Lectores y Escritores N°3
Lectores y Escritores N°3
Lectores y Escritores N°3
Cuentos de terror
1
Leemo...s
para Disfrutar de las diferentes
os.
tipologías en diversos ámbit
Estudiar, Argumentar,
comprender, Conocer, saber y memorizar e
formular interpretar otros
aprender y
hipótesis. puntos de vista.
repasar.
nes.
Buscar información
y Seguir instruccio
procesarla.
Y vos...
para qué leés
1
Es c ri b i m os
para.. . Comunicar lo qu
e pensamos.
Crear y
transmitir Recordar ideas, Dejar constancia de
mensajes. pensamientos o lo que sabemos.
información.
Pedir, solicitar e
r
Felicitar, agradece intervenir para Dar a conocer
y también proponer cambios. nuestras
emocionar. opiniones e ideas.
Completar
formularios, Responder Resolver
solicitudes y preguntas. situaciones
esquemas. problemáticas.
Informar datos.
Manifestar nuestras s derechos.
necesidades. Validar nuestro
2
Palabras con formas
Poemas
l
Mirá atentamente esta página.
l Describila oralmente con tu
compañero o compañera
de banco.
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En este género literario puede ha
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Autoevaluación
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salen de una y en otras o
Guillermina Martínez
Dialogá: l
Y más LARGOS
¿De dónde vienes?
Elsa Bornemann
© Elsa Bornemann
c/o Guillermo Schavelzon & Asociados,
Agencia Literaria.
www.schavelzon.com
5
Poemas
También existen estos...
Vida de perros
Había una
Había una vez
Había una vez un
Había una vez un perro
Había una vez un perro viejo
Había una vez un perro viejo y torcido
Había una vez un perro viejo y torcido que
Había una vez un perro viejo y torcido que lloraba
Había una vez un perro viejo y torcido que lloraba a mares
A mares lloraba el perro viejo y torcido que una vez había
Lloraba torcido y viejo el perro porque no había mares
Torcido el perro aquella vez lloraba porque no había
Lloraba a mares ese perro porque estaba torcido
Torcido y viejo llorando aquella vez a mares
El perro que lloraba a mares aquella vez
Lloraba como un viejo que está torcido
El viejo perro y torcido lloraba, ¿ves?
Lloraba como un perro esa vez
Y había un perro también
Que lloraba en el mar
Lloraba o no sé qué El doctor se achicó, pues podía hacerlo,
Y había también y se fue reduciendo y encogiendo,
Una historia se fue haciendo más chico,
Esa vez. pequeño, más pequeñito,
hasta que entró
María Teresa Andruetto por el agujero
de un botón,
Título del libro de donde pequeño
se extrajo: Agua Cero
Editorial Comunicarte como
una
o.
6
Y estos, que tienen formas y formatos
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7
Poemas
¿Qué es un poema?
l Leé este texto informativo.
Cada una de las líneas que forman parte de un poema se llaman versos. Los versos forman
las estrofas, que están separadas por un espacio en blanco.
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Poemas
En busca de rimas
En algunos poemas podemos encontrar rimas, que son la repetición de una secuencia
de letras a partir de la sílaba tónica al final de dos o más versos. Como, por ejemplo, en el
poema “Los veinte ratones”:
Arriba y abajo
por los callejones
pasa una ratita Todas las palabras de estos versos terminan en -ones
con veinte ratones;
unos sin colita
y otros muy colones
l Pensá y escribí palabras que rimen con:
GATO
RATONES
DOCTOR
CARACOL
l Buscá, en los poemas de las páginas 4 a 7, los versos que riman con estos. Reescribilos.
unos sin narices Gentes que llaman sensatas –¿De dónde vienes que traes
y otr0s narigones; son otros tantos zorzales, gorriones en la mirada
unos sin hocico cuando encuentran pavos y un trompo de sol te tira
?
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Poemas
Recursos de los poetas
l Leé este texto informativo.
Los poetas, para escribir poemas, utilizan recursos expresivos o literarios para transmitir
sus pensamientos, emociones y sensaciones. Uno de ellos es la comparación.
Las comparaciones
Ellas explican cómo es un
elemento o una persona
comparándolos con otros.
Por lo general, llevan el nexo “como”
o los verbos “parecer”, “semejar”, etc.
l Pensá y escribí nuevas comparaciones para los protagonistas de los poemas que
leímos.
El perro El doctor
lBuscá, en la biblioteca del aula, libros con poemas. Leelos y anotá cuatro comparaciones que
hayas encontrado.
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Poemas
Escribilo vos
l Releé los poemas. Elegí el que más te haya gustado, teniendo en cuenta lo que
aprendiste. Reescribilo.
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Poemas
Ejemplo:
deberás jugar,
Para estar muy sano
Para estar muy sano
practicar deporte, deberás jugar,
correr y nadar. practicar deporte,
correr y nadar.
12
Poemas
Menchu Cuesta
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Poemas
Listado de imágenes
sensoriales, emociones,
Imágenes para mirar sensaciones, Versos para el poema
sentimientos que
transmite la ilustración
Ejemplo: Ejemplo:
Alegría
Amigos Para estar muy sanos,
Pileta mis amigos y yo
Agua
Juegos jugamos con alegría
Sonrisas en la pileta todo el día.
Yo
Día
14
Poemas
Listado de imágenes
sensoriales, emociones,
Imágenes para mirar sensaciones, Versos para el poema
sentimientos que
transmite la ilustración
Para estar muy sano,
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Poemas
Utilizá:
• Mayúsculas al
escribir sustantivos
propios.
• La coma para
enumerar.
• El punto y aparte
para separar los
versos.
• El punto final para
terminar el poema.
• Un espacio en
blanco entre cada
estrofa.
l Ahora, pensá un título que represente lo que escribiste y colocalo al inicio del poema.
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Poemas
Revisá tu poema
l Releé tu poema y respondé las preguntas, pintando el de la
respuesta correcta.
• ¿Usaste las mayúsculas y los signos • ¿Te gustaría agregar algún verso?
de puntuación correctamente?
SÍ NO
SÍ NO
• ¿El título es acorde con lo
• ¿Dejaste un espacio en blanco entre que dicen los versos?
cada verso?
SÍ NO SÍ NO
SÍ NO SÍ NO
l Revisá de nuevo tu poema, tratando de modificarlo de acuerdo con esta revisión que realizaste.
¿Para qué se ESCRIBEN los poemas? ¿Para qué se LEEN los poemas?
l Reflexioná y respondé:
• ¿Por qué recomendarías leer poemas?
Yo recomendaría leer poemas porque...
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Cuentos de terror
¿Miedo yo?
l Mirá atentamente esta página.
l Describila oralmente con tu
compañero o compañera de banco.
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Poemas
Con la luz prendida
l Escuchá leer este cuento de terror.
l Seguí con tu vista la lectura y, luego, releelo de manera autónoma.
Los muyins
En la época en que Kenzo Kobayashi vivía en Tokyo y era un muchachito acaso de tu misma edad, no existía la
luz eléctrica. Ni calles, ni caminos, ni carreteras estaban iluminados como hoy en día.
Por eso, a partir del anochecer, quienes salían fuera de las casas debían hacerlo provistos de sus propias
linternas. (…) Decían que la negrura era especialmente negra en las lomas de Akasaka, cerca de donde vivía
Kenzo, y que se oían por allí, durante las noches, los más extraños quejidos. Por eso nadie se animaba a
atravesarlas si no era bajo la serena protección del sol. (…)
Toda la zona era muy solitaria no bien comenzaba a despegarse la noche desde los cielos. (…)
Kenzo era una criatura muy imaginativa. Lo volvían loco los cuentos de hadas y cuanta historia extraordinaria
solía narrarle su abuela.
Por eso, cuando ella le reveló la verdadera causa debido a la cual nadie se atrevía a atravesar las lomas durante
la noche, Kenzo ya no pensó en otra cosa que en armarse de valor y hacerlo él mismo algún día.
—Los muyins. Por allá andan los muyins entre las sombras —le había contado su abuela. (…) Son animales
fantásticos. De la montaña. Bajan para sembrar el espanto entre los hombres. Les encanta burlarse mediante el
terror. Aunque son capaces de tomar apariencias humanas, no hay que dejarse engañar, Kenzo; las lomas están
plagadas de muyins. A los pocos desdichados que se les aparecieron, casi no viven después, para contarlo,
debido al susto. Que nunca se te ocurra cruzar esa zona de noche, Kenzo; te lo prohíbo, ¿entendiste?
La curiosidad por conocer a los muyins crecía en el chico a medida que su madre iba marcando una rayita más
sobre su cabeza y contra una columna de madera de la casa, como solía hacerlo para medir su altura dos o tres
veces por año.
Una tarde, Kenzo decidió que ya había crecido lo suficiente como para visitar las lomas que tanto
lo intrigaban (en secreto, claro, no iban a darle permiso para exponerse a semejantes riesgos).
Los muyins... Podría decirse que Kenzo estaba obsesionado por verlos, a pesar de que le daba miedo, y mucho,
que se cumpliera su deseo. Y con esa sensación doble partió aquella tarde rumbo a las famosas lomas de
Akasaka, con el propósito de recorrerlas sin otra compañía que la de su propia linterna.
Obviamente, a su mamá le mintió y así consiguió que lo dejara salir solo. (…)
En aquella época, tampoco existían los teléfonos, de modo que la mentira de Kenzo tenía pocas probabilidades
de ser descubierta. Además, no era un muchacho mentiroso: ¿por qué dudar de sus palabras?
Apenas comenzaba a esconderse el sol cuando Kenzo arribó a las lomas. Debió aguardar un buen rato para
encender su linterna. Pero cuando la encendió, ya se encontraba en la mitad de aquella zona y de la oscuridad.
Se desplazaba muy lentamente, un poco debido al temor de ser sorprendido por algún muyin y otro poco a
causa de que la lucecita de su linterna apenas si le permitía ver a un metro de distancia.
De pronto, se sobresaltó. Unas pisadas ligeras, unos pasitos suaves parecían haber empezado a seguirlo.
Kenzo se volvió varias veces, pero ni bien se daba vuelta los pasos cesaban. Y él no alcanzaba a descubrir nada
ni a nadie. Era como si alguien se ocultara en el mismo instante en que el muchacho intentaba tomarlo
desprevenido con su luz portátil.
Sí, era indudable que alguien se escondía entre los arbustos. Y que desde los arbustos podía observarlo
claramente a él: el simpático rostro de Kenzo se destacaba entre aquella negrura, cálidamente iluminado por la
linterna.
Durante dos o tres fines de semana más, este episodio se repitió tal cual. Kenzo continuaba con las mentiras a
su madre para poder volver a las lomas. ¿Sería un muyin esa silenciosa y perturbadora presencia que lo seguía y
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lo espiaba? Y si era así, ¿por qué se mantenía oculto?, ¿por qué no lo atacaba de una buena vez, apareciéndosele,
de golpe, para darle un susto mortal, como decían que a esos seres les divertía hacer?
Al fin, una noche, Kenzo iluminó una pequeña silueta femenina que se mantenía agachada junto al canal. La veía
de espaldas a él. Estaba sola allí y sollozaba con infinita tristeza. Parecía la voz de un pájaro desamparado.
Con desconcierto pero igualmente conmovido, el muchacho prosiguió con su inesperada inspección, mientras
ella aparentaba no tomar en cuenta su proximidad: continuaba de rodillas junto a la orilla del canal, gimiendo.
Era una niña de la edad de Kenzo. Estaba vestida con sumo refinamiento. También su peinado era el típico de las
jovencitas de muy acomodada familia.
La confusión de Kenzo se iba convirtiendo en gigante: ¿qué hacía esa mujercita allí, sola, nada menos que en
aquella zona y a esas horas de la noche?
De pronto, se animó y caminó hacia ella. Si una nena era capaz de internarse en las lomas, con más razón, ¿él no?
El muchacho le habló, entonces, pero ella tampoco se dio vuelta.
Ahora ocultaba su carita entre los pliegues de una de las mangas de su precioso kimono y su llanto había crecido.
¿Un pichón de hada perdido a la intemperie, tal vez?
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Kenzo le rozó apenas un hombro, muy suavemente.
—Pequeña dama —le dijo entonces—. No llore, así, por favor.
¿Qué le pasa? ¡Quiero ayudarla! ¡Cuénteme qué le sucede!
Ella seguía gimiendo y tapándose el rostro.
—Distinguida señorita, le suplico que me conteste. (…) Insistió, entonces:
—Le repito, honorable señorita, permita que le ofrezca mi ayuda. No llore más, se lo ruego. O, al menos, dígame
por qué llora así.
La niña se dio vuelta muy lentamente, aunque mantenía su carita tapada por la manga del kimono.
Kenzo la alumbró de lleno con su linterna y fue en ese momento que ella dejó deslizar la manga apenas, apenitas.
El muchacho contempló entonces una frente perfecta, amplia, hermosa.
Pero la niña lloraba, seguía llorando. (…)
—Cuénteme qué le sucede, por favor...
Salvo la frente, que mantenía descubierta, ella seguía ocultándose cuando, por fin, le dijo:
—Oh... Lamento no poder contarte nada... Hice una promesa de guardar silencio acerca de lo que me pasa... Pero
lo que sí puedo decirte es que fui yo quien te ha estado siguiendo durante estos días. No me animaba a hablarte,
pero ahora siento que podemos ser amigos... ¿No es cierto?
Kenzo le tocó apenitas el pelo: pura seda.
En ese instante fue cuando ella dejó caer la manga por completo y el chico, horrorizado, vio que su rostro carecía
de cejas, que no tenía pestañas ni ojos, que le faltaban la nariz, la boca, el mentón... Cara lisa. Completamente lisa.
Y desde esa especie de gran huevo inexpresivo partieron unos chillidos burlones y, enseguida, una carcajada que
parecía que no iba a tener fin.
Kenzo dio un grito y salió corriendo entre la negrura que volvía a empaquetarlo todo.
Su linterna, rota y apagada, quedó tirada junto al canal.
Y Kenzo, corrió, corrió, corrió. Espantado. Y corrió y corrió, mientras aquella carcajada seguía resonando en el
silencio.
Frente a él y su carrera, solamente ese túnel de la oscuridad que el chico imaginaba sin fondo, como su miedo.
De repente, y cuando ya lo perdían las fuerzas, vio las luces de varias linternas a lo lejos. (…) Desesperado, se
dirigió hacia allí en busca de auxilio. Cayó de rodillas cerca de lo que parecía un campamento de vendedores
ambulantes. (…)
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Todos estaban de espaldas cuando Kenzo llegó. Parecían dormitar. (…)
—¡Socorro! ¡Socorro! —exclamó el muchacho—. ¡Oh! ¡Oh! —y no podía decir más.
—¿Qué te pasa? —le preguntó, bruscamente el que, visto por detrás, parecía el más viejo del grupo. Los demás,
permanecían en silencio.
—¡Oh! ¡Ah! ¡Oh! ¡Qué horror! ¡Yo!... —Kenzo no lograba explicar lo que le había sucedido, tan asustado como
estaba.
—¿Te hirió alguien?
—No... No... Pero... ¡Oh!
—¿Te asaltaron, tal vez?
—No... Oh, no...
—Entonces, solo te asustaron, ¿eh? —le preguntó nuevamente con aspereza ese que parecía el más viejo del
grupo.
—Es que... ¡Suerte encontrarlos a ustedes! ¡Oh! ¡Qué espanto! Encontré una niña junto al canal y ella era... ella me
mostró... Ah, no; nunca podré contar lo que ella me mostró... Me congela el alma de solo recordarlo... Si usted
supiera...
Entonces, como si todos los integrantes de aquel grupo se hubieran puesto de acuerdo a una orden no dada,
todos se dieron vuelta y miraron a Kenzo, con sus rostros iluminados desde los mentones con las luces de las
linternas. El viejo se reía a carcajadas, estremecedoras como las de aquella niña, mientras le decía:
—¿Era algo como esto lo que ella te mostró?
Las carcajadas de los demás acompañaron la pregunta.
Kenzo vio entonces, aterrorizado, diez o doce caras tan lisas como las de la niña del canal. Durante apenas un
instante las vio porque, de inmediato, todas las linternas se apagaron y el coro, como de pajarracos, cesó y el
muchacho quedó solo, prisionero de la oscuridad y del silencio, hasta que el sol del amanecer lo devolvió a la vida
y a su casa.
Los muyins jamás volvieron a recibir su visita.
Elsa Bornemann
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Cuentos de terror
Comprensión lectora
l Releé el cuento y respondé a través de oraciones completas.
• ¿Cómo se llama el protagonista de este cuento?
l Describí cómo te imaginás que son los muyins. No te olvides de colocar correctamente las comas
y los puntos.
l Pensá y escribí qué características tenía que tener una persona para enfrentar a los muyins.
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Cuentos de terror
¿Qué es un cuento de terror?
Los cuentos de terror
Relatan historias que provocan miedo
en el lector.
Incluyen elementos sobrenaturales
como fantasmas, criaturas
monstruosas, zombis, muertos vivos o
vampiros, entre otros.
Suceden generalmente en ambientes
tenebrosos como cementerios, casas
deshabitadas, callejones oscuros,
ciudades abandonadas o galpones.
El personaje protagonista se enfrenta
directamente con el hecho aterrador.
Narra pistas o indicios que anticipan el hecho
aterrador.
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Cuentos de terror
Momentos para contar
l Observá estas secuencias y respondé las preguntas.
• ¿Qué personajes tiene este cuento de terror? • ¿Qué complicación tiene el protagonista
¿Dónde viven? ¿Cómo es el lugar donde de este cuento?
viven?
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Cuentos de terror
Contalo vos
l Releé el cuento de terror de Elsa Bornemann. Reescribilo teniendo en cuenta lo
Kenzo
Entonces
De pronto
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Cuentos de terror
Protagonistas
Un fantasma y un grupo Una familia de Grupo de amigos que
de estudiantes. vacaciones. salió de campamento.
Conflictos
Los estudiantes La familia rompe el Los amigos escuchan
deciden entrar y molestar auto justo en la puerta del ruidos y descubren al
al fantasma. cementerio y tienen que monstruo del bosque.
entrar para pedir ayuda.
Finales
El fantasma logra Luego de varios sustos, Se hacen amigos del
asustarlos y echarlos para el cuidador del monstruo porque se
siempre de la casa. cementerio los ayuda a enteran de su triste
reparar el auto. historia.
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Cuentos de terror
• ¿Cómo es su conducta?
29
Cuentos de terror
¿Qué conflicto elegiste? Escribilo.
30
Cuentos de terror
Un día, en
Utilizá:
• Mayúsculas al
• Aquí escribí comenzar las
cómo son el
lugar y los oraciones y al escribir
protagonistas sustantivos propios.
que elegiste. • La coma para
Era habitual que enumerar.
• El punto seguido
para separar
oraciones.
• El punto y aparte
para separar párrafos.
Pero ese día • El punto final para
• Aquí escribí terminar el párrafo.
qué conflicto
tienen los
protagonistas.
Entonces
Juntos esperaron
• Aquí escribí
la resolución
del conflicto.
Finalmente
• Aquí escribí
el final que
planificaste.
Desde ese día
31
Cuentos de terror
Tu segundo borrador
l Revisá con atención tu primer borrador y reescribilo aquí, ampliándolo y
respetando las indicaciones de tu maestra o maestro.
• Título:
Revisá
lo que escribiste
• ¿Cada párrafo
corresponde a una
idea?
• ¿Dejaste sangría en
cada párrafo?
• ¿Se entiende lo
que querés contar?
• ¿Usaste
mayúsculas y signos
de puntuación
correctamente?
• ¿Utilizaste
oraciones cortas?
• ¿Podrías agregar
otra?
• Las ideas, ¿tienen
conexiones?
• ¿Ordenaste la
historia según la
situación inicial, el
conflicto y la
situación final?
• ¿Utilizaste
adjetivos para
describir el lugar y los
personajes?
• ¿Podrías agregar
otros?
l Ahora, pensá un título que represente lo que escribiste y colocalo al
inicio del texto.
l Mi maestra dice que esta versión de mi cuento de terror está:
l Reflexioná y respondé:
• ¿Por qué recomendarías leer cuentos de terror?
Yo recomendaría leer cuentos de terror porque...
33
Los
derec h os
del l ec to r y
d el e s c ri to r Aprender a leer y a escribir son dos
actividades que solamente las personas
estamos capacitadas a desarrollar.
Son dos actividades que nos hacen únicos sobre
todos los demás seres vivos. Por eso las
aprendemos a hacer desde pequeños y las vamos
mejorando y complejizando a medida que
crecemos.
Queremos que sepas que APRENDER A LEER
Y A ESCRIBIR es un DERECHO
que nadie te puede quitar.
Es tuyo: ¡usalo!
Te hace único:
¡disfrutalo!
34
Los
derec h os
del l ec to r y
e s c ri to r
Aquí te presentamos
d el
un listado de derechos.
Valoralos, conocelos,
disfrutalos, difundilos y
hacelos cumplir como
lector y escritor que sos.
Gianni Rodari
35