Reflexion La Tentacion de Jesus Serafin
Reflexion La Tentacion de Jesus Serafin
Reflexion La Tentacion de Jesus Serafin
Pero, más allá de la película…..en realidad cuál fue la última tentación de Jesús?.
Nadie lo sabe, pero la Biblia si habla de la Primera tentación de Jesús. Es la gran tentación porque
es la única registrada en la Biblia y está registrada con detalles y es sin duda el resumen de toda
una confabulación sin éxito lanzada contra el Hijo de Dios y de esa tentación podemos rescatar
bellas joyas que nos ayudarán a enfrentar las nuestras. Podemos estar seguro que la diferencia
entre la primera y las demás de las tentaciones no fue muy grande ya que el tentador no tiene
muchas variantes en el fondo de sus tentaciones, él varia las formas pero el fondo siempre es el
mismo.
“Hermano, yo no quería caer, pero la tentación fue tan fuerte que no pude soportar. Dios sabe,
que yo no quería pero no pude…esa tentación estuvo más allá de mis fuerzas”. ¿Le suena
familiar?.
¿Jesús fue tentado? La Biblia dice así: “Él fue tentado en todo, pero sin pecar” Hebreos 4:15.
Veamos: Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto.
Allí estuvo cuarenta días y fue tentado por el diablo. No comió nada durante esos días, pasados los
cuales tuvo hambre.
—Si eres el Hijo de Dios —le propuso el diablo—, dile a esta piedra que se convierta en pan. Jesús
le respondió:
Entonces el diablo lo llevó a un lugar alto y le mostró en un instante todos los reinos del mundo.
—Sobre estos reinos y todo su esplendor —le dijo—, te daré la autoridad, porque a mí me ha sido
entregada, y puedo dársela a quien yo quiera. Así que, si me adoras, todo será tuyo.
Jesús le contestó:
El diablo lo llevó luego a Jerusalén e hizo que se pusiera de pie en la parte más alta del templo, y le
dijo:
—Si eres el Hijo de Dios, ¡tírate de aquí! Pues escrito está: “Ordenará que sus ángeles te cuiden.
—También está escrito: “No pongas a prueba al Señor tu Dios” —le replicó Jesús.
Así que el diablo, habiendo agotado todo recurso de tentación, lo dejó hasta otra oportunidad”.
Mateo 4:1-11.
Mateo, Marcos y Lucas hablan de la tentación de Jesús. ninguno de ellos estuvo presente.
¿Entonces, cómo lo supieron?. Sin duda Jesús mismo se los reveló a ellos en preparación, como
lección importante que todo aquel que quiere servir a Dios necesita entender.
No hay tentación sin propósito. Toda tentación tiene un doble propósito. Uno negativo y otro
positivo.
Propósito negativo:
“Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto. Allí
estuvo cuarenta días y fue tentado por el diablo”. Lucas 4:1,2.
El Señor primero fue bautizado y lleno del Espíritu y el Evangelista Marcos agrega que
“Inmediatamente a ser bautizado fue llevado por el Espíritu al Desierto”. El hecho que la
tentación vino a él inmediatamente a su bautismo y a su llenura tiene un profundo significado. El
tentador buscó la oportunidad para obstaculizar en Jesús la realización de la tarea confirmada
para él en el bautismo. La tarea de un ministerio lleno del Espíritu. El tentador trataría de
derrotarlo para llevarlo a la desobediencia a Dios y así convertir su tarea encomendada en una
misión imposible.
El Tentador siempre quiere como lo hizo con el Señor Jesús llevarnos a la desobediencia a vivir
fuera de los principios de Dios.
Propósito Positivo:
“Y fue llevado por el Espíritu al Desierto”. Allí fue tentado. La gran pregunta es: ¿Por qué el
Espíritu lo llevó allí donde sería tentado?.
Nunca olvidemos dos cosas: Primero, Dios controla todo lo que ocurre y segundo, Pruebas,
tentaciones y crisis son herramientas en sus manos para construir el carácter de sus hijos.
Toda tentación tiene además de un propósito negativo diseñado por el tentador, un propósito
positivo permitido por Dios.
El propósito positivo se contempla cuando recordamos que Adam perdió su libertad, su propósito
en la vida y su pureza en una tentación en el jardín según el libro de Génesis y Jesús como el
segundo Adam vencería la tentación en un desierto. Primer propósito positivo fue recuperar en un
desierto lo que el primer hombre al ceder a la tentación perdió en un jardín. Una tentación no es
tan mala cuando se ve desde la perspectiva de Dios . Venciendo la tentación diaria puede ser un
camino para recuperar lo que perdimos en circunstancias mejores por nuestra desobediencia.
Alguien una vez me preguntó: ¿Hay una segunda oportunidad con Dios? Porque yo una vez
cometí un terrible pecado y no me he podido levantar. Le contesté : “Nuestro Dios es Dios de
Oportunidades. Quizás lo perdiste en un jardín y hay una segunda oportunidad, pero vas a tener
que rescatarlo no en un jardín, sino en un desierto, en el desierto de la soledad, la sequedad, el
dolor y la pena, pero allí puedes vencer y allí recuperar lo que perdiste en el jardín”.
Cuando la Biblia dice que “fue llevado para ser tentado por el diablo, la palabra tentado en griego
es:
(πειρασθῆναι, peirasthēnai, aor. pass. inf.) que sugiere: “Propósito” . Jesús experimentaría de esa
manera que el Espíritu no solo nos guía a “Cosas buenas”, sino también a “Confrontar las cosas
malas”. Hay cosas malas que se tienen que confrontar y a veces la tentación experimentada es
una oportunidad no para caer en las cosas malas, sino para confrontarlas y no hay mejor manera
que confrontar la tentación con un definitivo y rotundo NO.
Probablemente en su mente usted dice: “Espere un momento. Me dice que el Espíritu llevó a
Jesús para ser tentado y ¿cómo se reconcilia esa declaración con la expresión de Santiago 1:13
que dice: “Dios no puede ser tentado y Dios no tienta a nadie”.?
No es una contradicción ya que el verbo tentar en griego: (πειράζω, peirazō) es realmente usado
en dos maneras, en un sentido malo y en un sentido bueno. Un sentido malo cuando alguien como
el tentador tienta para hacerme desobedecer y en un sentido bueno cuando Dios nos prueba
para revelar y desarrollar nuestro carácter interno. Porque Dios es soberano, en última instancia
Dios está en control. Un mismo evento puede ser una tentación del tentador y a la vez una prueba
divina para revelar y desarrollar nuestro ser interno.
Un ejemplo de todo esto es el caso de José en el libro de Génesis cuando sus hermanos que
planearon matarlo decidieron venderlo a una caravana de mercaderes y terminó en la cárcel por
no ceder a la tentación, al pasar los años y encontrarse con sus hermanos , José declaró estas
poderosas palabras: “Yo soy José, el hermano de ustedes, a quien vendieron a Egipto. Pero ahora,
por favor no se aflijan más ni se reprochen el haberme vendido, pues en realidad fue Dios quien
me mandó delante de ustedes para salvar vidas”. Génesis 45:4,5.
“Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr
lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente”. Génesis 50:20
Esta fue la clase de tentación o prueba que Dios padre permitió en su hijo Jesús en el desierto, así
como probó a Adam en el jardín y falló y como probó al pueblo de Israel por 40 años en el desierto
y también fallaron. Jesús fue probado por cuarenta días no en un jardín sino en un desierto y
venció y recuperó así lo perdido. De la misma manera tú puedes vencer en el desierto de tu vida
lo que perdiste en el jardín de la prosperidad, éxito o buena familia. Puede ser tuyo otra vez si
vences.
“Examínense para ver si están en la fe; pruébense a sí mismos. ¿No se dan cuenta de que Cristo
Jesús está en ustedes? ¡A menos que fracasen en la prueba! Espero que reconozcan que nosotros
no hemos fracasado. Pedimos a Dios que no hagan nada malo, no para demostrar mi éxito, sino
para que hagan lo bueno, aunque parezca que nosotros hemos fracasado. Pues nada podemos
hacer contra la verdad, sino a favor de la verdad. De hecho, nos alegramos cuando nosotros
somos débiles y ustedes fuertes; y oramos a Dios para que los restaure plenamente” 2 Corintios
13:5-9. NVI.
“ Si eres hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan” Mateo 4:3.
Al final del verso 2 del Capitulo 4 de Mateo dice que “Después de 40 días y 40 noches, Jesús tuvo
hambre”. Sin duda estaba cansado, débil y hambriento. Una persona hambrienta tiene solo una
cosa en mente….comida.
Cuando el tentador le dijo: “Si eres hijo de Dios” no implicaba que lo estaba tentando para probar
que si era el hijo de Dios porque Satanás los sabia. Era un si de asumir y no de dudar. Es como si
yo te dijera: “Si estás yendo a la cafetería, por favor tráeme un café capuchino”. El tentador de
esa manera le decía: “Si eres hijo de Dios, usa tu poder y produce comida, no tienes que esperar
hasta el final, tienes el poder y la habilidad para hacerlo ahora y a tu manera”. Eso es Auto-
Determinación. Es Independencia y voluntad propia.
Es la primera tentación a la cuál estamos sometidos cada día. No depender de Dios, lo sabemos
todo, tenemos experiencia y la habilidad. Gracias Dios Jesús no cedió sino con autoridad le dijo:
¨ Escrito está no solo de pan vivirá el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”
Citó Deuteronomio 8:3. Mateo 4:11 dice: ¨Al terminar la tentación ángeles vinieron y comenzaron
a ministrarle” ¡Qué hermoso cuadro!
Jesús no dijo El Mesías o el hijo de Dios ( refiriéndose a él) no solo de pan vive” . Jesús se identificó
con la raza humana y dijo: ¨No solo de pan vivirá el hombre”. Esta diciendo y yo soy uno de ellos.
Tomándole al pináculo del templo le dijo: “Si eres hijo de Dios arrójate , porque escrito está que
los ángeles te recogerán” Mateo 4:5-7.
Jerusalén en ese tiempo se miraba como el centro del mundo y los judíos creían que el templo
estaba en el centro de la ciudad que era a su vez el centro del mundo.
No hubo pináculo en el templo de Jerusalén, se sugiere más bien lo llevó a una parte alta del
templo.
De esta manera está tentando a Jesús para que él usara la presunción de forzar la mano de Dios
para que lo salvara al lanzarse. Los judíos amaban las señales y milagros espectaculares y esa era
una oportunidad para que Jesús presumiera de cómo Dios lo amaba rescatándolo al tirarse del
templo.
Con autoridad Jesús le dijo: “ No tentarás o pondrás a prueba al Señor tu Dios” Citó Deuteronomio
6:16.
Los hijos de Dios no podemos caer en esa tentación de querer que Dios haga los milagros que a
nosotros se nos ocurran y caer en el papel de hijos de Dios presumidos que a veces hasta damos
órdenes a Dios. Con esta actitud de Jesús frente a esta tentación nos enseña que Dios es Dios, no
puede ser manipulado por su pueblo ni con oraciones, ni con ofrendas ni con servicios que
hagamos a él. Estamos acá para servir a Dios, Dios no es nuestro sirviente.
No podemos usar nuestra tarjeta de crédito para comprar lo que queremos mientras decimos
muy religiosamente: “ Dios me respaldará…Dios no me dejará avergonzado, el proveerá”. Eso es
presunción.
TENTACION A LA SEDUCCIÓN.
La tercera tentación estaba ligada a la seducción “Le mostró todos los reinos del mundo y su gloria
y le dijo: “Todo esto te lo daré si postrado me adorares”. Mateo 4:8-10.
Cuando Mateo dice “Le mostró” usa la palabra (δείκνυμι, deiknymi) que algunas veces tiene la
connotación de explicar, demostrar o convencer.
El tentador tratará de convencer. Pero si estamos seguros en quién hemos creído, venceremos.
Le mostró “Los reinos y su gloria Gloria es en griego (δόξα, doxa) que significa poder, influencia y
fama.
¿En que consistía esa seducción? En, obténgalo ahora, sin precio, sin sufrimiento, sin esperar, sin
procesos, sin caminar tanto. Ahora, solo un gesto de adoración y ¡Listo¡.
El “si eres hijo de Dios” ese “si” es diferente a los otros dos si del verso 3 y 6.
El “si” acá en verso 9 en griego es: (ἐάν, ean) mientras que en los versos 3 y 6 es: (εἰ, ei).. el “si”
del verso 9 sugiere que Satanás no está seguro de la decisión del Señor, pero piensa que
probablemente se arrodillará ante él.
Esta seducción es idolatría. Idolatría es todo aquello que le quita el lugar, el tiempo y la prioridad
a Dios. Muchos están cayendo en esa última tentación. Éxito los arranca de sus hogares y de su
relación con Dios.
Sacrificar convicciones por mejoras salariales, puestos políticos o fama es una sutil seducción.
El Señor con autoridad contesta: “Ponte detrás de mi Satanás, al Señor solo adorarás y al él solo
servirás” ahora cita Deuteronomio 6:13
Es en esta tentación que el Señor lo llama Satanás, que significa adversario. Esta es la primera vez
que en Mateo aparece la palabra Satanás. En otras palabras eres un adversario y no puedes
usurpar el lugar que solo le pertenece a Dios.
Final de Gloria.
El verbo ministrar acá es (διακονέω, diakoneō) que se traduce como “atender sus necesidades”.
Maravillosamente ahora vemos que quién rehusó convertir las piedras en pan, es servido con
comida por los ángeles, quién rehusó tirarse del templo para que los ángeles lo recogieran, ahora
es servido por ángeles y quién rehusó tener los reinos bajo sutil seducción comienza en el mismo
capítulo 4 verso17, a hablar del Reino de Dios.
No cedas a la última tentación que te vendrá, di NO. Cita la Palabra de Dios, mira a Jesús que te
contempla en Gloria y vive bajo la dimensión del Espíritu y verás la gloria de Dios cerca de ti,
recuperarás lo perdido en el jardín y los ángeles te servirán y te fortalecerán. Amén.
“Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le
esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado
a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta
oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo.
En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar
su sangre. Hebreos 12:2-4.
LAS TENTACIONES DE JESÚS
Es común escuchar sermones o leer artículos que tratan de la famosa tentación de Jesucristo en el
desierto, como la describe Mateo 4.1-11. Sin embargo es importante considerar otras ocasiones
en que Jesucristo fue tentado, ocasiones que afectaron seriamente su papel como el Mesías
durante su ministerio terrenal. En esta oportunidad vamos a ver las tentaciones que Jesús sufrió
en cuanto a su poder, su autoridad y su deidad, siendo Getsemaní donde probablemente
experimentó la más grande de sus pruebas.
El capítulo 6 del Evangelio de Juan presenta el milagro más conocido de Jesús, la alimentación de
los cinco mil. Mucho se ha comentado de este milagro, sin embargo es necesario considerar que
este evento no fue sólo una prueba de la manera en que la multitud reaccionó ante Jesús, sino que
también fue una prueba para el Señor mismo. Una de las cosas que motivó la alimentación de los
cinco mil fue la compasión de Jesús, que veía a la gente "como ovejas que no tenían pastor"
(Marcos 6.34).
Para ese largo día todo estaba bien. Era justificable alimentar a toda esa multitud. Sin embargo
ocurrió que al siguiente día la gente de nuevo buscaba apresuradamente a Jesús. ¿Qué querían?
Más pan. Habían entendido que si este Jesús era el Mesías, les daría más pan. Sin embargo el
Señor conocía las intenciones de ellos, y les reprendió diciendo: "De cierto, de cierto os digo que
me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis" (Juan
6.26).
Era una prueba para la multitud (que terminó en su propia decepción - Juan 6.66); pero también la
multitud estaba tentando al Señor. ¿No era Jesús el único que tenía el poder para multiplicar el
pan que podía saciar el hambre de ellos? ¿Por qué no darles más pan? Sin embargo Jesús no
sucumbió a los deseos de la gente. Ejerció la disciplina que aprendió en el desierto. Satanás quería
que el Señor convirtiera piedras en pan para que mostrara el poder que tenía como Hijo de Dios.
Es interesante observar que la respuesta que Jesús le dio al diablo fue muy similar a la
amonestación de Jesús a la multitud (Mateo 4.4; Juan 6.27).
Inmediatamente después de la alimentación de los cinco mil se presentó otra prueba difícil para
Jesús. Juan 6.14,15 dice: "Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho,
dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo. Pero entendiendo Jesús
que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo".
¿Fue fácil para Jesús sacudirse de aquella gente? Aparentemente no. Lo que ellos estaban
pensando era cierto. El era el profeta que había de venir al mundo. Además él era el Rey de Israel.
¿Acaso no lo estaba probando con el gran milagro que acababa de realizar? Y cuando ellos querían
venir para "apoderarse" de él para hacerle rey, en realidad Jesús no estaba temiendo a un acto de
violencia, sino a un acto equivocado. Jesús había de tener claramente en su mente la perspectiva
de su ministerio. El en efecto había nacido para ser el Rey (Juan 18.36,37), pero no como aquella
multitud pretendía.
El resto del capítulo 6 de Juan trata del discurso del pan de vida. Jesús quiere hacer entender a la
multitud que el pan que ellos debían buscar no era el pan material, porque después de saciarse,
volverían a tener hambre, y los exhorta a comer la carne del Hijo del Hombre y a beber su sangre
para que tengan vida eterna (Juan 6.53-55). Con este sermón Jesús ya estaba dando a entender
que su reino no era un reino material sino un reino espiritual.
En cuanto a la última tentación de Jesús, tenemos que ubicarla en Getsemaní. Hace unos años
Martín Scorcese llevó a la pantalla una película denominada "La última tentación de Jesús". La
producción causó un escándalo. El autor no pone la última tentación en Getsemaní sino en la cruz,
en el deseo que Jesús tiene de poseer una mujer para tener hijos, o sea como un anhelo de tener
un hogar, cosa que nunca fue posible durante su vida. (Es interesante el hecho que el coreano Sun
Myung Moon, fundador de una colosal iglesia internacional, que pretende ser "la iglesia
verdadera", declaró que él había venido al mundo a cumplir lo que Jesús no pudo hacer, o sea
casarse y tener muchos hijos. Es probable que por sus pretensiones es que Sun Moon ha sido
acusado de cometer graves y vergonzosos errores.) Esta posición pareció una blasfemia al público
ortodoxo, creyente y apegado a la narrativa auténtica de los Evangelios.
En Getsemaní Jesús sufrió una verdadera agonía. Allí sufrió el abandono de sus propios discípulos
que no pudieron orar con él ni una hora. ¿No representarán los discípulos a la humanidad que deja
solo a Jesús en su agonía?
Si las mujeres hubieran estado en el jardín, otra cosa hubiera sido. Ellas habían acompañado a
Jesús en su ministerio. Ellas le siguieron en la vía crucis (Lucas 23.27), permanecieron junto a la
cruz, y también llegaron primero a la tumba. Pero no, aquí en Getsemaní a Jesús le tocaba
quedarse solo. Era la voluntad del Padre que él afrontara solo la gran decisión de redimir o no al
género humano.
Era indudable que la humanidad de Jesús sufrió aquí grandemente. "Y estando en agonía, oraba
más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra" (Lucas
22.44). Sin embargo no era una prueba sólo para la humanidad de Cristo, puesto que la tentación
más grande fue para su divinidad. ¿No tenía él el poder de salvar de otra forma a la humanidad?
¿No tenía él el poder de hacer descender del cielo doce legiones de ángeles y destruir en un solo
momento el imperio de Satanás? ¿No tenía esta acción más sentido que ser entregado como
víctima inocente en manos de sus enemigos? El no tenía culpa ni obligación alguna de salvar a los
impíos.
Era la repetición de una de las tentaciones que faltaba del desierto. (Las otras dos ya se habían
dado según la narrativa del capítulo 6 de Juan.) Esta última era en Getsemaní. Sí, él tenía autoridad
para pedir el descenso de estas doce legiones de ángeles (o sea un ejército de 72,000) para
cuidarle y protegerle. Si él era el Hijo de Dios, él tenía todo el derecho de solicitar protección para
su Persona. "Escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y en sus manos te sostendrán, para
que no tropieces con tu pie en piedra" (Mateo 4.6).
Si la tentación en cuanto al poder y la autoridad de tal magnitud como la que sufrió Cristo hubiera
venido a un cristiano común, un mero hombre, nunca hubiera sido una prueba tan grande. ¿Para
qué querría un cristiano humilde poseer y gobernar todos los reinos de este mundo y su gloria?
¿De dónde sacaría la inteligencia para dominar un imperio mundial? Sólo un maniático como Hitler
aceptaría tal proposición. (Y en efecto, Hitler era como un demonio encarnado que se lanzó a
dominar el mundo con la intención de instalar un reino que supuestamente duraría mil años.)
Sólo un Dios (o un demonio) son capaces de ser tentados con semejante megalomanía. Pero esa
tentación ocurrió en Getsemaní. El problema no era sólo que la humanidad fuera salvada, sino que
el mismo Hijo de Dios abdicara de su fidelidad al Padre y por su cobardía cayera en las manos
diabólicas del Príncipe de las Tinieblas. Y la única manera de evitar esto era seguir el camino de la
cruz.
La omnipotencia de Dios no se vio en la cruz, pues la cruz fue el reverso de la misma. La cruz fue la
humillación del Hijo de Dios. La supereminente grandeza del poder de Dios no se vio en la cruz
sino en la resurrección de Jesucristo (Efesios 1.19,20). El poder de Dios se alejó del momento del
sacrificio del madero porque así será necesario. Lo que parecía la ausencia de Dios en la cruz fue la
toda presencia de Dios en la resurrección. Este fue el proceso divino.
¿Qué aprendemos de las tentaciones de Jesús? Aprendemos que a este mundo no se puede entrar
sin confrontar los poderes de las tinieblas que se oponen a toda obra de Dios. Observamos que las
estrategias de Satanás consisten en poner las cosas esplendorosas de este mundo fáciles de
obtener sin tener que hacer ningún sacrificio. Aprendemos que cuando un cristiano tiene bien
definido el camino de Dios que debe seguir por delante, su tarea es no distraerse con las
tentaciones de este mundo, y procurar llegar con éxito a la meta del supremo llamamiento en
Cristo Jesús.