Todo Lo de Magalyy y Tipac
Todo Lo de Magalyy y Tipac
Todo Lo de Magalyy y Tipac
LA ENTREVISTA.
2.
Cuando se produce un hecho delictuoso, si bien es imprescindible poner atención a las
evidencias existentes, no deja de ser importante prestar atención a los múltiples personajes
cercanos al hecho y, que muchas veces pasan desapercibidos.
Tales personajes pueden ser : aquel que presenció el hecho, o el que escuchó, el que observó
de lejos, el que dio aviso del acto criminal a las autoridades, el policía que primero llegó al
lugar, o cualquiera de los personajes que aparecen en el escenario de los hechos como el
amigo, el familiar, la secretaria, el jefe, etc.
Todas estas personas siempre tienen algo que decir, aunque ellas mismas desconozcan el
valor de su información.
Las técnicas de la entrevista, siguen siendo de gran utilidad en la investigación de los delitos,
pues permiten establecer el contexto del hecho investigado, hora aproximada del hecho,
ruidos o movimientos inusuales, personas extrañas o sospechosas, etc.
Los datos aportados fundamentalmente por los testigos ayudan a establecer entre otros
aspectos el perfil aproximado del sospechoso, la probable motivación del hecho; datos que
deberán ser acompañados por las evidencias físicas necesarias para que adquieran valor
probatorio.
LA ENTREVISTA
CONCEPTO
La entrevista es un método empleado en las ciencias sociales para acopio de información.
La entrevista es una actividad intencional, una rica fuente de información, que no solo es
utilizada por personas que administran justicia sino por todas aquellas que tienen interés en
recoger información para identificar, buscar, seleccionar, convencer, negociar, etc.
En el ámbito de la investigación de los delitos, la entrevista podría definirse como una técnica
investigativa que consiste en una serie de preguntas efectuadas a las distintas personas que
tienen conocimiento o pueden brindar antecedentes acerca de un hecho que se investiga,
fundamentalmente con el objeto de obtener información que conduzca al esclarecimiento del
delito que se investiga, reunir evidencia y poder llegar al o a los responsables del crimen.
Importancia de la entrevista
EL ENTREVISTADOR
Es la persona que busca información utilizando una estrategia y una técnica determinada.
EL ENTREVISTADO
En la investigación judicial son los denunciantes, los testigos; familiares, policías, peritos, etc.
EL TEMA
EL OBJETIVO
EL LENGUAJE
Consiste en emplear los términos y palabras más adecuadas a las características de la
persona que se entrevista y del contexto en el cual se sitúa.
Es de mucha importancia que el entrevistador sepa expresarse con claridad y adecue el nivel
del lenguaje al del entrevistado y a sus circunstancias, sin que ello signifique que la entrevista
pierda la seriedad requerida.
§ Policías
§ Fiscales
§ Defensores
§ Jueces
§ Peritos
Para conducir correctamente una entrevista, la persona encargada debe tener una
preparación básica, física y mental.
Las cualidades básicas que debe poseer un buen entrevistador son :
§ Preparación
§ Control de si mismo
Preparación
c) Debe conocer los métodos y técnicas más convenientes para cada caso específico.
f) Debe saber manejar las emociones del entrevistado. haber desarrollado diversas
facultades, entre ellas, la observación y la lógica.
Control de si mismo
a)
Debe conocerse a si mismo. En primer lugar, el entrevistador debe saber valorar sus
propias posibilidades de actuación en diferentes contextos.
b) Debe tener control de sus emociones, pues de lo contrario no tendrá la claridad necesaria
para pensar.
EL ENTREVISTADO
Es cualquier persona que puede brindar información acerca de un hecho que se está
investigando. Estas pueden ser : la víctima, la persona que denuncia o propicia la
intervención de las autoridades; los testigos que han presenciado el hecho; los policías que
intervinieron; los policías especializados o peritos; los familiares de la víctima; los amigos,
etc.
A lo largo de la investigación penal las personas adoptan diferentes denominaciones:
b) El testigo:
Es la persona que ha presenciado, percibido o ha tomado conocimiento de la comisión de un
hecho delictuoso y que puede aportar datos sobre él. se incluye también en esta categoría los
policías y expertos que intervinieron en la investigación del hecho.
c) El sospechoso:
Persona presuntamente responsable de ser autor o participe en la comisión de un delito.
e) El acusado:
Es el sujeto procesal contra quien se ha formulado acusación fiscal.
c) Hay que preparar con anticipación un cuestionario de preguntas, dejando abierta la
posibilidad de repreguntar cuando sea necesario.
d) Se debe conocer el objetivo concreto que se busca con cada dato que se obtenga.
e) Flexibilidad
Oportunidad de la entrevista
Es importante conocer la distribución del tiempo y las ocupaciones de las personas que van
a ser entrevistadas para que puedan cooperar aportando los datos que conocen, sin
interrumpir innecesariamente sus tareas cotidianas.
La entrevista debe ser realizada también de manera oportuna, es decir, se debe evitar que
pase demasiado tiempo antes de abordar al entrevistado, puesto que se corre el riesgo de
que el entrevistado olvide detalles importantes para nuestra investigación.
Ambiente adecuado
Asimismo, desde el primer momento se debe crear una atmósfera de cordialidad y simpatía
que permita una comunicación positiva, sin presión, intimidación o coerción.
Flexibilidad
Porque el entrevistado puede tener reservas para informar o puede ocultar aspectos valiosos
por temor a represalias, porque cree que se está comprometido o porque desconfía del
entrevistador.
CLASIFICACION DE LOS TESTIGOS
Basado en su experiencia el empadronador debiera saber acerca de los diferentes tipos de
testigos con los que entablara la entrevista y así mismo, adecuarse a ellos.
Estos testigos pueden ser: adultos, jóvenes, niños, personas de mediana edad y ancianos.
Ciertamente podrá aportar informes muy útiles, pero el policía deberá tener mucho cuidado
para no echar a perder esa fuente de información; porque los jovencitos de cualquier sexo son
muy sugestionables; nunca se les deberá preguntar de una manera que los haga creer que
uno quiere una respuesta determinada
Tienen una imaginación muy viva y no hay que acelerársela y esperar una descripción o
relación exacta. No hay razón para que los jóvenes no puedan entregar informes útiles si se
les entrevista correctamente, pues son buenos observadores y a menudo, recuerdan cosas
que no se grabarían en la mente de una persona adulta.
Muchachas adolescentes: las jóvenes en contraste al varón, es probable que sean buenas
informadoras en lo que concierne a asuntos de sus vecinos y podrían informar con exactitud
sobre numerosos amigos a quienes una muchacha de mayor edad del vecindario, hubiera
estado agasajando. Una muchacha adolescente, aunque se interese en estímulos de
peinados y vestidos, como asimismo en relaciones amorosas entre sus vecinos, por regla
general seria una mala informadora acerca de la marca y modelo de un determinado
automóvil involucrado en un delito.
Los adultos jóvenes, sean casados o solteros: como regla general, estos son malos
informadores, andan preocupados de sus propios problemas y muy atareados en tomar sus
propias determinaciones, en lo económico, como también social. Sus contactos tienden a ser
limitados en comparación con los de las personas de edad media; sin embargo, si un cierto
hecho atrae especialmente su atención, no hay razón para que no proporcione informes
precisos y dignos de confianza.
Personas de mayor edad, de cualquier sexo: las personas muy ancianas y aun algunas de
edad no muy avanzadas, tienden a volver al estado mental y emocional de la niñez; por lo
tanto, requieren las mismas precauciones que los niños o jóvenes preadolescentes; tienden a
ser imaginativos y sugestionables. Sin embargo, esta generalización no deberá aplicarse a las
personas que han conservado todas sus facultades mentales fuere cual fuere su edad.
Testigos Hostiles: estos testigos rehúsan terminantemente a dar información, son personas
que no desean cooperar por comentarios que hacen de ellos terceras personas, o solo por el
hecho de creer que el dar información, les significara concurrir a citas judiciales, y en suma lo
que traduce en una perdida de tiempo.
Testigos de oídas: son personas que escucharon alguna conversación relacionada con el
hecho delictivo, a determinada hora y lugar y se pueden clasificar a su vez en tres tipos:
Los que oyeron algo antes del delito: aquí se incluye cualquier persona que haya escuchado
horas antes, conversaciones sobre cierto hecho delictivo aun cometido. El entrevistador debe
abordar a este sujeto, aun pasado un tiempo de ocurrido el hecho. A este testigo se le
consultará sobre lo que escuchó, ya sea confidencias que la víctima hacia a su amigo, polola,
familia, o de los posibles autores en caso de otro tipo de delito.
Los que oyeron algo después de sucedido el hecho: corresponde a los testigos que se enteran
del delito una vez cometido, no vieron ni escucharon nada, toman conocimiento por
conversaciones entre vecinos, o por confidencias realizados por un testigo presencial, el cual
no desea sea involucrado. Es necesario entrevistar a estos testigos porque ha recopilado
antecedentes de diversas fuentes y hace necesario un control de la entrevista.
Los que oyeron algo durante la perpetración del delito: a estas personas se les pregunta
acerca de cualquier tipo de ruido, sonido que pudiera haber escuchado durante la comisión
del delito. Es conveniente entrevistar a estas personas inmediatamente de ocurrido el hecho,
consultarles si lo que escucharon eran balazos, golpes, ruidos fuertes, gritos, gemidos,
amenazas, sonido de radio, quebrazón y todo sonido o ruido que a su parecer haya sido
anormal o sospechoso.
a) Si el testigo estaba atento a lo que estaba ocurriendo o escuchando en ese momento.
El policía o investigador que busca la verdad, debe saber apreciar en la entrevista las
limitaciones y diferencias individuales, debe evaluar con cuidado la verdad de la
información obtenida y verificar esta información con los antecedentes surgidos en el
transcurso de la investigación.
Debe estar preparado y conciente de los motivos emocionales que pueden tener los testigos,
ya sean amigos, parientes o vecinos del afectado.
El entrevistador siempre debe estar conciente y entender los sentimientos ajenos, sobre todo
si el entrevistado es pariente del occiso.
Por su experiencia deberá darse cuenta por que motivos la persona no desea ayudar y hará
todo lo posible por cruzar esa muralla de negativas a través de diferentes recursos. Los
mejores recursos para lograr su propósito es apelar a sus emociones tales como: patrióticas,
cívicas, interés en la familia, hijos, etc.
La entrevista debe realizarse tan pronto como sea posible, que el período entre lo sucedido y
la entrevista sea corto.
¿Para que?, para que los testigos que presenciaron o escucharon el hecho recuerden con
claridad los acontecimientos.
En el empadronamiento debemos eliminar todas las barreras que puedan influir en el diálogo,
una barrera puede ser la que existe entre el policía y el entrevistado, esto puede influir
negativamente en la comunicación, es por eso que en la entrevista necesitamos la mayor de
las solturas de los sujetos.
En cada entrevista que se haga, se debe ir preparado, conocer todos los antecedentes
obtenidos del sitio del suceso y de las inspecciones oculares, y al mismo tiempo tener siempre
a mano, por cualquier eventualidad, estos datos.
Con la debida preparación de la entrevista, se evita las preguntas al azar, que carecen de
sentido, y al mismo tiempo no da resultados, se debe en todo momento controlar y guiar la
entrevista.
Hemos dicho con anterioridad, que el sujeto se da cuenta en forma inmediata cuando no se ha
participado en el sitio del suceso, y debido a esto entregará información errónea, tergiversará
hechos y solo dará lo que él cree que se sabe, que en suma es poco. Es por eso que la
habilidad del entrevistador no servirá de nada en aquellos casos en que no conozca los
hechos, no podrá guiar ni controlar la entrevista.
Se recomienda que todos los funcionarios encargados de entrevistar, revisen los informes
cuidadosamente de cada caso, se familiaricen con cada evidencia encontrada, con el sitio del
suceso en si, y cualquier otro dato que le sirva a futuro como guía en el proceso de las
entrevistas.
Este factor es importante pues permite al entrevistador controlar en mejor forma la entrevista,
y asimismo las personas se sentirán más seguras. En este sentido el entrevistador no tendrá
mayores problemas, pues gracias a su experiencia, sabrá adecuarse a la situación, solo debe
hacer trabajar su habilidad y dominio para manejar el en forma positiva la entrevista
3.- Cuando se averigua que estos pasan a ser parte directa o indirecta de los hechos; o
Al iniciar la entrevista con el testigo hay que tener mucho cuidado en no cortar la
comunicación y dejar que el testigo hable tranquilamente.
No se debe actuar con sarcasmos o bien emplear la critica, esto puede inducir al sujeto a
cerrarse totalmente y no desear cooperar, como así mismo puede llegar a la agresión física en
contra del policía.
Esta característica es de mucha importancia en los casos en que el sujeto rehúsa hablar al
observar que cada palabra, frase es anotada.
Es por esta razón que el policía para evitar este problema recurrirá a su memoria para captar
cada detalle que a el le parezca importante en la investigación.
No es conveniente realizar preguntas a las que su única respuesta sea un si o un no, ¿por qué
esto?, es necesario que cada respuesta a una pregunta en especial, esta señale con
fundamentos, explicaciones.
No debemos inquirir detalles que impliquen al sujeto en un determinado hecho, solo debemos
preguntar que pudo captar el o ver de determinada situación. No a lo que el hizo, sino para
obtener datos del sitio del suceso. De la misma forma en que evitaremos hacer consultas
personales.
Evitar realizar preguntas rápidas o de la misma forma hacer mas consultas antes de que el
sujeto termine de contestar, esto le provocara desconcierto y confusión.
Nunca se terminará en forma abrupta la entrevista, o en forma rápida sino que esta despedida
deberá ser con expresiones de cortesía, este modo de actuar crea una impresión favorable
para la institución policial respectiva.
Debemos convencer al testigo para que nos conceda información. Hacerle ver que es muy
importante el hecho de prestar cooperación, como así también el concepto que el tenga del
bien. Influir en su orgullo, hacerle ver que con su ayuda cumple deberes cívicos para con su
prójimo, explicarle que con eso le esta dando tranquilidad a la ciudadanía, y al mismo tiempo,
expresarle que todo eso va dirigido contra el mal.
En el caso de que el testigo sea extranjero, el hecho de que al cooperar, su condición de ser
extranjero se verá prestigiada, y con eso acrecentaremos su orgullo como persona.
Muchas personas desean cooperar, pero debido a su preparación, clase social, intelecto, les
cohíbe el hecho de presentarse ante el policía, entrevistador o demás personas que les
parezcan superiores a ellos, es por eso que en estos casos es aconsejable entablar una
conversación en forma separada y a solas con ellos, para que se puedan expresar sin
temores de ningún tipo.
5 la consigo con la 3
Habilidades de escucha
Hay habilidades de escucha que favorecen el desarrollo de la entrevista y que son
propiamente una conducta verbal, como el contacto visual que supone una actitud de
acogida, de mirar para acercar y acoger, no para incomodar; la distancia entre ambos
interlocutores que debe reunir las características de cercanía, pero sin invadir el espacio
personal y la sensación de privacidad... Sin embargo, atendiendo específicamente a la
técnica de la entrevista inicial, merecen destacarse las siguientes habilidades dentro de la
escucha:
Dejar hablar
No debemos abusar del uso de la palabra. Según Colombero, la habilidad de escucha
implica dos actitudes fundamentales: la actitud receptiva y la actitud directiva.
Escucha activa
Para Alemany empatía y escucha activa están íntimamente implicados por lo que
considera que algunos términos utilizados por autores que siguen este modelo de relación
son distintas formas de conceptualizar esta escucha activa como un proceso de atención
psicológica interna. Para Rogers los beneficios de la escucha activa son: el paciente logra
progresivamente una sensación de relajación, crece en él el deseo de seguir hablando de sí
mismo, disminuye su estado de tensión y miedo, se logra ver la situación desde una óptica
distinta, es capaz de aceptar progresivamente estados de ánimo o pensamientos previamente
rechazados, permite clarificarse a sí mismo, sin negarlo ni sobrevalorarlo y propicia
experimentar “bienestar emocional” al ser comprendido y aceptado por otro tal y como uno
es.
Baja reactividad verbal
La baja reactividad del entrevistador o la latencia prolongada es entendida como el
tiempo que tarda en contestar el entrevistador desde que el entrevistado ha intervenido. Una
latencia prolongada favorece la expresión verbal del entrevistado. Existen estudios
confirmados de que la mayor o menor producción verbal del entrevistado depende en gran
parte de la mayor o menor reactividad del entrevistador.
Silencios instrumentales
El silencio suele ser mal soportado por los entrevistadores noveles, viviéndolo con
tensión y como un fracaso personal. Sin embargo, hay silencios que favorecen la relación
interaccional y promueven en el entrevistado seguir hablando. Se llaman silencios
instrumentales porque están al servicio de la reflexión y comprensión de lo que se está
hablando, promueven profundizar en el tema o desinhibir el bloqueo en la comunicación.
Favorece la escucha y mantiene la presencia del entrevistador y la cercanía con el
entrevistado.
Anterior
7
8
Estructura general de una entrevista
La mayoría de entrevistas estructuradas siguen el siguiente orden básico:
Sin embargo, es válido brindar datos adicionales del entrevistado para que
el público pueda entender quién es realmente el entrevistado y qué tipo de
preguntas va a responder.
3 – Cuerpo de la entrevista
Por otro lado, el cuerpo de la entrevista contiene todas las preguntas que
son formuladas al entrevistado. Estas preguntas deben ser dirigidas
directamente al entrevistado en tono formal y valiéndose de su nombre
propio.
4 – Cierre de la entrevista
De este modo, las mismas preguntas siempre son aplicadas a todos los
candidatos.
1 – Introducción
Se hace un saludo general y los participantes proceden a presentarse
brevemente. El entrevistador informa a todos los aspirantes cuál será la
estructura y duración de la entrevista.
Algunas de las preguntas más comunes indagan sobre las razones por las
cuales el aspirante está buscando un cambio, dejó su anterior lugar de
trabajo, se encuentra desempleado actualmente, y cualquier ítem que sea
necesario aclarar.
3 – Motivación
4 – Habilidades laborales
8 – Preguntas abiertas
9 – Intercambio de información
Se habla de los pasos a seguir después de la entrevista, dentro del decurso
normal del proceso de selección.
10 – Conclusión
8.1
Investigación
Home
Investigación
La División de Investigación está integrada por profesionales de Investigación Criminal
propiamente dicha y del Derecho, la cual se encarga de preparar mediante la investigación y
colección, todos los elementos de convicción necesarios, para lograr el esclarecimiento del hecho
investigado, la identificación de los autores o partícipes del mismo, a los fines que el Fiscal del
Ministerio Público pueda fundamentar el acto conclusivo correspondiente.
8.2
FRAGMENTO “La narración de los hechos en el escrito de acusación debe ser clara, precisa y
cronológica, que incluya todas y cada una de las circunstancias de tiempo, modo y lugar que
rodean el hecho objeto de investigación, lo que implica la necesaria indicación de las actuaciones
pertinentes de todos los sujetos involucrados en el proceso, de acuerdo con lo establecido en el
ordinal 2° del artículo 326 Código Orgánico Procesal Penal, según el cual todo escrito de acusación
debe contener ´una relación clara, precisa y circunstanciada del hecho punible que se le atribuye al
imputado´. Por otra parte, es sobre los hechos indicados por el fiscal del Ministerio Público que el
representante del imputado preparará su defensa, de modo que si no existe una relación
circunstanciada y cronológica de los hechos imputados, se estaría menoscabando el Debido
Proceso y el Derecho a la Defensa del que gozan todas las partes del proceso, ya que el imputado
desconocería cuáles son los hechos que en su contra está dirigiendo el acusador, y en tal sentido
no podría defenderse. En este sentido, la narración de los hechos realizada por la Abg. Z.M.A.,
resulta deficiente, ya que si bien señala que ocurrió un accidente de tránsito, donde hubo una
víctima fatal, características del vehículo y lugar del hecho, omitió referirse de forma específica a
las condiciones del sitio del suceso, entre ellas, si había un semáforo o una pasarela, si la víctima
cumplió con las reglas de tránsito pertinentes; a saber, si cruzó en una esquina o paso peatonal,
entre otras, del mismo modo, indica que fueron arrolladas tres personas, sin embargo sólo hace
referencia a una de las víctimas sin realizar mención alguna respecto a si las otras dos personas
resultaron o no lesionadas. Es importante que todo este tipo de omisiones sean esclarecidas en la
narración de los hechos, ya que es a través de su conocimiento que podrá determinarse cuál es la
responsabilidad del imputado en los mismos. Respecto a este requisito indica Eric Lorenzo Pérez
Sarmiento: `Es particularmente importante que en el numeral 2 se dibuje con todo lujo de detalles
el hecho imputado, pues éste es el eje del debate. La descripción del hecho debe contener los
fundamentos fácticos de agravantes y atenuantes y debe estar exenta de elementos normativos y
valorativos-conceptuales,…/Todos debemos ser sumamente exigentes en estos requisitos
formales del escrito de calificación, pues de él depende la legalidad de todo el juzgamiento, el
debido proceso, el derecho a la defensa y la defensa de los intereses de la víctima y de la sociedad
´. Del mismo modo, la Doctrina del Ministerio Público se refiere a la importancia en la narración de
los hechos en el escrito de acusación de la manera siguiente: `Esta exposición clara, precisa y
circunstanciada del hecho que se le imputa, consiste en el señalamiento del lugar, tiempo, modo y
demás circunstancias que caracterizan la comisión del delito, vale decir, la narración de cada
hecho, en forma cronológica, detallada y correlacionada/ Si la Acusación es confusa y
contradictoria, por parte del fiscal del Ministerio Público, esto podría causar su inadmisibilidad,
privando a la víctima y al Estado de las acciones que puedan ejercer en el justo resarcimiento de
sus derechos y pretensiones en un proceso./ En este mismos orden de ideas, cabe destacar que de
la claridad en la relación que de los hechos haga usted en su escrito, dependerá la actuación de la
defensa y, si tal relación no se bastase a sí misma, el imputado podría alegar la violación del
derecho a la defensa y del debido proceso, toda vez que no estaría en capacidad de determinar de
manera precisa los hechos que se le imputan en la acusación…/´. Asimismo, la narración de los
hechos realizada correctamente por parte del fiscal del Ministerio Público además de indicarle al
imputado cuáles son los hechos por los cuales se solicita su enjuiciamiento, le ofrece la posibilidad
de admitir los mismos en la audiencia preliminar, oportunidad en la cual tiene la posibilidad de
solicitar la aplicación del procedimiento por admisión de hechos, que implica para él una
considerable rebaja en la pena, no obstante, esto será poco probable si la narración que de los
hechos realiza el fiscal del Ministerio Público, no establece con claridad las circunstancias en que
ocurrió el hecho punible..
8.3
Reconstrucción de Hechos
Home
Reconstrucción de Hechos
La Reconstrucción de Hechos como principio de la Criminalística es la reproducción artificial de
forma descriptiva, testimonial y perceptiva de las conductas presumiblemente delictuosas
perpetradas en circunstancias específicas al momento de cometer el delito, o de eventos y
episodios de éste, referentes a ciertos medios de prueba para verificar su exactitud, posibilidad o
verosimilitud. Tiene como objetivo principal la búsqueda de la verdad, comprobar la veracidad de
las hipótesis planteadas y verificar informaciones aportadas por testigos.
Seguidamente se concentra el equipo en el lugar donde ocurrió el hecho y cada uno de los testigos
va relatando de forma separada, toda la apreciación que pudo tener al momento que ocurrieron los
hechos verificando la ubicación, visibilidad e iluminación; y así con cada uno de los sujetos
involucrados. Posteriormente se realizan las experticias correspondientes que forman parte de la
Reconstrucción de Hechos.
Realizando este acto se puede determinar el lugar exacto donde se iniciaron los hechos, la
secuencia de ellos, apoyándose en las experticias realizadas previamente en las demás disciplinas
criminalísticas, las versiones de los testigos; todo lo cual esta orientado al esclarecimiento de lo
ocurrido.
8.4
Hora
Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
Para otros usos de este término, véase Hora (desambiguación).
8.5
Inspección Técnica
Home
Inspección Técnica
El propósito es ilustrar a las partes del proceso penal, acerca de las condiciones de cómo se
hallaba el lugar para el momento del abordaje, cualquier error en su metodología podría condenar
una investigación al fracaso.
8.6
Conflicto
Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
Para el conflicto de un argumento en la literatura y el teatro, véase conflicto
dramático.
El conflicto es una situación en la cual dos o más personas con intereses
diferentes entran en confrontación, oposición o emprenden acciones mutuamente
antagonistas, con el objetivo de dañar o eliminar en el caso de ser un conflicto
violento al rival, incluso cuando tal confrontación sea de manera verbal o agresiva,
para lograr así la consecución de los objetivos que motivaron dicha confrontación.
Por su condición a menudo extrema o por lo menos nacionalista en relación a
objetivos considerados de importancia o incluso urgencia (valores, estatus,
poder, recursos escasos) el conflicto genera problemas, tanto a los directamente
involucrados, como a otras personas externas.
8.7
Autoría y participación
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Este artículo o sección sobre derecho necesita ser wikificado, por
favor, edítalo para que cumpla con las convenciones de estilo.
Este aviso fue puesto el 29 de abril de 2010.
FUENTES DE INFORMACIÓN
FUENTES DE INFORMACIÓN
EL CICLO DE LA INFORMACIÓN
TIPOS DE FUENTES DE INFORMACIÓN
Publicaciones periódicas
Libros
Obras de referencia
Patentes
Normas técnicas
Actas de Congresos
Informes
Tesis doctorales
Publicaciones oficiales
Otras fuentes de información secundaria
10
Las fuentes de información pueden ser de muy diverso tipo y pueden brindar
datos más o menos fidedignos, lo cual influirá de manera decisiva y
determinante en los resultados que vayamos a obtener. Investigar es obtener
información, y saber investigar es, por ende, saber cómo recoger la
información del modo más confiable posible.
Por otro lado, son fuentes de información los testimonios, los relatos, las
reseñas, los ensayos, las páginas web, las reflexiones, los
listados bibliográficos, los índices, las grabaciones profesionales, accidentales
o clandestinas, las fotografías, las filmaciones e incluso ilustraciones.
Referencias:
“Fuente documental” en Wikipedia.
“Tipos de fuentes de información” en Biblioteca de la Universidad de
Alcalá (España).
“Las fuentes de información” en Universitàt de Valencia (España).
“Fuentes de información” en Organización Panamericana de la Salud.
“Fuentes de información y manejo de información difusa”
en Gestiópolis.
1
DERECHO A LA SEGURIDAD CIUDADANA Toda persona tiene derecho a la protección por parte
del Estado a través de los órganos de seguridad ciudadana regulados por ley, frente a situaciones
que constituyan amenaza, vulnerabilidad o riesgo para la integridad física de
las personas, sus propiedades, el disfrute de sus derechos y el cumplimiento de
sus deberes. La participación de los ciudadanos y ciudadanas en los programas destinados a
la prevención, seguridad ciudadana y administración de emergencias será regulada por una ley
especial. Los cuerpos de seguridad del Estado respetarán la dignidad y los derechos humanos
de todas las personas. El uso de armas o sustancias tóxicas por parte del funcionariado policial
y de seguridad estará limitado por principios de
necesidad, conveniencia, oportunidad y proporcionalidad, conforme a la ley.
Artículo 55 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
La Seguridad Ciudadana, un Derecho Humano Si bien la
seguridad es una construcción permanente de la vida cotidiana, su término ha generado
algunas polémicas debido a los múltiples conceptos prevalecientes e interrelacionados (seguridad
nacional, pública, integral, humana, ciudadana, jurídica).
Actualmente se discuten no sólo los bienes jurídicos que se deben proteger mediante las
políticas de seguridad ciudadana, sino también la relación existente entre la noción de
"seguridad" con las de libertad, derechos humanos, democracia, criminalidad, orden público,
etc., ya que aunque una de las amenazas más visibles a la seguridad ciudadana es la
delincuencia, no es la única. El concepto de seguridad humana aparece en 1993, propuesto por el
Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) y aunque no cuenta con una
definición precisa y concluyente, se plantea que es de orden polivalente, de contenido
antropocéntrico, universal, interdependiente, preventivo, democrático, indivisible, global, local,
integrativo y de connotaciones cualitativas y cuantitativas y que responde a dos factores:
percepción de inseguridad y un estado de satisfacción de necesidades. La seguridad humana
se concibe como un concepto amplio y significa mucho más que la ausencia de la amenaza
militar o delictiva. Incluye la seguridad en contra de la privación humana, una calidad de vida
aceptable, así como garantías a todos los derechos humanos; significa seguridad para la gente
de amenazas tanto violentas como no violentas ya que es una condición o estado
caracterizado por la libertad de amenazas a los derechos de las personas1. Previo al uso
del concepto de seguridad ciudadana, se utilizaba el de orden público cuyas
técnicas de intervención en la esfera de la libertad de los particulares se efectuaban para
tutelar una seguridad concebida en un sentido muy amplio y vinculada a la seguridad del
Estado. En los contextos de derechos y libertades, que constituyen la propia esencia del
Estado social y democrático de Derecho, el concepto de orden público se ha ido desechando
por su connotación policial, debido a que las tareas de mantenimiento del orden quedan
siempre a cargo de los cuerpos policiales, cuya actuación responde tradicionalmente a la mera
constatación de la adecuación de conductas a normas. Dicho concepto está ya superado por el
de seguridad ciudadana o seguridad pública, según se trate. Las sociedades de corte
democrático no pueden partir de una idea de orden como producto o expresión de una voluntad
colectiva, clara y precisa, interpretada por las normas. Sólo las dictaduras o los estados de
corte represivo pueden seguir manteniendo la ficción de un sólo y exclusivo orden social. En un
Estado democrático y progresista, la seguridad es un factor coadyuvante del bienestar social y
de la calidad de vida. El desenvolvimiento de una nueva cultura y concepción de la seguridad
no debe estar circunscrita únicamente a la prevención o persecución del delito, sino orientada a
promover la salvaguarda y garantía de todos los derechos humanos. La seguridad
aparece como una noción difusa y de límites indefinidos, por lo que actualmente
experimenta un nuevo desarrollo. Es un "estado social", un sentimiento colectivo, frágil y difuso,
pero con fuertes y profundas raíces en el quehacer diario, en la forma en la que se desarrolla la
convivencia humana en un determinado hábitat social. Tiene todas las características de un
derecho humano: es universal, posee un contenido que debe ser definido e identificado con
precisión y es exigible frente al Estado, responsable de las medidas de protección en este
ámbito. Para hacerlo efectivo, se divide en seguridad pública, exterior, jurídica y material. La
pública engloba tradicionalmente la defensa de las instituciones y el mantenimiento de la
tranquilidad ciudadana. El derecho a la seguridad pública, en oposición al Estado, implica el
derecho individual a la protección de la persona y de sus bienes, el deber de perseguir y detener a
los responsables de delitos así como el derecho a no padecer trastornos que por su
naturaleza o intensidad irían más allá de los inconvenientes normales de la vida en sociedad.
La seguridad ciudadana se entiende entonces, como la garantía que debe brindar el Estado para el
libre ejercicio de los derechos de todos los ciudadanos. Para darle su efectividad real y
garantizarla, el Estado tiene el deber de aplicar determinados instrumentos, debido a que es su
principal deudor2. Así pues, con la consolidación del Estado democrático, la seguridad y el orden
públicos se complementan con la salvaguarda de los derechos humanos, como principal
función y razón de ser de la actividad policial, de tal manera que la tutela del orden público no
quiebre nunca el necesario respeto a los derechos proclamados por la Constitución. La noción
de seguridad ciudadana juega en este aspecto un papel importante, en tanto que los
componentes de la misma brindan resguardo jurídico a la tranquilidad ciudadana y al pacífico
disfrute de los derechos. Aún más amplia es la noción de seguridad pública que en un Estado
social y democrático de derecho no puede circunscribirse al sólo y puro orden o tranquilidad de
la calle, sino que debe abarcar todas aquellas medidas que tienden a asegurar el regular
funcionamiento de las instituciones. La noción de seguridad pública refleja aquella parte de la
actuación administrativa que consiste en un aseguramiento preventivo o en una realización
urgente, y no demorable, del Derecho; y esta función le corresponde al Estado de modo
exclusivo e irrenunciable. El concepto de seguridad ciudadana
planteado como alternativa al orden público, es más cónsono con las exigencias
constitucionales de los Estados de derecho. La función de la seguridad ciudadana supone un
verdadero resguardo de los derechos como premisa indispensable de su pleno ejercicio y no se
predica como el resultado de acciones específicas, sino como componente
final de un proceso colectivo que se conforma con una multiplicidad de acciones. Es el sentimiento
de protección jurisdiccional, de garantía jurídica, de proximidad policial, de confiabilidad en
las instituciones y en sus responsables y gestores, entre otros, lo que da lugar a la seguridad
ciudadana. Por ello, no es posible una aproximación a una idea de
seguridad ciudadana sin hacer referencia a la tipología de seguridad objetiva y subjetiva. En
este sentido, la seguridad subjetiva podría decirse que afecta a todos los ciudadanos por igual,
ya que la sensación que se pueda tener de la misma es indiferente a la suposición de
convertirse en víctima o no. Así, los ciudadanos podrán ejercer sus derechos y libertades en la
medida en que se sientan seguros de su ejercicio. No cabe duda que en cuanto a la seguridad
objetiva, se trata del grado de seguridad real de una sociedad. Si bien es cierto que existen
elementos mensurables que permiten la contabilidad del fenómeno tales como los índices y las
estadísticas, también se deben tener en cuenta los límites existentes al tratar de abordar el
problema. Uno de ellos supone que tales elementos sólo pueden reflejar aquello que es
conocido por las instituciones previstas a tal fin, por lo que se habla en la mayoría de los casos
de aproximación a la realidad en lugar de expresión exacta del nivel de seguridad objetiva. Así
pues, la búsqueda de un concepto cuyos componentes resguarden, garanticen y promuevan
los derechos y libertades supone la adopción del término propuesto de seguridad ciudadana,
amplio en su esencia y filosófico en su eficacia. En el ordenamiento jurídico
venezolano vigente, el desarrollo de la noción de seguridad ciudadana o de sus componentes
es incipiente, debido a que en la nueva Constitución, aunque se introduce el término en
forma tangencial (Art. 55), no se delimita específicamente. El tema o sus aproximaciones es y
ha sido siempre definido dentro del ámbito del orden público. Así, la Constitución de 1999
hace referencia al "orden público" como límite al derecho de las personas al libre
desenvolvimiento de su personalidad (artículo 20). Significa ello que la libertad de las
personas encuentra limitaciones en la noción de orden público y social y el derecho de otros,
como lo establece el señalado artículo y otros. Son
varios los temas relativos a la seguridad ciudadana en la Constitución. El primero, se refiere al
concepto de orden público como límite del libre ejercicio del derecho al libre desenvolvimiento
de la personalidad, reflejado en el Art. 20. El segundo, (Art. 55), introduce el
concepto de seguridad ciudadana con delimitación restrictiva, ya que hace referencia a situaciones
que constituyan "amenaza, vulnerabilidad o riesgo para la integridad física de las
personas, sus propiedades, el disfrute de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes" con
lo cual no se garantiza el ejercicio de los derechos sino en determinadas circunstancias.
Igualmente este artículo hace referencia a los órganos de la seguridad ciudadana y abre la
posibilidad de la participación comunitaria en tareas de seguridad reguladas por la ley.
Asimismo, contempla una futura normatividad en el uso de armas o sustancias tóxicas en
eventos de movilización social. El tercero se refiere a las competencias concurrentes en la
organización y funcionamiento del servicio de policía, relacionado con la seguridad ciudadana
en el Art. 55. En esta materia, son varios los artículos a analizar (ver anexos). El 156 le otorga
al poder público nacional la organización de la policía nacional. Por su parte, el 164 y el 178
otorgan competencias a los estados y municipios en la organización de la policía estadal y la
policía municipal. Asimismo, el 332 consagra para el Ejecutivo Nacional la función de creación de la
Policía Nacional con el objetivo de preservar el orden público. Como fuese mencionado, en
la nueva Constitución permanece la noción de orden público como predominante, lo cual puede
mostrar contradicciones con la progresividad consagrada mediante el mismo
instrumento en materia de derechos humanos, el debido proceso y demás derechos civiles. Por su
parte, en lo que se refiere al área policial, se mantiene la concurrencia de competencias entre
Poder Público Nacional y Ejecutivo Nacional en cuanto a su organización y
funcionamiento. En cuanto a la creación de la policía nacional, cuya naturaleza
organizacional no fue enteramente definida, su funcionamiento puede verse afectado por las
competencias concurrentes de estados y municipios. Adicionalmente, la Constitución no deja
claras las líneas maestras de un aparato policial que sea cónsono con un Estado democrático y
social de derecho a partir de sus tres grandes divisiones: Fuerzas Armadas claramente
diferenciadas de Fuerzas de Seguridad; policía judicial individualizada respecto de la policía a
las órdenes del ejecutivo; seguridad pública como competencia estatal pero con el
reconocimiento de tres niveles de administración con posibilidades de disponer de policía.
Según la Constitución, parte de la Fuerza Armada Nacional (FAN) forma parte de las Fuerzas
de Seguridad, lo que crea algunos problemas en relación con la asignación de funciones.
También crea confusión en torno al bien que debe garantizar y proteger, por el uso en forma
indistinta de conceptos diferenciables y hasta antagónicos como lo son orden público, orden
interno y seguridad. La institucionalidad creada y sustentada por el Estado viene
dada por el marco regulatorio de la seguridad ciudadana, y por otro lado, por la determinación de
las competencias del servicio policial. En este caso, hay que trabajar en una
nueva normatividad de la seguridad ciudadana, considerando las reformas al sistema
de seguridad que vendrán dadas por la creación de la
policía nacional y por la ampliación de los derechos civiles y garantías al debido proceso. En un
Estado democrático y social de derecho, no basta que el ordenamiento penal someta la
prevención punitiva a los límites impuestos al ejercicio del poder. Las exigencias derivadas de
la obligación estatal de garantizar el respeto a los derechos humanos, demandan un proceso
penal garantista. Es por ello necesario que el marco regulatorio resultante del cambio
constitucional se defina sobre los postulados mencionados, es decir, los que sirven de base al
Estado social y democrático de derecho, y sobre los fundamentos del Derecho Internacional de
los Derechos Humanos. En suma, el derecho a la seguridad ciudadana es fundamental dentro de la
estructura de un Estado social y democrático de derecho, como el consagrado en la
Constitución de la República, por lo que la efectiva garantía de su cumplimiento es una
responsabilidad indelegable del Estado venezolano. Situación de la Seguridad Ciudadana
Como se conoce, Venezuela atraviesa una coyuntura de cambios. Las demandas de la sociedad en
su conjunto por el desarrollo y consolidación de la ciudadanía y la democracia,
chocan abiertamente con algunas tendencias autoritarias que permanecen arraigadas en las
prácticas del Estado y que se expresan cada vez con más fuerza en los mecanismos de control
desplegados para la contención de la delincuencia. La vigencia de la nueva Constitución, que
amplía y consagra de manera sustantiva los derechos civiles, políticos y sociales, se ve
severamente afectada por estas circunstancias. Los fundamentos doctrinarios de las políticas
de seguridad ciudadana que se vienen implementando, tienden a actuar en contravía de las
garantías constitucionales para la atención de las dificultades coyunturales, lo que a su vez
contribuye, en un ciclo interminable, a profundizar la erosión del monopolio público de la
violencia y a la deslegitimación de la justicia. A fin de establecer los límites existentes para el
disfrute del derecho a la seguridad ciudadana en Venezuela, se expondrán algunas de las
características fundamentales de la inseguridad. Características de la inseguridad
ciudadana en Venezuela Como fue mencionado, la seguridad ciudadana tiene
dos dimensiones igualmente importantes: la subjetiva, conformada por la percepción de los
ciudadanos acerca de la seguridad de su entorno y
hábitat social y la objetiva, medida a través de los índices de criminalidad y otros registros
oficiales. Si bien la seguridad ciudadana es mucho más que la ausencia de criminalidad, ya
que implica niveles de calidad de vida, entre otras variables, para los efectos de este Informe
se tomarán como índices de inseguridad sólo los de violencia urbana, delito organizado
y violencia estatal, ya que la medición acerca de otros aspectos de la calidad de vida y del
efectivo ejercicio de derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales,
está reflejada en los demás capítulos de este Informe.
2
as sociedades latinoamericanas y caribeñas están entre las más violentas del planeta. El
problema parece estar empeorando. ¿Por qué? No hay una sino muchas explicaciones que dan
cuenta del incremento constante del crimen y de la victimización en la región. Además de lo
impactante de la desigualdad y de la impunidad crónica, gran parte del problema se origina en
enfoques represivos y punitivos para hacer frente a la criminalidad. En las últimas décadas ha
surgido una nueva generación de medidas de «seguridad ciudadana» más positivas. Estas
amplían el enfoque de la seguridad pública centrado en salvaguardar las instituciones públicas,
dando lugar a la inclusión de una preocupación por preservar la seguridad y los derechos de los
ciudadanos. Esto incluye estrategias para reformar las fuerzas policiales, la justicia penal, los
sistemas penales, junto con actividades de prevención de la violencia centradas en las familias y
los jóvenes en situaciones de riesgo. Aunque la evidencia científica sólida sobre su efectividad
aún es escasa, la seguridad ciudadana representa una evolución positiva del pensamiento en un
dominio por lo general firmemente conservador.
Las ciudades y los estados de América Latina y el Caribe están entre los más violentos e
inseguros del planeta. La tasa regional de homicidios es por lo menos tres veces mayor a la
media mundial1 y los ciudadanos registran una alta sensación de inseguridad 2. Ocho de los diez
países más violentos del mundo fuera de zonas de guerra están en esta región 3. Una de cada 4
personas asesinadas cada año es brasileña, colombiana, mexicana o venezolana. Y más de 40 de
las 50 ciudades más peligrosas del mundo están ubicadas allí (The Economist, 2017). Los
primeros intentos de los gobiernos nacionales, federales y municipales para eliminar el crimen
organizado y la violencia juvenil, conocidos coloquialmente como políticas de « mano dura »,
fueron represivas. Muchas de las estrategias nacionales adoptadas en la región incluyeron
programas de lucha contra las drogas y de lucha contra las pandillas de los Estados Unidos de
América (Muggah y Szabo de Carvalho, 2014; Sullivan, 2012; Sullivan y Elkus, 2010). Se
esperaba que la aplicación más enérgica de la ley, sanciones más severas y sentencias más
largas en las terribles prisiones de la región disuadirían a los narcotraficantes y a los mafiosos
(Apel y Nagin, 2011; Jutersonke et al., 2009). No resultó como se había previsto.
2En América Latina y el Caribe, se reconoce cada vez más las limitaciones de los enfoques
sancionatorios de la justicia penal en materia de prevención del crimen (Muggah et al., 2016;
CAF, 2014). Alcaldes, empresarios y líderes bien informados invierten de manera creciente en
intervenciones en el nivel municipal y fomentan la seguridad desde las bases. Aprendieron
lecciones importantes de la manera más dura: mediante ensayo y error. Algunos encontraron
que el trabajo policial, la justicia penal y los sistemas penales estaban insuficientemente
planeados y eran manejados de forma deficiente, y que se requerían más estrategias centradas
en las personas. Muchos también descubrieron cómo la colusión entre la policía y los grupos
delictivos, junto con la corrupción y la impunidad, podían socavar las medidas de seguridad
ciudadana. Otros concluyeron que la criminalización y la estigmatización social generalizada de
segmentos enteros de la población —en especial los jóvenes, los delincuentes no violentos y los
usuarios de drogas— eran un retroceso, y que en algunos casos fortalecían, en vez de disminuir,
el poder de las organizaciones delictivas (Lessing, 2011; Basombrío Iglesias, 2011; Cruz y
Santacruz, 2005; Cruz y Carranza, 2006).
3Los líderes metropolitanos en América Latina y el Caribe empezaron a experimentar con nuevos
enfoques de seguridad pública. Comprendieron intuitivamente que se requiere una revolución no
solo en la manera de concebir y brindar seguridad pública y justicia, sino también en relación a
la identidad cívica y la coexistencia social, así como la cohesión y la eficacia (Mockus, 2008). Se
requería un nuevo pacto para reconstruir y restaurar la legitimidad del Estado, y la eficacia y la
eficiencia de sus servicios básicos. Despúes de todo, la seguridad de las personas y de la
propiedad es una obligación fundamental del Estado y el derecho más básico del ciudadano. A
partir de fines de los años 90 y principios del nuevo milenio, un pequeño grupo de gobiernos,
donantes bilaterales y multilaterales, organizaciones no gubernamentales y organizaciones
privadas latinoamericanas y caribeñas, propuso una serie de iniciativas innovadoras en materia
de seguridad ciudadana. Para su éxito era clave el apoyo continuo entre diferentes niveles de
gobierno, el compromiso sostenido a lo largo de múltiples periodos electorales y la ampliación de
una nueva cultura que combine la represión con medidas preventivas primarias, secundarias y
terciarias.
4El presente capítulo considera las formas y las funciones de la seguridad ciudadana en las
ciudades y países de América Latina y el Caribe. Se basa en dos decenios de investigaciones y
en la experiencia acumulada en organismos internacionales y en gobiernos federales, estatales y
municipales, así como grupos de la sociedad civil en América y el Caribe. El capítulo presenta, en
primer lugar, los supuestos teóricos de la seguridad ciudadana, de manera general. La segunda
sección revisa la dinámica y los factores determinantes de la violencia en la región. La sección
tres explora el curso futuro de las intervenciones de seguridad ciudadana en la región 4. Si bien
se define y describe la seguridad ciudadana de diferentes maneras, ésta comprende esfuerzos de
prevención social y situacional, medidas policiales y judiciales, e intervenciones de rehabilitación
y reinserción social. Surgió como contrapeso a un paradigma de orden público, más sancionador,
que ha persistido en la región. En vez de poner énfasis en medidas de seguridad que apuntalan
las fronteras y la autoridad del Estado, la seguridad ciudadana pone énfasis en un Estado
receptivo y con capacidad de respuesta y una ciudadanía activa como medio de lograr la
seguridad pública.
2. Teorías de la seguridad
ciudadana
5 Ver Muggah y Szabo de Carvalho (2014). Cabe señalar que el énfasis de la seguridad ciudadana
sobre (...)
5La seguridad ciudadana comprende una serie de ideas y actividades destinadas a prevenir y
reducir la violencia, a promover la seguridad pública y el acceso a la justicia, a fortalecer la
cohesión social y a reforzar los derechos y las obligaciones mutuas entre el Estado y los
ciudadanos. Es más que una reforma del sector seguridad, que por lo general se decreta en
escenarios de posconflicto, aunque existen algunas actividades y áreas de interés claramente
superpuestas5. En conjunto, la seguridad ciudadana involucra la aplicación de medidas de
seguridad pública efectivas en el contexto de normas democráticas más amplias. Por ello es
distinta y más amplia que los enfoques del orden público nacional basados en el trabajo policial y
el control del delito. El concepto de seguridad ciudadana está ampliamente difundido en el
mundo de las políticas en América Latina y el Caribe, pero los académicos también han teorizado
un poco al respecto (CAF, 2014; PNUD, 2013, 2012, 2010). Sin embargo, el concepto se ha
puesto de moda en América, y la mayoría de los países reclaman políticas nacionales y
subnacionales en seguridad ciudadana, y prácticamente todos los donantes internacionales han
alineado sus inversiones en la misma dirección (Muggah y Szabo de Carvalho, 2014).
8 La protección a niños y jóvenes establecida en la Convención sobre los Derechos del Niño (artículo (...)
6La seguridad ciudadana es más que una mera novedad pasajera. Hay un creciente
reconocimiento de que los marcos de la seguridad pública a largo plazo exitosos son también
aquellos que garantizan los derechos de los ciudadanos (Basombrio Iglesias, 2012, 2011; Bobea,
2012, 2011)6. Por otra parte, existen datos que respaldan la afirmación de que la inversión en la
prevención de la violencia es más rentable que los gastos ostensiblemente improductivos en
seguridad pública o privada 7. Sin embargo, la evidencia por sí sola rara vez impulsa la
transformación de una política. En efecto, las élites más conservadoras de América Latina y el
Caribe suelen pedir medidas policiales represivas, actividades de vigilantismo y encarcelamientos
severos, incluida la reducción de la edad de responsabilidad penal de niños y adolescentes 8. La
idea de seguridad ciudadana fue introducida deliberadamente para reconciliar estas tensiones
mediante el énfasis en el Estado responsable y la ciudadanía activa.
9 Además, existe una preocupación real sobre si las fuerzas militares están adecuadamente
preparadas (...)
9El segundo de estos conceptos es el de ciudadanía activa. No solo la policía, sino también los
ciudadanos desempeñan un papel clave en el desafío de garantizar la seguridad ciudadana. Por
un lado, pueden exigir a los funcionarios públicos que rindan cuentas sobre el cumplimiento
adecuado de su función de brindar seguridad. Por el otro, el éxito de muchas políticas de
seguridad pública depende de la colaboración positiva entre la población y la policía. Aunque a
menudo se confronta una tradición de negligencia y maltrato sistemático para brindar
información, para diseñar e implementar una política policial eficaz es esencial encontrar
maneras de fomentar la colaboración entre la policía y la población (Ungar y Arias, 2012).
10Para ser efectivos, en colaboración con las fuerzas del orden público, los ciudadanos deben
hacerse cargo de su propia seguridad. La idea de que los cuidadanos se hacen responsables de
sí mismos y de otras personas puede ser descrita como «autorregulación» y «regulación
mutua». No implica vigilantismo o linchamientos, aunque vale decir que estas prácticas reciben
un alarmante respaldo en algunos lugares de América Latina y el Caribe (ver, por ejemplo, ICG,
2013). Tampoco requiere la creación de milicias o fuerzas paramilitares, o la inversión en más
cárceles, a las cuales se suelen referir en la región como «escuelas de perfeccionamiento» para
el delito (Dammert y Zuñiga, 2008; Dudley y Bargent, 2017). Más bien, subraya la importancia
de crear espacios que faciliten a la ciudadanía el trabajo conjunto con la policía y los grupos
cívicos para garantizar la seguridad en los centros laborales, los vecindarios y los hogares
(Ainslie, 2014; Costa, 2012; Dammert, 2007; Frühling, 2012, 2004; BID, 2012, 2010, 2009).
10 Para una discusión más amplia sobre la aplicación de estrategias de trabajo policial
contemporáneas (...)
11 En Centroamérica y América del Sur han ocurrido importantes procesos de reestructuración de la
Poli (...)
11En el fondo, la seguridad ciudadana está «centrada en los derechos». El Estado la enmarca y
respalda, pero la participación pública la orienta y la moldea (CIDH, s.f.; Costa, 2012; BID,
2012, 2010, 2009). La seguridad ciudadana es compatible con una amplia variedad de prácticas
policiales exitosas en el mundo —aunque no las reemplaza—, como el trabajo policial orientado a
la solución de problemas, el trabajo policial de orientación comunitaria y de proximidad, así
como el trabajo policial guiado por inteligencia10. Estos enfoques se introducen cada vez más en
el contexto de las reformas y la modernización de la policía en América Latina y el Caribe 11.
Además de estrategias y tácticas de trabajo policial específicas, las políticas de seguridad
ciudadana también abarcan una serie de actividades que buscan mejorar la seguridad general,
prevenir la violencia y reducir los delitos. Entre éstas, el rediseño, renovación y repotenciación
de espacios urbanos; la creación de empleos específicos; la existencia de programas de
formación y generación de empleo; intervenciones educativas e intervenciones en escuelas para
jóvenes en riesgo; actividades para la primera infancia y de apoyo a los padres; así como
mediación formal e informal para reducir las tensiones intragrupales en situaciones altamente
volátiles, entre otros (Muggah et al., 2017; Muggah, 2017b, 2016).
12 Dada la falta de transparencia en el sector, es difícil determinar con precisión sus cifras: hay ap (...)
3. El cambio de contexto en la
seguridad ciudadana
13No hay soluciones fáciles para la magnitud de los desafíos relacionados con la inseguridad y la
injusticia en América Latina. Las intervenciones que se han implementado rapidamente,
tomando como modelo los programas de América del Norte y Europa occidental, tienen pocas
probabilidades de éxito. Esto obedece a que la dinámica actual de la región está conectada a
factores históricos, políticos, económicos y socioculturales profundamente arraigados, que
incluyen la desigualdad, la impunidad, la poca institucionalización de las entidades del Estado,
así como la normalización de la violencia (PNUD, 2013; Zaverucha, 2001; Woodrow Wilson
Center, 2013). Una paradoja en América Latina y el Caribe es que, aún cuando han mejorado la
gobernanza democrática y la reducción de la pobreza en las últimas tres décadas, los delitos
violentos se han estabilizado e incluso incrementado (Muggah y Szabo de Carvalho, 2016;
Muggah, 2015b).
15Un ingrediente central para el éxito de las intervenciones en los estados y ciudades es el
desarrollo y análisis de datos confiables y en tiempo real (Akpokdje et al., 2002; Muggah et al.,
2017; OAS, 2011; Olavarría y Pantoja, 2010). Otro ingrediente es la adaptación de las
mediciones de las políticas y programas a los problemas sociales, económicos, políticos que
enfrenta cada lugar (Chioda, 2017; PNUD, 2013, 2010; Vandereschueren et al., 2009). Esta
sección estudia la amplia variedad de contextos en los escenarios latinoamericanos y caribeños
cuando se trata de violencia organizada y no organizada. También subraya claramente cuán
diferente es su experiencia de las distintas formas de inseguridad. Luego, se presenta un marco
esquemático mediante el cual se reflexiona sobre los distintos tipos de desafío de la seguridad
ciudadana ante entornos específicos, seguido de un análisis del conjunto de estrategias que se
pueden implementar para hacerles frente.
16Los criminólogos e investigadores en salud pública han detectado marcadas diferencias en las
tasas de violencia de las ciudades de América Latina y el Caribe. Por ejemplo, Briceño-León et al.
(2008)
13 Los costos de la violencia como proporción del PIB varían según el país. Para Perú y Brasil es el 1 (...)
17encontró que las ciudades de Argentina, Chile, Costa Rica y Uruguay muestran tasas de
mortalidad comparativamente bajas, mientras que las de Perú, Nicaragua, Ecuador, República
Dominicana, Panamá y Paraguay muestran tasas moderadas. En cambio, las ciudades
brasileñas, mexicanas, colombianas, salvadoreñas, hondureñas y venezolanas registran una alta
mortalidad por violencia letal debido a desigualdad social, ausencia de oportunidades de empleo,
segregación urbana, mercados locales de drogas ilegales, disponibilidad de armas de fuego y
alto consumo de alcohol (Muggah, 2016; Soares and Naritomi, 2010; Briceno-Leon et al., 2008;
Villaveces et al., 2000). A lo largo del tiempo y del espacio, los costos sociales y económicos de
esta violencia son excesivos13.
15 Para una revisión de las tasas de homicidio y crecimiento poblacional en más de 2,100 ciudades
del (...)
Tabla 1. Tasa de homicidios (por cada 100’000 habitantes) en una selección de ciudades
(2016 o último año).
Zoom Original (png, 234k)
Fuente: http://Homicide.igarape.org.br.
19La violencia en América Latina y el Caribe está sumamente concentrada en zonas urbanas, en
especial en los vecindarios de bajos ingresos (Muggah, et al., 2017; Salama y Camara, 2004).
Esto obedece en gran parte al rápido crecimiento de la población, a la mayor densidad
poblacional y a un desarrollo informal o deficientemente planeado. Por ello se establecen
rápidamente zonas de exclusión que segmentan a las comunidades de ingresos más altos de las
de ingresos más bajos (Dammert, 2007; Muggah, 2015b). Estas zonas espacialmente
segregadas pueden inhibir la conectividad con otros barrios urbanos. También suelen presentar
barreras topográficas y un suministro y acceso desigual a los servicios sociales. Los grupos
delictivos, las bandas y los grupos de vigilantismo desarrollan con frecuencia mecanismos
alternativos de control social (Briceño-León et al., 2008; Concha-Eastman, 2005, 1994; Cruz,
2004; Rodgers, 1999; Rodgers y Muggah, 2009; Rubio, 2005).
16 Estudios en EE.UU. han demostrado que más de la mitad de todos los delitos están concentrados en
el (...)
21La violencia en las ciudades latinoamericanas y caribeñas es también contagiosa. Aunque los
patrones de violencia y victimización pueden cambiar a lo largo del tiempo, estos tienden a
concentrarse en ciudades específicas y dentro de ellas en vecindarios y cuadras específicas, o
zonas críticas (hot spots). En la mayoría de los países, gran parte de la violencia ocurre solo en
unos cuantos rincones de la ciudad. En Bogotá, por ejemplo, los científicos sociales han
calculado que menos del 2 por ciento de las calles de la ciudad daban cuenta de toda la
victimización letal del periodo 2012‒13 (Mejia et al., 2014). En Honduras, más de dos tercios de
todos los homicidios ocurren en solo tres ciudades 16.
23¿Por qué persiste tanto la violencia cuando las tasas de pobreza latinoamericanas y caribeñas
se han reducido a sus más bajos niveles en décadas? Los investigadores tienden a esperar una
relación inversa entre mejoras en el bienestar de los pobres y la reducción del delito y la
violencia (Roger y Pridemore, 2013). Desde el lado positivo del balance, la mayoría de los países
en América Latina y el Caribe han experimentado reducciones drásticas en la pobreza desde el
2000. Según datos de las Naciones Unidas, de los 632 millones de habitantes de la región, la
proporción de quienes sufren pobreza ha bajado del 41.7 por ciento al 25.3 por ciento 17.
Aunque la reducción de las tasas de pobreza se ha detenido en algunos países, las habitantes de
la región han experimentado mejoras reales en su bienestar económico 18.
25Aun así, la relación entre el delito violento y el desarrollo general de un país no es lineal.
Según el Banco Mundial, «la tasa de homicidios aumenta primero a medida que se incrementa el
ingreso per cápita y luego desciende en los niveles más altos de ingreso per cápita» (Chioda,
2017, 9). Esto obedece a que a medida que crecen los ingresos, los costos de oportunidad del
delito también crecen (Felson y Clarke, 1998; Gaviria, et al., 2010). También hay probablemente
un incremento de la demanda de seguridad y protección a medida que el nivel del delito se
eleva, obligando a invertir más en el control del delito. Otra perspectiva es que la inversión en
desarollo social y económico por sí misma no reduce necesariamente la violencia criminal. El
tamaño de la clase media y los niveles de pobreza no son en sí mismos determinantes
estadísticos de las tendencias de la violencia. Lo que parece importar es la velocidad del
desarrollo: un 1 por ciento en la tasa de crecimiento del PIB está correlacionado con 0.24 menos
homicidios por cada 100,000. Esto sugiere que la velocidad del crecimiento es un «factor
protector» que reduce los beneficios del delito.
26La desigualdad es otro factor sospechoso de la violencia homicida, aunque continúa el debate
sobre la fuerza de dicha relación. Las encuestas a menudo muestran que cuanto más desigual es
un lugar, más alta es la tasa de violencia. A pesar del demostrado descenso de la pobreza en
América Latina y el Caribe, la reducción de la desigualdad se está deteniendo. El Banco Mundial
y la Base de Datos Socioeconómicos para América Latina y el Caribe (SEDLAC, por sus siglas en
inglés) detectaron el retorno a anteriores tasas de desigualdad en algunos lugares del triángulo
norte de Centroamérica y la región andina desde 2010 (Cord et al., 2014). De hecho, América
Latina muestra la distribución de ingresos más desigual en el mundo: incluye 10 de los 15 países
más desiguales del planeta (Deas y Daza, 1995; Fainzylber et al., 2002; Sánchez y Núñez,
2001). La mayor desigualdad se traduce en más violencia por dos razones. Primero, la gran
disparidad en la riqueza crea mayor competencia en y entre las poblaciones que experimentan
altos niveles de desempleo y limitada movilidad ascendente. Segundo, la desigualdad en los
ingresos genera competencia entre ricos y pobres por los bienes públicos.
27Dada la capacidad de las élites de apropiarse o, incluso, eliminar los servicios públicos —entre
los cuales se encuentra el trabajo policial—, éstos suelen estar por debajo de los estándares en
las zonas más pobres. Sin embargo, la desigualdad no cuenta toda la historia. Cuando en los
modelos para analizar los efectos de los homicidios se incluyen mediciones de pobreza, el efecto
desigualdad-homicidio disminuye sustancialmente. Según algunos investigadores, las mediciones
de pobreza no relacionadas con los ingresos —incluida la tasa de mortalidad infantil y la
disponibilidad a limitados servicios de protección social— también parecen desempeñar un papel
estadísticamente significativo en la definición del curso de la violencia homicida (Pridemore,
2011).
28El desempleo juvenil persistente es otro factor clave en las altas tasas de homicidio. Cerca del
13 por ciento de los 108 millones de jóvenes (15-24 años) de América Latina y el Caribe están
desempleados19. Esta cifra es tres veces mayor a la tasa correspondiente para los adultos. Más
de la mitad de los que efectivamente trabajan están vinculados con la economía informal.
Tomados en conjunto, más de 20 millones de jóvenes no están recibiendo educación, formación
o empleo. Encuestas panel han mostrado que un 1 por ciento de incremento en el desempleo
juvenil conduce a un 0.34 adicional de homicidios por cada 100,000 personas (Chioda, 2017). La
supuesta razón de lo mencionado es que la juventud es especialmente susceptible a actividades
predatorias y a conductas delictivas, y que los beneficios de involucrarse en el mercado delictivo
son mayores que los del mercado formal. Sin embargo, es importante subrayar que el empleo
por sí solo puede ser insuficiente para disuadir la participación en el delito. Algunas
investigaciones sugieren que la «calidad» del trabajo es importante.
29En Brasil, un 1 por ciento en la tasa de desempleo para varones se relaciona con una subida
de 2.1 por ciento en homicidios. Las sociedades latinoamericanas y caribeñas vienen
presenciando una explosión del «delito aspiracional». Tanto los perpetradores como las víctimas
son por lo general jóvenes que carecen de trabajo, no se encuentran estudiando y no tienen
otras opciones. Como observó el economista Gary Becker en 1968, los delincuentes pueden
evaluar que los beneficios de sus delitos superan los costos potenciales. Así, los horizontes de
empleo limitados están asociados con una reducción de los costos de oportunidad del delito. El
desempleo también está vinculado con el repunte del reclutamiento de miembros en las bandas.
De igual forma, las bajas tasas en logros educativos están correlacionadas con frecuencia con
niveles más altos de exposición a la violencia delictiva. América Latina ha ampliado el acceso a la
educación y ha mejorado sus tasas de alfabetización, pero las tasas de deserción escolar siguen
siendo altas y la calidad de la educación baja. La no terminación de los estudios —en especial la
secundaria— está fuertemente correlacionada con la delincuencia. Estudios en Bogotá indican
que la edad y el logro educativo son factores determinantes en la exposición al crimen violento,
y que el apoyo focalizado en la generación de ingresos permanentes puede desempeñar un
papel disuasorio en el involucramiento delictivo.
30Sin embargo, otra explicación de las altas tasas de violencia en América Latina y en el Caribe
es la debilidad de las instituciones responsables de la seguridad y la justicia (PNUD, 2013). La
baja legitimidad y las capacidades institucionales desiguales, o el abuso y la corrupción dentro
de ellas, pueden alimentar el delito. Además, la baja capacidad institucional asegura que el
orden público está asociado con el clientelismo y la impunidad. En América Latina solo 20 de
cada 100 homicidios terminan en una condena: la tasa mundial es 43 de cada 100. Las
explicaciones de la debilidad institucional son varias. El legado de conflictos y regímenes
militares en países como Argentina, Colombia, El Salvador o Haití, es una de las mas obvias. Las
instituciones militares y policiales continúan operando con una mentalidad de guerra. Algunas de
ellas ocultan estructuras clandestinas en las fuerzas armadas, en el sector judicial y el de
inteligencia. En Guatemala, por ejemplo, los grupos paramilitares de derecha siguen activos y
son mantenidos por las élites (ICG, 2016).
31Un factor importante que define la impunidad sistémica es el delito o crimen organizado, en
especial las organizaciones narcotraficantes. Todos los países latinoamericanos y caribeños están
afectados en diverso grado por organizaciones criminales, en especial, los cárteles de la droga,
que generan ingresos estimados de USD 330,000 millones al año (UNODC, 2012b). En muchos
países, dichos grupos ya han penetrado todas las ramas del gobierno, de manera parecida a lo
que hizo la mafia italiana durante el siglo XX (Bloc, 1974; Gambetta, 1996; Godson, 2003;
Varese, 2011). Después de todo, un Estado débil es una bendición para el crimen organizado.
Sobornar a las instituciones públicas es mucho más eficaz que luchar contra ellas.
32Existen otras razones por las que los países latinoamericanos y caribeños luchan contra tasas
de delito y victimización por encima de la media (Sánchez y Nuñez, 2001). Por ejemplo, el
crecimiento urbano sin regulaciones explica en parte la subida de las tasas de homicidio en las
ciudades y barrios marginales (Muggah, 2015a). La abundancia de armas de fuego sin licencia,
incluídas aquellas que se trafican desde los EE.UU. o que llegan al mercado desde fuentes
internas, también están asociadas de manera muy fuerte con la violencia con armas de fuego en
la región (Muggah y Dudley, 2015). Además, se atribuye a las normas sociales que condonan el
machismo y la desigualdad en las relaciones de género, las altas tasas de violencia doméstica y
en la pareja (Morrison et al., 2004; Nelson, 1996).
20 Esta sección, centrada en las estrategias, fue elaborada en asociación con Desmond Arias en 2014
an (...)
34En América Latina se han movilizado varios tipos de estrategias para enfrentar los diferentes
tipos de inseguridad20. A medida que evolucionan las condiciones sobre el terreno, también lo
hacen las diversas respuestas. Naturalmente, los enfoques convencionales de la seguridad
ciudadana guardan relación con muchas situaciones de criminalidad. Dicho esto, en escenarios
extremos, particularmente en situaciones de intensa complicidad del Estado con los grupos
armados, puede ser más apropiado realizar reformas más fundamentales del Estado y establecer
medidas de lucha contra la corrupción y acciones de mediación. En el centro de la Figura 13.1
están los cambios doctrinales. Estos pueden incluir mejoras en la recopilación y uso de datos, así
como cambios en las prácticas y el comportamiento policial, lo que a menudo sirve de espacio
central para una variedad de cambios en la política, pero no están dirigidos a tipos particulares
de delito (Olavarría y Pantoja, 2010). La Figura 13.1 presenta un mapa de ruta mediante el cual
los formuladores de políticas y los expertos pueden examinar los tipos de contexto que
enfrentan y las estrategias de intervención más apropiadas y basadas en evidencias.
Fuente: Autor.
21 Por ejemplo, una evaluación realizada por el Instituto Nacional de Estadistica y Geografia de Méxic (...)
22 De acuerdo al informe, se encontró que en nueve de cada diez intervenciones ésta estrategia
reduce (...)
23 El informe de Abt y Winship (2016) encontró que las intervenciones de terapia conductual-
cognitiva (...)
36Existen varios enfoques en materia de seguridad ciudadana que parecen más efectivos que
otros. Por ejemplo, la disuasión focalizada —la identificación de las personas más inclinadas a
usar la violencia y su involucramiento en comunicaciones repetidas con oficiales de policía,
servicios sociales y líderes de la comunidad— parece tener un impacto muy positivo en el
descenso de las tasas de violencia 22. De igual modo, la terapia conductual-cognitiva —enfoque
que emplea técnicas psicológicas clínicas a fin de cambiar los pensamientos y comportamientos
dañinos de los delincuentes— también muestra robusta evidencia cientifica de éxito 23. En última
instancia, el éxito de estos programas depende de la medida en que éstos están guiados por
datos confiables y están integrados en una estrategia de seguridad ciudadana de una ciudad o
de un país.
37En el combate contra la corrupción y las actividades delictivas más organizadas se pueden
requerir diferentes estrategias. Los grupos criminales más sofisticados (como los cárteles o las
bandas transnacionales) pueden no ser sensibles a las estrategias que se movilizan para
combatir el delito menor. En el caso de bandas más organizadas, la importancia del
fortalecimiento de las comunidades locales y la participación ciudadana aumenta, así como
también la de la investigación criminal de rutina (ver Figura 1). Mientras las instituciones
públicas no estén profundamente relacionadas con grupos criminales, el activismo y la
participación de la comunidad local tienden a desempeñar un papel importante en la prevención,
el control y, en última instancia, la reducción del delito, y en la mejora de la seguridad general
(Arias, 2004).
39Mientras tanto, las empresas delictivas complejas, si bien a menudo se basan en las redes,
también suelen ser en gran parte clandestinas y pueden tener poca presencia pública visible,
como lo muestra ampliamente el caso de las bandas criminales en ciudades como Medellín. En
tales circunstancias, la ecuación vuelve a cambiar. Las personas que podrían haber estado
dispuestas a trabajar con el gobierno en el control de las bandas, o las que podrían reportar los
delitos en las calles, evitan interactúar con las autoridades por temor a las represalias de los
delincuentes. En estas circunstancias, las investigaciones policiales más efectivas y enérgicas
desempeñan un papel más importante en el control del crimen. En las condiciones del crimen
altamente organizado, ya sea con relaciones contenciosas o más colusorias con funcionarios
públicos, los esfuerzos del Estado para reocupar el territorio controlado por estas organizaciones
criminales constituyen una respuesta clave a las actividades delictivas (ver Figura 1). Los grupos
del crimen organizado a menudo capitalizan su capacidad de controlar territorios y proporcionar
servicios de seguridad informales, normalmente provistos por el Estado (Garzon, 2016). En tales
casos, las treguas y los ceses de fuego son opciones tentadoras, pero deben ser abordadas con
cautela (Muggah et al., 2013).
40El restablecimiento del control territorial y el reclamo de servicios básicos —como en el caso
de la consolidación en Colombia o la pacificación en Río de Janeiro— pueden ser prioritarios. Así
los gobiernos nacionales y municipales y las fuerzas policiales pueden efectuar realmente sus
investigaciones y, con el transcurso del tiempo, participar en el fortalecimiento de las
comunidades y promover actividades de seguridad ciudadana más participativas, que se hacen
posibles gracias a una mejor y más confiable presencia del Estado. Sin embargo, la corrupción
del Estado desde los gobiernos federales hasta los gobiernos municipales, puede atenuar los
efectos de una ocupación territorial. Cuando el crimen está altamente organizado y tiene
intensas relaciones con el Estado, o las actividades delictivas están centradas en el Estado, la
rendición de cuentas y el control del Estado, a menudo ejercidas mediante investigaciones
internas o por el poder legislativo, se vuelven esenciales para el control de las actividades
delictivas (ver Figura 1). Los diferentes elementos de la rendición de cuentas horizontales,
verticales y sociales pueden ayudar a desarticular las relaciones colusorias entre funcionarios
públicos y delincuentes.
41A medida que se disuelven estas relaciones, otras soluciones pueden volverse más efectivas,
como las investigaciones internacionales y la reocupacón territorial. En contextos donde los
actores sociales tienen por lo general relaciones positivas con diferentes tipos de actores
armados organizados y no organizados, como se refleja en el margen derecho de la Figura 1, la
reorganización, el fortalecimiento y la reforma del Estado pueden ser importantes para el
esfuerzo de mejorar la seguridad. Un ejemplo de intervención innovadora a este respecto es la
Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala –CICIG (Panner y Beltrán, 2010). A
medida que mejora la estructura general del Estado, se hará posible hacer rendir cuentas a los
actores colusivos del Estado y participar en actividades de seguridad.
42Cuando grupos armados divididos colaboran con el Estado o con facciones del Estado se
produce una situación particularmente maliciosa (ver Figura 1). En esos contextos, las
operaciones de estabilidad, como opuestas a los empeños de las fuerzas del orden, pueden ser
esenciales para controlar la violencia y otras formas de criminalidad (Muggah, 2013, 2009). En
estas condiciones, las diferentes facciones del Estado pueden involucrarse en luchas internas, así
como también en competencias violentas con los grupos armados. Abordar este problema puede
implicar esfuerzos para controlar y contener, tanto el conflicto entre estos grupos, como los
enfrentamientos entre el Estado y las facciones armadas pertinentes. A medida que la seguridad
se consolida con el paso del tiempo, el fortalecimiento de los organismos del Estado y las
intervenciones de reintegración social y económica para los actores armados pueden
desempeñar un papel importante en la promoción de la seguridad ciudadana (Muggah, 2009).
En efecto, las comunidades a favor de la construcción y el mantenimiento de la paz están
abordando en el curso de sus trabajos muchos de estos escenarios donde no hay guerra, pero
tampoco hay paz (no war, no peace) (Muggah y Krause, 2009). El auge del llamado «police-
keeping», o mantenimiento de la policía, como parte del mandato de apoyo a la paz de las
Naciones Unidas —incluido en Haití— es prueba de ello.
4. El futuro de la seguridad
ciudadana
24 Para un estudio de las iniciativas de seguridad ciudadana, consultar Muggah y Aguirre (2013) y
CAF (...)
46Uno de los objetivos centrales en la creación de la base de datos del mapa de la seguridad
ciudadana para América Latina y el Caribe fue evaluar el impacto de intervenciones
diferenciadas. En otras palabras, la meta no fue solo determinar la cantidad de intervenciones
que, dadas las 1,300 intervenciones recopiladas en 26 paises, es una meta considerable 26. El
objetivo más bien fue determinar la calidad de estas políticas, programas y proyectos (Muggah y
Aguirre, 2013). Una manera de hacerlo es sondeando la literatura publicada en busca de
evaluaciones de impacto. Una revisión intensiva detectó algunas evidencias en la literatura
criminológica sobre los resultados de las estrategias basadas en metodos disuasorios,
intervenciones enfocadas en la juventud en riesgo, enfoques de diseño ambiental, y enfoques
que enfatizan la vivienda y la propiedad. Pero el hecho es que existen muy pocos artículos
revisados por pares, y aún menos diseños experimentales robustos que midan resultados.
27 Evaluaciones «formales» son aquellas que emplean «metodologías científicas» que utilizan un
contraf (...)
28 Ver, por ejemplo, Beato Filho (2005), Cano (2012, 2007), Soares y Viveiros (2013) y Villaveces et
a (...)
30 Para un ejemplo de cómo se adoptan políticas de UPP en Panamá y en otros lugares, ver Cunha
(2012).
5. Conclusiones
31 En México, los programas de transferencias condicionadas de dinero en efectivo y los programas de
r (...)
49Si bien algunas ciudades y estados latinoamericanos están revirtiendo sus estrategias de
orden público hacia unas politicas más represivas, los esfuerzos para promover la seguridad
ciudadana continúan extendiéndose en la región.Sin embargo, vale recordar que la seguridad
ciudadana es una vía necesaria -aunque insuficiente- para mejorar la seguridad y prevenir la
violencia. Esta debe ir acompañada por esfuerzos para reducir la concentración de pobreza, la
desigualdad social y de ingresos, y el desempleo, en especial entre los grupos de población más
joven. Es vital que los líderes nacionales, estatales y municipales movilicen y apoyen
políticas sociales y económicas, sobre todo iniciativas que mantengan a los adolescentes en las
escuelas y en los mercados de trabajo. Hay ejemplos positivos de esto, como en Brasil y México,
donde los programas de transferencia condicionada de dinero en efectivo y las políticas de
distribución están correlacionadas con la reducción de homicidios y violencia sexual 31.
50A pesar de todo, las autoridades públicas que han demostrado un compromiso con la inversión
sostenida en la seguridad pública están logrando resultados prometedores. Si bien en la región
existen aún conservadores que defienden los enfoques de mano dura en materia de prevención
del crimen, muchos gobiernos están tratando de lograr un equilibrio, invirtiendo tanto en
medidas punitivas como preventivas. Para restaurar la credibilidad y la legitimidad es un
prerrequisito la vigilancia civil transparente de las instituciones militares, policiales y de la
justicia en la región, lo que algunos llaman «gobernanza de la seguridad». De igual modo, las
mejoras en la cantidad y la calidad de los datos sobre delitos recogidos también está
conduciendo a un trabajo policial más inteligente y a una entrega más eficiente de los servicios
judiciales a aquellos que más lo necesitan. Todas son tareas profundamente desafiantes, y todas
exigen un liderazgo informado a fin de alcanzarlas. Los mayores éxitos surgen cuando las
políticas son sostenidas a lo largo de muchos períodos electorales y los propios ciudadanos las
hacen genuinamente suyas.
Inspecciones técnicas
Mi fascinación por el tema me llevo a profundizar demasiado, a tal nivel que he sido capaz
de aplicar los conocimientos y técnicas a mi vida cotidiana.
Es posible identificar el tipo de huella que poseen los seres humanos, ya que estas se
pueden clasificar en cuatro tipos: lazo, compuesto, arco y espiral.
Lazo
Los patrones de recodo tienen líneas que empiezan en un lado de la huella, van aumentando
hacia el centro, se regresan y salen del mismo lado en que empezaron.
Compuesta
Consiste en dos formaciones distintas del lazo con dos separaciones y los hombros distintos
y dos deltas.
Arco.
Los patrones de arco tienen líneas que empiezan en un lado de la huella, van hacia el centro
y salen del otro lado de la huella.
Arcos simples: En este tipo de configuración, las crestas entran por un lado y corren hacia
el lado opuesto, formando una pequeña o el levantamiento en el centro. Esta configuración
debe llenar no más de uno de los cuatro requisitos de las presillas; sin crestas recurvantes,
sin formación angular y sin levantamiento abrupto.
Arcos pirámides: Estos son una variación de los arcos simples, pero las configuraciones
formadas por sus crestas no son tan sencillas como las de los arcos simples. La semejan
zaque a veces existe entre un arco pirámide y una presilla es tanta, que hay que tener gran
cuidado al examinarlos a fin de no confundirlos.
Espiral
Los patrones en forma de espiral tienen muchos círculos que no se salen de cualquier lado
de la huella.
Las huellas dactilares dependen de los genes que poseas…