Bienes Muebles
Bienes Muebles
Bienes Muebles
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Nociones Generales
La división de los bienes en muebles o inmuebles constituye lo que el
derecho francés denomina la Summa Divissio Rerum y, dada la influencia del
derecho napoleónico en la legislación civil venezolana, goza de gran relevancia en
el derecho patrio y, por tanto, constituye la principal clasificación en materia de
bienes.
Partiendo de lo señalado por Aguilar Gorrondona[1], desde los orígenes de la
distinción entre los bienes muebles e inmuebles se presentaban tres
características para lograr entender tal clasificación. Tales características serían:
1º) La limitación a los bienes corporales, 2º) Carecían de relevancia jurídica y, 3º)
radicaba la distinción en la naturaleza física de los mismos en cuanto a su carácter
estático o su movilidad.
De acuerdo a este planteamiento, la tercera característica se exterioriza a
través de un número de realidades, según lo indica Kummerov[2], realidades que
se resumen en las siguientes:
Son muebles todos los cuerpos móviles, es decir, aquéllos que pueden
moverse por sí mismos (semovientes) o los que pueden ser desplazados por una
fuerza externa.
Son inmuebles todas aquéllas entidades que no pueden desplazarse ni ser
desplazadas
Posteriormente, con el paso del tiempo, la distinción no solo abarcaba las
cosas corporales, sino que logró extenderse también a los derechos y acciones,
razón por la cual ya, en la actualidad, la clasificación en comento se modifica
sustancialmente y, por tanto, cambian las características tradicionales
mencionadas ut supra, por las planteadas, igualmente, por Aguilar[3], a saber: 1º)
Alcanza a las cosas, derechos y acciones, 2º) Goza de gran relevancia jurídica, 3º)
Se le brinda mayor importancia a los inmuebles y, 4º) Se debe entender la
distinción de acuerdo a lo dispuesto por las normas jurídicas positivas.
1. Bienes Inmuebles
Definir el concepto de los bienes inmuebles llevaría a considerar que son
aquéllas entidades que no pueden moverse ni por sí solas, ni por una fuerza
externa, sin embargo, esta definición no satisface al amplio desarrollo que la
legislación venezolana ha dado al respecto.
En ese sentido, y tal como lo plantea Eloísa Sánchez Brito[4], resultaría más
puntual considerar como bienes inmuebles a aquéllas entidades que, por su
naturaleza, prestan su utilidad permaneciendo fijas y, también, las cosas que
brindan un servicio a su titular, sin que sea necesario que permanezcan fijas.
Con lo ya señalado, el artículo 526 del sustantivo civil indica que “Los bienes
son inmuebles por su naturaleza, por su destinación o por el objeto a que se
refieren.”, razón por la cual se hace necesario el estudio de cada una de las
categorías que indica la ley.
a) Inmuebles por su Naturaleza: De acuerdo a la tesis de Kummerov,
los inmuebles por su naturaleza son todas aquéllas entidades corporales cuya
movilización inmediata no puede realizarse, ni por sí solas, ni por una fuerza
externa.
Tiene su consagración legal en el artículo 527 del Código Civil Venezolano,
el cual se transcribe a continuación:
Artículo 527.- Son inmuebles por su naturaleza:
Los terrenos, las minas, los edificios y, en general, toda construcción adherida de
modo permanente a la tierra que sea parte de un edificio.
Se consideran también inmuebles:
Los árboles mientras no hayan sido derribados;
Los frutos de la tierra y de los árboles, mientras no hayan sido cosechados o
separados del suelo;
Los hatos, rebaños, piaras y, cualquier otro conjunto de animales de cría, mansos
o bravíos, mientras no sean separados de sus pastos o criaderos;
Las lagunas, estanques, manantiales, aljibes y toda agua corriente;
Los acueductos, canales o acequias que conducen el agua a un edificio o terreno
y forman parte del edificio o terreno a que las aguas se destinan.
Como se puede apreciar, destaca, en primera instancia, el suelo y todo
aquello que está adherido o sujeto a él, cuestión que es lógica, en virtud de que
los mismos no pueden desplazarse ni ser desplazados. Sin embargo, merece
especial atención el párrafo que hace mención a los conjuntos de animales.
En este aspecto, si bien es cierto que los animales, por su naturaleza, son
cosas muebles por poderse desplazar por sus propios medios, el legislador aplica
la regla de “lo accesorio sigue la suerte de lo principal”. Es por tal motivo que se
consagra como inmueble a los animales que cumplen su función principal de
producir, siempre y cuando no estén separados de “sus pastos o criaderos”.
[1] AGUILAR GORRONDONA, José Luis. Cosas, bienes y derechos reales. Derecho Civil II.
Caracas, 2003, p. 43.
[2] KUMMEROV, Gert. Bienes y Derechos Reales. 5ª ed. Caracas, 2002, p. 65.
[3] AGUILAR GORRONDONA, Obra citada, p. 43.
[4] SÁNCHEZ BRITO, Eloísa. Derecho Civil Bienes. Valencia, Venezuela, 2012, p. 97.
[5] KUMMEROV, Gert. Obra citada, p. 79.
[6] PIÑA VALLES, Ovelio. Bienes y Derechos Reales, Esquemas Prácticos. Caracas, 2011, p.
40.
[7] AGUILAR GORRONDONA, José Luis. Obra citada, p. 65.
[8] PIÑA VALLES, Ovelio. Obra citada, p. 41.
[9] MÁRQUEZ DE KRUPIJ, Florencia. Anotaciones de Derecho Civil II. Clase del día 24-01-
2005.
[10] SÁNCHEZ BRITO, Eloísa. Obra citada, p. 103.
Publicadas por Unknown a la/s 12:37
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lunes, 6 de mayo de 2013
Unidad II
Tema N° 8
Por otro lado, Röder, aunque en nada diferencia con la posición de Thibaut,
plantea que mientras no se demuestre lo contrario, se presume que las relaciones
exteriores del hombre con la cosa son justas y, por ende, merecen ser tuteladas.
Wolff indica que la razón de la protección posesoria viene dada por la paz
ciudadana. Sería ilógico pensar que el poseedor no pueda defender su poderío
sobre la cosa por un medio jurídico, esto llevaría a un estado de anarquía en el
que haya uso de la violencia, lesionando la convivencia ciudadana.
Bruns, citado por Márquez y Carrillo[2], utiliza los siguientes términos para
fundamentar su tesis sobre la voluntad del poseedor; “De los dos factores de la
posesión el poder físico y la voluntad, el primero como simple estado de hecho no
encierra el menor fundamento de una protección jurídica, pero es otra cosa
cuando se trata del segundo. La voluntad que se realiza en la posesión aun
cuando en sí no constituya derecho alguno quizás hasta en contradicción palmaria
con el derecho, debe, sin embargo, ser protegida en razón de su naturaleza
general. La voluntad es por sí en su esencia absolutamente libre y precisamente
el reconocimiento y la realización de esa libertad es lo que constituye todo el
sistema jurídico. La coacción y la violencia ejercida contra la voluntad son
injusticias contra las cuales la voluntad debe ser protegida. La posesión no es sino
un hecho y ese hecho es protegido contra la violencia porque él mismo es
manifestación positiva de la voluntad. En palabras mucho más sencillas y
entendibles, la posesión es la manifestación de la voluntad de la persona sobre
una cosa y, al momento de perturbación, se viola esa voluntad, por tanto debe ser
protegida esa manifestación voluntaria, en consecuencia, se protege la posesión.
Partiendo del artículo 1188 del Código Civil Venezolano, el cual reza que “No
es responsable el que causa un daño a otro en su legítima defensa o en defensa
de un tercero.”, se advierte que no hay una regulación sistemática de la autotutela
posesoria en la legislación venezolana, puesto que este artículo precitado se
refiere, directamente, a las personas y no a los bienes.
Para el Dr. José Román Duque Sánchez, citado por Sánchez Noguera[7], las
acciones interdictales son acciones posesorias mas no petitorias, puesto que con
ellas no se está discutiendo la propiedad sino la posesión. Por otro lado, la
querella que se interpone constituye una medida preventiva o cautelar que tiene
por objeto garantizar la paz social.
Esta posición que considera a los interdictos como una medida cautelar es
reforzada por Piña Valles[8], puesto que para él, los interdictos se constituyen en
una “providencia intermitente” la cual va a decidir temporalmente una situación de
hecho, la cual espera por una decisión definitiva que se perfeccione por un
procedimiento ordinario.
Son acciones de naturaleza civil, aún cuando se ejerza sobre bienes que
conforman una sociedad mercantil o cuando la agresión o amenaza esté tipificada
como un hecho punible.
a) Interdicto de Amparo: Se desprende del artículo 782 del Código Civil Venezolano
al establecerse que “Quien encontrándose por más de un año en la posesión
legítima de un inmueble, de un derecho real, o de una universalidad de muebles,
es perturbado en ella, puede, dentro del año, a contar desde la perturbación, pedir
que se le mantenga en dicha posesión.” (Subrayado propio).
Este recurso surge cuando existe una perturbación a la relación material que
da origen a la posesión, es decir, toda molestia de hecho o de derecho que lesiona
el poderío de un hombre sobre la cosa, pero que no llega a privarlo de ella.
Que la posesión sea legítima. Del artículo se desprende que debe existir
posesión legítima para el ejercicio de esta acción, sin embargo, el primer aparte
del mismo artículo señala que “El poseedor precario puede intentar esa acción en
nombre y en interés del que posee, a quien es facultativo intervenir en el juicio.”
Esto es, el detentador puede también ejercer esta acción, pero siempre en nombre
del verdadero poseedor, a quien se le faculta intervenir en el juicio, si lo considera
conveniente.
Los hechos que motivan este recurso son los que privan, total o
parcialmente, la posesión contra la voluntad del propio poseedor, es decir, que
salga de la esfera de disposición del poseedor. La ley no describe cuáles son los
hechos que provoquen el despojo de la posesión, por lo que corresponde al Juez,
según su sana crítica, calificar los actos para la admisión de esta acción.
Dicho despojo debe ser de tal grado que pueda ser considerado como
arbitrario o ilícito, sin que sea requisito indispensable el uso de la violencia, el cual
sí estaba presente en el Código Civil de 1922.
Posesión actual, cualquiera que ella sea. En este sentido se entiende que la
legitimación activa corresponde al poseedor de la cosa (bienes muebles e
inmuebles; corporales o incorporales), cualquiera que sea la condición con la que
ejerza el señorío (legítima, precaria, de buena o mala fe, etc.), en tanto que la
legitimación pasiva recae sobre el autor directo del despojo, sea una persona
natural o jurídica.
El bien que se pretende recuperar debe ser el mismo sobre el cual recayó
el despojo.
Las principales diferencias que existen entre las figuras que componen los
Interdictos Posesorios se reducen en las siguientes:
Legitimación Activa
Bienes Protegidos
El artículo precitado señala que los bienes protegidos por la vía de este
interdicto son “… inmueble, a un derecho real o a otro objeto poseído…”, lo que
hace pensar o interpretar que pueden ser inmuebles, muebles y contenido de
derechos, sin embargo, hay posiciones doctrinarias, muy aceptables, que señalan
que los bienes muebles no deberían ser considerados como bienes tutelados,
puesto que su naturaleza permite la fácil movilización en caso de un posible daño.
Término Útil
La obra nueva debe ser capaz de producir el temor racional a sufrir un daño
en el objeto poseído.
Los trabajos que causen el temor racional a sufrir un daño no deben haber
concluido.
b) Interdicto de Obra Vieja: Artículo 786 del Código Civil Venezolano: “Quien tuviere
motivo racional para temer que un edificio, un árbol o cualquiera otro objeto
amenace con daño próximo un predio u otro objeto poseído por él, tendrá derecho
de denunciarlo al Juez y de obtener, según las circunstancias, que se tomen las
medidas conducentes a evitar el peligro, o que se intime al interesado la
obligación de dar caución por los daños posibles.”
Legitimación Activa
Es legitimado activo de este recurso cualquier persona que ejerza el poder
de hecho sobre el bien amenazado de daño próximo.
Bienes Protegidos
Se evidencia en el artículo 786 citado que hay una amplitud en cuanto a los
bienes tutelados, situación que se desprende de la frase “…u otro objeto poseído
por él…”
Por ser una acción de naturaleza preventiva, la finalidad no puede ser otra
que lograr una decisión judicial que ordene las medidas necesarias para evitar el
peligro o exigir una caución al requerido para cubrir los posibles daños.
De acuerdo con las nociones expuestas, las semejanzas que existen entre
las acciones que conforman los Interdictos Prohibitivos son:
El daño que se teme por una Obra Nueva es futuro y factible; el daño que
se teme por una Obra Vieja es futuro y próximo.
Artículo 698 C.P.C. “Es Juez competente para conocer de los interdictos el que
ejerza la jurisdicción ordinaria en Primera Instancia en el lugar donde esté situada
la cosa objeto de ellos; respecto de la posesión hereditaria lo es el de la
jurisdicción del lugar donde se haya abierto la sucesión.”
Esta razón esbozada hace entender que la competencia para conocer de los
Interdictos Prohibitivos, de acuerdo al artículo 712 del código procedimental civil,
corresponde, ahora, a los Juzgados de Municipio.