por las noches.
—Claro.
—Oh.
Tomé asiento sobre esos enormes sofás, que se hundían con gentileza. Era
relajante, pero tan humillante.
—Hoy no.
—Taehyung...
—¡No y no!
—Él sabe que necesitas el trabajo, ¿por qué te cuesta tanto aceptar ayuda,
Taehyung?
—Cinco...
—No.
—Me dijiste que querías comprar un departamento para nosotros, ¿es cierto?
—¡Claro!
No pude decir nada más y terminé aceptando como el estúpido que soy.
Y entonces divisé aquella cabellera rubia que bien conocía. Me sentí avergonzado
por encontrarme justo a él aquí.
—Oh, lo siento.
—¿Y lo conseguiste?
—No.
Jaesung habla mucho. Comprendo que esto sea lo más importante para él, pues
su padre le dio esta empresa para probar que él puede seguir sus pasos.
Jungkook sostenía los papeles y los dejó sobre mi mesa, mientras Jaesung hablaba
y hablaba.
Esta mañana Jungkook y yo follamos por fin después de mudarnos a ese estúpido
departamento. Ambos sonreíamos como un par de tontos y Jaesung comenzaba a
irritarse.
—Está bien, Jaesung. Daré mi mejor esfuerzo para que todo salga bien.
Lo que sí me jode es que Jungkook y ese idiota pasen muchísimo tiempo juntos.
Comprendo que sea su vicepresidente, sin embargo no es necesario que estén
pegados todas las horas.
Es obvio que él tiene otras intenciones con mi novio, y éste es tan baboso a veces.
¿Soy yo?
—...
Tomé asiento. Todos los gerentes se habían ido, solo estábamos él y yo ahí, pero
sentía que estaba totalmente solo.
Jungkook levantó las palmas y salió de la oficina con pasos resonantes y furiosos.
Regresar a esa estúpida oficina es lo peor que me puede pasar. Sewoon ha estado
intentando darme ánimos toda la mañana y Jungkook pasó sin mirarme, hacia su
despacho.
Sewoon se veía confundido pero al final se levantó y nos dejó solos. Poco me
importó en ese momento velar por sus sentimientos, yo solo pensaba en
Jungkook.
—Es un amigo.
Jungkook tomó asiento sobre una de las sillas y dejó caer su espalda sobre el
respaldo.
—Lo siento... verte con alguien más me puso celoso. Te amo tanto que tengo
miedo de perderte.
Cuando llegamos a la "fiesta" que en realidad lucía como una pijamada de trajes
formales, Jungkook desapareció y yo me quedé solo. No veía a Sewoon por
ningún lado y la gente murmuraba cuando me veía pasar.
¡¿QUÉ?!
—Claro. Cuando él deje de pensar que Taehyung es maravilloso y eso será muy
pronto, Jungkook será mío otra vez.
Varios brazos me sujetaron con fuerza e intenté ignorar todos los insultos que me
susurraban. Jungkook apareció segundos después, su carita se mantenía con una
expresión realmente furiosa.
—Jungkook...
—¡Dios mío!
—Bebé, yo...
—¡Él dijo que yo era un sinvergüenza y que ibas a ser suyo de nuevo!
—¿Sabes qué? ¡Estoy harto de tus mentiras! ¡Jaesung solo quiere ayudarnos!
—D-debo irme...
—Vamos.
—¡Déjame en paz!
—Yo también maldita sea, ¡vete con él y folla todo lo que quieras!
Yo recogí el estúpido orgullo que creo que ya casi no tengo y me fui en rumbo
contrario del estúpido departamento.
No tenía dinero para pagar por putas y alcohol. Así que solo caminé toda la
madrugada, caminé hasta atrapar un resfriado y un jodido dolor de cabeza.
Cuarenta
La mañana llegó y yo ya no sentía mis manos. Mis pensamientos se abarrotaban,
no lo luché por detenerlos. ¿Qué iba a hacer?
Una voz tenue detuvo mis pensamientos. Levanté mi cabeza a duras penas y los
rayos del sol me impedían ver el rostro de aquel muchacho. Divisé solo un poco
de sus cabellos castaños que se escapaban rebeldes por aquella pañoleta de
colores que llevaba en la cabeza, bajé la mirada detallando aquellos labios
endemoniadamente rojos y esa blusa de lino. ¿Era un gitano?
—Mh.
Su tacto cálido me hizo sentir que aún estaba vivo. Con delicadeza recorrió mi
palma y soltó un jadeo de impresión.
—Oh...
—¿Qué sucede?
—Usted tiene un hechizo de amor y hasta que no lo rompa no podrá ser feliz.
¿Hechizo de amor?
—¿Hechizo de amor?
Y lo recordé. Aquel hechizo que Jungkook hizo de juego, ¿acaso era real? ¿Cómo
pudo ese gitano saberlo?
—Bebé.
—¿Qué?
—Taehyung...
—¡¿No entiendes?!
Su silencio me rompió el corazón. ¿Este era el precio que tenía que pagar por
haberme acostado con su hermano? ¿No había sufrido demasiado ya?
—Tae.
—Gracias.
Su secretaria me miró.
—Jaesung está... ocupado. ¿Podría dejarle estos papeles por mí, por favor?
Estaba muy tranquilo. Estaba tan en blanco que no sabía que estaba temblando.
Con mucho esfuerzo marqué el número de mi mejor amigo de la vida, aquel que
había dejado solo al irme a Seúl.
Esta era la manera de romper el hechizo. Irme lejos, tan lejos que su nombre no
será más que una lejana brisa. ¡Irme lejos!
Taehyung se llevó todo lo que tenía: lo que traía puesto y un corazón roto.
Cuarenta y dos
[El "capítulo final" es un vídeo con subtítulos falsos, es decir, que los
subtítulos no tienen nada qué ver con la verdadera traducción, solo forman
parte de la historia. Espero que lo disfruten.]
Capítulo final
https://youtu.be/_2zhJIcdLZw
—Por favor solo mantente grabando el paisaje. —Woojae negó con la cabeza
detrás de la cámara—. Obedece, obedece. Soy tu mayor y no estoy presentable
para salir en tus videos.
Él esbozó una sonrisa. A medida que los minutos transcurrían el paisaje bañado
de naturaleza se hacía presente ante nuestros ojos, anunciando la pronta llegada
hacia mi destino. No era más que mi hogar, aquel del que nunca debí salir jamás,
pensé. —Falta poquito.
—Oh.
—Es hermoso. —Me tomé el tiempo de capturar algunas fotos del paisaje para
comenzar a llenar mi galería ya vacía, con momentos hermosos—. Yo crecí aquí.
Este lugar me conoce bien.
No tardamos más de cinco minutos en llegar a nuestra parada. El aire puro y tibio
del día me saludó dándome la bienvenida. Quedé absorto y feliz, como si mi vida
estuviera a punto de ser renovada a medida que mis pasos se adentraban. Me senté
en el lugar más próximo y saqué el móvil para buscar algún mensaje de mi padre
en camino.
Ah, el amor. Suponía que era una cosa hermosa, pero no todos podían disfrutar
de su magnitud. No todos podían tener al amor de su vida a su lado y ser amados
de manera recíproca. Si en este punto de la vida, me preguntaran si creía que el
amor era una coincidencia entre los más afortunados, diría que "sí" sin dudarlo.
Pero yo no era afortunado, en lo absoluto.
—...
Sabía que las cosas iban a cambiar, había pasado mucho tiempo desde que no
visitaba mi hogar y aunque muchos lugares me llenaron de curiosidad al verlos
por primera vez, pude encontrar cosas muy familiares, esperando por mi llegada.
—Oh —no podía creer lo que mis ojos admiraban—, se ha hecho más bonito.
Aish, en serio. —No pude resistirme a la belleza del paisaje y continué tomando
fotos, para verlas todas las veces posibles sin cansarme en lo absoluto—. Ah, es
agradable. Otra más. Se ve muy bien.
No dije más. Nos conducimos directamente hacia el puente que creí sentirlo cerca,
hasta que mi padre llamó.
—Taehyung.
—¿Sí?
—¿Quién habla?
—¿Llegaste?
—¿Eres Jimin?
—Así es.
Colgué después de haber oído su positiva respuesta y me sentí bien al saber que
definitivamente todo estaba marchando mejor a partir de mi llegada.
Sí, mi hogar, mi todo estaba finalmente frente a mis ojos. Continué tomando fotos
grandiosas, hasta que la llamada de mi padre interrumpió.
—¿Sigues en el puente?
—Oh.
—¡Está aquí!
Mi padre llegó finalmente por nosotros y juro que nunca me había sentido tan
feliz de regresar a casa. En mi corazón no existía la tristeza del retorno, porque
iba a quedarme. Solo sentía la tranquilidad que mis días necesitaban y esa paz
interior, que me hizo compañía.
—¿Hablar de él? —¿Podré algún día hablar de él sin dolor? No podía hacerlo, no
por ahora—. No puedo hablar de él, lo siento. —Esbocé una sonrisa tonta.
—¿Qué?
—Gracias...
—¿Sí?
—No nos has visitado durante estos meses... viniste hace un año y medio.
—Sí.
—Tus hermanos y tu madre han sufrido por ti. —Escuchar eso me lastimó—.
Hijo, Taehyung, voy a ponerme más firme contigo.
—Sí... —Me sentí decepcionado conmigo mismo, al darle prioridad a personas
que nunca me amaron y no a mi familia.
Myungkook amo como nadie a Jaesung, incluso hasta... el último día de su vida.
Pero Jungkook aún tenía ese dolor en el pecho, porque su hermano siempre le
había quitado todo lo que quiso. Incluyendo a Taehyung, pues él seguía creyendo
que esos dos estaban enamorados, aunque sonara estúpido, Jungkook continuaba
guardando en la memoria la razón por la que Taehyung ingresó a su vida.
Fin
Final
Luces, cámara, ¡acción!
El director nos marcó una serie de puntos que teníamos que explicar en la
grabación.
—La novela "Dos gotas de agua" tuvo mucha popularidad estos años, por lo tanto
nuestro equipo de producción tuvo la valentía de hacer una versión real. Esta
novela tiene temática homosexual y escenas sexuales explicitas, al contrario de
como pensamos, a la gente le gustó mucho el contenido, ¿no es así, Jungkook?
—Claro que sí. Por otro lado, decidimos utilizar nuestros nombres reales porque
como es sabido... Taehyung y yo somos novios, así que de esta manera podemos
mostrar al mundo nuestra fuerza y orgullo de estar juntos.
Sujeté su mano con cuidado y él entrelazó sus dedos con los míos.
—No somos muy diferentes a cómo son los personajes en el libro, por lo tanto
pudimos interpretar muy bien la esencia de los personajes. Oh, todo el elenco no
está en este momento, pero justo ahora tenemos a Minki que interpretó a Sewoon
y a Jungmin quien interpretó a Jaesung, por favor saluden.
—Bueno, debido a que este era mi primer papel, las escenas sexuales fueron
realmente difíciles, me moría y todavía me muero de vergüenza. Taehyung pedía
que las repitiéramos porque pensaba que no habían salido muy bien.
—Yo creo que las escenas más difíciles de grabar fueron en las que aparecía
Myungkook.
—En realidad, no fue una escena que yo grabé, si no que vi. La del penúltimo
capítulo en donde Jungkook y Jaesung se dan un beso. ¡Todavía siento celos!
—Cierto, lo lamentamos.
—La pregunta de cómo nos hicimos novios es muy constante, así que quién
debería explicarlo.
—Tú, cariño.
—Yo le comenté que estaba muy nervioso por los primeros capítulos, ya saben,
en las partes íntimas, así que Taehyung "amablemente" fue a mi casa a practicar.
—Cambiando de tema. Algo muy debatido fue el final de la novela, por mi parte
creo que es muy desgarrador. Me hubiese gustado una final más feliz, al menos
más justo.
—Pero bueno, desde el principio supimos que la novela era diferente de las
demás.
Sexto: Agradecimientos.
—¡Muchas gracias!
"Dos gotas de agua" fue una de las novelas para adultos escritas por un autor
anónimo. Los actores Jungkook y Taehyung (ahora novios), junto a una gran
producción televisiva, lograron llevar la novela a todas las pantallas del país con
cuarenta y dos capítulos llenos de emoción. ¡Gracias por ver el detrás de escenas
de esta gran novela que llegó a su fin!
Extra
Las luces del día impactaron sobre mi rostro y no me permitieron continuar
descansando. Por fin las vacaciones de fin de año llegaron, Jungkook y yo
podríamos descansar luego del estreno de la transmisión. Ayer por la noche nos
completaron la jugosa paga de la producción, vaya que tendríamos una excelente
vacación.
Deslicé mis dedos sobre mi cama, pero sólo encontraba el vacío. Un agradable
olor a pan fresco inundó mis sentidos y me levanté casi por instinto para seguir el
camino rumbo a la cocina.
—Shht.
Sus dedos comenzaron a empujarme, pero ni loco iba a dejar que lo lograra.
Mis manos se internaron debajo de ese pijama de ositos que insistió en comprar,
y acariciaron esa tersa piel de su torso, ahora firme luego de una tonta obsesión
con los abdominales. Luego pasaron a recorrer la curvatura de su cintura, perfecta
y extrañamente bien marcada, jodida Preciosura.
—T-Tae espera...
—¿Sabes por qué no permitía que nadie te ayudara en la grabación de las escenas
sexuales?
—No...
—Bebé.
—Si tan solo te hubieran puesto un dedo encima, les hubiera partido la cara.
Dejó a un lado la taza llena de café y se volteó un poco, mostrándome así sus
sonrojadas mejillas.
—Mh...
—¡Tae!
Apresé después su cintura y con pasos torpes fui saliendo de la cocina, junto a
Jungkook que no ponía ni la menor resistencia.
—Tae no...
Mis uñas tomaron de la tela y jalaron de la misma hasta que la prenda tocó el
suelo. No encontré ni una pista de ropa interior y solté un gruñido de perro en
celo que le provocó risa.
—Sí.
Tomé de sus tobillos y los posicioné sobre mis hombros. Sus labios soltaron un
gemido cuando mis dientes se clavaron en su cuello.
—¡Sí!
—Shht.
—Juego un poquito.
El líquido inundó su acceso de músculos, más conocido como ano apretadito (por
mí) y se resbaló luego, hasta mojar las almohadas.
Presioné el botón una vez más y sus uñas se clavaron en mis brazos.
—Umh.
El líquido se perdía explorando la caliente cavidad y luego de haberse dado el
lujo de explotar esa delicia, salía de inmediato dando una imagen sucia y
excitante.
Pensé que comprar aquella pistola de agua era algo infantil, pero quién diría que
ahora es una cosa tan imprescindible para mí.
Jungkook mordía sus labios y por fin pude admirarlo con detenimiento. Sus
mejillas encendidas de un rojo intenso, combinadas con unos cabellos
despeinados. Qué decir de ese pijama que se subía lentamente mostrando su torso
y esas piernas gloriosamente abiertas expuestas sin el menor pudor. Tan abiertas
solo para mí.
—Sí...
—Te amo.
Atrapé sus labios en un beso, que nos entretuvo, mientras perfilaba el glande en
dirección de su entrada, para después penetrarla de una sola estacada. Tuve que
separarme de su boca, y permitirme soltar un gemido contenido.
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