COCA Y DIETA CETOGENICA - Altern - Kunihiro Seki PH.D

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COCA Y DIETA CETOGÉNICA

Alternativa científica ante el hambre y las


enfermedades

Kunihiro Seki
Yoshito Nishi

La Paz, Bolivia
2015
613.2
K95c
SEKI, Kunihiro
Coca y dieta cetogénica. Alternativa científica ante el hambre y las enfermedades / Kunihiro
Seki y Yoshito Nishi
La Paz, 2015
150 p., cuadrs.

ISBN: 978-99974-47-94-4
D.L.:

COCA / DIETA CETOGÉNICA / GLUCACIÓN / CUERPOS CETÓNICOS / INGESTA


ALIMENTICIA / HIDRATOS DE CARBONO / NUTRIOLOGÍA / LONGEVIDAD / SÍNDROME
DE REALIMENTACIÓN / CÁNCER / ENFERMEDADES POR HÁBITO DE VIDA

COCA Y DIETA CETOGÉNICA


Alternativa científica ante el hambre y las enfermedades
Kunihiro Seki – Yoshito Nishi

Primera edición, junio 2015


® Derechos reservados
Es propiedad intelectual de los autores
© Kunihiro Seki – Yoshito Nishi

Traducción: Yoshito Nishi


Coordinación de producción: Fernando Pérez
Corrección: J. Quiroga
Diagramación: Marco A. Guerra
Diseño de tapa: Osvaldo Mamani
Distribución:
Editorial-Librería “Armonía”
Av. Ecuador Nº 2284 (Sopocachi) Telf.: 2418458
[email protected]

Está prohibido copiar, citar, fotocopiar o transferir partes y/o la totalidad de este libro, a otro
libro, material impreso, sitio web, registro electromagnético, weblog y otros, en privado o en
público, sin tener el consentimiento escrito de los autores.
Índice

Prólogo
1. Introducción
2. Racionalizar la ingesta alimenticia
3. Dejar los hidratos de carbono (glúcidos, carbohidratos o
sacáridos)
4. La dieta cetogénica: una alternativa posible
5. Falencias de la nutriología actual
6. Restricción calórica y longevidad
7. ¿Cuál sería la mejor frecuencia para la ingesta alimenticia?
8. El mayor peligro de la dieta hiperazucarada
9. El huevo como fuente de energía cetónica
10. El síndrome de realimentación
11. Glucación, oxidación y cáncer
12. Autofagia y reparación epigenética
13. Mecanismos epigenéticos
14. Adiponectina y longevidad
15. Coca y dieta cetogénica
16. Epílogo
Bibliografía
Sobre los autores
Prólogo
Mucho se ha dicho sobre los atributos de la hoja de coca. Y hoy se
viene constatando su benéfico impacto en el organismo humano,
con la investigación de científicos; tal el caso de los doctores
Kunihiro Seki y Yoshito Nishi, quienes han experimentado
personalmente las peculiaridades de la hoja de coca y de su
consumo.

En anteriores publicaciones los autores nos dieron a conocer bases


científicas de cómo la masticación de la hoja de coca favorece
funciones fisio-biológicas, suplementa vitaminas, minerales y
oligoelementos, proporciona fibra alimentaria, repara la membrana
celular, disminuye la fatiga, incrementa la concentración en ámbitos
laborales y de estudio, otorga sensación de saciedad, mejora la
salud sexual, previene el cáncer y regenera el organismo
produciendo longevidad. Ahora es muy grato presentar un nuevo
trabajo, también fruto de sus indagaciones científicas: Coca y dieta
cetogénica. Alternativa científica ante el hambre y las
enfermedades.

Estamos, sin duda alguna, en un tiempo propicio para que la hoja de


coca, en su estado natural, tenga una relevancia mundial y se le
confiera una revalorización, así como su inclusión global.

Manifestamos las propiedades de la hoja de coca y de su


masticación, no sólo como un suplemento alimenticio que la ubica
en el lugar más alto de las especies vegetales del planeta por su
apreciable valor nutricional, sino por representar ‒ como explican los
autores de este libro ‒ , una alternativa científica ante el hambre y
las enfermedades que agobian a los habitantes de muchos de
nuestros países.

Queremos hacer partícipes a todas y todos, de las posibilidades


alimenticias y curativas de este recurso natural y renovable.

Se trata de optar entre: la vida del descontrol que irremediablemente


nos dirige a las enfermedades o la muerte y la simplicidad dirigida a
una convivencia natural que busque calidad de vida.

La alternativa científica que se presenta en este trabajo nos da


pautas coincidentes con el saber alimentarse y también nos advierte
sobre causas de enfermedades que están proliferando en la
actualidad, a las cuales se las denomina enfermedades por hábito
de vida. Lo valioso es que se indica cómo estas enfermedades
pueden ser prevenidas y según los casos remediadas, todo ello con
ayuda de la coca.
Frente a la gravedad que significa el hambre y las enfermedades en
el mundo y a contingencias climáticas que provocan cada vez
eventos más devastadores, es prioritario reinventar y reconstruir
modelos que prioricen la vida, de manera armónica, complementaria
y natural. En ese escenario encontramos la presencia de la hoja de
coca como un símbolo de esperanza, de unidad entre los pueblos y
de retorno a la naturaleza.
Así como las hojas de la planta de coca, todas y todos ‒ como
personas y como pueblos ‒ somos parte de la naturaleza, ni más ni
menos que ella, que las hojas de coca sean la divisa que nos lo
recuerde siempre y nos impulse a enunciar/practicar códigos y
principios para retomar el equilibrio entre el ser humano y la
naturaleza.
Este libro está dirigido a personas con mente abierta, porque da
mucha información que en casos rompe tabúes; así que su lectura –
aparte de ser interesante– mueve esquemas mentales.
Pedro Brunhart
1. Introducción
El año 2009 comenzamos a indagar sobre las propiedades de la
hoja de coca; recurrimos a revisión bibliográfica, buscamos
antecedentes y efectuamos la experiencia propia de su masticado,
para realizar un seguimiento ordenado y sistemático de los efectos.

Encontramos datos que indican que la hoja de coca es consumida


de manera constante desde hace 8.000 años por los/as nativos/as
sudamericanos/as y se puede afirmar que durante este tiempo no ha
producido en ellos/as ningún tipo de efectos adversos. Un ejemplo
fue conocido recientemente, el caso de don Carmelo Flores Laura,
nacido el 16 de julio de 1890 y fallecido el 9 de junio de 2014 a los
124 años de edad –una de las personas más longevas del mundo–,
quien tenía el consumo de hojas de coca entre una de sus
costumbres.

Pudimos comprobar en nuestros propios cuerpos que la hoja de


coca es un alimento y que no produce dependencia como las drogas
narcóticas, el alcohol, la nicotina o los hidratos de carbono[1].
Particularmente, Kunihiro Seki ha iniciado la masticación de la hoja
de coca a partir de junio de 2010 y ha podido atenuar sus
enfermedades por hábito de vida (enfermedades crónicas no
infecciosas). Los resultados de dichas constataciones y los
respaldos científicos correspondientes están descritos en las
publicaciones efectuadas durante estos años[2].

Ahora, damos un paso más, llegando a la posibilidad de afirmar que,


mediante la masticación de la hoja de coca se puede conseguir la
restricción alimenticia, la cual produce que el metabolismo corporal
se modifique: de uno que utiliza la glucosa como fuente de energía,
a uno que recurre a los cuerpos cetónicos[3] para ser utilizados
como fuente de energía. Al desarrollar esta experiencia, se han
logrado los siguientes efectos:
1. Activación de los genes de la longevidad, por la restricción
en el consumo de hidratos de carbono que se traduce en
limitación de azúcares y producción de fibra alimentaria.
2. Control de la hiperglucemia y atenuación de la obesidad,
al no ingerir azúcares.
3. Mejora en la capacidad de concentración e incremento de
la eficiencia de aprendizaje y desempeño laboral.
4. Superación de la sensación de fatiga.
5. Control de las enfermedades por hábito de vida (obesidad,
hipertensión arterial, diabetes mellitus, dislipidemia o
hiperlipidemia, síndrome metabólico, enfermedad vascular
cerebral, cardiopatías, arterioesclerosis, cáncer,
enfermedades periodontales, etc.), enfermedades
alérgicas, síndrome de fatiga crónica y enfermedades
neurológicas.
6. Prevención de la enfermedad periodontal.
7. Evasión de la desnutrición, generada por deficiencia de
oligonutrientes como las vitaminas, minerales o fibra
alimentaria.
8. Reparación de las membranas celulares y de las
mutaciones genéticas adquiridas, así como de los genes
mutados por la acetilación de la histona.
9. Regularización de la salud sexual.
10. Inhibición de los genes de hambre (genes de ingesta
alimentaria) logrando salir del estado de dependencia de
hidratos de carbono y azúcares.
11. Reparación de las cadenas de glucación[4], evitando la
oxidación del organismo, así como la generación de
productos finales de glucación avanzada (AGEs).
12. Activación de la función de autofagia (apóstosis).
13. Regularización de la función de las chaperonas.
14. Contención de la metilación del ácido desoxirribonucleico
(ADN) y la acetilación de la histona, deteniendo la
mutación genética.
15. Regularización de la epigenética y consecuentemente del
epigenoma.
16. Normalización del pH de la persona a 7,4 ± 0,05, con lo
cual la homeostasis del organismo funciona regularmente.
17. Regularización de la función del silenciamiento génico
(inhibición genética).
18. Aumento de mitocondrias en las neuronas y de la
producción energética neuronal (inhibiendo la vía de la
apoptosis se evita la muerte neuronal).
19. Reducción de la producción de radicales libres por la
mitocondria, reduciendo el estrés oxidativo, produciendo
además efecto antiinflamatorio.

Es importante señalar que el consumo de la hoja de coca no genera


dependencia como el consumo de la cocaína obtenida de ella
químicamente como droga. Además, indicar que sólo agua y hojas
de coca bastan para ser utilizados como alimento en momentos de
desastres; en caso supuesto, cualquier persona por una restricción
alimenticia o estado de ayuno prolongado, lograría hacer que el
organismo utilice como fuente de energía a los cuerpos cetónicos.

No se requiere de ayunos que demandan mucho sacrificio o que en


casos son obligados por algunas religiones, para modificar el
organismo hacia un metabolismo que utiliza los cuerpos cetónicos
como fuente de energía. Masticando hojas de coca se puede lograr
esta modificación, puesto que con su consumo se consigue
restricción alimenticia y calórica, consiguiendo reparar las
mutaciones genéticas congénitas o adquiridas y logrando un cuerpo
saludable. Sin embargo, ayunos prolongados o dietas cetogénicas
pueden controlar algunas enfermedades complejas, originadas por
dichas mutaciones. Ilustrativamente, esto se practicó desde hace
miles de años –y se practica actualmente– por los judíos, que
incorporaron el ayuno prolongado dentro de sus obligaciones
religiosas, desconociéndose entonces sus implicaciones
metabólicas y su base científica.

Al ingresar al siglo XXI, investigaciones sobre la autofagia


(autodigestión), chaperonas, epigenética, epigenoma, silenciamiento
génico, metilación del ADN, cadenas de glucano, gen
CRISPR/Cas9, la irreversibilidad de la red nerviosa cerebral, la
reparación genética y la ingeniería genética, han avanzado de
manera acelerada, con lo que poco a poco se van descubriendo los
mecanismos fisiológicos que explican estos fenómenos.

Los avances en investigaciones de la ingeniería genética hacen


pensar en la posibilidad de la aparición de un tratamiento curativo –
en un futuro cercano– para las enfermedades por hábito de vida. En
la actualidad, una de las formas más efectivas para poder
controlarlas, es recurrir al ayuno prolongado, la dieta cetogénica o la
dieta de restricción de azúcar.

Las causas de las enfermedades por hábito de vida se presentan


por las mutaciones genéticas congénitas heredadas de los padres o
por mutaciones genéticas adquiridas. Al no tratarse de
enfermedades contagiosas, es imposible eliminarlas o erradicarlas
en los hospitales; como su denominación indica, al ser por “hábito
de vida”, dejan de ser algo que los médicos o los fármacos puedan
curar. En Japón, las personas de edad avanzada se caracterizan por
gastar grandes montos de dinero en tratamientos médicos y
consecuentes medicamentos; de esta forma, dejan de ser pacientes
y se vuelven “clientes”. Ya que la causa se encuentra en los hábitos
de toda una vida, se tienen que corregir esos hábitos para controlar
las enfermedades por hábito de vida. La medicina es sólo un
coadyuvante en este control.

Una de las enfermedades por hábito de vida es la demencia senil,


causada por mutación genética adquirida, generada por la glucación
y oxidación, originadas en una dieta principalmente basada en
azúcares.

La humanidad actual en su proceso evolutivo, ha modificado 21.787


genes. Al restablecer progresivamente estos genes a condición
cetósica como hace 10.000 años, la red neuronal cerebral logrará
revertir su dependencia a azúcares, se inhibirá la glucación y
oxidación del organismo y el pH del ser humano se regulará;
consecuentemente se irá modificando el hábito alimenticio de forma
que no se produzcan mutaciones genéticas adquiridas. Como
resultado, se logrará controlar las enfermedades por hábito de vida y
también prevenirlas.
Kunihiro Seki
Yoshito Nishi
2. Racionalizar la ingesta
alimenticia
La humanidad ha estado y está expuesta constantemente a un
estado de hambruna. Actualmente sobre la Tierra habitan
aproximadamente 7.300 millones de personas; de esa población,
cerca de 1.000 millones de personas se encuentran desnutridas y
esta cifra va en aumento cada año. Para vencer este flagelo, cada
persona debería ingerir aproximadamente 2.000 kcal de nutrientes
diariamente.

Históricamente gracias al descubrimiento de la agricultura, la cual


provee de carbohidratos como el arroz, trigo, maíz, papa y otros
tubérculos, así como el azúcar, se ha combatido la hambruna. Sin
embargo, la alimentación basada en el consumo continuo de estos
productos, ha provocado que la humanidad actual –que
irónicamente sigue teniendo los genes para resistir la hambruna–,
padezca de enfermedades por hábito de vida y que cada año
fallezcan 2,4 veces más personas a causa de enfermedades por
hábito de vida que aquellas que lo hacen por desnutrición.

El estado de desnutrición severa (hambruna o inanición) es un


estado continuo de carencia de alimentos, el cual conlleva la
muerte. En periodos de carencia de alimentos, todas las personas
de una región suelen entrar en un estado de inanición.

El metabolismo basal en un adulto es de 25 a 30 veces su peso


corporal; es decir, en un varón de 60 kg, es aproximadamente 1.500
a 1.800 kilocalorías. El ser humano almacena glucógeno en el
hígado y los músculos, como fuente de energía para sus actividades
diarias, éste es utilizado completamente en aproximadamente un día
de ayuno en forma de glucosa. Tras haber agotado el glucógeno, la
glucemia desciende y se activa la vía de la beta-oxidación que
descompone los ácidos grasos en el hígado, entonces la grasa
dentro del hígado –tras seguir ese proceso de beta-oxidación– se
convierte en cuerpos cetónicos (betahidroxibutirato, acetona y
acetoacetato) y sale al torrente sanguíneo.

Es así que los cuerpos cetónicos son utilizados como fuente de


energía alternativa a la glucosa. Por ende, cuando los nutrientes
escasean, inicialmente el organismo utiliza el glucógeno del hígado
o del músculo y posteriormente la grasa hepática es utilizada como
fuente energética. Cuando un estado de hambruna avanza, la grasa
corporal y la grasa subcutánea, ajenos a la grasa hepática, son
transportadas al hígado por la sangre y éstas también sufren el
proceso de beta-oxidación, convirtiéndose en cuerpos cetónicos
para ser utilizados como fuente energética de manera análoga.
Gracias a este mecanismo, el ser humano en teoría podría
sobrevivir de dos a tres meses en un estado de ayuno a base de
agua, después de pasar este límite podría llegar a la muerte por
inanición.

Lógicamente éste es sólo un cálculo desde el punto de vista


energético y en realidad no sería posible para que el cuerpo
mantenga un estado saludable, ya que el organismo humano está
en un continuo intercambio metabólico de proteínas, ácidos
nucleicos, sales inorgánicas y otros metabolitos activos, donde para
la síntesis se requiere de la ingesta de aminoácidos esenciales,
ácidos grasos esenciales, minerales y diversas vitaminas a partir de
los alimentos.

Existe el caso de la señora Michyo Mori que viene efectuando, hace


ya 20 años, una dieta súper reducida consistente en un jugo de
hortalizas al día (ingesta calórica de 60 kcal) y que se encuentra
completamente sana. Su libro Tabenai ikikata (vivir sin comer)[5],
describe este jugo de hortaliza diaria, donde –de los tres grandes
nutrientes: proteínas, lípidos e hidratos de carbono– las grasas y
lípidos prácticamente son nulas, la ingesta de proteínas es mínima y
de origen vegetal, por lo cual desde el punto de vista de la
nutriología actual ella debería haber muerto por inanición o por un
estado de desnutrición severa.

En la elaboración del libro escrito por la señora Mori han participado


nutricionistas de universidades japonesas de renombre como la
Universidad Nacional de Osaka, la Universidad Prefectural de
Osaka, la Universidad de Kitasato y el Instituto de Ciencias. Con los
equipos de análisis laboratorial y nutricional más modernos,
analizaron la alimentación diaria de la señora Mori –controlando
temperatura, respiración, micción, defecación– y todo tipo de
consumo calórico. Estos resultados fueron enviados a diversas
revistas científicas, pero ninguna se animó a publicarlos por ser un
caso muy particular; quedó tan sólo registrado como un reporte de
caso.

La frase “la verdad es más extraña que la ficción” (Emerson)


significa que algunas cosas que ocurren realmente en este mundo,
pueden ser más extrañas que una novela de ficción, ricas en
variantes y muy complejas. La existencia de esta realidad debe
poner en duda los conceptos de la nutriología actual; ella no ha
progresado al nivel de la física o la química, por lo que no es capaz
de explicar los fenómenos que ocurren en la realidad. La ciencia no
es una religión donde se debe creer, sino es una “religión” donde se
debe dudar.

El cuarto capítulo del libro de Mori titulado “He dejado de comer”, se


basa en una línea que dice: “El organismo que ha comprobado la
ciencia, ha cambiado de sistema con el ayuno y la dieta reducida”.
Mori efectúa la dieta de un vaso de jugo de hortalizas por día; los
ingredientes para este jugo son una mezcla de cinco variedades de
hortalizas, según la época y de acuerdo con su accesibilidad. La
cantidad consta de 30 gramos por cada uno, con un total de 150
gramos. Estos ingredientes son pulverizados con la batidora,
agitados y luego filtrados con una cernidora, para beber el producto
líquido. Además de este jugo, ingiere tres tipos de suplementos,
también de 1 a 1.5 litros por día de agua y té.

La flora intestinal de Mori tiene composición similar a la de los


animales herbívoros, es decir, como el estómago o el intestino de
una vaca. La bacteria más representativa encontrada es el
Clostridium, que descompone la fibra alimentaria y produce los
aminoácidos que son el ingrediente de las proteínas. Entre otros
están presentes eubacterias; entre las dos, en el intestino de una
persona promedio, alcanzan el 30%, pero en Mori llegaban a ocupar
el 60% de la flora. Las vacas, si bien sólo ingieren pasto, pueden
crecer de tamaño y llegar a producir abundante carne rica en
proteínas y leche. Esto se debe a que se producen las proteínas y
lípidos que conforman el cuerpo y la leche de la vaca. Las que
realizan este trabajo son las bacterias que habitan en el tracto
digestivo de la vaca. También en el intestino de Mori, este tipo de
bacterias ha proliferado fuera del promedio humano en una cifra
similar a la de las vacas. Los animales herbívoros son animales
cuya alimentación principal se basa de la ingesta de vegetales vivos;
dentro de ellos, la vaca es una de las especies que ha logrado
desarrollar un sistema de ingesta nutricional de manera efectiva a
partir de vegetales.

Según la nutriología actual, el metabolismo basal de una mujer


adulta es de aproximadamente 1.200 kcal. Empero, al analizar el
metabolismo basal de Mori, se determinó que era 43% menor que el
promedio de las mujeres de su grupo etario. Reiterar que el vaso de
jugo de hortalizas de Mori contiene 60 kcal. Desde el punto de vista
de cálculo de calorías, en el organismo de Mori habría un
desequilibrio entre la energía ingerida y la gastada, entrando en un
estado de desnutrición; debería morir por inanición en menos de
medio año, al menos según lo que postula la nutriología actual. Mori
está saludable por más de 20 años, gracias a que además de tener
un metabolismo basal bajo, recibe energía de su flora intestinal y su
cuerpo se ha adaptado de tal manera que su organismo ha podido
sobrevivir. El metabolismo basal y el cálculo calórico de la
nutriología actual pierden su fundamento científico con este caso.
De hecho, en Japón existen más de 1.000 personas que viven con
un vaso de jugo de hortalizas al día y las personas con dietas súper
restringidas no han llegado a desnutrirse.

También se midió la fuerza muscular, la densidad ósea, la


concentración de hemoglobina y la albúmina sanguínea de Mori. La
fuerza de prensión con la mano es considerada fuerte dentro del
rango de mujeres y la densidad ósea es mayor comparado con la de
las mujeres del mismo grupo etario. La hemoglobina y la albúmina
sanguínea se encuentran dentro de los parámetros normales.

Autoridades de la nutriología actual, entre ellos nutricionistas de las


universidades mencionadas, han investigado el motivo por el que
Mori puede permanecer saludable sin perder peso y sin alimentarse;
mediante equipos de última tecnología, durante más de 10 años, no
han podido encontrar una explicación científica por la que ella no
entra en desnutrición. Tanto desde el punto de vista del consumo,
entre la cantidad de energía ingerida y gastada, como en especial,
desde el punto de vista del consumo proteico; en teoría Mori debería
sufrir pérdida muscular, pero ello no se ha producido. Ante el
fenómeno de esta dieta súper restringida, tanto desde el punto de
vista del cálculo calórico, como del requerimiento de los tres
principales nutrientes, han llegado a la conclusión de que la
nutriología actual no puede explicar este fenómeno.

Entonces, este tipo de ciencia –no desarrollada– como la


nutriología, es la que se está instruyendo de manera equivocada a
los habitantes de cada país y aparentemente es la causa real para
que las enfermedades por hábito de vida se estén propagando en
todo el mundo. Esta dirección errada de la nutriología actual no ha
sido percibida empezando por los mismos nutricionistas, ni por los
médicos, políticos o investigadores, lo que está ocasionando la
tragedia actual.

Entre 1958 y 1961 se ha presentado la gran hambruna en China.


Entre los años 1983 a 1985, la gran hambruna de Etiopía y al entrar
al siglo XXI, la Organización de las Naciones Unidas para la
Agricultura y la Alimentación (FAO) ha determinado como línea de
referencia por persona una ingesta diaria aproximada de 2 .700 kcal.

En el año 1971, Frances Moore Lappé señaló la desigualdad en la


riqueza, en la que los ricos son los que malgastan los alimentos,
siendo ésta la causa fundamental para la hambruna, tratándose de
un problema político. Existe un estado de pobreza extrema donde se
debe sobrevivir con menos de un dólar al día. La elevación del
precio de los granos a partir de finales del año 2007, hizo que la
cantidad de alimento que pueden adquirir los estratos sociales más
pobres se haya reducido.

Vincente M. Bonet, profesor emérito de la Universidad de Jyocho, se


basa en la cantidad de kilocalorías diarias por persona, que
proporciona el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(UNDP) y las estadísticas del consumo de carne mundial de la FAO.
Este organismo menciona que la presencia de personas que se
encuentran con hambre en el mundo se debe a que la producción
mundial de alimentos es insuficiente; él replica que la cantidad total
de producción de alimentos del mundo debería ser suficiente para
alimentar a toda su población. La realidad es que los productores
necesitados de los países pobres están obligados a vender sus
productos en un precio muy bajo que no permite mantener a sus
familias; ello a causa de las grandes empresas que definen el precio
de dichos productos. Venden sus granos a las empresas para
mantener a sus familias, productos que son utilizados para criar el
ganado de los países ricos.

Como dato curioso, la cantidad de personas obesas (por


sobreingesta de alimentos) es casi la misma que el número de
personas que sufren de hambre en el mundo. Los países ricos
importan una cantidad de alimentos mayor a la necesaria. Con esto,
aproximadamente un tercio de los alimentos producidos en el
mundo son desechados. La mayor parte se desecha dentro de las
etapas de producción, procesado y distribución; de ello, sin importar
si se trata de un país desarrollado o en desarrollo, se presenta un
desecho de 150 a 200 kg de alimentos anualmente. Una excepción
son los aproximadamente 100 kg del sudeste asiático y de Asia del
sur. A esto se suma que en los países ricos se están desechando
aproximadamente 100 kg de alimentos por el consumidor final. De
los hogares de las 23 zonas de Tokio, la cantidad de alimentos que
se desechan diariamente equivale a la cantidad de alimento que
consumen en un día más de 500.000 personas en Asia.

Una persona famosa en la investigación sobre el hambre es


Amartya Sen (nacido en 1933), primer ganador de un país asiático
en desarrollo, del Premio Nobel de Economía (1998), debido a su
aporte en el estudio de la distribución de los recursos económicos,
la equidad, la pobreza y la hambruna. Él se ha destacado por sus
logros en la investigación sobre hambruna, desarrollo humano,
salubridad y economía, el mecanismo de la pobreza, la desigualdad
de género y la libertad de ideología política.

Desde el punto de vista de la microeconomía, Sen ha logrado


explicar el mecanismo de la pobreza, sorprendiendo no sólo a las
ciencias económicas sino a toda la sociología en general. En
especial, su artículo que explica la relación entre la capacidad de
adquisición de un país en vías de desarrollo y la hambruna, ha sido
recibido con gran respeto y admiración por todos los economistas.
Esto se debe a que previo a su estudio, la pobreza era considerada
un problema simplemente de capacidad de producción, pero este
autor ha podido representar de manera sencilla y clara, que la
pobreza se debe a la falla del mercado dentro de la competencia
económica. Además Sen es uno de los pioneros de la economía en
salubridad y sociología electiva, basándose en matemáticas y lógica
de alto nivel.

Los conceptos de selección por adaptación, el enfoque de las


capacidades o la garantía de la seguridad humana están siendo
enseñados actualmente en las preparatorias japonesas. Se
considera que la economía ha surgido de dos orígenes totalmente
diferentes: el ético, que dice “cómo debe vivir una persona” o “el
bien para la humanidad” y la ingeniería. Sen denomina al primero
como “un pensamiento ético de la motivación” y al segundo “el
método para lograrlo”. Critica la ciencia económica actual, pero
respeta la capacidad de deducción que posee la ciencia económica;
el método de deducción que utiliza, tiene sus raíces en técnicas
generales de las ciencias económicas. La proposición de Sen que
indica que la hambruna ocurre no por la falta de alimentos sino por
la desigualdad, se basa en el mecanismo de distribución de los
alimentos. Él ha indicado con datos, que cuando en 1943 ocurrió
una hambruna en Bengala, los precios se inflaron y el dinero para
conseguir los alimentos fue acaparado por el Ejército inglés, lo que
llevó a la compra desmesurada, acaparamiento e inflación en el
precio de los alimentos; ello aceleró la escasez de los alimentos. Sin
embargo, los obreros de las áreas rurales y los servidores públicos
de las ciudades contaban con suficiente provisión de alimentos.

Señala además que luego de 1943, en India no ha vuelto a aparecer


un estado de hambruna proporcional. Junto con la independencia, la
estabilización de los medios y el sistema democrático, la voz de los
más pobres llega al Gobierno, además que los partidos opositores y
los medios de comunicación vigilan constantemente al Gobierno de
turno, lo que es un incentivo para que se tengan políticas de
gobierno, que garanticen la adecuada distribución de alimentos y
trabajo, por lo que India ha podido evitar nuevas hambrunas.

Sen también ha comparado las hambrunas que ocurrieron en China


durante su periodo de desarrollo, con las hambrunas que ocurrieron
en diferentes países con gobiernos dictatoriales; analizó que la
hambruna es más probable por la indiferencia de los gobiernos, que
por las tragedias naturales. Sen postula que la población debe
evaluar las capacidades concretas del Gobierno. Él desafía al
modelo económico actual, el cual se basa en el beneficio personal
que es la motivación para las personas. La economía social trata de
evaluar las políticas económicas a base del impacto social que
pueda tener. Este postulado ha provocado a los investigadores que
se dedican a estudiar el bienestar social ya que ellos se basan en la
justicia y la equidad.

Sen postula que la mejoría de la educación y la salud debe estar


antes que las reformas económicas para que se logre el crecimiento
económico. La economía de Sen no sólo administra números, sino
que da mayor importancia a empatía, relacionamiento y altruismo
(compromiso), y remarca que si no se puede comprender la tristeza,
ira y felicidad de las personas que se encuentran en una posición
débil, no se puede hablar de economía.

Una cosa que se ha desarrollado a partir del enfoque de las


capacidades de Sen es el Índice de Desarrollo Humano (HDI) del
UNDP. El HDI se conforma de tres indicadores: la esperanza de
vida, la educación (tasa de analfabetismo y escolaridad) y el ingreso
per cápita. Inicialmente, Sen ha criticado el HDI propuesto por el
economista Mahbub ul Haq (1990) que es un indicador simple que
señala la calidad de vida y el grado de desarrollo. Sen indica que los
indicadores son sólo métodos del HDI y no es el objetivo. El objetivo
es diverso, dependiendo de la persona y puede variar de acuerdo
con el trasfondo social o cultural que tenga.

Durante la Edad de Piedra o Edad Lítica, un factor que ha influido


fuertemente en la evolución de la humanidad fue la resistencia a la
hambruna. Sólo los humanos que han resistido a la hambruna han
logrado sobrevivir. Desde hace 200.000 años hasta hace sólo 100
años, la mayor parte de los seres humanos se encontraba expuesta
a la hambruna; fue entonces que la humanidad empezó a
alimentarse de productos agrícolas como los granos. Pero el cuerpo
humano –en especial los órganos– no evolucionaron
adecuadamente para alimentarse de productos agrícolas. Por lo
tanto, desde el punto de vista fisiológico, el organismo humano
evolucionó de forma que los nutrientes se conviertan de manera
eficiente en grasa, para que se pueda almacenar energía. Las
personas de la Edad de la Piedra conocían el sufrimiento de la
hambruna; cuando lograban cazar un animal grande, la grasa
animal era el mayor banquete que se podían dar y de esta forma
almacenaban las calorías suficientes para los momentos de
hambruna.

En cuanto a la distribución alimentaria mundial, existen factores


preocupantes desde el punto de vista de la demanda: el aumento
poblacional de los países en desarrollo, el adelanto económico de
China e India, el incremento de la demanda de los granos por los
combustibles biológicos. Desde el punto de vista de la distribución,
está la limitación de superficie y cosecha, así como el efecto del
cambio climático sobre la producción.

Las regiones que sufren hambruna tienen varios problemas como


educación insuficiente o ingresos bajos, pero el problema no son
sólo éstos. Todos los productos que comemos diariamente pasan
por varias etapas como el procesado, transporte, comercio, etc.
Cada país tiene la necesidad de regular la producción de sus
alimentos para que no sean afectados por el mercado internacional,
pero ésta es una tarea difícil para los países en desarrollo. No son
pocos los países en desarrollo que dependen de la importación de
granos que consumen como alimento principal. Esto se debe a que
existe un trasfondo histórico como el hecho de que algunos países
sólo se han dedicado a producir productos específicos, obligados
por sus colonizadores durante las épocas de las colonias. Otros
países en la actualidad dependen sólo de la exportación de materias
primas como los minerales.
La población mundial se sigue incrementando y para obtener la
suficiente cantidad de alimento que pueda abastecer a la población
que está en aumento, se dice que se debe producir 1,7 veces más
de alimentos de lo que se produce actualmente. No obstante, aun
cuando se requiera incrementar la producción de alimentos, la
superficie y el agua son limitadas. Cada año se reportan más casos
de cosechas afectadas por el cambio climático en todo el mundo,
por lo que se requerirán proyectos para prevenir guerras que surjan
por obtener alimentos o materiales para producirlos.

Todas las personas tienen derecho a la salud, pero para lograr este
derecho se debe consumir diariamente los nutrientes adecuados.
Esto significaría que todas las personas tendrían derecho a obtener
alimentos. Entonces se tendría que tener la capacidad orgánica y
económica para poder acceder en cualquier momento a suficiente
cantidad y calidad de alimentos, que garanticen una vida saludable.

Los alimentos consistentes en hidratos de carbono (arroz, trigo,


maíz, papa y tubérculos) y el azúcar propagan las enfermedades por
hábito de vida: Puede reducirse su consumo, sin efectos colaterales
y obteniendo un suplemento nutricional adecuado, con la
masticación de la hoja de coca.

Entre las dietas de ayuno desarrolladas hasta la actualidad en todo


el mundo, para producir artificialmente un estado de inanición, están
el Ramadán, la dieta micro, el alimento único diario, el arroz diluido
(lagua), la maicena diluida, las gelatinas, jugos de hortalizas, jugos
de frutas, leche y enzimas. El ayuno prolongado, la dieta cetogénica
o dieta de restricción de azúcares activan el gen de la inanición,
pero producen una sensación de hambre tan fuerte que muchas
personas no pueden llevarlo a la práctica. Si no se come nada
desde el desayuno, pasando por el almuerzo, al atardecer la
sensación de hambre es muy fuerte. En esta situación, la sensación
de hambre que surge en la mente no se la puede detener y
cualquier alimento que se ingiera se lo siente muy delicioso,
llegando uno a comer demasiado. El apetito puede persistir aun
cuando el estómago ya esté lleno de comida.

La restricción de ingesta alimenticia o calórica, así como el ayuno


prolongado son posibles con la masticación de hojas de coca, las
cuales inhiben el apetito generado en el cerebro evitando que se
genere la sensación de hambre, de estómago vacío, de fatiga, de
falta de fuerzas o falta de sueño; así cualquier persona puede
llevarlos a la práctica.

Kunihiro Seki efectuó un ayuno prolongado de 50 días entre el 24 de


febrero y el 14 de abril de 2014, a base de masticación de hoja de
coca y agua (más de dos litros diarios). Él pudo reducir nueve kg de
peso corporal. A través de este experimento, pudo comprobar que
las enfermedades por hábito de vida (accidente vascular cerebral,
hipertensión arterial, dislipidemia, diabetes mellitus, cardiopatía,
obesidad, cáncer, etc.) se pueden llegar a controlar. Cuando
Kunihiro Seki contrajo enfermedades por hábito de vida –incluso
cáncer–, se sometió a los tratamientos de punta de la medicina
actual, pero no logró controlarlos. Sus enfermedades que
presentaban valores de laboratorio alterados antes del experimento
–índice de masa corporal, análisis de sangre y orina– se
normalizaron a los 20 días de iniciar el ayuno y permanecen
normales, luego de haber suspendido la medida. La descripción de
esta experiencia está detallada en el libro Coca: sexualidad y
longevidad. Bases científicas para lograr una bioquímica del amor,
así como el uso que hizo y hace de las hojas de coca.
3. Dejar los hidratos de
carbono (glúcidos, carbohidratos
o sacáridos)
Una de las principales causas para contraer las enfermedades por
hábito de vida es el consumo excesivo de granos como alimento
principal. El análisis científico más novedoso ha determinado,
mediante análisis epidemiológico, que estas enfermedades se
padecen también por el consumo de azúcares. La causa de las
enfermedades conocidas como por hábito de vida, se dice que son
los radicales libres; evidentemente, no está determinado a cabalidad
el mecanismo fisiopatológico de todas las enfermedades, pero los
artículos de muchos científicos experimentados apuntan en sus
teorías como causa a los radicales libres.

El médico internista americano William Osler, ha mencionado hace


un siglo que “la persona envejece junto con sus vasos
sanguíneos”[6]. Si tratamos de explicar estas palabras mediante la
teoría causal de radicales libres, el envejecimiento vascular es más
rápido en las arterias que transportan mayor cantidad de oxígeno
que las venas, por lo que el envejecimiento arterial significa
arterioesclerosis y su causa se la atribuye a los radicales libres.

El cáncer que es un tipo de enfermedad por hábito de vida


(enfermedad crónica no infecciosa) se genera a causa de
mutaciones genéticas adquiridas, debidas a los radicales libres. El
tabaquismo o la ingesta excesiva de alcohol generan grande
cantidad de radicales libres. Basados en esta teoría, los medios de
difusión masiva promueven el consumo de antioxidantes como la
vitamina C y E, polifenoles, coenzima Q10 o la sesamina para
proteger de ellos al cuerpo.

La aplicación de la quimioterapia en pacientes cancerosos es un


tratamiento donde se generan radicales libres mediante los
medicamentos para afectar a las células cancerosas y de esta
manera hacer desaparecer el tumor. Muy a pesar, la mayoría de los
radicales libres generados excesivamente mediante el tratamiento
anticanceroso no puede ser eliminada por el cuerpo; de la misma
forma, la radioterapia genera radicales libres. Medicamentos de uso
general como los antipiréticos (antifebriles), analgésicos,
antiinflamatorios y antibióticos utilizan los radicales libres para tratar
los diversos síntomas. Estos medicamentos pueden atenuar
momentáneamente los síntomas tras ser ingeridos, pero muy pocos
se dan cuenta de que se está generando en el organismo una
cantidad innecesaria de radicales libres. Por cierto, la fiebre o el
dolor que aparece con la inflamación o un resfrío, es una señal de
que la capacidad de autocuración del cuerpo está funcionando; por
lo que detener estos síntomas con los medicamentos –si bien alivian
momentáneamente– puede también prolongar un resfrío. Uno debe
estar consciente de estos riesgos al ingerir los medicamentos.

La función orgánica requiere de demasiado trabajo para anular los


radicales libres aun con el consumo de dietas adecuadas o
alimentos funcionales. Investigaciones recientes han descubierto
que la causa real del envejecimiento y las enfermedades por hábito
de vida es un estado de inflamación crónica que genera radicales
libres. Además, ciertos tipos de antioxidantes pueden por el
contrario dañar la salud. Es decir, es peligroso consumir los
antioxidantes sin conocimiento.

Podemos notar mucha publicidad de antioxidantes indicando que en


general, el envejecimiento es causado por los radicales libres; sin
embargo, en la punta de la investigación científica actual se maneja
un término fabricado que combina la inflamación (inflammation) y el
envejecimiento (aging) y se lo denomina inflammaging, dando a
entender la relación mutua entre la inflamación y el envejecimiento.

Como los radicales libres generan mayor cantidad de radicales


libres, esto conlleva a una inflamación crónica. En la actualidad, las
personas que consumen antioxidantes para evitar el envejecimiento,
pero no corrigen los malos hábitos de vida –que generan radicales
libres y la inflamación crónica– estarían produciendo una enorme y
peligrosa bola de nieve o como enseñan algunas conocidas fábulas,
estarían ocasionando que “el remedio llegue a ser peor que la
enfermedad”.

La inflamación es una respuesta inmunológica que protege el


cuerpo de patógenos externos; el cuerpo, cuando detecta una
invasión por patógenos, los ataca liberando antioxidantes muy
lesivos. Este fenómeno de liberación de radicales libres para atacar
a los agentes patógenos es una respuesta fisiológica fundamental
para la supervivencia también en los animales. En una inflamación
crónica, en la que el cuerpo ya no necesitaría de los radicales libres
tras eliminar los patógenos, pero donde el cuerpo sigue liberándolos
–aunque sea en mínimas cantidades– se lesionan las células
normales y se generan muchos tipos de enfermedades, tratándose
entonces de una respuesta fisiológica alterada.

Es decir, los radicales libres que defienden el cuerpo son


indispensables para el organismo vivo. Sin embargo, el estado de
inflamación crónica causa una enfermedad tras otra. Aun cuando se
consuman antioxidantes a diario, si existieren lugares crónicamente
inflamados en el cuerpo, obviamente se seguirán generando
cantidades excesivas de estos radicales. Este tipo de vida hace que
paso a paso nos acerquemos a la enfermedad. Esta inflamación
crónica es asintomática y no produce dolor ni picor, por lo que
cuando aparece alguna molestia, ya está establecida la enfermedad.
Los últimos resultados de investigaciones sobre el efecto de la
inflamación crónica en las diferentes enfermedades están siendo
publicados en varios artículos. El método de prevención para evitar
las enfermedades por hábito de vida sería el de detener el estado de
inflamación crónica. La inflamación es una señal de que se ha
generado una respuesta inmunológica cuando el organismo ha
recibido algún estímulo dañino. La inflamación crónica, es dentro de
las respuestas inflamatorias, la que avanza y se mantiene de
manera progresiva y desde el punto de vista clínico es la inflamación
que dura más de una semana; desde el punto de vista
histopatológico se observa infiltrado linfocítico, además de
fibroblastos que también se observan en casos de inflamación
aguda para la regeneración de tejidos. La inflamación puede
desencadenarse por factores físico-mecánicos –como traumatismos
externos o quemaduras– así como por infecciones o reacciones
alérgicas y se caracteriza por presentar rubor, calor, tumor y dolor.

Los/as estadounidenses saben que si son afectados por la


enfermedad periodontal (inflamación de las encías), tienen mayor
riesgo de padecer diabetes mellitus o cardiopatías. También existen
reportes que indican que infecciones repetidas incrementan el riesgo
de muerte por infarto agudo de miocardio. De la misma forma que
en estos casos, podemos detectar enfermedades provocadas por un
estado de inflamación crónica. Haciendo una revisión de las
investigaciones recientes, se ha evidenciado que la inflamación
crónica guarda relación con las siguientes enfermedades:
1. Arterioesclerosis: cardiopatías, accidente vascular
cerebral, etc.
2. Síndrome metabólico: obesidad, diabetes mellitus,
dislipidemias, etc.
3. Cáncer: generación del cáncer hasta las metástasis.
4. Enfermedades autoinmunes: artritis reumática, urticaria,
etc.
5. Enfermedades neurológicas: Alzheimer, enfermedad de
Parkinson, etc.

Como se habrá notado, se incluyen también enfermedades


autoinmunes como el reumatismo y enfermedades neurológicas
como el Alzheimer y la enfermedad de Parkinson. Advertir también
que no se limita a las enfermedades conocidas por hábito de vida,
sino que circunscribe a la mayor parte de las enfermedades que
vapulean a los habitantes de los países desarrollados y que la
mayor parte de estas enfermedades que aterrorizan, se pueden
prevenir evitando la inflamación crónica o controlándola una vez
adquirida.

Una vez que se conoce que varias enfermedades son generadas


por la inflamación crónica, entonces se hace necesario el cómo
hacer para tener una vida que no genere el estado inflamatorio
crónico. Si se analizan estrategias considerando el mecanismo que
causa la inflamación crónica, se llega a lo siguiente:
- Corregir y modificar los hábitos dietéticos con el objetivo
de que sean antiinflamatorios.
- Eliminar el estado sedentario y evitar la obesidad visceral.
- Evitar el tabaquismo y la ingesta excesiva de alcohol que
producen inflamación de los pulmones, esófago y estómago.
- Corregir la forma de pensar y el estilo de vida, dado que el
estrés genera mediadores inflamatorios.

Lo primordial no es evitar solamente el síndrome metabólico, sino


que se debe concentrar esfuerzos en encontrar la forma de
contrarrestar la inflamación crónica que es la que provoca el
síndrome metabólico.

Estados Unidos, considerado país líder en medicina, está


planificando la lucha contra las enfermedades por hábito de vida. A
diferencia de Japón, ya desde hace 35 años se ha estado
publicando diversos tipos de información. El congreso americano ha
seguido el siguiente curso histórico en cuanto a las investigaciones
con respecto a las enfermedades por hábito de vida, empezando por
el cáncer:

1977 - Reporte McGovern. Indica que las enfermedades en los


países desarrollados se generan por la dieta occidentalizada y son
de origen alimentario.
1982 - Reporte “Investigación sobre la relación entre los hábitos
dietéticos y la salud” y la presentación “Alimentos, nutrición y
cáncer”. Es un reporte donde la Academia Nacional de Ciencias
(NAS) demuestra que el consumo excesivo de alimentos de origen
animal es un factor primordial para el cáncer.
1985 - Declaración de DeVita en el congreso estadounidense. El
director del Instituto Nacional de Cáncer, DeVita, declara que debido
a la utilización de los fármacos anticancerosos, las células
cancerosas activan genes anti-anticancerosos (ADG) y pueden
tornarse más malignas o agresivas.
1988 - Reporte “El estudio sobre la patogenia del cáncer”.
Presentado por el Instituto Nacional de Cáncer (NCI), donde se
muestra que “los fármacos anticancerosos tienen un potente efecto
canceroso y pueden generar nuevos cánceres”.
1990 - Reporte sobre tratamientos no convencionales del cáncer.
Presentado por el Comité de Evaluación Técnica del Congreso
Estadounidense (OTA), a requerimiento de las cámaras Alta y Baja;
investiga sobre métodos de tratamiento no convencionales del
cáncer.

Analizando el material indicado, se entiende que en Estados Unidos


–ya 38 años pasados luego de la presentación del Reporte
McGovern–, la conciencia de la población ha ido cambiando de
forma que se busca evitar la enfermedad o bien tratarla bajo
responsabilidad de la persona afectada. Exceptuando las
enfermedades congénitas, sin miedo a equivocación, se puede decir
que la enfermedad no obedece a la “mala suerte”, sino que uno
mismo se enferma sin darse cuenta.

En la década de los años 60, el aumento de los casos de


enfermedades por hábito de vida en Estados Unidos elevó el costo
médico y se empezó a invertir grandes presupuestos para la
investigación dedicada a la prevención del cáncer y las cardiopatías.
Uno de los resultados es el Reporte McGovern. En este informe de
5.000 páginas, se considera: “Todas las enfermedades crónicas son
enfermedades de origen alimenticio causado por los hábitos
dietéticos equivocados, centrados en la carne animal”, indicando
además que el consumo excesivo de carnes y grasa está
profundamente relacionado con la aparición de enfermedades por
hábito de vida como las cardiopatías, el cáncer o el accidente
vascular cerebral.

Por tanto, la base para una dieta saludable fue fijada como meta,
consistente en reducir las carnes y la grasa. Sin embargo,
irónicamente ha resultado en un incremento de la obesidad. Existe
un artículo que ha investigado el contenido de los alimentos
(porcentaje de hidratos de carbono, grasas y proteínas) y el
porcentaje de obesidad de la población entre los años 1971 al
2006[7]. En este trabajo se considera peso normal el índice de masa
corporal (IMC) 19 a 25; de 25 a 30 sobrepeso y más de 30 como
obesidad. Según esta clasificación, entre los años 1971 a 1975, el
porcentaje de obesidad (con IMC mayor a 30) fue de 11,9% en
varones y 16,6% en mujeres; sin embargo, entre el 2005 y 2006,
este porcentaje incrementa a 33,4% en varones y 36,5% en
mujeres. Es decir, sólo en 30 años, el porcentaje de obesos se ha
triplicado y de obesas duplicado.

Este artículo también analiza el porcentaje calórico de


carbohidratos, grasas y proteínas. Comparando el periodo entre
1971 y 1975 con el transcurrido entre 2005 y 2006, el porcentaje
calórico de hidratos de carbono aumenta de 44,0% a 48,7%. Por
otro lado el porcentaje calórico de las grasas disminuye de 36,6% a
33,7%, el porcentaje calórico de las proteínas también disminuye de
16,5% a 15,7%. Es decir, tras el Reporte McGovern, que
recomendaba reducir la ingesta de carnes y grasa –que en realidad
se ha logrado– la obesidad se ha incrementado de manera
explosiva.

En Estados Unidos, dado que el porcentaje de fumadores ha bajado


notablemente, el cáncer pulmonar tiende a reducirse; pero al
contrario se está incrementando el cáncer que se relaciona con la
obesidad (cáncer de colon y de mama). En el trabajo mencionado,
se recomienda reducir los hidratos de carbono e incrementar el
consumo de proteínas. Cuando se reduce el consumo de grasas,
aumenta el consumo de hidratos de carbono. Los hidratos de
carbono facilitan la obesidad porque estimula la secreción de la
insulina. Además, los alimentos dulces (abundantes en azúcar),
estimulan los centros del placer del encéfalo y generan sensación
de placer, por lo que conllevan en un aumento de la cantidad de
ingesta. Los alimentos ricos en azúcares incrementan la cantidad de
ingesta alimentaria, aumentando las calorías ingeridas y llevando a
un estado de dependencia a azúcares, empeorando la obesidad.

En Japón, donde también existen investigaciones epidemiológicas,


los convictos en cárceles con cadena perpetua, tienen como
alimento principal los azúcares y suelen morir dentro de sus celdas
antes de lograr la libertad provisional, no encontrándose mayores de
80 años en las prisiones.

Anotar al respecto que los/as religiosos/as o los/as vegetarianos/as


que tienen como alimento principal los azúcares, no llegan a ser
longevos/as centenarios/as.

Hasta que una persona no es afectada por alguna enfermedad por


hábito de vida, no llega a investigar asiduamente sobre ello;
mientras tanto, no pasa de ser un problema ajeno. Subrayar que la
alimentación que realizamos inconscientemente, a base de
granos/azúcares o alimentos deliciosamente preparados a base de
azúcar, son los que están causando las enfermedades por hábito de
vida. Los programas gastronómicos invaden nuestras pantallas de
televisión tanto de día como de noche.

Tanto la OMS como los gobiernos de los países donde abundan las
enfermedades por hábito de vida son los responsables por sus
políticas de mantener una dieta con un porcentaje calórico basado
en un 60% por hidratos de carbono. Los expertos estudiosos en el
tema aconsejan desde el punto de vista de la fisiología deportiva
realizar ejercicio; desde el punto de vista de la nutriología evitar el
consumo excesivo de sal, grasas y colesterol. Empero, no se
observa ningún efecto y personas importantes siguen enfermándose
con este tipo de enfermedades y consecuentemente muriendo. Los
mismos expertos estudiosos que tienen los conocimientos de punta
sobre las enfermedades por hábito de vida adquieren estas
enfermedades y fallecen uno tras otro. Por ende, esta situación no
está pudiendo ser prevenida y en el mundo siguen aumentando
estos pacientes. Las personas con grandes fortunas, cuando sus
propios órganos dejan de funcionar por las enfermedades,
consiguen mediante la influencia del dinero los diferentes órganos
para ser trasplantados, pero esto sólo tiene efecto paliativo y sólo se
puede prolongar un poco la vida.

Los mandatarios del Gobierno japonés siguen una política de


Gobierno a partir de la década de los años 80, en la que se indica
que el 60% del alimento principal deben ser hidratos de carbono y
se lo está poniendo en práctica dentro de la Policía, Guardia
Nacional, oficinas de Gobierno, empresas, escuelas, hospitales y
prisiones. Esta política continúa hasta ahora y a pesar de que tanto
los expertos en el tema, los mandatarios y los científicos se han
dado cuenta que los hidratos de carbono como alimento principal
serían la causa de las enfermedades por hábito de vida, nadie lo
hace público.

Pensamos que si algún estudioso experto en el tema declarase que


el consumo de hidratos de carbono y azúcares puede –de manera
similar a la contaminación radiactiva producida por la fusión nuclear
de Fukushima– generar mutaciones genéticas y causar
enfermedades digestivas, el sistema de gobierno se encargaría de
calumniarle y quizás desprestigiarle con algún escándalo para que
esta persona ya no pueda intervenir dentro de la sociedad. Si algún
experto que trabaja con el presupuesto proveniente del Gobierno,
sugiere una dieta de restricción de azúcares, en contra de la política
de Gobierno, puede sufrir las mismas consecuencias.

Por ejemplo, Eiki Shimamura (nacido en 1941, egresado de la


Universidad de Tokio, ex-profesor de la Universidad de Hokkaido y
ex-director del Centro de Investigación Sísmica y de Volcanes) que
como científico experto llegó a la conclusión de que pronosticar los
sismos es imposible, declaró esta situación y fue calumniado por la
Fiscalía. El asistente del profesor Shimamura fue sobornado para
traicionarlo y firmo una declaración falsa inventada por la Fiscalía
para inculpar a su jefe. Los funcionaros de Gobierno que han
logrado obtener un jugoso presupuesto de 1.000 millones de dólares
anuales para la investigación y pronóstico de los sismos, utilizaron
todos los medios para quitar del medio al profesor Shimamura. En la
actualidad se siguen malgastando millones de dólares cada año,
que provienen de los impuestos que paga la población, como
presupuesto para el pronóstico sísmico. El profesor Shimamura, por
haber revelado la verdad, en su posición de científico experto en el
tema, ha sido expulsado de la Universidad de Hokkaido, la sociedad
científica y el mundo de la comunicación masiva[8].

En realidad, para prevenir a los/as japonenes/as de las


enfermedades por hábito de vida, los hidratos de carbono deben
reducirse a menos del 10% del alimento principal. También es una
realidad inevitable el hecho de que uno/a de cada dos japoneses/as
contrae el cáncer y uno/a de tres fallece por ello. Para que se pueda
“vivir bien” la prevención de las enfermedades por hábito de vida
debe ser un tema de prioridad. El Gobierno japonés viene
efectuando un proyecto de salud denominado “Japón Saludable 21”
en el que promociona la salud mediante el ejercicio, para vivir
longevo/a y saludable, con el fin de lograr incremento de tiempo de
vida saludable; sin embargo, muchas personas desconocen hasta el
nombre de este proyecto.
Si bien toda esta información, en cuanto a lo saludable que es la
dieta de restricción de hidratos de carbono, la necesidad de una
buena calidad de sueño, de ejercicio o de prevención de la
obesidad, es conocida por todas las personas, no se conoce la
forma en que todo esto se relaciona con la prevención de las
enfermedades por hábito de vida. Se tiene la creencia popular que
son de origen congénito, por mutación genética hereditaria; por
ejemplo, existen personas que le temen al cáncer sólo porque su
abuelo ha fallecido por cáncer. Empero, en realidad lo que está
ocasionando la enfermedad son los hábitos dietéticos que tiene
cada familia, que normalmente se transmiten de generación a
generación y son los causantes de las mutaciones genéticas de
manera adquirida después del nacimiento.

Entre las causas de las enfermedades por hábito de vida están las
mutaciones genéticas congénitas, (heredadas de los padres) y las
mutaciones adquiridas. Ya que este tipo de enfermedades no es
contagioso, no es posible erradicarlas. Con todo, ante un pequeño
malestar las personas acuden a grandes hospitales con la
esperanza de curarse definitivamente. Al tratarse de una
enfermedad por hábito de vida, no es posible que el médico o algún
medicamento puedan curarla, dado que la causa está en el tipo de
vida que se siguió, dependiendo de la persona su curación.

La medicina actual, si bien puede atenuar los síntomas de las


enfermedades, en realidad aún no ha descubierto ni siquiera la cura
definitiva para la gripe; por lo que cuando uno se enferma, tiene que
estar consciente de que la medicina actual es tan sólo un apoyo
para que el cuerpo pueda curarse por sí solo. Hipócrates,
considerado padre de la medicina, ya postuló la importancia de la
alimentación y la capacidad de curación espontánea. No obstante,
actualmente en las escuelas de medicina sólo se destinan algunas
horas para las materias relacionadas con la alimentación (nutrición),
que en realidad son de importancia primordial para la salud; la parte
de la nutrición en la asistencia médica se deja a cargo de la o del
nutricionista. Es decir, la medicina moderna ha dejado de lado bases
fundamentales que dejó Hipócrates y sólo se dedica a tratar los
síntomas de las enfermedades.

Se ha demostrado que la causa de la demencia de tipo Alzheimer se


debe a la acumulación dentro del cerebro de un producto de
glucación avanzada denominado beta amiloide, formado por
glucación y oxidación; es una sustancia de desecho que se va
acumulando durante décadas y va destrozando las células
cerebrales. Normalmente este beta amiloide es degradado por la
enzima que se encarga de degradar a la insulina y no se acumula
en el cerebro; pero si la ingesta de azúcares como alimento principal
es diaria, la insulina es liberada en grandes cantidades y esta
enzima se satura, no alcanzando a degradar el beta amiloide,
permitiendo su acumulación dentro del cerebro. Cuando continúa un
estado de inflamación crónica dentro del cerebro, el beta amiloide se
genera en gran cantidad.

Existen reportes de que las personas que ingieren antiinflamatorios


por alguna otra enfermedad, tienen menor incidencia de Alzheimer.
Las personas con hipoglucemia funcional (que les baja el azúcar),
tienen mayor cantidad de secreción de insulina y son candidatas a
padecer diabetes mellitus tipo 2, obesidad y tener mayor riesgo de
complicaciones acompañadas de la enfermedad de Alzheimer.

Al presente, de las personas mayores de 65 años de edad, una de


cada 10 padece de demencia senil y en sociedades con número alto
de personas mayores, las con demencia se están incrementando de
manera acelerada. El número de pacientes con demencia en Japón
es de aproximadamente un millón de personas; se estima que para
el año 2030 esta cifra llegaría a cuatro millones y medio. Dentro de
ellos, el 90% es de tipo Alzheimer y el resto de origen vascular
(infartos cerebrales o como la demencia de cuerpos de Lewy).

Las personas normalmente utilizan como fuente de energía a la


glucosa y cuando los niveles de glucemia descienden[9], el centro
de hambre del cerebro genera la sensación de apetencia para crear
la conducta de ingesta alimentaria. El consumo prolongado de
granos (azúcares), hace que el organismo se vuelva dependiente de
los azúcares y por ello el cerebro demanda constantemente la
ingesta de éstos. Los pacientes que padecen enfermedades por
hábito de vida, de igual manera que las personas sanas, digieren la
glucosa en unas cuantas horas y la sensación de hambre les obliga
a volver a consumir los alimentos, no pudiendo modificar su
metabolismo.

Si se utiliza la hoja de coca como alimento principal, la sensación de


hambre desaparece, se controla la dependencia a los azúcares, la
glucosa del organismo se gasta y se llega a un estado de inanición.
Esto permite que el cuerpo pueda activar sus sistemas de autofagia,
las proteínas chaperonas, la epigenética, el silenciamiento génico, la
capacidad de regeneración dentro de la irreversibilidad de las redes
neuronales, las mutaciones genéticas adquiridas, la inhibición de la
metilación del ADN, la acetilación de la histona, la reparación de las
cadenas de glucación, la regulación del pH del organismo humano y
finalmente la homeostasis, modificando en síntesis el metabolismo,
de uno dependiente de los hidratos de carbono y azúcares para su
funcionamiento a uno del tipo cetogénico.

Con el tratamiento por ayuno absoluto, dieta cetogénica o la dieta de


la hoja de coca como alimento principal, el organismo modifica su
metabolismo para que utilice los cuerpos cetónicos como fuente de
energía.
Entre los medicamentos y alimentos destinados a restringir las
calorías, el único que ha demostrado ser inocuo es la masticación
de la hoja de coca. Dentro de todos los vegetales, es el alimento
que contiene más minerales y vitaminas, con lo que masticando las
hojas de coca se puede obtener oligonutrientes. Para efectuar una
dieta restringida, se debe limitar la ingesta calórica diaria entre 1.200
a 1.400 Kcal (el 70% de la ingesta diaria habitual). Como el instinto
de hambre impide que la mayoría de las personas pueda llevar a
cabo la restricción alimenticia, al masticar las hojas de coca,
cualquiera puede efectuarla con facilidad y en cualquier momento.

Está demostrado científicamente que al efectuar la restricción


calórica, se activan los genes de la longevidad. Sólo las personas
que logran activar la expresión de los genes longevos (gen Sirtuin),
logran obtener los beneficios de este gen. Empero, llevando una
vida regular, no se activa este gen. Es más, basta que se exceda en
la ingesta calórica una sola vez, este gen se vuelve a desactivar.
Cuando se activa el gen Sirtuin y se logra su expresión, la cantidad
de las organelas intracelulares (mitocondrias) aumenta y se logran
obtener los siguientes efectos beneficiosos:
a. Prevención de manchas y arrugas.
b. Prevención de la demencia senil.
c. Quema de grasas.
d. Reparación celular.
e. Eliminación de radicales libres (que son la noxa o agente
etiológico para los genes).
f. Prevención de la hipoacusia.
g. Prevención de la arterioesclerosis.
h. Inhibición de unas 100 causas de envejecimiento.

Considerando –como señalamos en otro momento– que la causa de


muerte en la era moderna es ocupada en un 63% por las
enfermedades originadas en los hábito de vida, que vienen
principalmente de la obesidad causada por la malnutrición y exceso
de alimentos, el economista francés Michel Albert, indica lo
siguiente: “En los países donde se ha desarrollado el capitalismo, la
obesidad sólo aparece en gente pobre. La obesidad es un indicador
de enfermedad del capitalismo desarrollado. El ser humano es un
animal que posee un fuerte instinto o hasta ambición de ingerir
alimentos y bebidas deliciosas en abundancia. Para generar
alimentos y bebidas agradables, se requiere de gran energía
económica. El ser humano, al ingerir gran cantidad de alimentos y
bebidas deliciosas, inevitablemente se torna obeso. Para eliminar la
obesidad, se requiere de gastar una mayor cantidad de energía
económica”.[10]

En países desarrollados a una persona obesa por malnutrición y


sobrealimentación, le cuesta 1.000 dólares reducir cada kg de
grasa. Aumentar 10 kg de peso corporal se puede lograr fácilmente
comiendo alimentos sabrosos en exceso durante una semana. Pero
reducir los mismos 10 kg en un salón de estética en Japón cuesta
más de 10.000 dólares.

La sensación de hambre es un deseo por los alimentos que se


siente con el estómago vacío. De todos los deseos es uno de los
más poderosos. El apetito está presente en todos los seres
superiores, y sirve para obtener la suficiente cantidad de energía
para mantener el metabolismo. Está regulado por una fina
interacción entre el tubo digestivo, el tejido graso y el cerebro. Los
trastornos de regulación del apetito pueden generar por un lado la
anorexia nerviosa, la bulimia y por otro lado la obesidad.

Se ha descubierto que la regulación del apetito es un proceso


complejo donde interviene el tubo digestivo, diversas hormonas, el
sistema nervioso central y el autónomo. El hipotálamo (parte del
cerebro) es un órgano donde se determina el deseo principal. La
neurona que regula el apetito se encuentra en el núcleo arcuato,
donde se encuentran células nerviosas que producen el péptido Y,
así como la AGRP (Proteína r-agouti) –encargada de estimular el
apetito– y las neuronas que producen el alfa-MSH (melano
estimulante) y el CART (transcripción regulada de cocaína y
anfetamina) que tienen un rol definitivo en la inhibición del apetito.

Además, en el área hipotalámica lateral se encuentra la neurona


que produce la hormona concentradora de melanina (MCH) y la
orexina que se relacionan con la inhibición del apetito. El hipotálamo
cortical y las prolongaciones de los bordes, reconocen la sensación
de hambre y el tono vagal (la actividad del sistema nervioso
parasimpático), estimulando otros mecanismos que incluye a la
glándula tiroides (la tiroxina que regula la velocidad del
metabolismo), el hipotálamo, la hipófisis, la médula suprarrenal y
otros. El apetito, en el hipotálamo, es afectado por el estímulo de
diversas hormonas como la leptina, ghrelina, el péptido YY y la
colecistoquinina. Estas hormonas son producidas por el tubo
digestivo y el tejido graso (leptina). Es un mecanismo fisiológico
para mantener estable el peso corporal. La leptina mencionada
anteriormente y los niveles de glucemia regulan adecuadamente el
apetito. Sin embargo en un estado mórbido, el factor de necrosis
tumoral alfa, las interleucinas 1 y 6, y la hormona liberadora de la
corticotropina (CRH) son las que inhiben el apetito. Este mecanismo
explica por qué las personas enfermas pierden el apetito y reducen
la ingesta de alimentos.

Además, el reloj biológico (regulado por el hipotálamo) afecta el


apetito. Existe un centro que estimula el apetito en respuesta al
horario habitual de las comidas que se encuentra en el núcleo lateral
y dorsal del hipotálamo. En el lugar denominado silla turca, en
especial en el hipotálamo cortical, se presentan radiaciones
neuronales que inhiben el apetito. Esto explica la afectación del
apetito debido a la depresión y el estrés.
Cuando se ingieren alimentos hiperprotéicos, los niveles del péptido
YY que es una hormona inhibidora del apetito, se incrementan y en
comparación con las dietas altas en grasa o hidratos de carbono, se
logra reducir mucho más la sensación de hambre, ello se conoce
como dieta proteica. Además, otro de los motivos por el que esta
dieta es efectiva, es que las proteínas sólo se absorben una
milésima en relación con el peso corporal. Si consideramos los
alimentos “exquisitos”, satisfacer el apetito puede considerarse
como un tipo de recompensa. Por lo tanto, se puede escapar
frecuentemente del efecto regulador del hipotálamo y caer en una
sobrealimentación y la consecuente obesidad. Se considera que el
método de uso más efectivo es juntar el tratamiento dietético con el
ejercicio.

Si se toma un medicamento que regula el apetito –como se deja de


comer– el peso corporal se reduce con seguridad, pero este efecto
es temporal. Al concluir el tratamiento dietético y volver a la dieta
habitual, uno recupera inmediatamente el peso, o bien puede
incluso incrementarlo. Esto se debe a que la reducción de peso por
restricción de alimentos tiene como regla la aparición del efecto
rebote. Al restringir los alimentos, el cuerpo llega a un estado de
inanición crónica; como resultado, el cuerpo tiende a aprovechar
cualquier nutriente para convertirlo en grasa y almacenarlo como
fuente de energía. Esto obedece a un instinto de supervivencia que
posee el ser humano desde su nacimiento. Aunque no se utilicen
medicamentos, también las dietas para adelgazar –como la dieta
simple o sustitutiva– recurren a la restricción calórica, por lo que
también obedecen a la regla del efecto rebote. Las dietas reductoras
de peso dependientes de medicamentos son métodos peligrosos y
en ellas es inevitable el efecto rebote. Es decir, por más que se logre
bajar 10 kg en un tiempo corto, con la ayuda de medicación para
controlar el apetito, si se recupera inmediatamente el peso corporal
por el efecto rebote, esto sería un sinsentido y lo peor, que el cuerpo
engorde más fácilmente que antes de la dieta.

Entonces, se debe cambiar el punto de vista: no se trata de restringir


las calorías, sino de incrementar el consumo calórico por el
organismo. El apetito no es sólo cuestión de tener el estómago
vacío, sino que es influenciado por el estado emocional o las
circunstancias. Por ejemplo, por estar estresado, por estar aburrido
o simplemente porque es hora de la comida, se suele merendar
aunque el estómago no esté vacío. Obviamente, si se come sin que
el cuerpo necesite alimentación, se llega a la obesidad. Bajar de
peso tras comer abundantemente es casi imposible; con todo, se
hace muy difícil detener el apetito sólo con la voluntad.

El desarrollo de los medios de transporte, a precio de darnos


comodidad en el diario vivir, ha ocasionado que el hombre y la mujer
modernos dejen de realizar ejercicio físico. La falta de ejercicio
causa obesidad, afecta la presión arterial, incide en los niveles de
glucemia, colesterol, triglicéridos, etc.; conjuntamente incrementa el
estrés y también es un factor de riesgo para el cáncer.

Una alternativa posible, para controlar el apetito y la ingesta


descontrolada de alimentos es la masticación de hojas de coca, que
también ayuda a controlar las enfermedades por hábito de vida. El
ser humano, al envejecer va atrofiando sus funciones corporales, lo
que es la causa para las enfermedades; junto con el envejecimiento,
también disminuye la fuerza inmune, por lo que las defensas contra
las células cancerosas también disminuyen, aumentando la
incidencia de cáncer. Sería hora de que políticos, economistas,
biólogos y médicos del mundo reconozcan que la hoja de coca es
un alimento que puede controlar y prevenir el hambre y las
enfermedades, flagelos mundiales contra los que se encuentran
paliativos, pero no así soluciones globales. Durante la masticación
de la hoja de coca se logra inhibir el apetito por más que se tenga a
disposición el plato más exquisito al frente; con esto controlamos los
efectos del gen de la inanición y podemos apartarnos de la
sobrealimentación y la malnutrición.

El ser humano, dentro del proceso de evolución, ha logrado adquirir


el gen de la inanición con el fin de absorber eficientemente la poca
cantidad de alimento disponible y almacenarlo en forma de grasa.
Este gen de la inanición intervino favorablemente en los momentos
de hambruna de diferentes momentos históricos, evitando la
extinción de la especie humana por falta de nutrientes. Empero, en
la era moderna actual, donde la tendencia es la sobrealimentación,
poseer este gen opera de manera desventajosa porque predispone
a la obesidad y la diabetes mellitus. La capacidad de absorción
efectiva, que era adecuada para la cantidad disponible de alimentos
durante la Edad de Piedra, con la agricultura que ha posibilitado la
ingesta continua de arroz, trigo, maíz, papa o azúcar y demás
hidratos de carbono, el gen de la inanición provoca un
almacenamiento excesivo de grasa, propagando la obesidad. El gen
de la inanición es un gen que reduce la energía gastada y procura
almacenar la mayor cantidad de energía sobrante, ahorra la energía
previniendo la hambruna, almacenando grasa.

Kunihiro Seki, cuando se encontraba en su quinta década de vida


aumentó su IMC hasta 30, por la sobrealimentación y malnutrición,
llegando a padecer de diabetes mellitus, cáncer, infarto agudo de
miocardio y dislipidemia. Durante ese tiempo, intentó diversos
métodos de reducción de peso con el fin de liberarse de la obesidad,
pero no tuvo éxito con ninguno. Posteriormente mediante la
masticación de la hoja de coca, logró reducir su IMC de 27 a 22,
logrando mantener dicha cifra hasta la fecha de este texto. Con el
IMC de 22, sus niveles alterados que presentaban el análisis de
sangre (enfermedades por hábito de vida causadas por la obesidad)
se han normalizado.
4. La dieta cetogénica: una
alternativa posible
El cerebro, para su funcionamiento, puede utilizar otros nutrientes –
además de la glucosa– como los cuerpos cetónicos[11]. El cerebro
del ser humano hace unos 10.000 años, previo a empezar a
consumir granos, utilizaba como nutriente principal los cuerpos
cetónicos.

Nosotros obtenemos la energía necesaria para la actividad


biológica, a partir de la conversión de los nutrientes ingeridos en una
sustancia sintética orgánica denominada adenosín trifosfato (ATP).
La producción del ATP se realiza en cada célula del organismo y se
relaciona complejamente con las enzimas que se encargan del
metabolismo orgánico, que son producidos bajo reacciones
químicas controladas ordenadamente. De esta forma, el proceso de
producción de ATP a través de la degradación de los nutrientes se
denomina metabolismo energético. El ATP es un compuesto en el
cual se unen tres ácidos fosfóricos a la adenosina y en cada lugar
de enlace se almacenan altos niveles de energía. Cuando una de
estas uniones se libera y se convierte en adenosin difosfato (ADP),
se libera energía. Tanto el ser humano como animales, plantas y
bacterias, utilizan el ATP como la “moneda energética” de su
organismo. De los aproximadamente 37 billones de células que
conforma el ser humano, el ATP utilizado por un adulto masculino
llega a alcanzar los 40 kg.

La glucosa y el ácido graso transportados a la célula son


degradados por diferentes vías. Además, dado que el ácido graso
no puede atravesar la membrana celular, la célula cerebral lo utiliza
como fuente de energía en forma de cuerpo cetónico. La glucosa
transportada a la célula, dentro del citoplasma se degrada a ácido
pirúvico por la vía de la glucólisis. En este proceso se produce el
ATP.

En general, la acetil-CoA producida por la vía de la glucólisis o la


beta-oxidación es consumida rápidamente por el ciclo del ácido
cítrico. Empero, si en el hígado se produce una excesiva cantidad
de acetil-CoA, la acetil-CoA intramitocondrial del hígado se convierte
en 3-hidroxibutirato o aceto acetato. Como el ácido graso no puede
atravesar la barrera hematoencefálica, normalmente el cerebro
utiliza la glucosa que puede franquearla como fuente de energía. En
situaciones donde la glucosa se agota –caso del ayuno– los cuerpos
cetónicos (aceto acetato) sintetizados a partir de la acetil-CoA,
pueden atravesar la barrera hematoencefálica de la misma forma
que la glucosa y luego de traspasarla se vuelven a convertir en
acetil-CoA y son utilizados como energía por las mitocondrias[12] de
las células cerebrales, a través del ciclo del ácido cítrico.
En los seres vivos tanto la vía de la glucólisis como el ciclo del ácido
cítrico es el que produce la energía. Para esto se cuenta con dos
formas, la vía de la glucólisis y el ciclo del ácido cítrico. La vía de la
glucólisis no requiere de oxígeno para su reacción; el ciclo del ácido
cítrico sí requiere de oxígeno y es una forma más eficiente, porque
produce mayor cantidad de energía; a cambio, en este ciclo se
requiere además de diversos tipos de enzimas.

Normalmente la glucosa es degradada mediante la vía de la


glucólisis para convertirse en ácido pirúvico. Este ácido pirúvico es
degradado en el ciclo del ácido cítrico para convertirse en energía.
Por otro lado existe un metabolismo inverso donde a partir del ácido
pirúvico se puede sintetizar la glucosa, a esta vía se la conoce como
gluconeogénesis. El ácido pirúvico es sintetizado a través de la
liberación del grupo amino, a partir de aminoácidos como el ácido
glutámico, lo que significa que se puede sintetizar glucosa a partir
de aminoácidos. De hecho, cuando existe carencia de azúcares en
el organismo, se sintetiza glucosa a partir de los aminoácidos
mediante la gluconeogénesis.

Glucólisis es la vía de reacción bioquímica que se produce en el


organismo y consiste en un transcurso metabólico donde se
degrada la glucosa hacia ácidos orgánicos como el ácido pirúvico,
para que el ser vivo pueda aprovechar la energía que contiene la
glucosa. Casi todos los seres vivos poseen la vía de la glucólisis y
se conoce como la ruta metabólica más primitiva; puede darse
también en un estado anaeróbico (sin oxígeno) denominándose
entonces respiración anaerobia. Se caracteriza por proveer ATP aun
en ausencia de oxígeno, por lo que es indispensable en los
músculos esqueléticos (en especial la musculatura blanca), en
momentos de carencia de oxígeno durante la actividad deportiva.
Muchas de las reacciones en la glucólisis son reversibles, también
en la gluconeogénesis puede una misma enzima catalizar la
reacción hacia el sentido opuesto; empero, las reacciones de la
hexocinasa (glucocinasa), la fosfofrutocinasa y la piruvato cinasa
son fisiológicamente irreversibles, por lo que en la gluconeogénesis
es catalizada por otra enzima. Aparte de la glucosa, la fructuosa, la
galactosa, la manosa y el glicerol también son reciclados y
metabolizados por la vía de la glucólisis[13].

Dentro del organismo humano, las células cerebrales cuentan con


escasa glucólisis (glucosa como fuente de energía) y tienen gran
cantidad de mitocondrias (cuerpos cetónicos y lípidos como fuente
de energía). Con este hecho, nos damos cuenta de que la glucosa
no es la más adecuada como fuente de energía para la célula
cerebral. Por qué la célula cerebral tiene escasa glucólisis y gran
cantidad de mitocondrias, es porque el cerebro al igual que el
corazón es un órgano que debe estar activo constantemente tanto
de día como de noche, hasta la muerte. De esta forma, como un
corredor de maratón permanente, a este órgano no se le permite
descansar y requiere de una fuente de energía que utilice el
oxígeno; dicho trabajo lo realiza la mitocondria y su fuente de
energía son los cuerpos cetónicos y grasas. La glucólisis también es
efectiva en el crecimiento celular.

En el mundo del deporte, el uso de esteroides es muy controversial,


ellos estimulan la glucólisis pero los esteroides son sustancias
cancerígenas. Por efecto del esteroide, se estimula la glucólisis y se
obtiene un cuerpo musculoso. Empero, en este momento, la acción
descontrolada de la glucólisis (proliferación celular descontrolada)
puede actuar como cancerígeno.

La fuente de energía de la glucólisis es el azúcar, la fuente de


energía de la mitocondria pueden ser los lípidos y cuerpos
cetónicos. En el caso del ser humano, las células cerebrales dejan
de multiplicarse a los tres años de edad. Para que la célula cerebral
se multiplique, depende de la glucólisis. Ésta, en la célula cerebral,
entra en un estado inactivo a partir de los tres años. Esto es porque
el azúcar como fuente de energía de la glucólisis se hace
prácticamente innecesario. Tras cumplir los tres años, la célula
cerebral pasa del metabolismo de tipo glucólisis al mitocondrial. A
partir de entonces la fuente de energía cerebral deberían ser los
cuerpos cetónicos, pero como sabemos, los alimentos proliferados
son: arroz, pan, tallarín, pastas, azúcar, golosinas y refrescos. A
los/as niños/as se les condiciona a las cosas dulces y más aún se
usan como medio de recompensas o premios de conductas. En
resumen, la célula cerebral requiere de cuerpos cetónicos, pero lo
que se le suministra en realidad son puros azúcares.

Es interesante observar en el tratamiento de la epilepsia, cuando se


efectúa una dieta cetogénica, además de controlar las convulsiones,
se mejoran también algunos síntomas que la acompañan, como el
retardo en el desarrollo o la falta de capacidad de atención. Esto
también se aplica en las enfermedades mentales de los adultos.

La estructura de una persona media de unos 50 kg de peso


corporal, es como sigue: agua 63%, proteínas 16%, grasas 15%,
materia inorgánica 4,7%, hidratos de carbono 1%, ácidos nucleicos
0,3%. La distribución de hidratos de carbono entre los órganos de
esa misma persona aproximadamente sería: hígado 4% (tiene la
función de sintetizar azúcar cuando se presenta carencia en el
organismo), músculo 1% (almacena cerca de 250 g de azúcar para
uso de emergencia), hueso 0,1%, sangre 0,1% (se encuentra en
cantidades leves para mantener la glucemia; una persona que pesa
50 kg tendría unos 4 kg de sangre), cerebro 0,1% (requiere esta
concentración de azúcar, pero en realidad se encuentra
aproximadamente 1,3 g).
Cualquier persona queda como aturdida tras llenar su estómago de
comida. En cuanto se llena el estómago el cuerpo entra en
hiperglucemia, por lo que en teoría se estabilizaría el suministro de
glucosa hacia el cerebro y se debería tener mejor capacidad de
atención. Sin embargo, todos hemos experimentado que el efecto
real es diferente. Por mucho tiempo se ha explicado este fenómeno
diciendo que cuando se llena el estómago, el flujo sanguíneo se
concentra al estómago y disminuye el flujo hacia el cerebro. Sin
embargo se ha descubierto que tampoco esto es del todo cierto. La
glucosa en la sangre es homogénea en todo el cuerpo, por lo que no
porque el estómago esté lleno, el suministro de glucosa al cerebro
tendría que disminuir. De hecho, el suministro de azúcar aumenta
por la hiperglucemia. Los ataques convulsivos de la epilepsia suelen
ocurrir en momentos de hiperglucemia.

Los glóbulos rojos son las únicas células en el cuerpo que no


cuentan con mitocondrias y para generar energía lo hacen a partir
de la glucólisis. Dentro del organismo, sólo los glóbulos rojos
necesitan indispensablemente de la glucosa. Si el organismo carece
de glucosa, el hígado la sintetiza a partir de la gluconeogénesis, lo
que se consigue en situación de ayuno prolongado. El motivo por el
cual los glóbulos rojos no cuentan con mitocondrias, es porque su
función es la de transportar oxígeno; si las mitocondrias estuvieran
presentes, durante el transporte se consumiría automáticamente y
no se llegaría a suministrar oxígeno a las mitocondrias del resto del
organismo. Recordemos que la mitocondria produce continuamente
una gran cantidad de energía, consumiendo el oxígeno para
utilizarlo como fuente de energía.

La película “Primero no hacer daño” (First do no Harm), es un


largometraje televisivo estadounidense del año 1997, basado en
hechos reales. Producción protagonizada por Meryl Streep y dirigida
por Jim Abrahams. Meryl Streep interpreta a una madre de tres
hijos, cuyo esposo es un camionero de transporte a largas
distancias. Ellos vivían pacíficamente en su hogar con un campo de
cultivo; sin embargo, la situación cambia cuando el hijo menor
empieza a tener ataques convulsivos de epilepsia. Según esquema,
se empieza intentando controlarla mediante fármacos, pero el hijo
presenta resistencia al tratamiento. El médico cambia el
medicamento uno tras otro, pero ante los ojos de la madre, es como
si el niño estaría sufriendo solamente los efectos secundarios de los
medicamentos. Posteriormente se da la situación de que el seguro
médico del esposo se vence y los gastos médicos del niño
empiezan a representar una gran sobrecarga económica,
llevándoles a dejar inclusive de depositar la hipoteca de la casa.

El médico informa que dado que se trata de una epilepsia resistente


al tratamiento farmacológico, se necesitaría una cirugía cerebral,
pero expuestos los riesgos y las secuelas de la cirugía, la madre
duda en dar el consentimiento para la cirugía. Ello por el lógico
fracaso de los tratamientos sugeridos por el médico, que resultaron
inefectivos, que produjeron efectos adversos y muy nocivos.
Entonces, ella decide conocer mejor la epilepsia y empieza a
averiguar sobre ella, concurriendo a bibliotecas y leyendo todo tipo
de libros de medicina. En uno de los libros encuentra los efectos
beneficiosos de la dieta cetogénica y solicita al médico tratante
intentar este tratamiento dietético antes de la cirugía, pero su
médico rechaza esta solicitud con el argumento de que el
tratamiento dietético con esa dieta no cuenta con evidencia científica
y no es tratamiento adecuadamente establecido.

Día a día, la presión para efectuar el tratamiento es cada vez mayor,


por lo que la madre acude donde el neurólogo pediatra que practica
ese tratamiento en la Universidad Johns Hopkins, e incluso trata de
sacar a su hijo del hospital sin permiso, pero no lo logra. El médico
tratante le advierte que si no acata las recomendaciones médicas,
solicitaría que el Estado pueda adquirir la tutoría para efectuarle la
operación. La insistencia de la madre que lucha por su hijo,
convence al médico a por lo menos intentar el tratamiento dietético
cetogénico. El médico puso la condición de que debería ir
acompañada de un médico, para su viaje hacia la Universidad de
Johns Hopkins, porque sería un viaje largo en avión.
Afortunadamente un amigo médico y una enfermera se ofrecen a
acompañarlos.

En el hospital de la Universidad Johns Hopkins, tras súplicas logran


acceder al tratamiento dietético cetogénico. El nutricionista a cargo
les orienta detalladamente sobre las medidas de los alimentos.
Durante su permanencia, pudieron quedarse en un convento donde
usualmente no está permitido que ingresen varones, pero en el que
hicieron una excepción por la situación del hijo. El tratamiento con
dieta cetogénica hace efecto y los ataques convulsivos cesan como
por arte de magia.

El tratamiento con dieta cetogénica para la epilepsia es efectiva en


un tercio de los casos; sin embargo, debido a que no existe una
evidencia con estudios de caso-control, no es un tratamiento de
elección. En esta película actúan pacientes reales que han logrado
controlar los ataques convulsivos con la dieta cetogénica,
demostrando su eficacia. El propio hijo del director Jim Abrahams,
padece de epilepsia resistente a tratamiento médico y gracias al
método dietético cetogénico ha logrado evitar la cirugía. Por tanto no
es una película de ficción, sino prácticamente un documental real,
puesto que Meryl Streep es madre de cuatro hijos y dado que ellos
asistían a la misma escuela de Charlie, hijo de Jim Abrahams, como
amiga es testigo del sufrimiento de la familia Abrahams.

Cuando prácticamente se deja de ingerir los hidratos de carbono, no


se requiere que la insulina sea secretada por las células beta del
páncreas para bajar los niveles de glucemia. El organismo deja de
disponer de la glucosa como energía; a cambio, empieza a utilizar
como energía los cuerpos cetónicos provenientes de la grasa. La
dieta de restricción de hidratos de carbono resulta en restricción de
azúcares y fibra dietética; con esto la grasa y el glucógeno
acumulados en el hígado se degradan en glucosa, ácidos grasos y
aminoácidos para ser transportados a los órganos principales del
cuerpo, así como a los músculos, para ser procesados en las
mitocondrias de las células de los diversos órganos y ser utilizados
en la producción de ATP.

Cuando se cuenta con suficiente cantidad de ATP, la glucosa y


hasta los aminoácidos son transformados en ácidos grasos
mediante la vía de la lipogénesis y son almacenados como grasa
corporal en el cuerpo. Si no logramos utilizar el ATP, la grasa no se
consume; en nuestro cuerpo funciona un mecanismo de
homeostasis muy minucioso, donde el metabolismo energético no
es la excepción, por lo que no se produce ATP más de lo que el
organismo demanda.

La grasa absorbida por el tubo digestivo o sintetizada en el hígado,


no se diluye en el agua y se incorpora como lipoproteínas en forma
de quilomicrones o lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL), para
ser transportada a los tejidos por el flujo sanguíneo. La grasa es
degradada en ácido graso y glicerol por la lipasa que se encuentra
en la pared de los capilares de los tejidos; de éstos, sólo el ácido
graso es incorporado por los tejidos para ser utilizado. En el tejido
graso, este ácido graso se resintetiza en forma de grasa para ser
almacenado. La grasa almacenada, de acuerdo con el requerimiento
energético, es degradada nuevamente en ácido graso y glicerol para
ser transportados conjuntamente al hígado y ser procesados. De
éstos, el ácido graso pasa al proceso de beta-oxidación en la
mitocondria hepática y se convierte en acetil-CoA, el cual pasa a ser
sintetizado en forma de cuerpos cetónicos para ser hidrosoluble y
ser transportado por todo el cuerpo, con el fin de satisfacer el
requerimiento energético.

Los cuerpos cetónicos como fuente de energía, empezaron a


estudiarse a partir del año 1965 con Richard Veech y colaboradores,
en investigaciones sobre el metabolismo en el ser humano por
fuente de energía alterno en un estado de ayuno. El glucógeno que
es la forma de almacenamiento de la glucosa, se agota en un día de
ayuno y es sustituido como fuente de energía principal por el ácido
graso, seguido por los cuerpos cetónicos. Se ha descubierto que
hasta en el cerebro –que se creía que sólo utilizaba la glucosa como
fuente única de energía– tras ayunar unas cuantas semanas, el 70%
de la energía necesaria se reemplaza por cuerpos cetónicos. Como
dato curioso, los neonatos tras el parto tienen los niveles de
glucemia bajos y en ellos el 25% del requerimiento energético es
cubierto por cuerpos cetónicos: es decir, el ser humano empieza su
vida en un estado restringido de hidratos de carbono.
Los cuerpos cetónicos, a diferencia de los triglicéridos o los ácidos
grasos, son hidrosolubles y pueden fácilmente entrar al torrente
sanguíneo y ser transportados por todo el cuerpo como fuente de
energía; pueden inclusive atravesar la barrera hematoencefálica que
es muy selectiva, por lo que son utilizados como fuente de energía
por las células cerebrales. Los cuerpos cetónicos, si bien son
sustancias fuertemente ácidas, bajo concentraciones adecuadas
son fisiológicamente fuente de energía eficiente o hasta
indispensable. La dieta cetogénica no es algo que haya surgido
recientemente y es un tipo de dieta que cuenta con una historia
larga; el punto de partida de ella se encuentra en el ayuno.

Han sido publicados resultados de investigaciones que indican que


la dieta cetogénica sería efectiva en las enfermedades por hábito de
vida en personas mayores. La mayoría de ellas ha experimentado
deficiencia en el aprendizaje con el envejecimiento. Esto se debe a
que las células nerviosas del cerebro disminuyen junto con el
avance de la edad y se produce poco a poco la atrofia cerebral. Es
una disminución de la función que acompaña de manera fisiológica
al envejecimiento al igual que la presbicia y la presbiacucia
(sordera).

Cuando la disminución de la memoria y la capacidad cognitiva se


deben a un factor patológico, se estaría hablando de demencia,
enfermedad en la que la capacidad cognitiva que ha desarrollado
normalmente, a causa de una lesión cerebral adquirida, disminuye
su función y ocasiona alteración en la memoria y el conocimiento.
Entre los factores más frecuentes que desencadenan la demencia
está la enfermedad de Alzheimer (demencia de tipo Alzheimer).
Entre otras causas que también ocasionan demencia están los
accidentes vasculares cerebrales como el infarto cerebral, la
enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Huntington y otros
varios. Cuando la demencia progresa, no sólo se ve afectado el
diario vivir, sino que se destruye la personalidad. El diagnóstico de
demencia no sólo afecta a la persona sino que representa también
para el entorno una carga psicológica y económica. El
envejecimiento de la población se va acompañando del incremento
anual de pacientes con demencia y ello se está convirtiendo en un
problema social.

Si este tipo de enfermedad tuviera un tratamiento establecido, no


representaría ninguna preocupación; sin embargo, desde la
enfermedad de Alzheimer hasta la enfermedad de Huntington, que
desencadenan la demencia, no tienen establecido un tratamiento
efectivo. Actualmente se emplean algunos medicamentos, pero lo
único que se ha logrado es atenuar los síntomas o retardar la
progresión de la enfermedad, pero sus efectos son limitados. Se
observan casos donde la demencia aparece relativamente en edad
joven. Se sabe que la demencia tipo Alzheimer estaría relacionada
con factores genéticos. Es decir, se ha señalado que si existe un
paciente con demencia tipo Alzheimer entre los familiares, el riesgo
de aparición de la enfermedad se incrementa. Por ejemplo, si se
encuentra un familiar que ha presentado la enfermedad entre los 50
a 54 años, existen datos que indican que el riesgo de aparición
temprana de esta enfermedad ascendería a 20 veces.

En caso de que exista un paciente con demencia entre los


familiares, es importante efectuar la prevención de la enfermedad.
Se debe ingerir alimentos ricos en ácido docosahexaenoico (DHA) o
ácido eicosapentaenoico (EPA), que se encuentran en el aceite de
pescado, verduras, frutas y alimentos ricos en polifenoles, los que
han demostrado reducir el porcentaje de aparición de la enfermedad
demencial. Por el contrario, alimentos abundantes en hidratos de
carbono como el arroz blanco, incrementan el riesgo de demencia.

Existe un estudio epidemiológico efectuado en la ciudad de


Hisayama, de la Prefectura de Fukuoka, que indica que la diabetes
es factor de riesgo para la demencia tanto de origen vascular como
de tipo Alzheimer y que el incremento reciente de los casos de
demencia se debe a que existe un aumento de los pacientes
diabéticos. Es más, la dieta cetogénica que incrementa los cuerpos
cetónicos, ha demostrado ser efectiva en la disminución de
enfermedades neurológicas como la enfermedad de Alzheimer,
accidente vascular cerebral, enfermedad de Parkinson y Huntington.

Los cuerpos cetónicos corrigen el metabolismo energético de las


neuronas cerebrales y tienen efecto protector de las células
nerviosas ante los radicales libres y la inflamación. Por esto, la dieta
cetogénica es utilizada para detener la progresión del daño en la
célula nerviosa originada por la enfermedad de Alzheimer, Parkinson
o el infarto cerebral.

Se conoce que para proteger las neuronas de las lesiones y


fortalecer la función cognitiva, es necesario corregir la respiración
mitocondrial (fosforilación oxidativa). Es decir, en el metabolismo
energético de la neurona, el mejoramiento de la función mitocondrial
es efectivo en el tratamiento de enfermedades degenerativas del
sistema nervioso como en la demencia de tipo Alzheimer, por
ejemplo. Se ha reportado que los cuerpos cetónicos cuentan con
este tipo de función. Cuando la glucosa se agota, se empieza a
inducir la apoptosis de las neuronas, pero el ácido
betahidroxibutírico lo impide, además de que corrige la alteración
mitocondrial de ellas, reduce la generación de radicales libres.

Se conocen diversos tipos de proteínas que sufren acetilación, la


acetilación de estas proteínas no histónicas, afectan en la
estabilidad o la localización de la proteína y en la interacción con
otras proteínas –o con el ADN–, interviniendo en la generación,
proliferación y metástasis de células cancerosas. Normalmente, la
acetilación de la histona u otras proteínas, actúa en forma inhibitoria
en la proliferación de células cancerosas, por lo que se cree que las
sustancias que tienen este efecto pueden utilizarse para tratar el
cáncer. Además, la acetilación de la histona u otras proteínas
aumenta la expresión de los genes o la función de las proteínas que
mejoran la función cognitiva y de aprendizaje. En otras palabras,
entre los genes que se estimulan mediante la acetilación de la
histona, se encuentran genes que detienen la muerte de las
neuronas e incrementan la función cognitiva. Más aun, entre las
proteínas no histónicas que son acetiladas, se encuentran las que
poseen función protectora de neuronas o las que mejoran la función
de las neuronas.

La base de la dieta cetogénica con ácidos grasos de cadena


mediana es reducir al extremo los hidratos de carbono de los
alimentos (es importante señalar que en esta dieta, suele haber
deficiencia de vitaminas, oligoelementos y carnitina, por lo que estos
deben ser suplementados). La cantidad de ingesta diaria de hidratos
de carbono no debería exceder los 40 g, por comida no tendría que
sobrepasar los 20 g. Alimentos como el arroz, el pan, las pastas y
los tubérculos son muy ricos en hidratos de carbono, por lo que se
los debe evitar. Los hidratos de carbono ingeridos, en lo posible
deberán ser integrales y en bajas cantidades: arroz o harina integral
con bajo grado de purificación. Las proteínas deben ser ingeridas en
relación de uno a dos gramos por kg de peso; por ejemplo, una
persona de 60 kg ingerirá de 60 a 120 g. En cuanto a fuente de
proteínas, debe evitarse las que aumentan las células cancerosas
como la leche, el queso, las carnes rojas (carne de res) y utilizar
como alternativa alimentos a base de soya (queso de soya y soya
fermentada), pescado, huevo o pollo. Dentro de los porotos, la soya
tiene menor proporción de hidratos de carbono, por lo que el tofu, el
natto o el yuba –nata de soya– son beneficiosos[14]. Los alimentos
procesados tienen indicada la composición nutricional y se puede
controlar la cantidad de hidratos de carbono, grasas y lípidos.

También se debe procurar escoger multivitamínicos y suplementos


que no contengan azúcares. Si existe un suficiente aporte de
glucosa, aun cuando se incremente la acetil-CoA de la degradación
de las grasas, ésta se metaboliza por el ciclo de ácidos
tricarboxílicos y no se logra aumentar los cuerpos cetónicos. Si se
utilizan los ácidos grasos de cadena mediana que se degradan
inmediatamente en el hígado, se puede reducir el porcentaje de
grasas en un 60% y aunque se ingieran 40 a 60 g de hidratos de
carbono al día, se logrará producir cuerpos cetónicos en gran
cantidad.

En las comidas se puede utilizar el aceite de oliva y para salsa de


ensaladas se utiliza el aceite de semilla de uva, de linaza o de hoja
de shiso (Perilla frutescens o albahaca japonesa). Tanto el aceite de
linaza como el de la hoja de shiso contienen abundante cantidad de
ácido alfa-linolénico que es un ácido graso omega 3 poliinsaturado
que posee efecto protector contra el cáncer. El ácido
docosahexaenóico (DHA) y el ácido eicosapentaenóico (EPA), que
se encuentran en el aceite de pescado, son también ácidos grasos
omega poliinsaturados y tienen efecto inhibitorio sobre la
multiplicación de las células cancerosas. Las setas, algas y nata de
tofu cuentan con abundante fibra alimenticia, vitaminas y minerales,
y tienen baja cantidad de azúcares, por lo que son muy beneficiosos
en los platos.

Es posible mejorar el efecto anticanceroso ingiriendo gran cantidad


de zumos de vegetales que contienen abundantemente sustancias
con efecto anticanceroso; empero, es necesario restringir la ingesta
de vegetales con mucho azúcar. Por ejemplo, la zanahoria, el
brócoli, el perejil y la cebolla que son conocidos por su efecto
preventivo del cáncer, contienen más de seis gramos de azúcar por
100 gramos de peso. Hasta las frutas ácidas cítricas llegan a tener
ocho a 10 gramos de azúcar por 100 gramos. Las manzanas, uvas y
peras contienen más de 10 gramos de azúcar por cada 100 gramos
y el plátano llega a tener más de 20 gramos por cada 100 gramos.
Existe una creencia general que para el cáncer es bueno ingerir
vegetales y verduras, pero es necesario evitar los que tienen altas
concentraciones de azúcares.

Las mitocondrias de las células anormales sólo producen energía a


través de la glucólisis. La única fuente de energía para las células
anormales es la glucosa y dado que la producción energética a
partir de la glucólisis es sumamente ineficiente, las células
anormales consumen 16 veces más glucosa que las células
normales.

Tras un periodo de iniciar la dieta cetogénica, mientras se modifica


el metabolismo puede generarse sensación de hambre o astenia
(falta de fuerzas), pero al transcurrir una semana el cuerpo se
acostumbra y puede incluso realizar normalmente ejercicios físicos.
Esto se debe a que el cuerpo se transforma y es capaz de quemar
las grasas con facilidad.

Al principio se marca como objetivo ingerir 40 g de hidratos de


carbono al día, pero al acostumbrarse se puede reducir hasta 20 g
para que se pueda generar mayor cantidad de cuerpos cetónicos.
Se puede detectar la presencia de cuerpos cetónicos en la orina con
tiras analíticas para verificar su producción.

Si se lleva a cabo una dieta que aumente los cuerpos cetónicos,


durante la primera semana puede sentirse dolor abdominal, tener
diarreas o sufrir astenia por la mayor cantidad de grasas. Estos
síntomas dispépticos se pueden evitar ingiriendo abundante
cantidad de fibra alimenticia y utilizando enzimas digestivas. Para
acostumbrarse a la dieta cetogénica se requieren de una a dos
semanas, pero una vez que el cuerpo se acostumbra a consumir las
grasas, se hace más sencillo para adelante; se puede llegar a
reducir los hidratos de carbono hasta a 10 g y con 150 a 200 g de
grasas se puede vivir de manera normal. Es más tolerable reducir
los hidratos de carbono progresivamente.

La dieta Atkins fue ideada por el médico cardiólogo estadounidense


Robert Atkins y se la conoce también como dieta
hipocarbohidratada, dieta tipo cetónico o dieta reducida en hidratos
de carbono. Consiste en reducir la ingesta de hidratos de carbono
de 200-300 g a 20-40 g. Con esto se induce a utilizar como energía
a la grasa en lugar de los azúcares. Esta dieta no restringe las
proteínas o las grasas, pero se debe tratar de llenar sólo hasta la
octava parte del estómago. Cuando se evita la ingesta de azúcares
(hidratos de carbono), se evita la producción excesiva de insulina;
además, por la ausencia de fuente de energía como glucemia, se
utiliza como energía a los cuerpos cetónicos que aparecen de la
degradación de las grasas del organismo. Esta situación donde se
incrementan los cuerpos cetónicos en sangre es denominada
cetosis; ésta es la hipótesis en la que se basa la dieta Atkins. En un
estado como el señalado, el cuerpo puede reducir grasas,
incluyendo las reservas propias del organismo. Por ello, actualmente
existen dietas de adelgazamiento que promueven dicho estado con
el fin de quemar grasa corporal.

Se tendrá que contar con las precauciones respectivas, puesto que


cuando se quiere recibir el tratamiento con dieta cetogénica, muchos
médicos la desconocen como alternativa terapéutica, ignorando la
forma de efectuarla; en otros casos aunque sea prescrita
médicamente, el/la nutricionista no tiene experiencia en elaborar
alimentos cetogénicos. Hasta en Japón, es extremadamente escasa
la literatura dirigida a especialistas sobre este tema. En 1973, el
doctor Maruyama ha publicado “La guía de dieta cetogénica para el
tratamiento de las convulsiones en los niños”, pero hasta mediados
de la década de los años 80, sólo ha sido publicada una cantidad
limitada de artículos[15].
5. Falencias de la nutriología
actual
Habitualmente, se debe verificar la cantidad de calorías anotadas en
el registro de los productos alimenticios. Con respecto a las
definiciones y conceptos sobre las calorías[16] alimentarias –
utilizadas frecuentemente en las áreas que manejan alimentos o
comida– si se analiza la forma en la que se las calcula, se basan en
un método muy alejado de lo que ocurre en la naturaleza y serían
cifras sin ningún sentido. Este hecho ya se ha puesto en
consideración, pero ningún experto en nutriología se ha expresado
al respecto. La ciencia de la nutriología actual aún no ha rectificado
el error conceptual sobre las calorías o su forma de calcularlas,
siendo esta falta la base para que se generen diversas
enfermedades modernas.

En el año 1904, durante la guerra de Japón contra Rusia, el médico


militar japonés de infantería Ogai Mori vio como una posibilidad que
el beriberi sería causado por un virus. Durante esa época, existía la
teoría que postulaba que el beriberi estaría ocasionado por la
deficiencia nutricional y los militares navales que manejaban esta
teoría inglesa no tuvieron decesos por esta enfermedad. A pesar de
esta realidad, para mantener su propio prestigio y no ver afectado su
ascenso, criticó fuertemente a los médicos militares de la naval,
provocando que los soldados de infantería se vieran afectados por
esta enfermedad, con la consecuente muerte de decenas de miles
de ellos.

El concepto de cálculo de calorías nacido en Alemania, sigue


vigente y es una de las causa para que se sigan incrementando los
casos de enfermedades por hábito de vida en el mundo. Dentro de
la nutriología, la caloría se utiliza como la unidad que representa la
cantidad de calor fisiológico. Se utiliza sobre la cantidad de energía
térmica nutricional obtenida a partir de la ingesta de alimentos y la
cantidad de energía térmica que se consume a través del ejercicio y
el metabolismo basal. Se define que la caloría metabolizada de
manera fisiológica por el ser vivo es igual a la cantidad de caloría
generada por la oxidación (combustión) de la misma en el aire.
Además, la cantidad de energía requerida por día (consumo
calórico), se modifica de acuerdo con el nivel de actividad física
entre 1,5 a dos veces más que el metabolismo basal. Por lo cual
caloría se ha convertido en una palabra que indica la cantidad de
energía térmica fisiológica que poseen los alimentos como valor
nutricional. Esta teoría se postula como hiperprotéica, hiperlipídica e
hipocarbohidratada, ha sido confundida como hipoprotéica,
hipolipídica e hipercarbohidratada, tornándose así en el eje de la
nutriología actual; es decir, se ha seguido un camino totalmente
opuesto.
En Japón, lo que ha rematado esto fue la estrategia mundial de los
agricultores mayoristas estadounidenses de la posguerra. Estados
Unidos que tenía un excedente de trigo y leche, para poder venderlo
a Japón, siguió una estrategia de occidentalización de la dieta; para
justificarla, fue utilizada la nutriología estadounidense. Los
conceptos de la nutriología actual fueron infiltrados dentro de Japón
por Estados Unidos; ellos señalaban que la estatura baja, la falta de
fuerzas por desnutrición y la vulnerabilidad a las enfermedades se
debía a la desnutrición alimentaria. Y con este pretexto impusieron
la occidentalización de los alimentos. Por lo cual la nutriología no fue
diseñada para mejorar la salud, sino por la conveniencia a la
occidentalización. Entonces, los estadounidenses, imponiendo los
mismos hábitos dietéticos en el mundo, han logrado vender sus
productos alimentarios fabricados por sus agricultores mayoristas.
Es por esto que se ha logrado establecer una nutriología que no
toma en cuenta la constitución étnica, la cultura alimenticia y las
estaciones del año.

La cantidad de calorías alimenticias está establecida por la


nutriología –se mide por diversos alimentos y cada nutriente. El
método de cálculo fue ideado por el científico Lubnell en 1883 y
sigue vigente en la actualidad; su fórmula es:
Calorías alimentarias = Cantidad de calor generado por la combustión de los alimentos en
el aire – Cantidad de calor generado por la combustión de los excrementos

Concretamente, se utiliza un aparato que se denomina termómetro


de bomba (calorímetro), al cual se introduce el alimento
(deshidratado y del cual se desea saber su cantidad de calor) junto
con oxígeno, se lo quema a través de corriente eléctrica y se calcula
el incremento de calor dentro del recipiente, esto se transforma en
cantidad de calor para medir la cantidad de calorías. Por cierto una
caloría es la energía necesaria para elevar 1º C la temperatura de
un g de agua. Entre puntos contradictorios de este método de
cálculo calórico se han señalado los siguientes: el cuerpo humano
no excede los 40º C y bajo esta temperatura ni las proteínas, ni
grasas, ni hidratos de carbono se combustionan; de principio, el
metabolismo intracelular y la combustión en el aire son fenómenos
totalmente diferentes y si se considera el mundo animal, existen
animales que obtienen muchas más calorías a partir de la cantidad
de alimento que ingieren.

Las vacas lecheras comiendo sólo pasto –que desde el punto de


vista de la nutriología actual sería de cero calorías– crecen hasta
llegar a un cuerpo que sobrepasa los 500 kg y secretan gran
cantidad de leche diariamente. Observando la composición de la
célula vegetal, el 70% es agua y el 30% es la sustancia magra, de
un tercio a dos tercios lo ocupa la celulosa. Con lo cual, el
componente principal del alimento de la vaca es la celulosa de los
vegetales. La vaca carece de la enzima que degrada la celulosa, por
lo que no podría digerirlo ni absorberlo. Si no se puede digerir ni
absorber, sería cero de ingesta calórica. Pese a ello, la vaca crece y
produce gran cantidad de leche diariamente. Este fenómeno no lo
puede explicar la nutriología actual. La clave para resolver este
misterio es la simbiosis (bacterias y protozoos). La flora intestinal
que habita en gran cantidad dentro del intestino de la vaca, degrada
la celulosa y produce los nutrientes; el hospedador que es la vaca,
recibe estos nutrientes para crecer. Es decir, el pasto que como la
vaca, no es para la vaca misma, sino para su flora intestinal. La
vaca tiene cuatro estómagos, dentro de los primeros tres, se
encuentran cada uno de estos tipos de microorganismos que
degradan la celulosa; finalmente en el cuarto estómago se secreta el
ácido gástrico para degradar –junto con los microorganismos– y
absorber al organismo, junto con los aminoácidos y ácidos grasos
que han producido los mismos. Para la vaca, el pasto que sería cero
calorías de valor nutritivo, gracias a la flora intestinal, se torna en un
concentrado de nutrientes, los cuales son aprovechados para que la
vaca pueda tener ese cuerpo gigante que incluso le permite secretar
gran cantidad de leche.

En el tubo digestivo del humano (colon), habitan cientos de


especies, 100 billones de bacterias intestinales. Si se considera que
la cantidad de células del cuerpo humano son 37 billones (en un
estudio del 2013 se ha demostrado que no llegan a 60 billones), en
cuanto a número, son más numerosas las bacterias intestinales que
las células corporales. Además, más de la mitad del peso de las
heces humanas son restos de la flora intestinal. Entonces, la fórmula
para calcular las calorías alimentarias, estaría errada por este
hecho. Como más de la mitad de las heces son restos de la flora
intestinal que no se relaciona con la cantidad de alimento, por más
que se mida minuciosamente la cantidad de calor generada, no es
posible obtener el valor exacto. La flora intestinal también produce
vitamina K, vitamina B7 (biotina), vitamina B6 (piridoxina), vitamina
B3 (niacina), vitamina B9 (ácido fólico), además de ácidos grasos de
cadena corta, que son absorbidos por el ser humano para utilizarlos
como nutriente. De esta forma, los nutrientes y cantidad de calorías
ingeridas en los alimentos no coinciden con los nutrientes y cantidad
de calorías absorbidas por el intestino; la nutriología que se ha
estado aceptando de manera más natural, resulta que va en contra
de la naturaleza desde su definición.

Makoto Natsui en su libro[17] señala el problema en relación con el


método de cálculo calórico actual. Rob Dunn de la Universidad
Estatal de Carolina del Norte, en su artículo publicado sobre el
apetito en una edición especial de la revista Nikkei Science
(diciembre de 2013), indica que el cálculo calórico está lleno de
equivocaciones[18].

Todos los alimentos procesados que están actualmente en venta


incluyen un registro de la cantidad calórica. La mayor parte de estas
cifras se basa en un promedio que no toma en cuenta la
complejidad de la digestión, por lo que son inexactas. Se ha
determinado mediante investigaciones recientes que las calorías
obtenidas de los alimentos varían de acuerdo no sólo con el tipo de
alimento, sino con el tipo de cocción y a la flora intestinal, además
de la energía consumida para digerir estos alimentos; el cálculo
calórico actual no considera en lo absoluto estos factores. La
digestión es un proceso demasiado complejo, por lo que por más
que se trate de corregir la forma de calcular las calorías, es
prácticamente imposible llegar a un cálculo exacto.

Es muy curioso que esta fórmula para cálculo ideada por el químico
estadounidense Atwater en el siglo XIX esté siendo utilizada hasta la
actualidad sin ningún cuestionamiento.

En 2011, el profesor Richard Wrangham, de la Universidad de


Harvard, postuló que muchas de las referencias calóricas publicadas
no son exactas; indica que en caso de alimentos altamente
procesados –como un pan hecho de harina procesada– esta fórmula
es aplicable, pero en los alimentos sin procesar, es más probable
que las calorías absorbidas sean menores a las cifras de referencia
oficial. Esto se debe a que el método de medición de las calorías
que están registradas no toma en cuenta el procesamiento o la
adición de calor que hace que los alimentos se digieran con
facilidad. Según Wrangham, las calorías que absorbe el organismo,
con afectadas por la estructura física de los alimentos.

El prejuicio de considerar que la cantidad de caloría que posee


cierta cantidad de alimento sería la misma, indistintamente de que
esté procesado o no, está provocando que la gente prefiera
consumir alimentos procesados con alta concentración de energía,
en vez de alimentos no procesados que pueden satisfacer el
hambre sin aumentar el peso corporal. Wrangham que si bien no es
nutricionista, sino un profesor de antropología natural, empezó a
criticar el registro de los alimentos mientras investigaba sobre la
evolución de la humanidad durante la década de los años 70. La
causa inicial fue cuando, por curiosidad, empezó a imitar el hábito
alimenticio del chimpancé. La masticación y la digestión de los
alimentos sin cocer resultó ser extremadamente dificultoso y llegó a
la conclusión de que para el ser humano es casi imposible llevar a
cabo este tipo de alimentación durante todo el día. A partir de esta
experiencia, Wrangham pensó que la cocina facilitó la digestión de
los alimentos permitiendo la evolución marcada de la humanidad.

Entonces Wrangham, en su libro publicado en el año 2009


Agarrando el fuego, el ser humano ha evolucionado por la cocina
(Catching fire: How Cooking Made Us Human), postula que
mediante la invención de la cocina –que facilita la absorción y el
metabolismo por la degradación de los nutrientes– el humano de la
prehistoria ha podido satisfacer la demanda del cerebro que
requería mayor energía para poder evolucionar. Un estudio que
apoya la teoría de Wrangham es el de las personas que procuran
consumir alimentos crudos y no procesados denominados low
foodist. Las personas que sólo consumen alimentos crudos
presentan inmediatamente carencia energética crónica y pérdida de
peso.

Actualmente, son muy pocos los nutriólogos que creen que la


diferencia que existe entre las calorías registradas en los alimentos
y las calorías que realmente son absorbidas por el cuerpo, podría
afectar la salud o el mantenimiento del peso corporal. Empero, si
bien existe controversia sobre las calorías, los expertos coinciden en
que es necesario orientar la alimentación de las personas. Es
posible que la humanidad haya evolucionado hasta el estado actual
gracias a la cocina y el procesamiento de los alimentos, pero
también la difusión de los alimentos procesados o purificados ha
causado la obesidad y los problemas de salud actuales. Wrangham
considera que si las calorías son bajas, esto ocasiona el aumento de
la cantidad de ingesta; por ello, él solicita que se pueda determinar
la cantidad exacta de calorías de verduras crudas no procesadas,
granos integrales, frutas y nueces. Esta idea es compartida por
muchos nutricionistas.

La nutriología moderna que nació y se desarrolló en Alemania entre


los siglos XVIII y XIX, se difundió al resto de Europa y en la Era de
Meiji ingresó a Japón como política de gobierno.
El nutriólogo alemán Carl Von Voit (1831-1908) fue profesor de la
Universidad de Múnich y en la época fue una autoridad en la
nutriología. Él calculó a partir del análisis de los hábitos dietéticos de
habitantes alemanes sanos era que un/a alemán/a de 64 kg debería
ingerir al día aproximadamente 3000 kcal, las cuales consistían en
118 g de proteínas, 56 g de grasas, 500 g de hidratos de carbono.
Este tipo de nutriología fue la aceptada a nivel mundial, pero
irónicamente fue en la misma Alemania de origen, donde se
demostró la mentira de la nutriología moderna durante la Primera
Guerra Mundial.

Durante el periodo de esa guerra, Alemania y Dinamarca sufrieron


una interrupción en la importación de granos a causa de la Marina
inglesa, además de la disminución de la producción interna de
productos agrícolas que desencadenó una carencia alimenticia
absoluta. Esta escasez de alimentos obligó a la eliminación del
ganado porcino. El costo alimenticio de un cerdo representaba el
doble del de una persona; entonces, se pretendía utilizar los
alimentos de los cerdos para el consumo humano y obtener una
fuente de alimento. Tanto en Alemania como en Dinamarca se llevó
a cabo esta estrategia contra la escasez de alimentos, pero en
contraposición a la interpretación de la nutriología actual, por un
lado apareció la inanición y por el otro irónicamente una mejoría del
estado nutricional, con resultados contrapuestos. El cálculo calórico
simple efectuado por los científicos de la época se basaba en que la
papa –que se utilizaba para criar a los cerdos– sobrepasaba el
consumo de las personas. Entonces simplemente llegaron a la
conclusión de que se debía eliminar a los cerdos y utilizar esta papa
para alimentar a las personas. Empero, este cálculo no tomaba en
cuenta la diferencia de las funciones que cumple el grano y la grasa,
por lo que esta estrategia empeoró la situación.

Dada la escasez de alimentos, se llevó a cabo la exterminación de


cerdos. Si bien la carne porcina era una de las más preferidas en
Alemania, el consumo de alimento de los cerdos es más del doble
que el de las personas, por lo que parecía lógico utilizar el alimento
de los cerdos para asegurar el alimento de las personas. Esta
estrategia tiene validez, si es que no se toma en cuenta la diferencia
entre el hidrato de carbono y la proteína de origen animal. Como
resultado de la exterminación de cerdos a nivel nacional durante la
primavera de 1915, si bien momentáneamente abundó la carne de
cerdo en el mercado, no fue posible procesar toda la carne y la
mayor parte de ella fue desechada; tras esto se produjo la
desnutrición de la población por falta de proteínas y grasas. La
eliminación de cerdos había empeorado la escasez de alimentos.
Muchos agricultores habían sustituido la producción de papa por el
de nabicol[19], por cuestiones de costo, por lo que ya para el año
1916 la producción de papa disminuyó considerablemente y la
población de Alemania entró en estado de inanición. Las personas
no tenían más opción que consumir el nabicol. Bajo un estado de
inanición, las mujeres debían hacer largas filas para obtener
alimento y pelear entre ellas. Muchas tuvieron que recurrir al crimen,
incrementándose la desnutrición de los niños, la muerte por
inanición y los robos; la legislación y la religión se habían
desmoronado.

Por otro lado en Dinamarca, bajo la orientación del nutriólogo Mikkel


Hindhede, dejaron de lado la nutriología de Von Voit y recurrieron a
la nutriología basada en dieta vegetariana. Como resultado, no sólo
sobrevivieron a la escasez de alimentos, sino que el estado de salud
de los/as daneses/as había mejorado[20]. Hindhede había
empezado a efectuar la dieta hipoprotéica a partir de 1995. La
nutriología occidental, hasta ese entonces, se basaba en los
postulados de científicos alemanes como Von Voit que indicaban
que el consumo de carne conforma los músculos del cuerpo
humano; empero, Hindhede postuló que este tipo de dieta agota el
cuerpo y no es efectiva, con lo que él y su familia centraron su
alimentación en pan integral, papa, margarina, vegetales, frutas y
leche, logrando mejorar su salud.

Mientras Hindhede efectuaba esta dieta, el resto de los daneses


seguía consumiendo bastante carne. Sin embargo, al
desencadenarse la Primera Guerra Mundial, tanto Dinamarca como
Alemania sufrieron un bloqueo de alimentos con la interrupción de
importación de granos. Si bien Dinamarca era un país agrícola, la
mayor parte de los alimentos para criar el ganado era importada de
Inglaterra, por lo que no pudieron seguir con la ganadería. El
Gobierno había encargado la estrategia alimentaria a Hindhede para
sobrellevar la escasez de carne. Hindhede, considerando incluso el
requerimiento de vitaminas, centró la distribución de alimentos en
pan integral y papa, logrando resistir durante dos años sólo con la
producción interna. Irónicamente durante ese periodo, la mortalidad
de los daneses había descendido más que nunca; menos personas
se enfermaban y como resultado se logró el mejoramiento de la
salud de los daneses.

Por un lado Alemania procuró cubrir el requerimiento calórico,


aumentando la cantidad de alimentos con bajo valor nutritivo; por
otro, Dinamarca procuró cubrir los nutrientes necesarios y el
requerimiento calórico, buscando los ingredientes y el método de
cocción más adecuados para la situación. Esta diferencia en la
postura sobre la nutriología ha provocado resultados totalmente
opuestos como la inanición y la mejoría del estado de salud. Se
pensaba que a causa de esta tragedia alemana, los conceptos de la
nutriología moderna cambiarían drásticamente, pero contra todo
pronóstico –ya ha pasado más de un siglo desde entonces– se
siguen transmitiendo los mismos conceptos. De esta manera la
nutriología moderna ideada por Von Voit sigue vigente también
como política gubernamental en Japón.

Las afirmaciones que podemos realizar son las siguientes:


a. Las enfermedades por hábitos de vida empezando por el
cáncer, son de origen dietético, por causa de una dieta a base
de azúcares.
b. Las enfermedades por hábito de vida no tienen tratamiento
curativo porque se deben a mutaciones genéticas originadas
por la glucación y oxidación.
c. El mejor método para curar las enfermedades por hábito
de vida es modificar el metabolismo corporal: del que utiliza a
la glucosa como fuente de energía, a uno que utiliza los
cuerpos cetónicos como fuente de energía.

Concluyendo, señalemos que a comienzos de 1900 Carl Von Voit –


considerado por muchos el padre de la dietética moderna– y Max
Rubner miden el gasto energético calórico en diferentes especies de
animales, aplicando los principios de la física en la nutrición y en sus
postulados se encuentran las raíces de la nutriología actual. La
nutriología de Von Voit se centra en las calorías y otorga gran valor
nutritivo a la carne; éstos son conceptos generales que se siguen
enseñando actualmente en las universidades. Empero, la historia ha
demostrado la invalidez de los conceptos basados en las calorías,
puesto que Von Voit sólo consideraba una parte de la nutrición; este
descuido ha provocado que la nutriología actual siga transmitiendo
conceptos erróneos aún en el siglo XXI en instituciones
internacionales, la OMS, los diferentes gobiernos, universidades e
institutos de investigación. Sintéticamente, es una proposición
donde al comer alimentos ricos en nutrientes abundante y
balanceadamente, como la carne y la leche, se logra la buena salud.

Actualmente se está desarrollando la determinación de la función de


la flora intestinal como alternativa a los conceptos de la nutriología
actual, donde se considera la simbiosis con la flora intestinal, en
forma de una nueva nutriología.

La teoría que postula el cálculo de las calorías de los alimentos –si


la persona gasta más calorías que las que ingiere, enflaquece; si las
calorías gastadas son menores que las ingeridas, éstas se
acumulan en forma de grasa y se engorda– está errada. Es decir, ya
que el estado fisiológico de la persona que come es muy variable,
aunque se coma lo mismo, no significa que se estén ingiriendo las
mismas calorías, ni que se tenga el mismo efecto nutricional. Desde
este punto de vista, el cálculo calórico considera a los alimentos
como una simple suma. Dependiendo del estado de la flora
intestinal, se puede destrozar los componentes nutritivos que
contienen los alimentos o bien se puede sintetizar sustancias
orgánicas que no lo contienen. Esta flora intestinal también varía en
cada persona, por lo que el cálculo calórico basado en una
sumatoria es totalmente insignificante. La nutriología moderna, al
percibir el efecto de los alimentos como una simple suma, está
considerando al cuerpo humano como una simple máquina.
6. Restricción calórica y
longevidad
Desde finales del siglo XX se ha empezado a postular que como
método para lograr la longevidad se debe aplicar dieta de restricción
calórica, pero aún no se ha demostrado su efecto en el ser humano.
Los experimentos con dieta de restricción calórica en animales,
hasta el momento tienen el problema de que del total de las calorías
ingeridas, se había administrado un 60% de nutrientes a base de
hidratos de carbono. Éstos incrementan la reacción de glucación y la
producción de AGEs (productos finales de glucación avanzada),
provocando mutaciones genéticas, fenómeno que fue determinado
entrando al siglo XXI mediante el estudio de la genética.

También representa un problema el concepto sobre la caloría que


define la nutriología actual; por ejemplo, los animales herbívoros
como las vacas, tendrían como alimento principal las hierbas que
obedeciendo a la nutriología actual estarían libres de calorías. Los
animales herbívoros al igual que el ser humano, no poseen enzimas
que degradan la celulosa (como la celulasa). Tanto en los animales
herbívoros como en el ser humano, se encarga la degradación de la
celulosa a la flora intestinal que se encuentra en el estómago y el
intestino, absorbiendo los nutrientes que sintetizan las bacterias en
forma de vitaminas, minerales, hidratos de carbono, lípidos y
proteínas.

Se ha entrado en una época en la que no basta el estudio de la


dieta de restricción calórica, sino que se debe investigar la
restricción de cada variedad de nutriente; es decir, la relación entre
la dieta de restricción de cada nutriente y la longevidad.

Desde la década de los años 70, bajo la dirección de los gobiernos


europeos y estadounidense, se ha iniciado un experimento masivo
en seres humanos que consiste en iniciar un hábito dietético donde
el 60% de los nutrientes lo ocupen los hidratos de carbono. Como
resultado, ya para el año 2014, se han ocasionado los numerosos
casos de enfermedades por hábito de vida hasta llegar a ocupar el
63% de las causas de muerte a nivel mundial: se ha comprobado
que la ingesta hidratos de carbono, como alimento principal durante
décadas, debido a la glucación y oxidación del organismo que
ocasionan mutaciones genéticas, resulta en las enfermedades por
hábito de vida. Sin embargo, a pesar de la existencia de evidencias
científicas, los gobiernos de cada país siguen alimentando a su
población con hidratos de carbono como alimento principal. El
principal motivo por el que ocurre esta situación, es que los
nutriólogos siguen manteniendo conceptos errados sobre las
calorías o el requerimiento nutricional.
En la dieta de restricción calórica se lleva a cabo una alimentación
con calorías reducidas sin que se llegue a la desnutrición. El efecto
longevo ha sido comprobado hasta el momento en la levadura, el
gusano nematodo Caenorhabditis elegans, la mosca de fruta y en
ratones. Recientemente, se ha llegado al razonamiento de que no
sólo se trata de las calorías totales en los alimentos, sino que se
debe considerar la composición de los nutrientes y el balance.

Hasta el siglo XX, los resultados de la investigación científica sobre


la restricción calórica han logrado determinar lo siguiente: la
reducción de la energía intracelular estimula la síntesis de la
proteína alfa-linolénico y activa la proteína quinasa. Ambas actúan
dentro del núcleo celular, donde la sirtuin estabiliza la duplicación y
regeneración del ADN, y la quinasa activada por el monofosfato de
adenina (AMP), conocida por sus siglas en inglés como AMPK,
activa la expresión del gen regulador de la mitocondria.

Es complicado efectuar una observación durante periodos largos


para comprobar la efectividad de la dieta de restricción calórica en el
ser humano, pero se ha logrado resultados de estudios controlados
con un seguimiento de medio año. El efecto de la dieta de
restricción calórica aparece en la temperatura corporal y los niveles
sanguíneos de insulina.

Fuente: Heilbronn et al. (2006). En JAMA 295: 1539-1548.


http://jama.jamanetwork.com/article.aspx?articleid=1108368

Observando el estado de ingesta nutricional de los habitantes


japoneses por grupo etario, tanto en varones como en mujeres la
ingesta energética disminuye junto con la edad. A partir de los 75
años que se considera como adulto mayor añoso, en comparación
con el pico máximo que se presenta, entre la adolescencia y la
segunda década de la vida, se produce una reducción del 20% de
calorías. Es decir, se ha pasado a una dieta de restricción calórica
de manera natural. Es posible que el envejecimiento actúe de
manera natural, un mecanismo que reduce la cantidad de alimentos
para lograr mantener la salud y lograr la longevidad. Mantener el
estómago medio vacío evita tener que recurrir al médico. Sin
embargo, existen también estudios que demuestran lo contrario,
cuyos resultados contradicen a los anteriores indicando, que si bien
la restricción calórica ayuda a conservar la salud, no ayuda a la
longevidad.

El experimento que viene efectuando el Centro Nacional de


Investigación Primate de Wisconsin (WNPRC), ha resultado con que
los monos con restricción calórica serían más longevos. El estudio
ha demostrado el efecto alargador de vida en primates y no sólo en
ratones de laboratorio, ocasionando una expectativa para que la
dieta sea la fuente de juventud. Si bien este corolario se opone al
publicado el 29 de agosto de 2012 en la revista Nature, no es que se
haya llegado a una conclusión final y más bien son resultados que
indican la complejidad del tema. Según los resultados de los
experimentos en gusanos nematodos Caenorhabditis elegans,
ratones y ratas, el secreto para la longevidad sería llevar a cabo la
restricción calórica y de hecho existen personas que la practican de
manera estricta.

El investigador Rafael de Cabo, del NIA, inició un experimento el


año 1987 y casi en la misma época la Universidad de Wisconsin
iniciaba otro experimento similar. Ambos estudios tenían como
objetivo investigar si la restricción calórica en un máximo de 40% de
la cantidad normalmente considerada saludable, podría tener efecto
en la conservación de la salud y la longevidad de los primates, como
se observó en ratones e insectos. Ya en el año 2009, el equipo de
investigación de la Universidad de Wisconsin ha reportado que la
restricción calórica tuvo efecto de longevidad en los monos. Sin
embargo, al igual que Rafael de Cabo, Jerry Matison, del NIA, ha
reportado que al menos en monos, a los cuales se les inició la
restricción calórica a partir de mediana edad o después, no se
habría observado efecto de longevidad. Los monos que han iniciado
la restricción calórica desde crías, no han llegado aún a la vejez, por
lo que se requieren de al menos 10 años más para observar el
efecto en éstos. Los 57 monos del equipo de investigación del NIA,
que se sometieron al experimento con restricción calórica, si bien
han mostrado mejoría en el estado de salud, en cuanto a resultados
sobre el tiempo de vida hubo variables. Por ejemplo, si bien los
machos presentaron niveles más bajos de colesterol y glucemia, las
hembras no presentaron esta tendencia. Además, si bien se ha
observado mejoría en el estado general de salud, no ha sido
proporcional a la expectativa que se tenía con referencia a la
restricción calórica.

Steven N. Austad de la Universidad de Texas –que si bien no ha


participado en este estudio– en su propio estudio señala que
probablemente no se ha evidenciado el efecto de la restricción
calórica porque los ratones utilizados fueron descendientes de
ratones silvestres y no de un linaje del tipo adaptado para estudios
de laboratorio. Los ratones de laboratorio, en comparación con los
ratones silvestres no son naturales y por ende básicamente no son
saludables, existiendo el riesgo de obtener resultados confusos.

Existen otros análisis críticos que indican que la forma de


alimentación, la composición de los alimentos y el medio en el que
se han criado a los monos, habrían influido en los resultados del
experimento de restricción calórica. Por ejemplo, en el estudio de la
Universidad de Wisconsin, los monos del grupo control podían
acceder a comida al antojo. Los platos estuvieron permanentemente
llenos de comida y el contenido fue rico en azúcares. En
comparación, los monos del grupo con restricción calórica
aparentemente habrían logrado la longevidad, pero es probable que
de igual forma hubieran vivido más tiempo con una dieta centrada
en calorías regulares.

Austad agrega que, en el estudio del NIA, los monos del grupo
control eran alimentados con comida baja en azúcares y, por tanto,
el efecto correctivo de la restricción calórica fue mínimo. Al mismo
tiempo, en el grupo control tenían sobrepeso en comparación con
los monos silvestres. En ese caso, la restricción calórica efectuada
en el estudio no llegó a ser una restricción real de calorías, por lo
que probablemente era necesario restringir más las calorías.
Además, el resultado del estudio de la Universidad de Wisconsin ha
excluido del análisis estadístico a los monos que han fallecido a
causa de los procedimientos, a los que se les sometió por ejemplo a
la anestesia, habiendo alterado los resultados. En caso de que se
hubieran incluido a estos monos en el análisis de los resultados, en
apariencia, el efecto de longevidad puede reducirse. La diferencia
en el porcentaje de sobrevida entre ambos grupos se hace notoria
solamente cuando se seleccionan los casos de muerte por
enfermedades relacionadas con el envejecimiento (cáncer,
enfermedades vasculares o alteraciones metabólicas) y si se
incluyen todas las causas de muerte, la diferencia ya no es notoria.

Considerando los alimentos de los monos incluidos en los estudios,


tanto el del WNPRC como el del NIA, contenían 60% de hidratos de
carbono (azúcares). Los monos silvestres prácticamente no
consumen hidratos de carbono a partir de granos, por lo que utilizan
como fuente de energía los cuerpos cetónicos; pero los monos
utilizados en los estudios tenían como fuente de energía la glucosa.
Empero, el alimento principal de los monos del NIA consistía en trigo
o maíz triturado, con abundante fibra, vitaminas y minerales; la
sacarosa (azúcar común) componía apenas el 3,9%. Por otro lado,
el alimento principal de los monos del WNPRC consistía en maicena
o sacarosa, llegando a componer el 28,5%. Dado que la maicena es
almidón producido a partir del maíz, no posee los mismos beneficios
del maíz como grano integral. Además, el exceso de sacarosa
ocasiona hiperlipidemia, hígado graso y diabetes. Por ende, los
monos sin restricción alimenticia del WNPRC presentaron más
incidencia de diabetes mellitus tipo 2. En el experimento del NIA, si
bien se han observado efectos beneficiosos en el mejoramiento de
salud –como la reducción en la incidencia de cáncer o
enfermedades metabólicas– esto sólo logra demostrar el beneficio
de la corrección de los hábitos dietéticos; este detalle también lo
menciona Austad.
Según Luigi Fontana, investigador en geriatría de la Universidad de
Washington –que viene estudiando la reducción calórica,
experimentando con el hábito dietético en humanos– ambos
estudios que han utilizado monos carecerían de credibilidad. Uno de
los factores que influye en el resultado es el estrés. En ambos
estudios, la alimentación se efectuaba periódicamente y para poder
controlarlo adecuadamente, los monos se encontraban en jaulas
individuales; esto no se puede considerar como un ambiente
saludable. Fontana indica que cuando animales como los primates
que poseen una alta capacidad intelectual, son aislados en jaulas
individuales durante toda su vida, son privados de todo contacto con
los de su especie y se les restringe las calorías, entran en un estado
depresivo, agrega que muchos de los factores que se encuentran
por debajo en las vías metabólicas son regulados principalmente por
el hipotálamo cerebral. Fontana también ha señalado que los
cambios hormonales que se han observado en las ratas y en las
personas sometidas a restricción calórica, no se han observado en
los monos de ambos estudios y que esto probablemente se deba a
que estuvieron recibiendo alimentos relativamente ricos en
proteínas. Indica también que el motivo por el que en algunos de
esos monos no se ha observado efecto de longevidad, se debería a
una dieta hiperprotéica, no sería un problema de la cantidad de
calorías sino del contenido de los alimentos.

De Cabo menciona que no cabe duda que la restricción calórica


influye notablemente en la aparición y progresión de las
enfermedades y este hecho se observa en todas las especies. Por
otro lado, que la influencia de la restricción calórica sobre la
sobrevida es otro asunto. Lo que se debería considerar es la
diferencia entre el tiempo de vida saludable y la sobrevida.

Se podría indicar que el resultado del experimento en monos del


NIA ha diferido con los resultados que se han logrado en gusanos,
ratones y ratas, porque las características mismas del experimento
eran diferentes. Existen personas que llevan a cabo una restricción
alimentaria estricta en busca de la longevidad; estas personas
practican la alimentación reducida, para poder llevar a la práctica el
método de la restricción calórica. Los resultados logrados con
experimentos en ratones, en los que se ha observado prolongación
de tiempo de vida con la disminución de la ingesta calórica, están
captando atención.

Lisa Walford (50 años) es una de las personas que piensa que su
peso actual de 37 kg es el ideal para ella. Evidentemente, no es
sencillo mantener este peso. Walford, de menos de 150 cm de
estatura, estuvo con un peso alrededor de 43 kg desde que entró a
la edad adulta. Para mantener su peso actual debe restringir la
ingesta calórica aproximadamente a 1.300 kcal. Esto representa un
15% menos de la cantidad que anteriormente ingería. Walford
acepta que a simple vista se la puede considerar caquéctica
(apariencia de extrema desnutrición), pero indica que vale la pena
seguir con esta vida alimentaria pensando en los beneficios sobre la
salud. Ella lleva a la práctica estrictamente el método de restricción
calórica, convencida de que mientras más reduzca la cantidad de
alimentos, más podrá alargar su tiempo de vida. Lisa Walford, que
aprendió este pensamiento de su padre Roy Walford –uno de los
pioneros de la restricción calórica– también se ocupa activamente
de difundir este método en todo Estados Unidos. Walford recuerda
que cuando fue entrevistada en el programa Good Morning America
(Buenos días América), la reportera Diane Sawyer le preguntó si
realmente estaba sana, porque la notaba demasiado delgada.
Cuando le realizan esta pregunta, ella siempre responde de la
misma manera, indica que la gente tiende a determinar el estado de
salud de acuerdo con el aspecto físico y ella da mayor importancia
al interior del cuerpo; puesto que las personas que efectúan
restricción calórica tienen el interior del cuerpo extraordinariamente
saludable. Para promocionar su libro Longevity Diet (Dieta para la
longevidad), ella acudió a diversos medios; este libro tiene como
coautor a Brian Delaney que también practica la restricción calórica.

Las personas que practican la restricción calórica piensan que por el


hecho de tener una ingesta calórica reducida, deben alimentarse de
comidas ricas en nutrientes y evitar alimentos ricos en almidón o
alimentos procesados. Un ejemplo típico de un plato de 1.500
kilocalorías está conformado por salmón, clara de huevo, yogur libre
de grasas y verduras. Los practicantes de la restricción calórica
postulan que ellos son conscientes de la nutrición y que están
efectuando la restricción alimentaria por su propia salud, lo que les
diferencia de los pacientes con trastornos alimenticios como
aquellos con casos de anorexia.

La directora del Centro Nacional de Información sobre Trastornos


Alimenticios Canadiense, Meryl Bear, señala que existen personas
que con el pretexto de estar realizando la restricción alimenticia por
su salud, en realidad estarían tratando de justificar una excesiva
obsesión hacia los alimentos o el peso corporal.

Entre las opiniones que se oponen a la restricción calórica estricta,


se menciona la ausencia de estudios a largo plazo que haya
verificado el aumento de tiempo de vida en el ser humano mediante
la restricción calórica. El doctor Aubrey de Grey, geriatra de la
Universidad de Cambridge, en un artículo reciente, concluye que el
efecto de longevidad que se logra con la restricción calórica sería de
apenas dos a tres años por encima del promedio de vida. Uno de los
motivos por el que Aubrey de Grey cuestiona que la restricción
calórica prolongue la vida, es que desde el punto de vista de la
evolución, no encuentra un mecanismo lógico por el que la
restricción calórica pueda actuar en forma favorable, sino
simplemente para mantener la salud.
En el sitio de internet Fight Aging (luchando contra el
envejecimiento)[21], se encuentran opiniones donde expresan, que
considerando todo el esfuerzo que significa efectuar la restricción
calórica, no vale la pena hacerlo por un efecto saludable discreto.

¿Es mejor aguantar el hambre y lograr vivir tres años más hasta los
83 años, o comer satisfactoriamente y morir a los 80 años? Con
respecto al tiempo de vida que se logra alargar mediante la
restricción calórica, no lo han podido predecir ni los mismos
fervorosos seguidores de la restricción calórica; pero ellos están
convencidos de que el efecto no se limita a un par de años.

El 2 de julio de 2010, fue publicado un artículo en la revista científica


estadounidense Science, donde se indica haber encontrado la
cadena genética que puede predecir una longevidad centenaria. El
equipo de investigación de la Universidad de Boston, de Estados
Unidos, analizó los genes de más de mil varones y mujeres con más
de 100 años de edad y encontró varias mutaciones genéticas del
tipo polimorfismo de nucleótido simple (SNP). De ellos, marcaron a
los 150 SNPs más frecuentes en los/as longevos/as y elaboraron un
modelo en computadora, para poder calcular la probabilidad de
lograr la longevidad, pudiendo llegar a predecir la posibilidad de vivir
más de 100 años con un 77% de especificidad. Además, entre
los/as más longevos/as (de más de 110 años) casi la mitad (45%),
coincidía en mutaciones genéticas relacionadas con la longevidad.
Los investigadores estiman que descifrando cada una de estas
mutaciones, se hace posible determinar grupos de personas
longevas.

El equipo investigativo dirigido por David Gems, del Institute of


Healthy Aging (Instituto de Envejecimiento Saludable) del Colegio
Universitario de Londres, ha encontrado evidencia de que la relación
entre el Sirtuin y la longevidad sería una ilusión. En un experimento
similar efectuado en moscas, que se realizó apuntando al Sirtuin, se
ha demostrado que el fenómeno ocurría a causa de otro factor
genético. A través de estudios pasados, se creía que el Sirtuin
transgénicamente sintetizado en la mosca, era activado mediante el
resveratrol y hasta hace una década, se creía que el Sirtuin tendría
la capacidad de alargar la vida. Sin embargo, el 26 de septiembre de
2011, el equipo de investigación del Colegio Universitario de
Londres publicó un artículo en el que se señala que la mayoría de
estos estudios tenía una gran falla. Mediante diversos métodos
efectuados en dos institutos no ha logrado reproducir los mismos
resultados. Con ello, han negado la intervención del Sirtuin en el
fenómeno de logevidad de la restricción alimentaria.

Carles Canto y Johan Auwerx, de la Ecole Polytechnique Federale


de Lausanne (Escuela Politécnica Federal de Lausanne), han
señalado en un comentario publicado en Nature que este estudio ha
dado el tiro de gracia al cuestionamiento sobre el efecto de
longevidad del Sirtuin, que generó los estudios en levaduras. Por
otro lado, si bien el Sirtuin no es la cura milagrosa, sí cuenta con
efectos beneficiosos sobre la salud.

El 23 de febrero de 2012 se ha publicado en la versión electrónica


de Nature, el resultado del estudio realizado por el equipo de
investigación de la Universidad Bar-Ilán, de Israel, que indica que
con la activación del gen Sirtuin los ratones viven 15% más de
tiempo. De los siete genes homólogos que poseen los mamíferos, el
equipo de investigación se fijó en el Sirtuin 6, cuya carencia produce
síntomas de envejecimiento. Mediante métodos transgénicos se
formaron dos tipos de línea de ratones con la función de este gen
incrementada, para analizar las modificaciones en el tiempo de vida.
Como resultado, en ratones machos se logró alargar 14,8% en una
línea y 16,9% en la otra.

Se considera que el gen Sirtuin, denominado también gen de la


longevidad o gen rejuvenecedor, tiene función inhibidora de
radicales libres –causa del envejecimiento y del cáncer–,
estimulación de los anticuerpos inmunológicos que eliminan los virus
nocivos y además reparación de los genes de todas las células del
cuerpo. El gen Sirtuin fue descubierto en 1999 a partir de la
levadura. Los estudios posteriores han mostrado que la activación
de este gen incrementa 30% de tiempo de vida de la mosca de la
fruta y hasta 50% en los gusanos.

Hasta el momento, no se cuenta con evidencia científica que tenga


efecto en la sobrevida humana, pero se conoce el método para
activar el gen Sirtuin: se logra aguantando el hambre. Se ha
determinado que al entrar en inanición se activa el Sirtuin, el cual
regula el funcionamiento de la autofagia, que se encarga de eliminar
los productos de excreción como restos de mitocondrias o proteínas
coaguladas, logrando el rejuvenecimiento de la célula. El gen Sirtuin
se activa con el estómago vacío, es decir cuando disminuye la
ingesta calórica.

De los nutrientes que requiere el ser humano como son hidratos de


carbono, grasas, proteínas, vitaminas, minerales, agua, y fibra
alimenticia, los únicos que incrementa bruscamente el nivel de
glucemia son los hidratos de carbono. Además, cuando la glucemia
se eleva, la insulina es secretada por demás. Por más que se limiten
las calorías, si se ingieren hidratos de carbono, se genera la
hiperglucemia postprandial y se provoca una secreción excesiva de
insulina. La dieta de restricción de azúcares evita la hiperglucemia
postprandial y el requerimiento de secreción de insulina es mínimo.
Éste es un hecho fisiológico que no tiene lugar a discusión.
7. ¿Cuál sería la mejor
frecuencia para la ingesta
alimenticia?
Las enfermedades por hábito de vida –recordemos que son
obesidad, hipertensión arterial, diabetes, dislipidemia
(hiperlipidemia), síndrome metabólico, enfermedad vascular
cerebral, afecciones cardíacas, arterioesclerosis, cáncer,
periodontitis, fatiga crónica, etc.– se padecen porque se
desencadena un estado de hiperglucemia las veces que se ingieren
nutrientes durante el día o la noche, en forma de hidratos de
carbono como alimento principal. Además, los refrigerios suelen ser
predominantemente de azúcares, por lo que se incrementa
permanentemente un estado de hiperglucemia. Ésta incrementa la
glucación y oxidación de todo el cuerpo y provoca la mutación de los
genes de manera adquirida.

Los animales carnívoros salvajes sólo se alimentan una vez en


varios días y los animales herbívoros silvestres se alimentan durante
todo el día. El ser humano es un ser omnívoro. No se ha
determinado de manera científica cuál es la frecuencia adecuada
para la alimentación tanto de animales como del ser humano.

Para que los alimentos ingeridos se digieran y excreten


completamente se requieren de aproximadamente 18 horas. Si la
frecuencia alimentaria es de tres veces al día, no habría momento
para que el estómago y el intestino descansen y se estaría
sobrecargando el trabajo a las vísceras. Para espaciar la frecuencia
de las comidas por más de 18 horas, sería necesario comer
solamente una vez al día. La humanidad actual puede controlar la
alimentación excesiva: reduciendo la frecuencia alimentaria a una
vez por día; aumentando la frecuencia de toma de alimentos con
dieta de restricción de hidratos de carbono; masticando y
alimentándose con hojas de coca, varias veces al día; efectuando
ayuno una vez a la semana.

Dentro del budismo existe una frase que dice “El santo se alimenta
una vez al día, el ser humano dos veces al día, los animales tres
veces al día”; en la cultura occidental medieval también se conoce el
dicho “Alimentarse una vez al día es la vida del ángel, dos veces al
día la del ser humano y tres veces al día la de la bestia”. El objetivo
del sueño es la restauración de la fatiga corporal, cerebral y del tubo
digestivo. De ellos, la importancia en el rol de la recuperación de la
fatiga del tubo digestivo lleva a un dicho que menciona “tres horas
por comida”, esto significaría que por cada ingesta alimentaria se
requieren tres horas de descanso.
Existen teorías que recomiendan alimentarse una vez al día,
mientras otras teorías indican que si no se come tres veces al día,
se altera el ritmo circadiano (el ritmo biológico con el ciclo de 24
horas por día). Empero, aun entrando al siglo XXI no se ha llegado a
definir cuál es la frecuencia alimentaria ideal. Recientemente
literatura publicada como por ejemplo El hambre hace saludable a
las personas escrita por el médico Yoshinori Nagumo, ha influido en
que se ponga de moda el método dietético de una comida al día
para la salud. Se dice que cada vez que el estómago suena, se
estimula la secreción de la hormona de crecimiento (hormona de la
juventud) y la grasa visceral se combustiona. El estómago vacío,
activa el gen Sirtuin que repara los genes dañados de las células del
cuerpo: el estómago vacío rejuvenece el cuerpo humano.

De manera contrapuesta, la norma social que ha establecido el


Ministerio de Salud y Trabajo del Japón es que se debe comer tres
veces al día. Esta afirmación se basa en que para que el cerebro
trabaje adecuadamente, se le debe suministrar cantidades
adecuadas de glucosa tres veces al día y si se reduce la frecuencia
de ingesta alimenticia, los nutrientes tienden a perder el balance,
razón por la cual muchas de las personas que no desayunan son
obesas. La relación entre evitar el desayuno y la obesidad ya ha
sido confirmada mediante varios estudios y se la ha relacionado con
el ritmo circadiano.

También se piensa que es beneficioso, efectuar un ayuno de 24


horas una vez al mes. Mediante el ayuno se estimula el mecanismo
de autofagia, que se encarga de degradar las proteínas
intracelulares, con el fin de limpiar y eliminar los productos de
desecho que se acumularon en la célula. La autofagia se activa con
un ayuno mayor de ocho horas y se potencia con un ayuno de 24
horas.

La nutriología actual, para determinar el requerimiento nutricional se


centraba en la cantidad de ingesta mínima para que no haya
carencia, ni agotamiento de nutrientes. Este pensamiento se adecúa
para épocas de escasez de alimentos. Actualmente la mayor parte
del mundo se encuentra con exceso de alimentos, aunque
evidentemente existen aún algunas regiones con falta de ellos.

En la aparición del síndrome metabólico interviene la denominada


malnutrición, donde existe carencia de cierto tipo de nutrientes y
exceso de otros. De ahí que la norma para la ingesta alimentaria
debe indicar además del requerimiento mínimo para evitar la
carencia (también la cantidad límite para evitar el exceso), la
cantidad de ingesta que previene las enfermedades por hábito de
vida. Si se excede en la ingesta calórica (energética), el peso
corporal aumenta y si carece, el peso corporal disminuye. Si el peso
corporal de un adulto se mantiene estable, se considera que su
ingesta energética está equilibrada con su consumo energético.
En el mundo occidental, la frecuencia alimentaria era de dos veces
diarias hasta aproximadamente el año 1800. En Japón, a principios
del siglo XX, un estudio nutricional efectuado por el Instituto
Nacional de Nutrición determinó que la frecuencia alimentaria debía
ser de tres veces al día. Previo a esto, en Japón sólo existía el
desayuno y la cena. En la mayoría de las regiones de Japón se ha
empezado a comer tres veces al día, desde que se ha ingresado al
siglo XX.

Se cuenta con diversas teorías que apoyan distintos números de


frecuencia alimentaria diaria, daremos a continuación datos sobre
ellas, aun cuando no cuentan con base científica establecida.

El presente año 2015, el Ministerio de Salud y Trabajo del Japón


sigue manteniendo la recomendación de comer en horario regular
tres veces al día y la sociedad se maneja bajo este sistema. El
japonés se ha acostumbrado desde niño a alimentarse tres veces al
día. Esta recomendación se basó en el estudio nutricional del
Instituto Nacional de Nutrición de Japón, efectuado a principios del
siglo XX. Empero, existen reportes contradictorios recientes, que
indican que cuatro comidas al día logran la longevidad o que una
comida diaria mantiene la juventud[22]. El de cuatro comidas diarias
es un método que considera la diferencia de la función de cada
órgano, por el que el tiempo de ingesta y el tipo de alimento deben
separarse[23].

Concretamente, debido a que durante la mañana y el día la función


hepática está activa, el metabolismo está activado, lo que facilita la
distribución de nutrientes necesarios para el organismo; además,
debido a la secreción de la bilis que degrada la grasa, se
recomienda ingerir mayor cantidad de proteínas. A partir de las tres
de la tarde, se activa la función pancreática y se secreta mayor
cantidad de enzimas digestivas, por lo que es más recomendable la
ingesta de hidratos de carbono. En la noche, todos los órganos,
exceptuando los riñones, reducen su actividad y se genera la
acumulación de energía. Por lo que para la noche es recomendable
ingerir algo ligero como una ensalada.

La clave del método de la comida única diaria, seguiría el


razonamiento de que no es necesario comer tres veces al día por
costumbre y que sólo se debe comer cuando el cuerpo lo requiere.
Cuando se come durante el día sin estar con hambre o se almuerza
sólo porque existe un horario destinado para ello a mediodía, se
estaría ingiriendo comida que no es realmente necesaria. Los
alimentos se digieren en el siguiente orden: hidratos de carbono,
proteínas y grasas.

Si existe una diferencia en el tiempo de permanencia en el


estómago, significa que también existe un desfase en el tiempo de
su excreción y si se realiza una ingesta alimentaria a determinado
momento sólo por costumbre, se genera una ingesta y absorción
excesiva. Es decir, el método de comida única diaria no se deja
manejar por la frecuencia o el horario de alimentación, sino que se
basa en la lógica de comer la cantidad necesaria sólo en el
momento requerido.

Decíamos que el método de tres comidas diarias tiene su relación


con el ritmo circadiano. El ritmo circadiano es el ritmo que se
modifica en ciclos de 24 horas y en ello, en cuanto a la comida,
existe un ciclo de ingesta, absorción y excreción, que se repite cada
ocho horas:
a. Ciclo de ingesta - Periodo en el cual se ingieren los
alimentos y la función de digestión se realiza con mayor
efectividad (mediodía a las ocho de la noche).
b. Ciclo de absorción - Periodo en el cual la función de
absorción de nutrientes se lleva a cabo con mayor efectividad
(ocho de la noche a cuatro de la madrugada).
c. Ciclo de excreción - Periodo en el cual la eliminación de
toxinas se realiza con mayor efectividad (cuatro de la
madrugada al mediodía).

De esta manera, se ingiere la comida en el horario de ingesta, se


absorbe y utilizan los nutrientes en el horario de absorción y se
eliminan las toxinas en el horario de excreción. Para la excreción
también se utilizan enzimas, por lo que para el desayuno –que
correspondería al ciclo de excreción– se recomiendan alimentos que
contengan mayor cantidad de enzimas digestivas como las frutas.
Así, el desayuno se digiere con las propias enzimas que poseen las
frutas y las enzimas del organismo pueden destinarse a la
excreción. La clave de la alimentación de tres comidas al día es
comer platos que faciliten la función natural del cuerpo[24].

La digestión comienza al ingerir los alimentos, pasa por degradar los


nutrientes contenidos hasta hacer posible su absorción y concluye
con la eliminación de los desechos. Existen la digestión mecánica y
la digestión química. Ésta consiste en triturar los alimentos
finamente, mezclar con las sustancias digestivas y transportarlos
hacia la porción distal del tubo digestivo; el bolo alimenticio que
pasa por el esófago y el estómago, se reduce más en el intestino
delgado, donde sus nutrientes son absorbidos y el residuo es
enviado al colon. Los mecanismos de la digestión mecánica son el
peristaltismo, la separación y la vascularización.

En la digestión química, las enzimas digestivas (amilasa, pepsina,


maltasa, lipasa, tripsina, sacarasa, lactasa, erepsina) degradan el
almidón, las grasas y las proteínas de los alimentos a sustancias
más pequeñas, para facilitar su absorción en el intestino delgado.
El primer órgano digestivo es la boca, en ella la saliva degrada sólo
hidratos de carbono. El arroz, que es almidón (polisacárido), es
degradado a monosacáridos para que los azúcares se disuelvan en
la saliva y pasen a través del estómago, el duodeno y lleguen al
intestino delgado para ser absorbidos hacia el organismo. Esto
significa que mientras otros alimentos requieren ser digeridos en el
estómago con el ácido gástrico, sólo los azúcares –cual si fuera un
pase preferencial– llegan antes al órgano que absorbe y pasan al
organismo. Éste es el motivo por el que aunque la digestión requiere
de mucho tiempo, el nivel de glucemia se eleva desde el momento
que se comienza a comer; sin embargo, dado que la permanencia
en la boca es corta, no todo es degradado en ese momento.

Se dice que el tiempo que se requiere para la digestión y absorción,


si bien existen variaciones individuales, es de aproximadamente un
día: la masticación reduce los alimentos, los mezcla con la saliva y
ayuda la digestión –las enzimas de la saliva principalmente
degradan el almidón; en el estómago se efectúa la digestión de
proteínas (arroz, pan y pastas de dos a tres horas; sashimi o
pescado crudo fileteado, dos horas; pescado asado o estofado, tres
horas; tempura o frituras, cuatro horas; sukiyaki o carne asada, más
de cuatro horas; frutas de una a dos horas; verduras de dos a tres
horas); en el intestino se efectúa la digestión y la absorción (las
enzimas digestivas son liberadas hacia el tubo intestinal y los
alimentos se degradan hasta un tamaño absorbible, el 90% de los
nutrientes son absorbidos en el intestino delgado, la digestión y
absorción en el intestino toma de siete a nueve horas); en el colon
se efectúa la absorción de agua y el resto de los nutrientes (se
absorbe el agua y los nutrientes; posteriormente, tras permanecer
de 25 a 72 horas dentro del colon, se produce la excreción).

Los alimentos que dan sensación de plenitud son los que mantienen
la satisfacción, pero no hay relación con el tiempo que permanecen
en el organismo; ello no significa que los alimentos fáciles de digerir
sean los que tengan menor permanencia en el estómago, pero
mientras más corto sea este tiempo, es menor la carga para el
estómago.

Regularmente, el ser humano trabaja desde la mañana hasta el


atardecer. El trabajo tras la alimentación sobrecarga el estómago y
los intestinos. Por ello es recomendable que tanto en la mañana
como a mediodía, no se coman alimentos sólidos. Para la digestión
la circulación de sangre se concentra en el estómago y en el
intestino. Esto provoca que la circulación al cerebro y los músculos
se reduzca relativamente y se genera la sensación de sueño,
cansancio y abotagamiento. Si en este estado se efectúa un trabajo,
existe mayor riesgo de errores o accidentes. Si estando así se
manipula maquinaria o se conduce transporte, son también mayores
los riesgos. Por ende, lo ideal es la alimentación única al día en
horario de la cena.
El 99% de las causas de las enfermedades se debe a las toxinas
que se acumulan en el organismo. Para mantenerse saludable sería
más importante la eliminación de las toxinas que la ingesta de
nutrientes. Al realizar ayuno el intestino incrementa la secreción de
una hormona intestinal que se denomina motilina que se encarga de
acelerar la excreción. La motilina acelera el peristaltismo intestinal y
provoca la excreción de los restos que se encuentran dentro del
tubo intestinal. La contracción intestinal que provoca la motilina es
potente y puede limpiar hasta los desechos invaginados en los
pliegues de la pared gástrica. Se abre el píloro, que es una válvula
que se encuentra entre el estómago y el intestino; así los residuos
removidos de la pared gástrica pasan al intestino. Ocasionalmente
cuando persiste un estado de ayuno suena el estómago, es ése el
momento en que la secreción de motilina está elevada.
Regularmente la motilina se secreta cuando el ayuno se prolonga
por más de ocho horas y si la cantidad de ingesta de comida es
abundante, el tiempo en que se secreta se retrasa.

Los azúcares, cuando son digeridos se convierten en glucosa, que


es incorporada a la sangre elevando los niveles de glucemia.
Entonces el páncreas empieza a secretar la hormona insulina
encargada de bajar los niveles de glucemia. Gracias a la acción de
la insulina, los niveles de glucemia elevados vuelven a la normalidad
en tres horas. Sin embargo, la concentración de insulina en la
sangre se normaliza una hora más tarde. Debido a esto, el nivel de
glucemia desciende más que el nivel previo a la ingesta de comida y
provoca la sensación de hambre. La sensación de hambre ocurre no
por el valor absoluto de glucemia, sino por la diferencia entre el valor
de glucemia que se ha elevado mediante la ingesta de comida y el
valor de nivel de glucemia que se encuentra con el tiempo
transcurrido. Por tanto, si se procura mantener niveles estables de
glucemia, la sensación de hambre se controla. Si no se ingiere
azúcares tanto en la mañana como en el día, el cuerpo utiliza como
fuente de energía a los cuerpos cetónicos, manteniéndose los
niveles de glucemia y por ende la sensación de hambre no aparece.

Evidentemente el ayuno baja el nivel de glucemia, pero el cuerpo


cuenta con diversos mecanismos para elevarlo; existen diversas
hormonas que elevan el nivel de glucemia como el glucagón,
adrenalina, cortisol, etc. La única hormona capaz de bajar el nivel de
glucemia es la insulina secretada del páncreas, por lo cual el cuerpo
humano puede adaptarse al ayuno pero no al exceso de
alimentación.

Según la nutriología actual, la única fuente de energía para el


cerebro es la glucosa y debido a que este órgano no puede
almacenarla, se requiere de un aporte intermitente de hidratos de
carbono para poder mantenerse activo. Sin embargo, cuando la
glucosa escasea, el glucógeno acumulado en el hígado y los
músculos es degradado para mantener estable el nivel de glucemia.
Seguidamente, las proteínas de los músculos son degradadas en
aminoácidos y son convertidas por el hígado en glucosa para ser
distribuido con la sangre. Además, cuando se corta el aporte de
azúcar exógeno, la degradación de grasas reemplaza su lugar.
Finalmente, el cerebro puede utilizar como fuente de energía a los
cuerpos cetónicos producidos a partir de la degradación de las
grasas.

Cuando el ayuno llega a su nivel máximo, la mucosa gástrica


secreta una hormona peptídica denominada ghrelina, que cumple
con el rol de incrementar el apetito actuando sobre el hipotálamo; es
la responsable de ocasionar la sensación de hambre durante el
ayuno y tras haber sido secretada por el estómago, es transportada
a la sangre para actuar directamente sobre la hipófisis, estimulando
la secreción de la hormona de crecimiento. Dado que la ghrelina es
una sustancia con efecto inductor de la ingesta alimentaria, deja de
secretarse al comer, con lo cual simultáneamente también deja de
secretarse la hormona de crecimiento.

El sistema nervioso autónomo regula la función de los órganos


independientemente de la voluntad; se divide en nervio simpático y
parasimpático. El nervio simpático, actúa más en momentos de
actividad y el parasimpático en momentos de reposo. El cuerpo
humano entra en un estado activo o de reposo, debido a estos dos
nervios. La mañana es un horario donde se despierta del sueño y se
empieza la actividad, por lo que actúa predominantemente el nervio
simpático, la frecuencia cardíaca se incrementa, los vasos
sanguíneos se contraen, la presión sanguínea aumenta, la pupila se
dilata y la motivación se incrementa. Sin embargo, al ingerir comida,
el sistema digestivo requiere que el nervio parasimpático predomine
para poder trabajar; el latido cardíaco se atenúa, la presión
sanguínea desciende, la pupila se contrae y el cuerpo entra en
reposo.

La sensación de sueño que aparece tras las comidas se debe a la


acción del nervio parasimpático. Ya que la actividad en vigilia está a
cargo del nervio simpático y el reposo está a cargo del nervio
parasimpático –considerando el ritmo corporal– el hábito de vida
ideal es considerar que durante el día predomine la acción del
nervio simpático y durante la noche la del parasimpático. Desde el
punto de vista del funcionamiento del sistema nervioso autónomo, la
comida única diaria en forma de cena sería el hábito dietético
correcto.

Recientemente se ha empezado a determinar que la proliferación


excesiva de los hongos y las levaduras que habitan en el intestino
sería la responsable de diversos síntomas, empezando por
alteraciones metabólicas. La flora intestinal impide la proliferación de
microorganismos patógenos que ingresan junto con las comidas.
Las vitaminas necesarias como la B2 (riboflavina), B3 (ácido
nicotínico), B5 (ácido pantoténico), B6 (piridoxina) son sintetizados
por las bacterias intestinales. Entre éstas hay tres tipos: las
benignas, las patógenas y las comensales (oportunistas), que según
el hábito dietético y el estado físico pueden convertirse en lo uno o
en lo otro. Las bacterias patógenas, como su nombre lo indica,
actúan nocivamente sobre el cuerpo y podemos identificarlas como
estafilococos o como bacilo de Welch.

Un bebé recién nacido contiene en su abdomen una flora


predominantemente benigna, pero junto con el crecimiento se va
tornando patógena, desequilibrando su balance. Entre las causas
para la proliferación de las bacterias patógenas, están los hábitos
dietéticos, la ingesta de medicamentos, el estrés, el estreñimiento y
algunas enfermedades que ocasionan la producción de sustancias
dañinas, reduciendo la fuerza inmune y aumentando el riesgo de
enfermedades por hábito de vida. Cuando se desequilibra la flora
intestinal y las bacterias patógenas proliferan excesivamente,
pueden afectar negativamente al cerebro y al cuerpo. Cuando dicha
propagación ocasiona disminución de la inmunidad de la pared
intestinal, se puede llegar a lesionarla y permitir el paso de péptidos
de mayor peso molecular, absorbiéndose sustancias que
normalmente no deberían ser absorbidas hacia la sangre. Estas
sustancias no son consumidas como nutrientes, sino que
permanecen en el cuerpo como sustancias extrañas al organismo,
provocando respuesta inmunológica; se considera que ésta sería la
causa de las alergias alimenticias o la dermatitis atópica. Además, el
gluten y la proteína caseína (generadas del trigo o lácteos,
respectivamente) llegan al cerebro y al unirse con determinado
receptor, puede desencadenar excitación cerebral y ocasionar
diversos síntomas.

Kunihiro Seki, en lo personal, lleva un hábito dietético que tiene


como alimento principal las hojas de coca, las mastica unas 40
veces al día desde hace más de un año. No ha presentado signos
de desnutrición ni sobrealimentación, manteniendo continuamente
su salud estable. Él concluye que lo principal en la alimentación, no
es la frecuencia de las comidas al día, sino que es más importante
su contenido. Busca que su cuerpo se adapte a utilizar los cuerpos
cetónicos como fuente de energía, evitando la aparición de
enfermedades por hábito de vida o mentales.
8. El mayor peligro de la
dieta hiperazucarada
Según la presentación de la Federación Internacional de Diabetes
(IDF), el número de pacientes diabéticos en el mundo en el año
2014 llegó a más de 366 millones de personas[25]. La diabetes
mellitus se refiere a la enfermedad en que los niveles de glucemia
(concentración de glucosa en la sangre) están patológicamente
incrementados. El tratamiento de la diabetes varía según el tipo de
diabetes y su estado de gravedad (avance); en cuanto a la diabetes
mellitus tipo 1, se efectúa una terapia insulínica agresiva desde la
madrugada (inyecciones subcutáneas continuas de insulina); para la
diabetes mellitus tipo 2, se practican diversos esquemas
terapéuticos (terapia dietética con ejercicio físico).

Kunihiro Seki, tras ser diagnosticado con diabetes mellitus tipo 2, se


sometió al tratamiento dietético bajo las instrucciones de un
nutricionista con restricción calórica; sin embargo, sus niveles de
glucemia en ayunas permanecieron por encima de 200 mg/dl. Por
tanto, por la indicación de un diabetólogo especializado se
administraba la insulina cuatro veces por día durante cinco años,
para poder mantener su glucemia alrededor de 100 mg/dl. La
persistencia de la hiperglucemia se debió a que el contenido de las
comidas indicado por el nutricionista consistía en un alimento
principal de 60% de granos (azúcares). De los tres grandes
nutrientes, el único que eleva el nivel de glucemia son los azúcares.
Tardó ocho años en descubrir que la dieta de restricción de azúcar
es la que puede normalizar su nivel de glucemia; para mantener los
niveles regulares de glucemia, él tuvo que continuar con el
tratamiento de insulina, pero no pudo remitir su diabetes.

A partir de agosto del año 2009, Kunihiro Seki efectúa un


tratamiento de modificación de hábito de vida. Se traslada a la
ciudad de La Paz, en Bolivia, a una altitud de 4.000 metros, con un
ambiente de hipoxia e hipobaria crónica, consumo de agua y
alimentos con deuterio reducido y masticación de hojas de coca
como alimento principal; cambiando a la glucosa como fuente de
energía corporal por los cuerpos cetónicos. Actualmente ha logrado
remitir la diabetes, manteniendo los niveles de glucemia en ayuno
por debajo de 100 mg/dl y la hemoglobina glucosilada (HbA1C)
alrededor de 5%, sin necesidad de recurrir a la insulina.

El único nutriente que eleva el nivel de glucemia postprandial son


los azúcares y es por eso que las personas que practican la dieta de
restricción de azúcares, aun cuando tengan disminuida la función de
secreción insulínica por la diabetes mellitus tipo 2, logran normalizar
los niveles de la glucemia en ayunas así como la HbA1C; además
de regularizar otras cifras, existiendo evidencia de que es un
tratamiento seguro a largo plazo. La dieta o terapia de restricción de
azúcar es un tratamiento revolucionario que está captando mayor
atención; es un método muy simple y lógico, trata de restringir
azúcares: evitar ingerir como alimento principal arroz, trigo, granos y
tubérculos; cubrir las calorías carentes generadas por la restricción
de azúcar consumiendo mayor cantidad de proteínas y lípidos; evitar
en lo posible bebidas alcohólicas fermentadas (cerveza, sake o vino
que contienen abundante cantidad de azúcares) o restringirse sólo a
bebidas destiladas (shochu, singani, whisky); ingerir
abundantemente vegetales que no contengan azúcares.

Con lo expuesto, los niveles de glucemia descienden


significativamente desde el primer día o bien en unos cuantos días.
Este método ya está bastante reconocido en Estados Unidos y
Europa, pero en Japón sigue teniendo cuestionamientos, a pesar de
que se difunde progresivamente desde el año 2010. No obstante, la
dieta de restricción de azúcar es criticada en casos con el
argumento de que si bien puede bajar el nivel de glucemia a corto
plazo, a largo plazo significa un consumo excesivo de proteínas y
grasas, pudiendo generar otro tipo de enfermedades crónicas.
Como contraparte se puede indicar que los esquimales del Polo
Norte ingieren sólo pescado y carne animal; no ingieren azúcares en
lo absoluto, pero no tienen ningún problema en salud.

Recientemente, el escritor Teru Miyamoto y el señor Koji Ebe que es


practicante y difusor de la dieta de restricción de azúcares, han
publicado un libro en el cual presentan su discusión sobre el
tema[26]. Según esta publicación, la hiperglucemia no sólo es la
diabetes sino que se la considera como la raíz de todas las
enfermedades por hábito de vida y la única estrategia para
combatirla es la dieta de restricción de azúcares.

Para que el método de restricción de azucares sea reconocido por la


medicina debe superar varios escollos. Esto se debe a que según
este método, la cantidad y variedad de medicamentos que debieran
utilizar los pacientes diabéticos se reduce considerablemente y no
se puede evitar la afectación a la industria farmacéutica; muy a
pesar, son los propios médicos quienes sostienen esta estructura.

Otro ejemplo traído al caso, serían las resecciones ampliadas en las


cirugías de cáncer (cirugías innecesariamente grandes), como por
ejemplo en el tratamiento del cáncer de mama. En Estados Unidos y
Europa esto ya se ha corregido, pero en Japón se sigue
practicando. Estos acontecimientos pondrían en duda que la
medicina mantiene el postulado de primero no hacer daño.

El año pasado, la Asociación Americana de Diabetes, que mantenía


una actitud reservada al respecto, aprobó la dieta de restricción de
azúcares como método terapéutico dietético. Los investigadores, si
bien han reconocido la necesidad de un periodo de control más
prolongado y de mayor magnitud, han concluido de que al momento,
la dieta de restricción de azúcares es una alternativa segura y
efectiva como método terapéutico dietético. Con esto, se ha llegado
a una época donde se puede escoger el tipo de terapia dietética que
el paciente prefiera. En Estados Unidos, la dieta de restricción de
azúcares ya se encuentra dentro de las alternativas terapéuticas
comunes. Los mismos médicos que padecen de obesidad o
diabetes, la practican y tras convencerse de su eficacia, la aplican
en sus pacientes bajo una supervisión adecuada.

Actualmente está captando mayor importancia el método terapéutico


denominado súper restricción de azúcar, en el cual se eliminan
completamente los azúcares de las tres comidas diarias.

En contraposición a la dieta o método de restricción calórica, que


requiere realizar cálculos calóricos complejos con todo tipo de
alimento ingerido –complicando también a la persona que cocina– la
dieta con restricción de azúcares no requiere de ellos, permitiendo
comer hasta la saciedad pero exceptuando los azúcares. Incluso
permitiría disfrutar de bebidas alcohólicas que contengan poca
cantidad de azúcares. A pesar de ello se mantiene vigente el mito
de que reducir los azúcares reduce el intelecto, lo que mantiene a
países como Japón, en condición de subdesarrollado referente al
tratamiento de la diabetes.

Con la dieta de restricción de azúcares –fases iniciales– también se


incrementan los cuerpos cetónicos sanguíneos, que pueden ser
eliminadas por la orina y con la respiración. En ese instante algunas
personas expelen un olor agridulce a cuerpo cetónico por la orina o
el aliento; regularmente ello desaparece entre uno a tres meses. El
organismo empieza a utilizar cada vez más los cuerpos cetónicos y
la reabsorción renal mejora, dejando de eliminarse por la orina y la
respiración.

Por todo lo expuesto, la dieta de restricción de azúcares cuenta con


grandes efectos favorables que vale la pena experimentarlos.
Existen opiniones que indican, que si bien se observa efecto
adelgazante a corto plazo, no existe evidencia sobre el efecto a
largo plazo. El mayor problema que tiene la dieta de restricción de
azúcares es que muchas autoridades de las sociedades de diabetes
censuran esta alternativa porque consideran que se opone de frente
a los fundamentos del tratamiento de la diabetes. Lo que se requiere
no es este tipo de confrontación improductiva, que ignora por
completo el interés del paciente, sino que debe complementarse con
el tratamiento tradicional de la diabetes o el síndrome metabólico,
para ampliar las alternativas terapéuticas al que tanto el médico
como el paciente pueda acceder libremente, enriqueciendo así más
la evidencia para seguir investigando sus efectos favorables como
desfavorables.
Lo realmente temible en la enfermedad de la diabetes son sus
complicaciones. Las subidas y bajadas bruscas de los niveles de
glucemia envejecen los vasos sanguíneos y cuando los capilares se
dañan se llega a sufrir la llamada triada de complicaciones,
conocidas como retinopatía, nefropatía y neuropatía diabéticas. Al
dañarse los vasos gruesos se llega a padecer el infarto cerebral o el
infarto de miocardio. La principal y única causa de todo este mal que
desencadena la elevación del nivel de glucemia es la ingesta de
azúcares (hidratos de carbono).

La dieta de restricción de azúcares es prejuzgada como una comida


rara, pero en realidad es el alimento en su forma más natural para la
humanidad. Durante su periodo evolutivo, hasta el inicio de la
agricultura, la humanidad actual se alimentaba mediante la caza y la
recolección de frutos, era eminentemente una dieta de restricción de
azúcares; de esta forma, la humanidad se ha adaptado a la
restricción de azúcares tanto nutricional, metabólica como
fisiológicamente. El embarazo, parto y crianza, como el diario vivir
se lo vino efectuando con una dieta de restricción de azúcares. Tras
iniciarse y establecerse la agricultura, en apenas los
aproximadamente 4.000 años pasados, el alimento principal ha
cambiado hacia los granos (azúcares). Es decir, la humanidad
apenas lleva 1/2.000 parte de tiempo de su evolución con los
azúcares como alimento principal. El practicar la dieta de restricción
de azúcares –que es el alimento original de la humanidad– y de que
esto corrija las enfermedades por hábito de vida como la obesidad y
la diabetes, es un hecho totalmente natural.

La Asociación Americana de Diabetes consideraba que de los tres


grandes nutrientes (azúcares, proteínas y grasas), las proteínas y
las grasas también se convertían en glucemia. Sin embargo, tras
avanzar en las investigaciones, corrigió esta teoría el año 2004, con
el argumento de que sólo los azúcares elevan el nivel de glucemia.
Ésta es la nueva referencia internacional que aceptan los países
desarrollados. Es decir, si se restringen los azúcares, que son los
únicos que elevan el nivel de glucemia, la dieta de restricción de
azúcares que frena el incremento del nivel de glucemia es un
método terapéutico simple basado en un hecho científico real.

Dramáticamente, haber seguido la restricción calórica como dieta


recomendada por la Sociedad Japonesa de Diabetes ha resultado
en que las complicaciones de diabetes lleguen a más de 16.000
casos de nefropatía diabética por año, con el consecuente
tratamiento de diálisis, llegando a costar 800 millones de dólares
anuales. El costo médico de la diálisis renal, es de 4.000 a 5.000
dólares mensuales por paciente. Además, cada año más de 3.000
personas pierden la vista a causa de la retinopatía diabética y de la
misma manera, más de 3.000 personas se amputan las piernas por
el pie diabético. Esta numerosa cantidad de pacientes es una clara
muestra de que el tratamiento dietético que recomienda la Sociedad
Japonesa de Diabetes está equivocado.

Si la dieta de restricción de azúcares se difunde más y la diabetes


llega a controlarse, muchas empresas que dependen de la
existencia de esta enfermedad entrarían en quiebra. Es por ello que
las asociaciones médicas y sobre todo las empresas farmacéuticas
se oponen al establecimiento de esta dieta. Mientras algunos países
continúen como política de gobierno la recomendación de disminuir
la ingesta de grasas y mantener la ingesta de azúcares, establecida
desde el año 1980, el número de personas que padezca alguna
enfermedad por hábito de vida seguirá incrementándose. El principal
motivo por el que la dieta de restricción de hidratos de carbono
(restricción de azúcares) e incremento de fibra alimenticia no se
establezca como tratamiento para la diabetes, es por este trasfondo
social que mantiene los intereses de los gobiernos, de las empresas
farmacéuticas y las asociaciones médicas.
9. El huevo como fuente de
energía cetónica
Existen personas que aunque desayunen bien, ya a media mañana
o antes de la hora del almuerzo se mueren de hambre. La sensación
de apetito es una señal de buena salud, pero también provoca que
se consienta al hambre y se ingiera por demás, especialmente
refrigerios.

Investigaciones recientes han dado a conocer que la ingesta de


huevo evita la sensación de hambre. El huevo no sólo es un
alimento duradero, sino que también reduce el apetito. Un estudio
que efectuó la Universidad de Louisiana, de Estados Unidos,
administró durante una semana a 20 adultos sanos un desayuno
que incluyó dos huevos y a otros 20 un desayuno que no tenía
huevos. Ambos grupos se ajustaron a la misma cantidad de
volumen, calorías, proteínas, hidratos de carbono y azúcares,
siendo todas las condiciones las mismas excepto la presencia del
huevo. Se realizaron los siguientes análisis a diario: indagación
sobre el grado de sensación de hambre previo al almuerzo;
observación de la cantidad de comida ingerida en el almuerzo tipo
buffet; análisis sanguíneo luego del almuerzo.

Se observó que las personas a quienes se incluyó huevo en el


desayuno percibían menor sensación de hambre, con una tendencia
a ingerir menor cantidad de comida en el almuerzo. Además, en el
análisis sanguíneo tras el almuerzo, la hormona ghrelina que
estimula el apetito estaba disminuida y la hormona PYY[27] que se
secreta en la saciedad estaba elevada. Normalmente se pensaría
que esto se debe al efecto de las proteínas que se encuentran
abundantemente en el huevo; empero, considerando que el
desayuno del grupo control sin huevo también contenía la misma
cantidad de proteínas en los cereales, llevó a los investigadores a
concluir que esta diferencia se debe no a la cantidad sino al tipo de
proteína.

El medico Dhurandha que ha tratado a más de 10.000 pacientes


obesos, comenta que el huevo contiene proteínas de origen animal
de alta calidad; si su consumo en el desayuno logra mantener la
saciedad, sería más llevadera la dieta para perder peso. En el
tratamiento de la obesidad no sólo se debe efectuar la restricción de
las comidas, sino que es fundamental el soporte psicológico[28].

Hace aproximadamente 100 años, en 1913, el ruso Nicolai


Anitschkow postuló que la elevación de la concentración sanguínea
de colesterol sería la causa de la arterioesclerosis. Mediante un
experimento administró colesterol a los conejos, el cual se adhirió a
la aorta y desencadenó la arterioesclerosis. En realidad, este
experimento presentaba una gran falla; sin embargo, este concepto
se sigue manteniendo.

En la década de los años 70, científicos americanos, como David


Mark Hegsted, postularon que por cada 100 gramos de colesterol
que se aumenten en la comida, el nivel de colesterol total en la
sangre se eleva seis mg/dl, conformando la fórmula de Hegsted que
ha sido aplicada por mucho tiempo. Las investigaciones de estos
científicos se han refutado con los siguientes argumentos: el conejo
es un animal herbívoro y como los vegetales no contienen
colesterol, al administrar comidas con colesterol, éste se refleja
directamente en sus niveles sanguíneos. Es decir, cuando se
administra grasa de origen animal como el colesterol a un animal
herbívoro, no es nada raro que el colesterol se eleve
proporcionalmente. Por otro lado, en el ser humano, que es un
omnívoro que come también carnes, el colesterol que ingiere a partir
de las comidas es regulado con el que se sintetiza en el cuerpo y
cuenta con un mecanismo para mantener niveles estables de
colesterol. Por tanto, la mayor parte de las personas no presenta
elevación súbita de colesterol aunque se lo ingiera en las comidas.
Según la fórmula de Hegsted, como un huevo contiene
aproximadamente 250 mg de colesterol, al comer uno, se eleva 15
mg (en colesterol de sangre) y al comer tres se eleva 45 mg. Los
avances con las investigaciones posteriores determinaron que la
sensibilidad hacia el colesterol tiene variabilidad individual y la
fórmula de Hegsted no es aplicable.

Se han identificado personas que no presentan ninguna elevación


de colesterol total en sangre, aunque coman alimentos que
contengan colesterol como es el huevo. La siguiente página de
internet cuenta con múltiples artículos que demuestran que el huevo
y el colesterol en la sangre no tienen ninguna correlación:
http://homepage3.nifty.com/takakis2/col.htm

La hipótesis del colesterol en las grasas ha sido refutada al entrar al


siglo XXI. La suposición de que el nivel elevado de colesterol en la
sangre acelera la arterioesclerosis, se ha iniciado a principios del
siglo XX. En la década de los años 90, se establecieron los
conceptos sobre el colesterol malo LDL (sigla en inglés de
lipoproteínas de baja densidad) y el bueno HDL (sigla en inglés de
lipoproteínas de alta densidad). Estados Unidos lidera esta corriente
y el Instituto Nacional de Salud, Pulmón y Sangre de este país
(NHLBI), ha publicado una guía de manejo en el año 2001
denominado “Panel de Tratamiento en el Adulto (ATP III)”, el cual es
seguido por muchos países empezando por Japón. Tras su edición
corregida publicada en el año 2004, han sido propagados muchos
estudios clínicos que no coincidían con la guía, es por eso que se ha
esperado una nueva edición corregida[29].
Para el huevo de gallina, en Japón se utiliza un tipo de signo para
escribir la palabra referida al huevo crudo y otra grafía para señalar
la palabra huevo cocido. El huevo de gallina es un alimento
completo porque cuenta con todos los nutrientes que el pollo
requiere para desarrollarse. Cuenta con la suficiente cantidad de
grasas y proteínas para formar el cerebro, el sistema nervioso y
todas las células corporales del pollo; también es rico en calcio y
fósforo, necesarios para formar su estructura ósea. El pH del huevo
entero es de aproximadamente 7,8, de la yema es 6,2 a 6,6 y de la
clara es 7,5 a 8,0. A continuación compactamos una tabla que indica
los principales componentes y calorías del huevo (los números
están representados por cada 100 gramos del segmento comestible
del huevo).

Recientemente se ha comprobado que también contiene colina,


vitamina B6 y vitamina B12. En 100 gramos de huevo, la cantidad
de vitamina B6 es de 0,12 mg y la de vitamina B12 es de 0,9 µg.

Hasta hace poco estaba vigente la teoría de que cuando del


colesterol total aumenta el colesterol malo y disminuye el bueno, el
colesterol se acumula dentro de los vasos sanguíneos
desencadenando el infarto de miocardio y la arterioesclerosis. Por
tanto, se consideraba que analizando la cantidad de colesterol total
y la cantidad de colesterol bueno, si la cantidad de este último era
abundante no habría problema, aunque el colesterol total esté
aumentado. La cantidad de colesterol en el huevo es relativamente
abundante; la yema contiene aproximadamente 1,6% (400 a 500 mg
en 100 gramos de huevo total), de este porcentaje
aproximadamente un 84% se encuentra libre y el 16% restante está
esterificado.

Un resultado experimental indica que no es necesario preocuparse


mucho por el huevo de gallina, porque contiene abundante cantidad
de ácidos grasos poliinsaturados (por ejemplo el ácido linolénico –
omega 3 y omega 6– esenciales para el ser humano) que inhiben la
adherencia del colesterol a la pared arterial. En la sangre humana
se puede encontrar cuatro grandes variedades de grasas: colesterol,
triglicéridos, fosfolípidos y ácidos grasos libres. Estas cuatro grasas
se unen a las proteínas, para que puedan permanecer dentro de la
sangre en un estado hidrosoluble; a éstas se las denomina
lipoproteínas que se clasifican a su vez en cuatro tipos según su
densidad.

Efectivamente, cuando el nivel de colesterol en la sangre es


extremadamente elevado puede afectar a la salud, ocasionando que
avancen la arterioesclerosis, el daño vascular y el infarto de
miocardio; pero cuando su nivel es muy reducido, también puede
dañar la salud. Las personas con poco colesterol son vulnerables a
enfermedades infecciosas como la neumonía o la tuberculosis,
también se les debilita la pared vascular aumentando el riesgo de
accidente vascular cerebral. Es decir, que la concentración de
colesterol en sangre no debe ser ni muy alta ni muy baja.

Durante mucho tiempo se ha creído que la abundante ingesta de


huevo aumenta el nivel de colesterol en la sangre, porque la yema
contendría abundante cantidad de colesterol. Con la explicación de
que el huevo de gallina contiene abundante cantidad de ácidos
grasos poliinsaturados no habría mucha necesidad de preocuparse.
La sustancia denominada lecitina que se encuentra
abundantemente en la yema, cumple con la función de incrementar
la cantidad del colesterol bueno y es el componente principal de los
medicamentos que se usan para prevenir la arterioesclerosis. Es
decir, por un lado existen reportes de investigaciones que señalan
que la abundante ingesta de huevo de gallina aumenta el nivel de
colesterol en la sangre, como también existen muchas
investigaciones que reportan que aunque la ingesta sea abundante,
el nivel de colesterol no se modifica.

El 30% de las grasas que se encuentran en la yema de huevo está


conformado por fosfolípidos y éstos a su vez se componen en más
del 70% por lecitina (fosfatidilcolina) que es la sustancia base para
la colina. La lecitina es la sustancia que compone la membrana
orgánica y empezando por las neuronas cerebrales o el hígado, se
distribuye ampliamente en todo el organismo, estando involucrada
en todos los fenómenos biológicos. Además se encuentra
abundantemente en las semillas de los vegetales, de los cuales se
conoce bien la lecitina de soya. La sustancia denomina colina que
forma la lecitina, cumple con un rol importante en el metabolismo de
las grasas en el hígado, actuando de manera que evita el hígado
graso; también se convierte en acetilcolina para funcionar como
neurotransmisor del sistema nervioso parasimpático.

La lecitina tiene las siguientes propiedades:


- Aumenta la memoria y la capacidad de concentración.
Dentro del cerebro, las sustancias neurotransmisoras se
transportan activamente entre las neuronas para coadyuvar a
la memoria y el razonamiento; la lecitina es indispensable para
formar este neurotransmisor intracerebral (acetilcolina). Por
tanto, el adecuado consumo de lecitina permite aumentar la
memoria, la concentración y prevenir la enfermedad
demencial.
- Previene la arterioesclerosis. Una de las causas de la
arterioesclerosis se debe a que el colesterol malo que se
encuentra en exceso dentro de la sangre, afecta el flujo
sanguíneo o bien genera la arterioesclerosis adhiriéndose al
vaso sanguíneo. La lecitina remueve el colesterol malo
adherido dentro de los vasos sanguíneos y puede prevenirla.
- Facilita la dieta y mejora el hígado graso. Es indispensable
para estimula el metabolismo de las grasas y para eliminar o
prevenir la obesidad. Su carencia entorpece el metabolismo
del colesterol o los triglicéridos y el hígado empieza a
saturarse de grasa, incrementando el riesgo de hígado graso.
- Previene la diabetes. Ésta se genera cuando la secreción
de insulina, que es la hormona encargada de bajar el nivel de
glucemia, es inadecuada. La insulina se produce en las células
del páncreas, pero debido a diversas enfermedades por hábito
de vida, la función de esta célula se ve afectada. La lecitina es
el componente de la membrana celular que envuelve la célula,
facilitando la incorporación de los nutrientes que activan la
célula, regulando la secreción de la insulina.

La lecitina es una sustancia descubierta hace aproximadamente 150


años en Francia. Debido a que fue descubierta a partir de la yema
de huevo, se la denominó lecitina, que proviene del griego lecitos
que significa yema de huevo. Es un tipo de fosfolípido que se
encuentra también en la levadura y los mohos, se la denomina
también fosfatidilcolina. A diferencia de otros lípidos, los fosfolípidos
además de ser fuente de energía, cumplen con diversas funciones
en el organismo. La lecitina es el fosfolípido que se encuentra en
mayor cantidad en el organismo humano y es el componente
principal de la membrana celular de los aproximadamente 37
billones de células que conforman el cuerpo humano; se encuentra
en todas las células del cuerpo y se encarga de las funciones
fisiológicas. Transmite los estímulos del sistema nervioso
parasimpático, interviene en el proceso de aprendizaje, memoria y
sueño; además interviene en el metabolismo de la grasa, con
función protectora del hígado.

Cuando el organismo utiliza o almacena los cuerpos cetónicos como


fuente de energía, éstos se unen a las proteínas para ser
transportados por la sangre; esta unión entre las proteínas y los
ácidos grasos requiere de lecitina. La cantidad total de lecitina es de
aproximadamente 600 g en una persona con 60 kg de peso
corporal. La carencia de lecitina provoca síntomas como fatiga,
reducción de defensas inmunológicas, insomnio, arterioesclerosis,
diabetes y adherencia del colesterol malo.

La colina es una sustancia proveniente de los lípidos de la yema de


huevo y cuenta con el rol de desarrollo como manutención de la
función cerebral, regulación de la función hepática y corrección de la
hiperlipidemia. No se sintetiza en el cuerpo, por lo que requiere ser
consumida activamente. Se estima que la colina de yema de huevo
puede mantener la función cerebral y ser utilizada en la prevención y
tratamiento de la demencia tipo Alzheimer. Se ha observado efecto
favorable en la utilización conjunta con vitamina B12, incrementando
la cantidad de acetilcolina que, al ser una sustancia
neurotransmisora, es liberada desde las terminaciones nerviosas del
sistema parasimpático –como los nervios motores– y cumple con el
rol de transmitir los estímulos nerviosos a través de un tipo de
sinapsis.

La colina cuenta con tres grandes funciones: como precursora para


la síntesis natural de fosfatidilcolina, como precursora de la
acetilcolina, como componente de la base de metilo. Además, en
cuanto al metabolismo fosfolipídico, la colina funciona como
precursora en la vía de síntesis natural de la esfingomielina y el
factor activador plaquetario.

La yema de huevo es una sola célula. La célula más grande en el


mundo es la yema de huevo de avestruz. Desde el punto de vista
biológico, la yema es el huevo (oocito). En cuanto al huevo de
gallina, la porción que se presenta de color amarillo, es el
componente nutritivo para la generación del embrión que se
encuentra dentro del oocito; al desarrollarse adquiere una forma
como si el embrión se encontrara por encima de la yema y sobre la
superficie de la yema se extienden vasos sanguíneos para que se
transporten los nutrientes al embrión al momento de la
embriogénesis. La mayor parte de los huevos de gallina
comercializadas es infértil.

En el caso de las personas con demencia senil tipo Alzheimer, la


acetil colina cerebral se encuentra disminuida. Se estima que la
colina de yema de huevo tenga efecto en los trastornos cognitivos o
alteraciones en la memoria; de hecho, existen reportes de la
administración de colina y se observó incremento de la cantidad de
acetilcolina con mejoría en la memoria. Actualmente, se han
desarrollado medicamentos para la demencia tipo Alzheimer que
actúan inhibiendo la acción de la enzima que degrada la acetilcolina,
para mejorar la transmisión nerviosa de la colina en las neuronas
intracerebrales.

El ser humano, regularmente ingiere colesterol al comer carne y el


cuerpo regula la cantidad para sintetizar de acuerdo con la cantidad
de ingesta. Este mecanismo permite mantener niveles estables de
colesterol. Analizando los datos de los numerosos estudios sobre el
colesterol del huevo, se determina que no habría razón para
preocuparse. Entrando al siglo XXI se ha determinado que el nivel
de colesterol en la sangre se mantiene prácticamente invariable
aunque se coma huevo. Según un estudio experimental
estadounidense, se ha realizado un seguimiento de ocho años a
1.000 varones y mujeres mayores de 40 años divididos en tres
grupos, a los que se ha suministrado de cero a dos huevos por
semana, tres a seis huevos por semana y 10 a 24 huevos por
semana: los niveles de colesterol no han presentado diferencias
significativas entre los grupos.

También en Japón, en el año 1981, se presentó un resultado de


investigación muy interesante sobre el organismo humano y el
colesterol. Se trató de un experimento en el que se hizo comer de
cinco a 10 huevos diarios por cinco días consecutivos a adultos
saludables. El resultado ha dado a conocer que hasta las personas
que han comido 10 huevos por día no han presentado variaciones
notables en el nivel de colesterol sanguíneo. También en
experimentos recientes, cuando se ha dado de comer tres huevos
diarios durante dos semanas –además de la dieta regular– la
medición del nivel de colesterol no ha presentado cambios
significativos.

Este tipo de experimentos da a conocer que el colesterol que se


ingiere con el huevo u otros alimentos, no siempre resulta en un
incremento de colesterol en la sangre. La página de internet que se
presenta a continuación reporta 10 artículos de experimentos en
humanos, los cuales indican que la ingesta abundante de huevo no
modifica el nivel de colesterol en la sangre, así como otros artículos
que muestran que al menos la ingesta normal de huevo no modifica
el colesterol en la sangre:
http://www.nichirankyo.or.jp/bunken/eibun01.htm

En noviembre de 2006, el comité investigativo del Ministerio de


Salud y Trabajo de Japón (liderado por Soichiro Tsugami, jefe de
Investigación de Prevención de Cáncer del Instituto Nacional de
Cáncer) ha presentado un estudio epidemiológico que ha
comparado personas que comen huevo a diario con personas que
sólo comen de una a dos veces por semana, con el cual se ha
determinado que el nivel de colesterol en la sangre y el riesgo de
infarto de miocardio no varían. Este estudio fue de una alta
credibilidad por ser de gran magnitud, con 10 años de duración a
partir de 1990; en él se hizo el seguimiento de enfermedades por
hábito de vida con 100.000 varones y mujeres de 40 a 60 años,
seleccionados de 10 diferentes prefecturas del país. Posteriormente
salió el resultado en el cual se indica que la frecuencia de ingesta de
huevo y el nivel de colesterol, como la incidencia de infarto de
miocardio no tienen correlación alguna. El Instituto Nacional de
Nutrición de Japón realizó también un estudio similar con resultados
análogos.

Kunihiro Seki, entre muchos experimentos realizados, ha efectuado


en su alimentación –desde un año atrás– el reemplazo de los
hidratos de carbono por las hojas de coca, con el objetivo de
producir en su organismo cuerpos cetónicos como fuente de
energía. Además, él ingiere diariamente cuatro huevos de gallina
porque los considera un complemento alimenticio. La lecitina que
contiene el huevo de gallina es un alimento que se caracteriza por
ser bastante seguro y personalmente no ha experimentado efectos
secundarios debido a su consumo.

El/la japonés/a promedio ingiere 335 huevos al año, es una


población que ocupa el segundo lugar como consumidora de huevo
después de Israel (aunque Israel no cuenta con datos estadísticos a
partir del año 2000). Los/as israelíes, debido a costumbres
religiosas, practican el ayuno semanalmente; ellos han descubierto
por experiencia, que la ingesta de huevo previa y posterior al ayuno
permite mantener la salud y la han incorporado en sus costumbres
religiosas. Debido a que en Japón no se puede masticar la hoja de
coca por restricción legal, sólo la ingesta de huevo como alimento
principal posibilita la conversión del metabolismo corporal para que
se utilicen los cuerpos cetónicos como fuente de energía y con ello
lograr la remisión de las enfermedades por hábito de vida.
10. El síndrome de realimentación
Las personas que han seguido por más de tres días una terapia de
ayuno absoluto, ayuno prolongado, dieta cetogénica o personas que
entran en estado de inanición (por causas diversas como accidente,
naufragio, etc.), modifican su organismo interno hacia un
metabolismo que utiliza como fuente de energía los cuerpos
cetónicos en lugar de la glucosa. Si tras los estados señalados se
ingieren inmediatamente azúcares como alimento principal, se
desencadena el síndrome de realimentación (SR).

El síndrome de realimentación (otorgar alimentos nuevamente) es el


denominativo común para referirse a las alteraciones metabólicas
que se presentan al suministrar nutrientes a base de azúcares a
personas que se encuentran en un estado de desnutrición crónica.
Si una persona que se encuentra con cierto tipo de estado de
inanición ingiere de golpe nutriente a base de azúcares, se
desencadena una alteración en la distribución de electrolitos,
produciéndose complicaciones fatales que incluyen el paro cardíaco.

Por ejemplo, el caso de una mujer adolescente que llegó al hospital


por anorexia nerviosa desencadenada por el estrés del examen de
ingreso a la Universidad, con peso corporal de apenas 26 kg y una
estatura de 160 cm (índice de masa corporal de 10) fue internada y
se le administró alimento a través de sonda gastronasal (500 kcal)
tras lo cual perdió el conocimiento. La glucemia y el fósforo sérico
descendieron significativamente; en varios días la función cardíaca
también se redujo notoriamente, requiriendo ser atendida en terapia
intensiva por dos semanas.

Los factores de riesgo elevado para la aparición del síndrome de


realimentación son un IMC bajo (menor de 16), alteración en los
niveles de fósforo sérico, potasio, magnesio y glucemia[30].

El primer artículo médico registrado es la descripción de los


síntomas y signos corporales que han presentado los soldados del
Ejército estadounidense, que estuvieron prisioneros por el Ejército
japonés en el sudeste asiático y que han recibido alimentación tras
haber sido liberados[31].

En Japón existe registro de la era de los guerreros samuráis con


respecto al síndrome de realimentación. Hideyoshi Toyotomi
aplicaba la técnica militar del aislamiento por cercos. Nobunaga ha
registrado la invasión al castillo Tottori hecho por Hideyoshi en el
octavo año de la era de Tensei (1.581 d.C.): “Era insoportable ver a
hombres y mujeres enflaquecidos como el demonio, que se
retorcían y gritaban por auxilio...”. Se puede inferir mediante este
registro que se encontraban en un estado de inanición extrema;
todos los que intentaban cruzar el cerco eran eliminados, por lo que
de una u otra manera quedaban dañados. Hasta se describe que
estas personas eran víctimas de canibalismo. En el libro de
Toyotomi se describe esta escena donde una vez agotados los
granos, sacrificaban a los caballos y las reses; finalmente cuando
éstos se terminaron, morían de inanición o se alimentaban de los
cadáveres. El dueño del castillo Tsuneiye Yoshikawa, que no pudo
soportar más la tragedia dentro de su fuerte, aceptó la rendición y
entregó el castillo. Para poder salvar la vida de sus súbditos la
condición fue que se suicidara. Hideyoshi aceptó las condiciones de
rendición y preparó arroz aguado al interior del castillo para los
soldados hambrientos. Los soldados liberados que salieron
mareados por la inanición, comieron fervorosamente el arroz, pero
por haber comido de golpe, muchos que habían logrado sobrevivir,
murieron. El ejército de Hideyoshi ya tenía conocimiento desde esa
época, que cuando una persona con inanición come hasta la
saciedad puede llegar a morir. Incluso en las novelas históricas de la
era de los samuráis, existen escenas en las que los soldados
enemigos son recomendados a que no coman muy prontamente.

Para evitar el síndrome de realimentación, cuando se requiere


aportar nutrientes después de un estado de inanición, no se debe
recurrir al aporte energético con azúcares, sino que como el cuerpo
ha estado recurriendo a los cuerpos cetónicos como fuente de
energía, se debe administrar nutriente a base de grasas y proteínas.
Una persona que ha naufragado por una semana en el mar, al ser
rescatada había solicitado comer milanesa de cerdo con arroz y
falleció a los dos días de haberlo ingerido. Esto se debió al síndrome
de realimentación.

Al iniciar un tratamiento de ayuno absoluto, ayuno prolongado,


tratamiento dietético cetogénico o dieta de reducción de azúcares,
aproximadamente transcurridas unas 13 horas, los azúcares del
organismo se agotan y el metabolismo cambia hacia la cetogénica
que utiliza a los cuerpos cetónicos como fuente de energía. El
síndrome de realimentación se debe a que el organismo no puede
adaptarse a un cambio brusco de un metabolismo cetócico al
glucolítico.

Si se analiza el mecanismo fisiopatológico de este síndrome, se


puede notar varios detalles; al prolongarse el estado de inanición, se
estimula la gluconeogénesis y cuando se llega al extremo se origina
degeneración de las proteínas. A este estado se acompaña
progresivamente la carencia de agua, minerales y vitaminas. La
reingesta de azúcares, estando en una situación en la que se
utilizaron los cuerpos cetónicos como fuente de energía, es seguida
por la elevación del nivel de glucemia, secretándose grandes
cantidades de insulina por el páncreas. Debido a ello, aumenta la
captación de glucosa hacia la célula para ser utilizada en la
producción de ATP como fuente de energía. Además, si se ingieren
conjuntamente aminoácidos, se estimula la síntesis de proteínas en
la cual se consumen grandes cantidades de fósforo. La insulina,
junto con la glucosa, incorpora hacia la célula minerales como el
potasio, magnesio y fósforo. La ingesta de azúcar en un estado
normal no representaría mayor problema, pero en un estado de
inanición donde existe carencia de minerales, la ingesta de
azúcares, debido al mecanismo descrito, genera síntoma carencial
de potasio, magnesio y fósforo. Conjuntamente sobre un estado de
deficiencia vitamínica se estimula el consumo abundante de
vitamina B1 por la ingesta de azúcares, con lo que se llega a la
carencia súbita de esta vitamina.

Como resultado, aunque se supone que se está suministrando


nutrientes, ocurre un fenómeno paradójico donde se presenta más
carencia de los mismos. Por detrás se encuentra una alteración
metabólica. Por ejemplo, cuando existe deficiencia severa de
fósforo, el ATP intracelular y la disminución del 2,3-difosfoglicerato
(2,3-DPG) en los glóbulos rojos desencadenan síntomas
musculares, cardiacos, cerebrales y respiratorios, se dificulta la
preservación de la saturación de oxígeno en la sangre, se genera la
alteración metabólica. El punto clave del síndrome de realimentación
es la hipofosfatemia.

Si el aporte de nutrientes se realiza a base de grasa, donde se


estaría aportando lípidos que son fuente de los cuerpos cetónicos,
se puede obtener energía de manera acelerada sin estimular la
secreción de insulina ni necesidad de consumir minerales y
vitaminas. Por lo cual el aporte de nutrientes con dieta cetogénica
evita el síndrome de realimentación. Sin embargo, el estado
patológico es muy complejo y el problema abarca la cantidad de
líquido corporal, sodio, azúcares, proteínas, grasas, tiamina
(vitamina B1), hipopotasemia, hipomagnesemia, etcétera.

Al caer en inanición reiteramos que el ciclo de fuente energética se


modifica, de uno que se basa en la glucosa a otro en el que se
utilizan grasas y proteínas almacenadas, reduciendo el porcentaje
metabólico total de 20 a 25%. Cuando la inanición se prolonga, el
metabolismo principal cambia hacia los lípidos. Es decir, la sustancia
energética principal se torna hacia los cuerpos cetónicos. Si la
inanición progresa más, se agotan los minerales principales. Las
sales de fosfato son transportadas desde el interior de la célula
hacia el suero sanguíneo; se reduce su eliminación por la orina para
mantener estables sus niveles, pero en general se encuentra
carente. Si bajo esta condición se efectúa la realimentación (reinicio
de aporte nutricional), la sobrecarga de azúcar incrementa la
secreción de insulina, la cual mientras inhibe al glucagón, estimula
el metabolismo del glucógeno, lípidos y proteínas. En ese momento,
también se movilizan grandes cantidades de minerales como el
fósforo, el magnesio y la tiamina (vitamina B1). La insulina mueve el
potasio hacia el interior de la célula, junto con el magnesio y el
fósforo. Como resultado, la concentración sérica de fósforo,
magnesio y potasio desciende. La característica del síndrome de
realimentación es la modificación de estas sustancias energéticas y
la movilización de electrolitos y minerales que acompañan a éste.

El fósforo es uno de los principales minerales dentro de la célula y


es necesario para las reacciones químicas intracelulares y para
conformar la estructura misma de la célula. Además, muchas de las
enzimas o segundos mensajeros se activan uniéndose al fósforo.
Finalmente el fósforo interviene en el almacenamiento energético y
es una parte del ATP. Para que la hemoglobina se una al oxígeno
requiere de fósforo; por tanto, el fósforo cumple con un gran rol en el
metabolismo oxidativo de los tejidos (respiración celular). A nivel
renal, el fósforo cumple con un rol importante en el equilibrio ácido-
base. En el síndrome de realimentación, donde sobre un estado de
deficiencia crónica de fósforo, se superpone la movilización del
fósforo hacia la célula por la insulina, se incrementa más el consumo
de fósforo dentro de la célula. En esta situación, un pequeño
descenso en la concentración de fósforo sérico puede generar un
grave daño en la función celular, afectando gravemente a la mayor
parte del sistema fisiológico corporal.

De igual forma que con el fósforo, el potasio también está agotado


en estado de inanición, pero cierta cantidad se moviliza del interior
hacia el exterior de la célula, para que se mantenga estable la
concentración sérica. No obstante, si la actividad de la insulina se
encuentra acelerada por la realimentación, la concentración de
potasio sérico desciende notablemente, ocasionando arritmias y
paro cardíaco.

El magnesio es fundamental como factor complementario de


muchas reacciones enzimáticas del organismo como la fosforilación
oxidativa. Es fundamental también como componente estructural del
ADN, ácido ribonucleico (ARN) y ribosoma. En el síndrome de
realimentación el magnesio también se moviliza y se consume al
igual que con el fósforo y el potasio. Como consecuencia, se
desencadena arritmia (daño miocárdico) o complicaciones
neuromusculares.

La ingesta repentina de glucosa tras la inanición estimula la


actividad de la insulina e inhibe la gluconeogénesis. El aporte
excesivo de azúcar podría originar hiperglucemia, pero por el
contrario, la respuesta excesiva de secreción de insulina puede
ocasionar también un ataque de hipoglucemia. En este caso se
observa un signo clínico paradójico, donde mientras más glucosa se
administra, la glucemia desciende más.

La vitamina B1 es una coenzima fundamental para el metabolismo


del azúcar. Cuando ésta se agota se presenta el síndrome de
Wernicke (trastornos oculares, disfunción motora, confusión,
hipotermia y coma), o la psicosis de Korsakoff (psicosis, paranoia).

La administración repentina de hidratos de carbono estimula la


secreción de insulina, la cual a nivel renal inhibe la eliminación de
sodio y agua. Por tanto, disminuye la cantidad de orina y
desencadena retención de líquido corporal. Cuando se realiza el
cálculo de aporte hídrico regular a base de la cantidad de orina,
existe el riesgo de no detectar la sobrehidratación. Esto puede
provocar insuficiencia cardíaca o edema pulmonar.

Al efectuar un aporte nutricional excesivo de azúcares, se presenta


una movilización brusca de azúcares y electrolitos desde los vasos
sanguíneos hacia el interior de la célula. Dado que se genera
hipoglucemia severa y se pierde el balance electrolítico
intravascular, se presentan arritmias graves que pueden terminar en
paro cardiaco. Tras suspender el tratamiento con ayuno absoluto,
ayuno prolongado, dieta cetogénica o dieta de restricción de
azúcares, se debe cuidar mucho el no reiniciar de inmediato la
ingesta de azúcares como alimento principal, puesto que se
presentaría el síndrome de realimentación descrito.

La desnutrición proteico-calórica (DPC) es la deficiencia de


proteínas y nutrientes calóricos, insuficiencia energética por
carencia crónica de todos los nutrientes principales. En la DPC
generalmente se observa también carencia de muchos
oligoelementos; puede presentarse de manera súbita y completa
(inanición) o de manera progresiva. El grado de severidad puede ser
desde una deficiencia leve que no requiere tratamiento, hasta una
caquexia notable (acompañada de edema, alopecia, atrofia de piel).
Muchas veces afecta a diversos órganos y normalmente para su
diagnóstico, se recurre a análisis clínicos como la albúmina sérica.

El tratamiento del síndrome de realimentación se inicia con la


reposición del déficit de líquidos y electrolitos mediante soluciones
parenterales y posteriormente, si es posible se suplementan
progresivamente los nutrientes a través de la boca. Antes de iniciar
el aporte nutricional, se efectúa un control de fósforo, sodio, potasio,
magnesio y glucosa, que se monitorea de cerca durante el
tratamiento. Según la guía de manejo del síndrome, en pacientes
que no han comido casi nada por más de cinco días, se recomienda
iniciar el aporte nutricional con la mitad del requerimiento y bajo un
monitoreo cercano se lo va incrementando progresivamente. En
pacientes de alto riesgo debe iniciarse con la administración de 10
kcal/kg/24 horas de nutrientes e incrementarse gradualmente bajo
monitorización. Se describe que se requieren de cuatro a siete días
para llegar a la cantidad de aporte total calculado. En pacientes en
un estado carencial extremo (con IMC menor a 14 o con inanición
de más de dos semanas), se inicia el aporte nutricional con un
máximo de cinco kcal/kg/24 horas, bajo monitoreo hemodinámico.
También se menciona que no es necesario reponer los electrolitos
antes de iniciar el aporte nutricional, sino que se los puede ir
ajustando simultáneamente. Esto se debe a que no existen
suficientes estudios en cuanto a la cantidad de electrolitos y
minerales a ser administrados.

En caso de reiniciar la alimentación con azúcares como alimento


principal, tal como lo sugiere la nutriología moderna, tras un
tratamiento de ayuno absoluto o ayuno prolongado, se requiere
tener cuidado de no ser afectados por el síndrome de
realimentación. Si es que una persona que realiza terapias de ayuno
ignora o no considera importante la dieta de realimentación, está
con un alto riesgo de sufrir el síndrome y en el peor de los casos
pone en riesgo su vida.

Durante el periodo de dieta de recuperación, los alimentos que se


deben evitar son los que contienen azúcares (azúcar común, arroz
aguado, arroz, pan, papa, maíz, golosinas, bebidas alcohólicas,
leche, yogur, queso, mantequilla, margarina, etc.). El periodo que
debe durar la restricción de este tipo de alimentos será al menos
igual a los días que dure el ayuno. Por ejemplo, una persona que ha
ayunado por un día, no debe comer este tipo de alimentos al menos
por un día; si son tres días de ayuno, debe evitarse al menos por
tres días.

Desde el punto de vista de la evidencia científica, para evitar el


síndrome de realimentación tras la terapia de ayuno absoluto, ayuno
o dieta cetogénica, el alimento de recuperación debe evitar
sobrecargar al estómago y ser blando, con una proporción de
azúcar por porción menor a 5% y desabrido. Concretamente los
alimentos recomendados para la recuperación son los ricos en
lípidos y proteínas, como platos a base de huevo, frutas, tofu (queso
de soya), carne, pescado, vegetales o miso (soya fermentada).

Se tiene que considerar que el estómago y los intestinos, tras el


tratamiento con ayuno, se encuentran vacíos. Son como el
estómago y los intestinos de un recién nacido. Si a los bebés se les
administran bebidas alcohólicas, condimentos fuertes como ají o ajo,
arroz o pan, dulces o alimentos grasosos, sin lugar a dudas que se
van a enfermar o en el peor de los casos pueden morir. Por tanto,
dado que tras la terapia por ayuno absoluto, ayuno prolongado o
dieta cetogénica se presenta el síndrome de realimentación, no se
debe efectuar una alimentación habitual con granos (azúcares)
como alimento principal. La dieta de recuperación es similar a las
papillas que comen los bebés antes de dejar la leche materna.

Los nutrientes esenciales como las vitaminas, minerales,


aminoácidos y lípidos son necesarios en el metabolismo, la
digestión y absorción de los alimentos ingeridos a diario. Durante los
periodos de terapia por ayuno absoluto o ayuno prolongado donde
no se requiere metabolizar los alimentos, las vitaminas, minerales,
aminoácidos y lípidos no llegan a escasear inmediatamente gracias
a la autofagia (mecanismo de autodigestión). La malnutrición
aparece por la alimentación de azúcares como alimento principal,
así que si no se come nada, no se presenta esta malnutrición.
Durante la terapia con ayuno hasta el sodio, que normalmente es
excretado por la orina o el sudor, es reabsorbido por el riñón.
Durante este tipo de terapia no progresa la oxidación ni la glucación,
por lo que tanto el catabolismo como el anabolismo metabólico se
regularizan.

Cuando el cuerpo se torna cetogénico, se detiene la glucación y la


oxidación, se reparan las mutaciones genéticas adquiridas y los
transportadores de glucosa (GLUT o SLC2A) se normalizan.

Y es aquí donde radica la importancia del uso de las hojas de coca,


de su masticado. Al utilizarlas como alimento principal, se puede
recurrir a terapias de ayuno, sin tener que padecer de hambre y
consiguiendo la absorción de nutrientes y oligoelementos que
equilibran el organismo, pudiéndose entonces lograr el cambio de
metabolismo deseado, de uno que tiene como alimento principal los
hidratos de carbono y los azúcares a uno que utiliza los cuerpos
cetónicos para producir la energía necesaria para no sólo el
funcionamiento, sino para un buen funcionamiento del cuerpo.
Masticando la hoja de coca a diario, hemos experimentado que se
consigue un cuerpo cetogénico, libre de trastornos nerviosos y
enfermedades por hábito de vida.
11. Glucación, oxidación y cáncer
Durante la vida de una persona, la ingesta prolongada de granos
como alimento principal –vía glucación y oxidación– llega a producir
mutaciones genéticas adquiridas de las cuales se generan células
anormales que derivan en cáncer[32]. Por ello todas las personas
están bajo el riesgo de padecerlo. Actualmente, uno de cada dos
japoneses llega a padecer algún tipo de cáncer en su vida.

El cáncer es una enfermedad que no se puede prevenir


completamente; aunque se procure dejar de fumar, corregir el hábito
dietético y el sedentarismo, no es posible evitarlo. Esto se debe a
que es una enfermedad originada por mutaciones genéticas
adquiridas. El cáncer per se es una enfermedad no contagiosa;
aunque, algunos tipos de cáncer tienen como factor de riesgo las
infecciones virales o bacterianas, para que se convierta en cáncer,
intervienen otros varios factores durante un largo periodo.

Las células cancerosas conforman un cúmulo de células que se


generan por mutaciones genéticas adquiridas a partir de células
normales; como células anormales empiezan a proliferar sin control,
creando un tumor y pudiendo llegar a invadir tejidos vecinos.
Cuando un tumor es maligno y no recibe tratamiento oportuno, llega
a derivar en metástasis (propagación a otros órganos del cuerpo) e
inevitablemente concluirá con la vida de la persona afectada.

Las células normales pueden multiplicarse o dejar de hacerlo de


acuerdo con el ambiente que las rodea; por ejemplo, las células de
la piel se multiplican para cerrar las heridas cuando se produce una
lesión, pero en cuanto cicatriza la herida, dejan de multiplicarse.
Contrariamente, las células cancerosas se multiplican sin someterse
a la regulación del organismo; dado que su multiplicación es
descontrolada, llegan a destrozar los tejidos del alrededor o
proliferan en un órgano en el cual no les corresponde multiplicarse.

Cuando se inyectan células cancerosas a ratones de laboratorio (a


los que se les ha anulado el sistema inmunológico), empiezan a
proliferar formando grandes masas. Con células normales no se da
esta situación. Las células cancerosas surgen cuando se generan
de dos a 10 mutaciones genéticas en células normales. Estas
mutaciones de los genes no aparecen de golpe, sino que se forman
de manera progresiva en un largo tiempo por causa de la glucación
o la oxidación; a este proceso se denomina oncogénesis
escalonada, ya que avanza de manera progresiva a partir de la
normalidad.

Entre tipos de mutaciones genéticas existen los que estimulan


permanentemente la multiplicación celular como un acelerador que
está continuamente pisado (activación de los oncogenes) y los que
anulan los genes encargados de frenar la multiplicación celular
(inhibición de los genes reguladores del cáncer). Se conoce la
mutación genética que altera la codificación del ADN y la mutación
epigenética, donde si bien la codificación no se ha modificado, se
altera su función. Cuando se genera un tipo determinado de
alteración en una célula normal, ésta empieza a proliferar; si en esta
célula se superpone una segunda alteración, esta proliferación se
acelera; la superposición de esas alteraciones termina en una célula
cancerosa.

En un tejido normal, primero se produce un aumento de células con


una alteración, luego un aumento de células con múltiples
alteraciones, ello deriva en la formación de células altamente
malignas que se expanden con rapidez. Cuando se daña el gen de
una célula normal, su multiplicación puede permanecer acelerada; a
este tipo de gen se lo conoce como oncogén. Por ejemplo el
oncogén denominado Myc, mientras aumenta su número por cada
célula, la proteína que produce también aumenta demasiado y
desencadena una proliferación celular indefinida. El grupo de
oncogenes denominados Ras, al dañarse en un segmento
específico, extralimita su actividad y también desencadena
proliferación celular indefinida. De esta manera, las alteraciones en
los oncogenes refuerzan de manera irregular la función de proteínas
específicas y desencadenan la proliferación irregular que se traduce
en cáncer.

Si al oncogén se lo puede comparar con el acelerador de un


automóvil, al freno se lo puede equiparar con los genes
denominados genes supresores. Éstos inhiben la proliferación de las
células, reparan los ADN dañados y estimulan la apoptosis (muerte
celular programada). Un daño acumulado en el ADN se traduce en
malignización, por lo que requiere ser reparado. La proliferación
ilimitada de células alteradas es grave, requiriéndose que el cuerpo
detecte la alteración y estimule la muerte de estas células. Los
estudios hasta el momento han identificado algunos genes
supresores; entre los más representativos están los genes p53,
MLH1, RB; ellos se encargan de estimular la apoptosis, reparar el
ADN e inhibir la proliferación celular, respectivamente. De producirse
la inactivación del gen supresor, la derivación es cáncer.

Dentro de la célula humana existe el ADN, donde se encuentran


nuestros genes como un registro codificado. Las mutaciones
genéticas espontáneas significan errores en la codificación de estos
genes y se las suele atribuir a diversos factores externos como el
tabaco, la comida quemada, los rayos ultravioleta, etc.

El daño genético significa el daño del ADN. Explicando con un poco


más de detalle, el ADN está conformado por cuatro tipos de códigos:
guanina (G), adenina (A), timina (T) y citosina (C). Cuando se
originan errores en el ADN, surge la activación de los oncogenes o
la inactivación de los genes supresores. Hasta el siglo XX, se
pensaba que el daño genético o mutaciones genéticas espontáneas
se debían a compuestos químicos y radiación; empero, ya en el
siglo XXI, se ha determinado que además de las mutaciones
genéticas espontáneas, existen alteraciones genéticas que se
transmiten con la división celular. Éstas son las mutaciones
epigenéticas; concretamente son alteraciones en la metilación del
ADN y la reparación de la histona. Especialmente la metilación del
ADN se ha detectado en muchos tipos de cáncer humano y se sabe
que interviene en el proceso de malignización.

En el cáncer (tumor maligno) se describen usualmente tres


características: multiplicación autónoma (la célula cancerosa no
coordina el requerimiento metabólico normal del organismo y
prolifera continuamente sin detenerse); infiltración y metástasis
(conjuntamente a la invasión hacia el alrededor, puede pasar a
diferentes lugares del cuerpo para formar nuevos tejidos cancerosos
uno tras otro); malignidad (el tejido canceroso acapara todo el
nutriente necesario que requiere el resto de los tejidos normales,
debilitando el organismo). A diferencia, los tumores benignos si bien
efectúan la multiplicación autónoma, no incurren en invasión,
metástasis ni malignidad. La velocidad de multiplicación comparada
con el tumor maligno es más lenta. De acuerdo con el tamaño o al
lugar de aparición, puede presentar síntomas pero si se los extirpa
completamente de manera quirúrgica, no recidiva. Un ejemplo
representativo de tumor benigno es el mioma uterino; entre otros se
encuentra el cistoadenoma de ovario, el tumor quístico dermoide,
etc. Empero, entre los tumores benignos existen algunos como el
tumor cerebral, que dependiendo del lugar de aparición puede
presentar un cuadro clínico grave.

Las denominaciones se definen de acuerdo con el órgano de


aparición o a la clasificación del tipo de tejido; entre los tipos
generales se encuentran los siguientes:
a. Los que se forman del tejido hematopoyético (leucemias y
linfomas).
b. Los que se forman a partir de células epiteliales (que se los
denomina comúnmente cáncer, o puede especificarse como
carcinoma).
c. Los que se forman a partir de células no epiteliales –
células intersticiales o mesoteliales que conforman el tejido de
sostén– (se denominan sarcomas[33]).
d. Las denominadas neoplasias intraepiteliales (llamadas
también tumores intraepiteliales, anteriormente conocidas
como carcinoma in situ, referidas a los tumores que no han
invadido la membrana basal que separa las células epiteliales
y las intersticiales. Como no está infiltrando aún, se logra
curación total con la extirpación).
Las células madre cancerosas (células inicializadoras de tumor o
Tumor Initiating Cells - TICs) son grupos celulares que poseen
resistencia a medicamentos, capacidad de infiltración y metástasis.
En el tratamiento del cáncer, la resistencia medicamentosa,
infiltración y metástasis son temas que quedan por vencer; en este
sentido, el estudio de las TICs y el desarrollo de tratamientos
novedosos que apunten a ellas son temas importantes para seguir.

El término metástasis ha sido utilizado la primera vez (1829) por


Joseph Récamier, de Francia, pero fue en 1973 cuando Isaiah J.
Fidler logró aislar células altamente metastizantes a partir de células
B16 del melanoma de ratas. Gracias a esto se estableció el modelo
experimental de metástasis conformando la base de los estudios
sobre metástasis. En 1986, Lance A. Liotta postuló la teoría de los
tres pasos, en la que se indica que la infiltración de la célula
cancerosa sigue la siguiente secuencia: adherencia a la membrana
basal, destrucción de la membrana basal y movimiento de la célula
cancerosa.

El establecimiento de los conceptos y métodos experimentales ha


ocasionado que el estudio sobre el mecanismo de la metástasis se
haya acelerado rápidamente a nivel celular y molecular. Como
resultado se ha determinado lo siguiente:
- Las células cancerosas son biológicamente heterogéneas.
- Las células cancerosas se van seleccionando de manera
natural sobreviviendo las que tienen mayor capacidad de
metástasis.
- Todos los pasos de la metástasis se conforman sobre un
complejo mecanismo de interacción entre las células normales
y cancerosas, en la que intervienen muchos factores como los
factores de adherencia, enzimas proteolíticas, factores de
crecimiento, factores de angiogénesis, etc.

Las mutaciones genéticas adquiridas (o somáticas) son mutaciones


que aparecen después del nacimiento y ocurren en el ADN de cada
célula, trasmitiéndose a las células que se derivan a partir de la
célula mutada. Las mutaciones genéticas adquiridas, denominadas
también mutaciones somáticas, son mutaciones del ADN
desencadenadas en el transcurso de la vida de la persona; ocurren
al momento de la división celular y se desencadenan por una falla
casual del ADN, también pueden ser desencadenadas por factores
ambientales como los azúcares, radiación o tóxicos. Estas
mutaciones genéticas adquiridas ocurren permanentemente en
cualquier célula del cuerpo; sin embargo, normalmente todas las
células tienen la capacidad de detectar la mutación y retirarla antes
de que se transmita a otra célula. Pero si el mecanismo de
reparación del ADN celular también está dañado o debilitado, esta
capacidad de reparación desciende; como resultado y tras un largo
tiempo esta alteración se va acumulando. Ésta es la causa de las
enfermedades por hábito de vida.
El ser humano moderno se expone constantemente en su diario vivir
a diversos factores ambientales tanto internos como externos. Los
factores causales de las enfermedades por hábito de vida
(alimentos, radiación o sustancias químicas) provocan las
mutaciones espontáneas, dañando los tejidos y como resultado
ocurre la metilación del ADN y acetilación de las histonas de las
células normales, lo que a su vez induce mutaciones genéticas
adquiridas que hacen que progrese la enfermedad. Entre las causas
que provocan la alteración en la metilación del ADN conocidas
desde antes, están los alimentos y el envejecimiento. Entre otros, se
está identificando que la colitis ulcerativa, en la que la inflamación
del colon es persistente, o la infección por virus de la hepatitis, son
factores estimuladores de la metilación del ADN. En la infección por
la bacteria Helicobacter pylori que es la causa del cáncer gástrico,
también se ha determinado una potente alteración de la metilación
del ADN en la mucosa gástrica. Se ha reconocido en la mucosa
esofágica un gen cuya cantidad de metilación anormal se
correlaciona con el tiempo de tabaquismo. Entre los compuestos
químicos se han reportado que algunos medicamentos y materiales
sintéticos metálicos modifican el estado de metilación del ADN.

Como la humanidad del siglo XXI se ha vuelto dependiente del


azúcar, se genera la irreversibilidad de la red nerviosa cerebral, se
conforma tolerancia, el cerebro demanda constantemente la ingesta
de azúcares; debido al gen de la inanición (gen del ahorro) los
azúcares se acumulan en el cuerpo en forma de grasas, provocando
la obesidad; mutan los genes de manera adquirida a las células
normales, afectando a la persona con enfermedades por hábito de
vida, las cuales progresan y empeoran.

Consumiendo la hoja de coca como alimento principal, es posible


liberarse de la dependencia de los azúcares; de un cuerpo que
utiliza azúcares como fuente de energía se transforma a uno capaz
de utilizar los cuerpos cetónicos como fuente de energía. Se inhibe
al gen de la inanición, se reparan las mutaciones genéticas
adquiridas, se repara la irreversibilidad de la red nerviosa cerebral,
se logra remisión de las enfermedades por hábito de vida. Aun todas
estas potencialidades de la hoja de coca, no lama la atención de
personas que se ocupan de política, economía, biología y menos de
quienes están en el área médica.

Kunihiro Seki, que ha cambiado los azúcares como alimento


principal por la hoja de coca, ha incrementado el número de
masticaciones por día, aumentando la histamina intracerebral,
logrando la saciedad y consiguiendo inhibir la dependencia del
azúcar y al apetito (por el aumento de la dopamina intracerebral y
debido a la acción de los alcaloides de la hoja de coca) alcanzando
a reparar la irreversibilidad de la red nerviosa cerebral y dejando de
tener la sensación de hambre. Además, dado que su cuerpo ha
entrado en un estado de inanición, ha corregido las mutaciones
genéticas adquiridas y sus enfermedades por hábito de vida (cáncer,
diabetes, hipertensión arterial, dislipidemia, obesidad, enfermedad
cardíaca, etc.) han obtenido la remisión.

Teniendo a la hoja de coca como alimento principal, hasta el


momento no ha presentado efectos secundarios demostrables por
análisis en sangre u orina.
12. Autofagia y reparación
epigenética
La autofagia[34] es un mecanismo para la degradación de proteínas
que se encuentran dentro de la célula; significa autoalimentación y
es un componente observado en todos los seres eucariotas (desde
la levadura hasta el ser humano); evita la acumulación de proteínas
anormales al interior de la célula, recicla las proteínas cuando se
han sintetizado en exceso o existe deficiencia nutricional, elimina a
los microorganismos patógenos que invaden al citoplasma celular e
interviene en el mantenimiento de la homeostasis del organismo. Es
marcadamente reducida bajo un estado de abundancia nutricional;
pero cuando se expone la célula a deficiencia nutricional, hipoxia,
agotamiento energético, estrés vacuolar, calor, desarrollo en
ambiente saturado y/o estímulo hormonal fisiológico, la autofagia se
incrementa. Empero, ella se encuentra anulada en ciertos tipos de
enfermedades como el cáncer, enfermedades degenerativas
neuronales, infecciones o enfermedad inflamatoria intestinal. La
reducción de la actividad de autofagia es una característica del
envejecimiento.

La célula cuenta no solamente con el mecanismo para producir


proteínas, sino que también cuenta con el mecanismo para degradar
estas proteínas cuando se hacen innecesarias. Este mecanismo se
denomina proteólisis y existen dos tipos: el de la vía de ubiquitina-
proteosoma y la autofagia. En el primer caso, la molécula de
ubiquitina se une a cada proteína a degradarse para que el
proteosoma pueda identificarlo y efectuar una degradación
específica controlada; en el segundo caso, se degradan varias
proteínas a la vez (degradación en masa).

Cuando los nutrientes extacelulares se encuentran restringidos y


amenazan la supervivencia, las células eucariotas efectúan la
autofagia para digerir el contenido intracelular a través de la vía de
degradación intracelular en masa por lisosoma. En un estado
fisiológico, la autofagia cumple con roles fundamentales como el
mantenimiento de una reserva de aminoácidos en momentos de
inanición, el reciclamiento metabólico de proteínas y organelas
dañadas, la prevención de degeneración de neuronas, la reducción
tumoral, la diferenciación celular, la eliminación de microorganismos
intracelulares y la regulación de la inmunidad natural y adquirida.
Cuando el mecanismo de autofagia funciona adecuadamente, las
proteínas anormales se degradan regulando los ciclos metabólicos,
con lo que se limpia la célula. La autofagia interviene en una
degradación selectiva de proteínas y mitocondrias anormales, para
mantener la homeostasis celular. Sin embargo, cuando el
envejecimiento reduce la actividad de autofagia, se acumulan las
proteínas anormales o las mitocondrias con disfunción, acelerando
más el proceso de envejecimiento.

Bajo el estrés de hipoxia o desnutrición, las células anormales


(como las cancerosas) requieren de glucosa para poder proliferar.
Por otro lado, las células normales pueden dividirse utilizando los
nutrientes como los aminoácidos que provienen de la autofagia de
las células anormales. De esta manera, la autofagia es una reacción
de adaptación favorable para la supervivencia de la célula. La vía de
señalización que regula la autofagia aún es desconocida;
especialmente, el cuestionamiento sobre la forma en que determina
la especificidad y la magnitud de la autofagia requiere de mayor
investigación. Existen varios temas básicos como el efecto de la
proteína ATG, la procedencia de la membrana que conforma el
autofagosoma, el mecanismo de aislamiento de la vesícula celular,
la selectividad de la autofagia y muchos otros.

Cuando se aplica la dieta de reducción calórica, lo que ocurre es


que se inhibe la señalización de sensibilidad a los nutrientes como el
receptor de la insulina, el factor de crecimiento insulinoide (IGF-1) o
la vía de señalización PI3K (Akt/mTOR); de esta manera se estimula
y normaliza la autofagia que se encuentra reducida con el
envejecimiento. Experimentos que han utilizado el nematodo
Caenorhabditis elegans o la mosca de la fruta indican que la
autofagia presenta efecto antienvejecimiento; regularizando la
función de autofagia que se ha reducido con la edad, se logra efecto
antienvejecimiento.

La administración excesiva de nutrientes, así como de insulina,


detiene la autofagia; esto resulta en la eliminación insuficiente de
proteínas y mitocondrias dañadas dentro de la célula. Significa que
es preferible generar al interior de la célula una cantidad adecuada
de autofagia con la administración ajustada de nutrientes. Desde el
punto de vista del antienvejecimiento, se recomienda la restricción
calórica y ayuno adecuado; la corrección de la dieta requiere una
cantidad adecuada de energía y proteínas que no lleguen a inhibir la
autofagia; también para evitar la inhibición de la autofagia, la
ganancia de peso corporal no debe ser rápida. El ejercicio adecuado
activa adecuadamente la autofagia reduciendo el daño celular.

Se creía que la autofagia era un mecanismo de degradación no


selectivo, pero investigaciones demuestran que degrada
selectivamente las organelas como las mitocondrias,
microorganismos intracelulares, proteína p62 (secuestosoma1 -
SQSTM1).

El rol fisiológico básico de la autofagia es el suministro de


aminoácidos durante una inanición nutricional. Además se conocen
funciones como el control de calidad de las proteínas y organelas
intracelulares, la desintegración de microorganismos invasores al
interior de la célula, la estructuración de la célula durante su
generación o diferenciación y la presentación de antígenos.

En etapas de crecimiento, la síntesis supera a la degradación y la


cantidad de proteínas se incrementa, pero cuando disminuye la
cantidad de alimento (ayuno) la degradación supera a la síntesis,
reduciendo la cantidad de proteínas. En un adulto sano, no se
presentan incrementos o reducciones, manteniéndose el balance
entre la síntesis y la degradación; a esto se denomina equilibrio
dinámico. A este movimiento dinámico de sustancias (síntesis y
degradación de proteínas) se denomina ciclo metabólico, función
básicamente necesaria con la que cuenta la vida. Si no se remueven
las proteínas anormales que se generan constantemente al interior
de la célula y no se reutilizan sus aminoácidos generados por la
degradación, la célula deja de funcionar. Un ejemplo de proteína
anormal es el beta amiloide que se deposita en el cerebro de los
pacientes con enfermedad de Alzheimer, matando a las células
nerviosas y dañando la función nerviosa como la memoria o
aprendizaje. Otro ejemplo más cercano y frecuente ocurre cuando la
proteína transparente que se encuentra en el lente de los ojos
(cristalino) se degenera por la edad, enturbiándolo y provocando
visión borrosa, alteración conocida como catarata.

Recientemente han causado gran controversia las enfermedades


causadas por el depósito de proteínas anormales (enfermedades
degenerativas neuronales) como Parkinson, Huntington, Creutzfeldt-
Jakob, etc. También investigaciones recientes han descubierto que
la acumulación de D-aminoácidos al interior del cerebro estaría
causando la senectud. Las proteínas que conforman el cuerpo de
los seres vivos son sintetizadas bajo el mando de los genes, pero
éstas no se encuentran permanentemente inalteradas dentro de la
célula, sino que son degradadas y resintetizadas repitiendo un ciclo
activo. Esto se debe a que se requiere eliminar las proteínas
anormales que se generan permanentemente dentro de la célula y
se debe reutilizar los aminoácidos que se generan de la
degradación; caso contrario, la célula dejaría de funcionar.

A una altitud de 4.000 metros, siendo un ambiente de hipoxia, se


activa el factor inducible por hipoxia (HIF), con lo que las proteínas
innecesarias son digeridas y absorbidas en el lisosoma para
mantener el equilibro del metabolismo intracelular. A esta altitud, las
proteínas anormales que se han generado con las enfermedades,
por hábito de vida, son degradadas por el lisosoma y la función de
autofagia se regulariza. El oxígeno es una molécula indispensable
para mantener la vida de la mayoría de los seres vivos. Las células
de los tejidos en los que se ha detenido el suministro de oxígeno, a
través de la activación del factor inducible por hipoxia, induce la
expresión de diversos genes para adaptarse a la situación.
En recientes años, se ha descubierto que el HIF interviene en la
manutención de las células pluripotenciales, la regulación de la
inflamación, el mecanismo de manutención de la homeostasis, el
control de enfermedades isquémicas y el control del comportamiento
maligno del cáncer (metástasis, invasión y resistencia a
tratamiento). La hipoxia tiene la capacidad de regular el
metabolismo cíclico del lisosoma y proteosoma que degradan las
proteínas. Las personas que en un ambiente con oxígeno normal
(llano) han contraído enfermedades por hábito de vida, efectúan un
cambio hacia lugares de gran altitud (ambiente de hipoxia), logran
normalizar la función de autofagia con la degradación de las
proteínas anormales.

Retomando el tema de la restricción calórica, mencionemos que el


profesor Eisuke Nishida, de la Universidad de Kyoto, alimentó a sus
gusanos de laboratorio día por medio y no diariamente para recrear
un estado de inanición, con lo que pudo determinar que el tiempo de
vida de ellos se prolonga significativamente. Además, el equipo de
la Universidad de Kyoto ha descubierto los genes clave para la
longevidad; este artículo de la Universidad de Kyoto ha sido
publicado en la revista científica inglesa Nature lo que causó gran
polémica. En él se indica que se observó que una vez que el
nematodo ha madurado, al alimentarlo cada dos días, su tiempo de
vida se prolonga 50% más. El gen que habría permitido el
alargamiento de la vida fue denominado Rheb e interviene en la
transmisión de información de nutrientes y energía que detiene el
envejecimiento, activando la función de otro gen de longevidad.
Cuando este grupo de investigación anuló el Rheb mediante
manipulación genética, el tiempo de vida no se prolongó aunque se
sometió a inanición con alimentación cada dos días[35].

Si la restricción calórica detiene el envejecimiento, esto significaría


que por el contrario, el exceso de calorías aceleraría el
envejecimiento. Cuando se reducen los alimentos de los animales
de experimentación a un 60%, el tiempo de vida se duplica.
Restringir las calorías somete al organismo a la inanición. Aunque la
ingesta total de calorías no se modifique, si al organismo se lo
somete intermitentemente a la hambruna, se puede alargar la vida.

También existen informes en los cuales se menciona que la


restricción de alimentos detiene las enfermedades como el cáncer o
la diabetes, que se relacionan con el envejecimiento. El ser humano
también posee el gen Rheb y con el avance de las investigaciones
se podría retardar la aparición de enfermedades relacionadas con el
envejecimiento.

La cantidad de grasa visceral se reduce mediante la restricción


calórica. En el ser humano se ha reportado la correlación entre la
cantidad de grasa visceral y la mortalidad; empero, se ha señalado
que el efecto de la restricción calórica no depende de la reducción
de la grasa visceral.

Ellen Greve Jasmuheen, australiana nacida en 1957, practica la


dieta prana (no ingiere alimentos sólidos), es una activista en pro de
esta dieta desde la década de los años 90 (Breatharianism). Ella
indica lo siguiente “Desde junio de 1993 yo estoy viviendo a plan de
agua y té, eventualmente como un poco de papa, pero es sólo para
satisfacer el sentido del gusto y de ninguna manera es para
absorber los nutrientes suficientes para vivir. Lo que a mí me otorga
los nutrientes para permitirme vivir es la energía cósmica –prana–.
Yo no soy anoréxica, ya que obtengo del prana los nutrientes con
alto valor energético para estar maravillosamente saludable”.[36]

Michiyo Mori, en Japón, ha logrado la remisión de una degeneración


bulbocerebelosa que padecía con la terapia de ayuno, viviendo por
más de 20 años con un solo vaso de jugo de hortalizas diario. Ella
se mantiene saludable y trabaja activamente con un solo vaso de
jugo al día. La necesidad de ayunar o reducir la cantidad de
alimento por su enfermedad, hizo que sin darse cuenta estuviera
tomando sólo un vaso de jugo de hortalizas al día; esta necesidad
fue tan imprescindible que si ella no se sometía a esta dieta, su vida
corría peligro.

El profesor Valter D. Longo, del instituto de investigación de


longevidad de la Universidad de California del Sur, publicó
resultados de su investigación donde indica que el ayuno recupera
la función inmunológica. Éste fue un descubrimiento favorable para
los adultos mayores o pacientes en quimioterapia para el cáncer.
Existen personas que ayunan durante unos cuantos días cada año.
Al inicio del ayuno, se percibe cansancio y hambre, pero pasado
este periodo se siente más fuerza, mayor capacidad de atención,
más actividad y una sensación de plenitud. El estudio efectuado por
el profesor Longo demuestra el fundamento científico de este
fenómeno. El ayuno de tres días regenera todo el sistema
inmunológico incluso en los adultos mayores.

Hasta ahora, la terapia de ayuno estuvo siendo objetada por los


nutricionistas; no obstante, es un hecho observado que practicarlo
por tiempo corto provoca un estado de inanición de nutrientes lo
cual estimula a las células corporales para que produzcan nuevos
glóbulos blancos. Los glóbulos blancos vencen las infecciones,
alejan las enfermedades y restablecen el sistema inmune.

El profesor Longo explica el efecto fisiológico del ayuno de la


siguiente manera: Durante el ayuno, la célula procura ahorrar
energía vital; considerando el estado del cuerpo de los adultos
mayores o los pacientes sometidos a quimioterapia, el ayuno
renueva el sistema inmune. Durante el estudio, las personas
sometidas a esta experiencia ayunaron de dos a cuatro días cada
seis meses. El análisis sanguíneo de estas personas expuso que el
ayuno reduce la Proteincinasa A, que es la enzima que interviene en
el envejecimiento y el riesgo de crecimiento tumoral. En cuanto a los
pacientes sometidos a quimioterapia, el ayuno mostró disminución
de los efectos secundarios de los medicamentos anticancerosos;
también se descubrió que el ayuno activó las células
pluripotenciales (células madre).

El equipo del profesor Longo experimentó en ratones inoculados con


cáncer mamario, melanoma maligno, glioma y neuroblastoma.
Como resultado se observó en todos los tipos de cáncer, que al
combinar el ayuno con quimioterapia anticancerosa, se tuvo mayor
sobrevida que con la quimioterapia sola; el crecimiento tumoral fue
más lento y el grado de metástasis fue más bajo. El profesor Longo
indica: “El método para vencer a la célula cancerosa no es el
desarrollo de un medicamento que ataque la célula cancerosa, sino
que es la creación de un ambiente extremo como el ayuno para que
puedan sobrevivir sólo las células normales, provocando la
autoeliminación de las células cancerosas”. [37]

Se puede suponer que el ayuno sirve también para renovar el


estado físico de las personas sanas; no hay evidencia de que el
ayuno de unos cuantos días pueda ser perjudicial para el cuerpo
humano. Es importante subrayar el hecho de que la célula
cancerosa no puede proliferar sin glucosa. Una persona corriente, al
iniciar el ayuno pierde peso corporal bruscamente. Al principio se
consume la grasa y en una semana aparecen los cuerpos cetónicos
en la orina; posteriormente se consumen las proteínas. Los
movimientos se hacen bruscos y se siente falta de ánimo y angustia;
se pierde la capacidad de raciocinio y tras las ocho a 10 semanas
existe peligro de muerte. Cuando se frena el metabolismo corporal y
se reduce al mínimo el metabolismo energético, la célula puede
mantener el metabolismo con calorías extremadamente bajas de
500 a 600 kcal; no obstante, la más mínima cantidad de calorías
requiere de una fuente.

Las plantas efectúan la fotosíntesis con la energía solar. El ser


humano cuenta también con células fotosensibles en la retina como
en la glándula pineal (epífisis), son órganos fotosensibles
(reaccionan como estímulo a la luz para generar alguna sensación).
El estímulo luminoso que ingresa por la retina se transmite hacia la
glándula pineal para inhibir la síntesis de la melatonina; por tanto, la
glándula pineal que se encuentra entre las dos cejas se ha
considerado como un órgano fotosensible. Todavía no está
demostrado, pero existe la posibilidad de que en este lugar se
pueda transformar la energía solar. Se considera que la energía
luminosa se convierte en energía eléctrica, magnética y química
dentro del organismo. Entre otros, el aire también es un candidato
más como fuente de energía, con la posibilidad de que tanto la piel
como los otros órganos sensoriales puedan ser receptores
energéticos. Cada persona posee un diferente código genético o
capacidad física, pero no todos pueden utilizar la energía solar.

Cuando el ayuno, la inanición o la dieta cetogénica incrementan la


concentración de ácido betahidroxibutírico, se inhibe la enzima
histona desacetilasa (HDAC); se ha reportado que esta inhibición
tiene efecto en el mecanismo anticanceroso y de longevidad. El
ácido betahidroxibutírico es un tipo de cuerpo cetónico; éste se
produce cuando el ayuno ha agotado los azúcares y empieza el
consumo de los ácidos grasos (beta-oxidación), produciéndose en el
hígado y sustituyendo como energía a la glucosa agotada. Al
producirse los cuerpos cetónicos, la acetona es eliminada a través
de la respiración y los ácidos aceto acético y el betahidroxibutírico
se convierten en fuente energética.

Si bien todas las células que componen nuestro cuerpo tienen la


misma información genética, la razón por la cual existen células que
difieren en su función como la piel, nervios, músculos o el hígado es
porque cada célula se diferencia mediante los genes que utiliza y los
que no utiliza. En una célula humana existen 21.787 genes, pero no
significa que todos estén expresándose, sino que de acuerdo con la
diferencia de los genes que se expresan, se determina el tipo de
célula. De esta manera, si bien la secuencia de las bases nucleares
del ADN (información genética) es la misma, se marcan los genes
para utilizar y los genes que no serán utilizados, para que se genere
la modificación en la célula; este fenómeno se denomina
epigenética[38]. Hasta hace poco, se pensaba que los oncogenes
que aparecen de mutaciones genéticas espontáneas o la disfunción
de los genes represores de cáncer eran la principal causa de la
malignización de la célula. Pero, estudios recientes sugieren que la
mutación genética no estaría muy relacionada y sería más bien un
mecanismo epigenético, el que provocaría la expresión de los
oncogenes o la disfunción de los genes represores de cáncer.

Así como las enfermedades por hábito de vida no tienen tratamiento


curativo, tampoco las enfermedades neurológicas tienen tratamiento
farmacológico curativo. En ambos tipos de enfermedad, la glucación
y la oxidación alteran la epigenética, lo que genera mutaciones que
sólo pueden ser tratadas sintomáticamente. Empíricamente se ha
observado que estas enfermedades remiten con la dieta
hipocarbohidratada (restricción de azúcares y aumento de fibra
alimenticia), con el ayuno absoluto o ayuno prolongado, pero casi
ningún hospital en el mundo la efectúa.[39]

El origen de las enfermedades por hábito de vida se debe a que los


genes de la humanidad primitiva no se han adaptado a los hábitos
de vida de la humanidad actual; por ende, para prevenir y tratar las
enfermedades por hábito de vida es indispensable la corrección de
los hábitos de vida.
13. Mecanismos epigenéticos
En Japón, 40 millones de personas sufren de hipertensión arterial y
8,9 millones de diabetes y cada año estas enfermedades van en
aumento. Hasta el momento se han desarrollado muchos fármacos
antihipertensivos y antidiabéticos. Por otra parte, las enfermedades
por hábito de vida que causan enfermedades coronarias o
enfermedad renal crónica siguen en aumento y son una carga tanto
médica como social. El problema clínico de las enfermedades por
hábito y sus complicaciones es que una vez contraídas son de
evolución progresiva y de difícil recuperación. Su origen se
encuentra en las mutaciones epigenéticas.

El sistema epigenético es un mecanismo que regula la expresión


genética a través de la metilación del ADN y la modificación de la
histona. Se espera que la determinación de las mutaciones
epigenéticas pueda ser clave para el desarrollo de nuevos métodos
de diagnóstico y de terapia. Mientras la mutación genética congénita
es una mutación generada en la secuencia del ADN del gen, la
mutación epigenética no presenta mutación en la secuencia de ADN
como tal, pero presenta cambios en la modificación del ADN (la
metilación) o en la modificación de las proteínas de la histona
(metilación y acetilación). Como resultado, tal como ocurre en la
mutación genética, al final se modifica la activación y supresión en la
expresión de los genes. A pesar de que cada órgano del individuo
posee el mismo ADN, la razón por la cual cada órgano puede
mantener expresión genética específica es porque en el proceso de
desarrollo se efectúan modificaciones epigenéticas en cada órgano.
Sin embargo, los órganos dañados por glucación y oxidación, junto
con las células infiltrativas y células que intervienen en el proceso de
fibrosis, afectan al estado epigenético de todos los órganos. Para
establecer adecuadamente el estado patológico, será necesario
analizar el estado epigenético de cada célula.

Entre los genes, se presentan tanto mutaciones congénitas como


adquiridas de tipo epigenético. Como la mayoría de los cánceres,
existen enfermedades causadas por mutaciones genéticas
adquiridas; también existen enfermedades como las neuronales, en
las que se observan mutaciones epigenéticas congénitas como la
impresión genética. Por tanto, las mutaciones epigenéticas pueden
ser tanto congénitas como adquiridas. Se puede comprender que la
mutación genética congénita sería una mutación heredada de los
padres; empero, no se descarta que las mutaciones genéticas
adquiridas se transmitan a la siguiente generación. Por ejemplo, el
padre que es un fumador asiduo, tiene mayor riesgo de cáncer
pulmonar por mutación genética adquirida, pero esto no significa
que el hijo vaya a tener contraer cáncer. Por otro lado, si se expone
a cierta cantidad de radiación, las mutaciones genéticas adquiridas
generadas en las células germinales pueden incrementar la
posibilidad de una malformación en el hijo. El coinvestigador
Kihyoung Song y el jefe de investigación de la Unidad de Genética
Molecular Ishii, del Instituto de Investigación Científica Básica, han
publicado un artículo que determina este mecanismo genético[40].

Lo que se busca es determinar de forma científica la manera en la


cual la glucación y la oxidación originan la mutación adquirida con la
que las células anormales se multiplican produciendo la
enfermedad. Frente a la genética mendeliana que se basa en la
secuencia de bases nucleares del ADN, la epigenética se encarga
de estudiar la herencia genética no mendeliana. Actualmente, junto
con áreas relacionadas como la transcripción, cromatina, genoma,
ARN y núcleo celular, se explica como un mecanismo de regulación
de la información genética.

Específicamente la estructura de la epigenética se conforma de la


metilación del ADN, las modificaciones de la histona post-
traducción, el ADN propiamente, la cromatina como polímero
proteico y el genoma modificado (epigenoma); además,
considerando al cromosoma como una unidad, también está
definida la ubicación de cada una de ellas dentro del núcleo celular.
Los genes con mayor actividad de transcripción se encuentran en el
borde externo o bien se encuentran exteriorizados mediante asas
entre los espacios intercromosómicos; por otro lado, los genes
inactivos se encuentran almacenados en el interior del territorio.
Éstos, en conjunto, posibilitan la expresión selectiva de genes,
efectuando la regulación celular epigenética. En los seres humanos
entre trastornos genéticos que desencadenan las enfermedades por
hábito de vida, junto con el genotipo, se ha empezado a considerar
el epigenotipo (la metilación del ADN y la modificación del genoma
determinado por la cromatina).

La aparición de enfermedades multicausales (enfermedades por


hábito de vida, cáncer, enfermedades cardíacas, alergias,
enfermedades neurológicas) tiene una alta posibilidad de una
interacción entre factores genéticos y ambientales; para su estudio
se estima que la epigenética cumplirá con un rol fundamental. En
cuanto al mecanismo sobre la vulnerabilidad individual hacia cierto
tipo de enfermedad, también se han obtenido algunas pautas.

Este nuevo mundo de la epigenética se relaciona de manera amplia


con diferentes áreas de las ciencias biológicas: diferenciación,
efectos de contaminación ambiental, mecanismo fisiopatológico de
enfermedades por hábito de vida, desarrollo de fármacos, etc.

También está postulada la teoría que indica que sería en la etapa


fetal en la que se conformarían los factores de riesgo para las
enfermedades del adulto. Según esta teoría, durante la etapa de la
organogénesis y la etapa de conformación del sistema metabólico,
la exposición a desnutrición o sobrenutrición induciría a cambios
epigenéticos como la metilación del ADN, exponiendo a la
sobrenutrición y sedentarismo posnatal; las modificaciones
epigenéticas originadas por el ambiente durante el período fetal se
transmiten durante varias generaciones.

Según un estudio en animales reportado en el año 2005, se sometió


a ratones hembras preñadas a un estado de desnutrición y se
alimentó a los ratones hijos, tras el nacimiento, con dieta corriente.
Cuando llegaron a la edad adulta (a los 50 días) se analizaron los
genes relacionados con el metabolismo graso del hígado; como
resultado, se determinó que la acetilación del ADN estuvo reducida
y que la expresión de varios genes fue incrementada de tres a 10
veces más, señalando la posibilidad de que las modificaciones
ambientales durante el periodo fetal pueden afectar en la edad
adulta. En 2009 se reportó que los ratones con el gen Jhdm2a
transgénicamente anulado (gen que interviene en la epigenética)
habrían presentado obesidad e hiperlipidemia. De esta manera, se
están obteniendo evidencias sobre la relación entre la epigenética y
la aparición de enfermedades por hábito de vida[41].

Un ejemplo cercano de mutación epigenética es el siguiente: Los


gemelos monocigóticos, a pesar de que tienen la misma información
genética, tienen diferencias en las características corporales,
carácter y gustos; además, se observan diferencias en la aparición
de enfermedades o su severidad. Este tipo de diferencias es mínimo
durante la infancia y se va agrandando junto con el crecimiento. En
los animales clonados, se sabe que a pesar de tener el mismo
genoma, no se transmite el color del pelo o la disposición del pelaje
al animal clonado; es decir, aunque se intentara clonar a la mascota
preferida, el animal clonado puede ser muy diferente en el pelaje.

Los seres vivos en cada fase de su generación y diferenciación,


efectúan una regulación minuciosa expresando los genes
necesarios del genoma y suprimiendo la expresión de los genes
innecesarios. Esta regulación permite que todas las células que
posee el mismo genoma puedan diferenciarse en tejidos y órganos
que difieren tanto en su forma como en su función, como ocurre con
el corazón, pulmón, sistema neurocerebral, etc.

La epigenética tiene reversibilidad, por lo que el estado de la


expresión genética que ya ha sido definido puede ser modificado
bajo el efecto de estímulos externos ambientales, hábitos de vida o
el envejecimiento, tomando un estado diferente de expresión
genética del normal. A ello se denomina disfunción epigenética e
interviene profundamente en la aparición de enfermedades como el
cáncer.

La biología molecular hasta el siglo XX, explicaba que la vida se


trataba de una autorreplicación, es decir que el ADN se
autoincrementa extendiendo sus copias. Es así que, por ejemplo,
modificando los genes en un ratón, anulando artificialmente una
información genética, se lo convierte en un ratón transgénico.
Producir ratones transgénicos es muy laborioso, requiriendo de tres
a cuatro años para producir un tipo de ratón, además el costo de
inversión llega a ser muy alto.

Frente al genoma que se mantiene básicamente inalterado, la


epigenética tiene un carácter activo que se modifica
permanentemente desde la fecundación. Es decir la epigenética
añade dos variables a la información genética del genoma del ser
vivo que son: el efecto extrínseco del ambiente y el tiempo. Hasta el
siglo XX, debido a movimientos como el proyecto de genoma
humano, el concepto general desde el punto de vista médico,
fisiológico y biológico era que el ser humano desde el momento de
su nacimiento como ser vivo, ya tiene establecida su vulnerabilidad
a cierto tipo de enfermedades que padecerá en el futuro, tanto como
su comportamiento y forma, de manera inmodificable. Sin embargo,
desde el punto de vista epigenético, el humano es un ser que se
modifica permanentemente por los efectos del mundo externo.

De la misma forma que para las enfermedades por hábito de vida


que no cuentan con tratamiento curativo, se sabe que las
enfermedades neurológicas y psiquiátricas no se pueden curar con
medicamentos. Tanto las enfermedades neurológicas, como
aquellas que son por hábito de vida, se presentan por la mutación
epigenética congénita y adquirida; para ellas sólo se puede efectuar
un tratamiento sintomático. Empíricamente se conocía que estas
enfermedades remitían con el ayuno absoluto o el ayuno
prolongado, pero esta situación no contaba con evidencia científica
hasta el siglo XX, pero gracias al desarrollo de la investigación
epigenética se ha determinado el mecanismo fisiológico de esto[42].

Recientemente los medios de comunicación masiva están


difundiendo información sobre el síndrome metabólico, que es la
unión de enfermedades que acompañan a la obesidad como la
hipertensión arterial, diabetes, hiperlipidemia, entre otras. Para
prevenir estas enfermedades, se ha difundido también que desde el
punto de vista de la fisiología deportiva, se debe realizar ejercicio
físico y desde el punto de vista nutricional, se debe cuidar la ingesta
de sal, grasas y el colesterol. Paradójicamente a pesar de estas
campañas de educación preventiva, lejos de prevenirse las
enfermedades por hábito de vida, el número de pacientes afectados
se está incrementando cada vez más. Como último recurso, algunas
personas afectadas por estas enfermedades que han perdido la
función de sus órganos, tienen la opción de acceder a un trasplante
a partir de donantes con muerte cerebral, pero aun así están
destinados a morir.
Consideremos algunos casos referidos a la epigenética. En la
demencia, las neuronas cerebrales se desintegran por la glucación y
oxidación debido a la ingesta prolongada de azúcares como
alimento principal, mutando la expresión de los genes y llevando a
una disfunción de las neuronas cerebrales. La atrofia cerebral se
genera porque la destrucción de la epigenética ocasiona disfunción
de la célula cerebral de manera progresiva. En la presbicia y la
presbiacusia también se presenta destrucción de la epigenética, que
causa una disminución de la función por baja del metabolismo. Con
la dieta cetogénica o el ayuno, en la que como se explicó se
sustituye la glucosa por cuerpos cetónicos como fuente de energía,
se normaliza la mutación epigenética y por la regulación del
metabolismo celular se puede lograr el control de enfermedades
como las mencionadas. En contraposición, la ingesta de alimentos
ricos en azúcares así como en hidratos de carbono (como alimentos
principales) acelera la progresión de ellas. También en casos de
obesidad o de diabetes, se han logrado resultados con una dieta
adecuada de restricción calórica o de azúcares. Se ha comprobado,
mediante estudios clínicos, que la dieta cetogénica disminuye a
corto plazo todas estas enfermedades.

Los cuerpos cetónicos corrigen el metabolismo energético de los


nervios cerebrales, los protegen de radicales libres e inflamación,
por lo que la dieta cetogénica está siendo utilizada en el control de
la progresión de lesiones neurocerebrales causadas por la
enfermedad de Alzheimer, Parkinson o accidente vascular cerebral.
Estudios clínicos indican que la dieta cetogénica es favorable para la
corrección de trastorno demencial[43]. Si bien la principal fuente de
energía de la neurona es la glucosa, debido a que en los trastornos
demenciales como el Alzheimer se presenta una alteración en la
captación y el metabolismo de la glucosa por la neurona, se observa
una deficiencia en la producción energética; dado que el cuerpo
cetónico puede sustituir a la glucosa como fuente energética, se
puede mejorar el funcionamiento de la neurona.

Como se vio en un capítulo anterior, la dieta cetogénica ha sido


desarrollada también como tratamiento de la epilepsia, pero también
se han reportado resultados de estudios clínicos que indican eficacia
en el autismo.

De manera general, todas las personas que se van tornando


olvidadizas, personas con riesgo elevado de enfermedad de
Alzheimer por antecedente familiar o personas que tienen ya
diagnosticada la enfermedad demencial, vale la pena que intenten
practicar la dieta cetogénica. Además si se quiere prevenir o mejorar
la memoria, efectuar la dieta cetogénica es una alternativa práctica.

Decíamos que el concepto de la medicina occidental es curar las


enfermedades con medicamentos; la idea de curar con la
alimentación no es muy generalizada.
Se ha reportado que el ayuno prolongado aumenta los niveles de
cuerpos cetónicos en la sangre; la dieta cetogénica con abundantes
ácidos grasos de cadena mediana, logra de manera relativamente
fácil mantener la concentración de ácido betahidroxibutírico; es
decir, niveles de cuerpos cetónicos que se logran con dicha dieta
pueden actuar como inihibidores de la histona deacetilasa de origen
intrínseco. La reacción de acetilación y deacetilación de la histona
está regulada de manera dinámica mediante la enzima histona
acetiltransferasa y la enzima histona deacetilasa, actuando como el
interruptor principal para la expresión y supresión de los genes.

La inhibición de la enzima histona deacetilasa, mediante la


inducción de la expresión de genes que inhiben el ciclo celular,
puede detener la proliferación de las células cancerosas. Los
fármacos inhibidores de la histona deacetilasa son consideradas
para el tratamiento anticanceroso. Se conocen muchos tipos de
proteínas que sufren acetilación; la acetilación de estas proteínas no
histónicas afecta en la estabilidad, localización e interacción con
otras proteínas o el ADN, interviniendo en la aparición, proliferación
y metástasis de células cancerosas. Normalmente la acetilación de
la histona o las proteínas no histónicas actúa de manera inhibidora
en la proliferación de las células cancerosas, por lo que las
sustancias que tienen esta propiedad serían útiles para el
tratamiento del cáncer. Además, ha sido reportado que la acetilación
de la histona y las proteínas no histónicas incrementan la expresión
de los genes y la función de las proteínas que mejoran la capacidad
cognitiva y de aprendizaje; es decir, que entre genes a los que se
induce su expresión mediante la acetilación de la histona, se
encuentran muchos que evitan la muerte neuronal, y que mejoran la
capacidad cognitiva y de aprendizaje. Además, dentro de las
proteínas no histónicas que son acetiladas, existen algunas que
tienen función neuroprotectora o que mejoran el funcionamiento de
las neuronas.

Todas las actividades en el ser humano son una continuidad de


estímulos; éstos modifican constantemente la programación del
cuerpo humano tanto de manera arrítmica como rítmica. El comer es
un estímulo, como también lo es el no comer. La presencia de algo
es estímulo, la ausencia también es estímulo; la muerte es el único
evento que libera al individuo de todos los estímulos. La dieta
cetogénica, así como el ayuno, produce artificialmente un estado de
inanición; mediante ello se activan los genes que facilitan la
absorción de nutrientes de manera eficiente o bien los genes que
permiten ahorrar la energía existente; estos eventos que ocurren
son la epigenética[44].

El ayuno es un mecanismo para estimular el potencial que tienen los


seres vivos de sobrevivir; cambiar la expresión genética se hace
posible efectuando ayunos periódicos. La modificación de la
alimentación modifica los genes y es aquí donde aparecen ramas
nuevas de investigación como la nutrigenómica.

En cuanto los aminoácidos que son también populares como


suplementos, se están efectuando investigaciones a nivel
postgenómico. Dado que los aminoácidos son la materia prima para
las proteínas, se pensaba que su rol se limitaba a dar estructura al
organismo; sin embargo, recientemente han ganado atención otras
de sus funciones como: regulación del metabolismo celular,
activación de las diferentes células inmunes, inhibición de la
reacción del ciclo oxidativo o la expresión de algunos genes,
intervención en la producción de anticuerpos y citoquinas (relación
con el sistema inmunológico). Es más, los aminoácidos también
intervienen en la producción de proteínas en el intestino y se ha
señalado la posibilidad de que algunos aminoácidos específicos
pueden disminuir las enfermedades relacionadas con el
intestino[45].

Desde el punto de vista de los beneficios de los alimentos,


actualmente están cobrando atención las bacterias intestinales.
Mientras el número total de células que componen el ser humano se
estima que son 60 billones, el número de bacterias intestinales se
ha calculado en aproximadamente 100 billones. Como existen
diversas especies de bacterias intestinales, se las denomina en
conjunto flora intestinal. Ya es bien conocido que la flora intestinal se
relaciona con la salud y enfermedad del ser humano; se está
desarrollando la técnica de identificación de la flora (profiling), de la
manera para aumentar las bacterias buenas (como las
bifidobacterias) así como investigando la relación entre la flora
intestinal y los alimentos (yogur). Hasta hace un tiempo, el análisis
de las bacterias intestinales se lo realizaba mediante el cultivo de
heces, pero actualmente con el desarrollo de las técnicas de análisis
genómico, se pueden utilizar los secuenciadores genómicos
ultraveloces para investigar mediante la técnica metagenómica a
todo el genoma que se encuentra en las muestras.

Entrando al siglo XXI, la investigación de la epigenética se está


desarrollando aceleradamente. Se ha determinado que el cáncer
cuenta con una complejidad tan grande que no se logra descifrar
completamente ni aún desde el punto de vista genómico. Esto se
debe a las modificaciones químicas como la metilación del ADN y la
acetilación de la histona, que intervienen desde la identificación de
los genes en la secuencia del ADN hasta el proceso de síntesis de
proteínas. Este tipo de fenómeno no se lograba explicar con los
conceptos de la genética convencional. Se considera que la
epigenética es una parte del mecanismo que regula la expresión
genética[46].

El objetivo fundamental de la genética actual es descubrir los genes


causantes de las enfermedades comunes como el cáncer, diabetes,
hipertensión arterial, enfermedad neurodegenerativa, artritis
reumática, etc. Éstos se analizan a partir del estudio en hermanos o
hermanas porque cuentan con características genéticas similares.
En especial, en el caso de los gemelos monocigóticos,
genéticamente serían idénticos por lo que el estudio en ellos logra
obtener información valiosa para la genética; empero, en la realidad,
aun en gemelos de este tipo, se ha observado que la salud y la
evolución de enfermedades durante la vida difieren bastante. Esta
diferencia ha llegado a rectificar el concepto de que las
enfermedades no serían causadas por factores genéticos desde el
punto de vista de la secuencia de las bases nucleares en el ADN,
sino que provienen de la epigenética. El polimorfismo de ADN es la
base del factor genético considerado idiosincrasia y se piensa que
cuando a éste se añade algún factor ambiental, aparecería la
enfermedad. Además, como factor ambiental, la forma en que las
condiciones nutricionales actúan sobre el grado o momento de la
expresión genética, está siendo tratada como un concepto
denominado memoria metabólica.

Se dice que junto con la edad se generan modificaciones


epigenéticas en diversos genes. La inflamación crónica de los
tejidos se observa en estados precancerosos y también se sabe que
pueden ser la base de asentamiento para las enfermedades como la
arterioesclerosis o la diabetes; lo que sucede es que la inflamación
desencadena la modificación por metilación. Una reducida
metilación en la región promotora de los genes (citoquinas
proinflamatorias) mantiene la inflamación. Dentro de los factores
ambientales que se relacionan con el epigenoma, se están
considerando como palabras clave las vitaminas liposolubles, que
cuentan con efecto similar a la glucosa y las hormonas, las
vitaminas hidrosolubles y sustancias antioxidantes que intervienen
en la reacción de óxido-reducción metabólica.

Existe la posibilidad de que el epigenoma esté relacionado con las


alteraciones de la célula como la malignización y es fundamental el
análisis del epigenoma que se relaciona con cada enfermedad para
su adecuado diagnóstico y desarrollo de medicamentos. Desde que
se terminó de descifrar el genoma humano en el año 2003, el
conocimiento de los factores genéticos de las enfermedades estuvo
avanzando adecuadamente; no obstante, también se ha
determinado que la manera en que esta información del gen vaya a
ser realmente utilizada en determinada célula, varía de acuerdo con
el tejido o el grado de diferenciación celular y que está regulado por
la epigenética. Las alteraciones o modificaciones del epigenoma que
ha sido afectado por factores externos como la nutrición o el medio
ambiente, cumplen un rol fundamental en la aparición de
enfermedades por hábito de vida y en especial se están obteniendo
nuevos conocimientos sobre la relación con el cáncer. El epigenoma
de la célula normal que ha mutado sus genes de manera adquirida,
ha causado enfermedades genéticas multicausales complejas,
enfermedades por hábito de vida, enfermedades alérgicas o
mentales, que deben ser analizadas de manera diferente con los
conocimientos que se tienen a partir del estudio de las mutaciones
genéticas congénitas.

El individuo a través de las células reproductivas cuenta con el


fenómeno de la herencia que transmite el genoma a las siguientes
generaciones. Básicamente, el fenómeno biológico por el cual las
células que cuentan con el mismo genoma se transforman en
células con diferentes características de manera epigenética (como
la diferenciación y envejecimiento celular) son ejemplos visibles de
este fenómeno.

Las células cancerosas de generación natural en su mayoría,


presentan anormalidad en la metilación del ADN en la cromatina. En
la célula cancerosa, la disminución de la metilación del ADN en el
genoma incrementa la inestabilidad de la cromatina acompañada de
la inhibición de los genes supresores por la alta metilación de las
regiones promotoras. La alteración estructural del núcleo
(dismorfismo nuclear) es conocida como una característica común
de las células cancerosas y se cree que representa la alteración de
la cromatina debida a la hipometilación generalizada del genoma.
De esta manera el trastorno epigenético de la regulación en la
malignización se interpreta como una característica común de las
células cancerosas.

La sobreingesta continua de azúcares, modifica el epigenoma con la


glucación y oxidación, y empezando por la obesidad, ocasiona las
enfermedades por hábito de vida. El epigenoma se resetea en el
cigoto, y se va reescribiendo tras el nacimiento según la nutrición y
el ambiente. La histona se modifica con la metilación de sus
aminoácidos y el momento de la replicación, esta modificación de la
histona también se replica quedando como memoria heredable. La
modificación del epigenoma, permite en el ser humano producir 200
variedades de células diferentes a partir del mismo genoma, cuya
información genética puede ser modificada tras el nacimiento por
cambios nutritivos y ambientales; de esta manera el epigenoma es
la clave para aparición del cáncer y enfermedades por hábito de
vida.

Durante la Segunda Guerra Mundial, la invasión alemana provocó


en algunas regiones de Holanda escasez severa de alimentos y
hambruna; los/as hijos/as de las madres que han experimentado la
hambruna holandesa, han tenido mayor tendencia a padecer
obesidad y trastornos de resistencia al azúcar al llegar a la edad
adulta. Ello sugiere que el ambiente modifica la característica
corporal y que ya dentro del cuerpo materno se puede adquirir la
tendencia a la obesidad, sin que esto dependa de la secuencia de
bases nucleares del ADN, es decir que queda registrada como una
modificación del epigenoma.
Reiteramos que el ayuno terapéutico absoluto o prolongado, la dieta
cetogénica o la dieta de restricción de azúcar reparan el trastorno
metabólico adquirido que produce anormalidad tanto en el
catabolismo como en el anabolismo. Actualmente, estudios de
ingeniería genética sobre autofagia, chaperonas, epigenoma,
epigenética, silenciamiento génico, metilación de ADN, acetilación
de la histona, glucación, regeneración de la red neuronal, reparación
del gen, etc., han evolucionado a pasos agigantados y están
permitiendo conocer mejor estos mecanismo fisiológicos.

Por la masticación de las hojas de coca, se puede lograr la


restricción de ingesta alimenticia y conseguir metabolismo
cetogénico; con ello podemos prevenir y/o controlar enfermedades
mentales o por hábito de vida.
14. Adiponectina y longevidad
Desde milenios, el principal objetivo del ser humano fue lograr la
juventud eterna y la longevidad. Describimos a continuación puntos
de vista acerca de la longevidad.

Existe un dicho que señala “ 人 生 は 、 長 生 久 視 、 不 老 長 寿 ”


[“Chousei kyuushi, furouchoujyu”], traducido sería “Lograr la
longevidad, cuidando la salud, es lo más importante en la vida”.
Proviene de una frase del filósofo chino Lao-Tse y coincide con la de
la mayoría de los filósofos de la historia, que hacen referencia a que
el mantenerse sano y vivir por largo tiempo es una tarea
fundamental en la vida. Si uno se mantiene vivo, se desarrollan
nuevos métodos de tratamiento que se los puede aplicar para vivir
aun más. La anterior se asemeja a una frase en inglés, “Death is the
end of all” (La muerte es el fin de todo).

Otra frase dice 命長ければ蓬莱に会う [Inochi nagakereba hourai ni


au], significa que si se vive largo tiempo se encuentra con la buena
fortuna. 蓬 莱 [hourai] es el nombre de una montaña sagrada de
juventud eterna y de longevidad en la mitología china. Allí habitarían
los seres iluminados del taoismo que son quienes habrían
alcanzado la inmortalidad y la juventud eterna. La frase 死んで花実
が 咲 く も の か [Shinde hanami ga sakumonoka] significa que por
más mala que se encuentre la situación, si se permanece con vida,
en algún momento va a suceder algo bueno. Si se muere, no
sucede nada; esto nos recuerda la frase “where there is life, there is
hope” (Mientras haya vida, hay esperanza).

Las personas que buscan mantenerse jóvenes, ante las situaciones


adversas se fortalecen y superan de manera sabia. Cuando el ser
humano es sometido a una situación adversa, conjuntamente le
llega una gran oportunidad. Es aprovechar esta oportunidad lo que
define el destino de esta persona.

Kunihiro Seki cumplió los 70 años de vida y en todo este tiempo,


como fisiólogo, se dedicó a investigar y educar en el área de la
alimentación, nutrición, bioquímica, citología molecular. Llegó a la
conclusión de que la vida es para vivirla plenamente. Actualmente
evita los aspectos que son sólo teoría y está investigando hechos
aplicables y prácticos para su propio mejoramiento de salud,
prevención de enfermedad, vida larga y saludable.

Para realizar cualquier actividad, la condición básica y fundamental


en el ser humano es estar sano. Empero, habitualmente la persona
que llega a la edad media empieza a presentar problemas de
enfermedades por hábito de vida, enfermedades alérgicas,
síndrome de fatiga crónica, enfermedades mentales, etc. y es
entonces que se da cuenta de la importancia y la necesidad de la
salud. En las enfermedades por hábito de vida se requieren décadas
para un avance y para que aparezcan los síntomas; cuando se
manifiesta algún síntoma notable, suele ser demasiado tarde.

En el ser humano, tras el nacimiento y a causa de factores


ambientales como la malnutrición (tanto en forma de desnutrición
como sobrealimentación), se modifica el epigenoma a momento de
la multiplicación de las células normales y ello deriva en las temidas
enfermedades.

Condensando la información, los puntos clave del método para una


longevidad saludable, tanto de cuerpo como de mente, serían:
- Someterse a una dieta con restricción de hidratos de
carbono (restricción de azúcares y aumento de fibra
alimentaria), ingiriendo como alimentos principales frutas,
verduras, huevo, carne o pescado, logrando un metabolismo a
base de los cuerpos cetónicos como fuente de energía.
- Realizar ejercicio de leve intensidad (un grado) para
rehabilitación.
- Anhelar y ambicionar la longevidad.

Una característica común de las personas centenarias es que a


partir de los 60 años, gracias al asesoramiento de instituciones
gubernamentales y médicos, redujeron el azúcar como alimento
principal del 60% a menos del 10%. Investigando a adultos mayores
de 100 años ha resultado que su alimentación favorita son las frutas.
Han llegado a experimentar que tener los azúcares como alimento
principal es nocivo para el cuerpo y han llevado a cabo una vida en
la que redujeron progresivamente los azúcares, procurando ingerir
diariamente frutas, lípidos (aceite de oliva virgen), proteínas (huevo,
carne, pescado) y verduras. Con ello sus organismos dejaron de
generar oxidación o glucación, aprovechando los genes que evitan
las enfermedades por hábito de vida.

Muchas de las frutas son ricas en agua y ésta no es puramente H2O,


sino que contiene diversos minerales y vitaminas; el pigmento y las
sustancias aromáticas de las frutas contienen antioxidantes que
inhiben la actividad de los radicales libres y tienen actividad
anticancerosa eficaz. Las frutas contienen vitamina C, la cual es un
potente antioxidante, es hidrosoluble y lábil al calor, absorbiéndose
efectivamente en el organismo. Las frutas también contienen
potasio, mineral que tiene la función de eliminar el sodio del
organismo para estabilizar la presión sanguínea. Como su
aprovechamiento es muy variable de acuerdo con el método de
cocción, lo más recomendable es ingerir la fruta fresca (al someter a
cocción la fruta, se pierden aproximadamente 30% de sus
propiedades). Por otro lado, las frutas contienen fibra alimentaria
como la pectina y la celulosa, que amortigua la velocidad de
absorción de los azúcares, reduce el nivel de colesterol sanguíneo y
elimina las sustancias tóxicas de los intestinos hacia fuera del
cuerpo.

El pasado 15 de septiembre de 2014, coincidiendo con el Día del


adulto mayor, el Ministerio de Salud y Trabajo del Japón efectuó una
investigación de los/as centenarios/as en base al registro ciudadano.
Este estudio realizado anualmente, en su última versión determinó
que las personas adultas mayores de 100 años son
aproximadamente 59.000 en todo Japón y habrían aumentado en un
número de 4.400 respecto al año pasado, habiendo superado la
cifra anterior. Según este registro, ya en el 1 de septiembre del 2014
eran 58.820 personas, habiéndose incrementado 4.423 personas en
un año. Las cifran son las más altas de la historia en este país.

Del total mencionado, 7.586 son varones y 51.234 son mujeres


(llegando las mujeres a ocupar cerca del 90% del total). Analizando
la proporción de personas mayores de 100 años por cada 10.000
habitantes de cada región, la prefectura de Shimane contó con
90,17 personas mayores, (es el doble del promedio de Japón), la
prefectura de Kochi con 86,44 personas, Tottori con 79,58,
Kagoshima con 77,26 y Kagawa con 73,71. Se debe señalar que el
80% de estos centenarios/as llevan una vida postrados en cama.

La persona más longeva en Japón fue la señora Misao Ookawa de


la prefectura de Osaka, que falleció a los 117 años (nació en el año
1898 y falleció el 1 de abril de 2015). La señora Ookawa fue
registrada el año pasado en el Guinness World Records con el
récord mundial de longevidad. El varón más longevo es Sakai
Momoi de la ciudad de Saitama, con 111 años (nació en el año
1903). Este señor también fue registrado en el Guinness World
Records como el varón más longevo del mundo.

Los/as adultos/as mayores de más de 100 años de edad, al iniciar el


conteo en el año 38 de la era de Showa (1963) fueron 153 en todo
Japón; ya en el año 10 de la era de Heisei (1998) superaron las
10.000 personas y en los últimos años aumentan de 3.000 a 4.000
por año. Actualmente, Japón es una sociedad extremadamente
añosa donde uno de cada cuatro habitantes tiene más de 65 años y
el número de centenarios/as es el mayor en la historia con 59.000
personas.

La señora Sei Nakahara, de Tokio, tiene 103 años, sus niveles de


adiponectina marcan cifras extremadamente altas de hasta 19µg/ml.
Ella dice que anteriormente su alimentación se centraba en
pescado, pero que a partir de los 70 años ‒ cuando empezó a
convivir con el matrimonio de su hijo ‒ empezó a comer también
carne y que la ha incluido a su dieta actual. El contenido de la cena
de ella se describe a continuación, en el que se puede notar que
ingiere frecuentemente alimentos que aumentan la adiponectina
(sardina, algas, carángidos y otros pescados de carne azul).

En Japón, donde la edad poblacional se eleva cada vez más, es


muy importante que cada persona pueda mantener su
independencia de manera sana hasta el final. Es decir, por más que
se logre prolongar la vida incrementando los niveles de
adiponectina, si es que se atrofia la función motora y uno queda
postrado en cama permanentemente o sufre demencia senil, deja de
identificar e interactuar con su mundo externo, así no valdría la pena
vivir por mucho tiempo.

Cuando la masa corporal grasa aumenta en más de 10 kg en el


varón y en más de ocho kg en la mujer, la secreción de adiponectina
se reduce a menos de la mitad. La adiponectina es una proteína
secretada por las células grasas (adipocitos). Su concentración en la
sangre en comparación con el resto de las hormonas es 10 veces
mayor y llega a unidades de µg/ml (el resto de las hormonas suele
expresarse en nanogramos por mililitros). Las concentraciones de
adiponectina tienen correlación inversa con la cantidad de grasa
visceral. Recientemente se ha reportado que la dieta de restricción
alimenticia incrementa la adiponectina.

Según el médico Okabe, al haber investigado la correlación de la


proporción del perímetro abdominal con la estatura y los niveles de
adiponectina, observó que cuando el perímetro abdominal supera la
mitad de la estatura, disminuye la secreción de adiponectina. De
acuerdo con los resultados obtenidos de la cuantificación de
adiponectina en 1.400 personas, se observó que la proporción de
personas con niveles elevados de adiponectina se incrementa a
partir de los 75 años; cuando los niveles de adiponectina son
menores del promedio, son menores las probabilidades de vivir
hasta los 75 años; pero el hecho de que se tengan niveles bajos de
adiponectina no descarta la posibilidad de longevidad, sino que se
puede procurar aumentar estos niveles.

La adiponectina es una hormona que se secreta del adipocito. Uno


imaginaría que si es que se libera de la grasa, al engordar se
secretaría más, pero ocurre a la inversa. Mientras más aumenta la
grasa visceral, la secreción de la adiponectina disminuye. Por eso,
lo más importante es procurar no engordar y efectuar ejercicio que
consuma la grasa visceral. También ciertos alimentos aumentan la
adiponectina; la beta-conglicinina que contiene la soya tiene la
propiedad de aumentar la adiponectina, por lo que es conveniente
ingerir activamente el tofu y la soya fermentada.

Para no quedar postrado en la cama, el médico Shiracaba indica


que lo más recomendable es el ejercicio. El músculo puede ser
entrenado a cualquier edad y se debe ejercitar la musculatura de las
piernas y la cadera, sin forzar. Si se va a realizar caminata, es
efectiva la caminata en intervalos donde se repiten ciclos de
caminata rápida y lenta de 15 minutos cada uno; lento, rápido y
lento, en una caminata de 45 minutos, exige un poco más a la
cadera y la espalda que la caminata normal por lo que es efectiva.
En el año 2000, el número de longevos/as mayores de 100 años en
todo Japón era menor de 10.000. La Universidad de Keio escogió
1.200 centenarios/as con residencia en la ciudad capital, para
efectuar un estudio con base en encuestas personales, empezando
así el estudio de los/as centenarios/as. Se logró entrevistas
personales con 300 de dichas personas; incluyendo a las que
colaboraron llenando las encuestas; se pudo recolectar datos de
500 personas. El estudio incluyó preguntas sobre la dieta, carácter,
antecedentes de enfermedades y hábitos, además de análisis de
sangre y electrocardiograma. Se tomó aproximadamente dos horas
para estudiar a una persona, por lo que el tiempo de todo el estudio
llegó a unos dos años. Según los datos, uno/a de cada cinco
centenarios/as era capaz de bañarse y vestirse solo/a, llevando una
vida totalmente independiente.

Uno de los coinvestigadores del médico Arai, que aportó con la


encuesta de 300 personas fue el profesor asociado Gondo Yasuyuki
del posgrado de Ciencias Humanas de la Universidad de Osaka,
quien indicó lo siguiente: “Todas las personas centenarias son muy
positivistas. Una abuelita disfrutaba de su carrito eléctrico y siempre
paseaba en éste por el campo, aun cuando es dificultoso manejarlo.
Obviamente las personas sanas y activas son así, pero incluso las
personas postradas en cama eran positivas y alegres. Por ejemplo,
el caso de un abuelito que estuvo permanentemente en la cama,
excepto durante las comidas, al ser interrogado acerca de si se
aburría estando todo el tiempo en cama, respondió que no y que
cantaba las canciones que lo hacía de joven, recordando además
cosas de antaño. Cuando se envejece, la mente evoluciona de tal
manera que se llega a sentir felicidad y satisfacción frente a
situaciones o detalles que cuando se es joven no se siente”.

Cuando se llega a los 100 años, la proporción de las personas con


alguna enfermedad de base es alta y el resultado de los
antecedentes de enfermedades ha demostrado que el 97% padecía
de alguna enfermedad crónica. El detalle consistió en hipertensión
arterial 62%, fracturas óseas 46%, enfermedad cardíaca 29%,
enfermedad respiratoria 21%, lesión vascular cerebral 16%, cáncer
10%. Es aquí donde el médico Arai notó una variante curiosa y fue
que el porcentaje de diabetes fue notablemente bajo con un 6%.
Japón es un país con una alta prevalencia de diabetes en la que uno
de cada cuatro personas adultas está en riesgo de manifestar la
enfermedad. Considerando que la prevalencia de diabetes en
personas de 70 a 79 años es de 20 al 30%, llama la atención esa
cifra baja. Es decir, un gran motivo por el que esas personas han
podido vivir hasta los 100 años es que han evitado contraer la
diabetes, considerada como una enfermedad cuyas complicaciones
tienen alto riesgo de mortalidad como el cáncer, infarto cerebral y
enfermedades cardíacas. Entonces bien, cuál fue el motivo por el
que ellas han podido evitar la diabetes. Con esa premisa, el grupo
de estudio se fijó en la sustancia hormonal denominada
adiponectina.

La adiponectina mejora la actividad de la insulina y previene la


diabetes estimulando el metabolismo del azúcar y evitando la
arterioesclerosis; de esa manera, el 90% de las personas
centenarias estudiadas ha resultado tener concentraciones
sanguíneas de adiponectina más altas que el promedio. La
adiponectina en el cuerpo humano tiene normalmente la
concentración sanguínea de cinco a 10 μg/ml, pero las personas
estudiadas tenían más del doble, hasta 20 μg/ml. Gracias a la
secreción abundante de adiponectina, ellas han evitado la diabetes
y resultaron protegidas de enfermedades graves.

Las frutas contienen monosacáridos como la glucosa o la fructosa


que actúan efectivamente como fuente energética; el ácido cítrico
que las frutas contienen cumple la función de facilitar la producción
de energía. Entre los alimentos frescos o crudos, aparte de las
frutas, casi ninguno aporta ácido cítrico como las frutas. Al ingerir
frutas, para que la fructosa se convierta en glucosa y sea liberada
hacia la sangre, se requiere mayor tiempo que con la sacarosa
(azúcar común), por lo que no se elevan bruscamente los niveles de
glucosa en la sangre; esto se debe a que la fructosa de las frutas se
encuentra dentro de la estructura celular de las frutas. Esta
estructura celular es digerida y absorbida lentamente en el tubo
digestivo y la fructosa se va liberando lentamente hacia la sangre
con lo que el nivel de glucemia se estabiliza evitando la generación
de productos finales de glucación avanzada (AGEs). La fructosa no
requiere de la insulina para ser incorporada a la célula como lo
requiere la glucosa.

Las frutas frescas cuentan con todas las enzimas que se necesitan
para el metabolismo, por lo que el cuerpo puede obtener estos
compuestos o energía bioquímica al ingerirlas. Los animales
silvestres que comen abundante cantidad de frutas frescas, no
contraen enfermedades por este motivo. Además y lo más
importante: la fructosa no produce dependencia como lo hace la
glucosa.

Reiteramos que se puede reparar los genes mutados de manera


adquirida y se puede prevenir o superar enfermedades por hábito de
vida con el tratamiento de ayuno absoluto, ayuno prolongado, dieta
cetogénica o dieta de restricción de hidratos de carbono. Cualquiera
de los métodos señalados es realizable con ayuda de la masticación
de hojas de coca. Si no se ingieren azúcares, la glucosa
almacenada en el organismo se agota en unas 13 horas y el cuerpo
modifica su metabolismo para que pueda disponer de los cuerpos
cetónicos como fuente de energía. El ayuno absoluto o ayuno
prolongado no es realizado por casi ninguna persona, excepto las
que se ven obligadas a ello por algún desastre natural o por
sometimiento a restricciones religiosas.

Entrando al siglo XXI, se ha desarrollado el ayuno terapéutico. En


Rusia, Alemania y Francia se lo aplica para tratar diversas
enfermedades consideradas complicadas o raras, como la dermatitis
atópica, alergia al polen, asma bronquial, síndrome metabólico,
hipertensión arterial, arterioesclerosis, infarto cerebral, cáncer,
enfermedad cardíaca, hepatitis viral, insuficiencia hepática, nefritis
crónica, artritis reumática, fatiga crónica, gastroenteritis, insuficiencia
vascular, demencia, depresión, enfermedades mentales, etc.

Con la ayuda de la masticación de hojas de coca se logra el efecto


de saciedad, puesto que los alcaloides absorbidos por la mucosa de
la boca permiten que el hambre no sea percibida por el cerebro.
Éste detecta la cantidad de glucosa en la sangre (glucemia)
señalando la saciedad o el hambre; esta glucemia se mantiene por
la glucosa y el glucógeno almacenados en el hígado. Al iniciar la
masticación de las hojas de coca, el cuerpo modifica su
metabolismo para poder utilizar los cuerpos cetónicos; los alcaloides
que contienen las hojas de coca suprimen los genes de la inanición,
reparan las mutaciones genéticas adquiridas, reparan la
irreversibilidad de la red neuronal cerebral, lo cual finalmente resulta
en la remisión de las enfermedades por hábito de vida o su
prevención.
15. Coca y dieta cetogénica
Kunihiro Seki, a partir del 9 de enero de 2014, dejó de ingerir como
alimento principal los granos que contienen azúcares y los sustituyó
por las hojas de coca como alimento principal.

Aumentó la frecuencia de masticaciones al día, lo que hizo que la


histamina intracerebral se incrementara, logrando la sensación de
saciedad permanente. Los alcaloides de la hoja de coca
acrecentaron la secreción de dopamina intracerebral, con lo que
controló la dependencia al azúcar así como el apetito.
Fisiológicamente pudo reparar y recuperar la reversibilidad de la red
neuronal cerebral y dejó de sentir hambre.

Es más, su cuerpo se tornó cetónico, con lo cual se repararon sus


mutaciones genéticas adquiridas, logrando la remisión de
enfermedades por hábito de vida que le aquejaban (cáncer,
diabetes, hipertensión arterial, dislipidemia, obesidad, enfermedad
cardíaca, etc.).

En la mayoría de los casos, pacientes que padecen enfermedades


por hábito de vida (enfermedades crónicas no contagiosas) obtienen
el 60% de su requerimiento calórico a partir de la ingesta de granos
como alimento principal; como resultado, se vuelven dependientes a
los hidratos de carbono, y la red neuronal cerebral se torna
irreversible, lo que provoca una sobreingesta de azúcares y
alimentos; esto genera mutación genética adquirida que prolifera las
células anormales y finalmente deriva en la aparición de las
enfermedades por hábito de vida.

Cuando se consume la hoja de coca como alimento principal, la


sensación de hambre desaparece, pudiendo entonces afrontarse la
dependencia del azúcar. El cuerpo se torna cetónico como cuando
se efectúa un ayuno prolongado, permitiendo la recuperación de
funciones como la autofagia, también estimulando la función de las
chaperonas, proviniendo en la activación de la epigenética, el
epigenoma, el silenciamiento génico y la reversibilidad de la red
neuronal cerebral, logrando el funcionamiento adecuado de la
homeostasis corporal.

Hubiera sido muy importante un estudio serio a la persona más


longeva del mundo, el boliviano Carmelo Flores Laura que falleció a
los 124 años y quien tenía como costumbre la masticación diaria de
la hoja de coca. Se hubieran podido demostrar las causas que le
permitieron llegar a esa edad.

Por más que se ofrezcan manjares y banquetes deliciosos, mientras


se está masticando la hoja de coca no se presenta el antojo y se
puede vivir libre del exceso de azúcar y de alimentos en general.
Obviamente con el consecuente control y remisión del dañino
sobrepeso corporal.

Cuando se procesa la hoja de coca y se la utiliza como ingrediente


de mates, frituras, pastas y alimentos en general, su ingesta no
logra los beneficios que sí se obtienen a través de su masticación.
El secreto es el tiempo que permanecen las hojas de coca –en su
estado natural– en la boca, lo cual permite la absorción de sus
alcaloides por medio de la mucosa. Así se obtiene el aumento de la
capacidad de concentración, eliminación de la fatiga y control de la
dependencia al azúcar.

Kunihiro Seki tiene como una de sus actividades principales la de


escribir; diariamente ocupa más de seis horas en las cuales trabaja
el contenido de unas 10 hojas tamaño carta. Los recursos más
importantes que utiliza el autor, gracias al efecto de la masticación
de hojas de coca, son la capacidad de imaginación, razonamiento,
concentración, perseverancia y fuerza física. Logra utilizar estas
capacidades hasta el límite y concentrarlas en un solo punto, así
puede efectuar este trabajo. La capacidad que se requiere seguida
de la concentración es la perseverancia; uno puede escribir
concentrando la atención durante más de seis horas por día, pero al
continuar esta actividad por varios días seguidos la perseverancia
se agota.

Ha logrado mantener continuamente la capacidad de concentración


durante ya varios años. Él atribuye a los efectos de la masticación
de la hoja de coca su facilidad en detectar un problema en su
trabajo diario, analizarlo de manera objetiva y llegar a un resultado
lógico. Por ejemplo, durante la redacción debe escoger la palabra
más adecuada de entre muchas similares y utilizarla reestructurando
las ideas de manera ágil y efectiva. Para mantener activa esta
capacidad de pensamiento lógico, requiere que se mantenga
continuamente la capacidad de concentración e imaginación. El
afrontar un problema y tener que buscar una solución, se acompaña
de un cierto grado de angustia; empero, cuando se logra encontrar
la solución, se alcanza una sensación se satisfacción indescriptible
e incomparable.

Él probó en alguna ocasión no masticar la hoja de coca, lo que le


provocó incapacidad de mantener la concentración. De hecho,
anteriormente intentó escribir material sin masticar la hoja de coca,
pero no pudo concentrarse por más de 10 minutos; además, el
material elaborado en esas condiciones estaba mal estructurado y
tuvo que rehacerlo. Con el transcurrir del tiempo pudo, por lo demás,
evidenciar en su propia persona que la hoja de coca es un alimento
que no genera dependencia como las drogas narcóticas, el alcohol,
la nicotina o incluso el azúcar.
Históricamente, han existido autores mundialmente famosos que
han aumentado su capacidad de concentración a través de la coca.
Se ha mencionado que William Shakespeare, reconocido guionista y
poeta inglés, representante del teatro inglés renacentista, habría
sido consumidor de cannabis y cocaína[47]. Los escritores, artistas
e inventores famosos de Europa y América a mediados del siglo XIX
consumían el vino de coca[48] para aumentar su capacidad de
concentración y efectuar su trabajo (20 mg de cocaína diluidos en
750 ml de vino, concentración que no causaría dependencia). Como
curiosidad señalar que muchos personajes famosos de la historia
(políticos, militares, científicos, escritores, artistas, etc.) sufrían de
epilepsia. Los pacientes epilépticos tienen la capacidad de
concentrarse 10 veces más que una persona corriente; sin embargo,
los efectos ahora se neutralizan desde que a mediados del siglo XX
se han desarrollado medicamentos antiepilépticos.

¿Cómo prepara las hojas de coca Kunihiro Seki para consumirlas?


Por cada gramo de hoja de coca pulverizada, añade 50 mg de L-
arginina en polvo. La adición de L-arginina la realiza porque permite
la absorción efectiva de los alcaloides de la coca mediante por la
mucosa oral; esta mezcla se junta con aceite de oliva en la misma
proporción. El producto resultante constituye un alimento que se
aloja entre el labio y la encía de ambos lados del maxilar superior (a
dos gramos por vez), se lo retiene por varios minutos para luego
masticarlo lentamente; finalmente se lo deglute con sorbos de agua
salina (agua con 0,9% de sal). La ingesta de esta mezcla alimentaria
provoca un pequeño adormecimiento en la boca y se inhibe el
apetito por más que se esté en estado de inanición; la capacidad de
concentración aumenta, la fatiga se atenúa y el hambre desaparece;
lo más importante: no se llega a la desnutrición. Su efecto dura de
20 a 30 minutos por masticado; una vez que se pierde el efecto de
esta mezcla (sensación de adormecimiento en la boca), se ingiere
otra nueva porción repitiéndose aproximadamente 40 veces al día.
El número de masticaciones diarias de la hoja de coca,
considerando que sea de una vez por segundo, en 12 horas sería
aproximadamente 43.000 veces. El horario en el que se deja de
masticar la hoja de coca es una hora antes de acostarse. (entre las
20:00 y 22:00).

Las calorías de esta mezcla de harina de coca y aceite de oliva se


calculan de la siguiente manera: dado que el aporte calórico de los
nutrientes de la hoja de coca es de 306 kcal por cada 100 g y
considerando que se ingieren aproximadamente 40 g al día, se tiene
como resultado 150 kcal; como se ingiere conjuntamente 40 g de
aceite de oliva diariamente y éste representa 360 kcal, en conjunto
serían un total de 510 kcal diarias de aporte calórico.

Puesto que la harina de coca contiene las vitaminas y minerales


necesarias por día, no se genera carencia de oligonutrientes.
Además, la hoja de coca contiene abundante fibra alimentaria que
actúa como fuente nutritiva para la flora intestinal (el aporte de fibras
de la ingesta de la hoja de coca permite diariamente más de 100 g
de deposiciones), la cual se encarga de producir grasas, proteínas,
azúcares y vitaminas para que puedan absorberse (como lo hacen
los animales herbívoros) evitando así la desnutrición proteica.

Kunihiro Seki tiene la siguiente dieta diaria: en el desayuno 400 ml


de jugo de frutas, 200 ml de té, cuatro huevos; entre el masticado de
las hojas de coca, ingiere frutas frescas, las que suman en total 200
g y consisten en plátano, palta, papaya, sandía, etc.; no almuerza y
su cena consta de 200 g de sopa de soya fermentada y 100 g de
frutas.

Para mantener la salud durante el ayuno, se efectúa actividad


sexual más de tres veces a la semana, caminatas de más de 2 km
para evitar la atrofia de la musculatura, ejercicios (50 flexiones en
dos minutos y escuadra –posición de L/sit– durante 30 segundos).
En el caso de varones, para mantener la salud sexual, pueden
ingerir unos 2 g de arginina diaria en ayunas.

Conviene mencionar, puesto que en muchos casos se lo practica,


que el ayuno estricto (con sólo ingesta de agua), es abandonado por
casi todas las personas que lo ejecutan por falta de voluntad. Esto
sucede porque al tercer o cuarto día, se produce una sensación de
cansancio extremo que no permite levantarse de la cama al
amanecer e invade una sensación intensa de hambre, aunque se
mantenga en reposo; se pierde la fuerza de todo el cuerpo
dificultándose mantenerse en pie. Además, muchos especialistas
advierten de los riesgos del ayuno estricto porque produce malestar,
náuseas y espasmos que pueden llegar a vómitos sanguinolentos;
esta sensación de hambre generada dentro de la cabeza impide
controlarse y es debida a la dependencia al azúcar. Es por ello que
se han desarrollado dietas relativamente más seguras y que
reemplazan a la dieta estricta, utilizando como base arroz aguado,
maicena, gelatina, jugo de hortalizas, jugo de frutas, leche o
enzimas. Ante todo ello, una novedosa dieta de ayuno, que permite
al cuerpo tornarse cetónico; es la que se basa en la masticación de
la hoja de coca, la cual evita durante el día la sensación de
inanición, hambre, fatiga, astenia y durante la noche soslaya el
insomnio.

Cuando el cuerpo se torna cetónico, el peso corporal se reduce 200


g diarios promedio; una vez que se llega a un IMC de 22 kg/m2 se
puede controlar el peso con el consumo variable de frutas. Se puede
ingerir multivitamínicos y minerales como suplemento diario.

El médico Mitsuo Kohda que desarrolló el Ayuno Kohda, indica que


las personas con enfermedad cardíaca grave, diabetes y
enfermedad renal no deben ayunar. Las personas con úlceras
gastroduodenales tendrían un mayor riesgo de presentar vómitos
sanguíneos. Existen otras enfermedades en las que se contraindica
el ayuno. En el caso de las personas que padecen de hipertensión
arterial o diabetes, mientras éstas no se acompañen de
complicaciones cardíacas o renales, pueden practicar el ayuno
terapéutico; las personas que ya presentan daño orgánico requieren
de tratamiento medicamentoso. Concretamente, las personas con
antecedente de infarto de miocardio, infarto cerebral, cáncer, cirrosis
hepática, hepatitis activa, insuficiencia respiratoria o renal, úlcera
duodenal, angina de pecho, arritmia ventricular, diabetes
adelgazante, colagenopatías (enfermedades autoinmunes),
enfermedades mentales, cuadro inflamatorio agudo o fiebre, no
deben ayunar. Entre otros, las personas que están en tratamiento
con medicamentos que no deben suspenderse de golpe como
corticoides o antidepresivos, son inadecuadas para el ayuno
terapéutico.
La edad en la que se permite el ayuno terapéutico es desde los
cursos superiores del nivel intermedio hasta los 60 años.

En general a las siguientes personas no se les recomienda practicar


el ayuno o bien se les sugiere supervisión médica para realizarlo:
personas con antecedente de anorexia nerviosa o bulimia, niños y
jóvenes en desarrollo, mujeres con dolores menstruales,
menstruaciones irregulares o síndrome premenopáusico, personas
con diarrea, recién operados, personas con debilidad física o con
enfermedad cardíaca, personas con infarto cerebral, mujeres
embarazadas, personas que ingieren antihipertensivos, personas
debilitadas por enfermedades graves o con síntomas graves de
enfermedad mental, varones con peso corporal menor de 40 kg y
mujeres con peso menor de 35 kg o con porcentaje de grasa
corporal de 17%.

Kunihiro Seki, actualmente con 70 años de edad y superando varias


enfermedades por hábito de vida (diabetes, antecedente de infarto
agudo de miocardio, obesidad y cáncer de tiroides), corresponde al
grupo de personas en las que está contraindicado el ayuno
terapéutico. Sin embargo, bajo su propio riesgo, se sometió a un
ayuno prolongado con la ayuda de la hoja de coca para entrar en un
metabolismo cetogénico. Cada mañana controla su presión arterial,
frecuencia cardíaca, saturación de oxígeno, glucemia, detección de
arritmia (con electrocardiograma), temperatura corporal, peso
corporal, volumen urinario, volumen de heces fecales, volumen de
líquido seminal y registra el tiempo de sueño; ha comprobado que
todos estos parámetros se han mantenido dentro de valores
normales. Vigila que su presión sistólica no baje de los 80 mmHg y
que su glucemia descienda por debajo de los 50 mg/dl, ya que si
sucede esto, puede perder la conciencia y en el peor de los casos
fallecer. Estos cuidados son necesarios efectuarlos a diario para que
esta dieta se lleve a cabo de manera segura.
Para él los mayores logros fueron la remisión de sus enfermedades
por hábito de vida, en la que los controles mensuales de análisis de
sangre y orina, además de su peso corporal (IMC de 22 kg/m2) se
mantuvieron dentro de parámetros normales; su salud sexual y su
fuerza muscular también permanecieron funcionando
adecuadamente.
16. Epílogo
En 1961 la ONU clasificó a la hoja de coca como droga narcótica ‒
al igual que la cocaína ‒ sin ningún fundamento científico y de
manera política; ésa fue la razón para que la hoja de coca fuera
estigmatizada. El 10 de enero de 2013 con la aprobación y voto a
favor de 168 países (de los 183 Estados que ratificaron o firmaron la
convención), el secretario general de la ONU anunció la aceptación
de la solicitud de readmisión de Bolivia al tratado sobre
estupefacientes, con la reserva de legitimar el masticado de la coca,
uso tradicional de la hoja que estaba prohibido por ese tratado.

Actualmente, en todo el mundo, el alimento principal y que viene


consumiéndose desde mucho tiempo atrás son los granos
(azúcares), lo que ha resultado en la mutación adquirida de los
genes por glucación y oxidación, modificación que es la causa de
las enfermedades por hábito de vida, alergias y enfermedades
mentales. Entre estas dolencias, el aumento de personas obesas
está provocando el aumento año tras año de pacientes con
hipertensión arterial, diabetes, dislipidemia (hiperlipidemia),
síndrome metabólico, enfermedad vascular cerebral, enfermedades
cardíacas, arterioesclerosis, cáncer, enfermedades periodontales y
síndrome de fatiga crónica. Estas dolencias representan el doble de
todas las enfermedades infecciosas juntas. Para cubrir los
respectivos tratamientos médicos, los presupuestos en salud están
colapsando y muchos países están descomponiéndose
económicamente.

La alternativa que permite prevenir y revertir estas enfermedades es


el ayuno absoluto, el ayuno terapéutico, la dieta cetogénica o la
dieta de restricción de azúcares.

Proponemos la combinación de las hojas de coca con la dieta


cetogénica, como método para corregir los hábitos alimenticios y
también combatir la obesidad, que en la sociedad moderna es
causada por la sobrenutrición y malnutrición. Es una opción que
ayuda a disminuir la ingesta alimenticia, por su capacidad de
neutralizar la sensación de hambre y fatiga, así como por su
posibilidad de incrementar la concentración ya sea en actividades
laborales o de estudio. Permite a su vez lograr un hábito dietético
que resulte en la modificación del metabolismo corporal, para que el
organismo utilice los cuerpos cetónicos, en lugar de la glucosa,
como fuente de energía. Con ello se sortea indefectiblemente la
glucación y oxidación, reseteando y reparando el genoma mutado
de manera adquirida y que, como indicamos repetidas veces, es
origen de muchas enfermedades.
Creemos que la solución es muy simple y sumamente económica.
La hoja de coca se la puede ingerir en cualquier cantidad y no
produce efectos secundarios. De manera similar a como otros
alimentos han contrarrestado ‒ según las épocas y las
circunstancias ‒ el problema de hambruna mundial, la hoja de coca
es una alternativa alimenticia actual y posible.

Es de vital importancia el estar conscientes de que si se tiene un


conocimiento y no se lo practica, es como si se lo ignorara. Está en
manos de cada persona realizar la prueba y dar el primer paso, para
corregir uno a uno cada hábito, de manera que en conjunto sean
conducentes a una vida digna y sana.
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Sobre los autores
Kunihiro Seki Ph.D.
1944: Nació en la Prefectura de Kagawa, Japón.
1967: Graduado de la Universidad de Kanagawa, Japón.
1972: Graduado en Fisiología de la Universite d'Aix-Marseille-I,
Francia.
1976: Doctorado en Fisiología de la Universite d' Aix-Marseille-I,
Francia.
1976: Subdirector del Centro Técnico de Ciencias Marinas de la
Agencia de Tecnología Científica.
1990: Profesor Asistente de la Facultad de Biología de la
Universidad de Kanagawa.
1991: Gana el 33er. premio Tridente como primer Oriental de la
Academia Internacional de Ciencia Acuática.
1996: Profesor de la Facultad de Biología de la Universidad de
Kanagawa.
1998: Publica artículo sobre Tardígrados (osos de agua) en la
revista internacional Nature: Vol. 395, No. 6705, pp. 853-854.
Sus artículos científicos llegan al número de 350.
Tiene hasta el momento 76 libros publicados tanto en idioma inglés,
japonés y español.
Pasatiempos: Lectura sobre ambientes extremos de los seres vivos,
observación de imágenes, viajes internacionales.

Yoshito Nishi M.D., Ph.D.


1975: Nacido en La Paz, Bolivia.
2000: Graduado en Medicina de la Facultad de Medicina de la
UMSA, La Paz, Bolivia.
2006: Doctorado en Medicina y Especializado en Gastroenterología
en el Posgrado de Ciencias Médicas de la Universidad de Nagasaki,
Japón.
1998-1999: Auxiliar docente en la Cátedra de Bioquímica en la
carrera de Medicina, UMSA.
2009: Docente de la Cátedra de Bioquímica en la Carrera de
Medicina de la UPEA.
Exmiembro de la Sociedad de Endoscopia Gastroenterológica
Japonesa, Sociedad de Microbiología Japonesa, Sociedad de
Fisiología Clínica Japonesa durante su estadía en Japón.
Otras publicaciones:
Nishi Y., et.al. “Concentrations of α and β defensins in gastric juice of
patients with various gastroduodenal diseases” (Concentraciones de
alfa y beta defensinas en el jugo gástrico de los pacientes en varias
enfermedades gastrointestinales).
Isomoto H., Nishi Y., et.al. “Impact of Helicobacter pylori infection on
gastric mucosa and plasma ghrelin dynamics in humans” (Impacto
de la infección por Helicobacter pylori sobre la mucosa gástrica y la
dinámica de ghrelina plasmática en humanos).
Pasatiempos: Investigación, videojuegos, racquet y degustación de
diferentes alimentos (gourmet).

[1] En la actualidad existe una adicción a los hidratos de carbono, la cual hace que se
ingiera una gran cantidad, convirtiéndose en un trastorno alimenticio. En el metabolismo de
los hidratos de carbono, el cerebro requiere aporte incesante de glucosa para que se
transmita una sensación de satisfacción y bienestar; además su alto aporte energético en
la alimentación diaria contribuye al aumento de peso.
[2] Seki, Kunihiro y Nishi, Yoshito (2012). Coca: Un Biobanco. Investigación científica
sobre alimentación, curación y regeneración. La Paz: tikateko. Seki, Kunihiro y Nishi,
Yoshito (2013). Coca: Un Biobanco. Investigación científica sobre alimentación, curación y
regeneración (Edición resumida). La Paz: tikateko. Seki, Kunihiro y Nishi, Yoshito (2013).
Coca: factor antiobesidad. Indagaciones científicas sobre causas, efectos y atenuantes del
sobrepeso corporal. La Paz: tikateko. Seki, Kunihiro y Nishi, Yoshito (2014). Coca:
sexualidad y longevidad. Bases científicas para lograr una bioquímica del amor. La Paz:
tikateko. Seki, Kunihiro y Nishi, Yoshito (2014). Coca: Biogeneradora. Productora orgánica
de energía, salud y longevidad. La Paz: Viceministerio de Coca y Desarrollo Integral
(VCDI).
[3] Resultantes químicos producidos en el hígado –específicamente en las mitocondrias de
las células hepáticas– como acetoacetato, betahidroxibutirato y acetona, destinados a
suministrar energía al cerebro y corazón, en situaciones especiales.
[4] Glucación se denomina a la desnaturalización de las proteínas, se la designa también
como caramelización. Tratándose de la reacción de un azúcar con una proteína, forma
proteínas glucosiladas, a las que la célula no puede liberar ni destruir. La consecuente
acumulación deriva en lesiones celulares, vasculares y tisulares, que adicionan los
procesos que marcan el envejecimiento del organismo.
[5] El libro fue escrito por la misma señora Mori, a base de resultados de sus análisis
científicos. (Editado por Sanmakushuppan en idioma japonés, ISBN-13: 978-4763133519).
[6] Shigeaki Hinohara (1993). Buscando el camino de la medicina –aprendiendo de la vida
del Dr. William Osler. Editorial Igaku Shoin.
[7] “Trends in carbohydrate, fat, and protein intakes and association with energy intake in
normal weight, overweight, and obese individuals: 1971-2006”. Am J. Clin Nutr (2011). 93:
836-43.
[8] Fuente: http://shima3.fc2web.com/ (Nota de edición: algunas de las páginas web se
encuentran en idioma diferente del español, pero se las mantiene según la referencia de
los autores).
[9] Medicamente se denomina hipoglucemia reactiva y ocurre de dos a cuatro horas
después de la ingesta alimenticia rica en hidratos de carbono (azúcares).
[10] Fuente: http://fr.wikipedia.org/wiki/Michel_Albert
[11] Los cuerpos cetónicos son ácidos grasos de cadena corta, que se producen en la
mitocondria de las células hepáticas cuando se agota la glucosa en el organismo. Al
agotarse la glucosa, el organismo entra en inanición y el cuerpo produce ácidos grasos de
cadena corta como fuente de energía alterna, éstos son los cuerpos cetónicos. Los ácidos
grasos de cadena corta son los que cuentan con menos de seis unidades de carbono;
como ejemplo, los ácidos acético, propiónico, isobutírico, butírico, isovalérico, valérico,
láctico y cítrico.
[12] Las mitocondrias se equiparan a centrales energéticas y son elementos celulares que
suministran energía necesaria para la actividad celular.
[13] Se sugiere revisar el libro Bioquímica ilustrada de Harper (editado por Mac Graw Hill -
Educación), para poder observar gráficos y complementar datos sobre bioenergética (la
función del ATP), oxidación biológica, perspectiva general del metabolismo y el suministro
de combustibles metabólicos, el ciclo del ácido cítrico (el catabolismo de la acetil-CoA),
glucólisis y la oxidación de piruvato, metabolismo del glucógeno, oxidación de ácidos
grasos (cetogénesis), radicales libres y nutrientes antioxidantes, glucoproteínas.)
[14] La composición nutricional de los alimentos está publicada por el Ministerio de
Cultura y Ciencias del Japón en internet en “base de datos de la composición de alimentos”
(http://foodb.jp/). En esta página web, se puede verificar la cantidad de hidratos de carbono
que contiene cada alimento; incluso los vegetales y las frutas, dependiendo de la variedad,
contienen mucha cantidad de azúcares por lo que es necesario tener cuidado.
[15] Recientemente se publicó el libro Bases y práctica de la dieta cetogénica –dirigida a
todas las personas involucradas con la dieta cetogénica. Fujii Tatsuya (2011). Editorial
Shindan y Chiryou.
[16] Calorías, desde el punto de vista legal y a partir de octubre de 1999 (según el método
de cálculo que se utiliza en Japón), se comprende como el cálculo de la cantidad de
energía térmica que la persona –o el animal– ingiere o que bien la consume a partir del
metabolismo; su unidad es la caloría que equivale a 4.184 Joules (se utiliza también la
kilocaloría –kcal, la megacaloría –Mcal y la gigacaloría –Gcal).
[17] Makoto Natsui (2013). Los hidratos de carbono extinguirán la humanidad. La química
de la vida desde el punto de vista de la restricción de hidratos de azúcares. Editorial
Kobunsha Shinsho.
[18] Rob Dunn (2013). “Everything you know about calories is wrong”. En Scientific
American. 53-56.
[19] El nabicol es una especie de nabo, que si bien contiene más cantidad de azúcar y
grasa que la papa, la mayor parte consiste en agua y es de sabor desagradable, por lo que
se utiliza más para la cría de animales de granja.
[20] El registro del experimento de la corrección de los hábitos dietéticos efectuado por el
nutriólogo danés Hindhede se encuentra en el texto “La nutrición en tiempos de guerra”
(traducido por Kenta Oomori, editorial Unebi Shobo).
[21] https://www.fightaging.org/
[22] http://www.nikkan-gendai.com/articles/view/life/154913;
http://matome.naver.jp/odai/214117509665002770
[23] http://gendai.ismedia.jp/articles/-/41361
[24] http://mhm.m.u-tokyo.ac.jp/labo003.html
[25] Fuente: http://www.idf.org/worlddiabetesday/acerca-del-dmd
[26] Miyamoto, Teru y Ebe, Koji (2009). Somos diabéticos pero nos encontramos bien por
un motivo –la dieta de restricción de azúcares que cura las enfermedades modernas.
Editorial Touyo Keizai Shimpo. Koji Ebe también ha publicado Si se quita el alimento
principal se mejora la diabetes (2006) con su Edición práctica (2008).
[27] La hormona PYY (péptido YY) está conformada por 36 aminoácidos y pertenece a la
familia del PP (péptido pancreático); es sintetizada en el intestino y liberada a la sangre al
momento de la ingesta de nutrientes. La PYY reduce la sensación de hambre y frena la
ingesta de alimentos.
[28] Fuente: http://www.dailymail.co.uk/health/article-2143181/Why-eggs-breakfast-
hunger-pangs-away-lunchtime.html
[29] Ver
http://circ.ahajournals.org/content/early/2013/11/11/01.cir.0000437738.63853.7a.citation
[30] De Silva A., Smith T., Stroud M. (2008). “Attitudes to NICE guidance on refeeding
syndrome”. BMJ, Jul 8; 337 a 680. Marinella M.A. (2009). “Refeeding syndrome: an
important aspect of supportive oncology”. J. Support Oncol, Jan-Feb; 7(1): 11-6.
[31] Schnitker, M. A.; Mattman, P. E.; Bliss, T. L. (1951). “A clinical study of malnutrition in
Japanese prisoners of war”. Ann. Intern. Med., 35: 69-96.
[32] Al cáncer se lo denomina también neoplasia maligna. El término se utiliza como
sinónimo de tumor maligno.
[33] Pocas veces se generan tumores que contienen ambos tipos de células cancerosas,
entonces se los denomina tumores malignos mixtos. La incidencia del adenocarcinoma es
mayor que la del sarcoma
[34] Literalmente, autofagia significaría comerse a sí mismo. Biológicamente sería un
proceso metabólico que destruye estructuras internas de células que ya no son útiles;
también haría referencia a la situación de un organismo vivo que consume sus propios
recursos como medio de supervivencia ante un ayuno forzado o voluntario. En la célula, la
autofagia elimina proteínas, organelas dañadas y microorganismos invasores, además de
actuar como mecanismo para la supervivencia de la célula, manteniendo los nutrientes
necesarios durante la inanición o estrés.
[35] Honjoh S.; Yamamoto T.; Uno M. and Nishida E. (2009). “Signaling through RHEB-1
mediates intermittent fasting-induced longevity in Caenorhabditis elegans”. Nature 457,
726-730.
[36] Jasmuheen, Ellen Greve (2000). Pranic Nourishment. Living on Light. Editorial Natural
Spirit.
[37] http://www.examiner.com/article/fasting-and-intermittent-fasting-may-aid-weight-loss-
diabetes-and-cancer
[38] Es la genética basada en el estudio del conjunto regulador de la expresión de los
genes que no se acompañan de modificaciones en la secuencia de las bases nucleares del
ADN. Este término da a entender que otro tipo de información genética se sobrepone a la
información genética básica.
[39] http://blog.livedoor.jp/beziehungswahn/archives/cat_860202.html
[40] En Cell, Volume 145. Issue 7, 24 de junio del 2011. Páginas 1049 – 1061.
http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0092867411005903
[41] Lillycrop, K. A. et al. (2005). “Dietary protein restriction of pregnant rats induces and
folic acid supplementation prevents epigenetic modification of hepatic gene expression in
the offspring”. Journal of Nutrition, 135, 1382-1386. Tateishi, K., et al. (2009). “Role of
Jhdm2a in regulating metabolic gene expression and obesity resistance”. Nature, 458, 757-
761.

[42] http://blog.livedoor.jp/beziehungswahn/archives/cat_860202.html
[43] Krikorian, Robert, et al. (2012). “Dietary ketosis enhances memory in mild cognitive
impairment”. Neurobiol Aging 33(2): 425.e19 – 425.e27.
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3116949/
[44] El hecho donde el ayuno es capaz de modificar la expresión de los genes mediante la
epigenética ha sido registrado de manera concreta en: Kyousuke, Hirano; Minoru, Saitoh
(2014). “Kuufuku ni yoru noukinou seigyo –regulación de la función cerebral con el
hambre”. Brain and Nerve 66 (1): 41-48.
[45] Li, P. et al. (2007). “Amino acids and immune function”. British Journal of Nutrition, 98,
237–252.
[46] Choi, Sang-Woon; Friso, Simonetta (2009). Nutrients and Epigenetics. CRC Press.
[47] ww.abc.es/20110628/cultura/abci-shakespeare-cocainomano-fumaba-marihuana-
201106281641.html
[48] El vino de coca es una bebida alcohólica que combina el vino de uva con el extracto
alcaloide de la coca que es la benzoilmetilecgonina.

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