La Prenda Sin Transmisión de Posesión en México
La Prenda Sin Transmisión de Posesión en México
La Prenda Sin Transmisión de Posesión en México
ht
m
I. PREÁMBULO
Una economía moderna requiere que todos los agentes económicos puedan disponer
del crédito para desarrollar actividades comerciales e industriales, sobre todo las
pequeñas y medianas empresas. La experiencia en otros países y algunos estudios
realizados en América Latina indican que una economía debe promover el uso de
garantías sobre bienes muebles para hacer accesible el crédito, aumentar el capital
disponible, reducir el costo respectivo, fomentar la inversión, y de esa manera
incrementar de forma considerable la producción, el empleo y, consecuentemente, el
producto interno bruto.
México y otros países no han aprovechado los beneficios citados con anterioridad para
el crédito, ya que las garantías sobre bienes muebles se ven limitadas por los
regímenes jurídicos o la situación que prevalece en los mercados financieros, como las
altas tasas de interés y en ocasiones la falta de disposición de la banca y los grandes
comercializadores e industriales para innovar mecanismos crediticios. Estas
limitaciones hacen que se exijan por lo general garantías inmobiliarias donde el
acreedor tiene mayor certeza en la recuperación del crédito otorgado. Poca es la
importancia de los créditos garantizados con bienes muebles, y menos aún cuando no
implican su entrega material al acreedor. Este tipo de garantía no parece
proporcionarle al acreedor la misma certeza, tanto por su movilidad, fácil lapidación,
depreciación con el transcurso del tiempo, así como su difícil identificación, reposición,
adjudicación y venta, entre otros.
2. Principios esenciales
Para que la prenda sin transmisión de posesión funcione adecuadamente, deberá
contemplar varios principios esenciales, entre ellos:
a) Que un crédito pueda ser garantizado con bienes muebles sin transmisión de
posesión para el deudor, entendiendo por dichos bienes todo tipo de derechos,
sean presentes o futuros.
Por otro lado, existen otros mecanismos que tienen efectos equivalentes a la prenda
sin transmisión de posesión, como los contratos de consignación, de compraventa con
reserva de dominio, de arrendamiento financiero y los fideicomisos. No obstante,
ninguno de éstos proporciona certeza jurídica al acreedor, ya que en la mayoría de los
casos los gravámenes están ocultos y no gozan de publicidad alguna a través de un
registro.
Durante los primeros meses de 1999, la Secretaría de Hacienda elaboró con algunos
especialistas un Anteproyecto de Ley Federal de Garantías de Crédito que el titular del
Ejecutivo Federal envió como iniciativa al Congreso de la Unión el 7 de abril de ese
año. La iniciativa propuso la creación de dos nuevas figuras en el derecho mexicano: el
fideicomiso de garantía y la prenda sin desplazamiento o transmisión de posesión. El
objeto era promover el acceso al crédito de las pequeñas y medianas empresas, y
propiciar el desarrollo equilibrado entre deudores y acreedores; en materia prendaria,
la iniciativa autorizaba al deudor a mantener la posesión y a usar, transformar y
vender los bienes muebles, así como a garantizar con éstos cualquier obligación,
aunque con algunas limitaciones.
b) La garantía no era efectiva frente a los créditos laborales y fiscales, los casos
de concurso, suspensión de pagos y quiebra.
1. Que un crédito pueda ser garantizado con bienes muebles sin transmisión
de posesión para el deudor, entendiendo por dichos bienes todo tipo de
derechos, presentes o futuros
Desde un punto de vista formal, el artículo 365 de dicho ordenamiento indica que el
contrato correspondiente deberá constar por escrito, y cuando la operación supere un
umbral de doscientos cincuenta mil unidades de inversión (a mayo de 2003, UDI =
3.27 pesos o 32 centavos de dólar estadounidense), aproximadamente ochenta mil
dólares estadounidenses, las partes deberán ratificar sus firmas ante un fedatario
público.
Las diversas fracciones del artículo 355 de la Ley enumeran como susceptibles de ser
otorgados en prenda no sólo los bienes y derechos que conforman el patrimonio del
deudor, sino también los que adquiera con fecha posterior, los frutos y productos
pendientes, y los bienes transformados o de reemplazo, incluido el dinero recibido por
su venta o la indemnización que corresponda en caso de que éstos se dañen o
destruyan.
En el mismo sentido, la fracción I del artículo 356 autoriza al deudor para transformar
los bienes objeto de la garantía, combinarlos con otros y fabricar nuevos, siempre que
éstos no disminuyan su valor y pasen a formar parte de la garantía en favor del
acreedor. Por otra parte, la fracción III de dicho artículo le otorga al deudor prendario
el derecho de enajenar los bienes en el curso normal de sus actividades, siempre y
cuando el comprador sea de buena fe.
El artículo 358 de la Ley contempla un tratamiento de excepción, por medio del cual un
deudor que ha constituido una garantía prendaria sin transmisión de posesión sobre
todos sus bienes existentes y futuros, puede contratar con un segundo acreedor otro
crédito y otorgar a éste una prelación y una garantía específica sobre los bienes
adquiridos con esos recursos. Esto es esencial, ya que de otra manera un deudor
podría quedar subordinado a un sólo acreedor y a las condiciones que éste le
impusiese.
La fracción III del artículo 356 de la Ley le otorga al deudor prendario el derecho de
enajenar los bienes muebles objeto de la garantía a adquirentes de buena fe en el
curso normal de sus operaciones; el consumidor está protegido dado que cesan los
derechos de persecución del acreedor sobre esa garantía y quedan en prenda los
bienes o derechos que el deudor reciba o tenga derecho a recibir como pago.
De acuerdo con el artículo 373 de la Ley, el adquirente de mala fe es aquel que compra
los bienes en condiciones que se apartan de las normales o prevalecientes en el
mercado o de los usos comerciales. Adicionalmente, se establecen algunas limitaciones
en el artículo 374 de la Ley respecto de la posible venta de los bienes en función de la
relación del deudor con personas determinadas (parentesco, socios, administradores,
empleados y otros acreedores). No obstante, en ambos casos se puede solicitar y
obtener la autorización del acreedor para permitir esas operaciones; hecha la solicitud,
el acreedor cuenta con un plazo para responder, y si no lo hace se entiende que no
tiene inconveniente.
Así, todos los actos relativos a la constitución, modificación, extinción, cesión y las
resoluciones judiciales sobre cancelaciones de la prenda sin transmisión de posesión
deben inscribirse en el registro mencionado y, en los casos que proceda y lo señale
expresamente la legislación, en un registro especial; tal es el caso de aeronaves y
embarcaciones.
Los artículos 20 y subsecuentes del Código precisan que el Registro operará con un
programa informático y con una base de datos central interconectada con las bases de
datos de sus oficinas ubicadas en las entidades federativas. Al ser México un régimen
federal, la operación del Registro Público está descentralizada; tanto la Secretaría de
Economía como las autoridades responsables del Registro Público de la Propiedad en
las entidades federativas y en el Distrito Federal lo administran, para lo cual se han
celebrado 29 convenios de coordinación de un total de 32 que se requieren, y se ha
capturado casi el 80% de la información disponible, la cual está en proceso de revisión.
Las entidades federativas han comenzado a utilizar el sistema del Registro Público de
Comercio para efectos de sus similares estatales en materia de propiedad. Se estima
que en el 2004 se tendrá toda la información integrada en la base de datos central.
Debido a que el objetivo es que el deudor ponga a disposición del acreedor los bienes
objeto de la garantía, éste debe realizar un requerimiento formal por medio de un
fedatario público, que a su vez da fe de su entrega material y expide un acta
pormenorizada que detalla el inventario. El acreedor queda como depositario judicial
hasta que se rea-lice la venta de los mismos.
En caso de que el deudor se opusiera a entregar los bienes, al pago del crédito o no se
pudieran poner de acuerdo en quién va a realizar el avalúo, o cuando éste no fuere
posible, se da por terminada esta vía y se procede por la judicial.
Para iniciar esta vía, el acreedor debe presentar un escrito de demanda y acompañar el
contrato con un informe o estado de cuenta sobre el saldo que el deudor debe cubrir;
si el acreedor es un banco, el estado de cuenta debe ser certificado.
Adicionalmente, existen otros aspectos que podrían ser modificados para reforzar el
esquema de constitución de garantías prendarias sin transmisión de posesión. Algunos
de ellos no han sido tomados en consideración en el Proyecto de nueva Miscelánea de
Garantías de Crédito ni lo fueron en su similar de 2000, en lo que respecta de la Ley de
Títulos y Operaciones de Crédito:
a) Artículos 348 y 359. Necesidad de precisar el carácter presente y futuro de la
obligación garantizada cuando ésta es una línea de crédito. Si bien en el texto
de los artículos citados la garantía prendaria es susceptible de cambiar
constantemente, faltaría precisar en el artículo 348 la posibilidad de garantizar
operaciones futuras revolventes, o con ciertos plazos o condiciones, para llevar
a cabo su disposición -como las líneas de crédito- a fin de evitar cualquier
situación contraria a esos propósitos; como se comentó, el artículo 359 permite
garantizar obligaciones futuras pero sujeta su ejecución a ciertas condiciones.
e) Artículo 373. Calificación de la mala fe. El artículo 356, fracción III, califica la
buena fe respecto de adquirentes que compran bienes de un deudor en el curso
normal de la actividad preponderante de éste (bienes de consumo). Para evitar
confusiones e interpretaciones diversas sobre el concepto de mala fe, se
debería precisar que el adquirente, además de saber de la existencia del
gravamen, compre los referidos bienes fuera del curso normal de la actividad
preponderante del deudor. Ello eliminará la posibilidad de que un acreedor
invoque que un adquirente tenía conocimiento o "debió conocer" de la
existencia de la garantía; la seguridad provista compensaría cualquier situación
que pudiere perpetrarse en casos o situaciones aisladas.
V. CONCLUSIONES
https://bdg.com.mx/prenda-sin-la-transmision-de-la-posesion/
https://krestoncsm.com/ejecucion-del-contrato-de-prenda-sin-transmision-de-posesion/
Asimismo, en lo que respecta a la prenda mercantil, el Código de Comercio contempla dos modalidades
para que se lleve a cabo, siendo estas la prenda con transmisión de posesión y la prenda sin transmisión
de posesión.
Para que la prenda sin transmisión de posesión funcione adecuadamente, deberá contemplar varios
principios esenciales, entre ellos:
a. Que un crédito pueda ser garantizado con bienes muebles sin transmisión de posesión para el
deudor, entendiendo por dichos bienes todo tipo de derechos, sean presentes o futuros.
b. La extensión automática de la garantía sobre otros bienes adquiridos con posterioridad, así como
nuevas generaciones de bienes del deudor, que sustituyan a los bienes originalmente prendados
(de reemplazo o transformados).
c. La necesidad de proteger al deudor y segregar por ministerio de ley los bienes futuros que sean
adquiridos por el deudor en virtud de un crédito otorgado por un segundo acreedor, quien podrá
beneficiarse de la constitución de una prenda sin transmisión de posesión distinta de la primera.
d. La ejecución efectiva de los bienes objeto de la garantía, de reemplazo o transformados en caso
de incumplimiento del deudor.
Ahora bien, para poder ejecutar ambas prendas, se puede realizar de dos maneras: mediante un
procedimiento extrajudicial de ejecución de garantías o mediante el procedimiento judicial para la
ejecución de las mismas. A continuación se explicará brevemente como funciona cada uno de ellos.
Este procedimiento es opcional y no es necesario agotarlo para iniciar la instancia judicial según lo que
disponen los artículos 1414 bis (mil cuatrocientos catorce bis) a 1414 bis 6 (mil cuatrocientos catorce bis
seis) del Código de Comercio. Esta vía es la idónea cuando no existe controversia alguna entre las partes
sobre la exigibilidad del crédito, su monto y la entrega de los bienes objeto de la garantía. Para iniciarlo
se realiza un avalúo de los bienes a través de un perito que puede ser designado por las partes en el
contrato o en un momento posterior.
En el caso de la prenda sin transmisión de posesión, y debido a que el objetivo es que el deudor ponga a
disposición del acreedor los bienes objeto de la garantía, éste debe realizar un requerimiento formal por
medio de un fedatario público, que a su vez da fe de su entrega material y expide un acta
pormenorizando que detalla el inventario. El acreedor queda como depositario judicial hasta que se
realice la venta de los mismos.
En caso de que el deudor se opusiera a entregar los bienes, al pago del crédito o no se pudieran poner de
acuerdo en quién va a realizar el avalúo, o cuando éste no fuere posible, se da por terminada esta vía y se
procede por la vía judicial.
Procedimiento judicial en ejecución de garantías otorgadas mediante prenda sin transmisión de posesión.
Para iniciar esta vía, que se encuentra regulada del artículo 1414 bis 7 (mil cuatrocientos catorce bis
siete) al 1414 bis 20 (mil cuatrocientos catorce bis veinte) del Código de Comercio, el acreedor debe
presentar un escrito de demanda y acompañar el contrato con un informe o estado de cuenta sobre el
saldo que el deudor debe cubrir; si el acreedor es un banco, el estado de cuenta debe ser certificado.
Los términos del procedimiento se reducen considerablemente; el juez admite la demanda en dos días
máximo, y emite un auto para que el deudor sea requerido y pague el adeudo o, en su caso, haga entrega
material de los bienes objeto de la garantía al acreedor, el cual se convierte en depositario judicial con el
deber de informar al juez la ubicación de los bienes en tanto se realiza su venta.
Si el deudor no realiza el pago ni entrega los bienes, el juez lo emplaza a juicio en el mismo auto y le
concede cinco días para que conteste la demanda y oponga las excepciones que correspondan. El juez
tiene la facultad de desecharlas de plano cuando sean notoriamente improcedentes o cuando no se
acompañan las pruebas documentales respectivas.
En el mismo auto en el cual el juez tiene por contestada o no la demanda, se admiten o desechan las
pruebas, según corresponda, y se otorga al acreedor un plazo de tres días para que las estudie.
Transcurrido este plazo, se señala fecha y hora para la audiencia de desahogo correspondiente, donde se
harán los alegatos y se dictará la sentencia. Esto debe realizarse dentro de los diez días siguientes. El
proceso es expedito, ya que no existe un periodo probatorio distinto al de los alegatos y la audiencia para
dictar sentencia. Obviamente, si el deudor se allana a la demanda, el juez procede de manera inmediata a
dictar sentencia definitiva.
Dictada la sentencia se procede al avalúo y posteriormente a la venta de los bienes objeto de la garantía;
esta última puede realizarse por el juez que presidió el juicio o por un fedatario público. Para la venta
existen varias reglas aplicables, de las cuales se pueden mencionar como algunas de ellas las siguientes:
El juez puede multar al deudor y ordenar medios de apremio, como el auxilio de la fuerza pública, en
caso de que no haga entrega de los bienes. Por otro lado, el deudor también está protegido, ya que el juez
puede multar al acreedor si, hecha la venta de los bienes, éste no le entrega el remanente, o bien se
demora en hacerlo; adicionalmente, se le obliga a pagar intereses sobre el tiempo que dure el
incumplimiento.
Esperamos que la información proporcionada sea de utilidad, y quedamos a sus órdenes para cualquier
duda al respecto.