Santiago Pérez, Lingüística II, Actos de Habla - Searle
Santiago Pérez, Lingüística II, Actos de Habla - Searle
Santiago Pérez, Lingüística II, Actos de Habla - Searle
Consigna:
1. ¿Cuándo se habla de referir y proposiciones analíticas?
4)
En cuanto a las promesas, Searle determina las siguientes condiciones para prometer:
La primera condición es lo que Searle denomina como el “input” y el “output”. Estos
términos se utilizan para cubrir el extenso e indefinido rango de condiciones bajo las cuales
resulta posible cualquier género de comunicación lingüística seria y literal. “Output” cubre
condiciones para hablar inteligiblemente, e “input” cubre las condiciones de comprensión. De
aquí, los hablantes y oyentes saben cómo hablar el lenguaje; son conscientes de lo que están
haciendo, no tienen impedimentos físicos para comunicarse.
La segunda condición aísla la proposición del resto del acto de habla y nos capacita
para concentrarnos sobre las peculiaridades de prometer en tanto que un género de acto
ilocucionario.
La tercera condición, es que en el caso de prometer, se incluye ciertas características
de la preposición. En una promesa debe predicarse un acto de habla que no puede ser un acto
pasado. No se puede prometer el haber hecho algo y no se puede prometer que otra persona
hará algo.
La cuarta condición establece una distinción entre promesas y amenazas. Una
promesa es una garantía de que se te hará algo para ti, no a ti; pero una amenaza es una
garantía de que se te hará algo a ti, no para ti. Una promesa es defectiva si la cosa prometida
es algo que la persona a la que se le promete no desea que se haga, puesto que una promesa
no defectiva debe hacerse con la intención de que sea una promesa y no de que sea una
amenaza o consejo. Además, una promesa requiere una situación que origina la promesa. Una
característica de tal situación parece ser que la persona a la que se le promete quiere que se
haga algo; y el que promete es consciente de ese deseo. Por otra parte, frente a la situación de
decir a un estudiante holgazán de que si no entrega las tareas se le dice: “te prometo que te
daré una mala nota”, Searle dirá que esta no es una promesa auténtica. Esto sería una
amenaza o un conejo. Y Searle se pregunta por qué usamos “prometo” en tal caso. Esto se
debe a que prometer en español se utiliza para marcar un compromiso. Y otro caso sería, por
ejemplo: “No lo hice, te prometo que no lo hice”. En este caso nos encontramos frente a una
enfática negativa, y la promesa cumple la función de reforzar la negación. En resumen, si una
pretendida promesa ha de ser no defectiva, la cosa prometida debe ser algo que el oyente
desea que se haga, o considera es de su interés, o preferiría que se hiciese a que no se hiciese,
etcétera, y el hablante debe ser consciente de creer.
La quinta condición refiere a que una petición carece de objeto si se pidió algo que se
está haciendo o se hará independientemente del pedido.
La sexta condición distingue las promesas sinceras y las promesas insinceras. En las
promesas sinceras, el hablante tiene la intención de llevar a cabo el acto prometido; en el caso
de las promesas insinceras, no tiene la intención de llevar a cabo el acto. En las promesas
sinceras el hablante cree que es posible llevar a cabo el acto; por esto se llama condición de
sinceridad.
La séptima condición consiste en que una promesa debe asumir una obligación de
realizar cierto acto. Si un hablante puede demostrar que no tenía tal intención en una emisión
dada, puede probar que la emisión no era una promesa.
La octava condición consiste en que el hablante tiene la intención de producir cierto
efecto ilocucionario haciendo que el oyente reconozca su intención de producir ese efecto, y
él tiene también la intención de que ese reconocimiento se consiga en virtud del hecho de que
el significado del ítem que emite se asocia convencionalmente con la producción de ese
efecto. El hablante supone que las reglas semánticas de las expresiones emitidas son tales que
cuentan con la asunción de una obligación.
Y la novena y última condición, pretende clarificar que la oración emitida es tal que,
en virtud de las reglas semánticas del lenguaje, se usa para hacer una promesa.
Por otra parte, Searle dice que una promesa insincera carece de la intención de
realizar un acto prometido. De esta manera, una promesa incluye una expresión de una
intuición, ya sea sincera o insincera.
Bibliografía
Searle, John (1991). Actos de habla. Ensayos de filosofía del lenguaje. Edit. Planeta De
Agustini, Barcelona.