Qué Son Los Cultivos Hidropónicos JMQ
Qué Son Los Cultivos Hidropónicos JMQ
Qué Son Los Cultivos Hidropónicos JMQ
Los cultivos sin suelo, también denominados cultivos hidropónicos, surgen como una alternativa a
la Agricultura tradicional, cuyo principal objetivo es eliminar o disminuir los factores limitantes del
crecimiento vegetal asociados a las características del suelo, sustituyéndolo por otros soportes de
cultivo y aplicando técnicas de fertilización alternativas.
La Ciencia de los Sustratos alternativos tiene como base el cultivo de plantas sin utilizar el suelo,
de forma que las raíces de las mismas se encuentren suspendidas en un soporte inerte (grava,
arena, turba) -lo que se conoce con el nombre de hidroponía-, en la propia disolución nutritiva, lo
que exige una recirculación constante de la misma, impidiendo un proceso de anaerobiosis que
causaría la muerte inmediata del cultivo-hidroponía pura- o en el interior de una cámara de PVC o
cualquier otro material, con las paredes perforadas, por donde se introducen las plantas; en tal
caso, las raíces están al aire, crecen en la oscuridad y la disolución nutritiva se destribuye por
pulverización a media o baja presión-este sistema recibe el nombre de aeroponía-. Existen
variantes más sofisticadas de la aeroponía tradicional como el Schwalbach System (SS) y el Aero-
Gro System (AGS), desarrolladas ambas en Australia.
Durante los últimos años se viene mostrando un marcado interés por el medio ambiente, lo que ha
facilitado el estudio del impacto ambiental de la actividad agraria sobre la atmósfera, el suelo y las
aguas superficiales y de escorrentía. Los cultivos sin suelo presentan unas características
diferenciales importantes en comparación con el cultivo en suelo natural, entre ellas cabe citar: a)
el control riguroso de los aspectos relacionados con el suministro de agua y nutrientes,
especialmente cuando se trabaja en sistemas cerrados y b) la capacidad de acogida de residuos y
subproductos para ser utilizados como sustratos de cultivo.
No obstante la industria de los cultivos sin suelo genera una serie de contaminantes procedentes
de: a) la lixiviación de los nutrientes, especialmente en sistemas abiertos, a solución perdida, b) el
vertido de materiales de desecho, c) la emisión de productos fitosanitarios y gases y d) el consumo
extra de energía, consecuencia de los sistemas de calefacción y mantenimiento del nivel
higroscópico adecuado, la desinfección del medio de cultivo, etc-
Si nos centramos en el desarrollo de estos cultivos en Europa, podemos decir que Holanda
mantiene un área estable de producción durante los últimos cinco años, para vegetales, flores y
plantas de ornamentación. Todas las hortalizas (tomates, pepinos, pimientos y berenjenas) han
cambiado a cultivos sin suelo cerrados (3.000 ha). Otros vegetales como los rábanos y las
lechugas aun se cultivan tradicionalmente (1000 ha). Cultivos de rosas, orquídeas (1000 ha) y
plantas de ornamentación (1000 ha) están creciendo en cultivos sin suelo. Esta tendencia se
puede observar también en otros países como España donde han proliferado rápidamente,
principalmente en el sudeste, destacando el cultivo de hortalizas. La expansión está siendo más
lenta en Italia y Grecia. En Alemania, norte de Francia, Reino Unido y Bélgica, las hortalizas se
cultivan principalmente en sistemas hidropónicos abiertos (Fuente: Horticultural Engineering
ACESYS IV International Conference, 2001). Se estima que la normativa medioambiental es la
principal motivación para adoptar este tipo de cultivos en los países del noroeste de Europa,
mientras que en los países de la cuenca mediterránea priman las motivaciones económicas.
En cuanto a ventajas
En los ultimos años, se ha publicado un gran número de artículos donde se describen las ventajas
de este tipo de cultivos. Sin embargo, es preciso resaltar que estas ventajas no son extensibles a
todos los cultivos sin suelo, sino que existen diferencias apreciables de acuerdo con el grado de
sofisticación del sistema que se considere e, indudablemente, del tipo de cultivo a estudio.
a. Incremento de la productividad
En general, un control preciso de la nutrición de las plantas, que crecen en los cultivos sin suelo,
favorece un mayor rendimiento y una mejora cualitativa de los productos, pero ésto no significa
necesariamente que el rendimiento en los cultivos tradicionales sean muy inferior. Es evidente que
en zonas con suelos excesivamente salinos, agotamiento de nutrientes o toxicidad por metales
pesados, etc..los cultivos sin suelo producirían cosechas muy superiores. En los últimos 15 años la
Bibliografía recoge numerosos artículos que presentan un estudio comparitivo de estos cultivos
respecto a los convencionales, donde se muestran las ventajas de los primeros sobre los
segundos; ventajas que engloban varios aspectos como la reducción del trabajo, rendimientos más
elevados y uniformidad en la calidad de los productos. Es importante mencionar que en muchos de
los experimentos la gestión de cultivos convencionales no estaba realmente controlada.
El control del aporte nutricional a las plantas es una de las principales ventajas de los cultivos
hidropónicos. La disolución nutritiva debe "diseñarse a la carta"; la investigación en Química
Agrícola ha centrado sus esfuerzos, en los últimos años, en optimizar disoluciones nutritivas
ideales para cada tipo de cultivo, sin olvidar que una nutrición ideal debe respetar las necesidades
de la planta en cada estadío de su desarrollo, esto es, mantener un balance nutriente evolutivo. De
esta forma, se le da a la planta lo que necesita en cada momento, evitando lixiviaciones
contaminantes y posibles toxicidades. En los cultivos convencionales resulta mucho más difícil
calcular la dosis fertilizante adecuada, dado que se tiene que llegar a un equilibrio entre los
nutrientes del suelo y los fertilizantes añadidos, sin olvidar los procesos antagónicos, la fijación a
los coloides arcillosos o el mayor o menor grado de disponibilidad de los nutrientes en función de
las condiciones físico-químicas y climatológicas del medio en que se desarrolla.
Cabe destacar, asimismo, la uniformidad de los productos obtenidos, mucho mayor en sistemas de
hidroponía pura y alta sofisticación, y algo menor cuando se utilizan sistemas de riego más sencillo
como el goteo.
c. Prácticas de esterilización
El suelo de los invernaderos deben encontrarse libre de organismos patógenos antes de plantar
una cosecha. La operación de esterilización es dificil y costosa pero necesaria y de gran
importancia. Los invernaderos requieren altas inversiones en estructuras, instalaciones, materiales,
etc.. y es necesario obtener el máximo rendimiento para que resulte rentable. El procedimiento más
efectivo para esterilizar el suelo es mediante chorros de vapor pero se trata de un método caro
(debido a la energía que se consume). La esterilización química es menos costosa, pero cuenta
con algunos inconvenientes (generalmente son problemas de toxicidad tanto por el manejo como
por la generaración de residuos tóxicos)
En los cultivos sin suelo abiertos, no hay necesidad de esterilizacion cuando los materiales y los
sustratos no se van a reutilizar. Para los cultivos cerrados, la necesidad de esterilización varia
dependiendo de si se trata de hidroponía pura o sistemas NFT con reemplazamiento del film .
Cuando se utilizan sustratos sólidos, es habitual aplicar una esterilización en vapor o química para
volver a reutilizar el soporte. En cualquier caso la esterilización de los cultivos sin suelo resulta más
sencilla que la fumigación del suelo tradicional.
d. Control del pH
e. Ahorro de agua
boquillas. Este problema se minimiza utilizando aguas ácidas de lavado (disoluciones de ácido
nítrico) que disuelven los precipitados formados (costras salinas).
Estos cultivos no necesitan de las tareas habituales llevadas a cabo en los cultivos tradicionales:
esterilización del suelo, preparación previa del suelo, períodos de barbecho, etc. En cualquier caso
dentro de los cultivos sin suelo, existen grandes diferencias que afectan al grado de automatización
y semiautomatización, al tipo de sustrato o al número de cosechas susceptibles de cultivarse en
cada sustrato.
En este aspecto, la hidroponía ofrece una alternativa única, ya que se puede aprovechar el espacio
de estos suelos no productivos con la posibilidad de duplicar e incluso triplicar el número de
cosechas por año.
a. Inversiones altas
De forma general, los cultivos sin suelo requieren inversiones más altas que las necesarias para
los cultivos convencionales. Es evidente, que el coste depende del tipo de cultivo sin suelo, del
grado de perfección, de las medidas de control del sistema adoptado y de la disponibilidad de los
materiales en la zona geográfica en que se ubique. Por esa razón existe bastante diferencia entre
los costes de estos cultivos en función del país en que se desarrolle. Asimismo es necesario contar
con las inversiones propias para la construcción de invernaderos, contenedores, sistemas de
reciclado para la disolución nutritiva, electricidad, agua o aparatos de destilación..
Para que el cultivo sin suelo se desarrolle correctamente, es necesario tener conocimiento sobre la
nutrición esencial de las plantas, factores que influyen en su crecimiento, química elemental,
familiaridad con los sistemas de control, etc. Es evidente que éstos cultivos requieren de una
formación técnica algo más avanzada que los convencionales y por tanto se necesita personal
técnico cualificado; no obstante, cabe decir que la familiarización con los cultivos hidropónicos
resulta sencilla y atractiva.
c. Riesgo de infecciones
En los sistemas abiertos, el riesgo de infecciones es sensiblemente más bajo que en los cerrados,
en los que el exceso del agua drena por las raíces de las plantas. En este caso, si se declara una
infección, todas las plantas de la instalación resultarían infectadas.
d. Otros
Existen otras desventajas asociadas a los cultivos sin suelo, como la necesidad de una mayor
frecuencia de riego, con el problema añadido de un fallo en el sistema, una mayor necesidad de
agua, una mínima reserva de nutrientes -derivada de la incapacidad de algunos sustratos para fijar
nutrientes-, dependencia de sustratos que en ocasiones no son locales sino importados y, por
último, el riesgo de un mayor impacto ecológico negativo ante un fallo humano o mecánico. No
debemos olvidar que el suelo tiene capacidad amortigüadora, pero con los sustratos un error se
paga caro.