El Surrealismo Presente en La Novela Aura

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EL SURREALISMO PRESENTE EN LA NOVELA “AURA”

DEL AUTOR MEXICANO CARLOS FUENTES

Trabajo presentado por:


Javier Mauricio Espinosa Puyo
Doctorando en Educación
e-mail: [email protected]

Fecha de entrega:
16 de octubre de 2018
ESQUEMA GENERAL DEL ESCRITO

EL SURREALISMO PRESENTE EN LA NOVELA “AURA”


DEL AUTOR MEXICANO CARLOS FUENTES

Novela no convencional
(surrealismo)

Verosimilitud El surrealismo y
Surrealista Los mitos sagrados

El mundo de lo El surrealismo y la
Onírico Libertad del hombre
EL SURREALISMO PRESENTE EN LA NOVELA “AURA”
DEL AUTOR MEXICANO CARLOS FUENTES

La novela “AURA” del autor mexicano Carlos Fuentes es de un gran interés personal ya
que se sale de los parámetros normales de la concepción con la que comúnmente el
lector desprevenido está acostumbrado a la hora de enfrentarse a un relato. Centrada en
un estilo que se escapa de la realidad, como es el surrealista, esta novela permite
fácilmente a quien la lee perderse en las marañas de una trama un poco confusa de
analizar desde el punto de vista racional, pero a la vez le da la posibilidad de
experimentar un acercamiento con una forma de existencia ficcional que no podría
explicarse fácilmente de otra manera.

La construcción de la diégesis, rompe con las convenciones subjetivas de la trama


convencional. Según Ricoeur (1995: 385), anteriormente esta sólo podía concebirse
como una forma fácilmente legible, cerrada en sí misma, descansando sobre una
conexión causal fácil de identificar entre el nudo y el desenlace. El autor en este caso
transgrede por completo esta concepción de la trama sin perder la verosimilitud, que
carga a la obra de un contexto de realidad, en la que aparenta ser verdadero todo lo que
sucede en ella. Felipe Montero, personaje central, es víctima de unas circunstancias no
determinadas desde el comienzo de la obra y aunque algunos elementos se salen de todo
acto racional, al final se justifica de una forma magistral. La novela, por ser un
enunciado ficcional ajeno a la narrativa convencional, parece ser totalmente
indescifrable sólo hasta la conclusión.

Dentro de la grandeza de la novela se puede ver que nada de lo que sucede en ella nos
da la sensación de ser falso o de haber sido creado de manera forzada. Todo está
espléndidamente justificado, todo encaja muy bien dentro del arte de la ficción,
haciendo creer al lector que está ante un testimonio real.

La novela desde un concepto completamente alejado de toda lógica racional, se


fundamenta en los conceptos de un mundo surrealista que irrumpe en la razón y deja
entrever algunos elementos propios de esta corriente creada a principios del siglo XX.
Para aclarar un poco esto, tomemos el comienzo de la novela en donde Felipe Montero
historiador de profesión, lee un día un anuncio en el periódico que dice:

“Se solicita historiador joven. Ordenado. Escrupuloso. Conocedor de la lengua


francesa. Conocimiento perfecto, coloquial. Capaz de desempeñar labores de
secretario. Juventud, conocimiento del francés, preferible si ha vivido en Francia algún
tiempo.”(pág. 11)

Este anuncio parece ser escrito especialmente para él, ya que Felipe reúne todas
características requeridas para el empleo, siendo así que es él la única persona que se
presenta en casa de la anciana para este trabajo. Podemos ver el marcado énfasis que se
usa en este apartado para lograr convencernos que lo que está a punto de suceder es cosa
de la pura casualidad y en forma de mofa nos da visos de realidad dentro del contexto
de la obra. El narrador de forma irónica sigue diciendo: “…Sólo falta tu nombre. Sólo
falta que las letras más negras y llamativas del aviso informen: Felipe Montero. Se
solicita a Felipe Montero, antiguo becario de la Sorbona…”.(p.4) Felipe pasa por alto
el anuncio el primer día, para darse cuenta al siguiente que el empleo no ha sido tomado
por nadie.

El mundo de lo onírico, característica y uno de los pilares del surrealismo, se hace


presente en muchos aspectos de la novela. El epígrafe de la novela, escrito por Jules
Michelet, centra al lector desde un principio en el tono irreal de la obra “…La mujer
intriga y sueña; es la madre de la fantasía, de los dioses…” Detallando un poco, más
adelante podemos ver también que desde el primer capítulo de la novela, algunos
objetos parece que cobran vida:

“Tocas en vano esa manija, con cabeza de perro en cobre, gastada sin relieves:
semejante a la cabeza gastada de un feto canino en los museos de ciencias naturales.
Imaginas que el perro te sonríe y sueltas su contacto helado.” (pág. 13)

El mundo de los sueños se hace presente también en la vigilia, con la imaginación que
siempre esta desbordante, creando siempre una subversión a la realidad. El objeto
material dentro del surrealismo está dispuesto a innumerables cambios, es mutante, se
aleja de lo concreto ablandándose como simple arcilla ante el individuo que lo mira y lo
moldea. En otras palabras, el objeto pasa a ser subjetivo frente a la realidad para la que
fue concebido.

Otro elemento característico de lo onírico que se puede observar, es la luz que también
es subjetivada a lo largo de la obra. La casa está completamente rodeada por
construcciones alternas que nublan la visibilidad dentro de ella, sumiéndola en una casi,
noche perpetua. Cabe aclarar que la noche siempre, desde tiempos inmemoriales ha
estado asociada con el sueño. El protagonista entra en este mundo completamente
desconocido para él, sin advertir que las sombras hacen parte también de lo expectante a
cualquier situación. Es en estas horas en donde todo, cubierto con el manto de las
tinieblas, puede suceder. Es también en la oscuridad donde se ha pensado durante siglos
que los demonios y brujas se entretienen en sus aquelarres. La introducción de Felipe en
este mundo desconocido plantea la posibilidad de la intromisión a un lugar en donde su
destino está decidido por un azar y este debe cumplirse.

Es carácter indiscutible de la literatura surrealista el cuestionar la realidad, pero al


hacerlo también se cuestiona acerca de la libertad del hombre. Estamos condicionados a
tener un sin número de coincidencias, encuentros fortuitos, etc., esto quiere decir que no
somos libres de escoger nuestro propio destino, estamos ligados a algo así como a una
cadena de circunstancias en las que por puro azar realizamos. Claro ejemplo de esto son
los inventos y descubrimientos científicos que ocurren por pura casualidad, como es el
caso de la penicilina, por citar algún ejemplo. Las relaciones interpersonales están a
diario sometidas a estas circunstancias. ¿Qué más que el amor como muestra clara de
todo esto? Nunca un ser humano se levanta un día en la mañana decidiendo a quien va a
amar, por el contrario, las situaciones de azar aparecen y hacen que conozcamos a
alguien que tarde o temprano nos cautive. Como plantea Octavio Paz (1974:40):

“¿no es el amor, de manera soberana, la ardiente encarnación del azar?... el azar es


una forma paradójica de la necesidad, la forma por excelencia del amor: conjunción de
la doble soberanía de libertad y destino… el amor es exclusivo y único porque en la
persona amada se enlazan libertad y necesidad”.

El amor es un elemento libertador pero también es un elemento que captura al


individuo. Felipe por medio de este tipo de azar se relaciona con Aura, que aparece de
forma mística en su vida. Ella hasta este momento es un personaje completamente
desconocido para él, pero lo atrae de forma irresistible. El amor es interpretado por
Montero como un elemento liberador pero que a su vez lo atrapa y lo va encerrando en
un juego macabro.

“Y si Aura quiere que la ayudes ella vendrá a tu cuarto. Permaneces allí, olvidado de
los papeles amarillos, de tus propias cuartillas anotadas, pensando sólo en la belleza
inasible de tu Aura – mientras más piensas en ella, más tuya la harás, no sólo porque
piensas en su belleza y la deseas, sino porque ahora la deseas para liberarla: habrás
encontrado una razón moral para tu deseo, te sentirás inocente y satisfecho-…”(p. 27)

No hay nada más surrealista que el amor, allí el tiempo no figura de la misma manera, el
pasado, el presente y el futuro dejan de tener significado, citando nuevamente a Octavio
Paz: “Sólo hay un siempre que es un aquí y un ahora.”

Carlos Fuentes se aleja en la novela de todo tópico de carácter moral, en donde ser
bueno o malo carece de una total importancia. Dentro de la concepción surrealista el
autor toma los elementos de los mitos sagrados y los transforma en elementos
extrarreligiosos capaces de exponer lo sacro y puro del amor. Este es el caso del rito de
la consagración y la comunión en donde se erotiza y pervierte estos significados.

Podemos observar entonces como la figura de Felipe es divinizada por Aura cuando le
lava los pies, al igual que hizo la Magdalena con Cristo y éste a su vez con los doce
apóstoles. Como ya es sabido dicho gesto se reconoce dentro de la concepción cristiana
como un acto de humildad y amor. Más adelante podemos ver como la iniciación del
acto sexual se convierte en una aproximación al rito de la comunión. Aura desnuda hace
el papel de un sacerdote que entrega la comunión a Felipe. Otro de los elementos que
más llaman la atención dentro de esta erotización de lo religioso, es cuando Aura
representa al Cristo crucificado con los brazos abiertos, el cual está colgado en una de
las paredes de la habitación.

“Tu sientes el agua tibia que baña tus plantas, las alivia, mientras ella te lava con
una tela gruesa, dirige miradas furtivas al Cristo de madera negra, se aparta por fin
de tus pies, te toma de la mano...tienes la bata vacía entre las manos. Aura, de
cuclillas sobre la cama, coloca ese objeto contra los muslos cerrados, lo acaricia, te
llama con la mano. Acaricia ese trozo de harina delgada, lo quiebra sobre sus
muslos, indiferentes a las migajas que ruedan por sus caderas: te ofrece la mitad de
la oblea que tú tomas, llevas a la boca al mismo tiempo que ella, deglutes con
dificultad: caes sobre el cuerpo desnudo de Aura, sobre sus brazos abiertos,
extendidos de un extremo al otro de la cama igual que el Cristo negro que cuelga
del muro con su faldón de seda, su corona de brezos montada sobre la peluca negra,
enmarañada, entreverada con lentejuela de plata. Aura se abrirá como un
altar.”(p.37)

Pecado y culpa entonces pasan a ser simples artificios de un mundo moderno, el cual el
surrealismo ha decidido atacar desde siempre. Es bueno aclara que todas las formas de
literatura se encuentran lejos de estos tipos de dilemas morales. No es justo catalogar
una obra por conceptos preconcebidos en el inconsciente.

Para terminar este análisis sobre los elementos surrealistas en la novela “Aura” no
puede acabar sin tratar el tema de la eternización del amor por parte de Consuelo, de su
desdoblamiento representado en Aura y la recuperación de su esposo muerto
reencarnado en Felipe.

¿Acaso hay un elemento más claro de surrealismo presente en la novela que el


triángulo interpersonal que se desarrolla dentro de la diégesis que marca un punto clave
de referencia? Consuelo, mujer anciana de edad indeterminada, es conocedora de una
sabiduría sobre las plantas, que podría catalogarse como brujería. Ella conoce el secreto
de desdoblarse y eternizarse por medio de su propia representación juvenil, la cual es
llamada Aura y es creada en un principio, como un medio para llenar el vacío de nunca
poder tener un hijo.

“Le advertí a Consuelo que esos brebajes no sirven para nada. Ella insiste en cultivar
sus propias plantas en el jardín. Dice que no se engaña. Las hierbas no la fertilizarán
en el cuerpo, pero sí en el alma…” Más tarde: “La encontré delirante abrazada a la
almohada. Gritaba: Sí, sí, sí, he podido: la he encarnado; puedo convocarla, puedo
darle vida con mi vida…”. (p. 45)
Aura representa la vitalidad, la vida que se le ha escapado de las manos a Consuelo, es
el medio por el cual puede recuperar el amor de su esposo fallecido reencarnado en
Felipe.

“ - ¿Me querrás siempre?


-         Siempre, Aura, te amaré para siempre.
-         ¿Siempre? ¿Me lo juras?
-         Te lo juro.
-         ¿Aunque envejezca? ¿Aunque pierda mi belleza? ¿Aunque tenga el pelo blanco?
-         Siempre, mi amor, siempre.
-         ¿Aunque muera, Felipe? ¿me amarás siempre aunque muera?
-         Siempre, siempre. Te lo juro. Nada puede separarme de ti.” (p. 38)

Toda la novela es una historia de amor que se enmarca dentro del surrealismo, que
vence las fronteras del tiempo, de la muerte, y los amantes, los protagonistas del relato
traspasan estas barreras para finalmente unirse. Lo onírico, la transformación de las
cosas tanto materiales como espirituales, el tiempo que pierde su carácter trascendente
e inmutable hacen parte de una narración que se sale de los parámetros de la logicidad.
Gracias a esto se puede entender y creer posible la historia de estos imperecederos
amantes, para los que las antiguas convenciones se rompen y dan paso a las que el
autor crea para eternizar el círculo de amor de esta pareja.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

- Fuentes, Carlos. Aura. Ediciones Era S.A. México 2001.


- Paz, Octavio. La búsqueda del Comienzo. Escritos sobre el surrealismo. Ed.
Espiral 1980.
- Ricoeur, Paul. Tiempo y narración II. Configuración del tiempo en el relato de
ficción. Siglo XXI Editores. México 1995

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