Perdidas de Carga
Perdidas de Carga
Perdidas de Carga
La pérdida de carga que tiene lugar en una conducción es la pérdida de energía dinámica del fluido debido a la
fricción de las partículas del fluido entre sí y contra las paredes del conducto que las contiene. Las pérdidas
pueden ser continuas, a lo largo de conductos regulares, o accidentales o localizadas, debido a circunstancias
particulares, como un estrechamiento, un cambio de dirección, la presencia de una válvula, etc.
Podemos pues distinguir entre dos tipos de pérdidas de carga, pérdidas primarias y pérdidas secundarias.
Pérdidas primarias
Se producen cuando el fluido se pone contacto con la superficie del conducto. Esto provoca que se rocen unas
capas con otras - flujo laminar - o de partículas de fluidos entre sí - flujo turbulento -.
El cálculo de la pérdida de carga en un circuito de fluido térmico es esencial. Si nos ceñimos al fluido térmico
como el fluido a considerar, nos permite diseñar el diámetro de las tuberías de forma correcta para que cada
aparato consumidor reciba el caudal requerido para su proceso productivo. El cálculo es asimismo necesario
para poder realizar una selección adecuada de la bomba de recirculación principal de la instalación o de las
bombas de circuitos secundarios.
Dentro de este apartado, debemos considerar también las pérdidas de carga que se producen en los propios
puntos consumidores - intercambiadores, reactores - o en la caldera.
También es necesario el cálculo de la pérdida de carga en el circuito de humos de una caldera para la
determinación correcta del quemador que debe instalarse. Esta pérdida de carga, es lo que se denomina
habitualmente como sobrepresión de la caldera, siendo en este caso el fluido que circula, los gases de
combustión.
Finalmente, y también con los gases de combustión como fluido a considerar, debemos calcular las pérdidas
de carga que se producen en el conducto de evacuación de humos – chimenea -, a fin de determinar el
diámetro más satisfactorio de la misma y su altura, y si las pérdidas de carga halladas pueden ser soportadas
por el propio tiro de la chimenea o deben serlo parcialmente por el ventilador del quemador.
Un cálculo erróneo de la pérdida de carga en cualquier de estos apartados, que conforman una instalación de
fluido térmico, no sólo afectará a la producción y a su calidad, sino que puede representar a medio plazo
graves problemas en el funcionamiento de la caldera, o inclusive – especialmente en los casos de selección de
quemador y dimensionado de chimenea -, la imposibilidad de la puesta en marcha de la misma.
Todos estos cálculos, dada su especificidad, deben ser realizados por técnicos especialistas, ya sea de la
ingeniería responsable del proyecto, del fabricante de los equipos o del instalador.
A continuación mostramos las principales fórmulas usadas en estos cálculos, aunque algunas de ellas no son
quizás, las más indicadas para instalaciones de fluido térmico, aunque sí son útiles para instalaciones
auxiliares o secundarias, ya sean de agua caliente o de combustible líquido o gaseoso.
Esperamos que sirvan por un lado para dar a entender la complejidad de dichos cálculos y su importancia en
el correcto funcionamiento de una instalación de fluidos, y por otro, como compendio o recordatorio a quienes
ya están familiarizados con este tema.
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Fórmulas
Gracias a la informática, el cálculo de la pérdida de carga en instalaciones, es hoy en día bastante asequible,
basándose todos los softwares y hojas de cálculo, en las fórmulas empíricas que vemos a continuación y que
son las más conocidas, empleadas y exactas en la ingeniería hidráulica.
En todas ellas podemos ver que hay dos factores que son siempre necesarios e importantes. Por un lado, el
tipo de tubería del conducto, material, acabado y por tanto su rugosidad. La velocidad del fluido, ya sea
expresado directamente como tal o a través del número de Reynolds es el otro factor determinante en todas
las expresiones.
Pérdidas primarias
Para las pérdidas primarias, las fórmulas más conocidas y empleadas son:
Darcy-Weisbach
Manning
Hazen-Williams
Scimeni
Scobey
En todas estas fórmulas, se supone que la tubería es de sección circular. Sin embargo, pueden ser utilizados
para tuberías de secciones no circulares, mediante el empleo del llamado diámetro hidráulico. Utilizando éste
término se puede estudiar el comportamiento del flujo de la misma forma como si fuera una tubería de sección
circular.
El diámetro hidráulico, Dh,
4× A
D h= (1)
P
Donde
π × D4 π× D D
a2 4 ×a a
2× a ×b
a×b 2 ( a+b )
a+ b
π × ( D 21−D 22 )
π × ( D1 + D2 ) D1−D2
4
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Darcy-Weisbach
Sin duda, la fórmula más exacta para cálculos hidráulicos es la de Darcy-Weisbach y es la más adecuada para
instalaciones de fluido térmico.
L v2
h=f × ( )( )
D
×
2×g
(2)
Q2
h=0.0826 × f × ( )
D5
× L(3)
En donde:
v: velocidad (m/s)
D: diámetro (l)
ρ : densidad del fluido (kg/m3)
μ : viscosidad del fluido (N·s/m2)
ε : rugosidad absoluta (l)
εr, rugosidad relativa de las paredes de la tubería, adimensional es ε r = ε / D
Como ya hemos indicado anteriormente, las características del material del conducto, y su estado son
determinantes en la resistencia que el fluido encuentra y por tanto en la pérdida de carga que se produce.
Colebrook-White
Blasius
Prandtl y Von-Karman
Nikuradse
Moody
Churchill
Swamee-Jain
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Blasius . Propone una expresión en la que el coeficiente de fricción f, viene dado en función del
número de Reynolds, y es válida para tubos lisos, en los que la rugosidad relativa ε r no afecta al flujo
en donde la subcapa laminar elimina las irregularidades.
1 2.51
√f
=−2 × log (
ℜ× √ f
(5) )
Nikuradse propone una ecuación válida para tuberías rugosas
1 εr
√f
=−2 × log (
3.71 × D )
(6)
Colebrook-White agrupan las expresiones de Prandtl-Von Karman y de Nikuradse en una sola, que es
además válida para todo tipo de flujos y rugosidades.
Es la más exacta y universal, pero el problema radica en su complejidad y que para la obtención del
coeficiente de fricción f, es necesario el uso de métodos iterativos
1 εr 2.51
√f
=−2 × log(3.71 × D
+ )(
ℜ ×√ f
(7))
La norma UNE 149201:2008, referencia para el cálculo de las instalaciones de agua, indica que el
factor de fricción debe obtenerse a partir de la ecuación de Colebrook-White.
El campo de aplicación de esta fórmula se encuentra en la zona de transición de flujo laminar a flujo
turbulento y flujo turbulento.
Para números de Reynolds muy grandes el segundo sumando situado dentro del paréntesis de la
ecuación de Colebrook-White es despreciable. En este caso la viscosidad no influye en la práctica a la
hora de determinar el coeficiente de fricción, este únicamente depende de la rugosidad relativa de la
tubería. Esto se manifiesta en el diagrama de Moody – ver Fig.1 - en que en la curva para valores
elevados de Reynolds se convierte en una recta horizontal.
Churchill
0.9
1 εr 7
√f
=−2 × log (( ) ( ) )
3.71
+ ℜ ( 8)
Swamee-Jain
El cálculo realizado es directo, sin iteraciones. Se puede catalogar como una ecuación explícita para el
cálculo del factor de fricción. La ecuación ofrece resultados muy parecidos a la de Colebrook-White
0.25
f= 2
(9)
ε 5.74
( (
log r + 0.9
3.7 ℜ ))
Si el número de Reynolds es muy grande, en flujo completamente turbulento, se puede simplificar el
segundo fraccionario del paréntesis en el denominador, quedando la expresión:
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0.25
f= 2
(10)
k/ D
( ( ))
log
3.7
En
la
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Tabla 2 se muestran algunos valores de rugosidad absoluta para distintos materiales
Material ε (mm)
Plástico (PE, PVC) 0,0015
Fundición asfaltada 0,06- 0,18
Poliéster reforzado con fibra de vidrio 0,01
Fundición 0,12-0,60
Tubos estirados de acero 0,0024
Acero comercial y soldado 0,03-0,09
Tubos de latón o cobre 0,0015
Hierro forjado 0,03-0,09
Fundición revestida de cemento 0,0024
Hierro galvanizado 0,06-0,24
Fundición con revestimiento bituminoso 0,0024
Madera 0,18-0,90
Fundición centrifugada 0,003
Hormigón 0,3-3,0
Manning
Las ecuaciones de Manning se suelen utilizar para el cálculo de pérdidas de carga en canales. Para el caso de
las tuberías son válidas cuando el canal es circular y está parcial o totalmente lleno, o cuando el diámetro de la
tubería es muy grande. Uno de los inconvenientes de la fórmula es que sólo tiene en cuenta un coeficiente de
rugosidad (n) obtenido empíricamente, y no las variaciones de viscosidad con la temperatura.
La expresión es la siguiente:
2 Q2
h=10.3× n × × L(11)
D 5.33
En donde:
El cálculo del coeficiente de rugosidad "n" es complejo, ya que no existe un método exacto. Para el caso de
tuberías se pueden consultar los valores de "n" en tablas – ver Tabla 3 -. Algunos de esos valores se resumen
en la siguiente tabla:
Material n
Plástico (PE, PVC) 0,006-0,010
Fundición 0,012-0,015
Poliéster reforzado con fibra de vidrio 0,009
Hormigón 0,012-0,017
Acero 0,010-0,011
Hierro galvanizado 0,015-0,017
Revestimiento bituminoso 0,013-0,016
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Hazen-Williams
El método de Hazen-Williams es uno de los más conocidos y empleados, ya que la fórmula a emplear es
sencilla y su cálculo es simple debido a que el coeficiente de rugosidad "C" no es función de la velocidad ni del
diámetro de la tubería. Sin embargo, sólo es válido para tuberías de fundición y de acero, siendo el fluido
circulante agua, y con temperaturas entre 5 ºC y 25 ºC.
Q 1.852
h=10.674 × × L ( 12 )
C1.852 × D 4.78
En donde:
Material C
Asbesto cemento 140
Hierro galvanizado 120
Latón 130-140
Vidrio 140
Ladrillo de saneamiento 100
Plomo 130-140
Hierro fundido, nuevo 130
Plástico (PE, PVC) 140-150
Hierro fundido, 10 años de edad 107-113
Tubería lisa nueva 140
Hierro fundido, 20 años de edad 89-100
Acero nuevo 140-150
Hierro fundido, 30 años de edad 75-90
Acero 130
Hierro fundido, 40 años de edad 64-83
Acero rolado 110
Concreto 120-140
Lata 130
Cobre 130-140
Madera 120
Hierro dúctil 120
Hormigón 120-140
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Hagen-Poiseuille
Es una fórmula válida para el cálculo de pérdidas de carga de fluidos a velocidades muy bajas – flujo laminar -,
en conductos cilíndricos. Ello es debido a que el perfil de velocidades en una tubería tiene una forma parecida
a una parábola, en donde la velocidad máxima se halla en el eje del tubo y la velocidad es cero en la pared del
tubo, pudiéndose despreciar las pérdidas por rozamiento con la pared, minimizando la rugosidad del conducto
y por tanto las características del material del mismo.
De esta forma, la pérdida de energía – pérdida de carga - es proporcional a la velocidad media, y por tanto al
número de Reynolds – fórmula (15).
Recordamos que se considera flujo laminar cuando el número de Reynolds – fórmula (14) es inferior a 2040 -.
Para números de Reynolds superiores, se considera el flujo turbulento . Sin embargo, el número de Reynolds
crítico que delimita flujo turbulento y laminar depende de la geometría del sistema.
Ver en el diagrama de Moody – Fig 1 -, zonas de flujo según el número de Reynolds y la rugosidad.
La expresión de Hagen- Poiseuille es:
64 L v2
h= ℜ ×
D ( )(
× media (13)
2× g )
En donde:
v media × D × ρ
ℜ= (14 )
η
Si comparamos la expresión de Hagen-Poiseuille (13), con la fórmula de Darcy-Weisbach (2), podemos ver
que son idénticas si consideramos el coeficiente de fricción f como
64
f = ℜ (15)
Scimeni
Se emplea exclusivamente para tuberías de fibrocemento, estando pues el coeficiente de rugosidad integrado
en la expresión, no siendo la fórmula válida para otros tipos de materiales distintos al fibrocemento.
La fórmula es la siguiente:
−04 Q1.786
h=9.84 × × L(16)
D 4.786
En donde:
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Scobey
Se emplea fundamentalmente en tuberías de aluminio con flujos en la zona de transición a régimen turbulento
– ver en el diagrama de Moody, Fig 1, las diferentes zonas de flujo según el número de Reynolds -.
Al igual que en la fórmula de Scimeni, la expresión sólo es válida para tuberías del material especificado.
La ecuación es:
−03 Q 1.9
h=4.098 × K × 1.1 × L(17)
D
En donde:
Material K
Acero galvanizado 0,42
Acero 0,36
Aluminio 0,40
Fibrocemento y plásticos 0,32
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Pérdidas de carga en singularidades
Además de las pérdidas de carga por rozamiento, se producen otro tipo de pérdidas que se originan en puntos
singulares de las tuberías (cambios de dirección, codos, juntas...) y que se deben a fenómenos de turbulencia.
La suma de estas pérdidas de carga accidentales o localizadas más las pérdidas por rozamiento dan las
pérdidas de carga totales.
En la actualidad, la mayoría de fabricantes de valvuleria, proporcionan información sobre las pérdidas de carga
de sus productos de forma extensa, incluyendo por ejemplo, gráficas de pérdida de carga – Fig 2 -, en función
de la abertura de la válvula.
Estas gráficas facilitan el llamado coeficiente de caudal - Kv en unidades métricas, Cv en unidades imperiales
-, que por la expresión (18) nos permite obtener la pérdida de carga de la válvula
Q2
h= (18)
K 2v
En donde
En
Fig 2. Gráfico de pérdida de carga de una válvula manual facilitado por el fabricante. Nos indica
el valor Kv según los giros realizados al volante de la misma – Handwheel rotations -, y por
tanto su grado de apertura
caso de no disponer de esta información, o para cálculos de singularidades de tubería, como codos,
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reducciones, etc., podemos considerar dos métodos de cálculo de las pérdidas de carga secundarias. Por el
llamado método del factor K, y por medio del método de la longitud equivalente.
Factor K
Salvo casos excepcionales, las pérdidas de carga localizadas sólo se pueden determinar de forma
experimental, y puesto que son debidas a una disipación de energía motivada por las turbulencias, pueden
expresarse en función de la altura cinética corregida mediante un coeficiente empírico, llamado factor K.
Este coeficiente depende pues del tipo de singularidad y de su forma geométrica básicamente y es
parecido al coeficiente de caudal facilitado por los fabricantes de válvulas, aunque mucho más generalista
y aproximado.
La ecuación fundamental de las pérdidas secundarias por medio del factor K, tiene por expresión
v2
h=K × (19)
2× g
En donde
Singularidad Factor K
Válvula esférica (totalmente abierta) 10
Válvula en ángulo recto (totalmente abierta) 5
Válvula de seguridad (totalmente abierta) 2,5
Válvula de retención (totalmente abierta) 2
Válvula de compuerta (totalmente abierta) 0,2
Válvula de compuerta (abierta 3/4) 1,15
Válvula de compuerta (abierta 1/2) 5,6
Válvula de compuerta (abierta 1/4) 24
T por salida lateral 1,80
Codo a 90º de radio corto (con bridas) 0,90
Codo a 90º de radio normal (con bridas) 0,75
Codo a 90º de radio grande (con bridas) 0,60
Codo a 45º de radio corto (con bridas) 0,45
Codo a 45º de radio normal (con bridas) 0,40
Codo a 45º de radio grande (con bridas) 0,35
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Longitud equivalente
Este método, sin duda el más antiguo, consiste en asignar una longitud de tubería cilíndrica que se
supone produce en el sistema una pérdida de carga de valores similares. A asignación de la longitud
equivalente, depende del tipo de singularidad y de su diámetro y se encuentra especificado en tablas –
ver Tabla 7 -.
Sin embargo, no tiene por ejemplo, en consideración el estado de una válvula. Si se halla totalmente
abierta, parcialmente cerrada, etc., por lo que no es en la actualidad un método excesivamente
empleado.
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