SIP VI (Resumen)
SIP VI (Resumen)
SIP VI (Resumen)
presentación 3
programa 4
contenido módulos
mapa conceptual 5
macroobjetivos 6
agenda 6
material 7
material básico
material complementario
glosario 8
módulos *
m1 | 20
m2 | 48
m3 | 120
m4 | 141
Es importante que como futuro operador del derecho, se sienta capacitado y seguro al
iniciar el ejercicio de la profesión liberal o si ha optado por la carrera judicial, en su
desempeño como empleado del Poder Judicial ocupando futuro cargos funcionales y ¿por qué
no? ejerciendo la Magistratura.
En una primera aproximación, podemos citar como ejemplos una multiplicidad de
situaciones diarias que se pueden presentar, a las que usted deberá calificar jurídicamente como
paso previo para saber cómo proceder. Veamos:
Supongamos que un amigo toca a su puerta y le comenta que ha vendido su vehículo y
ha aceptado como forma de pago tres pagarés, con vencimientos mensuales consecutivos, y
que al día de la fecha el comprador del rodado adeuda el tercero de dichos pagarés,
encontrándose vencido el plazo dentro del cual se había comprometido a pagar. Desesperado
ante tal situación le pregunta:
¿Cómo puedo hacer para cobrar lo que me es adeudado? Frente a ello, usted probablemente
tendrá que analizar: ¿Puede mi amigo actuar ante los Tribunales para reclamar judicialmente
el cobro de su acreencia? y en su caso, ¿ante qué Tribunales se puede iniciar la acción?
¿Qué tipo de acción debe iniciar? ¿No habrá prescripto la acción? ¿Qué títulos y
documentación deberá acompañar?
¿Cuál es el trámite que el tribunal debe imprimir al juicio, luego de presentada la demanda?
También podría suceder que algún conocido suyo o de su familia hubiera tenido un
accidente de tránsito con su automóvil, embistiendo a otro vehículo o a un peatón, o
habiendo sido él o su vehículo el embestido. En el primer supuesto, su conocido le
preguntará: ¿Qué puedo hacer para defenderme? ¿Por qué se me demanda por esa suma tan
elevada?; y en el segundo supuesto le preguntará: ¿Puedo demandar a quien causó los
daños? ¿Puedo demandar al titular registral?, ¿se la puede obligar a responder por los
daños causados a la compañía aseguradora del embistente? ¿El juicio será largo o
abreviado? Y otras preguntas que seguramente esperarán que usted pueda responder. Las
respuestas correctas a todos los interrogantes dependerán de la adquisición por su parte, de los
contenidos mínimos de esta asignatura.
Como podrá apreciar, la vida cotidiana plantea situaciones de este tipo. Las relaciones
civiles y comerciales de los hombres se encuentran regidas por el derecho privado. Éste
establece sus derechos y correlativas obligaciones. Sin embargo, no siempre los primeros son
respetados ni las segundas cumplidas, circunstancia que genera un conflicto entre aquellos
sujetos que quisieron contratar, obligarse, en fin, relacionarse jurídicamente. Cuando ese
conflicto extrajudicial no puede ser dirimido por los interesados, éstos buscan a un tercero
imparcial. Esto es, al órgano jurisdiccional personificado en la figura del juzgador, para que, en
ejercicio de la función, ponga fin a sus controversias, aplicando e interpretando el derecho en el
caso concreto, con lo que el Estado habrá alcanzado, a su vez, la seguridad jurídica y la paz
social.
En otra oportunidad, podría suceder que Ud., como abogado deba asesorar
jurídicamente a su cliente, deudor de varios acreedores, acerca de la
conveniencia de presentarse en concurso o de peticionar su propia quiebra. O bien,
ubicándonos en la situación inversa, podría suceder que Ud. sea quien debe asesorar a esos
acreedores, en cuyo caso, deberá analizar la posibilidad de solicitar la quiebra del deudor y
cuál es el juez competente para conocer en dicha petición, o bien, también podrá evaluar la
forma y oportunidad para verificar el crédito de sus clientes en un concurso preventivo
abierto o en una quiebra ya declarada, y en su caso, conocer cuáles son las vías
impugnativas con las que cuenta, en caso de ser rechazadas tales pretensiones. Frente a este
panorama, sus conocimientos de derecho concursal y falimentario le permitirán evacuar tal
interrogante. Somos los abogados quienes debemos suministrar respuestas acertadas a
tales preguntas y problemas.
programa
Mapa conceptual
Macroobjetivos
Agenda
MÓDUL PORCENTAJES
OS ESTIMADOS
1 30%
2 30%
3 30%
4 10%
TOTAL 100%
SEMAN MÓDUL
AS OS
1 2 3 4
1
2
3
4
5
6
7
8 Primer parcial
9
10
11
12
13
14
15 Segundo parcial
Material
Material básico:
• VENICA, Oscar Hugo y otros. “Manual práctico del operador judicial”
(Comprende Modelos de Fueros: Civil y Comercial. Concursos. Penal. Laboral. Familia y
Administrativo-Contencioso Administrativo). Ed. Marcos Lerner Editora Córdoba. Córdoba.
Edición: 2007 (o posteriores).
• PALACIO, Lino Enrique: Manual de Derecho Procesal Civil. Ed. Abeledo-
Perrot (14ª edición actualizada). Bs. As. 1998
• Código Civil argentino Ley 340 IC 1 y leyes modificatorias.
• Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Córdoba, Ley
8465 IC 2 y modificatorias.
• Decreto ley 5965/63 IC 3
• Ley de Cheques N° 24.452 IC 4
• Ley de Concursos y Quiebras N° 24.522 IC 5
• Ley Nacional de Tránsito Nº 24.449 IC 6 y sus modif. Ley 25.857 IC 7
y Ley 25.965 IC 8
Material complementario:
Acreedor privilegiado: Es aquel que tiene preferencia para el cobro de su crédito frente a
otros acreedores. Esta preferencia debe surgir exclusivamente de la ley. Se encuentran
regulados, dentro de la ley 24.522.
Acuerdo preventivo: Es el medio que la ley otorga y reglamenta con el fin de mantener y
conservar, mediante acuerdo entre el empresario cesante y sus acreedores y con la
homologación judicial, una empresa en estado de cesa- ción de pagos a declarar o declarada
judicialmente. La homologación de dicho acuerdo es la culminación del procedimiento de concurso
preventivo, con la finalidad de evitar la declaración de quiebra. Tal solución impide la desintegra-
ción del patrimonio de la concursada.
Alegato: Exposición oral o escrita basada en razones de derecho y situacio- nes de hecho,
que se presenta en un momento determinado del juicio ante los jueces destinados a dictar
sentencia, favorable a una de las partes que desea afirmar o reafirmar una pretensión y
debilitar o desvirtuar las razones de la contraria.
Carga procesal: Situación de obligación jurídica instituida por la ley, consis- tente en el
requerimiento de una conducta de realización facultativa, normal- mente establecida en interés del
propio sujeto, y cuya omisión trae aparejada una consecuencia gravosa para él. Constituye un
imperativo del propio interés.
Citación: Mandato u orden del juez, ya sea de oficio o a instancia de parte, en virtud del cual
se ordena a comparecer a las personas, ya sean demandado, de un testigo o tercero e incluso el
actor o a autoridades públicas, con el objeto de realizar una diligencia procesal.
Daño moral: Menoscabo en los sentimientos, paz espiritual, emocional y salud mental por
tanto, no susceptible de apreciación pecuniaria con un monto fijo o determinable en proporción a
escalas monetarias.
Ejecutado: Deudor moroso a quien se embarguen los bienes para venderlos y hacer pago
con su producto a los acreedores.
Embargo ejecutivo: Es el primer paso de la venta forzada de un bien del deudor, que con esa
medida queda sometida a la disposición del juez, quien establece, acuerdo con las previsiones de
la ley, las condiciones de la subasta. Es el que procede cuando el acreedor exhibe un título que trae
aparejada eje- cución, o cuenta con una sentencia de condena a su favor.
Embargo: Es una orden judicial que individualiza un bien determinado del deudor,
afectándolo al pago del crédito en razón del cual se ha trabado el embargo.
Etapa discusoria: Es el momento dentro del proceso en donde las partes incorporan al
proceso argumentos favorables a las respectivas pretensiones con lo que se denomina o
conoce como Alegatos donde argumentan sus respectivas pretensiones y formulan una
valoración de sus pruebas presenta- das con el fin de convencer al tribunal para que falle a
su favor. Realizan una discusión crítica de la prueba, tratando de demostrar que les asiste
la razón por haberse acreditado los hechos que fundamentan su pretensión, y que a la contraria
le asiste la sin razón. A tales fines realizarán citas doctrinarias y juris- prudenciales que
sirvan para fundar una sentencia favorable a sus pretensio- nes. En el proceso civil los
alegatos se hacen, por regla, en forma escrita. Esta etapa se inicia una vez clausurada la
etapa probatoria.
Etapa introductoria: En ella se introducen las cuestiones que serán objeto de resolución
definitiva. En esta etapa el actor, a través de la demanda, introduce afirmaciones de hechos a los
que atribuye relevancia jurídica; por su parte el demandado, en la contestación de la demanda,
tendrá la carga procesal de reconocer o negar categóricamente cada uno de los hechos afirmados
por el actor en la demanda, bajo apercibimiento de que si no lo hiciere, negare gené- ricamente los
hechos o diere respuestas evasivas, podrá ser tenido por confeso en la sentencia.
Excepciones: En sentido amplio: toda defensa invocada por la parte deman- dada tendiente a
obtener el rechazo de la demanda, por adolecer de ciertos defectos o ser propuestos como
circunstancias de ley. En sentido estricto: defensas nominadas que se plantean como cuestión
previa al fondo del litigio, las que, según sus efectos, pueden ser perentorias o dilatorias.
Factor de atribución: Razón o nexo causal, por el cual se justifica la obligación de reparar un
Daño, que pesa sobre quien lo ocasionó.
Incidente procesal: Es toda cuestión contenciosa, discutida, que puede surgir durante el
desarrollo del proceso y guarda algún grado de conexidad con la pretensión o petición que
constituye el objeto de aquél (v. gr. incidentes de levantamiento de embargo, de
inembargabilidad de la vivienda única, de nuli- dad, de testigo, de redargución de falsedad, etc.).
Ineficacia: Sanción que establece la LCQ para aquellos actos otorgados por el deudor en
perjuicio de sus acreedores. La declaración judicial de ineficacia de un acto jurídico tiene por
efecto que éste sea válido entre partes, pero inoponi- ble a determinadas personas, las que
pueden comportarse como si el acto no existiese.
Informe: En derecho procesal, toda exposición escrita u oral sobre un asunto (ejemplo: informe del
perito).
Informe individual: (Art. 35 LCQ) Es un dictamen que debe elaborar el síndico sobre cada
solicitud de verificación, sobre cada crédito que se presento en la verificación. La parte
más importante de este informe es la expresión de la opi- nión fundada del síndico sobre el
análisis de las características de cada crédito y sobre todo la procedencia (o improcedencia) de
la verificación del crédito y su graduación (privilegio, carácter quirografario, subordinación).
Constituye así un verdadero dictamen, técnico e imparcial.
Informe General: (Art. 39 LCQ). Este tipo de informe, confeccionado por el síndico, por
escrito, en triplicado (para expediente, legajo de copias y para copia de respaldo guardada
por el síndico), contiene su análisis detallado y explicación clara, objetiva, imparcial sobre
la situación del Concurso Preven- tivo, el concursado, los acreedores, los créditos, la
liquidez, la conformación provisoria de los activos y pasivos, hasta el día de la fecha. Con
toda la infor- mación que contenga, permitirá a los acreedores, analizar de modo completo y
objetivo la eventual propuesta de acuerdo preventivo que ofrezca el deudor y la factibilidad de
su cumplimiento. Según la ley, este informe debe ser presen- tado dentro de los treinta
días contiguos a la fecha de la presentación de los informes individuales de acreedores, que
previamente, confeccionó y rindió el síndico frente al juez.
Instrumento privado: Documento firmado o creado por las partes, sin interven- ción de
oficial público alguno. Es un acto bajo forma privada.
Instrumento público: Es todo escrito creado o autorizado por un funcionario público sea
juez, autoridad administrativa o escribano público, en ejercicio de su cargo y dentro de los
límites de su competencia, es confeccionado cum- pliendo las formalidades exigidas por ley
para su existencia y prueba.
Intervención de terceros: Es un instituto que permite que quien es tercero al inicio del
proceso, se incorpore adquiriendo la calidad de parte. Esta interven- ción puede ser voluntaria o
coactiva.
Terceros: Son sujetos distintos de las partes del proceso que por diversas causas ingresan
a un proceso ya en trámite pero una vez incorporado entran en el mismo rango que las
partes. Art. 432. Tienen las mismas facultades que las partes art. 435. Y la sentencia los
obliga igual que a las partes. No retrotrae ni suspende el trámite del proceso. Puede ser
VOLUNTARIO O DE CITACIÓN COACTIVA:
1)- VOLUNTARIO Por acto espontáneo de tercero y tiene lugar en tres casos (art. 432).
I-Inc. 3°. Interesado principal o excluyente. Cuando el tercero pretendiente todo o en
parte del derecho que es objeto del juicio es incompatible el del 1° contar ambos
litigantes del juicio principal.
II- Inc. 2° Interesado litisconsorcial (Coadyuva autónomamente) el tercero ingresa
sosteniendo que puede demandar o ser demandado o sea con un Derecho igual.
Retrotraerme a un litisconsorcio voluntario porque se produce por este ingreso del tercero.
Ejemplo del actor demandado 1° y otro entra como tercero como titular de la relación
jurídica que el actor. Si no lo dejan intervenir promueve un proceso por separado. Ej.
Típica acción de impugna- ción de asamblea (otros socios por demanda de uno que
primero fue deman- dado o accionó) Este interviene como COADYUVANTE AUTÓNOMO.
Porque lo que hace es ayudar con Derecho propio igual al derecho que tiene la parte del
proceso principal.
III- Inc. 1°. Interesado de Adhesiva Simple (MERAMENTE COADYUVANTE).
Aquí el tercero ingresa para ayudar a un litigante pero desde plano de sub- ordinación o
dependencia porque tercero no es titular de relación jurídica independiente sino hay
interés dependiente. Ej. Sublocación no titular de la relación jurídica el locatario y si el
sublocatario pero si lo afecta la sentencia.
Ej. En demanda contra deudor el fiador puede tener interés dependiente. No tiene
participación principal sino de ayuda y no se puede oponer (si colabora pero no va en
contra) porque no es titular salvo que el objeto de la intervención sea neutralizada las
conveniencias de las partes que lo quieren perjudicar. Es (ADHESIVA SIMPLE) porque es
Derecho subordinado, no pasa a ser litiscon- sorcio sino que está en un rango inferior. La
intervención puede ser en cual- quier momento del proceso. Si tiene fundamento el
Derecho de Defensa. No puede a mi parte privarme de un derecho mío por intervención en
2° Instancia no, en principio no ingresa a un nuevo proceso. Se propone como incidente y
con pruebas se sustancia con dos partes del juicio (Art. 434).-
CITACION COACTIVA DE TERCERO: El tercero es llamado por el juez como si fuese un
demandado para que haga valer su Derecho y sino será declarado en rebeldía y se da sentencia
como si se allanara. Art.433. Tanto actor o deman- dado la puede pedir de aquel que
considera que la controversia le es común.
Ej. Fiador demandado por acreedor, el pago no lo puede repetir del deudor. Siempre que
exista acción de regreso el demandado tiene posibilidad de hacerle otra al tercero por razón
de economía del proceso. El objeto es hacerlo oponible la cosa juzgada para que luego no me
la pueda oponer con su sen- tencia en otro proceso que inició por su derecho, hay
viabilidad de la acción. CASOS PARTICULARES: Cuando el demandado cita coactivamente
en garantía a compañía de seguro, pero más que para oponerle la cosa juzgada, lo hace para
que cumpla. O sea no es ejecutado acá, sino que es en otro proceso, pero si hago cosa
juzgada para vincular a la aseguradora. Vert. Art. 116, 117, 118 de Ley 17418 DE
SEGUROS en C. Com.
CITACIÓN DE EVICCIÓN: Para hacerle oponible la sentencia que se libra contra el
adquirente.
Art. 2785 CCiv. NOMINATIO AUCTORIS: Se da en acciones reales cuando demanda el que
es aparente poseedor por lo hago por otro (EJ. Inquilino) si él designa o denomina al autor
sale y entra otro al juicio. Si el no designa, no se puede ganar el juicio ni recuperar el bien,
si costas. Si designo entra el verda- dero poseedor.
TERCERO PRETENDIENTE Contracara de la intervención principal o exclu- yente. Está
interesado en el mismo objeto del litigio. Ej. Demando a J, el pago pero no se define, el
hago a un tercero la posibilidad para que dirima cual es el acreedor frente a la discusión. Ej.
Pasivo pago por consignación y yo deudor quiero pagar y demando a uno para que me den
respuesta y poder librarme cumpliendo.
La citación coactiva se puede hacer por el actor en la demanda o por el
demandado en la contestación pero en el caso de la ley de seguros es más inteligente y
dice que cuando se da la apertura de la causa porque viola el derecho de defensa.
TERCERÍAS Distinta de intervención de terceros. OSSORIO: Acción que com- pete a quien
no es parte en el proceso frente a partes que dirimen sus dere- chos para oponerles el propio.
Es intervención de tercero pero con modalidad igual que la particular excluyente voluntaria,
pero que son distintas. Hay una persona interesada en el mismo objeto del juicio. Se pueden
fundar en el domi- nio el bien embargado en pelito o en derecho del
Tercero a cobrar con preferencia al embargante. Ej. Yo acreedor hipotecario
y desplazo al embargante, o soy físico y desplazo. Coadyuvantes excluyen- tes.
Normalmente se da en ejecuciones y embargos por no es regla absoluta, porque no son
procesos ejecutivos y sin embargo allí se da, sea en juicios o incidentes. Se clasifican
en:
I- TERCERIA DE DOMINIO: Puede interponerse desde que se sabe
cuando va a ser la subasta Hasta el momento que dado el remate, el
comprador sea puesto en posesión, se alega un derecho de dominio sobre el
bien objeto del remate, y que mi derecho es mejor que el que tiene el
ejecutado y lo opongo contra el ejecutante, el efecto suspende el remate, la
promuevo acreditando con títulos y digo que está mal embargado. Se plantea
vía incidente.
II- TERCERÍA DE MEJOR DERECHO: Para plantearlo tiene por límite antes de
realizarse el pago, me presento y digo que tengo un grado preferencial o
mejor derecho que el que tiene el acreedor ejecutante, el efecto que genera
es la suspensión del pago.
Juicio declarativo: Es aquel que tiene por objeto la declaración de derechos dudosos o
controvertidos que deban ser determinados o declarados por el juez. Se estudia toda la
relación jurídico procesal, su causa legal o jurídica, se estudia el fondo de la causa en
todos sus aspectos. Agotando todas las partes o aspectos de la relación jurídico procesal.
Juicio ejecutivo general: Es aquel que ha establecido la ley para toda clase de obligación que
traiga aparejada ejecución, para cumplir o realizar o materializar lo que ese título contenga.
Juicios ejecutivos especiales: Aquellos en donde la ley adjetiva o leyes espe- cíficas
determinan cuál es el procedimiento de trámite especial a seguir, para ciertos títulos en
particular por ejemplo los juicios de ejecución hipotecaria o de ejecución prendaria o de ejecución
de sentencias nacionales y extranjeras.
Liquidación: Operación mediante la cual se detallan, ordenan y saldan cuen- tas, después
de haber determinado su monto de modo definitivo.
Líquido: En lo contable y jurídico: lo cierto en cantidad o valor. Estado de lo que ha sido objeto
de liquidación, es decir, resultado de monto determinado (v. gr. crédito líquido, deuda líquida).
Cuando la obligación o crédito es de Base
líquida y cierta, va a juicio ejecutivo directo.
Medio de prueba: Vía o carril legal para introducir un elemento del mundo exterior al
proceso, implica la existencia de un elemento probatorio que ayuda a fundamentar los hechos de
la pretensión de cada una de las partes (prueba pericial, testimonial, confesional, informativa,
etc.). Rige en nuestro sistema la libertad de medios y de objeto de prueba.
Nexo causal: Vínculo externo que permite atribuir el resultado lesivo al hecho o persona
que con el despliegue de sus acciones u omisiones lo originó.
Objeto de prueba: Constituyen objeto de prueba en el proceso civil los hechos afirmados por
las partes, que hayan sido controvertidos. No son objeto de prueba los hechos admitidos, los
no afirmados, los hechos notorios, los hechos evidentes y el derecho. Este último sólo se
invoca, no se prueba, salvo el dere- cho extranjero, que se considera como un hecho y por tanto
debe ser probado.
Pérdida de valor venal: Disminución del valor de cotización de bienes valiosos destinados a cierta
perdurabilidad como consecuencia del hecho lesivo.
Período de exclusividad: Es el período de manejo exclusivo del deudor, donde podrá negociar
con las diferentes categorías de acreedores, sin que éstos o terceros puedan formular
propuestas o contrapropuestas.
Perito: Técnico, científico o artista o experto que asesora al juez sobre una materia
determinada, para la cual es necesario poseer determinados conoci- mientos técnicos,
científicos, artísticos o prácticos. Es un tercero en el proceso. Expone al juzgador las
comprobaciones, opiniones o deducciones extraídas sobre hechos sometidos a su dictamen.
El perito puede ser de dos clases: perito oficial o de control.
Perito de control: A diferencia del perito oficial, es un asesor técnico de la parte, que es
designado, contralado y le rinde cuentas solamente a ella, pero luego de presentar sus
diligencias al tribunal. Ejerce la función de contralor de las tareas periciales –pudiendo
formular las observaciones que estime pertinen- tes– y de opinión, a través de la confección
de un informe fundado que puede ser en apoyo o en disidencia del dictamen del perito
oficial.
Prepara vía ejecutiva (P.V.E.): Son los trámites previos que deben realizarse en el juicio
ejecutivo para completar el título.
Privilegio: Calidad atribuida por ley a un crédito, en razón del cual el acreedor ve satisfecha su
acreencia con preferencia a otros, con lo producido de la venta del bien o de los bienes sobre los
que recae su derecho.
Proceso de verificación: Es aquel que tiene por finalidad obtener el recono- cimiento de
la legitimidad de las acreencias, así como la graduación de ellas (quirografarias o
privilegiadas y laborales de pronto despacho). Los titulares de créditos contra el
concursado persiguen el propósito de ser considerados acreedores concurrentes, esto es,
habilitados para participar en el concurso preventivo o la quiebra, decidir sobre la propuesta
de acuerdo y, en última ins- tancia, cobrar. Se encuentra regulado en los arts. 32 y ss. de la
LCQ.
Pronto pago de créditos laborales: Es la vía más sencilla para el reconoci- miento de los
créditos laborales en el concurso preventivo del empleador. Es un mecanismo simplificado
de determinación y cobro, únicamente para los créditos de origen laboral señalados por la
ley concursal (art. 16 LCQ.). Incor- porado al Juicio Concursal por la ley 26.684 del
2011.
Propuesta de acuerdo: Es la fórmula que el concursado ofrece a sus acreedo- res para
solucionar las deudas (art. 43 de la LCQ).
Prueba confesional (Confesión): Es la declaración que hace una parte res- pecto de la
verdad de los hechos pasados, relativos a su actuación personal, desfavorable para ella y
favorable para la otra parte. Esta puede ser “espontá- nea” o “provocada”. Esta última se
llama también absolución de posiciones. Prueba de inspección judicial: Consiste en la
constatación ordenada por el tribunal, de oficio o a petición de parte, de personas, sitios o
cosas. Los códi- gos rituales, en general, autorizan esta medida, dejándola librada al criterio del
tribunal, esto es, cuando éste lo creyere necesario.
Prueba informativa: Medio que sirve para aportar al proceso datos concretos acerca de
actos o hechos resultantes de la documentación, archivos o regis- tros contables de terceros o
partes, siempre que tales datos no provengan del conocimiento personal de aquellos. El
informante se limita a transmitir al órgano judicial, tras la orden pertinente, el conocimiento
que le proporcionan las constancias documentales que se encuentran en su poder.
Prueba pericial: Medio de prueba fundado en la técnica y la ciencia o arte, que se concreta
a través de la actuación de peritos.
Prueba testimonial: Medio de prueba mediante el cual se recepta la declara- ción de un testigo
que relata hechos de su conocimiento, que ha percibido por sus sentidos o de los dichos que ha
oído. Porque puede ser testigo audi et visu o testigo de dichos de otros testigos o de
conocimiento de dichos.
Sentencia de remate: Es la que recae en los juicios ejecutivos y que, ante la falta de oposición
de excepciones por el ejecutado o rechazadas éstas, manda llevar adelante la ejecución hasta
hacerse íntegro pago al actor del crédito que ejecuta. Con esta sentencia comienza la ejecución
propiamente dicha, en los bienes del deudor. Según Manuel OSSORIO: “Es la que recae en
juicio eje- cutivo, para llevar adelante la ejecución del fallo. Suele traducirse en la venta forzada
de bienes embargados, de no cumplir en extremo obligado.”
Subasta pública: Según la Real Academia Española la venta pública, de bienes o alhajas que
se hace al mejor postor y regularmente por mandato y con intervención de un juez u otra
autoridad.
Testigo: Es un tercero ajeno al proceso que es llamado a declarar, coactiva- mente, sobre
sus percepciones de hechos pasados, esto es, sobre hechos que ha podido conocer a través
de sus sentidos. Tiene una carga pública y tiene el deber de comparecer, de declarar y de
decir verdad de todo lo que supiere y le fuere preguntado. Debe suministrar razón de sus
dichos.
Título ejecutivo: Es “la base del procedimiento de ejecución”. Puede ser judi- cial o extra
judicial.
Según el Profesor Doctor Julio FONTAINE Padre: es el documento en el que consta la
existencia de una obligación o de un Derecho y prueba por si solo esa exigencia en el título.
Los títulos judiciales pueden tener por si la obligación eje. Pagar dinero, otorgar escritura.
Pueden tener diversidad de objetos (Judi- cial) el título judicial (Art. 801 es la ejecución en
especial), da lugar al Proceso ejecutivo de sentencia que puede ser argentina o extranjera y
el título extraju- dicial (Art. 517. Madre de esta materia, regla general) solo de pago de
dinero, da lugar a un juicio ejecutivo.
Títulos Ejecutivos Judiciales: Auténticos por su naturaleza por ser resolución emanada del juez
y público, es un título público. Art. 993 Cciv. Cae por redargución de falsedad.
Títulos Ejecutivos Extrajudiciales: 1)- Convencionales o 2)- legales. 1)- Creados
por voluntad de partes. Relación Jurídica Privada. Que pueden ser: A-
Convencionales Auténticos por si mismos por las partes, con reconocimiento de
la existencia de una obligación que contiene el título público. Ej. Escritura pública.
Pero como no pueden ser impugnados por el
juicio ejecutivo, si tienen despacho inmediato de la vía ejecutiva, si todos los requisitos
están en orden B- Convencionales Presuntamente Auténticos: Títulos de crédito no
públicos sino privados pero no sometidos a tal sistema legislado en el C. Civil. Son
presumidos auténticos por ley si siguen o cumplen ciertas condiciones. Habilitan el
proceso de ejecución hasta para el deudor pruebe que no lo son, con preparación de la vía
ejecutiva. Si nada prueba aunque se alegue falso se pasa a su ejecución. Igual procede,
solo cuando
el deudor lo reclame y lo compruebe puede caer. C- Convencionales No auténticos:
´Preparación de la Vía Ejecutiva. Instrumentos privados que siguen reglas del Código Civil
hacen fe por si mismos a partir de su reconocimiento por el deudor en la medida que sean
reconocidos o adquieran fecha cierta Ej. Contrato de alquiler.
módulos
m1 Microobjetivos
Juicio Ejecutivo
Sucede a menudo que una persona –puede ser un amigo, un cliente o nosotros mismos–
reclama judicialmente a otra o es demandada por el cobro de una suma de dinero sobre la
base de un título que consigna tal obligación de pago, como el cheque ley 24.452
(desarrollada en el material de la asignatura), el pagaré Dec. Ley 5965/63 (también
desarrollado en material), una escritura hipotecaria, el saldo deudor de una cuenta corriente
bancaria (art. 793 C.Com. 2), etc. Es por ello que, para obtener el cumplimiento de tal
IC obligación de dar una determinada suma de dinero exigible, líquida o fácilmente liquidable,
en el menor tiempo posible, el legislador -inspirado en principios de celeridad y de
economía procesal- ha diseñado el proceso ejecutivo, cuyo objeto es la ejecución de las
obligaciones consignadas en aquellos títulos que, de reunir las formalidades exigidas por las
leyes, gozan de una presunción de autenticidad, y no la declaración de los derechos de las
partes, sin perjuicio del derecho que a
éstas les asiste de acudir a la vía declarativa que corresponda.
Ud. podrá advertir durante el desarrollo de la materia que existen ciertos títulos que
traen directamente aparejada ejecución, como es el caso del pagaré 3, del cheque, de la liquidación
IC de deuda por impuestos practicada por el Fisco;
en tanto que otros, para adquirir fuerza ejecutiva, necesitan ser completados, vgr. Contratos
de Mutuo y de Locación. Esto se logra con un trámite previo al juicio ejecutivo propiamente
dicho, llamado “Preparación de la Vía Ejecutiva”, a fin de cumplimentar determinados
recaudos formales previstos en la ley, sin los cuales no se habilita la vía ejecutiva.
Del mismo modo, observará que la demanda ejecutiva presenta marcadas
diferencias comparada con la demanda de los juicios declarativos. Por un lado, con relación a la
carga procesal que tiene el actor de explicitar los hechos en estos últimos y, por el otro, con
relación a la carga de la prueba. En efecto, tratándose de un juicio ejecutivo, en virtud de que
el título ejecutivo goza de una presunción de autenticidad, no sólo no se requiere una exhaustiva
explicitación de los hechos en la demanda, sino que se invierte la carga de la prueba, siendo
el demandado quien deberá probar las excepciones que oponga al progreso de la acción. En el
juicio ejecutivo no hay un traslado de la demanda sino citación de remate
(oportunidad para que el ejecutado oponga excepciones al progreso de la
acción). De modo que, es técnicamente incorrecto que, en dicha oportunidad,
el demandado o su apoderado, titule el escrito que presente en el juicio: “Evacua
traslado de la demanda” o “Contesta demanda”. Además, la admisión de la demanda
ejecutiva por el tribunal autoriza sin más trámite el despacho de la medida cautelar (ej.
embargo ejecutivo) solicitada por el actor, sin necesidad de prestar contra-cautela, en virtud de
la apariencia de certeza del derecho declarado en el título en que funda la pretensión. Asimismo,
Ud. advertirá que las defensas de las que se puede valer el ejecutado en el juicio
ejecutivo son limitadas y se encuentran taxativamente enumeradas en la ley, siendo las más
características de este tipo de procedimientos las excepciones de inhabilidad y de falsedad de
título. Por último, observará que la sentencia recaída en este tipo de procesos presenta una
estructura y un contenido diferenciado al de las sentencias que se dictan en juicios
declarativos (vgr. Tratándose de un juicio ejecutivo que no requiere que se prepare la vía, la
declaración de rebeldía se hace en la Parte Resolutiva), y el cumplimiento coactivo de lo
resuelto en ella se lleva a cabo mediante un procedimiento específico de ejecución de
sentencia, distinto al general.
Finalmente, es de suma importancia recordar, una vez más, que el contenido de la asignatura y,
por ende, de este módulo se integra con el material suministrado en los LINKS y en los
Asistentes Académicos (AA) que Ud. encontrará en el Contenido y en las Actividades. En
otras palabras, no encontrará las soluciones aplicables a los casos planteados únicamente
en la ley procesal o sustancial, sino también en aquello que la doctrina o jurisprudencia
interpreta que la ley dice.
SR .JUEZ.
AA, Abogado, Matrícula Profesional, fijando domicilio en…,
ante SS comparezco y digo:
I. Que obro en representación del señor (Nombre y Apellido, mayor de edad (o fecha
de nacimiento), DNI N°…, domiciliado en calle… N°…, según carta poder, original que
acompaña al presente.
II. Que según contrato de locación, que en original y copias acompaño, el Sr. DD es
locatario del inmueble… (citar el domicilio del inmueble en cuestión), propiedad de mi
mandante, desde la fecha dd/mm/aa, adeuda alquileres de los meses…del corriente año, por
un monto mensual de $$.
III. Que mi representado, hasta el día de la fecha, no ha expedido recibos cancelatorios
por el concepto de pagos cuotas del precio de locación con- venida.
IV. Que el Sr. FF, DNI N°…, domiciliado en….es Fiador personal, liso y llano
del locatario.
V. Que a los fines de cumplimentar con las diligencias propias de la Preparación de
la Vía Ejecutiva, deberá procederse según lo establecido por el artículo 519, inciso 1 y 2 del
Código Procesal Civil y Comercial de Córdoba. PETITORIO:
Por todo lo expuesto solicito:
1- Que me tenga por presentado, por parte y constituido el domicilio legal indicado.
2- Que a los fines de Preparar la Vía Ejecutiva, pido se cite al Sr. DD, para que
haga manifestaciones del Art. 519 inciso 1° y 2° del CPCC. Y al Sr. FF respecto al inciso
1°del mismo, bajo apercibimiento de ley.-
3- Tenga por presentadas en ejemplar original y copias del contrato de locación
relacionado para pruebas.
4- Oportunamente tenga por preparada la vía ejecutiva. SERA
JUSTICIA.
Enunciados ya los lineamientos generales del juicio ejecutivo, es hora de pon- ernos a trabajar.
Confiamos en su capacidad como futuro operador del derecho para realizar las tareas propuestas
en el presente módulo. ¡Adelante!
m1 |contenidos | información complementaria 1 | IC
asistenteacadémico1
m1 |contenidos | información complementaria 2 | IC
asistenteacadémico2
Si en este plazo el cliente no contestare, se tendrán por reconocidas las cuentas en la forma
presentada, y sus saldos, deudores o acreedores, serán definitivos en la fecha de la cuenta.
m1 Material
m1 Actividades
m1 | actividad 1
Córdoba, 02 de septiembre de 2008. Por presentado, por parte y con el domicilio procesal
constituido. Admítase la presente demanda, la que se sustanciará por el trámite del juicio
ejecutivo. Líbrese mandamiento de ejecución y embargo por la suma reclamada con más el
30% en que se estiman provisoriamente los intereses y costas del juicio. Cítese y
emplácese al demandado para que en el plazo de tres días comparezca a estar a derecho bajo
apercibimiento de rebeldía y cíteselo de remate en la misma diligencia para que en tres días
más, vencidos los primeros, oponga excepciones legítimas, bajo apercibimiento de mandar a
llevar adelante la ejecución. Notifíquese.
Luego de notificar del primer Decreto al Sr. Gayma, Ud. se presenta ante los estrados del
Tribunal. Al consultar el expediente, advierte que el ejecutado ha comparecido y opuesto
una excepción, razón por la cual solicita prestado el expediente, haciendo constar en el
recibo respectivo que el motivo del préstamo
es “evacuar traslado” art. 69 inc. 1, CPCC IC 6, quedando de esta forma notificado
de todo lo actuado, por retiro de expediente art. 151, CPCC IC 7.
De la lectura del escrito presentado por el demandado surge que, con el patrocinio letrado de la
Dra. Milagros Cafurini, ha opuesto la Excepción de Inhabilidad de Título. Funda esta
defensa en el argumento según el cual, el actor nunca se presentó para el cobro del pagaré en
el domicilio del demandado, el que fuera designado como lugar de pago. Sostiene que el
documento en cuestión se trata de un título inhábil por no encontrarse vencido -no contiene una
deuda exigible en los términos del art. 517, CPC-, y por lo tanto, carece de una formalidad
esencial. La falta de presentación del título al cobro tuvo por efecto que el demandado no haya
incurrido en mora, ya que la cláusula “sin protesto” no lo eximía al actor del cumplimiento de
esa carga. Tampoco el accionante acreditó haberla cumplido.
1) Balance general, estado de los resultados, distribución de ganancias, memoria e informe del
síndico y toda otra medida relativa a la gestión de la sociedad que le competa resolver
conforme a la ley y el estatuto o que sometan a su decisión el directorio, el consejo de
vigilancia o los síndicos.
Para considerar los puntos 1) y 2) será convocada dentro de los cuatro (4) meses del cierre
del ejercicio.
m1 |actividad 1 | IC
información complementaria 2
m1 |actividad 1 | IC
información complementaria 3
Art. 50. – El librador, el endosante o el avalista pueden, por medio de la cláusula “retorno
sin gastos” o “sin protesto” o cualquiera otra equivalente, dispensar al portador de
formalizar el protesto por falta de aceptación o de pago para ejercer la acción regresiva.
Cuando la cláusula integre el texto impreso de la letra de cambio, será suficiente la firma
de ésta por el librador; cuando se la inserte manuscrita o por otro medio, se requerirá que la
cláusula sea especialmente firmada, sin perjuicio de la firma de creación de la letra de
cambio.
En las condiciones indicadas precedentemente, la letra de cambio es título ejecutivo hábil sin
necesidad de protesto en los términos del artículo 60.
Si la cláusula hubiese sido insertada por el librador, produce sus efectos con relación a todos
los firmantes; si hubiese sido insertada por cualquier otro firmante, produce sus efectos sólo
respecto de éste.
Esta cláusula no libera al portador de la obligación de presentar la letra de cambio en los
términos prescriptos ni de dar los avisos. La prueba de la inobservancia de los términos
incumbe a quien la invoca contra el portador.
Si no obstante la cláusula insertada por el librador, el portador formalizare el protesto, los
gastos quedan a su cargo. Cuando la cláusula se inserte por cualquier otro firmante, los
gastos de protesto pueden repetirse contra todos los obligados.
m1 |actividad 1 | IC
información complementaria 4
Art. 103. – Son aplicables al vale o pagaré, en cuanto no sean incompatibles con la
naturaleza de este título, las disposiciones de la letra de cambio relativas: al endoso
(artículos 12 al 21); al vencimiento (artículos 35 a 39); al pago (artículos 40 a 45); a los
recursos por falta de pago y al protesto (artículos 46 al 54 y 56 al 73); al pago por
intervención (artículos 74 y 78 al 82); a las copias (artículos 86 y 87), a las alteraciones
(artículo 88); a la prescripción (artículos 96 y 97); a los días feriados; al cómputo de los
términos y a la prohibición de acordar plazos de gracia (artículos 98 al 100). Son
igualmente aplicables al vale o pagaré las disposiciones establecidas para la letra de
cambio pagable en el domicilio de un tercero o en otro lugar distinto del domicilio del
girado (artículos 4 y 29); las relativas a la cláusula de intereses (artículo 5.); a las
diferencias en la indicación de la suma a pagarse (artículo 6.); a los efectos de las firmas
puestas en las condiciones previstas por el artículo 7; a las firmas de personas que invocan
la representación de otras sin estar facultadas para ese acto o que obran excediendo sus
poderes (artículo 8.) y a la letra de cambio en blanco (artículo 11). Son igualmente
aplicables al vale o pagaré las disposiciones relativas al aval (artículos 32 al 34) si el aval,
en el caso previsto por el artículo 33, último párrafo, no indicara por cuál de los obligados
se otorga, se considera que lo ha sido para garantizar al suscriptor del título. Se aplicarán
también al vale o pagaré las disposiciones relativas a la cancelación de la letra de cambio
(artículos 89 al 95).
m1 |actividad 1 | IC
información complementaria 5
ARTÍCULO 88.- TODA persona que inicie un trámite judicial o comparezca por primera
vez en el proceso, sea por derecho propio o en representación de
terceros, deberá manifestar su domicilio real y constituir domicilio especial dentro del perímetro
que para cada sede establezca el Tribunal Superior de Justicia, sin lo cual no podrá ser oído en
juicio.
ARTÍCULO 90.- EL que se presente en juicio por un derecho que no sea propio, aunque le
competa ejercerlo en virtud de su representación legal, deberá acompañar en su primer escrito
los documentos que acrediten el carácter que inviste.
Los poderes especiales para actuar en cualquier clase de juicio, podrán ser otorgados apud-
acta, o por carta poder con firma autenticada por escribano, juez de paz o secretario judicial.
ARTÍCULO 182.- EL actor deberá acompañar a la demanda los documentos de que haya de
valerse. Si no los tuviese, los designará con la mayor precisión posible, expresando su
contenido y el lugar en que se encuentren, bajo pena de abonar, si los presentara después,
las costas causadas por la presentación tardía.
m1 |actividad 1 | IC
información complementaria 6
ARTÍCULO 69.- Los expedientes en trámite no podrán ser retirados del tribunal salvo en
los siguientes casos:
1) Para evacuar traslados o vistas.
2) Para confeccionar cédulas de notificación, providencias, oficios o exhortos.
3) Cuando lo requieran para el cumplimiento de sus funciones los peritos, los martilleros y
los miembros del Ministerio Público.
4) En los demás casos que las leyes determinen.
m1 |actividad 1 | IC
información complementaria 7
m1 |actividad 1 | IC
información complementaria 8
m1 |actividad 1 | AA
asistenteacadémico1
También es posible que el Tribunal dicte otros decretos de “mero trámite” antes de admitir
la demanda, esto dependerá de la documentación acompañada juntamente con la demanda.
Por ejemplo:
Art. 36 de la ley 5.805: En caso de falta de pago, todas las cuotas, contribuciones y
sanciones pecuniarias establecidas en esta Ley, se cobrarán por vía de apremio, sirviendo como
título ejecutivo la copia autorizada de la resolución o liquidación respectiva.
Art. 22 de la ley 6.468: El Tribunal donde se inicie el juicio deberá controlar el pago del
aporte correspondiente y no ordenará el trámite mientras no se acredite
haber cumplido con el aporte o tratarse de un caso de eximición. Cuando se trate del
cumplimiento de cargas procesales en el día del vencimiento del plazo acordado y el acto se
cumpla fuera del horario bancario, el Tribunal podrá acordar cuarenta y ocho horas de plazo
perentorio para efectuar el aporte, bajo el apercibimiento de suspender el trámite del juicio,
en el caso del actor y de las sanciones previstas en el art. 68 en todos los supuestos.
El pago de los aportes establecidos en esta Ley se comprobará con la boleta de depósito, a la
orden de la Caja, en la que constará la carátula del juicio, domicilio, matrícula y número de
afiliado del profesional interviniente, el monto del juicio y demás elementos individualizantes.
m1 | actividad 2
Limpieza de morosos
El Directorio de “Alquilo Bien S.A.” decide iniciar acciones legales en contra de locatarios
de inmuebles de su propiedad, que adeuden dos o más mercedes locativas mensuales, los
que previamente fueron intimados al pago mediante Carta Documento. Usted, Presidente del
Directorio, se encuentra muy atareado y sin tiempo suficiente para encargarse de la
tramitación de esos juicios, por lo que, actuando en representación de dicha razón social,
otorga un Poder General para pleitos a favor del Dr. Edgar Enemigó, un colega de su
confianza.
El letrado apoderado inicia la Preparación de la Vía Ejecutiva (PVE), en cada caso, dando
así cumplimiento al procedimiento señalado en el art. 519 incs. 1
y 2 del C.P.C.C. IC 1. Uno de sus demandados, es la locataria Carola Ernestina
Frachetta, a quien se le reclaman el pago de tres mensualidades adeudadas,
correspondientes a los meses de enero, febrero y marzo del corriente año. Notificada de la
citación ordenada a los fines de que efectúe las manifestaciones previstas en el art. 519, incs.
1 y 2, Frachetta comparece, con el patrocinio letrado del Dr. Manuel Rodrigo Suárez,
reconoce su calidad de locatario y exhibe el último recibo que acredita el pago del alquiler
correspondiente al mes de diciembre de 2008.
Preparada de tal forma la Vía Ejecutiva, el Dr. Enemigó promueve formal demanda ejecutiva.
Dentro del plazo de la citación de remate, la demandada Frachetta opone la excepción de Falta de
Personería, fundada en que el poder acompañado
por el Dr. Enemigó (arts. 170, 85 y 87, CPCC IC 2) resulta insuficiente para
acreditar la personería que invoca (apoderado de la SA). Sostiene en tal sentido que, del Poder
surge que quien se presenta ante el escribano -interviniente en el acto del apoderamiento-
como Representante Legal de “Alquilo Bien SA”, Presidente del Directorio (usted), es
quien en tal carácter otorga el Poder al letrado Enemigó para que represente en juicio a la
sociedad, siendo que el otorgamiento de poderes de representación es, por naturaleza, un
típico acto de administración que, por ende, debe ser decidido por el Directorio (art. 255, LSC
3), circunstancia que resulta suficiente para descalificar el mandato otorgado por quien ejerce
IC su presidencia (órgano ejecutivo de la SA). En suma, no surge del poder acompañado ni de
ninguna otra documentación, que exista un acta del
Directorio que autoriza al Presidente a otorgar Poderes.
m1 |actividad 2 | IC
información complementaria 1
m1 |actividad 2 | IC
información complementaria 2
ARTÍCULO 85.- TODA gestión ante los tribunales debe hacerse por escrito, o por otros
medios idóneos, de acuerdo con la reglamentación que se dicte, con excepción de las que no
requieren patrocinio conforme el art. 81, que podrán hacerse por diligencia.
De todo escrito del que deba darse vista o traslado, de sus contestaciones, de los que tengan
por objeto ofrecer prueba o promover incidentes y de los documentos previstos en el art. 87,
deberán acompañarse tantas copias como partes intervinientes haya, las que se cargarán de
conformidad a lo establecido en el art. 39, y se entregarán a las otras partes al practicárseles la
primera notificación, dejándose constancia en la cédula o en los autos.
Las copias deberán ser firmadas por la parte, su apoderado o letrado patrocinante,
indistintamente.
ARTÍCULO 87.- LA parte que presentare documentos deberá acompañar copia que se
agregará a los autos, quedando reservados los originales en secretaría. El tribunal, a pedido
de parte, podrá eximir de la obligación de acompañar copia de los documentos cuya
reproducción fuese dificultosa por cualquier razón atendible. En tal caso, arbitrará los
medios necesarios para obviar los inconvenientes derivados de la falta de copia, para lo cual el
juez podrá ordenar la formación de un cuerpo separado con copias de la documental no
agregadas a los autos. La resolución será irrecurrible.
Cuando se presentaren documentos en idioma extranjero, deberá acompañarse su traducción
realizada por traductor público matriculado, bajo apercibimiento de tener por no presentados los
documentos, sin recurso alguno.
En caso de urgencia el tribunal a petición del interesado, podrá otorgar plazo para
acompañar la traducción, bajo el mismo apercibimiento.
m1 |actividad 2 | IC
información complementaria 3
m1 |actividad 2 | IC
información complementaria 4
m1 | actividad 3
En uno de los juicios ejecutivos que debe iniciar la Sociedad (SA) que Ud. representa -para
obtener el cobro de alquileres vencidos y adeudados por algunos de sus inquilinos-, que
fuera encomendado al Dr. Edgar Enemigó, en virtud del Poder General para pleitos
oportunamente otorgado a su favor, la locataria morosa es la Srta. Guadalupe Sota. Citada
ésta a los fines previstos en el inc.1 y 2 del art. 519, CPCC, bajo el apercibimiento previsto
en el art. 523 IC
1 de ese mismo cuerpo legal, ésta no comparece, con lo que se hace efectivo dicho
apercibimiento, quedando por ende Preparada la Vía Ejecutiva. Luego, el Dr. Enemigó
promueve formal demanda ejecutiva, solicitando en el mismo acto que se trabe embargo
ejecutivo sobre un inmueble de propiedad de la demandada, en garantía del cobro de su
crédito, a cuyo fin peticiona se libre el oficio respectivo al Registro General de la
Provincia. El Tribunal provee a lo solicitado en los siguientes términos:
Córdoba,…de…… de……. Por presentado, por parte, en el carácter invocado y con el domicilio
procesal constituido. Cítese de remate a la demandada para que en el plazo de 3 días
oponga excepciones legítimas, bajo
apercibimiento (art.546, CPCC IC 2). Notifíquese. A la cautelar: previamente
ofrezca fianza y se proveerá.
m1 |actividad 3 | IC
información complementaria 2
ARTÍCULO 546.- TRANSCURRIDO el plazo de la citación de remate sin que se haya opuesto
excepción legítima, el tribunal dictará sentencia sin llamamiento de autos.
m1 |actividad 3 | IC
información complementaria 3
ARTÍCULO 459.- El solicitante deberá prestar fianza u otra caución, según el caso, por las
costas y daños y perjuicios, si resultare que el derecho que se pretende asegurar no existe.
El fiador deberá ser persona de reconocida solvencia y la fianza se otorgará en acta
levantada ante el tribunal.
La determinación del monto de los daños y perjuicios se sustanciará por vía incidental.
Algunas claves
Para resolver correctamente esta consigna tenga en cuenta las siguientes pistas:
¡Mucha Suerte!
m1 | actividad 4
Te olvidaste de depositar
María Paz Miccina, una de las locatarias de “Alquilo Bien SA” ha librado a favor de esta
última un cheque común (cap. I a X, LCH), destinado a la cancelación de los dos últimos
cánones locativos mensuales vencidos. A los 25 días de su creación, la orden de pago es
presentada ante el Banco para su cobro. Sin embargo, el cheque es rechazado por el
Girado, el que consigna -en el reverso del documento- como motivo del rechazo: “falta de
fondos en cuenta”.
Transcurridos cinco meses del libramiento del título, la sociedad beneficiaria (acreedora)
intima y emplaza en forma fehaciente a su deudora, mediante Carta Documento, al pago de la
suma consignada en el cheque extendido a su favor. Fracasadas las gestiones extrajudiciales
tendientes al cobro de su crédito, “Alquilo Bien SA” promueve formal demanda ejecutiva
en contra de la Srta. Miccina, sobre la base de dicho documento.
Citada de remate la demandada, opone la Excepción de Prescripción, con fundamento en que
ha transcurrido más de un año contado a partir de la fecha de emisión del cheque.
El Tribunal ordena correr traslado de dicha excepción.
2).
m1 |actividad 4 | IC
información complementaria 1
m1 |actividad 4 | IC
información complementaria 2
Art. 3986. CC
ARTÍCULO 3986: La prescripción se interrumpe por demanda contra el poseedor o deudor,
aunque sea interpuesta ante juez incompetente o fuere defectuosa y aunque el demandante no
haya tenido capacidad legal para presentarse en juicio. La prescripción liberatoria se
suspende, por una sola vez, por la constitución en mora del deudor, efectuada en forma
auténtica. Esta suspensión sólo tendrá efecto durante un año o el menor término que pudiere
corresponder a la prescripción de la acción.
m1 | actividad 5
Marina Molinari, una accionista de “Alquilo Bien SA”, le otorga un Poder Especial
para Pleitos IC 1 para que asuma su defensa en un juicio iniciado en su contra
por la Municipalidad de la Ciudad de Córdoba, quien ha entablado una demanda ejecutiva
persiguiendo el cobro de una multa a un inmueble baldío por falta de higiene. La multa tuvo
origen en la constatación efectuada por la respectiva autoridad en el lugar, hace casi un año.
La Sra. Molinari le explica a Ud. que el inmueble ya no le pertenece, por haber transferido
su dominio dos años atrás, esto es, antes de la fecha del acta de constatación base de la multa
reclamada.
El art. 90 del CPCC establece que el que se presente en juicio en carácter de representante de
alguna de las partes, deberá acompañar en su primer escrito los documentos que acrediten la
personería que invoca. Dichos documentos pueden ser:
• “carta poder” con firma certificada por Escribano Público, Juez de Paz o
Secretario Judicial, dirigida al Juez del proceso.
m1 |actividad 5 | IC
información complementaria 2
Legitimación sustancial
Creemos que le será de mucha utilidad recordar, con relación al alcance de la Excepción de
Inhabilidad de título, que para un importante sector doctrinario mayoritario la misma no
queda reducida a la denuncia de ausencia de alguno de los presupuestos del título ejecutivo
(art. 517 CPCC.), sino que comprende también la legitimación sustancial, activa o pasiva,
pues, su ausencia determina la inexistencia del título ejecutivo. Asimismo, comprende la falta
de representación para obligar de quien aparece actuando en representación del ejecutado. Sin
perjuicio de ello, tratándose de títulos literales y abstractos, debe estarse a lo que surge de
los mismos. Sin embargo, tratándose de otros títulos, en los que la ley alude a una relación
jurídica y no a un instrumento (art. 518 incs. 2, 6 y 7), cabe indagar sobre las calidades de
acreedor y deudor en función de esa relación jurídica sustancial (derecho a percibir el
crédito y la obligación de pagarlo), porque en tales casos la ley ha tenido en cuenta esa
causa (relación jurídica) para acordar la vía ejecutiva.
m1 |actividad 5 | AA
asistenteacadémico1
Si usted cree que debería analizarse esta cuestión, puede consultar lo normado en el art. 518 del
CPCC.
m1 | actividad 6
m1 |actividad 6 | IC
información complementaria 1
Discusión Causal
m2
m2 Microobjetivos
• Reconocer las etapas, actos procesales y extra procesales que deben o pueden
cumplirse antes y durante la tramitación del juicio ordinario de daños y perjuicios, a
fin de lograr una comprensión del procedimiento en su integridad.
• Identificar los rubros que se demandan en el juicio de daños, a fin de asegurar la mejor
estrategia defensiva y la observancia del principio de congruencia en la sentencia, según
se asuma el rol de demandado o de juzgador.
Juicio Ordinario
¿De qué se trata?
RECLAMO ADMINISTRATIVO
• FORMAS DE RECLAMAR:
PETITORIO:
Me tenga por presentado, por parte y con domicilio procesal constituido. Tenga por
contestada y admitida la incorporación al litisconsorcio voluntario con el demandado por ser
nuestro asegurado con contrato vigente en termino y condiciones de ley.
Rechace la demanda en todos sus términos y con costas al actor. SERA
JUSTICIA.
3)- MODELOS DE DEMANDA POR DAÑOS Y PERJUICIOS. OBRA EN LA
BIB- LIOGRAFÍA DE ESTUDIO PRINCIPAL DE LA ASIGNATURA. (Véase
Manual de VENICA).
4)-DECRETO DEL TRIBUNAL Y CONFECCION DE CÉDULAS.
En este tema veremos los DECRETOS que son ACTOS DE RESOLUCIONES DEL
TRIBUNAL (En grado de importancia ascendentes las resoluciones judicia- les son
Decreto- Auto- Sentencia).- Según el Artículo 117 del código procesal civil y comercial
de Córdoba.
Los Decretos hacen al orden documental de la causa, del trámite del juicio, de los movimientos
cotidianos del expediente, son de vital importancia, para darle impulso al proceso; cada parte,
que primero tome conocimiento de
alguna nueva resoluciones del tribunal, que tenga interés y derechos en juego, además de tener el
derecho y la obligación procesal, de cooperar con ese impulso del juicio, lo puede hacer
NOTIFICANDO esos DECRETOS O RESO- LUCIONES JUDICIALES, para que intervenga,
comparezca y cumpla sus actos procesales su contraparte, se procura el normal desarrollo de la
causa, sin dilataciones temporales ni omisiones injustificadas, ya que en este litigio tienen
intereses y derechos pendientes a resolver.
Por eso hay que entender que los DECRETOS en la práctica, son considerados resoluciones
judiciales de menor tenor, o diligencias simples o como algunos dicen son de menor
importancia, hacen a las tareas cotidianas de un juzgado) A los DECRETOS la ley lo
CLASIFICA EN: 1)- Decreto de Mero trámite o propia- mente dicho, en el Proceso Civil de la
Nación se llama Decreto, causan agravio, lo firman los jueces, puede dictarse solos o en
combinación de otro puede influir en sentencia y eso es lo que agravia.. por ejemplo un
embargo lo que aseguran es el desenvolvimiento y la prosecución del juicio, pero no resuelve
incidentes. En una segunda categoría está la 2)-Providencia Simple. Resolución que No causa
agravio, es dictada en el curso del proceso, la puede firmar el secretario del juzgado, ejemplo:
Certificación de copias o para fijar fechas de audiencias.
Los decretos no se pronuncian sobre cuestiones controvertidas profundas ni sobre el fondo
de la causa. Por su esencia, falta en ellos la sustanciación previa y correr vistas a la
contraparte como requisito para su dictado, si la cuestión llega a ser controvertida ahí si
hay sustanciación, pasa a estudio y resolución, se dicta en un Auto más e porque el decreto
no alcanza, que una vez dictados, deben ser puestos en el conocimiento de ambas partes, y
la primera parte que se entere, tendrá la responsabilidad de notificarlo a su contraparte, en
garantía
de la evolución normal del proceso. Por eso hay que entender el tema de las notificaciones del
siguiente modo:
Las Notificaciones son: Comunicados o Medios de Comunicación a los suje- tos que
interviene en el proceso, parte o no necesariamente, De lo decidido o Actuado
concretamente en el expediente de la causa y ante el tribunal. Si no se notifica a las partes
no las obliga. Las resoluciones y proveídos no son
válidos sino se notifican a las partes. Clases de Notificaciones: 1- La personal; 2-Por edicto
y 3- por Ministerio legis. Dentro de lo que a nosotros nos interesa ver, por temario del
programa de estudios trataremos la CEDULA DE NOTIFI- CACIÓN, que se caracteriza por
ser:
1)- Personal: Puede tener lugar a domicilio; por cédula; por carta documento o por telegrama
colacionado o carta certificada con aviso de recibo; otra opción es por retiro del expediente y por
toda diligencia que se haga asentar en el expediente, en sede judicial cuando se vaya a
consultar en el mismo.
2)- A Domicilio: Cuando la notificación va dirigida a una persona o institución que tiene
domicilio dentro de la sede del juzgado. Pero por disposiciones de la ley convenio 22.172,
se determina o permiten, que también en sus condicio- nes o requisitos formales
cumplimentados, funcione fuera de la provincia. Las cédulas se hacen por duplicado, con
enunciación del tribunal y de la secretaría interviniente, nombre de las personas que son
partes, nombre de las personas que serán notificadas, designación de los autos para los que
tendrá efecto esta notificación; y la transcripción de la resolución y con las copias de la
docu- mentación que obrare en el tribunal, aportado por las partes para ese acto. La lleva un
funcionario público con facultad de escribano. Si se recibió se anota
y se hace firmar y vuelve al tribunal la copia firmada, se agrega en el expedi- ente como
diligenciada, quedando el original para el notificado. Se anota y se carga con sello también la
fecha y hora en que se recibió la documentación. Se entrega al notificado en persona o se pasa
por debajo de la puerta o se deja en el buzón. La confecciona el abogado de la parte interesada
nunca el tribunal.
Según el artículo 146 del Código Procesal Civil y Comercial de Córdoba. Las
CEDULAS DE NOTIFICACIÓN TENDRÁN POR CONTENIDO:
1)- …“ La cédula contendrá el decreto o la parte resolutiva del auto o senten- cia, la
designación del asunto por su objeto y por el nombre de las partes y la indicación del
tribunal y secretaría”…
2)- …”La cédula será suscripta por el apoderado o letrado patrocinante de la parte que tiene
interés en la notificación”…
3)- “…El secretario suscribirá la cédula cuando fuere conveniente por razones de urgencia, o
por objeto de providencia, o notificación de oficio…”
4)- Se confecciona por duplicado. Según el artículo 147 del Código Procesal de Córdoba.
En otras palabras, el éxito de la pretensión actora (en los ejemplos antes citados) dependerá
de su diligencia profesional, la que debe tener todo buen técnico del derecho, como esperamos lo
sea usted. De tal suerte, contamos con ello. ¡Adelante entonces!
m2 |contenidos | información complementaria 1 | IC
información complementaria 1
m2 |contenidos | información complementaria 1 | IC
información complementaria 2
m2 Material
m2 Actividades
m2 | actividad 1
Accidente de tránsito
El Sr. Jalim confía en su buen desempeño profesional, por lo que le suministra toda la
documentación (carné de conducir, tarjeta verde, fotografías y título del automotor) e
información necesaria a los fines de que inicie el reclamo judicial pertinente.
m2 |actividad 1 | IC
información complementaria 4
Civil Argentino
2- Ley de Tránsito Nacional o ley de Tránsito de la Provincia de Córdoba,
o las Ordenanzas Municipales de tránsito.
m2 |actividad 1 | AA
asistenteacadémico1
- Recuerde los requisitos formales que debe cumplir el escrito de demanda, los que han
sido ya señalados en la actividad 1 del Módulo 1.
- Si necesita ayuda para determinar los rubros indemnizables, le sugerimos que
consulte el Link de la actividad 2.
- Por otra parte, sería conveniente que en ese escrito introduzca un párrafo aparte,
solicitando la citación en garantía de la compañía aseguradora del demandado, en los
términos y con los alcances del art. 118 de la ley 17.418.
Cosa juzgada
La sentencia que se dicte hará cosa juzgada respecto del asegurador y será ejecutable
contra él en la medida del seguro. En este juicio o en la ejecución de la sentencia el
asegurador no podrá oponer las defensas nacidas después del siniestro.
También el asegurado puede citar en garantía al asegurador en el mismo plazo y con idénticos
efectos.
m2 |actividad 1 | AA
asistenteacadémico2
2– Según lo enseñara destacada doctrina, la causalidad tiene por objeto establecer cuándo y
en qué condiciones un resultado cualquiera –un daño– debe ser imputado objetivamente a la
acción u omisión de una persona. A través de la culpabilidad se intenta determinar cuándo y
en qué condiciones un resultado debe ser imputado objetivamente a su autor. La primera
cuestión es previa a la segunda, ya que antes de resolver sobre si el daño se debió a la
acción culpable de una persona, hay que establecer que fue realmente su acción la que lo
produjo.
3– La jurisprudencia ha expresado que: “Todo daño debe ser probado por quien lo alega; es éste
un requisito esencial para obtener una condena indemnizatoria, pues un daño improbado no
existe para el derecho”. “El daño, a los efectos de la responsabilidad civil, es aquel cuya
existencia se ha probado acabadamente, porque los que son hipotéticos o eventuales no son
resarcibles; consecuencia de ello es que para el derecho la prueba del daño es esencial,
puesto que, no demostrado, carece de existencia”.
4– Al no haberse acreditado con grado de certeza el supuesto hecho generador del daño, y
tampoco haberse calificado la construcción como riesgosa o peligrosa por el perito, no
corresponde aplicar la segunda parte del art. 1.113, CC, en cuanto dispone la inversión de
la carga probatoria cuando se trata de responsabilidad objetiva por el riesgo creado o por el
vicio de las cosas, ya que no se da ese supuesto en autos. El Código Civil recepta el sistema
de la causalidad adecuada en sus art. 901 a 906, que suponen una comparación entre el hecho y
determinadas consecuencias para analizar si aquél tuvo suficiente idoneidad para
producirlo. En definitiva, en la responsabilidad resarcitoria no es la “gravedad” de la culpa sino
la “eficiencia causal” que el hecho haya tenido en el resultado, lo decisivo para determinar la
imputación del daño al demandado o a la víctima.
15.579 – C8a. CC Cba. 8/7/04. Sentencia Nº 44. Trib. de origen: Juz.20a. Nom. CC Cba.
“Sánchez Lucía Piedad c/ Superior Gobierno de la Provincia de Córdoba
–Ordinario– Daños y Perjuicios”
2a. Instancia. Córdoba, 8 de julio de 2004
¿Es justa la sentencia apelada?
El doctor José Manuel Díaz Reyna adhiere al voto emitido por el Sr. Vocal preopinante.
Por todo ello y lo dispuesto por el art.382, CPC modificado por ley 9129, el Tribunal
RESUELVE: 1) Rechazar el recurso de apelación y confirmar la sentencia de primera instancia
en todo lo que decide y fue motivo de agravios. 2) Imponer las costas de la alzada a la actora.
Relación de causa
Las partes actora y demandada interponen sendos recursos de casación en contra de la
sentencia Nº 30 de fecha 6/6/06, que hizo lugar parcialmente a la demanda de daños y
perjuicios interpuesta por el actor –conductor del ciclomotor interviniente en el accidente por el
que se acciona– en contra de los demandados
–padres del menor que dirigía el automóvil– y que le atribuye al accionante un 30% de
responsabilidad. Se agravia el actor por cuanto denuncia violación a los principios lógicos
de razón suficiente, tercero excluido y no contradicción. Asevera que la conclusión
conforme la cual su parte habría concurrido en culpa en la producción del accidente –30%–
carecería de toda fundamentación que la sustente y resultaría contraria a la totalidad del resto
de consideraciones desarrolladas como motivación de la resolución dictada. Por otro lado, se
queja por el rechazo de la indemnización por pérdida de capacidad laboral. Sostiene que
entender –como lo hace el fallo en crisis– que un ser humano no puede trabajar sólo por ser
jubilado significaría un verdadero absurdo.
Por su parte, los demandados se agravian porque aducen que la determinación de la
responsabilidad por el hecho ilícito base de la acción adolece de arbitrariedad. Expresan
que se ha incurrido en una errónea, parcial y subjetiva ponderación de la totalidad del
material probatorio rendido en la causa. Indican que la determinación del lugar del acaecimiento
del siniestro (parte central de la calzada) contradiría las constancias del sumario policial
(croquis y fotografías) y uno de los testimonios rendidos, todas piezas que –a su juicio–
evidenciarían que el accidente ocurrió sobre la mano de conducción del rodado de mayor
porte. Con relación a la velocidad que se reprocha a su parte en la conducción, afirman que no
puede juzgarse imprudente una velocidad que se encuentra permitida por la Ordenanza
vigente. Asimismo, enrostran inmotivación a lo decidido en orden a la circunstancia de que
el hijo de los accionados carecía de carné habilitante para la conducción, ya que no se
explicita su eficacia en la atribución de responsabilidad. Agregan que la habilitación para
conducir sólo consiste en una autorización administrativa y que en la causa se habrían rendido
distintos testimonios de los que se colegiría que el hijo de los demandados era un
conductor regular. Se cuestionan, también, los argumentos vinculados a la responsabilidad
de los padres por haberle prestado el automóvil a su hijo menor de 16 años y a la huida del
rodado una vez ocurrido el evento dañoso. Aseguran que el órgano jurisdiccional de alzada
caería en una clara contradicción, porque por un lado le impone al conductor del automóvil la
total responsabilidad en la concreción del accidente, y por el otro, se afirma que un 30% de la
responsabilidad debe ser asumida por el actor. Aseguran los quejosos, también, que se
habría violado el principio de congruencia al cuantificarse el daño moral objeto de la condena.
3– “En caso de colisión de dos vehículos en movimiento, el dueño o guardián de cada uno
de los vehículos en la colisión debe responder por los daños causados al otro de manera
integral, salvo que medie causal eximitoria debidamente acreditada. El art. 1113, CC, es
claramente definitorio. El automóvil es una ‘cosa riesgosa’ y cuando con ella se provocan
daños, debe responderse objetivamente, sin que sea menester probar la culpa del dueño o
guardián La ley de fondo
previó para esos supuestos un factor de atribución basado en criterios objetivos, no existiendo
razón alguna que permita apartarse de tal régimen por la sola circunstancia de que hayan
intervenido dos cosas riesgosas y no una sola”.
4– La aplicación del art. 1113, CC, no impide la apreciación del comportamiento de la víctima,
pues la propia conducta del damnificado se puede convertir en causa exclusiva o concausa
del daño, no pareciendo razonable en tal supuesto trasladar total o parcialmente las
consecuencias a un tercero. Así lo establece la propia norma enunciada y el art. 1111, CC,
que prevén la posibilidad de que el tercero se exima de responsabilidad –total o parcialmente–
si demuestra que ha mediado una conducta de la víctima con operatividad causal en el hecho
lesivo.
5– En la especie, de la prueba rendida surge que el lugar del impacto y la posición final de la
motocicleta lo fueron en el carril de circulación del rodado de mayor porte. De la
circunstancia apuntada (colisión en la contramano de la víctima) podrían inducirse dos
posibles versiones, a saber: o que –como lo afirma la demandada– el actor invadió la mano
contraria en un intento por sobrepasar a otro vehículo (conducta antirreglamentaria), o bien que
el actor pretendió doblar por la calle que es mano en ese sentido (conducta admitida legalmente,
pero de alto riesgo). Se prefiere la segunda opción.
6– La conducta seguida por el actor –doblar, cruzándose con tal maniobra al carril de la
contramano– aunque reglamentaria, resulta riesgosa. El emprender una maniobra de giro en
una calle de doble mano de circulación, de intenso fluido vehicular e interponiéndose en el
carril contrario, certeramente configura una actuación que importa grandes riesgos y exige
tomar rigurosas diligencias. “..Si bien la maniobra de giro hacia la izquierda efectuada en
una avenida no contraría la ley de tránsito, es ‘singularmente riesgosa’ en atención al peligro
que engendra tal desplazamiento por interferir en el tránsito de quienes circulan por la misma
vía en dirección opuesta”.
9– Entrecruzando los datos fácticos de la causa (arteria recta congestionada con filas de
vehículos, inexistencia de obstáculos que afectaran la visibilidad y momento del día en el
que comenzaba a esconder el sol) y relacionándolos con los dichos del único testigo presencial
del accidente (quien señala que la moto era visible para los transportados en el vehículo de
mayor porte a unos “10 ó 15 metros”) se colige que cuando el actor se dispuso a doblar
tenía posibilidades ciertas de advertir la cercanía de automóvil y, no obstante ello, se lanzó a
realizar la peligrosa maniobra. Es que si desde el rodado se visualizó la motocicleta delante
de éste, con mayor razón (atento las mayores dimensiones y porte del rodado del hijo de los
accionados) el conductor de la motocicleta debió haber podido advertir la presencia del
vehículo a los fines de tomar las seguridades necesarias para evitar un eventual
embestimiento.
10– Además, se han probado en la causa otros elementos que agudizaron la peligrosidad
intrínseca de la conducta desplegada por el actor, erigiéndose éstos en indicios graves y
concordantes de la ausencia de la diligencia máxima que en la emergencia era exigible a
accionante. En primer lugar, cabe referirse a las serias imposibilidades físicas padecidas por el
actor con anterioridad al accidente –secuelas de una parálisis del hombro, brazo y mano derecho;
atrofia total del manguito rotador del hombro, de los músculos del brazo y signos de parálisis
cubital– dato del que puede presumirse su dificultad para conducir y mantener el dominio de
la motocicleta en la que se transportaba.
11–Las características físicas especiales del actor permiten presumir que en oportunidad de
ocurrir el hecho lesivo aquel se encontraba con dificultades ciertas para maniobrar la moto en la
que se conducía, entorpeciendo la posibilidad de retroceder en la maniobra de giro iniciada al
advertir un eventual embestimiento por quien transitaba por la mano contraria que sería por
él atravesada.
12–Todo ciclomotor entraña un especial riesgo por su disminución en la estabilidad dado por el
simple y objetivo hecho de ser birrodado. Así también en cuanto a su sistema de frenado, al
no tener la reacción propia de los automóviles que se clavan al accionar los frenos. Ello
impone que quienes los conduzcan extremen los cuidados y cuenten con una especial pericia en
su manejo debiendo utilizarse en plenitud las dos manos para el manejo del volante de dirección
del vehículo.
13–En la especie, si el actor tenía uno de los miembros prensiles –el superior derecho–
claramente incapacitado en su plena movilidad, no estaba en condiciones suficientes como
para controlar en su plenitud el birrodado, agudizando con ello la peligrosidad e
imprudencia de la maniobra de giro. En nada obsta a esta conclusión lo alegado por el actor en
orden a la distinción que cabría hacer entre las nociones de “inhabilidad para trabajar” e
“inhabilidad para conducir”. Tampoco altera la conclusión asumida el hecho de que el
demandante contara con carné habilitante para la conducción de automóviles. Ello así por
cuanto tal registro no lo habilitaba para conducir ciclomotores.
14–El requerimiento normativo de una licencia especial implica –al menos por regla– que
el deber de actuar con prudencia y pleno conocimiento de las cosas es mayor que el patrón
normal requerido, por ello en virtud de lo establecido en el art. 902, CC, mayor es la
obligación que resulta de las consecuencias posibles de sus hechos. Además, no surgiendo
de la causa que se tratara de un
vehículo adaptado a las condiciones físicas del actor, es dable deducir que en la emergencia el
damnificado careció de la destreza física y movilidad requerida para evitar el impacto.
15–En autos, la conducta del actor sólo ha sido apta para incidir parcialmente en la
producción del accidente, pues también ha obrado causalmente el embestimiento del
automóvil y el mayor riesgo creado atento la conducción con una velocidad imprudente por un
menor en una zona de intensa circulación sin poder mantener el dominio del rodado.
17–La regla general de ponderación de la velocidad excesiva tiene sustento jurídico expreso
en el precepto general que emana del art. 35, Código de Tránsito (en tanto dispone: “Sin
perjuicio de las velocidades admitidas por este artículo, el conductor deberá conservar en todo
momento un total dominio del vehículo”) y en los arts. 901, 902, 906, 1113 y conc., CC.
19–Es normal que si un conductor observa la congestión que existe en la arteria por la que
circula y advierte la presencia de un fluido tránsito de vehículos – sumado a la poco nítida
iluminación natural existente a esa hora–, asuma una conducta de precaución disminuyendo
la velocidad al mínimo para evitar un posible impacto con algunos de tales obstáculos. Lo
expuesto no implica exigirle al conductor del automóvil un exceso de prudencia, sino la mínima
que consiste en adecuar la velocidad a las circunstancias de la vía, de las personas, del tiempo y
del lugar.
20–El conductor del automóvil habría evitado el accidente si –prestando la debida atención
a las vicisitudes del tránsito– hubiese mantenido el dominio de su vehículo frenando o
efectuando una maniobra tendiente a esquivar el vehículo del actor una vez que éste fue
susceptible de ser advertido.
21–Resulta citable en apoyatura de la conclusión a la que se arriba en autos, aquella añeja
doctrina judicial que considera que el peatón o bicicleta distraído e incluso imprudente,
constituyen un riesgo común inherente al tránsito callejero, por lo cual el conductor de un
automotor, como guardián de una cosa peligrosa, tiene la obligación de estar atento a las
vicisitudes de la circulación. Tal doctrina, aplicada mutatis mutandis a la circulación
distraída de un ciclomotor, resulta plenamente eficaz en la especie.
23–En el sub lite, el conductor del vehículo mayor tenía 16 años al momento del siniestro.
Es verdad que, como lo ha decidido la jurisprudencia, “...la falta de registro no es por sí sola
prueba de la culpa exclusiva”, empero también es cierto que la falta de carné constituye un
indicio cierto de que el conductor carece de la necesaria habilidad para evitar o sortear las
dificultades del tránsito, lo que desde la óptica del riesgo creado permite “advertir el grado de
incidencia que la falta de licencia de conducir tiene sobre la conducta del infractor protagonista
del accidente”. La escasa edad del menor también permite presumir una falta de control del
rodado derivada de la inexperiencia en la conducción propia de la inmadurez natural de un
niño de 16 años.
24–En autos, si bien el hecho de la víctima –maniobra riesgosa agudizada por las
limitaciones físicas padecidas y la inexistencia de un birrodado adaptado a éstas–, tuvo
influencia en la producción del perjuicio, no constituyó por sí mismo la causa adecuada,
sino que contribuyó a conformarla juntamente con el riesgo creado, la imprudente velocidad y
la falta de dominio del automotor que se le ha reprochado al demandado.
25–Conforme a lo dispuesto por el art. 1114, CC, los padres son solidariamente
responsables por los daños causados por sus hijos menores que habiten con ellos. El
fundamento de la responsabilidad bajo la lupa debe buscarse en la patria potestad y deben
reunirse para su operatividad las condiciones exigidas en el referido artículo. Por aplicación
de ello, en autos se encuentran reunidas tales condiciones. El conductor dañador es hijo de
los accionados, era menor de edad al momento del siniestro (16 años), y en esa época
convivía con sus padres.
26–Respecto de los gastos sanatoriales y de asistencia médica es menester señalar que aun
cuando el actor fue atendido en un hospital público, aquellos deben ser admitidos en una
suma que se fije prudencialmente. La doctrina enseña que “ la gratuidad de la atención
terapéutica que brindan determinados
establecimientos se circunscribe a honorarios médicos y servicios de internación ( ) En
consecuencia, la circunstancia de que el lesionado haya sido asistido en
un hospital gratuito no descarta la reclamación por ciertos gastos terapéuticos no cubiertos por
el ente”. El simple hecho de que el accionante haya recurrido a un nosocomio público no
significa que no haya habido gastos colaterales de farmacia, traslados, servicios de terceras
personas para atender las tareas del hogar, etc. que deban ser indemnizados.
27–El hecho de que en autos el accionante perciba una jubilación y que al momento del accidente
tuviera 65 años no constituye obstáculo para la indemnización por incapacidad toda vez que ni
la jubilación ni la edad avanzada constituyen per se el cese automático de la productividad de un
sujeto, de modo que nada dicen respecto del tópico en análisis.
Resolución
I. Acoger los recursos de casación impetrados por la parte actora y demandada y, en
consecuencia, anular la sentencia dictada por la Cámara de Apelaciones en lo Civil y
Comercial de Villa María. II. Las costas devengadas en esta Sede extraordinaria se
imponen por el orden causado (art. 130, CPC). III. Hacer lugar parcialmente al recurso de
apelación impetrado por el actor y, en consecuencia, revocar la sentencia de primer grado,
condenando a los accionados a pagar, en favor del actor las sumas dinerarias indicadas en los
Considerandos respectivos, en la proporción y con los intereses allí dispuestos. IV.
Corresponde distribuir la imposición de costas de ambas instancias ordinarias en un 55% a
cargo de los demandados y en un 45% al actor (art. 132, CPC), aclarando que el porcentaje
atribuido al litisconsorcio pasivo lo es en forma solidaria, y dejando a salvo que los
honorarios de los peritos de control serán a cargo de cada parte proponente (art. 47, ley 8226).
TSJ Sala CC Cba. 25/6/08. Sentencia Nº 68. Trib. de origen: CCC Villa María. “Dutto Aldo
Secundino c/ América Yolanda Carranza y otro – Ordinario – Recurso de casación”. Dres. Carlos
Francisco García Allocco, Domingo Juan Sesin y Armando Segundo Andruet (h)
________________________________________
SENTENCIA NÚMERO: 68
En la ciudad de Córdoba, a los 25 días del mes de junio de dos mil ocho, siendo las 10.30,
se reúnen en audiencia pública, los Sres. Vocales de la Sala Civil y Comercial del Tribunal
Superior de Justicia, Dres. Armando Segundo Andruet (h), Domingo Juan Sesín y Carlos
Francisco García Allocco, bajo la presidencia del primero, a fin de dictar sentencia en los
autos caratulados: “DUTTO ALDO SECUNDINO C/ AMERICA YOLANDA
CARRANZA Y OTRO - ORDINARIO -
RECURSO DE CASACIÓN (Expte. D-02-07)”, procediendo en primer lugar a fijar las
siguientes cuestiones a resolver: PRIMERA CUESTIÓN: ¿Son procedentes los recursos de
casación impetrados por la parte actora y demandada al amparo de la causal prevista en el inc.
1° del art. 383? SEGUNDA CUESTIÓN: En su caso
¿Qué pronunciamiento corresponde? Conforme al sorteo que en este acto se realiza, los Sres.
Vocales votan en el siguiente orden: Dres. Carlos Francisco García Allocco, Domingo
Juan Sesín y Armando Segundo Andruet (h). A LA PRIMERA CUESTIÓN
PLANTEADA, EL SEÑOR VOCAL DOCTOR CARLOS
FRANCISCO GARCÍA ALLOCCO, DIJO: I. Las partes actora y demandada - mediante
sus respectivos apoderados- interponen sendos recursos de casación en estos autos
caratulados: “DUTTO ALDO SECUNDINO C/ AMERICA YOLANDA CARRANZA Y
OTRO - ORDINARIO - RECURSO DE CASACIÓN (Expte. D-02-07)”
contra de la sentencia número treinta de fecha seis de junio de 2.006 dictada por la Cámara de
Apelaciones en lo Civil y Comercial de Villa María los que fueron concedidos por el
tribunal de juicio (A.I. N° 264 del 27 de diciembre de 2.006). En aquella Sede el
procedimiento se cumplió con la intervención respectiva de las contrarias quienes evacuaron
los traslados corridos en los términos del art. 386, C.P.C. (fs. 883/893 y fs. 896/897).
Radicado el expediente ante esta Sala, dictado y firme el proveído que llama los autos a
estudio (fs. 920), quedan los recursos en condiciones de ser resueltos. II. El tenor de los
agravios que informan sendas presentaciones impugnativas es susceptible del siguiente
compendio:
II.1. Recurso de casación impetrado por el actor (fs. 876/885): a. Denuncia el demandante
violación a los principios lógicos de razón suficiente, tercero excluido y no contradicción en
el segmento sentencial vinculado a la atribución de responsabilidad en el evento dañoso.
Concretamente, asevera que la conclusión conforme la cual su parte habría concurrido en
culpa en la producción del accidente en un equivalente a un 30% carecería de toda
fundamentación que la sustente y resultaría contraria a la totalidad del resto de
consideraciones desarrolladas como motivación de la resolución dictada. Así, explicita que
el órgano jurisdiccional de Alzada se ocupó por destacar que en la causa “no se acreditó la
circunstancia eximente esgrimida por la parte accionada” y que “la maniobra del actor no tuvo
la entidad suficiente para quebrar el nexo causal”, concluyéndose –de un modo categórico- en
que la responsabilidad del siniestro sólo es atribuible a Julio César Sarasa (hijo). Sin embargo,
adita, repentinamente
–y sin razón alguna- se decide que “deben atribuirse las consecuencias económicas dañosas
producidas por el siniestro en el setenta por ciento a cargo de los accionados y el treinta por
ciento a cargo del actor”. Ello, afirma, resultaría demostrativo de la ilogicidad enrostrada al
pronunciamiento. b. Por otro lado, el quejoso denuncia violación al principio de razón
suficiente cuando se decide rechazar su pretensión indemnizatoria por pérdida de capacidad
laboral. Para justificar tal embate, recuerda -primeramente- que el ítem reparatorio fue
desestimado por el a quo en función de dos argumentos: 1) El hecho de estar jubilado y 2)
La inexistencia de prueba suficiente de las tareas por él desplegadas antes del siniestro y sus
montos. En orden a la primera de las razones (“ser jubilado”) sostiene que la misma no
resulta per se fundamento válido para negar la indemnización demandada, desde que una
persona por el solo hecho de estar jubilada puede seguir generando ingresos, máxime si –
como en su caso- su haber previsional no alcanza a superar el límite mínimo de la pobreza
($ 160 conforme recibo de haberes de fs. 620). Así, sostiene que entender –como lo
hace el fallo en crisis- que un ser humano no puede trabajar sólo por ser jubilado
significaría un verdadero absurdo. Con relación a la ausencia de prueba suficiente, alega que
tal premisa parte de descalificar –injustificadamente- prueba dirimente rendida en la causa;
concretamente la testimonial de Costamagna. Postula que negar fuerza convictiva a los
dichos del citado por el sólo hecho de ser éste su amigo devendría en un inadmisible rigor
formal y quebrantaría las reglas de la sana crítica racional. A lo dicho, agrega que –aún
cuando los juzgadores hubieran tenido dudas acerca del quantum indemnizatorio- la
exigüidad del haber previsional percibido por su parte y la pérdida futura obligaban al
Tribunal a expedirse conforme las pautas de los arts. 334 y 335 del CPCC. II.2. Recurso de
casación impetrado por los demandados (fs. 855/872): a). Los accionados aseguran, en
primer lugar, que la determinación de la responsabilidad por el hecho ilícito base de la acción
adolece de arbitrariedad. En pos de justificar tal aserto comienzan aduciendo que la base del
razonamiento sentencial, consistente en que por ser el automóvil de mayor porte es más
peligroso y por tanto se presume la culpa de su conductor y dueño, es una afirmación
dogmática y carente de todo sustento argumental, además de contradecir lo que –según sus
dichos- habría dicho sobre el tópico este Alto Cuerpo al resolver con anterioridad su
recurso de casación (Sent. Nº 141 del 24.11.03, fs. 816/825). Aditan que la dilucidación de
las normas aplicables para resolver un accidente de dos vehículos en movimiento es una
materia sumamente discutida en doctrina y jurisprudencia todo lo cual obligaba al Tribunal
a explayarse sobre el tópico. Sostienen que en función de tal punto de partida viciado, se ha
incurrido en una errónea, parcial y subjetiva ponderación de la totalidad del material
probatorio rendido en la causa. Así, extensamente, van explicitando los vicios acaecidos en la
valoración que, de cada prueba, habría cometido el Tribunal de alzada. En esta línea, apuntan
que la determinación del lugar del acaecimiento del siniestro (parte central de la calzada)
contradiría las constancias del sumario policial (croquis y fotografías) y la testimonial
rendida por Ventura, todas piezas que –a su juicio- evidenciarían que el accidente ocurrió sobre
la mano de conducción del rodado de mayor porte. Con relación a la velocidad que se
reprocha a su parte en la conducción, afirman que no puede juzgarse imprudente una velocidad
que se encuentra permitida por la Ordenanza vigente y que la misma no puede establecerse en
más de 50 km/h sin contradecirse las reglas de la sana crítica racional. Respecto del carácter de
embistente que se les reprocha, afirman que la decisión luce infundada ya que el hecho de haber
“acelerado un poquito” carecería de aptitud para concluir que su parte fue la embistente,
luciendo la referencia a la pericia mecánica en este punto puramente dogmática. Igualmente,
enrostran inmotivación a lo decidido en orden a la circunstancia de que Sarasa hijo carecía de
carné habilitante para la conducción ya que no se explicita su eficacia en la atribución de
responsabilidad. Por lo demás, agregan que la habilitación para conducir sólo consiste en
una autorización administrativa y que en la causa se habrían rendido distintos testimonios
de los que se colegiría que Sarasa hijo era un conductor regular. Se cuestionan, también, los
argumentos vinculados a la responsabilidad de los padres por haberle prestado el
automóvil a su hijo menor de 16 años y a la huida del rodado una vez ocurrido el evento
dañoso. De otro costado, y con relación a la situación del actor objetan de arbitraria, infundada
y dogmática la afirmación sentencial de que no se habría acreditado la maniobra de Dutto de
sobrepasar al vehículo que marchaba delante suyo, ni probado que el demandante efectuó una
maniobra imprudente y antirreglamentaria. Además, aseguran que el órgano jurisdiccional de
alzada caería en una clara contradicción porque, por un lado le impone a Sarasa hijo la total
responsabilidad en la concreción del accidente (decidiendo que respecto de Dutto no se ha
probado responsabilidad alguna en el accidente), y por el otro, se afirma que un treinta por
ciento de la responsabilidad debe ser asumida por Dutto. Así, sostienen que la contradicción
se encuentra
“en el hecho de afirmar, por un lado, que no se produjo prueba de la falta de habilidad
conductiva de DUTTO, y por el otro, imponer el 30% de culpa en la colisión, lo que implica
que existe algún tipo de prueba aunque sea presuncional de la responsabilidad de DUTTO”
(fs. 865). Acto seguido, se ocupan por criticar uno a uno los argumentos sentenciales
desarrollados a los fines de justificar por qué la conducta desplegada por el actor carecía de
entidad para quebrar el nexo de causalidad (discapacidad para conducir, inexistencia de frenos,
no utilización de anteojos, carné de conductor insuficiente, etc.). b). Aseguran los quejosos,
también, que se habría violado el principio de congruencia al cuantificarse el daño moral
objeto de la condena. Sobre el tópico, explicitan que al demandar el actor peticionó por daño
moral la suma de $ 30.000. Este importe –alegan- constituye el 100% de la pretensión por
este rubro.- Sin embargo, afirman al haber la Cámara equiparado tal monto al setenta por
ciento (70%) del quantum habría acaecido una indebida elevación o acrecentamiento del
importe demandado. Por lo demás, afirman que el monto finalmente mandado a pagar
resultaría arbitrario por exagerado e incausado ya que la suma de $ 30.000 no guarda
relación con la jurisprudencia aplicable al caso. Así, cita un fallo dictado por la Cámara de
Apelaciones de Quinta Nominación en el cual se cuantificó el daño moral por muerte de un
hijo en la suma de $ 15.000. c). Finalmente, se enrostra falta de fundamentación y
arbitrariedad en la condena a los herederos de Julio César Sarasa. Postulan los recurrentes
que no es lo mismo que la condena se haga extensiva en la calidad de herederos de tales
sujetos y con los alcances que la ley determina en tales casos (arts. 3358 y 3363 CC) que
implicaría sólo la afectación del patrimonio a heredar, que la condena indiscriminada como se
ha decidido en la especie. III. ACLARACIÓN PREVIA: La simple lectura de sendos
memoriales impugnativos –tal como da cuenta la precedente síntesis efectuada- evidencia
que ambas partes han coincidido en denunciar la existencia de un mismo vicio en el fallo, habiendo
–incluso- vertido un desarrollo argumental sustentatorio de idéntico tenor. Refiero,
concretamente, a la violación al principio lógico de no contradicción que se enrostra a la
resolución por haber ésta resuelto, por una parte que la responsabilidad en el evento dañoso
era sólo atribuible a Sarasa hijo (frente a la ausencia de prueba de una conducta de Dutto con
entidad suficiente como para quebrar el nexo de causalidad), y –por la otra- haber
concluido, sin mayor fundamento, que al actor debe atribuirse el treinta por ciento (30%) de
tal responsabilidad. El yerro formal compendiado constituye la materia del primer agravio
casatorio esgrimido por el actor (vide, principalmente, fs. 880), e integra –igualmente- el
contenido de la queja postulada por los demandados al fundar su recurso extraordinario (vide,
principalmente, fs. 865 y 865vta.). Siendo así, y toda vez que –de configurarse el vicio- la
contradicción inficionaría en la validez de toda la resolución por versar sobre una cuestión
previa (cual es, la propia reconstrucción del hecho investigado, la fijación de la adecuada
relación de causalidad, y la consecuente determinación de responsabilidades)
metodológicamente se impone el previo análisis de la censura común. IV. VIOLACIÓN AL
PRINCIPIO DE NO CONTRADICCIÓN: IV.1. Es valor
aceptado en nuestro país la necesidad de que las sentencias sean fundadas lo que obedece, en
palabras de la Corte Suprema de Justicia de la Nación a que “ la condición de órganos de
aplicación del derecho vigente, va entrañablemente
unida a la obligación que incumbe a los jueces de fundar sus decisiones. No es solamente
porque los ciudadanos pueden sentirse mejor juzgados, ni porque se contribuya así al
mantenimiento del prestigio de la magistratura, que la mencionada exigencia ha sido
prescripta por la ley. Ella persigue también la exclusión de decisiones irregulares, es decir
tiende a documentar que el fallo de la causa sea derivación razonada del derecho vigente y
no producto de la voluntad individual del Juez” (Fallos 236:27). En la Provincia de
Córdoba, tal exigencia se encuentra expresamente consagrada en el art. 155 de la Constitución,
el que prescribe: “Los jueces...deben resolver las causas con fundamentación
lógica y legal”. Por otro lado, ese mandato constitucional encuentra reglamentación en el CPCC, en
su artículo 326. Ello así, para cumplir con el mandato citado y para que -consecuentemente-
una resolución judicial alcance el grado de acto jurisdiccional válido, es menester que el
razonamiento sentencial plasmado en el pronunciamiento respete las reglas y las leyes que
rigen los pensamientos. Se advierte entonces que, si la fundamentación que justifica la
conclusión judicial violenta los principios lógicos clásicos es inválida. IV.2. Uno de los
principios esenciales que rigen el pensamiento, y que por tanto ha de ser observado por la
Magistratura al sentenciar, es el de no contradicción. Este principio lógico clásico se enuncia
como nada “puede ser y no ser al mismo tiempo”, y en el ámbito de los conceptos se lo
caracteriza sosteniendo que “no se puede afirmar y negar juntamente una misma cosa de un
mismo objeto”. De la tipificación del principio en juego se deduce con facilidad que, para que
haya violación del mismo, deben
–necesariamente- existir dos juicios contrarios que recaigan sobre “un mismo objeto”. El
efecto que acarreará la existencia de contradicción será sin dudas la nulidad de las partes de la
resolución cuyo sustento dependa de la existencia de los juicios contradictorios. IV.3.
Aplicando tales pautas al pronunciamiento en crisis, cabe anticipar criterio en sentido
coincidente al propugnado por ambos casacionistas. En efecto, la lectura del fallo en crisis, y
-en particular- el análisis de la actividad racional desplegada a los fines de precisar la
relación de causalidad y la derivada distribución de responsabilidades en el acaecimiento del
evento dañoso, evidencia que la fundamentación sentencial vertida es contradictoria,
acarreando la nulidad del pronunciamiento bajo anatema. IV.4. A los fines de justificar
acabadamente tal conclusión basta con desmenuzar los argumentos desarrollados sobre el
tópico en el pronunciamiento impugnado: a. En oportunidad de fijar el hecho y precisar la
mecánica del siniestro, la Cámara interviniente afirma “...el hecho ocurre en la parte
central de la calzada de la avenida costanera” (fs. 844vta., énfasis añadido), concluyendo que –
conforme la prueba rendida-: “...el automotor conducido por Julio César Sarasa embistió al
ciclomotor tripulado por Alto Dutto en el centro de la calzada, sin que se haya acreditado la
circunstancia eximente esgrimida por la parte accionada en orden a que el actor haya realizado
la maniobra brusca” (fs. 845, énfasis añadido). b. Siguiendo con la misma línea de
pensamiento, y tras valorar las piezas convictivas incorporadas a la causa, el órgano
jurisdiccional de Alzada insiste con que “...El croquis policial (no contradicho por los
demandados), indica la trayectoria del auto respecto al centro de la calzada y permite inferir
(...) que el auto desvió su trayectoria hacia el centro de la calzada donde se produce la
colisión” (fs. 846).
c. En función de tales apreciaciones es que se determina la responsabilidad exclusiva de
Sarasa hijo en el acaecimiento del accidente, y se desecha entidad o eficacia para quebrar el
nexo de causalidad a la conducta desplegada por Dutto en la emergencia.- d. Acto seguido, y
no obstante las contundentes apreciaciones vertidas a los fines de precisar la plataforma
fáctica sometida a juzgamiento, el Tribunal afirma –sin ningún otro aditamento- que “...las
circunstancias de tiempo y lugar del acaecimiento (...) imponen una distribución de la
responsabilidad entre la víctima y agente que ocasionó el daño; por cuanto si bien no se
acreditó que el actor Dutto hubiera querido cortar el flujo vehicular de la contraria para
doblar, ni que éste hubiera producido una fallida maniobra para superar la marcha de otro
vehículo que circulara delante de él, como sostienen los accionados el embestimiento se
produjo en la mano de circulación del rodado mayor” (fs. 848vta.). IV.5. Lo expuesto
patentiza –sin necesidad de ninguna explicación extra- el quiebre lógico en el razonamiento
judicial, ya que no puede –sin lesionarse el principio de no contradicción- afirmarse, por un
lado, que el accidente ocurrió en el centro de la calzada (hacia donde se habría desviado la
trayectoria del automóvil de los demandados frente a la imposibilidad de Sarasa hijo de
mantener el dominio del mismo) y, por el otro, sostenerse que la responsabilidad debe ser
compartida por cuanto la motocicleta del actor
invadió la mano de circulación del rodado mayor. O el siniestro ocurrió al centro de la Avenida
por falta de control o dominio del automotor mayor, o acaeció en el carril de circulación de
éste último al haber la motocicleta obstaculizado su marcha; lo que no puede aceptarse es que
–simultáneamente- se sostenga que el accidente se produjo en los dos lugares, por resultar
ambas premisas evidentemente antagónicas. IV.6. La autocontradicción en la que incurre el
pronunciamiento constituye una causal de invalidez que impide tenerlo como acto procesal
válido y propicio para surtir efectos legales, razón por la cual corresponde casarlo. La
anulación decidida alcanza a la totalidad del pronunciamiento desde que la ineficacia de la
fijación sentencial del hecho, de la relación de causalidad y de su consecuente distribución de la
responsabilidad en el evento dañoso, provoca la caída del análisis de los restantes presupuestos
jurídicos de la presente acción indemnizatoria (ag. art. 76 in fine del CPCC). Ello así, se
torna abstracto el tratamiento del resto de agravios esgrimidos por sendos impugnantes. V. Por
lo expuesto, corresponde hacer lugar a los recursos de casación impetrados y –en
consecuencia- anular el pronunciamiento opugnado. Habiendo merecido recibo la censura
esgrimida por ambas partes con idéntico tenor, las costas de sendos recursos de casación se
imponen por el orden causado (art. 130 CPCC). No se regulan honorarios por las tareas
desplegadas en esta Sede extraordinaria (art. 25 Ley 8226). Así voto.
m2 |actividad 1 | IC
informacióncomplementaria5y6
m2 |actividad 1 | AA
asistenteacadémico3
Usted debe conocer cuál es el valor actual del Jus en la Provincia de Córdoba, esto es, de
la unidad arancelaria de honorarios profesionales del abogado (conf. definición brindada por el
art. 36, Lp 9459), para que pueda saber cuál es el trámite de ley que corresponde imprimir
a las demandas cuyo monto supere o no un determinado valor económico. A tal fin, se
pueden consultar las páginas Web: www.justiciacordoba.gov.ar o www.abogado.org.ar
m2 | actividad 2
El peor final
m2 | actividad 3
Actividad probatoria
Córdoba,….. de ….. de ……… Por presentado, por parte y con el domicilio procesal
constituido. Admítase la presente demanda, la que se sustanciará por el trámite de juicio
ordinario. Cítese y emplácese al demandado para que en el plazo de tres días comparezca a
estar a derecho, bajo apercibimiento de rebeldía. Cítese a la Compañía Aseguradora “Car
Crash S.A.” para que en el plazo de tres días comparezca a estar a derecho y tomar
participación en los presentes autos en los términos del art. 118 de la ley 17.418. A la
cautelar: bajo la responsabilidad de la fianza ofrecida y previa su ratificación, trábese el
embargo solicitado a cuyo fin ofíciese. Notifíquese.
m2 |actividad 3 | IC
información complementaria 1
m2 |actividad 3 | IC
información complementaria 2
m2 |actividad 3 | IC
información complementaria 3
ARTÍCULO 198: El tribunal deberá, de oficio o a petición de parte, abrir a prueba la causa
siempre que se alegaren hechos acerca de los cuales no hubiere conformidad entre las
partes. La resolución que admita la apertura a prueba o el despacho de diligencias probatorias
no será apelable.
m2 |actividad 3 | IC
información complementaria 4
Dictado de sentencia
Una vez diligenciada toda la prueba ofrecida por el actor y vencido el período
probatorio sin que el demandado haya ofrecido prueba a los fines de acreditar
los extremos afirmados en su escrito de contestación de demanda (relatado en
la actividad 3), el Tribunal ordena la clausura de dicho periodo y se corren los
trasla- dos de ley para efectuar los alegatos (art. 505, CPCC). Evacuado el
traslado por cada parte, la causa queda en estado de ser resuelta, por lo que el
Tribunal dicta el decreto de autos para definirla (art. 506, CPCC).
m2 |actividad 4 | AA
asistenteacadémico1
SENTENCIA NÚMERO:
Córdoba, de agosto de dos mil cuatro. -------------------------------
---------------------Y VISTOS: Estos autos caratulados: “GARAY, ANA INÉS c/ BALDISSONE,
MARIO O. –Ordinario- DAÑOS Y PERJUICIOS-ACCIDENTE
DE TRÁNSITO”, venidos a despacho a los fines de dictar resolución y de los que resulta que
a fs. 2/4 comparece la actora, Ana Inés Garay, por su propio derecho, con el patrocinio de
su apoderado, Dr. Alfredo José Lagorio, promo- viendo formal demanda de daños y
perjuicios, por la suma de pesos seis mil quinientos veinticinco ($ 6.525), con más
intereses y costas, en contra del Sr. Mario O. Baldissone, en su doble carácter, de
propietario del la cosa (vehículo) y autor culpable del siniestro que pasa a describir: que,
con fecha veinticinco de agosto de dos mil (25.08.00), siendo alrededor de las 15:15 hs., se
conducía a bordo del automóvil de su propiedad marca SEAT IBIZA 1.6 modelo del año
1999, Sedán 3 puertas, Dominio DFF 912, en dirección Norte-Sur por la calle Ituzaingó en
pleno centro de nuestra ciudad, cuando al llegar a la intersección
de esta arteria con el Bv. Pte. Illia, se detiene por encontrarse en rojo el semá- foro
correspondiente a su vía de circulación, una vez que el artefacto se torna al color verde,
reinicia su marcha, transitando por el costado izquierdo (en el sentido de su dirección) de la
calle, cruzando la primera calzada del Boulevard (con sentido de circulación Este-Oeste) y
dos de los tres carriles correspon- dientes a la segunda calzada el automóvil de su
propiedad es embestido en
su costado delantero derecho, por el automóvil DAEWO RACER GTI GRADE
IM, SEDAN 4 PUERTAS, DOMINIO SNN747, conducido por el Sr. Baldissone. Expresa que
el demandado circulaba, al momento del accidente, de manera ilegítima -toda vez que el semáforo
que controlaba el tránsito correspondiente a su carril de circulación se encontraba en rojo- y a
elevada velocidad. Considera revelador –dice- que el impacto se produce cuando su automóvil (del
actor) se había cruzado más de las cinco sextas partes del Boulevard y en el extremo mas
alejado posible del cruce vehicular. Acompaña a las presentes actuacio- nes, un croquis del lugar
del accidente y de las direcciones respectivas de los automóviles. Dice que, la temeridad,
elevada velocidad e ilegitimidad que se imputan al demandado resultan evidentes de la sola lectura
de los hechos rela- tados. Como consecuencia del impacto –informa- se producen en su automóvil,
“daños” que requieren las siguientes reparaciones: a) mano de obra: reparar y pintar pasaruedas del
derecho, cambiar y pintar guardabarro delantero dere- cho, cambiar y pintar guardabarro delantero
izquierdo, repasar y pintar puerta delantera izquierda, cambiar y pintar paragolpes delantero,
cambiar y pintar frente superior e inferior, cambiar faros delanteros, cambiar y pintar rejillas
radiador, sacar y verificar radiador, cambiar y pintar capot, desmontar instala- ción delantera de
electricidad, sacar motor y caja; b) repuestos: a) guardabarro delantero derecho, un guardabarro
delantero izquierdo, un capot, un frente, un cierre capot, dos bisagra capot, dos ópticas delanteras,
dos guiños delanteros, un porta lámpara para farol de guiño delantero izquierdo, un farol lateral
guar- dabarro izquierdo, una perilla frente, una hoja paragolpe delantero, una rejilla, paragolpe
derecho e izquierdo, un burlete parabrisas, un kit agua refrigerante, una carga aire acondicionado,
dos soportes laterales paragolpe delantero,
un juego carcaza caja velocidad, un taco caja delantera izquierda, una correa distribuidor,
chapa, pintura. Tal ítems –afirma- han sido presupuestados en la suma de pesos cinco mil
quinientos veinticinco ($ 5.525) por el Taller de Chapa y Pintura “El Alemán” de Rubén
Alberto Schroder, conforme copia de dicho presupuesto que acompaña. Además –agrega- con
posterioridad a la redac- ción del anterior se determinaron otras roturas que se detallan en
“ampliación de repuestos” de la misma firma, cuya copia también –dice- acompaña, y que
enumera los siguientes repuestos a reemplazar: un deflector inf., radiador, un radiador de
agua, un travesaño delantero c/bujes, un soporte chapa motor del., una polea compresor aire
acondicionado, un larguero izquierdo. Cuantifica tales roturas en la suma de pesos un mil
($ 1.000). Hace reserva de ampliar
la demanda por nuevos rubros aún no detectados. Hace saber que el vehículo de su propiedad es
nuevo, con escasos kilómetros recorridos y se encontraba en perfecto estado de
conservación. Ofrece prueba documental. Solicita en definitiva se haga lugar a la demanda y
se condene a la accionada, según
se pide. A fs. 16/18 vta. el apoderado de la actora, Dr. Alfredo José Lagorio, amplía la
demanda y solicita se cite en garantía a “Liderar S.A.”, manifestando haber tomado
conocimiento de que el accionado se encontraba asegurado en dicha compañía, razón en la que
justifica la solicitud de su citación a juicio. Con relación a la ampliación de demanda
pretendida dice que, su pretensión es
la de que, la sentencia condenatoria provea la adecuación de la suma que en definitiva se
mande a pagar a los valores de plaza en el momento de hacerse efectivo el monto que, en
definitiva, resulte. Funda la ampliación en el dictado de la ley 25561, art.3, en cuanto
deroga el sistema de convertibilidad del peso establecido por la ley 23.928/91. Expresa
que, dicha derogación las públicas
consecuencias que ha traído aparejadas, tornan ilusoria la pretensión inicial, el resarcimiento
integral sufrido en el patrimonio de su mandante. Cita los arts.7 y 10 de la ley 23.928. Dice
que el sistema que se establece mediante las normas citadas y sus correlativas resulta
agraviante para los derechos constitucionales de la parte que representa. Dice que, la
depreciación de la moneda tiene efec- tos deletéreos sobre los patrimonios de las personas
que resultan agraviantes a las disposiciones constitucionales (afianzamiento de la justicia,
derecho de propiedad, igualdad ante la ley, y a lo dispuesto en el art. 75 inc.19 C.N.). En
su caso –afirma- el sistema legislado, al que tilda de inconstitucional, produce, en primer
lugar, la pérdida patrimonial que es evidente con la consecuente lesión igualmente notoria,
del derecho constitucional de propiedad. Resulta
un hecho exento de prueba –expresa- que el valor de la unidad monetaria del crédito
reclamado en autos, resultaba real y nominalmente equivalente al dólar estadounidense.
Continúa haciendo consideraciones en torno a la modificación legislativa aludida. Cita el art.
11 de la ley 25561. Concluye, en primer lugar, que el sistema establecido en las normas
impugnadas resulta lesivo derecho a un tratamiento igualitario (CN 18) para todos los
habitantes del suelo argentino, entre créditos establecidos contractualmente y créditos,
como el de su man- dante, de origen extraño a una convención entre partes; entre créditos
pacta- dos en dólares de aquéllos estimados en pesos, no siendo posible avizorar la razón
de la discriminación a poco que se comprenda que en el momento de la contratación o de la
estimación no existía diferencia material o de poder adqui- sitivo entre uno y otro signo
monetario. Por tal motivo, solicita se declare la inconstitucionalidad de las normas citadas en
cuanto resulte un obstáculo para la pretensión deducida en ese acto y resuelva, acogerla
mandando a pagar la suma que se reclama, adecuada al valor económico al momento del
efectivo pago, con más sus intereses y costas. Solicita en definitiva tenga por ampliada la
demanda y se cite en garantía a la compañía aseguradora “Liderar S.A.”, y que,
oportunamente se declare la inconstitucionalidad de las normas impugna-
das.---------------------
Impreso a la demanda el trámite del juicio ordinario (fs. 19), el demandado, Mario O.
Baldissone, comparece a estar a derecho a fs. 20, por derecho propio y con el patrocinio
letrado del Dr. Julio César Secondi, constituyendo domicilio, solicitando participación y la
citación de la compañía “Liderar Cía.de Seguros S.A.”, por encontrarse asegurado en la
misma.-----------------------------------------
---------------------------------------------------------------A fs. 21 solicita participación, el
Dr. Julio César Secondi, en su carácter de apoderado de la citada en garantía
“Liderar Cía.de Seguros S.A.”, extremo que acredita a fs. 24/29.-----------
A fs. 32 manifiesta que prestará su adhesión a los términos de lo que conteste la citada en
garantía.----------------------------------------------------------------------------
---------------------------A fs. 33/34, el Dr. Julio César Secondi, apoderado de la citada en
garantía, contesta la demanda, solicitando su rechazo, con costas. Niega genéricamente todos
y cada uno de los hechos y derecho invocado por la actora. Niega la mecánica del accidente
relatada por la actora, recono-
ciendo sí las circunstancias de tiempo y lugar, no así las de modo, sosteniendo que el evento
dañoso ocurrió por culpa exclusiva de la actora. Niega que a la actora le asista derecho de
reclamar suma alguna o que ésta le sea debida.
Niega que la actora, circulando en el automóvil SEAT Ibiza Dominio DFF 912, por calle
Ituzaingó en sentido Norte-Sur, cruzara el Bv. Pte. Illia, habilitado por la luz verde del
semáforo allí existente, sino que, todo lo contrario –afirma- lo hizo cuando se lo impedía
la luz roja del semáforo, encendida para los vehí- culos que circulaban por calle
Ituzaingó. Niega que la actora haya cruzado más de las cinco sextas partes del
Boulevard al momento del impacto.
Niega que el demandado cuando circulaba por Bv. Illia en dirección Oeste- Este, lo hiciera en
forma ilegítima, toda vez que, al momento del accidente, el semáforo que guía el tránsito de
Bv. Illia se encontraba en verde, habilitando
así el paso de los vehículos que por dicha arteria circulan, y niega, asimismo, que lo hiciera
a excesiva velocidad. Niega que el automóvil Daewo Racer GT1 Dominio SNN 747,
conducido en la emergencia por el demandado, embistiera violentamente al vehículo de la
actora, en su costado delantero derecho. Relata su versión respecto de la mecánica del
accidente, afirmando que, el vehículo embistente fue el del actor y no hubo tal
violencia, toda vez que el Daewo Racer, conducido por el demandado, quedó en
el lugar del impacto, lo que prueba que su conductor tenía el control de su
conducido y circulaba a velocidad reglamentaria, y es por ello que, aún cuando lo
embistieran, pudo frenar, siendo entendible, por ello, que el demandado no haya podido
evitar
el impacto que contra su conducido, se produjera, ante la maniobra prohibida que realizara la
actora, al cruzar el semáforo en rojo, convirtiéndose ésta, en el sujeto activo y productor
responsable del evento relatado. Niega, en conse- cuencia, que le asista responsabilidad
alguna al demandado, y concluye que, la accionante ha sido autor material y único
responsable del evento dañoso. Bajo el acápite “Daños Materiales” expresa, en primer
lugar, que niega los daños que dice la actora haber sufrido en su automóvil, rechazando
todos y cada uno de los mismos, sosteniendo que es falso que el impacto producido
tuviera entidad suficiente para provocarlos. Afirma que, los que hubiere habido, deben ser
soportados por la actora, quien no tenía el control de su conducido y que circulaba
violando las normas de tránsito vigentes, al intentar rebasar una intersección semaforizada,
cuando la luz roja lo impedía, siendo su accionar imprudente y negligente. Niega, en segundo
lugar, que –de existir daño alguno- su reparación hubiere generado un gasto de pesos seis
mil quinientos vein- ticinco ($ 6525), razón por la cual impugna la legitimidad del
Presupuesto expedido por el taller de Chapa y Pintura “El Alemán”, como así también
la ampliación de repuestos expedida por la misma firma, sosteniendo, en cambio, que
el vehículo no ha sufrido los daños apuntados, ni existe necesidad de reparación alguna,
impugnando, igualmente, la autenticidad de las fotogra- fías y croquis acompañados por el
actor al escrito de demanda, toda vez que sostiene que no refleja la realidad de los daños
producidos por este evento.
Rechaza también todos los extremos consignados por la actora en su amplia- ción de
demanda, afirmando a todo evento que, atento la naturaleza de la acción intentada, no es de
aplicación la actualización de los montos y/o dero- gación de las normas que impiden la
actualización monetaria judicial, negando en consecuencia que tenga sustento fáctico los
extensos comentarios vertidos al respecto. Concluye expresando que, la responsabilidad y
culpabilidad en
la producción del siniestro, le es solo reprochable al actor por haber existido culpa
grave de la víctima. Solicita en definitiva se rechace la demanda, con costas a la
actora.------------------------------
Abierta la causa a prueba (fs. 34 vta.), la actora ofrece: a) documental: pre- supuestos
extendidos por Taller “El Alemán” (fs. 5 y 6), croquis del siniestro (fs.13) y doce (12)
fotografías (fs. 7/12); b) testimonial; y c) Pericial. En tanto que el demandado y la citada en
garantía, ofrecen las siguientes pruebas: a) documental: constancias de autos y fotocopia de una
fotografía; b) confesional;
c) pericial; y d) testimonial----------------------------------Diligenciadas las pruebas pro-
puestas (salvo la confesional); producidos los alegatos por las partes, glosados a fs.
117/120, el de la actora, a fs. 121/124 vta. el de la aseguradora citada en garantía y a fs.
125, el del demandado; cumplido el emplazamiento del art. 25 bis ley 8226; consentida la
intervención del suscripto, firme y consentido el decreto de autos, queda la presente causa
en estado de ser resuelta.----------
-------------------------------------------------------Y CONSIDERANDO: I) Que, a fs. 2/4,
la actora, Ana Inés Garay, actuando bajo el patrocinio letrado del Dr. Alfredo José Lagorio,
promueve formal demanda ordinaria, de daños y perjuicios, en contra del Sr. Mario O.
Baldissone, pretendiendo el resarcimiento de los daños y perjuicios que dice haber sufrido
en su vehículo, derivados del accidente de
tránsito que tuviera –a ambos- como protagonistas, ocurrido con fecha veinti- cinco de agosto
de dos mil (25.08.00), en esta ciudad, conforme los argumen- tos expuestos en su escrito de
demanda, los que han sido relacionados en los vistos precedentes, a cuyos términos
corresponde estar, “brevitatis causae”.-
------------------------------------------------------------------ A su turno, el demandado,
Mario O. Baldissone, con el patrocinio letrado del Dr. Julio César Secondi, comparece,
constituye domicilio ad litem, solicita se le acuerde participación y que se cite en garantía, a la
compañía “Liderar CIA. de Seguros S.A.” (fs. 20). Corrido traslado de la demanda, resiste la
pretensión de la accionante, solici- tando su rechazo con costas, y pone de manifiesto, en dicha
oportunidad que, existiendo una comunidad de intereses con la citada en garantía, adherirá a los
términos que ésta consigne al contestar la demanda (vide fs. 32). ---
Más tarde, comparece la compañía aseguradora citada en garantía, “Liderar Cía. General de
Seguros S.A.”,con el patrocinio letrado del Dr. Julio César Secondi, solicitando se le
acuerde participación y constituyendo domicilio ad litem (fs. 21). Corrido el traslado de
ley, el mismo es evacuado por su apode- rado, Dr. Julio C. Secondi, actuando en su
nombre y representación, quien solicita el rechazo de la demanda, con costas a la
accionante, conforme los argumentos expuestos en su escrito de responde, reproducidos
en los vistos de esta resolución , a cuyos términos me remito, a fin de evitar innecesarias
reiteraciones. --------------------------------------
II) Que, así trabada la cuestión litigiosa, corresponde ahora a este tri- bunal
analizar los argumentos de hecho y de derecho impetrados por las partes, a fin de
determinar sobre la procedencia o improcedencia de la acción intentada. Sin perjuicio
de ello y siendo metodología del sus- cripto, adelanto opinión sobre la cuestión
traída a consideración, en el sentido que corresponde acoger parcialmente la
demanda de daños y perjuicios incoada en contra del Sr. Mario O. Baldissone, y
hacer exten-
siva la condena a la tercera citada en garantía, Compañía de Seguros,
“Liderar S.A.”, en el modo y con el alcance que ut infra se expresa. Doy
razones.-----------------------------------------------------------------------------------
1. Plataforma fáctica. No media en este caso, controversia efectiva res- pecto de: a) el
acaecimiento del hecho productor del daño reclamado por la actora; b) las circunstancias de
tiempo, personas y espacio. No hay acuerdo de las partes, en cambio, con relación a: a) la
mecánica misma del accidente, esto es, quien reviste la calidad de embistente y quién, la
de embestido; b) quién violó las normas de tránsito---------------------------------------En
efecto, en tanto el actor afirma que, intentó cruzar la intersección (Bv. Illia e Ituzaingó)
con la señal lumínica color “verde” del semáforo que lo habi- litaba para ello y que
su automóvil fue embestido por el del demandado; el demandado afirma que fue el
actor quien cruzó el semáforo en rojo y lo
embistió.-----------------------------------------------------------------
La regla general en la teoría de la responsabilidad civil por daños es que el “onus probandi”
de la relación causal adecuada incumbe al actor (de los
hechos constitutivos del derecho invocado). Ello significa que, debe demostrar que el hecho fue
una condición “sine qua non” del perjuicio y que normalmente debía producirlo (art. 901
C.C.) o sea que existió una relación de causalidad adecuada entre el acto -positivo o
negativo- y el perjuicio. Sin embargo, tra- tándose de daños derivados del riesgo o vicio de
la cosa (art. 1113 C.C.), el damnificado no carga con la prueba de un vínculo causal
riguroso entre el riesgo o vicio de la cosa y el daño, sino que resulta suficiente que
demuestre un nexo de causalidad “aparente” esto es, la intervención activa de la cosa
riesgosa o viciosa en el suceso dañoso a partir de la cual recién se traslada al dueño o
guardián demandado la carga de probar que, en realidad, el perjui- cio proviene de un factor
distinto y ajeno al riesgo o vicio. Tal presunción (art.
1113 CC) rige aún en el caso de que se trate de una colisión entre dos auto-
móviles en movimiento, supuesto en el cual será el demandado quien tenga la carga de
acreditar la ruptura del nexo causal. Al respecto, comparto la posición doctrinaria y
jurisprudencial que expresa: “La inversión de la carga de la prueba sobre la causalidad, y la
consecuente necesidad del demandado de acreditar la eximente de la causa ajena, se aplica
incluso a la hipótesis de la colisión entre dos vehículos en movimiento. En efecto, aún
entonces el dueño o guardián de cada uno de los vehículos que participaron en la colisión
debe responder de manera integral por los daños causados al otro, salvo que medie causal
eximi- toria. Para que dos presunciones pudieran neutralizarse sería menester que lo
fuera en sentido inverso, y no como aquí, en que ambas revisten sentido posi- tivo: dos
presunciones convergentes o concurrentes de causalidad, entre
el peligro emanado de cada vehículo y el daño ajeno. Además, la letra y el
espíritu del art. 1113 no autorizan ninguna neutralización de presunciones [...] La única
eximición autorizada es la que resulta de la intervención causal de un factor extraño [...]
En consecuencia, cuando se encuentra en discusión la culpa de los
protagonistas en el accidente no necesita el actor probar la del
demandado para fundar la reclamación resarcitoria, y este último no sólo
se libera poniendo de relieve la culpa de la víctima u otro factor exi-
mitorio que rompa el nexo causal” (C.8ª C.C. Córdoba, doctrina minoritaria, 31-8-
87, Semanario Jurídico, 14-4-88, citado por Zavala de González, Matilde. Doctrina
Judicial. Solución de Casos 1. Ed. Alveroni, Cba.1998, p.166/167).
Dicha tesitura ha sido receptada por el Tribunal Superior de Justicia de Cór- doba (30-11-
93, S.J.974,3-3-94).-
En el caso de autos, nos encontramos frente a un supuesto de un accidente de tránsito
ocurrido en una esquina semaforizada, entre dos automóviles en movimiento que -según
lo afirmado por las partes, en sus respectivos rela- tos- circulaban, uno (el del actor), en
sentido Norte-Sur por el carril de la calle
Ituzaingó; y otro (el del demandado), en sentido Oeste-Este por el carril Sur del Bv.
Illia.-----------------------------------------------------------------------------------
Como eximente de responsabilidad, la citada en garantía –con adhesión
del demandado- ha invocado “culpa del damnificado”, por haber cruzado el semáforo en rojo
(art. 1113, últ. Párr. CC). ----------------------------------------------------
------------------------------------------------------
Al respecto cabe señalar que, constituye una regla de tránsito de ineludible cumplimiento,
por todos conocida, la que prescribe: “En las vías y encrucija- das reguladas por
semáforos: a) los vehículos deben: 1) Con luz verde a su frente, avanzar; 2) Con luz
roja, detenerse antes de la línea marcada a tal efecto o de la senda peatonal, evitando luego
cualquier movimiento del vehículo; 3) Con luz amarilla, detenerse si aún no se ingresó a la
encrucijada y completar su cruce, en caso que ya lo haya realizado ( ) c) En ningún
caso son de aplica-
ción en este tipo de encrucijadas, las normas comunes para intersecciones no semaforizadas
(...............................) e) Debe permitirse finalizar el cruce iniciado por otro y
no comenzar el propio aún con luz verde, si del otro lado de la encrucijada
aún circula un vehículo o peatón” (CTM, art. 68).------------
Es precisamente este punto, el que evidencia la existencia de contradicciones en los relatos de
las partes y los testigos, cuando intentan explicar qué vehículo cruzó el semáforo en rojo,
esto es, cuál de los protagonistas del siniestro actuó con culpa (imprudencia), por
inobservancia de la citada regla de tránsito. A tales efectos, paso a analizar las
declaraciones testimoniales. En primer lugar, de los testigos propuestos por el actor: El Sr.
Alberto Tomczyk, dijo: “Que si tiene conocimiento de dicho accidente. Que el deponente en
ese momento venía caminando por Ituzaingó para cruzar Bv. Illia, venía hacia el centro,
que
lo hacía por la vereda izquierda en dirección sur/norte, había transito por Illia, por lo que
espera en la vereda de la ochava sur/oeste antes de cruzar. Espero hasta que el semáforo
corte el tránsito por Illia, al ponerse en rojo el semá- foro que esta por Illia,
intenta hacer el cruce de la calle y por precaución mira
hacia la izquierda, por el lado que viene el tránsito y ve que viene un auto, cree que era gris,
gris oscuro, a bastante velocidad, entonces se detiene el depo- nente porque le parece
que el auto no va a alcanzar a frenar, tal es así que cuando se detiene, el auto pasa
delante del testigo y ya venía tránsito por la calle Ituzaingó que tenía el paso
habilitado, en ese instante el primer auto que venía por Ituzaingó, de color
rojo, que ya estaba cruzando la mano sur de Bv. Illia, es embestido por el
auto gris, el testigo ser arrimo, porque había dos señoras en el auto rojo, una mayor
que el testigo pensó que podía estar lesionada, se arrimaron varios transeúntes que
estaban en la esquina, al ver que no había habido lesionados se ofreció a la Sra. para
servir de testigo
y se retiró. Que el auto rojo quedó medio cruzado mirando hacia la ochava sur este y el
gris quedó por la misma Illia por la que venía. Que el auto gris embiste al auto rojo por
con la parte delantera frontal en el costado derecho del vehí- culo rojo a la altura entre la
puerta delantera y el guardabarro” (respuesta a la segunda pregunta) (fs.66/66 vta.). A su
vez, el Sr. Luis Luna (testigo propuesto por el actor), también declaró: “...ser de profesión
policía...” (respuesta a la primera pregunta) y “Que respecto de la mecánica del accidente no
sabe como ocurrió, no lo vio, que en ese momento si bien no estaba prestando servicio se
encontraba uniformado, acompañando a su esposa, realizando compras en un negocio de la
zona que no recuerda si escuchó el choque o si fue informado por un tercero por lo que se
acercó al lugar para ver si había personas lesio- nadas y recuerda que no había personas
lesionadas si recuerda que había u hombre y una mujer que conducían los vehículos sabe
que eran dos automó- viles...cree que eran importados, uno gris y uno rojo, no sabe la
dirección en que circulaban los vehículo y en relación a la posición final de los
mismos estos quedaron enfrentados hacia la esquina sudeste. Del carril sur
de la
Av. Illia...” (respuesta a la tercera pregunta). Y, en igual sentido, el Sr. Iwakawa Shiga
Luis (también testigo propuesto por el actor), declaró: “Que respecto a la mecánica del
accidente no sabe como ocurrió, no lo vio, que...sacó varias fotografías sobre el accidente
luego de que éste ocurriera...Que las fotografías que sacó fueron de los automóviles y de
cómo quedaron luego del accidente. Que no tiene las fotografías porque alguien se las
pidió. Que no recuerda los automóviles que intervinieron...cree que uno era rojo, no sabe la
dirección en que circulaban los vehículos y en relación a la posición final de los
mismos, cree que el auto rojo quedó en sentido este a oeste, sobre
Ituzaingó hacia casa de Gobierno En el caso el testigo tenía lista la máquina
por cuestio-
nes profesionales y las sacó y envió a su Secretaria al lugar para que le dijera a
algunos de los intervinientes que las fotos ya había sido sacadas que se las ofrecía sin
cargo, lo que así hizo, no recordando quien las retiró. Que las fotos
las sacó desde el balcón de su Consultorio. Que solo recuerda que el auto rojo quedó
sobre la pendiente entre las dos vías........................” (respuesta a la tercera pregunta)
(fs. 80/80 vta.)-------------------En segundo lugar, y asumiendo una postura diame-
tralmente opuesta a la de los testigos examinados precedentemente, el testigo propuesto por
el demandado, Sr. Raúl Tosello, declaró: “Que respecto de la existencia del accidente lo
sabe, ocurrió a media cuadra de su trabajo. Que el testigo se encontraba detenido, de a pie,
para cruzar el Bv. Illia. Que venía por calle Ituzaingó. Que estaba parado en la ochava
................................................................................................Sudoeste. Que se dirigía en
dirección al Mercado Sur...Que en el instante en que se encontraba parado...........................se
produjo un choque. Que un vehículo que subía por calle Ituzaingó, en direc-
ción Norte a Sur, embiste a otro que venía por Bv. Illia en dirección Oeste
a Este. Que le parece que este último, era un coche gris y que le parece que era
importado. Al otro vehículo no lo recuerda. Que el auto que iba por Illia quedó
cruzado sobre la intersección mirando un poco hacia Ituzaingó. El otro
vehículo quedó sobrepasándolo. Que el accidente se produjo porque uno
de los dos pasó en rojo fue el que subía por Ituzaingó, sino no estaría el testigo
en esta audiencia............................que el semáforo se encontraba en verde para los
que circulaban por calle Illia” (respuesta a la segunda pregunta) (fs. 93/93 vta.). A su vez, el
dictamen del Perito Mecánico Oficial, no hecha luz, a tales testi- monios contradictorios: “La
productibilidad del accidente es debido a causa
de que uno de los conductores no respeto la Ordenanzas de transito de la ciudad de
Córdoba, no pudiendo este perito determinar cual de ellos es el infractor, dado
que en los relatos de los protagonistas, ambos manifiestan que el rodado contrario es el
que, al momento del impacto se encontraba en infrac- ción, dado que la luz del semáforo
correspondiente se lo estaría impidiendo [...] Como a la fecha del presente informe,
solo hay aportadas fotografías de uno de los rodados intervinientes y
teniendo en cuenta de que en la Demanda y en Evacua Traslado Por el Demandado–Se
Adhiere, ambos protagonistas asumen la calidad de embestido, este perito Oficial no
puede dictaminar al respecto” (fs. 98/99).------
La valoración de este medio probatorio (testimonial) debe hacerse de acuerdo con las reglas de
la sana crítica racional (conforme las reglas de la lógica, psicología y experiencia). En tal
sentido, el art. 327, 2º Párr. del C.P.C. sienta la regla aplicable para valorar toda la prueba
rendida en la causa, sin perjuicio de las excepciones contenidas en el mismo cuerpo legal
referidas a ciertos
medios probatorios en particular. No obstante, se han elaborado directivas para la apreciación
específica de la testimonial relativas a la persona del testigo, los hechos sobre los que declaró,
la razón del dicho, etc. Ello así, el tribunal debe apreciar la concordancia de las respuestas
del mismo testigo entre sí y con las de los otros testigos, como también con el resto del
material probatorio. En ese camino, las contradicciones arriba apuntadas, como existentes
entre los dichos de los testigos, deben ser valoradas según la entidad o gravedad de la
contra- dicción. En tal sentido se ha señalado que: “Cuando las declaraciones de los
testigos ofrecidos por ambas partes presentan graves contradicciones y recaen sobre el hecho
principal, al juez le corresponde determinar con una crítica severa de cada uno y del
conjunto, si se debe descartar los varios testimonios
o si puede darles credibilidad a algunos o varios, teniendo en cuenta que “los testimonios se
pesan y no se cuentan”, es decir, con el resultado de la crítica minuciosa de todos, tanto
por el aspecto subjetivo (calidad, fama e ilustración de los testigos) como por el objeto
(contenido del testimonio, razón o cien- cia del dicho, circunstancia de la percepción y
narración, verosimilitud de su
exposición y credibilidad que merezcan). Para que las contradicciones puedan quitarles el
valor a un testimonio o a varios, deben ser graves o sobre materia trascendente y no
ligeras o inocuas”............................................”En caso de contradicción de las declara-
ciones testimoniales, si median las mismas circunstancias en cuanto a las con- diciones de
los testigos, debe prescindirse de esta prueba, a menos que pueda establecerse que el
testimonio de uno es más fundado que el de los otros” (C.5ª C.C. Cba.25/11/98.Sentencia
131”Godoy Daniel J.c/ Domingo Marimón
S.A. Ordinario”). Recayendo en autos, la contradicción, sobre el punto eje de la discusión
(cruce del semáforo en rojo), considero que tales testimonios deben ser dejados de lado. Y
no es que tales testigos carezcan en absoluto del valor de convicción sino que corresponde
atender a ellos con un criterio restrictivo siendo viable su valoración cuando su versión de
los hechos pudiera corro- borarse con otra prueba independiente. Pero en el caso las
circunstancias de modo tiempo y lugar en que habría sucedido el hecho dañoso no están
acom- pañadas de ninguna otra probanza autónoma que permita corroborar lo dichos de estos
testigos. Es por ello que, atento la orfandad probatoria apuntada, cabe entonces acudir a las
reglas de la carga de la prueba, a fin de resolver.-----------
En esa senda, es posible afirmar que, incumbía al demandado la carga de demostrar la
ruptura de ese nexo de causalidad aparente, existente entre el riesgo derivado de la cosa
(su vehículo) y los daños producidos en el vehí- culo del actor, ya que rige una presunción
legal responsabilidad en su contra, con relación a la causación de los daños reclamados. Y
en este sentido,
entiendo que la presunción de que ha sido el demandado quien cruzó el Bv. Illia,
encontrándose el semáforo correspondiente a su carril en rojo, no ha sido desvirtuadas.
--------
No enerva tal conclusión, lo informado por el perito de control propuesto por la citada en
garantía, al afirmar el carácter de embistente, del actor y de embes- tido, del demandado,
expresando que: “....................................................el carácter de embistente frontal o
angular derecho corresponde sin lugar a error al rodado del Actor, el que pro- viniendo
desde la izquierda respecto del similar del demandado, resultó defini- tivamente embistente en
perjuicio del embestido del Demandado en su lateral anterior izquierdo”, ya que, no debe
soslayarse que, la condición de embistente tiene un valor relativo en materia de culpabilidad,
ya que es fácil colocarse en la situación de embestido mediante una incorrecta maniobra, sea
de adelanta- miento cuando hubiera debido frenar, sea por algún giro envolvente en relación
con el vehículo que gozaba de prioridad (vide, Matilde Zavala de González: “Doctrina
Judicial – Solución de Casos 1”, Alveroni Ediciones, 1998, p. 173). ----
------------------------------------------------------------------------------A mayor abundamiento,
diré que, no escapa al suscripto la posibilidad, a falta de prueba contundente de los hechos
fundantes, de acudir a las presunciones “hominis” a los fines de descubrir la verdad de lo
acontecido cuando no existe prueba directa. En esa senda cabe señalar que, las normas de la
experiencia demuestran que parece poco probable que un automóvil pueda trasponer,
circulando por la misma arteria (calle Ituzaingó) y en igual sentido (N-S) que lo hacía el
actor, más de
la mitad del Bv. Illia, llegando casi hasta la esquina sur del mismo -atento la extensión que
el mismo presenta- sin que el semáforo correspondiente a su carril, lo habilite para ello.
Siendo verosímil, en cambio, que en tal circunstan- cia, el automóvil que así se conduce,
pueda embestir a otros vehículos o, en su caso, ser embestido, pero en un punto de
ubicación distinto a aquél en el que se produjo el siniestro, esto es, inmediatamente
después de pasar el semáforo en rojo (de la esquina norte del Boulevard), circunstancia que
le habría impe- dido llegar hasta el lugar donde llegó, señalado como sitio donde el accidente
de tránsito se produjo. La experiencia, admitida como regla para juzgar, en virtud la amplia
libertad en la valoración de las pruebas, en materia de culpa en los accidentes de tránsito,
corroboran la presunción a favor del actor derivada de la norma contenida en el art. 1113 CC,
derivada del principio rector en la distribución del onus probandi, razón que me lleva a la
convicción de que fue el demandado quien cruzó el semáforo en rojo, violando así la norma
de tránsito aludida, debiendo por lo tanto, responder por los daños ocasionados por su
actuar culposo. Por los motivos expuestos, entiendo que la demanda resarcito- ria debe
prosperar.---------------------------------------------------------------------
2. Daños. La actora, en su demanda, afirma que su vehículo ha sufrido daños que
requieren las reparaciones (mano de obra y repuestos) consignadas en el “presupuesto”
acompañado, que ascienden a la suma de pesos cinco mil
quinientos veinticinco ($ 5.525), y en la “ampliación de repuestos”, cuya copia también
acompaña, cuantificados en la suma de pesos un mil ($ 1.000), elabo- rados –ambos- por el
Taller de Chapa y Pintura “El Alemán” de Rubén Alberto Schroder. En definitiva reclama
la suma de pesos seis mil quinientos veinticinco ($ 6525), en concepto de daños materiales
producidos en el automóvil de su propiedad, por el accionado, con causa en el accidente de
tránsito ocurrido.
-------------------------------------------
La documental referida ha sido reconocida por el tercero que la emitiera, Sr. Rubén
Alberto Schroder (vide fs. 64) al prestar éste declaración testimonial, dotándola de tal
modo de autenticidad. Sin embargo, en alusión a la “existen- cia” y “quantum” de los daños,
éstos pueden inferirse del dictamen del perito oficial, elaborado –según expresa- en base al
cotejo entre los presupuestos y las fotografías acompañadas a la demanda, atento que la
inspección técnica del vehículo no pudo llevarse a cabo, al no poner –la accionante- su
automó-
vil a disposición del experto. Formulada esa observación, el perito oficial, al responder el
primer punto de pericia, fijado por el apoderado de la actora (Si las reparaciones y
repuestos presupuestados en la causa -conforme al escrito de demanda y presupuestos
acompañados- a los fines del arreglo del vehículo de su propiedad resultan adecuadas a los
daños que reflejan las fotografías del automotor acompañadas), antes de responder el punto
de pericia aludido hace la siguiente aclaración: “Para contestar a esta requisitoria, comparé
el presupuesto emitido por el Taller Alemán, cuya fotocopia es a fs. 5, y que fuera emitido
el día 28-AGO-2000, con las 11 fotografías acompañadas por el actor”. Luego de ello,
responde el punto diciendo: a) “pasaruedas delantero izq. y derecho –reparar- No
observable”, b) “Guardabarros delantero derecho –reem- plazar- No se acepta, es
reparable”, c) “Guardabarros delantero izquierdo
–reemplazar- Ídem anterior”, c) “puerta izquierda –reparar- Se acepta”, d)
“paragolpe delantero –reemplazar- Se acepta”; d) Frente superior e inferior – reemplazar- No
observable”, e) “Faros delanteros –reemplazar- Se acepta”; f) “rejillas radiador –reemplazar –
Se acepta”, g) “Radiador –verificar- Se acepta”,
h) “capot –reemplazar-ver nota”; i) “carcaza caja de velocidad –reemplazar- No verificable”;
i) “larguero anterior izquierdo –reemplazar- No verificable”; j) “radiador de agua –
reemplazar- No verificable”; k) “Bisagras capot–reem- plazar- No verificable”; l)
“Cierre capot –reemplazar- No verificable”; m) “puerta izquierda –reemplazar- No
verificable”. “Nota: Al no disponer del rodado para su verificación y no estando muy clara
las fotografías en cuanto a la profundidad del daño y la superficie que abarca, no se puede
dictaminar si
el mismo es reparable o en su defecto hay que reemplazar el particular afec-
tado”.------------------
Luego de ello, dando respuesta al segundo punto de pericia propuesto por la actora
(determinar el precio en plaza de dichas reparaciones y repuestos al momento de la pericia),
determina el monto que considera aceptable, según el cotejo realizado entre las fotos y
presupuesto, formulando la siguiente estima- ción: Mano de obra: Son un mil ciento
cuarenta pesos ($1.140,00); Repues- tos: Son dos mil doscientos cuarenta y seis ($2246).
Costo total estimado de la reparación: $ 3386,00. Estimación que –a mi modo de ver-
parece acertada, atento la circunstancia apuntada por el perito respecto a su imposibilidad
de efectuar la inspección vehicular, a fin de verificar si las partes a reponer fueron
reparadas o reemplazadas, con lo que, no resulta procedente la pretensión
por los rubros consignados en el presupuesto acompañado a la demanda, que no han sido
admitidos por el perito mecánico oficial en su dictamen pericial,
ya que, no puede el suscripto suplir la negligencia probatoria de las partes. Los
motivos apuntados ameritan el acogimiento parcial de la pretensión de la accionante, por
la suma de pesos tres mil trescientos ochenta y seis ($3386).------------------
III) Intereses. Respecto de los intereses moratorios, tales intereses deben mandarse
pagar, desde la fecha del siniestro (25.08.00) y hasta el 06.01.02, a la tasa pasiva
promedio que publica el BCRA, con más el interés del 0,5% también mensual, a partir
del 07.01.02 hasta el 01.09.03, dicha tasa, con más
un interés igual al 2% mensual, y desde esa fecha hasta la de su efectivo pago, dicha tasa,
con más un interés igual al 1% mensual.---------------------------------
IV) Costas - Honorarios. Que, las costas del presente proceso deben serle impuestas al
demandado en su calidad de objetivamente vencido (arg. art. 130 CPC) situación que no se ve
obscurecida por la circunstancia de desestimarse alguno de los gastos peticionados dentro del
rubro ‘daño material’, reclamado, toda vez que, ello se ha debido esencialmente a la
negligencia probatoria de la actora, y no a la idoneidad de las defensas postuladas por los
accionados, con lo que, en el marco de la estimación prudencial (que no es matemática)
asignada al juzgador en la materia, por el rito, aquél rechazo parcial, entiendo, no debe alterar
la imposición de costas en el modo que aquí se decide. Lo que
importa es, en verdad, el acogimiento en sí de la pretensión, y no tanto su esti- mación o
valor definitivo. Los honorarios del abogado del demandante deben regularse en el punto
medio de la escala del art. 34, ley 8226, tomándose como base económica del juicio (art.
29 inc. 1º C.A.), el monto admitido del rubro reclamado, con más sus pertinentes intereses,
pues tales han sido solicitados en demanda e integran la condena (v., C7CC Cba., in re:
“Acción autónoma de nulidad en autos: Banco Noar Coop. Ltdo. c/ Adela Edelstein –
Ejecutivo”, BJC, enero-marzo de 1998, t. I, p. 223). Los honorarios del perito oficial, Ing.
Osvaldo Oscar Canale, se regulan en la suma de $367,65 (15 jus – art. 47 ley 8226); y los
del Ing. Sixto José Sonzini Astudillo (perito de control del demandado y de la citada en
garantía) en la suma de $183,82 (art. 47 ley 8226). No corresponde regular honorarios al
letrado de la demandada y de la citada en garantía, art. 25 ley 8226, sin perjuicio de los
devengados en su favor y a cargo de sus comiten- tes. Los honorarios cuantificados en esta
resolución, generarán a partir de la fecha esta sentencia, un interés igual al que arroja la tasa
pasiva promedio que publica mensualmente el BCRA, con más el plus del 1% también
mensual.----
---------------------------------------------------------------V) Que, de acuerdo a la citación
en garantía practicada a la firma “Liderar Cía. Gral. de Seguros S.A.” (art. 118 ley
17.418), quien ha comparecido al proceso sin cuestionar tal convocatoria, corresponde
entonces hacerle extensiva la presente condena, en el marco de la norma sustancial
antedicha.-----------------------------------------------------------------
-------------Por todo lo manifestado; normas legales citadas; y lo previsto en los arts.
1068; 1109; 1113 ss. y cc. Código Civil;---------------------------------------------
---------------------------------------------RESUELVO: I) Hacer lugar parcialmente a la
demanda incoada por Ana Inés Garay, y en consecuencia, condenar al deman- dado, Mario O.
Baldissone, a abonarle a aquella, en el plazo de diez días, la suma de pesos tres mil
trescientos ochenta y seis ($3386), en concepto de daño material, con más los
intereses previstos en el considerando respectivo.-
--------------------II) Imponer las costas a cargo del demandado, a cuyos efectos se regulan
los honorarios del Dr. Alfredo José Lagorio, en la suma de pesos un mil seiscientos
cincuenta y cuatro ($1654), los del perito oficial, Ing. Osvaldo Oscar Canale, en la suma de
pesos trescientos sesenta y siete con sesenta y cinco centavos ($367,65), y los del perito de
control, Ing. Sixto José Sonzini Astudillo, en la suma de pesos ciento ochenta y tres con
ochenta y dos centa- vos ($183,82), haciendo extensiva la condena en costas a la citada en
garantía “Liderar Cía. Gral. de Seguros S.A.” (art. 118, ley 17418). No regular honora- rios
al Dr. Julio César Secondi, atento lo previsto en el art. 25 de la ley 8226, sin perjuicio de los
devengados en su favor, y a cargo de sus comitentes. PROTO- COLÍCESE, hágase saber y
dése copia.
SENTENCIA NÚMERO:
Córdoba, de Julio de dos mil seis.-----------------Y VISTOS: Estos autos
caratulados “OLIVA, ADOLFO JOSE JAVIER c/ DOFFO, HECTOR LUIS y Otro
– ORDINARIO - DAÑOS Y PERJUICIOS - ACCIDENTE DE TRANSITO”, Expte.
N° 504158/36, traídos a despacho a los fines de dictar resolución y de los que resulta que a
fs. 8/11 comparece el Sr. José Javier Oliva Arolfo, con el patroci- nio letrado del Dr.
Alejandro Oliva Berrotarán, promoviendo formal demanda ordinaria de daños y perjuicios
en contra de Héctor Luis Doffo y Alejandra Silvana Doffo, en su condición de conductor y
titular registral, respectivamente, del vehículo Dominio SLW 676, y/o quien resulte
civilmente responsable en los términos del art. 1113, C.C.. Persigue el cobro de la suma de
pesos dos mil seiscientos noventa y dos ($ 2.692), o lo que en mas o en menos resulte de la
prueba a rendirse, en concepto de “daño emergente”, más la suma de pesos un mil
quinientos ($ 1.500), en concepto de “lucro cesante”, y la suma de pesos un mil doscientos
($ 1.200), en concepto de “depreciación del valor
venal del vehículo”, todo ello, con más intereses y costas. Funda su pretensión en los
siguientes hechos: siendo aproximadamente las siete horas y veinte minutos (7:20), en
circunstancias que se conducía en el vehículo de su propie- dad Renault 18, Dominio RGT
068, circulando por calle Roque Funes en dirección Norte a Sur, luego de cruzar el puente
Turín, al llegar a la rotonda ubicada en la intersección de la mencionada arteria con Av. Del
Piemonte y cuando iba transponiendo dicha rotonda, su vehículo fue embestido violenta-
mente en el costado izquierdo, por un automóvil Fiat Vivace, conducido en la oportunidad
por el demandado Héctor Luis Doffo. El vehículo embestidor circulaba en dirección Sur
Norte por calle Juncadillo (continuación de José Roque Funes hacia el Sur) e
intempestivamente giró hacia la izquierda en la rotonda y, sin advertir la presencia del
automóvil del actor, lo embistió con total violencia. Como consecuencia del fuerte
impacto, su automóvil sufrió los siguientes daños: abolladura de la puerta trasera y delantera
izquierda, abolla- dura guardabarros trasero izquierdo, desplazamiento zócalo izquierdo,
despla- zamiento parante izquierdo y techo, rotura de bisagras, cerraduras y baguetas. A modo
ilustrativo –dice- acompaña presupuestos de repuestos requeridos para la reparación del
siniestro del vehículo extendido por la firma “TODICA”, Rodolfo A. Ortiz e Hijos SA, y
presupuesto de reparación de chapa y pintura extendido por “Capillitas SA”. Ambos
presupuestos que deberán tenerse como parte integrante de la demanda, totalizan la suma de
pesos dos mil seiscientos noventa y dos ($ 2692) en que se cuantifica el daño emergente.
Acompaña, igualmente –dice- fotografías obtenidas en el lugar del siniestro, del vehículo de su
propiedad, las que solicita que también sean tenidas como parte integrante de la demanda.
Bajo el acápite “Lucro cesante” manifiesta que, su actividad habitual es la de remisero y
que, el automóvil de su propiedad siniestrazo estaba afectado al servicio de transporte de
remis, por lo que, la inmovilidad de éste para su reparación le imposibilitó trabajar. Dicha
reparación insumió un lapso de quince (15) días. Cuantifica el rubro reclamado en la suma
de pesos un mil quinientos ($ 1500), considerando que el ingreso diario promedio por el
trabajo de remis es de alrededor de pesos cien ($ 100) aproximadamente, ello sin perjuicio
de las pruebas a rendirse en autos. A los efectos de acreditar su actividad –expresa-
acompaña contrato de locación de servicios N° 000531, celebrado entre la titular de la
agencia de remises Alejandra Carolina Villarreal y el compareciente, debidamente
certificado por escribano público. Bajo el acápite “Depreciación del vehículo”, expresa
que, la importancia de los daños provocados a su vehículo determinan que a la hora de su
reventa, éste –pese a
la reparación- sufra una pérdida de valor en el mercado. Estima que, esa depre-
ciación del valor de reventa en un veinte por ciento (20%) del precio de plaza. Sin
perjuicio de los valores definitivos que establecerá la pertinente pericia técnica –expresa-
considera en forma estimativa dicha pérdida de valor venal en la suma de pesos un mil
doscientos ($ 1200). Atribuye responsabilidad al conductor del Fiat Vivace, Dominio
SLW 676, en la producción del siniestro, afirmando que, la imprudencia en la conducción
del vehículo embistente fue la causa eficiente del siniestro y determina la responsabilidad
del conductor demandado, Héctor Luis Doffo, y del titular de dominio del vehículo,
Alejandra Silvana Doffo. Invoca en sustento de su pretensión los arts. 1111, 1112 y 1109,
CC-------------Impreso a la demanda el trámite del juicio ordinario (fs. 22),
debidamente citados, conforme dan cuenta las cédulas de notificación glosa- das a fs. 23, 24 y
40, los demandados no comparecen a estar a derecho, por lo que, a fs. 24 vta. se declara su
rebeldía------------------------------------------------------------------Corrido traslado de la
demanda, éste no es evacuado por los demandados, por lo que, se les da por decaído el
derecho dejado de usar, a fs. 29 vta., al Sr. Héctor Luis Doffo, y a fs. 31, a la Sra.
Alejandra Silvana Doffo.
----------------------------------------------------------------------------Abierta la presente causa
a prueba (fs. 31 vta.), sólo el actor ofrece prueba, consistente en: a) documen-
tal, b) testimonial; c) informativa; y c) pericial mecánica (fs. 43/44).------------------
--Una vez diligenciada la prueba ofrecida y clausurado el periodo probatorio, corridos los
traslados para alegar, únicamente el accionante produce su alegato, el que es glosado a fs.
m2 Glosario
m3
m3 Microobjetivos
• Reconocer las etapas y actos procesales que deben o pueden cumplirse durante la
tramitación del concurso preventivo, a fin de ubicarse en la estructura básica del
mismo.
• Aprehender las distintas vías legales con las que cuentan los acreedores que pretenden
obtener el reconocimiento de su crédito en el concurso, a fin de proporcionarles
soluciones acordes a la naturaleza preventiva del procedimiento concursal, desde su
rol de letrado.
m3 Contenidos
Hasta aquí hemos podido conocer cuál es el camino a seguir por alguien que afirma ser
acreedor por tener un crédito contra una persona determinada a quien considera su
deudor; ambos, dentro del proceso individual asumen las calidades de actor y demandado
respectivamente. Así, se señalaron dos vías procesales según la naturaleza de la pretensión
que se deduzca en el proceso: una, el juicio ejecutivo, y otra, el juicio declarativo
(abreviado u ordinario). A diferencia de tales procesos particulares, en el proceso
concursal, como Ud. podrá verificar, concurren varios sujetos (acreedores) sobre un
producto escaso (patrimonio del deudor), compitiendo por cobrarse primero, supuesto en el
cual, la ejecución individual no resulta adecuada.
Dictado el Auto del Concurso Preventivo del Deudor, se notificará a los Acreedores,
mediante Cédula de Notificación Judicial o Carta Certificada, dirigida a los domicilios
denunciados por el deudor y también se anoticiará con la publicación de los Edictos de Ley,
por el término de cinco días, en diarios de publicaciones legales de la sede del juzgado del
Concurso solicitado y en un diario común, de mayor difusión de la misma localidad. La
Resolución que se notificará a los acreedores y se dará plazo para comparecer frente al juez
es la siguiente:
2)- RESOLUCIÓN JUDICIAL DE APERTURA DEL CONCURSO PREVENTIVO
Según el artículo 14 de la Ley de Concursos. La Resolución contiene:
I. Datos personales del Concursado: Nombre, apellido, DNI, fecha de nacimiento,
estado civil, profesión, domicilio real, comercial y domicilio proc- esal.
II. Se establece el día y horario, previa citación de los acreedores denunciados, para designar
por sorteo el síndico del Concurso Preventivo.
III. Orden de publicar los edictos, fechas, contenido sugerido y en cuales medios
periodísticos o de difusión.
IV.Fijar un plazo, no superior a tres días hábiles, para que el deudor o con- cursado
presente sus libros contables y comerciales si antes no lo hubiese realizado.
V. Fijar plazo dentro del cual debe cumplirse la Verificación de los Créditos de los
Acreedores, en el Domicilio del Síndico.
VI. Fijar un plazo en el que los acreedores mencionados en la solicitud del concurso
preventivo y el deudor, se expidan y realicen la observación perti- nente de los créditos
establecido por el artículo 34 de la ley 24522 en el plazo de diez días a partir del .......,
venciendo el mismo el ..................
VII. Fijar un plazo no superior a tres días hábiles en el que el síndico presentará al juzgado
las copias de las impugnaciones recibidas, si las hubiere. (artículo 34 de la ley 24.522). Y
se fija también el plazo para presentar el informe indi- vidual sobre los créditos que
prescribe el artículo 35. Y una vez vencido, se fija también el plazo para la presentación
por el del informe general del artículo 39 de la LC.
CONSIDERANDO: .......
RESUELVO:
II. Se fija audiencia dentro de cinco días hábiles de la presente, a las diez horas, en
la sede del juzgado para sortear al síndico.
IV.Dentro de las setenta y dos horas del presente, el señor Raúl BARBIERI deberá
presentar sus libros comerciales y registros contables.
VI. Dispóngase que los acreedores mencionados en la solicitud del concurso preventivo y
el deudor, se expidan y realicen la observación pertinente de los créditos establecido por el
artículo 34 de la ley 24522 en el plazo de diez días a partir del ..................., venciendo el
mismo el .......................
VII. El Síndico deberá presentar al juzgado las copias de las impugnaciones recibidas, si
las hubiere, dentro de las cuarenta y ocho horas de vencido el plazo fijado en el punto
anterior. Facultad también prevista en el artículo 34 de la ley 24.522. Y presentar el
informe individual sobre los créditos que prescribe el artículo 35 el díaa las 9,30 hs.
venciendo el plazo para la
presentación por el del informe general del art. 39 el día............................................a las
9,30 hs.
IX. La audiencia informativa del artículo. 45 tendrá lugar en la sede del Juzgado
el día..............................a las 8 hs. en caso de que correspondiere y se celebrara con los
acreedores que concurrieren.
XV.Se establece como Comité de Control a los Señores Julio ECHENIQUE, DNI.
10.455.500; Arturo GUARDIA DNI. 23.900.009 y Heriberto ARMOYA DNI.
20.777.888.
XVI.Intimar al concursado para que dentro de tres días, desde que sea noti- ficado,
deposite en autos la suma de $ 500,00 en el Banco de la Provincia de Córdoba. Sucursal
Tribunales Centro, a nombre de estos autos y orden del Juzgado que el suscripto estima
suficiente para gastos de correspondencia, bajo apercibimiento de lo regulado por el art.
31 L.C. y art. 14 inc. 9 L.C.
XVII. Disponer la radicación ante este Juzgado todas las acciones judiciales iniciadas
contra el concursado por las que se reclamen derechos patrimonia- les, las que se agregaran
por cuerda a estos actuados, librándose oficios a los Juzgados en los que se hallaren
tramitando. Asimismo, en su caso, se establ- ece la suspensión de los actos de ejecución
forzada que pudieren tener lugar en los juicios. En los que tramitan por ante este Juzgado
se colocará nota por la Actuaria actuante, con anotación en los Registros.
XVIII. Tratándose del caso previsto en los artículos 288 y 289 de la Ley de Con-
cursos y Quiebras, no constituir el comité provisorio de acreedores (artículo. 14, inciso
11 norma legal citada).
Remítase por secretaría las planillas al Registro de Juicios Universales y formu- larios de los
respectivos Registros de Bienes donde obren titularidades u otros derechos a nombre del
deudor.
Regístrese y notifíquese en la forma establecida por el artículo 143 inciso 1, 146 y 149 del
CPCC de Córdoba.
3.VERFICACIÓN DE CRÉDITOS.
Es la etapa donde se convoca a todos los acreedores, para comprobar la legiti- mación personal, la
existencia, exigibilidad y condiciones de sus créditos para oponerlos en el Concurso
Preventivo o en la Quiebra.
• La solicitud por escrito y en duplicados. (en quince o veinte días desde
edicto publicados).
• Adjuntar título, con documentos accesorios en originales. y dos copias
firmadas.
• Constituir domicilio procesal.
• Juez ordinario del domicilio del sujeto del Concurso Preventivo o
Quiebra.
• Abonar un arancel para gastos de actividad de verificación y confec- ción de
informes. A los créditos laborales se los excluye del arancel.
• Si es verificación tardía debe ser dentro de los dos años de iniciado el
proceso, sino prescribe la acción individual para su reclamo.
• Efectos de solicitud interrumpe prescripción e impide la caducidad del
derecho.
• De cada acreedor se confecciona legajo individual, que se corre vista al
deudor para que formule observaciones pertinentes.
Lo anteriormente expresado enmarca la importancia práctica que poseen los contenidos del
presente módulo. El desafío consiste en lograr ejecutar exitosa- mente las actividades
propuestas en esta parte de la asignatura. Confiamos en su sed de aprendizaje y en su
inteligencia como futuro operador del derecho.
¡Adelante!
m3 |contenidos | información complementaria | IC
información complementaria 1
m3 |contenidos | información complementaria | IC
información complementaria 2
m3 Material
m3 | actividad 1
Roca bancarrota
Carlos Vives, empresario con quien realizó negocios mientras (Ud.) presidía el Directorio
de “Alquilo Bien S.A.”, se desempeña como representante legal de “La Roca
Construcciones S.A.”. Una tarde, lo visita en su estudio jurídico y le manifiesta que la
sociedad que representa atraviesa graves problemas económicos, encontrándose
imposibilitada para hacer frente al cumplimiento de las obligaciones contraídas en el giro
comercial ordinario de la empresa. Le comenta que todo empezó hace nueve años
aproximadamente cuando -por la crisis financiera que azotó a nuestro país en el año 2001- la
actividad de la construcción disminuyó abruptamente, lo que provocó que la empresa se vea
obligada a solicitar créditos a diferentes entidades para poder continuar con las obras que ya
tenían principio de ejecución. Relata que, los intereses que fueron generando los préstamos
solicitados se incrementaron de manera incontrolada; por lo que, si bien se lograron “quitas” en
las refinanciaciones de las deudas, éstas nunca se llegaron a cancelar. Por otro lado -continúa
el relato- los organismos y reparticiones estatales de las diferentes provincias donde trabajó la
empresa (San Luis, San Juan, Mendoza y Córdoba) congelaron los pagos de las obras públicas
concesionadas, anulando una de las fuentes de ingresos más importantes. Toda esta presión
económica y financiera contribuyó a un vaciamiento de la sociedad que representa, que, en
medio de la crisis, intentó continuar con el pago de los salarios a sus obreros, hasta que la
situación se volvió irreversible y no pudo continuar haciéndolo. Es por ello que Vives le
solicita que inicie los trámites pertinentes para sanear los efectos de la crisis por la que
atraviesa la sociedad aludida.
m3 |actividad 1 | AA
asistenteacadémico1
Para realizar correctamente esta actividad, le sugerimos que cumplimente con todos los
requisitos formales que enumera el art. 11 de la LCQ. A modo de guía, le suministramos el
siguiente modelo:
m3 |actividad 1 | IC
informacióncomplementaria1,2y3
m3 | actividad 2
Un respiro
Vives se siente más aliviado -gracias a su gestión profesional- al haber obtenido la resolución
que declara abierto el concurso preventivo de La Roca Construcciones SA, la que se transcribe
a continuación:
SENTENCIA NÚMERO :
Córdoba, de de dos mil .--------------------------------
--------------- VISTOS: Estos autos caratulados “LA ROCA CONSTRUCCIONES
S.A. - CONCURSO PREVENTIVO-” (Expte. N° 1299126/36), de los que resulta que a
fs. 1/10 comparece el Sr. Carlos Vives, D.N.I. N° 10.525.070, en el carácter de presidente
de LA ROCA CONSTRUCCIONES S.A., constituida con fecha 27/07/99, e inscripta en el
Registro Público de Comercio de la Ciudad de Córdoba el 24/09/99, en el Protocolo de
Contratos y Disoluciones bajo el número de matricula 3553-A y con sede social en calle
Av. Sabattini Nro. 2500 de la ciudad de Córdoba. Acredita su personería con copia del acta de
asamblea ordinaria Nº 25 donde se lo designó como Presidente del Directorio y, en tal
carácter, solicita la apertura del concurso preventivo. A tal efecto, expresa que su representada
se encuentra en estado de cesación de pagos y a los fines de ilustrar su situación, manifiesta:
que la sociedad disminuyó notablemente su actividad debido a la crisis económico-financiera
que atravesó nuestro país a fines del año 2001. Que la empresa se vio obligada a recurrir al
circuito financiero, tanto “bancario” como “extrabancario”, con tasas de intereses abusivas
que desencadenaron
la multiplicación del pasivo. Que los organismos y reparticiones estatales concesionarios
de obras públicas cesaron sus pagos, por lo que la sociedad se vio privada de uno de los
ingresos más importantes. Que todo ello desencadenó en un vaciamiento de la sociedad, por
lo que también se vio imposibilitada de continuar con el pago de los salarios a sus
dependientes. Finalmente, establece como época inicial del estado de cesación de pagos el día
15/07/07. Dictado el decreto de autos (fs. 39), firme y consentido dicho proveído, queda la
causa en estado de resolver.-----------------
Y CONSIDERANDO: I) Que el solicitante se encuentra comprendido dentro de los sujetos
que pueden ser declarados en concurso (artículos 2 y 5 L.C.Q.). II) Que el Tribunal resulta
competente atento lo dispuesto por el art. 3 inc. 1 L.C.Q.
III) Que se han cumplimentado los requisitos exigidos por los artículos 11 y 12 de la Ley
Concursal y ha reconocido la presentante su estado de cesación de pagos. IV) Que de
acuerdo a las constancias de estos obrados y a los fines del art. 253 inc. 5º, LCQ, clasifico
el presente proceso concursal como “B” y el sorteo del Síndico deberá practicarse de la
lista correspondiente a la citada categoría, debiendo notificarse al Consejo Profesional de
Ciencias Económicas de Córdoba, a sus efectos. Por todo ello y disposiciones legales
citadas, ---------
-------------------------------
RESUELVO: I) Declarar abierto el concurso preventivo de LA ROCA CONSTRUCCIONES
S.A., constituida con fecha 27/07/99, e inscripta en el Registro Público de Comercio de la
Ciudad de Córdoba el 24/09/99, en el Protocolo de Contratos y Disoluciones bajo el número
de matricula 3553-A y con sede social en calle Av. Sabatini Nro. 2500, y domicilio legal
en calle Duarte Quirós N° 421, Primer Piso, Dpto. “A”, ambos de esta ciudad. II) Ordenar
la anotación del presente concurso preventivo en el Registro Público de Comercio (art. 14 inc.
6 y 295 L.C.Q.) y en el Registro de Juicios Universales, a cuyo fin ofíciese. III) Ordenar la
anotación de la inhibición general de la concursada y la indisponibilidad de bienes,
medidas que no podrán ser levantadas sin la autorización del Juez del Concurso, a cuyo fin
ofíciese a los Registros pertinentes. IV) Hacer saber a los administradores de la concursada,
que les rige la prohibición de salir del país sin la previa comunicación al Juez Concursal, o
autorización judicial en su caso, de conformidad a lo previsto por el art. 25 de la L.C.Q. V)
Librar exhortos a los Juzgados en que se hubieran iniciado acciones de contenido patrimonial
contra la concursada, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 21 de la Ley
Concursal. VI) Intimar a la deudora para que deposite judicialmente dentro de los tres días de
notificada la presente resolución, la suma de pesos ciento cuarenta ($ 140) para abonar los
gastos de correspondencia, bajo apercibimiento. VII) Ordenar la publicación de edictos en
la forma prevista por los artículos 27 y 28 de la Ley Concursal en el Boletín Oficial y
diario que resulte sorteado por el departamento de actuaciones judiciales. VIII) Clasificar el
presente proceso concursal como “B” y fijar el día catorce de agosto del corriente año a las
once horas, para la realización del sorteo de síndico, el que deberá practicarse de la lista
correspondiente a la categoría “B” de procesos concursales; con noticia al Consejo Profesional
de Ciencias Económicas, sin el requisito del art. 155 del C.P.C. y C. IX) Establecer el día
treinta de noviembre de 2.007 para la presentación del Informe Individual de la sindicatura.
Hacer saber que la resolución prevista por el art. 36 de la L.C.Q. se dictará el dieciocho de
febrero de 2008. X) Determinar el día diecisiete de marzo de 20…. para la presentación del
Informe General.
XI) Hacer saber a la concursada que la presentación de la propuesta fundada
de agrupamiento y clasificación en categorías de los acreedores verificados y declarados
admisibles deberá ser efectuada en los términos prescriptos por el art. 41 y presentada en el
plazo de diez días desde que recaiga la resolución prevista por el art. 36 L.C.Q. XII) Fijar el
día tres de septiembre de 20…. a las 9:30 horas, para que se lleve a cabo la audiencia
informativa prevista en el art. 45 de la Ley 24.522, la que se celebrará salvo que con
anterioridad a dicha
fecha el deudor hubiere obtenido las conformidades previstas por el art. 45 y comunicado
dicha circunstancia al Juzgado acompañando las constancias pertinentes. XIII) Correr vista al
síndico por el plazo de diez días, el que se computará a partir de la aceptación del cargo, a fin
de que se pronuncie sobre: a) los pasivos denunciados por el deudor; b) previa auditoría en la
documentación legal y contable, informe sobre la existencia de créditos laborales comprendidos
en el pronto pago; c) la situación futura de los trabajadores en relación de dependencia ante
la suspensión del convenio colectivo ordenada por el artículo 20 si correspondiere L.C.Q. XIV)
Notifíquese a las empresas correspondientes la prohibición de suspender los servicios
públicos que se presten al deudor con origen en deuda anterior al presente concurso
preventivo. XV) Notifíquese a la Dirección de Rentas de Córdoba la presente resolución.
Protocolícese, hágase saber y agréguese copia.-
m3 |actividad 2 | AA
asistenteacadémico1
m3 |actividad 2 | IC
información complementaria 1
m3 |actividad 2 | AA
asistenteacadémico2
AUTO NÚMERO:
Córdoba, de de dos mil .---------------------------
-------
Y VISTOS: Estos autos caratulados: “………………”, expte. n°....................................,
traídos a despacho a los fines de resolver y de los que resulta que a fs. ………..
comparece el Dr. (...) , y solicita aclaración de la Sentencia Número 203 de fecha
…………., por cuanto se ha omitido (..) Es por ello que solicita se aclare la Sentencia
objeto de aclaratoria, disponiendo que (…)
Dictado el decreto de autos a los fines de la aclaratoria solicitada, queda la causa en estado
de resolver.------------------------------------------------------------------------
----------Y CONSIDERANDO: I) Que según las constancias de la presente causa,
efectivamente se ha incurrido en la omisión involuntaria denunciada, por cuanto no se ha
incluido (…) en la Sentencia objeto de aclaratoria. ---------------------------
--------------
II) Que, conforme está regulada en nuestro ordenamiento legal vigente, la aclaratoria está
instaurada para corregir cualquier error material, aclarar conceptos oscuros o suplir cualquier
omisión (art. 336 C.P.C) De tal modo, habiendo este tribunal incurrido en la omisión
apuntada, en el Auto cuya aclaratoria se peticiona, corresponde la aclaración de dicha
resolución, toda vez que no se tuvo en cuenta lo resuelto en el inciso (…)
Por lo expuesto y lo dispuesto en los arts. 336 y ss del C.P.C., corresponde hacer lugar a la
aclaratoria solicitada..----------------------------------------------------------------
------------
III) Que, no corresponde imponer las costas, atento la naturaleza de la cuestión
resuelta.--------------------------------------------------------------------------------------
--------RESUELVO: I) Aclarar la Sentencia Número 203 de fecha.........................................,
disponiendo que en la parte resolutiva se adicione como punto III) el siguiente texto: (“…”)
II) Tómese razón en la resolución corregida.--------------------------------------------------
-III) Sin costas. PROTOCOLÍCESE, hágase saber y dése copia.
m3 | actividad 3
Es tiempo de verificar
“Casalinda S.R.L.” es una empresa que tiene por objeto la comercialización de materiales para
la construcción y ha sido proveedora de “La Roca Construcciones S.A.” durante más de diez
años. Con anterioridad al dictado de la resolución que declaró la apertura del concurso de
esta última, Casalinda había hecho entrega de materiales en dos oportunidades a La Roca,
bajo la promesa de la concursada de pagar más adelante, cuando entre dinero a la empresa y
mejore de fortuna. Ello nunca sucedió. Por tal motivo, y ante el incumplimiento de la
deudora, Mario Loza, socio gerente y representante legal de “Casalinda S.R.L”, le remitió una
carta documento intimando y emplazando a aquélla al pago del monto adeudado ($ 102.100).
Tal gestión extrajudicial resultó infructuosa al no obtener respuesta alguna. En estas
condiciones, Loza se presenta en su estudio jurídico y le comenta que tomó conocimiento, en
razón de la publicación de un
edicto (arts. 27 y 28, LCQ IC 1) hace cinco días, de la apertura del Concurso
Preventivo de la empresa deudora, juicio radicado en el Juzgado de Soc., Conc. y Quiebras de
3º Nom. de la Ciudad de Córdoba, por lo que viene a solicitarle que inicie las gestiones
necesarias para obtener la verificación y posterior cobro del crédito que su mandante tiene
contra la concursada. Atento a lo solicitado, Ud. constatará que no ha vencido el plazo para la
verificación tempestiva y se pondrá a trabajar.
A) Conforme los datos suministrados en el caso narrado, esta vez, asuma el
rol de apoderado de “Casalinda S.R.L.” y solicite en el concurso preventivo
de “La Roca Construcciones S.A.” la verificación del crédito IC 2 de su
cliente. A 1
m3 |actividad 3 | IC
información complementaria 1
ARTÍCULO 27.- Edictos. La resolución de apertura, del concurso preventivo se hace conocer
mediante edictos que deben publicarse durante CINCO (5) días en el diario de publicaciones
legales de la jurisdicción del juzgado, y en otro diario de amplia circulación en el lugar del
domicilio del deudor, que el juez designe. Los edictos deben contener los datos referentes a
la identificación del deudor y de los socios ilimitadamente responsables; los del juicio y su
radicación; el nombre y domicilio del síndico, la intimación a los acreedores para que formulen
sus pedidos de verificación y el plazo y domicilio para hacerlo.
Esta publicación está a cargo del deudor y debe realizarse dentro de los CINCO
(5) días de haberse notificado la resolución.
Sr. Síndico:
Mario Loza, DNI N° 21.777.777, constituyendo domicilio a todos los
efectos del presente en Colón 111 de esta ciudad, en estos autos caratulados “La Roca
Construcciones S.A. - Gran Concurso Preventivo”, ante el Sr. Síndico comparezco y
respetuosamente digo:
Dr............................ Mario
Loza
M.P............... DNI N°
21.777.777
m3 |actividad 3 | IC
información complementaria 2
Es una consecuencia del principio de concursalidad que impera en los procesos concursales, ya
que al producirse la suspensión de las acciones individuales, todos los acreedores por título
o causa anterior a la presentación en concurso deben solicitar el reconocimiento de sus
créditos en un proceso universal y colectivo. Dicho proceso tiene como finalidad obtener una
composición real y objetiva del pasivo del deudor, y para ello se realiza un doble análisis
sustantivo de la relación crediticia, en primer lugar por el síndico, quien recibe las solicitudes
de verificación (arts. 34 y 35, LCQ), y en segundo lugar por el juez del concurso que dicta
la sentencia declarativa de reconocimiento y admisión en el pasivo (art. 36, LCQ).
Junto con la solicitud de verificación, el acreedor deberá abonar al síndico un arancel para
dotarlo de los fondos necesarios que le demande el proceso de verificación y la confección
de informes. Están exceptuados de abonar dicho arancel los créditos laborales y los menores
de $1.000, pero fuera de estas excepciones la falta de pago obsta a la verificación del
crédito.
El pedido de verificación produce los efectos de una demanda judicial, es decir que,
interrumpe la prescripción e impide la caducidad del derecho y de la instancia.
m3 |actividad 3 | IC
información complementaria 3
m3 Glosario
m4 Microobjetivos
m4 Contenidos
En este capítulo de la asignatura, continuamos con la misma metodología aplicada en los módulos
anteriores, de resolución de casos –utilizando resoluciones y escritos judiciales de parte-
referidos a otro de los institutos de la Ley de
Concursos y Quiebras, específicamente de la Quiebra IC 1.
A modo de recordatorio decimos que, la quiebra es un proceso liquidativo, en el cual toda
la actividad de los funcionarios y del propio Tribunal se encuentra encaminada a la
realización del activo y la determinación del pasivo y, en esas condiciones, determinar las
bases con las cuales puede hacerse frente a las deudas del fallido. Y, si –eventualmente-
una vez cancelado todo el pasivo existiera un sobrante, éste debe devolverse al deudor.
En esta parte de nuestra materia haremos especial hincapié en algunos aspectos procesales de la
quiebra, tales como la legitimación del fallido, competencia del tribunal, medios impugnativos
contra distintas resoluciones que pueden dictarse en el proceso falencial, cosa juzgada, litis
consorcio pasivo, etc.
Ahora bien, para no explayarnos más de la cuenta, debemos hacer presentes las diferencias
existentes entre este módulo y el módulo anterior.
De conformidad a tales lineamientos, señalamos que, cuando el deudor cae atrapado en
alguno de los supuestos de la quiebra, al legislador no le interesa aquí que éste llegue a
celebrar un acuerdo con sus acreedores –salvo la regulación legal del avenimiento–, a
diferencia de lo que sucede en el supuesto del concurso preventivo.
Otra diferencia que se advierte se refiere al procedimiento de apertura del proceso
universal. En la quiebra, basta con la sola declaración del deudor de que se encuentra en
cesación de pagos y la demostración de que es sujeto
concursable –art. 2 ley 24.522– para que el juez –de ser competente (art. 5 ley 24.5422) –
declare la falencia, sin más trámite. Es decir, no existe aquí el tortuoso cumplimiento de los
requisitos establecidos en el art. 11 LCQ para la presentación en concurso preventivo, no
obstante que, una vez declarada la quiebra, el juez ordene al deudor (sin sanción alguna por el
incumplimiento) que complete dichos requisitos. Por otra parte, la sentencia declarativa de
quiebra presenta características peculiares, las que podrán ser bien conocidas por los
alumnos con la sola consulta de la ley y de la sentencia que, a modo de ejemplo, se le
proporciona en el presente módulo.
Finalmente, se advierte que la quiebra puede ser solicitada (quiebra directa), no sólo por
el deudor, sino también por cualquier acreedor que tenga un crédito exigible en su
contra. Es decir, el deudor podría ingresar a este procedimiento sin haber prestado su
consentimiento, situación imposible de verificarse en el concurso preventivo, el que
sólo puede abrirse a solicitud del deudor. El trámite de la quiebra pedida por acreedor
presenta, a su vez, particularidades que se describen en los arts. 83 y ss, las que
deberán ser conocidas por Ud.
Maguer las diferencias apuntadas entre ambos institutos –concurso preventivo y
quiebra- , lo cierto es que, los dos tienen procedimientos muy semejantes en
algunos aspectos. Así, puede observarse que, al ser la quiebra un juicio universal
al igual que el concurso, el trámite de determinación del pasivo es el mismo; por
consiguiente, el proceso de verificación de créditos y sus modelos explicitados en el
módulo anterior resultan enteramente aplicables al presente.
MEDIDAS PRECAUTORIAS:
Son las medidas cautelares, que conocemos desde la materia de Derecho Pro- cesal Civil, cuyo
ejercicio también es posible en el Fuero Concursal, pueden ser solicitadas por el acreedor,
con el pedido de Quiebra, otorgando previa fianza o contracautela, para cubrir los posibles
daños que pudiese ocasionar, en el caso
eventual de ser mal despachada la Cautelar y la Resolución de Quiebra del deudor. Se
dictan por Juez Concursal, una vez cotejado el cumplimiento de los presupuestos generales de
las Medidas Cautelares que son: 1)- Verosimilitud del derecho. 2)- Peligro en la demora Y
3)- la fianza mencionada. Las medidas precautorias, son las mismas tipificadas en el
código de procedimientos civil y comercial de la provincia de Córdoba, en su capítulo VI,
a saber: Embargo Preventivo, Inhibición General de Bienes, Anotación de la Litis,
Prohibición de no innovar y demás medidas no enumeradas.
3)- Orden al fallido y terceros para que entreguen al síndico los bienes de aquél.
4)- Intimación al deudor para que cumpla los requisitos a los que se refiere el artículo 86
si no lo hubiera efectuado hasta entonces y para que entregue al síndico dentro de las
veinticuatro (24) horas los libros de comercio y demás documentación relacionada con la
contabilidad.
5)- La prohibición de hacer pagos al fallido, los que serán ineficaces. 6)- Orden de
7)- Intimación al fallido o administradores de la sociedad concursada, para que dentro de las
cuarenta y ocho (48) horas constituyan domicilio procesal en el lugar de tramitación del juicio,
con apercibimiento de tenerlo por constituido en los estrados del juzgado.
8). Orden de efectuar las comunicaciones necesarias para asegurar el cumplimiento del artículo
103 de la LCQ.
9)- Orden de realización de los bienes del deudor y la designación de quien efectuará las
enajenaciones.
Se adjunta un fallo de la provincia de Buenos Aires. Que explica muy bien los
fundamentos y la procedencia de la CADUCIDAD O PERENCIÓN DE INSTAN- CIA
CONCURSAL, a saber:
ACUERDO
En la ciudad de La Plata, a 27 de febrero de 2008, habiéndose estab- lecido, de
conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá obser- varse el siguiente orden de
votación: doctores de Lázzari, Kogan, Genoud, Hitters, Pettigiani, se reúnen los señores jueces
de la Suprema Corte de Jus- ticia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en
la causa C.
95.594, "Banco de la Provincia de Buenos Aires contra Ocampo, Ponciano Sixto y otros.
Concurso preventivo. Incidente de verificación".
ANTECEDENTES
La Sala I de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial del Depar- tamento
Judicial de Mercedes confirmó el pronunciamiento que decretó la caducidad de instancia en
las actuaciones.
Se interpuso, por el Banco de la Provincia de Buenos Aires, recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley.
Dictada la providencia de autos y encontrándose la causa en estado de dictar sentencia, la
Suprema Corte resolvió plantear y votar la siguiente
CUESTION
¿Es fundado el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley?
VOTACION
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor de Lázzari dijo:
I. La Cámara confirmó el fallo que había perimido la instancia. Basó su
decisión, en lo que interesa al recurso, en que:
La caducidad de instancia está establecida para sancionar la inacción de los
litigantes, de esta manera se pone fin a la prolongación de los juicios al advertirse el
desinterés de los litigantes (fs. 135/135 vta.).
Resulta aplicable en autos el art. 277 de la ley 24.522, teniendo en cuenta que la
normativa concursal es de orden público y prevalece la ley nacional sobre el ordenamiento
local, al que sólo cabe acudir para llenar lagu- nas y nunca sobre lo expresamente dispuesto por
la norma específica, por lo que habiendo transcurrido más de tres meses, cabe declarar la
caducidad de instancia (fs. 135 vta.).
II. Contra esta decisión se alza la incidentista, denunciando la concul- cación de los
arts. 315 del Código Procesal Civil y Comercial, 277, 278 de la ley 24.522, 31 y 104 de la
Constitución nacional y de la doctrina legal que cita. Denuncia arbitrariedad en el
decisorio. Hace reserva del caso federal.
Aduce en suma que:
1) Si bien la ley falimentaria establece el plazo en el cual opera la cadu- cidad de la
instancia, no regla el procedimiento y/o la forma de aplicación de dicho instituto (fs.
142/142 vta.).
2) El art. 278 del la ley 24.522 dispone que en cuanto no esté expresa- mente
dispuesto por esta ley se aplican las normas procesales de la ley del lugar del juicio que
sean compatibles con la rapidez y la economía del trámite, así, la legislación concursal no se
contradice con la intimación previa incor- porada por el art. 315 del Código Procesal Civil
y Comercial, puesto que no sólo el precepto concursal no se refiere a ella sino que, ese
nuevo dispositivo erigido a raíz del carácter restrictivo con que el legislador local ha
concebido la aplicación de la perención de la instancia ha sido instaurado con posterioridad a la
entrada en vigencia con la ley 24.522 (fs. 143 vta.).
3) Siendo el Código Procesal de aplicación supletoria en todo lo que no se
encuentra previsto por la ley 24.522, no existe impedimento alguno en que se aplique al
caso el art. 315 del Código Procesal Civil y Comercial (fs. 144).
4) El procedimiento establecido por la ley local no atenta contra el principio de
rapidez y celeridad que debe imprimírsele al trámite ya que frente a la intimación la parte
necesariamente debe impulsar el procedimiento y evita un despliegue jurisdiccional que en
definitiva termina manteniendo abierta la instancia (fs. 144 vta.).
5) Al interponerse la caducidad, su traslado fue conferido por el plazo de cinco
días equivalente al que instituye el art. 180 del Código Procesal Civil
y Comercial y no el plazo de diez días que prevé el art. 281 último párrafo de la ley 24.522
(fs. 145).
6) La caducidad del incidente de revisión, más que guardar relación con el objeto
principal del concurso, representa una verdadera controversia con la cual mantiene
relación de accesoriedad (fs. 145).
7) A través del proceso intimatorio previo el legislador ha propendido a resguardar
con mayor énfasis la subsistencia de la instancia procesal, resaltán- dose las injusticias que se
suceden ante la declaración de caducidad, la que se debe aplicar con carácter restrictivo
inclinándose siempre por el mantenimiento del proceso (fs. 145 vta.).
III. En mi opinión, le asiste razón al recurrente.
La cuestión planteada en las actuaciones es la procedencia de la apli- cación en autos del
art. 315 del Código de rito intimación previa al decreto de caducidad, o si por el contrario,
corresponde como se ha resuelto en autos , la declaración de la perención sin intimar de manera
liminar.
Para resolver la cuestión corresponde analizar la hermenéutica y los principios generales que
surgen de la ley concursal y su eventual prevalencia frente a las disposiciones de la normativa
provincial.
Para analizar la temática planteada, debe puntualizarse que el con- curso, sea
preventivo o quiebra, es un proceso judicial con características propias que exigen para
hacerse efectivas que ciertas reglas procesales espe- ciales estén expresadas en la ley
concursal. El art. 273 establece, en varios incisos las denominadas normas genéricas que
se aplican a todo el proceso concursal (conf. Rivera, Julio César; Roitman, Horacio;
Vítolo, Daniel Roque, "Ley de Concursos y Quiebras", Ed. Rubinzal Culzoni, Bs. As.,
2000, Tomo III, pág. 378). Los autores mencionados citan dentro de ellas la perentoriedad
de los plazos, lo que implica que el acto no cumplido en término no puede serlo después, lo
cual se aplica a todos los actos del concurso (conf. Rivera, Julio César; Roitman, Horacio;
Vítolo, Daniel Roque, op. cit., pág. 378).
En este orden de ideas, se había puntualizado si bien en relación a la ley 19.551 ,
que la normativa concursal contiene reglas procesales que prev- alecen sobre las locales;
pero se otorga carácter supletorio a las leyes proc- esales locales, en tanto y en cuanto
existieren lagunas en la ley concursal y en la medida en que sea compatible con la rapidez y
economía de trámite (C.Com. de Santa Fé, sala I, 26 XII 1980, Z. 1981 23 20). Ello por
cuanto el concurso
es un complejo coordinado de normas sustanciales y procesales que debe poseer una
unidad inescindible para facilitar la mecánica del cumplimiento de sus disposiciones, pero
aquellos principios comunes excluyentes se refieren a perentoriedad de términos, cómputos
de plazos e inapelabilidad, porque pri- macía no significa exclusión lisa y llana de las leyes
adjetivas provinciales, sino por el contrario, vigencia de éstas (art. 301, Ley de
Concursos), por la unidad jurídica, siempre que se produzca inexistencia de situación en la
ley nacional, falta de adecuación de ésta y que no atente contra los principios rectores del
tránsito concursal, es decir que si la ley 19.551 no pudo bastarse a sí misma, debe acudirse
a la ley local para llenar las lagunas (C.Com. de Santa Fé, sala I, 20-IX-1982, "El
Derecho", 102 393).
Es que si bien la ley concursal contiene normas procesales, no es dudosa su
precedencia sobre el régimen procesal local, pues la sanción de una ley de bancarrotas ha
sido expresamente diferida por la Constitución al Congreso nacional (art. 75 inc. 12, C.N.).
De modo que la ley local sólo será aplicable en cuanto: 1) No medie una regla contraria de
la ley concursal; 2) Sea compatible con su espíritu, esto es, con la rapidez y economía
propias del proceso concursal (conf. Rivera, Roitman, Vítolo, op. cit., pág.433).
Precisamente por lo dicho es que no observo que el régimen legal de
la ley 24.522 se contraponga a la aplicación del art. 315 del Código Procesal Civil y
Comercial en el marco de un concurso preventivo, ni que tal aplicación contradiga el principio
procesal de perentoriedad de los plazos impuestos por el art. 273 de la misma ley.
La reforma procesal introducida por la ley 12.357 en nuestra provin- cia en nada
altera los criterios de perentoriedad del régimen concursal y sólo establece el mecanismo
procedimental para declarar la caducidad o perención en un proceso, sin excluir ello el caso de
un concurso. La norma concursal contempla el plazo que debe transcurrir para que pueda
considerarse operada la perención, mas no aborda el procedimiento para su declaración con lo
cual se impone recurrir al régimen procesal local.
El principio de celeridad procesal que se encuentra reafirmado en varias de las
normas concursales (Notificación por edictos, brevedad del plazo para enajenaciones,
perentoriedad de los plazos, inapelabilidad de las resolu- ciones, impulso de oficio y la
aplicación subsidiaria de los Códigos Procesales en la medida que los mismos sean
compatibles con la rapidez y economía del trámite concursal entre otros ), no se encuentra
afectado por la aplicación del art. 315 del Código Procesal Civil y Comercial en la especie,
pues no se trata de una derogación del instituto de la caducidad de instancia sino del modo
en que éste es efectivizado (conf. Claudio Rosemblat y Carlos E. Rivera, "El nuevo
régimen de caducidad de la instancia en la provincia de Buenos Aires y su aplicación en los
concursos", "El Derecho", 191 859). Claramente el art. 315 del Código Procesal Civil y
Comercial nos da la pauta procesal referida a
cómo sustanciar la perención prevista por el art. 278 de la Ley de Concursos y Quiebras. Ni
modifica el plazo trimestral alongándolo, ni elimina el instituto, ni genera instancias
procesales, sólo establece la oportunidad y la necesidad de una intimación previa a la
contraparte.
El art. 278 resulta de aplicación en el presente, atento a que lo dis- puesto en
relación con la caducidad por la Ley de Concursos y Quiebras no dispone "expresamente"
los pasos procesales que deben concretarse. Atento a ello, es necesario recurrir al Código
procesal correspondiente. No existe laguna en la cuestión. Alchourrón y Bulygin, nos
plantean que no podemos hablar de una laguna si no hablamos de un sistema jurídico y un
caso determinado. Así existiría una laguna y por lo tanto el sistema no sería completo
cuando frente a un caso determinado un sistema jurídico también determinado no correlacio-
nara el caso con alguna calificación normativa de determinada conducta (o sea con una
solución). No es el caso aquí. Aquí la propia ley concursal constituye un micro sistema que
aborda el universo de las cuestiones falenciales, pero como tal se relaciona con el resto del
sistema normativo (Alchourrón, Carlos E. y Bulygin, Eugenio, "Introducción a la
metodología de las ciencias jurídicas y sociales"; Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes,
2000, Edición digital basada en la edición de Buenos Aires, Editorial Astrea, 1987).
Dentro de tal microsistema encontramos una norma que establece cómo ha de
procederse (recurriendo a otros elementos del sistema general) si no se dispusiera
expresamente un procedimiento (art. 278, L.C.Q.), ergo no hay ausencia de regulación; por
el contrario, existe una norma que "expresamente" remite a otra parte del sistema en este caso
el Código procesal en la cual se detalla el procedimiento a seguir.
La norma del art. 277 no dispensa el iter procesal que debe recorrer quien pretende la
caducidad. Su silencio respecto al mecanismo procesal a seguir no puede ser interpretado
como dispensa de los pasos regulados por el orden local, por el contrario, bien puede interpretarse
como remisión al cuerpo normativo que sí prevé los actos que deben cumplirse para declarar la
mentada perención. La norma no tiene ni puede tener un valor absoluto, pues lógica- mente
presupone un trámite que debe ajustarse al proceso. En otras palabras es menester una regla
que exprese el "cómo sustanciar", aspecto este último
contenido en el Código procesal.
Ahora bien, la aplicación del art. 278 al caso implica debatir si lo dis- puesto por el
Código procesal resulta incompatible con principios concursales tales como los de celeridad y
economía procesal. Cumplir con la intimación previa involucra necesariamente "tiempo", pero el
breve lapso que esta tramit- ación insume no contradice el principio de celeridad procesal.
Por lo expuesto entiendo que el recurso debe prosperar. Voto por
la afirmativa.
La señora Jueza doctora Kogan, por los mismos fundamentos del señor Juez
doctor de Lázzari, votó la cuestión planteada también por la afirmativa.
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Genoud dijo:
Adelanto mi disidencia con los distinguidos colegas que me han prece- dido pues
considero que no le asiste razón al recurrente por los fundamentos que paso a exponer:
1. La caducidad de instancia.
En materia procesal, decir instancia "equivale a decir ‘momento en que impera el
deber de las partes de instar para movilizar el procedimiento’: si hay deber de instar, hay
instancia momentáneamente abierta y plazo de perención en curso; si no hay deber de instar, no
hay instancia momentáneamente abierta ni plazo de perención en curso sino un procedimiento
cuyo desplazamiento no depende de las partes" (Sosa, Toribio E., "Caducidad de la instancia:
deber del tribunal deber y carga de las partes", LLC 2005 615)
Afirma Sosa que: "decir ‘instancia’ es decir con una sola palabra, muy
económicamente en términos lingüísticos pero sin aspiración de crear una institución
procesal, ‘momento en el que el movimiento del proceso depende de que las partes cumplan
con el deber de realizar actividad idónea a tal
fin’. Por lo tanto, he aquí la alternatividad de la instancia durante el proceso: dado que el
deber de instar de las partes y el deber del juzgado o tribunal de realizar la actividad
procesal a su cargo se van alternando a lo largo del proceso, la instancia se abre y se cierra
alternada y sucesivamente, cada vez que renace y se satisface el deber de instar deber de
‘instar’ que, se insiste
machaconamente, puede estar sólo a cargo de las partes . Si en una de esas idas y venidas,
la instancia (es decir, el momento en que toca a las partes el deber de instar) se prolonga
en el tiempo tanto que se cumple el plazo legal de perención, entonces la pretensión es
colocada en situación de extinguirse por presumida falta sobreviniente de interés procesal. La
inactividad imputable a las partes como presupuesto fáctico de la declaración de caducidad de
la instancia, sólo es posible si la misma se verifica en las oportunidades en las
que el impulso del proceso es deber exclusivo de aquéllas, de conformidad con el principio
dispositivo que rige el proceso civil" (Sosa, Toribio E., "Caducidad de la instancia: deber del
tribunal deber y carga de las partes", LLC 2005 615).
La caducidad de instancia está regulada en los Códigos procesales como "un modo
anormal de terminación del proceso por inactividad del accio- nante" (Graziabile, Darío J.,
"Las reglas procesales del concurso. Los ritos concursales", "La Ley", 2-VIII-2004, p. 1), y
se produce cuando ha transcurrido el plazo que fija la ley sin que haya existido petición de
parte o providencia que tenga por objeto impulsar el procedimiento (Colombo, Carlos J.,
Código Proc- esal Civil y Comercial de la Nación, Abeledo Perrot, Bs. As., 1969, T. II, p.
656). De esta manera se busca evitar la prolongación de los juicios al advertirse el
desinterés de los litigantes que dejan transcurrir el tiempo sin producir ninguna actividad
útil para el impulso del proceso (Chiovenda, José, "Principios de dere- cho procesal civil",
Madrid, 1977, T. II, p. 409).
Los presupuestos para que opere la perención de la instancia son: 1 la existencia de una
instancia, 2 el transcurso del tiempo legal, 3 la inactividad procesal dentro del mismo y 4 una
resolución judicial que la declare (Sosa, Toribio E., "Caducidad de la instancia: deber del tribunal
deber y carga de las
partes", LLC 2005 615).
2 Las normas en colisión.
En el presente caso, las normas en colisión son los arts. 277 y 278 de la Ley de
Concursos y Quiebras y 315 del Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de
Buenos Aires. Dichos preceptos disponen lo siguiente:
El art. 277 de la Ley de Concursos y Quiebras expresa: "Perención de instancia. No
perime la instancia en el concurso. En todas las demás actuacio- nes, y en cualquier instancia,
la perención se opera a los tres meses".
El art. 278 de la ley 24.522, a su vez, en cuanto a las "Leyes procesales locales"
establece que: "En cuanto no esté expresamente dispuesto por esta ley, se aplican las normas
procesales de la ley del lugar del juicio que sean compatibles con la rapidez y economía del
trámite concursal".
Por su parte el art. 315 del Código Procesal Civil y Comercial bajo el acápite
"Quiénes pueden pedir la declaración. Oportunidad. Intimación previa", dispone: "Sin
perjuicio de lo dispuesto en el artículo siguiente, la declaración de caducidad podrá ser
pedida en Primera Instancia, por el demandado, en los incidentes, por el contrario de quien lo
hubiere promovido, en los recursos, por la parte recurrida. La petición deberá formularse
antes de consentir el solici- tante cualquier actuación del Tribunal posterior al vencimiento del
plazo legal y se sustanciará previa intimación a las partes para que en el término de cinco
(5) días manifiesten su intención de continuar con la acción y produzcan actividad procesal útil
para la prosecución del trámite, bajo apercibimiento en caso de incumplimiento, de
decretarse la caducidad de la instancia".
La cuestión radica en resolver si la aplicación de la ley 24.522 es excluyente en este
supuesto o si se la debe armonizar con el Código de rito.
Observa Falcón que la expresión que utiliza el art. 278 cuando dice ‘compatibles
con la rapidez y economía del trámite concursal’ "tiene un lado vago y ambiguo. Por una parte
permite ingresar las normas procesales locales para las cuestiones no señaladas, pero las
mismas no deben dañar el sistema concursal..." (Falcón, Enrique M., "Caducidad o
perención de instancia", 3ra. ed., Rubinzal Culzoni, 2004, p. 43).
Como puede deducirse de la lectura del art. 278, éste no se limita a ser una
simple norma remisiva. Si se hubiera tratado del simple problema de las lagunas
legislativas, bastaba con la solución del art. 16 del Código Civil. El legislador consagró, en
rigor de verdad, una superioridad normativa de la leg- islación concursal para todos los casos
(conf. Grispo, Jorge D., Tratado sobre
la ley de concursos y quiebras, Ad Hoc, Bs. As., 2002, T. 6, p. 581 y doctrina allí citada;
Conil Paz, Alberto, La ley concursal prevalente y normas procesales, "La Ley", 1993 C 346).
3. Innecesariedad de intimación previa en materia concursal.
En las presentes actuaciones el problema, como ya dije, se limita a responder si es
necesaria o no la intimación previa, a la declaración de caduci- dad, que regula el art. 315 del
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires.
Se han esbozado al respecto dos posturas: una que entiende que la caducidad en el
supuesto que nos ocupa está prevista expresamente por el art. 277 de la Ley de Concursos y
Quiebras y, por ende, no se aplica subsidiari- amente el Código Procesal (Stempels, Hugo
J., "Lo procesal de lo concursal", "Jurisprudencia Argentina", 2003 IV 1520), y la otra que
considera que, dado que la ley especial establece el plazo pero no el procedimiento, es
necesario
la realización de la intimación previa que regula el art. 315 del Código Procesal Civil y Comercial
(Graziabile, Darío J., "Las reglas procesales del concurso. Los ritos concursales", "La Ley", 2-
VIII-2004, p. 1; Falcón, Enrique M., "Caducidad o perención de instancia", 3ra. ed., Rubinzal
Culzoni, 2004, p. 43).
Esta dualidad también se observa en las sentencias de grado (conf.
lo referencian Rosenblat, Héctor C.; Ribera, Carlos E., "El nuevo régimen de
caducidad de la instancia en la Provincia de Buenos Aires y su aplicación en los
concursos", "El Derecho", 191 859). Se ha dicho ante esta situación que "la solución del
pretorio dista de ser pacífica y la contradicción que se anota
conspira contra el valor jurídico ‘seguridad’ y también afecta el trato igualitario entre quienes,
por un lado, se encuentren en la misma situación con un régi- men de caducidad de instancia
(prácticamente inexistente) como el que ahora tiene la provincia de Buenos Aires a partir de
la ley 12.357; y, por el otro, con aquéllos que mantienen el mismo sistema, caso de la Capital
Federal y provin- cias que siguen el lineamiento de su Código Procesal, en el que no existe
la previa intimación de continuar con la instancia para que la misma se extinga por
vencimiento del plazo previsto por el legislador" (Stempels, Hugo J., "Lo procesal de lo
concursal", "Jurisprudencia Argentina", 2003 IV 1520).
Stempels considera "inaplicable en los concursos la norma del art.
315 Código Procesal Civil y Comercial bonaerense, pues la misma deja dueño exclusivo de la
instancia al incidentista, perdurando sine die los incidentes,
lo que es incompatible con la rapidez y economía del proceso concursal. Si el juez puede
declarar de oficio la negligencia en la producción de la prueba y también, una vez vencido
el plazo, dictar resolución en los incidentes, aun cuando la prueba no esté totalmente
diligenciada, si estima que no es nece- saria su producción (art. 282 ley 24.522),
contradice tal sistema que no sola-
mente no pueda el juez dictar de oficio la caducidad de la instancia, sino que la petición de la parte
tendiente a lograr la perención ‘caerá en saco roto’ con una simple afirmación del incidentista
‘perezoso’, en el sentido de que admite la intimación de continuar su cansino incidente,
quitándole por su cuenta la nota de perentoriedad de los términos que fatalmente se encontraban
vencidos" (Stempels, Hugo J., "Lo procesal de lo concursal", "Jurisprudencia Argentina",
2003 IV 1520). (El resaltado me pertenece).
Considero que ésta es la solución que se ajusta a la esencia del pro- ceso concursal.
Obsérvese que pasó más de un año sin que la actora instara el procedimiento, desde el 19 de
mayo de 2003 hasta 27 de agosto de 2004, fecha esta última en la que los demandados solicitan
la caducidad de instancia (fs. 97).
Una solución distinta implicaría, ineludiblemente, la alteración de la celeridad,
máxime si tenemos en cuenta los antecedentes de la causa, a saber, el incidente se inició
el 15 de diciembre de 1999 (fs. 54) y se notifica
a los demandados el 6 de mayo de 2003 (fs. 93), es decir, tres años y medio después.
En consecuencia, considero que no procede en el caso la intimación previa
prevista en el art. 315 del Código Procesal Civil y Comercial, en tanto que la misma se
halla en contraposición con la rapidez y economía que rigen la totalidad del proceso
concursal (arts. 273, 277, 278 de la ley 24.522).
Por todo ello, doy mi voto por la negativa.
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Hitters dijo:
1. Adhiero al voto de mi distinguido colega doctor de Lázzari, permitié- ndome las
siguientes consideraciones complementarias.
2. Como con precisión han puesto de manifiesto los Ministros que se han
pronunciado en el sub lite, el debate gira en torno a una específica prob- lemática de
trámite bastante frecuente en los procesos concursales de nuestra provincia.
El interrogante consiste en saber si la caducidad de instancia, que tiene regulación
expresa en la ley 24.522, puede ser complementada en cuanto al procedimiento previo y modo
de declaración por las disposiciones del Código Procesal Civil y Comercial.
Como se sabe, la reforma del referido ordenamiento al instituto de la caducidad de
instancia (ley 12.357) impuso como trámite anterior a la declara- ción de perención, una intimación
al accionante para que impulse las actuacio-
nes.
Es igualmente conocido que la ley falencial no tiene tal indicación al
respecto. El art. 277 de este cuerpo normativo regula la caducidad del siguiente modo: "No
perime la instancia en el concurso. En las demás actuaciones, y en cualquier instancia, la
perención se opera a los tres meses". Agregando el art. 278 que "en cuanto no esté
expresamente dispuesto por esta ley, se aplican las normas procesales de la ley del lugar del
juicio que sean compatibles con la rapidez y economía del trámite concursal".
La pregunta en definitiva sería si el emplazamiento preliminar que regula el
régimen adjetivo vigente en nuestra provincia (previsión que en prin- cipio sería aplicable
por la remisión del art. 278 del ord. cit.) es o no compatible con la "rapidez y economía del
trámite concursal". De ser considerada como una herramienta dilatoria, la integración no
sería posible en atención a lo que determina la parte final del artículo en cuestión.
Creo del caso señalar que en este balance no basta con afirmar que la diligencia
intimatoria anterior a la declaración conlleve un tiempo mayor que si la misma no se llevara a
cabo. Si así fuera, no cabrían dudas de que cualquier acto procesal que los ordenamientos
locales incorporen a los trámites propios del ámbito concursal, no superaría el estándar del
art. 278 e impediría la inte- gración normativa respectiva.
Pero no es ésa la regla que impera la norma recién aludida. En efecto, ampliando lo
que ya adelantara el doctor de Lázzari, la integración del sistema concursal con las normas
adjetivas provinciales no queda prohibida cada vez que por efecto de la misma se agregue
alguna diligencia al procedimiento respectivo alongando así (por obvia consecuencia) la
duración del pleito, sino que se requiere algo más: que dicha gestión sea inconciliable con el
principio de celeridad, es decir, que impacte irrazonablemente en la economía (enten- dida lato
sensu) de este régimen especial.
Dicho ello, creo que el ultimátum que determina el art. 315 del Código Procesal
Civil y Comercial con carácter previo a la declaración de caducidad, no resulta incompatible
con la aspiración general aludida en el párrafo anterior, por lo que no rige a su respecto la
parte final del art. 278 de la ley de quiebras que hace excepción a la posibilidad de
integración de dicho cuerpo preceptivo con las normas del ordenamiento de forma local.
4. Por ende, al igual que el colega cuyo voto comparto, entiendo que el recurso debe
prosperar, con costas (art. 289, C.P.C.C.).
Voto por la afirmativa.
El señor Juez doctor Pettigiani, por los mismos fundamentos del señor
Juez doctor Hitters, votó la cuestión planteada también por la afirmativa.
Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente S E N T E
NCIA
Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, por mayoría, se hace lugar al recurso
extraordinario interpuesto y se revoca la sentencia impugnada en cuanto decretó la caducidad de
la instancia, con costas (art. 289, C.P.C.C.).
Notifíquese y devuélvase.
A modo de conclusión, diremos que, las actividades incluidas en este módulo se han
elaborado con el objeto de facilitar a Ud. la comprensión de los conteni- dos mencionados
precedentemente. Ahora todo está en sus manos. Confiamos en su gran vocación, su capacidad
y sus ganas de aprender. ¡Suerte!
m4 |contenidos | información complementaria 1 | IC
información complementaria 1
m4 Material
m4 Actividades
m4 | actividad 1
En este módulo vamos a retomar los hechos relatados en las actividades del
módulo 3 (recordará usted que “La Roca Construcciones S.A” se encuentra en
estado de cesación de pagos y, ante la apertura del concurso, sus acreedores
pretenden la verificación de sus créditos) pero, en este caso, abandonaremos la
hipótesis del Concurso Preventivo, es decir que, deberá entenderse que dicha
sociedad es simplemente deudora, y que no se encuentra concursada. Así, el
Sr. Mario Loza –socio gerente de Casalinda- concurre a su estudio y le comenta
que la sociedad deudora, no sólo “se encuentra en mora” con su Mandante, sino
que además, ha tomado conocimiento de que la empresa “ha vendido parte de
sus maquinarias a precios irrisorios”, con lo que ve peligrar su derecho
crediticio. Por tal motivo, solicita su asesoramiento jurídico. Ud. ha constatado
que son ciertos los hechos relatados y, además, otros hechos que lo convencen
de que difícil- mente La Roca S.A. abonará sus deudas, incluso la de su cliente.
m4 |actividad 1 | IC
informacióncomplementaria1y2
Sentencia 113
1. El incumplimiento de una obligación constituye, sin perjuicio de las defensas que pueda
utilizar el deudor para neutralizarlo, una prueba legal de la existen- cia de ese derecho,
todo lo provisional que se quiera, pero prueba al fin en tanto no se demuestre lo contrario.
4. La acreditación del hecho revelador de la cesación de pagos, resulta sufi- ciente para
despachar la solicitud falencial, máxime cuando la ley subordina la admisibilidad del pedido de
quiebra a la demostración “sumaria” de sus presu- puestos, recaudo que en el caso ha sido
cumplimentado.
Cám. 3ª Civ. y Com. Cba. Sent. 113 16/11/2004 Trib. de origen: Juzg. 33ª Nom.
C.C .Cba. “Boetti Francisco Spiritu – Quiebra Pedida”.
A LA PRIMERA CUESTIÓN
La Sra. Vocal Dra. Beatriz Mansilla de Mosquera, dijo:
I) El peticionante de la quiebra apeló la resolución de la juez concursal que rechazó “in
limine” la solicitud de declaración falencial contra el Sr. Boetti Fran- cisco Spiritu. La primer
sentenciante consideró que el peticionante no aportó pruebas del estado de cesación de
pagos del deudor, atento que a su juicio
no puede inducir la existencia de tal estado, el mero incumplimiento de una obligación, pues
ello importaría desnaturalizar el procedimiento de la quiebra permitiendo que se utilice como
subrogado de la ejecución individual, esto es, con un fin diverso de aquel para el cual ha sido
concebido por la ley.
II) El recurso de apelación debe ser admitido.
Los argumentos utilizados por la juez de primer grado para justificar su deci- sión no se
pueden compartir. En efecto, el incumplimiento de una obligación
-en la especie: emolumentos profesionales adeudados- constituye, sin perjuicio de las defensas
que pueda utilizar el deudor para neutralizarlo, una prueba legal de la existencia de ese
derecho, todo lo provisional que se quiera, pero prueba al fin en tanto no se demuestre lo
contrario.
Lo que la ley exige al acreedor para solicitar la falencia de su deudor, no es la prueba de
la cesación de pagos, sino la prueba de los hechos reveladores de la cesación de pagos
(art. 83 Ley 24552). En autos, el peticionante invocó
como hecho revelador de la cesación de pagos el incumplimiento de la deuda objeto de reclamo
judicial. De los elementos adjuntados por el requirente de la quiebra, se corrobora al menos
“a priori” la mora en el cumplimiento de la obli- gación a cargo del accionado, y con ello la
configuración del hecho revelador que debe acreditar el peticionante para denunciar la
insolvencia persiguiendo la declaración falencial de su deudor (ley 24.522, art. 79 inc. 2),
resultando competencia del deudor dar la explicaciones pertinentes para tratar de demos- trar
que no está en cesación de pagos (Rivera Julio César, Instituciones de Derecho concursal
T.II, pág. 19, Ed. Rubinzal Culzoni).
Consecuentemente, la acreditación del hecho revelador de la cesación de pagos, resulta suficiente
para despachar la solicitud falencial, máxime cuando la ley subordina la admisibilidad del
pedido de quiebra a la demostración “sumaria” de sus presupuestos, recaudo que en el caso
ha sido cumplimen- tado.
El Sr. Vocal Dr. Julio L. Fontaine, dijo: Comparto los fundamentos de la Dra. Beatriz
Mansilla de Mosquera.
El Sr. Vocal Dr. Guillermo E. Barrera Buteler, dijo: Adhiero al voto de la Sra. Vocal
del primer voto.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN
La Sra. Vocal Dra. Beatriz Mansilla de Mosquera, dijo: Atento lo expuesto
precedentemente, admítase el recurso y, consecuentemente, dispóngase dar trámite al pedido
de quiebra deducido por el Dr. Ignacio Marcos Garzón.
El Sr. Vocal Dr. Julio L. Fontaine, dijo: Comparto los fundamentos de la Dra. Beatriz
Mansilla de Mosquera.
El Sr. Vocal Dr. Guillermo E. Barrera Buteler, dijo: Adhiero al voto de la Sra. Vocal del
primer voto.
Por el resultado de los votos que anteceden el Tribunal,
RESUELVE:
Admítase el recurso y, consecuentemente, dispóngase dar trámite al pedido de
quiebra deducido por el Dr. Ignacio Marcos Garzón. Protocolícese y bajen.
Fecha: 31/03/2008
El caso: La sentencia de primera instancia que rechazó el pedido de quiebra fue apelada
por el acreedor peticionante. El a quo fundó su sentencia en que el depósito, al contestar la
demanda, de la obligación exigida, acreditaba el estado de solvencia del demandado y en que
el acreedor no agotó la vía eje- cutiva individual que inició con anterioridad al pedido de
quiebra. El apelante se quejó en cuanto el monto depositado era insuficiente, ya que se
depositó sólo capital nominal, y en cuanto desistió de la ejecución individual iniciada. La
Cámara de Apelaciones, luego de admitir la apelabilidad de la sentencia que rechaza el
pedido de quiebra, hizo lugar parcialmente al recurso incoado
intimando al demandado a que depositara la suma correspondiente a intereses, bajo
apercibimiento de declarar la quiebra.
1. Se afirma la necesidad de depositar a embargo o en pago, si la obligación se encuentra
incumplida, y ello ha sido invocado por el acreedor como hecho revelador de la cesación de
pagos.
2. Si ante el emplazamiento del art. 91 de la ley de concursos el deudor con- signa una
suma razonablemente proporcionada, con ello neutraliza la posible presunción de insolvencia
que podría expresar el incumplimiento de una deuda dineraria.
6. Si bien es cierto que no hay ninguna disposición legal que exija agotar la vía de
ejecución individual, antes de articular la solicitud de quiebra, no puede permitirse que el
pedido de quiebra opere lisa y llanamente en lugar de los procesos de ejecución singular
de los que puede echar mano el acreedor, a riesgo de desvirtuar la naturaleza misma del
proceso concursal o dar al mismo un carácter coactivo (o extorsivo según el caso) que
debe convocar el más
enérgico rechazo. Si bien todo deudor responde con la totalidad de sus bienes por el
cumplimiento de las obligaciones asumidas y todo acreedor posee dere- cho a ser satisfecho en
su acreencia, cuando un acreedor agrede los bienes de su deudor para satisfacer sus derechos,
la actuación del órgano jurisdiccional que posibilita tal objetivo no lo es sólo en protección
del acreedor, sino también como un deber genérico, de tutela jurídica que participa del interés
general que tiene el estado de que el derecho se realice, trasladando el eje del problema al
interés público, por lo que resulta fácilmente comprensible la reticencia a los intentos de
convertir a los procesos de ejecución colectiva en medio idóneo para la satisfacción de
créditos individuales.
11. Es por otra parte el criterio de este Tribunal, cuando se trata de la excep- ción a la
regla de inapelabilidad, cuando exista gravamen no susceptible de reparación posterior.
13. El depósito del monto del crédito, los accesorios y los gastos pueden servir de
fundamento a la oposición del deudor, pues evidencia la ausencia de la cesación de pagos,
cuando el hecho revelador consiste en el incumplimiento moroso de una obligación.
14. El medio más seguro y eficaz de demostrar que se está in bonis lo consti- tuye el
depósito –en pago o a embargo– de los fondos suficientes para cubrir el crédito invocado
como hecho revelador de la insolvencia es decir el capital más los accesorios.
15. Considero que el depósito efectuado por el deudor es insuficiente pero, antes que
decretar la quiebra; el Sr. Juez a quo debe intimar al deudor a que deposite el monto de
los accesorios para garantizar el pago de la suma cuya condena está firme.
16. De todas formas, el criterio de imposición de costas por su orden se ha ido
imponiendo en la jurisprudencia para los casos de depósito judicial.
17. Si el acreedor no probó la cesación de pagos y por ello se rechaza el pedido de quiebra,
debe soportar las costas, como vencido. Pero en este caso, las costas en ambas instancias,
conforme al resultado del recurso, deben ser impuestas en un cincuenta por ciento al
deudor y el resto por el orden cau- sado.
m4 | actividad 2
Reaparece Gayma
m4 |actividad 2 | AA
asistenteacadémico
Carry Ives Andrés s/ incidente de subasta (sito en San Blas 3061/35 U 2 PB y AZOT)” –
CNCOM – SALA A – 26/12/2006
“La ley 26.086, en su art.4, ha modificado el art. 21 de la ley 24.522, en lo tocante al fuero
de atracción. Esa reforma estatuye en el marco de los concursos preventivos la exclusión de la
radicación de los procesos de expropiación, los que se funden en relaciones de familia, y las
ejecuciones de garantías reales. La “desatracción” impuesta por ese nuevo cuerpo normativo
no reviste la misma extensión en procesos falenciales (como el presente) que en los
concursos preventivos.”
“Desde tal perspectiva, cabe afirmar que las modificaciones introducidas para el concurso
preventivo vinculadas al “fuero de atracción”, si bien se extienden a la quiebra, no ocurre
lo propio con este tipo de ejecuciones ya que, es del caso poner de resalto que en el art. 132
L.C.Q, establece que las ejecuciones de crédito con garantías reales son atraídas como en la
ley 24.522.”
“En efecto, el art. 7 de la ley 26086 (modificatorio del art. 132 de la L.C.Q) ordena
expresamente en el proceso liquidativo la atracción de las ejecuciones de créditos con
garantías reales a diferencia del concurso preventivo. Ello es así, por cuanto en la quiebra
el deudor es desapoderado de sus bienes, y pierde la legitimación procesal, en principio, en
todo litigio referido a bienes desapoderados, debiendo actuar en ellos la sindicatura. Por lo
tanto, es de toda lógica, que la competencia atractiva falencial incluya ciertamente a la ejecución
hipotecaria de que aquí se trata a fin de asegurar la actuación de la jurisdicción concursal sobre
el patrimonio falencial. En tal contexto, siendo evidente que en sub lite resulta aplicable el art.
132, en su actual redacción, la pretensión de la sindicatura relativa a la radicación de esos
obrados en este marco falencial será admitida.”
VISTOS:
3.) La Sra. Fiscal General actuante por ante esta Cámara propuso en su dictamen
de fs. 59 la confirmación del fallo.-
4.) De las constancias objetivas de este expediente se aprecia que el a quo dejó sin efecto
la subasta decretada en fs. 3/7, e invocó para ello que la venta de la propiedad de la fallida
debía continuar en la ejecución hipotecaria por ante el tribunal de grado originario (v. fs.
37, y 51, respectivamente).-
En primer lugar, como marco referencial señálase que la ley 26.086, en su art.4, ha
modificado el art. 21 de la ley 24.522, en lo tocante al fuero de atracción. Esa reforma
estatuye en el marco de los concursos preventivos la exclusión de la radicación de los
procesos de expropiación, los que se funden en relaciones de familia, y las ejecuciones de
garantías reales.- Ahora bien, dada la limitación que la propia ley hace en cuanto al tipo de
proceso concursal de que se trata, la interpretación hecha por el juzgador no () ha sido
acertada. Obsérvase que la “desatracción” impuesta por ese nuevo cuerpo normativo no
reviste la misma extensión en procesos falenciales (como el presente) que en los
concursos preventivos.- Desde tal perspectiva, cabe afirmar que las modificaciones
introducidas para
el concurso preventivo vinculadas al “fuero de atracción” .si bien se extienden a la quiebra, no
ocurre lo propio con este tipo de ejecuciones ya que, es del caso poner de resalto que en el art.
132 L.C.Q, establece que las ejecuciones de crédito con garantías reales son atraídas como en la
ley 24.522. –
En efecto, el art. 7 de la ley 26086 (modificatorio del art. 132 de la L.C.Q) ordena
expresamente en el proceso liquidativo la atracción de las ejecuciones de créditos con garantías
reales a diferencia del concurso preventivo. Ello es así, por cuanto en la quiebra el deudor es
desapoderado de sus bienes, y pierde la legitimación procesal, en principio, en todo litigio
referido a bienes desapoderados, debiendo actuar en ellos la sindicatura. Por lo tanto, es de toda
lógica, que la competencia atractiva falencial incluya ciertamente a la ejecución hipotecaria de
que aquí se trata a fin de asegurar la actuación de la jurisdicción concursal sobre el patrimonio
falencial.-
En tal contexto, siendo evidente que en sub lite resulta aplicable el art. 132, en su actual
redacción, la pretensión de la sindicatura relativa a la radicación de esos obrados en este marco
falencial será admitida.-
5.) Por todo ello, oída la Sra. Fiscal General, esta Sala RESUELVE;;
a) Estimar el recurso de apelación incoado, y como consecuencia de ello revocar la
decisión de fs. 37, mantenida en fs. 51, en el sentido que la ejecución hipotecaria quede
radicada por ante el Juzgado de la quiebra, encomendándose al a quo la adopción de las
medidas que estime corresponder a fin de reencauzar el trámite de realización del inmueble
de la fallida.-
b) Notifíquese a la Sra. Fiscal General, y oportunamente remítanse los autos a la anterior
instancia, debiendo el magistrado interviniente notificar la presente resolución.-
“Carry Ivés Andrés s/ incidente de subasta de inmueble San Blas 3061/65 (FG
nro.94.750)
Excma. Cámara:
Por lo tanto, dado que en autos no se configuran las excepciones descriptas en el art. 9 in
fine de la norma aludida, corresponde estar a la categórica disposición legal en lo
concerniente a que los juicios contra el concursado deben continuar radicados en el
juzgado que corresponda a su origen (conf. art. 9, Ley 26.086;; “Mercedes Benz Leasing
Arg. S.A. c/Brandauer y Cia. S.A. s/ ejecución hipotecaria s/ realización de bienes”, dictamen
113.497 del 24-10-06).- En consecuencia, opino que corresponde confirmar la decisión de
fs. 37, en lo pertinente.-
Buenos Aires, diciembre 14 de 2006.//-
4– El art. 107, ley 24.522, dispone: “El fallido queda desapoderado de pleno derecho de
sus bienes... El desapoderamiento impide que ejerza los derechos de disposición y
administración”. El término “bienes” debe interpretarse en un sentido amplio abarcando
todos aquellos materiales e inmateriales que constituyen el patrimonio del fallido, respecto
de los cuales pierde incluso el ejercicio del derecho de accionar y el de contradecir, esto es,
pierde legitimación procesal (art.110), que a partir de la declaración de quiebra sólo podrán
ser ejercido por el síndico. Voto, Dr. Zinny).
5– El art.164, LCQ, dispone que “la petición de extensión tramita... con participación del
síndico y de todas las personas a las cuales se pretenda extender la quiebra... “. La exclusión de
mención de la persona del fallido en la norma en cuestión queda sustituida por la figura del
síndico. La primera conclusión que se obtiene de este desarrollo es que el fallido carece de
legitimatio ad proccesum para intervenir en el proceso de extensión de quiebra, y –con
mayor razón– carece de legitimación quien, no siendo el síndico, invoca ser su apoderado, de
donde toda la actuación de este último en el proceso carece absolutamente de eficacia jurídica.
Y si toda su actuación carece de eficacia jurídica, también carece de ella su acusación de
perención de la instancia (Voto, Dr. Zinny).
6– El fallido carece de legitimación para intervenir en la extensión de su propia quiebra. El
art. 164 de la ley 24.522 claramente establece que la petición de extensión de quiebra tramita
con participación del síndico y de todas las personas a las cuales se pretende extender la
quiebra. En esta inteligencia, estando desapoderado el fallido de la administración y
disposición de sus bienes, pierde asimismo la legitimación en todo litigio referido a los
bienes de la masa, pues se reemplaza la legitimación activa de éste por la participación del
síndico. De la lectura de estas disposiciones se desprende que el fallido sólo puede solicitar
medidas conservatorias, hacerse parte en los incidentes de revisión y de verificación tardía,
hacer presentaciones relativas a los órganos del concurso y formular observaciones en los
términos del art. 35 de la ley (Voto, Dr. Liendo).
15.310 - C2a. CC Cba. 9/10/03. Sentencia Nº 91. Trib. de origen: Juzg. 3a. CC Cba.
“Gatani, Hugo Remo c/ Eduardo R. C. J. del Campillo – Extensión de quiebra en Sistemha
SRL – Quiebra propia”.
1. Contra la sentencia Nº 678 que resolvió desestimar el pedido de perención con costas a
cargo de la fallida, dictada con fecha 21/11/01 por la Sra. Juez de 3ª Nominación, el Dr.
Guillermo Enrique Altamira, invocando la representación de la fallida, interpone recurso de
apelación, que es concedido. Radicados los autos ante este tribunal, el apelante expresa
agravios, que son respondidos por el actor. El Sr. Eduardo del Campillo se allana, dándose
por decaído el derecho dejado de usar por la Sindicatura. Evacua traslado el Sr. Fiscal de
Cámaras. Dictado el decreto de autos y a estudio, el proveído queda firme y la causa en
estado de resolver. 2. Se agravia el apelante porque en la resolución impugnada se ha rechazado
la perención de instancia que denunciara. Dice que el 16/12/99, cuando acusó la caducidad,
manifestó expresamente concurrir a estos autos por la representación que ejerce en los autos
principales de la fallida, presentación que fue admitida por el a quo y consentida por el actor.
Sigue diciendo que puede considerarse de ningún valor la extemporánea manifestación de la
juzgadora en el sentido de que no se admitió su participación. Agrega que no puede negarse
ahora la representación que ha invocado y ejercido en estos autos por haber precluido la
oportunidad para oponerse a ella. Dice que la fallida no es una incapaz –ni de hecho ni de
derecho– y que su actuación en esta causa sólo ha tenido como fundamento que el proceso se
agote en una sentencia conforme a derecho y que el derecho de defensa en juicio, del que su
representada no ha sido privada, consagra la posibilidad de denunciar la existencia de la
perención de la instancia de extensión que se seguía. Afirma que la cédula de notificación de
fs.41 jamás pudo haber tenido efecto interruptivo de una perención ya cumplida, cuando fue
dirigida a un domicilio distinto al constituido por la síndico. Sostiene que la caducidad ya
se encontraba cumplida al tiempo de la denuncia por su parte y no puede considerarse que un
“acto inexistente” tenga efecto interruptivo de ninguna especie y, por ende, debió ser
declarada de oficio por el tribunal. Pide, en definitiva, se revoque la resolución apelada en
todas sus partes. El actor, al contestar agravios, solicita se confirme la sentencia recurrida
por las razones que expresa y a las que me remito por razones de brevedad. En igual
sentido se pronuncia el Sr. fiscal de Cámaras. 3. En términos simples, la “legitimación” es
la condición especial que requiere la ley para ser parte (legitimatio ad causam), esto es, la
posibilidad de que se dicte una sentencia válida respecto de alguien en un proceso dado, o para
tener participación (legitimatio ad proccesum) en
un proceso dado, esto es, la posibilidad de cumplir efectivamente los actos de parte en un
proceso dado. Para poner un ejemplo sencillo, en el proceso en que se reclama el pago de
una deuda, sólo están legitimados en la causa el acreedor y el deudor, en tanto que estarán
legitimados en el proceso los mismos, si fueren capaces, o sus representantes, sean estos
necesarios o voluntarios. Excepcionalmente, ambos tipos de legitimación pueden estar en
cabeza de terceros. Arazi sostiene que la legitimación es “el derecho que tiene quien se
presenta a la jurisdicción de obtener una decisión sobre el mérito, es decir un
pronunciamiento sobre el derecho sustancial invocado por las partes, sea tal decisión
favorable o desfavorable”, y agrega: “Hay legitimación pasiva cuando existe identidad entre la
persona habilitada para contradecir y quien ha sido demandado” (Roland Arazi, “La
legitimación como elemento de la acción”, en “La Legitimación”, Homenaje al profesor
doctor Lino Enrique Palacio, pág. 23, Ed. Abeledo Perrot, Bs. As., 1996). Excepcionalmente
estas condiciones pueden exhibirlas algún tipo de tercero, a quien la ley habilita. Lo
importante, a los fines del caso subexamine, es que en el tema de la legitimación está
interesado el orden público porque, respecto de la primera, hace a la posibilidad de dictar
una sentencia válida, en cuya virtud se reconozca o desconozca el derecho de alguien con fuerza
jurídicamente vinculante, y –respecto de la segunda– hace a la posibilidad de que se
constituya válidamente la relación jurídica procesal en cuya virtud pueda dictarse una
sentencia válida porque ha sido respetado el derecho de defensa, esto es, que quien acciona o
que quien contradice están legalmente habilitados para hacerlo. Y en la medida en que está
interesado el orden público, la legitimación no es disponible por las partes y, por tanto, no
es convalidable ni tampoco por el Tribunal, de manera tal que aun cuando el órgano
jurisdiccional hubiese admitido –expresa o tácitamente– la intervención de quien carece de
legitimación, y hubiese proveído a sus peticiones, ello importa un error en la actividad
jurisdiccional que no subsana en manera alguna tal carencia. Si bien la legitimatio ad causam
y la legitimatio ad proccesum son institutos distintos, no cabe duda de que para que alguien
pueda estar legitimado procesalmente en representación de otro, no sólo es menester que
cuente –y acredite– el apoderamiento pertinente, sino que el poderdante esté legitimado en la
causa, porque de otro modo no se justifica la participación en el proceso de su mandatario, ya
que –en tales condiciones– no podrá dictarse una sentencia válida, con fuerza jurídicamente
vinculante, respecto del mandante. 3.1. El art.107 de la ley 24.522 dispone: “El fallido queda
desapoderado de pleno derecho de sus bienes... El desapoderamiento impide que ejerza los
derechos de disposición y administración”. El término “bienes” debe interpretarse en un sentido
amplio, abarcando todos aquellos materiales e inmateriales que constituyen el patrimonio del
fallido, respecto de los cuales pierde incluso el ejercicio del derecho de accionar y el de
contradecir, esto es, pierde legitimación procesal (art.110), que a partir de la declaración de
quiebra sólo podrán ser ejercidos por el síndico, salvo respecto de los enumerados en el
artículo siguiente, y esto es así porque a su respecto no hay desapoderamiento. Por su parte,
el art. 164, LCQ, dispone que “la petición de extensión tramita... con participación del síndico
y de todas las personas a las cuales se pretenda extender la quiebra...” La exclusión de la
mención de la persona del fallido en la norma en cuestión queda sustituida por la figura del
síndico. La primera conclusión que se obtiene de este desarrollo es que el fallido carece de
legitimatio ad proccesum para intervenir en el proceso de extensión de quiebra, y –con mayor
razón– carece de legitimación quien, no siendo el síndico, invoca ser su apoderado, de
donde toda la actuación de este último en el proceso carece absolutamente de eficacia jurídica.
Y si toda su actuación carece de eficacia jurídica, también carece de ella su acusación de
perención de la instancia. 3.2. Como lo destaca el Sr. Fiscal de Cámaras en su muy bien
fundado dictamen, se ha discutido doctrinariamente la legitimatio ad causam del fallido en el
proceso de extensión de su propia quiebra, llegando a
la conclusión de que sólo es admisible reconocerla cuando hubiese pretendido actuar como
coadyuvante del actor. En el caso de autos, no es esa la postura asumida, sino que el
apoderado voluntario del fallido sólo pretende asumir la defensa del patrimonio del
demandado, que es un socio minoritario de su mandante. Lo dicho hasta ahora sella la
suerte del recurso y hace innecesario el análisis de los restantes agravios.4. Las costas de la
alzada deben imponerse a la fallida por resultar vencida, a cuyo fin, de conformidad a lo
dispuesto en el art.133 in fine CPC y art. 34 in fine ley 8226, corresponde regular
provisoriamente los honorarios del Dr. Hugo Remo Gatani en el equivalente a cuatro jus y
no regular honorarios al Dr. Guillermo Altamira en virtud de lo dispuesto en el art.25, LA
(contrario sensu).
Coincido con el criterio del Dr. Zinny en orden a la cuestión de la legitimación del fallido
para intervenir en la extensión de su propia quiebra, la cual, como lo ha hecho notar el Sr.
Fiscal de Cámaras, no podría reconocérsele más que en sentido activo, de lo cual resulta que
carece por completo de interés para acusar la caducidad de ese trámite en primer grado. Pero
entiendo, además, que no carece de relevancia el problema relativo a la eficacia de la cédula de
fs.41 como acto interruptivo de la perención denunciada. Tal notificación, en efecto, aun
estando dirigida a un domicilio incorrecto, es un acto suficientemente revelador de una
voluntad de impulsar el trámite, tanto más si de hecho ha llegado a producir ese efecto,
como se ha señalado. Si el concepto de la perención reposa en una presunción de abandono, es
claro que tal fundamento se desvanece en presencia de actos que tienen vocación impulsora en
cuanto revelan la intención inequívoca de reavivar el procedimiento. La doctrina y la
jurisprudencia, en efecto, han reconocido siempre eficacia impulsora a las notificaciones
practicadas en domicilio incorrecto (Parry: “Perención de la instancia”, 3ª ed. pág. 468;
Eisner, “Caducidad de la instancia”, p.100; Maurino, “Perención de la instancia en el
proceso civil”, p.137; y fallos citados en notas en las tres obras).
Coincido con el criterio sustentado por el vocal del primer voto, Dr. Zinny, en cuanto a la
falta de legitimación del fallido para intervenir en la extensión de su propia quiebra. El art.
164 de la ley 24.522 claramente establece que la petición de extensión de quiebra tramita con
participación del síndico y de todas las personas a las cuales se pretende extender la
quiebra. En esta inteligencia, estando desapoderado el fallido de la administración y
disposición de sus bienes, pierde asimismo la legitimación en todo litigio referido a los
bienes de la masa, pues se reemplaza la legitimación activa de éste por la participación del
síndico. De la lectura de estas disposiciones se desprende que el fallido sólo puede solicitar
medidas conservatorias, hacerse parte en los incidentes de revisión y de verificación tardía,
hacer presentaciones relativas a los órganos del concurso y formular observaciones en los
términos del art. 35 de la ley. Por tal motivo, entiendo que los argumentos invocados por el
recurrente en su expresión de agravios no son suficientes para conmover la sentencia
recurrida, en virtud de que –como se ha dicho– soy del criterio de que el fallido carece de
legitimación procesal para oponerse a la extensión de su quiebra y, por lo tanto, también para
acusar la caducidad de ese trámite en la primera instancia. Así voto.
A mérito del resultado del Acuerdo que antecede,
m4 Glosario
Evaluación