Influencia Dukas
Influencia Dukas
Influencia Dukas
TESIS DOCTORAL
PRESENTADA POR
Directora
Elena Torres Clemente
Madrid
TESIS DOCTORAL
La influencia silenciada:
Paul Dukas y la música española de la Edad de Plata
Dirigida por:
Dra. Elena Torres Clemente
3
AGRADECIMIENTOS
La más importante de esas personas ha sido Elena Torres Clemente, a quien debo el
mayor agradecimiento no solo por hacerse cargo de la dirección de esta tesis doctoral, sino
por su ayuda definitiva a la hora de conseguir las circunstancias económicas y temporales
necesarias para que yo pudiera llevar a cabo un proyecto como este. Su implicación personal,
sus consejos, su generosidad y su paciencia exceden con mucho sus obligaciones como
directora de tesis y suponen un modelo a seguir, tanto a nivel profesional como humano. Sin
su confianza y profesionalidad esta tesis no existiría. Muchas gracias, Elena.
Me gustaría también dar las gracias a todos los bibliotecarios, archiveros y profesionales
de las más de 20 instituciones consultadas y visitadas durante la realización de esta
investigación, con especial mención a Elena García de Paredes y Dácil González Mesa del
Archivo Manuel de Falla, por haberme dado siempre las mayores facilidades en la consulta
de sus fuentes, a Paula Lorenzo y Cecilia Rodrigo de la Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo,
por recibirme siempre con toda su amabilidad y a todos los responsables de la sección de
música de la Bibliothèque Nationale de France, que durante el verano de 2016 tanto me
ayudaron en la consulta de sus fondos. Gracias también a Matías Company Casas, por su
ayuda en la edición y maquetación de esta tesis.
5
Tampoco puedo dejar de dar las gracias a los familiares de algunos de los compositores
que aparecen en esta tesis y que tuvieron la amabilidad de acceder a ser entrevistados por mí,
así como facilitarme toda la documentación e información posibles: Jane Durán y Lucy
Durán, hijas del compositor Gustavo Durán; María Jesús Arimany y Nacho Arimany, sobrina
y sobrino-nieto de la compositora María de Pablos; y Cecilia Rodrigo, hija de Joaquín
Rodrigo.
Otro pilar fundamental que ha hecho posible esta tesis doctoral ha sido la Residencia de
Estudiantes. Quiero dar las gracias al Ayuntamiento de Madrid por la beca que me concedió
durante los años 2016-2018 y que me permitió vivir una de las experiencias más hermosas y
transformadoras de mi vida. Sin esta beca, mis circunstancias económicas en Madrid hubieran
sido mucho más adversas y la finalización de mi tesis doctoral hubiera peligrado.
En este sentido, quiero agradecer a todos mis compañeros de la “colina de los chopos”
el haber compartido conmigo sus procesos creativos y sus investigaciones en disciplinas tan
diferentes a la mía, así como haberme acompañado y ayudado en mi propio proceso de
investigación. Gracias muy especiales a Arantxa, María Elena, Álvaro, Miguel y Carmen,
porque nuestra amistad sobrevuela ya la residencia y promete estar a espaldas del tiempo,
“soñando viejas luces de Hungría / por los rumores de la tarde tibia”.
Gracias a mis amigos del alma, por haber sido espectadores pacientes y generosos de
este proceso de investigación: Lucía, Cristina, Tamara, Eva, Uxía y María Elena.
A mis hermanos, Jorge y Carlos. Gracias a mis sobrinos, Julia y Mateo, por llenar de
alegría nuestras vidas. Nunca Suecia estuvo tan cerca.
Por último, quiero dar las gracias a mis padres, Vicente y Conchi, por su apoyo y amor
incondicionales y por haber inculcado en mí el valor del esfuerzo y el amor a la música. A
ellos está dedicada esta tesis.
ÍNDICE
AGRADECIMIENTOS ...........................................................................................................5
ÍNDICE .......................................................................................................................................7
RESUMEN .............................................................................................................................. 21
ABSTRACT ............................................................................................................................. 23
PRÓLOGO.............................................................................................................................. 25
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................ 29
Hipótesis inicial.................................................................................................................... 43
Objetivos .............................................................................................................................. 44
Fuentes .................................................................................................................................. 45
1.2. La Symphonie en ut majeur, la Sonate y Polyeucte: tres obras clásicas en el apogeo del
Impresionismo musical .............................................................................................................. 70
2.3. Vocalise-étude (alla gitana): un Dukas atípico para un homenaje encubierto......... 169
1.2. Significado y estrategias publicitarias empleadas por las instituciones ............... 251
Gabriel Fauré con Isaac Albéniz, Léon Jehin y Clara Sansoni. 1906………………. 121
11
Libro de matrícula de la asignatura de composición para el curso 1927-1928 de la
École Normale de Musique……………………………………………………….. 260
13
Carta de presentación de candidatura de Francisco Escudero, 1932………………. 513
15
ÍNDICE DE EJEMPLOS MUSICALES
Paul Dukas, Tema del agua, L’Apprenti sorcier, cc. 2-3…………………..….………….. 166
Paul Dukas, Tema del aprendiz, L’Apprenti sorcier, nº 11, cc. 1-13…………………… 167
Paul Dukas, Tema del maestro, L’Apprenti sorcier, nº 14, cc. 1-7……………….…….. 167
17
Isaac Albéniz, Tema principal, Catalonia, nº 21, cc. 1-17…………….…….……...…. 167
Manuel de Falla, La vida breve, Acto II, cc. 225-232, trompas………………………... 216
Paul Dukas, Ariane et Barbe-bleue, acto II, nº 71, cc. 1-3…………....………………… 232
Joaquín Rodrigo, “Gritería final”, Cinco piezas infantiles, cc. 131-133…….…………… 299
Joaquín Rodrigo, “Son chicos que pasan”, Cinco piezas infantiles, cc. 80-85…………... 301
Joaquín Rodrigo, “Giga”, Tres viejos aires de danza, cc. 1-5……………….…………… 304
Joaquín Rodrigo, “Giga”, Tres viejos aires de danza, cc. 56-60………………………..…. 304
19
Jesús Arámbarri, “Meremaitia”, Ocho canciones vascas, cc. 22-27……………………… 358
Jesús Arámbarri, “Tun Kurún Kutún”, Ocho canciones vascas, cc. 28-32………...…….. 360
Jesús Arámbarri, “Amak ezcondu ninduen”, Ocho canciones vascas, cc. 21- 24……...…. 360
Jesús Arámbarri, Aiki-Maiko, cc. 45-50…………………………………………….. 363
Arturo Dúo Vital, Rondo pour quatuor d’orchestre, cc. 50-56………………..…………... 449
El vínculo de Paul Dukas con los compositores españoles formados en la primera mitad
del siglo XX es notable. Muestra de ello son su amistad con Isaac Albéniz, la relación
profesor-alumno que mantuvo con Manuel de Falla y el magisterio que ejerció sobre Joaquín
Rodrigo, Jesús Arámbarri, Arturo Dúo Vital, María de Pablos Cerezo, Gustavo Durán,
Joaquín Villatoro Medina, Joaquín Nin-Culmell, Bartomeu Oliver i Martí y Francisco
Escudero, desde su puesto como profesor de composición en la École Normale de Musique
y en el Conservatoire de París. Una investigación exhaustiva de este vínculo de Dukas con la
música española incluye averiguar cómo y hasta qué punto su magisterio trasladó a todos los
compositores españoles mencionados la técnica orquestal y el ideario estético de la moderna
escuela francesa de las primeras décadas del siglo XX, así como evaluar el papel de Dukas
como “protector” y consejero de los entonces jóvenes músicos españoles que llegaron a París
con la intención de estudiar composición y abrirse un hueco en la vida musical del momento.
El principal interés de este tema reside en la fuerte presencia de Paul Dukas en la música
española de primera mitad del siglo XX, ya sea como maestro o como referente directo. Es
destacable también que esta influencia contrasta con la escasa o nula atención que ha recibido
su figura en los estudios musicológicos hasta el momento, eclipsada por la presencia de su
compatriota Claude Debussy.
De hecho, si nos ceñimos a los datos y tenemos presente el número y la calidad de los
discípulos que pasaron por sus aulas, podríamos llegar a considerar a Dukas como a uno de
los “padres”, iniciadores o modelos de la música española de primera mitad del siglo XX,
replanteándonos incluso el peso de Pedrell en esta tarea, algo que la musicología española,
hasta el momento, ha dado por verdad incuestionable. A través de esta investigación
pretendemos demostrar la importancia que tuvo Paul Dukas sobre la música española de la
Edad de Plata.
21
ABSTRACT
This PhD dissertation reviews the influence that the French composer, Paul Dukas, had
on the Spanish music of the twentieth century. The focus is on the relationship he had with
his Spanish students.
The bond between Paul Dukas and the Spanish composers formed during the first half
of the twentieth century is significant and it will be discussed throughout this study: the
friendship with Isaac Albéniz, the teacher-student relationship he had with Manuel de Falla
and the didactic influence on Joaquín Rodrigo, Jesús Arámbarri, Arturo Dúo Vital, María de
Pablos Cerezo, Gustavo Durán, Joaquín Villatoro Medina, Joaquín Nin-Culmell, Bartomeu
Oliver i Martí and Francisco Escudero. This was from his position as the professor of
composition at the École Normale de Musique and the Conservatoire in París.
An exhaustive research of the link between Dukas and the Spanish music must include
how and to what point did his teaching reach the Spanish composers, in terms of orchestra
techniques and aesthetic ideology of the modern French school of the first decades of the
twentieth century. Furthermore, it should be assessed the role of Dukas as ‘guardian’ and
‘mentor’ of the, then young, Spanish composers who arrived at París eager to learn
composition and hoping to create a niche for themselves in the musical scene of the time.
The main focus is the significant presence of Paul Dukas in the Spanish music of the
first half of the twentieth century, either as master or as a direct musical reference. It is also
noteworthy that this influence contrasts with the little or no attention that his figure has
received in musicological studies so far, eclipsed by the presence of his compatriot Claude
Debussy.
In fact, if we stick to the data and keep in mind the number and quality of the disciples
who passed through his classroom, we could even consider Dukas as one of the "founders",
initiators or models of the Spanish music of the first half of the twentieth century. This could
make us rethink even the weight of Pedrell in this task, something that Spanish musicology,
so far, has given by unquestionable truth. Through this research we intend to demonstrate
the importance that Paul Dukas had on the Spanish music of the Silver Age.
23
PRÓLOGO
Esta tesis, además, tiene como origen el Trabajo Fin de Máster que presenté en 2014,
Paul Dukas y Manuel de Falla: la influencia silenciada, dirigido también por la Dra. Elena Torres
Clemente y que supuso la finalización de mis estudios en el Máster de Música Española e
Hispanoamericana, así mismo realizado en el Departamento de Musicología de la Universidad
Complutense de Madrid. En él pude determinar la influencia ejercida por el compositor Paul
Dukas sobre Manuel de Falla y fui consciente, por primera vez, de las posibilidades de
ampliación de este tema de investigación, extendiendo el estudio de la influencia del francés
a todos los compositores españoles que desde finales del siglo XIX hasta 1935 tuvieron
contacto musical con Paul Dukas.
25
CRITERIOS DE EDICIÓN
Antes de comenzar con la introducción de esta tesis doctoral, queremos aclarar algunas
cuestiones de tipo formal para facilitar la lectura de este trabajo.
1. Las imágenes, ejemplos musicales y tablas serán numeradas por separado, atendiendo
a esas tres tipologías. Esta numeración se reiniciará desde 1 en cada nuevo capítulo.
4. Las citas de textos en francés, inglés y catalán se presentarán en nota a pie de página
y en cursiva y su traducción al español aparecerá en el cuerpo del texto.
27
INTRODUCCIÓN
Harold Bloom1
El objeto de estudio de esta tesis doctoral es la influencia ejercida por Paul Dukas sobre
la música española de la primera mitad del siglo XX a través de su relación con cada uno de
sus alumnos españoles.
El vínculo de Paul Dukas con los compositores españoles de este periodo es notable.
Muestra de ello son su amistad con Isaac Albéniz, la relación profesor-alumno que mantuvo
con Manuel de Falla y el magisterio2 que ejerció sobre Joaquín Rodrigo, Jesús Arámbarri,
Arturo Dúo Vital, María de Pablos Cerezo, Gustavo Durán, Joaquín Villatoro Medina,
Joaquín Nin-Culmell, Bartomeu Oliver i Martí y Francisco Escudero, desde su puesto como
profesor de composición en la École Normale de Musique y en el Conservatoire de París.
Una investigación exhaustiva de este vínculo de Dukas con la música española exige averiguar
cómo y hasta qué punto su magisterio trasladó a todos los compositores españoles
mencionados la técnica orquestal y el ideario estético de la moderna escuela francesa de las
primeras décadas del siglo XX, así como evaluar el papel de Dukas como “protector” y
consejero de los entonces jóvenes músicos españoles que llegaron a París con la intención de
estudiar composición y abrirse un hueco en la escena musical del momento.
1 Bloom, Harold: La angustia de las influencias. Caracas: Monte Ávila, 1991, p. 37.
2 Queremos dejar constancia de que existe otro compositor español no mencionado en esta introducción que
es citado en algunas referencias como alumno de Dukas: Facundo de la Viña. Ante la inexistencia de fuentes
primarias que lo corroboren, hemos decidido exponer la singularidad de su caso en la Introducción de la parte
I de esta tesis doctoral, donde nos encargaremos de hablar de las relaciones de magisterio privado de Paul
Dukas.
29
El principal interés de este tema reside en la fuerte presencia de Paul Dukas en la música
española de primera mitad del siglo XX y la escasa o nula atención que ha recibido su figura
en los estudios musicológicos hasta el momento, tanto como compositor como en sus
funciones de maestro.
De hecho, si nos ceñimos a los datos y tenemos presente el número y la calidad de los
discípulos que pasaron por sus aulas, quizá podríamos llegar a considerar a Dukas como a
uno de los padres, iniciadores o modelos de la música española de la primera mitad del siglo
XX, replanteándonos incluso el peso de Pedrell en esta tarea, algo que la musicología
española, hasta el momento, ha dado por verdad incuestionable, sin considerar la influencia
de otros posibles referentes, como es el caso nada atendido de Paul Dukas. Consideramos,
pues, que la envergadura y trascendencia de este tema son suficientes para afrontar una
investigación.
Estado de la cuestión
Para abordar la influencia ejercida por Paul Dukas sobre la vida y obra de cada uno de
sus alumnos se nos presenta una primera problemática: la inexistencia de trabajos de
investigación centrados exclusiva y concretamente en la relación entre Paul Dukas y los
compositores españoles del siglo XX que estudiaron y mantuvieron una amistad con él. A
esta problemática se suman la diversidad de alumnos, el amplio período cronológico que
abarca esta tesis y la atención dispar que han recibido cada uno de ellos en la bibliografía.
Nos vemos obligados, por tanto, a recurrir a referencias bibliográficas en torno a tres
bloques temáticos que al menos bordean nuestro tema de investigación: en primer lugar, la
bibliografía existente acerca del propio Paul Dukas, aunque en ella apenas encontremos
referencias a la relación, magisterio e influencia que ejerció sobre los compositores españoles
anteriormente mencionados. En segundo lugar, las monografías, artículos y tesis que tratan
los años de formación y estancia en París de cada uno de los compositores españoles
mencionados. Por último, recurriremos a estudios que abordan las relaciones personales e
influencias entre los músicos de la escuela francesa y los de la nueva música española, con un
carácter más general.
Existe, además, otra biografía mucho más extensa y documentada; bajo el título Paul
Dukas, los autores Marie-Laure Ragot y Simon-Pierre Perret publicaron en 2007 la biografía
más reciente hasta la fecha.5 En un enorme trabajo que ronda las 600 páginas, los autores
presentan un análisis profundo sobre la vida, obra y pensamiento musical de Paul Dukas. En
esta biografía, además, sí que se trata con detenimiento la faceta de Paul Dukas como profesor
y como amigo de algunos importantes compositores de su generación. En concreto, los
autores le dedican un capítulo completo a su faceta como docente. En este, llamado “La
classe de composition à l’École Normale et au Conservatoire”, se detallan los datos concretos
de su llegada al puesto de profesor de la École Normale de Musique el 7 de enero de 1926 y
de su nombramiento como profesor en el Conservatoire de París dos años después. De su
etapa en la École Normale de Musique, Ragot y Perret destacan a sus alumnos Joaquín
Rodrigo, Manuel Ponce, Julien Krein y Ludomir Pipkov. También utilizan citas del propio
Dukas sobre su forma de ver la enseñanza de la composición, sobre cómo guiar a sus alumnos
y sobre su opinión acerca de Olivier Messiaen. Además, aparecen citas de algunos de sus
discípulos como Elsa Barraine, Claude Arrieu o Tony Aubin, que van dibujando un mapa del
carácter y las ideas de Dukas como profesor. A pesar de su pequeña extensión y de
31
la escasa atención dedicada a los discípulos españoles, este capítulo supone una aportación
importante acerca de su actividad docente, ya que en las biografías y publicaciones que
abordan la figura de Paul Dukas, esta faceta ha sido poco o nada atendida.
En cuanto a tesis doctorales, tan solo existen tres investigaciones dedicadas a Dukas,
que, además, se centran en aspectos ajenos a su labor de magisterio. Es el caso de la tesis
realizada en Irlanda por Laura Watson “Paul Dukas's music-text aesthetic: a study of its
sources, theory and practice, 1891-1907”, centrada en aspectos estéticos de un periodo muy
concreto.6 La segunda tesis que mencionábamos está realizada en Francia. “Paul Dukas et
l'opéra: entre théorie et pratique”, de Pauline Chabrol se dedica a analizar el posicionamiento
estético de Dukas respecto a la ópera y su puesta en práctica en Ariane et Barbe-Bleue.7 Por
último, la tesis más reciente dedicada a Dukas fue firmada en 2016 en Alemania. Bajo el título
“La Passion de la clarté: die Entwicklung der Frauenfiguren in der Oper Ariane et Barbe-
Bleue von Paul Dukas und Maurice Maeterlinck vor dem Hintergrund der
Entstehungsgeschichte des Librettos”, Bárbara Klaus-Cosca estudia aspectos filosóficos del
libreto de la ópera Ariane et Barbe-Bleue.8
6 Watson, Laura: “Paul Dukas's music-text aesthetic: a study of its sources, theory and practice, 1891-1907”.
Director Simon Trezise. Tesis doctoral. Dublin, Trinity College, 2008.
7 Cabrol, Pauline: “Paul Dukas et l'opéra: entre théorie et pratique”. Directores Jean-Christophe Branger y Denis
Herlin. Tesis doctoral. Saint Etienne, Université Jean Monnet - Saint-Etienne, 2013.
8 Klaus-Cosca, Barbara: “La Passion de la clarté: die Entwicklung der Frauenfiguren in der Oper Ariane et
Barbe-Bleue von Paul Dukas und Maurice Maeterlinck vor dem Hintergrund der Entstehungsgeschichte des
Librettos”. Director Gerd Rienäcker. Tesis doctoral. Berlín, Humboldt-Universität zu Berlin, 2016.
Para recabar información acerca de los años de juventud de Albéniz en París es
imprescindible acercarse a los trabajos de Jacinto Torres y de Walter Aaron Clark. La
publicación de Isaac Albéniz: portrait of a romantic de Walter Aaron Clark supuso un antes y un
después en las investigaciones sobre el autor de la Iberia y nos aporta mucha información
acerca de sus años de juventud gracias a los primeros capítulos en los que el autor narra su
llegada y estancia en París.9 Aparecen apenas algunas referencias concretas sobre sus
encuentros con Dukas, pero es muy esclarecedora la narración de las circunstancias de
Albéniz en París y de los contactos que allí estableció.
Una vez fallecido Isaac Albéniz, Dukas mantuvo un contacto epistolar continuo con
Laura Albéniz, hija del compositor catalán. Estas cartas fueron editadas por Mercedes Tricás
Preckler desde la Universidad Autónoma de Barcelona en 1983, pero su aportación científica
en relación con mi objeto de estudio es mínima, ya que en ellas el compositor francés se
limita a transmitir a Laura Albéniz vivencias de índole cotidiana, que poco tienen que ver con
su actividad musical y su ejercicio docente.12
Tras la amistad con Isaac Albéniz, Dukas ejerció su magisterio e influencia sobre otros
muchos compositores españoles. El primero de ellos, en calidad de discípulo, fue Manuel de
9 Clark, Walter Aaron: Isaac Albéniz: portrait of a romantic. Oxford: Oxford University Press, 1999.
10 Torres, Jacinto: Las claves madrileñas de Isaac Albéniz: Albéniz, 1909-2009. Madrid: Ayuntamiento de Madrid,
2008.
11 Torres, Jacinto: Catálogo sistemático descriptivo de las obras musicales de Isaac Albéniz. Madrid: Instituto de
Barcelona, 1983.
33
Falla. La bibliografía existente acerca de Falla es muy abundante, pero dado el tema de interés
de nuestro trabajo, su contacto con Dukas, nos centraremos ahora en comparar el enfoque
y trascendencia que dan a este aspecto los diferentes autores que han publicado biografías e
investigaciones sobre Falla.
En la biografía Manuel de Falla del año 1929, Roland-Manuel afirma que, al llegar Falla a
París, Paul Dukas estaba ausente y su primera entrevista se produjo con Debussy, aunque
esta fue bastante “embarazosa”. Sin embargo, narra cómo al poco tiempo Paul Dukas le dio
una acogida mucho más alentadora al mostrarle un manuscrito de La vida breve y cómo se
inició desde ese momento una cálida relación profesor-alumno. Otro de los datos que aporta
Roland-Manuel sobre su contacto con Dukas es que fue este quien le presentó por primera
vez a su compatriota Isaac Albéniz en París.13
Este primer contacto entre ambos es la única información que aporta la biografía de
Roland Manuel respecto a la relación Dukas-Falla, pero se trata de una fuente muy
importante y fidedigna, ya que fue escrita por el musicólogo francés, que trató personalmente
con Falla y publicó este libro estando el músico todavía vivo.
En otra biografía publicada acerca del maestro gaditano, Vida y obra de Manuel de Falla,
Jaime Pahissa dedica un capítulo completo a sus años de estancia en Francia.14 En dicho
capítulo, Pahissa narra detalladamente la llegada de Falla a París y recrea el diálogo que
mantuvieron Dukas y el gaditano en su primer encuentro. Dado que el propio Manuel de
Falla revisó el manuscrito de esta biografía antes de su publicación y no objetó nada al
respecto, debemos deducir que la escena discurriría en un tono muy similar al narrado por
Pahissa. Otra aportación importante de este trabajo es la explicación de los contactos
personales que Dukas proporcionó a Falla, ya que, entre otros, afirma que le presentó a
Albéniz, Fauré y Debussy. Este dato contradice la versión de Roland-Manuel, ya que el
musicólogo francés afirma en su biografía de 1945 que Falla conoció primero a Debussy
cuando Dukas todavía estaba ausente en la ciudad. Pahissa enfatiza también la generosidad y
entusiasmo con la que Dukas hablaba de su nuevo alumno en los círculos musicales de París,
garantizándole así un buen recibimiento. El trabajo de Pahissa ha sido, por tanto,
determinante para establecer las coordenadas básicas de estos primeros encuentros Dukas-
Falla y de su llegada a la capital francesa.
Otros muchos estudiosos fallianos han perpetuado esta visión del vínculo entre Falla y
Dukas, reiterando los mismos datos y dedicando un espacio bastante breve al estudio de esta
relación.16 No obstante, existe otro estudio importante sobre Manuel de Falla que debemos
tener en consideración para nuestra investigación. Se trata de la tesis doctoral de Chris
Collins.17
35
motivo, el trabajo de Collins será nuestra principal referencia a lo largo de la realización de
nuestra investigación. Sin embargo, quedan todavía aspectos desatendidos por Collins, como
un análisis pormenorizado de la obra Homenaje Pour le Tombeau de Paul Dukas, la narración
del entramado de relaciones entre compositores españoles en París a través del nexo de
Dukas y una nueva valoración de la influencia de las partituras de Dukas sobre la obra de
Falla. Nuestra aportación en esta investigación pretenderá cubrir estos aspectos desatendidos
por Collins y aportará nuevos datos e interpretaciones del intercambio epistolar que
mantuvieron ambos músicos.
Tras su amistad con Albéniz y su magisterio sobre Falla, Dukas inició una nueva etapa
como maestro al aceptar el puesto de profesor de composición en la École Normale de
Musique y en el Conservatoire de París. En estas instituciones impartió su magisterio sobre
al menos nueve alumnos españoles desde su nombramiento en 1926 hasta su muerte en 1935.
18 Wade, Graham: Joaquín Rodrigo: A Life in Music: Travelling to Aranjuez: 1901-1939. London: GRM Publications,
2006.
la relación entre ambos y sobre el grado de trascendencia que el magisterio de Dukas pudo
tener en la obra de Rodrigo, por lo que este trabajo biográfico será nuestra única referencia
previa para comenzar a indagar sobre dicha relación.
En esa misma aula de la École Normale de Musique de París, Rodrigo coincidió con otro
alumno español: Jesús Arámbarri. Sobre este compositor no se han realizado investigaciones
científicas de calado, y la primera aproximación biográfica que se ha hecho a su figura data de
1965, cuando Ángel Sagardía publicó Vida y obra de cuatro músicos vascos.19 En ella se afirma que
Arámbarri se trasladó a París en 1928 para ampliar sus estudios gracias a la ayuda pecuniaria
que obtuvo al ganar el premio “Juan Carlos Gortázar”; sin embargo, la brevísima biografía
de Sagardía no aporta fuentes primarias que atestigüen sus informaciones. Existe por tanto una
ausencia total de trabajos de investigación dedicados al contacto del músico vasco con Paul
Dukas. Por este motivo, tendremos que recurrir a las fuentes conservadas en Eresbil, la
institución documental creada para la recopilación, conservación y difusión del Patrimonio
musical del País Vasco, y poder así solventar esa laguna y arrojar luz sobre el tema.20
Toca hablar ahora de la única mujer española que estudió con Dukas en la École
Normale de Musique: María de Pablos Cerezo. Esta segoviana, pionera en muchos sentidos
(fue la primera mujer becaria por oposición de la Academia de España en Roma), es un
personaje muy poco estudiado hasta la fecha. Apenas existen algunos trabajos dedicados a la
Academia de España en Roma en los que se la menciona junto a otros muchos becarios y un
artículo especialmente interesante dedicado a las primeras mujeres becarias de la Academia
de España en Roma.21 En él, Isabel Tejeda Martín analiza los casos específicos de la pintora
Carlota Rosales y de la compositora María de Pablos. Este artículo es, hasta la fecha, uno de
los acercamientos más rigurosos a la trayectoria romana de la segoviana.22
19 Sagardía,
Ángel: Vida y obra de cuatro músicos vascos. Madrid: Ediciones de Conferencias y Ensayos, D.L. 1965.
20 Consultado el 28-V-2014 en http://www.eresbil.com/web/arambarri/Pagina.aspx?moduleID=1709.
21 Casado Alcalde, Esteban: “La Academia de Roma entre 1900 y 1936” en Roma: mito, modernidad y vanguardia.
Madrid: Dirección General de Relaciones Culturales y Científicas, Ministerio de Asuntos Exteriores de España,
1998. Lorente Lorente, Jesús Pedro: “Pensionados de entreguerras de la Academia Española en Roma”,
Artigrama, Núm. 5, 1988, pp. 213-230. Vega Toscano, Ana: “Compositoras españolas: apuntes de una historia
por contar” en Música y mujeres: género y poder, Machado Torres, Marisa (coord.). Madrid: Horas y horas, 1998,
pp. 135-158.
22 Tejeda Martín, Isabel: “Primeras pensionadas en Roma: de Carlota Rosales a María de Pablos” en Actas del
XII Congreso del Comité Español de Historia del Arte: Arte e identidades culturales. Oviedo: Universidad de Oviedo,
1998, pp. 685-692.
37
Respecto a monografías, la única publicación dedicada exclusivamente a la compositora
es la biografía escrita por Mariano Gómez de Caso.23 Se trata de un breve libro cuya principal
aportación es la recopilación de fuentes que registran la trayectoria de María de Pablos desde
su nacimiento en Segovia hasta su fallecimiento en un psiquiátrico madrileño. A pesar del
encomiable esfuerzo que hace el autor por recuperar a una figura olvidada, lo cierto es que
este libro es un trabajo más amateur que académico, en el que apenas hay referencias al origen
de las fuentes consultadas y que adolece de análisis de las obras. Por todo ello, esta única
publicación sobre la compositora debe tomarse como un primer acercamiento a su figura,
cuya lectura debe hacerse con mucha cautela.
Sin duda, el alumno más enigmático de Dukas fue Gustavo Durán. Con un perfil
absolutamente polifacético e inclasificable, encontramos muy pocos estudios dedicados a su
formación musical en París. La principal biografía sobre el barcelonés es, hasta la fecha,
Comandante Durán. Leyenda y tragedia de un intelectual en armas, del periodista y escritor Javier
Juárez.25 Es importante señalar que se trata de una biografía novelada, no científica y sin
23 Gómez de Caso, Mariano: María de Pablos Cerezo. Compositora musical segoviana. Segovia: Ayuntamiento de
Segovia, 2016.
24 Lastra Calera, Julia: “El compositor Arturo Dúo Vital (1901-1964). Estudio crítico de su vida y su obra”.
Director Fco. Javier Suárez-Pajares. Tesis doctoral. Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2005.
25 Juárez Camacho, Javier: Comandante Durán. Leyenda y tragedia de un intelectual en armas. Madrid: Debate, 2009.
apenas aporte documental. En ella Juárez dedica un capítulo a su periodo parisino, pero
referente a sus estudios musicales, se limita a decir que estudió con Gallon, Le Fleur y Dukas,
pero no aporta ni cita fuentes primarias que lo demuestren, dejando el tema de su formación
musical ahí y adentrándose más en el tipo de vida y relaciones sociales que mantuvo en París.
Aparte de la biografía de Juárez, el único trabajo de investigación que arroja algunos datos
sobre sus años de estudiante de composición, su llegada a París y sus años previos en Madrid
es un artículo de Pedro Almeida firmado en 1986.26 En él muestra algunas cartas y fuentes
primarias en las que se trata la irregular formación, muchas veces autodidacta, de Gustavo
Durán como músico. En concreto Almeida analiza algunas cartas de amigos íntimos de Durán
y del pintor canario Néstor Fernández de la Torre, en las que se habla de la necesidad de
recibir una formación musical reglada por parte de Durán. Pero, más allá de este artículo y
de la mencionada biografía, nos encontramos ante un vacío prácticamente absoluto no solo
de estudios musicológicos sino de fuentes primarias acerca del contacto entre ambos.
26 Almeida, Pedro: “Gustavo Durán (1906-1969): Preludio inconcluso de la generación musical de la república.
Apuntes para una biografía”, Revista de musicología, vol. IX, Núm. 2, 1986, pp. 511-544.
27 Cañaveras Garrido, Francisco: Joaquín Villatoro. Vida y Obra. Córdoba: Ayuntamiento de Castro del Río, 1998.
28 Cuevas Romero, Sara: La actividad musical de Joaquín Villatoro Medina, compositor y director andaluz. Sevilla: Junta
de Andalucía, 2015.
39
nos sirve simplemente como una herramienta de consulta, ya que no aporta ninguna reflexión
acerca de su formación parisina, su trayectoria ni sus partituras.
Entre la nómina de alumnos españoles de Dukas mencionados hasta ahora, todos ellos
receptores del magisterio privado o reglado de Dukas en la École Normale de Musique, nos
encontramos con una singular excepción: Joaquín Nin-Culmell. Este fue el único alumno
cubano-español que Dukas tuvo en el Conservatoire de París. Sobre su vínculo con el francés,
apenas es citado como alumno suyo en los artículos dedicados a Nin-Culmell en The New Grove
Dictionary of Music and Musicians29 y en el Diccionario de la música española e hispanoamericana.30 La
ausencia de monografías y tesis doctorales dedicadas en exclusiva a Nin- Culmell hace más
yerma, si cabe, la bibliografía referente a su formación con el francés. Por otro lado, y como
ya hemos mencionado, se trata de un alumno cubano-español que posteriormente adquirió
la nacionalidad estadounidense. A pesar de esta particularidad, hemos decidido incluirlo en
nuestra tesis doctoral debido al sentimiento de pertenencia a la escuela española que el propio
compositor manifestó en su juventud y a su estrecho vínculo con Manuel de Falla, quien
también fue su maestro. Veremos lo simbólico de la cadena formada por Dukas, Falla y Nin-
Culmell en su capítulo correspondiente.
29 Hess, Carol A.: “Nin-Culmell, Joaquín (María)” en The New Grove Dictionary of Music and Musicians, Grove,
George y Stanley, Sadie (ed.). London: Macmillan, 1980, vol. XVII, pp. 926-927.
30 Casanova Oliva, Ana V.: “Nin Culmell, Joaquín María” en Diccionario de la música española e hispanoamericana,
Casares Rodicio, Emilio; Fernández de la Cuesta, Ismael; Lopez-Calo, José (coord.). Madrid: SGAE, 1999, vol.
VII, pp. 1040-1041.
31 Mir i Marqués, Antoni y Parets i Serra, Joan: “Bartomeu Oliver i Martí” en XVII Jornades d’estudis localsd’Inca.
El último alumno español de Dukas fue Francisco Escudero. El estudio más detallado
hasta la fecha sobre su trayectoria y su obra es la tesis doctoral “Tradición, identidad vasca y
modernidad en la vida y en la creación musical de Francisco Escudero” de Itziar Larrinaga
Cuadra, en la que se aportan datos más concretos de cómo el compositor vasco llegó a
estudiar con Paul Dukas.32 En esta tesis, Larrinaga narra cómo fue el primer y único encuentro
entre ellos y recoge la opinión de Escudero sobre Dukas muchos años más tarde en diferentes
declaraciones en prensa del compositor vasco. Sin embargo, Larrinaga no muestra en este
trabajo de investigación el proceso musical y administrativo por el cual Escudero pudo
estudiar en París y elegir a Dukas como maestro, ni hace una valoración clara de qué factores
o consejos le llevaron a hacer esta elección. Al tratarse de un caso tan singular, (Escudero tan
solo llegó a recibir una lección del compositor francés), nuestra investigación tratará de dar
luz, al menos, de todo el proceso previo vivido por Escudero hasta su fugaz encuentro con
Dukas.
Los fuertes vínculos hispano-franceses no fueron una novedad en el siglo XX, sino que
venían ya muy arraigados desde el siglo anterior. Existen varios estudios sobre las relaciones
musicales franco-hispanas en diferentes contextos, aunque principalmente se centran en el
mundo pianístico y la música escénica.33
En los últimos años, con el auge de los estudios sobre recepción, se han llevado a cabo
diferentes investigaciones acerca de la introducción de repertorios y autores que actuaron
32 Larrinaga Cuadra, Itziar: “Tradición, identidad vasca y modernidad en la vida y en la creación musical de
Francisco Escudero”. Director Ángel Medina Álvarez. Tesis doctoral. Oviedo, Universidad de Oviedo, 2009. 33
Cortès, Francesc: “Les rapports du cercle de Felip Pedrell avec la France” en Échanges musicaux franco-espagnols
XVIIe-XIXe siècles: actes des Rencontres de Villecroze, 15 au 17 octobre 1998, Lesure, François (ed.). Villecroze:
Académie Musicale de Villecroze, 2000, pp. 297-318. Bergadà, Montserrat: “Musiciens espagnols à París entre
1820 et 1868” en La musique entre France et Espagne: interactions stylistique 1870-1939, Jambou, Louis (ed.). París:
Presses de l'Université de París-Sorbonne, 2003, pp. 17-40. Casares, Emilio: “La ópera española a finales del
siglo XIX y sus relaciones con Francia” en La musique entre France et Espagne: interactions stylistique 1870-1939.
Jambou, Louis (ed.). París: Presses de l'Université de París-Sorbonne, 2003, pp. 41-58.
41
como referentes de la música española del siglo XX, tales como Debussy, Ravel o
Stravinsky.34 No obstante, y pese a la trascendencia que tuvo Dukas en el ámbito español, no
existe aún ninguna aproximación en esta línea.
Esto corrobora, una vez más, la hipótesis de Chris Collins, que señalaba en su tesis
doctoral el completo olvido de la musicología hacia la aportación de Dukas a la música
francesa y a la formación de varias generaciones de músicos españoles. Una musicología que
no solo ningunea a Dukas, sino que reafirma abiertamente la consabida idea de que el único
“padre” de la Generación de los Maestros fue Felipe Pedrell. El trabajo de Nommick es
34 García Laborda, José María: “Nuevas perspectivas historiográficas en torno a la primera recepción de Debussy
en España”, Revista de musicología, vol. 28, Núm. 2, 2005, pp. 1347-1364. Cascudo García-Villaraco, Teresa: “Los
críticos de la música nueva. La primera recepción de Stravinsky y la organización del campo musical en Madrid”,
Revista de musicología, vol. 32, Núm. 1, 2009, pp. 491-499. Pérez Gutiérrez, Mariano: “El iberismo en la música
europea: el hispanismo de Ravel” en España en la música de occidente: actas del congreso internacional celebrado en
Salamanca, Año Europeo de la Música, López-Calo, José; Fernández de la Cuesta, Ismael y Casares Rodicio, Emilio
(coord..). Salamanca: Universidad de Salamanca, 1987, pp. 341-350.
35 Nommick, Yvan: “La Edad de Plata de la música española en el contexto europeo: ¿Qué representó Francia
para Manuel de Falla y los compositores españoles de su entorno?” en Música y cultura en la Edad de Plata, 1915-
1939, Nagore Ferrer, María; Sánchez de Andrés, Leticia y Torres Clemente, Elena (eds.). Madrid: ICCMU, 2009,
pp. 411-430.
modélico en otros muchos aspectos y aporta una excelente panorámica general de los
principales contactos entre músicos españoles y franceses, pero es también un gran ejemplo
de la infravaloración de la tarea de Dukas sobre estas generaciones de músicos españoles. La
presente investigación pretende derrumbar esta idea en las próximas páginas.
Hipótesis inicial
El elenco de alumnos españoles de Paul Dukas nos permite dilucidar que la influencia
del francés sobre la música española del primer tercio del siglo XX fue más importante de lo
que la musicología nos ha contado hasta hoy. La cantidad, calidad y variedad de esos alumnos
no invita a pensar que Dukas podría haber transmitido a compositores españoles de la
Generación de los Maestros y de la Generación del 27, aspectos esenciales de la moderna
escuela francesa. Creemos además que, aunque las pocas menciones a su magisterio sobre
estos alumnos insisten exclusivamente en la transmisión de conocimientos sobre
orquestación, su pensamiento y posicionamiento estético también podrían haber influido de
algún modo a sus alumnos españoles.
Por otro lado, la escasa o nula atención que ha recibido su figura en España, tanto como
compositor como en sus funciones de maestro, nos hace pensar que podría estar motivada
por cuestiones estéticas. La ausencia de estudios de recepción de Dukas en España pone de
manifiesto un desinterés hacia su obra hasta ahora no justificado o analizado.
43
Objetivos
Las pretensiones de este trabajo son, por tanto, averiguar cómo y hasta qué punto el
magisterio de Paul Dukas trasladó a los compositores españoles mencionados la técnica
compositiva orquestal y el ideario estético de la escuela francesa de las primeras décadas del
siglo XX, así como evaluar el papel de Dukas como protector y consejero de sus alumnos.
Para conocer los motivos que llevaron a todos estos compositores españoles a estudiar con
Dukas, es preciso conocer qué presencia tuvo el músico francés en España, y cómo se valoró
su figura desde diferentes medios.
De un modo más concreto, podemos decir que los objetivos de este trabajo son:
4. Analizar en qué grado Dukas actuó como protector y promotor de la incipiente carrera
de sus alumnos españoles en el París de principios del siglo XX.
Por otro lado, es importante subrayar que algunas de estas fuentes tienen carácter inédito,
como la correspondencia Albéniz-Dukas que analizaremos en el capítulo 2, las fuentes
conservadas en Roma sobre la compositora María de Pablos, que hasta ahora no habían sido
estudiadas ni editadas o algunas fuentes relativas a Joaquín Villatoro Medina, Gustavo Durán,
Jesús Arámbarri y Bartomeu Oliver i Martí.
Por último, hay que hablar de las dificultades de acceso a algunas de las fuentes por la
naturaleza de los propios archivos, muchos de ellos privados, que requerían el permiso de
familiares y herederos. Mención aparte merece el caso de la École Normale de Musique que,
a pesar de ser una institución de enorme importancia histórica en Francia, carece
incomprensiblemente de archivo y biblioteca abiertos al público investigador y hace
prácticamente imposible el acceso a la consulta de sus fuentes, algo que solventamos
parcialmente gracias a algunos fondos conservados en la BNF y a la ayuda de la musicóloga
francesa Marie Thegarid, que durante nuestra estancia en París, nos facilitó algunas fuentes
de esta institución.
45
2. Biblioteca Virtual de Prensa Histórica: críticas, artículos y reseñas publicadas en Revista
Musical Hispano-Americana, La Correspondencia Militar y El Liberal.
• Correspondencia Dukas-Falla.
• Correspondencia de Falla con otros destinatarios en la que se cita a Dukas.
• Entrevistas, artículos y reseñas en prensa.
• Partituras de Dukas estudiadas y anotadas por Falla: Ariane et Barbe-bleue,
L’Apprenti sorcier, La Péri, Symphonie en ut majeur, Variations, interlude et finale pour piano
sur un thème de Rameau y la Sonate.
• Borradores orquestales y manuscrito definitivo de la obra homenaje Pour le
tombeau de Paul Dukas.
47
13. Centro de Documentación de Música y Danza:
22. Testimonio oral de familiares directos de los compositores: Joaquín Rodrigo, María
de Pablos y Gustavo Durán.
Desde el punto de vista de las relaciones discipulares, La angustia de las influencias de Harold
Bloom ha constituido un modelo teórico para nosotros a la hora de plantearnos las tipologías
y grados de influencia ejercidas por Dukas sobre sus alumnos españoles.36 Sobre este mismo
aspecto, hemos analizado las formas de relación entre maestro-alumno y los diferentes
sistemas de transmisión del conocimiento. Para ello nos hemos basado en trabajos que
analizan, desde una perspectiva más amplia e interdisciplinar, estas cuestiones.37
49
Por otro lado, el concepto de “hibridismo cultural” propuesto por Peter Burke y
entendido como la necesidad de conectar varias tradiciones disciplinares para articular una
historia global de la cultura y de la sociedad también ha supuesto una referencia fundamental
para nosotros, ya que a lo largo de este trabajo de investigación se entrelazan cuestiones
musicales, pero también sociales, estéticas, históricas, políticas, pedagógicas y de género. 38
Por ello, hemos tratado de analizar e integrar todos estos aspectos en nuestro discurso.
1. Técnicas de análisis del discurso. Esta metodología, que estudia sistemáticamente las
fuentes orales y escritas, tiene diferentes tipos o estilos de acercamiento al discurso, como el
analítico lingüístico, el análisis de la conversación, la psicología cognitiva o la inteligencia
artificial-informática. Sin embargo, nosotros nos decantaremos por la tipología de análisis
crítico del discurso, ya que nos acercaremos a los textos publicados en prensa desde una
perspectiva social, estética y crítica, centrándonos en la manera en que la disertación se usa
para establecer, legitimar o ejercer opiniones acerca de la música y de los compositores.
Hemos decidido estructurar esta tesis doctoral en dos grandes partes: el magisterio
privado y el magisterio reglado de Paul Dukas. Previamente a la exposición de estas dos
partes, la tesis se abrirá con un primer capítulo independiente, destinado a estudiar la
recepción de Paul Dukas en España entre 1900 y 1939. La inclusión de este primer capítulo
tiene una doble explicación: por un lado, la inexistencia de trabajos académicos hasta la fecha
dedicados a esta cuestión nos ha obligado a realizar por nuestra propia cuenta este análisis,
que permite responder a preguntas tan fundamentales para nuestro estudio como ¿quién era
Paul Dukas en la España del primer tercio del siglo XX? ¿qué parte de su música fue
interpretada en nuestro país? ¿cómo fue recibida esta por la crítica y el público españoles?; y,
por otro lado, creemos que la realización de este estudio de recepción nos permite acercarnos
a una interpretación de las posibles causas que condujeron a su elección como maestro.
Tras este primer capítulo tan necesario, iniciaremos la primera parte: el magisterio privado
de Paul Dukas. En ella incluiremos una introducción en la que repasaremos algunas
experiencias de magisterio privado de Dukas a músicos de otras nacionalidades y
circunstancias desarrolladas entre finales del siglo XIX y primeros años del siglo XX, y los
capítulos dedicados a los compositores españoles que, por amistad o contactos comunes,
40 Meyer, Leonard B.: El estilo en la música: teoría musical, historia e ideología. Madrid: Pirámide, 2000.
51
recibieron consejos y clases privadas del maestro francés, sin mediación de ninguna
institución educativa francesa ni estructura pedagógica predeterminada. En esta parte
incluiremos dos capítulos dedicados a Isaac Albéniz y Manuel de Falla respectivamente.
Por otro lado, debemos tener en cuenta las peculiaridades de una producción musical
como la de Dukas. En el marco de la Francia impresionista de principios del siglo XX, 1 nos
encontramos con un compositor más cercano a las formas clásicas.2 Por otro lado, la
producción musical de Dukas fue, numéricamente hablando, mucho menor que la de sus
compatriotas Debussy o Ravel, e inevitablemente ha sido oscurecida por crecer a la sombra
de estos dos gigantes.
1 Somos conscientes de las limitaciones del término “impresionista” y del debate historiográfico que ha
generado, pero haremos uso del mismo para remitir al repertorio creado en la órbita debussysta, por no haberse
impuesto aún ningún otro de aceptación general.
2 Palaux-Simonnet, Bénédicte: Paul Dukas ou Le musicien-sorcier. Ginebra: Editions Papillon, 2001, p. 23.
53
En el caso de Debussy, las reticencias del público español y de parte de la crítica en la
recepción de la música moderna francesa señaladas por García Laborda presentan,3 a nuestro
juicio, una gran diferencia respecto al caso de Dukas, ya que Debussy contó en España con
la defensa y promoción a ultranza de Adolfo Salazar, quien desplegó su poder en el escenario
musical español para presentar a Debussy como el paradigma de la modernidad musical. Y,
como veremos en las próximas páginas, el autor de L’Apprenti sorcier no tuvo en España
padrino intelectual que velara por su aceptación.
En el caso de Stravinsky, este representó en España la idea de lo nuevo hasta fechas muy
tardías, y pese a las dificultades de su recepción por parte del público español más
conservador, las rupturas estéticas que su música proponían lo clasificaban fácilmente dentro
del debate en torno a la tradición y la modernidad.5 Dukas, sin embargo, ni siquiera aparecía
en el debate, debido a que su producción oscilaba en un eclecticismo estético que no permitía
clasificarle en alguno de los dos bandos, quedando su propuesta en tierra de nadie.
3 García Laborda, José María: “Nuevas perspectivas historiográficas en torno a la primera recepción de Debussy
en España”, Revista de musicología, vol. 28, Núm. 2, 2005, pp. 1347-1364.
4 Díaz González, Diana: “Richard Strauss en España: Manuel Manrique de Lara y Cecilio de Roda, panegiristas
del músico alemán” en Musicología global, musicología local, Marín López, Javier (ed.). Madrid: Sociedad Española
de Musicología, 2013, pp. 1715-1730.
5 Cascudo García-Villaraco, Teresa: “Los críticos de la música nueva. La primera recepción de Stravinsky y la
organización del campo musical en Madrid”, Revista de musicología, vol. 32, Núm.1, 2009, pp. 491-499.
6 Samazeuilh, Gustavo: Pablo Dukas. Bilbao: Unión Musical Española, 1921.
referencia bibliográfica en español sobre el compositor francés que los críticos españoles
pudieron manejar desde 1921.
Por último, queremos destacar que más allá de la figura en sí de Dukas, este estudio
constituye un ejemplo paradigmático de qué actitud tuvo la crítica y el público español hacia
un repertorio mayoritario, que se desarrollaba al margen de las vanguardias (o a medio
camino con ellas). Alimentado del repertorio canónico centroeuropeo, y con algunos
esfuerzos individuales por introducir las últimas tendencias, quedó olvidado, o fue objeto de
un trato muy desigual. Comprender esta época es comprender también qué lectura se hizo
de este repertorio.
Creemos pues fundamental tener en cuenta esta lista para ser conscientes del
conocimiento parcial y la presencia minoritaria de su obra en España:
7
Hemeroteca digital de la Biblioteca Nacional de España: críticas, artículos y reseñas publicados en La España
Moderna, La Correspondencia de España, Por esos Mundos, El Día, El Liberal, El Globo, El Sol, Revista Musical Hispano-
Americana, La Correspondencia Militar y Música. Biblioteca Virtual de Prensa Histórica: críticas, artículos y reseñas
publicadas en Mirador, Revista Musical Hispano-Americana, La Correspondencia Militar y El liberal. Hemerotecas de la
revista Ritmo, ABC y La Vanguardia. Hemeroteca digital de la Biblioteca Nacional de Cataluña: Revista Musical
Catalana.
55
• Endymion, cantate pour trois voix solos et orchestre (1885)
• Introduction au poème "Les Caresses" (1885)
• La vision de Saül, cantate pour trois voix solos et orchestre (1886)
• La fleur, pour chœur et orchestre (1887)
• Hymne au soleil, pour chœur et orchestre (1888)
• Velléda, cantate pour trois voix solos et orchestre (1888)
• Fugue à quatre voix (1888)
• Sémélé, cantate pour trois voix solos et orchestre (1889)
• Polyeucte, ouverture pour orchestre (1891)
• Symphonie en ut majeur (1895–1896)
• L'Apprenti sorcier, pour orchestre (1897)
• Sonate en mi bémol mineur (1899-1901)
• Variations, interlude et finale sur un thème de Rameau (c. 1899–1902)
• Villanelle, pour cor et piano (1906)
• Ariane et Barbe-Bleue (1907)
• Vocalise-étude (alla gitana), pour voix et piano (1909)
• Prélude élégiaque sur le nom de Haydn (1909)
• La Péri, poème dansé (1911)
• La plainte, au loin, du faune... (1920)
• Amours, sonnet de Ronsard pour voix et piano (1924)
• Allegro (1925)
• Modéré (1933)
Pero, antes de analizar en detalle las reacciones a estas seis obras de Dukas, mostramos
a continuación una tabla en la que sintetizamos los estrenos de su música en España,
indicando la fecha, ciudad e intérpretes exactos de los mismos que serán objeto de discusión
en las próximas páginas:
Obra Fecha Lugar Intérprete
L’Apprenti sorcier 11 marzo 1900 Teatro Real, Madrid. Orquesta de la Sociedad de
Programado por la Conciertos.
Sociedad de Conciertos Dirigido por Vicent d’Indy
Ariane et Barbe-bleue 15 febrero 1911 Teatro Real, Madrid Orquesta Sinfónica de
Madrid.
Dirigido por Walter Rabl
Sonate 13 mayo 1911 Madrid. Programado Édouard Risler
por la Sociedad
Filarmónica de Madrid
La Péri 8 abril 1917 Teatro Real, Madrid Orquesta Sinfónica de
Madrid.
Dirigido por Enrique
Fernández Arbós
Polyeucte 8 febrero 1918 Teatro Price, Madrid Orquesta Filarmónica de
Madrid.
Dirigido por Bartolomé
Pérez Casas.
Symphonie en ut majeur 1 abril 1922 Teatro Eldorado, Orquesta Sinfónica de
Barcelona Barcelona.
Dirigido por Lamote de
Grignon
Como vemos, las seis obras de Dukas estrenadas en España son una síntesis de los
principales géneros que cultivó el francés: un ballet, una ópera, una sonata para piano, una
obertura, una sinfonía y un poema sinfónico. Tratándose de una producción numéricamente
reducida como la de Dukas, es también comprensible que solo llegaran a España las obras
de mayor trascendencia de su producción, tras el relativo éxito de sus estrenos en Francia.
Analizaremos ahora cómo fueron recibidas estas seis obras por parte de la crítica y el
público españoles a través del estudio de todas las fuentes encontradas al respecto. Para ello,
dividiremos la tarea en tres grandes apartados, teniendo en cuenta los diferentes fenómenos
que surgen alrededor de cada obra: en primer lugar, trataremos la recepción de L’Apprenti
sorcier, a continuación, la Symphonie en ut majeur, Polyeucte y la Sonate en mi bémol mineur y
finalmente, sus dos obras de música escénica: Ariane et Barbe-Bleue y La Péri.
57
1.1. L’Apprenti sorcier: el doble filo de un éxito mundial
Querido amigo:
Como vemos, ambos tienen conocimiento del éxito del estreno de la obra en Barcelona
y tan solo un día más tarde, el 17 de marzo de 1902, Dukas vuelve a escribir a Albéniz dando
algunos detalles más acerca de este estreno en la ciudad Condal:
Querido amigo:
10 « Cher ami, La victoire de l’Apprenti à Barcelone ne me surprend pas, malgré votre atroce débâcle contre ma personne. Ce qui
me surprend, c’est que vous n’ayez pas honte de dépenser la somme de 3 francs 50 pour m’annoncer votre défaite et votre honte ;
c’est-à-dire ma victoire et donc ma gloire. Certes votre triste courage rachète vos torts jusqu’à un certain point. Cependant, je vous
défends de recommencer, si vous ne voulez pas vous confronter à moi, quand on se retrouvera à París ou à Londres ». Barcelona,
Biblioteca de Cataluña, sig. M. 986-34.
59
idea de tus contactos y tus noticias, aunque estas últimas sean un poco raras.
En cuanto al aprendiz, hace mucho tiempo que, desgraciadamente, su autor
no está en este mundo. Sin embargo, el elogio póstumo de este último me
ha gustado mucho ya que la idea viene de sus compatriotas.11
11 « Cher ami, Je vous avez écrit hier, quand j’ai eu ce matin l’agréable surprise de recevoir votre lettre. J’étais très heureux de vous
écrire celle-ci d’autant que j’ai fait une erreur sur la précédente que je vous ai adressée. En effet, j’ai écrit "Calle" à la place de
"Paseo". Je ne sais pas laquelle vous recevrez en premier lieu. Mais dans tous les cas, croyez-moi de tout cœur, vous restez un
charmant poète, un bipède de l’espèce la plus rare et la plus recherchée parmi les collectionneurs de la variété dite anciens fidèles. En
un mot, vous faites partie de ces hommes exemplaires qui sont de plus en rares dans notre civilisation et qui ont le mérite de figurer
parmi les grands Hommes qui sont célébrés au musée de l’histoire des sciences naturelles et morales. Je félicite aussi M. Chevillard,
M. Girette et M. Dukas d’avoir bien voulu faire ensemble le voyage de Barcelone. Cela me réjouit et me donne une idée sur la bonne
qualité de vos relations et de vos nouvelles même si celles-ci restent pour le moins assez rare. Pour ce qui est de l’Apprenti, il y a
longtemps que son auteur n’est plus malheureusement de ce monde. Cependant, l’éloge posthume de ce dernier m’a beaucoup plu
d’autant que l’idée émane de vos compatriotes ». Barcelona, Biblioteca de Cataluña, sig. M. 986-34.
12 Lamote de Grignon, Joan: Música y músicos franceses en Barcelona. Consultado en
http://www.associaciowagneriana.com/pdfarticles/623149621380.pdf el 13-VIII-2015.
En cuanto a M. Girette, podría tratarse de Marcel Girette, amigo íntimo de Vicent d’Indy
y hermano pequeño del arquitecto Jean Girette. Marcel Girette era un funcionario del
ministerio de finanzas, gran amante del arte, la música y la literatura y que también ejerció la
crítica en publicaciones como Le Temps o Télégraphe. Una posible hipótesis para entender qué
hacía Marcel Girette en aquel concierto es que, aparte de ser un gran amante de la música,
fue íntimo amigo de Vicent d’Indy, quien, muy pocos años antes, hizo una importante labor
como director de orquesta en Barcelona, al dirigir una serie de conciertos históricos
encargados por la Sociedad Catalana de Conciertos. Quizá por ello Girette tenía
conocimiento de la labor que se estaba llevando a cabo aquellos años en Barcelona
estrenando y descubriendo mucha música francesa, por lo que decidió viajar a Barcelona y
ser testigo del estreno de L’Apprenti sorcier.
26 de diciembre: Barcelone
28 de diciembre: Barcelone
61
30 de diciembre: San Sebastien. Assemblée de Pasages.
Otro detalle muy significativo que nos aporta esta carta es el autoconcepto que
Dukas tiene sobre sí mismo como compositor en ese momento: “En cuanto al aprendiz,
hace mucho tiempo que, desgraciadamente, su autor no está en este mundo. Sin
embargo, el elogio póstumo de este último me ha gustado mucho ya que la idea viene de
sus compatriotas”. Vemos cómo se da a sí mismo por “muerto”, quizá en un doble
sentido: muerto por atravesar un período de esterilidad artística (algo que le ocurría a
menudo), o “muerto” por su estética retrógrada en relación a los géneros musicales que
cultivaba. Por último, Dukas se interesa por el proceso de composición de Merlin y más
concretamente por la orquestación de esta. Recordemos que en 1902 Albéniz ya había
iniciado la composición de esta obra y que probablemente la comenzó en París, donde
tuvo un contacto directo y asiduo con Dukas.
La broma final de la carta, en la que Dukas solo muestra una clave de sol con una
armadura de tres sostenidos tiene más significado aparte de la ironía implícita, ya que esa
armadura corresponde a la tonalidad de fa sostenido menor, que fue la utilizada por
Dukas en L’Apprenti sorcier.
14 Ibid.
15 “Orquesta sinfónica”, El día, Madrid, 7-IV-1905, p. 3
coletillas como “[...] y El aprendiz de brujo, que fue muy celebrada, como de costumbre.”16
Además de este tipo de opiniones, en las que se destaca la buena acogida del público,
encontramos escuetas reflexiones sobre el contenido musical de la pieza. Esta es una de ellas:
“El aprendiz de brujo, de Paul Dukas, que une al acierto descriptivo un humorismo de
maestro, una exuberante riqueza de colorido y una robustez de forma y de procedimiento
grandiosamente beethoveniano”.17
Todos estos comentarios pertenecen a la primera década del nuevo siglo, cuando se
produjeron las primeras interpretaciones de la obra en España. Sin embargo, también
encontramos el testimonio del crítico Cecilio de Roda que, años más tarde, recordaba la
“hostilidad” con la que el público madrileño recibió por primera vez la obra de Dukas. En
dos críticas separadas en el tiempo apenas siete meses, De Roda incide en esa idea en el año
1917: “El aprendiz de brujo, ese capricho orquestal que ha ido conquistando el interés del
público madrileño a medida que se ha ido escuchando sin prejuicios ni sin exclusivismos de
escuela.”.18 Y unos meses más tarde, volvía a insistir: “No hay que olvidar que El aprendiz de
brujo, de Dukas, que ayer se aplaudió con entusiasmo, fue recibido por el público casi con
hostilidad la primera vez que se oyó en Madrid”.19
Es muy difícil valorar hasta qué punto este comentario está fundamentado en la verdad
o se trata de una exageración por parte de este crítico en concreto. Lo cierto es que,
porcentualmente hablando, este es el único comentario entre todas las fuentes encontradas
que habla de cierto rechazo del público español en la primera interpretación en España de
esta obra, algo que, unido al hecho de que el poema sinfónico era ya un género
completamente digerido y asimilado por el público español en esos años, nos podría hacer
pensar en este comentario como poco relevante. Sin embargo, está firmado por Cecilio de
Roda, uno de los críticos más reputados de la época, gran conocedor de la realidad musical
madrileña y probablemente, uno de los pocos analistas del momento capaz de captar las
reservas iniciales del público. Además, sus comentarios sobre la recepción de esta obra son
los únicos que van más allá de la fórmula hecha que hemos encontrado en el resto de las
críticas y artículos. Por ello, consideramos relevante su singular apreciación.
63
Otro elemento destacable en la recepción de esta obra en España es la paradoja
creada por la gran cantidad de referencias y menciones a la obra –hemos podido
documentar hasta setenta interpretaciones de esta obra en nuestro país en el período
analizado-, y la casi nula presencia de análisis y comentarios en profundidad. De hecho,
teniendo en cuenta que la obra se interpretó por primera vez en España en 1900, es
bastante incomprensible que haya que esperar hasta los años 30 para encontrar algunas
reflexiones en prensa más extensas sobre la misma. Además, la mayoría de ellas
provienen de fuentes catalanas o son traducciones de publicaciones francesas.
En este caso el crítico utiliza la obra de Dukas como un ejemplo en su defensa del
poema sinfónico como género heredado del Romanticismo. Es destacable que, en este
caso, se piropea a la obra del músico francés por usar “correctamente” un género musical
heredado del pasado, cuando, paradójicamente, uno de los reproches habituales a la
producción de Dukas ha sido su atadura a las formas clásicas y una supuesta y muy
Por otro lado, tal y como señalábamos anteriormente, algunas de las valoraciones más
extensas hacia la obra de Dukas publicadas en España son directamente traducciones de
artículos de críticos franceses, país en el que evidentemente se le prestó una mayor atención,
no solo cuantitativamente sino también cualitativamente. Con L’Apprenti sorcier se hace muy
evidente este fenómeno, ya que una de las pocas valoraciones mínimamente extensas que
hemos encontrado en la prensa española de este largo periodo es un artículo del crítico
francés Jean Chantavoine, que bajo el título “Paul Dukas y su obra”, fue traducido y
publicado en un número de la revista Ritmo en 1931.
65
espíritus la señal de su desvanecimiento”. Y es, aplicado a fines pintorescos y
descriptivos, un principio de desarrollo lógico que constituye la fuerza de este poema
deslumbrador.23
Para encontrar otra reflexión acerca de L’Apprenti sorcier tenemos que recurrir a la
traducción de una necrológica firmada por un alumno de Dukas, Pierre-Octave Ferroud,
publicada en el semanario catalán Mirador, en el año 1935, cuando el fallecimiento del
compositor desató la proliferación de artículos y valoraciones sobre su producción. Su
alumno estimaba así la obra más famosa de su maestro y le atribuía una conquista no
resaltada hasta ahora:
Hay que añadir que L’Apprenti sorcier, antes de conocer un éxito mundial casi
sin precedentes, no le ha faltado una influencia penetrante sobre la escuela rusa
contemporánea, y que quizás, sin que en Francia se diera cuenta nadie, fuera uno
23 Chantavoine, Jean: “Paul Dukas y su obra”, Ritmo, Año III, Núm. 38, Madrid, 15-VIII-1931, p. 4.
de los catalizadores gracias a los cuales los sortilegios eslavos pudieron destilarse sin
accidente.
Ya sería bastante mérito, para este scherzo hoy inmortal, haber suscitado en una
apreciable proporción la florida de estas flores prestigiosas y mágicas, y Paul Dukas
sería así, sin quererlo, el aprendiz del gesto, benefactor esta vez, que habría venido en
socorro del viejo brujo en un mal paso.24
En este artículo su alumno lanza la hipótesis de una posible influencia de esta obra de
Dukas sobre la música rusa del periodo y sobre su recepción, pero no argumenta ni da
ejemplos concretos que apoyen esta teoría. Sin embargo, se puede leer entre líneas una cierta
reivindicación por parte de su alumno ante la crítica francesa, ya que la expresión “sin que en
Francia se diera cuenta nadie” remarca con cierto tono de reproche la desatención de los
franceses a este aspecto de la música de Dukas.
Otra de las consecuencias que trajo el enorme éxito y popularización de L’Apprenti sorcier
fue su utilización para fines cinematográficos. El proyecto más conocido hasta la fecha es la
película Fantasía producida por Disney, que en el año 1940 utilizó la música de Dukas junto
a otras siete composiciones de música clásica para crear la banda sonora de la película. Sin
embargo, y a raíz de una noticia que hemos encontrado en el semanario catalán Mirador,
parece que esta música ya se utilizó en proyectos cinematográficos de animación anteriores a
Fantasía. La famosa película de Walt Dsiney se empezó a rodar en 1938 y su banda sonora
corrió a cargo del director de orquesta Leopold Stokowski, que dirigió a la orquesta de
Filadelfia en las ocho obras musicales clásicas seleccionadas para la película. Sin embargo, la
mencionada noticia, anuncia en 1930 que se está rodando ya un film sobre la famosa balada
de Goethe con la música de Paul Dukas. Esta es la noticia íntegra publicada:
24 «No és que no hi hagi emportament i fuga en L’Apprenent bruixot, sinó que, en la nostra opinió,hi ha més aviat el “triomf del
sarcasme”, la manifestació d’una reacció contra la inquietud a la qual, per la seva raça, s’hauria naturalment decantat. Cal afegir
que L’Apprenent Bruixot, abans de conèixer un èxit mundial gairebé sense precedents, no ha estat mancat d’una influencia
penetrant sobre l’escola russa contemporània, i que potser, sense que a França se n’adonés ningú, fou un dels catalitzadors gràcies
als quals els sortilegis eslaus pogueren destillar-se sense accident. Ja sería prou mèrit, per a aquest scherzo avui inmortal, haver
suscitat en una apreciable proporció la florida d’aquestes flors prestigioses i màgiques, i Paul Dukas havia estat així, sense voler-
ho, l’aprenent del gest, benefactor aquesta vegada, que hauria vingut en socors del vell bruixot en un mal pass». O.M.: “A propòsit
de Paul Dukas”, Mirador: setmanari de literatura, art i política, VII, Núm. 339, Barcelona, 15-VIII-1935, p. 8.
67
qué motivo más bueno procura el cine, el cual permitirá animar todas las cosas
inanimadas a la conjura del brujo.
25 «William Cameron i Hugo Riesenfeld están actualment filmant en els estudis dels Artistes Associats una versió sonora de la
famosa balada de Goethe. L’aprenent de bruixot. Tots els que coneixenl’admirable poema compedran tot seguit quin motiu més bo
procura al cinema, el qual permetrà animar totes les coses inanimades a la conjura del bruixot. Hugo Rienselfed dirigirà
personalment l’orquestra, que adaptarà a aquest film el popular moviment simfònic que sobre la balada de Goethe compongué el
compositor francés Paul Dukas». “Goethe al cinema”, Mirador setmanari de literatura, art i política, Año II, Núm. 73,
Barcelona, 19-VI-1930, p. 6.
26 Curtis, James: William Cameron Menzies: The Shape of Films to Come. New York: Knopf Doubleday Publishing
Cabe destacar en este punto el importante rol que la Orquesta Sinfónica de Madrid jugó
en la difusión del repertorio sinfónico por el territorio español, haciendo llegar a diferentes
provincias obras del primer tercio del nuevo siglo.28 Decimos esto porque L’Apprenti sorcier
fue, además de Sevilla, llevada a ciudades como Zaragoza, donde una vez más, la sinfónica
de Madrid y el maestro Arbós interpretaron la partitura más famosa de Dukas invitados por
la Sociedad Filarmónica de Zaragoza.29
Al margen de la calidad artística de la obra, este éxito podría deberse a varios factores:
en primer lugar, se trata de un poema sinfónico, basado en la balada homónima de Goethe y
es por tanto un tipo de música programática, descriptiva, que cuenta una historia, y este
género, propio del Romanticismo, estaba ya muy asimilado por el público de los primeros
años del siglo XX. Por otro lado, el lenguaje utilizado en esta composición no era nada
vanguardista y su sonoridad era perfectamente digerible para un público español todavía
instalado en las sonoridades del siglo XIX. Por último, el brillo orquestal, la claridad de su
construcción y una vivacidad rítmica extraordinaria hacen que esta obra sea especialmente
expresiva. Por todos estos motivos no es raro que L'Apprenti sorcier consiguiera esa
comunicación tan fuerte con el público español.
69
Sin embargo, esa fuerte comunicación conseguida con el público español tuvo, bajo
nuestro punto de vista, una doble consecuencia: por un lado, el albergar un éxito así fue el
empujón definitivo para que el nombre de Paul Dukas se presentara en los programas de
concierto con una cierta frecuencia en los auditorios españoles. Sin embargo, ese mismo
éxito provocó que el resto de su producción quedara relegada en las programaciones de
conciertos, siendo contadísimas las ocasiones en las que se pudo escuchar en España algo
diferente a L’Apprenti sorcier.
Por tanto, esta obra fue un talismán en la carrera internacional de Dukas, pero
también fue su talón de Aquiles en España, o como cantaría Silvio, una luz cegadora, un
disparo de nieve que nos impidió ver y valorar el resto de su producción.
Dentro del repertorio de Dukas, existen tres obras clave para entender la etiqueta
con la que se le catalogó años más tarde, con más o menos justicia. La etiqueta a la que
nos referimos31 no es otra que la de “clásico”, “conservador” o “falto de naturalidad y
ternura” y las obras, la Symphonie en ut majeur, la Sonate y Polyeucte.
31 Rostand, Claude: La música francesa contemporánea. México: Alameda, 1954, p. 15. Subirá, José: Historia Universal
de la música. Madrid: Plus-Ultra, 1953, p. 399.
La primera referencia encontrada está publicada en 1922 y surge a raíz de la primera
interpretación de la obra en España, el 1 de abril de ese mismo año:
Es evidente que la opinión de este crítico hacia la Sinfonía de Dukas no puede ser más
laudatoria, en cuanto a la forma, las ideas y la orquestación de la misma. Sin embargo,
consideramos muy significativa la expresión “es ante todo cerebral”, ya que pone el dedo en
la llaga. Una llaga que pocos años después, tras el fallecimiento del compositor, se haría más
grande en las valoraciones que se hicieron respecto al conjunto de su producción. La falta de
emotividad y una cierta frialdad son otras de las etiquetas con las que Dukas tuvo que cargar.33
La segunda y última referencia a esta obra aparece publicada en el mismo periódico, pero
ocho años más tarde, con motivo de un concierto dedicado a la música francesa en el Teatro
del Liceo de Barcelona, en cuyo programa aparece nuevamente esta composición, “[…] la
«Sinfonía en do», de Paul Dukas, jugosa partitura, que se impone por la claridad de la
concepción y la abundancia de temas […]”.34
Con este positivo pero breve comentario se terminan las reacciones en prensa a una obra
esencial en la producción de Dukas. Este fenómeno es difícilmente explicable, pero quizá su
causa no sea la obra en sí, ya que su calidad no es cuestionada en ningún momento, sino más
bien el momento estilístico de la historia de la música en el que aparece. No podemos olvidar
71
que se trata de una sinfonía clásica, en el más estricto sentido de la palabra, y que fue estrenada
tan solo dos años más tarde que el Prélude à l'après-midi d'un faune de Debussy, obra que hizo
estallar el Impresionismo musical en Francia y que elevó a su autor como el gran innovador
al que habría que prestar toda la atención en los próximos años. Así se produjo, bajo nuestro
punto de vista, un fenómeno tan injusto como inevitable: la novedad y el enorme atractivo
del Impresionismo musical de aquellos años enterró el interés y la atención que merecía una
obra tan brillante como la sinfonía de Dukas, simplemente por el hecho de ser expresada en
un estilo que hundía sus raíces en el pasado. Esto nos lleva a hacernos muchas más preguntas:
¿Es justo que una obra sea desatendida por estar compuesta en una forma heredada de la
tradición? ¿Debería considerarse como factor determinante en la valoración de una obra su
“novedad” en la forma y el estilo utilizados? Dejamos ahora todos estos interrogantes
abiertos, pero los retomaremos cuando terminemos nuestro viaje por la recepción de las
principales obras de Dukas en España.
Este mismo fenómeno que acabamos de comentar se produjo con otra de las obras
fundamentales en la producción de Dukas, su Sonate para piano, que compuso entre 1899 y
1900 y fue publicada en 1901. Se trata de una sonata muy tradicional en su lenguaje y que
presenta una estructura en cuatro movimientos.35 El primer movimiento se basa en dos temas
fuertemente contrastados, desarrollados de acuerdo con la forma habitual. El Andante se
encuentra en la línea de los grandes movimientos lentos de Beethoven y es seguido por un
agitado Scherzo y un heroico Final en tempo Tres lent- Anime. Esta obra, estilísticamente
hablando, estaba totalmente inserta en una tradición compositiva heredada de los países
germanos y muy alejada de las innovaciones musicales que en los primeros años del siglo XX
se estaban produciendo en París. En el año 1910 encontramos una crítica en la revista
madrileña Por esos mundos:
Pablo Dukas solo nos ha dado a estrechar un dedo de su mano con el Apprenti
sorcier; su sonata para piano que ha sido leída por media docena de pianistas
madrileños, que la han desechado por difícil o por incomprensible... o por ambas
cosas. Y en cuanto a su drama lírico Ariane et Barbe Bleue, ese está llamado a hacer su
entrada en el Real, sabe Dios cuándo, por la misma puerta que solo a piquetazos o
cañonazos podrá abrirse para Pelléas.36
35 Palaux-Simonnet, Bénédicte: Paul Dukas ou Le musicien-sorcier. Ginebra: Editions Papillon, 2001, pp. 43-44.
36 “Música”, Por esos Mundos, Madrid, 1-XII-1910, p. 66
Según esta crítica, esta obra no era interpretada en España por su dificultad e
incomprensibilidad. Es cierto que, a nivel técnico, es una obra muy exigente para cualquier
intérprete, pero el adjetivo de “incomprensible” es difícilmente justificable, ya que está escrita
en un lenguaje clásico que sigue rigurosamente las características de la forma sonata. Otra
cuestión destacable es la crítica al Teatro Real, por su carácter inmovilista en la programación,
que nos demuestra que se trata de un crítico abierto, defensor del nuevo repertorio.
Tan solo un año más tarde, en mayo de 1911, la obra era finalmente estrenada en España
por el reputado pianista Édouard Risler, gracias a la programación de la Sociedad Filarmónica
de Madrid. El crítico Miguel Salvador se hacía eco de su estreno mostrando una opinión
diferente respecto a su dificultad:
La Sonate fue una de las obras más aplaudidas de Dukas. Solo dos años después de esta
observación, encontramos una crítica en la que se presenta su sonata como una obra de “arte
elevado” y a su compositor, Dukas, como un autor ecléctico que abarca diferentes estilos.
Esta era la valoración:
Pocas obras modernas de piano han levantado tanto interés, ni ocupado tan
hondamente a la crítica como la Sonata de Paul Dukas... parece como si se complaciera
en intentar dar a cada nueva obra una dirección distinta. Su Aprendiz de brujo, miraba a
lo pintoresco, en sus Variaciones y su Sonata, al espíritu de Beethoven, de Brahms y de
César
37 Salvador, Miguel: “Más de la Sociedad Filarmónica”, Revista Musical, Madrid, 15-V-1911, pp. 115-116.
73
Franck; en su Ariana y Barba Azul, al drama lírico. No creo que haya necesidad de
repetir que la Sonata es obra de arte elevado, de infatigable aspiración de belleza.38
[…] la Sonata para piano en mi bemol menor es una de las obras más importantes
que haya producido la escuela francesa en la música de cámara; merece ocupar
un buen lugar en la historia general de la sonata, después de las sonatas de Liszt
y de Brahms. En el volumen segundo de su Cours de Composition musicale, Vincent
D’Indy ha podido proponerla como modelo de una arquitectura musical a la vez
amplia y concisa. Poco sensible sería yo a tal mérito si apareciese solo, si los
materiales de esta magistral construcción no tuviesen un valor intrínseco y si su
dialéctica careciese de elocuencia. Pero los temas -con excepción, tal vez, del
andante˗ tienen acento, claridad, aliento, una amplitud sostenida que concede al
desarrollo sólida amplitud. Están adornados de ricas armonías, plenas, y que
permanecen armoniosas. La sombra y la luz están dispuestas en completo
acuerdo con las proporciones, para sostener y variar el interés. Después de la
exposición meditativa y apasionada de la primera parte, después de la tranquila
reverie del andante, se produce la brillante ligereza del scherzo, cuyo trío reconduce
a los inquietos recuerdos del comienzo. La página
Chantavoine no solo la propone como una de las obras más importantes de Francia, sino
que la sitúa, dentro de la historia de su género, la sonata, como una obra de referencia. Más
allá de las diferentes reflexiones que hace respecto a cada uno de los movimientos, lo
realmente significativo de esta crítica es que no incide en la utilización de una forma clásica
como un elemento relevante, sino que la valora por su calidad y su construcción.
Consideramos que la falta de interés por parte de la prensa y los especialistas españoles
hacia la obra de Dukas se refleja en que en los treinta y nueve años de prensa española
analizada solo encontremos tres referencias a esta obra y una de ellas, la más extensa, sea una
traducción de un artículo publicado en Francia.
Por último, incluimos en este grupo de obras “clásicas” de Dukas su obertura Polyeucte.
Estrenada en el Teatro Price el 8 de febrero de 1918 por la Orquesta Sinfónica de Madrid
bajo el título de Poliuto, esta obra fue muy mal recibida por la crítica Matilde Muñoz, quien la
acusó despectivamente de estar hecha bajo el “patrón clásico”:
[…] la obertura «Poliuto» produce la sorpresa de darnos unas modalidades del arte y
estilo de Dukas completamente dispares de las que conocíamos. «Poliuto» es una obra
impersonal, donde indudables influencias extrañas contribuyen a la desunión de su
forma, en la que no hay la conducción de una línea determinada. Por el contrario, se
pierde en detalles secundarios de efecto puramente rítmicos y adolece de una penuria
ideal que hacen aún más sensibles las proposiciones orquestales, a quienes la ausencia
de motivos de interés da apariencias de desmesurada latitud. La armonía ni la
instrumentación presentan las
39 Chantavoine, Jean: “Paul Dukas y su obra”, Ritmo, Año III, Número 38, 15-VIII-1931, p. 4.
75
características de estilo de su autor, ajustándose más bien, como la forma, al patrón
clásico.40
Vemos aquí de nuevo una de las críticas más repetidas a Dukas: el clasicismo como
rémora y su versatilidad estética (Matilde Muñoz repasa en líneas anteriores a este
fragmento el estilo de otras de sus obras) como defecto más que como virtud. Creemos
que esta crítica de Matilde Muñoz resume muy bien los ataques a los que Dukas tuvo
que enfrentarse en la crítica española.
Respecto a La Péri, esta fue estrenada en España el 8 de abril de 1917 por la Orquesta
Sinfónica de Madrid en el Teatro Real bajo la dirección de Enrique Fernández Arbós. 42
Un crítico español, al escuchar La Péri, llegó a denominar a Dukas como “modernista”
en un concierto en el que también se interpretaron obras de Beethoven, Stravinsky o
Lamote de Grignon:
Sobre esta misma obra, La Péri, encontramos otra crítica que resalta también su
modernidad en la armonía, así como cierta incomprensión del público:
Todo el que haya oído las obras de este compositor francés admira el colorido
brillante de su técnica, la característica de la moderna escuela francesa. En La Peri,
estas cualidades distintivas aparecen en toda su intensidad. La composición de Dukas
tiene novedad armónica, ambiente y colorido. Es de una dificultad de ejecución difícil
de vencer. El auditorio, que escuchó con visible interés la primera parte de La Peri,
mostróse complacido al final, aunque sin extremar sus manifestaciones de elogio a la
composición, aunque demostrara a la orquesta su entusiasmo.45
77
de una obra y asunto que ya aparecía mencionado en las críticas de la Sonate que
analizábamos en páginas anteriores. La reacción tibia del público a la obra también es
significativa.
Ese mismo recibimiento tibio por parte del público hacia La Péri se recoge en otra crítica
en la que, sin embargo, se ensalzan sus cualidades musicales y se le compara, para bien, con
el Daphnis et Chloé de Ravel, interpretado en el mismo concierto. En este caso el crítico no
ensalza la “modernidad” de la obra en sí, sino la perfección de su estructura, el aspecto
más tradicional de la misma. Compara, además, las cualidades de la obra de Ravel con
las de Dukas, extrayendo una reflexión muy interesante:
La Péri, de Dukas, fue también aplaudida. No tanto quizás, sin embargo, como la
producción de Ravel. Y es que sus cualidades no son, sin duda, tan exteriores. Su
estructura, con todo, nos pareció más trabajada que la del Daphnis. Por su musicalidad,
por su estructura siempre interesante, por su forma perfecta, la obra impúsose
ciertamente y fue bien recibida.46
Todas las críticas anteriormente expuestas son, por fecha, relativamente cercanas al
estreno de la obra. Sin embargo, encontramos otros dos comentarios en prensa mucho
posteriores que nos permiten ver cómo era valorada la obra más de veinte años después
de su estreno. Están firmados por Gerardo Diego en la “Crónica musical” de La Libertad:
[…] Y, sobre todo, nos interesó vivamente escuchar, después de tanto tiempo, el
poema sinfónico de Dukas “La Péri”, obra un poco circunstancial en su gusto
Gerardo Diego señala aquí el orientalismo de la obra con un tono negativo, achacándolo
a la moda de la época en la que la obra fue compuesta. Es paradójico que en este caso sea
criticado por seguir una moda de su tiempo, cuando por lo que se le ha criticado siempre es
precisamente, por lo contrario. Pero también alaba su “colorismo”, es decir, su buen uso de
la paleta orquestal.
47 Diego, Gerardo: “Crónica musical. Orquesta sinfónica”, La Libertad, Año XVI, Núm. 4370, 24-III-1934, p.
4.
79
mostró hábil en la búsqueda del color oriental –ya que una buena parte de la música
rusa es de inspiración y color semiasiáticos– y se creería escuchar, acá y allá, algún
tema procedente de Antar o de Shéhérazade- y ver brillar alguna de aquellas joyas
sonoras con que los rusos adornan a sus bellas princesas legendarias. Que nadie se
engañe en esto: no hay en esta analogía reminiscencias involuntarias ni consciente
imitación, sino solamente el efecto de una destreza magistral. Debido a estas razones,
por la complejidad de los elementos que entran en su desarrollo, por la mezcla de
sentimiento y de brillo, por la búsqueda de un colorido brillante y sutil, La Péri es, tal
vez, una obra más preciosa que el Apprenti sorcier, siendo permitido, en revancha,
preferir la fantasía y la espiritualidad de este.48
Entre los halagos que Chantavoine dedica a esta obra está la movilidad del tema y el
orientalismo, el cual achaca a una influencia de la escuela rusa. Otro de los detalles en los
que el crítico recae, muy inteligentemente, bajo nuestro punto de vista, es la similitud de
esta obra con la estructura utilizada por Dukas años antes en su Aprendiz de brujo, aunque
dejando claras las diferencias de carácter y propósito entre ambas obras. Sin embargo, el
crítico deja caer también, entre tanto piropo, un reproche muy habitual a Dukas. Cuando
señala “[…] el ligero defecto de un artista demasiado avaro de sus producciones,
demasiado sujeto a unas fórmulas a los cuales lo ha ligado una larga reflexión […]”, está
remarcando, como algo negativo, su escrupuloso respeto a las formas e indirectamente,
le reprocha una cierta falta de libertad o de originalidad a la hora de romper las estructuras
tradicionales.
Creemos que, aunque esta crítica puede tener sentido en algunas de sus obras más
“clásicas”, como la Sonate o la Symphonie en ut majeur, precisamente La Péri, presenta al
Dukas más impresionista a nivel orquestal y de carácter. Quizá la única obra de su
producción en la que se deja ver claramente la influencia del contexto en que la compuso:
los Ballets Rusos y el colorido impresionista.
La otra gran obra de música escénica en la carrera de Dukas fue su ópera Ariane et
Barbe-bleue, la cual se estrenó en España el 15 febrero de 1911 por la Orquesta Sinfónica
de Madrid bajo la dirección de Walter Rabl y sobre el escenario del Teatro Real.49 Esta
48 Chantavoine, Jean: “Paul Dukas y su obra”, Ritmo, Año III, Núm. 38, 15-VIII-1931, p. 5.
49 Barrado, Augusto: “Ariana y Barba Azul”, La Época, Madrid, 14-II-1913, p. 1.
obra tuvo que cargar con dos cruces: la inevitable comparación con el Pelléas et Mélisande de
Debussy y un libreto “mediocre” según el crítico Camille Mauclaire, de Maeterlinck.
Con motivo del estreno en París de su ópera leemos el siguiente comentario, una
traducción de una crítica de Camille Mauclaire, un gran defensor del simbolismo, de Mallarmé
y de Maeterlinck en particular. Teniendo en cuenta su opinión autorizada en cuestión literaria,
como especialista y defensor del simbolismo, resulta sorprendente que ni siquiera él defienda
el libreto de la ópera de Dukas, pese a ser de Maeterlinck. Observamos también a través de
esta crítica que la prensa española se hacía eco a menudo de los estrenos y opiniones de la
vida musical parisina, como si de una caja de resonancia se tratara:
Vemos una vez más la comparación inevitable con su compatriota Debussy. El crítico
hace aquí una valoración muy positiva de la ópera de Dukas, exceptuando el libreto, al que
critica por su orientación simbolista, pero no puede evitar hacer la comparación con la
“originalidad intensa” de Pelléas et Mélisande. Sin embargo, la valoración global que hace de la
música de Dukas en esta obra es excelente. Una opinión que, al parecer, no fue aislada, ya
que encontramos otro comentario, unos meses después, en el que Miguel Salvador, crítico
español de tendencia aperturista, amigo de Falla y Salazar, pone por las nubes a esta ópera,
haciéndose eco de la opinión del reputado Édouard Dujardin, poeta y dramaturgo francés
81
del ámbito simbolista. No deja de ser curioso que Dukas sea reivindicado por figuras
francesas del ámbito de la literatura, afines al simbolismo, y no por musicológos. Además, las
fechas de estos comentarios, publicados en 1907 y 1908, son muy tempranas y aún no se habían
representado en España ni Pélleas et Melisande de Debussy ni la ópera de Dukas. Esto significa
que se introdujo el debate teórico antes que el propio repertorio:
[...] Dukas es la figura más interesante hoy para nosotros. Sería cosa de dedicarle toda
la crónica para contar al público la significación que la crítica francesa le atribuye.
Esta crítica tiene un cierto sabor a reivindicación de la figura de Dukas y pone la ópera
del francés a la altura de las grandes obras que acababan de estrenarse en Francia en los
últimos años, como el Pelléas et Mélisande de Debussy, o Salomé de Strauss. De estas críticas
puede deducirse que el Pelléas, por su carácter revolucionario, tardó en ser digerido por el
público francés; en cambio la ópera de Dukas, pese a tener también ingredientes
impresionistas, tuvo una aceptación más temprana, por su carácter moderado y por ejercer
de puente entre la tradición y la vanguardia.
Uno de los problemas que señalábamos más arriba tenía que ver con el tibio recibimiento
de esta obra por parte del público en Francia. Si volvemos a recurrir al extenso artículo de
52 Villar, Rogelio: “Teatro Real. Ariana y Barba Azul”, El País, Madrid, 16-II-1913, p. 7.
83
Chantavoine publicado en Ritmo, encontramos una exposición detallada de los posibles
motivos de esta tibieza:
Ariane et Barbebleue, escrita por Paul Dukas sobre la obra de Maurice Maeterlinck, y
representada en la “Opéra Comique” en 1907, no ha encontrado ante el público el favor
que podía deseársele. Trataré de presentar ahora los motivos. Dukas desplegó en este
drama lírico las cualidades que se revelan en sus demás obras: lucidez de plan, fuerza
y riqueza del desarrollo, limpidez de temas, brillantez del colorido orquestal. El primer
acto de Ariane et Barbebleue, sobre todo, es el que presenta más fuertes estas cualidades.
Primeramente, los amplios presentimientos y los rumores del prólogo, después el
deslumbrante, el fantástico scherzo variado de las joyas tan vivo, tan diverso, tan
ingenioso en la multiplicidad sugestiva de sus ritmos, de sus armonías, de sus timbres,
para evocar sucesivamente la afluencia de las amatistas, de los zafiros, de las perlas, de
las esmeraldas, de los rubíes, hasta llegar al luminoso resplandor de los diamantes. Y
después de esta orgía de luz sonora, el murmullo fatal oído detrás de la puerta, el
lamento de las “Filles d’Orlamonde”, primeramente, casi imperceptible sobre un
estremecimiento supersticioso de las violas, ampliándose en seguida poco a poco,
anunciando el destino irresistiblemente desencadenado por la curiosidad de Ariana,
como antes la burlesca catástrofe fue ocasionada por las palabras del Apprenti sorcier.
Este soberbio primer acto de Ariane et Barbebleue, opulento y patético en su conjunto,
nutre de música al resto del drama. Las largas y fastidiosas charlas de las seis mujeres,
en el segundo acto, por animadas que puedan ser mediante el delicado trabajo de la
orquesta, hacen esperar por demasiado tiempo el poderoso episodio con el cual Paul
Dukas pinta la repentina irrupción de la luz en el calabozo. Sin ninguna duda, el tercer
acto contiene también brillantes páginas, aligeradas, al parecer, como las cautivas
redimidas, y otras, como por ejemplo el preludio y la conclusión, de una noble
gravedad. Por desgracia para el efecto final de la obra
–o sea para el efecto total–, ni la emoción ni la brillantez del primer acto se encuentran
con igual plenitud en los actos siguientes. Parece como si uno quedase musicalmente
ciego, para toda la noche, por el brillante y fluente esplendor del primer acto, y que el
resto del drama se hallase por ello, en virtud de una ilusión de la vista o del oído,
relegado a una relativa sombra.
Además, una música tan fuertemente construida, desarrollada con tal seguridad
de deducción, de una expresión por otra parte tan clara y exacta, y finalmente, de un
colorido tan brillante, debía servir para corregir la muelle indecisión característica de
la mediocre obra de Maeterlinck: en una ficción
vaporosa introducía una armadura de lógica irrealidad; concedía virilidad a
pensamientos pueriles, reafirmaba sentimientos flojos, vigorizando su tortuosa
languidez; fijaba en sólidos relieves las ondulaciones amorfas de aquella fantasía: daba
huesos y músculos a criaturas de insípida gelatina y un sentido plausible a su balbuceo.
Por lo menos, hacía todo lo humanamente posible para conseguirlo. Y, ciertamente,
no fracasó en ello. Llegaré a conceder que tuvo éxito; pero, de todos modos, la música
de Paul Dukas acusa su disparidad con la prosa de Maeterlinck: no le es
consubstancial. La misma declamación musical, cuya prosodia respetaba
escrupulosamente el ritmo verbal, o, mejor dicho. La arritmia del “poeta”, evoca
frecuentemente la fluida salmodia de Pelléas et Mélisande, de modo que, en los
elementos en que admirábamos más el arte robusto y lúcido de Paul Dukas, sentíamos
la nostalgia de las acariciadoras gradaciones con las que Claude Debussy, sobre un
drama más conmovedor, había encontrado una equivalencia tan justa de aquella
poesía decadente. Música y drama no llegaron a fundirse con la armonía casi amorosa
y voluptuosa que constituye el encanto único de Pelléas. He aquí tal vez la razón de
que provocando desde un principio menos resistencias que Pelléas, Ariane et Barbebleue,
no haya conseguido un éxito igual. El éxito definitivo, digno de su talento, digno de
los éxitos que ha conseguido en el concierto y entre los aficionados con el Apprenti
sorcier y la Sonate, hace esperar que Paul Dukas lo conseguirá en el teatro el día en que
su arte vigoroso pueda tratar un asunto de mayor movimiento, un drama más rico en
acción, más preciso de pensamiento, de un lenguaje más conciso, con movimientos
mejor dibujados, con personajes de una existencia menos desvaneciente.53
Chantavoine señala la desigualdad de calidad entre los tres actos, dejando al primero de
ellos como el mejor, con la consecuente sensación de pérdida en el acto II y III. Otro de los
puntos clave para el crítico francés es la mediocridad del libreto de Maeterlinck y la perjudicial
e inevitable comparación con el Pelléas de Debussy. Pero sobre todo incide en la falta de
acción musical (algo que, por otra parte, se convertirá en una constante en las obras escénicas
de las siguientes décadas –véase, si no, buena parte de la producción dramático musical de
Stravinsky, entroncada con el sentido ritual y abstracto de la trama literaria–), en el carácter
evanescente de los personajes (otro rasgo que deriva de la propia composición del libreto), y
sobre todo en la incapacidad de Dukas de respetar el estilo declamatorio de la prosa de
53 Chantavoine, Jean: “Paul Dukas y su obra”, Ritmo, Año III, Núm. 38, 15-VIII-1931, p. 5.
85
Maeterlinck, en la misma dirección que lo había hecho Debussy. Por lo tanto, es una vez
más la comparación con Debussy y el Pelleas lo que ensombrece la obra.
Otro aspecto con el que nos hemos encontrado al revisar la prensa acerca de esta
obra es una cierta reivindicación realizada desde Barcelona en los años 30, en la que se
critica que la ópera de Dukas no se haya representado nunca en la ciudad condal. Esta
demanda o reproche a los programadores de ópera catalanes se aprecia en artículos como
el siguiente:
Dukas, Ravel. ¿Por qué hasta ahora el Liceo ha cerrado sus puertas a “Ariana y
Barba Azul” y “La hora española”, óperas a las que podría unirse “Pelléas et
Melissande” de Debussy? No atinamos con la razón del desvío hacia obras cuya
exclusión se halla en pugna con un elevado espíritu artístico, y esperamos
confiadamente que, sea quien fuere el encargado de regir en lo sucesivo los destinos
del Liceo, rectificara un criterio que jamás debió sustentarse.56
Apenas cinco años más tarde, con motivo del anuncio del fallecimiento de Dukas,
el mismo diario volvía a dejar caer esta reivindicación:
54 Ferroud, Pierre-Octave: “A propòsit de Paul Dukas”, Mirador, Año VII, Núm. 339, 15-VIII-1935, p. 8.
55 “Crónicas de arte. Música”, La Vanguardia, Barcelona, 1-II-1912, p. 8.
56 “El gran teatro del liceo. Concierto de música francesa”, La Vanguardia, Barcelona, 11-III-1930, p. 33.
que los conciertos han popularizado. Con la muerte de Paul Dukas, la moderna
escuela musical francesa pierde uno de sus más ilustres representantes.57
Hasta este momento hemos hablado de las reacciones a las obras de Dukas estrenadas y
conocidas en España. Como hemos podido comprobar, son siempre comentarios breves,
aislados y poco numerosos, fruto del desinterés o la falta de atención que su figura recibió en
nuestro país. Sin embargo, hemos encontrado otro tipo de artículos referentes a él de mayor
extensión y profundidad. En los últimos años de vida del músico francés y, especialmente,
tras su fallecimiento en 1935, aparecieron diversos artículos en la prensa española en los que
Dukas recibía mayor atención de la acostumbrada. Se trata de un conjunto de artículos de
considerable extensión en los que importantes personalidades de la crítica y la musicología,
compositores y alumnos del maestro, valoraban detenidamente el conjunto de su producción
artística, su personalidad y su aportación a la música de su tiempo. Observamos por tanto
cómo su obra se interpretó poco y tuvo escasa repercusión en los círculos musicales de
amplio alcance, pero en cambio sí mereció atención en la prensa
87
especializada, por parte de determinadas figuras de prestigio que intentaban llamar la
atención sobre su figura, paliando así el injusto tratamiento que recibía.
Entre esas personalidades se encontraba Adolfo Salazar. En tan solo tres artículos
encontrados en los que Salazar dedicara algunas palabras a Dukas, observamos una
metamorfosis interesante en su opinión respecto al músico francés. La datación de estos
artículos, dato a tener muy en cuenta, es la siguiente: 1922, 1931, 1936. El último de ellos
es el único que está escrito tras el fallecimiento del compositor.
58 Carredano,Consuelo: “Adolfo Salazar: pensamiento estético y acción cultural (1914-1937)”. Director Emilio
Casares Rodicio. Tesis Doctoral. Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2007.
por otros reflejos más brillantes, se olvida un poco de aquellos, más discretos y
apagados, aunque de no menos quilates.
Debussy fue el hombre que quemó sus naves al llegar a un paraíso desconocido.
Ravel, instalado en él, realiza en cierto modo una obra de colonizador y, por
consiguiente, introduce, en cierta manera, un espíritu conservador. Dukas es el
hombre prudente que, sin soltar las amarras que le unen al viejo continente,
tradicional y prestigioso, se llega a la tierra de promisión e intenta dar nueva vida a las
plantas tan nobles, pero algo decrépitas, de aquel continente, trasladándolas al cálido
clima recién descubierto. [...]
Dukas realiza, en este sentido, el ideal de fuerza, solidez y empuje que algunos
atribuyen exclusivamente a compositores de países más hacia el centro de Europa;
pero a esas cualidades añade una claridad, un orden y una pureza de materiales que
es lo que casi siempre echamos de menos en estos otros. Creemos inminente un
movimiento de atracción hacia Dukas, que realizará en el momento actual lo que un
muy buen amigo nuestro quería significar cuando decía que “era un retrógrado de
1950”; esto es, un retrógrado del momento en que el serlo consiste en deificar al autor
del “Après midi d’un faune”. Solo que, acaso, nuestro amigo ha colocado esa fecha
demasiado lejos.59
La brillantez del artículo de Salazar reside en una reflexión muy crítica hacia la
importancia y el peso que se le dio a Dukas en esos años, siendo, además, tan difícil de valorar
en el mismo momento en el que sucedía, sin la más mínima distancia histórica para poder
llegar a esa reflexión. La idea expresada por Salazar en este artículo refuerza nuestra hipótesis
inicial de trabajo, por la que defendemos que la desatención de la figura de Dukas como
profesor de una importante generación de músicos españoles es consecuencia de su
infravaloración como compositor en la escena europea de esos años.
89
destacable la importancia que Salazar le otorga a Dukas, situándolo incluso por encima
de Debussy. De hecho, Salazar considera a Dukas como síntesis de lo mejor del estilo
germano y del mediterráneo, dos tendencias hasta el momento antagónicas, que
encontrarían su mejor fusión en el arte de Dukas
Tras este artículo, publicado en 1922, encontremos un breve comentario del propio
Salazar en 1931 en el que acusa a Dukas de autor “impersonal” y de “anteguerra”:
Las intermitentes contradicciones en las que incurre Salazar en sus escritos, más aún
en los que, como este tienen la urgencia propia de la prensa diaria, parecen impedirle una
reflexión previa. Sobre las incoherencias de Salazar, consideramos interesante remitir al
artículo de Javier Suárez-Pajares en La música en la Edad de Plata.61 Por otro lado, la única
explicación posible a este cambio de opinión es que, en el primer artículo, más meditado,
Salazar tratase de parecer más ecuánime, y de valorar las bondades de la música germana
y la calidad artística que existe en la tradición, más allá del deseo de innovación a toda
costa, que acabó imponiéndose como su criterio estético. En cambio, en la crítica de
1931, creada en el marco de la S.I.M.C y movido por la inmediatez del escrito, deja
traslucir sus ideas, mostrando su más absoluto desprecio por toda la música que se
desarrollara al margen de las nuevas corrientes francesas.
60 Salazar,
Adolfo: “La novena reunión de la S.I.M.C. en Oxford”, Ritmo, Año III, Núm. 40, 15-IX-1931, p. 8.
61Suárez-Pajares, Javier: “Adolfo Salazar: luz y sombras” en Música y cultura en la Edad de Plata, 1915-1939,
Nagore Ferrer, María; Sánchez de Andrés, Leticia y Torres Clemente, Elena (coord.). Madrid: ICCMU, 2009,
pp. 199-220.
Con motivo de un acto homenaje en el primer aniversario de su muerte en el Instituto
Francés de Madrid, Salazar dio una conferencia sobre la figura de Dukas, a la que siguió un
concierto con piezas del maestro francés interpretado por el pianista José Cubiles. En el
siguiente artículo se reproduce textualmente y casi por completo la disertación que Salazar
hizo aquella tarde en el homenaje a Dukas. Vuelve aquí a reivindicar su figura y a recolocar
su posición dentro del olimpo de la música francesa, tal y como ya hiciera en el artículo
publicado en 1922 y que comentamos anteriormente. Este fue el discurso con el que
reprochaba que su obra hubiera sido “poco” y “mal” conocida (pese a que él mismo nunca
hizo nada para paliar ese desconocimiento desde sus puestos como dirigente de diversas
instituciones musicales) y en el que analizaba estéticamente sus composiciones más
importantes. Estas fluctuaciones en la valoración de Dukas demuestran la contradicción
interna que debió de vivir Salazar con respecto a esta figura: si por un lado era consciente de
su valía, y de la necesidad de reivindicarlo, por otro lado, el alejamiento de Dukas de los
principios estéticos que Salazar defendía, lo convertían en una figura incómoda, e
inevitablemente censurable:
91
y, en consecuencia, las condenaba a ese fuego que ha consumido casi en su integridad
la producción de este músico.62
Pero no fue solo Salazar el que en algún momento puso su atención sobre la
producción de Dukas. El compositor mexicano Manuel Ponce, alumno de Dukas en la
École Normale de Musique de París, publicaba en 1928 un extenso artículo dedicado
íntegramente a su maestro. En él, hacía una valoración del músico en todas sus
dimensiones: la persona, el profesor y el compositor. Aunque las aportaciones de Ponce
sobre el Dukas profesor son muy interesantes y las utilizaremos en otros apartados de
nuestra investigación, nos centraremos aquí en analizar el fragmento dedicado a su
Parecidas reflexiones podrían hacerse acerca de las otras partituras del maestro.
Dukas tiene el pudor de la emoción (de “cierta especie de emoción”, que diría
Debussy) la cual nunca se muestra desnuda en peroraciones de un lirismo exaltado,
antes bien, se esconde en la trama sorprendente de una instrumentación rica y
colorida, que traduce las pasiones humanas, sin posponer la esencia puramente
musical de la obra al argumento más o menos literario que la inspira. Por eso, sin
93
conocer sus nombres, oiríanse con placer la “Péri”, la obertura de “Polyeucte”
o algún fragmento de “Ariane” como música pura, al contrario de lo que
acontece con otras composiciones sujetas a programa, las cuales, sin la guía
respectiva, resultan incomprensibles o mortalmente fastidiosas.
Es evidente que la distancia emocional entre Ponce y Dukas es mucho menor que la que
pudiera tener Salazar con el músico francés, ya que no podemos ignorar que, al tratarse de
uno de sus alumnos, el cariño y respeto profesados podrían restar objetividad al discurso de
Ponce. Sin embargo, consideramos que el artículo del mexicano no solo tiene agradecimiento
hacia su maestro, sino que también contiene un análisis crítico respecto al conjunto de su
producción que no debemos infravalorar. Ponce reconoce las debilidades de la producción
de Dukas: pocas obras y cierto “pudor a la emoción”. Estos son dos de los reproches más
habituales a la carrera del francés, pero aquí su alumno intenta justificar ambos: respecto a su
escasa producción, Ponce lo achaca a su meticulosidad y nivel de exigencia y en cuanto a esa
cierta falta de emoción, sostiene que es resultado de la prudencia y la reflexión obstinadas.
Es evidente que, en este artículo, hay mucho de revancha, de necesidad de salir a defender
al maestro y de intentar justificar cualquier posible punto débil en su producción como vía
de autoafirmación. Pero esto nos lleva a otra pregunta: ¿por qué un artículo tan extenso y
laudatorio a su maestro en 1928? Nos atrevemos a pensar que, en los últimos años de vida de
Dukas, en los que apenas compuso y estrenó obras, el peso de su figura en Francia se
desvanecía un poco, rodeado por las novedades y los nombres que surgieron en aquellos
años, y quizá, uno de sus alumnos, consciente de las probabilidades de que una producción
tan singular como la de su maestro empezara a pasar desadvertida en los programas de
concierto del futuro, decidió romper esta lanza en forma de artículo y en señal de justicia.
95
estrenó menos obras de lo que habitualmente componía un compositor a lo largo de una
vida. Aunque también Manuel de Falla tuvo una producción exigua, y eso no ha sido
impedimento para que su obra haya sido valorada e interpretada en el panorama
internacional.
Otra de las personalidades que dejó por escrito su opinión respecto al tamaño de la
producción de Dukas fue su alumno Joaquín Rodrigo. Con motivo de su fallecimiento,
Rodrigo publicaba un extenso artículo en la revista Ritmo en la que se expresaba así:
Hacía años, muchos años, que Dukas, como autor, callaba. Tras su último
éxito con la “Péri”, fresco orquestal escrito en muy pocas semanas, la musa de
Dukas, esta musa hecha de tierna severidad y de picante humorismo, no se había
hecho oír, no había alzado su voz más que en ocasiones especiales y solemnes;
es decir, ocasionales: a la muerte de Debussy, y la última, si mal no recuerdo, en
1924, a la tumba de Ronsard. Ha sido su última obra este bello soneto, que se
canta tan raras veces, sin poderse decir por qué.
Rodrigo pasa a formar parte de la larga lista de personas que no comprenden este
fenómeno, pero a diferencia de Chantavoine, el valenciano no sabe (o no quiere) dar
respuesta a esta duda. Es significativo que en todos y cada uno de estos artículos, a pesar del
reproche a este aspecto de su producción, haya unanimidad respecto a la calidad de sus obras
y respecto a su consciencia y auto exigencia como artista.
64 Rodrigo, Joaquín: “Ritmo desde París”, Ritmo, Año VII, Núm. 115, 01-IX-1935, p. 17.
65 Subirá, José: Historia Universal de la música. Madrid: Plus-Ultra, 1953, p. 399.
66 «Paul Dukas representa per excel.léncia l’individu dotat d’una originalitat que, sense ésser excessiva, havia d’assegurar-hi de cop
un lloc a part, no solament entre els seus compatriotas, sinó entre tots els compositors d’aquests darrers cinquanta anys. […]. El
seu defecte, i el que l’impedirà, als ulls de la posteritat, de figurar entre els més grans, és d’havers-se deixat seduir més per l’anàlisi
que no pas per la síntesi, i d’haver dut massa lluny la pudícia en l’expressió. Debussy, Ravel, Roussel, Florent Schmitt
97
Esa “timidez en la expresión” y la idea que su alumno deja caer respecto a su “no excesiva
originalidad” fueron aspectos repetidos en las diferentes valoraciones que se publicaron
sobre la trayectoria del francés en España. Pero estas críticas iban necesariamente ligadas a
la idea de que esa supuesta falta de emoción en su música era la consecuencia de una manera
muy concreta de trabajar: someter a la más brutal autocrítica cada una de las notas que
escribía sobre el pentagrama. Quizá esto le llevó a no estrenar y presentar todas las obras
que compuso. El caso es que esa racionalidad y meditación excesiva no pasó
desapercibida para los críticos y analistas del periodo:
Es curioso que las pocas valoraciones que encontramos acerca de quiénes pudieron
ser los referentes de Dukas siempre se centran en nombres de compositores clásicos del
pasado, pero pocas veces aparecen nombres de músicos franceses que le pudieran
influenciar, más allá de su coetáneo Debussy. Encontramos la excepción en un artículo
de Chantavoine:
[…] puédese, analizando su obra, pensar que el arte de Frank no dejó de tener
influencia sobre él; y aun no me sorprendería que, tal vez inconscientemente, hubiese
experimentado la influencia más fuerte de Camille Saint-Saëns, gran maestro de
equilibrio y lucidez. Pero es manifiesto que el arte de Paul Dukas debe muchísimo a
per no parlar d’altres, tenen la mateixa pudícia, pero estàven animats de més entusiasme, i d’una generositat que, tot sabent evitar
tan bé com ell el trivial, era susceptible, pel contrari, de més espontaneitat». Ferroud, Pierre-Octave: “A propòsit de Paul
Dukas”, Mirador, Año VII, Núm. 339, 15-VIII-1935, p. 8.
67 A.: “Informaciones musicales. Paul Dukas.”, ABC, Madrid, 24-V-1935, p. 34.
la meditación obstinada, al trabajo reflexivo, a la crítica de sí mismo y a su
consciencia.68
Chantavoine, al igual que los autores de los dos artículos anteriores, vuelve a destacar la
idea del trabajo reflexivo de Dukas, pero cita a dos compositores franceses como posibles
modelos de su estilo: César Frank y Camille Saint-Saëns, una observación más que razonable
que, sorprendentemente, se ve muy poco reflejada en la prensa analizada.
De las opiniones y artículos referidos hasta el momento hemos observado una serie de
reproches generalizados y compartidos pero pocos intentos de reivindicación hacia la figura
de Dukas, salvo los de sus alumnos, principalmente. Sin embargo, nos ha llamado la atención
que el crítico catalán, Vicente Mª de Gibert, a quien ya citábamos en páginas anteriores,
exponga en dos artículos publicados en La Vanguardia en 1934 y 1935 respectivamente,
algunas claves del verdadero peso de Dukas y de cómo se le valoraba justo antes y después
de su fallecimiento.
¿No podríamos sacar a Dukas del infierno en que le vemos metido? Él es, según
leemos, uno de los que encarnan los distintivos de la música contemporánea:
«Cerebralisme, formulisme, simbolisme, naturalisme, snobisme, tendencia a trencar
motllos o prescindir de les formes i de l'influx deis clássics». Ahora bien, Paul Dukas
es uno de los valores consagrados de la música moderna. En parar a un minucioso
examen de su producción, por no ser este el lugar de hacerlo, únicamente quiero
reivindicarle como maestro de la forma. «El aprendiz de brujo», universalmente
conocido y admirado, es un scherzo sinfónico; su «Sonata» de piano es un modelo de
estructura; y, ¿qué decir de sus «Variaciones, interludio y final sobre un tema de
Rarneau», una de las obras más perfectas de toda la literatura pianística? Y no es por
cierto un autor que prescinde de las formas el que ha escrito las maravillosas páginas
68 Chantavoine, Jean: “Paul Dukas y su obra”, Ritmo, Año III, Núm. 38, 15-VIII-1931, p. 4.
99
del primer acto de «Ariane et Barbe Bleu» en la escena de las piedras preciosas,
donde vemos una genial aplicación al drama del principio de la gran variación.69
Este artículo se publicaba en 1934, un año antes del fallecimiento de Dukas y momento
en el cual el músico francés llevaba ya años sin estrenar obras de gran importancia. Otro factor
a tener en cuenta es que este tipo de reivindicaciones hacia la figura de Dukas fueron
minoritarias y solo se produjeron tras el fallecimiento del compositor en 1935, algo un tanto
reprochable, ya que críticos que durante toda su trayectoria jamás lo destacaron o
promocionaron, comenzaron a hablar del injusto olvido a un músico de su talla justo en los
meses posteriores a su desaparición. Un buen ejemplo de ese aprovechamiento de su figura
lo observamos en la posición de Adolfo Salazar en los tres artículos que comentábamos en
páginas anteriores.
El segundo artículo de Gibert, publicado apenas dos meses después del fallecimiento del
francés, pone toda su atención en lo que consideramos el epicentro de la “problemática
Dukas”: la consideración de su clasicismo como una muestra de su inteligencia e
independencia y no como la rémora de un músico incapaz de abandonar la tradición. Con
este extenso artículo, Gibert mostraba su razonamiento:
101
que era a la sazón el ídolo de la Europa musical, y de ese culto quedan huellas
manifiestas en “Polyeucte”; pero, en seguida se dio cuenta de la servidumbre que ese
culto imponía a sus adeptos. Al escribir su Sonata de piano, diremos con Alfred
Cortot, en el penetrante estudio que a sus obras pianísticas consagra en el libro
otras veces citado en estas columnas, “La Musique francaise de piano”, Dukas
busca en la fuerte disciplina de los ejemplos clásicos una salvaguardia contra la
influencia contagiosa cuyos efectos teme. Así se aproxima a Beethoven; pero en
esta adhesión y sus consecuencias, ¿no puede, verse un acto de independencia
antes que un gesto de docilidad? Por lo demás, podríamos repetir, aplicándolas
a Dukas, las mismas palabras de que este se sirvió para analizar la obra de César
Franck: “Es porque el pensamiento es clásico, es decir lo más general posible,
que reviste la forma clásica; no es en virtud de una teoría preconcebida, ni de un
dogmatismo reaccionario que subordinaría el pensamiento a la forma”.70
Consideramos que la reflexión de Gibert llega mucho más lejos que cualquiera de las
analizadas hasta este momento, porque saca a la luz la verdadera pregunta, la cuestión que
genera todos los reproches y alabanzas a Dukas: ¿fue la libre elección de un estilo compositivo
clásico en los inicios del siglo XX motivo de desprestigio o infravaloración?
¿Es un compositor mejor o peor por cultivar formas musicales del pasado en lugar de crear
nuevas? ¿Reside en la forma o el estilo elegido la calidad de una obra y de su creador?
Para nosotros la respuesta es muy clara: no. Sin embargo, a la luz de lo analizado, creemos
que, al menos en aquellos años y en ese contexto, las características estilísticas de la música
de Dukas sí que le perjudicaron, tan injusta como irracionalmente. Gibert da en el clavo al
analizar las elecciones estilísticas e ideológicas de Dukas como una muestra de libertad e
independencia absoluta, más que como la elección de un creador conservador incapaz de
abandonar una tradición por miedo o incapacidad.
Sin embargo, creemos que la opinión de Gibert fue minoritaria y que la mayoría de los
críticos catalogaron el clasicismo de Dukas como una rémora y no como una libre elección
fruto de una profunda reflexión estilística. Esta consideración, como decíamos anteriormente,
es la madre de todos los reproches analizados en este capítulo: producción muy pequeña,
conservadurismo, falta de novedad y escasa emotividad.
* *
*֒
Tras el análisis de todas las críticas y artículos mencionados, deducimos que la obra y
figura de Dukas estaban completamente desfiguradas en España. Las razones para ello son
diversas y trataremos de resumirlas a continuación:
Otro factor determinante, y también relacionado con el estilo, es su elección de las formas
tradicionales como escenario de casi la totalidad de sus obras. En un contexto como la Europa
de los primeros años del siglo XX, el factor innovación estaba en su apogeo e inevitablemente,
un compositor dedicado a la forma sonata, la sinfonía, los poemas sinfónicos y los temas con
variaciones, perdía gran parte de la atención que otras propuestas estéticas mucho más
novedosas, como las de sus coetáneos Debussy o Stravinsky sí consiguieron acaparar.
103
Por último, consideramos que la atención que la crítica y los estudiosos españoles del
periodo dedicaron a Dukas fue ínfima en comparación a cualquiera de los compositores
florecientes en la Europa de aquellos años. La mejor prueba de ello es que del considerable
período de años que hemos analizado (1900-1939) y de la importante cantidad de periódicos,
revistas y publicaciones revisadas, apenas hemos encontrado una pequeña suma de reflexiones
y comentarios dedicados al músico francés. Reflexiones y comentarios que, además, destacan
por ser breves, heterogéneos y muy irregulares en el tiempo.
En otras palabras, Dukas no era una cuestión que tratar, no formaba parte de las
preocupaciones ni los intereses del público y la crítica española de aquellos años, que estaban
más ocupados en escuchar y debatir sobre las novedades estilísticas que en prestar atención a
ese compositor “tan de anteguerra”, como diría Salazar.
Además, a partir del inicio de la Primera Guerra Mundial, el clima de francofilia abierta
que se vivió en España contribuyó a borrar del mapa artístico cualquier manifestación de
origen germano. Esto perjudicaría sin duda la valoración y difusión de la música de Dukas,
quien como ya hemos señalado, se movió siempre a medio camino entre las formas germanas
y las sonoridades orquestales francesas. Por tanto, el clima político tampoco facilitó su
recepción en España.
Definitivamente, todas estas razones nos llevan a plantearnos la misma pregunta que nos
realizábamos en el apartado anterior: ¿fue el factor “tradición” en la música de Dukas
determinante para la falta de interés en nuestro país, o realmente existieron reservas acerca de
su capacidad para crear y conmover? Desde estas líneas, nos decantamos por la primera
hipótesis, la cual nos lleva a una nueva pregunta: ¿hubiera sufrido Dukas la misma desatención
en España si hubiera volcado toda su capacidad e inspiración en cultivar otras corrientes
estilísticas más coetáneas a él? A esta cuestión, lamentablemente, ya nunca podremos
responder, pero sí que nos permite esclarecer los posibles parámetros que determinaron su
silenciamiento en España.
Cabe también cuestionarse por qué, si su música fue poco interpretada y su figura recibida
con tanta tibieza, tantos músicos españoles decidieron marchar a París a estudiar con él. Quizá
el nombre de Dukas como orquestador y pedagogo gozó de mejor fama en el ambiente
musical compositivo que en la crítica española. Veamos si podemos corroborar o no esta
hipótesis en las próximas páginas.
PARTE I.
MAGISTERIO PRIVADO DE PAUL DUKAS
(1890-1914)
105
INTRODUCCIÓN.
DUKAS, ¿UN PROFESOR PRIVADO O UN AMIGO
DESINTERESADO?
Suponemos que el musicólogo francés François Lesure no era consciente en 1965 del
alcance de sus palabras, pero lo cierto es que su temprana y desatendida reivindicación es el
detonante de la investigación que desarrollaremos en las próximas páginas.
En esta primera parte de la tesis nuestro objetivo es analizar ese “papel oculto” de Dukas
en sus relaciones de magisterio privado anteriores a su periodo como profesor de enseñanzas
regladas en el Conservatoire de París y en la École Normale de Musique. En este grupo de
alumnos privados encontramos tres compositores españoles: Isaac Albéniz, Facundo de la
Viña y Manuel de Falla. Sin embargo, aunque nuestro estudio se centra en discípulos
españoles, creemos conveniente presentar aquí qué otros alumnos franceses o extranjeros
recibieron magisterio privado del autor de L’Apprenti sorcier.
1 « Un point important que l’on oublie trop, c’est le rôle qu’il joua dans le développement de la jeune école musicale espagnole. C’est
lui qui accueillit et qui fut le principal conseiller d’Albeniz et de Manuel de Falla […] Il y eut en tout cas une sorte de rôle occulte
de Dukas, que l’on découvrira peu à peu et qui ne pourra que le grandir ». Lesure, François: “Paul Dukas demeure”,
Musica, Paris, 1-VI-1965, p. 29. París, BNF, sig. Vm.dos 8 (64).
107
Nationale de France no se ha conservado material pedagógico que atestigüe el alcance, la
duración y la envergadura de estas relaciones discipulares desarrolladas en el ámbito privado,
la correspondencia de Dukas con numerosos personajes de la vida musical parisina de la
época sí que nos permiten confirmar los nombres que en algunas cartas son denominados
como “alumnos” del francés: Robert Brussel, Marcel Levallois y Wanda de Naley
Zawistowska.
El primero de ellos, Robert Brussel (1874-1940), fue un periodista y crítico musical que
ejerció su oficio en importantes publicaciones como Revue d'art dramatique, Musica, Courrier
musical o Le Figaro.2 En la primera carta conservada de la copiosa correspondencia entre Paul
Dukas y Robert Brussel, firmada el 3 de septiembre de 1894, se evidencia el inicio de una
estrecha e íntima amistad que duró toda la vida y en la que se deja entrever que Brussel es ya
su alumno desde hace un tiempo.3 Aunque en dicha correspondencia no se especifica el
contenido exacto de esas “clases”, se puede deducir por la dedicación posterior de Brussel a
la crítica musical que su interés no sería tanto formarse como compositor (no se conoce la
existencia de obras compuestas por él) como adquirir una cultura y conocimientos musicales
profundos que le permitieran desarrollar su faceta de crítico. Intuimos, por tanto, que la
amistad entre ellos llevó a Dukas a convertirse en una especie de mentor del futuro periodista
musical. El muscicólogo Simon-Pierre Perret, que acaba de publicar la edición más reciente
de la correspondencia de Dukas, afirma que el francés consideraba a Brussel como “un hijo
adoptivo”.4
2018.
5 París, BNF, NLA-26 (010).
6 París, BNF, sig. VM1-3031 (75).
7 París, BNF, sig. VM7-124174.
8 París, BNF, sig. VM7-124173.
Maeterlinck (1904),9 Mutuel - Secret. Melodie (1904)10 y La Mort des amants. Ch. Baudelaire (1904).11
Sin embargo, aparte de la existencia de estas partituras que confirmarían su paso por la Schola
Cantorum, no hemos podido documentar ningún otro dato biográfico acerca de este
compositor, por lo que nuestro conocimiento acerca de su contacto con Dukas se limita a
estas fuentes.
El tercer nombre que anunciábamos líneas atrás dentro del grupo de alumnos privados
no españoles pertenece a una mujer: la cantante polaca Wanda de Naley Zawistowska. El
paso de esta aspirante a cantante por la vida de Dukas ha sido descubierto por los autores de
la biografía más documentada hasta la fecha sobre el compositor francés, Marie-Laure Ragot
y Simon-Pierre Perret.12 En ella se dedica un pequeño capítulo a narrar cómo a través de
Robert Brussel, esta joven polaca tomó clases con Paul Dukas para intentar iniciar una carrera
profesional como cantante en París. Desafortunadamente, no trascienden datos del
contenido de esas clases, pero lo que sí sabemos es que ambos iniciaron su contacto en 1902,
quedando el compositor francés enamorado de la joven, que, contra todo pronóstico por su
juventud, fallecía el 5 de febrero de 1904 por un episodio de altas fiebres.
Como podemos ver, los tres alumnos privados y no españoles de los que tenemos
constancia tienen un mismo punto en común: el vínculo personal y emocional con Dukas. Y
es que si el compositor francés no aceptó ningún nombramiento como profesor oficial hasta
1909 (año en el que asume la asignatura de orquesta en el Conservatoire de París por
invitación de su amigo Fauré), se puede deducir de él que estaba más interesado en la
composición que en la enseñanza y que las ocasiones en las que admitía a algún alumno
privado eran más bien por amistad o por petición y mediación de alguno de sus amigos en
favor de terceras personas, como ocurrió con el caso de Wanda de Naley a través de Brussel.
De hecho, entre esos favores a amigos cabría ubicar algunas sustituciones puntales que el
francés realizó a d’Indy en la Schola Cantorum en los últimos años del siglo XIX y que han
sido recientemente documentadas.13
nacional a partir de los diálogos entre Francia y España”. Directora Elena Torres Clemente. Tesis Doctoral.
Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2018.
109
crítica musical, actividad que inició en 1892 en La Revue Hebdomadaire, y que durante años le
llevó a colaborar en otras publicaciones francesas como Minerve, La Chronique des arts, La
Gazette des beaux-Arts o Le Courrier musical. 14
Cualquiera que sea la forma en que son recompensados, los estudiantes deberían
ser persuadidos por su maestro de que no es un título nobiliario que se les confiere,
y que su precio es solo uno. Buena nota de salida, sin más. Pero nuestra manía de
clasificación y nuestro amor por la jerarquía son tales, que será difícil convencerlos
de que no han adquirido, por lo tanto, una superioridad absoluta y definitiva sobre
todos sus compañeros de clase. Los maestros, halagados por el éxito de sus alumnos
como triunfos personales, mantienen, además, entre aquellos que son capaces de
proporcionarles el éxito, ese sentimiento de vanidad que sería suficiente para paralizar
cualquier impulso verdaderamente artístico.15
14 Dukas, Paul: Les écrits de Paul Dukas sur la musique: juin 1892 - janvier 1932. París: SEFI, 1948.
15 « L’inconvénient le plus grave de la méthode d'enseignement que l'on pratique au Conservatoire, méthode dont nous ne nions pas
les sérieuses qualités pour les avoir éprouvées, nous semble consister surtout en cet état d'esprit qu'elle crée, par les concours, chez les
élèves couronnés […]. A notre avis, des notes données pendant toute la durée des études et servant à établir un classement annuel
rendraient de meilleurs services à tout le monde. Le mode de jugement serait plus équitable […]. Quelle que soit d'ailleurs la
manière qu'on adopte de les récompenser, les élèves devraient être bien persuadés par leur maitre que ce n'est pas un titre nobiliaire
qu'on leur confère, et que leur prix n'est qu'une bonne note de sortie, sans plus. Mais notre manie de classement et notre amour de
la hiérarchie sont tels, qu'on les convaincra difficilement qu'ils n'ont pas acquis, par-là, une supériorité définitive et absolue sur tous
leurs condisciples. Les maîtres, flattés des succès de leurs élèves comme de triomphes personnels, entretiennent d'ailleurs chez ceux
qui sont capables de les leur procurer, ce sentiment de vanité qui suffirait à paralyser en eux toute impulsion vraiment artistique ».
Dukas, Paul: “Les premiers prix”, La Revue Hebdomadaire, París, 1-VIII-1896, p. 306.
Esta crítica a la jerarquía de los concursos del Conservatorio y a la vanidad de alumnos
y profesores en situaciones de éxito y reconocimiento académico, demuestra unas ideas
pedagógicas bastante avanzadas para la época, ya que lo que realmente está haciendo en este
artículo es replantear, revisar y dudar de los sistemas de evaluación tradicionales de los
Conservatorios.
En primer lugar, abordaremos a Isaac Albéniz, cuyo contacto con Dukas estaría inserto
en este grupo de amigos a los que acogía, ayudaba y aconsejaba de manera desinteresada.
Decimos esto porque en el capítulo que dedicaremos en exclusiva a este compositor, quedará
demostrado que el vínculo entre ambos fue una estrecha amistad entre iguales más que una
relación profesor-alumno. Esta relación se inició a finales del siglo XIX en París y perduró
hasta el fallecimiento de Isaac Albéniz en 1909. Alumbraremos esa amistad con repercusiones
musicales positivas para Albéniz a través del estudio de una correspondencia inédita entre
ellos y del análisis de partituras de ambos.
Tras el vínculo de Dukas con Albéniz, encontramos que el segundo compositor español
con el que el francés habría tenido algún tipo de contacto musical es Facundo de la Viña y
Manteola (1876-1952), músico gijonés que ha sido desatendido por la musicología hasta
fechas muy cercanas. Esta desatención ha terminado gracias a la tesis doctoral realizada por
la musicóloga Sheila Martínez Díaz, en la que se reconstruye su biografía y se analiza su obra
desde un punto de vista estético-musical.16
16Martínez Díaz, Sheila: “Facundo de la Viña y Manteola (1876-1952) y el regionalismo musical castellano:
imágenes de una tierra, sonidos de una identidad”. Directores Ramón Sobrino Sánchez y Mª Encina Cortizo
Rodríguez. Tesis doctoral. Oviedo, Universidad de Oviedo, 2017.
111
Según los testimonios de sus nietos y de sus amistades más cercanas, recogidos en el
trabajo de Martínez Díaz, y según el propio De la Viña, este fue alumno de Dukas. 17 La
hipótesis de Martínez Díaz es que el contacto entre ambos músicos se debió de producir
entre los años 1903 y 1904, en los que el compositor asturiano realizó varias estancias en
París.18
Este breve comentario de Pérez Dolz, es sin embargo muy significativo porque desvela
dos opiniones sobre su formación en París: en primer lugar, da una importancia mayor a la
formación recibida en Francia que a la recibida en Madrid. Por otro lado, habla de la “severa”
lección de Dukas. Teniendo en cuenta que Pérez Dolz fue un amigo íntimo de De la Viña,
es plausible que esta apreciación sobre el magisterio del francés la conociera a través del
asturiano.
Pero más allá de estas escuetas referencias en prensa donde se presenta al compositor
como alumno de Dukas, seguimos teniendo un vacío documental que no nos permite
conocer las fechas concretas y el contenido de esas “lecciones”. Lo único seguro es que el
período 1900-1904, en el que De la Viña vivió a temporadas en París, Paul Dukas no ejercía
como profesor en ninguna institución académica (su entrada en la École Normale de Musique
y el Conservatoire de París se produjo en 1927 y 1928 respectivamente) por lo que el tipo de
lecciones que el asturiano debió de recibir estarían en la misma línea que las que
17 Ibid.,pp. 239-240.
18 Ibid.,p. 240.
19 La España moderna, Madrid, 1-III-1908, p. 18.
20 París, BNF, Fonds Montpensier. Pérez Dolz, Francisco: “El próximo estreno de la ópera española La
Por tanto, el único recurso que tenemos para analizar una posible influencia del francés
sobre De la Viña es el análisis de su música y de las decisiones estéticas del asturiano en el
período inmediatamente anterior y posterior a su estancia en París. En este sentido, el crítico
Enrique Franco ya subrayó en un artículo para El País en los años 70, cierto paralelismo entre
la carrera del asturiano y la del francés:
Esta inteligente observación realizada por Enrique Franco en 1976 nos pone en la pista
de partida para analizar posibles paralelismos entre la música del francés y del asturiano. En
primer lugar, debemos analizar cómo era clasificada la obra de Facunda de la Viña en España.
Encontramos la opinión de Adolfo Salazar en un artículo de 1926 escrito con motivo del
estreno de la ópera La espigadora:
21 Franco, Enrique: “Centenario de Facundo de la Viña, otro olvidado”, El País, Madrid, 29-VIII-1976, p. 32.
113
modernista de los advenedizos. Un músico serio, leal consigo mismo. En seguida, un
músico que ama y siente profundamente la tierra en que vive: Castilla. Aunque su
origen sea asturiano, La Viña ha pasado toda su juventud en la vieja Castilla, que ha
sido, con Asturias, sujeto de sus cantos. De Covadonga a Gredos viaja su musa, y
esos nombres llevan sendas composiciones suyas, que hemos oído en las orquestas
Sinfónica y Filarmónica.22
Sorprende la defensa por parte de Salazar de un compositor que no seguía la “vía más
renovadora”. Como vemos, aquí el crítico pone por encima su calidad como compositor a
su elección estética. Sin embargo, es obvio que el hecho de ser un compositor “de la cepa
tradicional” y coetáneo a un gigante como Falla, le condenó a vivir en la sombra de su
generación.
22 París,BNF, Fonds Montpensier. Salazar, Adolfo: “Una nueva ópera española: La Espigadora, de La Viña y
Pérz Dolz”, El Sol, Madrid, 18-II-1926, p. 7.
23 Salvador, Miguel: “Los conciertos populares”, Revista musical hispano-americana, Madrid, II-1915, Núm. 1, p.
14.
Aunque la valoración es muy positiva, el crítico deja entrever los puntos débiles de esta
composición, “sus reminiscencias de juventud y sus vacilaciones, superadas en obras
posteriores de De la Viña”, por lo que el crítico, subraya una evolución postivia, un cambio,
desde esa obra de 1899 hasta 1915, fecha en la que firma esta crítica.
Tras su paso por Francia, las siguientes obras sinfónicas del asturiano son su ópera Almas
muertas, de 1905, y dos poemas sinfónicos: Canto de trilla y Juventud ambas firmadas en 1907.
Cabe recordar en este punto que para 1900-1904, periodo de contacto entre ambos, Dukas
ya había estrenado dos obras sinfónicas de trascendencia: la Symphonie en ut majeur (1895–
1896) y L'Apprenti sorcier (1897), dos posibles motivos para que De la Viña se interesase por
estudiar y conocer a su autor. Además, en 1900 se produjo la primera interpretación de
L'Apprenti sorcier en España y la fama del compositor francés estaba en auge. Debemos tener
muy presente este contexto para entender por qué el joven asturiano decidiría acercarse al
maestro francés en su estancia parisina.
El tercer alumno español de Dukas de este período de magisterio privado fue Manuel de
Falla. La diferencia de edad entre ellos y el estatus ya alcanzado por Dukas en el momento de
la llegada de Falla a París hacen que esta relación tenga un carácter distinto a la que el francés
mantuvo con Albéniz: la de un discípulo, Falla, pidiendo magisterio a un maestro. La gran
cantidad de fuentes que en este caso sí se han conservado serán analizadas en un capítulo
propio. Entre ellas se encuentra la correspondencia mantenida entre los dos músicos y un
análisis comparativo de obras de los dos compositores.
24Martínez Díaz, Sheila: “Facundo de la Viña y Manteola (1876-1952) y el regionalismo musical castellano:
imágenes de una tierra, sonidos de una identidad”. Directores Ramón Sobrino Sánchez y Mª Encina Cortizo
Rodríguez. Tesis doctoral. Oviedo, Universidad de Oviedo, 2017, p. 239.
115
Ya solo nos queda adentrarnos, pues, en el análisis pormenorizado para intentar
determinar si el francés operó en las vidas de estos músicos españoles como un profesor
privado o como un amigo desinteresado. Las próximas páginas nos darán la respuesta.
CAPÍTULO 2.
ISAAC ALBÉNIZ Y PAUL DUKAS:
UNA AMISTAD HECHA MÚSICA
Como la balada de Goethe, este capítulo pretende narrar la historia del viejo mago Paul,
cuyo aprendiz, Isaac, está deseoso de imitar a su maestro. Veremos cómo el joven inexperto,
llegado de un país cercano, consigue dar vida a unas cuantas partituras, pero pronto descubre
no saber detener el proceso compositivo que ha puesto en marcha y que solo el viejo brujo
le podrá ayudar a finalizar…
El tipo de relación que existió entre el autor de Iberia y Paul Dukas fue, ante todo, una
estrecha amistad entre dos músicos de la misma generación. Nunca existió entre ellos una
relación discipular en el marco de una institución académica, aunque sí hubo solicitud de
consejos. Además, la relación personal trabada entre ellos trajo consecuencias musicales para
ambos, especialmente para el Albéniz orquestador.
1« Hat der alte Hexenmaster / Sich doch einmal wegbegeben / Und nun sollen seiner Geister / Auch nach meinen Willen leben.
/ Seine Wort’ und Werke / Merkt’ ich und den Brauch / Und mit Geistestärke / Tu’ ich Wunder auch ». Goethe: “Der
Zauberlehrling”, 1797. Traducción de Carlos Domingo en Domingo, Carlos: Poemas traducidos. Barcelona:
Ediciones del domo, 2016, p. 11.
117
La primera gran cuestión por resolver es la fecha de inicio de esta relación. Adolfo
Salazar, en La música contemporánea en España afirma que fue la esposa de Albéniz quien, en
1893, lo convenció de la conveniencia de trasladar su residencia definitiva a París.2 Según
Perret y Ragot, autores de la biografía más documentada sobre Dukas, la amistad comenzó
en 1895 o 1896:
Una de esas primeras ocasiones se produjo en el año 1889. En aquel momento, Albéniz
llegaba a París precedido de una reputación de “pianista sin rival” y fue invitado a tocar en
un concierto al que asistieron Debussy, Ravel, Fauré y Dukas. Clark, en su biografía sobre el
compositor español, narra así aquel concierto:
2 Salazar, Adolfo: La música contemporánea en España. Oviedo: Universidad de Oviedo, 1930, p. 141.
3 « Le meilleur de ses loisirs est toutefois consacré aux amis. Parmi les plus récents, une place particulière doit être faite au compositeur
et pianiste espagnol Isaac Albéniz qui s'est installé à París avec sa famille à la fin de 1894. Les deux musiciens font connaissance
en 1895 ou 1896, certainement grâce à Poujaud. Comme beaucoup, Dukas est conquis par la vitalité, la probité, la générosité et la
prévenance de l'homme et par le génie de l'artiste. Il va ressentir peu à peu à l'égard de ce "fils illustre de la brillante Espagne" et de
sa famille une affection très vive, fraternelle, qui sera partagée ». Ragot, Marie-Laure y Perret, Simon-Pierre: Paul Dukas.
París: Fayard, 2007, pp. 137-138.
el español era capaz de evocar con el piano los característicos sonidos de la
guitarra española, como el rasgueado.4
No podemos olvidar que 1889 fue también el año de la Exposición Universal de París,
en la que muchos de los compositores franceses residentes en la ciudad tuvieron la
oportunidad de escuchar, por primera vez, músicas y sonoridades de diferentes culturas. Este
fue muy probablemente el escenario de descubrimiento del flamenco primitivo para Debussy.
El propio Manuel de Falla narraba así el hallazgo del francés:
Esta fascinación por la música española en París creó un magnífico caldo de cultivo para
la recepción de Albéniz, profundo conocedor de esta tradición, y cuya música de concierto
bebía en esas mismas fuentes populares.
4 Clark, Walter Aaron: Isaac Albéniz: Retrato de un romántico. Madrid: Turner, 2002, p. 95.
5 De Toro, Miguel: “Isaac Albéniz en la sala Erard”, Ilustración musical hispano-americana, Año VIII, Núm. 171, p.
8.
6 Blasco, Eusebio: “París-Madrid”, La Época, Madrid, 13-V-1889, p. 1.
7 “Teatros y conciertos”, Ilustración musical hispano-americana. Madrid, 7-V-1889, p. 6.
8 Falla, Manuel de: Escritos sobre música y músicos. Madrid: Espasa Calpe, 1988, pp. 176-177.
119
Pero sigamos ahora con el inicio de la relación entre Dukas y Albéniz. El primer contacto
directo entre ambos se produjo en casa de Chausson. A este respecto, Henri Collet contradice
la versión de Perret y Ragot9 y afirma en su biografía Albéniz y Granados que la introducción
del catalán en el círculo de compositores franceses del momento se produjo del siguiente
modo:
Pero, allí conoció asimismo a Gabriel Fauré y a los señores Dukas y d’Indy.
Por lo demás, la amistad de Fauré y de Dukas se debe a Albéniz, quien había
solicitado consejos técnicos del autor de Ariana y Barba Azul y convirtiéndose en
el íntimo amigo de su maestro, fue dichoso a su vez, de presentarle a Fauré. (Fue
entonces cuando Fauré hizo ingresar al señor Dukas como jefe de la clase de
orquesta del Conservatorio).10
9 Ragot, Marie-Laure y Perret, Simon-Pierre: Paul Dukas. París: Fayard, 2007, pp. 137-138.
10 Collet, Henri: Albéniz y Granados. Buenos Aires: Grandes biografías, 1943, p. 46.
Imagen 1. Gabriel Fauré con Isaac Albéniz, Léon Jehin y Clara Sansoni. 1906.
París, BNF, sig. Est.FauréG.059
121
Debemos tener también en cuenta en qué punto de su carrera musical se encontraban
Dukas y Albéniz al conocerse. En 1889, Dukas apenas tenía 24 años, pero ya había
compuesto más de una decena de obras, entre las que se encontraba su cantata Velléda con
la que consiguió el segundo Premio de Roma de 1888. A pesar de su juventud, Dukas ya
estaba entre los nombres más prometedores de la música francesa y se relacionaba como uno
más en los círculos musicales parisinos entre importantes compositores de su generación.
En ese contexto llegó Albéniz a París, a la edad de 29 años, con un prestigio internacional
ya consagrado como pianista y con una importante lista de composiciones propias, entre las
que destacaban, sobre todo, obras para piano como la Suite española, Recuerdos de viaje, Doce
piezas características o su Concierto Fantástico.11 Sin embargo, en el terreno de música escénica,
Albéniz apenas había compuesto dos pequeñas zarzuelas en aquel momento. Por tanto, el
Albéniz compositor que llegó a París poseía ya un recorrido en música pianística, pero su
experiencia como orquestador era todavía muy reducida. Era, en realidad, un pianista-
compositor, que vertía su inspiración en el ámbito del piano para uso propio.
Pero más allá de la amistad, el contacto entre ambos músicos tuvo consecuencias en la
producción musical de Albéniz y dejó algunas huellas en la música de Dukas.
Cuando Albéniz y Dukas se conocieron iniciaron una relación de amistad que traspasaría
el área musical implicando a sus familias y manteniéndose en el tiempo más allá del
fallecimiento de Isaac Albéniz en 1909. Las únicas fuentes existentes para desgranar la
dimensión de esta amistad son la correspondencia inédita escrita por Dukas y enviada a
Albéniz entre los años 1902-1909 y las cartas enviadas por Laura Albéniz, hija del compositor
catalán, a Paul Dukas, en los años posteriores al fallecimiento de su padre.
11 TorresMulas, Jacinto: Catálogo sistemático descriptivo de las obras musicales de Isaac Albéniz. Madrid: Instituto de
Bibliografía Musical D.L, 2001.
Existe por tanto un importante vacío documental entre los años 1889-1902, en los que
la relación entre ambos se trabó en París, de manera directa, y de la que no nos han quedado
fuentes primarias. Sin embargo, a través de los temas tratados en la correspondencia existente
se puede dilucidar el trasfondo de esta relación y, sobre todo, el grado de confianza e
intimidad existente entre Dukas, Albéniz y sus familias.
Observamos tres temáticas fundamentales sobre los que trata esta correspondencia: 1.
Asuntos personales, 2. Seguimiento de sus trabajos y estrenos 3. Escenarios geográficos de
su amistad.
Respecto a la dimensión personal y familiar, se destila en estas cartas un nivel muy alto
de confianza y amistad entre ellos. Son varias las ocasiones en las que ambos compositores
se hablan en términos llenos de cariño y complicidad. Un ejemplo de ello es este fragmento
de una carta escrita por Dukas el 17 de marzo 1902:
El interés que Dukas muestra por Albéniz en sus cartas siempre va más allá de los temas
profesionales y musicales, preocupándose continuamente por saber cómo se encuentra tanto
él como su familia. Como muestra de ello, está la relación que Dukas mantuvo con los tres
hijos de Albéniz tras el fallecimiento de este en 1909. Incluso en vida del compositor catalán,
Dukas se dirigía a sus hijos con toda naturalidad y confianza. En una carta firmada el 1 de
noviembre de 1906, Dukas habla en tono jocoso con la mujer y las hijas de Albéniz:
12 « Mais dans tous les cas, croyez-moi de tout cœur, vous restez un charmant poète, un bipède de l’espèce la plus rare et la plus
recherchée parmi les collectionneurs de la variété dite anciens fidèles. En un mot, vous faites partie de ces hommes exemplaires qui
sont de plus en rares dans notre civilisation et qui ont le mérite de figurer parmi les grands Hommes qui sont célébrés au musée de
l’histoire des sciences naturelles et morales ». Barcelona, Biblioteca de Cataluña, sig. M. 986-34.
123
elocuentes, cariñosos, más decentes, más generosos, más elegantes, en una
palabra, ya que esta palabra resume cada una y cada uno de vosotros, todo lo que
sois, superando los criterios de edad, de sexo, de confesión o de color de cabellos,
y de vuestra amabilidad hacia un miserable, que ve en la vida solo límites y que
no parece dudar dejar a sus amigos. Habéis hecho bien de hacérmelo saber. Así
es, un profundo sentimiento de humildad que viene a veros a Pessais, con la soga
al cuello, el cáliz en los riñones y la lágrima en el ojo. ¡Sean buenos! ¡Perdonen a
Fercès Jules!
Ayer desayuné con un esbelto y guapo caballero, que se llama Alfonso, a tal
punto que me gustaría volver a ser joven, inteligente y guapa para pedirle su
mano, tiene buen apetito ¡se los aseguro! Gracias a él, por supuesto, tengo noticias
vuestras, antes de recibir este comunicado, este bonito y vehemente mensaje que
me emocionó mucho. Y aunque esté fuerte mi corazón, es cierto que el tiempo
de las presentaciones ha pasado y hay que entrar en una nueva época, la del
ciudadano, de la marsellesa, expresando sus emociones, es decir, esta candidez y
esta blancura que os caracteriza. Para contestar a tantas solicitudes solo habría que
hacer una cosa Don Isaac: fletar un barco y desembarcar en el castillo Saint
Laurent con una carga de veinte baúles. Lo que quiere decir, que vamos a
instalarnos ahí durante seis meses, incluso años. ¡Pero tranquilos! Esto no pasará.
Sin embargo, hará falta que coja conmigo una maleta y hojas de papel de música
para que pueda escribir en vuestra casa unas historias y anécdotas interesantes de
mi música. Y cuando haya terminado el segundo acto de mi interminable
partitura, vais a ser avisados por comunicado o carta. Pero a la espera de este gran
acontecimiento, y por el amor que compartimos por nuestra madre, os invito a
aprovechar la vida, tocando por ejemplo el piano, dibujando o pintando o
simplemente tomando tiempo para descansar.
Nota: Envío a estas señoritas fotos de mis amigos, uno parece un poco
mayor, otro joven, pero hay que ver, de momento es lo único que he
encontrado.13
13 « Madame, Mesdemoiselles, Monsieur, C’est avec des torrents de larmes que j’ai reçu l’émouvante missive que vous m’avez
adressée. Larmes de joie, de plaisir et de reconnaissance. On n’est pas plus gentils, plus éloquents, plus tendres, plus décents, plus
généreux, plus chics en un mot puisque ce mot résume chacune et chacun d’entre vous, tout ce que vous êtes, dépassant les critères
d’âge, de sexe, de confession ou encore de couleur des cheveux de vos aimables et délicates personnes envers un misérable qui ne voit
dans la vie que des doubles croches et n’a pas l’air de se douter d’avoir délaissé ses amis. Vous avez bien fait le lui faire savoir.
Ainsi, c’est avec un profond sentiment d’humilité qu’il vient vous voir à Pessais, la cordeau cou, le calice aux reins et la larme à
l’œil. Soyez grands ! Pardonnez Fercès Jules ! J’ai déjeuné hier avec un svelte et beau cavalier du nom d’Alfonso à tel point que je
regrette de ne pas être une jeune, intelligente et belle femme, pour vous demander sa main. Il a bon appétit, rassurez-vous ! C’est
grâce à lui d’ailleurs que j’ai reçu de vos nouvelles, avant de recevoir cette dépêche ensuite, et ce sympathique et véhément message
Dukas parece emocionado y agradecido por haber recibido una carta anterior de la
familia Albéniz en la que ha sido agasajado o felicitado. En ese agradecimiento se puede ver
un estado de ánimo muy negativo por parte de Dukas, una baja autoestima o tristeza que en
las biografías sobre el compositor francés se ha interpretado como uno de los factores de su
escasa producción artística, ya que ese estado anímico y autoconcepto le impedía atreverse a
estrenar más obras y le llevó a destruir muchas de sus composiciones antes de mostrárselas a
nadie. Comentarios como “vuestra amabilidad hacia un miserable, que ve en la vida solo
límites” aparecen también en otras muchas cartas de esta correspondencia.
Aparecen además citados en la carta dos nombres propios: Fercès Jules y Alfonso. En
cuanto al primero, no hemos encontrado ninguna fuente que explique su identidad, pero el
padre de Paul Dukas, Jules Dukas, no falleció hasta el año 1915 y quizá haga referencia a él.
Sin embargo, en el caso de Alfonso no hay dudas: debe tratarse de Alfonso Albéniz, hijo del
compositor, que, al parecer, visitó personalmente a Dukas en los días anteriores a redactar
esta carta. Dukas habla de él con mucha confianza, piropeándole con ironía ante su padre.
Otro de los datos que sugiere Dukas en esta carta, es que en esa fecha está en plena
composición del segundo acto de su “interminable partitura”. Por la fecha de la carta
(noviembre de 1906) y por la expresión utilizada -segundo acto-, solo puede tratarse de su
ópera Ariane et Barbebleue, que fue terminada en 1907. Dukas asegura a Albéniz que le avisará
al finalizar esta partitura, lo cual demuestra que ambos tenían un seguimiento continuo de los
trabajos y procesos del otro. Para finalizar la carta, Dukas utiliza una vez más el humor y la
ironía, dirigiéndose a las hijas de Albéniz y enviándoles una fotografía con posibles
pretendientes para ellas. Esa confianza tan estrecha con los hijos de Albéniz se materializó
años después en la correspondencia mantenida entre el compositor francés y Laura Albéniz
tras el fallecimiento de su padre.
enfin qui m’a fort émue. Et même si je suis forte dans mon cœur, il est certain que le temps des présentations est désormais révolu et
il faut entrer dans une ère nouvelle ; celle du citoyen, de la Marseillaise, en mettant en avant vos émotions c’est-à-dire, cette candeur,
cette blancheur et cette blancheur qui vous caractérisent. Pour répondre à tant de sollicitations, il n’y aurait qu’une seule chose à
faire Don Isaaac : affréter un navire et débarquer au château Saint-Laurent avec un chargement de vingt malles. Ce qui voudrait
dire qu’on s’y installerait pendant des mois voire des années. Mais rassurez-vous ! Ce malheur n’arrivera pas. Cependant, il faudrait
tout de même que je prenne avec moi une valise et des feuilles de papier à musique afin que je puisse écrire chez vous un certain
nombre d’histoires et d’anecdotes intéressantes dans ma musique. Et quand j’aurais nécessairement terminé le deuxième acte de mon
interminable partition, vous en serez avisé soit par dépêche soit par lettre. Mais dans l’attente de ce grand événement ainsi qu’à
l’amour partagé de notre mère, je vous invite à profiter de la vie en jouant par exemple au piano, en dessinant ou en faisant de la
peinture, en simplement en prenant du bon temps pour vous reposer. Note : j’envoie à ces demoiselles des portraits de mes amis, l’un
semble un peu vieux, l’autre un peu jeune, mais il faudra voir à l’usage. C’est tout ce que j’ai trouvé jusqu’à présent ». Barcelona,
Biblioteca de Cataluña, sig. M. 986-34.
125
Son muchos los guiños de Dukas a los hijos y la mujer de Albéniz en sus cartas, utilizando
expresiones que revelan mucha intimidad entre ellos. Otra muestra es este fragmento escrito
el 26 de octubre de 1907:
Pero no solo Albéniz compartió su familia con Dukas, ya que el francés también hizo
participe a su amigo del proceso de la enfermedad sufrida por su hermano Adrien que le llevó
hasta la muerte. Entre finales de 1907 y los primeros meses de 1908, encontramos en su
correspondencia un número importante de cartas (véase Anexo I) en las que trata este tema.
El contenido de estas cartas está lleno de disculpas de Dukas hacia su amigo Albéniz por
no poder asistir o tener que cancelar numerosas citas con él y su familia. También se refleja
en ellas cómo el propio Albéniz y su hija Laura visitaron en persona al enfermo en su
domicilio.
Todas estas referencias muestran que el contacto que Dukas y Albéniz mantuvieron en
los dos últimos años de vida del español (1907-1909) era muy estrecho, viéndose en persona
y escribiéndose casi a diario. Vemos, en definitiva, una amistad personal y familiar muy
íntima, sostenida en el tiempo y llena de cariño.
14 « Ne vous désolez pas Don Isaac, ni vous Donia Rosina, ni vous leurs filles, couronnes de l’Ibérie, joie des yeux et des cœurs, ni
plus que vous non plus l’illustre Don José : il arrive, il arrive! ». Barcelona, Biblioteca de Cataluña, sig. M. 986-34.
15 « Comment va Merlin ? Et vos trombones, vos harpes et vos trompettes? ». Barcelona, Biblioteca de Cataluña, sig. M.
986-34.
Pero los procesos compositivos de Albéniz no fueron la única cuestión de interés para
el francés, ya que este también se implicó personalmente en el seguimiento de los estrenos
de su amigo:
Sinceros saludos.16
No debemos olvidar que la tercera versión de Pepita Jiménez fue compuesta durante los
años en los que Albéniz residía en París y frecuentaba su amistad con Dukas. La notable
mejora a nivel orquestal de esta tercera versión podría tener mucho que ver con el francés.
Para demostrarlo, analizaremos estos aspectos sobre la propia partitura en el próximo
apartado de este capítulo. Sin embargo, si continuamos con la narración de los hechos que
nos aporta la correspondencia, podemos dilucidar que la asistencia de Dukas al estreno en
Bruselas de esta obra “mejorada” era muy importante para Albéniz y para el propio Dukas.
Esto se comprueba al leer el grado de frustración de Dukas por no poder asistir al concierto
en la ciudad belga. En la siguiente carta, sin fecha, Dukas vuelve a disculparse por no poder
acudir al estreno y le desea a Albéniz el mayor de los éxitos:
16 « Mon Bon, cher et indéfectible Albéniz: Je ne peux malheureusement être présent physiquement le 3 janvier. Ma venue est pleine
d’obstacles. Ce que je regrette profondément. Mais malgré tous ces obstacles qui semblent se dresser contre nous, sachez qu’en ce qui
me concerne, il ne peut y avoir de distance entre nous car nos cœurs seront toujours ensemble. En tous cas, je puis vous garantir que
le mien sera toujours avec vous. Amitiés sincères ». Barcelona, Biblioteca de Cataluña, sig. M. 986-34.
127
Pero ¡qué mala idea tuvieron sus directores de hacerlos trabajar demasiado!
No tenemos idea de las consecuencias que eso podría generar. Estoy clavado aquí
por una multitud de razones. Y si tengo que ir a Bruselas no será durante este
mes. Pero Pepita vivirá mucho tiempo y perdurará en este mundo. ¡Te lo deseo
también! Prepárate para recibir el gran éxito que estoy seguro te espera. Dime tus
impresiones (Esto se parece a un presidente que está a la espera de recibir a la
prensa y a los periódicos que están pendientes de sus éxitos).
Estas dos cartas, enviadas antes del estreno, demuestran el estrecho seguimiento y
conocimiento del proceso por parte de Dukas. Pero, desafortunadamente, no entran en
detalles sobre la autoría de la reorquestación, un tema trascendental en esta relación y que
retomaremos en el próximo capítulo al analizar los cambios producidos en la partitura.
¡Ah sí! Estaría feliz, como cada año, de ver cómo mis amigos se alegran de
la ejecución de mi música, ¡Afortunadamente! Además, tu telegrama fraternal no
me sorprendió, ya que pusiste la progresión de Adrián. Es natural. Es natural
también que te apoye por eso. No hace falta que te diga que no voy a asistir a la
ceremonia. Lebrun está encantado, y me ha mandado un billete con mucho
cariño. Ha tardado diez años, e hizo falta el éxito de Antoine para que sea elegido
para tocar este fragmento que, para mí, ya ha pasado de moda. Es un honor para
él. Aparte de eso ¿Cómo estás? ¿Qué tiempo hace ahí? ¿Estás trabajando en algo
en este momento? ¿Te inspira Shakespeare? ¿Y esas señoritas? pienso mucho en
ellas particularmente en ¡Rosi y señora! ¿Ya están bien aclimatadas y contentas?
A todos y a todas mis más puros pensamientos. ¡Y a ti mi alma, ángel barbudo!
Sacha ha tenido un gran éxito en Londres, y estoy muy contento por ella y por ti.
17 « Mais quelle foutue idée ont donc eu vos directeurs de vous faire jacasser toute une pluie de marrons et des cartes de visite ? On
n’a pas une idée des conséquences que cela peut entrainer. Je suis cloué ici pour une multitude de raisons. Et si je dois aller à
Bruxelles, ça ne sera que dans le courant de ce mois. Mais Pepita vivra assez longtemps et assez vieille pour être encore de ce monde.
Je vous le souhaite aussi ! Armez-vous d’un triple courage pour recevoir en pleine poitrine le choc triomphal qui, j’en suis sûr, vous
attends. Dites-moi vos impressions (cela doit ressembler à celle d’un président qui est sur la brèche et qui se sent à bout face à la
presse et à des journaux qui sont à l’affût de vos exploits. Je suis de tout cœur avec vous ainsi qu’aux vôtres ». Barcelona,
Biblioteca de Cataluña, sig. M. 986-34.
Además, te informo de que unos periódicos ingleses han anunciado ¡mi muerte!
En relación a eso, me duele, desde luego. Pero al mismo tiempo prefiero
quedarme con los mejores recuerdos y los buenos momentos de mi pasado, en
esta bella y magnifica España.18
Son muchos los temas que surgen en esta carta. En primer lugar, Dukas habla de la
“ejecución de su música”. Por el comentario “ha tardado diez años” debe referirse a una obra
compuesta en 1897 o 1896, que podría ser la Symphonie en ut majeur (1896) o L’Apprenti sorcier
(1897). Respecto a la mención a un tal Lebrun, solo puede tratarse de Paul-Henri-Joseph
Lebrun (1863-1920), compositor belga y director de orquesta, que, desde 1895 fue director
del Cercle artistique de Gante. Dukas no especifica a qué obra se refiere, pero habla de ella
como un fragmento “pasado de moda”. Por lo tanto, podría tratarse del estreno de alguna de
esas obras en la ciudad de Gante, evento al que Lebrun habría invitado a Dukas enviándole un
billete para que asistiera.
La frase “e hizo falta el éxito de Antoine” podría referirse a Antoine Lascoux, fundador
de “Le petit Bayreuth”, la primera asociación wagneriana que se creó en París. El grupo
estaba formado por una serie de músicos y aficionados que se reunían periódicamente en
casa de su fundador, para escuchar fragmentos de las obras de Wagner interpretados por una
pequeña orquesta. Lascoux fue un músico amateur y promotor de la escena musical parisina
que también se involucró en las programaciones de los conciertos Lamoreux.
18 « Oh oui ! Cher ami, il eût été aussi plus heureux même de se voir comme chaque fois que mes amis se réjouissent d’une exécution
de ma musique, hélas ! Aussi, votre télégramme fraternel ne m’a pas surpris puisque vous avez pris la succession d’Adrien. C’est
naturel. Il est naturel aussi que je vous soutienne pour cela. Inutile de vous dire n’est ce pas que je ne vais pas assister à la cérémonie.
Lebrun est aux anges.et m’a envoyé un billet très tendre. Il a mis 10 ans et il a fallu le succès d’Antoine pour le décider à jouer ce
morceau qui est pour moi déjà démodé. Gloire lui est rendue. Sinon, comment allez-vous ? Quel temps fait-il chez vous ? Est-ce
que vous travaillez sur quelque chose en ce moment ? Shakespeare vous inspire-t-il ? Et ces demoiselles ? Je pense beaucoup à elles
notamment Rosi et Madame ! Sont-elles bien acclimatées et contentes ? A tous et toutes, mes pensées les plus pures ! Et à toi, mon
âme, ange barbu ! Sacha a eu un très grand succès à Londres. J’en suis très heureux pour elle et pour vous. En outre, je vous informe
que quelques journaux anglais ont annoncé ma mort ! Face à cela, je nourris quelques regrets certes. Mais en même temps, je préfère
garder les meilleurs souvenirs et les bons moments de ma vie passée dans cette belle et magnifique Espagne ». Barcelona, Biblioteca
de Cataluña, sig. M. 986-34.
129
King Henry VI de Shakespeare. Como prueba de ello, encontramos una carta escrita por
Albéniz sin remitente conocido en la que explica, en inglés, el argumento de su ópera. En las
últimas líneas, Albéniz reproduce los últimos versos con los que acabará su ópera, a los que
añade una “nota al pie” donde parece explicar el origen literario de estos versos: “Song on
the Feast of Brougham Castle. See also The White Doe of Rylstone: King Henry VI
(Shakespeare); and The ballad of the Nut-Brown Maid. (Percy’s reliques)”. Como vemos,
Dukas era buen conocedor de las fuentes literarias de inspiración de Albéniz.
Al terminar la carta, Dukas felicita a Albéniz por el éxito de “Sacha” en Londres. Podría
tratarse de Sacha de Rebina, pianista de la época a la que compositores del círculo parisino
de Albéniz, como Fauré, le dedicó su Impromptu No 2 in F minor, Op 31 (1883).
Por último, cabe mencionar que este seguimiento de los trabajos y estrenos de Albéniz
por parte de Dukas también incluyó la asistencia a sus conciertos como pianista en la capital
francesa. Muestra de ello es esta brevísima carta sin fechar, en la que el francés felicita al
español tras uno de sus conciertos con su ironía y humor habituales:
Querido amigo:
La broma de la carta, en la que Dukas solo muestra una clave de sol con una armadura
de tres sostenidos tiene más significado aparte de la ironía implícita, ya que esa armadura
corresponde a la tonalidad de fa sostenido menor, que fue la utilizada por Dukas en
L’Apprenti sorcier. Al parecer, el músico francés utilizaba esta armadura como guiño
humorístico en sus conversaciones con Albéniz. Aunque esta breve carta de felicitación no
19 «Cher ami, Bravo pour hier ! J’ai vraiment eu beaucoup de plaisir à entendre votre "affiche musicale". Et le public aussi. On
chantait […] Derrière mon dos jusque dans la rue Montmartre. J’ai vu des amis enchantés. Il faut écrire le reste. A jeudi pour les
détails et affectueusement vôtre ». Barcelona, Biblioteca de Cataluña, sig. M. 986-34.
tiene fecha, la podríamos ubicar en los años noventa del siglo XIX, cuando el recién llegado
Albéniz se introdujo en París, sobre todo, como concertista de piano que interpretaba sus
propias composiciones.
Respecto al tercer núcleo temático que aborda esta correspondencia y que señalábamos
al inicio de este apartado, los escenarios geográficos de su amistad, podemos determinar que
esta relación se escenificó en al menos cinco localizaciones: París, Niza, Fontainebleau, Saint-
Cloud y España.
En cuanto a París, es obvio que esta ciudad fue el epicentro de la relación entre ellos ya
que ambos vivían en la capital francesa de forma habitual, algo que demuestra la
correspondencia reproducida en las últimas páginas de este estudio.20
[…] todos ustedes vendrán aquí a almorzar y yo saldré con ustedes para ir a cenar
a Niza al Castillo St. Laurent. Una noticia de la Sr. Hasselmans me dice que Dukas
aún sigue gravemente preocupado. Les abrazo a todos tal y como les quiero ¡que
no es poca cosa!23
La mención al “castillo St. Laurent” hace referencia a la segunda residencia que la familia
Albéniz poseía en la ciudad de Niza y que, a la luz de estas fuentes, era un lugar habitual de
encuentro entre Fauré, Dukas, los Albéniz y otros amigos de la familia.
20 Véase Anexo I.
21 Montes, Beatriz C.: Correspondencia de Gabriel Fauré a Isaac y Laura Albéniz. Madrid: Nauclero Ediciones, 2016.
22 Tricás Preckler, Mercedes: Cartas de Paul Dukas a Laura Albéniz. Barcelona: Universidad Autónoma de
Barcelona, 1983.
23 Montes, Beatriz C.: Correspondencia de Gabriel Fauré a Isaac y Laura Albéniz. Madrid: Nauclero Ediciones, 2016,
p. 44.
131
En otra de las cartas de Gabriel Fauré a Isaac Albéniz, firmada en París pero sin fecha
conocida, el francés menciona la planificación de un viaje a Niza en el que coincidirán con
Dukas.
[…] partiré mañana por la tarde, sábado, con Paul Dukas, a las 7h20; por tanto,
llegaremos a Niza a las 10h de la mañana, creo. Le dejaré a Dukas e iré derecho
a Montecarlo a causa del ensayo de Rheingold. Espero que venga la misma tarde.
Y el lunes iré a su casa, ¿no es cierto? Crea que soy muy feliz al pensar que le
abrazaré el domingo por la mañana y reciban todos mil y mil muy tiernos
recuerdos.24
Hemos encontrado, además, hasta dos cartas firmadas en 1907 y 1908 respectivamente,
de Laura Albéniz a Paul Dukas, en las que la hija del español escribe desde Niza al francés
contándole anécdotas que demuestran el paso de Dukas por esa casa en numerosas ocasiones
e invitándole a que vuelva pronto a visitarles.25
Una vez más, se refleja la confianza e intimidad con la que Dukas se dirige a la mujer y
los hijos de Albéniz. En cuanto al comentario “tú estarás con un humor de perros” hace
referencia al nerviosismo previo al estreno de la versión orquestal de Iberia, realizada por el
propio Albéniz y que fue estrenada en Niza en 1907, bajo la dirección de Léon Jehin. Por
este motivo se entenderían también las repetidas promesas de Dukas sobre su futura llegada
a Niza tanto en esta carta como en la anterior. Sin embargo, y a juzgar por el contenido de la
siguiente carta, Dukas tuvo problemas para poder acudir al estreno en Niza debido al estado
de salud de su hermano. El 4 de febrero de 1908, pedía disculpas por no poder desplazare
hasta allí.27
Saint-Cloud es una ciudad situada al oeste de París, muy cerca de la capital. El rol que
tuvo esta ciudad, musicalmente hablando, se podría explicar como un lugar habitual de
26 « Vous n’y êtes pas du tout Mesdames et Messieurs, si vous pensez que je renonce à vous importuner de ma personne à Nice. Le
projet est ajourné. Il n’est pas du tout abandonné et vous n’avez pas du tout, non plus, besoin de me faire ressentir cela avec votre
joie fausse et délirante (oui Messieurs, Mesdames !) que vous semblez manifester, laissant ainsi apparaître un désir quelconque et
semblant de la tenue de notre réunion ! Cette prétendue joie me laisse présager, non sans ironie, le sentiment pénible et douloureux de
tristesse que je devrais nécessairement éprouver de vous quitter en retournant à París à la fin de notre rencontre. Là !! Ne vous
désolez pas Don Isaac, ni vous Donia Rosina, ni vous leurs filles, couronnes de l’Ibérie, joie des yeux et des cœurs, ni plus que vous
non plus l’illustre Don José : il arrive, il arrive ! Mais quand arrivera-t-il ? Il faudra faire le choix de le mettre en wagon. Par
exemple, qu’on mette Georgette à l’opéra-comique, il sautera du coup sur sa malle ! Il y a de l’espoir comme vous le voyez. …Alors,
ça ne va pas le travail ? Mais gros génie, tu dois être d’un humour de chien et je ne voudrais être ta tasse de café sur le coup de
gueule du maître ; ça ne fait rien, tu es mon fameux lapin, tu peux revenir : purge-toi, il faut de temps en temps accorder son
tambour pour mieux battre la caisse. Après, ça ira ». Barcelona, Biblioteca de Cataluña, sig. M. 986-34.
27 Barcelona, Biblioteca de Cataluña, sig. M. 986-34.
28 Ibid.
133
encuentro entre el círculo de amigos compositores de Dukas y Albéniz. En esta ciudad residió
el compositor Florent Schmitt, pero también fue, al parecer, un lugar de recreo para los
compositores. En el centro de documentación Claude Debussy encontramos publicado un
diario-resumen de la vida del compositor, en la que aparece una visita a esta ciudad en 1893:
“10 de agosto. Día pasado con Paul Dukas, en Saint-Cloud”.29 Allí mismo se encontraba la
residencia del músico Joaquín Nin, un lugar donde charlaban, comían y descifraban al piano
las “nuevas” partituras que se acababan de publicar o habían compuesto. No debemos olvidar
que Nin tenía una situación económica muy desahogada y que era proclive a las relaciones
sociales, por ello no es de extrañar que su domicilio en esta exclusiva ciudad de las afueras de
París se convirtiera en punto de encuentro de varios compositores.
Pero a esta lista de nombres asiduos a Saint-Cloud debemos sumar uno más: Francis
Money-Coutts. La prueba de que el “mecenas” de Albéniz también era un asiduo a estos
encuentros aparece en la siguiente carta de Dukas, fechada el mismo día que la anterior, en
la que Dukas explica que ha tenido que rechazar un billete de tren comprado por “Francis”:
Querido amigo:
29 « 10 août. Journée passée chez Paul Dukas, à Saint-Cloud ». Consultado el 10-III-2017 en:
http://www.debussy.fr/cdfr/bio/bio3_88-93.php
30 « Cher ami, J’ai reçu un télégramme de Francis m’annonçant son départ pour demain soir et précisant qu’il a retenu une place
pour moi dans le train. Je lui ai répondu ce que je vous ai déjà dit hier : il n’y a pas dans l’état de santé de mon frère d’amélioration
ou de modification assez sérieuse vers le mieux pour me permettre de m’éloigner. Le point congestif n’a pas disparu, ni les malaises,
ni non plus la température baisser à certaines heures. Et nous sommes toujours à la merci d’un incident. Impossible de laisser ma
sœur seule ici avec lui et le médecin dit qu’il faut huit jours au moins avant d’espérer un début de rétablissement. Je suis doublement
et même triplement dévasté ainsi mes amis. Mais, il n’y a malheureusement qu’à s’incliner devant la mauvaise fortune. Je suis assez
habitué maintenant à lui faire des révérences, mais vous ! Ça ne me ravit guère de vous désappointer. Et ça a l’air d’être de ma
Otro de los escenarios de su amistad fue España. Aunque las escasas menciones a esta
localización no nos permiten conocer la exactitud del lugar, ciudad o pueblo donde el francés
y el español coincidieron, sí que podemos confirmar que Dukas estuvo en España con la
familia Albéniz al menos en dos ocasiones. La primera de ellas se produjo en 1907. A la luz
de un comentario de Paul Dukas en una carta firmada el 28 de septiembre de ese año,
podemos intuir que el francés estuvo en España con anterioridad a esta fecha: “[…] pero al
mismo tiempo prefiero quedarme con los mejores recuerdos y los buenos momentos de mi
pasado, en esta bella y magnifica España”.31
Se puede intuir cuál fue su segunda visita a España en una carta de Gabriel Fauré a Isaac
Albéniz, firmada en París en mayo de 1908, en la que se menciona el regreso de Dukas de
unas vacaciones con los Albéniz y la localidad de Puigcerdá como lugar de estío en la que, al
parecer, Fauré habría estado con anterioridad a tenor del divertido comentario que le hace al
español:
faute et pourtant je ressens une précieuse envie de vous retrouver et vous serrer dans mes bras ! Patience est le mot à la fin pour la
guigne ! Je vous embrasse tous ». Barcelona, Biblioteca de Cataluña, sig. M. 986-34.
31 « Mais en même temps, je préfère garder les meilleurs souvenirs et les bons moments de ma vie passée dans cette belle et magnifique
p. 46.
135
siguientes cartas conservadas, Dukas se cita con Albéniz de un día para otro en su domicilio,
dejando entrever que, en los últimos meses de su enfermedad, ambos se veían muy
asiduamente en la capital francesa. Otra fuente que apoya esta hipótesis es la biografía de
Henri Collet, que habla de un “retorno” de Albéniz a París en 1908 y narra la enorme
frecuencia con la que el español y Dukas se veían:
Cenó con sus buenos amigos y pudo llegar hasta el teatro. Pero, en el
transcurso de la representación, tan mal se sintió que tuvo que regresar a su casa.
Isaac Albéniz, entretanto, se levantaba todos los días y veía a sus amigos y
relaciones cada tarde del mes.
Su amigo, casi su hermano del alma, el señor Paul Dukas –que por esa época
moraba en la calle de la Asunción (Rue de l’Assomption)- no dejó de ir a verle ni
un solo día, y cuando la dolencia experimentó una cruel y muy seria reagravación,
las visitas del músico se reiteraron dos y tres veces cotidianamente.33
Estas visitas de Dukas a casa de Albéniz que Collet narra son contrastables también con
las tres siguientes cartas. Al parecer, el músico francés tenía la rutina de acudir a casa de los
33 Collet, Henri: Albéniz y Granados. Buenos Aires: Grandes biografías, 1943, p. 60.
Albéniz todos los días a la misma hora. Este detalle lo vemos reflejado en las siguientes cartas
que son, más que extensas comunicaciones, breves notas enviadas por Dukas para pedir
disculpas por faltar algún día a esa rutina o para concretar su visita:
Querido amigo:
Por culpa del mal tiempo, hemos acordado Jacques Durand y yo posponer
nuestra próxima visita a Fontainebleau. Entonces, estoy libre mañana y si no me
lo impides estaré a las 19.30 en tu casa. ¡Con todo mi cariño! (Iré a ver a Sacha a
las 16.30).34
En esta breve carta de aviso aparecen además tres nombres del contexto que rodeaba a
ambos compositores. Jaques Durand era el editor de música más importante del momento
en París, que, con la empresa fundada por su padre, publicó las obras más destacadas de
compositores franceses de ese período, incluidas algunas de las más destacadas de Dukas.
Vemos también como, otra vez, aparece el nombre de Sacha, en referencia a la pianista Sacha
de Rebina. Esta es la segunda mención que se hace de ella en esta correspondencia, por lo
que intuimos que pertenecía al círculo habitual de amistades de ambos compositores.
Por último, cabe destacar la mención a Fontainebleau, otro de los puntos geográficos
clave en la vida musical del momento. En esta ciudad, se estableció en la época un nuevo
Conservatorio de música americano que albergaba las sesiones musicales durante el descanso
estival de la École Normale de Musique, institución en la que Paul Dukas y otros importantes
músicos, como Nadia Boulanger, fueron profesores. Por tanto, no es de extrañar que Dukas
estuviera vinculado con las actividades musicales programadas en esa ciudad. Otra muestra
de ese vínculo con Fontainebleau aparece en otra carta, donde Dukas cuenta que ha sido
invitado a tocar en esa ciudad. Una vez más, Dukas pide disculpas por no poder acudir a su
visita diaria al domicilio de Albéniz.35
34 « Cher ami, En raison du temps incertain, sous sommes convenus Jacques Durand et moi de remettre à une prochaine fois ma
visite à Fontainebleau. Je suis donc libre demain et si vous ne m’enjoignez pas de ne plus remettre les pieds chez vous, je viendrais à
19h30. Je vous dévore tous de tendresse ! (J’irai chez Sahsa à 16h30) ». Barcelona, Biblioteca de Cataluña, sig. M. 986- 34.
35 Barcelona, Biblioteca de Cataluña, sig. M. 986-34.
137
despedirme (¡jajaja!) Mañana viernes por la noche a las 19.30. Mientras, ¡Mis mejores saludos
a todos!”.36
Estas últimas cartas conservadas demuestran que los últimos meses de vida de Albéniz
en París, estuvieron arropados a diario por Dukas. El final de esta relación tan estrechamente
familiar lo marcaría el fallecimiento del español en mayo de 1909. No es de extrañar que,
apenas unos días antes su fallecimiento, que se produjo el 18 de mayo, Dukas se adelantara
al acontecimiento y movilizara a otros importantes compositores franceses para solicitar la
concesión de la Legión de Honor a su querido amigo.
Apenas cuatro días antes del fatal desenlace, Enrique Granados publicaba un artículo en
La Vanguardia en el que anunciaba el reconocimiento que sus colegas franceses iban a darle
al autor de Iberia:
Firmada por los maestros Fauré, Dukas, Vincent d’Indy, Debussy y Laló,
había sido presentada una propuesta y cursada favorablemente por el Consejo.
El gobierno francés acaba de conceder la Legión de Honor al genial compositor
Isaac Albéniz.37
Con este gesto, su presencia y su apoyo diario, Dukas se despedía de ese “ángel barbudo”
al que tanto había querido. De algún modo, Albéniz inauguró un nuevo camino entre España
y Dukas. Un camino por el que, muy pronto, transitarían otros músicos españoles.
36 « Je viendrai vous demander à diner et vous faire mes adieux (hi hi hi!) demain soir vendredi à 19h30. D’ici là, mes salutations
à tous! ». Barcelona, Biblioteca de Cataluña, sig. M. 986-34.
37 Granados, Enrique: “Noticias musicales”, La Vanguardia, Barcelona, 14-V-1909, p. 5.
dejando entrever que su capacidad orquestal no merecía tanta atención. Esta cuestión queda
muy bien reflejada en la opinión de Adolfo Salazar:
Las obras escritas durante la estancia en París de Albéniz hasta Iberia, han
sido denominadas como una “segunda manera”. En rigor, no son, a mi juicio,
sino la desesperada salida a la luz de un compositor, que lleno de luminosidad en
su juventud, se ve envuelto después en la niebla de la desorientación. […] La
debilidad fundamental de Albéniz, su falta de construcción, su precario sentido
de la gran composición, que solo le permitió abordar las páginas sueltas, breves
y sin responsabilidad de la Suite […]. Era necesario que Albéniz volviese al piano
para encontrar la vía definitiva, y La Vega es el primer punto de contacto.38
Sin embargo, debemos señalar que en los últimos años se han ido modificando estos
juicios de valor gracias a nuevas representaciones y grabaciones de Merlin40 y Pepita Jiménez41 y
de trabajos de investigación como los realizados por Miriam Perandones42 o Jacinto Torres.43
Consideramos que existen tres obras fundamentales que explican el antes y el después
de Isaac Albéniz como compositor o, mejor dicho, como orquestador. Estas tres obras
serían: Merlin, Pepita Jiménez y Catalonia. Las tres se comenzaron o se finalizaron en el año
1899. Recordemos que Albéniz se instala en París a finales de 1894 y comienza su relación
arquetipos de género y discurso narrativo a través de códigos músico-culturales”, Quadrivium, Núm. 5, 2014.
43 Torres, Jacinto: “La producción escénica de Isaac Albéniz”, Revista de musicología, vol. 14, Núm. 1-2, 1991, pp.
167-212.
139
directa con Dukas en 1895. Por tanto, 1899 es un momento en el que ha transcurrido el
tiempo suficiente para que el español se impregne de las partituras del francés y para que, de
modo directo, le pueda solicitar consejos o mostrar sus trabajos.
Proponemos por ello a continuación el análisis de estas tres obras de Albéniz, en el que
realizaremos un ejercicio comparativo de las mismas con obras de Dukas que, a nuestro
juicio, fueron claramente fuente de inspiración para el español.
En este artículo, Iberni lanza dos nombres de posibles autores que habrían “ayudado” a
terminar la partitura. En primer lugar, menciona al director de la orquesta de Monte Carlo,
Leon Jehin, y por otro, al compositor mejicano Manuel María Ponce, como posibles
involucrados en la orquestación que Albéniz dejó inconclusa.
Walter Aaron Clark que, hasta ahora, ha hecho el estudio más completo de la vida del
autor catalán, señala en su libro –a partir de las cartas escritas por Money Coutts, autor del
libreto, a Rosina, la esposa del compositor–, que:
[…] desde luego Albéniz casi llegó a completar Merlin en 1898, pero entonces
quedó empantanado en numerosas y extensas revisiones. En realidad, nunca llegó
El otro “sospechoso” que Iberni señala es el compositor mejicano Manuel María Ponce.
Reproducimos a continuación su argumentación a pesar de su larga extensión porque la
consideramos esencial para entender esta cuestión:
Ponce se instala en París en 1925 y pasa a trabajar con Paul Dukas, íntimo
amigo y profesor de Albéniz. En la documentada biografía del musicólogo
mexicano Ricardo Miranda (México, 1998), señala: “Pese a las adversidades,
Ponce trabajó arduamente y sus adelantos resultaron más que evidentes cuando
Paul Dukas lo recomendó para desempeñar una empresa difícil y de gran
responsabilidad. La familia de Isaac Albéniz buscaba desde 1909 —año de la
muerte del compositor— a un músico que terminara la partitura de la ópera
Merlin, que Ponce concluyó entre 1928 y 1938”, y añade un elemento curioso, “a
pesar de sus precarias finanzas se negó a recibir pago alguno por ese trabajo y
entonces los herederos le obsequiaron el reloj de leontina que había pertenecido
al compositor, un gesto del que Ponce siempre se sintió orgulloso”.
Esa suite, que ya debía estar planteada en 1929 cuando Dukas escribe este
documento, se estrenaría, sin embargo, en Ciudad de México, en diciembre de
1938 dirigida por el gran Silvestre Revueltas. Hay un comentario, aparecido en el
diario Excelsior, el 15 de diciembre de 1938, del crítico José Rolón que ha sido
45 Clark, Walter Aaron: Isaac Albéniz: Retrato de un romántico. Madrid: Turner, 2002, p. 225.
141
relevante por la gran cantidad de datos y que vuelve a suscitar múltiples incógnitas
sobre la partitura.
Así, señala que “por conducto del maestro Paul Dukas -gran amigo de Isaac
Albéniz-, la familia de este encargó al maestro Ponce la revisión y ordenamiento
de una ópera que el genial compositor español dejó en condiciones muy
especiales; pues el original del autor se perdió y solo había unas pruebas de
imprenta que era preciso analizar minuciosamente y, en muchos casos, adivinar
las intenciones del maestro. Teniendo como única guía, el estilo característico del
célebre músico y su manera peculiar de tratar la orquesta. Ponce tuvo que rehacer
la partitura de la ópera utilizando los datos que tenía a mano, completando la
instrumentación en algunos pasajes, trabajando durante dos años en esta labor
difícil que exigía, además de paciencia y conocimientos, cariño por el autor”.46
Leyendo las investigaciones de Clark y de Iberni, todo apunta a que la orquestación fue
completada por Leon Jehin tras la muerte de Albéniz y que, unos años más tarde, a través de
Dukas, Manuel Ponce recibió el encargo de revisar y ordenar dicha orquestación, de cuyo
trabajo extrajo la suite mencionada por Iberni en su artículo.
Es evidente que los datos que Iberni muestra en este artículo tienen como objeto
desentrañar quién fue el autor de la orquestación de Merlin en las partes inconclusas por
Albéniz. Si damos por ciertos los datos aportados por Clark en los que el investigador
americano demuestra que Albéniz no llegó a terminar la orquestación del primer acto y los
datos aportados en la biografía de Ponce, que dejan claro que el mejicano fue el encargado
de ordenar la orquestación, el enigma que ahora nos interesa no es quién terminó de orquestar
la partitura, sino cómo orquestó Albéniz los fragmentos que sí llegó a realizar por su propia
mano.
Creemos que el nombre de Paul Dukas tiene mucho que ver en la orquestación realizada
por Albéniz y que incluso es responsable indirecto de su revisión final a través de Ponce.
Para desentrañar la cuestión que realmente nos preocupa, debemos fijar nuestra atención
en las partes de la partitura que Albéniz sí llegó a orquestar por completo. A este respecto, el
El Preludio presenta, además, una dificultad añadida y es que hemos encontrado hasta
tres fuentes diferentes de esta misma sección, que son las siguientes:
47 Clark, Walter Aaron: Isaac Albéniz: Retrato de un romántico. Madrid: Turner, 2002, pp. 210-211.
143
Fuente Nº de compases Orquestación Características
La segunda de ellas pertenece al fondo Isaac Albéniz que donó la viuda del compositor
en 1927. Aunque posee el título de “Preludio” y está catalogada como tal, contiene un tachón
a lápiz en el que se indica esta frase como sustitución al título: “Suite à graver pour le prelude
à detacher”. Por esta indicación, debe tratarse de la Suite que Ponce creó con los materiales
más atractivos de la ópera, por encargo de la familia Albéniz y Paul Dukas. Además, por la
fecha de donación de esta partitura, 1927, y la fecha en la que Paul Dukas cuenta en el boletín
de la École Normale de Musique que Ponce ha compuesto una suite con materiales de la
ópera de Merlin, 1929, debe tratarse sin duda de dicha Suite, pero el título de Prelude tachado
ha dado origen a la confusión de su catalogación en la Biblioteca de Cataluña.
La tercera pertenece a los fondos de Rosina Moya Albéniz, donados en 1976 y 1984. Se
conserva en el Museo de la Música de Barcelona y es la partitura que se interpretó en el
estreno de la ópera en el Teatro Real el año 2003, bajo la dirección de José de Eusebio. Esta
tercera fuente podría tratarse de la consecuencia del arreglo orquestal realizado por el
compositor mexicano Ponce por encargo de la familia Albéniz, ya que, a pesar de ser la
partitura interpretada en el estreno de la obra que llevó a cabo José de Eusebio, se trata de
una fuente manuscrita de copista, a tinta, sin fecha ni firma del autor.
Sin embargo, de las tres fuentes mostradas en la tabla 1, solo la primera está firmada por
el propio Albéniz y contiene la indicación de su fecha de composición: “París, octubre de
1898”. Además, es la única de las tres fuentes manuscrita y llena de anotaciones y tachones
realizados por el propio Albéniz, mientras que las otras dos fuentes son, claramente,
manuscritos de copista a tinta, sin fecha ni firma.
Por tanto, es evidente que la versión original del Preludio compuesto por Albéniz es la
fuente conservada en la Biblioteca de Cataluña, cuya extensión es mayor, 105 compases, y
cuya instrumentación es mucho más rica al incluir en su plantilla orquestal dos arpas, tam-
tam, bombo y divisi en las cuerdas.
145
Si nos adentramos en la plantilla del Preludio manuscrito y firmado por Albéniz, la
combinación más llamativa es la de dos arpas, tam-tam y bombo, la cual también fue utilizada
por Dukas en algunas de sus obras más significativas.
En el año 1898, cuando Albéniz termina de componer Merlin, Dukas tan solo había
estrenado dos de sus grandes obras, Symphonie en ut majeur (1895–1896) y L'Apprenti sorcier
(1897), y solo en la segunda aparece la combinación tímbrica a la que hacíamos referencia.
Sin embargo, si repasamos las obras compuestas por Dukas antes del año 1898, encontramos
una obra que, muy particularmente, pudo servir de referente para el Preludio de Albéniz. Se
trata de Polyeucte, una obertura para orquesta compuesta en el año 1891. Consideramos que
esta obra contiene un importante número de características que Albéniz pudo tomar como
referencia para componer su Preludio:
En primer lugar, su funcionalidad. Polyeucte es una obertura y, por tanto, tiene como
destino anunciar, presentar, introducir un discurso, al igual que la función que debía tener el
preludio de Merlin.
Flautín Flautín
Dos flautas Dos flautas Tres flautas
Dos oboes Dos oboes Dos oboes
Corno inglés Corno inglés
Dos clarinetes en si bemol Dos clarinetes en si bemol Tres clarinetes en si bemol
Clarinete bajo Clarinete bajo Clarinete bajo
Tres fagotes Tres fagotes Tres fagotes
Contrafagot Contrafagot
Cuatro trompas en fa Cuatro trompas en fa Cuatro trompas en fa
Dos trompetas Dos trompetas Cuatro trompetas
Dos cornetas
Dos trombones Tres trombones Tres trombones
Trombón bajo Trombón bajo
Tuba Tuba
Timbales Tres timbales Timbales
Tam-tam
Bombo Bombo
Arpa Arpa Dos arpas
Juego de campanas/Celesta
Címbalos
Triángulo
Cuerda Cuerda Cuerda
Como vemos, la plantilla elegida por Albéniz para el preludio es notablemente similar a
la utilizada por Dukas en sus dos obras, especialmente en L’Apprenti sorcier, que justo un año
antes, 1897, se convirtió en un éxito y un modelo de riqueza tímbrica orquestal.
Al consultar la partitura manuscrita del Preludio, firmada por el por el propio Albéniz,
encontramos varios pasajes de combinaciones tímbricas muy similares a los utilizados por
Dukas en su obertura Polyeucte. Mostramos a continuación algunos de los ejemplos más
significativos: las arpas son utilizadas por Albéniz solo en los últimos compases de su
partitura y aparecen en un momento muy concreto, acompañando al solo interpretado por
los oboes primero y por el corno inglés después. Con esta misma función, Dukas utiliza su
arpa para acompañar el solo de oboes y corno inglés, también en la sección final de su
partitura. Aunque ambos fragmentos son diferentes en otros aspectos como la sonoridad,
que es más llena en el caso de Dukas por el uso de las trompas, o el lenguaje de las arpas, en
el caso de Dukas en arpegios y en el de Albéniz en armónicos, la aparición de este
instrumento junto al solo de vientos tiene un uso similar en ambas obras:
147
Ejemplo 1. Paul Dukas, Polyeucte, cc. 345-349.
Ejemplo 2. Isaac Albéniz, “Preludio”, Merlin, cc. 91-95.
149
Otra combinación tímbrica significativa aparece en los últimos cinco compases del
manuscrito de Albéniz. En este pasaje Albéniz utiliza dos arpas junto a un trino de timbales
y un acorde de trombones para finalizar su partitura. Esta misma combinación, (arpa, trino
de timbales y trombones) es la utilizada por Dukas en los últimos compases de Polyeucte:
La utilización de la técnica divisi en los violines primeros, segundos y en las violas destaca
en el preludio, generando capas sonoras mucho más delicadas en la cuerda, que tienen como
resultado un efecto auditivo muy parecido al trabajado por Dukas en Polyeucte. Vemos
ejemplos de ello a continuación:
151
En nuestra opinión, también existe una cita velada del tema o melodía principal que
articula el discurso en Polyeucte, pero levemente modificado. Creemos que esta similitud revela
que la obertura de Dukas estuvo muy presente en la mesa de trabajo de Albéniz. El tema
principal de Polyeucte, que aparece por primera vez en las violas y los violonchelos y que vuelve
a presentarse continuamente en diferentes voces y con pequeñas variaciones, da unidad a la
obertura de Dukas y fue citado casi explícitamente por Albéniz en el Preludio de Merlin:
Como vemos, lo que más caracteriza al tema de Dukas es el salto descendente de quinta
seguido de una ascensión por movimiento de segundas y tercera, para realizar un nuevo salto
descendente, esta vez de sexta y volver a ascender por movimientos de segundas y tercera.
En Polyeucte, Dukas expone este tema claramente en los tres primeros compases de la obra y
lo utiliza para desarrollar toda su obertura, volviéndolo a presentar en multitud de
variaciones. Como norma general, no vuelve a exponer el tema entero, pero sí reutiliza los
saltos descendentes de quinta y sexta seguidos de una ascensión de notas por grados
conjuntos o terceras. Esta fisonomía del tema modificado presenta grandes similitudes con
la melodía que identificábamos en el Preludio de Merlin.
Según nuestra opinión, Albéniz hace una alusión velada a este tema de Dukas con una
pequeña variación en el salto interválico descendente, ya que el español opta por el salto de
octava en lugar del de quinta, aunque debemos de tener en cuenta que se trata de una
modificación poco significativa, ya que no cambia el perfil y el carácter sonoro de la melodía.
Esta observación nos lleva inevitablemente a analizar un cuarto aspecto de esta partitura:
su estructura. Debemos señalar, en este sentido, una coincidencia histórica muy significativa
y especial. La estructura utilizada por Albéniz en su Preludio sigue la estrategia de presentar
al final de la pieza lo que nosotros hemos considerado la cita de otro compositor, en este
caso la de su amigo Dukas, y algo exactamente igual ocurrió treinta años más tarde, cuando
Manuel de Falla, alumno de Dukas, homenajeó a su maestro siguiendo la misma técnica
estructural en su obra para piano Pour le tombeau de Paul Dukas, en la que el gaditano citaba en
sus últimos compases una frase de la Sonata en Mi bemol mayor de su maestro.
Pero más allá de esta coincidencia histórica entre dos partituras que citan a un mismo
maestro, debemos señalar que la forma elegida por Albéniz, un Preludio indivisible en
secciones, no coincide con la forma de Polyeucte, ya que en esta obra Dukas utiliza una forma
48 Collins,
Christopher Guy: “Principios rotacionales y forma teleológica en el concerto de Falla”, Quodlibet,
Núm. 53, 2013, pp. 26-44.
153
sonata bipartita, algo muy común en las oberturas francesas de finales del siglo XIX. Por
tanto, debemos destacar que Polyeucte pudo haber supuesto un modelo para Albéniz a nivel
orquestal, por su instrumentación, y a nivel melódico, por la alusión velada al tema de Dukas,
pero no así a nivel estructural.
La siguiente partitura de gran formato de Albéniz sobre la que queremos poner el foco
es Pepita Jiménez. Quizá esta sea la obra en la que más claramente se refleje el contacto con
Dukas. Decimos esto porque fue objeto, precisamente, de una reorquestación que se inició
en el año 1899. Teniendo en cuenta que Albéniz dio por terminada la primera versión de esta
ópera en 1895 y que el músico español comenzó su relación con Dukas en 1895-1896, parece
lógico deducir que la reorquestación iniciada en 1899 se produjo bajo el influjo del francés.
Pero, antes de adentrarnos en la partitura de Albéniz, consideramos interesante exponer aquí
las impresiones que Clark muestra en su biografía respecto a esta obra:
49 Clark, Walter Aaron: Isaac Albéniz: retrato de un romántico. Madrid: Turner, 2002, pp. 226-227.
Como bien señala Clark, la remodelación realizada por Albéniz se ciñó exclusivamente a
la orquestación y consideramos por tanto esencial centrarnos en este aspecto en el análisis de
la partitura que vamos a realizar a continuación. Otro dato relevante, deja ver la posibilidad de
que Dukas animara a Albéniz a realizar esta reorquestación bajo sus consejos, ya que, tal y
como vimos en el apartado anterior de este capítulo, en el análisis de la correspondencia entre
ambos, Dukas estuvo muy al tanto de esta reorquestación. En una de las cartas analizadas
(véase apartado 2.1. de este mismo capítulo), fechada el 27 de septiembre de 1904, Dukas pide
disculpas con anticipación por no poder asistir a un evento que tendría lugar el 3 de enero de
1905, el estreno de la nueva versión de Pepita Jiménez. 50 También en la siguiente carta, sin fecha,
Dukas volvía a disculparse por no poder acudir al estreno y le deseaba a Albéniz el mayor de
los éxitos.51
Estas dos cartas, enviadas antes del estreno, demuestran el estrecho seguimiento y
conocimiento del proceso por parte de Dukas. Pero, sin duda, la mejor manera que tenemos
de demostrar la influencia de Dukas en esta reorquestación es adentrarnos en la partitura, o
mejor dicho, en las partituras de la primera versión y la remodelada.
Las fuentes a las que hemos tenido acceso se conservan en la Biblioteca de Cataluña y
son:
52
Barcelona, Biblioteca de Cataluña, sig. M. 981.
53
Barcelona, Biblioteca de Cataluña, sig. M. 982.
54 Holden, Amanda: The New Penguin Opera Guide. Nueva York: Penguin Putnam, 2001, pp. 248-249.
155
oportuno tener muy en cuenta este dato, para comparar posibles similitudes en el tratamiento
orquestal de ambas partituras.
Tomando como punto de partida todos estos datos, nos adentramos ya en lo esencial: la
propia partitura. La plantilla orquestal de la segunda versión de Pepita Jiménez incluye
instrumentos nuevos: el corno inglés y dos arpas. Para demostrar la presencia de Dukas en
esta remodelación analizaremos algunos pasajes de la 2ª versión, M. 982, donde se incluyen
los instrumentos que no existían en la primera versión.
En el acto I, las arpas aparecen por primera vez como acompañamiento a la melodía
cantada por el personaje de Pepita:
Como vemos en el ejemplo 9, las arpas entran acompañando al personaje de Pepita con
la nota re a contratiempo en ambas arpas y luego arpegian un acorde en las breves
respiraciones entre frases. Esta misma utilización de las arpas con carácter de
acompañamiento la realiza Dukas en Ariane et Barbebleu, más concretamente en el acto I, en
uno de los momentos en los que entra el personaje de Ariane a cantar:
Ejemplo 10. Paul Dukas, Ariane et Barbe-Bleue, Acto I, nº 41, cc. 1-8.
Por otro lado, tal y como señalaba el profesor Clark, el tratamiento de la cuerda en la
nueva versión de la partitura, también muestra un cambio importante en el dominio orquestal
de Albéniz. Los pasajes contrapuntísticos y el uso de divisi presentan un tratamiento de las
cuerdas inexistente en la primera versión de Pepita Jiménez: Los ejemplos 11 y 12 que
mostramos a continuación lo ilustran muy bien:
157
Ejemplo 11. Isaac Albéniz, Pepita Jiménez, Acto I, nº 5, cc. 9-16.
Ejemplo 12. Isaac Albéniz, Pepita Jiménez, Acto I, nº 28, cc. 1-10.
Ya en el acto II de la reorquestación de Albéniz, encontramos pasajes donde se
combinan dos arpas con una trabajada textura en la sección de cuerdas en divisi:
Ejemplo 13. Isaac Albéniz, Pepita Jiménez, Acto II, nº 1, cc. 12-20.
Ejemplo 14. Isaac Albéniz, Pepita Jiménez, Acto II, nº 3, cc. 22-28.
159
Es obvio que no podemos demostrar con fuentes primarias el contacto directo entre el
proceso creativo de Ariane y Barbebleue y el de la reorquestación de Pepita Jiménez, pero es difícil
pensar que estas notables mejorías en la partitura orquestal de Albéniz no se deban al ejemplo
y consejo propiciado por el autor de L’Apprenti sorcier, más teniendo en cuenta la coincidencia
en tiempo y espacio ambos procesos de composición y la estrecha relación personal
mantenida entre ambos.
Aunque tampoco existen fuentes primarias que demuestren los posibles consejos de
Dukas durante la composición de Catalonia, sí creemos significativo el dato que aporta Adolfo
Salazar en La música contemporánea en España:
Es curioso que Salazar aluda a los consejos directos de Paul Dukas sobra la obra, una
idea cuya veracidad no podemos constatar, pero que es posible circulara en los ambientes
musicales parisinos, con los que el crítico tenía un fuerte contacto. Respecto a la valoración
peyorativa que hace Salazar de la obra, debemos tener en cuenta que en el momento en que
55 Salazar, Adolfo: La música contemporánea en España. Oviedo: Universidad de Oviedo, 1930, p. 149.
escribió este libro, el crítico renunció a Albéniz y Granados (a los que sí había brindado su
aplauso en épocas pasadas) por esa necesidad de imponer la nueva música, y en concreto la
vanguardia neoclásica. Sin embargo, al escuchar Catalonia, parece quedar patente, más que
consejos orquestales concretos, la presencia de una partitura de referencia sobre la mesa de
trabajo de Albéniz: L’Apprenti sorcier.
Flautín Flautín
161
combinaciones tímbricas más singulares creadas por Dukas e imitadas por Albéniz.
Mostramos a continuación las más originales:
163
c) Cuatro trompas en fa + trompetas + tres trombones
165
Ejemplo 22. Isaac Albéniz, Catalonia, nº 65, cc. 1-8.
Como vemos, estas cuatro combinaciones tímbricas fueron utilizadas tanto por Dukas
como por Albéniz con intenciones muy similares: función rítmica del triángulo (ejemplos 15
y 16) sensación de transición con los vientos (ejemplos 17 y 18), función expresiva (ejemplos
19 y 20) y función humorística (ejemplos 21 y 22).
Ejemplo 23. Paul Dukas, Tema del agua, L’Apprenti sorcier, cc. 2-3.
Ejemplo 24. Paul Dukas, Tema de la escoba, L’Apprenti sorcier, nº 7, cc. 1-10.
Ejemplo 25. Paul Dukas, Tema del aprendiz, L’Apprenti sorcier, nº 11, cc. 1-13.
Ejemplo 26. Paul Dukas, Tema del maestro, L’Apprenti sorcier, nº 14, cc. 1-7.
Ejemplo 27. Isaac Albéniz, Tema principal, Catalonia, nº 21, cc. 1-17.
167
Si nos fijamos detenidamente, existen algunas similitudes entre los temas de Dukas y el
de Albéniz: el tema de la escoba y el tema del aprendiz del francés alimentan al tema principal
de Catalonia tanto en la pretendida sensación cómica provocada por las corcheas picadas
como por el movimiento predominante de intervalos de segunda y tercera. La sensación
anacrúsica y los silencios intercalados por Albéniz también se inspiran en los temas
mencionados, así como el recurso de las apoyaturas utilizadas por Dukas en el tema del
aprendiz que Albéniz realiza al final de la primera semifrase del tema de Catalonia. Somos
conscientes de que estas analogías pueden ser casuales, fruto de haber surgido en un mismo
contexto creativo, de un profundo conocimiento mutuo de sus obras y de tantas horas de
intercambio compartidas; no obstante, no dejan de revelar los vasos comunicantes que se
establecieron entre ambos autores.
Finalmente, tan solo nos queda hablar del parámetro de la armonía. El uso de escalas de
tonos enteros muestra una asimilación de la armonía francesa de la época. El ejemplo que
mostramos a continuación es solo uno de los usos de la escala de tonos enteros que Albéniz
realizó en Catalonia. La utilización de esta escala fue muy habitual en diferentes compositores
del período (véase, como ejemplo, al propio Debussy), de manera que Albéniz pudo haber
bebido de cualquiera de ellos. Pese a todo, la proximidad a Dukas nos permite intuirlo como
una de las vías a través de las que Albéniz se familiarizó con los nuevos rasgos estilísticos de
la música francesa del período.
Finalizamos así el recorrido por las tres obras de Albéniz que, a nuestro juicio, fueron
receptoras de la mayor influencia de Dukas en sus años de estancia parisina.
2.3. Vocalise-étude (alla gitana): un Dukas atípico para un homenaje encubierto
Si hasta ahora hemos focalizado nuestra atención en las partituras de Isaac Albéniz y sus
posibles rasgos deudores de Dukas, debemos ahora hacernos otra pregunta: ¿generó el
contacto con Albéniz alguna influencia española en la producción artística del maestro
francés? A simple vista, la respuesta es rotunda: no. Al dar un paseo por las composiciones
de Dukas no se atisba el más mínimo gesto español o andalucista. Sus obas sinfónicas,
escénicas y pianísticas están muy alejadas estéticamente de lo que podríamos considerar como
rasgos del nacionalismo musical español.
Sin embargo, entre sus obras de menor formato y menos difundidas encontramos una
muy significativa excepción a este panorama. Se trata de su Vocalise-étude (alla gitana)
compuesta en 1909. Esta fecha tiene un alto valor simbólico: en ese año fallece Albéniz y
Dukas escribe esta pequeña pieza que es, a nivel estético, única en su producción. Otro dato
relevante es que, en esa fecha, Manuel de Falla llevaba ya dos años estudiando con Dukas en
París. Recordemos que el gaditano llegó a esta ciudad en 1907.
Tal y como señalan Perret y Ragot en la biografía de Dukas más documentada y detallada
hasta la fecha,56 la música vocal editada del francés se limita, aparte de su única ópera, a dos
pequeñas composiciones: el Sonnet sur un poème de Ronsard para un número especial de La Revue
Musicale en 1924 y el estudio vocal que nos ocupa:
169
Ese “vigor rítmico” y esa “sensualidad” que mencionan Ragot y Perret, inéditos en la
producción de Dukas, creemos que no son casuales. La pieza a la que nos referimos es un
pequeño estudio vocal para voz de mezzosoprano y piano de apenas 82 compases. En él
encontramos unas sonoridades y giros más propios del piano de Albéniz que del francés
Dukas. Nada más empezar, Dukas lanza un golpe sonoro que poco tiene que ver con sus
“europeas” composiciones. Mostramos a continuación los tres primeros compases del piano:
Son muchos los gestos que se podrían comentar en tan solo estos tres primeros
compases. En primer lugar, la indicación glissando para el primer acorde tiene una clara
reminiscencia: el “piano-guitarra” tantas veces utilizado por Albéniz. Es de sobra conocido
el uso del piano en las obras del español con técnicas interpretativas propias de la guitarra
española. Esta técnica, en concreto, era muy utilizada por Albéniz para simular el rasgueo de
acordes de la guitarra.58
Por otro lado, a nivel melódico y rítmico, la voz más aguda presenta un “motivo”
caracterizado por dobles puntillos y movimientos de segunda ascendente y descendente que
recuerdan a los mordentes y apoyaturas tan característicos de la guitarra flamenca. Es obvio
que el modo de usar el piano tiene mucho que ver con el Albéniz de Iberia o Cuadernos de viaje.
Pero creemos que este “tema” inicial de la pieza de Dukas no solo contiene reminiscencias,
sino que parte de una idea musical muy concreta ya trabajada por Albéniz años atrás. Nos
referimos a “Malagueña”, la tercera pieza de su España:
58 Persia, Jorge de: En torno a lo español en la música del siglo XX. Granada: Diputación, 2003.
Ejemplo 30. Isaac Albéniz, Malagueña, cc. 64-69.
171
Otros gestos típicos de la guitarra española aparecen también en la partitura de Dukas.
El fragmento que mostramos a continuación incluye el uso reiterado del trino en la parte
vocal, los acordes “rasgueados” por el piano y el uso de varios mordentes también en la parte
vocal:
En el ejemplo 34, vemos otra cadencia andaluza un tanto atípica realizada por Albéniz
en la mano derecha del piano. En “Málaga” nos encontramos en la tonalidad de sib menor
y, aunque en la mano izquierda, jugando al despiste, Albéniz despliega el acorde de fa mayor,
en la derecha deja caer las notas fundamentales de los acordes de la cadencia andaluza: sib
(I), lab (VII), solb (VI) y fa (V).
En cuanto a la forma musical de la pieza de Dukas, podría ser clasificada como variación
y se podría expresar de la siguiente manera: A1, A2, A3, A4 y Coda. La melodía o “tema”
(véase ejemplo 29) adopta un papel muy importante porque define las diferentes secciones,
de modo que va apareciendo en cada una de ellas pero en diferentes voces, dinámicas y
texturas. El esquema formal de la obra de Dukas que proponemos es el siguiente:
Sección A1 A2 A3 A4 CODA
Compases 1-13 13-31 31-56 56-68 68-82
173
Precisamente otra obra para piano de Albéniz, compuesta ese mismo año, inacabada por
él y terminada por Enrique Granados, Azulejos, presenta una construcción formal muy
parecida a esta, utilizando la técnica de la variación, sobre un único tema. Esta técnica resulta
inusual en las formas que Albéniz estaba utilizando en sus obras para piano como Iberia,
donde predomina la forma sonata. Mostramos a continuación el esquema formal propuesto
por Manuel Martínez Burgos sobre Azulejos,59 que presenta una estructuración por
variaciones de un único tema, al igual que ocurre en la obra de Dukas, con la salvedad de que
la pieza de Albéniz es bastante más extensa y eso da lugar a mayor número de secciones:
Sección A1 A2 A3 A4 A5 A6 A7 A8 A9 CODA
Compases 1-20 21-36 37-58 59-67 68-83 84-91 92- 108- 122- 136-
107 121 135 154
Visto con perspectiva, la influencia de Albéniz pudo haber pesado en esta aproximación
puntual de Dukas al lenguaje flamenco, un pequeño guiño del francés a la música española
muy significativo.
Azulejos no pudo ser terminada por Albéniz, ya que la muerte le sorprendió antes de que
pudiera hacerlo. Por su parte, Dukas, tras los fallecimientos de su hermano Adrien en 1907
y de su amigo Albéniz, en mayo de 1909, comenzó la composición de una pieza para piano
de carácter fúnebre, su Prélude élégiaque, que publicaría en 1910. Aunque la obra está
compuesta sobre un motivo formado por las notas que corresponden con las letras del
nombre de HAYDN, y se debería entender la pieza solo como un homenaje al viejo
compositor, creemos muy inverosímil que los recientes fallecimientos de su hermano y su
amigo español no tuvieran nada que ver en la decisión de componer, precisamente en los
meses estrictamente posteriores a la muerte de Albéniz, una pieza de carácter y título
fúnebres.
Una prueba significativa que refuerza esta hipótesis es el envío, con dedicatoria incluida,
de esta partitura a la hija de su amigo, Laura Albéniz, con la que –como ya hemos señalado
59Martínez Burgos, Manuel: “Azulejos: La obra inacabada de Albéniz finalizada por Granados. Un estudio
musical y contextual”, p. 49. Consultado en http://www.rcsmm.eu/general/files/revista/18_19.pdf el 30-IX-
2015.
con anterioridad– Dukas mantuvo una correspondencia asidua durante años.60 Apenas unos
meses después del fallecimiento de su padre, Laura recibió la partitura de Prélude élégiaque. La
obra contiene en su segunda hoja una dedicatoria manuscrita de Dukas que dice lo siguiente:
“Pequeño regalo de un viejo tío cariñoso. Paul Dukas. Febrero 1910”.61
60 TricásPreckler, Mercedes: Cartas de Paul Dukas a Laura Albéniz. Barcelona: Universidad Autónoma de
Barcelona, 1983.
61 Barcelona, Museu de la música, sig. 02.222.
175
* *
*֒
Por otro lado, destacamos de esta correspondencia los escenarios geográficos en los que
se vivió esta relación –París, Niza, Saint-Cloud, Fontainebleau y España– y la intimidad
compartida por las familias de ambos músicos en estos lugares. También es importante lo
que revelan estas cartas respecto al núcleo de amigos que compartieron con ellos estas
localizaciones, entre los que cabe destacar a Gabriel Fauré, quizá el músico francés más
estrechamente ligado a Albéniz junto a Dukas.
Por último, y como consecuencia de esa íntima amistad personal y familiar, debemos
valorar la implicación emocional de Dukas en cada uno de los proyectos de Albéniz
mencionados en esta correspondencia. Somos conscientes de que la correspondencia a la que
hemos tenido acceso es solo la mitad de un diálogo –las cartas escritas por Dukas– y que el
desconocimiento de la otra mitad, firmada por Albéniz, nos impide profundizar y mejorar el
análisis de la comunicación entre ambos. En cualquier caso, creemos que las fuentes
existentes, al menos, aportan luz sobre una relación muy poco conocida hasta ahora y nos
muestran el tipo y grado de vínculo entre ambos.
Respecto a la segunda realidad a la que hacíamos referencia anteriormente, la influencia
estrictamente musical, podemos extraer también algunas conclusiones. En primer lugar, el
progreso como orquestador de Albéniz se produjo en los años de estancia en París (1895-
1909), coincidiendo plenamente con el contacto directo y personal con Paul Dukas.
En segundo lugar, las tres obras compuestas o revisadas por Albéniz en ese período que
incluían partitura orquestal, Merlin, Pepita Jiménez y Catalonia muestran características
orquestales muy similares a tres títulos de Dukas respectivamente: Polyeucte, Arianne et Barbe
bleue y L’Apprenti sorcier.
En tercer lugar, podemos afirmar que el principal aspecto musical por el que Albéniz se
ve influido por Dukas es la orquestación, especialmente en cuestiones tímbricas. Sin
embargo, observamos la influencia de otros parámetros musicales como la melodía o el
carácter en la obra Catalonia, sutilmente deudora, a nuestro juicio, de L’Apprenti sorcier.
Por último, creemos que a pesar de que la relación entre ambos se vivió en términos de
igualdad de estatus, la influencia musical ejercida por Paul Dukas sobre Isaac Albéniz fue
considerablemente mayor que la de Albéniz sobre Dukas, siendo el francés uno de los
responsables directos de la alfabetización orquestal del español. Entendemos por tanto que
la obra analizada en este capítulo, Vocalise-étude (alla gitana), firmada por Dukas en 1909, tiene
un carácter de homenaje y despedida a su amigo muy sutil, pero no puede ser tomada como
base para hablar de una influencia trascendental del español sobre el francés. Y es que, si
retomamos los versos de Goethe con los que iniciábamos este capítulo, bien podríamos
atribuírselos al aprendiz Isaac en referencia a su amigo:
177
CAPÍTULO 3.
MANUEL DE FALLA Y PAUL DUKAS:
UNA RELACIÓN EN TRES ACTOS
La relación entre Paul Dukas y Manuel de Falla se prolongó durante casi treinta años,
comenzando en 1907 con la llegada del músico gaditano a París y extendiéndose hasta el
fallecimiento del maestro francés en 1935. Para poder afrontar el análisis de las fuentes con
un orden cronológico, dividiremos la narración de esta relación en tres periodos
fundamentales: el primero de ellos corresponderá con la estancia en París de Falla ente los
años 1907 y 1914. El segundo apartado será el correspondiente a los años 1915-1930, etapa
en la que Falla realizó numerosas visitas a París durante las que mantuvo encuentros con
Dukas. Por último, analizaremos el periodo 1931-1935, correspondiente a los últimos cuatro
años de vida de Dukas en los que Falla ya solo mantuvo un contacto epistolar con su maestro.
Sin embargo, para llevar acabo el análisis de este periodo nos encontramos con una
peculiaridad, y es que la correspondencia existente entre ambos, que será una de las fuentes
fundamentales para nuestro análisis, es muy escasa en el periodo 1907-1914, precisamente
por encontrarse Falla viviendo en París en esos años y por tanto manteniendo una relación
directa y frecuente que hacía innecesaria una comunicación epistolar. De hecho, si analizamos
detenidamente la correspondencia entre ambos durante esos años, apenas hallamos varias
postales en las que se desean un feliz año nuevo mutuamente. Por tanto, utilizaremos otro
tipo de fuentes para profundizar en este apartado, que incluirán la correspondencia de Falla
con otras personalidades, críticas del propio Paul Dukas, declaraciones de Falla en entrevistas
publicadas en prensa española y testimonios de otros alumnos de Dukas en los que narran
su experiencia como alumnos del maestro francés. Entre estos se encuentran Joaquín
Rodrigo, Elsa Barraine y Claude Arrieu.
179
Tal y como clarificó Chris Collins en su tesis doctoral, la primera visita que Falla realizó
al llegar a París fue a casa de Paul Dukas.1 Ese primer encuentro se produjo en septiembre de
1907. Es cierto que, en este momento, Debussy se encontraba fuera de la ciudad, pero no
podemos saber si este hecho provocó que visitara primero a Dukas por la imposibilidad de
encontrase con Debussy, o si siempre fue el autor de La Péri su primera opción. El
comentario “Debussy estaba entonces ausente” en una de sus cartas revela cierta predilección
por Debussy. En cualquier caso, el entusiasmo con el que Falla habla en su carta a Carlos
Fernández Shaw de su encuentro con Dukas, no deja entrever ninguna frustración, más bien
todo lo contrario:
Es complejo llegar a saber por qué Falla decidió estudiar con Dukas, pero a la luz de las
fuentes que hemos manejado podemos establecer tres posibles hipótesis: una de ellas es que
Falla lo decidiera tras escuchar L’Apprenti sorcier en Madrid. Gracias a un programa de
1 Collins,Christopher Guy: “Manuel de Falla and his European contemporaries: encounters, relationships and
influences”. Tesis doctoral. Bangor, University of Wales, 2002, p. 46.
2 Carta de Falla a Carlos Fernández Shaw. París, 31-III-1910. Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. 6973.
Citada en Collins, Christopher Guy: “Manuel de Falla and his European contemporaries: encounters,
relationships and influences”. Tesis doctoral. Bangor, University of Wales, 2002, p. 46.
concierto conservado en el Archivo Manuel de Falla, sabemos que el gaditano escuchó la
célebre obra del francés el 13 de abril de 1907 en el Teatro Real de Madrid:3
Esta hipótesis cobra fuerza con la partitura de la obra comprada por Falla en Casa
Dotesio, una edición que se conserva todavía en el archivo de Granada y que contiene
numerosas anotaciones hechas por el gaditano, aunque este asunto lo analizaremos con más
detalle en el tercer capítulo de este trabajo.4 Además, no conviene olvidar que Casa Dotesio
era la librería en la que Falla hacía habitualmente compras de partituras y libros musicales
durante su primera etapa madrileña.
181
firmada el 27 de febrero de 1906, Turina le escribe: “[...] ¿Viene V. a París? Lo celebraría
mucho. Aquí ha llegado procedente de Roma el amigo Alberdi [...], espero que se venga a
vivir conmigo”.5 Vemos cómo a través de esta carta Turina le anima para trasladarse a estudiar
a Francia, pero no es hasta el año siguiente, en una carta firmada el 14 de junio de 1907,
cuando le cuenta sus impresiones tras haber escuchado Arianne et Barbe Bleu en París:
He oído dos óperas importantes: Salomé y Ariana y Barba Azul. Salomé es tan
hermosa de música como repugnante de libro. Bastante inspirada y de una
orquestación colosal. Ariana y Barba Azul no le va en zaga como orquesta, más
fina que Salomé, más hecha, pero menos inspirada. El libro no es repugnante, pero
sí completamente tonto.6
A la luz de la opinión que le merecía la obra de Dukas –positiva, pero sin excesos–, y de
la proximidad de Turina con los círculos más academicistas de la Schola Cantorum, tampoco
creemos que esta relación resultara determinante.
La tercera posible hipótesis es la que lanzó Federico Sopeña en su Vida y obra de Falla.
En su estudio, Sopeña propone que quizá Falla conocía a Dukas por su labor como crítico
en las revistas francesas que leía habitualmente:
¿Por qué la primera visita a Paul Dukas? Es verdad que Debussy estaba
todavía de vacaciones [...] Yo creo que Falla, cariñoso perseguidor de revistas
francesas, conocía las críticas largas y luminosas de Dukas. Bueno: el hecho es
que Falla se presenta con La vida breve de Madrid y Dukas entusiasmado exige
oírla entera, le dice para terminar que la obra debe estrenarse en la Ópera Cómica.
Imagino la interior acción de gracias de Falla.7
Podemos concluir pues, que la hipótesis más plausible es que Falla, tras escuchar en
Madrid L’Apprenti sorcier, comprar la edición orquestal de la obra en Casa Dotesio y leer los
consejos y opiniones de su amigo Joaquín Turina en sus cartas, decidiera firmemente
trasladarse a París e intentar conocer al autor de ese famoso poema sinfónico.
Sin duda, esos debieron ser los factores que empujaron a Falla a interesarse por Dukas.
Pero ¿qué le interesó a Dukas de Falla? ¿Por qué decidió aceptarlo como alumno tras
escuchar La vida breve? Quizá su atracción por la música española de carácter andalucista y de
corte dramático le hizo interesarse por esa obra. En una crítica en Le Quotidien, firmada el 5
de julio de 1923, demostraba así su gusto por este tipo de música al escribir una reseña sobre
Pepita Jiménez, la obra de su querido amigo Albéniz:
Pero aquí la música está animada por toda la vida que falta en la obra
dramática. Supera los límites de esta pequeña intriga y canta por sí sola el canto
más evocador de España, el más centelleante brío popular o la languidez
melancólica más poética y delicada que podamos oír. Sin pausa, sin ninguna
menudencia que interrumpa su vuelo, se eleva desde la orquesta, estremecida en
el alado ritmo, y se despliega en encantadores caprichos a través de cada escena,
tan viva, tan espontánea, tan deliciosa.9
El único contacto directo y prolongado que Dukas había mantenido con un músico
español antes de la llegada de Falla había sido Albéniz. Precisamente en una entrevista
realizada a Falla en 1915, este narra su estancia en París y cita a Albéniz como el responsable
de su introducción en el círculo musical del momento, al mismo tiempo que le agradece a él
y a Dukas el estreno de su Vida breve en París:
8 Dukas, Paul: Les écrits de Paul Dukas sur la musique: juin 1892 - janvier 1932. París: SEFI, 1948.
9 Clark, Walter Aron: Isaac Albéniz: retrato de un romántico. Madrid: Turner, 2002, p. 302.
183
Me trasladé a París, porque aquí faltaba ambiente propicio a la producción
artística, y yo estaba sediento de hacer algo. Poco tardé en darme a conocer,
gracias a aquel espíritu magnánimo que se llamó Albéniz. Él me dio a conocer a
los maestros contemporáneos, sus amigos Debussy y Dukas, quienes me
acogieron y me han tratado siempre con gran cariño y fraternidad. A ellos les
debo que mi “Vida breve”, que ya estaba premiada en España, pero, sin
esperanzas de verla representada, fuese conocida en París y luego disputada entre
varios teatros que querían ser los primeros en representarla.10
Paul Dukas.11
Falla responde a esta carta un día más tarde confirmando la hora de su visita:
“Probablemente el jueves a las 11h estaré con usted [...]”.12 El hecho de que fijen la cita en la
16 - Visita a Dukas para llevarle las Piezas españolas. Salgo muy contento de
su juicio.13
27 - Visita a Dukas.14
13 Falla, Manuel de: Apuntes de Harmonía. Dietario de París. Ed. Yvan Nommick. Granada: Archivo Manuel de
Falla, 2001, p. 319.
14 Ibid., p. 321.
15 Torres Clemente, Elena: Biografía de Manuel de Falla. Málaga: Arguval, D.L. 2009, p. 55.
185
Otros testimonios de la concepción pedagógica de Dukas los aportan Marie-Laure Ragot
y Simon-Pierre Perret en la biografía Paul Dukas. En ella encontramos algunas ideas
expresadas por el propio Dukas sobre su concepto de enseñanza a los jóvenes músicos:
Este lenguaje ha sido útil para todos, incluyendo a Debussy, en el trabajo del
cual todo es aún analizable, y el cual no ha salido de los límites de la música. Este
mismo lenguaje ha permitido a tantos músicos expresarse [...]. Y, en
consecuencia, ellos han conservado su individualidad, sus rasgos característicos.
Para asimilarla correctamente, es necesario pasar de las formas simples a las
formas compuestas, partir de los rondós, la toccata y la suite para llegar a la
sonata, la sinfonía y el drama lírico.16
Vemos cómo Dukas daba importancia a preservar la individualidad de cada músico –lo
que explicaría el carácter tan heterogéneo de sus discípulos– y a aprender de forma gradual,
empezando por las formas más simples hasta llegar a las más complejas. En otro de los
testimonios del propio Dukas sobre su labor docente que recoge esta misma biografía, vemos
la importancia que le daba a la melodía como elemento esencial de la composición, aparte de
insistir en la necesidad de preservar la idiosincrasia de cada artista:
16 « Cette langue a servie toute la musique jusqu’à et y compris Debussy chez lequel tout est encore analysable et qui n’est pas sorti
des limites de la musique. Cette même langue a permis à tant de musiciens de s’exprimer […]. Et pourtant, ils ont conservé leur
individualité, leurs traits de caractère. Pour la bien assimiler, il est nécessaire de passer des formes simples aux formes composées,
partir des rondos, de la toccata, de la suite à la sonate, la symphonie, le drame lyrique ». Ragot, Marie-Laure y Perret, Simon-
Pierre: Paul Dukas. París: Fayard, 2007, p. 371.
17 « Pourrais-je aider les jeunes musiciens à s’exprimer chacun selon sa nature ? Je n’ai pas d’autre ambition. Encore ne suffit-il
pas qu’un musicien ait le métier de ses idées, il faut aussi qu’il ait les idées de son métier. Il faut retrouver la phrase, renouer le fil
de la mélodie. Laissez-moi répéter après Wagner, que la mélodie est la forme unique de la musique […]. Une vraie phrase musicale
trahit le fond du musicien et révèle l’homme tout entier. Je me réserve, pour ma part, de recommander à mes élèves de tenir des cahiers
de thème ». Ragot, Marie-Laure y Perret, Simon-Pierre: Paul Dukas. París: Fayard, 2007, p. 372.
Otras fuentes de las que disponemos para conocer el carácter y el método pedagógico
de Dukas son los testimonios que aportan dos de sus alumnas francesas: Elsa Barraine y
Claude Arrieu. Ambas fueron alumnas de Dukas en el Conservatorio de París en 1929, en un
aula en la que coincidieron con otros alumnos insignes como Olivier Messiaen.
18« L’arrivée de Dukas avait fait une forte impression sur nos jeunes esprits. Dès la première classe, il nous avait douchés par
quelques paroles, certes oh combien exactes! Mais qui n’étaient pas celles que nous attendions. Il fallut par la suite que Dukas
entreprit un long travail d’approche…pour nous décoincer, nous amadouer, nous faire comprendre pourquoi nous ne savions rien
encore, qu’il fallait apprendre à lire, à écouter, à analyser et à…écrire. Nous étions quelques-uns qui cultivions avec délices une
pseudo-liberté d’écriture […]. Les belles harmonies, les formes lâchées, tout cela fut qualifié sans ménagement de “musique pour
messe de mariage” ». Ragot, Marie-Laure y Perret, Simon-Pierre: Paul Dukas. París: Fayard, 2007, p. 372.
187
El testimonio de esta alumna deja entrever el carácter antidogmático de Dukas, que
seguramente se adaptaba muy bien al temperamento de Falla, quien en cierto sentido, tendía
de manera natural a ser autodidacta. Otro de los datos que aporta este testimonio es la
importancia que Dukas daba al análisis como método de estudio. En este sentido, no
podemos olvidar que desde la adolescencia, la mejor escuela de composición del músico
gaditano fue el análisis de obras de referencia.
Estos testimonios son las únicas fuentes de las que disponemos para conocer la relación
entre Dukas y Falla durante los siete años que vivió en París. Es paradójico que del periodo
de mayor contacto directo y personal entre ambos dispongamos de menos documentación
para analizar, pero viene muy determinado por la ausencia de correspondencia entre ambos.
19« Dans les débuts, la prise de contact fut difficile. Tout le petit groupe fut passé au crible de sa critique implacable et sans
considération. Il jeta tout le monde dans le plus grand désarroi en distribuant des travaux imprévus […]. Ceux qui purent réussir
parvinrent à tirer un sourire du vieux maître distant. Dès lors, la glace était rompue […]. La classe était gaie, on sentait Dukas
heureux au milieu de toute cette jeunesse qu’il formait où toutes les conversations étaient admises, toutes les idées écoutées, discutées
avec une compréhension, une indulgence charmantes […]. Il parlait peu de lui-même, rarement de son œuvre. À ceux qui le
questionnaient, il répondait d’une phrase: “ce que j’ai fait de mieux est là” en se frappant le front d’un air ironique ». Ragot,
Marie-Laure y Perret, Simon-Pierre: Paul Dukas. París: Fayard, 2007, p. 372.
de compositores residentes en París en aquellos años; introducción promovida por Albéniz
y que le permitió conocer a, entre otros, Debussy.
Pero ¿por qué este olvido? Consideramos que su desatención como maestro está
íntimamente ligada a su desatención como músico. Este hecho, unido a la proliferación de
documentos aparecidos sobre el contacto Debussy-Falla en los últimos años, ha dado pie a
mitificar esa relación y a aumentar el olvido sobre el papel de Dukas en su formación.
También cabe la crítica hacia la musicología española, que ha tendido a explicar la Generación
de los Maestros como un sistema solar en el que Felipe Pedrell es el astro rey alrededor del
cual giran sus discípulos. Consideramos que esa visión debería ser revisada para dilucidar la
existencia de otros cuerpos celestes en el universo de la música española.
En mi gran deseo de recibir noticias suyas, que deseo de todo corazón sean
tan buenas como sea posible en estos tristes momentos, le escribo de nuevo y
siempre a París con la esperanza de que esta carta le llegue. Como ya le escribí,
hace cosa de un mes, –unos días después de mi llegada a Madrid–, me faltó
ciertamente el tiempo para ir a estrecharle la mano, como era mi vivo deseo, antes
de mi partida de París. De tal manera estuve tan ocupado con algunas gestiones
que estaba obligado a hacer para presentar y legalizar mis documentos españoles
y franceses, que cuando partí en un tren militar –y gracias a las recomendaciones
del comisario de la “Gare d’Orsay”–, tan solo tuve el tiempo justo para arreglar
mi equipaje… Aquí en Madrid me ocupo, desde que le escribí, en procurarme
medios de vida. Gracias a Dios lo he conseguido, y entre otras cosas, tengo ahora
189
la seguridad de que La vida breve se montará en el Teatro de la Zarzuela con
excelentes elementos artísticos, en alrededor de un mes. Es inútil decirle que mi
pensamiento está todos los días en París y con qué alegría he recibido las últimas
victorias francesas que han obligado a los teutones a irse muy lejos…
Esta carta forma parte de un epistolario inédito, que apenas ha sido consultado por los
estudiosos fallianos, por lo que nos ayudará a arrojar luz sobre algunos aspectos desconocidos
de la biografía del músico. En esta carta en concreto surgen muchos asuntos de calado. En
primer lugar, nos aporta el relato de su marcha, lo cual es muy significativo, ya que vino dado
por una doble circunstancia personal y política. La personal tiene que ver con “deberes filiales
imposbles de abandonar”, y la política con el inicio de la Primer Guerra Mundial.
Recordemos que en 1914 comienza el asedio a París y que esta debió ser sin duda una razón
de peso para abandonar el país. En segundo lugar, se observa en Falla una clara adhesión
política y musical a Francia. Es muy significativo que el máximo representante del
nacionalismo musical español considerara a Francia como su “segunda patria”. Por último,
la fecha de esta carta también es significativa, ya que es la primera persona a la que escribe
tras su llegada a España, algo que denota la frecuencia de la comunicación entre ambos y el
afecto recíproco.
Durante el período comprendido entre 1914 y 1930, Falla ya no residió en París, pero sí
realizó diferentes visitas a la ciudad, se reencontró con su maestro en diversas ocasiones y
20 « Dans mon grand désir de recevoir vos nouvelles, que je souhaite de tout cœur aussi bonnes que possible dans ces tristes moments,
je vous écris à nouveau et toujours à París dans l'espoir que cette lettre vous arrivera. Comme je vous ai déjà écrit, il y a un mois
environ, - quelques jours après mon arrivée à Madrid -, le temps m'a fait défaut absolument pour aller vous serrer la main, comme
c'était mon vif désir, avant mon départ de París. De telle façon je suis été pris par les démarches que j'étais oblige de faire pour
présenter et légaliser mes documents espagnols et français, que quand j'ai fait mon départ dans un train militaire - et grâce aux
recommandations du commissaire de la Gare d'Orsay -, je n'ai pas eu presque le temps d'arranger mon bagage ... lei à Madrid, je
m'occupe, depuis que je vous ai écrit, à me procurer des moyens de vie. Grace à Dieu j'y ai réussi, et parmi d'autres choses, j'ai
maintenant l'assurance de que la Vida brève sera montée au Teatro de la Zarzuela avec d'excellents éléments artistiques, dans un
mois environ.' Inutile de vous dire que ma pensée est toujours à París et avec quelle joie j'ai appris les dernières victoires françaises
qui ont obligé aux teutons de s’en aller bien loin... Depuis longtemps je considère la France comme na seconde patrie, et si je n'y suis
pas reste c'est, surtout, parce que j'avais ici des devoirs filiaux impossibles d’abandonner. En attendant le grand plaisir de vous lire,
je vous prie, man cher Maitre, de me croire toujours votre très affectueusement dévot et reconnaissant ». Granada, Archivo Manuel
de Falla, sig. 6930-027.
mantuvo un contacto epistolar habitual y abundante con él. Del análisis de la correspondencia
de este período se extraen algunos temas de interés que Falla y Dukas trataron durante estos
años. Uno de ellos es el intento de recopilar unas piezas “inéditas” de Scarlatti para un
proyecto de edición de Durand. En varias cartas enviadas mutuamente entre los años 1917 y
1918, Dukas y Falla mencionan este proyecto. El 12 de julio de 1917, Dukas le habla a Falla
sobre el mismo:
21 « Je sais que vous avez eu l'amabilité de vous occuper de Scarlatti. Rien ne presse encore, puisque Durand me compte publier
pour l'instant que les 30 pièces les plus connues qu'ont été gravées du vivant de Scarlatti lui-même et dédiées à la Princesse des
Asturies. Le conservatoire d’ici possède cette magnifique Edition originale et c’est depuis elle que sera établi le texte. Quant à la
foule de l’inédite retrouve par Longo et autres, nous avons le loisir, ensuite, d'y faire un nouveau choix. Mais c'est à Venise, et non
à Bologne, qu'on en trouve des copies: les manuscrits vers tables sont la rareté des raretés! ». Granada, Archivo Manuel de
Falla, sig. 6930-028.
191
once volúmenes de Longo ya está publicada (yo la tengo) será muy fácil saberlo
enseguida. Solo tendría que mandarme esa lista.22
Al parecer, esta petición de Dukas fue atendida por Falla, ya que unos meses más tarde,
el 27 de junio de 1918, el músico francés agradecía así la ayuda de su discípulo y le comunicaba
que quizá en un futuro le volvería a pedir su colaboración para copiar alguna de esas piezas.
Vuelve además a citar a Durand como responsable de la edición:
Esa “posible” petición de la que advierte Dukas se hace efectiva unos meses más tarde,
cuando en la posdata de una tarjeta postal (véase imagen 3) enviada a Falla el 28 de noviembre
de 1918, le dice que “hay una o dos piezas de Toledo de las que sin duda te pediré copia”.24
22 « Vous êtes bien aimable de trouver le temps de vous occuper de Scarlatti. La grand question n'est pas de savoir s'il s'agit
d'autographes mais d'inédits c. a. d. de pièces tien figurent pas dans les 11 volumes de l’Edition Longo (chez Ricordi). Pour le
savoir c'est bien simple: vous m'avez qu'à faire faire un relevé thématique de ces manuscrits de Tolède, Comme le table thématique
des onze volumes de Longo est publiée (je l'ai) il sera très facile d'être de suite fixe. Vous n'auriez qu’à m'envoyer ce relevé ».
Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. 6930-029.
23 « J'ai bien reçu votre envoi dont je vous remercie très fort. Le document pourra m'être utile pour la publication du prochaine
volume de Scarlatti et j'aurai peut-être recours encore à votre obligeance en vous demandant de faire copier - en entier cette fois -
tenue au telle pièce. En attendant il faudra que Durand vous indemnise de vas part et je lui en parlerai à son retour, car il est
absent de París ». Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. 6930-031.
24 « Il y a un ou deux morceaux de Toledo que je vais certainement demander une copie ». Granada, Archivo Manuel de Falla,
sig. 6930-032.
volumen de la edición preparada por Durand sobre Scarlatti, que incluía los treinta Essercizi,
y por tanto esas piezas inéditas sobre las que hablaron Dukas y Falla no se llegaron a editar.25
Imagen 3. Postal de Dukas enviada a Falla, con fotografía de Notre Dame y La Cité, 1918.
Sin embargo, podemos aventurar una posible hipótesis a este respecto: la petición de
ayuda de Dukas hizo que Falla se acercara a la música de Scarlatti en 1918 –aunque el gaditano
siempre estuvo interesado en la música de este compositor– y precisamente a finales de ese
año, comenzó la creación de El retablo de maese Pedro, primera obra representativa del
neoclasicismo en España, y primera también en la que se produce esa aproximación al
compositor napolitano de una manera evidente. Pudo, por tanto, influir esta colaboración
editorial en el surgimiento del neoscarlattismo falliano.
Este proyecto solo fue uno de los tantos temas que trataron a lo largo de su
correspondencia. Analizaremos ahora los comentarios de Dukas respecto a algunas obras
esenciales de Falla estrenadas con posterioridad a los años de estancia del gaditano en París.
El primer reencuentro entre Dukas y Falla tras los años de París se produjo en Londres,
en el verano de 1919, tal y como ha demostrado Collins en su tesis doctoral.26 En una carta
25 Collins, Christopher Guy: “Manuel de Falla and his European contemporaries: encounters, relationships and
influences”. Tesis doctoral. Bangor, University of Wales, 2002.
26 Ibid., p. 61.
193
enviada el 18 de julio de 1919, Dukas le escribe a su amigo Durand desde Londres y le
comenta que: “[...] hoy voy a ver al bueno de Falla... ¡está pendiente de un estreno aquí de
Diaghilev! ¡Después nos reencontraremos!”.27 Este reencuentro en Londres se ve confirmado
también por un comentario realizado por Dukas en una carta a Falla en 1922, en la que
rememora aquel reencuentro londinense con la expresión “[...] las buenas horas de
Londres”.28
El siguiente encuentro entre ambos se produjo en París y tiene una fecha determinada:
enero de 1920. Este dato nos lo proporciona una carta fechada el 24 de enero de 1920, en la
que Dukas felicita a Falla por el éxito del estreno en París de El sombrero de tres picos. El francés
asistió a este estreno, pero, posiblemente por falta de tiempo para establecer un intercambio
de viva voz con Falla, envió sus opiniones por carta al gaditano. En la epístola, Dukas hace
una interesante reflexión señalando lo que más y lo que menos le ha gustado de la obra y de
su interpretación:
27 « […] je dois voir aujourd'hui le bon Falla...il est à la veille d'une première ici, chez Diaghilev!! Comme on se retrouve ». Ibid.
28 « […] les bonnes heures de Londres ». Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. 6930-034.
29 « Je suis ravi de ma soirée et tout heureux de votre triomphe si magnifiquement. Le Tricorne me plait plus que jamais;' c'est une
couvre ravissante: fend avais ainsi juge tout d'abord et elle ne m'a apporté à la scène que les plus heureuses surprises. Depuis
Petrouchka je n'ai rien vu de plus réussi comme ballet. Picasso vous a bien servi. Ses costumes sont magnifiques et son décor les fait
valoir on ne peut mieux. J’aime beaucoup le Meunier et le Corregidor. Massine est tout à fait remarquable. Mais l'orchestre devra
mieux se régler sur la scène! Et l'ensemble n'était pas net, ni bien des détails au point. Je l'ai regretté, car tout cela devrait et pourrait
aller mieux et votre instrumentation n'en est pas cause loin de la! La seconde représentation ira tout à fait bien. Mais tout de même
je suis très content de celle a et vous félicité de tout cœur ». Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. 6930-035.
Destaca aquí la admiración de Dukas por el trabajo de Picasso y la comparación que hace
de la obra de Falla con Petrouchka. Una comparación, por otro lado, muy atinada, ya que Falla
tuvo siempre entre sus referentes los ballets del compositor ruso. Otra cuestión destacable
es la valoración tan positiva que hace de la orquestación de Falla, un parámetro que habían
trabajado juntos y que de hecho la crítica de la época resaltó por sus originales
combinaciones, muy del gusto francés.
Las “salidas” de París a las que hace referencia Dukas en esta postal corresponden al
retorno de Falla a Madrid y al viaje del músico francés a Villefranche, una localidad costera
de Francia desde la que le escribe y a la que se había trasladado tras asistir a la representación
de El sombrero de tres picos en París. La postal contiene una foto del puerto de la localidad y está
fechada el 24 de febrero de 1920, justo un mes después de la carta anteriormente comentada:
Imagen 4. Postal enviada por Dukas a Falla, con fotografía del puerto de Villefranche. 1920.
195
Tras el comentario personal de Dukas sobre la representación de El sombrero de tres piscos
en París, la siguiente obra de Falla que encontramos comentada y valorada por Dukas en su
correspondencia es Noches en los jardines de España. No podemos saber con exactitud en qué
momento Falla mostró por primera vez esta obra a Dukas, pero se conservan en Granada
dos cartas que atestiguan que Falla envió a Dukas una copia de esta obra en enero de 1923 y
que Dukas la recibió valorándola en la epístola de respuesta. En la primera de ellas, firmada
en Granada el 24 de enero de 1923, Falla dice:
Unos días después, el 7 de febrero de 1923, el maestro francés le contesta y valora así la
obra de su discípulo:
Tanto Falla como Dukas hacen referencia a una lectura anterior de la obra por parte del
maestro realizada en París. Quizá esa primera lectura se produjo en su reencuentro en París
31 « J’attendais encore des exemplaires de Nuits, étant mon vif désir de vous en offrir un directement (ce que je fais pour ce même
courrier). Je n'oublie pas le bonté que vous avez eu pour cet ouvrage quand je vous l'ai lue à París. Vous souvenez vous? Notre
excellent ami M. Poujaud était présente! ». Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. 6930-038.
32 Podría tratarse de Paul Poujaud, abogado en el tribunal de París con el que ambos tenían contacto.
33 « J'ai retrouvé à la lecture de votre si poétique musique toutes les belles et bonnes impressions de la première lecture chez moi, (le
jour ou Poujaud et vous m'avez cru mort parce que, vous attendant a la fenêtre je ne vous entendais pas cogner a rna porte!) Et je
crois de plus en plus que c'est jusqu'ici votre ouvrage le plus achevé, le plus libre de forme et d’expression et celui qui vous exprime
peut-être le mieux. II a obtenu un triomphe au Châtelet ou Viñes l'a joué il y a huit jours. Poujade qu’assistait à la séance m’a
charge de vous transmettre à ce propos toutes ses plus musicales amitiés ». Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. 6930-
039.
en 1920 o incluso anteriormente, durante su estancia en Francia, ya que esta obra la comenzó
a componer en 1909 cuando todavía residía en la capital francesa y no la finalizó hasta el año
1916. Este dato es de gran importancia, ya que Dukas podría haber estado presente en el
proceso creativo de Noches en los jardines de España, una de las obras con más aroma francés
del catálogo de Falla, y en la que demuestra de forma más clara su madurez orquestal.
Aunque Falla dedicó esta composición al pianista Ricardo Viñes, quien interpretó la obra
en 1916, la copia que le envió a Dukas contiene una dedicatoria autógrafa de Falla a su
maestro, fechada en enero de 1923. Destaca además cómo Dukas valora esta obra como “su
mejor composición, la más libre de forma y de expresión”. Precisamente Noches en los jardines
de España es considerada la obra más francesa de Falla y la más próxima al impresionismo.
Pero es curioso que la estime también por su forma, algo que también trabajaba con sus
discípulos. Le habla además del éxito que ha tenido su interpretación en el teatro Chatêlet a
cargo del pianista Viñes.
Antes y después de esta visita de Falla a París, hubo varios intentos por parte de ambos
de volver a verse, tal y como muestra la correspondencia entre los años 1921 y 1928, pero lo
cierto es que ninguna de esas visitas es constatable salvo la que realizó a la École Normale de
Musique de París.
La fecha clave que marca el fin de este período de reencuentros e intentos de visita es
1931. En ese año se produjo el último contacto directo entre ambos músicos antes del
fallecimiento de Dukas y fue en la ciudad de París. Este último acercamiento entre ambos lo
verifica una carta a Henry Prunières conservada en Granada en la que Falla, el 4 de junio de
34 Madrid, Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, sig. E-9=12. Citado en Moyano Zamora, Eduardo: Concierto
de una vida. Memorias del maestro Rodrigo. Barcelona: Planeta, 1999, p. 34.
197
1931, cita una lista de personas a las que visitará en París, entre ellas Dukas.35 Otro testimonio
de esta visita a Dukas lo aporta Pahissa en su biografía, en la que cita a Falla hablando de su
visita a París:
Lo que quizá Falla no habría podido llegar a imaginar durante esa visita es que iba a ser
la última vez que vería a su querido maestro y amigo, ya que, tan solo cuatro años más tarde,
Dukas fallecería sin haberse vuelto a encontrar con su discípulo gaditano. Afortunadamente,
durante esos últimos años de vida del francés, ambos mantuvieron su relación por
correspondencia, una documentación fundamental para nuestro estudio que analizaremos en
las próximas páginas.
El último tramo de la relación Dukas-Falla duró cuatro años en los que ambos músicos
mantuvieron una comunicación epistolar en la que se refleja una fuerte amistad, a través de
continuas muestras de cariño y respeto, en las que trataban, principalmente, temas de índole
personal en un tono muy afable. De hecho, las cartas de este periodo demuestran que lo que
en principio fue una relación discipular acabó convirtiéndose, con el paso de los años, en una
franca amistad.
Ante tal petición, Dukas no dudó en ayudar a su querido discípulo y tan solo cinco días
más tarde, el 1 de abril, le respondía por carta lo siguiente: “Estoy muy orgulloso de
presentarle a la Sociedad y nada me podría complacer más que esta demanda del glorioso
artista, el más querido de los amigos”.38
37 « Voulez-vous me faire l'honneur et l'amitié d'être mon parrain pour rna nomination de Sociétaire adjoint de la Société des
Auteurs? ». Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. 6930-40.
38 « Je suis très fier de vous présenter a la Société et rien ne pourrait me faire plus de plaisir que cette demande du glorieux artiste
le plus cher des amis ». Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. 6930-41.
39 « Merci de tout cour, mon bien cher Maitre, pour votre acceptation, pour toute la généreuse bonté dont vous l'accompagnez, et
pour la joie d'avoir –enfin!– votre portrait ... J'en suis vraiment ému, et cela m'évoque le temps déjà lointain de la rue Washington
où j'ai été pour la première fois honore de votre parrainage. Je reçois également l'acceptation de Florent Schmitt, qui sera mon second
parrain, et demain même j'écrirai à la Société ». Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. 6930-42.
199
Esta petición de Falla no fue la única que recibió Dukas en estos años. En este período
de 1931-1935 Dukas ejercía como profesor en la École Normale de Musique de París, y entre
sus alumnos se encontraba otro joven músico español: Joaquín Rodrigo. En esta ocasión,
Dukas le expresaba a Falla la petición que Rodrigo le había hecho, que consistía, básicamente,
en sugerir al gaditano que escribiera una carta de recomendación para conseguir el premio
del concurso “Conde de Cartagena” que concedía la Academia de Bellas Artes española.
Entre noviembre y diciembre de 1934, se produjo un interesante cruce de cartas entre los tres
compositores. Este cruce lo comenzó Dukas el 21 de noviembre al escribirle a Falla las
siguientes palabras:
40 « Rodrigo me demande instamment de vous écrire pour vous recommander sa candidature au concours pour Le prix du Conde de
Carthagène ou vous êtes, me dit-il, un des membres les plus influents du jury. Je n’aime guère ces sortes de demandes et je m'y
désisterais par principe. Mais le moyen de refuser à ce charmant et malheureux garçon pour qui mon affection redouble d'une vive
sympathie musicale! Je me ressens donc à vous importuner en ce faveur et je m'y risque d'autant plus facilement que je sais que vous
partagez mes sentiments sur la jeunesse et le talent de Rodrigo. J'espère sincèrement qu'il obtiendra ce qu'il désire si fort, pour toutes
sortes de raisons morales et matérielles ... Et je ne puis ni en vous autrement insister sur des mérites que vous avez fièrement
apprécies. Mais cette lettre me donne de moins l'occasion de vous exprimer des sentiments et des pensées qui vont bien souvent vers
vous et je le saisis avec joie en vous renouvelant à son propos les sentiments d'affection dont tant d'années déjà n'ont fait qu'éprouver
la profonde sincérité ». Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. 6930-043.
actitud como protector y apoyo incondicional de sus alumnos. Una actitud que, como le
recuerda, también mantuvo con él unos años antes, cuando todavía era ese joven gaditano
que acababa de llegar a París.
Tras recibir esta carta, Falla le contesta el 5 de diciembre diciéndole que ya conoce el
asunto pero que él no es miembro del jurado, aunque ha intervenido para recomendarle:
Es evidente que Falla tenía buenos augurios respecto al futuro de Rodrigo y sin duda, su
recomendación pesó más de lo que él reconoce en esta carta. Sin embargo, tan solo dos días
más tarde, el 7 de diciembre, Falla le escribe a Rodrigo las siguientes líneas:
Paul Dukas, nuestro tan querido y tan admirado maestro, me ha escrito con
todo el interés que usted supondrá, pensando que yo formaba parte del jurado.
Le he dicho cuál es mi situación con respecto a la Academia, así como que ya
había yo hecho lo que me era posible hacer días antes de recibir su carta. Unas
líneas suyas para la Academia serían de un efecto magnífico. Supongo que ya lo
habrá hecho, pero de no ser así podría usted pedírselas.42
41 « C'est avec joie, comme toujours, que j'ai reçu votre lettre. Joaquin Rodrigo m'avait déjà écrit au sujet du Concours, et tout de
suite je me suis adresse au président de l'Académie de Beaux-Arts demandant pour lui l'une des bourses en question. Inutile de
vous dire avec quelle ferveur j'ai fait cette démarche, la seul, malheureusement, qui m'était possible, ne faisant pas partie du Jury,
car rna réception à l'Académie reste encore en suspens à cause de mon discours! Toujours inachevé ... Mais malgré mon absence du
Jury j'ai des grands espoirs, étant donne la rare valeur artistique et la sympathie personnel de notre ami. Je sais d'ailleurs que
certains membres du Jury –comme Arb6s et Perez Casas–, s'y intéressent beaucoup. J'y reviendrai encore ». Granada, Archivo
Manuel de Falla, sig. 6930-044.
42 Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. 7503-010.
201
Como vemos, el interés de Falla y de Dukas por ayudar al joven Rodrigo fue importante
y dio sus frutos, ya que Rodrigo pudo regresar a París como estudiante gracias a esta beca.
Una vez más, Dukas había intervenido para bien en el destino de uno de sus alumnos. Este
asunto será tratado con más detenimiento en el capítulo 4 de esta tesis doctoral.
Antes de que reciba el aviso oficial quiero hacerle saber, amistosamente, que
la Academia de Bellas Artes, de la cual formo parte hoy, como usted sabe, le ha
nombrado miembro correspondiente del Instituto de Francia, en la propuesta de
la sección de música, en sustitución de Sir Edward Elgar. He sido yo quien, en
primer lugar, puse su nombre al gran conocimiento de mis colegas músicos, los
cuales lo adoptaron con entusiasmo, como el del músico más grande de España.
Los pintores, escultores, arquitectos y grabadores nos siguieron con el más
caluroso impulso. He aquí lo que he hecho, “mi querido colega”, y esto crea un
vínculo más entre nosotros. Es inútil decirle cuán profundamente dichoso soy y
cuanto espero que esta noticia sea de su agrado. Como miembro correspondiente,
usted será el colega de Glazounov, el cual representa a Rusia, de Ropartz y de
Enesco, sin hablar de Zuloaga, el cual representa a España en la sección de
pintura.43
Es difícil imaginar, incluso después de leer esta carta, la felicidad interior que Dukas
debió de experimentar al ver la evolución y proyección de su joven alumno, ese que había
llegado a su casa desde España casi treinta años antes, con La vida breve bajo el brazo,
suplicando su primera oportunidad en la capital europea de la música.
43 « Avant que vous en parvienne I' avis officiel! Je tiens à vous faire savoir amicalement que l'Académie des Beaux-Arts dont je
fais aujourd'hui partie, comme vous le savez, vous a nommé membre correspondant de l'Institut de France, sur la proposition de la
section de musique, en remplacement de Sir Edward Elgar. C'est moi qui, tout d'abord, avais mis votre nom au grand acquis de
mes collègues musiciens qui l'avaient adopté avec enthousiasme, comme celui du plus grand musicien d'Espagne. Les peintres,
sculptures, architectes et graveurs nous ont suivi avec le plus chaleureux élan. Vous voici donne 'mon cher confrère' et cela crée un
lien de plus entre nous. Inutile de vous dire combien je suis profondément heureux et combien j’espère que cette nouvelle vous sera
agréable, Comme membre correspondant, vous serez le collègue de Glazounov qui représente la Russie, de Ropartz et d'Enesco, sans
parler de Zuloaga qui représente I ‘Espagne dans la section peinture ». Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. 6930- 045.
Otra coincidencia especialmente emocionante es que las últimas cartas que se
intercambiaron antes de la muerte del maestro francés en mayo de 1935, fueran sobre un
tema tan importante para ambos y cuyo contenido tiene una gran dosis de agradecimiento
personal y de recuerdo a toda una vida de amistad y de magisterio.
La carta con la que Falla responde a Dukas el 2 de febrero de 1935, sin saber todavía que
su maestro fallecería apenas tres meses más tarde, es el mejor resumen del sentimiento de
deuda hacia él:
Usted que –afortunadamente para mí–, me conoce desde hace tantos años,
podrá comprender exactamente hasta qué punto estoy emocionado leyendo su
carta, la cual me acaba de llegar. ¡Cómo podría haber imaginado cuando, en 1907,
osé ir a verle en la calle Washington, que usted mismo, el maestro admirado al
cual yo mostraba (¡y con qué temor!) un poco de música, iba un día a proponer
mi nombre al Instituto de Francia!… Mi gratitud por usted, por la sección de
música, y por todos aquellos que han acogido su proposición con la cordialidad
que usted me dice, es demasiado profunda para poder expresarla con palabras…
Las circunstancias que cooperan en este nombramiento no hacen más que
aumentar en mí, que querría poder ser digno de tal honor y de un tal signo de
afecto, aunque, para esto mismo, encuentro una posible justificación en mis
sentimientos tan vivos de amor, de devoción y de reconocimiento por la nación
que, después de tantos años, yo considero como una segunda Patria. En cuanto
a usted, querido Maestro admirado, es un motivo más que hace incrementar –si
es que eso es posible– la gratitud y el afecto profundos que yo le debo. Le hablo
y abrazo de todo corazón.44
44 « Vous qui –si heureusement pour moi–, me connaissez depuis tant d'années, pourrez exactement comprendre a que I point je
suis ému en lisant votre lettre, qui vient de m'arriver. Comment aurai-je pu supposer quand, en 1907, j'ai osé aller vous voir rue
Washington, que vous même, Le maitre admire auquel (et avec qu’eue crainte!) je soumettais un peu de musique, allait un jour
proposer mon nom à l'Institut de France! ... Ma gratitude pour vous, pour la Section de Musique, et pour tous ceux qui ont accueilli
votre proposition avec la cordialité dont vous me parlez, est trop profonde pour pouvoir l'exprimer par de phrases toutes faites ... Les
circonstances qui coopèrent en cette nomination ne font que la rehausser pour moi, qui voudrais pouvoir me faire digne d'un tel
honneur et d'une telle marque d'affection, bien que, pour celle-ci, je trouve une possible justification dans mes sentiments très vifs
d'amour, de dévotion et de reconnaissance pour la nation que, depuis tant d'années, je considère comme une seconde Patrie. Quant
à vous, cher Maitre admire, c'est un motif en plus qui fait accroitre –si cela est possible– la gratitude et l’affection profondes que je
vous dois. C’est de tout cœur que je vous parle et que je vous embrasse ». Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. 6930-46.
203
Averiguar, ya en el plano puramente musical, qué elementos de las obras de Dukas
influenciaron a Falla, será una tarea que abordaremos en las próximas páginas; pero, que la
correspondencia entre ambos finalice en estos términos, es la mejor cadencia final para el
tercer acto de esta longeva relación.
45 Dukas,Paul: Variations, interlude et finale pour piano sur un thème de Rameau. París: A. Durand & Fils, 1907.
Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. 344.
edición que Falla poseía de esta obra en su biblioteca es del editor francés Durand y muy
posiblemente fue adquirida por él mismo en París durante su estancia en la ciudad.
Sobre esta partitura aparecen anotaciones a lápiz realizadas por Falla con un carácter
puramente interpretativo, ya que se tratan, en su mayoría, de marcas de digitación, números,
líneas y flechas propias de un pianista que ha estado estudiando y digitando la partitura a
fondo. Las anotaciones de digitación aparecen en todos los movimientos de la obra y en
algunos momentos incluso aparecen escritos los nombres de las notas de algún motivo
concreto, como ocurre en la Variación II, donde Falla anota a lápiz “Fa, Fa, Do”, quizá
remarcando un gesto melódico que debe mejorar o enfatizar.
El tipo de anotaciones que encontramos en esta partitura nos remiten al Falla intérprete
de piano, más que al compositor. Con este mismo carácter interpretativo y de digitación se
muestran las pocas anotaciones que Falla realizó sobre la Sonate para piano del compositor
francés, una obra imprescindible en su producción y que fue una referencia ineludible para
Falla al componer su homenaje Pour le tombeau de Paul Dukas, algo que analizaremos en las
próximas páginas. Quizá estas partituras, en primera instancia, fueron observadas como
repertorio pianístico, pero luego le sirvieron, como en el caso de la Sonate, de inspiración para
su propia creación musical.
1. Deux arabesques: pour le piano / par Claude Debussy. París: Durand, 1904. 11 p.; 36
cm. Piano. Anot. autógr. de Manuel de Falla. DS 4395/96.
2. Estampes: pour le piano / Claude Debussy. París: Durand, 1903. 24 p.; 36 cm. Piano.
Contiene: Pagodes ; La soirée dans Grenade ; Jardin sous la pluie. – Anot. autógr. de Manuel
de Falla. – Sello Casa Dotesio (Madrid). DF 6326.
205
4. La damoiselle élue: pour voix de femmes, solo, chœur et orchestre / poème lyrique
d'après D.G. Rossetti; traduction française de Gabriel Sarrazin; musique de Claude Debussy.
París: Durand. 74 p.; 36 cm. Coro y orquesta. DF 6138.
En este caso, podemos pensar que no se trató de una compra de Falla de la partitura,
sino que posiblemente se tratara de un regalo del propio Dukas, ya que este le dedica las
siguientes palabras en las primeras páginas de la partitura orquestal:
A Manuel de Falla,
Recuerdo musical
10 Mayo 1913.47
Todas las anotaciones de Falla en la parte orquestal son sobre las partes de arpa, carillón
y celesta. Precisamente en La vida breve, obra que Falla remodeló en diversas ocasiones
durante su estancia en Francia, se usa en diferentes momentos la combinación de dos arpas,
carillón y celesta. Tal y como ha demostrado Yvan Nomick,48 Falla añadió la celesta y el
carillón a su obra durante su estancia en París. No olvidemos que, aunque Falla recibió como
regalo esta partitura en mayo de 1913, Ariane et Barbe-bleue ya había sido estrenada y editada
en Francia en 1907, y que desde ese mismo año Falla estuvo en contacto directo con Dukas
y sus partituras, por lo cual es una hipótesis muy plausible que Falla se fijara en esta
combinación de instrumentos usada por Dukas para mejorar su partitura.
46 Dukas, Paul: Ariane et Barbe-bleue. París: A. Durand & Fils, 1907. Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. 1154.
47 «À Manuel de Falla, Souvenir musical, 10 Mai 191 ». Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. 1154.
48 Nommick, Yvan: “La vida breve entre 1905 y 1914: evolución formal y orquestal” en Manuel de Falla: la vida
207
Ejemplo 2. Manuel de Falla, La vida breve, Acto II, cc. 286-289.
En otra de las anotaciones sobre la partitura, Falla rodea una frase de la parte vocal que
pertenece al coro de mujeres de Barba Azul del final del primer acto. Esta frase tiene una
sonoridad arcaica que Chris Collins ha relacionado con el personaje de Trujamán de la obra
El retablo de maese Pedro:49
Pero más allá de Ariane et Barbe-bleue, otra de las obras de música escénica de Dukas que
encontramos en el Archivo Manuel de Falla es La Péri.50 Se trata también, como en el caso de
las Variations, de una edición de Durand. Esta partitura es muy particular, ya que contiene
49 Collins,
Christopher Guy: “Manuel de Falla and his European contemporaries: encounters, relationships and
influences”. Tesis doctoral. Bangor, University of Wales, 2002, p. 105.
50 Dukas, Paul: La Péri. París: A. Durand & Fils, 1911. Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. 1153.
una doble dedicatoria de Dukas. La primera, firmada en 1912, cuando Falla todavía residía
en París dice lo siguiente:
Paul Dukas
Abril 191251
Se puede ver por la dedicatoria que esta partitura pasó a formar parte de la biblioteca de
Falla gracias a un regalo de Dukas. Pero lo interesante es que bajo esta primera dedicatoria
aparece una segunda, también firmada por el propio Dukas, pero veintidós años más tarde:
Paul Dukas
Noviembre 193452
Esta doble dedicatoria, que incluye una cita de siete compases de la propia obra, 53 es la
mejor prueba de la longevidad e importancia de esta relación y demuestra también que los
51 « À Monsieur Manuel de Falla, En bien sympathique souvenir, Paul Dukas, Avril 1912 ». Granada, Archivo Manuel
de Falla, sig. 1153.
52 « Après plus de 22 ans ½, mon cher de Falla, je crois pouvoir dire que le 'bien sympathique souvenir' de 1912 n'était que le
petit commencement de la grande et affecteuse amitié dont je charge encore La Peri de vous apporter le chaleureux temoignage. Paul
Dukas. Novembre 1934 ». Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. 1153.
53 Dukas, Paul: La Péri, cc. 28-34. París: A. Durand & Fils, 1911. Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. 1153.
209
lazos de amistad se fueron estrechando, pues el tono de las dedicatorias pasa de la cortesía
propia de una relación discipular a una complicidad y afecto mayor.
Si nos acercamos a la parte del Violín I de la partitura mencionada, vemos que los
compases indicados presentan por primera vez el tema principal de La Péri:
Se trata de un tema muy cantable y expresivo que irrumpe por primera vez en ese compás
en la voz de los violines I. Falla se fija aquí únicamente en la melodía, más que en un recurso
de orquestación o una instrumentación concreta. Este detalle demuestra que Falla se interesó
por el tratamiento melódico de la obra.
Pero esta no fue la única característica de La Péri que Falla anotó y que no tenía nada que
ver con temas de orquestación. También se conservan, sobre esta misma obra, unos apuntes
de Falla en los que analiza la estructura tonal de La Péri del siguiente modo:54
211
Dukas y en el Prélude à l’après-midi d’un faune de Debussy como modelos de simetría tonal
análoga a la de la forma sonata tradicional.55
Además, este detalle demuestra su interés por estudiar la organización tonal y formal de
La Péri y tira por tierra, una vez más, la idea de que la instrumentación y orquestación fue el
único parámetro de la obra de Dukas que interesó a Falla. A la luz de las fuentes consultadas
en el Archivo Manuel de Falla de Granada, observamos que se conservan pocos análisis tan
detallados de Falla sobre obras completas de autores del siglo XX. Podemos deducir por
tanto que la obra de Dukas fue contemplada por Falla como un importante modelo
compositivo.
El tercer género al que Falla dedicó su atención es la música sinfónica. En este apartado
encontramos en la biblioteca personal de Falla dos obras de referencia de la producción de
Dukas: la Symphonie en Ut Majeur y L’Apprenti sorcier. Si valoramos las obras de Dukas que Falla
conservó y estudió, vemos que se interesó por sus composiciones más importantes en cada
uno de los géneros: música pianística, escénica y sinfónica. Dada la reducida producción
musical de Dukas, numéricamente hablando, observamos que Falla estudió casi la totalidad
de las obras compuestas por el músico francés en todos los géneros. Este es, también, otro
dato muy relevante en relación a la presencia de la música de Dukas en los modelos
compositivos de Falla.
pág. 12-55
55 Collins, Christopher Guy: “Luz en la oscuridad: apuntes sobre la composición de Noches de Falla” en Noches
en los jardines de España: impresiones sinfónicas para piano y orquesta / Manuel de Falla; edición e introducción de Yvan
Nommick; estudio de Chris Collins. Granada: Archivo Manuel de Falla, 2006, pp. 54-56.
56 Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. 1152.
Si consultamos la partitura en la página 12 nos encontramos con que esta figura, una
síncopa de desplazamiento, se realiza en todos los instrumentos a la vez durante tres
compases, con la peculiaridad de que en los dos primeros se presenta ese ritmo en compás
de 6/8 y el tercer compás está en 9/8. Su función dentro de la partitura es separar la primera
y segunda aparición del tema B de la sinfonía. Es decir, aparece el tema B completo por
primera vez, a continuación, tres compases con este diseño rítmico y finalmente vuelve a
sonar el tema B, pero una octava más alta. El efecto que produce es de suspensión del
compás, al evitar las partes acentuadas, un recurso muy propio del lenguaje impresionista,
que parece haber interesado a Falla.
pág. 11-53
Esta aparece en el puente que separa el tema A del B. Se caracteriza por ser un ritmo
acéfalo, ya que el primer acento de cada compás está siempre en silencio y la música comienza
en la segunda corchea. Este hecho, junto al picado que llevan todas las corcheas en este pasaje
hacen que el puente se diferencie muy bien del tema A al que sigue y del tema B al que
precede. La tercera anotación rítmica que encontramos es esta:
pág. 56
Esta última figura anotada por Falla aparece solo en la recapitulación y su función es unir
la primera y segunda frase del tema B. En este caso, se trata de un ritmo mucho más enérgico.
Todas estas figuras actúan en el primer movimiento de la sinfonía y juegan un papel importante
en la estructuración del material.
La otra gran obra sinfónica de Dukas que Falla estudió detenidamente fue su famoso
scherzo L’Apprenti sorcier. Falla poseía en su biblioteca personal dos ediciones orquestales de
esta misma obra: una de la editorial Durand, posiblemente adquirida en París, y otra adquirida
213
en la tienda de música Casa Dotesio, situada en la madrileña calle de San Jerónimo. La
hipótesis de Chris Collins a este respecto es que Falla debió de adquirir esta partitura en
Madrid antes de su viaje a París en 1907.57 Esta idea gana fuerza si tenemos en cuenta que, tal
y como demostramos en páginas anteriores, Falla escuchó la obra por primera vez en el
Teatro Real de Madrid en abril de 1907, por lo que es muy plausible que el gaditano la
adquiriera tras asistir a este concierto. De las dos ediciones, solo la de casa Dotesio contiene
anotaciones de Falla y una dedicatoria firmada por Dukas:58
57 Collins,
Christopher Guy: “Manuel de Falla and his European contemporaries: encounters, relationships and
influences.” Tesis doctoral. Bangor, University of Wales, 2002.
58 Dukas, Paul: L’Apprenti sorcier: Scherzo. D'après une ballede de Goethe. Madrid: Sociedad Anónima, Casa Dotesio
Paul Dukas
Noviembre 1934
La dedicatoria incluye una cita musical que, como señaló Chris Collins, corresponde a
una reducción para piano de los dos últimos compases de L’Apprenti sorcier. Esta dedicatoria,
firmada un año antes del fallecimiento de Dukas, se une a las dedicatorias anteriormente
comentadas fechadas en 1912, 1913 y 1934. Un dato muy significativo, ya que da muestra de
la consistencia de esta relación de amistad y admiración mutua que duró cerca de treinta años
(1907-1935).
Debemos ahora examinar también con detalle qué tipo de anotaciones realizó Falla sobre
la propia música. En la última página de la edición de Casa Dotesio, Falla escribió numerosas
notas a lápiz. La primera de ellas es esta:
59 Ibid.
215
Si nos acercamos a las páginas indicadas por Falla vemos que esos instrumentos realizan
el mismo diseño melódico-rítmico. Este ocupa tres compases que se van repitiendo
sucesivamente a distancia de sexta generando una secuencia. Pero no son solo los
instrumentos indicados por Falla (trompetas y trompas) los que realizan este diseño
melódico-rítmico, ya que en la página 57 vemos cómo además de estos dos instrumentos
hacen lo mismo los clarinetes, fagotes, violines II y violonchelos. Este es el diseño señalado
por Falla sobre la voz de las trompas y repetido en secuencia que aparece en todos los
instrumentos mencionados:
Se trata de un diseño melódico muy acentuado que llega a repetirse en secuencia hasta
siete veces entre las páginas 55, 56 y 57. Teniendo en cuenta que probablemente esta fue la
primera partitura de Dukas adquirida y estudiada por Falla y que en aquellos momentos
(1907) el gaditano se encontraba en plena revisión de La vida breve, podríamos atribuir el uso
de melodías muy acentuadas en las trompas por parte de Falla a la influencia de la partitura
de Dukas. Un ejemplo de ello es este pasaje del acto II de La vida breve en el que las trompas
hacen una melodía que guarda ciertos paralelismos a nivel de acentuación, impulso rítmico y
tratamiento idiomático del instrumento:
Ejemplo 6. Manuel de Falla, La vida breve, Acto II, cc. 225-232, trompas.
Otra de las anotaciones que encontramos hace referencia a la alteración de una nota en
el violonchelo:
p. 60/61 cello re b60
En esa página comienza la sección Assez lent (Movement de l’introducction) y todos los
instrumentos señalados por Falla hacen el mismo diseño melódico-rítmico, salvo las trompas,
que varían mínimamente. Este fragmento dura apenas tres compases:
60 Ibid.
217
Estos tres compases abren la sección final de la obra y tienen una especial fuerza
conclusiva. Quizá el interés de Falla en este pasaje residía en el efecto orquestal producido
por cuatro instrumentos de viento a la vez realizando un mismo diseño melódico-rítmico.
Pero estas no son las únicas anotaciones que Falla hizo sobre esta obra. Dentro de la
partitura se conserva un folio suelto doblado por la mitad,61 en el que el compositor español
anotó el plan tonal de la obra, tal y como veremos a continuación:
Es muy significativo que Falla se interese también en este caso por el plan tonal de una
obra de Dukas. Recordemos que hizo lo mismo con La Péri. Además, en los análisis
realizados por Falla sobre la música de Debussy y Stravinsky no analiza este parámetro, por
lo que es bastante relevante que en el caso de Dukas sí estudie el plan tonal de dos de sus
obras.
61 Ibid.
pieza es también bastante tradicional, comenzando en fa menor el tema A y exponiendo el
tema B por primera vez en su dominante menor, aunque no es lo habitual en el estilo clásico.
Sin embargo, las siguientes reapariciones de B son ya en su relativo mi b mayor. Observando
las modulaciones vemos también un uso bastante tradicional de la armonía.
Si hacemos un rápido repaso a las seis obras de Dukas que se conservan en la biblioteca
de Falla y que este estudió detenidamente observamos varias particularidades: en primer
lugar, las seis obras mencionadas conforman el grueso de la producción musical de Dukas,
sin dejar de lado ninguno de los géneros cultivados por el músico francés ni ninguna de sus
obras más significativas. En segundo lugar, el tipo de anotaciones realizadas por Falla
demuestran un interés que va mucho más allá de los detalles de orquestación e
instrumentación por los que Dukas es tan reconocido, e incluyen otros muchos parámetros
como la melodía, el ritmo o el plan tonal de sus obras.
Por último, cabe destacar que la cantidad y tipología de anotaciones que Falla realizó
sobre la música de Dukas demuestran que su influencia fue mayor de la que hasta ahora se
ha señalado, algo que, paradójicamente, no ha ocurrido con Debussy y Stravinsky, a los que
sí se les ha prestado una mayor atención a través de las partituras de Pelléas et Mélisande y Le
Sacre du printemps anotadas por Falla.
El 17 de mayo de 1935 Paul Dukas fallecía en su residencia de París. Para esta fecha,
llevaba ejerciendo unos nueve años como profesor de la École Normale de Musique,
institución por la que pasaron muchos alumnos, entre ellos un buen número de españoles
entre los que se encontraban Joaquín Rodrigo, Joaquín Nin-Culmell, Arturo Dúo Vital,
Francisco Escudero, Jesús Arámbarri o María de Pablos Cerezo.
219
Sin embargo, la gestación del proyecto fue compleja y Prunières tuvo que mantener una
constante comunicación con todos los compositores para cuadrar las fechas de entrega de
las piezas y para dar unas directrices mínimas sobre las obras que les estaban pidiendo. Si
analizamos la correspondencia entre Manuel de Falla y Prunières en los últimos meses de
1935 y los primeros de 1936, podemos ver el baile de fechas y preparativos que supuso el
homenaje.
En una carta escrita desde Granada el 2 de octubre de 1935, Falla pregunta a Prunières
sobre el proyecto del homenaje y le confirma que participará, aunque no se encuentre en las
mejores circunstancias para presentar una obra en tan poco tiempo. De este modo se
expresaba Falla en su carta:
62« Vous confirmant ma dernière lettre et envoi, je vous prie de me donner des nouvelles au sujet du nº Dukas et de sa date de
publication, afin de chercher le moyen d’y collaborer n’importe de quelle façon... Tellement mon “absence” de ce numéro me sa rible
“impossible” (et par tant de raisons !) malgré les circonstances, toujours extrêmement difficiles ». Granada, Archivo Manuel de
Falla, sig. 7453-122.
pieza compuesta por usted, al cual amaba con tanta estima. Como le he escrito,
una simple página de música sería suficiente, pero que quede claro que nosotros
no le limitamos en absoluto, y si su inspiración le lleva a escribir una pieza de
piano un poco más larga, estaremos encantados. Naturalmente, solo
publicaremos una selección de esta pieza, pero usted conserva la propiedad de su
obra y podrá publicarla por separado como siempre se ha hecho en nuestros
suplementos.63
Sin embargo, la fecha de publicación que en un principio se propuso Prunières tuvo que
ser retrasada y este se vio obligado a comunicar a Falla esta demora. El 2 de diciembre le
escribe así desde París:
Le doy las gracias mil veces por querer contribuir en el homenaje a Dukas y
estoy contento de saber que usted trabaja actualmente en ello. Creo que nos
veremos obligados a retrasar un poco el número; dispone, pues, de toda la libertad
para no enviarnos su contribución hasta finales de diciembre.64
Los preparativos del proyecto siguieron adelante, aunque el retraso en la entrega de las
obras por parte de los compositores aplazó aún más la publicación del homenaje,
concretamente más de seis meses. El proyecto arrancó en septiembre de 1935, cuando
Prunières se puso en contacto con muchos de sus alumnos, y la intención primera era tenerlo
todo listo para publicar en enero de 1936. Sin embargo, hubo que esperar hasta mayo de 1936
para que se hiciera realidad.
Otro de los datos que nos aporta la correspondencia es que las piezas para piano fueron
estrenadas por otro de los alumnos de Dukas: Joaquín Nin-Culmell. En una carta firmada el
63 « Votre carte m’a fait un très grand plaisir car j’étais à la fois inquiet de votre santé et très triste de ne pas pouvoir insérer votre
nom dans mon sommaire du numéro Dukas. A la demande de Robert Brussel et de Samazeuilh j’ai retardé la parution de ce
numéro jusqu’en Janvier. Il faudrait donc que je reçoive votre manuscrit avant le 15 Décembre au plus tard. Pour l’hommage
musical, en dehors de Pierné et d’Albert Roussel je n’ai reçu que quelques pièces de ses élèves préférés, c’est vous dire combien il
serait important pour moi de pouvoir placer en tête de ce “Tombeau” une pièce composée par vous qu’il aimait si chèrement. Comme
je vous l’ai écrit une simple page de musique suffirait, mais bien entendu nous ne vous limitons pas et si votre inspiration vous porte
à écrire une pièce de piano un peu plus longue, nous en serons ravis. Naturellement, il nés´ que de publier cette pièce en recueil, mais
vous conservez la propriété de votre œuvre et pourrez la publier séparément comme cela s’est toujours fait pour nos suppléments ».
Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. 7453-062.
64 « Je vous remercie mille fois de vouloir bien contribuer à l’hommage à Dukas et suis heureux d’apprendre que vous y travaillez
actuellement. Je pense que nous serons obligés de retarder un peu le numéro, vous avez donc toute latitude de ne nous l’envoyer qu’à
fin Décembre ». Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. 7453-063.
221
30 de diciembre, Joaquín Rodrigo le comunica a Falla cómo va la composición que está
preparando para el homenaje y se alegra de que Nin-Culmell vaya a ser el intérprete de las
piezas:
La evidencia de que el proyecto se retrasó mucho más de lo esperado está en la carta con
la que Falla responde a Rodrigo el 2 de marzo de 1936, en la que le reconoce que todavía no
ha enviado su trabajo a la Revue musicale. Es importante recordar que el ritmo creativo de Falla
siempre fue lento y especialmente en las últimas décadas de su vida. De hecho, esta obra es
un buen ejemplo de la velocidad a la que trabajaba, ya que Falla aceptó la propuesta de
Prunières en octubre de 1935 y, como vemos en esta carta, en marzo de 1936 todavía estaba
terminando la copia de su obra. Esta composición, para piano, tiene una duración de unos
cuatro minutos y Falla tardó seis meses en terminarla. Por otro lado, la decisión de que Nin-
Culmell fuera el intérprete también agradó a Falla:
223
polifonía se atreve a erigir supremas y arriesgadas bóvedas de dura crucería, naves
de recogimiento y misticismo.67
Este es un testimonio muy interesante, ya que procede del primer intérprete de la pieza,
alumno también de Dukas. Los conceptos y adjetivos que utiliza Nin-Culmell para describir
la pieza, “misticismo”, “religiosidad”, “cristiana elegía”, “plegaria” son acordes a la
funcionalidad de la pieza, de carácter fúnebre, y encajan perfectamente con las tendencias
compositivas que se estaban imponiendo en los años treinta.
En cuanto a la primera versión, para piano, del homenaje de Falla a Dukas, encontramos
grandes similitudes y referencias a la Sonate de su maestro, la cual, como ya vimos
anteriormente, se encuentra entre las partituras que Falla estudió al piano y conservó en su
biblioteca. Gerardo Diego, en el artículo de ABC anteriormente comentado, menciona que,
en el homenaje a Dukas, Falla cita una frase de la Sonate del francés:
Lo mismo que en el escrito a raíz de la muerte de Dukas, una frase del músico
amigo - de la sonata de piano en el de Dukas, de “La soirée dans Grenade”, en el
de Debussy -, sirve como de contraseña o filigrana al trasluz, que atestigua la
voluntad de dedicación.68
Tal y como ha demostrado Chris Collins, esa cita aparece entre los compases 36 y 38 de
la pieza de Falla, y es extraída del tercer movimiento de la Sonata para piano de Dukas, más
concretamente de los compases 202-210.69 El motivo que retoma consiste en un movimiento
descendente en el que la voz superior cae una segunda menor descendente y seguidamente
una tercera mayor descendente. Finalmente, otro descenso de segunda menor:
Otro detalle que podría leerse como “homenaje” al maestro es la tonalidad elegida por
Falla para esta pieza: fa menor. Esta es la misma que la elegida por Dukas para su obra más
famosa: L’Apprenti sorcier. Este detalle es importante, pero lo cierto es que la obra de Dukas
más referenciada en el homenaje es su Sonate para piano, y no solo por la cita que acabamos
de mostrar, sino por el carácter y la textura. En los primeros compases del cuarto movimiento
de la Sonate de Dukas encontramos una sonoridad creada por partes de acordes en mi bemol
menor y con un tempo Très lent, que generan un ambiente muy parecido al creado por el
homenaje pianístico de Falla.
La partitura para piano está llena de solemnidad y gravedad. Según observó Gerardo
Diego, el sentido de marcha fúnebre está muy presente y el discurso musical se crea a base
de una sucesión de acordes que recuerdan de algún modo a la polifonía religiosa. La
sonoridad resultante es muy árida, o como dijo Nin-Culmell, encargado de estrenar la obra
el 28 de abril de 1936 en París, “la sonoridad se agría, se tiñe de arcaicas y espectrales
resonancias”.
225
Si analizamos el motivo citado de la sonata de Dukas, vemos que quizá Falla lo eligió por
tener un carácter especialmente dramático, de caída lenta, que anuncia un final. Y estas
características son las que Falla debía estar buscando para articular el discurso musical de un
homenaje póstumo, que tiene la muerte como leimotiv. Sin embargo, ese motivo no se cita de
forma idéntica al original. Falla simplifica la textura respetando solo los intervalos melódicos
del motivo y reforzándolo con unas simples octavas en la mano izquierda. La armonización
del motivo es, por tanto, muy distinta en la pieza de Falla, ya que elimina los acordes triada
que Dukas utilizaba para sostenerlo. Otra de las diferencias es la tonalidad elegida, aunque
rítmicamente sí respeta la proporcionalidad de la duración de cada sonido. Por este tipo de
modificaciones, podemos intuir que la intención de Falla en esta obra no era recrear el
lenguaje de Dukas, sino integrar la cita en su propio discurso musical y actualizar el motivo,
adaptándolo a las nuevas vanguardias y al carácter fúnebre de la obra.
La obra de Falla se estructura alrededor de un motivo generador que aparece en los dos
primeros compases y que se vuelve a escuchar a lo largo de toda la pieza. Sin embargo, este
motivo inicial no aparece de la nada, sino que es una variación de la cita de Dukas, tal y como
vemos a continuación:
Ejemplo 10. Manuel de Falla, Pour le Tombeau de Paul Dukas, cc. 36-37.
Ejemplo 11. Manuel de Falla, Pour le Tombeau de Paul Dukas, cc. 1-2.
A nivel formal, esta pieza se estructura del siguiente modo: el motivo generador se
presenta en los dos primeros compases de la partitura y se vuelve a escuchar a lo largo de
toda la obra, hasta que, en los últimos compases, antes de llegar al final, se escucha el tema
original del que se generó ese motivo, es decir, la cita al tema de Dukas. Chris Collins ha
sugerido que esta misma técnica formal ya fue utilizada por Falla anteriormente, en el
homenaje Pour le tombeau de Claude Debussy (1920) y en el primer movimiento del Concerto
(1926).70 Podemos pues, dividir la partitura en tres secciones: Parte A (1-13), Parte B (14-34)
y Coda (35-42).
La textura es homofónica, formada por acordes sucesivos que recuerdan a los antiguos
corales. En el plano armónico, encontramos una obra compuesta en la tonalidad de fa menor,
con proliferación de acordes de séptima y uso de intervalos disonantes generadores de
tensión. Un buen ejemplo de ello es el último acorde con el que Falla cierra la pieza, un fa
menor con la sexta añadida:
Ejemplo 12. Manuel de Falla, Pour le Tombeau de Paul Dukas, cc. 41-42.
El uso de este tipo de armonía tiene mucho de homenaje al país vecino, ya que los
acordes de sexta añadida eran muy usuales en la escuela francesa, y particularmente en las
obras impresionistas.
70 Ibid., p. 117.
227
Pero si volvemos a fijarnos en las referencias a la música de Dukas, observamos que la
cita que aparece en la Coda no es el único elemento de la Sonate que Falla utilizó. Observamos
que hay un patrón rítmico formado por negra-blanca-negra que aparece hasta en cinco
ocasiones en la partitura de Falla. Ese patrón está presente en los cuatro movimientos de la
Sonate de Dukas y es el siguiente:
Falla escribió, además de esta, otras tres piezas destinadas a la memoria de otros tantos
músicos: Homenaje a Debussy, para guitarra (1920), Fanfarria sobre el nombre de Arbós, para
orquesta (1933-34), y Pedrelliana, para orquesta (1920-38). Las cuatro obras, con las de
Debussy y Dukas trasladadas a partitura orquestal, se estrenaron en forma de suite,
denominada Homenajes, el 18 de noviembre de 1939.71
Precisamente de la versión para orquesta, estrenada tres años después de la original para
piano, sí que se conservan la partitura definitiva y los borradores que Falla realizó. El motivo
generador de la pieza para piano que analizábamos anteriormente se presenta en la partitura
orquestal por primera vez en los violines I:
71 Gallego, Antonio: Catálogo de obras de Manuel de Falla. Madrid: Ministerio de Cultura, 1987.
Ejemplo 15. Manuel de Falla, Homenajes: No. 4. A Paul Dukas, cc. 1-4.
Este motivo se presenta melódica y rítmicamente igual que en la partitura para piano,
pero los borradores orquestales desvelan que el proceso de instrumentación pasó por
diferentes fases hasta llegar a la versión orquestal definitiva. El borrador manuscrito contiene
algunas anotaciones hechas por Falla a pie de página que muestran cuáles fueron sus
referentes a la hora de orquestar.72 Entre esas anotaciones aparecen varios instrumentos con
su registro y el nombre de los compositores, obras y tratados de orquestación de los que los
extrajo.
72 Falla, Manuel de: Homenajes: No. 4. A Paul Dukas. Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. LXXXVIA2.
73 Véase Anexo II.
229
Imagen 7. Anotaciones de Manuel de Falla.
En ellas surgen el nombre de varios músicos y obras que fueron grandes referencias para
Falla durante toda su vida, y que, como vemos, también estuvieron presentes en su
pensamiento durante la composición del homenaje a Dukas. La anotación “Según Widor”
hace referencia a uno de los tratados de orquestación más importantes de la época: Technique
de l’orchestre moderne (1904) de Charles-Marie Widor. 74 Este tratado fue una obra de referencia
para Falla y no solo durante su juventud como estudiante de composición. La fecha en la que
Falla realizó este borrador (1936-38) pone de relieve que el trabajo de Widor estuvo presente
en diferentes etapas de su trayectoria compositiva.
Otro de los nombres que aparecen en estas notas es el de Felipe Pedrell. Falla anotó el
registro de las campanas de orquesta y de las tubas basándose en su maestro catalán como
74 Widor, Charles M.: Technique de l’orchestre moderne. París: Henry Lemoine, 1904. Granada, Archivo Manuel de
Falla, sig. 1240.
fuente de información orquestal. En cuanto al apunte que Falla realizó sobre el registro del
xilófono, procede de otro de los grandes tratados de orquestación esenciales para él: Основы
оркестровки [Principios de orquestación] (1912) de Nikolai Rimsky-Korsakov. 75
Falla también anota un efecto orquestal muy concreto: el salto de doble octava sobre la
nota do. Este gesto lo extrae de dos obras importantísimas en la literatura musical: Tristán e
Isolda de Wagner y el Borís Godunov de Musorgski. Si nos fijamos en ese efecto de salto de
octava vemos que es el mismo que caracteriza al motivo generador de Pour le tombeau de Paul
Dukas (véase el ejemplo 11) y que también aparece en la versión orquestal en los violines I
(véase el ejemplo 15).
Observamos por tanto que el motivo que articula el discurso del homenaje a Dukas tanto
en su versión para piano como para orquesta tiene un origen doble: la cita a la Sonate de
Dukas y el efecto orquestal extraído de las óperas de Wagner y Musorgski.
Por otro lado, las anotaciones de Falla sacan a la luz algunas de sus primeras intenciones
a la hora de empezar a orquestar el homenaje. De todos los instrumentos mencionados a pie
de página por Falla (campanas, tubas, tam-tam, xilófono y celesta) solo quedaron en la
partitura definitiva el tam-tam y la celesta.76 Pero esta no es la única diferencia que plantea la
versión definitiva respecto al borrador. Salvo la sección de cuerdas frotadas, que se mantuvo
prácticamente idéntica, observamos que los mayores cambios se produjeron en los vientos.
Por un lado, el borrador presenta música en los primeros compases del piccolo, los oboes, el
corno inglés y los fagotes que fue eliminada en la versión definitiva, en la que durante los
primeros compases de la obra estos instrumentos están en silencio. Podríamos relacionar
esto con esa tendencia a la depuración que caracterizó a Falla, que le hacía componer de
manera sustractiva (eliminando recursos, notas o sonoridades) a partir de una idea dada.
Por otro lado, en el borrador, la celesta está presente como una mera anotación a pie de
página, tal y como analizamos anteriormente, pero no aparecía en la plantilla orquestal y no
tenía música compuesta todavía. Sin embargo, ya aparece completamente compuesta e
integrada en la versión definitiva. Respecto al arpa, aparece contemplada en el borrador y su
traslado a la versión definitiva la deja prácticamente igual, salvo mínimos cambios en la
disposición de algunos acordes.
75 Rimsky-Korsakov, Nikolai A.: Principes d'orchestration. París: Max Eschig, 1914. Granada, Archivo Manuel de
Falla, sig. 1213.
76 Véase Anexo III.
231
Ya hemos visto qué compositores, tratados de orquestación y obras estuvieron en la
mente de Falla durante su proceso de composición y hemos demostrado las múltiples
referencias a la Sonate de Dukas en la versión para piano. Pero queda una gran cuestión a la
que responder: ¿cómo homenajeó Falla a Dukas en la versión orquestal de la obra? Pues
precisamente instrumentando la pieza con combinaciones tímbricas que Dukas utilizó en sus
obras más importantes. (Véase Anexo III).
Si nos fijamos en la instrumentación definitiva del homenaje de Falla a Dukas vemos una
combinación de dos instrumentos muy significativa: la celesta y el arpa. Como ya vimos en
páginas anteriores, el uso de estos dos instrumentos en la partitura de Ariane et Barbe-bleue fue
remarcado y estudiado por Falla, el cual usó esa misma combinación en algunas de sus obras
como La vida breve. Consideramos pues que la inclusión de estos dos instrumentos en la
plantilla orquestal del homenaje no es fortuita, sino muy deudora de Dukas.
Otro detalle de instrumentación del homenaje es muy relevante. En este caso, tiene que
ver con la sección de percusión. La utilización del tam-tam y de los timbales por parte de
Falla podría interpretarse también como una influencia de las técnicas orquestales más
habituales de Dukas. En el segundo acto de Ariane et Barbe-bleue encontramos varias secciones
en las que el músico francés utiliza estos dos instrumentos:
Ejemplo 16. Paul Dukas, Ariane et Barbe-bleue, acto II, nº 71, cc. 1-3.
En otra de las grandes obras de Dukas estudiadas por Falla, La Péri, aparece una plantilla
orquestal con la siguiente combinación de instrumentos: timbales, xilófono, celesta y arpa.
Precisamente esta combinación era a la que apuntaba el borrador de Falla, aunque, como ya
comentamos anteriormente, finalmente no incluyó el xilófono en la versión definitiva. Es
más que probable que Falla se planteara esa instrumentación durante el proceso de
composición debido al uso reiterado de la misma en el ballet de Dukas. Los compases que
mostramos a continuación son una buena muestra de esa utilización de timbres en la obra
del francés:
* *
*֒
Al inicio de este capítulo nos planteábamos descubrir cuál había sido la importancia de
Paul Dukas en la vida y obra de Manuel de Falla. Hemos intentado dar respuesta a ese
propósito analizando las diferentes fuentes de las que disponemos y por ese motivo cada uno
233
de los apartados del desarrollo ha estado destinado a un objetivo concreto. Tras haber
finalizado el proceso de análisis de las mismas, queremos exponer ahora una serie de
conclusiones –y reflexiones finales– que nos ha provocado la elaboración de esta
investigación.
Por otro lado, uno de los asuntos que salen a la luz en estas cartas invita enormemente
a ser ampliado en un futuro: la red de contactos en París entre músicos españoles
proporcionada por Dukas. Aunque en nuestro trabajo se trata levemente a Dukas como nexo
Albéniz-Falla y Falla-Rodrigo, sería muy interesante ampliar el estudio de este asunto
incluyendo en él al resto de alumnos españoles de Dukas que estudiaron en la École Normale
de Musique de París.
235
PARTE II.
MAGISTERIO REGLADO DE PAUL DUKAS
(1926-1935)
237
INTRODUCCIÓN.
DUKAS, UN DOCENTE ENTRE DOS INSTITUCIONES:
LA ÉCOLE NORMALE DE MUSIQUE Y EL CONSERVATOIRE DE
PARÍS
Ya hemos analizado hasta este momento las relaciones de Dukas con Isaac Albéniz,
Facundo de la Viña y Manuel de Falla, caracterizadas por un contacto personal sin mediación
de ninguna institución académica. Sin embargo, a mediados de los años veinte, se produce
un punto de inflexión en la faceta de Dukas como maestro: acepta el puesto de profesor de
composición en dos de las instituciones más importantes del momento: el Conservatoire de
París y la École Normale de Musique. El compositor francés impartió la misma asignatura
en ambas instituciones, tarea que desarrolló hasta su muerte en 1935.1 Este hecho es
fundamental para contextualizar a los alumnos españoles de Dukas de este último periodo,
cuyas relaciones con el músico francés se desarrollaron en las aulas de la École Normale de
Musique, salvo el caso de Joaquín Nin-Culmell, único alumno cubano-español que se formó
en el aula de composición del Conservatoire de París bajo la tutela de Dukas. Esta distinción
se debe a que los requisitos de admisión en el conservatorio eran mucho más exigentes que
los de la École Normale de Musique, un asunto que desarrollaremos con más detenimiento
en las próximas páginas. Por este motivo, hemos decidido agrupar en esta segunda parte de
la tesis doctoral a todos los alumnos españoles de Dukas que recibieron magisterio reglado
del francés. En este grupo se incluyen los siguientes nombres: Joaquín Rodrigo, Arturo Dúo
Vital, Francisco Escudero, Jesús Arámbarri. María de Pablos Cerezo, Gustavo Durán,
Joaquín Villatoro Medina y Bartomeu Oliver i Martí y Joaquín Nin-Culmell. Sobre algunos
de los documentos de la École Normale de Musique que vamos a analizar en esta segunda
parte de la tesis, debemos explicar que son prácticamente inaccesibles y que se encuentran
sin ordenar ni catalogar, ya que esta institución no dispone actualmente de un archivo
histórico abierto a investigadores, por lo que hemos tenido acceso a ellos gracias a la
investigadora Marie Duchêne-Thégarid, que a través del contacto personal con un profesor
de esta institución pudo entrar en el edificio y fotografiar estos documentos.
239
fundamentales que subyacen a su paso por estas instituciones: 1. Inicio y decisión de su
actividad pedagógica. 2. Significado y estrategias publicitarias empleadas por las instituciones.
3. Alumnos que pasaron por sus aulas. 4. Sistema pedagógico empleado.
Vincent d’Indy, Paul Dukas, Maurice Ravel, Albert Roussel han aceptado
impartir en el mes de junio un curso de interpretación de sus obras. Les he pedido
que no se limiten a obras para piano y que incluyan canciones y algunas obras de
música de cámara.3
Al parecer, el resultado de este curso fue todo un éxito, ya que el propio Mangeot, en la
asamblea del año siguiente, celebrada el 5 de enero de 1926, se expresaba así respecto a la
colaboración mencionada y anunciaba que Dukas entraba a formar parte de la plantilla de
profesores ese mismo mes, tras haber aceptado el puesto como profesor de composición.
Mangeot hace el anuncio de la llegada de Dukas a la escuela a través de una queja sobre la
falta de espacio que tiene la escuela, señalando que se han visto en la situación de no tener
una sala para darle al nuevo profesor:
El maestro francés era anunciado oficialmente en los folletos de la escuela como el nuevo
profesor de composición, acompañado de una excelente nómina de docentes que se hacían
cargo del resto de asignaturas. Vemos a continuación, en el folleto de 1928, el nivel de
importancia que se le da a Dukas en la página de presentación de profesores:5
4« Quant aux cours d’interprétation donnés par quatre des plus grands compositeurs contemporains, MM. Vincent d’Indy, Paul
Dukas, Maurice Ravel et Albert Roussel, ils ont été prodigieusement intéressants. Ils nous ont permis de pénétrer plus intimement
dans la pensée de ces grands maîtres, et d’approcher le sens de leurs œuvres. […] Pour vous donner une idée de l’embarras dans
lequel nous nous trouvons, nous vous dirons que le grand maître Paul Dukas ayant accepté de faire un cours de composition à
l’Ecole à partir du 1er janvier 1926, nous n’avions pas de salle à lui donner pour faire ses classes et nous avons dû prier un
professeur de piano de faire dorénavant sa classe chez lui, afin de disposer d’une salle pour M. Paul Dukas ». París, ENM,
Informe de la asamblea del 5 de enero de 1926.
5 París, ENM, Folleto de presentación de la École para el curso 1928-1929.
241
Como podemos ver, Dukas era anunciado en primer lugar, y se especificaba además qué
áreas de la composición impartiría junto a Nadia Boulanger, quedando la orquestación, la
fuga y la composición en sus manos mientras que la afamada pianista y compositora se hacía
cargo de impartir la armonía y el contrapunto. Cabe preguntarse en este punto cuáles fueron
los motivos que llevaron a la École a enfatizar el nombre de Dukas por encima de Boulanger,
ya que la pianista y compositora gozaba de un alto reconocimiento y fama como pedagoga,
una faceta que Dukas apenas había ejercido con anterioridad y siempre en el ámbito del
magisterio privado. Quizá la suma de la mayor edad de Dukas y un posible sesgo machista
propio de la época, llevaron a la dirección de la institución a anunciar al francés como su
fichaje estrella para las asignaturas y áreas de mayor nivel académico.
La importancia con la que se anunció y recibió a Dukas en esta institución queda también
patente en la asamblea celebrada el 29 de enero de 1927, donde Mangeot dice que la llegada
de Dukas ha sido el evento más importante del curso escolar 1925-1926. En estos términos
se expresaba sobre el compositor:
6« Plusieurs événements heureux sont venus marquer l’année scolaire 1925-1926. Le plus considérable est l’entrée de M. Paul
Dukas à l’Ecole Normale, comme professeur de composition. Elle est d’autant plus flatteuse et réjouissante pour nous que le grand
musicien s’était refusé jusqu’à ce jour à tout enseignement public ou privé. Il ne comptait, et dans tous les milieux musicaux, que
des admirateurs, mais il n’avait pas d’élèves. L’auteur de l’Apprenti Sorcier, d’Ariane et de la Péri a bien voulu rompre en
notre faveur sa retraite et depuis le 1er janvier 1926, il vient régulièrement deux fois par semaine enseigner les jeunes compositeurs
avides de son savoir, de l’élévation de son art et de ses précieux conseils. Des auditeurs de plus en plus nombreux viennent s’ajouter
à ses élèves réguliers et la classe de Paul Dukas qui n’a encore qu’un an d’existence est déjà un foyer d’art qui attire à l’Ecole
Normale un grand nombre d’étrangers ». París, ENM, Acta de la asamblea del 29 de enero de 1927.
Son varios los datos que aporta Mangeot en este pequeño fragmento, aunque no todos
ciertos. Decimos esto porque, aunque el director de la escuela afirma que hasta su ingreso en
la École Normale de Musique Dukas no había ejercido la enseñanza, sabemos que entre 1909
y 1913 trabajó en el Conservatoire de París7 como profesor de orquesta, así como que realizó
sustituciones puntuales a d’Indy en la Schola Cantorum8 en los últimos años del siglo XIX.
Pero, además, es obvio que Dukas sí tuvo alumnos antes de ingresar como profesor en la
École Normale de Musique, tal y como hemos demostrado en los capítulos dedicados a Isaac
Albéniz y Manuel de Falla, músicos que, a pesar de no ser alumnos “oficiales” en ninguna
institución académica sí que mantuvieron una relación de maestro-discípulo con Dukas
durante años. Por tanto, la afirmación de Mangeot es falsa, o al menos, pretendidamente
exagerada para beneficio de su institución. Cabe preguntarse en este punto en qué se
sustentaba el prestigio de Dukas para que Mangeot lo propusiera como profesor más
representativo de su institución. Intuimos que este prestigio se basaba exclusivamente en su
faceta como compositor, ya que, como decíamos anteriormente, sus experiencias docentes
en instituciones regladas anteriores habían sido puntuales o por períodos breves, mientras
que, como creador, había estrenado algunas de las obras musicales más importantes de la
escuela francesa de principios de siglo, reportándole una fama y prestigio como compositor
de las cuales se quiso beneficiar la École Normale de Musique al ficharle.
Otra cuestión por resolver es por qué Dukas decidió en 1926 vincularse laboralmente
con una institución educativa como profesor. En este sentido, una posible hipótesis es que a
partir de los años veinte, su producción musical se vio drásticamente disminuida (si
observamos su catálogo de obras,9 entre 1920 y su fallecimiento en 1935 tan solo compuso
cuatro obras de importancia menor), lo que le podría haber llevado a sustituir la composición
por la enseñanza como actividad principal. Si a este hecho le sumamos el nacimiento de su
primera y única hija, Adrienne Thérèse Dukas,10 en diciembre de 1919, quizá se pueda
dilucidar una decisión consciente por parte del francés de adquirir una situación laboral con
ingresos estables.
7 París,
BNF, sig. W. 51 (28).
8 Aráez Santiago, Tatiana: “La etapa parisina de Joaquín Turina (1905–1913): construcción de un lenguaje
nacional a partir de los diálogos entre Francia y España”. Directora Elena Torres Clemente. Tesis Doctoral.
Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2018, Anexo III, p. 769.
9 Véase Parte I, capítulo dedicado a la recepción de Dukas en España.
10 Ragot, Marie-Laure y Perret, Simon-Pierre: Paul Dukas. París: Fayard, 2007, p. 389.
243
Otro dato interesante que aporta esta acta de asamblea es la existencia de numerosos
alumnos oyentes en el aula de Dukas. Es relevante conocer este dato porque, a lo largo de
nuestra investigación, deberemos dilucidar qué músicos españoles fueron alumnos “oficiales”
de esta escuela y quiénes pudieron asistir como oyentes. Por otro lado, el texto nos da la
información del tiempo semanal que Dukas dedicaba a dar clase en este centro con la frase
“viene regularmente dos veces por semana a enseñar”. Sabemos que este dato sí es cierto, ya
que hemos encontrado otra fuente que lo corrobora.11
Según este documento, Dukas dirigió la orquesta del Conservatoire de París desde 1909
hasta 1914. Varios artículos y noticias se hacen eco de la llegada de Dukas a la clase de
orquesta, narrando el primer concierto de la orquesta del conservatorio bajo su dirección.
Comentarios como “Después de unos meses, uno de los músicos más considerables de
nuestro tiempo, el señor Paul Dukas, dirige la clase de orquesta del Conservatorio”14 o “El
primer ejercicio de los alumnos del Conservatorio tuvo ayer un interés personal por la
presencia al atril del señor Paul Dukas, quien, habiendo sucedido al señor Taffanel en la clase
Conservatoire ». Brussel, Robert: “Exercice public des élèves du Conservatoire”. París, BNF, Fonds Montpensier,
sig. Mus.FM.Frc-Dukas.
de orquesta, se presentó por primera vez al público habitual de estas reuniones”, 15 ponen de
manifiesto la relevancia de su llegada a este puesto. Otro de esos artículos, firmado por
Georges Pioch, no solo celebra el “fichaje” que Dukas supone para el Conservatoire de París,
sino que cita al responsable de su elección: Gabriel Fauré.
Fauré era en ese momento el director del centro y el encargado de convencer a Dukas
para que aceptara el puesto. Aunque el nombramiento de Dukas se hizo por un período de
cinco años a partir de 1909, el compositor francés no llegó a completar ese tiempo. En 1912,
cuando Dukas se encontraba en su tercer año al frente de la clase de orquesta, presentó su
renuncia. Tras este hecho, no volvería a ejercer como docente en esta institución hasta 1927,
cuando aceptó el puesto de profesor de composición. Existió por tanto un período de
catrorce años en el que Dukas no impartió magisterio en dicha institución, un hecho
aparentemente extraño. Hemos rastreado los posibles motivos de este alejamiento temporal
del Conservatoire de París y nos hemos encontramos con varios comentarios realizados por
Fauré respecto a este tema en la abundante correspondencia del compositor con su pareja
sentimental, Marguerite Hasselmans. En su epistolario se deja entrever cierto conflicto de
Dukas con la institución y un “enfado” o incomprensión de Fauré respecto a su decisión.
Entre los meses de septiembre y octubre de 1912, Fauré narra en diferentes cartas a su pareja
el contenido del diálogo que está manteniendo con Dukas durante esas semanas. En la
primera carta en la que le menciona,16 firmada el 13 de septiembre, se queja de la “dimisión”
de Dukas y tan solo unos días más tarde, el día 24 de ese mismo mes, Fauré le comenta a su
pareja que ha pensado en ofrecer a d’Indy el puesto que va a quedar vacante.17 Tras la dimisión
de Dukas, Fauré había convencido a su amigo Vincent d’Indy, director de la Schola Cantorum,
de tomar la sucesión de la clase de orquesta del Conservatorio, nombramiento que hizo
mucho ruido en el mundo musical parisino, ya que las dos instituciones estaban consideradas
como rivales y de estética opuesta.
Al parecer, la tensión entre Fauré y Dukas provocada por la dimisión de este último fue
en aumento durante varias semanas. Lo comprobamos al leer otra carta de Fauré a
Hasselmans, enviada a principios de octubre, donde Fauré le reproduce literalmente a su
pareja la carta que le ha escrito a Dukas para tratar el asunto:
15 « Le première exercice des élèves du Conservatoire empruntait hier un intérêt spécial de la présence au pupitre de M. Paul Dukas,
qui, ayant succédé à M. Taffanel à la classe d’ensemble, le présentait pour la premiére fois au public habituel de ces réunions ».
A.C: “Le Conservatoire voit débuter M. Paul Dukas”. París, BNF, Fonds Montpensier, sig. Mus.FM.Frc-Dukas.
16 París, BNF, sig. Nla 305 (179).
17 París, BNF, sig. Nla 305 (183).
245
He escrito a Dukas una carta de la cual te envío copia. Como esta carta es,
en el fondo, poco amable, he tenido que decir que tú no estabas aquí, de manera
que no suponga que tú me has influenciado. He añadido también que hasta ayer
había tenido a Bréval y a los Cortot. Eso le perjudica un poco como conclusión.
Aquí está la carta que he escrito a Dukas. Guárdame esta copia:
Mi querido amigo, usted sabe cuánta profunda amistad tengo por usted y
cuánta profunda admiración por su talento; encuentro muy legítimo que usted
desee conservar un tiempo infinitamente preciado para sus trabajos y que,
desafortunadamente, sus alumnos no siempre han medido el valor. He hecho, a
la vista de la disciplina de la clase, todo lo que me ha sido posible hacer. Las penas
fueron infligidas y habrían sido aplicadas si la visita del señor Bérard al
Conservatorio no hubiera sido el motivo de un indulto general.
En esta carta aparecen numerosos detalles de interés. En primer lugar, por la manera de
expresarse de Fauré, se deja entrever una posible enemistad o desacuerdo entre Margerite
Hasselmans y Dukas, ya que el propio Faure dice “he tenido que decir que tú no estabas aquí,
de manera que no suponga que tú me has influenciado”. Desconocemos cuál fue la posición
18 « J’ai écrit à Dukas la lettre dont je t’envoie la copie. Comme cette lettre est, au fond, pas très aimable, j’ai tenu à dire que tu
n’étais plus ici, de façon à ce que tu ne puisses pas être soupçonnée de m’avoir influencé. J’ai ajouté aussi que jusqu`à hier j’avais
eu Bréval et les Cortot. Ça le gênera un peu comme conclusion. […]. Voici la lettre que j’ai écrite à Dukas. Gardez-moi cette copie
: Mon cher ami, Vous savez combien j’ai de profonde amitié pour vous et de profonde admiration pour votre talent ; c’est vous dire
combien je trouve légitime que vous désiriez conserver pour vos travaux un temps infiniment précieux et dont, malheureusement, vos
élèves n’ont pas toujours mesuré la valeur. J’ai fait, à l’égard de la discipline de la classe, tout ce qu’il m’a été possible de faire. Des
punitions avaient été infligées et auraient été appliquées si la visite de M. Bérard au Conservatoire n’avait pas été l’occasion d’une
mesure générale de clémence. Personnellement j’étais extrêmement heureux de vous avoir et j’en étais très fier pour notre École, et il y
avait de quoi ! Pour le moment je vous prie de ne pas parler encore de votre détermination. Elle sera assez tôt exploitée contre le
Conservatoire et contre moi-même. Rendez-moi, je vous prie, le service d’attendre que je sois de retour à París –ce sera vers le 16–
et que j’aie pu m’occuper de trouver quelqu’un qui ne vous remplacera pas, mais quelqu’un que je puisse mettre à votre place. Je
n’avais pas su que vous aviez été souffrant. J’espère que vous êtes tout à fait bien maintenant et que vous profitez du beau séjour de
Florence. Mille et mille amitiés de votre dévoué. Le prochain départ de Louis Hasselman a obligé sa sœur à rentrer à París. J’ai eu
ici, jusqu’à hier, M. Bréval et les Cortot ». París, BNF, sig. Nla 305 (201).
y opinión de Marguerite Hasselmans respecto a la dimisión de Dukas, pero por este
comentario no debió estar muy de acuerdo con la actitud del músico francés.
Por otro lado, aparecen los posibles motivos de la dimisión de Dukas: la voluntad de
dedicar más tiempo a sus trabajos como compositor y problemas de disciplina de los alumnos
en la clase de orquesta. Al parecer, hubo unas “penas” a aplicar sobre el alumnado que fueron
indultadas por Bérard. Resulta más verosímil el segundo motivo para la dimisión de Dukas.
Otro aspecto que también deja ver la carta es la búsqueda de profesor que Fauré estaba
realizando esos días, ya que le ruega a Dukas un poco de tiempo para poder encontrar un
sustituto y, sin embargo, en la carta firmada a su mujer días antes, el 24 de septiembre, deja
muy claro que le va a ofrecer el puesto a d’Indy, una información que le oculta a Dukas. El
comentario “no había sabido que usted había estado sufriendo” indica que los problemas de
disciplina a los que se alude molestaron personalmente a Dukas. Hemos rastreado este
problema en diferentes fuentes y encontramos otra referencia al mismo en una carta de Fauré
enviada a Adrien Bernheim precisamente unos meses antes de las cartas anteriormente
analizadas, el 14 de abril de 1912:
19 « La diffciculté d’obtenir l’exactitude et la discipline hors de la maison rend la classe d’orchestre si fatigante que Paul Dukas
n’en garderait pas une minute de plus la direction si ce n’était par égard pour moi. Encore faut-il que j’assiste moi-même à cette
classe, dans l’ancien Conservatoire, tous les lundis, pour que les élèves s’y tiennent en une tranquillité relative ». París, BNF, sig.
341.
247
próximas páginas, le reportó muchas más alegrías y que mantuvo hasta su fallecimiento en
1935.
Sin embargo, su vínculo con la institución no se cerró por completo al dejar la asignatura
de orquesta en 1912. Dukas fue nombrado Inspector de la enseñanza musical en octubre de
1910,20 cargo que no abandonó al dejar la docencia, y miembro del Consejo Superior de
Enseñanza del Conservatorio, en mayo de 1918.21
249
Imagen 4. Itinerario de Inspección para el curso 1924-1925.
París, BNF, sig. w. 51 (53).
Como vemos, aunque Dukas no ejerció la docencia reglada entre 1913 y 1926, sí estuvo
muy al tanto del funcionamiento de los conservatorios franceses. En este documento
podemos ver un ejemplo de itinerario de inspección de Dukas para el curso 1924-1925.22 Se
puede observar la gran cantidad de ciudades que visitó ese curso, así como la planificación
de su trabajo. Se conservan también junto a este documento otro tipo de fuentes como las
facturas de hotel de esos viajes y los cálculos de gastos que Dukas anotaba minuciosamente
para justificar ante la administración. Ejerció este puesto de inspector hasta el año 1927,
momento de inflexión en su trayectoria dentro del Conservatoire de París.
Entre esas nuevas escuelas privadas de música, las más importantes fueron la École
Normale de Musique y el Conservatoire Américain de Fontainebleau. Fundadas en octubre
de 191925 y en julio de 1921 respectivamente,26 estas instituciones ofrecían a los alumnos
extranjeros la posibilidad de recibir una formación musical propia de la escuela francesa sin
prueba de acceso y sin límite de edad. Estas dos últimas facilidades hicieron que numerosos
estudiantes de música de todo el mundo vieran en estas instituciones una gran oportunidad
para formarse. Como vemos en el siguiente documento,27 la propia École Normale de
Musique publicitaba estas dos ventajas como reclamo en su folleto de presentación anual:
23 Fayet, Gilles de: Musique: École Normale de Musique de París Alfred Cortot. París: Plume, 2002, p. 43.
24 Duchêne-Thégarid, Marie: “Les plus utiles propagateurs de la culture française ? Les élèves musiciens
étrangers à París pendant l’entre-deux-guerres”. Directores Myriam Chimènes y Robert Frank. Tesis doctoral.
Tours, Université François-Rabelais, 2015.
25 Fayet, Gilles de: Musique: école Normale de musique de París Alfred Cortot. París: Plume, 2002, p. 52.
26 París, AN, sig. F21/5388.
27 París, ENM, Folleto de presentación para el curso 1928-1929.
251
Imagen 5. Folleto de presentación de la École Normale de Musique para el curso 1928-1929.
París, ENM, sin signatura.
Pero los folletos como este no eran la única estrategia publicitaria utilizada por la École
Normale de Musique. Esta institución contó siempre con un artefacto de mayor alcance: la
revista Le Monde Musical, publicación dirigida por Auguste Mangeot, cofundador de la escuela
junto a Alfred Cortot, y estrechamente vinculada a su actividad, donde se daba cuenta de las
novedades del centro educativo. En esta publicación encontramos anunciadas las nuevas
clases impartidas por Dukas, a la vez que se especifica que impartirá la asignatura de
composición los lunes y jueves, de 10 a 12 horas. Junto a este dato, se informa también sobre
los precios del curso en las modalidades de alumno oficial y oyente. En el número de enero
de 1926, aparece hasta en tres ocasiones el siguiente anuncio:
Imagen 6. Anuncio publicado en
Le Monde Musical, Núm. 1, París, I-1926, p. 37.
Si nos fijamos en los precios, vemos el alto coste del acceso a sus estudios (750 francos
por un trimestre, 1.400 por dos y 2.000 francos por un curso). Si tenemos en cuenta que otras
instituciones como el Conservatoire de París y la Schola Cantorum ofrecían matrícula gratuita
a alumnos extranjeros que realizaran un examen de admisión,28 la École Normale de Musique
se situaba entre las opciones más caras para un estudiante extranjero, solo superado por el
Conservatoire Américain de Fontainebleau, cuyos alumnos pagaban 1.200 francos al mes.29
Por tanto, parece bastante evidente que esas facilidades de acceso que ofrecían estas escuelas
privadas se hacían pagar con un alto precio de matrícula, mientras que los criterios de acceso
de la Schola Cantorum o el Conservatoire de París tenían más que ver con el nivel musical del
aspirante que con su capacidad económica.
Otra estrategia publicitaria utilizada por la institución fue dirigida a dar la mayor
importancia y trascendencia posibles al fichaje de Dukas como profesor. Como ya hemos
demostrado en el primer apartado de este capítulo, Dukas tomó posesión de la plaza de
profesor de composición en enero de 1926, sin embargo, el músico francés ya estaba
vinculado con la escuela desde sus inicios. De hecho, si revisamos los folletos de la escuela
anteriores a 1926, comprobamos que su antecesor impartiendo esta asignatura era Max
28 LaTribune de St. Gervais, Año III, Núm. 10 (suplemento), octubre de 1897, p. 18.
29Duchêne-Thégarid, Marie: “Le plus utiles propagateurs de la culture française ? Les élèves musiciens étrangers
à París pendant l’entre-deux-guerres”. Directores Myriam Chimènes y Robert Frank. Tesis doctoral. Tours,
Université François-Rabelais, 2015, pp. 246-247.
253
d’Ollone y que Dukas pertenecía al denominado “Comité d’études” de la escuela desde su
fundación en 1919.30 Pero lo que realmente nos interesa, es comparar a continuación el folleto
de la escuela donde se anuncia a d’Ollone con el que anuncia a Dukas: 31
Imagen 7. Folletos de presentación de la École Normale de Musique para los cursos 1924-1925
y 1928-1929. París, ENM, sin signaturas.
Como podemos ver, tipográficamente todo está dispuesto para ensalzar el nombre de
Dukas tras su llegada, que además desplaza a un segundo puesto a la figura de Boulanger.
Algo que no ocurría en el folleto del curso 1924-1925, donde la asignatura de composición y
el apellido de Ollone ocupaban el segundo puesto por debajo de la francesa. Parece evidente
que la École Normale de Musique sacó toda su artillería propagandística para poner el foco
sobre su nuevo “fichaje estrella”.
[…] nadie podía ser mejor nombrado que Paul Dukas para dirigir la nueva clase
de composición de l’École Normale de Musique con toda la autoridad técnica y
la liberal clarividencia deseables. Hay que agradecer al señor Mangeot, el activo
director de la escuela y a los amigos perspicaces que se vieron en la circunstancia
de persuadirlo y convencerlo para venir dos mañanas por semana, calle Jouffroy,
a enseñar a los atentos jóvenes alumnos, a los que se unen ciertos oyentes
voluntarios que no pueden ser más felices en este periodo de debut, todo aquello
que podemos aprender de la música a través del estudio cuidadoso de los
procedimientos de escritura y la alta lección que se extrae del estudio profundo
de las obras de los grandes maestros. Estén seguros de que esto tampoco es lo
que quieren ciertos autodidactas, preocupados por salvaguardar su originalidad y
ávidos más que nada por prosperar, aunque a espaldas de los demás.32
Este artículo, publicado apenas dos meses después de la llegada de Dukas a la École
Normale de Musique, no fue la única reacción a su llegada en la revista mensual dirigida por
Mangeot. En el número de septiembre de ese mismo año, Le Monde Musical le dedica su
portada al nuevo profesor y promete un importante artículo firmado por Robert Brussel para
el número de octubre sobre la enseñanza de Dukas:33
32 « Nul le pouvait être mieux désigné que Paul Dukas pour diriger la nouvelle classe de composition de l’École Normale de
Musique avec toute l’autorité technique et la libérale clairvoyance désirables. Il faut savoir grand gré à M. Mangeot, l’actif Directeur
de l’Ecole, et aux amis perspicaces qui s’entremirent en la circonstance d’avoir su l’en persuader et le déterminer à venir deux
matinées par semaine, rue Jouffroy, apprendre à d’attentifs jeunes élèves, auxquels se joignent volontiers certains auditeurs bénévoles
qui n’en sont plus hélas à cette heureuse periode de début, tout ce qu’on peut apprendre de la musique par l’étude soigneuse des
procédés d’écriture et la haute leçon qui découle de la lecture approfondie de l’œuvre des grands maîtres. Soyez assurés que ce n’est
pas aussi peu que veulent bien prétendre certains autodidactes, soucieux de sauvegarder leur originalité et pressés avant tout de
parvenir, fût-ce sur le dos d’autri ! ». Samazeuilh, Gustave: “Le cours de composition de M. Paul Dukas à l’École
Normale de Musique”. Le Monde Musical, París, Núm. 3, 1-III-1926, p. 95.
33 Portada de Le Monde musical, París, Núm. 9, 1-IX-1926.
255
Imagen 8. Portada de Le Monde musical, Núm. 9, 1-IX-1926.
34 Brussel, Robert: “Notes sur l’einsegnement de Paul Dukas”, Le Monde Musical, Núm. 10, 1-X-1926, p. 14.
páginas de este capítulo. Sin embargo, creemos importante señalar que este artículo formó
parte también de esa estrategia publicitaria orquestada por Mangeot desde Le Monde Musical.
35 Hemos elaborado esta tabla con diferentes datos recopilados en: París, BNF, sig. Mus.FM.Frc-Dukas y París,
AN, sig. AJ/37/496.
257
Como explicábamos páginas atrás, la inexistencia de un archivo histórico y accesible en
la École Normale de Musique nos impide conocer la matrícula de alumnos de cada asignatura
y curso de esta institución. Sin embargo, trataremos de reconstruir a continuación las
características del alumnado de Dukas a través de las fuentes que hemos conseguido consultar
en París: algunos programas de concierto de la École Normale de Musique conservados en
la Bibliothèque Nationale de France y las escasas fuentes conservadas en el interior de la
propia institución que la investigadora Marie Duchêne-Thégarid nos ha facilitado.
Pero estos conciertos anuales con obras de los alumnos no eran la única toma de
temperatura de la clase de composición. La revista Le Monde Musical se hacía eco de los
resultados de los exámenes que cada año y por cada asignatura tenían lugar en la institución.
En el número de julio de 1932 de dicha revista encontramos un extenso artículo donde se
detallan los jurados de cada especialidad y los resultados de los alumnos:36
Imagen 10. “École Normale de Musique. Examens de 1932”, Núm. 7, Le Monde Musical, 1-VII-
1932, p. 249.
Parece evidente que el jurado estaba formado no solo por profesores de la propia
institución como Nadia Boulanger o Alfred Cortot, sino que también contaba con
personalidades muy importantes del momento como el crítico musical Pierre Lalo. Vemos
36 “École Normale de Musique. Examens de 1932”, Núm. 7, Le Monde Musical, 1-VII-1932, p. 249.
259
también la diferenciación de niveles de “Licence” y “Diplome” y las cantidades con las que
eran premiados los alumnos según su resultado.
Si observamos los nombres de los premiados, todos ellos son apellidos de alumnos que
aparecen en los programas de mano de los conciertos de 1928 y 1931. Por tanto, las tres
fuentes nos sirven para recopilar los nombres del resto de alumnos no españoles de Dukas
en esos cursos académicos. A estas debemos sumar otra fuente procedente de la École
Normale de Musique y que se trata del único libro de matrícula conservado para la asignatura
de composición. Este listado de alumnos matriculados en la asignatura impartida por Dukas
corresponde al curso 1928-1929 y en él aparecen la totalidad de los estudiantes que cursaron
la asignatura y que, comprensiblemente, son un número mayor que los que presentaron obras
en el concierto de fin de curso de 1928. Reproducimos aquí el listado de matriculados:
Como vemos, aparecen hasta veinte alumnos matriculados en la clase de Dukas para el
curso 1928-1929, con la nacionalidad y el precio de su matrícula anotados al costado. En el
decimosexto puesto del listado aparece Joaquín Rodrigo, que por error es anotado como
Rodrigo [José]. Pero quizá lo más interesante de esta fuente sea la información que nos da de
las nacionalidades de los alumnos de la clase. Si unimos los datos aportados por esta fuente a
los facilitados por el programa de mano del concierto del curso 1930-1931, podemos intentar
reconstruir el listado de alumnos que Dukas tuvo en esos dos cursos académicos y cuantificar
la variedad de nacionalidades con las que el maestro francés se encontraba en su aula durante
su etapa en la École Normale de Musique:
Alumno Nacionalidad
Guy Berthod francés
Lilmann Merritt americano
Charles Hemmerling suizo
Jigismond Mycielski polaco
Gabriel Cusson canadiense
Romeo Alessandresco rumano
Dimitri Haralambis griego
Manuel Ponce mexicano
José Rolón mexicano
Alexandre Demetriade rumano
Marguerite Alioth suiza
Felix Labunski polaco
Lubo Pipkoff no consta
Boris Roubakine ruso
Samuel Band Bovy suizo
[José] Rodrigo español
Marcel Bacq belga
Fernande Peynet suiza
Samuel Pokran ruso
Serges Urutia chileno
Alumno Nacionalidad
Arturo Dúo Vital español
Manuel Ponce mexicano
Jesús Arámbarri español
Julien Krein ruso
Luigi Campolieti italiano
Léon Klepper rumano
Lubo Pipkoff no consta
Joaquín Rodrigo español
María de Pablos española
261
Aun siendo conscientes de que los datos sobre los alumnos del curso 1930-1931 están
con total seguridad incompletos, ya que no se ha conservado el libro de matrícula de ese
curso académico, sí que podemos reflexionar acerca de los datos disponibles.
37 Sablonnière, Marguerite: “Le Conservatoire de musique de París pendant l’entre-deux guerres”. Directores
Marie-Grabielle Soret y Annie Triomphe-Cornilus. Tesis doctoral. Chartes, École national de Chartes, 1996.
38 Sablonnière, Marguerite: “Le Conservatoire…, p. 139.
263
Imagen 12. Alumnos de composición de Dukas en el Conservatoire de París, curso 1932-1933.
París, AN, sig. AJ/37/496.
Este nuevo curso la clase de Dukas recibió a un mayor número de alumnos, pero solo
aparecen subrayados en rojo los dos únicos extranjeros: Nin-Culmell y Zadikoff. Ya en el
siguiente curso escolar, 1934-1935, último año de Dukas como docente antes de su
fallecimiento, observamos cómo se añadió un tercer alumno extranjero: un chino llamado
Sien. Nin-Culmell y Zadikoff continuaron estudios con Dukas ese curso, elevando a tres el
número de alumnos extranjeros. Recordemos que ese número era el tope de alumnos
extranjeros permitido por clase según el decreto de Rabaud firmado en julio de 1932.
Mostramos a continuación el listado de alumnos matriculados en el curso 1934-1935:41
265
Imagen 14. Alumnos de composición de Dukas en el Conservatoire de París, curso 1934-1935.
París, AN, sig. AJ/37/498.
Estos listados nos muestran también que el único alumno español que estudió con Dukas
en el Conservatoire de París fue Joaquín Nin-Culmell. La singularidad de su caso será
estudiada con detenimiento en el capítulo 7 de este trabajo, en el que veremos cómo su
entrada en el Conservatoire de París se produjo gracias a Manuel de Falla.
Como podemos observar, en ocho cursos tan solo tres estudiantes extranjeros pasaron
por el aula de Dukas: Nin-Culmell (cubano-español), Zadikoff (búlgaro) y Sien (chino). Entre
sus alumnos franceses, se encuentran algunos compositores que posteriormente
desarrollaron una carrera de gran proyección: Olivier Messiaen, Maurice Duruflé, Elsa
Barraine o Claude Arrieu.
Precisamente entre las fuentes conservadas de una de sus alumnas aquel año, Claude
Arrieu, encontramos una fotografía42 de la clase realizada en el año 1928. En ella podemos
ver a algunos de los alumnos que aparecen la tabla nº 4, junto a su profesor Dukas y al
director del Conservatorio, Henri Rabaud.
267
Imagen 15. Clase de composición de Paul Dukas. Conservatoire de París, 1928.
París, BNF, sig. Vm.dos 8 (64).
Una de las primeras fuentes de las que disponemos para conocer cómo articulaba Dukas
sus clases en la École Normale de Musique, es un artículo publicado por Samazeuilh en Le
Monde Musical, en marzo de 1926, apenas dos meses después de su nombramiento como
profesor de composición. El autor cita algunos de los trabajos propuestos por Dukas en sus
clases, una información que nos permite hacernos una idea de su pedagogía:
Estos son en principio los trabajos aportados por los alumnos oficiales del
curso: armonización de corales, exposiciones de fuga, composiciones personales,
revisados siempre con una bondad cordial que no excluye ni la clarividencia ni la
penetración. Luego viene el estudio al piano de las formas que se han ido
sucediendo en la historia de la música: invenciones, preludios, corales, fugas,
tocatas, partituras de J. S. Bach y sus sucesores, formas binarias de Rameau,
Couperin, Purcell y los virginalistas del siglo XVII, la aparición progresiva de la
forma Sonata con Philip Emanuel Bach, Haydn, Mozart han sido examinadas
hasta aquí de la manera más viva y eficaz. Esta lectura de obras del pasado,
elegidas con un gusto y un discernimiento muy personal, poniendo a menudo en
evidencia alguna página de un maestro ilustre injustamente olvidado, y siendo
constantemente interrumpidas por miles de consideraciones tanto históricas
como técnicas, poéticas sobre las obras en sí mismas, sobre el ambiente donde
ellas se presentan y que abren al oyente horizontes imprevistos, les instruye sobre
la necesidad de prepararse fuertemente antes de lanzarse al uso de las grandes
formas que no sostienen ni la fuerza de un pensamiento meditado ni la ayuda de
una técnica probada, les persuade finalmente de esa verdad esencial de que en
arte la forma, lejos de existir en sí misma, es una función de la invención
creativa.43
La descripción aportada por Samazeuilh es, además, una fuente de primera mano, ya que
el autor reconoce en el mismo artículo que él mismo asistió en persona a una de las primeras
clases de Dukas en la École Normale de Musique:
43 «Ce sont d’abord des corrections de travaux apportés par les élèves réguliers du cours : harmonisation de chorals, expositions de
fugue, compositions personnelles, envisagées toujours avec une bienveillance cordiale qui n’exclut ni la clairvoyance, ni la pénétration.
Puis vient l’étude au piano des formes qui se sont succédé dans l’histoire de la musique : inventions, préludes, chorals, fugues, toccatas,
partitas chez J. S. Bach et ses successeurs, formes binaires chez Rameau, Couperin, Purcell et les virginalistes de XVII siècle,
apparition progressive de la forme Sonate chez Philip Emanuel Bach, Haydn, Mozart ont été examinés jusqu’ici de la façon la plus
vivante et la plus efficace. Cette lecture des œuvres du passé, choisies avec un goût et un discernement tout personnels mettant souvent
en évidence telle page d’un maître illustre injustement oubliée, est sans cesse interrompue, par mille considérations tantôt historiques,
tantôt techniques, tantôt poétiques, sur les œuvres en elles-mêmes, sur l’ambiance dont elles découlent, qui ouvrent à l’auditeur des
horizons imprévus, l’instruisent sur la nécessité de s’armer fortement avant de se lancer dans l’usage des grandes formes que ne
soutiendraient ni la force d’une pensée méditée, ni le secours d’une technique éprouvée, le persuadent enfin de cette vérité essentielle
qu’en art la forme, loin d’exister en soi, est fonction de l’invention créatrice ». Samazeuilh, Gustave: “Le cours de composition
de M. Paul Dukas à l’École Normale de Musique”. Le Monde Musical, París, Núm. 3, 1-III-1926, p. 95.
269
Pensé en estas cosas el otro día saliendo de una de las primeras clases, donde
el señor Dukas había prodigado en un lenguaje espontáneo y sutil a la vez, sus
visiones personales y penetrantes sobre el gran ejemplo de libertad que nos
aporta, sobre una apariencia rígida de arte, Johann Sebastian Bach.44
La siguiente fuente que nos desvela detalles del sistema pedagógico de Dukas procede
también de Le Monde Musical. En el número de octubre de 1926, Brussel firma un artículo
bajo el título “Notes sur l’enseignement de Paul Dukas”.45 En él, el autor desgrana de una
forma mucho más profunda que Samazeuilh el pensamiento estético de Dukas y su posible
aplicación pedagógica. Una de las primeras cosas que defiende el autor en este artículo es la
idioneidad de Dukas como profesor:
Este comentario de Brussel también deja entrever que Dukas siempre tuvo alumnos
privados, algo que nosotros hemos comprobado con el análisis de las relaciones que Dukas
mantuvo con Isaac Albéniz, Facundo de la Viña o Manuel de Falla. Además, Brussel hace en
estas líneas un alegato a favor de Dukas como músico que se ubica entre la defensa de la
tradición y la incorporación de la nueva música, una característica que, paradójicamente, le
perjudicó tanto en la recepción de su obra en España, tal y como demostrábamos en el primer
capítulo de esta tesis doctoral. Pero más allá de argumentar la elección de Dukas como nuevo
44 « Je songeais à ces choses l’autre jour en sortant d’un des premiers cours, où M. Dukas avait prodigué dans le langage spontané
et subtil tout ensemble qui est le sien, des vues personnelles et pénétrantes sur le grand exemple de liberté que nous apporte sous son
apparence rigide l’art d’un Jean Sébastien Bach ». Samazeuilh, Gustave: “Le cours de composition de M. Paul Dukas
à l’École Normale de Musique”. Le Monde Musical, París, Núm. 3, 1-III-1926, p. 96.
45 Brussel, Robert: “Notes sur l’enseignement de Paul Dukas”, Le Monde Musical, Núm. 10, 1-X-1926, p. 23.
46 « Avant même qu’il ne professat, les plues jeunes, les plus modernes de nos musiciens se rapprochaient plus volontiers de Paul
Dukas que de tout autre maître de sa génération. C’est, sans doute, parce que son œuvre est l’expression d’une nature et non pas
d’une doctrine : c’est qu’elle est vraiment libre et que, sur un fonds éternel et tout en demeurant dans un merveilleux équilibre, elle
anticipe vraisemblablement sur l’avenir ». Brussel, Robert: “Notes sur l’einsegnement de Paul Dukas”, Le Monde
Musical, Núm. 10, 1-X-1926, p. 23.
profesor, Brussel hace un interesante análisis de cuál es la base fundamental del magisterio
de Dukas, que no era otra que su defensa de la forma sometida a la idea musical:
271
manera general, las bases profundas sobre las que se basa la enseñanza de Paul
Dukas.47
Como vemos, Brussel no solo explica la esencia del pensamiento estético de Dukas, sino
que da datos concretos sobre el programa pedagógico que ha preparado para los dos
primeros cursos de composición en la École Normale de Musique: el coral, la sonata y la
música de cámara.
Brussel intenta explicar, además, cuál es el concepto fundamental que Dukas trata de
transmitir en sus clases: la forma sometida a la idea musical. Es decir, la personalización de
los esquemas formales, que no deben mantenerse como moldes rígidos, sino adaptados y
modificados según las ideas que se quieran expresar. Y precisamente por ello, el camino que
Dukas mostraba a sus alumnos para alcanzar esa personalización de los esquemas formales
no era otro que el estudio y dominio profundo de la forma. En esta concepción de la forma
de Dukas, es interesante leer la advertencia sobre la emoción: “el sentimiento transfigura todo
y no debe estar en la forma”. Una constatación de este rechazo de Dukas al sentimiento en la
forma musical, son los reproches que solían originar sus obras entre la crítica musical, donde,
como ya demostramos en el capítulo dedicado a la recepción de su obra en España, se
repetían con frecuencia las acusaciones de músico frío, impersonal, alejado de toda emoción
y sentimiento.
47 « A vrai dire, Paul Dukas n’a jamais donnée à la forme d’autre importance que celle d’un creuset où s’élaborent, s’échauffent et
se dissocient les idées ; où elles se matérialisent, éclatent en gerbes lumineuses, s’egrènen en poussière ou fondent en vapeurs. Il dit
volontiers qu’un chef d’œuvre porte en soi sa forme parfaite, si différente qu’elle soit des modèles qui l’ont précédé puis qu’elle s’accorde
avec la nature poétique des idées, leur caractère, leur dessin et qu’elle les a fait prévaloir. […]. Cette union intime de la forme et du
fonds et la préférence évidente qu’il accorde au second sur la première- Paul Dukas la marque dans la façon dont il a conçu le
programme de la deuxième année de son cours. L’an passé, il a étudié le choral et la sonate. Durant la saison qui va s’ouvrir, il
étudiera la musique de chambre. On y trouve des formes qu’elle possède en commun avec la sonate. Le maître, les supposant connues,
n’y reviendra qu’accidentellement. Il fera porter son enseignement sur tout autre chose, qui est la vie même de la musique : sur ce
qu’ont inscrit dans ces cadres fixes les musiciens dont il analysera la production ; sur leur pensée dans ses rapports avec ces limites
préétablies ; sur la manière dont ils l’y ont tout d’abord enfermée ; sur l’attitude qu’ils ont prise devant ces barrières jugées immuables
; sur les efforts qu’ils ont tenté pour s’en accommoder, puis pour les franchir ; sur les procédés grâce auxquels, trompant la vigilance
de leurs gardiens, ils ont enfin rompu les digues, au risque d’engloutir les jetées, de submerger les môles et d’éteindre les phares
secourables aux marins en péril. Il montrera les reactions de la musique devant les variations de l’intelligence humaine, du goût, des
condictions historiques et sociales ; comment la musique pure a ressenti les effets – dans sa forme, son accent, son harmonie- du
développement du theatre ou de la littérature. Il montrera, comme il l’a déjà fait pour Bach, le point d’équilibre où, dans les chefs
d’œuvre, la forme s’incorpore au fonds et devient à son tour expression du génie. […]. Le sentiment transfigure toute chose et il doit
y avoir sentiment jusque dans la forme. C’est alors qu’elle est vraiment belle et digne d’étude. En lui réside le ressort secret des chefs
d’œuvre. Leur apparence extérieure, leur agrément, leur ingéniosité, leur nouveauté physique sont périssables. Lui seul les faits
immortels. C’est, d’une manière générale, sur ces bases profondes qu’est fondé l’enseignement de Paul Dukas ». Brussel, Robert:
“Notes sur l’enseignement de Paul Dukas”, Le Monde Musical, Núm. 10, 1-X-1926, pp. 24-25.
Otra de las pistas acerca de cuáles eran los temas tratados en las clases de Dukas la
encontramos en una fuente bastante posterior en el tiempo, más concretamente una carta
enviada a Charles Koechlin en los años treinta, donde el propio Dukas le agradece el envío
de su tratado sobre la fuga y le hace algunos comentarios sobre sus virtudes y defectos a la
hora de utilizarlo con sus alumnos. No olvidemos, además, que Dukas era un enorme
defensor del estudio de las formas clásicas (fuga, sonata…). La carta, firmada el 17 de abril
de 1933, expresa así la opinión de Dukas:
Querido colega,
Deducimos por la fecha de la carta que Dukas se está refiriendo al Étude sur l'ecriture de la
fugue d'école obra esencial sobre la fuga escrita por Koechlin.49 Dukas debió de recibir esta obra
por parte de su autor antes de su publicación oficial en 1933, y, a la luz de las palabras de
Dukas, él mismo debió de utilizarla de forma inmediata con sus alumnos, lo que demostraría
la continua actualización bibliográfica y metodológica de Dukas para la
48 « Mon cher confrère, Je n’ai pu que parcourir jusqu’ici le très important ouvrage sur la Fugue que vous avez eu l’amabilité de
m’adresser avec un mot d’ami auquel je suis croyez-le bien sensible. […]. Je me suis arrêté, pour commencer, à quelques points dont
je sais la délicatesse, au regard des difficultés qu’ils présentent aux élèves. Vos examples et vos explications leur rendet le plus
précieux service du moins à ceux qui sont musiciens. Les autres continueront à travailler mécaniquement sans jamais parvenir qu’à
un resultat scolaire. Tout au moins, s’ils sont plus intelligents que doués, ce qui arrive, ceux-là mêmes, en comprendront ce qu’ils
sont capables d’escrire à vos examples, sauront-ils mieux juger de la différence qu’il y a en musique, comme en tout autre art, entre
vouloir et pouvoir et peut-être n’aurez-vous pas moins rendu service à ceux-là qu’aux autres bien que d’après mon expérience, ils
soient souvent, hélas, les plus travailleurs! ». París, Mediateca Mahler, sig. Koech.
49 Koechlin, Charles: Étude sur l'écriture de la fugue d'école. París: Éditions Max Eschig, 1933.
273
preparación de sus clases. Además, tratándose de un libro sobre una de las formas clásicas
por excelencia, no es de extrañar que el francés lo utilizara con sus alumnos de composición.
La insistencia en el análisis de obras maestras del repertorio clásico fue otra de las piedras
angulares de la pedagogía de Dukas. Ya en 1935, con motivo del inesperado fallecimiento del
francés, Le Monde Musical publica dos artículos “in memoriam” que suponen los dos últimos
testimonios de su paso por la escuela. El primero de ellos, firmado por Alfred Cortot, resume
y agradece su aportación como profesor a la École Normale de Musique:
Unos meses más tarde, en el número de julio de la misma revista, se publicó la extensa
conferencia en memoria de Paul Dukas que dio Maurice Emmanuel en la École Normale de
Musique, apenas dos meses después de su fallecimiento y en la que mandaba un mensaje a
sus alumnos que resumía la aportación pedagógica de Dukas:
Vuestro maestro os lega así un viático de una fuerza inagotable y que puede
fortalecer toda vuestra carrera. Desafortunadamente, la presencia de este buen
maestro nos falla y, como ha dicho M. André George, ella sola, y aunque el
músico fue voluntariamente, obstinadamente silenciado, ha sido una fuerza y una
fuente de esperanza. Si, a la edad que yo tengo, casi no puedo vivir, pensando en
mi amigo, con dolorosos y muy queridos recuerdos, vosotros, los jóvenes,
inspiraos tanto en sus preceptos como en sus ejemplos. ¡Sabed querer, sabed
50 « Tant au Conservatoire qu’à l’École Normale de Musique, il s’efforçait de leur inculquer les principes de probité hautaine et
réfléchie qui le dirigeaient lui-même. […] Ses lumineux commentaires dont il accompagnait l’analyse des chefs d’œuvre qu’il leur
proposait comme modèles de leurs travaux ». Cortot, Alfred: “Paul Dukas”, Núm. 5, Le Monde Musical, 1-V-1935, p.
152.
elegir, sabed amar! Él os ha dicho lo que debe ser el objeto de vuestro amor: la
poesía. De esta palabra él ha hecho surgir un mundo… Mundo ideal donde ha
vivido su sueño mientras actuaba como hombre de bien, proporcionando regalos
maravillosos de su espíritu y de su corazón.51
El segundo aspecto que resalta Emmanuel como modelo para sus alumnos es el silencio
“voluntario y obstinado” que Dukas ejerció tantas veces. Con este comentario, pone de
relieve la escasa producción del compositor, cuantitativamente hablando, y los periodos
vitales del mismo en los que no estrenó ninguna composición.
51 « Pour finir, je m’adresse à ses élèves, à qui sont dédiées les survivantes pensées de leur maître. Qu’ils recueillent essentiellement
celle-ci, qui les résume toutes : Il n’y a qu’un art : la poésie ! Paroles, couleurs, lignes et sons lui composent sa couronne. Les pierres
fausses qui enchâssent les théories, sont de simples cailloux que la vogue et l’intérêt du jour remplacent de temps en temps ou qui
tombent avec l’âge. Votre maître vous lègue ainsi un viatique d’une inépuisable vigueur et qui peut conforter toute votre carrière.
Hélas ! la présence de ce bon maître nous fait défaut et, comme l’a dit M. André George, à elle seule, et bien que le musicien se soit
volontairement, obstinément imposé silence, elle était une force, et une source d’espoirs. Si, à l’âge où je suis, je ne puis guère vivre,
en pensant à mon ami, que de douloureux et trop chers souvenirs, vous, les jeunes, inspirez-vous de ses préceptes comme de ses
exemples. Sachez vouloir, sachez choisir, sachez aimer ! Il vous a dit quel doit être l’objet de votre amour : la poésie. De ce mot là
il fait jaillir un monde… Monde idéal où il a vécu son rêve tout en agissant en homme de bien, prodigue des dons magnifiques de
son esprit et de son cœur ». Emmanuel, Maurice: “Conférence à la mémoire de Paul Dukas”, Núm. 7, Le Monde
Musical, 1-VII-1935, p. 226.
52 París, BNF, sig. Vm.dos 8 (64).
53 Barraine, Elsa: “Olivier Messiaen, notre camarade de chez Dukas”, Le Conservatorire, Núm. 32, abril 1954, pp.
18-21.
275
En los inicios de la clase, la toma de contacto fue difícil –todo el pequeño
grupo fue examinado por su crítica implacable– y sin consideración, él arrojó a
todo el mundo al más grande desorden, distribuyendo trabajos imprevistos y
formidables. […]. Aparte del aspecto técnico, la investigación del objetivo
estético o filosófico de una obra le ocupaba mucho más. “¿La música? decía
frecuentemente, ¿qué es eso? Pero ¡el hombre!... ¡el hombre! […]. Hablaba poco
de sí mismo, raramente de su obra […] había visitas a su casa y el mejor momento
era cuando abría su biblioteca y nos poníamos los bolsillos llenos de libros. […].
Sabía que la mejor parte de su enseñanza eran esos momentos en los que, subido
a una silla y navegando por los estantes para nosotros, hojeaba a un autor, leía
una frase, aquella que podía, justo en ese instante, aclarar ciertos problemas en el
sentido de cada uno.54
Varios aspectos de su sistema pedagógico salen aquí a la luz: en primer lugar, su carácter
crítico con los trabajos de sus alumnos y en segundo, la atención prestada a los aspectos
estéticos, filosóficos y literarios por encima de los técnicos. Este apunte es muy interesante,
ya que si ha habido una idea repetida en la historiografía musical sobre Dukas ha sido su
magisterio técnico a nivel orquestal. Sin embargo, vemos cómo su alumna Arrieu recuerda
que los aspectos estéticos y literarios ocupaban “mucho más” tiempo en sus clases que los
puramente musicales.
Sumamos un testimonio más de esa clase que nos aporta otra de sus alumnas: Elsa
Barraine. En un artículo publicado en los años 50 con el objeto de hablar de Messian, su
compañera recuerda la época en que ambos fueron alumnos de Dukas:
54 « Dans les débuts de la classe, la prise de contact fut difficile – tout le petit groupe fut passé au crible de sa critique implacable,
et sans considération, il jeta tout le monde dans le plus grand désarroi en distribuant des travaux imprévus et redoutables. […].
En dehors du cotê technique, la recherche du but esthétique ou philosophique d’une œuvre l’entraînait beaucoup plus. “La musique ?
disait-il souvent, qu’est-ce que c’est ? Mais, le bonhomme!... le bonhomme!...” […]. Il parlait peu de lui-même, rarement de son
œuvre […]. Il y avait les visites chez lui et c’était la belle heure quand il ouvrait sa bibliothèque et qu’on repartait les poches pleines
de livres. […]. Il savait que la meilleure part de son enseignement était ces moments où, grimpé sur une chaise et parcourant les
rayons pour nous, il feuilletait un auteur, lisait une phrase, celle qui pouvait juste à cet instant éclaircir certains problèmes dans le
sens de chacun ». París, BNF, sig. Vm.dos 8 (64).
acercamiento benévolo, lleno de tacto, de gentileza y de perspicacia para
aflojarnos, engatusarnos, hacernos comprender, porque nosotros no sabíamos
nada todavía, faltaba aprender a leer, a escuchar, a analizar y… a escribir.
Nosotros éramos aquellos que cultivábamos con delicia (tras la clase de fuga),
una pseudo-libertad de escritura sobre forma de arpegios, instrumentaciones
verticales, a la vez infladas y delgadas, las bellas armonías, la forma liberada y
quijotesca, todo eso fue calificado sin contemplaciones de “música para
banquetes de boda”.55
Como vemos, los recuerdos de Elsa Barraine coinciden en varios puntos con los de
Claude Arrieu: ambas reconocen una primera toma de contacto difícil con la clase que poco
a poco mejoró. También resalta Barraine las tareas en las que insistía Dukas en sus clases
“aprender a leer, a escuchar, a analizar y…. a escribir”. Es destacable también el comentario
“música para banquetes de boda” con el que Dukas calificaba algunos trabajos de sus
alumnos y que demuestra el nivel de ironía de su personalidad y su crítica hacia músicas
efectistas y menos reflexivas. Elsa Barraine fue una de las alumnas más prolíficas de Dukas,
llegando a ser Primer Premio de Roma en 1929, año en el que precisamente se encontraba
estudiando con Dukas en el Conservatorio. Barraine mantuvo una fuerte relación de amistad
con su maestro y conservó el contacto con él muchos años después de haber pasado por su
clase. Entre las fuentes del compositor conservadas en la Médiathèque Musicale Mahler
encontramos la siguiente fotografía de ambos:56
55 « Ce fut en novembre 1927 que Paul Dukas commença ses cours de composition au Conservatoire. Son arrivé avait fait une forte
impression sur nos jeunes esprits. Dès la première classe, il nous avait « douchés » par quelques paroles, certes, o combien exactes,
mais qui n’étaient pas celles que nous attendions. Il fallait que par la suite Dukas entreprit un long travail d’approche bienveillante,
plein de tact, de gentillese et de perspicacité pour nous « décoincer », nous amadouer, nous faire comprendre, pourquoi nous ne savions
rien encore, qu’il fallait apprendre à lire, à écouter, à analyser, et... à écrire. Nous étions quelques-uns, alors qui cultivions avec
délices (après les classes de fugue), une pseudo-liberté d’écriture sous forme d’arpèges, d’instrumentations verticales, à la fois gonflées
et maigres, les belles « harmonies », la forme lâchée et donquichottesque, tout cela fut qualifié sans ménagement de
« musique pour messe de marriage ». Barraine, Elsa: “Olivier Messiaen, notre camarade de chez Dukas”, Le
Conservatorire, Núm. 32, abril 1954, pp. 18-21.
56 París, Médiathèque Musicale Mahler, sig. Fonds Dukas.
277
Imagen 16. Elsa Barraine y Paul Dukas.
París, Médiathèque Musicale Mahler, sig. Fonds Dukas.
Elsa Barraine coincidió en el aula de Dukas con Olivier Messiaen. Precisamente este fue
alumno del francés durante los tres primeros años del compositor en la institución. Messiaen
reflexionaba así sobre su maestro en una pequeña nota de prensa que decidió publicar al
conocerse la noticia de su fallecimiento:
Estas palabras de recuerdo de Messiaen nos dan la pista sobre otra de las piedras
angulares de la pedagogía de Dukas: la formación filosófica de sus alumnos. Si con el
testimonio de Arrieu y Barraine nos informábamos sobre la insistencia en la lectura de Dukas,
57 « Tous ont reconnu la noblesse de sa vie, son désintéressement, sa loyauté, sa bonté pour les jeunes. La lecture passionée des grands
philosophes avait développé en lui, autant que la musique, cette paix, cette hauteur sereine dont ses élèves sont encore imprégnés et
ce sentiment de la vérité insaisissable et invisible qui est le fond même de son œuvre ». Messiaen, Olivier: “Paul Dukas”. París,
BNF, sig. Vm.dos 8 (64).
parece que la filosofía y el conocimiento de los grandes pensadores era una de las actividades
habituales propuestas por el músico en su aula.
Con Beethoven, la melodía pasa al primer plano, con Mozart, todo viene
junto, y con Bach, es el milagro. […]. A propósito del grupo de los 6: ellos han
querido hacer la armonía a hachazos, pero las armonías y las piezas han sido
llevadas. […] A propósito de Rimsky-Korsakov: es una alfombra persa, un poco
comida por las polillas. […] Hablando de la joven escuela rusa: son gente que
quiere desarraigar la tierra a fuerza de bemoles. […] Sobre los modernos
alemanes: hacen una forma de gigantismo hipertrofiado.59
279
severo en sus opiniones, pero también poseía un gran sentido del humor y de la ironía a la
luz de estas frases.
Hasta aquí hemos podido trazar el recorrido de Dukas en estas dos instituciones, la École
Normale de Musique y el Conservatoire de París. La documentación administrativa que ha
sobrevivido en ambas instituciones, los testimonios de algunos de sus alumnos y la
correspondencia que Dukas mantuvo en esos años son las únicas fuentes en las que nos
hemos podido basar. En los próximos capítulos, dedicaremos nuestra atención a cada uno
de sus alumnos españoles.
CAPÍTULO 4.
UN ALUMNO AVENTAJADO: JOAQUÍN RODRIGO
Tal y como señala Graham Wade en su biografía sobre Rodrigo,1 el músico valenciano
llegó a París en el otoño de 1927, a la edad de veinticinco años y con la oposición de su padre
a que continuara sus estudios musicales en la capital francesa. Según Wade, Rodrigo tuvo que
financiar su viaje con sus propios ahorros. Sin embargo, la versión de Carlos Laredo, amigo
íntimo de la familia, es que a pesar de que existió esa oposición, finalmente su padre terminó
cediendo y costeando el viaje de su hijo. En la biografía escrita por Laredo, autorizada por la
familia Rodrigo y en la que se recoge información de primera mano del músico, el autor
explica así esta cuestión:2
1 Wade, Graham: Joaquín Rodrigo. A Life in Music: Travelling to Aranjuez 1901–1939. London: Schott Publications,
2006.
2 Laredo Verdejo, Carlos: Joaquín Rodrigo. Biografía. Valencia: Sinerrata editores, 2015, p. 60.
281
corazón. De todas formas, no podía prohibir a su hijo de veinticinco años irse de
casa, de modo que accedió a financiarle su estancia en París, siempre que lo
acompañase Rafael Ibáñez. Fue su única condición, aceptada con entusiasmo por
unos y otros.3
Rafael Ibáñez, antiguo empleado de su padre, era un íntimo amigo de Joaquín y la familia
Rodrigo, y ejerció de “Lazarillo” y de secretario del músico valenciano durante muchos años.
Es comprensible que la condición del padre para permitir su viaje fuera trasladarse a la capital
francesa junto a esta persona de gran confianza de la familia, que tanto podría ayudar a
Rodrigo en su nueva aventura.
Ese mismo otoño de 1927, recién llegado a París, Rodrigo comienza las clases con
Dukas. En una de las cartas que el valenciano envía a su amigo Eduardo López-Chavarri el
30 de noviembre de 1927 le cuenta entusiasmado las dificultades de su llegada y le narra su
primer encuentro con el maestro francés en la École Normale de Musique:
Querido amigo:
Viva París, viva París, viva París... Aquí nos tienes trotando por las calles,
bajando a los metros, subiendo a los tranvías, montando en los autobuses,
tomando taxis (pocas veces), en fin, hechos unos verdaderos Parísienses. Excepto
que no nos entienden, que no les entendemos, que no sabemos qué autobús
tomar, que no conocemos las calles, que no sabemos ir a los teatros, en fin, unos
verdaderos Parísienses [...] Al principio se presentó mal la cosa. No encontraba
habitación y además caro, pero todo se ha arreglado. Ya una vez instalado he
empezado a oír música y a conocer a gente. He ido a casa de Collet, el cual me
recibió amablemente y se apresuró a darme una carta para Dukas, el cual, salvo el
grave de hablar a una velocidad vertiginosa, no creo que tenga otro defecto. Me
ha recibido en la Normale ante sus discípulos y vio algunas de mis obras que yo
toqué no muy bien. Si Vd. me promete no decirlo a nadie le diré que tuve un gran
éxito. Los alumnos, que me parece que no han inventado la pólvora, se quedaron
despavoridos ante aquella serie no interrumpida de puñetazos y bolas. El maestro
Dukas (y esto no lo olvidaré nunca) me dijo: “si mi consejo le merece alguna
confianza, no abandone Vd. la música, vous faire quelque chose bien interesant”, dijo,
“no veo la necesidad de que usted rehaga
3 Ibid.
estudios, no obstante, si Vd. quiere, podemos trabajar la orquesta, pues me hago
cargo de lo difícil que es para usted”. Me dijo más cosas, pero unas no las entendí
y las otras me las callo, porque conviene ser modesto (viste mucho). ¿Qué le
parecen todas estas trapisondas? ¡Estudio la orquesta con Dukas! París comienza
para mí con una fortuna extraordinaria; de esperar es que siga.4
Varios datos son desvelados en esta carta. En primer lugar, conocemos que la llave de
acceso a Dukas fue una carta de recomendación firmada por Henri Collet. A juzgar por los
comentarios de Rodrigo, el compositor francés valoró muy positivamente su música y sus
posibilidades como compositor. El comentario sobre los alumnos de la clase “que me parece
que no han inventado la pólvora” revela que Rodrigo sentía que el nivel de la clase era más
bajo que el suyo. De hecho, el comentario posterior de Dukas “no veo la necesidad de que
rehaga usted estudios” le debió aumentar esa sensación de superioridad sobre sus
compañeros. La formación previa de Rodrigo como compositor se había producido en el
Conservatorio de Valencia, donde había estudiado armonía y composición con los maestros
Francisco Antich, Enrique Gomá y Eduardo López-Chavarri.5 Antes de su llegada a París,
Rodrigo era ya un consumado pianista y un estudiante de composición familiarizado con las
corrientes vanguardistas más importantes. Tenía además ya algunas obras de juventud escritas
antes de ir a París, y que podría haber mostrado a Dukas en ese primer encuentro narrado en
la carta, con títulos como Dos esbozos para violín y piano, la Suite para piano o Siciliana, para
violonchelo y piano.
4 Madrid, Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, sig. Caja 15 – 62. Editada en Díaz Gómez, Rafael y Galvis
López, Vicente: Eduardo López-Chavarri Marco. Correspondencia. Valencia: Biblioteca de música valenciana, 1996,
p. 190.
5 Consultado en https://www.joaquin-rodrigo.com/index.php/es/biografia/10-autor/biografia/15-biografia-
larga, el 10-V-2018.
283
rumano, un mejicano y dos españoles, pero sobre todo dos o tres chiconas la mar
de…6
Por otro lado, en el libro de alumnos del curso 1928-1929, que afortunadamente sí se ha
conservado, encontramos matriculado en la clase de Dukas a José [sic] Rodrigo.7 En el listado
de alumnos matriculados aparecen veinte nombres, con la nacionalidad anotada entre
paréntesis y con el precio de su matrícula. José [sic] Rodrigo ocupa el decimosexto lugar de
esta lista y aunque no aparece su nacionalidad anotada, sí que se indica su dirección postal:
“53 rue de Château d’Eau”, su primer domicilio en París. Remitimos aquí al libro de matrícula
de la clase de composición de Dukas para el curso 1928-1929 en la École Normale de
Musique que ya reprodujimos en el apartado “1.3. Alumnos que pasaron por sus aulas” de la
Introducción de la segunda parte (véase imagen 11).
El aula era espaciosa; esta vez, un gran piano de cola y sentado ante él, el
maestro, rodeado de algunos compositores conocidos, entre ellos, Roland
Manuel [sic]8 y el compositor mexicano, Manuel Ponce, con los que trabé muy
firme amistad; además, un reducido grupo de alumnos, casi todos extranjeros y
algunos pianistas.9
6 Madrid, Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, sig. Caja 15 – 62. Editada en Díaz Gómez, Rafael y Galvis
López, Vicente: Eduardo López-Chavarri Marco. Correspondencia. Valencia: Biblioteca de música valenciana, 1996,
p. 192.
7 París, ENM, sig. 1928-classe Dukas.
8 Debe referirse en realidad al compositor José Rolón.
9 Madrid, Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, sig. E-9=12.
Pero ¿cómo llegó Rodrigo a esa clase en la École Normale de Musique y por qué eligió
a Dukas como maestro? Analicemos las circunstancias a continuación. Aunque Rodrigo, en
su carta a López-Chavarri, le dice que conoció a Dukas por primera vez en la École Normale
de Musique, la realidad fue otra. Según los escritos del propio Rodrigo, se conocieron en el
domicilio del francés. Los motivos de su acercamiento a Dukas y los detalles de su primer
encuentro son narrados así por él mismo:
Por aquellos días había conocido al hispanista Henri Collet, y fue este quien
me dio una carta de presentación para Dukas, que daba clases de composición en
el Conservatorio y en la Escuela Normale [sic] de Música.
¡Qué emoción la mía al acercarme a su casa, allá en Passy, no lejos del Bosque
de Bolonia! Recuerdo, que cuando yo preguntaba a la “Señora Portera” por el
Maestro, un hombre más bien bajo, con un gran paraguas (no lo abandonaba
nunca) y embozado en una espesa barba, que salía del portal, respondió: Soy yo
mismo. Con gran turbación, le expliqué como pude en mi exiguo francés mis
propósitos; me pareció entender que me decía que subiera un momento con él.
10 Ibid.
285
Como vemos, Rodrigo llegó hasta Dukas por tres motivos: la imposibilidad de estudiar
con Ravel, el descubrimiento de Ariane et Barbe-bleue y la carta de recomendación de Henri
Collet. Resulta cuanto menos curioso que este proceso de acercamiento se parezca tanto al
vivido por Manuel de Falla unos años antes. Recordemos que el gaditano se trasladó a París
con la intención de estudiar con Debussy y finalmente estudió también con Dukas, del que
ya conocía y admiraba su obra L'Apprenti sorcier. Para ambos, el francés fue de algún modo
una segunda opción, pero a la vista de los resultados, una opción muy acertada.
La idea de estudiar con Ravel aparece también en otras fuentes. En una entrevista para
Pueblo publicada en 1959, Rodrigo respondía así al periodista Mariano Gómez-Santos sobre
los compositores franceses a lo que había conocido en París:
Como vemos, las personalidades que pudo conocer en París fueron músicos de muy
diferentes tendencias, desde aquellos pertenecientes al círculo de la Schola Cantorum, como
D’Indy, hasta los miembros del Grupo de los Seis. Esta disparidad en el círculo de conexiones
que entabló resume muy bien su propia formación: una amalgama de tendencias. Rodrigo
nunca ocultó que su intención original fue estudiar con Ravel. Sin embargo, si volvemos a
los escritos a los que anteriormente ya hacíamos referencia, vemos cómo el valenciano
recuerda sus años de estudiante con Dukas en la École Normale de Musique:
Cinco cursos pasé en su clase como alumno, después, mi mujer, por la que
sentía un gran afecto el maestro, y yo, seguimos como oyentes hasta 1935, fecha
de su muerte, motivada por un ataque al corazón, cuando acababa de cumplir
setenta años. Recuerdo que semanas antes, tuvo el primer ataque serio; cuando
11 Gómez-Santos, Marino: “Pequeña historia de grandes personajes, 2. Joaquín Rodrigo cuenta su vida”, Diario
Pueblo, Madrid, I-VII-1959, p. 7.
yo lo telefoneé para preguntar cómo se encontraba, me contestó: “Puede Vd.
estar tranquilo, no es para esta vez”. Desgraciadamente fue para la siguiente.
Las clases, que tenían lugar dos veces por semana y duraban dos horas, se
dividían en dos fases; la primera hora era para corregir los trabajos; la segunda, la
que más me interesaba, era de análisis; al piano y yo siempre a su lado, leía obras
sinfónicas, obras de cámara, óperas, etc.; su juicio era rápido, certero, original, de
una gran comprensión; su erudición vastísima, prácticamente, conocía toda la
música y sus opiniones estaban llenas de ecuanimidad. Solo una vez le oí decir,
cuando le preguntaron si le gustaba Tschaikowsky: “Procuro no oírlo”.12
Es interesante la descripción que hace Rodrigo de las clases de Dukas, cuánto duraban,
cómo se organizaban, qué se hacía en ellas. Comprobamos que los datos que aporta Rodrigo
en estos escritos sobre las clases de Dukas en la École Normale de Musique (dos veces por
semana, dos horas de duración, dos partes en cada sesión: corrección y análisis) coinciden
con los datos aportados en la introducción de esta segunda parte, donde a través de los
testimonios de algunos de sus alumnos franceses en el Conservatoire de París y de los folletos
y boletines de la École Normale de Musique, comprobamos cómo la estructura y el contenido
de sus clases de composición era idéntica en ambas instituciones.
Creemos también importante conocer cómo Rodrigo recordaba las enseñanzas de Dukas
sobre la orquesta en su aula de composición. En un artículo publicado por la “Revista musical
catalana” en septiembre de 1935,13 con motivo del fallecimiento del compositor francés,
Rodrigo recordaba a su maestro así:
La orquesta –nos decía– debe ser como un cedazo, que, dando la impresión
de algo compacto, todo pasa a través de él. Le producía horror lo que él llamaba
“el gran paquete, el pisoteo de los bajos”, por eso no se cansaba de recomendar
el estudio de Mozart y de repetir que es el grado de perfección de la escritura el
que hace sonar a la orquesta y no el mayor o menor número de “volantes”. De
aquí su amor por Bach, del cual un día tras otro nos hacía admirar la solidez
transparente de sus diversos e inflexibles cursos melódicos. “Ustedes saben,
287
amigos míos, que si no estudian la fuga hoy, la tendrán que estudiar más tarde y
eso será más doloroso”.14
Tras su ingreso y adaptación durante los primeros meses en el aula de Dukas, llegó la
primera oportunidad de mostrar en público lo aprendido con el francés. Nos estamos
refiriendo a los conciertos que organizaba la propia École Normale de Musique cada final de
curso para dar a conocer los trabajos de los alumnos de la clase de composición. Teniendo
en cuenta que Rodrigo comenzó a estudiar con Dukas en el otoño de 1927, la primera ocasión
en la que se pudo escuchar su música en uno de estos conciertos fue precisamente en la
primavera de 1928, coincidiendo con el final de su primer curso académico. Remitimos aquí
al programa de concierto de la École Normale de Musique de 1928 que ya reprodujimos en
páginas anteriores (véase Introducción Parte II, 1.3. Alumnos que pasaron por sus aulas,
imagen 9).
La “predilección” de Dukas por su alumno valenciano se puede constatar con tan solo
mirar el programa: seis alumnos presentan obras en este concierto de los cuales solo tres
aportan más de un título: Joaquín Rodrigo, José Rolón y Tudor Ciortea. Y, además, coloca la
Sarabande Lontaine de Rodrigo como plato final de la audición. Estos conciertos de alumnos se
realizaban en el auditorio de la propia École Normale de Musique y su repercusión era
obviamente menor que la de los conciertos de las grandes salas y orquestas del París del
momento. Sin embargo, existía una revista fuertemente vinculada con la institución que se
hacía eco de los conciertos y actividades acontecidas en la escuela: Le Monde Musical. Esta
publicación mensual estaba dirigida por el director de la École Normale de Musique, Auguste
Mangeot. En un artículo publicado en el número de mayo, se halaga la calidad de las obras
de los alumnos con frases como “dos cualidades comunes caracterizan los trabajos juveniles:
la musicalidad y la sinceridad”.15 Curiosamente, entre todos los alumnos mencionados,
Rodrigo es el más destacado:
14 « L’orquestra -ens deia- ha d’ésser com un sedàs, que donant la impressió de quelcom compacte, tot passa a través d’ell. Li feia
horror el que ell anomenava “le gros paquet, le piétinement des basses», per això no es cansava de recomanar l’estudi de Mozart i
de repetir que és el grau de perfecció de l’escriptura el que fa sonar l’orquestra i no el major o menor nombre de “chichis”. D’ací el
seu amor per Bach, del qual un dia darrera l’altre ens feia admirar la solidesa transparent dels seus diversos i inflexibles cursos
melòdics. “Vous savez, mes amis, si vous n’étudiez pas la fugue aujourd’hui, vous aurez besoin de l’étudier plus tard et cela vous
sera plus pénible ». Rodrigo, Joaquín: “Paul Dukas, l’home i el pedagog”, Revista musical catalana, 1-IX-1935, pp.
372-375. París, BNF, sig. Mus.FM.Frc-Dukas. (Fonds Montpensier).
15 « Deux qualités communes caractérisant ces travaux juveniles: la musicalité et la sincérité ». G.S.: “Audition d’œuvres des
élèves de la Classe de Composition de M. Paul Dukas”, Le Monde Musical, Núm. 5, 1-V-1928, p. 194.
[…] la Zarabanda lejana poéticamente sugerente de Joaquín Rodrigo, que
interpretó él mismo al piano y, por otro lado, piezas del más bello sentimiento,
incluyendo cierto sabroso Gallo mañanero, que afronta múltiples dificultades de
virtuosismo con una seguridad aún más sorprendente, ya que este joven artista
español tiene, por desgracia, perdido desde su primera juventud el uso de la vista.
Otra melodía de encanto popular Gracieuse est la demoiselle, confirma los dones
ciertos de Rodrigo.16
El concierto al que hace referencia este fragmento debió de ser anterior al del 6 de mayo
de 1928, ya que en este último el programa de mano deja claro que se interpretarán solo dos
obras de Rodrigo y que la Zarabanda lejana será interpretada por instrumentos de cuerda, y
esta crítica habla de un concierto en el que se escucharon tres piezas de Rodrigo, todas ellas
al piano, interpretadas por él mismo. Además, el hecho de que este atículo aparezca ya
publicado en el número de mayo de 1928 de la revista Le Monde Musical hace imposible que
se refiriera a un concierto del día 6 de ese mismo mes, cuando la revista ya se había publicado.
En cualquier caso, el concierto referido en esta crítica también estuvo dedicado a presentar
los trabajos de los alumnos de la clase de Dukas. Aunque la crítica es positiva y aplaude el
talento de Rodrigo, es bastante superficial, ya que se centra casi exclusivamente en la cuestión
de la ceguera del valenciano y del mérito de este por interpretar piezas difíciles técnicamente
al piano, pero deja de lado cualquier valoración sobre las propias composiciones, sin
profundizar en la música en sí. De las tres obras para piano que presentó Rodrigo en este
concierto, al menos dos ya las traía compuestas desde Valencia: Zarabanda lejana (1926) y
Preludio al gallo mañanero (1926). Sin embargo, el estreno absoluto de Preludio al gallo mañanero
se produjo en París un par de meses antes del concierto de la École Normale de Musique,
más concretamente el 14 de marzo de 1928, con motivo del acto de imposición a Manuel de
Falla de la legión de Honor.17
16 «[…] la Sarabande lointaine poétiquement suggestif de M. Joaquín Rodrigo qui joue lui-même, par ailleurs au clavier, des pièces
du plus joli sentiment, et notamment certain savoureux Coq matinal, dont il affronte les multiples difficultés de virtuosité avec une
sûreté d’autant plus surprenante, que ce jeune artiste espagnol a hélas ! perdu dès sa première jeunesse, l’usage de la vue ! Une autre
mélodie d’allure populaire Gracieuse est la demoiselle, confirme les dons certains de M. Rodrigo ». G.S.: “Audition d’œuvres
des élèves de la Classe de Composition de M. Paul Dukas”, Le Monde Musical, Núm. 5, 1-V-1928, p. 194.
17 Madrid, Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, Catálogo digital de obras. Consultado en
https://www.joaquin-rodrigo.com/index.php/es/obra-menu-principal el 10-V-2018.
289
Llegados a este punto, cabe preguntarse con qué obras llegó Rodrigo a París en el otoño
de 1927 y cuáles fueron objeto de revisión u orquestación al iniciar su relación con Dukas.
En este sentido, Victoria Kamhi cuenta en sus memorias: “Joaquín decide emprender un
viaje a París para ingresar en la Escuela Normale de Música. En su maleta lleva la Zarabanda
Lejana, la Suite para piano, las Cinco Piezas Infantiles y el Preludio Al Gallo Mañanero”.18
Por las palabras de Kamhi, parece que las piezas para piano que Rodrigo interpretó en
su primer concierto en la École Normale de Musique no fueron compuestas bajo la tutela de
Dukas, sino que Rodrigo ya las trajo terminadas de Valencia y quizá fueron revisadas por el
francés durante ese primer curso. Otra fuente que corrobora esta versión es la
correspondencia de Rodrigo con López-Chavarri. En una carta enviada a su amigo el 5 de
noviembre de 1928, cuando Rodrigo llevaba aproximadamente ya un año estudiando con
Dukas, le cuenta que, con el francés, hasta el momento solo ha orquestado:
Trabajo poco a Dios gracias y por muchos años, y yo sé los equilibrios que
me cuesta hacer, para cumplir con Don Paulito. [...] Con Dukas he hecho hasta
ahora orquestar. He orquestado un preludio, dos obritas pequeñas para orquesta
de cuerdas, como decimos y quinteto de viento, una danza lenta para orquesta de
sinfonía y diversos trabajos de clase. Todo esto me ha valido algunos coscorrones,
pero yo sigo erre que erre, escribiendo trombones y trompetas en octavas y duro
con el bombo y los platillos que por algo soy de Valencia, atracción con guía y
todo.19
Al día siguiente son los amigos, la escuela, Dukas, etc. etc... la visitas, el
teléfono, las cartitas, el metro, en fin, el anuncio de la rentrée del tío Chimo, con
sus dos buenas canciones en la maleta, fruto del largo verano, que por algo nos
18 Kamhide Rodrigo, Victoria: De la mano de Joaquin Rodrigo. Madrid: Joaquin Rodrigo D.L. 1995, p. 68.
19Madrid, Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, sig. Caja 15 – 62. Editada en Díaz Gómez, Rafael y Galvis
López, Vicente: Eduardo López-Chavarri Marco. Correspondencia. Valencia: Biblioteca de música valenciana, 1996,
p. 194.
hemos pasado juntos en Las Arenas. Le han gustado mucho al tío Paulo, y me ha
preguntado ¿y de orquesta qué trae Vd..? Pas d’orchestre. ¿Y de piano? Pas de piano.
Se ha quedado un rato meditabundo y cejijunto, y después, sonriendo ha dicho:
¡Ah!, es verdad que en Valencia tiene usted un pabellón sobre el mar, al amigo
Chavarri y al amigo Gomá, que habrán trabajado tanto como Vd. por lo menos.20
Lo cierto es que las obras del catálogo de Rodrigo compuestas para orquesta en el
período que pasó como alumno de Dukas, son las siguientes: Preludio para un poema a la
Alhambra (1928), Tres viejos aires de danza (1929), Zarabanda lejana y Villancico (1928 y 1930
respectivamente) y la revisión orquestal de Cinco piezas infantiles que, aunque ya la traía
compuesta de Valencia, fue revisada por Dukas.
Durante el mes de mayo de 1928, tras el concierto de fin de curso de la École Normale
de Musique, Dukas se ausenta durante unas semanas de París por uno de sus viajes como
inspector y le escribe una carta a Rodrigo en la que resume muy bien su primer año en París.
El 27 de mayo, Dukas se expresaba en estos términos:
Querido amigo:
20 Ibid., p. 199.
291
Paul Dukas
Por otro lado, la “predilección” que Dukas sintió por Rodrigo le sitúa en un lugar
especial. No era un alumno más para él y se esforzó por impulsar su carrera en París de dos
modos muy concretos: consiguiendo que sus obras se editaran e interviniendo para que
fueran estrenadas por importantes orquestas. El propio Rodrigo lo rememoraba así en sus
escritos:
Pasé con toda felicidad la temible prueba y, meses más tarde, puedo decirlo
sin falsa modestia, era su alumno predilecto y gracias a su intervención, conseguía
editar un buen número de mis obras, con el mayor asombro por mi parte.
Recuerdo que me dijo: “Rodrigo, cuando vaya a ver al editor, no olvide que no
se coge a los editores con longanizas”. Al año siguiente, y siempre por su
mediación, conseguía estrenar en la Orquesta Straram, la orquesta más prestigiosa
del París de entonces, mi primera obra sinfónica, Cinco piezas infantiles.22
Que esta obra sinfónica se estrenara por una orquesta importante, fuera del ámbito de
conciertos de alumnos de la École Normale de Musique suponía una presentación oficial
ante la crítica y la intelectualidad musical parisina del momento. Respecto al hecho de que
pudiera editar sus obras en Francia, Vicente Vayá Pla, en su biografía sobre Rodrigo, también
señala a Dukas como el responsable de que esto fuera posible:
21 Madrid, Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, sig. A.I.-18,3-13. Traducción de Laredo Verdejo, Carlos:
Joaquín Rodrigo. Biografía. Valencia: Sinerrata editores, 2015, p. 74.
22 Madrid, Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, sig. E-9=12.
Sería luego su propio maestro, Paul Dukas, quien daría a los editores el golpe
de gracia… El primer año ya vendió Rodrigo todo lo que había escrito. Buena
pica en Flandes ponía Rodrigo logrando que los editores de Francia le comprasen
sus partituras a él, que era entonces un músico joven y desconocido. En este
prematuro éxito influyó decisivamente Paul Dukas, quien desde el primer
instante apreció la valía del joven compositor.23
Rodrigo hacía referencia al estreno de las Cinco piezas infantiles por la orquesta Straram
que se produjo el 28 de marzo de 1929. En una carta a López-Chavarri el 4 de abril de 1929
cuenta muy ilusionado cómo vivió aquel primer estreno importante en París:
[...] como le digo, el jueves tuvo lugar el estreno de las infantiles en el Teatro des
Champs Elysées. Estuvo la cosa bien de veras. [...] Muy bien de gente, entre la
que se encontraba gran parte de la crítica Parísiense, cosa no fácil en París, no por
mí, naturalmente, sino por Straram y su orquesta. Y Paul Dukas, este sí estaba por
mí, y cosa muy de agradecer, pues el maestro, encontrándose un poco delicado,
no sale nunca por las noches.24
23 Vayá Pla, Vicente: Joaquín Rodrigo: su vida y su obra. Madrid: Real Musical, 1977, p. 34.
24 Madrid, Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, sig. Caja 15 – 62. Editada en Díaz Gómez, Rafael y Galvis
López, Vicente: Eduardo López-Chavarri Marco. Correspondencia. Valencia: Biblioteca de música valenciana, 1996,
p. 200.
25 París, BNF, sig. Mus.FM.Frc-Dukas. (Fonds Montpensier).
26 « Exceptons-en le concert dirigé par M. Walther Straram ; le jeune chef a donné une interprétation, très artistement colorée, des
Escales, de M. Jacques Ibert ; et, en première audition Cinq pièces enfantines, d’un musicien espagnol, M. J. Rodrigo, venu à París
pour prendre le précieux enseignement de M. Paul Dukas ; les cinq pièces en question révèlent une science très mûre de
293
Como vemos, el crítico Louis Schneider valora muy positivamente la orquestación de las
piezas, pero recrimina a Rodrigo una cierta falta de personalidad en su música. Esta obra fue
compuesta por Rodrigo antes de su etapa parisina. De hecho, su estreno absoluto se produjo
en Valencia el 16 de febrero de 1927 por la Orquesta Sinfónica de Valencia bajo la dirección
de José Manuel Izquierdo en el Teatro Principal de la ciudad.27 Por lo tanto, el concierto que
estamos documentando fue en realidad un reestreno en París de una obra previa a su contacto
con Dukas, aunque su orquestación fue revisada por el francés en 1928 antes de su estreno
parisino, tal y como veremos en las próximas páginas.
[…] los Conciertos Straram se han dado el lujo de ofrecernos una partitura
inédita, las Cinco piezas infantiles de Joaquín Rodrigo. Depender musicalmente de
las diversiones de los niños no es cosa fácil. Se teme que sea complejo y que limite
con la vulgaridad. O bien, por miedo a ser banal, se pierda toda la ingenuidad.
Rodrigo ha sido lo suficientemente feliz para asegurar estos dos excesos. Es lo
suficientemente sabio como para no secar la espontaneidad y aporta un
encantador buen humor a la evocación de los juegos infantiles. Es breve. Su
lenguaje es pintoresco y animado y orquesta con mucho sabor y finura […].28
Le Flem insiste también en aplaudir la orquestación, un aspecto que fue revisado por
Dukas y que podríamos ubicar como la primera “intervención” del magisterio del francés
sobre Rodrigo, aunque, insistimos, la orquestación original la realizara en Valencia con
antelación a su contacto.
l’instrumentation, elles ont du mouvement ; l’apport de l’idée personnelle leur fait encore défaut ». Schneider, Louis: “La
musique”, Le Petit Parísien, París, 31-III-1929, p. 23.
27 Consultado en https://www.joaquin-rodrigo.com/index.php/es/biografia/143-autor el 11-I-2019.
28 « Les Concerts Straram se sont donné le luxe de nous offrir une partition inédite, les Cinq pièces enfantines de M. Joaquín
Rodrigo. Dépeindre musicalement des ébats d’enfants n’est pas chose aisée. On redoute d’être complexe et l’on frise la vulgarité. Ou
bien, par crainte d’être banal, on chasse toute naïveté. M. Rodrigo a été assez heureux pour se garantir de ces deux excès. Il est
assez savant pour ne pas tarir la spontanéité, et il apporte une charmante bonne humeur à l’évocation des jeux enfantins. Il est bref.
Sa langue est pittoresque et vive et il orchestre avec beaucoup de saveur et de finesse ». Le Flem, Paul: “Les Concerts”, Comoedia,
París, 6-IV-1929, p. 12.
se dedica a resumir los comentarios que los principales periódicos franceses hicieron respecto
al estreno de Rodrigo. Firmado por Adolfo Salazar, expone las opiniones de las diferentes
críticas francesas y aunque no hace un análisis propio, sí que se posiciona como defensor de
Rodrigo, reivindicando incluso que el compositor valenciano fue descubierto por él en
números anteriores del periódico El Sol y pidiendo a los críticos españoles “de ceño adusto
y regañón” que permitan el avance de “nuestra música joven”. Más allá del posicionamiento
de Salazar, este artículo nos permite conocer numerosas reacciones francesas al estreno de
Rodrigo. Mostramos a continuación un fragmento del mismo:
Salazar recoge las críticas de Le Figaro, París-Soir, Comoedia, Le Petit Jornal y Exclesior, todas
ellas muy favorables a la obra de Rodrigo, pero se deja fuera otras como la firmada por Louis
Schneider en Le Petit Parísien, que comentábamos en páginas anteriores y en la que se le
reprochaba cierta falta de originalidad, aunque también alababa la orquestación. Es obvio
29 Salazar,
Adolfo: “Un músico español en París. Las Piezas Infantiles, de Joaquín Rodrigo”, El Sol, Madrid, 4-
V-1929, p. 16.
295
que Salazar intenta realzar el éxito conseguido por Rodrigo con su primer estreno en París.
Pero este artículo no solo aporta la recopilación de las reacciones francesas al estreno, sino
que ensalza la figura de Dukas como maestro del valenciano, algo muy llamativo, ya que la
posición de Salazar hacia la figura y la música de Dukas siempre fue muy tibia (véase el
capítulo 1). Sin embargo, en este artículo, Salazar aplaude que Rodrigo se esté formando con
él y lo tilda de “gran maestro”:
Aparece aquí de nuevo una cuestión repetida en diferentes fuentes: la etiqueta de Rodrigo
como discípulo predilecto de Dukas. En este sentido, era el propio valenciano el que en sus
escritos decía “pasé con holgura la temible prueba, y meses más tarde, puedo decirlo sin falsa
modestia, era su alumno predilecto”.31 Si rastreamos esta etiqueta historiográfica, podemos
ver cómo se fue difundiendo la idea: esta predilección fue mencionada en su correspondencia
con López-Chavarri32 y en sus propios escritos,33 de ahí pasó a aparecer en prensa gracias a
comentarios como el que aquí mostramos de Salazar, y por último, dio el salto a la larga lista
de biografías dedicadas al valenciano, desde la primera, escrita en 1946 por Federico Sopeña,
en la que ya se recalcaba: “trabaja con Paul Dukas que afirma públicamente que de todos los
españoles pasados por París, Rodrigo es el más dotado”.34 No hemos encontrado en ninguna
fuente esa supuesta afirmación pública por parte de Dukas. Sin embargo, Sopeña, amigo
íntimo de Rodrigo y padrino de su hija, consiguió que esta idea de la predilección se
contagiara a las posteriores biografías y artículos sobre el valenciano: Vicente Vayá Pla,35
30 Ibid.,
p. 16.
31 Madrid, Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, sig. E-9=12.
32 Madrid, Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, sig. Caja 15 – 62. Editada en Díaz Gómez, Rafael y Galvis
López, Vicente: Eduardo López-Chavarri Marco. Correspondencia. Valencia: Biblioteca de música valenciana, 1996,
p. 205.
33 Madrid, Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, sig. E-9=12.
34 Sopeña, Federico: Joaquín Rodrigo. Madrid: Ediciones y publicaciones españolas, 1946, p. 13.
35 Vayá Pla, Vicente: Joaquín Rodrigo: su vida y su obra. Madrid: Real Musical, 1977, p. 33.
Eduardo Moyano Zamora36 o Enrique Franco37 son solo una muestra de la longeva difusión
de esta etiqueta.
Cabe hacerse algunas preguntas respecto a este tema: ¿fue realmente Rodrigo el alumno
“predilecto” de Dukas? ¿lo fue también por encima de Falla, Albéniz y el resto de sus alumnos
españoles? A la luz de las fuentes analizadas, honestamente creemos que Rodrigo fue un
alumno aventajado durante el período en que Dukas ejerció la docencia en la École Normale
de Musique, lo que se traduzco en ciertos gestos de favor del maestro hacia el discípulo
(véase, por ejemplo, la selección y ubicación de sus obras en los conciertos de fin de curso
de la institución), pero en ningún caso esto denotaría una predilección o trato de favor con
respecto a Falla o Albéniz. Simplemente, creemos que Dukas detectó en Rodrigo la presencia
de un alumno con un talento excelente, e hizo todo lo posible por ayudarlo en el inicio de su
carrera en París, tal y como intentaba hacer con el resto de sus alumnos.
Pero pasemos ya a analizar las cuatro obras de Rodrigo compuestas durante su período
como alumno de Dukas en la École Normale de Musique. La primera obra orquestada o,
mejor dicho, reorquestada por Rodrigo en París fueron las Cinco piezas infantiles. La prueba de
que Dukas estuvo presente en el proceso de orquestación es una carta firmada el 24 de junio
de 1928, donde el francés parece dar respuesta a una petición de Rodrigo respecto a esta
obra:
Querido Rodrigo:
Recibí su envío y he vuelto a leer la partitura, viendo las dos últimas partes
que aún no había examinado. Creo que causarán buena impresión aparte de
alguna sobrecarga y un pequeño abuso de los efectos de batería en la última.
Pienso que no hace falta cambiar la trompa por el clarinete al principio de la 4ª.
Tiene que sonar bien tal como está escrito. En cuanto al “griterío” final, tiene
usted razón: los trombones no solo resultan pesados, sino que es imposible
mantener el ff (fortísimo) tanto tiempo sin respirar. También he señalado a lápiz
unos ataques en el segundo tiempo (en corcheas) de dos en dos compases
apoyados simplemente por la tuba en blancas con el mismo ritmo. Con ello
logrará el efecto deseado. También creo que sería mejor escribir desde el principio
los clarinetes en bemol, es decir, únicamente en La. ¡No olvide que
36 Moyano Zamora, Eduardo: Concierto de una vida. Memorias del maestro Rodrigo. Barcelona: Planeta, 1999, p. 53.
37Franco, Enrique: “Joaquín Rodrigo en la Generación del 27”, en Joaquín Rodrigo: 90 aniversario. Madrid: SGAE,
1991, p. 72.
297
estos instrumentos están afinados en Si bemol! La ejecución en Sol sostenido
obliga a complicar inútilmente la digitación. Le dejo la partitura en portería para
que su amigo pueda recogerla si yo no estoy. Esta es, pues, mi respuesta a sus
dudas. Creo que, solucionados estos detallitos, todo saldrá bien.
Paul Dukas38
Esta carta confirmaría que, aunque Rodrigo ya trajo escritas de Valencia las Cinco piezas
infantiles para piano, compuso la versión orquestal en París bajo la tutela de Dukas. En cuanto
a las recomendaciones realizadas en esta carta, si nos adentramos en la partitura definitiva,
observamos cómo Rodrigo hizo caso a algunas de ellas, pero ignoró otras. En la carta Dukas
comenta los dos últimos movimientos de la obra, y deja entrever que los tres primeros ya
habían sido revisados por él con anterioridad. Con respecto al cuarto movimiento, “Plegaria”,
le dice que “no hace falta cambiar la trompa por el clarinete”.
Podemos comprobar con la partitura definitiva que las recomendaciones hechas por
Dukas para el quinto movimiento de la pieza, “Gritería final”, no fueron exactamente
seguidas por Rodrigo. Aunque ambos parecen estar de acuerdo en el uso excesivo de
fortísimo para los trombones, Dukas le recomendó además “unos ataques en el segundo
tiempo (en corcheas) de dos en dos compases apoyados simplemente por la tuba en blancas
con el mismo ritmo”. En la partitura definitiva sí que vemos el segundo tiempo acentuado
en los trombones cada dos compases, pero no en figura de corchea, sino de negra, mientras
que las tubas hacen exactamente el mismo ritmo que los trombones, no en blancas como le
proponía Dukas:
38 Madrid, Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, sig. A.I.-18,3-13. Traducción de Laredo Verdejo, Carlos:
Joaquín Rodrigo. Biografía. Valencia, Sinerrata editores, 2015, p. 75.
Ejemplo 1. Joaquín Rodrigo, “Gritería final”, Cinco piezas infantiles, cc. 131-133.
Si nos fijamos, Rodrigo no respeta fielmente lo que le pide Dukas, pero sí el efecto: al
introducir ese acento consigue una superposición de ritmos muy interesante. Observamos
que el valenciano era un alumno crítico, que recogía las enseñanzas del maestro y las integraba
luego en su discurso, pero no al pie de la letra.
Respecto a la última recomendación de Dukas, –“también creo que sería mejor escribir
desde el principio los clarinetes en bemol, es decir, únicamente en La. ¡No olvide que estos
instrumentos están afinados en Si bemol! La ejecución en Sol sostenido obliga a complicar
inútilmente la digitación”–, estaba claramente dirigida a elegir qué instrumento transpositor
utilizar y a la luz de la versión definitiva, Rodrigo sí siguió su consejo en este caso.
Como vemos, no todas las recomendaciones de Dukas eran seguidas al pie de la letra por
Rodrigo, pero desde luego esta carta demuestra que el francés estuvo muy presente en el
proceso de orquestación de esta obra. Respecto a esta “no obligación” de seguir todos los
consejos, creemos interesante rescatar una entrevista de 1931 en la que Rodrigo, al ser
preguntado acerca de Dukas, habla de esa libertad de decisión que el maestro francés le
inculcó:
299
se limita a decir: “Yo, este acorde, no lo siento… o lo siento mejor invertido…
Pero si usted lo siente así…, no hay inconveniente en tolerárselo. Es correcto
«voilá tout»”.
- No, ya solo asisto como oyente a sus clases en la Escuela Normal. Pero
nunca doy nada a la estampa sin antes enseñárselo. Es, además de un maestro…,
un buen amigo.39
Pero, más allá de la mencionada carta en la que comenta detalles del cuarto y quinto
movimiento, la obra Cinco piezas infantiles presenta en todos sus movimientos determinados
gestos que podríamos denominar “dukasianos”. En primer lugar, llama la atención la riqueza
tímbrica de la partitura, sobre todo tratándose de su primera obra para orquesta. En el primer
movimiento, “Son chicos que pasan”, encontramos la combinación tímbrica de arpa, celesta
y un grupo muy variado de instrumentos de percusión que incluye el xilófono, el triángulo,
el tam-tam, platillos, pandereta, bombo y timbales. Recordemos que la combinación arpa-
celesta es muy característica en Dukas, y también fue observada y utilizada por sus alumnos
Albéniz y Falla, tal y como demostrábamos en capítulos anteriores de este trabajo. (Véanse
los capítulos 2 y 3 de la parte I).
39 Gálvez Bellido, B.: “A modo de entrevista. Joaquín Rodrigo”, Ritmo: revista musical ilustrada, Núm. 30, 15-IV-
1931, p. 8.
Ejemplo 2. Joaquín Rodrigo, “Son chicos que pasan”, Cinco piezas infantiles, cc. 80-85.
301
En el tercer movimiento, “Mazurca”, encontramos de nuevo una instrumentación muy
dukasiana. El uso del tam-tam, instrumento poco habitual pero muy característico en las
obras sinfónicas del francés, junto al arpa y la celesta, aparece en varios momentos
importantes del movimiento:
Como vemos, aunque la única fuente primaria que demuestra la participación de Dukas
en el proceso de orquestación de esta primera obra sinfónica de Rodrigo es la carta
mencionada del 24 de junio de 1928, podemos observar cómo la influencia del francés no se
limitó a los consejos concretos que dio a su alumno a través de la correspondencia o de sus
clases en la École Normale de Musique, sino que todas sus grandes partituras orquestales
estuvieron presentes en el imaginario de Rodrigo.
Por otro lado, la presencia de Dukas en esta partitura no se reduce solamente a lo musical,
ya que fue el propio músico francés quién movilizó sus contactos e influencia para conseguir
que la obra se estrenara en París en un foro importante. Tal y como comentábamos en páginas
anteriores, el propio Rodrigo lo narraba así en sus escritos sobre Dukas: “Al año siguiente, y
siempre por su mediación, conseguía estrenar en la Orquesta Straram, la orquesta más
prestigiosa del París de entonces, mi primera obra sinfónica, Cinco piezas infantiles”.40 Las
Tras esta primera obra sinfónica, Rodrigo continuó con una producción de obras
orquestales que compuso bajo la tutela de Dukas entre 1927 y 1932. Una de ellas fue Tres
viejos aires de danza, una composición para orquesta de cámara en tres movimientos:
“Pastoral”, “Minué” y “Giga”. Los dos primeros los trajo escritos para piano desde Valencia
y decidió orquestarlos en París junto a Dukas, mientras que la “Giga” fue compuesta
íntegramente en París para orquesta. El propio Rodrigo lo explica así en sus escritos:
Las dos primeras piezas fueron escritas para piano en una primera versión
(1926-1927, respectivamente) y orquestadas más tarde en París, en el invierno de
1928; la Giga fue escrita directamente para orquesta, en este verano último.
Quizá esta sea la obra en la que más complejo sea observar una posible influencia de
Dukas. No existen fuentes primarias que muestren consejos o correcciones de dicha obra,
pero por su fecha de composición y por las cartas de Rodrigo enviadas a su amigo López-
Chavarri en 1928, podemos afirmar que fue escrita bajo su tutela.
Aunque en esta obra no hay un gran despliegue tímbrico, ya que su plantilla se reduce a
una flauta, un oboe, un clarinete, un fagot, dos trompas y cuerdas, sí podemos encontrar el
influjo de Dukas en la propia técnica compositiva: la fuga. En palabras de Rodrigo, las dos
primeras piezas fueron compuestas en 1926 y 1927, antes de llegar a París y conocer a Dukas,
sin embargo, la tercera de ellas, “Giga”, fue compuesta directamente para orquesta en el
verano de 1928, cuando Rodrigo ya llevaba un curso en la École Normale de Musique.
41 Ibid.
303
Precisamente el estudio de la fuga era una de las principales obsesiones de Dukas, el cual
recalcaba continuamente a sus alumnos la necesidad de su conocimiento.42
Ejemplo 5. Joaquín Rodrigo, “Giga”, Tres viejos aires de danza, cc. 1-5.
Ejemplo 6. Joaquín Rodrigo, “Giga”, Tres viejos aires de danza, cc. 56-60.
42«D’ací el seu amor per Bach, del qual un dia darrera l’altre ens feia admirar la solidesa transparent dels seus diversos i inflexibles
cursos melòdics. “Vous savez, mes amis, si vous n’étudiez pas la fugue aujourd’hui, vous aurez besoin de l’étudier plus tard et cela
vous sera plus pénible” ». Rodrigo, Joaquín: “Paul Dukas, l’home i el pedagog”, Revista musical catalana, IX-1935, p.
374. París, BNF, sig. Mus.FM.Frc-Dukas. (Fonds Montpensier).
de esos maestros y formas tradicionales. Para Dukas, ese estudio contenía todo el
conocimiento que un joven compositor debía dominar para ser capaz de generar un discurso
propio.
Tres viejos aires de danza fue la única obra para orquesta de cámara que Rodrigo compuso
en sus años en la École Normale de Musique. Si seguimos revisando los títulos producidos
entre 1927 y 1932, nos encontramos de nuevo con otra obra orquestal, Preludio para un poema
a la Alhambra, compuesta en 1928. Esta obra representa, junto a Cinco piezas infantiles, los
primeros pasos de Rodrigo como orquestador y está bajo la tutela de Dukas en el sentido
más amplio de la expresión, ya que no solo Rodrigo la compuso siendo su alumno, sino que
la obra fue estrenada por la Orquesta Straram en París, en el Théâtre des Champs Elysées, el
1 de mayo de 1930. No creemos casual que fuera la misma orquesta que, tan solo un año
antes y por mediación de Dukas, estrenaba en marzo de 1929 su anterior y primera obra
orquestal, Cinco piezas infantiles. En algunas de las reacciones en prensa francesa al estreno del
Preludio para un poema a la Alhambra encontramos comentarios positivos pero muy escuetos
como “en primera audición, el Poème sur l’Alhambra, de Joaquín Rodrigo, evoca con talento la
noche en Granada”.43 Sin embargo, en otra de las críticas, algo más extensa, se destaca el
despliegue tímbrico de la orquesta:
Aunque esta crítica pretende relacionar esta obra con los “coloristas más ardientes de la
península”, creemos que ese despliegue tímbrico tiene poco que ver con alguna influencia
española, y sí, en cambio con Dukas y con el hecho de que se trate de la segunda obra
orquestal de su carrera, un momento en el que Rodrigo experimentaba por primera vez las
posibilidades de una orquesta sinfónica bajo la tutela de un enorme orquestador, su maestro
43 « En première audition, le Poème sur l’Alhambra, de M. Joaquin Rodrigo, évoque avec talent la nuit à Grenade ». Schneider,
Louis: “La musique”, Le Petit Parísien, París, 5-V-1930. París, BNF, sig. Mus.FM.Frc-Dukas. (Fonds
Montpensier. Dossier Joaquín Rodrigo).
44 « Avec le Prélude à un poème à l’Alhambra, de M. Joaquin Rodrigo, petite page d’une tonalité crépusculaire où, sans viser à
une expression intense, le jeune musicien espagnol se divertit à user de toutes les ressources des timbres de l’orchestre, et donne ainsi
la main aux coloristes les plus ardents de la péninsule ». “La musique”, París Jour, París, 8-V-1930. París, BNF, sig.
Mus.FM.Frc-Dukas. (Fonds Montpensier. Dossier Joaquín Rodrigo).
305
Dukas. Una vez más, se observa cómo ese colorido orquestal que la prensa identifica con lo
hispano procede, en realidad, de la paleta orquestal de Dukas. Por tanto, es el maestro francés
el que estaría detrás de la creación de esa sonoridad española conseguida por Rodrigo.
Lo cierto es que esta segunda partitura para orquesta de Rodrigo contiene una
instrumentación muy rica, con una gran variedad de timbres en la percusión y, una vez más,
con el uso del arpa. El ejemplo que mostramos a continuación pertenece a la sección más
potente de la obra, concebida en contraste con la primera sección, mucho más calmada y
reposada:
El rendimiento que Rodrigo saca a la orquesta de cuerda en esta obra también fue
subrayado por Federico Sopeña, que definía al Villancico como “un prodigio de sabiduría
orquestal, de matices para el grupo sencillo de los instrumentos de cuerda (…), maravillosa
mezcla de sabor popular, de estilizada cajita de música y de espontaneidad”.46
En cuanto al estilo, el propio Rodrigo dejó claro en sus escritos que “estas dos
composiciones, escritas con algunos años de distancia la una de la otra, responden, no
obstante, a un mismo estilo, y fueron concebidas como si se tratara de una sola obra. Son
evocaciones de la música española de los siglos XV y XVI”.47
45 Gallego, Antonio: El arte de Joaquín Rodrigo. Madrid: SGAE, 2003, pp. 79-81.
46 Sopeña, Federico: Joaquín Rodrigo. Madrid: Ediciones y publicaciones españolas, 1946, p. 13.
47 Iglesias, Antonio: Escritos de Joaquín Rodrigo. Madrid: Alpuerto, 1999. p. 213.
307
Al igual que ocurría con Tres viejos aires de danza, vuelve a aparecer en Rodrigo la intención
de rendir homenaje a los maestros del pasado, uno de los ideales de Dukas al que tanto aludía
en sus clases, tal y como veíamos en páginas anteriores. Dedicadas “a la vihuela de Luis
Milán” y “a Joan Salvat”, fueron estrenadas ante el público por la orquesta femenina de la
École Normale de Musique, dirigida por Jane Evrard, el 9 de marzo de 1931, pero según
Antonio Iglesias, tuvieron también un preestreno privado en el palacio de los Polignac ese
mismo mes en París.48
Entre la Zarabanda lejana y el Villancico apenas hay dos años de distancia, pero al estar
escritas ambas para orquesta de cuerda, se puede observar en ellas la evolución de Rodrigo
en su dominio de las cuerdas frotadas, especialmente en su explotación tímbrica. Si nos
adentramos en ambas partituras, vemos cómo en la Zarabanda lejana Rodrigo opta por crear
siete voces, desdoblando los violines primeros y los violines segundos y dejando a las violas,
los violonchelos y los contrabajos a una sola voz.
48 Ibid., p. 214.
49 Véase Introducción Parte II, 1.3. Alumnos que pasaron por sus aulas, imagen 9.
Ejemplo 9. Joaquín Rodrigo, Zarabanda lejana, cc. 31-35.
Aunque es obvio que el tratamiento de la cuerda en esta pieza es más sofisticado que en
las partituras analizadas anteriormente (Tres viejos aires de danza o Preludio para un poema a la
Alhambra), Rodrigo no contempla el uso de divisi en todas las voces o la alternancia de solo y
tutti dentro de una misma voz. Es importante recordar que esta primera pieza fue una
orquestación realizada a partir de su versión para piano, que, a su vez, venía de la versión
original, escrita para guitarra.
Sin embargo, tan solo dos años más tarde, en 1930, Rodrigo daba por finalizado el
Villancico, esta vez compuesto directamente para orquesta de cuerda. A la vista de los
resultados, dos años en el aula de Dukas fueron suficientes para que Rodrigo diera un salto
importante en su capacidad como orquestador. Si nos adentramos en esta segunda partitura,
vemos cómo el valenciano explota al máximo la capacidad tímbrica de la cuerda frotada. Las
diferencias con la Zarabanda son notables, empezando por el número de voces, que en este
caso llega a diez, y por la complejidad de su escritura, utilizando el divisi y contrastes solo/tutti
en cada una de las voces:
309
Ejemplo 10. Joaquín Rodrigo, Villancico, cc. 24-29.
Aparte de las propias partituras realizadas por Rodrigo en estos años, hay otro
componente más a analizar entre ambos músicos: su estrecha relación personal y el ímpetu
continuo del francés por seguir, apoyar e impulsar la carrera del valenciano. En este sentido,
creemos oportuno analizar con detalle la correspondencia mantenida entre ambos, pues a
través de estas fuentes salen a la luz otros temas no estrictamente musicales, pero que nos
permitirán dibujar con mayor nitidez el retrato de esta relación.
De la correspondencia escrita por Paul Dukas a Joaquín Rodrigo tan solo se han
conservado diez cartas.50 Algunas de ellas han sido transcritas y traducidas por Carlos Laredo
en su biografía sobre el músico valenciano. Sin embargo, otras, como las que mostramos a
continuación, han permanecido olvidadas por las principales biografías y estudios
musicológicos sobre el compositor valenciano. Todas ellas pertenecen a periodos estivales
en los que Rodrigo se encontraba fuera de París y en las que Dukas parece dar respuesta a
las cuestiones y novedades que Rodrigo le contaba desde sus estancias vacacionales.
Mi querido amigo:
Estoy encantado con las noticias que usted me envía y del recibimiento
caluroso de su obra en Barcelona. Usted sabe que yo les quiero a los dos51 y pienso
que no hay necesidad de inventar frases para expresarle mi alegría sincera al sentir
la suya. Espero que descanse en familia sobre la cama de laureles que ha recogido
en Cataluña. Y como sé que no se va a relajar estoy tranquilo por el futuro,
alegrándome con usted del regalo, de las invitaciones agradables que nos han
recibido, de la cena íntima de los jóvenes compositores catalanes etc… etc…
¡Primeros fuegos de una gloria que crecerá sin quemarnos tal y como le conozco,
y que aplaudo como “conocedor” si me lo permite!
311
Paul Dukas.52
Por la fecha de esta carta, podemos afirmar que el éxito en Barcelona por el que Dukas
felicita a su alumno es el estreno de la versión orquestal de las Cinco piezas infantiles, en su
primera audición en la capital catalana. Gracias al programa de concierto53 conservado en la
Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, encontramos los datos concretos de dicho estreno: la
Orquesta Pau Casals, bajo la dirección del maestro Lamote de Grignon, interpretó el día 5 de
junio de 1930 en el Palacio Nacional de la Exposición de Barcelona la primera audición de
las Cinco piezas infantiles que en aquel momento fueron tituladas Escenas infantiles. Por los
comentarios de Dukas, el estreno fue un éxito o al menos así se lo debió transmitir Rodrigo.
Otro de los datos que aporta esta carta es la presencia de Falla en París durante la ausencia
de Rodrigo en la capital francesa. Esta “visita” de Falla a Dukas es una de las ya estudiadas
en el capítulo 3 de esta tesis doctoral.54 Precisamente Falla es quien vuelve a aparecer
mencionado en la siguiente carta conservada de la correspondencia Dukas-Rodrigo. Un año
después, y también en período estival, coincidiendo con las vacaciones en España de Rodrigo,
Dukas manda esta carta a Valencia el 11 de agosto de 1931:
Mi querido amigo:
Su carta me ha dado un gran placer. Estoy contento de saber que está tranquilo
en sus vacaciones. A pesar de la agitación general de la que espiritualmente me
describe sus efectos políticos, sociológicos, económicos, sin olvidar los polifónicos,
que sin duda triunfarán de las reformas radiantes que pueden nacer de una situación
muy crítica para prolongarse. Hemos hablado de todo eso últimamente con Falla, que
vino a verme hace 3 semanas. Él ve las cosas más o menos como usted, es decir, no
muy optimista pero confiado y lleno de esperanza en la juventud española de hoy,
52 « Mon cher ami, Je suis enchanté des nouvelles que vous m’envoyez et de vous et de l’accueil chaleureux de votre ouvrage à
Barcelone. Vous savez que je vous aime tous les deux et je pense n’avoir pas besoin de faire des phrases pour vous dire ma joie
sincère de sentir la vôtre. J’espère que vous vous reposez à prisant en famille sur le lit de lauriers que vous avez recollés en Catalunya.
Et comme je sais que vous ne vous y endormirez pas, je suis tranquille pour l’avenir en me réjouissant avec vous du frisent, des
invitations agréables qui vous ont accueilli, de dîner intime des jeunes compositeurs catalans etc… etc… Premier feux d’une gloire
qui grandira sans nous griser – Tel que je vous connais – et à laquelle j’applaudis « en connaissance », si vous permettez ! J’ai lu
votre lettre à vos camarades aujourd’hui à l’École Normale. Cela a mis tout le monde en bonne heureux malgré la chaleur orageuse
qui alterne depuis 3 jours ici avec les orages épouvantables qui fait les gens assez nerveux. Vos amis étaient ravis comme moi et du
coup, j’ai trouvé une composition à votre absence que nous regrettons tous mais que Falla nous faisait oublier puisqu’il vous rendait
frisant parmi nous. Bonnes vacances musicales et familiales mon cher ami et croyez à mes sentiments tout sincèrement affectueux.
J’y joins mes souvenirs les meilleurs pour notre inséparable et si dévouée compagnon ! Merci pour le programme bien arrivé ce matin.
Paul Dukas ». Madrid, Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, sig. A.I.-18, 3-13.
53 Madrid, Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, sig. P 01-07.
54 Véase apartado 3.1.2. Viajes, proyectos y reencuentros: 1914-1930.
que ve muy superior en general a la de su generación. Venit. & Senti no es muy
brillante y como el mío todavía no es famoso hemos podido reflexionar sobre el tema.
Mucho ánimo.55
Esta carta es muy significativa políticamente. Recordemos que 1931 fue un año
especialmente agitado para España. Dukas escribía esta carta a Rodrigo en el mes de agosto,
tras la proclamación de la Segunda República en el mes abril y la celebración de la primera
vuelta de las elecciones generales el 28 de junio. Estas elecciones tuvieron una agitada
segunda vuelta con diversas elecciones parciales entre el 19 de julio y el 8 de noviembre de
1931. Es obvio que esta carta de Dukas, firmada el 11 de agosto, es la respuesta a una carta
en la que Rodrigo le debió contar “la agitación general” con la que se encontró en España.
Desafortunadamente, esa carta previa no se conserva. Y decimos desafortunadamente
porque nos permitiría conocer la opinión política de Rodrigo respecto a todo lo que estaba
ocurriendo. Sin embargo, debemos atenernos a las fuentes que tenemos. En la carta del 11
de agosto, Dukas habla de la opinión de Falla sobre lo que está ocurriendo y utiliza la
expresión “Él ve las cosas más o menos como tú, es decir, no muy optimista pero confiado
y lleno de esperanza en la juventud española de hoy”. Esta frase deja entrever una
coincidencia ideológica entre Falla y Rodrigo, y la expresión “no muy optimista pero confiado
en la juventud española de hoy” podría interpretarse como cierta simpatía o adhesión a la
Conjunción Republicano-Socialista que ganó las elecciones en aquel verano y que dio lugar
al bienio reformista de la Segunda República Española.
Tan solo unos meses más tarde, el 3 de enero de 1932, Dukas volvía a escribir a Rodrigo
con motivo de las vacaciones navideñas en España del valenciano. En esta escueta carta, llena
de ironía y sin más interés que la de desear unas buenas vacaciones en familia a su alumno,
Dukas vuelve a utilizar expresiones como “molestias geopolíticas” y “crisis” para referirse a
la situación española:
55 « Mon cher ami, votre lettre m’a fait grand plaisir. Je suis ravi de vous savoir au calme dans votre séjour de vacances malgré
l’agitation générale dont vous me dépeignez si spirituellement les effets politiques, sociologiques, économiques, sans oublier le
polyphonique qui ne peut sans doute que trouver son compte aux réformes radiantes qui peut naître d’une situation trop critique
pour se prolonger. Nous avons parlé de tout ceci dernièrement avec Falla qui est venu me voir il y a environ 3 semaines. Il voit les
choses à peu près comme vous, c’est-à-dire pas très optimiste mais tout de même confiant et plein d’espoir dans la jeunesse espagnole
d’aujourd’hui qu’il juge très supérieures dans l’ensemble à celle de sa génération. Venit. & Senti n’est pas brillante et comme la
mien n’était pas fameux encore, nous avons pu philosopher sur la fragilité. Bonne continuation ». Madrid, Fundación Victoria
y Joaquín Rodrigo, sig. A.I.-18, 3-13.
313
Querido amigo:
Pero a pesar de esas “molestias” a las que hacía mención Dukas, 1932 se convirtió en el
año en el que Rodrigo decidió regresar a España e intentar iniciar una carrera en Madrid. Al
poco tiempo de su marcha, Dukas le responde a su primera carta desde España, en la que
reconoce echarle de menos, pero en la que también se muestra comprensivo con su decisión.
El 25 de octubre, Dukas se expresaba así:
56 «Mon cher ami, votre lettre de si bonne humeur malgré tous les désagréments météorologiques, géopolitiques et autres qu’elle relate
m’a beaucoup réjoui. Nous voilà en famille, c’est-à-dire le mieux que l’on puisse être. J’espère que vous vous faîtes bien dorloter
pendant ces vacances. J’espère aussi que le retour sera moins froid dans le train que le voyage aller. La France est plus grande que
l’Espagne, il faut croire, depuis la crise puisque si vous serez en deux degrés au-dessous ». Madrid, Fundación Victoria y
Joaquín Rodrigo, sig. A.I.-18, 3-13.
entre los restos del Gran Ejército. Espero que mis “soldados” continúen
combatiendo por la buena música. Es muy necesario hoy día, en esto como en
otras muchas cosas, tener las ideas claras. Usted me dirá algún día, puesto que se
va a Madrid, si el gusto musical está allí algo más definido que en París, donde,
como ha visto usted, se desplaza de un extremo a otro. Y ya que estamos en
tiempo de deseos, le expreso los míos más sinceros de que tenga un brillante éxito
en la capital española y le envío también un saludo con mi simpatía a su fiel y
encantador secretario y para usted, querido amigo, mi leal afecto.57
Como vemos, en el momento en que Rodrigo abandonó París, la relación entre ambos
ya se había convertido en una estrecha amistad más que en una fría relación profesor alumno.
Esta carta también refleja el seguimiento personal que Dukas hacía de sus exalumnos y saca
a la luz los nombres de algunos de los compañeros de clase de Rodrigo: Campolieti, Krein y
Pipkoff. Destaca la mención que hace a Jesús Arámbarri, otro de los alumnos españoles del
francés, amigo de Rodrigo y del que nos ocuparemos en las próximas páginas de este trabajo.
Y no menos significativa y hermosa es esa definición de los alumnos como “soldados” de la
música que él mismo les inculcaba. Otro dato que aporta esta carta es el interés que le
despierta a Dukas la vida musical en Madrid, pidiéndole a Rodrigo que le cuente “si el gusto
musical está allí algo más definido que en París”.
57 Madrid, Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, sig. A.I.-18,3-13. Traducción de Laredo Verdejo, Carlos:
Joaquín Rodrigo. Biografía. Valencia: Sinerrata editores, 2015, p. 224.
315
solicitud de la beca del Conde de Cartagena, en cuya resolución la intervención de Dukas
sería tan importante, como veremos en las próximas páginas.
Querido amigo:
Es una pareja agradable, es un placer verla. Usted también tiene que hacer
una pequeña peregrinación cuando los tiempos sean mejores. Repasaremos
buenos recuerdos y añadiremos otros más, ya que también ha hecho usted crecer
a madame Joaquín Rodrigo.
Todos mis homenajes para ella, estoy esperando, mi querido amigo, con mis
saludos cordiales a nuestra fiel secretaria58 que espero esté siempre a su lado.
Sinceramente59
Por la forma de expresarse, Dukas ni siquiera intuía en ese momento, principios de julio,
que apenas unos meses más tarde Rodrigo iniciaría los trámites para solicitar la beca del
Conde de Cartagena, la cual le permitiría regresar a vivir a París junto a su esposa, Victoria
Kamhi, a la que, por otro lado, vemos cómo Dukas trataba con total confianza y cariño, ya
que ella misma solía asistir como oyente junto a Rodrigo a las clases del francés en la École
Normale de Musique. Tan solo tres meses más tarde, Dukas ya había sido informado de la
intención de Rodrigo de volver a estudiar a París.
58 Se refiere a Victoria Kamhi, con la que Rodrigo había contraído ya matrimonio en enero de 1933.
59 « Mon cher ami, c’est avec grand plaisir que j’ai reçu de vos nouvelles. Et je suis ravi de sentir que votre lettre respire une telle
une telle satisfaction intime et misérable. L’Ecole Normale a décidément porté bonheur aux élèves et j’en suis heureux. […]. C’est
un couple charmant qui fait plaisir à voir. Il faut aussi que vous fassiez ici un petit pèlerinage à votre tour quand les temps seront
meilleurs. Nous revisiterons de bons souvenirs et nous y en ajouterons d’autres encore puisque vous avez aussi fait croître Madame
Joaquim Rodrigo. Tous mes hommages pour elle, en attendant mon cher ami avec mes saluts cordiaux à notre fidèle secrétaire qui
je pense est toujours auprès de vous. Sincèrement ». Madrid, Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, sig. A.I.-18,3-13.
Mis queridos amigos:
Me llevé una gran alegría al recibir noticias suyas, gracias a las cuales veo que
andan ustedes por las más felices disquisiciones, ¡incluso musicales! y me alegro
sobre todo con la idea de que hay muchas posibilidades de volverle a ver por la
Escuela Normal. No hace falta decirle que haremos todo lo que esté en nuestra
mano para acelerar este feliz acontecimiento. Ya sé por el señor Mangeot que ha
debido de recibir el Diploma que solicitaba para hacer valer ante el Estado
español sus títulos para la beca que le permitirá volver a París. Sin duda el diploma
bastará para obtenerla. Al menos eso espero. Pero si le parece conveniente que
yo le apoye con una recomendación, no dude en decírmelo, especificando a quién
debo dirigir mi carta. No necesito decirle que me encantaría hacerle ese favorcillo,
cuyo resultado podría ser muy agradable para mí, que estaría muy contento de
verle otra vez sentado al lado del piano, mientras, como dice usted tan
amablemente, yo hablo, explico y toco. Pues sigo en este oficio ante un auditorio
bastante distinto del que usted conoció.
Todo cambia y creo que de sus amigos de antes no encontrará más que a
Campolieti, siempre fiel. Espero con alegría su transformación en guitarrero,
como sucesor de Ponce, que nos dejó para irse a México. Y admiro sus progresos
en lengua francesa, avergonzado de no poder hacer lo mismo en la lengua de
Cervantes. ¡Demasiado tarde para ponerme a ello! Acepte pues mi sincera amistad
en el único idioma que me es decentemente asequible. Le aseguro de todo
corazón que es sincera y le ruego que trasmita mis respetos a su Señora, esperando
tener el placer de presentárselos en persona.60
60 Madrid, Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, sig. A.I.-18,3-13. Traducción de Laredo Verdejo, Carlos:
Joaquín Rodrigo. Biografía. Valencia: Sinerrata editores, 2015, p. 234.
317
a Rodrigo que está intentando, junto con Paul Dukas, buscar un director y una orquesta de
prestigio en París para estrenar su Concierto heroico para piano y orquesta.
Mi querido Joaquín:
Como vemos, la situación económica por la que ambos atravesaban no era la más
amable, y la necesidad mutua de reencontrarse en París se hacía cada vez más grande para
ambos. A la espera de la resolución de la beca de Cartagena, en 1934, Rodrigo mantenía su
contacto por correspondencia con Dukas, a través del cual le iba contando sus éxitos y sus
problemas. En una carta firmada el 25 de octubre de 1934, que fue entregada en mano a
Victoria Khami y que esta envió a Rodrigo, Dukas se alegra enormemente por el éxito
conseguido por Rodrigo con su obra Per la flor del lliri blau en Valencia:
61 Madrid, Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, sig. A.I.-18,3-13. Traducción de Laredo Verdejo, Carlos:
Joaquín Rodrigo. Biografía. Valencia: Sinerrata editores, 2015, p. 248.
Mi querido amigo:
62 Madrid, Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, sig. A.I.-18,3-13. Traducción de Laredo Verdejo, Carlos:
Joaquín Rodrigo. Biografía. Valencia: Sinerrata editores, 2015, p. 256.
319
Esta carta demuestra que Dukas, durante 1934, estuvo muy pendiente de la posible
concesión de la beca que permitiría a Rodrigo volver a París. Como en cartas anteriores,
Dukas no oculta su ilusión por rencontrarse con su alumno. Por otro lado, deja claro que el
francés no estuvo presente en el proceso compositivo de la obra Per la flor del lliri blau, ya que
le pide, tras su estreno, poder ver su partitura y oírla. Tras esta carta que, recordemos, fue
firmada el 25 de octubre de 1934, encontramos otra que vendría a confirmar ese seguimiento
e interés de Dukas por conseguir que a Rodrigo le concedieran la beca del Conde de
Cartagena. A este respecto, existe una carta firmada apenas un mes más tarde, el 30 de
noviembre, en la que Enrique Fernández Arbós escribe a Dukas para agradecerle su
implicación y su carta de recomendación para la Academia de San Fernando, con el objeto
de ayudar a Rodrigo a conseguir la ansiada beca:
Mi querido amigo:
Tengo la intención de pasar por París a comienzos del mes de enero. Quizá
dirija un concierto, pero en cualquier caso le haré saber con antelación porque
seré profundamente feliz si puedo verle un minuto y darle la mano. Mientras
tanto acepte, querido amigo, mis sinceros sentimientos de amistad y admiración.
E.F. Arbós.63
Querido Maestro:
Al mismo tiempo, le puedo anunciar una nueva noticia: ayer por la tarde la
Academia me concedió por unanimidad de votos, la famosa beca del Conde de
Cartagena, y se lo quiero comunicar ya, aunque no sea oficial hasta el 31 de diciembre,
para agradecerle de todo corazón su preciosa intervención que ha causado aquí una
profunda impresión. ¡Así que me verá pronto en París!
Con ocasión de las fiestas que comienzan, le envío miles de buenos deseos, para
usted y para los suyos. Por favor acepte, querido Maestro, mis sentimientos
respetuosos y agradecidos.
63 « Mon cher ami, C’était pour moi une vraie joie de recevoir des vos nouvelles après un silence si prolongé qui n’a pas diminué en
rien l’amitié et l’admiration que je vous parte de longue date. Votre lettre si bienveillamment affectueuse a fait renaitre en moi de
bien deux souvenirs des jours plus heureux et de chers amis hélas disparus. Tout ceci revivait dans ma pensée il n’y a pas bien
longtemps en exécutant votre splendide poème “La Péri” qui a été gouté comme elle mérite dans presque toute l’Espagne dans la
tournée que je fais annuellement au Printemps. Je suis donc bien heureux que ce soit Joaquin Rodrigo qui m’a fait avoir directement
de vos nouvelles et je me hâte de vous dire que, meme sans votre recommandation, je lui aurais porté le vif interet qu’il merite.
Inutile de vous dire toutefois que votre lettre sera d’une grande importance, et donnera une grande autorité aux demarches que je
ferais en sa faveur à l’Academia de San Fernando. Il faudra vaincre la resistance de plusieurs academiciens, car il aura contre lui
le fait qu’il a eté déjà à l’étranger, mais nous ferons tout notre possible pour lui faire avoir cette Bourse qui et pour lui une question
de vie ou mort. Je viens d’executer à Madrid pour rendre sa candidature plus favorable sa Sarabande Lointaine et Villancico;
j’espère de tout cœur que nous pourrons reussir. Je compte passer à París au commencement du mois de Janvier. Peut-être dirigirais-
je un concert, mais dans tous les cas je vous le ferai savoir à l’avance car je serais profondement heureux si je pouvais vous voir une
minute et vous serrer les mains. En attendant veuillez croire, cher ami, à mes sincères sentiments d’amitié et admiration. E.F.
Arbós ». París, BNF, sig. W.48/42.
64 Se refiere al nombramiento de Paul Dukas como miembro de la Académie des beaux-arts en 1934.
321
Joaquín Rodrigo.65
Tras conocer que había ganado la beca, Rodrigo puso en marcha los preparativos para
su regreso a París, donde, en la primavera de 1935, se reencontró con su mujer y con Paul
Dukas. Al llegar a la capital francesa, Rodrigo y Khami se matricularon como oyentes en la
École Normale de Musique para poder asistir a las clases de composición de Dukas.
Desafortunadamente, el destino quiso que, pocas semanas después del feliz reencuentro, la
repentina muerte de Dukas en mayo de 1935 les separara para siempre.
[...] como Iturbi [...]. Vuelve muy americano y no quiero ocultarle que me dio
pena oírle; un artista como él no debería expresarse de esa manera para con los
compositores, que tendremos muchos defectos y seremos muy malos, pero si no
fuéramos tan imbéciles no hubiera podido salir de nuestra formidable imbecilidad
un Mozart, un Beethoven, un Schubert que han muerto de miseria para que luego
sus intérpretes se llenen de dinero. ¿No le parece? Pobre Iturbi, un tan gran artista
y tan ligero en sus juicios y tan impresionable por sus legítimos triunfos.
El mismo día que tenía yo esa penosa impresión, moría a poca distancia otro
miembro de la familia de los imbéciles, Paul Dukas, que reunía todas las esencias
y toda la tradición de los tontos… Ha sido para mí otra pena de las muchas de
los últimos tiempos, pues si tenía por el músico admiración, todavía más la tenía
por el hombre. Un Fauré, un Debussy, un Ravel, como músicos le eran sus pares,
pero no como hombres en el puro y gran sentido de esta palabra. Su juicio y su
crítica serena no tenía par en el momento y con su muerte y con la seria
enfermedad de Ravel, la música francesa entra en su eclipse. Pensé enviarle un
artículo, pero me dije que no vale la pena, cuando tanto se ha escrito, unas frases
65 « Cher Maître, Je viens d’apprendre avec le plus vif plaisir votre entrée à l’Institut et m’empresse de vous adresser mes plus mièvres
félicitations, aussi que celles de ma femme. Par la même occasion, je puis vous annoncer une bonne nouvelle: hier soir l’Académie
m’a décerné à l’unanimité des suffrages, la fameuse bourse du Comte de Cartagena, et je viens à vous l’apprendre de suite quoique
ce avait pas officiel avant le 31 décembre, en vous remerciant de tout cœur pour votre précieuse intervention qui a causé ici une profonde
impression. Vous me verrez donc sous peu à París ! A l’occasion des fêtes qui commencent, je vous envoie mille bons vœux, pour
vous et les vôtres. Veuillez croire, cher Maître, à mes sentiments respectueux et reconnaissants. Votre dévoué, Joaquín Rodrigo ».
París, BNF, sig. W.48 (486).
más acerca de este hombre admirable que ha muerto todavía joven, pero con la
fortuna de dejarnos una doble herencia de músico y de nobleza.66
Aunque, como vemos, Rodrigo se comunicó con Falla para hablar de la preparación de
este homenaje, ambos compositores expresaron su dolor a través de la música de maneras
muy distintas. Si Falla optó por homenajear a su maestro citando su famosa sonata para piano
(véase capítulo 3), Rodrigo prefirió no citar ninguna obra del francés y usar algunos tópicos
asociados al homenaje fúnebre en su despedida.
66 Madrid, Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo, sig. Caja 15 – 62. Editada en Díaz Gómez, Rafael y Galvis
López, Vicente: Eduardo López-Chavarri Marco. Correspondencia. Valencia: Biblioteca de música valenciana, 1996,
p. 214.
67 Granada, Archivo Manuel de Falla, sig. 7503-017. (Véase reproducción de la carta en el capítulo 3, apartado
323
Compuse Sonada de adiós para piano, que es una obra escrita sobre una
especie de pedal. Llamamos los músicos pedal a una temática continuada, es
decir, un ostinato, bien armónico, bien melódico. Aquí, en este caso, es como un
doblar de campanas. Suena casi siempre durante toda la obra y sobre este sonido
se levantan dos breves temas para componer la Sonada de adiós. Fue mi pequeño y
humilde homenaje al maestro.68
El primer tema se caracteriza por el intervalo de 4ª justa con el que se inicia, aunque
luego ondula, la mayor parte del tiempo, por intervalos de segunda. Es, además,
especialmente lírico. Esa insistencia en el intervalo de segunda menor entronca con la figura
del lamento según la teoría de los afectos y parece que Rodrigo decidió hacer uso de ella:
Pareciera como si esa reiteración en crescendo estuviera a punto de anunciar algo, en este
caso, la muerte, pero no llega a ocurrir, desinflándose en el p y el pp de los compases 35 y 36.
325
Ejemplo 13. Joaquín Rodrigo, Sonada de adiós, cc. 56-58.
La opción estilística elegida por Rodrigo para su homenaje a Dukas fue muy distinta a la
escogida por Falla. Rodrigo opta por no citar ningún tema de su maestro. Sin embargo, en
su homenaje, menos áspero y austero que el de Falla, anuncia también la muerte de manera
dramática en su clímax, dejando doblar “las campanas” casi hasta el final de la partitura.
Esta obra, así mismo, ponía punto final a la relación entre el valenciano y su maestro,
siendo Rodrigo todavía muy joven y encontrándose en los inicios de una carrera que, muy
poco tiempo después, sería tremendamente exitosa. Por tanto, a la luz de todas las fuentes
analizadas en este capítulo, debemos valorar la trascendencia del magisterio de Dukas en la
trayectoria de Rodrigo.
En primer lugar, creemos que el período vivido en París entre los años 1927 y 1932 fue
decisivo para su formación como compositor. En el área de la orquestación, hemos
demostrado que sus primeras obras para orquesta sinfónica y de cámara fueron escritas bajo
la tutela de Dukas, recibiendo correcciones y consejos del francés no solo en el contexto de
las clases de composición de la École Normale de Musique, sino en envíos personales al
domicilio de Dukas, donde el francés, fuera de las horas dedicadas a su asignatura, leía,
corregía y analizaba trabajos del valenciano. Estos consejos eran mayoritariamente dirigidos
a cuestiones de instrumentación, a los que habría que sumar el estudio profundo de las formas
tradicionales, fomentado y exigido por el francés en sus clases regladas. Dos aspectos
fundamentales que vertebraron la formación musical de Rodrigo en esos años.
Resulta especialmente relevante que, tras un período de cinco cursos académicos como
alumno presencial en el aula del francés, Rodrigo sintiera la necesidad de regresar a las clases
de Dukas en calidad de alumno oyente en 1935, tras obtener la beca que le permitió volver a
París. Creemos que este dato revela la adhesión de Rodrigo a su maestro e incluso una cierta
dependencia hacia él, una suerte de lealtad pedagógica, estética y personal hacia el francés.
En segundo lugar, podemos afirmar que Dukas, más allá de su tarea como maestro en
cuestiones estrictamente musicales, ejerció el rol de promotor de la carrera de Rodrigo,
utilizando activamente su influencia y contactos para conseguir que se editaran y estrenaran
las primeras obras del valenciano en París. Que algunas de las principales orquestas del
momento interpretaran sus trabajos sinfónicos supuso la presentación oficial del valenciano
en la capital musical de Europa, algo que hubiera sido muy improbable sin el proteccionismo
de Dukas. A este primer impulso de promoción realizado por el francés durante los años que
el español pasó en la École Normale de Musique como alumno, 1927-1932, hay que sumar
el posterior y continuo seguimiento que Dukas, a través de la correspondencia, hizo de la
carrera de su exalumno entre 1932 y 1935, y, muy significativamente, los esfuerzos realizados
para que Rodrigo, en un momento de precariedad e incertidumbre, consiguiera la beca del
Conde de Cartagena, con la que pudo regresar a París y gracias a la cual, se volvieron a
reencontrar en la École Normale de Musique. Por tanto, esa labor de promotor y protector
ejercida por Dukas fue fundamental en momentos decisivos de la vida de Rodrigo.
Por último, podría existir una tercera influencia quizá más importante que las anteriores:
el posicionamiento estético de Rodrigo. Recordemos que Dukas, en su producción artística
como compositor, eligió siempre las formas tradicionales, y en su ideario como profesor,
insistía continuamente en el estudio de las obras y maestros del pasado. Pero que Dukas
basara su pedagogía en el estudio de la tradición no significa que su pretensión fuera formar
a músicos que compusieran a su imagen y semejanza. De hecho, debemos tener muy presente
que Dukas formó durante años a compositores tan dispares como Olivier Messiaen, Joaquín
Nin Culmell o Manuel Ponce. Teniendo en cuenta esto, Rodrigo podría haber cultivado
formas tradicionales durante sus años de estudiante en la École Normale de Musique y haber
tomado una dirección estética diferente en su madurez artística. Sin embargo, en la larguísima
carrera que desarrolló tras esos primeros años en París proliferan las formas musicales de la
tradición y las tendencias modernistas francesas en sus orquestaciones, ambos rasgos
deudores, a nuestro juicio, de Dukas.
327
CAPÍTULO 5.
JESÚS ARÁMBARRI: UN COMPOSITOR EN CONSTRUCCIÓN
pp. 37-46.
329
Tardé algo en destacar, pero al fin conseguí alcanzar el premio instituido en
la memoria de aquel gran caballero y apóstol de la música don Juan Carlos de
Gortázar, y me lancé a París a aprender todo y aún más de lo que pudiese asimilar
mi entendimiento. ¿Resultado? Yo mismo no lo sé, pero los últimos
acontecimientos parece que dan la razón a un buen aprovechamiento.5
Hemos podido documentar las características de este premio gracias a una fuente
encontrada en ERESBIL. Se trata del documento que recoge la constitución del patronato
del mencionado premio.6 En él se recogen las cantidades que donaron diferentes instituciones
y personalidades para la constitución de dicho patronato y que mostramos a continuación:
Imagen 1. Fundadores del patronato del premio “Juan Carlos Gortázar” y cantidades aportadas.
Aunque aparecen especificadas las cantidades aportadas para la fundación, las propias
bases del premio dicen que este “ha de otorgarse en la cuantía que estime conveniente la
Comisión del Patronato, al artista músico, pintor o escultor que reúna las condiciones
exigidas en el reglamento de su aplicación”.7 La mencionada Comisión estaba formada por
cinco personas del siguiente modo: “uno pertenecerá a la familia del Sr. Gortázar y los otros
5 Diez Nadal, Ernesto: “Hablando con Jesús Arámbarri”. Errentería, ERESBIL, sig. A152/J-50.
6 Errentería, ERESBIL, sig. A152/G-10.
7 Ibid.
cuatro a amigos íntimos del finado, y a personas que por sus aficiones y conocimientos
artísticos sean garantía de acierto para la adjudicación de premios”.8
De este modo y cumpliendo todos los requisitos exigidos, Jesús Arámbarri pudo
abandonar su Bilbao natal para ampliar su formación musical. Conocemos cuál fue la
duración de la pensión concedida al bilbaíno gracias a un certificado firmado por Javier
Arisqueta, secretario del Patronato en noviembre de 1932, en el que afirma:
[…] que Don Jesús Arámbarri fue pensionado por este Patronato durante tres
años consecutivos en el extranjero, habiendo seguido con gran aprovechamiento
y brillantez sus estudios, practicados con los maestros Paul Le Flem y Paul Dukas
en la composición y con los directores Golschmann y Weingartner los de
dirección de orquesta.9
Aunque Arámbarri pasó en París cuatro cursos académicos, de 1928 a 1932, solo fue
alumno de Dukas de 1929 a 1932. Cabe hacerse la pregunta, entonces, de dónde estudió el
compositor durante su primer año en la capital francesa, es decir, entre 1928 y 1929. El
manuscrito de una de sus partituras, Quatour, firmado en mayo de 1929 y conservado en el
archivo del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid nos da la pista definitiva: “A
mon cher Maître Paul Le Flem”.10 Esta fuente vendría a confirmar la versión de Ángel
Sagardía, que en su breve biografía sobre el músico vasco apunta a Le Flem como a uno de
sus tres maestros en París.11 Teniendo en cuenta que Le Flem solo impartió magisterio en la
Schola Cantorum, entendemos que Arámbarri estudió el curso 1928-1929 bajo su tutela en
esta institución.
8 Ibid.
9 Ibid.
10 Madrid, RCSMM, sig. S-7189.
11 Sagardía, Ángel: Vida y obra de cuatro músicos vascos. Madrid: Ediciones de Conferencias y Ensayos, D.L. 1965,
p. 39.
331
Creemos importante recordar aquí que Le Flem fue alumno antes que profesor en la
Schola Cantorum y que su producción compositiva y su actividad como crítico musical nos
permiten imaginar a un maestro conocedor y defensor de la tradición. Por ello, debemos
tener muy presente de cara al análisis que realizaremos en las próximas páginas, que el primer
año de Arámbarri en París se desarrolló a la sombra de un maestro y de una institución
abiertamente protectores de la tradición y las formas escolásticas. Además, hemos
documentado un estreno de Arámbarri en la Societé Nationale de Musique en el que
compartió programa con, entre otros, Paul Le Flem, en marzo de 1930.12 Aunque en esa fecha
Arámbarri ya no estudiaba con el francés, podemos ver cómo el vínculo con su primer
maestro debió mantenerse más allá de ese primer curso académico en el que fueron profesor
y alumno.
En cuanto a su paso por esta institución, la cual ofertaba una amplia variedad de
asignaturas a sus alumnos, parece que Arámbarri solo cursó la de composición, tal y como
podemos ver en uno de sus recibos de matrícula,15 perteneciente al segundo trimestre del
curso 1929-1930. En él se especifica la cantidad de dinero que debía pagar por la misma:
14 Ibid.
15 Ibid.
333
Gracias a un programa de concierto de mayo de 1931, es decir, del concierto de fin de
curso en el que se presentaban las obras de los alumnos de composición de Paul Dukas,
podemos ver quiénes fueron los compañeros del bilbaíno en el curso 1930-1931 y qué obra
compuso Arámbarri durante ese año académico bajo la tutela de Dukas:16
Como vemos, Arámbarri tuvo como compañero de clase en el curso académico 1930-
1931 a otro español, Arturo Dúo Vital, al que prestaremos la debida atención en las próximas
páginas de este estudio. En cuanto al resto de compañeros de la clase, vemos la variedad de
nacionalidades del aula de Dukas, aspecto que ya comentamos en la introducción de esta
segunda parte de la tesis. Por otro lado, si observamos las plantillas de las obras, se aprecia
cierta homogeneidad, siendo todo obras para piano, cuarteto de cuerda o música para piano
e instrumentos de cuerda frotada, ya que lógicamente, responderían a los contenidos
Un par de meses más tarde, el 27 de marzo de 1930 y con más de la primera mitad del
curso ya transcurrido, Arámbarri hablaba así de su maestro y de su vida cotidiana en París:
335
Estuve una tarde a tocar en un té en el Centro Hispanoamericano donde
tuve ocasión de hablar con marquesas y condesas que prometen horrores (y no
dan nada). Todo esto está muy bien, pero sin ningún provecho me quita bastante
tiempo; por lo demás es una parte exterior y frívola de la vida.
Todos los grandes hombres tuvieron relaciones con gente rica y aristócrata
y… se murieron de hambre la mayoría. Con esto quiero deciros que no os dejéis
llevar del efecto exterior de las cosas. Por lo demás, ni mi carácter es insociable
ni retraído, sino que deseoso de llevar a cabo una aspiración, creo debo poner de
mi parte todos los medios para ella.
Esta extensa carta aporta varios datos. En primer lugar, la valoración tan positiva que
hace de Dukas, “el maestro me alienta mucho”, parece estar relacionada con la gran
motivación que tiene por el estudio. Por otro lado, llama la atención la madurez de Arámbarri
para no dejarse impresionar por los ambientes sociales que empezó a frecuentar en París y,
lo que es más, para advertir a sus propios padres de los peligros de caer en esas “frivolidades”.
También aporta datos sobre su residencia en París. Hemos podido saber que “el
convento” donde dice vivir era una abadía de Padres Benedictinos a las afueras de París, una
opción de habitabilidad muy silenciosa que suponemos le garantizaba la tranquilidad y
concentración que sus estudios le exigían. Este dato lo hemos podido completar gracias a la
correspondencia cruzada entre Arturo Dúo Vital (compañero de clase en la École Normale
de Musique) y Ana de la Llosa, la novia de este. En la misma, que analizaremos con detalle
Vemos que, aunque en la carta de Arámbarri a sus padres en marzo de 1930, se muestra
encantado con su habitación y con la idea de vivir en la Abadía, parece que unos meses más
tarde, en octubre de 1930 (fecha de la carta de Dúo Vital que acabamos de citar), Arámbarri
podría estar buscando otro domicilio. El comentario “yo también trato de indagar otro
domicilio” de Dúo Vital al menos así lo hace pensar. Quizá tanto silencio y recogimiento
llegaron a pesar en Arámbarri, que como persona joven estaría más interesado en conocer el
bullicio del centro de una ciudad como París que en la calma benedictina.
El último dato aportado por la carta de Arámbarri a sus padres es también muy
interesante: la realización de un curso de historia de la música impartido por La Sorbonne.
Podemos intuir que quizá Dukas estuviera detrás de la decisión de realizar este curso ya que
el maestro francés insistía continuamente a sus alumnos sobre la importancia de leer y
escuchar música de todos los periodos.
Queridos padres:
337
“Excellent éléve, trés travailleur et brillamment doné. A fait encore en ces
trois mois, des progés décisifs sous le rapport de la sûreté de main. J’ai plaisir á
lui en exprimer toute ma satisfaction”. (Signé : P. Dukas).
Lo he copiado textualmente.
Todavía no he fijado mi regreso pues quiero quedarme dos o tres días a ver
la Exposición Colonial con todo detenimiento. Pero seguramente llegaré a casa
el miércoles. Hoy mismo ha marchado Clara Bernal. […]. Y ahora un asunto muy
importante:
Joaquín Rodrigo
Sorní 10
Valencia
Por el comentario “que vaya alguien a buscar a casa de Josefina” sabemos que la partitura
se encontraba en España y no en París, lo que nos podría hacer pensar que se trata de una
partitura escrita con anterioridad a su estancia en Francia. En cualquier caso, lo cierto es que
no ha quedado constancia de que esta partitura fuera compuesta o revisada bajo la tutela de
Dukas, pero sí de que, como mínimo Joaquín Rodrigo la conoció y decidió promover su
estreno en España.
La segunda sección del Preludio, claramente iniciada con un tema dulce y cantable
presentado por toda la cuerda frotada al unísono, es la parte más contrastante de la obra:
339
Ejemplo 2. Jesús Arámbarri, Gabon-zar Sorginak, cc. 87-94.
Errentería, ERESBIL, sig. AP1-631.
La tercera sección, sin embargo, es la más potente a nivel tímbrico, ya que despliega toda
la fuerza rítmica con timbales, batería y tambores. Sin embargo, en medio de todo ese
estruendo, se presenta otro nuevo tema scherzando, muy rítmico, en las flautas:
Como vemos, Arámbarri compuso diez obras en este período, siendo el género más
trabajado la música orquestal, con un total de cinco títulos, seguido de tres composiciones
de música de cámara, una para piano y otra para coro. Observamos también una pequeña
metamorfosis en las fuentes de inspiración de estas diez obras ya que, si nos fijamos, los
primeros títulos están impregnados por su llegada a París y por su primer contacto con la
música francesa, mientras que las tres últimas obras de este período giran su mirada hacia la
cultura vasca como fuente de inspiración.
341
Si tenemos en cuenta que Arámbarri no fue alumno de la École Normale de Musique
hasta el inicio del curso 1929-1930, deberíamos entender las tres primeras obras de esta lista,
A orillas del Sena, Quatour y Fantasie Espagnole como previas al contacto con Dukas.
La primera de ellas, A orillas del Sena, desprende toda la inocencia de un joven músico
recién llegado a la capital francesa. Se trata nada más y nada menos que de un “Paso-doble”
tal y como reza su subtítulo, escrito para quinteto de cuerda. Con apenas 126 compases y
dividido claramente en dos secciones en compás de 2/4, el manuscrito muestra las particellas
para violín I, violín II, viola, violonchelo y contrabajo, así como una reducción para piano.22
Es significativo que Arámbarri eligiera el pasodoble, un género que formaba parte de la
música popular más moderna, ligada al ámbito urbano, en lugar de decantarse por el folclore
ancestral que, en aquel momento, era lo más reivindicado en los ámbitos académicos. Quizá
el trabajo de pianista en locales de ocio, teatros y salas de baile de Bilbao que ejerció durante
su adolescencia y juventud podría explicar su cercanía o simpatía por este género popular
urbano.
Esta primera composición solo tiene de francés el título, ya que, en esas fechas, enero de
1929, Arámbarri escribía este pequeño paso-doble, totalmente impregnado de la tradición
bandística en la que se había educado en su Bilbao natal y de ese trabajo como pianista en
locales de ocio que ya mencionábamos anteriormente.
Su siguiente partitura,23 sin embargo, firmada unos meses más tarde, en mayo de 1929, y
bajo el título de Quatour, presenta ya otras aspiraciones y muestra un deseo de ligarse a la
tradición clásico-romántica, con un lenguaje más elaborado. Dedicada a su maestro Paul Le
Flem, este trabajo muestra ya un cierto conocimiento compositivo. El cuarteto, cuyas
particellas originales manuscritas se conservan en el Real Conservatorio Superior de Música
de Madrid, fue compuesto durante su primer curso académico en París, bajo la tutela de Le
Flem, de ahí se entendería la dedicatoria. En principio, esta partitura quedaría finalizada en
mayo de 1929, antes de ingresar en la École Normale de Musique con Dukas. Sin embargo,
un programa de concierto de esta institución de mayo de 1931, anuncia que se interpretarán
“Deux pièces pour quatuor à cordes. Menuet, Rondo” de Jesús Arámbarri.24 Dado que no se
conserva ningún cuarteto de Arámbarri del año 1931, ese minueto y rondó podrían ser el
tercer y cuarto movimiento de su Quatour del año 1929, quizá revisados o mejorados en la
clase de Dukas. Pero, como decíamos antes, se trata solo de una suposición, ya que quizá esa
obra anunciada para el concierto de la École Normale de Musique de 1931 fuera un nuevo
cuarteto creado por Arámbarri del que simplemente no se han conservado las fuentes.
Apenas dos meses más tarde de ese concierto, en julio de 1929, encontramos el
manuscrito de la primera obra orquestal de Arámbarri firmada en París: Fantaisie Espagnole.25
Dividida en tres movimientos –I. Sérénade, II. Paysage y III. Reflets–, esta partitura muestra
343
ya una ambición compositiva mucho mayor, no solo por su dimensión sino por su despliegue
tímbrico. Vemos aquí, una vez más, el intento de Arámbarri de dominar nuevos lenguajes.
La plantilla orquestal de esta obra incluye entre otros, corno inglés, cuatro trompas en fa,
celesta y arpa. Presenta además una sección de cuerda muy trabajada con divisi en todas las
voces. Mostramos a continuación la primera página del primer movimiento, donde aparece
la plantilla completa ideada por Arámbarri:
Ejemplo 4. Jesús Arámbarri, Fantaisie Espagnole, cc. 1-10.
Errentería, ERESBIL, sig. AP1/614.
345
En cuanto a la plantilla, nos encontramos con obra muy debussysta: divissi en las cuerdas,
uso del arpa y el corno inglés. Pero la influencia del compositor francés no solo está presente
en la plantilla, sino en los propios títulos de las secciones segunda y tercera de la obra:
“Paisajes” y “Reflejos”. En cuanto al tema de la obra, aunque en esta ocasión opta de nuevo
por un título en francés, se decanta por no abandonar la temática española como ya hiciera
en su primera composición parisina. Vemos como así, de algún modo, trataba de avanzar en
su dominio de nuevos lenguajes compositivos, pero sin alejarse de la temática española. Por
su fecha, esta obra debió de ser escrita durante el primer curso de Arámbarri en París (1928-
1929) y por tanto, bajo la tutela de Paul Le Flem. Esta partitura supone además el primer
intento orquestal de Arámbarri antes de iniciar sus estudios con Dukas.
Durante el verano de 1929 en el que firma esta obra se produce un cambio fundamental
en su formación: se matriculó por primera vez en la École Normale de Musique como
alumno de composición de Dukas. Por tanto, consideramos esencial analizar las partituras
conservadas firmadas en el período 1929-1932 como alumno de la École Normale de
Musique. Estas partituras suman seis títulos de los cuales, tres de ellos son de una extensión
menor: nos referimos a Paso-doble,26 una obra para piano a cuatro manos, Página,27 otra pequeña
obra para violín, violonchelo y piano, y dos armonizaciones de dos canciones populares
vascas –Andra ona28 y Matzaren orpotik–29 para coro de hombres.
En cuanto a Paso-doble (1930), una obra diferente a la mencionada A orillas del sena de
1929, tenemos constancia por una carta de Arámbarri a sus padres firmada el 27 de marzo
de 1930, apenas un mes más tarde de terminar la composición de la misma (16 de febrero de
1930), que intentó publicarla en España con la ayuda de su amigo Echevarría:
José. J. Echevarría
Sin embargo, las otras tres obras conservadas de este período parisino son
composiciones de mayor envergadura: sus Cuatro impromptus para orquesta, sus Ocho canciones
vascas para soprano y orquesta, y su “historieta bailada” Aiko-Maiko.
Respecto a Cuatro impromptus, firmada en noviembre de 1929, nos encontramos ante una
partitura orquestal en cuatro movimientos titulados: I. Buen humor, II. Melancolía, III.
Pasiones y IV. Brujas.31 El primer movimiento tiene cierta pretensión cómica presentando un
tema muy rítmico de semicorcheas y corcheas picadas en los oboes:
Tanto por este tema como por el tempo scherzando y los títulos elegidos para los
movimientos (“Buen humor”, “Brujas”), se podría leer cierta reminiscencia de L’Apprenti
sorcier de Dukas, el famoso scherzo de su recién estrenado maestro.
La partitura, lejos de ser una versión definitiva, está escrita a lápiz, llena de borrones y
correcciones. Por la fecha en la que está firmado el manuscrito, noviembre de 1929, sabemos
que Arámbarri tan solo llevaba un mes escaso en el aula de Dukas y esto indicaría que la obra
fue escrita de forma independiente, sin la tutela de su nuevo maestro. Sin embargo, una carta
del vasco a sus padres nos delata que Arámbarri mostró la partitura a Dukas en enero de
1930, por lo que sí que recibió, al menos, sus correcciones a posteriori:
347
[…] el otro día me dio la ocurrencia de enseñarle al Señor Dukas mis Impromptus,
el cual me elogió mucho por la instrumentación de ellos manifestándome que
tengo un gran sentido de la orquesta.32
Todo ello nos hace pensar que se trató de uno de sus primeros trabajos de orquestación
y que Dukas tutorizó estas correcciones; intento lleno de errores armónicos y tímbricos a la
luz de la enorme cantidad de borrones y rectificaciones que presentan los cuatro
Tras estos Cuatro impromptus, la siguiente obra de la que tenemos constancia data del
segundo curso escolar de Arámbarri en la École Normale de Musique: In Memoriam. La
primera prueba de que esta partitura fue trabajada bajo la tutela de Dukas es una carta del 20
de octubre de 1930, en la que Arámbarri cuenta a sus padres que “hoy he empezado la clase
y le he enseñado a Dukas lo de D. Juan Carlos, que lo voy a pulir un poco más”.34 Sabemos
que se refiere a In Memoriam porque en el manuscrito de la obra viene escrito como subtítulo
“A la memoria de Don Juan Carlos Gortázar”. Se trata del musicólogo y músico vizcaíno
Juan Carlos de Gortázar, fundador de la Revista Musical y protector de compositores vascos
como Guridi. Fallecido en 1926, Arámbarri le dedicó esta obra In memoriam en 1930. No
podemos olvidar que fue precisamente el premio “Juan Carlos Gortázar” el que permitió a
Arámbarri continuar y ampliar su formación musical en el extranjero, por lo que intuimos
que el joven compositor quiso agradecer y honrar la figura de un promotor musical tan
importante para la ciudad de Bilbao y para su propia trayectoria.
33 Diez Nadal, Ernesto: “Hablando con Jesús Arámbarri”. Errentería, ERESBIL, sig. A152/J-50.
34 Errentería, ERESBIL, sig. A152/O-5.
339
deseo. Pero, en fin, ya está, y ha quedado muy bien con visas de algo importante.
Un día de estos escribiré a la junta comunicándoles la noticia y advirtiéndoles que
soy yo el que la ha de dirigir. Sobre este particular he hablado con Vladimiro y
está muy conforme en ello. Para mí será una de las mayores satisfacciones de mi
vida, pues ahora más que nunca tengo confianza en mí mismo.
Como tengo que sacar una copia de la partitura en limpio, hasta las
vacaciones no estará aún dispuesta para la copia de papeles así que advertirle a
Regidor que se prepare pues se la daré en cuanto llegue por Navidad.35
El comentario “he pasado algunos días angustiosos ante el terror de no ver realizado mi
deseo” desvela la exigencia que debió sentir Arámbarri en ese proceso de corrección junto a
Dukas. En esta partitura se aprecia una evolución muy importante en el dominio de escritura
de cada instrumento respecto a las partituras sinfónicas anteriormente analizadas. Como
primer ejemplo, queremos mostrar cómo Arámbarri trabaja aquí instrumentos como el arpa
y la celesta, que en obras anteriores eran un mero soporte armónico que añadía un nuevo
timbre a la paleta orquestal, pero que en esta obra presentan una escritura más desarrollada,
es decir, se muestra un conocimiento mayor de las posibilidades de cada instrumento,
apostando por una escritura más compleja, que no solo se limita a arpegiar acordes:
351
Ejemplo 9. Jesús Arámbarri, In Memoriam, cc. 100-102.
Errentería, ERESBIL, sig. AP1/631.
Pero el Dies irae no es la única cita que encontramos en esta partitura. Toda la primera
sección de la obra, un Andante, emplea como tema principal Al alimón, al alimón, melodía
primera de Así cantan los chicos, de Jesús Guridi. Arámbarri escogió esta melodía popular,
porque le fue aplicada una letra original de Juan Carlos Gortázar. El tema popular se
desarrolla en constantes fases modulantes. En el siguiente ejemplo, la trompa, con un papel
melódico muy propio de las orquestaciones francesas cita casi al completo el tema popular:
353
Otro detalle que revela la sonoridad debussysta de la partitura es el uso de la sordina en
los vientos metales:
Un rasgo contrapuntístico y que contribuye a generar una textura orquestal más compleja
es el uso de procedimientos de transformación imitativa, como aquí la aumentación.
Arámbarri muestra así un gran dominio del contrapunto y gusta de establecer diferentes
estratos rítmicos:
La siguiente obra relevante de este periodo data del 19 de marzo de 1931, coincidiendo
con el segundo curso de Arámbarri como alumno de Dukas. Se trata de las Ocho canciones
vascas para soprano y piano. Dedicada a Josefina Roda, quien más tarde sería su mujer, esta
obra fue muy poco después transcrita para soprano y orquesta. Basándose en ocho canciones
populares vascas, Arámbarri escribió en primer lugar la partitura para soprano y piano, cuyo
manuscrito se conserva y contiene dos documentos.37 El primero de ellos es la partitura para
soprano y piano, y el segundo solo la partitura de la parte de soprano. Sin embargo, en este
segundo documento, encontramos el título “Ocho canciones vascas para soprano y orquesta”
y todo un listado de ciudades españolas y fechas que van desde el 27 de octubre de 1946 hasta
el 18 de febrero de 1949, anotadas sobre la misma portada:
355
Imagen 8. Portada de la partitura de Jesús Arámbarri, Ocho canciones vascas.
Errentería, ERESBIL, sig. A152/A-26.
Podríamos pensar que este listado de ciudades y fechas fueron las ocasiones en las que
esta obra se interpretó en España. Sin embargo, un rastreo por la prensa de la época nos
desvela que la obra fue estrenada en 1932. Concretamente el 1 de noviembre de 1932 el
periódico El Sol se hacía eco del estreno de la obra, dirigido por el propio Arámbarri e
interpretado por Josefina Roda, pareja del compositor, y la Orquesta Sinfónica de Madrid:
Por las fechas anotadas en la contraportada de la partitura, pareciera que la versión para
orquesta hubiera sido escrita muchos años después a la primera versión para soprano y piano,
sin embargo, la partitura para soprano y orquesta que se conserva de esta obra tiene la misma
fecha en su subtítulo: 19 de marzo de 1931.41 Como dato curioso, esta fuente conserva una
dedicatoria a la cantante Teresa Berganza, a quien el propio Arámbarri regaló la partitura en
1956: “A Teresa Berganza, feliz y entusiasta intérprete de estas canciones, con profundo
agradecimiento. Jesús Arámbarri. Madrid, 16 de diciembre de 1956”.
4-XI-1932, p. 8.
41 Errentería, ERESBIL, sig. E-ARA-06/A-03.
357
Por otro lado, nos parece reseñable la tipología de obra elegida por Arámbarri: canciones
populares. No podemos olvidar que en España ya existía una tradición de cultivo de este
género, siendo el antecedente más célebre las Siete canciones populares españolas de Falla (1914)
y la continuadora más representativa del contexto cultural y musical de Arámbarri, las Diez
melodías vascas de Guridi (1941).
Esta versión para soprano y orquesta nos permite dilucidar algunos avances en su
capacidad como orquestador y compositor. De las ocho canciones, algunas de ellas presentan
una plantilla muy reducida con tan solo dos flautas, dos clarinetes y sección de cuerda frotada.
Es el caso de las dos primeras canciones. Sin embargo, a partir de la tercera encontramos una
plantilla que incluye flautas, oboes, clarinetes, fagotes, trompas, arpa y cuerda frotada.
Ejemplo 15. Jesús Arámbarri, “Meremaitia”, Ocho canciones vascas, cc. 22-27.
Errentería, ERESBIL, sig. A152/A-26.
Como vemos, la cuerda frotada recibe un tratamiento mucho más sofisticado que en sus
anteriores composiciones. En este caso en concreto crea ocho voces diferentes aun
prescindiendo de los violonchelos y los contrabajos.
Otro de los momentos de esta obra donde destaca la cuerda frotada es en la séptima
canción, “Anderegeya”. En esta parte de la obra Arámbarri lleva al máximo el uso de divisi
en todos los instrumentos, generando hasta nueves voces: violines 1º en divisi a 3, violines 2º
en divisi a 3 y un solo de violonchelo diferenciado del resto. Mostramos a continuación unos
compases de la misma:
Ejemplo 16. Jesús Arámbarri, “Anderegeya”, Ocho canciones vascas, cc. 32-36.
Errentería, ERESBIL, sig. A152/A-26.
359
Pero no es solo la escritura de la sección de cuerda la que deja entrever los nuevos
recursos de Arámbarri. Un instrumento especialmente trabajado por Dukas en sus obras
sinfónicas, el arpa, tiene un papel muy importante hasta en cuatro de las ocho canciones
vascas. En la cuarta canción, “Tun Kurún Kutún”, aparece por primera vez junto a la voz de
la soprano, realizando un acompañamiento muy trabajado:
Ejemplo 17. Jesús Arámbarri, “Tun Kurún Kutún”, Ocho canciones vascas, cc. 28-32.
Errentería, ERESBIL, sig. A152/A-26.
Ejemplo 18. Jesús Arámbarri, “Amak ezcondu ninduen”, Ocho canciones vascas, cc. 21-24.
Errentería, ERESBIL, sig. A152/A-26.
Como vemos, el conocimiento de Arámbarri sobre este instrumento y su escritura es
más profundo que el que mostraba en su Fantasie espagnole o sus Cuatro impromptus. Aunque
no se hayan conservado fuentes primarias de los consejos concretos que Dukas dio a
Arámbarri durante sus años en la École Normale de Musique, es evidente el salto dado en su
escritura musical, tratamiento de la cuerda frotada, utilización de nuevos instrumentos y
mayor envergadura de las obras afrontadas. Este salto se hace evidente entre 1929 y 1931 a
la luz de esta partitura y de las anteriormente citadas.
42 Diez Nadal, Ernesto: “Hablando con Jesús Arámbarri”. Errentería, Eresbil, sig. A152/J-50.
43 Consultado en http://www.eresbil.com/web/arambarri/Pagina.aspx?moduleID=1532&lang=es el 22-IV-
2017.
44 Consultado en http://www.balletsolaeta.com/index.php/es/ballet-vasco el 22-IV-2017.
361
Imagen 9. Escena del estreno de Aiko-Maiko de Jesús Arámbarri, el 9 de junio de 1964 en el
Teatro Arriaga de Bilbao.
Cuadro I: Escenas 1ª a 6ª, Danza del amor perdido, Danza de las plañideras,
Danza de la amistad perdida, Danza de la desesperación y Escena 7ª.
Intermedio.
Cuadro II: Escena 1ª, Escena 2ª, Danza de la primavera, Escena 3ª, Danza
de los Ángeles, Gran baile, Danzan los ángeles, Danza de Pimpilimpausa y Baile
General.
Cuadro III: Danza de las morcillas y las morcilleras dirigidas por el bello
Odoloste, Ariñ-Ariñ bailado por el pueblo y Danza final.
A nivel musical, incluye temas propios y melodías populares vascas como Lore pollita
ontzian, Ingurutxo, Mutil dantza o Txankorrinko.45 Estéticamente tiene una importante parte
vasca, tanto por la autoría de la historia como por la música popular utilizada. Por tanto, la
huella dukasiana en esta obra la debemos buscar en la propia orquestación.
En este sentido, Aiki-Maiko es la obra más ambiciosa del periodo parisino de Arámbarri.
La plantilla orquestal es muy amplia y variada, especialmente en la sección de vientos y en la
de percusión, donde incluye instrumentos como timbales, triángulo, pandereta, caja, platillos,
bombo, batería y tam-tam. Nos encontramos ante una pantomima en la línea de El corregidor
y la molinera de Falla y de tantas obras pantomímicas que se crearon a partir de la década de
1910 en España.46 El manuscrito original incluye anotaciones en las que se indica la acción de
los personajes en cada escena, lo que nos ha permitido observar cómo se subrayan los
movimientos de los personajes con determinados gestos instrumentales, lo que podríamos
denominar como una especie de “Mickey Mousing”, la técnica cinematográfica que hace
coincidir la música con los movimientos, pero en este caso aplicado a la acción del ballet.
Mostramos un ejemplo de ello a continuación, donde una bofetada es subrayada por una
nota en el timbal y un glissando en el arpa:
europea”. Trabajo Fin de Máster. Directora Elena Torres Clemente. Universidad Complutense de Madrid, 2016.
363
Pero más allá de este tipo de subrayados, presentes por el propio género del ballet
narrativo, la partitura presenta una complejidad en el tratamiento de las cuerdas frotadas que
no encontramos en sus partituras orquestales anteriores, la Fantasie espagnole y sus Cuatro
impromptus, ambas de 1929. Aquí, sin embargo, encontramos una sección de cuerdas mucho
más trabajada, con violines I, violines II, y uso de divisi en diferentes secciones:
Pero no solo en el uso del divisi se puede apreciar el tratamiento más refinado de la cuerda
frotada. En algunas secciones, llega incluso a dividir en tres líneas a los violines I y violines
II. En el ejemplo que ponemos a continuación, genera una sección en pppp con esta
subdivisión en las cuerdas para narrar uno de los momentos más surrealistas de la historia,
“del cuerpo de la bella sale una luz azulada”:
En este caso, Arámbarri no utiliza el arpa y el tam-tam a solas, sino que aparecen
acompañados de otros instrumentos de percusión. Sin embargo, en uno de los momentos
más importantes de la historia, la desaparición del personaje de Odoloste, el vasco opta por
el tam-tam solo en la sección de percusión junto con unos armónicos del arpa:
365
Ejemplo 24. Jesús Arámbarri, Aiki-Maiko, cc. 234-239.
Errentería, ERESBIL, sig. AP1-615.
Como vemos, el compositor de Aiko-Maiko o de las Ocho canciones vascas para soprano y
orquesta parece ser otro al que escribió aquel inocente pasodoble para quinteto de cuerdas
titulado A orillas del Sena. La evolución como compositor y orquestador de Arámbarri durante
sus cuatro años en París es indudable. Por ello, consideramos que los tres años en las aulas
de la École Normale de Musique bajo la tutela de Dukas dieron sus frutos a la vista de sus
últimas dos partituras orquestales firmadas en París. Respecto a la buena relación que el joven
músico mantuvo finalmente con su maestro, vemos a continuación una fotografía de Dukas
con una cariñosa dedicatoria para Arámbarri firmada por el francés:
A pesar de este aprendizaje como compositor, es cierto que la carrera de Arámbarri tras
su paso por París se inclinó mucho más poderosamente hacia el mundo de la dirección,
dejando su faceta compositiva no abandonada pero sí en un segundo plano. Sin embargo,
¿hubiera sido Arámbarri uno de los mejores directores de orquesta españoles de la época sin
esa formación compositiva previa impartida por Dukas? Definitivamente no.
367
CAPÍTULO 6.
A CONTRATEMPO:
MARÍA DE PABLOS EN UN MUNDO PARA HOMBRES
Tal y como ha demostrado la hasta ahora única biografía sobre la compositora, escrita
por Mariano Gómez de Caso, De Pablos nació en Segovia el 8 de noviembre de 1904 y era
hija del matrimonio formado por Pablo de Pablos –funcionario de correos– y Manuela
Cerezo.2
1 Nochlin, Linda: “¿Por qué no han existido grandes artistas mujeres?” en Crítica feminista en la teoría e historia del
arte, Cordero, Karen y Saenz, Inda (comps.). México: Universidad Iberoamericana (Cdmx), Programa
Universitario de Estudios de Género de la Unam, Conaculta-Fonca, Curare, 2001, pp. 17-44.
2 Gómez de Caso, Mariano: María de Pablos Cerezo. Compositora musical segoviana. Segovia: Ayuntamiento de
369
Imagen 1. Pablo de Pablos y Manuela Cerezo.
Fotografías cedidas por Nacho Arimany.
Su familia se trasladó a Madrid en 1914 por motivos laborales del padre y allí las tres hijas
–María, Juliana y Trinidad– recibieron formación académica y desarrollaron carreras
profesionales. Gracias a varias fuentes conservadas en el archivo del RCSMM, hemos podido
constatar que los padres solicitaron varios justificantes médicos y escolares de sus hijas en
Segovia en agosto de 1914, por lo que es muy probable que su traslado definitivo a Madrid
se produjera en el mes de septiembre, coincidiendo con el inicio del nuevo curso escolar.3 En
uno de los certificados médicos encontramos datos inéditos como la dirección del domicilio
familiar en Segovia (Calle de Domingo Soto, número 1) o el nombre completo de la
compositora: María de la Fuente Hermosa de Pablos Cerezo.
María de Pablos fue una de las pocas mujeres de su tiempo que recibió una amplia
formación académica gracias al interés de su padre porque sus hijas pudieran realizar una
carrera profesional. Respecto a su educación, sabemos que, desde los diez años de edad,
recién llegada a la capital, fue alumna del Conservatorio de Madrid, al igual que su hermana
Imagen 2. María de Pablos (en el centro, arriba) junto a sus hermanas Trinidad (izquierda) y Juliana
(derecha). Fotografía cedida por Nacho Arimany.
371
Imagen 3. Expedientes de María de Pablos como alumna del Conservatorio madrileño.
Si nos fijamos más detenidamente en los años en los que cursó estudios, observamos
que realizó la mayor parte de su formación hasta 1927 y que tras un lapso de más de una
década (en el que se trasladó a Roma en calidad de becaria, se formó en París y vivió la Guerra
Civil española) retomó en 1941 estudios oficiales en el mismo Conservatorio madrileño,
matriculándose en asignaturas como Folklore, Estética e Historia de la música o
Acompañamiento.
Sobre su paso por el Conservatorio, debemos tener en cuenta las circunstancias de las
mujeres que estudiaban música en este centro educativo. A este respecto, la tesis doctoral de
María Nieves Hernández Romero demuestra cómo desde mediados del siglo XIX, varias
alumnas empezaron a solicitar matricularse en las asignaturas de armonía y composición, a
pesar de que el reglamento de la época solo les permitía matricularse de las asignaturas
propias de los estudios de canto, piano o arpa.5 Sin embargo, la dirección del Conservatorio
no puso impedimentos para que en 1859 y por primera vez, una alumna, Virginia Camprubí,
pudiera cursar la asignatura de Armonía superior para poder continuar los estudios de
composición. En contra de lo que se pudiera pensar, los convencionalismos machistas de la
época eran un condicionante más fuerte que el propio reglamento del Conservatorio a la hora
de elegir asignaturas y especialidades por parte de las mujeres, ya que esta institución, desde
su fundación, contempló una formación profesional en la música para ambos sexos.
Por otro lado, Hernández demuestra también que no existían diferencias ni salvedades
en los métodos y programas de las asignaturas entre hombres y mujeres, por lo que el nivel
de exigencia para ambos debía de ser el mismo.
Tras este brillante inicio, De Pablos inició la asignatura de composición en 1921, bajo la
tutela del profesor y compositor Conrado del Campo. Aunque no se han conservado fuentes
primarias del contacto entre la segoviana y su maestro madrileño, sí que podemos dilucidar
la influencia inevitable de uno de los compositores españoles más importantes de la época.
Su perfil de profesor interesado por elevar el nivel cultural de sus alumnos y sus consejos de
escritura musical constante debieron sin duda animar a De Pablos a continuar sus estudios
de composición durante y tras su paso por el Conservatorio. De la faceta pedagógica de
5 Hernández Romero, María Nieves: “La educación musical de las mujeres en el Conservatorio de Madrid en el
siglo XIX y su proyección laboral y social”. Directores Pedro M. Alonso Marañón y María Nagore Ferrer. Tesis
doctoral. Alcalá de Henares, Universidad de Alcalá, 2017.
6 Recorte de prensa conservado y facilitado por Ignacio Arimany, sobrino-nieto de María de Pablos. No se
373
Conrado del Campo han dado buena cuenta los artículos de Julio Gómez,7 Christiane Heine8
y Luis García Iberni.9
Pero la formación musical no fue la única ocupación de María de Pablos en los años 20.
Tanto ella como su hermana, Juliana de Pablos, compaginaron sus estudios musicales con la
preparación de las oposiciones a Correos. Hijas de un funcionario del mismo cuerpo,
podemos deducir que el interés del padre por asegurar una carrera profesional a sus
descendientes llevó a ambas a compaginar estas ocupaciones. Además, no debemos olvidar
que el trabajo de auxiliar de Correos fue el primer puesto de funcionariado que las mujeres
españolas pudieron ejercer como trabajadoras públicas del Estado. Este logro de igualdad
para las mujeres, sin embargo, fue conseguido muy poco a poco, tal y como ha ilustrado el
investigador Juan Carlos Bordes:
En el verano de 1926 María de Pablos ganó una plaza de auxiliar femenina de Correos.
La prensa madrileña se hizo eco del proceso de oposición y del resultado de este. En junio
el diario La Nación publicaba las aprobadas en el primer ejercicio de la oposición, donde
María de Pablos sacó la mejor puntuación:
7 Gómez, Julio: “Recuerdos de un viejo maestro de composición [1959]” en Escritos de Julio Gómez, Iglesias,
Antonio (ed.). Madrid: Editorial Alpuerto, 1986, p. 276.
8 Heine, Christiane: “El magisterio de Conrado del Campo en la generación del 27: el caso de Salvador Bacarisse
y Ángel Martín Pompey” en Música española entre dos guerras, 1914-1945, Suárez-Pajares, Javier (ed.). Granada:
Archivo Manuel de Falla, 2002, pp. 97-132.
9 Iberni, Luis G.: “Conrado del Campo. El maestro”, Scherzo, Núm. 173, 2003, pp. 134-135.
10 Bordes Muñoz, Juan Carlos: “La depuración franquista de las funcionarias de Correos (1936-1975)”, Revista
Inés de Montero Boch, 21,97 puntos; Antonia Moreno Cortijo, 16,23; Emilia
Olmedilla Bautista, 16; Pilar Osuna Fajardo 21,81; María de Pablos Cerezo, 24,24;
Dolores Palancarejo Brun, 18,23; María del Pilar Paradinas Rojas, 16,30 e Inés
Peraire Gil, 20,03.11
Tan solo un mes más tarde, a mediados de julio, los medios se hacían eco de las
aprobadas en el segundo ejercicio, entre las que ganó plaza la segoviana:
Pese a tener garantizada ya una salida profesional, De Pablos continuó con sus estudios
musicales, lo que prueba su afición e interés en formarse en este campo, consiguiendo el
primer premio de composición en el Conservatorio tan solo un año después de su oposición.
En el verano de 1927, la prensa publicaba la concesión del premio:
375
Las dos partituras mencionadas en la noticia con las que María de Pablos ganó el primer
premio de composición todavía se conservan en el Centro de Documentación de Música y
Danza de Madrid (CDMD). Respecto a Castilla,14 se trata de un poema sinfónico. En el
reverso de la portada indica en italiano que la obra está inspirada en un poema de Manuel
Machado, “Fue en la época del Cid”, y que se divide en tres partes: 1ª La llanura castellana.
2ª El Cid parte a la guerra. 3º La niña y el Cid. También encontramos anotada la fecha de su
composición: “Madrid, 14 de junio de 1927”.
La otra composición con la que María de Pablos ganó el premio fue Ave Verum. Aunque
la noticia en prensa dice que la obra fue “cantada con acompañamiento de órgano” lo cierto
es que la partitura15 de la segoviana, que todavía conservamos, presenta la siguiente plantilla:
4 voces, órgano, pedal, flauta, clarinete en sib, violín 1º, violín 2º, viola, chelo y contrabajo.
La propia compositora anotaba sobre la partitura: “Motete a 4 voces mixtas. Curso de 1926-
1927. 5º año de composición”. No creemos casual que, precisamente en ese curso académico,
el expediente del Conservatorio que mencionábamos líneas arriba desvelara el dato de que la
segoviana se matriculó en 1º de órgano.16
Es muy probable que, tras matricularse en primer año de este instrumento, conocer su
técnica y posibilidades, la compositora decidiera componer para órgano la obra Ave Verum
ese mismo curso académico. Este detalle revela interés por su formación académica como
compositora.
Y ese interés y exigencia acabaron dando sus frutos. Tan solo un año más tarde, en el
verano de 1928, María de Pablos ganaba la oposición para la plaza por música en la Academia
de España en Roma. Esta institución, fundada en 1873, daba la oportunidad a artistas de
diferentes disciplinas a pasar tres años en la capital romana en régimen de pensión completa
para desarrollar su trabajo artístico.17 La Academia estaba formada por un director y doce
pensionados, ocho de ellos elegidos por rigurosa oposición y cuatro de mérito, por concurso
de artistas que gozaran de justa fama. Aunque la pensión tenía una duración de tres años, los
becarios solo tenían la obligación de residir en Roma el primer año, pudiendo instalarse en
diferentes capitales de Europa afamadas por sus monumentos, academias y museos,
poniéndolo en conocimiento del director. En la plaza de música, María de Pablos fue la
Gracias a esta noticia tenemos constancia de los trabajos exigidos para la oposición (una
fuga, un acto de ópera y una composición de carácter religioso) y del tribunal presidido por
Emilio Serrano que juzgó los trabajos.
Sin embargo, los datos más prácticos sobre la convocatoria de estas plazas (duración,
dotación, especialidades) los conocemos a partir del trabajo de Esteban Casado en un artículo
dedicado a la Academia de España:19
377
aspirantes acreditarán ser españoles y no haber cumplido treinta años […] –la
duración de la pensión sigue siendo de cuatro años– […]. Las oposiciones se
inician el 6-XII […] y en cuanto a la de música, es el acta del 4-VII-1928 la que
nos entera de que la plaza es para María de Pablos Cerezo. […]. En resumen, los
pensionados de la duodécima promoción son cuatro:
Con esta resolución de las pensiones María de Pablos hacía historia: era la primera mujer
en ganar una plaza en la Academia de España en Roma por oposición. De hecho, la única
mujer que había residido en la Academia con anterioridad era Carlota Rosales, la cual llegó al
Gianicolo a finales del siglo XIX sin ganar ninguna oposición y gracias al paternalismo de
algunos amigos de su fallecido padre, el pintor Eduardo Rosales, quien también fue en su día
director de la Academia. La singularidad del caso de Carlota Rosales, brillantemente analizado
por Isabel Tejeda Martín en uno de sus artículos,20 deja claro que la primera mujer que llegó
a San Pietro in Montorio por méritos propios fue María de Pablos.
20Tejeda Martín, Isabel: “Primeras pensionadas en Roma: de Carlota Rosales a María de Pablos” en Actas del
XII Congreso del Comité Español de Historia del Arte: Arte e identidades culturales. Oviedo: Universidad de Oviedo,
1998, pp. 685-692.
Tras la buena noticia de la obtención de la pensión, María de Pablos se mostraba
entusiasmada. Tan solo unos días después de la concesión, en el mismo mes de julio, María
era entrevistada en el Boletín Musical.21 Esta importante publicación incluía artículos
doctrinales, técnicos y sobre composición musical, así como crónicas e informaciones sobre
compositores, músicos, artistas, teatros, educación musical, profesorado, biografías y crítica.22
Incluía también composiciones poéticas y tuvo secciones bajo los epígrafes de “Miscelánea”,
“Sección amena” y “Noticias”, con breves sobre la actualidad musical. 23 Su redactor jefe fue
Ramiro de Adalgisa, y entre sus redactores y colaboradores se encontraban desde su
fundación en 1893, nombres tan importantes como Francisco Asenjo Barbieri, José Andréu
Figuerola, Carlos de Arroyo, Ramón Bonet, Gerardo Doval, Manuel Fernández Caballero,
Javier Gaztambide, José María Sbarbi y Tomás Bretón. También disponía de corresponsales
en capitales de provincia y otras importantes ciudades. Teniendo en cuenta la nómina de
colaboradores que tuvo esta publicación, es evidente la trascendencia que debió tener para
María de Pablos ser entrevistada por primera vez en un medio como este.
Rescatamos a continuación algunos fragmentos de esta entrevista que dejan entrever los
gustos, opiniones y proyectos en el extranjero de la joven compositora:
21 Aznar, Miedes: “Hablando con María de Pablos Cerezo, que ha obtenido la pensión de Roma”, Boletín Musical,
Núm. 6, VIII-1928, pp. 2-3.
22 Información sobre la revista consultada en la Hemeroteca Digital de la BNE:
http://hemerotecadigital.bne.es/details.vm?lang=es&q=id:0003745391 el 30-VII-2018.
23 Ibid.
379
musical itliano, sin embargo, ¿el pensionado de estudios musicales más bien
debiera de encaminarse hacia Francia o Alemania?...
— Mire usted, yo creo –nos dice con vehemencia María de Pablos– que, así
como hay un arte alemán, un arte francés y un arte ruso, puede haber también un
arte español. Creo que no tenemos necesidad de ir a copiar a ninguna parte...
— ¿Y era?...
— ¿por Ricardo [sic] Strauss, Debussy, Ravel, Stravinsky, Falla, ¿siente usted
admiración?
— La pensión son cuatro años, con la asignación anual de seis mil pesetas...
Los envíos del pensionado son: un cuarteto, una composición religiosa, un
poema sinfónico, una ópera...
Como vemos, ya en esta entrevista habla del posible plan de ir a estudiar a Francia, objeto
de nuestro interés que trataremos de analizar en las próximas páginas. Sin embargo, queremos
ahora extraer algunas conclusiones acerca de sus preferencias estéticas que se destilan de esta
entrevista.
Es destacable que “el compositor español de su predilección” sea Ruperto Chapí y que
los nombres de Falla, Albéniz, Granados o Turina solo salgan mencionados por el propio
entrevistador, que casi fuerza en dos ocasiones a que María de Pablos se pronuncie sobre
ellos. Este detalle, junto al dato de que su profesor de composición en el Conservatorio
madrileño fue Conrado del Campo, nos hace pensar que la compositora se encontraba, al
menos a esa temprana edad, en una línea estética más conservadora y alejada de las últimas
novedades europeas. Por otro lado, esta posición era normal teniendo en cuenta que hasta el
momento solo había cultivado los géneros de mayor tradición que el Conservatorio le exigía
y que, como vemos, también le iban a imponer componer en la Academia de España en
Roma: un cuarteto, una composición religiosa, un poema sinfónico y una ópera.
Por otro lado, llama la atención la “vehemencia” con la que defiende un “arte español”.
El comentario “Creo que no tenemos necesidad de ir a copiar a ninguna parte” muestra su
creencia en la necesidad de una escuela musical española con voz propia; escuela que
precisamente se venía fraguando desde las últimas décadas.
Por último, otra de sus respuestas en esta entrevista desvela el orgullo que la propia María
de Pablos tenía respecto al hito histórico que suponía ser la primera mujer en ganar una
oposición para la Academia de España en Roma. Ella misma se encarga de enfatizarlo al ser
preguntada por la oposición: “Tres concursantes. Mujer, solamente yo”. Pero como en todos
381
los procesos de emancipación de la mujer, la protagonista del cambio histórico lo fue sin
tener consciencia de las hostilidades que le tocaría batallar por su condición de mujer en un
mundo creado por y para hombres.
La primera problemática era clara: una mujer viviendo sola en el extranjero en una
Academia llena de hombres. La propia sociedad española de la época y la recalcitrante
educación religiosa en la que se había criado la segoviana, autorizaban y promovían la
descalificación y la crítica hacia cualquier mujer que viviera en las circunstancias que la propia
beca de Roma le exigía. Por ello, tanto la compositora como sus propios padres, tras la alegría
por la obtención de la plaza, realizaron una serie de movimientos, contactos y
comunicaciones para conseguir que De Pablos pudiera marcharse a vivir a Roma con su
madre y a ser posible fuera de esa Academia llena de hombres de su edad.
[…] me permito molestarle con el ruego de que atienda con todo el interés y
cariño a la señorita María de Pablos, compositora de música, que va a la
Academia de Bellas Artes de España en Roma pensionada por el Ministerio de
Estado.
Tengo buena amistad con su padre, y tratándose de una señorita –creo que
es el primer caso en que lo es un pensionado a Roma– va acompañada de su
madre, “desorientada” e “intimidada”. Todo cuanto pueda hacer en su obsequio
se lo agradeceré de todo corazón.24
24«[…] me permeto molestarlo amb el prec de que se serveixi atendre amb tot interés i carinyo a la senyoreta María de Pablos
Cerezo, compositora de música, que va a l’Academia de Bellas Arts d’Espanya en Roma, pensionada per el Ministeri d’Estat.
Tinc bona amistat amb el seu pare ; i tractanse de una senyoreta –crec que es el primer cas en que ho es un pensionat a Roma– hi
va, acompanyada de la seva mare, “desorientada” i… “intimidada”. Tot quant puga fer en el seu obsequi, li agrairé de tot cor».
Roma, RAER, sig. I-66.
supuestos peligros que ello conlleva. Por otro lado, el hecho de que Rovira utilice comillas
para los adjetivos “desorientada” e “intimidada” hace intuir que son los calificativos
utilizados por el padre. Por último, el hecho de comunicar al director de que “va acompañada
de su madre” tiene una segunda intención más allá de la meramente informativa como
veremos en las siguientes líneas.
Pero no solo fue el amigo del padre quien puso en antecedentes a Miguel Blay sobre la
llegada de la compositora y su madre. El propio Emilio Serrano, quien presidió el tribunal de
la oposición para la obtención de la pensión, escribía al director de la Academia el 4 de
septiembre:
Aunque el tono de Emilio Serrano es mucho más relajado y menos paternalista que el
de Rovira, la expresión “irá con su mamá” sigue teniendo esa connotación de infantilización
de una mujer adulta. Precisamente en la misma fecha, el 4 de septiembre, escribía la propia
compositora su primera carta al director de la Academia, Miguel Blay:
383
esto en el Reglamento terminantemente prohibido, yo le ruego extreme su
benevolencia permitiéndome vivir con mi madre en una casa particular, pero
conservando aquí mi cuarto y mi estudio, y dispensándome al propio tiempo de
hacer la comida diaria a que en este caso alude el Reglamento.
Pero aparte de esta carta, otra fuente también nos confirma que la madre se instaló en
Roma junto a su hija. Se trata de una foto junto a una postal, enviadas desde Roma al
domicilio familiar de Madrid (Campomanes, 13) firmada por María de Pablos y su madre
Manuela, en la que escriben un escueto mensaje: “A mi queridísimo esposo e hijas, estamos
mal pero no importa, os quieren mucho, Manuela y María”.28
Manuela Cerezo no parecía estar disfrutando en exceso su nueva vida en Roma, ya que,
como veremos en las próximas páginas, solo veía inconvenientes en el hecho de que dos
Pero, si el texto de la postal es elocuente, aún lo es más la foto que la acompañaba y que
mostramos a continuación. Los gestos adustos reflejan las dificultades de adaptación que
sufrieron madre e hija, debido al choque producido entre las expectativas artísticas de De
Pablos y las convenciones sociales de la época:
Vemos aquí una de las paradojas del caso de María de Pablos: por un lado, se le estaba
dando por primera vez la oportunidad a una mujer de ser tratada en igualdad de condiciones
al resto de sus compañeros, pero a la vez las exigencias morales y sociales que tenía que sufrir
una mujer española de los años 20 (exigencias fabricadas y sustentadas por hombres), le
impedían vivir con normalidad en la Academia.
385
de Pablos, podemos perfilar mejor la personalidad de Manuela Cerezo: “mi abuela era una
persona totalmente posesiva y absorbente, que jamás dejó que su hija se independizara como
adulta. Sin embargo, mi abuelo había educado a sus tres hijas para que tuvieran una formación
académica y una carrera profesional con independencia económica. De hecho, las tres
estudiaron carrera con excelentes resultados, algo muy poco común en la época”.29
Nota: Este papel lo dejó la Señora de Pablos para que me fuera entregado el
día 27 noviembre de 1928. El día 29 se presentó con otro escrito corregido y
aumentado que no estando escrito por la Pensionada me negué a recibir, diciendo
en voz de amenaza que, ya que yo no quería, lo recibiría el Sr. Ministro.30
Esta nota nos revela varias cosas: que el nivel de tensión entre ambos fue muy grande,
dada la “amenaza” de María de Pablos para ser atendida en sus peticiones y, sobre todo, el
detalle más importante, que el texto entregado no estaba escrito por la propia compositora.
La prueba de que ni el escrito entregado el día 27 ni el entregado el 29 estaban redactados
por la pensionada es que la carta del 27 (que es la única que conservamos) exige en tercera
persona. Mostramos a continuación dicha carta:
387
Pero no solo la autoría oculta de la madre es importante en esta carta, sino que las propias
exigencias realizadas merecen un análisis detallado. Al parecer, al haber tenido que renunciar
a ese primer deseo de vivir fuera de la Academia en una casa particular junto a la madre, la
compositora tuvo que aceptar vivir en la institución y por este motivo las nuevas peticiones
plasmadas en este escrito van dirigidas a aislarla totalmente del contacto con el resto de
pensionados varones. Una vez más, el miedo a perder la reputación de una mujer joven
soltera rodeada de hombres. Pero no solo está latente el machismo, sino también el
conservadurismo y la ideología católica, especialmente en la exigencia nº 2, donde la mujer
dedicada a su servicio tiene que “haber observado y observar buena conducta y tener
creencias religiosas”. En definitiva, todo un despliegue de medidas para aislar lo máximo
posible a la joven compositora de la “amenaza” masculina y mantenerla en las buenas
maneras cristianas. Este hecho, además, suponía un empobrecimiento desde el punto de vista
del intercambio artístico e intelectual, pues uno de los beneficios fundamentales de la beca
era precisamente el estar rodeada de colegas pertenecientes a diferentes ramas del saber, lo
que incentivaría el debate y el enriquecimiento mutuo.
La muestra de que la petición de María de Pablos no fue atendida y del carácter insistente
de la compositora es la siguiente carta que la segoviana envió al director. Tan solo tres
semanas más tarde, el 15 de diciembre de 1928, y tras dar por perdida su petición de vivir en
“una casa particular” con su madre, de Pablos presentaba nuevas exigencias al director de la
Academia:
[…] con el debido respeto y consideración […]: que siendo el primer caso que
entre pensionados haya una señorita cosa que el Reglamento no ha previsto por
estar hecho con anterioridad a las oposiciones y no dudando de la caballerosidad
y nobleza de sus sentimientos:
Suplica a V.E, si lo cree justo, que para poder estar en la Academia como el
Reglamento exige y es mi deber, el dormitorio y estudio estén en distinto sitio
que el de los otros pensionados; el desayuno, comida y cena en mi cuarto y
autorizar a mi madre para que esté conmigo y duerma en mi habitación, pudiendo
así acompañarme a conciertos, conferencias, etc, etc ya que todo esto me es de
suma necesidad para cumplir debidamente con mis deberes de pensionada.31
31 Ibid.
Como vemos, el asunto de las noches seguía inquietando a la compositora y a su madre
pero también la requería para las salidas externas, por lo “inapropiado” de la situación. En
contra de lo que pudiera imaginarse con tal número de restricciones, la actividad de la
segoviana en Roma en esos primeros meses de pensionado fue muy intensa y provechosa,
tal y como ella misma escribía en uno de sus informes enviado al secretario de la Academia,
Hermenegildo Estevan, el 21 de enero de 1929, tras apenas 3 meses y medio como
pensionada:
Por otro lado, es destacable la importante oportunidad para formarse que esta beca
otorgó a María de Pablos, la cual cursó desde su llegada a Roma estudios de diversas materias
como historia de la música, polifonía o canto gregoriano y fue alumna del Conservatorio
32 Ibid.
389
romano de Santa Cecilia. Llaman la atención la selección de asignaturas cursadas, propias de
una formación tradicional y rigurosa.
En medio de esta intensa actividad, la compositora recibió en febrero de 1929 una postal
de Joaquín Turina, lo que demostraría que el compositor y María de Pablos ya se conocían
con anterioridad y que mantenían una relación de amistad personal:
Esta conexión entre Turina y María de Pablos podría tener su origen en Conrado del
Campo, ya que, según señalamos con anterioridad, este fue profesor de composición de la
segoviana durante sus estudios en el Conservatorio madrileño y a su vez era miembro del
“Quinteto Madrid”, la agrupación camerística fundada en 1919 de la que también formaba
parte Joaquín Turina. Por ello, es muy probable que ambos se conocieran en Madrid a través
del propio Conrado del Campo. Esto también evidenciaría que el nombre de María de Pablos
empezaba a ser conocido entre importantes compositores de la escena madrileña de los años
veinte. Recordemos que Emilio Serrano también respaldó su carrera, pues fue el presidente
del tribunal de la oposición de Roma. Llama la atención que estos contactos sean siempre
con compositores de una generación mayor a la suya, y que no quede rastro documental de
posibles amistades con músicos de su misma generación.
33 Ibid.
391
Imagen 7. Programa del concierto en la casa de España en Roma, 26 de mayo de 1929.
Roma, RAER, sig. I-66.
Los ecos de este concierto que se celebró en la céntrica Via dei Condotti de Roma
llegaron hasta la prensa española que recogía en críticas como la siguiente el éxito ante el
público del primer estreno de María de Pablos en la capital italiana:
La “pensionada” Trinidad Carreras que aparece mencionada en esta noticia era una
soprano aragonesa que se encontraba realizando sus estudios superiores de música en Roma
gracias a una beca de la Diputación de Zaragoza que nada tenía que ver con la pensión de la
Real Academia de España en Roma.35
Intuimos que esta inauguración fue una cita de gran importancia para la Academia de
España en Roma y el hecho de que Miguel Blay, director de la misma, diera un importante
espacio del concierto al estreno de la nueva obra de María de Pablos así como a su faceta
como pianista, muestra su confianza en el trabajo y la capacidad de su nueva pensionada,
dejando de lado los problemas que hubo entre ambos para determinar las condiciones de su
instalación. Estos problemas, además, vinieron dados por ser la primera mujer que ganaba
una plaza en la Real Academia de España en Roma, ya que ni el reglamento de esta institución
contemplaba normas específicas o referencias concretas acerca de las posibles pensionadas
mujeres ni el director de la misma, Miguel Blay, se había visto antes en una situación como
esa: recibir a una mujer en calidad de becaria. Esta falta de precedentes es, precisamente, lo
que llevó a la Academia y a su director a tratarle en igualdad de condiciones que al resto de
becarios hombres, pero, no nos engañemos: este trato igualitario no vino dado por una
mentalidad aperturista de la institución y sus dirigentes sino, sencillamente, por no saber qué
hacer ante una situación absolutamente nueva para la que no existían normas ni precedentes.
Tanto es así que en 1928 la Academia de España en Roma ni siquiera se había planteado
todavía la posibilidad de, al menos, crear un espacio separado para mujeres dentro de su
edificio, algo que otras instituciones como la Residencia de Estudiantes de Madrid ya habían
contemplado desde hacía años con la creación de la Residencia de Señoritas.36
34 C.E: “Inauguración del nuevo local de la Casa de España en Roma”, La Lectura Dominical, Madrid, 22-VI-
1929, p. 9.
35 C.: “Música y versos en el círculo de Bellas Artes”, ABC, Madrid, 30-IX-1936, p. 65.
36 Cuesta Bustillo, Josefina; Merino Hernández, Rosa María; Turrión García, María José: La Residencia de Señoritas
393
Tras el evento del 26 de mayo con motivo de la inauguración de la Casa de España,
algunos recortes de prensa italiana conservados en el expediente de la compositora y muy
probablemente recopilados por ella misma, nos desvelan que se produjo otro concierto en
Roma, el 31 de mayo de 1929, pero esta vez en el Augusteo, la célebre sala de conciertos
romana construida sobre el mausoleo de Augusto y que fue demolida en 1936. En este
segundo concierto se interpretó la nueva obra de María de Pablos, Sonata romántica, y Castilla,
el poema sinfónico con el que un año antes había ganado el primer premio de composición
en el Conservatorio madrileño. El concierto del 29 de mayo de 1929 al que nos estamos
refiriendo ha sido ampliamente estudiado por la musicóloga Fátima Bethencourt en su
proyecto de investigación “El Concierto de las Academias Extranjeras en Roma (1929) como
ejemplo de colaboración musical durante el Período de Entreguerra”.37 En este trabajo la
autora demuestra cómo el concierto estuvo dedicado exclusivamente al estreno de obras de
los jóvenes compositores pensionados de las Academias Americana (Robert L. Sanders y
Alexander L. Steinert), Francesa (René Guillou y Edmond Gaujac) y Española (Fernando
Remacha y María de Pablos).
37 Processi 143. Catálogo de exposición. Roma: Real Academia de España en Roma, 2016, pp. 24-27.
Ella es sin duda uno de los primeros compositores de nuestra era, privada
de la exageración por la exageración, al igual que algunos de sus colegas, y en el
lugar de una singular frescura de expresión.38
A pesar de que este crítico menciona en líneas anteriores el estreno de la Sonata romántica,
pone su foco de atención y de halago en Castilla. Creemos significativo que destaque la
“sobriedad” de la obra y que técnicamente la sitúe en la tradición neo-romántica, ya que
ambos calificativos son los utilizados habitualmente para hablar de la obra de Paul Dukas,
quien se convertiría en su maestro en París tan solo unos meses más tarde. Nos parece
también interesante la vinculación de María de Pablos con la retaguardia, con premisas
estéticas y técnicas desvinculadas del Grupo de los Ocho lo que explicaría, junto al hecho de
ser mujer, el olvido historiográfico de su figura.
Gracias a otra de las crónicas italianas del concierto, esta vez la del periódico Il giornale
d’Italia, sabemos que en el mismo concierto se interpretó una obra de Fernando Remacha,
Homenaje a Góngora, que había sido también pensionado de la Academia de España en Roma
en composición. Llama la atención que en esta crónica solo se mencione la obra Castilla de
María de Pablos, de la que se dice escuetamente que “tiene más de wagneriano que del
pintoresco folklore de su tierra”39, y que no se informe del estreno de su nueva obra.
38 «Il suo poema sinfonico si impone per mole e per siccurezza di strumentazionne. In esso piu de la genialità delle risorse tecniche,
le quali non oltrepassano la tradizione della scuola neo-romantica latina, sono notevoli la sobrietà dei colori e la sostenutezza
dell'impeto lirico. Più felicemente condotte ci parvero la prima (Pianura castigliana) e la secondaparte). La terza, ed ultima, divaga
o per meglio dire ripensa eccessivamente, e s'involge in esercitazioni strumentali sapienti, ma di minore effetto. La De Pablos riscosse
calorosi applausi e fu cavallerescamente richiamata più volte sul podio. Ell e certo fra le primissime compositrice dell'età nostra,
priva della preocupazzione di strafare, come alcune sue colleghe, e fornita invece di una singolare freschezza di espresione». Mom,
Roma, 6-VI-1929, p. 3.
39 «[…] ha più del wagneriano che del pittoresco folklore della sua terra». “Le Accademie estere all’Augusteo”. Il Giornale
Margarita: Fernando Remacha, una vida en armonía. Tudela: Ayuntamiento de Tudela; Gobierno de Navarra,
Departamento de Educación, Cultura, Deporte y Juventud, D.L., 1996; Peñas García, María Concepción:
Jornadas en torno a Remacha y la Generación del 27. Pamplona: Universidad Pública de Navarra, 2000.
395
una tesis doctoral,41 y dos artículos en The New Grove Dictionary y en el Diccionario de la música
española e hispanoamericana dedicados a Remacha, mientras que a María de Pablos solo se le ha
dedicado una breve biografía divulgativa sin carácter científico y algunas menciones aisladas
en artículos que estudian cuestiones sobre la Academia de España en Roma o sobre
compositoras españolas olvidadas.42 Respecto a diccionarios musicales, De Pablos ni siquiera
aparece en The New Grove Dictionary, mientras que en el Diccionario de la música española e
hispanoamericana se le dedica una brevísima entrada de 18 líneas,43 frente al extenso artículo de
8 páginas a doble columna sobre Fernando Remacha.44 También Adolfo Salazar participó en
esta discriminación por género al incluir a Fernando Remacha en La música contemporánea en
España, mientras que María de Pablos ni siquiera es mencionada en este importante trabajo
del musicólogo.45
Vemos, una vez más, cómo la historiografía pone el foco sobre los hombres,
preferentemente de vanguardia, mientras que las mujeres y las tendencias estéticas menos
rupturistas son sistemáticamente obviadas, como nos muestra el ejemplo de María de Pablos.
Pero sigamos ahora con las reacciones a Castilla. No todas fueron positivas y en una de ellas
en concreto la comparación con su compatriota Fernando Remacha le hizo salir perdiendo:
Como vemos, este crítico no da ninguna razón objetiva ni musical acerca de esa posible
inferioridad, de hecho, reconoce la desenvoltura y el buen oficio de la compositora. Esto
convierte su valoración, cuanto menos, en discutible. Quizá el carácter conservador de esta
41 Andrés Vierge, Marcos: “El compositor Fernando Remacha”. Tesis Doctoral. Directores: María Antonia
Virgili Blanquet y Ángel Medina Álvarez. Valladolid, Universidad de Valladolid, 1997.
42 Gómez de Caso, Mariano: María de Pablos Cerezo. Compositora musical segoviana. Segovia: Ayuntamiento de
Rodicio, Emilio; Fernández de la Cuesta, Ismael; Lopez-Calo, José (coord..). Madrid: Sociedad General de
Autores y Editores, D.L. 1999-2002 , vol. 8, p. 331.
44 Andrés Vierge, Marcos: “Remacha Villar, Fernando” en Diccionario de la música española e hispanoamericana,
Casares Rodicio, Emilio; Fernández de la Cuesta, Ismael; Lopez-Calo, José (coord..). Madrid: Sociedad General
de Autores y Editores, D.L. 1999-2002, vol. 4, pp. 97-104.
45 Salazar, Adolfo: La música contemporánea en España. Oviedo: Universidad de Oviedo, 1930.
46 «La signorina De Pablos con il poema sinfónico Castilla non ha saputo conservare la posizione conquistata dal suo compatriota
Remacha. Malgrado non le facciano difetto una certa disinvoltura ed una buona conoscenza del mestiere». M.L.: “Il concertó
delle Accademie estere all’Augusteo”, Il Lavoro Fascista, Roma, 2-VI-1929. Roma, RAER, sig. I-66.
publicación, Il Laovoro Fascista, tenga también que ver en esa comparación hombre-mujer en
la que hacen salir perdiendo a la española.
Es llamativo también el escaso eco que este concierto tuvo en España en relación al
importante número de medios italianos que lo recogieron. De hecho, tan solo ABC publicó
un pequeño texto al respecto, destacando la participación de los españoles Fernando
Remacha y María de Pablos. Vemos aquí cómo se destaca la obra de la segoviana:
47 «[…] fu coronata da un cordialissimo aplauso che obbligò l’autrice a presentarsi tre volte». “Le Accademie estere all’
Augusteo”. Corriere d’Italia, Roma, 2-VI-1929. Roma, RAER, sig. I-66.
48 «[…] una forte assimiliazione di elementi wagneriani e straussiani». Vice: “Il concerto delle Accademie e Estere
397
sin fecha, deducimos por su contenido que fue escrita en el verano de 1929, en el que está
dando cuentas del último trimestre de su primer año en Roma:
Como vemos presentó la Sonata romántica como su trabajo de primer año y recalcó el
concierto en el que se interpretaron sus obras. Tras este primer curso (octubre 1928 – junio
1929) María de Pablos pasó el verano visitando la Exposición Internacional de Barcelona y
la Exposición Iberoamericana de Sevilla gracias a un permiso especial concedido por Miguel
Blay a los pensionados para que asistieran a una cita cultural española tan importante. La
compositora, como siempre, realizó todo su viaje por España junto a su madre. En otra de
sus cartas enviadas a Hermenegildo Estevan, secretario de la Academia, narra por qué
ciudades ha pasado y que actividades culturales ha realizado en cada una de ellas:
María de Pablos y su madre aprovecharon al máximo su viaje por España, ya que no solo
visitaron las Exposiciones de Sevilla y Barcelona, sino que también asistieron a varios
conciertos e incluso hicieron turismo por otras ciudades. Ello demuestra el interés de la
segoviana por escuchar música de diferentes compositores y latitudes y testar el pulso
artístico del momento. Esta oportunidad fue brindada por el propio Miguel Blay y era una
52 Ibid.
53 Ibid.
399
de las muchas consecuencias positivas del pensionado de Roma, ya que la formación y visión
internacional de la música de la compositora fue exponencialmente aumentada gracias a
experiencias como esta.
Y muestra de esa apertura de miras es que, a principios de 1930, María de Pablos decidió
ampliar su formación musical en el extranjero, una posibilidad que la Academia de España
en Roma ofrecía a todos sus pensionados. En esta circunstancia se unieron los caminos de
Paul Dukas y María de Pablos, ya que la segoviana eligió París y la École Normale de Musique
para ampliar sus conocimientos musicales.
Aunque la razón que De Pablos esgrime para justificar su ausencia de Roma y de París a
23 de enero sea una enfermedad, el desarrollo de los acontecimientos posteriores a esta carta
nos hace pensar que quizá la compositora quiso alargar su estancia madrileña y postergar su
llegada a París a la espera de la posibilidad de interpretar su música en Unión Radio, hecho
que se produciría a principios de marzo.
Otra posibilidad es que, sumado a este hecho, De Pablos se hubiera quedado en Madrid
por motivos laborales. Decimos esto porque hemos podido comprobar entre los expedientes
personales del profesorado del Conservatorio madrileño que María de Pablos fue nombrada
sustituta de solfeo de la profesora Rafaela González y Fernández el 5 de noviembre de 1927
y ostentó este nombramiento hasta el 22 de septiembre de 1931, por lo que durante ese
período podría haber realizado sustituciones más o menos breves a la profesora titular.
Teniendo en cuenta que María de Pablos comenzó a vivir en Roma en septiembre de 1928,
bien podría haberse visto en la situación de ser llamada para realizar una sustitución de esta
54 Ibid.
asignatura entre enero y marzo de 1930, y tener que ocultar esta información a la Academia
para trasladarse a Madrid. Mostramos a continuación las fuentes que lo demuestran: los
expedientes de profesorado de María de Pablos55 y de Rafaela González y Fernández.56
401
El hecho de no regresar a Roma ni trasladarse a París inmediatamente después de las
vacaciones navideñas disfrutadas en Madrid, hizo levantar las alarmas de Miguel Blay, el
director, que se apresuró en comunicar a De Pablos la irregularidad de su situación. No
conservamos dicha carta, pero esta debió de existir y ser enviada a Madrid con anterioridad
al 23 de enero, ya que, en esa misma fecha, la segoviana escribía también al secretario de la
Academia, Hermenegildo Estevan, al que le habla de las “órdenes” recibidas por el director:
Lo que dice del sueldo es mejor que lo envíe a París donde pronto Dios
mediante iré. Por tanto, en mi relación trimestral digan que hice el trabajo
correspondiente a este 2º año.57
A la vista de estas cartas, María de Pablos fue apremiada para regularizar su situación, es
decir, para viajar a París o volver a Roma, tanto por parte del director como del secretario de
la Academia. Sin embargo, la compositora no se trasladaría a París hasta finales del mes de
marzo, y la razón más plausible pero que la compositora no reconoce en sus cartas, es el
concierto que Unión Radio programó con todas sus obras el 28 de febrero de 1930.
Deducimos que la segoviana ya estaría informada con semanas o meses de antelación de la
importante oportunidad que Unión Radio le pensaba ofrecer para difundir su música y que
ella decidió intencionadamente postergar su traslado a París hasta que pasara dicho
acontecimiento. El Sol se hacía eco de la retransmisión al día siguiente con esta noticia:
Como vemos, las obras interpretadas fueron sus trabajos más recientes: el cuarteto Sonata
romántica, cuatro canciones basadas en poemas de Antonio Machado y otras dos en textos de
Díez-Canedo, y sus Dos apuntes musicales españoles para violín y orquesta de cuerda.
A pesar del éxito del concierto y de la gran oportunidad que esta radiodifusión suponía
para la segoviana, el director de la Academia Miguel Blay y la propia María de Pablos
intercambiaron una serie de cartas entre el 10 de marzo y el 6 de abril de 1930, con motivo
de la tensión generada por lo irregular de su situación. En la primera de ellas, la compositora
trata de justificarse ante el director informándole de “el concierto de mis obras en Unión
radio y le envío una crítica de ABC pues es el único crítico que escuchó el concierto, ya que
los demás estuvieron en el estreno del Calderón por lo que se limitaron a poner la nota que El
Sol y otros diarios publicaron”.59
403
reivindicación sobre la falta de espacios para la difusión de la música de nuevos compositores
en España:
Es interesante cómo este crítico, que no firma el texto, dedica una parte importante del
mismo para hacer esta reivindicación de espacios para la música. Sin embargo, el uso del
adjetivo “intrépida” para referirse a María de Pablos destila cierto machismo paternalista, ya
que de tratarse de un compositor de la misma edad jamás hubiera sido calificado de intrépido
por el mero hecho de encontrarse estudiando en el extranjero.
Pero dejando a un lado las reivindicaciones y matices, las valoraciones del crítico de ABC
sobre la música de la segoviana son muy favorables. Con respecto a su cuarteto Sonata
romántica afirma que “su autora demuestra, ante todo, conocimiento pleno de la música
cuartetista, la más esencial y bella de las músicas, y jugosa inspiración”.61 Destaca también el
crítico que, a pesar de su estancia en Roma, no le haya influido “el cubismo musical de los
Casella”.62 Respecto a Dos apuntes españoles, el crítico habla de “trabajo selecto, ingenuo”,63
quizá con esa connotación negativa hacia su juventud y su género, ya que a la mujer se le
exigía discreción e ingenuidad como atributos básicos.
62 Ibid.
63 Ibid.
Pero tan solo unos días después de la carta de María de Pablos en la que informaba de
este concierto a Miguel Blay, el 15 de marzo el director le contestó felicitándola, pero
expresándole su sorpresa y advirtiéndole de que tenía que regularizar su situación mandando
certificado de encontrarse en el extranjero, en París, porque de lo contrario tendría que dar
cuenta al ministerio del no cumplimiento del reglamento por su parte.64
Tras la presión ejercida por Miguel Blay, el 18 de marzo María comunica al director de
la Academia la siguiente información: “pongo en su conocimiento que tenemos los billetes
para el día 27 en que Dios mediante saldremos para Francia siendo nuestra dirección la
siguiente: 1- Rue d’Esperance (chez Mr. Habarta). Asnières (París). Por lo tanto, tan pronto
como lleguemos, nos apresuraremos a proveernos del certificado”.65
Es evidente, tras leer este cruce de cartas entre ambos, que María de Pablos alargó su
estancia madrileña mucho más de lo permitido y ocultando información al director de la
Academia con el fin de poder estar a principios de marzo en la realización del programa de
Unión Radio. Es decir, que, aunque había informado a la Academia de su intención de
trasladarse a París a principios de año, la segoviana no partió hasta la capital francesa el 27
de marzo de 1930. También gracias a esta carta conocemos el primer domicilio de la
compositora y su madre en París, Asnières, una población situada al norte de la ciudad de
París.
Sin embargo, este primer domicilio debió de serlo por muy poco tiempo, ya que hemos
contrastado este dato con la agenda personal de direcciones de Paul Dukas que se conserva
en la BNF y en ella aparece una dirección diferente, pero también de la ciudad de Asnières:
“M. de Pablos 3 r. Aug. Maillet, Asnières”.66 Este dato aparecido en la agenda de Dukas
coincide con la dirección postal que viene dada en el primer certificado del consulado general
de España en Francia que María de Pablos envió a Roma, en abril de 1930. En ese primer
certificado podemos leer: “reside actualmente en Asnières, Calle Auguste Maillet 3”.67
Esta contradicción podría explicarse con la hipótesis de que, a su llegada, en los primeros
días se hospedara en el domicilio indicado en sus cartas al director y al secretario de la
Academia pero que finalmente se instalara en Auguste Maillet. El hecho de que Paul Dukas
tuviera anotada en su agenda esta dirección de María de Pablos nos demuestra que el contacto
405
con el músico francés se produjo inmediatamente después de su llegada a París, ya que tan
solo unas semanas después de instalarse en Asnières, María de Pablos y su madre decidieron
trasladarse a la ciudad de París. En la siguiente carta a Hermenegildo Estevan, firmada el 24
de abril, así se lo comunicaba:
Todo ello ratifica la hipótesis de que Paul Dukas y María de Pablos se conocieron en
abril de 1930, cuando la segoviana acababa de llegar a Francia y todavía vivía en Asnières,
dirección que el compositor francés anotó en su agenda. Cabe hacerse la pregunta de por qué
María de Pablos eligió la ciudad de París y a Dukas como maestro para cumplir con el
requisito de la beca de Roma que le obligaba a formarse en algún país extranjero. En este
sentido, nos planteamos dos posibles hipótesis que bien podrían ser complementarias: por
un lado, el nombre de Paul Dukas ya había llegado a España como maestro de importantes
compositores españoles y no sería difícil que De Pablos hubiera leído en prensa o escuchado
en los círculos musicales madrileños el nombre del compositor francés como maestro de
Falla o Rodrigo. Y, por otro lado, el posible contacto personal de María de Pablos con los
pensionados de la Academia Francesa en Roma que participaron en El Concierto de las
Academias Extranjeras en Roma (1929), René Guillou y Edmond Gaujac (ambos alumnos
del Conservatorio de París), quizá ayudó a la segoviana a conocer cuáles eran los principales
maestros y centros educativos musicales del París del momento.
68 Ibid.
69 Ibid.
Una vez analizadas las circunstancias de su llegada a París, creemos también interesante
conocer las primeras sensaciones de la joven compositora tras instalarse en la capital francesa.
Durante el mes de abril de 1930 De Pablos mantuvo una abundante correspondencia con el
secretario de la Academia y gracias a ella conocemos algunos detalles de cómo vivieron esas
primeras semanas la compositora y su madre:
París nos gusta mucho aun cuando todavía no estamos habituadas y nos
cansamos por no saber bien las combinaciones de tranvías, pero en cambio lo
vemos mejor. Hemos visto ya bastantes teatros entre ellos el Mogador en que
todavía se entusiasma la gente oyendo la famosa Rose-Marie.70
El teatro al que hace referencia es el Mogador, fundado en 1913 y diseñado por Bertie
Crewe, un teatro de music hall ubicado en el 9º distrito de París. La Rose-Marie que menciona
De Pablos era una opereta en dos actos, con música de Rudolf Friml y Herbert Stothart, y
libreto de Otto Harbach y Oscar Hammerstein II. Este detalle nos revela que la compositora
y su madre asistían a todo tipo de espectáculos musicales y teatrales en París y no solo a
representaciones de ópera “seria” o conciertos sinfónicos.
70 Ibid.
71 Ibid.
407
Hasta aquí vemos las impresiones y andanzas de la compositora durante sus primeras
semanas en París, sin embargo, la primera prueba oficial de su inicio de estudios junto al
maestro Dukas viene en una carta sin fecha que María de Pablos envió al secretario de la
Academia:
[…] como nota trimestral solo puedo notificarle que continúo mis estudios de
harmonía y contrapunto con el Maestro Dukas y Mª Boulanger en la Escuela
Normal. No tenemos aún las notas, pero tan pronto como nos las den se las
mandaré. Sigo además otros cursos de menor importancia pero que me llevan
mucho tiempo.
Sin embargo, tengo preparadas dos pequeñas cosas para orquesta y estoy
estudiando para preparar bien el último año. Creo es la mejor forma de
aprovechar la pensión ya que solo en París se encuentran estos Maestros y medios
culturales amplísimos que ni soñados sabíamos existían.73
72 Ibid.
73 Ibid.
Efectivamente, Nadia Boulanger era la profesora de Armonía de la École Normale de
Musique de París, y era muy habitual en esta institución que los alumnos se matricularan de
esta materia y composición a la vez.
Aunque desconocemos los trabajos de clase propuestos por Dukas, ya que la segoviana
no los menciona en ninguna de sus cartas, sí que conocemos, al menos, su grado de
satisfacción con la formación musical que estaba recibiendo. Al finalizar el curso, y tras solo
tres meses como alumna de esta escuela, María de Pablos recibía su primer boletín de notas.
Este fue enviado a Hermenegildo Estevan, secretario de la Academia, el 13 de julio junto con
una breve carta que decía así:
[…] le envío la nota que el Maestro Dukas me ha dado como fin de curso que le
ruego me envíe pues en la Escuela la necesito. En esta estoy muy contenta, pero
es un horror lo que cuesta todo y solo a fuerza de sacrificios puedo pagarme
varios profesores.74
74 Ibid.
75 Ibid.
409
Imagen 11. Boletín de notas de María de Pablos Cerezo en la École Normale de Musique de
París. Junio 1931. Roma, RAER, sig. I-66.
Este boletín de notas fue un documento de mucho valor para María de Pablos, ya que
ella misma en una carta escrita el 8 de julio, le dice a Hermenegildo Estevan: “Le ruego
encarecidamente no deje de mandarme la nota de mis estudios que le envié el mes pasado.
Comprendo es una tontería, pero para mí es un recuerdo”.76 Esta petición de recuperar su
boletín de notas se vuelve a repetir en otra carta al secretario ese mismo verano, en una misiva
en la que, además, la segoviana desvela que durante las vacaciones de estío sigue estudiando
composición con Dukas en clases particulares:
Como habrá podido ver por las notas que le he enviado (y que le suplico me
devuelva) he seguido los cursos de la Escuela Superior. Pero este verano sigo con
mi profesor trabajando la composición en clase particular y mis trabajos se
reducen a seguir sus explicaciones.77
Al parecer, aunque asegura estar dando clases particulares con Dukas durante el verano,
en algún momento estas pasaron a ser impartidas por una “suplente” del maestro francés, ya
que el 22 de agosto de 1930, la segoviana le cuenta al secretario de la Academia:
Como nota de mis trabajos le diré que sigo dando clase particular con la
suplente del Maestro Dukas y que la Ópera Cómica puede decirse que es mi
segunda casa en París pues allí estudio mucho.78
El hecho de que tras superar con una buena calificación el primer trimestre de sus
estudios en la École Normale de Musique, la compositora decidiera seguir tomando clases
particulares durante todo el verano demuestra el nivel de implicación e interés que la
segoviana puso en su formación parisina. Debemos recordar además que los precios de una
ciudad como París debieron suponer un gran esfuerzo para ella, que, además, viajó y vivió en
dicha ciudad con su madre, cuando los cheques que la Academia de España en Roma enviaba
eran lógicamente para los gastos del pensionado, no de sus familares. Esa estrechez
económica se deja entrever en los comentarios de algunas cartas durante este año, como el
411
siguiente “[…] continúo yendo a la Escuela y aquí está todo imposible de caro y el dinero no
tiene valor”.79
Lo cierto es que, tras esos primeros meses en París como alumna oficial de la École
Normale de Musique en primavera y como estudiante particular durante el verano de 1930,
no volvemos a tener correspondencia o documentos de la propia compositora que atestigüen
su vida en la capital francesa hasta septiembre de 1931. Sin embargo, sabemos que la
compositora continuó sus estudios en la École Normale de Musique de París durante el curso
1930-1931 gracias a una carta de Arturo Dúo Vital enviada a su novia Ana de la Llosa el 4 de
noviembre de 1930 y que analizaremos en el apartado dedicado a dicho compositor en este
mismo capítulo. No obstante, se hace imprescindible citar dicha carta aquí, ya que en ella
queda patente que María de Pablos continuó en el aula de composición de Dukas en el nuevo
curso:
Pero como bien decíamos antes, aparte de esta carta, no se han conservado más fuentes
de María de Pablos en París hasta septiembre de 1931, donde volvemos a tener
correspondencia de la segoviana con el secretario y el director de la Academia de España en
Roma. El 8 de septiembre de 1931, la segoviana le cuenta al director:
79 Ibid.
80 Castro Urdiales, Archivo Familia Dúo Vital.
81 Véase Capítulo 7. Arturo Dúo Vital: dos años y una transformación definitiva.
[…] hemos aprovechado algunos días de buen tiempo para visitar estos
alrededores que son hermosísimos y de una vegetación exuberante, pero es
lástima que la lluvia no nos permita gozarlo más a menudo, aunque en realidad
aquí no se pierde el tiempo pues aun cuando no ha comenzado la temporada de
conciertos siempre se encuentran ocasiones de aprender y sobre todo en las
bibliotecas.82
[…] desearíamos ir para primeros de año ya que ahora es imposible por tener que
asistir a unas conferencias-curso y conciertos que se darán hasta esa fecha y
termino bendiciendo a Dios que me ha dado la inmensa satisfacción de haber
presenciado aquí estas manifestaciones de arte, de índole, como jamás mi alma
pudiera soñar.83
Parece inverosímil que, mostrando esta alegría por participar de la vida parisina, tan solo
unas semanas más tarde María de Pablos informara a Miguel Blay, director de la Academia,
de su intención de pedir un permiso de 3 meses en su beca. El 17 de noviembre de 1931, le
comunicaba:
413
no se ha conservado la carta de la petición oficial. Lo que sí sabemos es que al menos hasta
las Navidades de 1931 la compositora y su madre permanecieron en París. La prueba de ello
es una carta enviada desde Asnières al secretario de la Academia el 9 de diciembre 1931:
Por todo ello, creemos que la segunda hipótesis sobre su regreso a España tiene mucho
más peso. Es decir, un motivo personal y/o familiar que le hubiera obligado a volver a
Madrid. En este sentido, la sobrina de la compositora, María Jesús Arimany, apunta una
85 Ibid.
86 Ibid.
87 Ibid.
posibilidad propia de la época: “era tanto el secretismo respecto a mi tía por parte de mis
abuelos, que nunca hemos sabido los motivos de su regreso y abandono de la beca, pero sí
sabemos que mis abuelos la hicieron volver a Madrid desde el extranjero. Teniendo en cuenta
la época, siempre hemos comentado en casa que quizá debió ser algún enamoramiento o
intento de relación con alguien en París lo que llevó a mi abuela a traerla de vuelta a Madrid”.88
Aunque se trata de una simple elucubración sin fuentes que lo demuestren, la hipótesis
lanzada por la sobrina de la compositora tendría cierto sentido teniendo en cuenta la moral
española de la época. Además, si recordamos las últimas cartas firmadas por María de Pablos
desde París en los últimos meses de 1931, la compositora parece estar entusiasmada con su
vida académica y cultural en París, por lo que no es muy normal que quisiera marcharse tan
abruptamente de la capital francesa, dejando, además, sus estudios de composición de la
École Normale de Musique a medio curso y sin terminar. Pero, insistimos, se trata de una
simple hipótesis, ya que la ausencia de fuentes al respecto nos impide demostrarlo.
Por otro lado, tampoco podemos descartar que la segoviana tuviera que volver a España
para solucionar asuntos administrativos sobre su situación de funcionaria. Al parecer, la
compositora disfrutaba de una “licencia por enfermedad” que fue ampliada en las Navidades
de 1932. La prensa se hacía eco el 21 de diciembre de una prórroga de 30 días concedida a la
compositora: “GOBERNACIÓN. Orden prorrogando por treinta días la licencia que por
enfermedad se encuentra disfrutando doña María de Pablos Cerezo, auxiliar femenino del
Cuerpo técnico de Correos”.89
Quizá la segoviana aprovechó su viaje a Madrid para pasar las Navidades de 1932 con su
familia y de paso realizar este trámite administrativo. Pero como decíamos antes, se trata de
una simple hipótesis que no podemos corroborar.
Lo cierto es que existe un vacío documental desde la primavera de 1932 hasta septiembre
de ese mismo año. Es justo en ese momento, el inicio de curso del curso 1932-1933, cuando
María de Pablos inicia una estrategia de distracción respecto a la dirección de la Academia de
España en Roma. Decimos esto porque a la luz de la correspondencia analizada observamos
un discurso contradictorio por parte de la compositora: a Hermenegildo Estevan, secretario
415
de la Academia, con quien tenía confianza, le cuenta la verdad, mientras trata de distraer a
Miguel Blay, director de la Academia.
El paradero de María de Pablos tras el permiso de tres meses otorgado a inicios del año
1932 debía haber sido París o Roma, tal y como su beca le exigía, pero una carta del 21 de
septiembre de 1932 enviada al secretario, Hermenegildo Estevan, desvela cómo María, desde
Madrid, cuenta la verdad de su situación a su amigo:
Ante la negativa del secretario de seguir encubriéndola, María de Pablos no solo no cesó
en su empeño, sino que siguió buscando justificaciones para poder seguir en Madrid
estudiando sus oposiciones. De este modo, el 19 de octubre, le respondía al secretario:
Muy distinguido Sr. mío: después de saludarle y darle las gracias por todas
sus atenciones, paso a decir a usted que, habiéndome dado mi maestro Don
Conrado del Campo una certificación como justificante a los estudios que
actualmente y como particular hago con él, me apresuro a enviárselo para la
comunicación trimestral suya.
91 Ibid.
417
Sin más que decirle y repitiéndole mi agradecimiento, así como recuerdos de
mi familia para todos ustedes, queda siempre de usted su amiga María de Pablos.92
Mi distinguida amiga: gracias por la felicitación que hago recíproca y con los
mejores augurios para Vd. y los suyos.
92 Ibid.
93 Ibid.
94 Ibid.
aparejada una responsabilidad a mi cargo, he debido dar cuenta de la situación de
Vd. y el Ministerio tiene ahora en examen su caso para resolver.
[…] tengo el gusto de comunicar a usted que gracias a Dios llegamos sin novedad
a Madrid encontrando también aquí una temperatura bastante baja y eso que
según nos dicen el frío ha sido antes mucho más intenso a causa de lo cual han
tenido grandes nevadas.
Sabe estoy siempre a sus órdenes y le agradeceré se interese por todo aquello
que a mí se refiera como pensionada. Muchos saludos a sus hijas.97
El motivo de este regreso a Madrid fue una sustitución que realizó a Bartolomé Pérez
Casas en el Conservatorio madrileño. Como vemos a continuación, el 21 febrero de 1933 el
afamado profesor de armonía proponía su nombre como sustituta:
Dadas las múltiples ocupaciones que agobian al sustituto nombrado por V.I
a propuesta del que suscribe, Don Daniel Montorio, que le imposibilitan acudir
a la clase de mi cargo cuando por motivos de enfermedad no me es posible asistir
95 Ibid.
96 Ibid.
97 Ibid.
419
a la misma; propongo a V.I. cese el mismo en dicho cargo, por el motivo
expuesto, y nombrar a Doña María de Pablos Cerezo, Primer premio en las
enseñanzas de Armonía y Composición y pensionada en Roma por oposición.
Gracias a los expedientes del personal docente conservados en el archivo del RCSMM
sabemos que este nombramiento como sustituta de Armonía abarcó desde el 23 de febrero
de 1933 hasta el 9 de abril de 1934. (Véase Imagen 9. Expediente personal docente de María
de Pablos).
Por tanto, podemos asegurar que al menos en dos ocasiones entre febrero de 1933 y
1934 María de Pablos trabajó como profesora sustituta en el Conservatorio madrileño. Sin
embargo, su incipiente carrera como profesora se vio truncada muy pronto. El 9 de abril de
Por todo ello, podemos dilucidar que en la primavera de 1934 la enfermedad mencionada
en estos documentos supuso el principio del fin de la carrera como profesora y compositora
de María de Pablos. De hecho, tras su regreso a Madrid en febrero de 1933, no ha quedado
constancia documental de que la compositora volviera a Roma y tampoco aparece como
aprobada en ninguna oposición del estado en los años 30. Tan solo sabemos que regresó, en
calidad de alumna, al Conservatorio madrileño en 1941 y que en su producción artística
también se produjo un gran parón prácticamente definitivo a mediados de los años 30.
100 Ibid.
421
El resumen de la producción musical de María de Pablos durante sus cuatro años como
pensionada en Roma aparece resumido en su expediente académico. 101 Según este la
compositora finalizó y presentó a la Academia tres obras, ya que el tercer año de la pensión
“reglamentariamente no debe presentar ningún envío”:
Desafortunadamente, la obra presentada como trabajo de cuarto año Pequeña suite española
(1932) no se ha conservado y sería la primera partitura compuesta tras sus estudios de
composición en París con Paul Dukas, por lo que el estudio de la posible influencia del
francés sobre la música de la segoviana se dificulta.
Sin embargo, otra fuente nos permite conocer la “opinión” de María de Pablos acerca
de Paul Dukas como compositor. Se trata de la “Memoria que como resumen de sus estudios
[…] muy otro es el caso de los franceses Paul Dukas y Albert Roussel. Acaso
Frank, Saint-Saëns, Fauré, hayan tenido una cierta influencia sobre Dukas, como
Debussy, Ravel, pudieron ejercerla sobre Roussel, pero solamente de una manera
accidental y fragmentaria, por lo que, estas influencias son puramente
documentales. En ningún caso han podido alterar la complexión espiritual de
estos dos músicos. Independientes lo son por la evolución completamente
personal de su pensamiento que, cultivado en la meditación y la reflexión más
solitaria, continúa su camino sin preocupaciones pueriles ni interesadas.
423
Roussel. Tanto para el uno como para el otro, la belleza reside en la concepción
más que en la elaboración; la música para ellos es más bien una concepción del
espíritu que una facultad netamente sensorial. Están en oposición con todo
romanticismo. Dibujan más bien que pintan, o, por lo menos, dan siempre la
preferencia al dibujo, sacrificando en caso de necesidad la materia colorista.103
Tras su paso por Roma y la sustitución de Pérez Casas en febrero de 1933, tan solo nos
ha quedado constancia de que, en diciembre de 1934, con treinta años, compuso la que se
supone su última obra, La cabrerilla, para cuatro voces mixtas, basada en un madrigal popular
y que sí se conserva en el Centro de Documentación de Música y Danza.104
Tras la Guerra Civil, María de Pablos pidió el reingreso en el cuerpo de Correos al que
se reincorporó en 1939. Recordemos también que en las primeras páginas de este capítulo
mostrábamos el expediente de la compositora como alumna del Conservatorio madrileño y
en él aparecía que durante el curso 1941-1942 se matriculó en las asignaturas: “Folklore”,
Estética e Historia de la música y Acompañamiento.
Sin embargo, lo que pudiera parecer una reincorporación a la normalidad tras la Guerra
Civil Española, retomando estudios de música y su puesto en Correos para mantenerse
mientras quizá intentaba seguir abriéndose hueco como compositora, se convirtió en un final
trágico y misterioso.
María de Pablos fue ingresada en el Sanatorio Esquerdo de Carabanchel hacia los años
40 y permaneció allí como enferma crónica hasta su muerte en 1990.105 Los motivos de su
ingreso o del tipo de patología psiquiátrica que pudo sufrir permanecen absolutamente
opacos hoy en día. Sus familiares directos, como su sobrina María Jesús Arimany aseguran
que el asunto del ingreso de su tía:
En un momento determinado, Castilla del Pino comienza a recordar algunos de los casos
que más le impactaron en sus años en el Sanatorio y uno de ellos, fue el de María:
425
se había ido destruyendo hasta el embrutecimiento absoluto e irreversible. Una
muchacha de unos cuarenta años conservaba aún, inútilmente, sus partituras en
la habitación. Hija única, su madre venía cada viernes desde Madrid. Yo salía a
recibirla y charlábamos unos minutos, mientras le traían a su hija, muy limpia,
excéntrica y puerilmente arreglada por aquellas dos ancianas ejemplares.
Solo hay un dato en la descripción del doctor que no cuadra con la biografía de María de
Pablos, cuando indica que era “hija única”. Obviamente María tenía dos hermanas, Trinidad
y Juliana, pero debemos tener en cuenta que esta autobiografía está escrita en los años 90 a
través de los recuerdos del doctor Castilla del Pino y que es fácil que olvidara un dato como
este o que quizá el intento de la madre Manuela por silenciar la situación de su hija le llevara
a no hablar del resto de sus hijas en el sanatorio y mucho menos a llevarlas de visita. En
cualquier caso, el resto de la descripción coincide plenamente con la biografía de la segoviana,
especialmente por las fotos de Roma que menciona.
Además, una fotografía conservada por la familia muestra una visita de los padres de la
compositora, Manuela y Pablo, al sanatorio de Carabanchel:
Aunque no podamos conocer a ciencia cierta qué enfermedad psiquiátrica sufrió María
de Pablos y qué truncó su carrera como compositora, el doctor Castilla del Pino incluye su
ejemplo en la descripción del pabellón de enfermos crónicos, donde la mayoría sufrían
esquizofrenia. Esta descripción nos sirve para contextualizar el estado y el ambiente en que
la compositora tuvo que vivir:
Ser crónico significaba no solo que el enfermo era incurable –lo que se podía
decir de la mayoría de los esquizofrénicos que estaban allí– sino que su deterioro
había alcanzado un nivel suficientemente marcado como para sobrevivir en un
medio tan sórdido, miserable y terrible. […] Los pabellones de crónicos estaban
bastante descuidados, sobre todos los de hombres. […] Sin embargo, el pabellón
de crónicas era admirable. Por la mañana, a las ocho, dos ancianas de Carabanchel
alto entraban habitación por habitación, lavando y peinando a aquellas locas en
su estadio final, recogiéndoles el pelo con unos lacitos de colores. Mientras las
427
aseaban estas enfermas residuales les tocaban la cara, musitaban palabras sin
sentido, reían estúpidamente o trataban de desaire. […] Las historias clínicas de
estos pacientes crónicos apenas contenían observaciones, solo las inherentes a la
etapa aguda de la enfermedad. […] Aquí tocaba el grado de devastación al que la
esquizofrenia arrastraba a seres humanos todavía jóvenes. Resultaba patético
descubrir a través del historial clínico que esos enfermos, ahora convertidos en
ruinas, desarrollaron una actividad pública más o menos relevante. Nada delataba
ya su pasado. Yacían allí, olvidados por todos y olvidados de sí mismos para
siempre.110
Tras todas las fuentes recopiladas y analizadas, llegamos a las siguientes conclusiones:
En primer lugar, respecto a la influencia recibida por su maestro Dukas, debemos afirmar
que la ausencia de partituras conservadas durante y tras su contacto con el francés así como
la no conservación de su correspondencia con el autor de L’Apprenti sorcier, nos ha impedido
realizar un análisis en profundidad del peso que este autor pudo tener sobre la trayectoria de
la segoviana.
110 Castilla del Pino, Carlos: Pretérito imperfecto. Autobiografía. Barcelona: Tusquets Editores, 1997, pp. 437-438.
su estancia en Roma) y distanciamiento compositivo de lenguajes vanguardistas (su
compositor español preferido en 1928 era Ruperto Chapí).
Por otro lado, y desde el punto de vista de su biografía, la vida de María de Pablos supone
un ejemplo paradigmático de la emancipación de la mujer en la España de las primeras
décadas del siglo XX. Víctima de las contradicciones propias de una sociedad machista, por
un lado, se le exigía un comportamiento igualitario en su condición de pensionada en la
Academia de España en Roma y al mismo tiempo se le condenaba moral y socialmente si no
vivía bajo el yugo del proteccionismo y paternalismo al que estaban sometidas todas las
mujeres de la época en una sociedad recalcitrantemente patriarcal como la española.
Por tanto, podemos concluir que su condición de mujer y su opaco ingreso psiquiátrico
fueron determinantes en el truncamiento de su carrera compositiva y en el posterior olvido
de su nombre y su obra. Esperamos que la presente investigación y la posible reinterpretación
de sus obras vuelvan a dar luz a esta mujer pionera condenada a vivir en un mundo para
hombres.
429
CAPÍTULO 7.
ARTURO DÚO VITAL:
DOS AÑOS Y UNA TRANSFORMACIÓN DEFINITIVA
En octubre de 1930 llegaba al aula de Dukas un nuevo alumno español: Arturo Dúo
Vital. Nacido en Castro Urdiales, comenzó a estudiar piano desde niño con el director de la
banda de su ciudad natal, Ramón Sáez de Adana. Cursó armonía y contrapunto con el padre
Izuarrízaga y con José Franco en el Conservatorio de Bilbao, estudios que simultaneó con
los de ciencias y filosofía y letras en Segovia, Beire (Navarra) y Vizcaya.1
Según las versiones de Julia Lastra2 y Domingo Palacio,3 fue el director francés de origen
ruso Vladimir Golschman quien, tras dirigir unos conciertos en Bilbao, aconsejó al joven que
se formara en París con Dukas.
Lo cierto es que la primera fuente documental que atestigua su llegada a París para
estudiar con Dukas es la correspondencia que Dúo Vital mantuvo con su novia Ana de la
Llosa durante su estancia en Francia y a la que hemos tenido acceso gracias a Diana Vital,
nieta del compositor, que nos ha facilitado su estudio. Esta correspondencia, que ya fue
publicada en la tesis doctoral de Julia Lastra Calera, es de obligada consulta para nuestro
estudio, ya que a través de ella obtenemos información de sus clases en la École Normale de
Musique con Dukas y de su vida en París.4 Por todo ello, proponemos aquí un nuevo análisis
de las mismas.
Por la fecha de la primera carta conservada, el 6 de octubre de 1930, deducimos que Dúo
Vital se instaló en París a primeros de mes para iniciar el curso. En esta primera misiva
enviada a Ana de la Llosa, Dúo Vital cuenta que ya ha ido a la École Normale de Musique a
matricularse y narra sus impresiones tras acudir por primera vez al Théâtre de l'Opéra de
París.
1 Palacio, Domingo: “Dúo Vital, Arturo” en Diccionario de la música española e hispanoamericana, Casares Rodicio,
Emilio; Fernández de la Cuesta, Ismael; López-Calo, José (coord.). Madrid: Sociedad General de Autores y
Editores, D.L., 1999-2002, vol. IV, p. 561.
2 Lastra Calera, Julia: “El compositor Arturo Dúo Vital (1901-1964). Estudio crítico de su vida y su obra”.
Director Fco. Javier Suárez-Pajares. Tesis doctoral. Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2005.
3 Palacio, Domingo: “Dúo Vital, Arturo” en Diccionario de la música española e hispanoamericana, Casares Rodicio,
Emilio; Fernández de la Cuesta, Ismael; López-Calo, José (coord.). Madrid: Sociedad General de Autores y
Editores, D.L., 1999-2002, vol. IV, p. 561.
4 Lastra Calera, Julia: “El compositor Arturo Dúo Vital (1901-1964). Estudio crítico de su vida y su obra”.
Director Fco. Javier Suárez-Pajares. Tesis doctoral. Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2005.
431
Por la mañana a visitar la Escuela de música. Como yo, numerosos alumnos
y alumnas en espera de matricularse. El jueves próximo a las 10 de la mañana
asistiré a la primera clase, con Dukas, la gran figura musical (¿Rezarás?). Por la
tarde a la Ópera. ¡Oh! Algo maravilloso. Allí, lo más chic de París, los entreactos,
sorprendentes en vestidos femeninos, todos largos hasta el suelo. El paseo por el
hall, y los pasillos, ceremonioso, pero dulcemente encantador. El hall, la
escalinata y el salón de paseo es algo regio. La obra puesta: “La Walkiria”, de
Wagner, el coloso de colosos. 80 profesores de orquesta, bajo una gran batuta de
barbas y canas. A mi lado alguno se duerme, no es extraño. La ópera wagneriana
(drama musical –como él llama a sus óperas– y que no es lo mismo) dista mucho,
enormemente mucho, de las óperas corrientes italianas y francesas, como acción
dramática, como orquestación, como teatro, como compenetración musical. Para
mí es ¡el genio!5
Más allá de la impresión causada por su primera visita al Théâtre de l'Opéra de París y
de su admiración por Wagner, nos interesa el nerviosismo con el que espera su primera clase
con Dukas y la visión que tenía del maestro francés: “la gran figura musical”. No podemos
olvidar que en 1930 la obra más famosa de Dukas, L’Apprenti sorcier, ya había sido interpretada
decenas de veces en España (véase capítulo 1) y el joven aspirante a compositor tendría a
Dukas entre sus referencias orquestales del momento. Por otro lado, la prensa española ya
se había hecho eco en los años anteriores del magisterio que Dukas había impartido sobre
otros importantes compositores españoles como Falla y Rodrigo, por lo que esta información
debió animar sin duda a Dúo Vital a tomar la decisión de estudiar con el francés.
Lo que ocurrió en esa primera clase esperada con tantos nervios lo sabemos gracias a la
siguiente carta. El 9 de octubre Dúo Vital contaba así a su novia cómo había ido su primer
contacto con Dukas:
Es significativa esa “gran veneración” de Ponce hacia Dukas, una admiración muy
parecida a la que mostraban otros alumnos como Joaquín Rodrigo. Vemos aquí cómo el
francés tenía su propio grupo de discípulos incondicionales, con esa actitud de veneración
tan propia de la época y que otorgaba al maestro de música un puesto diferente al actual. Por
otro lado, vuelven a aparecer mencionadas en esta fuente las primeras enseñanzas en las
clases de Dukas: fuga y orquestación. Vemos cómo este binomio en la pedagogía del francés
aparece una y otra vez en los diferentes testimonios de alumnos analizados a lo largo de esta
tesis doctoral.
Respecto a los compañeros de clase que nombra en esta carta, hemos podido conocer
algunos de ellos. Aunque desafortunadamente no se conservan los libros de alumnos
matriculados de la École Normale de Musique ese año, sí que encontramos una fuente que
nos desvela algunos de los nombres con los que Dúo Vital debió compartir aula en su primer
curso académico 1930-1931. En el programa de concierto de final de curso de los alumnos
6 Ibid.
433
de composición de Dukas, celebrado en mayo de 1931, encontramos a los siguientes
estudiantes y sus respectivas composiciones:7
Por esta carta –que ya citamos en el capítulo dedicado al músico vasco– se deduce que
Arámbarri y Dúo Vital ya se habían conocido con anterioridad en España, ya que esta era la
primera estancia del cántabro en Francia. En cuanto al “domicilio” del vasco en París,
tenemos fuentes que corroboran que vivió durante un tiempo en dicha abadía, más
concretamente la correspondencia de Arámbarri con sus padres, que hemos trabajado en
páginas anteriores. (Véase capítulo 5). Recordemos también que ya en el mes de noviembre
de eses mismo año aparecía en el aula de Dukas otra estudiante española: María de Pablos
Cerezo. (Véase capítulo 6).
El alto concepto que Dúo Vital tiene de sí mismo en estas cartas y en su opinión (él es
el mejor alumno del grupo, su obra de piano es excelente) podría explicarse teniendo en
cuenta quién es la destinataria de las mismas: Ana de la Llosa, su novia. Por este motivo,
creemos importante tomar con cautela los juicios de valor que el compositor cántabro expone
en estas fuentes epistolares, ya que muy probablemente el tono utilizado estuviera destinado
a presumir ante su novia o a justificar ante ella su ausencia prolongada.
El mismo mes de noviembre, pero unas semanas más tarde, Dúo Vital daba cuenta de la
llegada del tercer compañero español con el que compartiría aula en la École Normale de
Musique. Esta vez, por el modo de expresarse, el cántabro deja claro que es un compositor
con cierto renombre y señala la distancia con el resto de alumnos de la clase. Se trataba de
Joaquín Rodrigo:
435
Rodrigo que a cuantos me presenta me añade unos cuantos calificativos que ya
me los voy a creer. Él, desde luego, sí se lo cree pues con frecuencia me dice que
yo tengo más instinto y más preparación que él.9
Efectivamente, 1930 era el cuarto curso para Rodrigo en la École Normale de Musique,
ya que, como documentamos en el capítulo 4, el valenciano inició sus estudios con Dukas en
el curso 1927-1928. Por lo tanto, podemos afirmar que durante el curso 1930-1931
coincidieron en el aula de Dukas hasta cuatro alumnos españoles: Arturo Dúo Vital, Jesús
Arámbarri, María de Pablos Cerezo y Joaquín Rodrigo.
A la luz de las siguientes cartas, podemos afirmar que Dúo Vital siguió las clases y
consejos de Dukas con el mayor entusiasmo. Desafortunadamente, el cántabro no
mencionaba en sus cartas los títulos de las obras que presentaba como ejercicios de clase a
Dukas, sino que se refería a ellas por su forma o por el parámetro que había trabajado en
ellas. Si a esto le sumamos que apenas se conservan manuscritos de estos dos años (salvo
algunos títulos que analizaremos en las próximas páginas), nos vemos privados de las
partituras que ilustrarían su proceso de aprendizaje. Sin embargo, el contenido de algunas de
esas cartas nos permite dilucidar el progreso del cántabro. El 20 de octubre, contaba así en
una carta a Ana de la Llosa el primer trabajo presentado a Dukas:
9 Ibid.
10 Ibid.
Aparece aquí otro de los consejos habituales de Dukas: oír y leer mucho. Recordemos
que Dukas, aparte de compositor y profesor, fue un ávido lector de filosofía y literatura y que
ejerció como crítico musical en diferentes publicaciones francesas. No consideramos
anecdótica esta recomendación de Dukas, ya que la preparación intelectual y cultural de sus
alumnos era una insistencia habitual en sus clases. También vemos cómo la primera tarea de
Dúo Vital fue trabajar el timbre de los instrumentos en una forma clásica, el minué. En muy
pocas clases, el joven captó también la “punzante ironía” de las correcciones de Dukas. Sin
embargo, el entusiasmo por seguir aprendiendo y trabajando del cántabro parece intacto.
Creemos importante la alusión a Debussy, ya que muy probablemente fuera el propio Dukas
el que instara a sus alumnos al estudio de la orquesta del compositor francés, un rasgo que,
como veremos, impregnó las primeras composiciones de muchos de sus alumnos.
El siguiente trabajo presentado a Dukas fue una fuga, pero esta vez la reacción del
maestro no fue tan positiva. El cántabro cuenta en una carta firmada el 30 de octubre la
complejidad de esta forma y reconoce sentir cierto pánico a la hora de presentar sus
composiciones al maestro. Además de esta inseguridad, se muestra atónito ante la música
presentada por dos nuevos alumnos al aula de Dukas:
437
mandado no estudiarlos (a pesar de que yo quería) sino pasar a la “fuga” que es
lo más difícil, y a la orquestación moderna.
Vemos cómo Dukas, en esta segunda entrega, le insiste de nuevo en el estudio de la fuga
y la orquestación, dando por bueno ya su dominio de la armonía y el contrapunto. Por otro
lado, en esta carta se cuenta el origen de la primera obra que DúoVital pudo estrenar en París:
Sérénade gitane (1931), para violonchelo y piano que fue el resultado del encargo de una alumna
de este instrumento de la École Normale de Musique. Gracias a otra carta, sabemos que la
obra se estrenó en la escuela con Dúo Vital al piano acompañando a la violonchelista y
convirtiéndose así en el primer “estreno” de una obra del cántabro en París. Con todo el
entusiasmo se lo relataba a su novia:
Si te dijera ahora que, por ejemplo, dentro de uno o dos meses se tocaría
una obra mía en un concierto aquí ¿tú lo creerías? Pues, voilà, alma mía, chiquilla
mía. No va a ser difícil. Casi te aseguraría que será cierto. No se trata de un
concierto importante de orquesta. Pero sea lo que sea, la cosa es que mi nombre
(sin quererlo ni buscarlo) aparecerá en los programas –lo que es un buen paso–
11 Ibid.
y con él mi… “Serenata Gitana” ¿Acaso no te parece suerte? ¡Oh, là, là! Yo ni lo
soñaba. Acabo de entrevistarme con la señorita violonchelista para quien la
compuse hace justamente 3 meses. Me ha telefoneado para que acuda a ensayarla
(antes lo hicimos, como te dije en otra, solo por ver cómo sonaba) y yo, que ya
la tenía olvidada, me he sorprendido felizmente ante sus deseos de tocarla en un
concierto que piensa dar y con obras, por cierto, peliagudas. Me dice que yo la
debo acompañar al piano para así figurar en el programa como autor y ejecutante.
Lo cual imagínate si lo habré aprobado inmediatamente. ¿Qué es por cumplido,
por fórmula? Allá penas. La cosa es que se pueda realizar, que no es poco. Y
manos a la obra, hemos ensayado durante dos horas mi piececita que, a pesar de
ser un juguete, casi improvisado, tiene de lo suyo; y desde luego hemos de seguir
ensayándola con todo detalle.12
De vuelta. Ahora yo creo casi que está peor la obrita que la ejecutante
¿Dónde se ha visto una inglesa tocar, interpretar con un garbo y fuerza y
sentimiento tal una página española de Andalucía? Pues sí, querida ¡vaya sonido
saca! Ha sido el primer ensayo y apenas tendré que hacerla [sic] más indicaciones.
Presente el novio, flemático y sonriente. Ahora veo que he hecho más difícil la
parte del piano que la del violonchelo, debiendo ser lo contrario. Pero no es cosa
de monta. Ella la ha encontrado muy bonita, aunque en realidad no es tanto. Me
12 Ibid.
13Lastra Calera, Julia: “El compositor Arturo Dúo Vital (1901-1964). Estudio crítico de su vida y su obra”.
Director Fco. Javier Suárez-Pajares. Tesis doctoral. Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2005, p. 153.
439
resulta un poco truncada de melodía (sin expansión) aunque de equilibrio está
bien. Ya te dije en otra que pensaba poner melodías bellas que tenía, pero
resultaba muy larga y hube de cortarla, reservándome aquellas. En el verano se la
haré tocar (si puede con ella) al chico del cello para que la oigas, solos los tres en
el cuarto del piano.14
El cambio de opinión del cántabro hacia la violonchelista fue fulminante tras ensayar
con ella. En cualquier caso, este pequeño estreno supuso una enorme motivación para el
cántabro, que escuchó por primera vez una composición suya en París gracias a este
intercambio entre compañeros que fomentó la École Normale de Musique y que sin duda
resultaría muy enriquecedor para cualquier discípulo. Ana Drittell, por su parte, llegó a
convertirse en una reputada intérprete en Estados Unidos, donde llegó a estrenar obras como
violonchelista junto al compositor americano Paul Creston en 1934 y 1937.15
Tras la presentación de esta obra, la aprensión del cántabro a las reacciones de Dukas
continuó. En el mes de noviembre, Dúo Vital le cuenta a su novia el nerviosismo y
expectación con el que ha presentado varios trabajos al maestro:
Sigo trabajando, para llevar mañana a Dukas parte de la segunda obrita que
hago para orquesta, quería terminarla pero no he podido pues me ha hecho
pensar bastante. El lema es este “Des murmures des feuilles et des oiseaux. Une
melodie aimable. La nuit tombe”. Mejor dicho, no es lema, es el motivo de la
situación musical. Tengo pánico […].
Muy atinada en tus consejos respecto a los “fu” de Dukas. Muy bien. Sé por
experiencia que todos mis humos anteriores tengo que dejarlos en la puerta de la
clase. Pero ¡chica! Hoy ¡qué alegría! El primer trabajo escolástico que le presenté
estaba regular. El segundo, mal (por hacerlo deprisa y confiado). El tercero ha
sido hoy, “très content” que me ha llenado de gran satisfacción y no solo eso. El
mismo trabajo lo tenían que presentar un norteamericano y un alemán. Pero el
mío estaba mucho mejor, como que Dukas les ha ido explicando por mi trabajo
14 Ibid.
15 J. Slomski, Monica: Paul Creston. Londres: Greenwood press, 1994, p. 66.
lo que hay que conseguir o evitar. Y a lo mejor otro día, otro cate. Así tiene que
ser ¿verdad?16
La “obrita” que menciona en esta carta tiene una clara reminiscencia debussysta por el
lema que menciona. Observamos que en los años 30 los alumnos de Dukas tenían todavía
muy presente en su imaginario la huella impresionista para sus trabajos orquestales.
Pero volvamos a la actitud del cántabro. Al parecer, las inseguridades de Dúo Vital no
siempre le permitían recibir bien las críticas de Dukas ya que, en cartas posteriores, el
cántabro llega a quejarse de las exigencias del maestro en clase y del duro trabajo que está
realizando sin ser reconocido. En varios fragmentos de dos cartas enviadas el 4 y el 24 de
noviembre de 1930, Dúo Vital se sincera con Ana de la Llosa:
[…] “muy listo” pero Dukas me está zurrando. Hoy le he presentado mi 2ª obra
para orquesta (ensayo, naturalmente) unas cosas bien, otras mal. Hoy ha venido
a clase con exigencias. Tiene días. Claro que a los demás les pasa lo mismo,
incluso al muchacho ruso, que es algo sorprendente, que nos deja tamañitos.
16 Lastra Calera, Julia: “El compositor Arturo Dúo Vital (1901-1964). Estudio crítico de su vida y su obra”.
Director Fco. Javier Suárez-Pajares. Tesis doctoral. Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2005, p. 153.
17 Ibid.
441
Estas quejas, obviamente sobredimensionadas por el “enfado” de Dúo Vital ante las
correcciones del francés, evidencian sin embargo que el nivel de exigencia que Dukas imponía
en sus clases era muy alto, algo de agradecer en cualquier profesor, aunque en este caso las
inseguridades del cántabro salen a relucir en sus comentarios. Nos encontramos, además, con
un tipo de relación maestro-discípulo opuesta a la que Dukas mantuvo con otros alumnos,
como Joaquín Rodrigo, cuya adhesión y veneración al francés era incondicional.
Unas semanas más tarde, en diciembre de 1930, el enfado parece haberse relajado, ya
que se refiere a Dukas en un tono muy cómico. En esa misma carta encontramos un
interesante comentario acerca de Adolfo Salazar. Al parecer, Dúo Vital seguía desde París
con detenimiento toda la crítica musical publicada en España. En este caso en concreto,
critica la hipocresía de Salazar al defender, a toda cosa, a Halffter:
Es destacable cómo Dúo Vital sabe resumir en unas líneas las debilidades de la crítica de
Salazar y las causas que las motivaron, algo que la historiografía de la música española ha
tardado más de sesenta años en percibir. Pero más allá de este asunto, que deja patente la
atención que Dúo Vital prestaba a la crítica española especializada desde Francia,
encontramos un breve comentario a finales de diciembre en el que el cántabro parece
reconciliarse con las evaluaciones de su maestro. El 22 de diciembre de 1930, escribe lo
siguiente: “Última clase del año. Presento una obra, para gran coro, al maestro, que deja su
18 Ibid.
ironía para escucharla con toda seriedad y asimismo proporcionarme unos serios elogios que
he considerado sinceros y justos”.19
Al parecer, Dúo Vital se tomó muy en serio la tarea de intentar complacer a su maestro,
hasta el punto de reconocer jornadas extenuantes de trabajo. Y ese trabajo, poco a poco, dio
sus frutos, ya que, en otra carta a Ana de la Llosa, cuenta cómo Dukas recibió positivamente
sus últimos trabajos presentados:
Qué desesperantes estos últimos días. Delante y sobre los trabajos de escuela
que me han costado muchos sudores. Tanto que ayer ya llegué a desesperarme.
O yo me exigía demasiado o es que estaba muy torpe. Ayer, por ejemplo, después
de cenar, me disponía a seguir tercamente con ellos, pero mi cabeza no respondía
y tuve que dejarlo. Puesto lo que tenía en limpio se los he llevado hoy al maestro
con todas mis excusas y hete aquí que resulta ser casi los que más le han gustado.
Así que, sorprendido por ello, contento, con la cabeza bastante dolida y ante este
postrecito de sol barato, me dispongo esta tarde, recién comido, a ponerme dandy
y salir a airearme. Aun así, voy a casa del amigo pianista para hacer algo de piano.
Y así sin cansar la mollera (llevo varias noches durmiendo unas malas horas
escasas) aprovecho haciendo música.20
Todas estas valoraciones de Dukas eran comentarios realizados en clase a los trabajos
presentados, pero la primera “evaluación oficial” llegaba en enero de 1931, con el boletín de
notas de la Escuela del primer trimestre. El 1 de enero, Dúo Vital le copiaba el contenido del
boletín en una carta a su novia:
19 Ibid.
20 Ibid.
21 Ibid.
443
En el caso de la segoviana, esta es calificada con un 15 sobre 20 y recibe el comentario
“progreso apreciable en estos tres últimos meses”, por lo que el rango de calificaciones de
Dukas parecía situarse siempre en las mismas cifras. A pesar de la buena calificación recibida,
el cántabro comenzó el año trabajando duro en su gran asignatura pendiente: la fuga. El 6 de
enero explicaba así cuánto le había costado terminar la forma escolástica:
[…] el jueves empiezan las clases, y ya ando de cabeza con las elucubraciones y
los logaritmos de escuela. Ayer, con unos compases de fuga, que tengo que
presentar el jueves, me cogió casi la madrugada en un intento machacón y tenaz
hasta que por fin lo conseguí, bastante rendido. Pero me he podido aun así
levantar temprano y al probar en el piano hoy los compases de ayer noche en mi
cuarto he comprobado que no trabajé en balde y me he dado por muy satisfecho,
pues es un trabajo peliagudo.22
Al retorno de las vacaciones de Navidad, Dúo Vital pudo recoger los frutos del esfuerzo
sembrado, ya que el francés le reconoció finalmente una importante evolución desde su
llegada a París. Con toda la alegría lo contaba en una carta el 8 de enero, tras la temida primera
clase del año:
Hoy han comenzado las clases. Los españoles todavía están en sus pueblos.
Yo tengo que apuntarme un buen tanto a mi favor. He mostrado al maestro el
trabajo, los trabajos en que he invertido mis vacaciones de Noël y
afortunadamente creo que ya he salvado la dificultad, el entorpecimiento de los
primeros pasos escolásticos. El avance ha sido notorio para Dukas que así me lo
ha expresado. De lo cual me encuentro ya justamente satisfecho después de
bastantes incertidumbres y temores como he pasado ante su rostro perfilado de
cruel ironía. Vendrán algunos más porque ahora los pasos son más
comprometidos pero ya no me harán mella.23
Esta carta es muy significativa porque, aunque reconoce que el nivel de exigencia del
francés continuará siendo el mismo, él ha alcanzado un grado de confianza en su trabajo
suficiente para enfrentarse a las críticas sin que le “hagan mella”.
22 Ibid.
23 Ibid.
Observamos en estas cartas una evolución importante en la relación alumno-maestro, así
como en las capacidades compositivas de Dúo Vital. Este proceso de aprendizaje abarcaría
hasta el verano de 1932, pero, desafortunadamente, solo se ha conservado correspondencia
parisina de su primer curso académico (1930-1931). Al menos gracias a ella, podemos dibujar
el trazo de esa primera evolución, que culmina con una carta firmada el 23 de marzo en 1931,
en la que el propio compositor reconoce la huella de su formación parisina en su última obra
presentada, así como la grata sorpresa de su maestro al evaluarla:
24 Ibid.
25 París, BNF, sig. Mus.FM.Frc-Dukas.
445
Dicho programa nos informa del trabajo que presentó Dúo Vital: Castagnettes espagnoles.
Se trata de una obra para piano que interpretó él mismo en el concierto del 23 de mayo de
1931. Creemos que esta obra podría ser en realidad Krótalos, una fantasía para piano cuyo
manuscrito original está firmado en París el 12 de abril de 1931, apenas unas semanas antes
del concierto.26 El manuscrito de Krótalos contiene numerosas correcciones:
Esta partitura ha generado muchas dudas ya que, según Julia Lastra, existe otro título
para piano de la misma época, Ofrenda a Granados, del que no se conserva el manuscrito. Sin
embargo, Francisco San Emeterio Santos defiende en un artículo que Ofrenda a Granados es,
en realidad, Krótalos, ya que en el manuscrito de la misma aparece escrito a lápiz la anotación
De este modo, podemos aventurar que Castagnettes espagnoles, Krótalos y Ofrenda a Granados
serían en realidad la misma obra. Sobre ella, Dúo Vital hablaba a Ana de la Llosa en una carta
firmada el 4 de noviembre de 1930:
[…] esta obra de piano, a que se refiere, en efecto satisfizo a Dukas y la elogió
bastante. Y aprovecho esta ocasión para decirte que la he enviado al Concurso
Nacional de Bellas Artes en la sección de obras para piano. Se necesita
atrevimiento ¿eh? A su tiempo te tendré que decir que pases a recoger en dicho
ministerio mis despojos […].28
Musicalmente hablando, esta obra se divide en tres claras secciones. Tras una
introducción de 21 compases que finaliza con la mencionada cita a Granados, aparece un
tema tremendamente rítmico. En la parte central de la partitura simula un lenguaje
improvisatorio, algo que da sentido al subtítulo de la obra: “Fantasía para piano”. La
complejidad de la escritura polifónica y la dimensión de la obra indican que nos encontramos
ante la primera obra para piano ambiciosa del cántabro.
27 San Emeterio Santos, Francisco: “Arturo Dúo Vital (1901-1964). Obras para piano: del salón al regionalismo
politonal” en Arturo Dúo Vital (1901-1964): en perspectiva histórica, Ferrer Cayón, Jesús y Fiorentino, Giuseppe
(ed.). Santander: Editorial de la Universidad de Cantabria, 2014, pp. 201-232.
28 Castro Urdiales, Archivo Familia Dúo Vital.
447
Por otro lado, si tenemos en cuenta que en noviembre de 1930 ya hablaba en sus cartas
de esta obra y que fue estrenada en el concierto de fin de curso de la École Normale de
Musique del 23 de mayo de 1931, podemos afirmar que fue objeto de un largo proceso de
correcciones y revisiones bajo la tutela de las clases de composición de Dukas. Por tanto, este
fue responsable indirecto de la versión definitiva que estrenó en el mencionado concierto.
Como ejemplo de este largo proceso de correcciones y mejoras, mostramos a continuación
un fragmento del manuscrito en el que se pueden ver numerosas correcciones rítmicas y
melódicas a lápiz sobre la tinta negra:
De este mismo periodo es Sérénade Gitane (1931), la obra para violonchelo y piano de la
que solo se conserva el programa de concierto de su estreno y las cartas que anteriormente
mencionábamos. Además de estos dos trabajos, en la correspondencia con Ana de la Llosa,
el cántabro cita determinados trabajos presentados a Dukas: “una fuga”, “un minué sencillo
de corte clásico para orquesta” y una “segunda obrita que hago para orquesta”.
Lamentablemente, no se conserva partitura de ninguna de ellas, pero en la correspondencia
se deja ver el proceso de correcciones de Dukas sobre estas primeras obras orquestales.
Sin embargo, encontramos una obra que, aunque firmada en Castro Urdiales, pertenece,
por la fecha del manuscrito (8 de mayo de 1932) al final del último curso pasado por el
cántabro en la École Normale de Musique. Se trata del borrador a lápiz de Rondo pour quatuor
d’orchestre. Con la anotación a lápiz bajo el título “Está todo descabellado”, podría tratarse de
uno de los trabajos de clase propuestos por Dukas. Por el mes de composición (debemos
recordar que mayo era el momento en el que cada año se realizaba en la escuela el concierto
de final de curso con las obras de los alumnos de composición del aula de Dukas) podríamos
pensar que sí, pero, desafortunadamente, no se ha conservado ningún programa de concierto
del curso 1931-1932, por lo que no podemos afirmar que esta obra fuera compuesta para esta
ocasión. Sin embargo, el hecho de tratarse de una forma “clásica” sobre las que Dukas tanto
insistía a sus alumnos y que fuera para pequeña agrupación (un cuarteto de cuerda) hace
posible que pudiera ser la obra propuesta para el concierto fin de curso. En cualquier caso,
si revisamos el manuscrito,29 que está incompleto, observamos varias correcciones y
anotaciones que indican que se trata de un primer borrador pero que muestran a un
compositor capaz ya de escribir con cierto nivel de complejidad. Muestra de ello es esta
sección en la que crea dos voces para cada instrumento:
Ejemplo 3. Arturo Dúo Vital, Rondo pour quatuor d’orchestre, cc. 50-56.
Santander, Fundación Botín, sig. DUO 2- 36554.
449
Esta obra, además, debió de ser la última de su período en la École Normale de Musique,
ya que ese mismo verano de 1932, Dúo Vital regresaba definitivamente a España para casarse
con Ana de la Llosa, con la que en septiembre de 1932 se instalaría en Gran Canaria.
Y precisamente en ese nuevo destino compuso la partitura Molinos isleños para orquesta
(1933), el primer producto sinfónico del cántabro que conservamos y en el que podemos ver
los resultados de sus dos años en el aula de Dukas. Compuesta en las Islas Canarias, tras su
regreso de París y su matrimonio con Ana de la Llosa, la obra fue estrenada en Madrid en
diciembre de 1933, bajo la dirección del propio Dúo Vital y con la Orquesta Sinfónica de
Madrid, tal y como reza la portada de su manuscrito:30
Esta primera obra sinfónica de Dúo Vital tiene, como vemos, una plantilla orquestal muy
ambiciosa, incluyendo quinteto de cuerda, dos arpas y una amplia sección de percusión. Se
trata de un único movimiento con orquestación “muy francesa”. Así era recibida la obra tras
su estreno en Madrid:
451
obra bien concebida y bien dibujada, con influjos dukassianos que revelan la
fidelidad del discípulo al maestro.31
Estos “influjos dukassianos” también fueron señalados por Ramón de la Serna en una
crítica en la que augura un futuro prometedor para el compositor cántabro. Con estas
palabras lo analizaba:
Sobre la recepción del público encontramos comentarios como “fue muy del agrado del
público. Oyó muchos aplausos”.33 En otra crítica se destaca su buena orquestación:
“demostró poseer serios conocimientos de técnica por la buena orquestación que dio a su
obra. Esta fue aplaudida”.34
Pero más allá de la recepción por parte de la crítica y el público españoles podemos
encontrar esos “influjos dukasianos” en la propia partitura: el tema que da unidad a toda la
obra y que presentan los oboes y la trompa por primera vez en el compás 9, tiene ciertas
reminiscencias del “tema del aprendiz” de L’Apprenti sorcier de Dukas, no melódicamente,
pero sí en recursos humorísticos como el uso de apoyaturas y de notas picadas:
31 Ribó, Jesús A.: “Vida musical. Madrid”, Musicografía, Núm. 9, Monóvar, 9-I-1934, p. 18.
32 De la Serna, Ramón: “El concierto matinal de ayer”, El Heraldo de Madrid, Madrid, 18-XII-1933, p. 5.
33 “Información teatral”, La Voz, Madrid, 19-XII-1933, p. 3.
34 S.C.: “Índice musical”, El Siglo Futuro, Madrid, 19-XII-1933, p. 4.
Ejemplo 4. Arturo Dúo Vital, Molinos isleños, cc. 6-13.
Santander, Fundación Botín, sig. DUO 9-36644.
El efecto humorístico del tema es reforzado por las flautas que, a base de corcheas a
contratiempo, también realizan apoyaturas.
453
A nivel tímbrico, ambas partituras también comparten una plantilla muy parecida. Más
concretamente, la combinación de arpa, timbales, bombo y caja es muy característica de las
secciones más humorísticas de L’Apprenti sorcier de Dukas, gesto que el cántabro también
utiliza en Molinos isleños:
A la luz de las fuentes analizadas, podemos concluir que el proceso de aprendizaje vivido
por Arturo Dúo Vital en los dos cursos como alumno de composición en la École Normale
de Musique fueron definitivos en su formación como compositor, asimilando las técnicas de
orquestación francesas de las que carecía a su llegada y reforzando su conocimiento
contrapuntístico y cultivo de formas escolásticas como la fuga.
Creemos demostrado que más allá de las direcciones estéticas que Arturo Dúo Vital
tomó a lo largo de su carrera, la huella que Dukas dejó en su trayectoria fue de vital
importancia, dando con él sus primeros pasos en esos dos años de trabajos presentados y
corregidos en clase y que tienen como resultado la obra Molinos isleños (1933), que de algún
modo resume el salto dado por Dúo Vital desde su llegada a París hasta su regreso a España.
455
CAPÍTULO 8.
UN ALUMNO FUGAZ: EL POLIFACÉTICO GUSTAVO DURÁN
Sin ninguna duda, el personaje más poliédrico de los incluidos en esta tesis doctoral es
Gustavo Durán. Militar, comandante, espía, compositor, escritor, actor de doblaje
cinematográfico, diplomático y funcionario de las Naciones Unidas son algunas de las
actividades y oficios que ejerció durante su intensa vida.1 De todas ellas, la composición
ocupó un lugar importante en sus años de juventud, aspecto que analizaremos a continuación
para tratar de comprender la envergadura de su contacto con Paul Dukas.
Las principales fuentes conservadas sobre Durán fueron donadas por sus hijas a la
biblioteca de la Residencia de Estudiantes, donde el músico pasó muchos ratos de su
juventud visitando a algunos de sus amigos de la “colina de los chopos”, entre ellos Lorca,
Dalí y Buñuel. En aquella época, Durán residía en Madrid y era un estudiante de piano.2
1 Juárez Camacho, Javier: Comandante Durán. Leyenda y tragedia de un intelectual en armas. Madrid: Debate, 2009, p.
26.
2 Ibid., p. 32.
457
Imagen 1. Expediente de Gustavo Durán en el RCSMM. 1925-1926.
Madrid, RCSMM, sig. 862/14.
Al igual que varios músicos del Grupo de los Ocho, Durán también fue un compositor
autodidacta que a pesar de no tener formación regalada en composición consiguió crear una
obra de éxito como El fandango del candil, un ballet que compuso y dirigió con tan solo 20 años
y que fue estrenado por “La Argentina”. Esta obra tuvo un éxito enorme, llegando a ser
interpretada en varios países.3
Tras este enorme triunfo, Durán fue advertido por su entorno para que no se dejara
llevar por los halagos y para que fuera consciente de que tener un éxito así tan joven
conllevaba algunos peligros. En este sentido, Néstor Fernández de la Torre, pintor canario
con quien Gustavo Durán vivió durante sus años parisinos, pudo ser el responsable de insistir
3González Sosa, Manuel: “La metamorfosis de Gustavo Durán”, Diario de las Palmas, Las Palmas, 16-XII-1982,
p. 17. Madrid, Biblioteca Residencia de Estudiantes, sig. GD/3/28/3.
al joven compositor sobre la necesidad de seguir formándose. Decimos esto porque, en una
carta firmada por Miguel Benítez, amigo íntimo de ambos artistas, este advierte al pintor a
finales de octubre de 1927, sobre la necesidad de formación de Durán:
Si en el año 1927 Durán estaba recibiendo esta advertencia de dos de sus personas más
allegadas, quizá la decisión de estudiar composición en París tuvo que ver con ello. De este
modo y tras esta primera etapa de formación y éxito en Madrid, Durán viajó a París, donde
se instaló con el pintor canario Néstor de la Torre en 1929. Allí viviría un periodo de una
intensa vida social y cultural, que ya ha sido analizado en la principal biografía sobre el
barcelonés hasta la fecha, Comandante Durán. Leyenda y tragedia de un intelectual en armas, del
periodista y escritor Javier Juárez.5
En ella, su autor afirma que Durán recibió en París clases de “contrapunto de Noël
Gallon, en el Conservatorio de París, y de composición con Paul Le Flem, de la Schola
Cantorum. También fue alumno de Paul Dukas”.6 Hemos podido corroborar que el dato
sobre Dukas es cierto gracias a Lucy Durán, hija del compositor, que nos ha prestado su
testimonio:
4 Almeida, Pedro: “Gustavo Durán (1906-1969): Preludio inconcluso de la generación musical de la república.
Apuntes para una biografía”, Revista de musicología, vol. IX, Núm. 2, 1986, p. 521.
5 Juárez Camacho, Javier: Comandante Durán. Leyenda y tragedia de un intelectual en armas. Madrid: Debate, 2009.
6 Ibid., p. 88.
7 Entrevista vía email a Lucy y Jane Durán, hijas de Gustavo Durán. Contestada el 10 de noviembre de 2017.
459
A falta de fuentes primarias en la École Normale de Musique y en el archivo de la
Residencia de Estudiantes, disponemos del testimonio de su hija para corroborar que estudió
con Dukas. En cuanto al resto de profesores mencionados en la biografía de Juárez, sí hemos
encontrado algunas referencias en prensa en los años veinte y treinta que hablan de su
trayectoria formativa y musical:
Gustavo Durán es catalán, estudió en Madrid, con Turina y con Paul Fleuri
[sic] en París; pero su personalidad, poderosa, enérgica, original, destaca en toda
su obra de un modo inconfundible, sin influencia ninguna, no ya de sus maestros,
sino de todo otro compositor contemporáneo. Su labor es muy vasta.
principalmente canciones de un sabor inimitable, y tiene un ballet, pequeña joya
lírica en que aparece con todo el frescor juvenil de su inspiración y todo el primor
de su arte: El Fandango de candil, que ha dado triunfalmente la vuelta al mundo
[…].8
Como vemos, en 1929 todavía no mencionan a Dukas como maestro, lo que nos hace
pensar que su contacto con él se debió de producir entre 1930 y 1934.
En una entrevista realizada por Rafael Moragas en 1930, el pintor Néstor Fernández de
la Torre y el compositor Gustavo Durán son preguntados conjuntamente. En dicha
entrevista, en la que el pintor recibe un mayor protagonismo, Durán también es consultado
por algunas cuestiones que nos pueden ser de interés:
8 J.
R. C.: “Actualidad teatral”, El viajante de comercio, Madrid, 1929, p. 17. Madrid, Residencia de Estudiantes, sig.
GD/3/10/1.
catalanes los que más me interesan son Morera y Mompou. Sé que, a este, como
a mí, le interesan enormemente las canciones Incaicas, que en otro orden son tan
importantes como las de los sefarditas.
Otra de las pocas fuentes primarias que conservamos sobre su paso por París, es una
agenda de Néstor de la Torre del año 1931, en el que se explicitan los acontecimientos, cenas
y citas del pintor.10 Esta agenda la escribía Gustavo Durán, que durante esos años parisinos
ejerció como secretario del pintor. En él, encontramos anotados encuentros asiduos con Paul
Le Flem, hasta dos veces por semana, en diferentes horarios. En algunas ocasiones aparece
la indicación “chez lui” (en su casa) lo cual demostraría que las lecciones que recibió por parte
del compositor francés fueron en realidad clases particulares en su domicilio y no una
enseñanza reglada en la Schola Cantorum, donde Le Flem fue profesor. La variabilidad del
horario de sus citas también refuerza la hipótesis de que no eran clases de una asignatura
reglada en una institución, aunque la frecuencia de ellas es bastante regular: normalemente
martes y viernes, durante los meses de enero y febrero de 1931.
9 Moragas, Rafael: “Pasan por Barcelona el pintor Néstor Fernández de la Torre y el compositor Gustavo Durán,
que nos hablan de sus inquietudes y preferencias artísticas”, La Noche, Barcelona, 1-XI-1930, p. 1. Madrid,
Residencia de Estudiantes, sig. GD/3/31/1.
10 Las Palmas de Gran Canaria, Museo Néstor, sig. Diario-1931.
461
Imagen 2. Agenda del pintor Néstor de la Torre. 1931.
Las Palmas de Gran Canaria, Museo Néstor, sig. Diario-1931.
Más allá de estas referencias a Paul Le Flem, no encontramos ninguna mención a Paul
Dukas, al menos durante el año 1931, que es el único año conservado en esta agenda. Sin
embargo, Gustavo Durán anotó citas en ese mismo año con algunos compositores españoles
discípulos de Dukas. Es el caso de Joaquín Rodrigo, que en ese momento era alumno de
composición del francés en la École Normale de Musique. Encontramos hasta dos
encuentros con Joaquín Rodrigo, el 2 de febrero y el 13 de abril de 1931:
Imagen 3. Agenda del pintor Néstor de la Torre. 1931.
Las Palmas de Gran Canaria, Museo Néstor, sig. Diario-1931.
Este dato podría ser meramente anecdótico, pero lo cierto es que Rodrigo no fue el único
alumno de Dukas con el que Durán se trató en París. También Joaquín Nin-Culmell,
discípulo del francés en la clase de composición del Conservatoire de París, tuvo contacto
personal en esos años con Durán y Néstor de la Torre, tal y como demuestra otra de las citas
de su agenda personal, en la que se puede ver cómo el 12 de febrero de 1931, el compositor
y el pintor asistieron a un concierto de Nin-Culmell:
463
Estos contactos plantean la posibilidad de que Gustavo Durán hubiera conocido a Paul
Dukas o hubiera oído hablar de él como profesor a través de alguno de sus alumnos, Joaquín
Rodrigo o Joaquín Nin-Culmell.
Por otro lado, el perfil de estudiante irregular y poco amigo de los estudios reglados que
ya tenía Durán en su etapa previa en Madrid, así como la ausencia de todo tipo de fuentes o
referencias administrativas del compositor en la École Normale de Musique, nos hacen
pensar que el contacto con Dukas debió de producirse de forma privada, es decir, en algo
parecido a unas clases particulares y que este debió de ser breve y de poca transcendencia, ya
que el propio Gustavo Durán, en una autobiografía escrita en 1941 que nos ha facilitado su
hija Jane Durán, resumía sus años en París del siguiente modo:
Como vemos, no cita a Paul Dukas en ningún momento y las instituciones musicales que
nombra las presenta como los lugares de procedencia de sus maestros franceses, usando el
“of” y no el “in”, es decir que, aunque estos compositores franceses fueran profesores en
esos lugares, deja entrever que estudió con ellos fuera del Conservatorio y de la Schola
Cantorum. Esta hipótesis ganaría fuerza si tenemos en cuenta las enormes barreras que el
Conservatoire de París ponía para aceptar a alumnos no franceses, un asunto que ya tratamos
en la introducción de esta segunda parte del trabajo.
11 «Went to París in 1929 to develop further my musical studies, studying counterpoint and fugue with Noel Gallon, of the
Conservatoire of París, and composition with Paul Le Flem, of the Schola cantorum. From 1929 to 1933 composed some melodies
for soprano voice and piano –“Axa, Fátima y Marién”, “Al alba venid”, “Zarza florida”, etc.– sung by Conchita Supervía,
Vera Janacopulos, María Cid and others at their concerts. During these years –1929/1933– I made a special research into
spanish and latin american folk-music». Autobiografía mecanografiada, documento sin catalogar facilitado por Jane
Durán, hija del compositor.
Pero lo realmente significativo para nosotros de esta autobiografía es que Paul Dukas no
aparezca citado en ningún momento como maestro, por lo que la hipótesis que apuntábamos
en líneas anteriores sobre la levedad del contacto entre Durán y Dukas gana peso.
Otro dato que apoya nuestra hipótesis son el tipo de composiciones que Gustavo Durán
realizó durante sus cuatro años en París: todas son canciones para soprano y piano y nada de
música sinfónica. Si tenemos en cuenta que Dukas era especialmente reconocido como
profesor de orquestación, no tendría mucho sentido hablar de una influencia significativa por
parte del francés sobre Gustavo Durán, más aún cuando este, tras su periodo parisino, giró
su carrera profesional hacia otras facetas que poco tenían que ver con la composición.
Con todo ello, podemos concluir que el contacto entre Gustavo Durán y Paul Dukas
debió de ser breve y de poca trascendencia, ya que las escasas fuentes existentes sobre ambos
así lo demuestran.
465
CAPÍTULO 9.
DESDE Y HACIA LA BANDA.
EL VIAJE CIRCULAR DE JOAQUÍN VILLATORO
Para conocer la etapa de Joaquín Villatoro Medina como alumno de Dukas, es necesario
analizar la trayectoria que tuvo que recorrer desde su pequeño pueblo natal, Castro del Río,
en la provincia de Córdoba, hasta su llegada a París.
Con una situación personal de precariedad económica, huérfano de padre y madre desde,
al menos, los 19 años, Villatoro es un ejemplo de cómo las becas y pensiones concedidas por
las diputaciones provinciales y ayuntamientos de España en los primeros años 30 fueron
fundamentales para formar musicalmente a compositores que, de otro modo, jamás hubieran
podido acceder a enseñanzas regladas.
Como tantos otros niños nacidos en pequeños pueblos de España, sus primeros pasos
musicales fueron dados en la banda de música de su localidad natal. Según Cañaveras, Joaquín
inició su formación musical a los trece años de edad con Emilio Díaz, profesor de la banda
de dicha población, y con el melómano Francisco Algaba Luque, un abogado, poeta, escritor,
compositor y agricultor de Castro del Río.1
Las primeras fuentes que dan pistas de los inicios de su formación musical demuestran
que realizó sus primeros estudios reglados en el Conservatorio de Córdoba entre los años
1928 y 1930. Vemos a continuación su expediente académico:2
1 CañaverasGarrido, Francisco: Joaquín Villatoro. Vida y Obra. Córdoba: Ayuntamiento de Castro del Río, 1998,
p. 10.
2 Córdoba, Archivo de la Diputación Provincial de Córdoba, sig. HC152.2.
467
Imagen 1. Expediente de Joaquín Villatoro en el Conservatorio de Córdoba.
Córdoba, Archivo de la Diputación Provincial de Córdoba, sig. HC152.2.
Sin embargo, aunque pareciese que cursó todos sus estudios en el Conservatorio de
Córdoba viajando a Madrid solo para examinarse por libre, lo cierto es que durante el curso
1929-1930, Villatoro fue alumno presencial de Pedro Fontanilla y Miñambres, profesor de
Armonía del Real Conservatorio de Música y Declamación de Madrid, obteniendo el primer
premio de su clase. En otra carta de recomendación, esta firmada el 9 de julio de 1930 por el
propio Fontanilla, se daba cuenta del logro alcanzado por el cordobés:
469
por sus especiales aptitudes para este arte de la composición musical y asiduidad
en el trabajo, por el que ha obtenido el primer lugar entre todos los alumnos de
la clase, calificación de Sobresaliente en los exámenes de fin de carrera y el Primer
Premio en los concursos públicos de oposición últimamente verificados.6
También la prensa se hizo eco de este logro. En el mismo mes de julio, se publicaba en
el Boletín Musical la noticia de que Villatoro había obtenido el premio final de carrera en la
especialidad de Armonía en el Real Conservatorio de Música y Declamación de Madrid,
habiendo sido formado en dicha asignatura previamente por el profesor Gómez Camarero,
en el Conservatorio de Córdoba, donde, recordemos, Villatoro pudo estudiar gracias a las
enseñanzas gratuitas que el Ayuntamiento de Córdoba ofertaba a alumnos sin recursos. La
noticia era anunciada como el “triunfo de un Cordobés”: 7
6 Ibid.
7 “Triunfo de un cordobés”, Boletín Musical, Madrid, I-VII-1930, p. 19.
Como vemos, el verano de 1930 supuso un punto de inflexión para Villatoro que, tras
obtener el premio extraordinario de Armonía en el Conservatorio de Madrid, llevó a cabo
una recopilación de cartas de recomendación y de certificados oficiales que atestiguaran sus
capacidades musicales y sus dificultades económicas. Prueba de ello son las cartas que
Villatoro pidió al Ayuntamiento de su pueblo natal, Castro del Río, para demostrar que no
poseía bienes económicos y que su situación era de auténtica necesidad. En dos certificados
firmados el 5 y el 11 de julio de 1930 respectivamente, el alcalde de su pueblo, Antonio Pérez
López Toribio, afirma que Villatoro, de 19 años, “ha observado siempre intachable conducta,
mereciendo el aprecio y estimación de sus convecinos” y que es, además de huérfano, “pobre
de solemnidad, careciendo por tanto de toda clase de recursos”:8
471
Imagen 3. Certificados del alcalde de Castro del Río, 1930.
Córdoba, Archivo de la Diputación Provincial de Córdoba, sig. HC152.2.
473
Imagen 5. Ejercicio de oposición de Joaquín Villatoro, 1930.
Córdoba, Archivo de la Diputación Provincial de Córdoba, sig. HC152.2.
Córdoba. - En seguida se dio cuenta de otra solicitud […] por Don Joaquín
Villatoro Medina […] que se le amplíe por todo el tiempo que le resta estar en
Madrid la pensión que disfruta para seguir estudiando […].10
475
Paralelamente a sus estudios en el Conservatorio de Madrid, Villatoro, en su condición
de becario de la Diputación de Córdoba, debía dar cuenta de forma continua ante la comisión
encargada sobre el cumplimiento de sus obligaciones como becario. Prueba de ello es esta
otra publicación del libro de actas de la comisión en 1931:
En algún momento dado de 1932, Villatoro debió decidir marchar a estudiar música al
extranjero para ampliar su formación y abandonar por un tiempo el Conservatorio madrileño.
En otra acta de la comisión, celebrada el 9 de agosto de 1932, se vuelve a mencionar a
Villatoro, pero esta vez parece que el cordobés está disfrutando ya de otra pensión, destinada
a estudios en el extranjero:
477
Sin embargo, tan solo dos meses más tarde, en otra sesión ordinaria celebrada el 10 de
diciembre de 1932, Villatoro parece haber justificado su residencia en París:
Este documento nos indicaría que en el otoño de 1932 Joaquín Villatoro Medina ya se
encontraba en París. Sin embargo, la inexistencia de fuentes conservadas respecto a su paso
por la École Normale de Musique nos impide saber con exactitud cuánto tiempo permaneció
en el aula de Dukas como alumno de composición.
Nos encontramos por tanto ante un caso singular dentro de la larga lista de alumnos
españoles de Dukas, ya que este realizó intencionadamente un viaje con paradas en Madrid y
París, pero cuyo punto de partida y de destino eran el mismo. Un viaje circular.
479
CAPÍTULO 10.
JOAQUÍN NIN-CULMELL:
EL ALUMNO DEL DISCÍPULO
Tal y como advertíamos en la introducción de esta segunda parte del trabajo, el único
alumno con raíces españolas que pasó por el aula de composición de Dukas en el
Conservatoire de París fue Joaquín Nin-Culmell. Este músico tiene una importante
particularidad: de origen cubano español, pero nacido en Berlín y criado entre Barcelona y
Nueva York, se identificó como un artista de la escuela musical española y adquirió
finalmente nuestra nacionalidad.
Pero antes de adentrarnos en los detalles de su contacto con Dukas debemos tener en
cuenta cuál había sido su formación musical previa. Criado por su madre tras el abandono
de su padre, el compositor Joaquín Nin Castellanos, a la edad de 3 años, su formación musical
reglada no llegaría hasta que en su juventud decidió instalarse en París. 1 El propio Nin-
Culmell lo explicaba en una entrevista concedida a la revista Residencia en octubre de 1997:
Yo le dije a mi madre cuando tenía unos 14 años: “Te tienes que sacrificar y
llevarme a Europa”. Yo no sabía nada; sí, me había enseñado yo a mí mismo a
leer música. Lo leía todo, lo tocaba todo mal tocado. Un poco como le sucedía a
Anaïs con los libros, que se liaba con ellos de pe a pa, pero sin mucho orden.
Pues yo también escribía música y leía todo, seguramente lo leía mal y lo tocaba
peor, pero me estaba formando un léxico. Y mi madre, casada Anaïs, cuando al
marido lo mandan a París, vende la casa y, con esta pequeñísima cantidad y gracias
a mi cuñado, puedo estudiar en París el piano […].
481
era un insulto de proporciones mayores […] Estudié muy seriamente, hasta que
obtuve el diploma en la Schola Cantorum.2
Como vemos, su primera formación musical fue como pianista en la Schola Cantorum,
donde se graduó en 1930. Y fue en el verano de ese mismo año en el que Nin-Culmell viajó
hasta Granada para conocer a Falla. Gracias al contacto de su madre, quien había sido amiga
del compositor gaditano años atrás, Nin-Culmell pudo estudiar aquel verano bajo su tutela.
“Le fui a visitar con mis Tres impresiones para piano y él me hizo observaciones en las que tenía
muchísima razón. […]. Me dijo: ‘Bueno, si quiere, puede volver cuando tenga otra obra para
enseñarme’. Y efectivamente volví en el año 32”.3
Entonces, en el 32, me dijo que yo tenía que estudiar con alguien en París.
De la Schola Cantorum, donde yo estaba, no le gustaba mucho la parte de
composición musical. “Yo le puedo dar una carta a Paul Dukas, que es mi amigo”,
me dijo. Paul Dukas daba clase en el Conservatorio. La matrícula no costaba
nada, era por examen y, además, no admitían extranjeros. Pero una carta de Falla
me abrió muchas puertas.4
[…] transformé la Sonata breve en su actual versión. Fue la versión que presenté
en la clase de composición musical de Paul Dukas en el Conservatorio de París,
armado de una carta de presentación de don Manuel. Dukas leyó la carta y me
pidió que le diera a conocer la Sonata breve. Así lo hice, y al terminar, sin más
comentarios, me admitió a su clase como miembro extranjero, cosa poco usual
en el Conservatorio Nacional de París en aquel entonces. Por lo visto, la carta de
presentación del autor de El amor brujo había podido convencer al compositor de
El aprendiz de brujo. No tardé en verme rodeado de caras conocidas, algunos ex
discípulos como Tony Aubin, Elsa Barraine y Olivier Messiaen, otros discípulos
más recientes como Jean Hubeau, Jean Langlais, Jehan Alain, etc. A excepción
de mi gran amiga Elsa Barraine, todos han desaparecido.5
Tras haber sido aceptado por el francés, Manuel de Falla escribía a Nin-Culmell
“gratísima su última, y magnífico su anuncio de trabajar con Dukas, el maestro admirable”.6
5 Nin-Culmell, Joaquín: “Manuel de Falla, pedagogo”, Revista de Occidente, Núm. 187, 1996, pp. 37-46.
6 Granada, AMF, sig. 7336-045.
483
amigos. Nos paseábamos por el Bois de Boulogne y yo no dejaba de asistir a sus
estrenos por Ricardo Viñes por sus obras pianísticas y por la Orquesta Straram
para una de sus primeras obras para orquesta: El poema de la Alhambra. Al mismo
tiempo yo programaba como pianista su Suite y la adorable y tan fina evocación
de Luis de Milán que se llama Zarabanda lejana. Mientras Rodrigo seguía en la clase
Paul Dukas de la École Normale yo entraba en la clase de Paul Dukas en el
Conservatorio. En 1935, cuando murió repentinamente Paul Dukas, fue Joaquín
Rodrigo quien me llamó por teléfono para comunicarme la noticia. Asistimos a
su cremación juntos y luego, cuando la Revue Musicale decidió organizar un
homenaje musical a Paul Dukas, le pidieron a Joaquín Rodrigo uno de los
homenajes y a mí me ofrecieron el honor de estrenar todos los homenajes,
incluyendo el de Manuel de Falla, un año más tarde. […]. Dos años más tarde me
fui a los Estados Unidos sin saber que me quedaría tanto tiempo. Joaquín Rodrigo
y su esposa se me perdieron de vista y no nos volvimos a ver hasta 1956, al volver
yo a España. Su música siempre me acompañó y la fui tocando como pianista
con el entusiasmo de siempre. Pronto me enteré de los pasos gigantescos que había
dado su música. Lo bonito es que nunca ha disminuido nuestro mutuo afecto, ni
la admiración que siento por mi tocayo mayor.7
Como vemos, el contacto entre ambos se produjo gracias a una carta escrita por el propio
Nin-Culmell y a la vida musical que compartieron en la ciudad de París a principios de los
años 30. Recordemos que Rodrigo estuvo en la École Normale de Musique como alumno
de 1928 a 1932 y que Nin-Culmell vivía ya en París desde los años veinte, por lo que no es de
extrañar que el joven estudiante asistiera con interés a los estrenos de ese otro joven
compositor español del que se empezaba a hablar en la ciudad. Se intuye también por su
forma de expresarse en estas líneas que Rodrigo era observado con admiración como
compositor y que, muy probablemente, el valenciano ya le debió de hablar a Nin-Culmell
sobre su maestro Dukas. Teniendo en cuenta que el consejo y la carta de recomendación de
Falla para que estudiara con el francés no se produjeron hasta el verano de 1932, podemos
intuir que ya desde el inicio de su amistad con Rodrigo, Nin-Culmell tuvo referencias directas
del magisterio de Dukas.
7 Nin-Culmell, Joaquín: “Hablar de los compositores de mi generación”. Riverside, Tomas Rivera Library, sig.
076-3.
El segundo alumno del francés a quien conoció Nin-Culmell en los años 30 fue Gustavo
Durán. Así lo recordaba:
El Fandango del Candil de Gustavo Durán, en cambio, fue una obra floja,
repetitosa, cuya instrumentación tuvo que ser repasada por Henri Busser después
de un primer ensayo catastrófico. Gozaba de unos admirables decorados y
vestuarios del ilustre pintor canario Néstor de la Torre. Años más tarde, antes de
1936, cuando quise ayudar a Gustavo Durán a enfrentarse con las realidades de
la composición musical a través de los principios de contrapunto, lo encontré
encantador y lleno de vida, devorando el Cancionero de Palacio con un
entusiasmo arrebatador, pero completamente exento de toda seria intención de
aprender a componer.8
Dukas era muy particular. Así como a Falla no le gustaba que se le copiara,
a Dukas no es que le gustara, pero, como muchos artistas contemporáneos, tenía
una contradicción entre lo que le gustaba por intuición y lo que le gustaba por
razonamiento. Esta contradicción llegó a tal punto que quemó todas las obras
que había terminado y en las que no se reunían cabalmente la intuición y el
intelecto. Lo que le gustaba a Falla era renovar, Dukas no tuvo el valor. Su
enseñanza era más bien irónica; no se burlaba, pero era muy sarcástico y a muchos
alumnos les machacó. A mí no me atacó; pero me acuerdo de que una
8 Ibid.
485
vez en clase utilicé un tema español y me dijo: “¿Esto, de dónde viene? ¿Es un
tema popular? Todo compositor español tiene que escribir sobre un tema
popular”. Y yo tuve una sacudida: “No estoy de acuerdo”, le dije. Hoy en día no
pasa nada, pero entonces contestar a un profesor era una osadía tremenda.
Durante dos semanas no me permitió acompañarle a su casa, como castigo.9
No sabemos si el comentario “todo compositor español tiene que escribir sobre un tema
popular” era producto de su famosa ironía o si realmente animaba a sus discípulos españoles
a utilizar las fuentes populares, pero lo cierto es que alumnos españoles anteriores a Nin-
Culmell acabaron por utilizar inspiración en la música popular, un asunto que hemos podido
observar en los capítulos dedicados a Rodrigo, Arámbarri o Dúo Vital.
Por otro lado, y por su manera de expresarse, es evidente que Nin-Culmell consideraba
su “verdadero” maestro a Falla, profesando por él una mayor admiración que por el francés.
Esta predilección, sin embargo, no le impedía agradecer y conocer muy profundamente al
francés:
Paul Dukas fue un gran profesor, pero Falla siguió siendo mi conciencia
musical activa. Falla me hizo oír esa pequeña voz interior que todo compositor
lleva dentro. Dukas era la contradicción musical personificada. Música que
adoraba, música que incitaba su acerba crítica. Música que aceptaba
intelectualmente, música de la que sospechaba profundamente. Mucha ternura
escondida, sobre todo para las obras juveniles de su gran amigo Claude Debussy.
Había que escucharle cuidadosamente, pero, aun así, el mensaje de sus
comentarios no se me aclaró hasta muchos años después. En cambio, a Falla lo
entendí enseguida. Así como Falla se alejaba tenazmente de sus obras, lo mejor
de la enseñanza de Paul Dukas fueron su única ópera, su única sinfonía, su único
poema sinfónico, su único ballet, sus únicas variaciones para piano, su única
sonata para piano, una melodía y un homenaje a Debussy para piano. Todo lo
demás desapareció en la lucha mortal que se intensificó entre lo intelectual y lo
intuitivo. Lucha típica entre los compositores de aquel entonces y aún hoy en día.
¿Cómo es posible que Dukas se interesara en el Falla de La vida breve? ¿Sentía por
Pero más allá de los recuerdos del propio Nin-Culmell sobre su maestro francés,
debemos analizar también los productos musicales de su contacto con él. Como ya
demostramos en la Introducción de la parte II, Nin-Culmel fue alumno de la asignatura de
Composición en el Conservatoire de París en los cursos académicos de 1932-1933, 1933-
1934 y 1934-1935. Teniendo en cuenta que las Tres impresiones y la Sonata breve fueron escritas
antes de su contacto con el francés, y repasando su catálogo de obras, encontramos un título
compuesto durante su período en el aula de Dukas: su Quinteto para piano y cuarteto de cuerda
(1934-1937).
Si Falla había insistido a Nin-Culmell con el estudio de las sonatas de Scarlatti al revisar
las dos obras para piano que le mostró en Granada –a ese fin me indicó algunas sonatas del
madrileño Domingo [sic] Scarlatti, que, según Don Manuel, eran de las más españolas–,11 en
el aula de Dukas el joven compositor inició su primera obra para conjunto instrumental, más
concretamente un quinteto para piano y cuarteto de cuerda, dividido en tres movimientos:
Lento, Andante y Vivace. Al finalizar el segundo año en la asignatura de Composición del
francés, Nin-Culmell presentó a concurso el segundo movimiento de esta obra: “En junio de
1934 obtuve un primer accésit en el concurso de fin de año en el Conservatorio de París con
10 Nin-Culmell, Joaquín: “Manuel de Falla, pedagogo”, Revista de Occidente, Núm. 187, 1996, p. 41.
11 Ibid.
487
el Andante de mi Quinteto para piano y cuarteto de cuerda, movimiento que tuvo su punto de
partida en un trío hoy desaparecido”.12
Este Andante fue muy probablemente uno de los trabajos de clase realizados bajo la tutela
de Dukas y se caracteriza por seguir la estructura de la fuga. Podemos imaginar que el francés
trabajó en su clase la técnica del contrapunto e instó a sus alumnos a desarrollar obras que
les permitieran practicar un lenguaje imitativo. Al mismo tiempo, también era la primera vez
que Nin-Culmell escribía para cuarteto de cuerda, ya que, hasta la fecha, todas sus
composiciones habían sido para piano.
Recordemos que este tipo de obras, para pequeños conjuntos instrumentales en los que
casi siempre aparece un cuarteto de cuerda acompañando a otro instrumento solista, son las
que aparecían con más asiduidad en los programas de concierto de fin de curso de la École
Normale de Musique, donde los alumnos de la clase de composición de Dukas presentaban
sus trabajos, la mayoría de ellos con esta misma plantilla o muy similares. Podemos dilucidar
de ello que la pedagogía del francés en ambas instituciones era muy similar: propuesta de
ejercicios de composición donde se trabajaran este tipo de agrupaciones, cuartetos de cuerda,
pequeñas piezas para piano y puesta en práctica de las principales formas escolásticas,
incluyendo el estudio de la escritura contrapuntística, como refleja el quinteto de Nin-
Culmell.
Este trabajo, a pesar de ser producto de las clases de Dukas, fue presentado también a
Falla debido al interés de Nin-Culmell por recoger la opinión y el consejo del gaditano. Él
mismo lo explicaba así:
Desgraciadamente, tuve que esperar hasta casi pasado el verano de 1934 para
enseñárselo a don Manuel. Además, ya había empezado los bocetos para el primer
movimiento del Quinteto, más dos poemas de Jorge Manrique para canto y
cuarteto de cuerda. […] Yo había pasado por la clase de Paul Dukas en el
Conservatorio de París, por la estrecha amistad con Roland-Manuel, que me
había aclarado tantísimos problemas de Falla y de la música, y por el comienzo
de mi carrera de pianista.13
12 Ibid.
13 Ibid.
Es significativa esa dualidad continua de maestros, Dukas-Falla, que Nin-Culmell quiso
mantener a cada paso de su formación. Se vuelve a observar aquí ese reparto de roles entre
sus dos maestros y la admiración absoluta por Falla, a quien pide la última palabra sobre sus
trabajos.
Respecto al primer movimiento, un Lento que fue escrito tras el Andante, Nin -Culmell
dejaba en evidencia que, aunque era Dukas el que le estaba enseñando la técnica necesaria
para su escritura contrapuntística, su fuente de inspiración era Falla. Respecto a ese tercer y
último encuentro con el maestro gaditano, producido en 1934, el joven compositor cuenta:
Esta obra se completó con un tercer movimiento, un Vivace que finalizó en 1937, dos
años después de la muerte de Dukas (1935) y del final de sus estudios en el Conservatoire de
París bajo la tutela del francés.
14 Ibid.
15 Madrid, Biblioteca Musical Víctor Espinós, sig. K 1169.
489
Imagen 1. Portada de la partitura editada por Boileau. Barcelona, 1960.
Madrid, Biblioteca Musical Víctor Espinós, sig. K 1169.
Vemos así, como tras el fallecimiento del francés, Nin-Culmell quiso homenajear a su
maestro dedicándole una de las obras con las que muy probablemente aprendió a componer.
Pero este no fue el único homenaje que el compositor quiso hacer a su maestro francés. Nin-
Culmell también fue el intérprete encargado de estrenar Pour le tombeau de Paul Dukas. El
propio Manuel de Falla escribía a su alumno el 6 de marzo de 1936: “no sabe usted cuánto
me alegra saber que va a ser el intérprete de los homenajes que integran el Tombeau”.16
Con este doble homenaje de Nin-Culmell a su maestro se cerraba la historia del contacto
entre ambos. Sin embargo, si tuviéramos que valorar la síntesis de la aportación del francés a
la formación del joven compositor, muy probablemente sería el primer acercamiento a las
grandes formas musicales y a la escritura de piezas camerísticas.
17 Nin-Culmell, Joaquín: “Manuel de Falla, pedagogo”, Revista de Occidente, Núm. 187, 1996, p. 38.
491
CAPÍTULO 11.
BARTOMEU OLIVER I MARTÍ: DE LA ISLA AL EPICENTRO
Entre los últimos alumnos recibidos por Dukas en la École Normale de Musique antes
de su fallecimiento en mayo de 1935 encontramos al mallorquín Bartomeu Oliver i Martí.
Este músico balear, director de orquesta y compositor, ingresó en la escuela francesa en 1935
gracias a la intervención de Joan Maria Thomàs i Sabater, organista, compositor e
investigador fundamental del escenario musical mallorquín. “Mossèn Thomàs”, como era
conocido en su época, fue un personaje clave en el contexto balear como fundador de la
“Capella Clàssica” de Mallorca y su agenda de contactos incluía a personajes como Enrique
Fernández Arbós, Manuel de Falla o Alfred Cortot.
Entre los fondos de la BNF, encontramos una carta dirigida a Paul Dukas y firmada por
Joan Maria Thomàs, en la que el balear intercede para que Bartomeu Oliver sea aceptado
como alumno del francés en París. La carta, firmada el 9 de enero de 1935, dice así:1
Querido Señor,
He hablado mucho de usted con nuestro amigo Manuel de Falla quien, como
quizá usted sepa, ha pasado los dos últimos inviernos en Mallorca trabajando en
“La Atlántida”. Conozco también el resultado de sus excelentes enseñanzas en
mi joven amigo Joaquín Rodrigo, y es por esto por lo que he aconsejado a este
amigo de Mallorca, M. Bartolomé Oliver, ir a trabajar con usted.
493
P.D. Aprovecho la ocasión para reiterarle el homenaje del comité Pro
Chopin. Su retrato y su autógrafo honran siempre la cartuja de Valldemosa.2
Como vemos, esta carta nos aporta muchos datos. En primer lugar, sabemos que
Thomàs insistió al menos en dos ocasiones en su petición a Dukas, por el comentario con el
que abre la carta: “Me permito recordarle mi carta del mes pasado”. Esto supone que el
mallorquín ya se habría puesto en contacto con Dukas en diciembre de 1934 y esta, en enero
de 1935, era su segunda misiva al francés. Por otro lado, expone que Oliver tiene pensado ir
a París el 15 o 16 de enero, por lo que la respuesta afirmativa de Dukas debió de ser inmediata,
ya que el francés, recordemos, fallecería en mayo de 1935 y, por lo tanto, su período de
contacto se tuvo que concentrar entre enero y mayo de 1935.
Otro dato que aporta la carta es el “efecto llamada” que el magisterio de Dukas a Falla y
Rodrigo en años anteriores produjo en los jóvenes compositores españoles. El hecho de que
Thomàs conociera personalmente el testimonio de sus amigos Falla y Rodrigo sobre el
magisterio de Dukas, colocó al francés como la primera opción para el joven Oliver. Pero no
solo esta carta deja testimonio de los motivos por los que se entabló esta relación. En una
entrevista publicada en 1981, Oliver es preguntado por su estancia parisina y narra cómo
Thomàs fue el responsable de la elección de Dukas como maestro:3
2 « Cher Monsieur, Je me permette de vous rappeler ma lettre du mois passé au sujet du jeune compositeur majorquin qui désire
venir à París pour étudier la composition et auquel j’ai conseillé de s’adresser à vous. J’ai parlé beaucoup de vous avec notre ami
Manuel de Falla qui, comme vous savez peut-être, a passé les deux hivers antérieurs à Mallorca en travaillant à “L’Atlantide”.
Je connais aussi le résultat de vos excellents enseignements chez mon jeune ami Joaquin Rodrigo, et c’est pour ça que j’ai conseillé
cet ami de Mallorca, M. Bartolomé Oliver, d’aller travailler avec vous. Je vous prie, donc, de vouloir me répondre aussitôt que
possible car il désire se rendre à París vers le 15 o 16 courant. Comme vous verrez, il a assez de talent, mail il a été presque un
autodidacte isolé dans un village de l’intérieur de l’ile. Il a besoin, surtout, d’être bien orienté et de cultiver sa fantaisie très, –ou
peut-être trop– exubérante. En attendant votre réponse, veuillez agréer, Cher Monsieur Dukas, l’assurance de mon sentiment très
distingué. P.D. Je profite de l’occasion pour vous réitérer l’hommage du Comité Pro Chopin. Votre portrait et votre autographe
honorent toujours la Chartreuse à Valldemosa ». París, BNF, sig. W-48 (547).
3 Pons i Bonet, Miquel: “Mestre Bartomeu Oliver, tota una vida amb la música”, Felanitx, Felanitx, Año XLVI,
Esta entrevista aporta un dato muy valioso: la obra Escena Incaica para dos pianos y
orquesta fue orquestada a propuesta de Dukas y revisada por él mismo en su proceso.
Retomaremos este dato más adelante para analizar esta partitura con detenimiento. Respecto
al relato de su primer encuentro, debemos tener en cuenta que se trata de una entrevista
realizada en 1981, muchos años después del mismo y que, por tanto, podría tratarse de un
recuerdo parcial o idealizado.
4 «Bartomeu Oliver d’adolescent coneix l’Argentina. Barcelona la coneix per motius musicals i viatge a Madrid sens tenir res a
veure amb la música. El 1935 el trobam a París. - Em va induir anar a París mossèn Tomás que hi havia anat abans. Ell
mateix va escriure a Paul Dukas. Per a l’ingrès a l’École Normale de Musique neçessitava una ‘Carte d’élève’ que signà el mateix
Dukas després de ses meves interpretacions Canço de març, Caragol treu banya. ‘Aquesta basta per a l’ingrés’ va dir Dukas, i
Incaica. Se veu que li va agradar perquè em va dir perquè no l’orquestrava i ho vaig fer baix la seva dirección. ‘Se ven los indios
bailar’, va dir en francés». Pons i Bonet, Miquel: “Mestre Bartomeu Oliver, tota una vida amb la música”, Felanitx,
Felanitx, Año XLVI, Núm. 2.252, 11-VII-1981, pp. 7-8.
5 Mir i Marqués, Antoni; Parets i Serra, Joan: “Bartomeu Oliver i Martí” en XVII Jornades d’estudis locals d’Inca.
495
dos pianos no estaban afinados y no pudieron continuar y les dijo que tenía
interés de oír esta Danza y que la estudiaran que en otra sala había dos pianos de
cola muy afinados y que el lunes próximo ya miraremos la música del Sr.
El lunes día 4 fuimos otra vez y solo me llevé dos piezas, la Cançó de Mars
(que la puse por piano) y la Cançoneta, la última que cantaron la Capella Classica.
La examinó y la hizo tocar y la encontró muy sencilla, pero que estaba bien. La
Cançoneta, dijo que estaba perfectamente muy bien… muy bien algo difícil para
cantar. La Danza no pudo tocarse por faltar uno de los pianistas y hasta hoy no
ha podido oír la danza con los dos pianos. Enorme…Enorme… después de
darme la enhorabuena todos y el maestro díjome que estaba muy bien y a ver si
la tenía orquestada y le dije que no y me ordenó que la orquestara.6
Por las fechas aquí expuestas, la respuesta de Dukas a Mosén Thomàs debió de ser
inmediata, ya que este le escribió un 9 de enero y el día 31 del mismo mes Oliver ya estaba
en su aula de la École Normale de Musique. La Danza Salvaje que menciona Oliver en esta
carta hace referencia a la versión original para dos pianos que presentó a Dukas y que tras
ser orquestada pasó a titularse Escena Incaica. Como vemos, esta carta también corrobora la
versión de Oliver en su entrevista de 1981, en la que contaba que Incaica fue la obra que más
gustó de las que presentó a Dukas y que esta se orquestó por su indicación.
En otra carta sin fecha (aunque deducimos que se trata de uno de los primeros días tras
pasar la presentación ante Dukas) Oliver cuenta con alegría que ha sido admitido como
alumno y que ha conocido a un director de orquesta español también alumno de Dukas.
Entusiasmado, Oliver cuenta así sus primeras experiencias en la École Normale de Musique:
Como vemos, el mero hecho de ser aceptado por Dukas el día de su presentación ya
suponía toda una reafirmación para Oliver. El director de orquesta español discípulo de
Dukas nombrado en esta carta podría ser Francisco Escudero, alumno de composición de
Dukas en 1935 y de dirección de orquesta con Albert Wolff entre 1935 y 1936.
Tras este primer encuentro, el desarrollo de sus siguientes clases con Dukas lo
conocemos gracias a las cartas que Oliver escribía asiduamente a su mujer desde París. El 11
de febrero, el mallorquín escribe:
Hoy ha sido la primera lección y el maestro dice que, de seguir así, que será,
estará orgulloso de tener un discípulo como yo, según veo me aprecia mucho, de
lo cual estoy contentísimo, dice que tengo una inteligencia musical enorme, que
solo me falta el estilo clásico severo de Bach, lo que hago ahora.8
Una vez más, el estudio de los clásicos del pasado musical aparece como pieza
fundamental del magisterio de Dukas, tal y como hemos visto en capítulos anteriores.
Sorprende también el aprecio personal con el que el francés trataba a un alumno recién
llegado al que apenas conocía.
7 Ibid.
8 Ibid.
497
Al parecer, el trabajo duro era habitual en el aula de Dukas; un esfuerzo que Oliver realizó
con interés y con el objeto de reafirmarse como profesor y músico en su vuelta a Mallorca.
Son muy significativas las palabras que le escribe a su mujer el 22 de febrero de 1935 en este
sentido y que dejan entrever a un joven mallorquín obnubilado por las personalidades y
círculos musicales que estaba empezando a frecuentar:
Trabajo mucho, estudio mucho, figúrate quién será mi profesor que los
eminentes profesores del Conservatorio de París vienen a clase conmigo. Lo que
estoy haciendo es un estudio de refinamiento de arte y consagrarme profesor para
que nadie me disienta ya a lo que haga de hoy en adelante ni lo que he hecho antes.
[…] Si puedes, cómprame una camisa blanca con puños y cuello postizos, que
me hace falta, pues aquí son muy caras y como tengo que asistir a tantos lugares
donde frecuentan la aristocracia musical quiero ir como los vemos […].9
9 Ibid.
10 Ibid.
En primer lugar, el ingreso en la École Normale de Musique nunca era “por examen”,
tal y como documentábamos en la introducción de esta segunda parte de la tesis. De hecho,
ya hemos demostrado que el motivo de su llegada fue la carta de recomendación de Mosén
Thomàs y, en todo caso, no se podría llamar “examen” a la presentación de partituras que los
alumnos nuevos realizaban el primer día de clase ante el maestro francés. Por otro lado, la
autodenominación de “discípulo predilecto” es demasiado pretenciosa, ya que, en todo caso,
la tendría que dar el propio Dukas.
Esta partitura para dos pianos, con el subtítulo de Danza, nació según las palabras del
propio compositor “por amistad con Raúl, un incaico”.11
11 «Peramistad amb Raul, un incaic, va néixer aquesta composició». Pons i Bonet, Miquel: “Mestre Bartomeu Oliver,
tota una vida amb la música”, Felanitx, Felanitx, Año XLVI, Núm. 2.252, 11-VII-1981, pp. 7-8.
499
Al parecer, el tema incaico que Oliver utilizó en la partitura está basado en una leyenda
del Perú.12 Este consiste en una frase de 8 compases muy sencilla, en compás de 2/4, que se
presenta por primera vez en la mano izquierda del piano 1. Lo más característico del tema
son los intervalos de tercera menor y segunda aumentada y la apoyatura que realiza sobre la
nota mi.
Dukas, al escuchar la obra, aparte de comentar que “se ven los indios bailar” y empujar
a Oliver a orquestarla, decidió apoyarla activamente con su poder para que se estrenara en
París, tanto en su formato para dos pianos como la versión orquestal. En una carta que Oliver
escribe a su mujer el 7 de mayo de 1935, le cuenta que no puede viajar a Mallorca porque
debe quedarse en París pendiente del posible estreno de su obra:
El venir será según las circunstancias, yo quisiera venir hoy, pero tengo que
estrenar la Danza Salvaje (es cierto ya, a dos pianos) y tienen que contestarme
para estrenarla en la sala de conciertos de París a gran orquesta, pero costará
algún dinero. Y ten en cuenta que tengo la simpatía de mi profesor que es el
primero en poner su influencia para que se toque, porque tiene el empeño de
oírla, porque dice que está muy bien hecha, y de una imaginación tan simpática,
que cada vez que voy a la clase, me examina a trocitos la orquestación, cosa que
no veo con los demás. Y quizás esta cuestión, de tan importancia, (que es lo único
que debo pretender en bien de nuestros intereses) me retenga en París si en Inca
me lo permiten y tú estás conforme. Consúltalo al médico y que le parece. De
todos modos, la Pascua la pasaré en París si no hay novedad porque para estrenar
la danza a dos pianos, no se puede hasta después de Pascua.13
12 "En el Auditórium. Concierto de Trámite de la Orquesta Ciudad de Palma”, Diario de Mallorca, Mallorca, 21-
II-1979, p. 36.
13 Palma de Mallorca, UIB, sig. Fons Oliver.
Por la manera de expresarse, parece que se intentó estrenar la obra tanto en su formato
a dos pianos como en su versión orquestal. La única referencia que hemos encontrado al
estreno con orquesta aparece en un diario de Mallorca, en el que, recordando la carrera del
músico balear, se menciona un “homenaje” en la École Normale de Musique presidido por
Dukas:
Aunque no hemos encontrado ninguna otra fuente que atestigüe ese estreno, sí podemos
observar el inicio del proceso de orquestación impulsado por Dukas. En la propia partitura
manuscrita de la versión original para dos pianos, encontramos anotaciones a lápiz a través
de las que se indican nombres de instrumentos:
14 Díaz,
Mariana: “Música. El Aula de Música de la UIB cataloga la obra de Bartomeu Oliver – Director de
banda y compositor, su obra es poco conocida”, Última Hora, Mallorca, 13-X-1988, p. 66.
501
Como vemos, en las diferentes voces del piano aparecen nombres como corno, tam-
tam, fagot, trompa, violonchelos, violas o contrabajos. Es evidente que Oliver empezó a idear
la instrumentación de la obra sobre la propia partitura para dos pianos. Un detalle importante
es la elección del corno inglés como instrumento solista para presentar el tema por primera
vez. Si nos fijamos, Oliver anotó la palabra “corno” bajo el tema que aparece en la mano
izquierda del piano 1 y utilizó uno de los pentagramas inferiores para escribir la melodía en
clave de fa con la indicación C.I:
Pero estas anotaciones a lápiz sobre la partitura original no solo revelan la planificación
tímbrica de la futura orquestación, sino que presentan también una planificación armónica
de la misma. En el siguiente ejemplo, podemos ver cómo Oliver completa acordes y añade
voces intermedias:15
15 El
manuscrito que mostramos no tiene las claves anotadas al inicio de cada pentagrama, pero en este caso la
mano derecha de cada piano estaría en clave de sol y la izquierda en clave de fa en 4ª.
Ejemplo 5. Bartomeu Oliver i Martí, Escena Salvaje, cc. 305-313.
Palma de Mallorca, UIB, sig. Fons Oliver.
Podemos deducir que dichas anotaciones a lápiz fueron realizadas en París durante las
primeras semanas de asistencia a las clases de Dukas, ya que según el propio Oliver “cada
vez que voy a la clase, me examina a trocitos la orquestación, cosa que no veo con los
demás”.16
503
Ejemplo 6. Bartomeu Oliver i Martí, Escena incaica, cc. 1-17.
Palma de Mallorca, UIB, sig. Fons Oliver.
A nivel tímbrico, como podemos ver, es una partitura ambiciosa, más teniendo en cuenta
que Oliver venía de una formación casi autodidacta y de la tradición bandística de los pueblos
mallorquines en los que hasta ese momento había podido ejercer como director y músico. Si
nos adentramos en la partitura a nivel tímbrico, no nos parece casual la utilización de tam-
tam, arpa y timbales, una combinación muy habitual en Dukas y muy repetida por sus
alumnos Albéniz y Falla (véanse capítulos 2 y 3).
Por otro lado, el tema de la obra que aparecía en la mano izquierda del piano 1, aparece
aquí presentado por el corno inglés a solo, tal y como aparecía planeado a lápiz en la partitura
original:17
17 El manuscrito que mostramos no tiene las claves anotadas al inicio de cada pentagrama, pero este instrumento
estaría escrito en clave de sol.
Ejemplo 7. Bartomeu Oliver i Martí, Escena incaica, nº 14, cc. 7-14.
Palma de Mallorca, UIB, sig. Fons Oliver.
Esta partitura contiene, además, varias correcciones y tachaduras a lápiz, por lo que
podrían tratarse de las observaciones realizadas por Dukas en sus clases y a las que Oliver
hacía referencia. Encontramos varios “no” a lápiz corrigiendo diferentes partes de la obra.
En los siguientes ejemplos, añade un sostenido al fa (ejemplo 8), suprime varios compases
del piano (ejemplo 9) y sustituye el arpa por el piano (ejemplo 10).
505
Ejemplo 10. Bartomeu Oliver i Martí, Escena incaica, nº 30, cc. 1-4.
Palma de Mallorca, UIB, sig. Fons Oliver.
En cuanto al estreno de la obra, lo cierto es que más allá de los esfuerzos de Dukas por
conseguir que se estrenara con orquesta y dos pianos en alguna sala de conciertos de París,
es muy probable que finalmente solo se estrenara en el concierto de fin de curso de la École
Normale de Musique, donde cada año, los alumnos de composición de Dukas presentaban
sus obras. Desafortunadamente, no se ha conservado el programa del concierto de fin de
curso del año 1935 y, por tanto, no podemos corroborar esta hipótesis. Sin embargo, la
referencia que comentábamos en páginas anteriores sobre el “homenaje” en la École
Normale de Musique, presidido por Dukas, parece indicar que fue allí donde finalmente se
estrenaron sus Escenas incaicas opus 55 para dos pianos y orquesta.18
En España, por el contrario, esta obra no pudo ser escuchada hasta 1979. Rescatamos
una crítica del Diario de Mallorca que recoge algunos datos:
18 Díaz,
Mariana: “Música. El Aula de Música de la UIB cataloga la obra de Bartomeu Oliver – Director de
banda y compositor, su obra es poco conocida”, Última Hora, Mallorca, 13-X-1988, p. 66.
próspero enclave mallorquín) fue, por indicación cordial de Paul Dukas, amigo
del compositor isleño, trascrita para orquesta e inspirada, como en su versión
pianística, por el tema incaico, exactamente una leyenda del Perú.
Más allá de que esta obra fue “seleccionada” por Dukas entre las que Oliver llevó a París
y que fue orquestada bajo la tutela del francés, cabe preguntarse qué herencia dejó el
magisterio de Dukas en el mallorquín. En este sentido, es significativa la respuesta que Oliver
da en una entrevista al ser preguntado por sus referentes:
- Bach, pilar del arte musical, que vivió entre los siglos XVII y XVIII, alcanzó
su punto culminante. Compuso: Oratorios, Sonatas, Preludios, Suites, Fugas,
Tocatas, Corales, Fantasías, etc. El español Victoria, el gran polifonista de su
época. Beethoven que terminó con el clasicismo para dar paso a la nueva era del
Romanticismo […].20
19 “En el Auditórium: Concierto de Trámite de la Orquesta Ciudad de Palma”, Diario de Mallorca, Mallorca, 21-
II-1979, p. 36.
20 Maimó, Por: “Bartolomé Oliver habla para el “Felanitx”, Felanitx, Núm. 429, Felanitx, 4-V-1946, p. 28.
507
capítulo 3). Encontramos un texto del guitarrista Gabriel Estarellas, amigo de Oliver, quien
escribió estas líneas en homenaje tras su fallecimiento:
Como vemos, los referentes nombrados hasta la saciedad por Dukas en sus clases calaron
en alguna medida en el imaginario del joven Oliver. Es curioso cómo hasta el último de sus
alumnos españoles (recordemos que Dukas falleció en mayo de 1935) absorbió las mismas
ideas de estudio de los clásicos que sus antecesores españoles.
Para concluir, observamos que, aunque la carrera que Oliver desarrolló en España como
compositor tras su paso por París solo tuvo repercusión a nivel local en el ámbito mallorquín,
y siendo cierto que su verdadero prestigio y popularidad se debió a su tarea como director de
orquesta, fundador de la Orquesta Filarmónica Balear de Palma de Mallorca y director de
banda de numerosas localidades mallorquinas, sus meses de estudio con Dukas le reportaron,
al menos, dos beneficios:
Y por último, no podemos obviar una producción artística de más de 200 obras que en
muchos casos, alimentó el repertorio sinfónico y de banda de Mallorca durante décadas.
Creemos que la trayectoria de Oliver, con un perfil profesional totalmente asentado en la
dirección desde los inicios de su carrera, no hubiera incidido en la faceta compositiva hasta
el último de sus días sin ese paso por el aula de Dukas, independientemente de la escasa
21 Estarellas,
Gabriel: “El CIM recupera tres composiciones del maestro Bartomeu Oliver”, Efe, Madrid, 22-
IV-2000, p. 54.
repercusión que sus obras tuvieron en nuestro país. Creemos que ese salto dado hacia el
conocimiento de lo sinfónico en su estancia parisina determinó la importantísima labor que
Oliver llevó a cabo en la isla de Mallorca, tanto como impulsor de orquestas como en su
faceta de compositor. Queda pendiente, pues, rescatar y estrenar la obra de este mallorquín
olvidado.
509
CAPÍTULO 12.
LA ÚLTIMA LECCIÓN:
FRANCISCO ESCUDERO EN EL EPÍLOGO DE DUKAS
De todos los alumnos tratados en esta tesis doctoral, Escudero es el caso más singular
ya que solo pudo recibir una clase de Dukas que, además, fue la última lección impartida por
el francés. Nos encontramos por tanto ante una búsqueda de influencias baldía, ya que
Escudero no pudo disfrutar de una enseñanza continuada y significativa por parte del autor
de L’Apprenti sorcier.
Aunque las principales biografías y trabajos dedicados al músico vasco nombran a Dukas
como maestro, lo cierto es que dicho contacto fue brevísimo. Hemos podido revelar este
dato gracias a un documento conservado en el Archivo General de Guipúzcoa, en el que se
guardan todas las cartas y documentación relativas a la concesión y renovación de la beca que
Escudero disfrutó para realizar sus estudios de composición en Madrid y París.
1 Podría referirse a André Fleury (1903-1995), organista, compositor, pianista y pedagogo francés.
2 Tolosa, Archivo General de Guipúzcoa, sig. AGG-GAOJDIT2022,1_0040-0058.
511
De este modo, Escudero se convertía en un “alumno frustrado” de Dukas, ya que nunca
pudo llegar a dar su segunda lección con el francés. Dado que la intención inicial de Escudero
fue estudiar con Dukas, creemos oportuno analizar, al menos, cómo consiguió el vasco llegar
a estudiar en la École Normale de Musique desde su ciudad natal. Para ello es necesario
remontarnos a 1932. En ese año, la Diputación de Guipúzcoa convocó una beca de
composición que sacó a concurso por oposición. El 21 de octubre de 1932, se publicaba en
el Boletín Oficial de Guipúzcoa la convocatoria con los requisitos y la explicación del ejercicio
de oposición:
[…]
Entre los aspirantes, se hará una oposición, con arreglo a los ejercicios
siguientes:
A la luz de las fuentes que hemos encontrado, sabemos que hubo un conflicto entre los
candidatos a la oposición, ya que algunos de ellos presentaron su solicitud sin cumplir los
requisitos de edad y de nacimiento en la provincia de Guipúzcoa. Varios candidatos
decidieron denunciar ante la comisión que al menos dos aspirantes admitidos al proceso no
cumplían dichos requisitos. Los solicitantes protestaron vía carta a la comisión y entre ellos
también Escudero, que presentó queja de dos candidatos que no cumplían con los requisitos:
Juan Urteaga (por ser nacido en Vizcaya) y José Luis Iturrralde (por exceder los 24 años de
edad). En estos términos se expresaba Escudero en su carta a la comisión:
513
Señor Presidente de la Diputación Provincial de Guipúzcoa:
5 Ibid.
6 Ibid.
Tras esta pequeña polémica, varios profesores y compositores fueron invitados a ser
tribunal de dicha oposición. Entre los que sí aceptaron la tarea estuvieron Ildefonso
Lizarriturri y Leonardo Santa Isabel, que formaron el tribunal definitivo. Sin embargo,
Beltrán Pagola, que también había sido invitado por la Diputación a formar parte del tribunal,
declinó la propuesta por ser profesor en el Conservatorio de San Sebastián de varios de los
candidatos y considerar injusta su presencia en el mismo. Lo hizo con la siguiente carta:
515
Los cuatro candidatos presentaron sus trabajos bajo pseudónimo. “Esperanza” fue el
elegido por Escudero. Gracias a las fuentes conservadas en el Archivo General de
Guipúzcoa, se puede consultar la partitura con la que Escudero opositó.
Tan solo tres días más tarde, el 26 de diciembre, el tribunal hacía público su veredicto:
Que, formulado programa a que sujetar los ejercicios de los Sres. aspirantes
ha resultado que todos los trabajos presentados son merecedores de loa y de una
manera singular los que llevan por lema “José María Usandizaga” y “Esperanza”.
Con estas obras demuestra su joven autor las excelentes dotes que posee
para el difícil arte de la composición, al mismo tiempo que testimonian sus
grandes progresos en la técnica musical, debido a su laboriosidad y entusiasmo
por el arte.10
Pagola nos desvela en esta carta cuáles fueron los dos primeros trabajos compositivos
de Escudero en el Conservatorio madrileño, siendo la Sinfonía sobre temas vascos la más
aplaudida por su maestro. Por su parte, Conrado del Campo, certificaba el aprovechamiento
de Escudero como alumno en las asignaturas que impartía:
10 Ibid.
11 Ibid.
12 Ibid.
13 Tolosa, Archivo General de Guipúzcoa, sig. AGG-GAOJDIT2022,1_0081-0098.
517
curso 1932-1933. En él se puede ver cómo Escudero superó en junio de 1933 los tres cursos
correspondientes a las asignaturas de Solfeo y Armonía. La explicación a ello sería que, al
haber obtenido la beca de composición en enero de 1933 y habiendo cursado ya esas
asignaturas previamente en el Conservatorio de San Sebastián, quizá Escudero decidió
examinarse por libre de esas dos asignaturas en Madrid para así poder comenzar los estudios
de composición como alumno oficial en dicho Conservatorio en el siguiente curso académico
(1933-1934). Como ya hemos visto en páginas anteriores, hay fuentes que demuestran que
en 1933 Escudero ya se encontraba bajo la tutela de Conrado del Campo estudiando
composición. Sin embargo, estas son las asignaturas superadas a final del curso 1932-1933
en Madrid: 14
Hemos encontrado otras fuentes que atestiguan la docencia de Paul Le Flem. Aunque la
primera opción de Escudero fue Dukas y la École Normale de Musique, el vasco tuvo que
buscar nuevos maestros tras la repentina muerte del francés en mayo de 1935. Por otro lado,
la renovación por tercer año consecutivo de su beca finalizaba en diciembre de 1935 y
Escudero se vio obligado a pedir a la Diputación de Guipúzcoa una ampliación extraordinaria
de seis meses de la beca para poder finalizar el curso académico 1935-1936 en París. Gracias
a esta solicitud de ampliación de beca, sabemos quiénes fueron sus maestros en ese nuevo
curso, ya que Escudero presentó junto a esa solicitud unas cartas de recomendación firmadas
por Paul Le Flem y Beltrán Pagola.
[…] yo declaro sinceramente que en los treinta y tres años que vengo
desempeñando mi cátedra de composición no he encontrado un alumno tan bien
dotado, y creo por lo mismo que es un deber de todos nosotros el animarle y
protegerle en estos primeros años que son los más importantes y decisivos de su
carrera que yo confío que será brillante para honra de su país.18
519
Junto a estas dos cartas de recomendación, Escudero presentó un escrito firmado por él
mismo a la Diputación Provincial de Guipúzcoa en el que argumentaba la necesidad de que
su beca fuera ampliada excepcionalmente seis meses más:
Sería una gran pena que, por falta de medios económicos, me viera privado
de la satisfacción de que se tocara mi obra en los grandes conciertos de París;
puesto que sería un gran triunfo para mi carrera artística.19
A la luz de las fuentes analizadas, podemos afirmar que Escudero tuvo como primera
referencia musical francesa a Paul Dukas al elegirlo como maestro. Creemos que en esta
decisión pudo influir Conrado del Campo, su profesor de Composición en Madrid a la hora
de decidir marchar a París. Decimos esto porque con anterioridad a Escudero, otros alumnos
de Conrado del Campo que hemos analizado en este estudio (María de Pablos Cerezo y
Joaquín Villatoro Medina) siguieron la misma trayectoria de saltar del aula del Conservatorio
madrileño a la de Dukas en la École Normale de Musique. Hemos rastreado los fondos
conservados sobre Conrado del Campo para tratar de averiguar algún posible vínculo o
19 Ibid.
20 Ibid.
comunicación entre el compositor español y el francés, pero desafortunadamente, apenas se
conserva correspondencia de esos años del compositor madrileño.
Nos atrevemos a lanzar otras posibles hipótesis, ya que existe una sincronía entre la
posición estética de Conrado del Campo y la de Paul Dukas, ambos tachados de
“conservadores” por la crítica de la época y defensores del estudio de las formas tradicionales.
Recordemos que tanto María de Pablos Cerezo como Francisco Escudero trabajaron el
poema sinfónico y la sinfonía como formas de sus primeros trabajos orquestales en el
Conservatorio madrileño, y que esta línea era también estudiada por Dukas en sus clases. No
podemos demostrar si Conrado del Campo llegó a aconsejar a alguno de sus alumnos estudiar
con Dukas, pero creemos poco probable que el francés no fuera una de las referencias
orquestales en las clases de Conrado del Campo y que sea simplemente casual que hasta tres
de sus alumnos se decidieran a marchar a estudiar con el francés.
Por otro lado, y dejando a un lado la posible influencia de Conrado del Campo en la
decisión de Escudero, debemos tener también en cuenta el importante apoyo que Beltrán
Pagola supuso en la trayectoria del vasco. Las innumerables cartas de recomendación y su
contacto constante fueron fundamentales para la obtención de las renovaciones de su beca.
Una beca pública, ganada por oposición, que permitió vivir a Escudero los años más
importantes de su formación (1933-1936) en Madrid y París y que determinarían al gran
compositor en el que llegó a convertirse. Por todo ello, podemos considerar a Beltrán Pagola,
Conrado del Campo y Paul Le Flem los tres puntales fundamentales de su formación
compositiva.
Queda por tanto Dukas como el maestro frustrado que nunca pudo llegar a ser, pero es
a su vez simbólico que el francés, quien tanto enseñó a varias generaciones de compositores
españoles, impartiera su última clase antes de expirar acogiendo a un nuevo alumno español,
como si no quisiera cerrar el círculo iniciado con Albéniz, como si lo entregado a la música
española quisiera continuar en su epílogo.
521
CONCLUSIONES
Martin Jay1
La batalla mencionada por Martin Jay en su lúcida reflexión no es otra que la famosa
querella entre los antiguos y los modernos que se escenificó a lo largo del siglo XVIII en
torno a la literatura. A raíz de la publicación en 1714 de La fábula de las abejas de Mandeville,
se abrió en Londres un debate fundamental entre los principales pensadores de la época:
¿debemos apostar por la tradición o creer en la modernidad? La obra de Mandeville dio que
pensar a las mentes más preclaras de las luces, como Montesquieu, David Hume y Adam
Smith.
Marc Fumaroli ha sabido condensar lo más esencial de aquella batalla librada en el XVIII
en su obra Las abejas y las arañas: la querella de los antiguos y los modernos.2 En ella explica las dos
posiciones del debate a través de la metáfora de las abejas y las arañas: “la araña moderna,
que se nutre de sus propias vísceras, y que se opone a la abeja virgiliana, que elabora para los
demás una miel recolectada en mil flores exteriores y anteriores a ella”.3 Como vemos, las
abejas de Mandeville representaban la posición de los creadores que optan por nutrirse de
los maestros del pasado, mientras que las arañas juegan el papel de la ruptura con el pasado
y la necesidad de crear un nuevo discurso sin ecos de los maestros de la antigüedad.
1 «Once the Modern had won their battle with tha Ancients and older notions of degeneration from putative golden ages in the past
lost their allure, the way was open for a full-throttled notion of historical progress, which implied the inexorable realization of reason
in the affairs of men». Jay, Martin: Reason after Its Eclipse. On Late Critical Theory. Milwaukee: University of Wisconsin
Pres, 2016, p. 56.
2 Fumaroli, Marc: Las abejas y las arañas: la querella de los antiguos y los modernos. Barcelona: Acantilado, 2008.
3 Ibid., p. 11.
523
Si atendemos a esta clasificación, Paul Dukas pertenecería sin duda al grupo de los
insectos de la miel, ya que en palabras de Fumaroli “al igual que las abejas, los poetas, los
eruditos, los admiradores de la antigüedad, los artistas, no ‘inventaban’ más que después de
haber libado, en los jardines de la Memoria, los jugos que intervienen en la composición de
sustancias, miel y cera, dulzura y luz, que, de generación en generación, alimentaban el alma
y la iluminaban en su viaje hacia su verdadera patria”.4
Pero esta batalla ganada por los modernos en el siglo XVIII no ha sido el único hecho
determinante en nuestra visión actual como historiadores. También la idea de “genio”
propuesta por Kant en su Crítica del Juicio de 1790 determinó un concepto de artista que se
fue consolidando durante los siglos XIX y XX y que, en nuestra opinión, continúa en el
tuétano de la historiografía actual. Decimos esto porque las definiciones dadas por Kant
sobre el genio nos recuerdan más a las arañas que a las abejas de Mandeville:
6 Versos de la canción “Sampa” de Caetano Veloso, extraída del disco Muito (Dentro da Estrela Azulada), Philips,
1978.
525
escribimos las historias de la música: una yuxtaposición de novedades con las que
fragmentamos la línea del tiempo en diferentes períodos y estilos.
La consecuencia de este consenso silencioso es, a nuestro juicio, muy grave: todo
discurso musical que no aporta novedad estética o ruptura con la tradición es colocado
sistemáticamente en los márgenes de la historia, ocupando, en el mejor de los casos, el papel
de fondo decorativo de un período en concreto y nunca recibiendo la atención central del
historiador. Si aplicamos esta reflexión al trabajo de investigación que hemos desarrollado en
el presente trabajo, parece evidente que Paul Dukas ha sido colocado en uno de esos
márgenes o, para ser más concretos, como fondo decorativo de la Francia del Impresionismo.
Quizá el epicentro del error sea haber planteado, precisamente nosotros, ese criterio de
yuxtaposición de novedades para escribir la historia de la música, ya que la consecuencia
evidente es que descartamos y marginamos a innumerables compositores de cada período
por el hecho de no haber roto con su pasado.
Pero ¿es esta marginación justa? ¿tiene una obra menos posibilidades de generar
experiencia estética en nosotros por el hecho de estar construida con un lenguaje o forma ya
utilizada con anterioridad? Definitivamente, no. Desde estas líneas queremos defender la idea
de que la novedad, por sí misma, no hace mejor o peor a un discurso artístico y que la opción
deliberada y consciente por un lenguaje tradicional no solo no es más cómoda, sino que
implica el pago de un coste muy alto ante la historia. Creemos que el caso de Dukas es un
ejemplo excelente de este fenómeno.
Una voz de referencia del ámbito literario que también ha reflexionado acerca de la
cuestión de la novedad/tradición es el poeta, dramaturgo y crítico literario T.S. Eliot.
Creemos que su reflexión resume muy bien nuestro punto de vista:
Como vemos, aquella vieja batalla ganada por los modernos a los antiguos en el siglo
XVIII ha determinado, hasta nuestros días, una visión de progreso histórico en disciplinas
como la nuestra. Sin embargo, creemos importante comenzar a poner en valor discursos
discrepantes como los de T.S Elliot o Martin Jay para replantear los criterios con los que
escribimos la historia.
En primer lugar, podemos concluir que Paul Dukas ha sido infravalorado en su faceta
como maestro y referente de la música española de la primera mitad del siglo XX por los
mismos motivos que ha sido silenciado como compositor: una posición estética ligada a la
tradición en las formas elegidas, novedosa en sus orquestaciones y separada de la militancia
en la vanguardia. Creemos, además, que esta infravaloración de su labor como maestro y ese
7 Eliot,Thomas Stearns: “La tradición y el talento individual” en El bosque sagrado: (1920). San Lorenzo del
Escorial: Libros C. de Langre, 2004.
8 Ibid.
527
silenciamiento de su producción musical son injustas, ya que vienen dadas por cuestiones
estéticas y por esa noción de progreso histórico más que por su calidad.
Por otro lado, deducimos que la imagen que se tenía tanto de la obra como de la figura
de Dukas estaba completamente desfigurada en nuestro país. La escasez o casi inexistencia
de análisis en profundidad de sus composiciones, la heterogeneidad en las valoraciones de
los críticos españoles hacia su música, sumada a un estilo musical ecléctico que no era
clasificable dentro de una única corriente, ya que su música aunaba la tradición germana y las
tendencias modernistas francesas, generaron que la obra de Dukas fuera poco y mal atendida
por la crítica de nuestro país, que en aquellos años estaba totalmente polarizada. Por tanto,
la producción musical de Dukas quedó en tierra de nadie y nunca fue protagonista de los
acalorados debates estéticos de la época. A este hecho evidente, hay que sumarle otras
circunstancias, como la coincidencia en el tiempo con otras propuestas estéticas mucho más
novedosas, como las de sus coetáneos Debussy o Stravinsky, que redujeron inevitablemente
la atención prestada a Dukas.
Tampoco podemos dejar de mencionar tres factores que, a nuestro juicio, han fomentado
su silenciamiento: el hándicap incuestionable de ser coetáneo y compatriota del creador del
Impresionismo musical, Claude Debussy, el hecho de haber sido un músico con una
producción numéricamente reducida y anclada en un estilo más cercano a la tradición que a
la innovación, en un momento de la historia de la música explosivo en novedades y, por
último, la infravaloración provocada por la popularización de L’Apprenti sorcier en la banda
sonora de la película Fantasía de Walt Disney en el año 1940. Esa popularización es
imperdonable para el academicista mundo de la investigación, que aplica una extraña escala
de valores cuando una obra de música académica sobrepasa los límites y espacios de consumo
de la música “culta”. La prueba que confirma esta hipótesis es que la relación existente entre
la calidad musical de la producción de Dukas y la atención recibida por parte de la
investigación musicológica es muy desproporcionada.
En segundo lugar, creemos demostrado con esta investigación que la cantidad y calidad
de alumnos españoles que estudiaron bajo la tutela de Dukas fue muy importante,
significando para la mayoría de ellos un antes y un después en su formación compositiva.
Esta formación, basada en el estudio de las formas y maestros de la tradición centroeuropea
dio a luz a todo un conjunto de compositores capaces de protagonizar la música española de
las primeras décadas del siglo XX. Mostramos a continuación una síntesis del tiempo de
magisterio disfrutado por cada uno de sus alumnos españoles:
Alumno Duración del magisterio Periodo
Isaac Albéniz 20 años 1889-1909
Facundo de la Viña Desconocida 1903-1904
Manuel de Falla 7 años 1907-1914
Joaquín Rodrigo 5 años 1927-1932
529
Como observamos, entre 1889 y 1935, Dukas tuvo contacto directo con al menos doce
composiotres españoles, siendo sus relaciones más extensas las mantenidas con Isaac Albéniz
(20 años de amistad), Manuel de Falla (7 años) y Joaqín Rodrigo (5 años), y las más breves las
desarrolladas con Bartomeu Oliver i Martí (4 meses) y Francisco Escudero (1 lección).
A la luz de estos datos, cabe preguntarse qué otros compositores europeos del mismo
periodo mantuvieron un vínculo tan extenso, cualitativa y cuantitativamente hablando, con
la música española de la Edad de Plata. La respuesta es sencilla: ninguno.
Debemos subrayar también que muchos de esos alumnos, optaron con posterioridad en
sus carreras y al igual que su maestro Dukas, por cultivar formas y lenguajes de la tradición,
siendo el caso de Joaquín Rodrigo el más significativo.
En el caso de Paul Dukas, además, encontramos que todos sus alumnos españoles
tuvieron un sentimiento de adhesión al maestro, teniendo su relación de magisterio un perfil
más humano que el estrictamente académico. Como ya hemos demostrado a lo largo de este
trabajo, Dukas mantuvo el vínculo y el contacto con sus alumnos más allá de los años de
magisterio presencial, interesándose por el devenir profesional y personal de sus discípulos a
través de cartas, amigos en común y seguimiento de la prensa española. En este sentido,
Dukas ejerció un rol de “maestro de por vida”, extendiendo el vínculo con sus exalumnos
españoles durante toda su trayectoria. Prueba de ello son las longevas correspondencias con
varios de sus alumnos.
531
Y precisamente por esta característica intergeneracional de su alumnado cabe
preguntarse si el magisterio de Dukas vivió algún tipo de evolución o no a lo largo de los
años. A la luz de las fuentes analizadas, se evidencian dos claros periodos en su faceta como
maestro, aquella en la que ejerció el magisterio de forma privada (1890-1914) y su etapa como
profesor de composición en el Conservatoire de París y en la École Normale de Musique
(1926-1935). Respecto a la primera, los datos analizados en los capítulos dedicados a Albéniz
y Falla nos muestran un magisterio desarrollado a través de consejos, correcciones de obras
concretas presentadas por los alumnos privados y revisiones de orquestaciones que estos
estaban realizando o modificando para su mejora. Sin embargo, en su período como profesor
en enseñanzas regladas, su magisterio se estandarizó en sesiones grupales de dos horas de
duración, en las que dedicaba una primera parte a la corrección de las obras de los alumnos
y una segunda al análisis de obras que el francés consideraba interesantes y modélicas.
Otra cuestión que brota de nuestro estudio es por qué este importante número de
compositores españoles estudiaron con Dukas. En este sentido, París era en este período el
epicentro de la formación musical europea por excelencia y Dukas uno de los orquestadores
más famosos de la escuela francesa tras el éxito internacional de L’Apprenti sorcier. Como
hemos demostrado a lo largo de este trabajo, las facilidades de acceso a alumnos extranjeros
que la École Normale de Musique ofreció, junto al prestigio de su plantilla de profesores,
hicieron que esta institución fuera una de las mejores opciones de formación musical para
los jóvenes compositores españoles del período. Si a este hecho le sumamos el “efecto
llamada” producido por los logros de Falla y Rodrigo sobre los jóvenes aspirantes a
compositores de la época, es totalmente lógico que Dukas se convirtiera en una gran opción
a la hora de elegir maestro.
A nivel técnico, Dukas imponía a sus alumnos el estudio del contrapunto, la fuga y los
principales tratados de orquestación. En nuestro trabajo hemos demostrado la insistencia del
francés sobre el estudio de las formas clásicas (la sonata, la fuga, las variaciones) y sobre
algunas técnicas de orquestación muy utilizadas por Dukas y repetidas por sus discípulos: la
combinación tímbrica celesta, arpa y tam-tam, el uso del divisi en las cuerdas y las grandes
plantillas orquestales que incluían una rica sección de vientos, utilizados con un fuerte
carácter expresivo y descriptivo. Observamos por tanto que, a nivel técnico, el francés
trasmitió a sus discípulos españoles la tradición de las formas del pasado, pero también las
técnicas más novedosas de la orquestación francesa del momento, lo que convierte a sus
enseñanzas técnicas en un magisterio muy ecléctico. Esta formación técnica la transmitía a
través de dos vías: la corrección continua de los trabajos de sus alumnos y la realización de
análisis en profundidad de obras que desarrollaban distintas técnicas compositivas.
Y a nivel estético, su sistema pedagógico era multidisciplinar, ya que tal y como hemos
demostrado en las fuentes analizadas en esta tesis, el peso de la literatura, la poesía y la
filosofía jugaban un papel tan importante como la orquestación o el análisis musical en sus
clases. En este sentido, Dukas ponía la mirada de sus alumnos sobre las principales formas
del Barroco, el Clasicismo y el Romanticismo como modelos a estudiar e imitar. Esta
insistencia y el propio catálogo de obras de Dukas mostraban a sus alumnos un
posicionamiento estético que abrazaba la tradición en las formas elegidas y la modernidad en
sus orquestaciones.
En cuanto a los doce alumnos españoles de Dukas analizados en este trabajo, creemos
oportuno determinar el tipo de influencia que el compositor francés ejerció sobre cada uno
de ellos. Inspirándonos en las seis categorías propuestas por Harold Bloom en La angustia de
las influencias y en los aspectos analizados en cada uno de los capítulos de esta tesis doctoral,
proponemos a continuación una categorización propia que constará de cuatro tipos de
influencia del maestro sobre sus discípulos:
533
1. Influencia técnica. La que produce un cambio y perfeccionamiento en la técnica
orquestal del alumno, en sus procesos de instrumentación y en la mejora de su escritura
musical.
Evidentemente, estas categorías no son excluyentes, salvo la cuarta. Por ello, mostramos
a continuación una tabla que sintetiza los tipos de influencia demostrados a lo largo de esta
tesis doctoral. Somos conscientes de que toda generalización implica simplificación de los
hechos, pero, aun así, consideramos ilustrativo mostrar esta tabla:
Isaac Albéniz ✓ ✓
Manuel de Falla ✓ ✓
Joaquín Rodrigo ✓ ✓ ✓
Jesús Arámbarri ✓ ✓
María de Pablos ✓
Arturo Dúo Vital ✓
Gustavo Durán ✓
Joaquín Villatoro ✓
Joaquín Nin-Culmell ✓
Batomeu Oliver i Martí ✓ ✓
Francisco Escudero ✓
A la luz de los resultados obtenidos en nuestro estudio, podemos observar tres grupos
bien diferenciados entre los discípulos de Dukas atendiendo al grado de influencia: el primero
de ellos está formado únicamente por Joaquín Rodrigo, ya la huella del francés incluyó el
aspecto técnico, estético y promocional.
Al segundo grupo pertenecerían Isaac Albéniz, Manuel de Falla, Jesús Arámbarri, María
de Pablos, Arturo Dúo Vital, Joaquín Villatoro, Joaquín Nin-Culmell y Batomeu Oliver i
Martí, a los que el contacto con el francés permitió una mejora y cambio en su técnica
orquestal, así como un empujón en la promoción de su música, pero en ningún caso una
adhesión estética al francés en el conjunto de su producción compositiva posterior.
Y el tercer y último grupo estaría formado por Gustavo Durán y Francisco Escudero,
los cuales, tanto por la ausencia de fuentes primarias como por la brevedad de su contacto
no hemos podido demostrar que fueran receptores de la influencia del compositor francés.
Cabe reivindicar por tanto el papel de maestro y referente que Dukas ejerció sobre un
importante número de compositores españoles. Su amistad con Albéniz, al que apoyó y
promocionó en París, su relación discipular y personal con Falla y su labor como profesor en
la École Normale de Musique, donde ejerció su magisterio sobre una importante nómina de
compositores españoles son motivos más que suficientes para replantearnos su trascendencia
como maestro y referente de la música española de las primeras décadas del siglo XX, e
incluso para repensar si Felipe Pedrell fue realmente el único “padre” de esta generación de
músicos españoles o Debussy el principal referente francés.
No debemos obviar qué voces y discursos eran los imperantes en el período que hemos
analizado en esta tesis doctoral. El final del siglo XIX y las primeras décadas del XX suponen
para España, en términos musicales, el nacimiento de una escuela nacional propia que ha sido
especialmente estudiada por nuestra disciplina. La narración que la musicología española ha
hecho de este período se sustenta, fundamentalmente, en la voz de Felipe Pedrell como
semilla de la nueva escuela y en el criterio de aquellos intelectuales de la época, con Adolfo
Salazar a la cabeza, que decidieron, a través de sus opiniones, quién era o no apto para
protagonizar la nueva escena musical española de principios de siglo XX.
Tras analizar los trabajos musicológicos de Pedrell, Salazar, Sopeña y las historias de la
música española de las últimas décadas, parece evidente que la supuesta intrascendencia de
Dukas para nuestra música se fue transmitiendo de monografía en monografía, de
musicólogo a musicólogo, de década en década, hasta conseguir llegar al 2019 con cero
artículos, cero monografías y cero tesis doctorales dedicados al vínculo de Dukas con España,
a la valoración de su magisterio sobre sus alumnos españoles, o a la recepción de su obra en
nuestro país. Este “desierto musicológico” de la historiografía española respecto a Dukas
resulta incomprensible a la luz de los datos mostrados y analizados en este trabajo y creemos
535
que es injusta consecuencia de su desplazamiento como compositor alejado de las
vanguardias.
Por último, no queremos terminar estas conclusiones sin dejar planteadas posibles líneas
de investigación futuras que subyacen a este trabajo. Sería interesante abordar un estudio del
magisterio de Dukas a nivel internacional, analizando la influencia que su enseñanza ejerció
sobre el importante número de alumnos extranjeros que pasaron por su aula de la École
Normale de Musique. Recordemos que Dukas formó a alumnos procedentes de múltiples
nacionalidades, europeos y americanos, y que muchos de ellos se convirtieron posteriormente
en importantes compositores de las escuelas musicales de sus países de origen. Cabría por
tanto hacerse la pregunta de hasta qué punto Dukas fue transmisor de la técnica compositiva
francesa del momento al resto de países y escuelas europeas.
En definitiva, esta tesis doctoral invita a plantear una nueva narración de la música
española de la Edad de Plata, en la que sus protagonistas no sean elegidos o silenciados por
cuestiones estéticas, cuantitativas o de género. Vislumbraríamos así una nueva historia de
nuestra música: más justa, más heterogénea, más compleja, más rica, en definitiva.
Es evidente que los datos mostrados en este estudio son solo una pequeña parte
objetivable de una influencia más profunda e intangible para un investigador, pero es que,
como ya dijo Harold Bloom en la introducción de nuestro trabajo, la influencia es ese fluido que
cae de las estrellas, que afecta al carácter y al destino propio y que altera todas las cosas sublunares.
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ANEXO I
Transcripción y traducción de la correspondencia Dukas- Albéniz.
Barcelona, Biblioteca de Cataluña, Sig. M. 986-34.
547
16 de marzo de 1902
Sinon, comment va l’ami Albéniz, son travail, Aparte de eso ¿Cómo va el amigo Albéniz?
sa charmante famille ? Vous voudriez bien lui ¿Su trabajo, su encantadora familia?
demander de ses nouvelles de ma part, puisque Pregúntale de mi parte ¿Cómo le va?, ya que
vous avez l’opportunité de le voir de temps en tienes la oportunidad de verle de vez en
temps. Ce qui n’est malheureusement pas mon cuando. Lo que desafortunadamente no es mi
cas, puisque ce plaisir m’a été refusé depuis caso, ya que ese placer me ha sido denegado
plus d’un an. Rappelez-lui par la même desde hace más de un año. Aprovecha para
occasion tous nos bons souvenirs et veuillez recordarle todos nuestros buenos recuerdos, y
bien lui transmettre mes meilleures amitiés. quisiera transmitirle toda mi amistad.
P.D P.D.
549
17 de marzo de 1902
Je vous avez écrit hier, quand j’ai eu ce matin Te escribí ayer, y hoy por la mañana he tenido
l’agréable surprise de recevoir votre lettre. la grata sorpresa de recibir tu carta. Estaba
J’étais très heureux de vous écrire celle-ci muy contento de escribirte esta porque me
d’autant que j’ai fait une erreur sur la equivoqué en la carta anterior que te mandé.
précédente que je vous ai adressée. En effet, En efecto escribí “Calle” en vez de paseo. No
j’ai écrit "Calle" à la place de "Paseo". Je ne sais sé cuál de los dos recibirás primero. De todas
pas laquelle vous recevrez en premier lieu. formas, créeme, eres un gran poeta, un bípedo
Mais dans tous les cas, croyez-moi de tout de la especie más rara y la más buscada entre
cœur, vous restez un charmant poète, un los coleccionistas, del tipo llamado “amigos
bipède de l’espèce la plus rare et la plus para siempre”. En resumen, formas parte de
recherchée parmi les collectionneurs de la estos hombres ejemplares, que son cada vez
variété dite anciens fidèles. En un mot, vous más raros en nuestra civilización y que tienen
faites partie de ces hommes exemplaires qui mérito de figurar entre las grandes personas
sont de plus en rares dans notre civilisation et que son celebradas en el museo de la historia,
qui ont le mérite de figurer parmi les grands de las ciencias naturales y morales. Felicito
Hommes qui sont célébrés au musée de también a M. Chevillard, M. Girette y M.
l’histoire des sciences naturelles et morales. Je Dukas por haber querido hacer el viaje a
félicite aussi M. Chevillard, M. Girette et M. Barcelona. Eso me alegra y me da una idea de
Dukas d’avoir bien voulu faire ensemble le tus contactos y de tus noticias, aunque estas
voyage de Barcelone. Cela me réjouit et me últimas sean un poco raras. En cuanto al
donne une idée sur la bonne qualité de vos aprendiz, hace mucho tiempo que,
relations et de vos nouvelles même si celles-ci desgraciadamente, su autor no está en este
restent pour le moins assez rare. Pour ce qui mundo. Sin embargo, el elogio póstumo de
est de l’Apprenti, il y a longtemps que son este último me ha gustado mucho ya que la
auteur n’est plus malheureusement de ce idea viene de sus compatriotas. Aparte de eso
monde. Cependant, l’éloge posthume de ce ¿Cómo va Merlín? ¿Tus trombones, tus harpas
dernier m’a beaucoup plu d’autant que l’idée y tus trompetas? Tema del autor al trabajo en
émane de vos compatriotes. Sinon, comment el próximo drama lirico del gran XXX. Espero
va Merlin ? Et vos trombones, vos harpes et que esta composición complazca tu
vos trompettes ? Thème de l’auteur au travail expectativa. Mis sinceros saludos (amistades).
dans le prochain drame lyrique du grand XX
P.D.
J’espère que cette composition répond à vos
attentes ? Mes amitiés sincères. P.D.
27 de septiembre de 1904
Amitiés sincères.
Sinceros saludos.
551
Carta sin fecha
Mais quelle foutue idée ont donc eu vos Pero ¡qué mala idea tuvieron sus directores de
directeurs de vous faire jacasser toute une hacerlos trabajar demasiado! No tenemos idea
pluie de marrons et des cartes de visite ? On de las consecuencias que eso podría generar.
n’a pas une idée des conséquences que cela Estoy clavado aquí por una multitud de
peut entrainer. Je suis cloué ici pour une razones. Y si tengo que ir a Bruselas no será
multitude de raisons. Et si je dois aller à durante este mes. Pero Pepita vivirá mucho
Bruxelles, ça ne sera que dans le courant de ce tiempo y perdurará en este mundo. ¡Te lo
mois. Mais Pepita vivra assez longtemps et deseo también! Prepárate para recibir el gran
assez vieille pour être encore de ce monde. Je éxito que estoy seguro te espera. Dime tus
vous le souhaite aussi ! Armez-vous d’un triple impresiones (Esto se parece a un presidente
courage pour recevoir en pleine poitrine le que está a la espera de recibir a la prensa y a
choc triomphal qui, j’en suis sûr, vous attends. los periódicos que están pendientes de sus
Dites-moi vos impressions (cela doit éxitos).
ressembler à celle d’un président qui est sur la
brèche et qui se sent à bout face à la presse et
Estoy de todo corazón contigo y con los tuyos
à des journaux qui sont à l’affût de vos
exploits.
P.D.
Je suis de tout cœur avec vous ainsi qu’aux
vôtres
P.D.
1 de noviembre de 1906
553
caractérisent. Pour répondre à tant de en el castillo Saint Laurent con una carga de
sollicitations, il n’y aurait qu’une seule chose à veinte baúles. Lo que quiere decir, que vamos
faire Don Isaaac : affréter un navire et a instalarnos ahí durante seis meses, incluso
débarquer au château Saint-Laurent avec un años. ¡Pero tranquilos! Esto no pasará. Sin
chargement de vingt malles. Ce qui voudrait embargo, hará falta que coja conmigo una
dire qu’on s’y installerait pendant des mois maleta y hojas de papel de música para que
voire des années. Mais rassurez-vous ! Ce pueda escribir en vuestra casa unas historias y
tout de même que je prenne avec moi une cuando haya terminado el segundo acto de mi
valise et des feuilles de papier à musique afin interminable partitura, vais a ser avisados por
que je puisse écrire chez vous un certain comunicado o carta. Pero a la espera de este
serez avisé soit par dépêche soit par lettre. tomando tiempo para descansar.
Mais dans l’attente de ce grand événement Nota: Envió a estas señoritas fotos de mis
ainsi qu’à l’amour partagé de notre mère, je amigos, uno parece un poco mayor, otro
vous invite à profiter de la vie en jouant par joven, pero hay que ver, de momento es lo
exemple au piano, en dessinant ou en faisant único que he encontrado.
de la peinture, en simplement en prenant du
bon temps pour vous reposer.
P.D.
Note : j’envoie à ces demoiselles des portraits
de mes amis, l’un semble un peu vieux, l’autre
un peu jeune, mais il faudra voir à l’usage.
C’est tout ce que j’ai trouvé jusqu’à présent.
P.D.
4 de julio de 1907
Seigneur ! ¡Señor!
P.D.
555
28 de septiembre de 1907
Oh oui ! Cher ami, il eût été aussi plus heureux ¡Ah sí! Estaría feliz, como cada año, de ver
même de se voir comme chaque fois que mes como mis amigos se alegran de la ejecución de
amis se réjouissent d’une exécution de ma mi música, ¡Afortunadamente! Además, tu
musique, hélas ! Aussi, votre télégramme telegrama fraternal no me sorprendió, ya que
fraternel ne m’a pas surpris puisque vous avez pusiste la “progresión de Adrián”. Es natural.
pris la succession d’Adrien. C’est naturel. Il est Es natural también que te apoye por eso. No
naturel aussi que je vous soutienne pour cela. hace falta que te diga que no voy a asistir a la
Inutile de vous dire n’est ce pas que je ne vais ceremonia. Lebrun está encantado, y me ha
pas assister à la cérémonie. Lebrun est aux mandado un billete con mucho cariño. Ha
anges.et m’a envoyé un billet très tendre. Il a tardado diez años, e hizo falta el éxito de
mis 10 ans et il a fallu le succès d’Antoine pour Antoine para que sea elegido para tocar este
le décider à jouer ce morceau qui est pour moi fragmento que, para mí, ya ha pasado de
déjà démodé. Gloire lui est rendue. Sinon, moda. Es un honor para él. Aparte de eso
comment allez-vous ? Quel temps fait-il chez ¿Cómo estás? ¿Qué tiempo hace ahí? ¿Estás
vous ? Est-ce que vous travaillez sur quelque trabajando en algo en este momento? ¿Te
chose en ce moment ? Shakespeare vous inspira Shakespeare? ¿Y esas señoritas? pienso
inspire-t-il ? Et ces demoiselles ? Je pense mucho en ellas particularmente en ¡Rosi y
beaucoup à elles notamment Rosi et Madame señora! ¿Ya están bien aclimatadas y
! Sont-elles bien acclimatées et contentes ? A contentas? A todas y todos mis más puros
tous et toutes, mes pensées les plus pures ! Et pensamientos ¡Y a ti mi alma, ángel barbudo!
à toi, mon âme, ange barbu ! Sacha a eu un très Sacha ha tenido un gran éxito en Londres, y
grand succès à Londres. J’en suis très heureux estoy muy contento por ella y por ti. Además,
pour elle et pour vous. En outre, je vous te informo de que unos periódicos ingleses
informe que quelques journaux anglais ont han anunciado ¡mi muerte! En relación con
annoncé ma mort! Face à cela, je nourris eso, me duele, desde luego. Pero al mismo
quelques regrets certes. Mais en même temps, tiempo prefiero quedarme con los mejores
je préfère garder les meilleurs souvenirs et les recuerdos y los buenos momentos de mi
bons moments de ma vie passée dans cette pasado, en esta bella y magnifica España.
belle et magnifique Espagne.
26 de octubre de 1907
Vous n’y êtes pas du tout Mesdames et No sabéis nada Señoras y Señores si pensáis
Messieurs, si vous pensez que je renonce à que renuncio a estar en Niza. El proyecto está
vous importuner de ma personne à Nice. Le aplazado. No está abandonado. Y no hace falta
projet est ajourné. Il n’est pas du tout manifestarme vuestra falsa y delirante alegría
abandonné et vous n’avez pas du tout, non (¡Sí Señores y Señoras!) ¡Como si os gustara
plus, besoin de me faire ressentir cela avec que nuestra reunión tuviera lugar! Esta
votre joie fausse et délirante (oui Messieurs, supuesta alegría me hace pensar, sin ironía, el
Mesdames !) que vous semblez manifester, sentimiento de dolor y de tristeza que debería
laissant ainsi apparaître un désir quelconque et tener cuando me despida de vosotros para
semblant de la tenue de notre réunion ! Cette volver a Paris.
prétendue joie me laisse présager, non sans
No os preocupéis Don Isaac, tampoco Doña
ironie, le sentiment pénible et douloureux de
Rosina, ni vosotras, sus hijas, coronas de
tristesse que je devrais nécessairement
Iberia, alegría de los ojos y de los corazones, ni
éprouver de vous quitter en retournant à Paris
tu tampoco ilustre Don José: ¡Llegaré, llegaré!
à la fin de notre rencontre. Là !!
Pero ¿cuándo? hay que ponerlo en el vagón.
Ne vous désolez pas Don Isaac, ni vous Donia Por ejemplo, que pongamos a Georgette en la
Rosina, ni vous leurs filles, couronnes de Ópera cómica de música,
l’Ibérie, joie des yeux et des cœurs, ni plus que ¡saltará de repente de su baúl! ¡Lo veréis!
vous non plus l’illustre Don José : il arrive, il
…… Pues ¿Qué tal el trabajo? Gran genio, tú
arrive ! Mais quand arrivera-t-il ? Il faudra faire
estarás con un humor de perros, no quisiera
le choix de le mettre en wagon. Par exemple,
estar a tu lado en estos momentos, no pasa
qu’on mette Georgette à l’opéra-comique, il
nada, eres mi cómplice, puedes volver, hace
sautera du coup sur sa malle ! Il y a de l’espoir
falta de vez en cuando colgar el tamborín para
comme vous le voyez.
poder tocar mejor la caja, todo irá bien.
…Alors, ça ne va pas le travail ? Mais gros
génie, tu dois être d’un humour de chien et je
ne voudrais être ta tasse de café sur le coup de
gueule du maître ; ça ne fait rien, tu es mon P.D
fameux lapin, tu peux revenir : purge-toi, il
faut de temps en temps accorder son tambour
pour mieux battre la caisse. Après, ça ira.
P.D.
557
4 de noviembre de 1907
C’est ma vie depuis toujours ! Dès que j’ai ¡Así es mi vida, desde siempre! En cuanto
voulu lever un doigt, il sort d’un coin mon quise levantar el dedo, ¡Sale de algún lado mi
"sorcier à barbe de bouc" qui ricane : tu ne brujo con su barba de cabra diciendo! ¡No te
bougeras pas ! Et voilà ! Attendons. Et en vas a mover de aquí! ¡Ya está! Esperemos.
attendant, recevez, toutes et tous, mes plus Mientras os mando a todas y a todos mis
tendres amitiés. afectuosos saludos.
D’après la façon dont les choses se présentent, Dependiendo de cómo vayan las cosas lo más
il est plus que probable que vous serez présent, probable es que lleguéis antes que yo ¿No
avant de me voir. Est-ce que vous croyez par pensáis que estoy cabreado de estar clavado
hasard que je ne rage pas d’être cloué ici ou au aquí? Al contrario, este mal tiempo con lluvia
contraire que ce sale temps de pluie est capable es capaz de aumentar mi melancolía, es decir,
de redoubler mon spleen c'est-à-dire mon mi sentimiento de aislamiento, de angustia y de
sentiment d’isolement, d’angoisse et de desánimo. ¡Mi impaciencia demuestra
découragement ? L’impatience dont je fais claramente esta inquietud!
montre répond facilement à cette inquiétude !
P.D.
P.D.
7 de febrero de 1908
Je ne peux pas venir demain matin à Saint- Mañana no podré ir a Saint- Cloud. El estado
Cloud. L’état de santé de mon frère est de salud de mi hermano sigue estable. Con
stationnaire avec des alternatives alternancia de mejora y de malestar. La
d’amélioration et de malaises. La congestion congestión no ha desaparecido y tememos un
n’a pas disparu et nous sommes encore à la desenlace. Entonces no puedo pensar en
merci d’un incident. Je ne peux donc songer viajar, a pesar de que me da pena dejaros ir
au départ malgré le profond regret que solos. Soy el más perjudicado, sin embargo
j’éprouve à vous laisser partir seul. C’est moi ¡lamento las molestias que os género a
qui suis le plus à plaindre là-dedans à coups vosotros y a los queridos Albéniz!
sûr. Et pourtant, je ne peux m’empêcher de
¡Queridos ángeles Albéniz! ¡Como si fuera mi
déplorer la démesure que je vous cause ainsi
culpa esta vez! Solo me queda desear esto: que
qu’aux chers Albéniz! Comme si c’était une
las cosas se arreglen, que mi hermano se
faute cette fois ! Il ne me reste qu’à espérer ceci
recupere lo más rápido posible y que sea capaz
: que les choses s’arrangent, que mon frère se
de estar solo, para que pueda encontrarme con
rétablisse le plus vite possible, qu’il soit
vosotros allí. Pero cuando la mala suerte nos
capable de rester seul pour que je puisse enfin
toca…. lo sabemos, esta absurda y triste
vous retrouver là-bas. Mais quand la
historia. Lo siento mucho de verdad. Al final
malchance s’en mêle…c’est connu cette
la existencia no es más que una invención.
absurde et désolante histoire ! J’en suis tout
sincèrement navré comme vous. L’existence Todo mi cariño y quizás ¡hasta pronto!
est décidément une charmante invention !
P.D.
559
7 de febrero de 1908
P.D.
12 de febrero de 1908
Je suis à peu près tranquillisé sur l’état de santé Estoy un poquito más tranquilo sobre el
de mon frère. Mais cela ne s’améliore guère de estado de salud de mi hermano. Pero no hay
l’autre côté : 40°3 hier au soir ! Et c’est encore mucha mejora: 40,3º ayer por la noche y se
de congestion et de menace de peur de mourir trata otra vez de congestión y de riesgo de
qu’il s’agit. L’éventualité d’une endocardite est muerte. La posibilidad de una endocarditis
écartée pour l’instant. Il y a une petite détente está descartada por el momento. Hubo una
ce matin mais d’après le médecin, le péril est ligera recuperación esta mañana según el
loin d’être conjuré et je reste toujours bien médico, el peligro está lejos de ser conjurado,
inquiet. Quelle vie ! sigo preocupado. ¡Qué vida!
P.D.
561
Lunes (carta sin fecha)
Les nouvelles sont stationnaires en ce qui Las noticias siguen estables en cuanto a mi
concerne mon frère. Le médecin trouve qu’il y hermano. El médico ve que hay una ligera
a un léger mieux mais estime qu’il faudrait une mejora, pero estima que haría falta diez días
dizaine de jours avant d’espérer un más para ver cualquier recuperación. Por fin,
quelconque rétablissement. Enfin, il faut être hay que estar satisfecho de que las cosas no
satisfait que cela n’aît pas tourné plus hayan ido a peor…. Pero aquí en este
mal…Mais voici la pauvre Madame S. l’amie momento está la señora S., la amiga de mi
de mon frère malade en ce moment. Bien hermano enfermo. Aunque no puede ponerse
qu’elle n‘ait pu se tenir debout depuis de pie desde hace mucho tiempo, yo pensaba
longtemps, je croyais malgré tout qu’elle était que a pesar de todo estaba en proceso de
en voie de se rétablir depuis la dernière crise recuperación desde su última crisis horrible de
affreuse dont je vous avais parlé. Je me la que os hablé. Me equivoque: desde Niza, el
trompais: depuis Nice, le rhumatisme qui a reumatismo que estaba a punto de llevarle
failli l’emporter il y a quatre ans et qui ne l’avait hace cuatro años y que nunca le había dejado
jamais complètement quittée s’est transformé completamente, se ha convertido en un
en une violente et terrible attaque cardiaque et violento y terrible ataque cardiaco y el médico
le médecin redoute qu’une endocardite se teme que sufra de endocarditis…. La fiebre es
déclare…La fièvre est des plus violentes et muy alta y la agitación agotadora. Y estoy muy
l’agitation exténue. Et je suis bien navré fastidiado como sabéis de este
comme vous vous en doutez de cette recrudecimiento brusco y alarmante de esta
recrudescence soudaine et alarmante de cette enfermedad que creía calmada. ¡Imagínate
maladie que je croyais calmée. Comme tout querido amigo en qué ambiente vivo en estos
cela est lugubre mon bon vieux et imaginez tres meses!
dans quelle atmosphère je vis depuis trois
mois!
P.D.
P.D.
Carta sin fecha
J’ai été désolé de vous manquer de si peu ce Siento haberos dejado un rato por la mañana.
matin. J’étais descendu me faire raser. Et je Baje para afeitarme. Y después os seguí. Te
suis revenu sur vos talons. Je vous remercie agradezco Laura y en nombre del enfermo que
Mademoiselle Laura et vous au nom du lo hayas visto así, no estaba en su mejor día.
malade qui, si vous l’avez vu, a eu Es la fiebre. Su temperatura era 39, 5º ayer por
certainement l’air de vous sembler au-dessus la noche, aunque hoy ha bajado un grado y no
de lui-même. C’est la fièvre. La température tenía una comprensión brillante. Hoy lo veo
était de 39,5° hier au soir et bien que ce matin mejor, esta menos cansado y come un poco.
cela soit redescendu d’un degré, il n’était pas Pero hay que contar con esta enfermedad al
encore d’une intellectualité bien brillante. menos una semana más para que este a salvo,
Aujourd’hui, je le trouve mieux : il souffre es lo que espero. Además, tampoco puedo ir a
moins, est moins abattu et se nourrit un peu. veros y me duele. Si sois amables, más amables
Mais il faut compter avec ce genre de maladies de lo que lo sois (si es posible) esperad mi
au moins une semaine avant qu’il soit à peu liberación. De todas formas, llegáis mañana
près rescapé, si tout va bien comme je l’espère. sobre las doce, y si lo hacéis yo a las quince
Aussi, m’est-il bien difficile d’aller vous voir et horas estaré seguramente. ¡Y no traer flores!
j’en frémis. Si vous étiez bien bien gentils, plus Es bueno para las señoras, pero no estaría mal
gentils encore que vous n’êtes (si c’est possible no traerlas, ¡pensar en ello! ¡Hasta mañana,
!), vous attendriez ma délivrance. En tous cas, espero y cariño a todos!
venez demain vers midi, si vous feriez cela,
alors vers 15 heures, j’y serais sûrement ! Et
P.D.
défense d’apporter des fleurs ! C’est bon pour
les dames : ce qui n’empêchera pas que c’est
charmant d’y avoir pensé ! A demain j’espère
et tendresse à tous !
P.D.
563
Martes (carta sin fecha)
Ne m’attendez pas ce soir : je ne peux pas No me esperéis esta tarde: no puedo salir de
quitter la maison où me retient Adrien dont casa, el estado de salud de Adrián me lo
l’état de santé ne rassure pas, avec un peu de impide, tiene un poco de congestión, de fiebre,
congestion, de fièvre et même parfois des embrutecimientos. Siento pensar que va a ser
abrutissements. Je suis désolé en pensant que la última noche. Si todo va mejor mañana, iré
c’était sans doute la dernière soirée. Si cela va un momento a las 19.30. Pero creo según lo
mieux demain, je viendrais un instant vers que dice el médico, que hay que esperar, entre
19h30. Mais je crois, d’après ce que dit le cuatro y cinco días para que el enfermo se
médecin, qu’il faut compter entre cinq et six recupere. No contéis conmigo mañana. Por
jours avant que le malade soit rétabli. Ne cierto, os enviaré una nota para informaros y
comptez donc pas trop sur moi demain. para que sepáis si hace falta esperarme. Sigo
D’ailleurs je vous enverrais une note pour creyendo que ¡No os vais a marchar el jueves
vous dire ce qu’il en est et si vous devez sin que nos veamos! ¡Sería más divertido que
m’attendre. J’espère encore que vous ne decepcionante! ¡Os quiero a todos!
partirez pas jeudi sans que nous nous soyons
revus ! Ce serait plus amusant que décevant. Je
P.D.
vous aime tous !
P.D.
Martes (carta sin fecha)
P.D.
565
Lunes (Carta sin fecha)
En raison du temps incertain, sous sommes Por culpa del mal tiempo, hemos acordado
convenus Jacques Durand et moi de remettre Jacques Duran y yo posponer nuestra próxima
à une prochaine fois ma visite à Fontainebleau. visita a Fontainebleau. Entonces, estoy libre
Je suis donc libre demain et si vous ne mañana y si no me lo impides estaré a las 19.30
m’enjoignez pas de ne plus remettre les pieds en tu casa. ¡Con todo mi cariño! (Iré a ver a
chez vous, je viendrais à 19h30. Je vous dévore Sahsa a las 16.30).
tous de tendresse ! (J’irai chez Sahra à 16h30).
P.D.
P.D.
Sábado (Carta sin fecha)
P.D.
567
Jueves (Carta sin fecha)
Je viendrai vous demander à diner et vous faire Vuelvo a invitarte a cenar y para despedirme
mes adieux (hi hi hi !) demain soir vendredi à (¡jajaja!) mañana viernes por la noche a las
19h30. D’ici là, mes salutations à tous! 19.30. Mientras, ¡Mis mejores saludos a todos!
P.D. P.D.
Lunes (carta sin fecha)
Bravo pour hier ! J’ai vraiment eu beaucoup de ¡Bravo por lo de ayer! He disfrutado mucho
plaisir à entendre votre "affiche musicale". Et escuchando vuestra actuación. El público
le public aussi. On chantait : también. Cantaban:
Derrière mon dos jusque dans la rue Desde donde estaba hasta la calle Montmartre.
Montmartre. J’ai vu des amis enchantés. Il faut He visto amigos encantados. Hay que escribir
écrire le reste. A jeudi pour les détails et la continuación. Hasta el jueves, con todo mi
affectueusement vôtre. cariño.
P.D.
P.D.
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ANEXO II.
Borrador manuscrito. Manuel de Falla: Homenajes: No. 4. A Paul
Dukas. Granada, Archivo Manuel de Falla, LXXXVIA2.
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573
ANEXO III.
Instrumentación definitiva.
Manuel de Falla: Homenajes: No. 4. A Paul Dukas.
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