Creer y Saber. Joseph Ratzinger

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CREER Y SABER: FE Y CIENCIA.

JOSEPH RATZINGER

Auguste Comte sentenció que la conciencia humana ha pasado por estados


diferentes, a saber: del teológico-mágico, a través del metafísico-absoluto, ha
llegado a la mentalidad positiva; estado en el que él considera se puede llegar
verdaderamente a la realidad. Desde el punto de vista teológico, el hombre se ha
hecho muchas preguntas que lo han llevado a abordar el tema de Dios, sobre todo
desde el aspecto bíblico. Por ejemplo, ¿realmente la creación del mundo y del
hombre se dio del modo como lo narra la Biblia? Visto bajo el aspecto positivista
esto no sucedió así, pues las investigaciones científicas han arrojado datos diferentes
a los contenidos en las Sagradas Escrituras. Por este motivo, la ciencia moderna ha
llegado a decir que Dios ya no es necesario para la comprensión del mundo, pues la
mentalidad positiva lo ha reemplazado. Por lo tanto, al rechazar la narración de la
creación ya mencionada, también se estaría desechando lo concerniente a la caída
del hombre y, junto con ésta, a la redención misma del hombre por parte de Dios. El
problema estriba en que no se llega a comprender que la narración bíblica no es una
cuestión científica, a manera de teoría; más bien, se trata de comprender la realidad
de las cosas, la verdad de aquello que escapa a los sentidos y a la razón del hombre.
El positivismo tiene la pretensión de ser el único medio en el que se muestra toda la
realidad existente, pues piensa que sólo es real aquello que es comprobable por los
sentidos. Por esta razón, todos los relatos maravillosos del antiguo testamento son
considerados como obsoletos y faltos de fundamentos. En el caso del nuevo
testamento, el problema se dará en la persona de Jesús de Nazaret, a quien la fe
cristiana considera como el Hijo de Dios, en quien se decide el destino de toda la
humanidad. Dicha fe lo declara como verdadero Dios, pero también como verdadero
hombre; pero, ¿es posible que Dios sea un hombre y Dios a la vez? Este tipo de
cuestiones, en donde la fe es necesaria, es lo que molesta al hombre actual, pues con
la sola razón no puede encontrar respuesta. Sin embargo, ante esta situación, no
todos los hombres abandonan la fe, pues por medio de ésta se puede encontrar,
aunque no del todo, respuesta a dichas situaciones; aunque la misma fe se puede
volver para el creyente como una carga al exigirle creer en lo que no percibe. Sin
embargo, cabe señalar que la fe no es un sistema de verdades que lleve al creyente a
decir “yo creo en”, sino que, por medio de un “yo te creo”, lo lleve a la adhesión a
Dios quien se ha manifestado en Cristo, y así vivir confiado en la certeza de que
Dios es como Jesús de Nazaret, y en Él nos ha mostrado aquella verdad y realidad
sobre el mundo y el hombre que la investigación científica no puede mostrar por sí
sola.
PREGUNTAS DEL EXPOSITOR

¿Las pruebas científicas contradicen las verdades aceptadas por la fe?

No es que las contradiga, sino que algunas se abordan de maneras distintas; por
ejemplo, la creación del mundo: en ambos casos se coincide en que el mundo tuvo
un inicio; lo que difiere es la forma de presentarlo. Sin embargo, hay cosas que
parecerán contradictorias entre ambas, pues hay situaciones de la realidad que
escapan a las pruebas científicas, sobre todo lo relacionado con la espiritualidad del
hombre.

¿Es la fe sólo una “opción sin fundamentos”?

Para la ciencia moderna sólo tiene fundamento aquello que es constatable por medio
de las investigaciones científicas; sin embargo, es un hecho que las ciencias
positivas no alcanzan a abordar toda la realidad en cuanto tal. Por ejemplo, la
biología sólo ha podido comprender el aspecto físico del hombre, pero no el
espiritual; con la psicología se ha pretendido comprender esta parte, pero no es una
ciencia positiva pues no arroja datos exactos e idénticos para todos los hombres. En
el caso de la fe, los fundamentos son diferentes a los del positivismo, pues no se
basan en meros datos constatables por la sola razón; más bien hay un solo
fundamento: la persona de Jesús de Nazaret, revelación de Dios al hombre, en quien
el creyente pone toda su confianza mediante el “yo te creo”. Por lo tanto, no es que
la fe sea una “opción sin fundamentos”, sino que su fundamento es distinto a los de
las ciencias positivas.

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