Dos Gotas de Agua Vkook

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Dos gotas de agua.

➸Vkook

❝Taehyung es el fan número uno del actor porno


llamado por el público como "Kookie". Grande es su
sorpresa al verlo un día en su instituto, casualmente en
su mismo salón. ¿Podrá resistir la tentación y no hacerlo
suyo como siempre lo soñó?❞

~Capítulos cortos.

~Lenguaje explícito.

~Actualizaciones rápidas.

~Contenido homosexual.

~Pareja: Vkook | Taekook.

~No se permiten adaptaciones o copias de ningún tipo sin


autorización previa, porque puede constituir el delito de
plagio y usurpación de derechos de autor o autorales,
integrados en la propiedad intelectual protegida por la
legislación de cada país.
~Resubido.

Babx_97
Introducción
Abrió las piernas con lentitud y fue introduciendo aquel dildo
de tamaño considerable en su entrada... una entrada
preparada y lista para ser penetrada.

Su nombre profesional es "Kook" no se sabe nada más de él,


aparte de su excesivo gusto por la lencería y los dildos grandes.
Sube un video cada semana y yo lo espero con ansias, para
echarme una paja en su honor. Tiene una carita muy hermosa
como para ser un chico y se ha convertido en una deliciosa
obsesión.

Algún día voy a follármelo o me dejo de llamar Kim Taehyung.


Uno
—¿Y te sigues echando la paja con el porno?

—No, Jimin, no soy tú.

—Vamos, yo no hago eso, Taehyung.

Golpee la cabeza de Jimin con cuidado y él comenzó a reír dramáticamente.

—Calla, pulga.

Esperábamos a que el profesor de matemática se digne a aparecer. Yo pensaba en


Kook, no sé absolutamente nada de él. No sé su edad, su nivel de estudio, sus
gustos, nada. Solo sé que es coreano y que tiene un buen culo.

Fue cuestión de cinco minutos para que el profesor entrara y dejará su maleta
sobre el pupitre.

—Buenos días a todos, siento la demora. La dirección me informó que tendrán


un nuevo compañero, así que espero que sean amables y le hagan sentir cómodo.

Caminó hacia la puerta con la intención de abrirla y así lo hizo, entonces ingresó
el nuevo estudiante.

Me quedé en shock.

Maldita sea, era él, era Kook, era obvio. ¡Joder, es él!

—Por favor, preséntate.

Mis pies se movían velozmente en su lugar.

—Mi nombre es Jeon Jungkook, es un gusto.

Jung... kook.

—Toma asiento.
Él asintió y caminó en busca de su asiento. Empujé a Jimin con algo de fuerza
para que desocupara su lugar, sin embargo Kook ya había encontrado asiento, a
tres asientos atrás del mío.

Jimin me fulminó con la mirada. Más tarde le pediría perdón.

No podía despegar la vista de Jungkook, seguramente me veía como un estúpido,


pero me valía mierda. Kook era mi sueño, mi único anhelo y lo haría mío. Tenía
que serlo...

Él desvió su mirada hacia mí y luego se sonrojó.

Mi corazón iba a salirse del pecho y mi pene de la bragueta.

Las horas fueron transcurriendo... no quería parecer un acosador, pero Kook de


cerca, esmucho más hermoso de lo que se ve en videos. Realmente tiene un rostro
bonito y bastante infantil, sus labios no son tan gruesos como aparentan y son
brillantes... el color de su pelo se siente más vivo. Es bastante delgado y a pesar
de ello tiene la figura muy marcada, todo en su lugar así como ordena la
perfección.

Tocó el timbre y todos salieron como animales. Al igual que yo, pero con la
diferencia de que yo me dirigía hacia él.

Mis pies actuaron solos.

—Hola, precioso.

Mierda, había sido muy directo y Jungkook se ha vuelto a sonrojar.

Creí que por ser un actor porno sería mucho más seguro de sí, sin embargo lo
noto nervioso y me está gustando demasiado.

—Hola...

—Mi nombre es Taehyung.

Estaba en blanco.

—Soy Jungkook, es un gusto, Taehyung...


Tomé su mano.

Fue un impulso.

—El gusto es mío desde que entraste por esa puerta...

En realidad el gusto fue mío desde el primer video que vi, pero jamás se lo diría,
jamás.

—Y-yo...

—¿Te han dicho que eres hermoso? Es que joder, te ves como un ángel caído del
cielo.

Él bajó su cabeza y pude divisar segundos antes una sonrisa en su rostro.

—No es cierto...

—Yo no mentiría con algo así.

Cómo se coquetea.

—Gracias.

—Hoy no tengo nada que hacer, si quieres podría mostrarte todo el instituto.

—¿En verdad?

—Claro.

Mi mano se posó en su cintura y lo sentí temblar.

—V-vale.

Tome su mochila junto a la mía con la zurda y mi diestra se negaba a soltar la


mano de Kook.

Cuánto podría controlarme hasta que acepte ser mi novio y dejarse acariciar de
una manera poco decente. Cuánto.
Dos
—Y este es el gimnasio. Las duchas están hacia la derecha y los vestidores hacia
la izquierda.

Jungkook asintió y revisó el lugar con atención. Tal vez intentando memorizar
todo el trayecto.

Se veía muy bonito.

—El instituto es grande...

¿Sabe qué más es grande?

—Sí, y tiene muchos lugares tranquilos.

—Taehyung, hoy has sido realmente muy amable conmigo... no sé cómo


agradecértelo.

Él levantó su cabeza para mirarme con atención. Sus mejillas se encontraban


teñidas por un lindo color carmesí y sus ojitos brillaban con intensidad.

Me estaba enloqueciendo.

—Puede sonar atrevido pero... moriría por un beso tuyo.

Y moriría por tener a Kook en mi cama, gimiendo mi nombre y pidiendo por más.

—Y-yo.

Lucía bastante sorprendido.

Mierda, esto podría restarme puntos.

—Lo siento, no debí mencionarlo. ¿Quieres volver al sa-

No pude terminar la frase porque de un momento a otro ya tenía los labios de


Jungkook posados sobre los míos. Fueron sólo tres segundos que duró aquel beso,
pero joder, qué maravillosos tres segundos...
Él cubrió su rostro con ambas manos.

No sé si la fase caliente y excitante o la fase tierna y tímida de Jungkook me gusta


más, pero en definitiva... este chico me está enloqueciendo.

Retiré aquellas manos de su rostro y mis labios se volvieron a unir con los suyos,
de una manera violenta...

Sus labios eran el paraíso; dulces, suaves y lo suficientemente húmedo como para
calmar mi sed de sentirlo mío.

Entonces mis manos tomaron su cintura con fuerza y posesión. Maldita sea,
Jungkook es mío... solo mío y de nadie más.

—T-Taehyung...

—No digas mi nombre de esa manera, joder.

Su pecho subía y bajaba al compás de mis caricias.

Sin duda, el mejor día de mi vida.


Tres
Ayer soñé con Jungkook. Soñé que lo tenía entre mis sábanas, susurrando mi
nombre con la respiración agitada.

Y hablando de él. Acaba de ingresar por la puerta con una linda sonrisa en el
rostro. En cuanto me vio, sus mejillas se sonrojaron y su diestra se levantó para
hacerme una señal de saludo.

Me levanté de inmediato para ir en su búsqueda.

—Jungkook...

—H-hola Taehyung.

—¿Descansaste bien?

—Sí...

—Estaba pensando en algo.

—¿En qué?

—En escaparnos hoy.

Se quedó algo sorprendido.

—¿Escaparnos?

—Sí, nadie va a enterarse si lo hacemos ahora.

Él parecía debatirlo, sin embargo terminó aceptando.

Tomé su mano y salimos del instituto con normalidad. Las calles lucían vacías a
comparación de cómo lo son por la noche.

—Tae...

—Dime.
—Conocerte... ha sido grandioso.

—Puedo decir lo mismo.

Nos mantuvimos en silencio durante algunos segundos más.

Un grupo de hombres se encontraba reunido cerca a la plaza y ellos se volvieron


al ver a Jungkook. Entonces todos comenzaron a silbarle y a mandarla algunos
piropos nada decentes.

Quería partirles su puta madre.

—Sólo ignóralos.

—Lo haré... siempre pasa eso...

Jungkook levantó su cabeza para mirarme, y en sus ojos pude ver miedo.

Él esperaba a que le preguntaba la razón del por qué siempre pasaba eso, pero yo
más que nadie lo sabía perfectamente.

Jungkook piensa que no sé lo que hace... prefiero que sea un secreto.

Aún si me lo dijera y lo oculte, yo... no voy a dejar de quererlo.

—Eres más bonito que cualquier chica y más perfecto que un ángel, es normal
que todos se alboroten al verte...

Entonces él sonrió, mostrando sus relucientes dientes y su dulce manera de ser.

—Taehyung...

—Pero eres mío y sólo yo puedo tener lo que ellos quieren.

Él podía rechazarme. Él podía incluso golpearme y ordenarme que me alejara de


su vida... él podía y tenía todo el derecho de hacerlo, pero no lo hizo, por lo
contrario, sólo asintió y unió sus labios con los míos.

Nuestros corazones latían acelerados y sin ritmo aparente.


Desde ese día supe que... tendría delicioso y constante sexo con mi actor porno
favorito.
Cuatro
Fue un mes bonito, en el cual me la pasé conquistando a Jungkook con rosas,
versos, citas y todas esas cosas extrañas que me aconsejó Jimin y que fueron
exageradamente efectivas.

Si hoy se negaba a aceptar ser mi novio, le sacaría la madre a Jimin.

—Bonito.

—Oh, Taetae.

Besé a Jungkook con calma. Los fines de semana siempre son más difíciles
porque no puedo verlo... no como yo quiero,

—¿Podemos hablar?

—Claro.

Pero no aquí, vayamos a los vestidores.

Él asintió y siguió mis pasos con calma. Los pasillos se encontraban vacíos y sin
rastro de profesores. Era ahora o nunca.

—Kookie...

—¿Tae?

—Mira, seré sincero... me gustaste desde la primera vez que te vi, y mientras
pasábamos tiempos juntos entendí que no era un simple gusto... yo me enamoré
de ti, de una manera muy profunda y casi inexplicable. Ya no puedo iniciar mis
días sin ti y ya no puedo soportar no besarte las veces que me plazcan, lo que
quiero decir es que... ¿te gustaría ser mi novio?

Jungkook me miraba con atención y luego de oír mi pregunta, él cubrió sus labios,
parecía bastante sorprendido y asintió.

Eso fue suficiente para mí.


Tomé sus caderas con posesión y besé sus labios con demanda. Hasta entonces
sus manos ya habían alcanzado mis mejillas y las acariciaban lentamente.

Una de mis rodillas se internó entre sus piernas y rozó con cuidado su miembro.

Sin duda, se estaba excitando.


Cinco
Hoy tengo un partido muy importante y será duro porque los estudiantes del otro
instituto se dedican más a entrenar que a estudiar.

Mi zurda apresaba su mano con algo de fuerza y en cuanto ingresamos al baño de


inmediato cerré la puerta con seguro, no sin antes asegurarme de que los dos
estuviéramos solos.

Jungkook sonreía de manera cómplice; cualquier podría escucharnos.

—Hoy tengo un partido muy importante.

—Lo sé, mi lindo delantero meterá muchos goles.

Me pregunto si sabe que más que meter goles, quiero meter otra cosa... meterle
otra cosa.

—¿Vendrás a verme?

—La señorita Choi me pidió ayudarle a calificar exámenes, pero intentaré


escaparme para verte.

Besé sus labios de manera lenta y él no dudó en seguir mi ritmo.

Jungkook me está volviendo loco.

—El partido empieza en 10 minutos y...

—¿Y?

—Y me gustaría tocarte un poco para... para tener suerte en el partido.

Era lo más estúpido que había dicho, pero él asintió sin quitar esa linda sonrisa
dibujada en su rostro.

Sujeté su cintura y con algo de fuerza logré subirlo sobre un espacio libre entre
los lavabos.

—Tae....
Mis labios se apoderaron de la piel expuesta de su cuello y mis manos
comenzaron a deslizar los pantalones de sus piernas, junto al bóxer negro, que se
me hizo jodidamente sexy.

Él dejó escapar algunos suspiros con cada mordida y posó sus delicadas manos
sobre mis hombros.

Tomé sus piernas con cuidado y las levanté un poco, lo suficiente como para que
su entrada se hiciera visible ante mis ojos. Mis dedos se abrieron paso entre esas
piernas para poder tocarla, nuestros labios no dejaban de sentirse y mi índice
penetró su interior.

—Mh.~

Gimió mi nombre y dos dedos se sumaron al primero para poder profanar ese ano
con brusquedad.

Esa calidez me estaba volviendo enfermamente loco.

Me separé de sus labios para poder observar su rostro y sonreí como un idiota al
observar esas mejillas notoriamente sonrojadas.

Su cuerpo resbaló y lo detuve entre mis brazo. Sus pies tocaron el piso y sus labios
se volvieron a unir con los míos. Tenía que irme...

—Bebé.

Él me regaló una mordida y luego se volteó con lentitud.

Yo me quedé en silencio, aún sin entender por completo sus intenciones.

Sus codos se apoyaron sobre el borde del lavabo y dejó a mi total exposición ese
culito delicioso y bien formado que se carga. Yo sin pensarlo ni un minuto,
comencé a detallarlo con mis palmas... él estaba ofreciéndose de la manera más
fácil y yo tenía un partido, justo ahora, maldita sea.

Mi pene exigía follarse ese culo, ahora.

—Tae... p-por favor.


—Tengo el partido...

—No estaba seguro de mis palabras.

—Lo había olvidado.

De inmediato subió sus pantalones y le fue imposible cerrar su bragueta debido


al temblor de sus manos.

Mi deber era ayudarle, así que lo hice.

—Jungkook.

—Yo... yo... tienes que irte ahora, tu partido está por comenzar.

Jungkook se negaba a mirarme y elevé su rostro para que lo hiciera.

—Tengo que irme y quiero que sepas que... si no tuviera un estúpido partido,
ahora mismo te estuviera partiendo ese culito en dos.

Él dejó escapar una risita y tomó mi mano.

—Ve ahora... tienes que ganar.

Salimos del baño y yo me dirigí hacia el frontón.

Sin duda, hoy ganaríamos.


Seis
Después del primer gol vino el beso de Hyeri, sus labios se sentían duros y dulces
gracias a su brillo labial, no hice nada por evitarlo pues la emoción del partido se
sentía en el aire. Aún más cuando todos mis compañeros me abrazaron como si
fuera el mesías.

Faltaban veinte minutos para que el partido finalizara, las faldas de las porristas
se levantaban con cada salto y la bonita cara de mi chico apareció entre la gente
que miraba atenta el partido.

Mi corazón latió cuando él se levantó y gritó mi nombre.

La idea de escucharlo gritar de placer se cruzó por mi mente.

Yoseob del equipo contrario se lesionó y tomamos algunos minutos para que éste
saliera de la cancha, hasta entonces yo me acerqué al montón de gente, buscando
a Jungkook.

Cuando él me vio de inmediato se aproximó.

—Bonito.

—Mi amor.

—Falta poco para terminar.

—Yo sé. Metiste los primeros dos goles...

—Si meto el tercero... ¿me dejarás acariciarte?

Quise tomar su cintura y si no fuera por las rejas de seguridad sin duda lo estaría
haciendo. Sus mejillas se sonrojaron y asintió.

—Sí...

Algunos que lograron oírnos, silbaron para molestarnos.

—Joder.
—También te daré besitos.

Tuve que regresar al juego.

Los catorce minutos que restaban pasaron de inmediato y terminó el partido con
el marcador señalando 3 goles a nuestro favor, dándome todo el crédito y autoría
de los mismos.

La fiesta que se organizó a causa de la victoria se veía tentadora, pero no más que
Jungkook, avergonzado y gimiendo mi nombre con cada caricia.

—T-Tae...

—Tu piel es tan suave.

Mis manos se internaron entre sus muslos y mi cabeza perdía el control de mis
actos.

—Hyeri m-me trató mal después del partido.

—¿Esa perra te trató mal? ¿En serio?

—Sí, no sé el porqué.

Maldita sea.
Siete
Jungkook lucía inocente.

Ayer subió un video excitante en su canal. Quince preciados minutos de


masturbación y gemidos retenidos.

Y hoy luce muy inocente.

Por primera vez me sentí muy celoso al leer los comentarios, hay cientos de
hombre que le describen a la perfección las cosas que le harían si lo tuviera cerca.

La sangre me hierve con tan sólo recordarlo y él no tiene ni la menor idea de esto.
Él continúa luciendo inocente, mientras un caramelo entra y sale de su cavidad
bucal, rozando esos carnosos labios.

—¿Me estás diciendo que Hyeri trató mal a Jungkook?

—Sí, Jimin.

Mi vista no se despegaba de Jungkook y él me dedicaba sonrisas cómplices.

El estúpido profesor de Inglés decidió separarnos porque dijo que distraigo


mucho a Jungkook, la verdad es que es él quien me distrae con esa linda carita y
follable boquita.

Faltaban cinco minutos para que esta mierda terminara.

—Tae, ella podría...

—No, no lo hará. Es una chica fácil y le encanta besarse con el capitán del equipo
de fútbol.

—¿Y eso qué?

—Que ella es una linda porrista que quiere ser popular besándose conmigo. Nada
fuera de eso le importa.

—¿Qué hay de Jungkook?


—Ah. Jungkook me tiene loco y es mío, mi novio.

Antes de que Jimin me regañara, la campana había sonado y la mayoría de


estudiantes ya estaba abandonando el aula, entre ellos el enano.

Jungkook besó mis labios y pude disfrutar del duce sabor de su caramelo.

—Preciosura.

—Guapo.

—Quítate algo de ropa, mh.

—Nos pueden ver...

—Me importa un carajo.

Su expresión se veía divertida y una idea cruzó por mi cabeza.

—Me excita que hables así...

Mis dedos se deslizaron hacia su pantalón escolar y con calma baké el cierre del
mismo. El bóxer no tardó en caer tras de aquella prenda, y mi visión admiró la
semierección de su pene. La luz del sol se colaba por los ventanales, podía divisar
a varios estudiantes en el primer piso, saliendo y entrando por el portal. Esa
misma luz me ayudó a con templar el color rosa de su glande y su lampiña
entrepierna.

Jodida y deliciosa piel suave.

Fuimos avanzando poco a poco hacia la mesa del maestro, en la cual dejé que se
recostara.

Por su parte, él sostuvo aquel chupetín entre sus dientes y abrió sus piernas,
dejándome el total acceso a su entrada.

La adrenalina corría por mis venas. Cualquiera podría entrar, cualquier.

—Dámela.

Sin agregar más, arrebaté el caramelo de sus labios y lo reemplacé por los míos.
Mi diestra, la que sostenía el chupetín, se dirigió hacia su entrada y comenzó a
tantear en la zona. Jungkook se separó de mi boca y me miró con atención.

—¿Q-qué haces?

—Juego un poco.

Introduje esa chuchería en su interior, aprovechando que ésta aún continuaba


húmeda y él ronroneó como una gatita en celo.

—N-no...

El objeto penetraba su interior y la calidez de sus paredes hizo que alguna potas
del dulce se deslizaran por sus piernas. Mi lengua tuvo la curiosidad de probar y
así lo hizo, sus manos tomaron mis cabellos y jalaron de ellos con cuidado.

Algunas risas resonaron por el pasillo.

Nos iban a atrapar.

Saqué el dulce de su ano y lo metí en mi boca. Jungkook temblaba ligeramente y


subió sus pantalones con velocidad.

—Jungkook...

—¿Qué haces chupando eso?

Sus mejillas se veían muy rojas y su respiración estaba acelerada.

—Porque me gusta.

—T-tíralo.

Algunos compañeros ingresaron al salón y sacaron sus materiales. Uno que otro
nos miró con una expresión rara, pero nos dejaron solo al final.

—¡No!

—Taehyung yo...
Atrapé sus labios en un beso y lo callé.

Gran día.
Ocho
La casa de Jungkook es muy acogedora, sólo consta de dos pisos. Según me contó
su madre, duermen arriba, pero prefieren convivir en el sofá.

Su madre es hermosa, tanto como lo es él.

También fue muy amable al ponerse a preparar un pastel, en mi honor.

—¿Prefieres el chocolate o la vainilla, Taehyung?

—El chocolate, señora.

Jungkook me observaba con atención, como si estuviera... analizándome.

—Jungkook es más complicado.

—Señora... ¿y su esposo tardará en llegar?

No he besado a Jungkook en todo el día y es difícil hacerlo pues su madre, por


más agradable que sea, ha estado con nosotros, sin despegarse ni un segundo y
me jode.

Tan sólo quiero abrazarlo y tocarlo un poco... pero si su madre piensa que estoy
siendo apresurado, puede molestarse y si su padre se entera, podría golpearme.

Ella le dirigió una mirada seria a Jungkook y luego esbozó una sonrisa.

—No, él falleció hace muchos años.

Oh.

Mierda.

—Lo lamento, no lo sabía, en verdad yo...

—No te preocupes cariño, tú no lo sabías.

El silencio que se instaló era algo incómodo.


Es sencillo, ella era una mujer sola y Jungkook gime cuando le acaricio; mis
huevos están seguros.

—Mamá...

Jungkook quería agregar algo, pero su madre le interrumpió.

—Chicos, vayan a lavarse las manos, esto ya está listo.

Ambos obedecimos y nos dirigimos hacia los baños. Los escalones eran pequeños
y le pedí a mi novio que me guiara. Disfruté como nunca observar el lindo
espectáculo de su culito meneándose de lado a lado con cada escalón que
ascendía.

Nuestras manos no se soltaron y cuando nos vimos dentro del pequeño cuarto de
baño, nuestras bocas se unieron por fin y después de tanta espera.

Pude percibir su dulce aroma y eso me estaba volviendo loco. Somos humanos,
pero mierda, es el instinto de placer, el celo animal o las ganas que le traigo que
me impiden pensar con claridad.

—Te voy a coger.

—Tae... ¿q-qué dices?

—Lo haré, uno de estos días te tomaré y te haré mío.

Sus mejillas se tornaron rojas y él asintió.

Mi pene lo agradeció.

—Debemos...

—Lavarnos las manos, lo sé.

Claro que lo sé.


Nueve
Mi madre llamó hace días y me recordó que mi padre cumple años. No puedo
negarlo, he extrañado demasiado a mi familia, dejarlos no fue la mejor decisión
pero fue excelente para mí independencia.

Extraño a los enanos y a mis viejos.

Por eso tuve que despedirme improvisadamente de Jungkook y partir a Daegu lo


más pronto posible.

Será un fin de semana largo, extrañando a Jungkook y pasándola bien con la


familia.

Galletita comestible:
¿Llegaste bien? Espero que ya hayas comido y que ahora estés descansando.

Bebé:
Te extraño Kookie, ¿qué estás haciendo sin mí?

Galletita comestible:
Sólo pienso en ti... pienso en todo, uh.

Galletita comestible:
Tae, ¿estás ahí?

Galletita comestible:
Sólo pienso en ti y en mí juntos...

Bebé:
Siento demorar, es sólo que estoy teniendo una pelea sería con mis hermanos.

Galletita comestible:
Dios mío, ¿por qué están peleando? No lo hagan, todo se puede solucionar
hablando. ¿Estás bien? Amor, no me preocupes así...

[2] Bebé ha enviado un video.

Bebé:
Lo siento precioso, la pelea ya ha iniciado.
Bebé:
https://www.youtube.com/watch?v=Juw4aAvMSvQ

Galletita comestible:
Tonto... me asusté.

Galletita comestible:
Taehyung.

Bebé:
Dime.

Galletita comestible:
Fóllame.

Bebé:
¿Por qué de pronto? Espera... ¿te excitaste con ese video?

Galletita comestible:
¡No! Bueno sí... pero no de esa manera, ¡No! Yo... yo. Es que te viste muy tierno
con tus hermanitos y... y estaba pensando en ti y en mí con hijos. En realidad...
ah, olvídalo.

Bebé:
Te follaré tanto que tendremos más de 10 hijos.

Mi fin de semana sería duro imaginando a Jungkook gimiendo y rogando para


que le penetrara con más fuerza.

Vaya mierda.
Diez
Lo primero que haría al regresar sería ir en busca de Jungkook, aprovecharía en
llevármelo a casa y me lo follaría, de la misma manera de como lo soñé ayer.

Le había enviado un mensaje para que supiera de mi llegada, él comentó que me


había extrañado demasiado aunque haya sido un fin de semana. Con pasos
apresurados me dirigí hacia la salida y en cuando iba a cruzar la puerta de vidrio,
alguien tomó mi mano.

Hubiese preferido mil veces que fuera un ladrón, hasta un asesino, pero no ella.

Sus bonitos labios dibujaron una sonrisa y yo me quedé en silencio.

—Ha pasado tanto tiempo... Taehyung.

—Lou...

Dejé caer mis maletas y la abracé. El mundo se detuvo en ese instante.

Muchas cosas vinieron a mi mente, tantos recuerdos, tantos besos, tantas sonrisas,
tanta felicidad...

—Pensé que Jimin te había dicho que volvería.

—No, él no me lo dijo.

—Es un despistado.

No quise mirarla y mis dedos se removieron nerviosos debido a su presencia.

Compartimos el taxi, ella se quedó en lo que había sido su casa por varios años,
se quedó en lo que había sido mi lugar favorito por varios años.

—Señor, tengo que ir a otro lado, por favor regrese.

—Está bien, joven.

Era muy noche, pero necesitaba de Jungkook ahora. Lo haré mío, tan mío que no
querrá ser de nadie más.
Once
Usé mis maletas para poder alcanzar aquella pequeña barda de seguridad que
protegía la casa de Jungkook, me sostuve como pude del borde de su ventana y
recé para que mis manos no se resbalen. Afortunadamente su ventana se
encontraba abierta.

Ya le regañaría después por dejarla así, pues cualquier pervertido, como yo, podía
entrar fácilmente a su habitación.

Jalé sus cortinas y como si de un costal de papas se tratara, caí sobre su piso.

La tenue luz de la luna me dejaba apreciar su bonito perfil, supuse que estaría
algo asustado.

—Calma. En serio quería verte, bebé.

—¿Qué haces aquí?

Me acerqué hacia su cama y lo acorralé entre mis brazos, su respiración se sentía


cálida al rozar mis mejillas.

—¿No lo ves? Esta noche serás mío.

—Yo...

Mis labios recorrieron la longitud de su apetecible cuello y sus manos tomaron


mis cabello con suaves caricias.

—¿Acaso no lo quieres?

—Ah sí, lo quiero, sí.

Lou pasó por mi mente y descubrí que Jungkook sólo se encontraba en bóxers,
por ese instante, porque después de unos segundos le despojé de él.

Me sentí algo enfadado, conmigo mismo, por hacerle esto a Jungkook, hacerle el
amor mientras otra persona se encuentra clavada en mi corazón.
El sonido de mi bragueta siendo abierta se convinó con sus jadeos. No tuve
paciencia e ingresé de golpe, él no me rechazó en lo absoluto, por lo contrario,
enroscó sus piernas a mi cintura y me atrajo hacia su cuerpo. Su interior no se
sentía tan apretado como creí que lo estaría, probablemente porque estuvo
jugando con uno de los nuevos vibradores que usó en el video de la semana
pasada.

Tomé sus caderas y con movimientos bruscos fui embistiendo su interior. Los
gemidos no se hicieron esperar y los coches de su cabecera contra la pared
tampoco.

Las veces que fueron suficientes para olvidarme de mis pensamientos.

Cuando terminé en su interior, supe que ya era muy tarde pues unos pasos se oían
cada vez más cercanos a su habitación, sí, será su madre.

Salí por la ventana con el miedo de un amante que es descubierto por el esposo
de su ligue.

Y nunca me sentí tan arrepentido de hacer algo, no por Jungkook, yo realmente


quería hacérselo, pero no de esta manera, no con Lou en el corazón.

Jodida mierda.
Doce
El dolor de cabeza me está volviendo loco. Hoy Jungkook llegó tarde y no nos
dio tiempo para poder hablar, no supe cómo es que había sonado la campana tan
pronto.

No quería salir de la enfermería, pero teníamos el receso. Y yo sólo quería


pensar...

Salí por el pasillo principal hacia el patio en donde muchas personas estaban
reunidas, al parecer mirando algo, iba a pasar de largo cuando una voz se me hizo
conocida.

¿Hyeri?

—Eres una puta, ¡es lo que quiere has sido Hyeri!

Me abrí paso entre la gente y el dolor de cabeza que hace minutos había pasado,
volvió de una manera brutal. Lou y Hyeri se encontraban peleando, ambas se
tiraban de los pelos y tenían las orejas muy rojas.

—Aquí tú eres la puta, ¡TE LE OFRECISTE!

—Cállate arrastrada.

—Lou, ¡TAEHYUNG ES MÍO, PERRA!

—SIEMPRE SERÁ MÍO.

—UNA VEZ LO FUE Y JAMÁS LO VOLVERÁ A SER.

¿Estaban peleando por mí acaso?

Jimin apareció de pronto y sostuvo a Lou, su hermana de los brazos, lo único que
yo pude hacer es sostener a Hyeri que como una fiera luchaba para que la soltara.

Lou se quedó en silencio en cuanto me vio. ¿Qué mierda hacía ella aquí?

La gente esperaba a que yo dijera algo. ¿Qué?


—Dejen de pelear... váyanse a casa.

—Taehyung, ¿tan sólo sabes lo que Lou me dijo?

—No lo sé, ni lo quiero saber.

Recorrí el lugar de reojo y divisé a Jungkook entre la multitud, sus ojos me


miraron con curiosidad y ante la intensa mirada de todos, solté a Hyeri y me
acerqué a Jungkook para tomar su mano y alejarnos del lugar.

Fue entonces cuando Lou vino corriendo hacia mí y no me dio tiempo para
evitarlo, pues ya tenía sus labios sobre los míos.

Qué se supone que iba a hacer.


Trece [Parte 1]
Y la bofetada no se hizo esperar.

—¿Por qué no la alejaste?

—Estaba en shock.

Otra bofetada tronó sobre mi mejilla e intenté detener sus manos, pero él no
permitió que le tocara.

—Tú no estabas en shock, tú lo estabas disfrutando...

Jungkook daba vueltas por la habitación, intentando ordenar sus ideas. Después
de lo sucedido, le pedí a Jungkook que fuéramos a hablar a un lugar tranquilo, y
en lo único que pensé fue en mi departamento.

—¿Cómo podría disfrutarlo?

—Era tu ex, Taehyung.

—¿Y? Yo ya no tengo sentimientos por ella...

Aterrizó la tercera bofetada sobre mi rostro y yo ya estaba listo para sujetar sus
brazos, cuando sus labios se apoderaron de los míos con una intensidad salvaje.

Jungkook tomó lugar sobre mi regazo y así como siempre lo he deseado, comenzó
a menear sus caderas sobre mi entrepierna que comenzaba a despertar con tan
agradable fricción. Mis manos sujetaron su trasero con posesión y apretaron la
zona con fuerza al compás de las mordidas sobre nuestros labios.

Su respiración se mostraba irregular y yo sólo pensaba en follármelo.

—Júrame que no dejarás que otra persona te bese...

—Lo juro.

—Tae, ¿te dolieron las bofetadas?

—Sí, ¿sabes que jamás en la vida he permitido que alguien que abofeteé?
—No...

Sus boquita formó una "o".

—Tendré que castigarte...

Jungkook mordió la comisura de sus labios de una forma tan seductora, que mi
pene exigió ser liberado de inmediato.

Tomé su cintura y lo llevé entre mis brazos hacia mi cama, donde deposité su
cuerpo con algo de torpeza. Jungkook me miró de una manera tan inocente que
dudé por un segundo en continuar, pero recordé que esto ya no era nuevo para
ninguno y jalé de sus tobillos hasta que su trasero rozó el borde de la cama y mi
entrepierna despierta.

Mis dedos se dirigieron hacia el zipper de su pantalón, el cual deslicé sin


paciencia y en cuestión de segundos su pantalón junto al bóxer desaparecieron
del lugar.

No sé si fue porque la luz de mi ventana se internaba en la habitación, mostrando


la claridad del día y que me dejaba apreciar cada centímetro de la preciosura que
estaba a punto de cogerme o los hechos suscitados, que me excitó como nunca
me había pasado.

—Tae... —Ronroneó.

—Mierda...

—Soñé contigo...

Jungkook dejó reposar su espalda sobre las sábanas y abrió sus piernas, dejando
a exposición su rosada entrada... sus dedos recorrieron sus muslos hasta tocar su
objetivo, uno que otro dedo se internó en el lugar y su boquita dejó escapar un
jadeo.

Me quité la estúpida camisa blanca del instituto y la tiré muy lejos.

—¿Qué soñaste?

Tomé sus piernas con fuerza y extendí un poco más sus piernas.
—Que me partías en dos.

Mierda, sí.
Trece [Parte 2]
—¿Qué más hice?

La respiración agitada de Jungkook a penas le permitía pronunciar las palabras a


su totalidad.

Mis dedos se internaron en ese pequeño culito que esta noche se sentía más
apretado que nunca y sólo me dejaba más duro que cuando miro alguno de sus
videos.

—M-me embestías con fuerza...

Oh sí, joder.

Sus ojos se encontraron con los míos más tarde. Yo admiré con asombro cómo
esas mejillas se pintaban de color y cómo su piel brillaba al contraste de la luz.
Sus labios soltaron jadeos tan errantes, esos que me desbordaban de locura.

—¿Quieres que te la meta, mh?

Él cerró los ojos con fuerza y mordió sus labios de manera seductora. Parecía
pensarlo un poco, pero su cuerpo ya había tomado una decisión.

Para convencerlo inicié un recorrido con besos alrededor de sus muslos, su cuerpo
vibró cuando las punzadas de placer levantaron su miembro, ofreciéndose a mí.
No me detuve, mis dedos continuaban ingresando en su interior.

Aunque él me dijera que no, yo sé lo haría igual.

Tal vez duda por lo que pasó aquella noche.

—P-por favor...

—¿Por favor qué?

Sus dedos se enroscaron en mi cuello y besó mis labios de manera lenta. No sé si


me estaba dando su aprobación, pero ahí sentí su amor, maldita sea, era su amor.
Se separó de mí y dejó caer su cabeza sobre las sábanas, mostrándome su largo y
perfecto cuello.

—Penétrame... ¡ahora!

Solté un gruñido, estaba extasiado de su perfección y con una sonrisa perversa en


el rostro le hice caso. A él parecía gustarle.

Mis dedos resbalaron del lugar y tomaron el glande de mi pene con entusiasmo.

—¿Lo deseas mucho?

Un jadeo de desesperación salió de sus labios cuando rocé su entrada un par de


veces, humedeciendo la zona con pequeñas gotas de líquido preseminal que
hacían más placentero el contacto.

—S-sí...

Jugué un poco hasta que ya no pude contenerme e ingresé de una sola estocada.
Él gritó mi nombre y lo sentí temblar, según yo, no había sido tan brusco, pero
sus ojos se inundaron de lágrimas.

—¿Estás bien?

—D-duele un poco...

—Lo siento...

Me sentí confundido, pero no podía pensar con claridad cuando ese culo húmedo
y caliente está apretando mi virilidad con afán. Jungkook es delicioso, no importa
desde qué lado lo veas.

Tomé sus piernas y las posicioné sobre mi cadera.

—Tae...

—Lo siento, no puedo esperar, quiero cogerte.

Él asintió dejándome continuar. Es enfermo, sin embargo verlo tan frágil y


hermoso me excita, me hace desearlo como nunca había deseado a nadie.
Los movimientos comenzaron después y continuaron con rudeza en su interior,
recorriendo lugares en donde su vibrador o dedos nunca podrían llegar. Tocando
su punto dulce se destrozaba en gemidos y clavaba sus uñas en mi espalda.

Varias veces, tantas que perdí la cuenta.

—Jungkook, mírame.

Él hizo lo posible por mirarme, el sudor resbalaba por sus ojos, impidiendo que
tuviera toda la atención sobre mí.

Mis manos amasaban su trasero y a la vez lo aprisionaba para que pudiera chocar
contra mi entrepierna, sonando de manera sucia al par de nuestros gemidos. El
ambiente se fue calentando y ahogándonos con el olor a sexo, que inició cuando
Jungkook se corrió sobre su estómago y el mío.

—¡Ah!

—¿Te gusta?

Embestí sus interior con algo de torpeza, olvidando el ritmo que tenía al
comienzo.

—Oh sí...

—Justo ahora estoy partiendo tu apretada entradita...

Los dedos de sus pies se retorcían y chocaban con mi espalda.

—¡Ah, mh!

Podría cogérmelo en cuatro así sería más rico y tocaría con más facilidad su
próstata.

Sin embargo me corrí en esa posición y en su interior. Sus uñas dejaron de arañar
mi espalda y él recuperaba la respiración luego de que saliera con cuidado. Había
sido extraño para mí porque... de alguna manera, sentí que debía cuidar de él.

El teléfono comenzó a sonar y maldije por lo bajo.

—¿Hola?
—Taehyung.

Era Lou.

—Dime.

—Necesito verte ahora.

—¿Tiene que ser ahora?

—Sí. ¿Acaso tú no quieres verme?

Lo quiero.

—Estaré en veinte minutos.

—Vale, te esperaré en casa. Adiós.

—Adiós.

Colgué. Jungkook cubría su cuerpo con algunas sábanas, mientras me miraba con
atención.

—Tengo que salir, se me presentó algo importante.

Él solo asintió. Su carita me mostró desilusión, me sentí muy mal.

Jungkook me gusta, me encanta, pero nunca podría llegar a amarlo, no como amo
a Lou.
Catorce
Lou me miraba con una expresión molesta. Al final se enteró que Jungkook y yo
somos novios, no tengo problema en que lo sepa.

—¿Desde cuándo?

—Un mes.

—¿Ya no me quieres, Taehyung?

—Lo nuestro ya pasó hace mucho tiempo y ahora quiero volver a comenzar,
Jungkook me gusta mucho.

—Hice una pregunta, Taehyung.

—Pues sí, te sigo queriendo pero...

—¿Vas a dejarme ir?

—No lo sé...

Ella besó mis labios, pero me separé en cuanto comenzó. Estoy con Jungkook y
le debo ser fiel.

—Taehyung.

—Debo irme.

Salí de la casa de Lou, sin despedirme de Jimin. Aunque son hermanos, son
bastante diferentes, Jimin es juguetón pero tranquilo, Lou es algo loca e
impulsiva.

Recorrí todas la calles pensando en varias cosas, hasta que llegué a la casa de
Jungkook. Tomé mi móvil y marqué su número, contestó de inmediato.

—¿Hola? ¿Taehyung?

—Sí, soy yo.


Las luces de su habitación estaban apagadas, tal vez estaba a punto de descansar.

—¿Qué ocurre?

—Estoy fuera de tu casa y...

—Oh, Taehyung, bajaré en seguida.

—No, no quiero que salgas afuera, hace mucho frío.

Jungkook apareció tras la ventana de otra habitación, seguramente de su madre.

—Si hace mucho frío qué haces ahí.

Jungkook se ve hermoso esta noche, más que otra.

—Solo quería verte...

—Amor.

Nuestros ojos se encontraron. Realmente quería entrar y robarle unos cuantos


besos.

—Quiero decirte que... pasé una noche maravillosa contigo, lamento haber sido
tan brusco.

—No importa... a mí me gustó mucho.

—Me hace feliz saberlo. Jungkook, te ves muy hermoso...

—Por favor pasa.

—Es muy tarde, tu madre puede molestarse.

—Tae yo...

—Debo irme ahora, por favor cierra esa cortina y ve a dormir.

—Pero...

—Hazlo.
Jungkook agitó su mano despidiéndose y con una expresión triste cerró la cortina.

—Te veré mañana.

—Claro, adiós.

Regresé a casa muy cansado, que de alguna manera era bueno, así no pensaría
por algunas horas en Lou y tal vez sueñe con Jungkook.
Quince
—¡Dilo!

—S-soy tuyo...

Embestí su interior con más fuerza, sus dedos a duras penas se sostenían en la
orilla del lavamanos mientras yo arremetía sin detenerme su culito apretado. Su
estrechez apretaba mi erección de manera deliciosa, me estaba volviendo loco.

Esta mañana un chico se le acercó a Jungkook, tocó sus mejillas y manos y mi


novio no le dijo nada. Tengo que admitir que todo lo que hicieron solo mostraba
amistad, pero a mí me enloqueció. No sabía qué podría ponerme así... cuando se
trata de Jungkook.

—¡Dilo más fuerte!

—¡Soy tuyo Taehyung!

Mordí su cuello y me corrí en su interior. Algunas gotas de mi semen resbalaron


por sus muslos y mojaron su pantalón escolar, aquel muy ajustado y excitante.

—Eres mío, lo sabes, ¿no?

Su cabeza cayó sobre mi hombro.

—Claro que lo soy...

—No quiero que te acerques a ese chico nunca más.

—Yoongi es solo mi amigo...

—No me gusta.

Subí su pantalón con cuidado, aspirando su delicioso aroma.

—¿Quieres que ya no lo vea?

—Sí, es lo que quiero.


Observé su rostro a través del reflejo del espejo, nuestros ojos se conectaron.

—Está bien, ya no lo veré.


Dieciséis
Teníamos un partido muy importante hoy. Yo sujetaba mis agujetas con fuerza,
para que éstas no se soltaran en ningún momento. Debería enviarle un mensaje a
Jungkook para pedirle que venga a verme y luego irnos a pasear por ahí después
de que todo terminara.

—¡Mi capitán!

Es Mark, nuestra defensa estrella.

—Faltan 10 minutos para ingresar.

—Sobre eso... hay mucha gente, ya se acercan las semifinales y bueno...

—Siempre hay mucha gente por estas fechas.

—Taehyung, seré directo, te has estado exhibiendo con un chico.

—Ajá.

Terminé con el trabajo de mis agujetas y me puse frente a él. ¿Qué es lo que me
trataba de decir?

—Nosotros no tenemos problema con eso, aunque jurábamos que eras totalmente
hetero. Sin embargo la gente sí, y eso podría dañar la imagen que tiene que el
equipo.

—Y eso qué mierda...

—Escucha. Ya te dijimos que no nos importa, pero tú eres el capitán y eres el


rostro de este equipo. Es necesario que te presentes al iniciar junto a las porristas,
es costumbre que el capitán ingrese con su novia, que toda la vida ha sido una
porrista. Además no creas que no te hemos visto besándote con Hyeri en algunos
partidos, ella es una de las porristas más hermosas que tenemos así que... te
mostrarás con ella.

—Mark...
Me sentía algo confundido. Aunque entendí todo a la perfección, de alguna
manera, él tenía razón en gran parte... pero qué mierda tienen con los prejuicios.

Nuestro entrenador apareció de pronto. El partido iba a iniciar, así que salimos a
la cancha.

Hyeri sonreía de oreja a oreja cuando se fue acercando a mí. Solté un suspiro
antes de recorrer la cancha con la cabeza baja, ella sujetó mi mano de manera
melosa. Los gritos y aplausos se hicieron audibles. Los chicos y las porristas
ingresaron detrás de nosotros. Los jugadores del otro instituto habían traído a sus
propias porristas así que las graderías estaban revueltas de gente que nos apoyaba
y gente que quería que nos rompiéramos el tobillo.

La voz de un relator con demasiados gallos llenó el ambiente.

—Hoy estamos muy emocionados, se viene un clásico de institutos. ¿Cuál de


estos dos equipos es su favorito? ¿Cuál llegará a la final ileso? Eso lo sabremos
al final del partido. Antes de iniciar, es imposible no pedirles un aplauso para las
porristas que se vinieron muy hermosas y nos prepararon un grandioso
espectáculo. Qué afortunado nuestro capitán Taehyung, por tener una novia tan
bonita.

Eso me dejó boquiabierto, ¿dónde estaba ese tipo? Le iba a reventar la cara a
golpes.

Hyeri se giró en mi dirección y besó mis labios tras mostrar una sonrisa de triunfo,
quise decirle que se alejara, gritar que nunca sería su novio y limpiar mis labios
con la manga, pero cientos de personas nos veían. Y yo soy la representación del
equipo.

La música comenzó a sonar y ellas hicieron su presentación. Decidí esperar en


los asientos, al igual que los demás y mientras me dirigía hacia el borde de la
cancha divisé a Jungkook entre la gente, él no me miró y fue saliendo de las
graderías pidiendo permiso, sus ojos estaban brillosos y supe que estaba llorando.

Estúpidas rejas de seguridad que me impedían alcanzarlo. Grité su nombre pero


él ya había desaparecido, mi corazón dolía, he herido a Jungkook, y de la peor
manera.

Iba a mandar el partido a la mierda e iría en busca de mi chico, pero la mirada


severa del entrenador hizo que tomara mi posición.
El partido inició.
Diecisiete
Ganamos el estúpido partido y como siempre se organizó una fiesta, todos me
pidieron que me quedara pero yo me negué rotundamente y ahora estoy aquí, en
la puerta de la casa de Jungkook, luchando por ver quién resiste más, si yo
empujando por entrar o él empujando para cerrar la puerta.

—Tenemos que hablar.

—No. ¡No quiero!

—Vamos bebé, déjame explicarte.

Bastó un empujón más para que venciera a esa jodida puerta y lograra ingresar a
su casa. Por lo que sabía, la madre de Jungkook estaría trabajando, así que
estaríamos solos.

—Vete...

Sus ojos estaban inundados de lágrimas. Me rompió el corazón.

—Escúchame. Todo tiene una explicación...

—...

—Es una tradición que el capitán se presente con una porrista.

—¿Es tradición que se besen y digan que son novios también?

—No. El relator lo dijo solo porque sí y Hyeri me besó sin autorización, no pude
decirle nada porque todos nos estaban viendo.

—Lo que dices... ¿es verdad?

—Sí, tuve que hacerlo porque soy el representante del equipo.

—¿A qué te refieres?

Oh no.
—En realidad...

—No te obligaron, lo hiciste porque quisiste.

—No, en parte lo hice porque debía, pero yo no quería...

—Taehyung, terminemos.

—¡No!

Recorrí la sala con la vista y corrí hacia la ventana, la abrí y se subí sobre el borde.

—Tae...

Jungkook me miró con atención. Sus lágrimas se detuvieron.

—Si me terminas voy a lanzarme de esta ventana, no estoy jugando eh.

—Tae, estamos en el primer piso, ¿piensas saltar de un metro?

Sus brazos se cruzaron sobre su pecho y su expresión era adorable. Quería que él
me perdonara y sonríera un poco.

—Ahí hay una piedra, seguramente mi cabeza impactará sobre ella y moriré. ¿Es
lo quieres, eh? ¿Eso quieres?

—Sí, vamos, quiero ver que lo hagas.

Las cejas de Jungkook se levantaron, mientras esperaba que yo hiciera algo.

—Quieres que muera... yo creí que me querías, creí que lo nuestro era 100% real
no fake.

Jungkook estalló en risas y yo hice todo lo posible por mantenerme serio.

—Basta...

—Ya siento la brisa, diosito vendrá por mí, eh. No vas a ver a tu hombre jamás
Él continuaba riéndose y lo hizo mientras se acercaba a mí. Creí que iba a
empujarme cuando sujetó mi chaqueta, sin embargo solo sentí la suavidad de sus
labios estrellándose en contra de los míos en un beso lento.

—Júrame que todo lo que pasó fue sin que lo supieras.

—Lo juro, jamás besaria a Hyeri estando en todos mis sentidos.

—Te creo... amor.

—Gracias, bebé.

Y me empujó. Grité como niña cuando mi espalda tocó el pasto húmedo y frío de
su jardín, la piedra estaba jodidamente lejos de mi cabeza.

Levanté la cabeza y observé la sonrisa de Jungkook.

—Si no te moriste, te estaré esperando en el baño, desnudo y muy dispuesto, pero


si lo hiciste, no vengas, no le voy a la necrofilia.

Él me lanzó un beso volador y desapareció por el pasillo. De inmediato me


levanté y volví a entrar por la ventana.

Vaya grandioso día.


Dieciocho
La lluvia comenzó después de un par de horas. Jungkook estaba tomando un baño
mientras yo cerraba el botón de mi pantalón, sentí nostalgia porque mi novio no
estaba a mi lado, es algo enfermo y tonto, lo sé.

—Mamá no debe tardar en llegar.

La casa de Jungkook parece un laberinto, es pequeña, pero puedes perderte.

—Debería irme.

—No quiero que te vayas.

—Y yo no quiero irme...

Besé la frente de Jungkook.

Observamos la lluvia que se pegaba por las ventanas.

—Amor, quiero hacer algo.

—¿Qué?

—Pues un embrujo.

Levanté una ceja. ¿Qué acaba de decir? Él soltó algunas risitas y abrió la ventana,
algunas gotas de agua se colaron por el borde.

—¿Embrujo?

—Sí. Mi abuelita me dijo que cuando encontrara a la persona perfecta para mí,
hiciera esto para no dejarla ir nunca.

No dije nada, su expresión estaba sería cuando dijo aquello.

—Bien.

Él tomó una pequeña gota de agua y la derramó sobre las venas de mi muñeca.
Posteriormente él tomó otra gota con su dedo anular.
—¿Me quieres?

—Sí. Muchísimo.

—Perfecto, ahora debo comenzar.

Él aproximó su dedo a mi muñeca. Todo eso ya me estaba poniendo nervioso.

—¿Qué sigue?

—Sht. Kim Taehyung, a partir de ahora tu corazón y tu alma se encontrarán con


la mía. Vayas a donde vayas, estés donde estés tu amor por mí durará para siempre
y aun en la eternidad. Estamos unidos bajo este juramento que el cielo nos
concedió en esta noche, a esta hora... estamos encadenados y destinados para
amarnos, más allá de la muerte y un poco más. Que así sea.

Él mezcló las dos gotas de agua sobre mi muñeca. Yo creía totalmente que todo
era un juego, un tonto juego.

—Que así sea.

Nuestros labios se unieron. Y más tarde Jungkook ya estaba riendo junto a mí.

Esa noche salí de su casa con calma, caminé por las calles hasta la casa de Jimin.

De pronto sentí muchas ganas de ver a Lou.


Diecinueve
Dicen que beber es malo para la salud, fumar y seguir bebiendo también, peor si
prácticas deporte. Dicen que cuando sea mayor tendré problemas en que se me
pare y si se me para no podré correrme como el diablo manda. Pero vamos, uno
no se resiste a las tentaciones jamás.

Es el segundo día de fiesta por nuestra victoria. Hubo pre-fiesta, y ésta es la


oficial. Si llegamos a la final tal vez celebremos toda una semana.

Traje a Lou conmigo. Ella está bailando con sus viejas amigas de infancia, me
sonríe cada vez que se encuentra con mis ojos, yo brindo por ello.

—Entonces Mark te dijo que mostrarte con Jungkook no sería bueno para la
imagen del equipo.

Ya estaba lo suficientemente borracho como para ser sincero.

—Sí, Hoseok. Está loco ese man...

—Todos sabemos que le anda abriendo las piernas a Jackson, ese tonto de
idiomas.

—Vaya...

—Y dime, ¿dónde está Jungkook?

Recosté mi cabeza sobre el respaldo de la silla. Las música había bajado o


nosotros estábamos muy lejos.

—En su casa, descansando y soñando conmigo.

—¿Cómo estás seguro?

Hoseok hablaba entre risas, él sí bebió desde ayer.

—Follamos anoche, es obvio.

—Tú no pierdes el tiempo, eh. ¿Por qué te aferras tanto a él? ¿Te gusta mucho?
—Sí, cabrón. Es una hermosura...

Ambos reímos y yo recordé las expresiones de Jungkook cuando lo estamos


haciendo.

—Jungkook tiene una piel muy suave, cada vez que la toco siento ganas de
morderla y a veces no me quedo con las ganas de hacerlo.

—Man...

—Y no sabes, cuando se la estoy metiendo, ese culo rebota sobre mi pelvis. El


sonido de su piel chocando con la mía es candente. Ah... él gime como un gatito,
su voz es tan aguda.

—Jungkook, ¿kook?

—La chupa tan bien... hasta el fondo y sin lloriquear cuando se la meto de golpe.
Pero es tan diferente cuando nos miramos, esa dulce mirada, esa sonrisa, mi
corazón no para de latir y...

—Tae, bro. ¿Jungkook no es el chico porno? Tú sabes, el que sube videos...

Una punzada se instaló en mi corazón. Mi expresión alegre se convirtió sombría.

—Sí.

—¡¿En serio?!

—Sí...

Tomé de golpe el resto de mi whisky.

—Cómo olvidarlo. Claro que es una hermosura, ¿y le pagas o cómo?

No quería seguir platicando de ello, pero sus dedos pinchaban mi brazo.

—Me lo hace gratis.

Mi novio era algo así como el putito más conocido del instituto. Estaba olvidando
que yo lo conquisté justamente por esa razón.
Jungkook jamás dejaría su trabajo por mí y yo no dejaría a Lou por él, no dejaría
nada por él...

No estábamos hechos para estar juntos.

—¿Crees que quiera hacérmelo gratis también? Estoy corto de dinero ahora.

Me levanté de golpe, mis pasos eran inseguros y temblorosos. Escuché la voz de


Hoseok gritando que volviera, pero no hice caso.

Llegué a la pista y tomé el brazo de Lou.

—Es hora de irnos, Lou.

—Oh, ya es muy tarde...

Salimos de aquella clandestino discoteca, sentía muchas náuseas, pero sabía que
si vomitaba Lou golpearía mis espalda y me diría que estaba bien, después me
regañaría y al final, me diría que me quería.

A la mierda con Jungkook y su puteria. ¡A la mierda!


Veinte
Cuando llegué a casa lo primero que hice fue coger el teléfono y marcar el número
de Jungkook. La línea tardó algunos minutos antes de que su voz se hiciera
audible.

—¿Hola?

—Jungkook...

—Amor, ¿qué sucede? ¿Acaso estás...?

—Pequeña puta.

Me dejé caer sobre el sofá más próximo.

—Pero... ¿Qué dices?

—¿Con cuántos más te has acostado, eh?

—¿Qué?

—¡¿Con cuántos?!

—¿De qué hablas, idiota?

—Quiero terminar.

El silencio se presentó y mi garganta sintió el ácido sabor del alcohol, bilis y un


desayuno mal preparado.

—¿T-terminar? Escucha yo...

—Nunca podré amarte y tú tampoco... terminemos de una vez.

—Taehyung...

Su voz estaba quebrada.

—No quiero verte otra vez.


—¡Idiota, idiota, idiota!

Jungkook colgó y yo vomité. ¿Qué hice?


Veintiuno
Desperté con un inmenso dolor de cabeza, la luz del sol ingresó por la ventana y
mis ojos tardaron en abrirse. Decidí tomar un baño y lavar mis dientes dos veces,
para sentirme mejor.

Recordé muchas cosas del día de ayer, mientras tomaba un poco de yogurt de
frutilla.

—Qué día...

Y recordé cuál había sido la estupidez que hice ayer.

—¡Mierda!

Lancé el vaso de yogurt, tomé una chaqueta y salí corriendo para detener un taxi.
Llegué a la casa de Jungkook en veinte minutos.

Mis manos temblaban al tocar la puerta y de pronto Jungkook abrió. Una sonrisa
se formó en su rostro al verme, dejó que pasara.

Pero había algo raro en Jungkook.

—Oh tú, ¿qué te trae por aquí?

¿Qué?

—Ayer...

Jungkook lucía diferente, cómo explicarlo. Era él, pero lucía diferente. Sus ojos
se ven más pequeños, está más alto que yo inexplicablemente y sus labios están
muy abultados. ¿Cuánto bebí?

—¿Ayer qué?

—Bueno ayer...

Tragué saliva.

—¿Quién es?
Y Jungkook apareció por el pasillo. ¡Otro Jungkook! ¿Acaso seguía soñando?

Pellizqué mi brazo disimuladamente, pero no me despertaba.

—Ve adentro Jungkook, este chico quiere hablar conmigo.

—No Myungkook, él es... era mi novio.

Yo estaba perdido, un Jungkook le llamó Myungkook al otro Jungkook y él otro


Jungkook le llamó Jungkook a Jungkook.

—¿Qué? Pero él...

—D-disculpen... ¿ustedes son...? —Intervení. Ellos me miraron con atención.

Reconocí a Jungkook, bueno, el Jungkook que era mi novio. A diferencia del otro,
es más pequeño, tiene el rostro más pequeño también, unos ojos grandes y
brillosos, labios delgados y rojos.

—Mira, somos mellizos, él es Jungkook y yo soy Myungkook, dicen que somos


como dos gotas de agua. Pero ahora dime, ¿eres novio de mi hermano o no?

No sé.

Jungkook me miraba con atención.

—Sí...

Myungkook abrió la boca con sorpresa.

—¿Y por qué demonios te acostaste conmigo, estúpido?

¿QUÉ?

—¿Q-qué? Yo no...

—Lo hiciste, una noche subiste por mi ventana y follamos. ¡No lo niegues!

Jungkook y yo nos quedamos en silencio. Sí, claro que subí por su ventana, pero
pensando que era Jungkook.
—Creí que eras...

—No me mientas, ¿ves mis videos o no?

Sí pero...

Espera, ¿qué?

—¿Tú eres Kookie?

—Sí, pendejo. ¡También te acostaste con mi hermanito, hijo de puta! ¡Sal de aquí!

Estaba perdido, aún procesando todo lo que pasaba, pero vaya que estaba
confundido.

Jungkook me miró con decepción y comenzó a llorar. No sabía ni qué sentir, lo


juro por dios.

—Escucha yo...

—¡Vete de aquí!

Esta vez Jungkook había hablado. Me empujó por la puerta.

—Déjame explicarte.

—¿Qué me vas a explicar? Fuiste mi novio solo porque pensaste que yo era el
actor porno, ¿no es así?

No pude negarlo, era la verdad. Pero eso fue al comienzo, en el transcurso de


nuestra relación, Jungkook me gustó solo por ser él.

—Jungkook...

—Eres igual que los demás.

—¿Por qué nunca me dijiste que tenías un hermano?

—Porque todos eligen a mi hermano. Tú no eres la excepción.


—¡Escúchame!

—¡No te vuelvas a cruzar en mi camino, jamás en la vida!

Y cerró la puerta. Me cerró la puerta de su vida y corazón.


Veintidós
Era yo el que tocaba la puerta de la casa de Jungkook a las 10:00 am en punto,
me sentía muy nervioso pero quería explicarle todo lo que había sucedido.
También quería pedirle disculpas.

—¿Quién?

—Kim Taehyung.

—Vete. Nadie te quiere en esta casa.

—Necesito explicar todo lo que pasó, por favor.

La puerta se abrió y apareció Myungkook, ¿por qué nunca me di cuenta? Son


mellizos, pero jodidamente diferentes.

—Jungkook no está ahora, pero puedes pasar.

Tomé aire e ingresé a su casa. Mis nervios estaban de punta y tomé asiento en
uno de sus sofás. Su mirada estaba fija en mí.

—Yo...

—Así que saliste con mi hermano porque pensaste que era yo.

—No, bueno sí pero...

—Me siento mal, idiota. Siempre se acercan a mi hermano pensando que se trata
de mí, yo no tengo problema con que los hombres me sigan, pero a mi hermano
no le gusta, nunca le gustó, es más, cerró su corazón a enamorarse porque los
hombres no lo querían solo por ser él, pero cuando te conoció todo cambió, no
paraba de hablar de ti y juró que tú lo querías porque tú le dijiste que seguro le
acosaban porque era hermoso... ¿te atreviste a mentirle? Él estaba seguro de que
tú no sabías quién era yo.

—Seré sincero, salí con Jungkook porque pensé que él... Bueno, él era tú, pero
mientras nos conocimos yo... olvidé todo y sólo me gustó por ser él.
—¿Quieres que me trague eso? Le mentiste a él, seguramente también me
mientes.

—Te lo juro. Yo no...

—No estoy orgulloso de lo que hago, pero si no lo hago mi familia estaría en la


calle, sabiendo esto, te pido que por respeto no vuelvas a aparecer aquí jamás.

—Solo quiero que pedirle disculpas.

—¿Crees que eso es suficiente? Él te entregó su virginidad, lloró muchas noches


por ti, incluso no comía cuando tenían peleas.

—...

—Por favor, no vuelvas a aparecer por aquí.

Él tomó mi brazo y jaló de él hasta llevarme a la salida.

—Solo dile que...

—Se lo diré si no nunca más vuelves verle jamás.

El viento del día golpeó mi rostro.

—Bien.

—Te escucho.

—Dile que lo siento y que lo amo.

Él asintió y cerró la puerta en mi cara.

Me fui caminando por la calle principal, pateando una que otra piedra. Jungkook
sería un lindo recuerdo, pero la vida no se detendría por él ni por mí.

Nuestro destino no nos permitía estar juntos.


Segunda parte

❝ Hay quien deja huella,


y hay quien marca el camino. ❞

—Elvira Sastre.
Veintitrés
Las cosas empeoraron desde que Jungkook se fue.

Habíamos ganado la final de los institutos y recibí una llamada de un técnico que
estaba interesado en mí, dijo que podía entrar a la sub. 20 de Alemania. Me
hicieron los estudios médicos suficientes y entrené durante dos años para ese
jodido sueño. Hasta que un día me retaron a un partido, y fracturaron mi tobillo,
fue el peor día de mi vida. Estaba a punto de viajar pero deshicieron el contrato,
juré que iba a recuperarme y lo había hecho, pero la fuerza en la patada había
disminuido. Eso sin duda destruyó mi carrera.

Lou terminó conmigo días después.

Mi madre me informó que mi padre estaba muy enfermo.

Jimin dejó de ser mi amigo.

No pude ingresar a la universidad hasta después del segundo intento.

Lo único que tenía durante esos tres años, era el recuerdo de Jungkook. Solo él
atormentaba mis días y noches. Me hacía falta, vaya que sí.

No conseguí ni un mísero trabajo porque mis padres ya no podían mantenerme.


Lo único que conseguí fue un trabajo explotador y mal remunerado. Trabajaba en
una cafetería que era una especie de bar para poetas por la noche, en la tarde
pasaba clases, pero el cansancio no dejaba que me concentrara.

—Tae, no duermas, puede llegar Min y va a regañarte.

Namjoon trabajaba junto a mí. Solo los dos atendíamos aquel enorme lugar, pero
él tenía el turno de la noche. Era yo quien atendía por la mañana y por la noche,
y me pagaban solo por un turno. Min me dijo que era eso o me despedía del
trabajo.

—Hyung, estoy muy cansado...

—Ánimo, mañana es sábado, el domingo podrás descansar.

Más gente ingresaría al lugar y tenía que levantarme, Nam no podría con todo.
Entonces el jefe ingresó. Él es una persona muy buena, pero nunca viene, tal vez
una vez al año, hasta eso, Min está a cargo de todo y me odia, no sé por qué, pero
hace todo para regañarme.

Min cerró las instalaciones por un momento para que nadie interrumpiera al jefe.

—Buenas noches, estoy muy orgulloso de recibir a mi hijo Jaesung quien regresó
del extranjero hace una semana, desde ahora en adelante él será el dueño de la
cafetería, tiene muchos planes para mejorar el lugar así que por favor sigan sus
pasos. Hijo ven aquí.

El tal Jaesung apareció de pronto, era bastante alto, tenía un porte elegante, unas
cejas bastante pobladas, tan guapo como su padre años atrás, su sonrisa
deslumbraba, sin duda era una persona feliz.

Y su mano sujetaba con fuerza la mano de otra persona. Sus ojos se cruzaron con
los míos, era Jungkook.
Veinticuatro
—Mi nombre es Oh Jaesung y él es mi prometido, Jeon Jungkook. Espero que
podamos hacer que este lugar sea mejor que antes y que por favor cuiden de
nosotros.

La explosión de aplausos se hizo escuchar y yo me quedé en "mi prometido..."


¿había escuchado bien.

Jungkook se mostró un tanto incomodo pero su sonrisa se mantuvo firme, al igual


que su agarre. No ha cambiado, sigue siendo tan hermoso como antes, pero está
lleno de ropa de diseñador y cosas costosas. De pronto sentí vergüenza de mi
camisa blanca, aquella que va conmigo más de dos años.

Mi corazón se agitó como nunca. Jungkook nos saludó y nuestro jefe se puso a
conversar con ellos.

—Tae.

Nam me dio un codazo.

—¿Qué?

—Tenemos que trabajar, ¿en qué mundo estás?

Min volvió a abrir las puertas y las personas comenzaron a ingresar. Sentí la
mirada penetrante de alguien y tomé un suspiro.

¿Jungkook comprometido con ese tipo? Eso en sueños.

—Claro.

Organicé las sillas con cuidado, mis manos estaban temblando así que podía
dejarlas caer en cualquier momento. Entonces me encontré con su mirada y recibí
un grito de Min.

—¡Chico, apresúrate!

Asentí, mientras me contenía, Min ya me tenía bastante jodido.


El nuevo jefe y su padre salieron, Jungkook desapareció junto a ellos.

Solté un suspiro. No sé ni qué sentir.


Veinticinco
No dormí muy bien, solo pensé en Jungkook y el dolor se internó en mi pecho,
me había hecho tanta falta que al tenerlo tan cerca y a la vez tan inalcanzable me
hacia el hombre más infeliz de la tierra.

¿Y si vuelvo a intentarlo con él?

Llegué a la cafetería temprano, pero sorprendentemente ya estaba abierta. Soy yo


el que hace esa labor porque soy el primero en llegar. Entré con recelo y unos
ojos brillantes me recibieron con una expresión molesta.

—¿Estas son las horas de llegar?

Jungkook tenía las manos sobre la cintura.

Y yo me quedé mudo. Fueron muchos sentimientos los que se me acumularon y


añadiendo el cansancio no supe qué decir.

—Te hice una pregunta, es muy tarde, tu deber es abrir la cafetería.

Tomé un suspiro y me dirigí hacia los vestidores.

—Lo lamento.

Él se quedó en silencio y yo comencé a cambiarme. Aún faltaba ordenar las sillas


y dejar todo en orden hasta que el repostero llegara.

¿Por qué Jungkook llegó tan temprano? Su sola presencia me pone nervioso.

—¡Taehyung!

—¿Sí?

Salí con velocidad.

—Es tarde, ordena todo.


Jungkook ya no se veía molesto. Subió al escenario y desempolvó aquel piano
viejo que nadie usa porque nadie sabe tocarlo, sus ojos se quedaron fascinados al
encontrar el brillo de la madera.

No pude parar de observar su belleza. Jungkook es... algo así como la mejor
versión de la perfección humana.

—Ten cuidado, tu gucci se puede ensuciar.

No sé por qué lo había dicho ni por qué me estaba burlando.

—Mi gucci está bien con un poco de polvo.

Su expresión molesta había vuelto, pero ahora se veía tierno.

—Tú también estarías bien con un buen polvo.

Jungkook se quedó boquiabierto.

Ni sé qué mierda dije.

—¡Grosero!

—¡Precioso!

Jungkook se levantó para responder, pero entonces Min llegó y golpeó mi brazo,
como siempre.

—Chico, ¿todavía no has ordenado las mesas? ¡Voy a despedirte muy pronto!

Solté un suspiro y le pedí disculpas. Las ganas de golpearle siempre están ahí.

El muy lameculos subió al escenario para adular y saludar a Jungkook. De quién


sentí una mirada intensa.

Solo quiero que llegue pronto el medio día.


Veintiséis
Otra semana pesada, otra semana en donde Min no ha dejado de joder. El horario
se vuelve más pesado, más en la noche cuando la gente comienza a embriagarse
un poco y no está en sus sentidos cuando les pido la cuenta.

Jungkook ha subido al escenario y está tocando el piano, todos se han quedado


embobados escuchándole. Incluyéndome.

—Chico, dame un pastel.

Jungkook ha bajado del escenario y todos están aplaudiendo.

—Señor, el chef se fue, ya no hay pasteles.

—Házmelo tú, idiota.

El sujeto está borracho y hoy no tengo mucha paciencia.

—Yo no puedo hacerlo, señor y si me disculpa yo...

—¡He dicho que lo hagas!

El hombre se paró, era enorme a comparación mía.

—Ya le dije que no.

Él tomó un vaso y derramó el contenido sobre mi camisa. Me quedé estático y la


gente también. La ira comenzó a crecer en mí y le di un golpe en la mejilla, el
hombre tuvo la intención de golpearme también y yo iba a defenderme, pero unos
brazos me sujetaron.

—Chico, ¡¿quién te crees que eres?!

Era Min. Me empujó hacia el pasillo y comenzó a regañarme.

—¡Él me derramó la bebida!

—¡ESTÁS DESPEDIDO!
Mi mundo se derrumbó. No podía despedirme, no, necesitaba el dinero.

—Por favor no...

—¡FUERA!

Min volvió hacia las mesas a ayudar al hijo de puta ese. Yo caminé con rumbo
hacia los baños, ¿qué iba a hacer ahora?

Tomé un poco de papel para secar la camisa, pero no servía de mucho. Mojé mi
rostro solo para intentar despejarme, estaba lleno de confusión y sentimientos.
Estaba preocupado, molesto, decepcionado...

—¿Estás bien? ¿Te hizo daño?

Jungkook apareció de pronto, lucía realmente preocupado mientras me


examinaba de arriba a abajo.

—¿Acaso te importa? —Lo dije sin pensar.

—Sí.

—¿No lo estás disfrutando? El chico que más odias está sufriendo.

—No digas... eso.

—Lo dije. ¡Y qué! Vete a otro lugar a burlarte.

—Escucha, tú y yo tuvimos muchas diferencias en el pasado, pero sólo es eso, es


pasado. Ahora puedo decir que lo he superado, ya no me importa lo que hiciste,
te lo agradezco...

—¿Sabes qué...? Yo...

—Oh, aquí estás. —De pronto ingresó el jefe, el prometido de Jungkook. Tocó
mi hombro y comenzó a examinarme. —Supe todo lo que pasó. ¿Estás bien?

—Sí, señor.
—Tu camisa, dios mío. No te preocupes, ya mandamos a sacar a ese idiota, ¿cómo
se atrevió a hacerte eso? Por favor disculpamos, esto no volverá a suceder. Ve a
descansar, puedes tomar tres días de descanso, en serio lo sentimos...

Me quedé sin palabras, él es tan diferente de su padre. Es realmente muy humano.


¿Dijo tres días?

—Pero Min dijo...

—Él no toma las decisiones, tú sigues trabajando aquí, claro solo si quieres, si no
es así, te daremos una indemnización.

Oh wow.

—Yo, quiero seguir trabajando aquí...

—Gracias, Taehyung. Ahora ve a descansar, Min se encargará de todo.

—Gracias...

Salí del lugar lo más rápido que pude, para no toparme con ese par.

Jungkook, su amable prometido, Min y el hijo de puta ebrio, podían irse a la


mierda.
Veintisiete
Esta mañana Nam me presentó a Sewoon, un pequeño chico que no paraba de
sonreír y hacer reverencias. Nos llevamos muy bien a pesar de que yo estaba algo
apagado

Los tres días de descanso fueron de lo mejor, pude estudiar un poco, dormir y
comer bien. Ahora tengo que volver al trabajo y realmente no quiero pero debo.

—Escúchame chico, no sé qué tipo de acuerdo tienes con el jefe y aunque te haya
salvado del despido, ya no tendré piedad contigo.

Min seguía siendo el mismo y Jungkook no apareció hasta la noche. Comenzó a


tocar el piano un par de horas, habían más chicas en el lugar, una que otra le
coqueteaba intentando atraer su atención.

Yo sólo quería borrar de mi cabeza y corazón este sentimiento, ¿por qué mierda
no puedo dejar de amarlo?

Los clientes iban saliendo y Jungkook bajó del escenario para pedir de la barra
una limonada.

—Eh, ¡Taehyung!

—¿Sí?

Jungkook me mira con esos ojos de "ya te he superado" que me jode.

—Tres días son demasiado para el tipo de accidente que tuviste.

—Bueno, el jefe lo quiso así.

Supe que su prometido es una de las personas más ricas de Corea. Sin duda trata
a Jungkook como todo un rey.

—El jefe...

—¿Y en qué gastan sus millones o cómo? —Lo dije sin pensar.

—Bueno, piensa pagarme una maestría en Oxford.


¡Wow!

—Vaya, felicidades.

Jungkook bebió su limonada hasta terminarla y luego soltó un suspiro.

—¿Hiciste algo especial en esos tres días?

—No. Pero conocí a alguien. —Él volteó a verme.

—¿Quién?

—Su nombre es Sewoon, es amigo de Nam. Es... bonito y pequeño, me recuerda


a los chibis.

—¿A ti te gusta?

¿Por qué tanta pregunta?

Tomé otro vaso de la barra y serví un poco de limonada. Ojalá no me la


descuenten.

—No lo sé, lo conocí hoy.

—Cuando nos conocimos el primer día, me besaste. ¿Cómo no puedes saber si


Sewoon te gusta?

Eso fue sorpresivo.

—Es diferente.

El silencio se instaló por varios momentos. Creo que estamos algo cansados,
perdimos toda nuestra energía en esos meses, todo ese tiempo en donde no
sabíamos nada del otro. Él me había hecho tanta falta.

Y muy pronto Jungkook le pertenecía a otro...

A otro.

—¿Y yo te sigo gustando?


No sentí sorpresa, pues siempre ando pensando de eso.

—Ah, dejaste de gustarme hace tiempo. En realidad te amo, no tiene sentido


negártelo, no sé cuándo llegará el día en que deje de amarte... pero no estoy tan
apresurado en sacarte de mi corazón.

Tomé el vaso de limonada con calma, disfrutando de la acidez de la bebida.

Sus ojos se posaron en mí.

—¿Me... amas?

—¿Por qué la pregunta?

—Tú nunca me has amado...

—Jungkook por favor, claro que te he amado y lo sigo haciendo.

—¡Nunca me lo dijiste!

—Le dije a tu hermano que te lo dijera...

—¿A mi... hermano?

Bebí un poco más y él soltó otro suspiro, esta vez de frustración.

—Tengo que volver a trabajar.

—Taehyung.

—¿Qué?

—¿Te gustaría venir a mi departamento esta noche?

Oh. ¿Qué?

—Claro.
Veintiocho
—Aguanta un poco más bebé...

Clavé mis uñas sobre sus caderas y embestí con fuerza su interior, mientras su
cuerpo se balanceaba junto al mío. Después de algunos minutos las sábanas
blancas comenzaron a mancharse de su esencia y su interior de la mía.
Inevitablemente se desplomó sobre el lugar y yo a un costado para no lastimarlo.

—T-Tae...

Jungkook me abrazó con mucha fuerza, su carita se ocultó en mi pecho y yo nos


cubrí con la sábana.

Era la segunda vez que follabamos esta noche.

No dijimos nada más. Tampoco sabíamos qué decir. Sabemos que no está bien,
que Jungkook se va a casar pronto y se supone que yo soy el hombre que más
daño le ha acusado.

Su novio se ve buena persona y yo estoy aquí, jodiéndole el culo a su prometido.

Jungkook comenzó a observarme y yo sólo miraba el techo, el lujoso y perfecto


techo de su departamento. Sus dedos dibujaron formas extrañas sobre mi piel y
mis palmas acariciaban su espalda. Bien, me ha hecho tanta falta, joder.

—¿Y... cómo está tu hermano?

No sabía de qué podíamos hablar.

—¿Por qué? ¿Acaso te sigue gustado?

Sus cejas ya estaban arqueadas formando una expresión molesta.

—Escucha, tu hermano nunca me gustó, el que me gustaba eras tú.

—Pero veías todos sus videos y además follaron. —Jungkook se sentó sobre la
cama, cubriendo su torso.
De pronto me incorporé, tomé sus hombros y los empujé, hasta que su espalda
tocara de nuevo las sábanas y yo estuviera sobre él.

—Sí, veía sus videos y no era el único, así como todos los adolescentes de mi
edad y si follamos, ni siquiera me gustó... cuando realmente tú y yo lo hicimos
me encantó.

—¡Eres un descarado!

Nuestros labios se rozaban sutilmente.

—¿Y tú qué? ¿Acaso no follas con el cabrón de tu prometido?

—Pues no, Jaesung es un caballero y decidió esperar hasta la luna de miel.

—Pues tu novio es un estúpido, ¿estás seguro de que le va a las pollas?

—¡El estúpido eres tú! ¡Cállate!

—Pues sí, yo soy el estúpido por seguirte amando. Ahora... este estúpido se irá.

Quise que mis pies tocaran el suelo, pero sus brazos se enredaron en mi cintura,
impidiéndome el paso.

—No te vayas por favor, por favor...

—Jungkook, se sincero. ¿Me amas?

—¡Sí, idiota! Con toda mi alma. Tanto que duele...

—Es lo quería escuchar, es lo que necesitaba, cariño.

Nuestros labios se unieron de manera necesitaba, mientras yo dejaba caer las


sábanas que me permitieron observar su cuerpo desnudo. La tentación y la
perfección en persona.

Y fue ahí donde inició el comienzo del fin, el caos, un círculo vicioso del que no
podíamos escapar porque éramos unos cobardes, hijos de puta.
Veintinueve
El jefe me ha aumentado el sueldo, pensó que no es humano que trabaje por las
noches sin paga. La verdad... yo no me lo merecería, no cuando su prometido y
yo no hicimos nada bueno. Prácticamente le pusimos los cuernos y él también le
aumentó el sueldo a Namjoon.

Jungkook está tocando el piano con mucha tranquilidad, las personas no dejan de
aplaudir. Antes de vez en cuando teníamos una presentación, pero ahora la
tenemos todas las noches.

—Joven, disculpa.

—¿Sí?

—¿Sabe cuál es el nombre del muchacho que toca el piano?

Una muchacha con unos ojos grandes me preguntó.

—No, ¿por qué quieres saberlo?

—Porque m-me gusta...

—Oí que es más gay que la palabra, además está muy feo, lo que ves ahí es solo
una lata entera de BB Cream, en realidad asusta a la gente cuando está al natural,
de verdad.

Caminé lentamente hacia la barra, para ordenar los vasos y mantenerlos secos.

Jungkook bajó del escenario y pusimos algunos de nuestros mejores discos de


Jazz.

—Oye, chico. —Era Jungkook.

—Dígame.

—El piso no está brillando, déjalo bien. ¿Acaso quieres que te despida, idiota?

Jungkook se dirigió hacia los baños.


—Hazlo tú.

—¿Qué dijiste?

—¡Nada, señor!

Min nos miró con atención. Se reía divertido mientras yo sacaba un poco de brillo
al piso, el estúpido me dio una codazo antes de despedirse de mí, anunciándome
que yo debería quedarme hasta el final para cerrar el local.

Solté un suspiro y me dirigí hacia los baños. Abrí la puerta y me encontré con un
Jungkook apoyado sobre el lavabo, observando su móvil. Cerré la puerta con el
seguro y él guardó su celular en el bolsillo.

—Min se fue.

—¿Tendrás que cerrar el local?

—Síp.

—Tonto... tardaste mucho.

—Es que él seguía ahí, cariño.

Tomé su cintura con algo de fuerza y él despeinó mis cabellos. Más tarde ya
estábamos comiéndonos a besos. Estuvimos todo el día sin poder estar juntos,
Jaesung se pasó toda la mañana junto a él, luego yo tuve que ir a clases en la tarde
y por la noche Min estaba revisando todo.

—Min estaba feliz de que me trataras mal.

—Sí, pero no estaba feliz de que le dijeras esas cosas de mí a esa chica.

Estallamos en risas. Cuánto había extrañado eso...

—Hey, bebé...

—¿Qué? —Mis manos bajaron hasta su cadera y él la golpeó.

—Vamos bebé, muéstrame esa cosita rica que tienen ahí abajo.
—¡Taehyung, no!

Jalé sus caderas y con algo de fuerza logré voltear su cuerpo, él no puso
resistencia, pero se quejaba un poco.

—Solo quiero tocar.

—A-alguien puede llegar...

—Sht.

Su pecho se pegó a mi espalda y su cabeza se volteó un poco para alcanzar mis


labios. En tanto disfrutaba de su dulce sabor, deslicé su pantalón hasta la altura
de sus muslos. Mi zurda comenzó a acariciar la redondez de sus nalgas y esa
exquisita piel expuesta para mí. Me interné un poco más, hasta llegar a su entrada,
y sin dudarlo metí mi dedo del medio.

Jungkook se separó de mis labios y soltó un ligero jadeo.

—No...

—¿Por qué no?

—Porque me caso en dos semanas…


Treinta
Yo continuaba en silencio, observando sus cortinas de lino. ¿Qué podía decir? Es
obvio que no me agrada la idea de que se case, pero no estoy en condiciones para
pedirle que no lo haga. Jaesung puede darle un grandioso futuro, pagará sus
estudios, cuidará de él, le dará todo lo que se merece y además es un buen tipo,
yo soy todo lo contrario.

Jungkook me mira con esos ojitos tan claros y bonitos, y yo dejé de observar
aquellas cortinas para observar su brazo desnudo. Esa piel pálida y suave que me
pide a gritos que la marque como mía.

—No has dicho nada sobre mi matrimonio, Taehyung.

No quería decir nada tampoco. Porque dolía como la mierda.

—¿Por qué quieres que diga algo?

—No lo sé, tal vez porque hemos estado follando como conejos estas semanas y
creí que te importaría.

—Jungkook... claro que me importa, me vuelve loco la idea de imaginarte casado


con otro, pero por qué debería decir algo, tú eres el que se va a casar.

—¿Estás hablando en serio, Kim Taehyung?

—A ver, cariño, ¿mis palabras lograrán evitar que te cases?

Se quedó en silencio, estaba debatido se la pregunta.

—No.

—¡¿Entonces qué mierda hago yo aquí sobre tu cama, eh?!

—Solo quería mostrarte cómo se siente ser usado solo para follar y pasar el rato.

Jungkook envolvió las sábanas hacia su cintura y se fue corriendo al baño, en


donde se encerró.
Yo me quedé plantado en sus palabras, ellas se reproducían varias veces en mi
mente y me clavaban el pecho. ¿Acaso todo había sido una treta para vengarse de
mí? Fui un jodido estúpido... él más estúpido.

Es que las cosas nunca iban a mejorar para mí, ya debería estar acostumbrado.

Me vestí con calma, Jungkook se mantenía en silencio dentro del baño. Caminé
hacia la salida, mirando por última su habitación, el último recuerdo que quedaría
entre nosotros, porque me encargaría de no verlo otra vez. Porque detesto a la
gente que usa a las demás solo para sentirse bien, en su caso, vengarse.

El aire de la calle golpeó mi rostro, tenía muchas ganas de golpear a cualquiera


que pasara por mi lado, pero mi móvil comenzó a sonar, impidiéndome hacer una
locura.

—¿Taehyung?

—Ajá. —Era Namjoon.

—Tendré una cita con Jin, el chico que me gusta ya sabes, pero Sewoon también
está con nosotros y sé que ustedes se llevan muy bien. ¿Podrías venir con
nosotros? Será algo así como una cita doble.

—Hyung...

—Por favor Tae, además estoy seguro de que le gustas a Sewoon, tú podrías llegar
a enamorarte.

Quise reír. ¿Enamorarme de alguien que no sea Jungkook? Pamplinas. Lo he


intentado, pero me di por vencido, jamás resultará.

—Vale.

—¡Gracias! Te enviaré la dirección en un mensaje.

Decidí ir caminando hacia el lugar.

Quería renunciar, pero no tenia otro trabajo, terminaría en la calle mendigando,


sin embargo no quiero ver a Jungkook y su noviecito de nuevo. Ni al estúpido de
Min que me ha hecho la vida a cuadros. Solo quiero despertar un día tranquilo,
sin esta preocupación o dolor. Solo quiero tener alas y volar hasta el fin del
mundo, lejos de aquí.

Ingresé a la cafetería en donde estaban Nam y el tal Jin perdidos en su mundo.


Sewoon se levantó cuando me vio e hizo una reverencia, los chicos solo me
saludaron.

—Hyung... ¿Cómo ha estado?

Las mejillas de Sewoon se colorearon de rosa y sus labios esbozaron una sonrisa.
Yo sólo quería olvidarme de todo, pero Jungkook insistía en aparecer en mi
mente.

—Bien. ¿Tú?

—Oh, muy bien. Yo... estaba preocupado por usted, no lo vi hace mucho tiempo.

—¿Tenias alguna razón para verme?

Sus ojos se agrandaron de pronto. Realmente era tierno.

—Y-yo... usted me dijo que su trabajo era pesado y... tengo un amigo que requiere
de un secretario, es un trabajo a medio tiempo y le pagarán muy bien, claro, solo
si a usted le interesa la idea.

¡Oh!

Mi emoción comenzó a surgir, ¿acaso era real lo que me dijo?

¡Podría renunciar a ese estúpido trabajo y dejar de ver a esa jodida gente!

—Claro que me interesa, bonito.


Treinta y uno
Min estuvo muy molesto cuando le anuncié mi renuncia, incluso intentó
retenerme, pero yo ya era libre, le escupí por fin las palabras que estaba guardando
y él aun continuaba pidiéndome que me quedara, pues nadie en el mundo
soportaría todo lo que yo soporté, sin refutar.

—Entonces estás estudiando aún.

—Sí, señor. Pero dentro de muy poco obtendré mi título, por favor confíe en mí,
sé perfectamente cómo debo cumplir mis funciones.

—Bien, Taehyung. Iniciarás mañana, por favor se puntual porque el jefe detesta
los retrasos.

—Claro, señor.

Salí de la oficina de aquel hombre con una gran sonrisa en el rostro. Sewoon me
esperaba afuera, juntando las manos y esperando por una respuesta.

—¿Qué pasó?

—¡Me aceptaron!

—¡Sí! ¡Me alegro por usted!

—Deja las formalidades y llámame Taehyung. Por cierto, quiero invitarte a


comer.

—No es necesario...

—Claro que lo es, si no fuera por ti, mi vida estaría destruyéndose.

Salimos de la empresa con rumbo al restaurante más cercano. Sewoon lucía muy
emocionado, sus mejillas estaban sonrojadas y titubeaba cuando nuestras manos
se rozaban.

Si tan solo pudiera darle una oportunidad...


Jungkook es un hijo de puta, el que más amo en el mundo. Mi razón de vivir.
Sewoon se merece a alguien mejor...
Treinta y dos
Han pasado dos semanas desde aquello. El trabajo es flexible, ahora como mejor,
puedo estudiar y descanso humanamente.

Namjoon me ha informado que recibió la invitación de la boda de Jungkook. Me


envió una foto de la misma, él no sabe que me lastima a morir, así que no lo culpo.
Jungkook y Jaesung están en la portada, ambos sonríen de manera brillante, él
sujeta la cintura de Jungkook y él enreda sus dedos con los contrarios.

Solté un suspiro de frustración y leí la frase de amor que resaltaba en la parte


posterior. Era una invitación lujosa y se iba a celebrar en el lugar más caro de
Corea.

Mañana.

¿Y si iba mañana? No. Jungkook no me quiere... me mataría si arruinaría su boda.


Pero... maldita sea, soy capaz de matar a Jaesung solo para llevarme a Jungkook.
Quería llorar, sin embargo mordí mis labios para que ni un sollozo saliera de ellos.

Entonces la puerta sonó. Me levanté de un brinco de la cama. Mi departamento


es bastante pequeño y sólo se divide en la cocina y el baño, lo demás cuenta como
un solo a cuarto.

—¿Quién?

La puerta sonó con más fuerza, pero nadie respondió. Tomé valentía y abrí la
puerta con algo de temor. Una cabellera castaña ingresó a mi departamento, me
empujó y cerró la puerta. Descubrió su rostro que era cubierto por una bufanda.

Me quedé atónito al ver a Jungkook ahí. ¿Cómo encontró mi departamento?

—¡¿Cómo te atreviste?!

Sus manos en puños comenzaron a golpear mi pecho.

—Jungkook...

Sus ojos se llenaron de lágrimas y yo tomé de su muñecas para detenerlo.


—Q-quise pedirte disculpas al día siguiente, ¡p-pero tú renunciaste!

—¿Disculpas?

Levantó su cabeza y me mostró su carita, llena de lágrimas y ojeras.

—Sí. Sobre lo que dije, y-yo lo dije sin pensar, estaba furioso, yo jamás te usaría...

—La verdad es que... espera, primero, ¿qué haces aquí? Mañana es tu boda.

Jungkook liberó su diestra y con ella volvió a golpear mi pecho.

—¿Cómo que qué hago aquí? ¡No puedo casarme con alguien que no amo! No
puedo casarme con nadie que no seas tú...

—¿Acaso me amas?

—¡Claro que sí! Te dije que lo siento, lo que dije fue por enojo. ¿Cómo puedes
dejar que me case con otro cuando me decías que me amabas?

—Él te dará todo lo que necesitas, yo no te puedo ofrecer ni dar nada.

—Todo lo que necesito ya me lo has dado. No quiero dinero, yo te quiero a ti.

—Jungkook... te amo con el alma, pero no sé si...

—Escapemos.

—¿Qué?

—Escapemos juntos. Justo ahora ellos piensan que estoy descansando, tenemos
toda la noche para irnos lejos, hasta que mañana sepan que no estoy.

—Cariño...

—Lo he dejado todo por ti, ¿tú serias capaz de hacerlo por mí?

Nunca una pregunta me había dejado en completo vacío. ¿Sería capaz de dejarlo
todo por él? Sus ojos me miraban expectantes. Conseguí un buen trabajo,
continúo estudiando, tengo techo...
—Conozco un buen lugar para descansar al ingresar a Busan, pero tendremos que
viajar toda la noche.

La expresión sería de Jungkook se transformó en felicidad pura y me abrazó.

A pesar de que teníamos mucho qué hacer, hablar y besar, decidimos apresurarnos
para escapar. Llevé lo poco de valor que tenía, Jungkook tenía una pequeña
maleta en la entrada y con ello, era todo. Le dejé un mensaje a Namjoon
pidiéndole que viviera un tiempo en mi departamento, que dijera que yo me había
ido a la casa de mis padres hace mucho tiempo, y que no hiciera preguntas, porque
ahora no podría responder. Nam es un hombre de confianza.

Escapamos corriendo hacia la estación y tomamos el último viaje nocturno con


rumbo a Busan. Estábamos asustados, el dinero que reunimos se nos acabaría
pronto, tal vez no podríamos comer bien las siguientes semanas.

Conocía al padre de Jaesung, nos buscaría hasta debajo de las piedras.

Tenía a Jungkook entre mis brazos y más tarde se quedó profundamente dormido.

Y yo... cuando observé su tierno y bonito rostro con una ligera sonrisa, supe que
tomé la mejor decisión de mi vida.

Daría mi vida por él, le protegería, lucharía por él desde hoy en adelante. ¡Nadie
me lo arrebataría de las manos!
Treinta y tres
Llegamos al lugar cerca de Busan a las seis de la mañana. Jungkook se
tambaleaba, mientras sujetaba nuestras maletas.

Registramos nuestros nombres como: Kim Chubi y Park Cucu, el administrador


retenía la risa y nosotros también.

Buscamos nuestra habitación y cuando ingresamos en ella, nos tumbamos sobre


la cama. El viaje no había sido muy cómodo y realmente necesitabamos
descansar.

A pesar de todo, nuestras manos se encontraban enlazadas. En menos de tres


horas todos se darían cuenta de que Jungkook había escapado, le buscarían sin
descanso desde hoy, y justo ahora él está a mi lado, sonriendo feliz, solo por estar
a mi lado.

—¿Qué haremos si nos encuentran, cariño?

—Volveremos a escapar.

—Entonces viviremos escapando.

—Tal vez no, Jaesung me dejará de buscar cuando sepa que estoy con quien amo.

—¿Crees que sea tan bueno?

—Lo es.

—Jungkook.

—¿Mh?

—Te juro que voy a protegerte.

—Gracias, amor, gracias.

Jungkook se quedó dormido y yo lo envolví en mis brazos.


Treinta y cuatro
Han pasado dos semanas desde que escapamos, todavía no hemos oído nada sobre
nuestra persecución. Conseguimos un pequeño departamento, más pequeño que
el que yo tenía, con agua y a veces luz.

La mañana era agradable, pero hoy amaneció un poco nublado. Yo marcaba y


marcaba anuncios en los periódicos para conseguir un empleo, lo que sea, sólo un
empleo y nada aparecía. Se nos acabaría muy pronto lo que teníamos, y luego
¿qué?

—¡Amor!

Jungkook salió del baño con una pequeña bata blanca y un puchero en los labios.
Una sonrisa estúpida se formó en mi rostro.

—¿Qué pasa, bebé?

—Otra vez el agua está fría.

Ese era el problema. La ducha del departamento funcionaba con energía, y a veces
no había y cuando había nos salía costoso, al menos para mí.

Yo no tenía problemas con bañarme así, pero Jungkook es tan frágil y delicado
que no soporta hacerlo, es más, se niega a hacerlo. Y estos días además de ello,
se ha estado quejando sobre la cocina improvisada. La habitación y la cocina están
juntas, en realidad el departamento tiene dos cuartos, el baño y la habitación.

Comenzaba a preocuparme y no poder dormir bien, no estaba dándole a Jungkook


lo que debería.

—Lo arreglaré muy pronto, ¿está bien?

—Bien, pero que sea mañana, no voy a bañarme nunca más con agua helada.

—Es bueno para la piel...

—¡Tonto!
Jungkook soltó varias risitas y luego caminó seductoramente hacia mí, moviendo
de lado a lado esa grandiosa cadera curvilínea.

Yo tiré lejos el periódico para darle espacio en mi regazo. Su delicioso perfume


invadió mis fosas nasales y mis manos con desesperación deshacían el nudo que
mantenía cerrada su bata. Poco antes de lograr mi cometido y admirar su cuerpo
desnudo, él me detuvo.

—¿Por qué?

No lo iba negar, estas semanas el sexo ha sido simplemente increíble. Juraba que
incluso ni un actor porno había follado tanto en su vida. Las ganas de tenerlo
gimiendo no se detenían, mis ganas por Jungkook eran imparables.

—Promete que tendremos agua caliente mañana.

—Eres un niño mimado. ¿Acaso no quieres tener una piel perfecta?

—Uh. ¡Promételo! ¡Promételo!

Jungkook en su berrinche daba pequeños brincos y no se daba cuenta que apretaba


vilmente mi erección creciente con sus esponjosas nalgas, o tal vez sí lo hacía.
Como sea, nadie podría pensar claro así.

—Sí, bebé, lo que quieras.

Él esbozó una sonrisa maliciosa y con calma sus deditos empezaron a desabotonar
mi camisa. Tardaba demasiado y mi apetito sexual era incontrolable justo ahora.
Aparté sus manos y me despojé de ella solo para tirarla muy lejos.

Luego tomé sus muslos con firmeza y acosté su cuerpo sobre la cama. Sus piernas
fueron abriéndose con cuidado, como disfrutando ver mi desesperación, hasta
dejarme la mejor vista de su apretada entrada, recientemente abusada esta mañana
con un "despertar" matutino.

—Tae... ¡Tae!

Jalaba con torpeza de la bata para poder sacarla de la vista y mis labios atacaban
con mordidas su cuello.
Ya entonces sus piernas rodearon mi cintura, comenzando un vaivén lento en
donde mi erección golpeaba su trasero, que nos volvía locos y perdidos en jadeos.

Entonces la puerta sonó y nos separamos abruptamente. Mi corazón latía a mil.


"Nos han encontrado".

Jungkook me abrazó con fuerza y yo tomé valor, iba a protegerlo aunque me


costara la vida.

Me levanté y caminé hacia la puerta. Esperé a que Jungkook volviera a ponerse


la bata y abrí la puerta. Tuve que levantar la cabeza para volver a admirar esos
ojos, que ahora me miraban con enojo.

Era Jaesung, quien me empujó para ingresar al departamento. Jungkook y él se


miraron como si fuera lo más sorpresivo que les sucedió en la vida. ¿Cómo nos
encontró?

El chico quiso acercarse hacia mi novio, pero yo se lo impedi.

—A ver chico, no te atrevas a acercarte a él.

Jaesung sacudió sus hombros y retrocedió hasta toparse con el pequeño sillón al
lado de la cocina, donde tomó asiento. Su vista no se despegaba de Jungkook y
éste había bajado la cabeza.

—T-tú... escapaste... te escapaste con él, ¡el día de nuestra boda!

—Espera, no vendrás aquí a gritarle. Si te atreves a hacerlo una vez más, voy a
sacarte a patadas.

Jungkook se negaba a hablar y levantar la cabeza. Jaesung me miró, me analizó


de arriba a abajo.

—¿Cómo puedes ser tan cínico?

—Él y yo lo decidimos.

Éramos los malos. Nadie habla de ellos, solo les dan un final terrible. Pero esto
era real, y los malos también necesitaban ser felices.
Jaesung se levantó y caminó hacia Jungkook. Yo ya estaba preparado para partirle
las bolas y esa cara de nena.

—Dímelo tú, ¿ambos decidieron escapar?

Jungkook levantó la cabeza por fin. Detestaba verlo así, tan avergonzado...
A mí no importaría decirlo, yo no tendría vergüenza de decir que huí con el amor
de mi vida, dañando a los demás.

—Sí.

—¿Lo amas?

Jungkook me miró y asintió.

Jaesung soltó un ligero suspiro, el ambiente se puso tenso. Él movió la cabeza y


observó nuestro departamento.

—J-Jaesung... en verdad lo siento...

—Lo amas. Qué puedo hacer.

—Yo...

Jaesung terminó de inspeccionar todo y luego me miró de reojo.

—No puedo permitir que vivas aquí, este lugar no es seguro y es peligroso.

—Jaesung... —Jungkook no quería seguir dándole problemas al idiota, claro que


lo sabía.

—¿Te está tratando bien? ¿Te está cuidando?

—¡Claro que sí! —Intervení.

—Que me lo diga él. —Jaesung se puso de rodillas y luego miró con atención a
mi novio. —¿Te está tratando bien?

—Sí.
—Vale. Pero no puedes seguir viviendo aquí, yo conseguiré un departamento para
ustedes en Seúl.

¿Qué acaba de decir este pendejo?

—¿Q-qué?

—Mi padre está furioso, pero yo no le permitiré que haga algo malo en contra de
ustedes. Así que podrán vivir en Seúl sin miedo, mañana te enviaré las llaves del
departamento...

—Jaesung no tienes que hacerlo.

—Pero debo hacerlo, yo me encargaré de que no te falte nada y seas feliz, ¿bien?

Jaesung tomó la mano de mi novio y dejó un beso sobre ella.

—Escucha cabrón. —Ambos se voltearon a mirarme. —No queremos tu


departamento ni nada, mejor vete porque voy a golpearte.

Jaesung se levantó y se despidió de Jungkook con una reverencia. Luego se


aproximó hacia la puerta para salir, no sin antes mirarme con odio.

—No me importa lo que digas, Jungkook no puede vivir en una alcantarilla. —


Dijo con firmeza y luego salió azotando la puerta.

—¿Escuchaste eso? ¡Le llamó alcantarilla a nuestro departamento!

Jungkook se dejó caer sobre la cama.

—No podemos seguir viviendo así.

—¿Qué? ¿Estás aceptando la oferta de ese estúpido?

—¡No es un estúpido! Él nos perdonó y sólo quiere ayudarnos.

—¿Te estás oyendo? Él no tiene que perdonarnos nada.

—Basta Taehyung, él nos está ayudando... no seas idiota.


Me quedé pasmado. Prefería vivir en las calles a que en el departamento que
compraría Jaesung, ¡no quiero nada de ese imbécil!

Pero yo iría a donde Jungkook quisiera. Le amaría y cuidaría por siempre... ¿por
qué mierda no puedo hacer nada bien?

El fin había comenzado.


Treinta y cinco
El jodido departamento era estúpidamente grande. Ni siquiera merecía el nombre
de departamento, eso era una casa y vaya qué casa. Estábamos ubicados en el
centro más seguro de Seúl, cerca del lugar más caro de la ciudad y el más
importante.

Jungkook recorría el lugar de arriba a abajo. Recordé que Jaesung ya le había


comprado otro departamento mucho antes y este lugar parece ser mil veces mejor.

Yo extrañaba mi viejo departamento, donde vivía solo y sin luz por las noches.

—Amor, ¡es grandioso!

Él me sonreía, y yo no tenía ganas de hacer nada. Detestaba el lugar, pero él


parecía amarlo y yo no podía hacer nada. Jaesung tenía razón, Jungkook no podía
vivir en un departamento que parecía alcantarilla...

—Claro.

—¡Tienes que ver la cama! Es gigante.

—Oh.

Tomé asiento sobre esos enormes sofás, que se hundían con gentileza. Era
relajante, pero tan humillante.

—Podemos estrenarla esta noche.

—Hoy no.

—Taehyung...

—Solo estoy cansado.

No podía volver a mi trabajo. ¡Maldita sea! Era un trabajo genial, de medio


tiempo, con descanso y un sueldo maravilloso. No podía simplemente ir y pedir
el trabajo, me sacarían a patadas.
Moví mi cabeza hacia el frente y observamos aquel lujoso presente, que contenía
una carta de Jaesung, que nos deseaba felicidad.

Yo quise vomitar y Jungkook se puso muy feliz. No dudó en marcar su número y


agradecerle.
Treinta y seis
Juro que he intentado, pero simplemente no puedo conseguir trabajo. Incluso de
mesero y con un sueldo inhumano, no puedo conseguir trabajo. No sé qué sucede
y estoy desesperado, no quiero quedarme en este departamento por mucho
tiempo. ¡Jungkook no entiende!

—¡No y no!

—Él sabe que necesitas el trabajo, ¿por qué te cuesta tanto aceptar ayuda,
Taehyung?

—No quiero deberle más cosas a Jaesung.

—No le debes nada, él no te está cobrando, solo quiere darte un trabajo.

—Me niego, seguiré buscando.

—¿Hace cuantas semanas que estás buscando trabajo?

—Cinco...

—Amor, por favor acepta, Jaesung solo quiere ayudar.

Jaesung le devolvió el trabajo que Jungkook realizaba en su empresa, como su


encantador y eficiente vicepresidente. Ahora supo que no pude conseguir trabajo
y me quiere dar el puesto de gerente administrativo. ¡Yo no quiero!

—No.

—Me dijiste que querías comprar un departamento para nosotros, ¿es cierto?

—¡Claro!

—Entonces acepta el trabajo y reúne el dinero para hacerlo.

No pude decir nada más y terminé aceptando como el estúpido que soy.

No pude conciliar el sueño. Jungkook se aferraba a mi cintura y sus piernas se


enredaban con las mías. Pensé en que todo lo que hago es por él, pero creo que
es demasiado... si tan solo él me dijera "tú puedes, amor, confío en ti" yo sería el
hombre más feliz, pero sólo recibo su "Jaesung quiere ayudarnos, ¿por qué eres
tan orgulloso?".

Las horas pasaron increíblemente rápido y me llevó hacia mi tortura la mañana


siguiente. Jaesung estrechó mi mano con fuerza luego de firmar mi contratación.
Más tarde se fue feliz con Jungkook a su despacho, y yo me quedé como un tonto
sufriendo con el metro y medio de oficina que compartía con más gente.

Y entonces divisé aquella cabellera rubia que bien conocía. Me sentí avergonzado
por encontrarme justo a él aquí.

—Oh. ¡Taehyung! ¿Qué hace aquí?

—Sewoon, ha pasado mucho tiempo.

Resulta ser que él trabaja aquí.

Tomamos un café y él me enseñó gran parte de la empresa. Su sonrisa era enorme


y me abrazó un par de veces sin poder contener la risa.

—Le extrañé muchísimo.

—Deja las formalidades...

—Oh, lo siento.

—Sewoon, yo... quería pedirte disculpas, tú fuiste el que me recomendó al trabajo


y yo te fallé.

—Descuida... no te preocupes. ¿Por qué te fuiste de pronto?

—Porque estaba luchando por algo.

—¿Y lo conseguiste?

—No.

—¡Lo conseguirás! Yo te ayudaré y estaré ahí para lo que necesites.


Treinta y siete
—Escucha Taehyung, el proyecto de fin de año es el más importante, con ello se
define qué tan bien funcionamos como empresa.

Jaesung habla mucho. Comprendo que esto sea lo más importante para él, pues
su padre le dio esta empresa para probar que él puede seguir sus pasos.

Jungkook sostenía los papeles y los dejó sobre mi mesa, mientras Jaesung hablaba
y hablaba.

Esta mañana Jungkook y yo follamos por fin después de mudarnos a ese estúpido
departamento. Ambos sonreíamos como un par de tontos y Jaesung comenzaba a
irritarse.

—Está bien, Jaesung. Daré mi mejor esfuerzo para que todo salga bien.

La empresa piensa sacar al mercado galletas golosamente nutritivas, es una


excelente idea, pero yo no le veo tanto futuro.

—Vale, te lo agradezco Taehyung.

Lo que sí me jode es que Jungkook y ese idiota pasen muchísimo tiempo juntos.
Comprendo que sea su vicepresidente, sin embargo no es necesario que estén
pegados todas las horas.

Es obvio que él tiene otras intenciones con mi novio, y éste es tan baboso a veces.

—Bueno, adiós Jaesung. —Intervino mi novio.

Jaesung se despidió de nosotros. Ya era hora de salir.

—¡Te extrañé, amor!

—Yo también. Joder.

Nos dimos un piquito y nos abrazamos. A pesar de todo, Jungkook es la razón


por la cual soporto todo.
Su sonrisa lucía brillante, llena de vida. Fue imposible no ofrecerle el mundo con
mis besos.

—Estoy tan feliz.

—¿Se puede saber cuál es el motivo?

¿Soy yo?

—Jaesung piensa seguir con el plan de mi maestría en Oxford.

¿Qué? No supe qué decir. Eso significaba muchas cosas...

—...

—¿No estás feliz?

—Tendrás que irte.

—Claro, pero tú iras conmigo, amor.

—Yo no puedo pagar mi estancia ahí.

—Pero Jaesung sí...

Tomé asiento. Todos los gerentes se habían ido, solo estábamos él y yo ahí, pero
sentía que estaba totalmente solo.

—¿Te estás escuchando? Yo soy un cabrón, lo admito, pero tú no, y hemos


llegado a un extremo. Te ibas a casar con él, pero le engañaste conmigo y
escapaste. Ahora que él te "perdonó", con cinismo aceptas todo lo que te da e
incluso le pides más. Cariño, eso es demasiado...

Su bonito rostro se fui frunciendo con una expresión molesta.

—Yo no se lo pido, él me lo está ofreciendo y sí sé muy bien lo que pasó, pero


más allá de ser novios éramos como hermanos. Él se preocupa y hace esto por
mí, porque somos como hermanos. ¡Quién crees que soy!

—¡A pesar de eso no deberías recibir tantos favores!


—¡Lo necesitamos, Taehyung!

—Tú lo necesitas... yo no.

Jungkook levantó las palmas y salió de la oficina con pasos resonantes y furiosos.

Yo dejé caer la cabeza sobre la mesa. Vaya mierda.


Treinta y ocho
Jungkook no me permitió dormir con él, así que descansé en el sofá. Estoy un
poco cansado de esto, realmente cansado.

Regresar a esa estúpida oficina es lo peor que me puede pasar. Sewoon ha estado
intentando darme ánimos toda la mañana y Jungkook pasó sin mirarme, hacia su
despacho.

La hora del almuerzo llegó muy pronto.

—Si quieres puedo preparar una cena para ti.

—Creo que esta semana estaré muy ocupado, Sewoon.

—Comprendo... tal vez otro día.

—Claro que sí.

Sewoon tomó mi mano entre las suyas y comenzó acariciarla.

—Taehyung, sabes que puedes confiar siempre en mí.

—Lo sé y lo agradezco mucho.

—Disculpa, vete. —De pronto Jungkook intervino. Su carita mostraba mucha


molestia.

Sewoon se veía confundido pero al final se levantó y nos dejó solos. Poco me
importó en ese momento velar por sus sentimientos, yo solo pensaba en
Jungkook.

—¿Quién era ese tipo?

—Es un amigo.

—Se veían tan cercanos que parecían amantes.

—Cariño, deja de decir esas cosas... es solo un amigo.


—¡Te estaba tomando de la mano!

—Solo me estaba dando ánimos porque me siento de la mierda, debido a la pelea


que tuve ayer con mi novio.

Jungkook tomó asiento sobre una de las sillas y dejó caer su espalda sobre el
respaldo.

—Lo siento... verte con alguien más me puso celoso. Te amo tanto que tengo
miedo de perderte.

Cuando el caos inundó nuestras fosas nasales, el final abordó nuestros


pensamientos. Las cenizas de lo que fuimos se desvanecían junto a los latidos
silenciosos de un amor, que solo contaba mentiras.
Treinta y nueve
Jaesung nos invitó a la fiesta de inauguración de su nuevo proyecto. Yo creo que
es precipitado hacer algo así, pero él juraba que era totalmente necesario.

Cuando llegamos a la "fiesta" que en realidad lucía como una pijamada de trajes
formales, Jungkook desapareció y yo me quedé solo. No veía a Sewoon por
ningún lado y la gente murmuraba cuando me veía pasar.

Decidí quedarme en una esquina poco visible, mientras me arrepentía de haber


venido. Esperé por una hora y los pies me dolían.

Entonces Jaesung comenzó a conversar con varias personas

—Creo que se fue, la verdad si yo fuera él no tendría la vergüenza de venir. —


Una mujer bajita hablaba mientras reía.

—Taehyung es un sinvergüenza, pero le he perdonado.

¿Qué acaba de decir Jaesung ese hijo de puta?

—Yo no le hubiese perdonado, señor.

—Da igual, Jungkook y yo probablemente nos casemos muy pronto.

¡¿QUÉ?!

—¿Lo dice en serio?

—Claro. Cuando él deje de pensar que Taehyung es maravilloso y eso será muy
pronto, Jungkook será mío otra vez.

Ya no me contuve y empujé su espalda. Sus amigos comenzaron a afligirse y él


volteó a verme con un rostro molesto.

—Te escuché, cabrón.

—Pues qué bien, idiota.


Mi mano formada en un puño aterrizó en su rostro, que formaba una sonrisa
siniestra. Jaesung perdió el equilibrio y me miró desde abajo.

Varios brazos me sujetaron con fuerza e intenté ignorar todos los insultos que me
susurraban. Jungkook apareció segundos después, su carita se mantenía con una
expresión realmente furiosa.

—¡¿Qué sucede contigo?!

—Jungkook...

—¡Dios mío!

Jungkook ayudó a que el imbécil se levantara, mientras le revisaba la herida.


Hasta ese momento su sonrisa había desaparecido, y actuaba como una víctima.
Quise golpearlo con más ganas, pero me arrastraron hacia la salida.

Yo esperé afuera. Marqué el número de mi novio, y respondió con un gruñido.

Minutos después salió junto al enojo de su vida.

—ME PUEDES DECIR QUÉ OCURRE CONTIGO.

—Bebé, yo...

—¡Nada de bebé! Me dejaste en ridículo, ¡golpeaste a Jaesung!

—¡Él dijo que yo era un sinvergüenza y que ibas a ser suyo de nuevo!

—¿Sabes qué? ¡Estoy harto de tus mentiras! ¡Jaesung solo quiere ayudarnos!

—¡Yo no quiero su ayuda, Jungkook!

—¿Por qué eres tan orgulloso?

Jungkook había comenzado a llorar y aunque luché por darle un abrazo, él me


impidió acercarme.

—Porque el orgullo es lo único que me queda, no tengo nada ni siquiera novio...


parece que soy un idiota solitario.
Él me observó con atención y luego secó sus lágrimas con su manga.

—D-debo irme...

—Vamos.

—¡No! ¡Aléjate de mí, Taehyung!

—Bebé, voy a llevarte, las calles son muy peligrosas...

—¡Déjame en paz!

Jaesung apareció de pronto, me ignoró olímpicamente y le dijo a mi novio que


podía llevarlo a casa.

Jungkook no se negó y caminaron rumbo a lujoso Mercedes de Jaesung. Yo tomé


su mano y él la sacudió.

—¿Te iras con él? ¿En serio?

—Deja de ser tan idiota, Taehyung. Ya estoy cansado de esto...

—Yo también maldita sea, ¡vete con él y folla todo lo que quieras!

Jungkook le dio una bofetada a mi mejilla y se subió al auto de ese infeliz.

Yo recogí el estúpido orgullo que creo que ya casi no tengo y me fui en rumbo
contrario del estúpido departamento.

No tenía dinero para pagar por putas y alcohol. Así que solo caminé toda la
madrugada, caminé hasta atrapar un resfriado y un jodido dolor de cabeza.
Cuarenta
La mañana llegó y yo ya no sentía mis manos. Mis pensamientos se abarrotaban,
no lo luché por detenerlos. ¿Qué iba a hacer?

—¿Quiere que le lea la mano?

Una voz tenue detuvo mis pensamientos. Levanté mi cabeza a duras penas y los
rayos del sol me impedían ver el rostro de aquel muchacho. Divisé solo un poco
de sus cabellos castaños que se escapaban rebeldes por aquella pañoleta de
colores que llevaba en la cabeza, bajé la mirada detallando aquellos labios
endemoniadamente rojos y esa blusa de lino. ¿Era un gitano?

—Señor, permítame leerle la mano.

Estiré mi mano y se la ofrecí. Aunque estaba consciente de que no traía ni una


moneda.

—Mh.

Su tacto cálido me hizo sentir que aún estaba vivo. Con delicadeza recorrió mi
palma y soltó un jadeo de impresión.

—Oh...

—¿Qué sucede?

Mi voz estaba herida, y más grave de lo normal.

—Usted tiene un hechizo de amor y hasta que no lo rompa no podrá ser feliz.

¿Hechizo de amor?

Él continuó revisando mi mano y luego la soltó como si ella quemara.

—¿Hechizo de amor?

—Sí. Usted sabe cómo hacerlo, busque en sí mismo.

Metí mi mano dentro del bolsillo de mi pantalón.


—No tengo dinero para pagarte.

—No, no, no. No es necesario.

El gitano se alejó lentamente, mientras que de vez en cuando volteaba a verme.

Y lo recordé. Aquel hechizo que Jungkook hizo de juego, ¿acaso era real? ¿Cómo
pudo ese gitano saberlo?

Dos gotas de agua.

Me levanté de la banqueta y me fui caminando hacia el departamento. Usé las


escaleras para tomarme más tiempo, pero él tiempo estaba en mi contra y ya
estaba frente a esa enorme puerta. Ingresé el código y la puerta se abrió.

Mis ojos encontraron a Jungkook muy cerca de la ventana.

Había empezado a llover...

Él no volteó a verme, pero bien sabía que yo estaba ahí.

—Bebé.

—Destruiste los documentos que Jaesung te encargó con su vida.

—¿Qué?

Ni siquiera comencé a trabajar los documentos, ¿cómo podría destruirlos?


Era otra treta de Jaesung.

—Los destruiste y todo por lo que Jaesung luchó se ha ido.

—Es otra mentira. ¡Él te miente!

—Taehyung...

—¡¿No entiendes?!

Su silencio me rompió el corazón. ¿Este era el precio que tenía que pagar por
haberme acostado con su hermano? ¿No había sufrido demasiado ya?
—Tae.

—¡Te amo maldita sea, te amo con mi vida!

Jungkook dejó escapar un risa y yo sonreí.


Cuarenta y uno
Jungkook se fue temprano a trabajar. Yo tomé mi tiempo, afortunadamente tenía
una copia de los documentos de Jaesung y aunque sabía perfectamente que él
mismo los había borrado, se las iba a devolver.

También elaboré mi carta de renuncia, no importaba lo que Jungkook diría, yo no


iba a trabajar ahí nunca jamás.

Cuando llegué a la empresa todos me miraban con atención y los murmullos de


nuevo se hacían audibles, por mí podían hablar toda la mierda que querían. Me
dirigí hacia el despacho de Jaesung y su secretaria me atendió.

—Ahora Jaesung está algo ocupado.

—Por favor permítame entrar, son papeles demasiado importantes.

—Está bien, pase.

—Gracias.

Recorrí el pasillo y la puerta se encontraba abierta.

Estaba dispuesto a tocar a pesar de ello, pero lo divisé. El aire se me escapó,


Jaesung y Jungkook se besaban sobre su sofá personal. Por parte de mi "novio"
no hubo un ademán de querer alejarlo, por lo contrario, parecía estarlo
disfrutando.

Retrocedí un par de pasos y caminé de vuelta con lentitud por el pasillo.

Su secretaria me miró.

—Jaesung está... ocupado. ¿Podría dejarle estos papeles por mí, por favor?

—Claro, señor Taehyung.

Esbocé la peor sonrisa fingida de mi vida y salí de aquella empresa.

Estaba muy tranquilo. Estaba tan en blanco que no sabía que estaba temblando.
Con mucho esfuerzo marqué el número de mi mejor amigo de la vida, aquel que
había dejado solo al irme a Seúl.

Esta era la manera de romper el hechizo. Irme lejos, tan lejos que su nombre no
será más que una lejana brisa. ¡Irme lejos!

Taehyung se llevó todo lo que tenía: lo que traía puesto y un corazón roto.
Cuarenta y dos
[El "capítulo final" es un vídeo con subtítulos falsos, es decir, que los
subtítulos no tienen nada qué ver con la verdadera traducción, solo forman
parte de la historia. Espero que lo disfruten.]

Capítulo final

https://youtu.be/_2zhJIcdLZw

[Todo lo editado en el video, también se encuentra relatado aquí].

Hemos tomado el quinto bus hacia mi ciudad natal. Woojae, mi amigo de la


infancia graba todo el recorrido y me hace compañía.

—Oh, falta casi nada —anuncié Taehyung, admirando el mapa.

—¿Piensas grabar todo el trayecto? ¿Piensas soportar el viaje?

Las palabras de Woojae eran incómodas y el tono en su voz logró remover en mi


corazón viejos sentimientos que quería borrar de una vez por todas. Así que sin
responder a ninguna pregunta, las evadí cambiando de tema.

—Por favor solo mantente grabando el paisaje. —Woojae negó con la cabeza
detrás de la cámara—. Obedece, obedece. Soy tu mayor y no estoy presentable
para salir en tus videos.

Él esbozó una sonrisa. A medida que los minutos transcurrían el paisaje bañado
de naturaleza se hacía presente ante nuestros ojos, anunciando la pronta llegada
hacia mi destino. No era más que mi hogar, aquel del que nunca debí salir jamás,
pensé. —Falta poquito.

Hay ilusiones y también una esperanza de levantarse después de haber perdido


todo. ¿Así se sentía un soldado del bando perdedor al regresar de nuevo al hogar?

—Oh.
—Es hermoso. —Me tomé el tiempo de capturar algunas fotos del paisaje para
comenzar a llenar mi galería ya vacía, con momentos hermosos—. Yo crecí aquí.
Este lugar me conoce bien.

No tardamos más de cinco minutos en llegar a nuestra parada. El aire puro y tibio
del día me saludó dándome la bienvenida. Quedé absorto y feliz, como si mi vida
estuviera a punto de ser renovada a medida que mis pasos se adentraban. Me senté
en el lugar más próximo y saqué el móvil para buscar algún mensaje de mi padre
en camino.

—¿Taehyung cómo llegaremos a tu casa?

—Mi padre vendrá por nosotros —respondí, soltando una risita.

—¿Por qué te estás riendo?

—Me siento feliz.

Me levanté de golpe y giré al ritmo del viento. Aquello significaba un nuevo


inicio y todo lo pasado se quedaría atrás, tirado entre las cosas del sótano de mi
corazón, donde ni de broma buscaría algo. Luego me encaminé campante por el
camino usual, dispuesto a esperar a mi padre en el lugar acordado.

—¿Qué opinas del amor? —preguntó Woojae de manera sorpresiva.

Ah, el amor. Suponía que era una cosa hermosa, pero no todos podían disfrutar
de su magnitud. No todos podían tener al amor de su vida a su lado y ser amados
de manera recíproca. Si en este punto de la vida, me preguntaran si creía que el
amor era una coincidencia entre los más afortunados, diría que "sí" sin dudarlo.
Pero yo no era afortunado, en lo absoluto.

—Que algunos tienen suerte.

—...

—Solía jugar aquí. —Admiré el lugar, muchos recuerdos se interpusieron en mis


pensamientos—. No ha cambiado. —Encontré un diente de león cerca y claro que
tuve que empezar a soplarlo para pedir el deseo de la felicidad que necesitaba
como nadie. Lo logré con pocos intentos y dije con energía "hecho", porque mi
suerte había empezado a cambiar—. Pero es diferente... no recuerdo que el lugar
sea así. Por allá es el camino, pero realmente no recuerdo que fuera así. Mira, yo
cruzaba el puente y se podía ver la carretera. A veces iba caminando.

Sabía que las cosas iban a cambiar, había pasado mucho tiempo desde que no
visitaba mi hogar y aunque muchos lugares me llenaron de curiosidad al verlos
por primera vez, pude encontrar cosas muy familiares, esperando por mi llegada.

—Oh —no podía creer lo que mis ojos admiraban—, se ha hecho más bonito.
Aish, en serio. —No pude resistirme a la belleza del paisaje y continué tomando
fotos, para verlas todas las veces posibles sin cansarme en lo absoluto—. Ah, es
agradable. Otra más. Se ve muy bien.

Había perdido la cuenta de las fotos y estaba bien, me llenaba de tranquilidad.


Lastimosamente tuve que seguir con mi camino, porque mi padre no tardaría en
llegar. Sin embargo eso no me impidió admirar las fotos una vez más, aunque
tuviera todo el panorama alrededor.

—Me da miedo verte tan callado.

—¿Por qué? Así soy agradable.

No dije más. Nos conducimos directamente hacia el puente que creí sentirlo cerca,
hasta que mi padre llamó.

—¿Hola? —Su voz sonaba preocupada.

—Taehyung.

—¿Sí?

—Hijo, estoy en camino. —Avisó antes de cortar la llamada.

Después de algunos minutos, sorpresivamente recibí una llamada de la persona


menos esperada. Se trataba de Jimin, con el cual no habíamos hablado durante
años. Era evidente que las cosas no iban a ser como antes, pero era un amigo del
pasado y sentí que podía confiar.

—¿Quién habla?

—¿Llegaste?
—¿Eres Jimin?

—Así es.

—Actualmente... llegaré en un par de horas a casa, papá vendrá por mí y Woojae.


Si quieres podemos salir los tres por ahí.

—¡Yeah! Hace tiempo que no a Woojae.

Colgué después de haber oído su positiva respuesta y me sentí bien al saber que
definitivamente todo estaba marchando mejor a partir de mi llegada.

—¿Dónde estamos? —Por un momento olvidé a Woojae y a su cámara acosadora.

—¿Eh? En casa. —Cruzamos el puente con lentitud. Había acertado, después de


todo, mis recuerdos continuaban intactos—. Te dije que la carretera estaba junto
al puente. Siento que al pasar todo mi pasado se irá. ¡Bienvenidos de nuevo!

Sí, mi hogar, mi todo estaba finalmente frente a mis ojos. Continué tomando fotos
grandiosas, hasta que la llamada de mi padre interrumpió.

—Es mi padre. —Contesté—. Heey. Justo ahora... estoy en el puente,


olvidándome de mi... de mi estúpido pasado.

—¿Sigues en el puente?

—Sí, avanzaré un poco para encontrarte.

—Oh.

—Cuando me veas sabrás que he cambiado.

Mi padre solo afirmó su llegada y cortó. Dentro de mi cabeza, cuando Woojae y


yo nos dispusimos a esperar, pensé en que debería ser alguien mejor, es decir, un
mejor hijo para mis padres. Quería mostrarles que realmente había cambiado y
que era alguien maduro ahora, que no había huido, sino que había regresado para
hacer las cosas bien.

—¿Qué piensas, Taehyung?

—Que los gatos son verdes. —Vaya tontería.


—...

—¡Está aquí!

Mi padre llegó finalmente por nosotros y juro que nunca me había sentido tan
feliz de regresar a casa. En mi corazón no existía la tristeza del retorno, porque
iba a quedarme. Solo sentía la tranquilidad que mis días necesitaban y esa paz
interior, que me hizo compañía.

Woojae se mantuvo grabando todo el panorama sin parar, me preguntaba si sus


brazos eran tan resistentes como para soportar esa posición durante muchas horas.

—Habla de "él" —me pidió.

—¿Hablar de él? —¿Podré algún día hablar de él sin dolor? No podía hacerlo, no
por ahora—. No puedo hablar de él, lo siento. —Esbocé una sonrisa tonta.

—Has sido fuerte.

—¿Qué?

—Has sido fuerte...

—Gracias...

Durante el trayecto lo había decidido. Tomaré un trabajo a medio para continuar


con mis estudios y quizás, solo quizás, vuelva a abrir las puertas de mi corazón a
alguien más. Sin embargo eso podía esperar, mi objetivo principal era
convertirme en el buen hijo que nunca pude ser.

—Taehyung —habló mi padre.

—¿Sí?

—No nos has visitado durante estos meses... viniste hace un año y medio.

—Sí.

—Tus hermanos y tu madre han sufrido por ti. —Escuchar eso me lastimó—.
Hijo, Taehyung, voy a ponerme más firme contigo.
—Sí... —Me sentí decepcionado conmigo mismo, al darle prioridad a personas
que nunca me amaron y no a mi familia.

—Todos los miembros de la familia...

—Los miembros de la familia volverán a estar orgullosos de mí. Daré mi mayor


esfuerzo, como antes lo hacía. —Extraje un monto de dinero de mi bolsillo y se
lo ofrecí—. Toma papá, debo dártelo. Protegeré y cuidaré de todos los miembros
de la familia. Lo prometo...

Myungkook amo como nadie a Jaesung, incluso hasta... el último día de su vida.

Pero Jungkook aún tenía ese dolor en el pecho, porque su hermano siempre le
había quitado todo lo que quiso. Incluyendo a Taehyung, pues él seguía creyendo
que esos dos estaban enamorados, aunque sonara estúpido, Jungkook continuaba
guardando en la memoria la razón por la que Taehyung ingresó a su vida.

No importaba si Myungkook estaba muerto. No importaba si amaba a Taehyung


más que a nadie. Jungkook volvería a Jaesung por siempre.

Jungkook le había quitado el amor de Jaesung y Myungkook se había quitado la


vida, así como su padre.

El predicamento había llegado a su fin. El destino consiguió lo que siempre


quiso, inevitablemente.

Fin
Final
Luces, cámara, ¡acción!

Jungkook y yo levantamos las manos para saludar y hacer una pequeña


reverencia. Las luces iluminaban la tarde algo floja. ¡Por fin habíamos terminado
la grabación!

Todos nos miraban mientras la cámara comenzaba a grabar.

—Hola, mi nombre es Kim Taehyung, me dedico a la actuación desde hace seis


años y esta es la primera vez que actúo para una novela con temática sexual, al
igual que mi compañero Jungkook.

Él esbozó una sonrisa y asintió con la cabeza.

—Hola a todos, mi nombre es Jeon Jungkook, como ustedes ya sabrán, este es mi


primer papel como actor. Estoy agradecido por la paciencia que tuvieron conmigo
al grabar todas las escenas.

El director nos marcó una serie de puntos que teníamos que explicar en la
grabación.

Primero: Hablar sobre la novela.

—La novela "Dos gotas de agua" tuvo mucha popularidad estos años, por lo tanto
nuestro equipo de producción tuvo la valentía de hacer una versión real. Esta
novela tiene temática homosexual y escenas sexuales explicitas, al contrario de
como pensamos, a la gente le gustó mucho el contenido, ¿no es así, Jungkook?

Segundo: Hablar sobre los personajes.

—Claro que sí. Por otro lado, decidimos utilizar nuestros nombres reales porque
como es sabido... Taehyung y yo somos novios, así que de esta manera podemos
mostrar al mundo nuestra fuerza y orgullo de estar juntos.

Sujeté su mano con cuidado y él entrelazó sus dedos con los míos.

—No somos muy diferentes a cómo son los personajes en el libro, por lo tanto
pudimos interpretar muy bien la esencia de los personajes. Oh, todo el elenco no
está en este momento, pero justo ahora tenemos a Minki que interpretó a Sewoon
y a Jungmin quien interpretó a Jaesung, por favor saluden.

Minki y Jungmin aparecieron un momento y saludaron a las cámaras.

Tercero: ¿Cuál fue la escena más difícil de grabar?

—Bueno, debido a que este era mi primer papel, las escenas sexuales fueron
realmente difíciles, me moría y todavía me muero de vergüenza. Taehyung pedía
que las repitiéramos porque pensaba que no habían salido muy bien.

Las mejillas de Jungkook comenzaron a sonrojarse y yo solo reí, mientras él me


daba disimulados codazos.

—Yo creo que las escenas más difíciles de grabar fueron en las que aparecía
Myungkook.

—Oh, es cierto. Yo interpreté ambos papeles, pero el proceso de maquillaje para


Myungkook era algo tardado. ¿Para ti, Tae?

—En realidad, no fue una escena que yo grabé, si no que vi. La del penúltimo
capítulo en donde Jungkook y Jaesung se dan un beso. ¡Todavía siento celos!

—¡Sólo fue actuación!

Toda la producción estalló en risas.

—Ah, el capítulo cuarenta. ¡No pudimos aguantar la risa!

—Cierto, lo lamentamos.

Cuarto: ¿Cuándo se hicieron novios?

—La pregunta de cómo nos hicimos novios es muy constante, así que quién
debería explicarlo.

—Tú, cariño.

—Me enamoré de Jungkook desde la primera vez que lo vi.


—Taehyung me gustó muchísimo, conmigo era realmente lindo, pero... no sé si
debería contarlo aquí.

—Cuéntalo, la gente quiere saber.

—Yo le comenté que estaba muy nervioso por los primeros capítulos, ya saben,
en las partes íntimas, así que Taehyung "amablemente" fue a mi casa a practicar.

Cómo olvidar los buenos tiempos.

—Soy muy amable.

Todos volvieron a reír.

Quinto: Opinión acerca del final.

—Cambiando de tema. Algo muy debatido fue el final de la novela, por mi parte
creo que es muy desgarrador. Me hubiese gustado una final más feliz, al menos
más justo.

—Opino lo mismo, Jungkook. Mi personaje sufrió mucho y no creo que un


corazón roto se arregle yéndose lejos.

—Pero bueno, desde el principio supimos que la novela era diferente de las
demás.

Sexto: Agradecimientos.

—Creo que es hora de terminar esta grabación. Queremos agradecer, en nombre


de todo el elenco y la producción, todo su apoyo y respeto cuando la novela fue
transmitida.

—¡Muchas gracias!

Nos levantamos e hicimos una reverencia. Con ello se terminó la transmisión.

"Dos gotas de agua" fue una de las novelas para adultos escritas por un autor
anónimo. Los actores Jungkook y Taehyung (ahora novios), junto a una gran
producción televisiva, lograron llevar la novela a todas las pantallas del país con
cuarenta y dos capítulos llenos de emoción. ¡Gracias por ver el detrás de escenas
de esta gran novela que llegó a su fin!
Extra
Las luces del día impactaron sobre mi rostro y no me permitieron continuar
descansando. Por fin las vacaciones de fin de año llegaron, Jungkook y yo
podríamos descansar luego del estreno de la transmisión. Ayer por la noche nos
completaron la jugosa paga de la producción, vaya que tendríamos una excelente
vacación.

Deslicé mis dedos sobre mi cama, pero sólo encontraba el vacío. Un agradable
olor a pan fresco inundó mis sentidos y me levanté casi por instinto para seguir el
camino rumbo a la cocina.

Mi lindo novio tarareaba un canción de Coldplay, mientras vertía agua caliente


sobre el café recién destilado. Totalmente mi estilo.

Me acerqué con cuidado hacia él, y aprovechando su distracción tomé su cintura


entre mis brazos. De inmediato se sobresaltó y dejó escapar un gritito nada
masculino.

—¡Tae! ¡Casi me matas, tonto!

—Shht.

—Dios... si tuviera problemas del corazón ya estaría muerto.

Sus dedos comenzaron a empujarme, pero ni loco iba a dejar que lo lograra.

—No te enfades, amor.

—Umh, solo si me das un besito.

—Te doy mucho más que eso.

Mis manos se internaron debajo de ese pijama de ositos que insistió en comprar,
y acariciaron esa tersa piel de su torso, ahora firme luego de una tonta obsesión
con los abdominales. Luego pasaron a recorrer la curvatura de su cintura, perfecta
y extrañamente bien marcada, jodida Preciosura.

—T-Tae espera...
—¿Sabes por qué no permitía que nadie te ayudara en la grabación de las escenas
sexuales?

—No...

—Porque ya había permitido mucho dejándoles grabarte desnudo.

—Bebé.

—Si tan solo te hubieran puesto un dedo encima, les hubiera partido la cara.

Encontré sus caderas y tomando de ellas las empujé en contra de mi entrepierna.


Hasta ese entonces una gran erección afloraba por el bóxer negro que siempre
excita a Jungkook y que ahora hace un buen trabajo, permitiendo hacerle saber
cuán duro estaba por su maldita culpa.

—Igual fuiste tú quien quería repetir las escenas...

Dejó a un lado la taza llena de café y se volteó un poco, mostrándome así sus
sonrojadas mejillas.

—Es que eres irresistible, Kookie.

—Mh...

—Vamos al sofá a hacer cochinadas.

—Haha, no, estoy preparando el desayuno.

—El desayuno eres tú.

—¡Tae!

Apresé después su cintura y con pasos torpes fui saliendo de la cocina, junto a
Jungkook que no ponía ni la menor resistencia.

—Tae no...

—Yo sé perfectamente que tú quieres. Ayer en la noche no dejabas de restregarme


ese cu-
—¡Cállate!

Me fue inevitable no matarme de risa, en tanto empujaba su cuerpo sobre las


almohadas del sofá. Una sonrisa traviesa se pintó en esa boquita de carmín, al
mismo tiempo que sus piernas se levantaban exigiendo que les quitara ese
pantalón de ositos.

Mis uñas tomaron de la tela y jalaron de la misma hasta que la prenda tocó el
suelo. No encontré ni una pista de ropa interior y solté un gruñido de perro en
celo que le provocó risa.

—¿Quieres volverme loco, eh? —Deslicé el borde de mi bóxer ante su atenta


mirada.

—Sí.

Sus piernas se abrieron de par en par y me mostraron su pene duro y firme


extendido sobre su abdomen, más abajo aparecía esa entrada cerradita y deseosa
de ser invadida.

—Lo estás logrando.

Tomé de sus tobillos y los posicioné sobre mis hombros. Sus labios soltaron un
gemido cuando mis dientes se clavaron en su cuello.

—¡Sí!

—Estás muy emocionado, cariño.

—Shht.

Me alejé de su cuerpo y él me observó con confusión. Moví la cabeza en busca


de aquel juguete y lo encontré reposando sobre la mesa. Me levanté para tomarlo
y luego retomar mi posición anterior.

Las cejas de mi novio se arquearon.

—¿Q-qué es eso Tae?

—Una pistola de agua... helada.


Sus labios formaron una 'o' y los míos una 'u' con tan sólo pensarlo a detalle,
comencé a reír. Los deditos de aquellos pies rozaban mi espalda, y mi diestra, la
piel suave de sus muslos.

Apunté en dirección de su entrada y presioné del botón. Un gemido mezclado con


un grito se hizo audible cuando el agua salpicó la zona y parte de sus testículos.

Él tuvo la intención de levantarse, pero el peso de mi cuerpo se lo impidió

—¡¿Qué crees que haces?!

—Juego un poquito.

—¡No hagas eso! Vas a mojar las almohadas.

—Déjame jugar un poco.

Mis manos se apartaron de sus muslos y recorriendo toda su extensión, llegaron


hasta su entrada. Tomé el botón de la pistola y dirigí la punta hasta el interior.
Jungkook esperaba paciente y expectante por lo que fuera a hacer.

Presioné el botón y él gritó mi nombre.

El líquido inundó su acceso de músculos, más conocido como ano apretadito (por
mí) y se resbaló luego, hasta mojar las almohadas.

Su cuerpo temblaba un poco y mi sonrisa diabólica apareció de repente.

—¡Déjalo! ¡Dios mío!

Su miembro había despertado por completo y el mío no podía estar más de


acuerdo con lo suyo.

Presioné el botón una vez más y sus uñas se clavaron en mis brazos.

—Te gusta, bebé...

—Umh.
El líquido se perdía explorando la caliente cavidad y luego de haberse dado el
lujo de explotar esa delicia, salía de inmediato dando una imagen sucia y
excitante.

Pensé que comprar aquella pistola de agua era algo infantil, pero quién diría que
ahora es una cosa tan imprescindible para mí.

—¿Quieres que te de un poco de lo que gusta?

Jungkook mordía sus labios y por fin pude admirarlo con detenimiento. Sus
mejillas encendidas de un rojo intenso, combinadas con unos cabellos
despeinados. Qué decir de ese pijama que se subía lentamente mostrando su torso
y esas piernas gloriosamente abiertas expuestas sin el menor pudor. Tan abiertas
solo para mí.

—Sí...

Levanté el juguete y lo lancé muy lejos.

Nuestros ojos se encontraron antes de dejarme conducir por mis instintos.

—Te amo.

—Mh, te amo mucho más, amor.

—Eres lo mejor que me ha pasado en la vida.

—Tú también, Taehyung.

Atrapé sus labios en un beso, que nos entretuvo, mientras perfilaba el glande en
dirección de su entrada, para después penetrarla de una sola estacada. Tuve que
separarme de su boca, y permitirme soltar un gemido contenido.

Su interior se sentía frío, debido, seguramente a el agua que antes recorría la


extensión, y esa abrazadora sensación me llevó al cielo. La brusca combinación
de temperatura terminaría por hacerme terminar sin más contemplaciones.

Me moví hacia adelante, impactando su trasero y provocando que su espalda se


doblara junto al respaldo del sofá. Sujeté sus piernas y me moví con torpeza, sin
esperar, sin delicadeza, con muchas ganas de hacerlo mío.
A sabiendas de que siempre lo sería. Jungkook sería mío por siempre y para
siempre. No teníamos un hechizo como aquella novela, porque nuestro amor era
más fuerte que eso.

Y mientras me clavaba en su interior, haciéndole delirar de placer. Recordé que


el anillo estaba justo al lado de sus audífonos en nuestra mesa de noche.

Le pediría que se case conmigo.

Muy pronto seríamos esposos y la pareja más feliz del mundo.


your s(oul)elf

Y que nuestra historia vuelva a comenzar.

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SOUL: Lo que soy cuando nadie está mirando.

SELF: Lo que soy cuando nadie está mirando... ni de reojo.

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