Indicadores Sociales12

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LOS INDICADORES SOCIALES

Cristino Barroso Ribal


Rosa María Henríquez Rodríguez

Debemos advertir que, a pesar de constituir los indicadores sociales una técnica de
investigación eminentemente cuantitativa, esta lección no es de matemáticas, ni de estadísticas,
ni de técnicas de investigación. Evidentemente explicaremos, mostraremos y aplicaremos
mediciones y medidas, variables, indicadores, índices, sistemas, cálculos, cifras, fuentes y
tecnologías. Pero el contenido de esta lección será esencialmente teórico y metodológico,
reflejando el contexto y el proceso social de la técnica, su historia, sus fuentes, sus aportaciones
y limitaciones, sus implicaciones políticas. Inevitablemente, esta lección tiene relación con
otras asignaturas, como Estructura Económica, Sociología de la Educación y Sociología del
Desarrollo. Viene referida esta lección a un instrumento de medición para el conocimiento de
la estructura social, quizás el más utilizado, los indicadores sociales. Los indicadores sociales
constituyen la herramienta más usada en los diversos estudios generales y específicos sobre la
estructura social en España. Por eso incluimos esta lección, para poder abordar dichos análisis
de la estructura social en España, fuera y dentro de España. Comenzaremos con las definiciones
y funciones de dicha herramienta. A continuación esbozaremos la historia de los indicadores
sociales para dar paso a las aportaciones, las ventajas e inconvenientes de su uso. En la
construcción de sistemas de indicadores sociales debemos considerar algunas reglas para evitar
sesgos, cuestión que abordaremos para después desarrollar los pasos y las fases de elaboración
de sistemas de indicadores sociales. Detrás de cada indicador hay un concepto, y con él, una
teoría. Terminaremos esta lección, como ejemplo, esbozando la teoría de las necesidades
humanas y su aplicación al bienestar social, con sus indicadores de satisfacción.

4.1.- LOS INDICADORES SOCIALES, INSTRUMENTOS DE


CONOCIMIENTO E INTERVENCIÓN

Los indicadores sociales constituyen para la sociedad lo que los test de inteligencia o de
personalidad para cada individuo. Es una forma de medir una situación al mismo tiempo que
informa sobre la estructura. Por eso, y como ejemplo de medición, comenzamos con un test.
Aplicaremos sobre nosotros mismos la técnica que normalmente se utiliza para los demás, para
medir cómo son y cómo están los otros. En este caso usaremos el test para medir nuestra
propia vida. Aun a riesgo de influir en las posibles respuestas, traemos previamente una
reflexión y un cuento que nos hablan de la relación entre cantidad de vida (nivel de vida) y
calidad de vida (condiciones de vida), términos inicialmente contradictorios y que precisamente
sugieren la utilización de instrumentos de conocimiento y acción que vayan más allá del mero
automatismo positivista. La reflexión es del personaje protagonista de la novela de Dyan
Sheldon “El último soltero de New York”, y viene muy bien para hacer pensar sobre los
condicionantes culturales y económicos de la estructura social.

"Es indiscutible, desde un punto de vista puramente objetivo, que, en este


planeta al menos, lo más deseable para una persona es ser hombre, blanco y occidental.
Nosotros somos los tipos que gozamos de las opciones y las oportunidades. Nosotros
somos los tipos que podemos conseguir los niveles más altos de poder, realización y
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éxito personal.

Me miré de cerca en el espejo del cuarto de baño, muy, muy de cerca. ¿Era eso
la crème de la crème? ¿Era eso el poder, la realización y el éxito personal? ¿Era eso la
criatura que toda ameba de la charca deseaba ser?...

¿Era ése el hombre que iba a ser la respuesta blanca a Willie Mays? ¿Era ése el
joven que iba a hacer que Henry James se retorciera en su tumba de admiración y
envidia? ¿Era ése el joven soñador de corazón puro y apasionado, que no esperaba otra
cosa que el verdadero amor? ¿Ése?... ¿Ése? ¿Ese hombre solitario, de aspecto
demacrado y calvo?

Me volví hacia la izquierda. Me volví hacia la derecha. Me puse una toalla en la


cabeza; así parecía como si aún tuviera la cabeza llena de cabello. ¿Ése era yo? ¿Ese
hombre de negocios de mediana edad cuya única contribución seria al bienestar del
planeta era hacer una pequeña donación anual a Amnistía Internacional y emplear un
detergente inocuo con el entorno? ¿Estaba loco o qué? ¿Había dañado mi cerebro la
contaminación? ¿Había dañado mi equilibrio mental un exceso de testosterona? ¿Qué
había ocurrido con mis sueños y mis esperanzas? Durante veinte años había vivido con
la imagen del amor ideal, una animadora de catorce años adorada estúpidamente por
todos los chicos de noveno grado porque tenía el cabello rubio, las piernas largas y
pechos. ¿Era eso inteligencia?...

Un gemido escapó de mis labios. ¿Por qué había venido a este mundo como
algo tan frívolo como un chico? ¿Por qué no había venido a este mundo como algo
lúcido, sensible y prudente: una chica? ¿Un gato? ¿Un collie de la frontera? ¿Una
ballena gris? Y por una vez no pude sino maldecir a mi madre.

Me puse derecho. Ya era hora de crecer y de actuar no como un hombre sino


como un ser humano inteligente. Era hora de aceptar la responsabilidad de mi vida. Hora
de poner mi apartamento en orden".

En el cuento, los años de vida, se nos muestra que no siempre cantidad de vida es igual
a calidad de vida. El aumento de la esperanza de vida (indicador social de desarrollo, de nivel
de vida) no siempre está relacionada el bienestar social e individual, con una vida llena de
esperanzas (indicador social de desarrollo sostenible o sustentable, de calidad de vida).

“Cuando Dios creó el mundo y quiso determinar los años de vida de todas las criaturas,
vino el burro y le preguntó:
-- Señor, ¿Cuánto he de vivir?
-- Treinta años -- respondió Dios --. ¿Estás conforme?
-- ¡Oh, Señor! -- repuso el burro --, es demasiado tiempo para mi penosa existencia:
transportando pesadas cargas de la mañana a la noche, llevando sacos de trigo al molino
para que otros se coman el pan; ¡siendo animado y reanimado sólo a golpes y patadas!
¡No quiero tanto tiempo de vida!

Entonces Dios se apiadó y le concedió dieciocho años. El burro se fue consolado.


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A continuación compareció el perro.


-- ¿Cuánto tiempo quieres vivir? -- le preguntó Dios --; al burro le parecieron demasiado
treinta años, pero quizás tú te conformes con ellos.
-- Señor -- respondió el perro --, ¿es ésa su voluntad? Con lo mucho que tengo que correr
no aguantarán tanto tiempo mis patas; y cuando haya perdido la fuerza para ladrar y los
dientes para morder, ¿qué otra cosa podré hacer salvo ir gruñendo de un rincón para
otro?

Dios vio que tenía razón y le otorgó doce años.

Entonces vino el mono.


-- Tú sí que aceptarás con gusto vivir treinta años -- le dijo --; no trabajarás como el
burro y el perro y estarás siempre contento...
-- ¡Oh, Señor! -- respondió --; eso parece, pero no es así. Si llueven gachas de mijo, no
tengo cuchara. Tengo que estar haciendo siempre travesuras y muecas para hacer reír a
la gente, y cuando me tiran una manzana y la muerdo, resulta que está agria. ¡Con cuánta
frecuencia se oculta la tristeza tras la payasada! No podré soportar treinta años seguidos
de una vida así.
Dios se mostró piadoso y le concedió diez años.
Finalmente se presentó el hombre: estaba alegre, sano y fresco, y pidió a Dios que le
asignara sus años.
-- Treinta años habrás de vivir -- dijo Dios --; ¿te bastan?
-- ¡Qué tiempo tan corto! -- exclamó el hombre --. Una vez que haya construido mi casa
y que el fuego arda en mi propio hogar; una vez que los árboles que haya plantado
florezcan y den fruto; cuando empiece a disfrutar alegremente de la vida..., ¡he de morir!
¡Oh, Señor, alarga mis años!
-- Te añadiré los dieciocho años del burro -- dijo Dios.
-- No son suficientes -- protestó el hombre.
-- Tendrás también los doce del perro.
-- Todavía es poco tiempo.
-- Bien -- dijo Dios --; todavía te daré los diez años del mono, pero no recibirás más.

El hombre se fue, aunque no quedó satisfecho.

Así que el hombre vive setenta años. Los treinta primeros son sus años de hombre, y
pasan rápidamente; durante ellos vive sano, contento, trabaja con ganas y acepta su vida con
alegría. Les siguen los dieciocho años del burro, entonces transporta una carga tras otra,
llevando el trigo con que otros se alimentan, y golpes y patadas recibe como jornal por sus fieles
servicios. Luego vienen los doce años del perro; va por los rincones gruñendo, ladrando y
desconfiando, y no tiene dientes para morder. Y cuando ya ha apurado ese tiempo, aún le
quedan los diez años del mono antes de acabar. Entonces es un mentecato y un extravagante
que hace cosas graciosas y es el hazmerreír de los niños”.

Con el siguiente test se trata de calcular nuestra edad mental. Hay que señalar, en cada
ítem, si estamos de acuerdo o en desacuerdo con las afirmaciones.

Sumando todas las respuestas y añadiéndole los dieciocho años (uno por ítem)
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obtenemos nuestra edad mental, que es una forma de decir nuestra calidad de vida. En este caso,
cuanta más edad, peor calidad de vida.

TEST SOBRE LA CALIDAD DE VIDA DE CADA CUAL (basado en Deepak Chopra)


De
acuerdo En desacuerdo

1) Soy feliz en líneas generales 0


2
2) Me gusta mi cuerpo como es 0
2
3) Me divierto sin pensar si es adecuada la forma como lo hago con la edad que tengo 0
2
4) No hago ejercicios durante al menos 30 minutos tres veces a la semana 2
0
5) Disfruto comiendo 0
2
6) No existen miedos importantes en mi vida 0
2
7) Tomo más de dos tazas de café o té al día 2
0
8) Disfruto de las amistades fuera y dentro del trabajo 0
2
9) Para dormir necesito tomar somníferos o tranquilizantes 2
0
10) No me interesa lo que ocurre en el mundo 2
0
11) Suelo buscar el lado positivo de las cosas 0
2
12) Suelo tener prisa y escaso dominio de mi tiempo
2 0
13) Me encanta aprender cosas nuevas y conocer 0
2
14) Realmente no sé qué hacer con mi vida 2
0
15) Los silencios me aterran 2
0
16) Soy flexible y me adapto fácilmente a los cambios 0
2
17) Me pongo nerviosa/o cuando llego tarde a una cita o a una reunión 2
0
18) Soy capaz de comprometerme en una tarea o en un proyecto durante mucho tiempo 0

Con certeza, nadie está de acuerdo ni con el resultado ni con el procedimiento. Algunos
ítems son ambiguos o, al menos, discutibles (¿Por qué ser una persona comprometida con el
trabajo se considera positivo, como indicador de calidad de vida?). No se permite contestar con
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números negativos (estamos condenados a tener como mínimo dieciocho años). Si entramos a
valorar los resultados obtenidos (de cada cual) encontraremos matices, e incluso otros
indicadores (canas, huellas en la piel, expresiones corporales y lingüísticas, etcétera). Si
pasamos al análisis comparado (con las personas que compartimos el aula hoy, con el resultado
de otros años en otros lugares), aunque se haya hecho el mismo test (los mismos ítems, la misma
puntuación) siempre encontraremos algún aspecto (contexto, tiempo disponible, etcétera) que
observar y que debatir. Quizás una de las funciones principales de los indicadores sea
precisamente esa, discutir.

4.1.1.- Definición y funciones de los indicadores sociales.

El objeto en este apartado es definir qué son los indicadores sociales y para qué sirven.
En posteriores apartados analizaremos cómo y por qué surgen. Respecto a la primera cuestión,
en 1977, José A. Carmona Guillén señala la existencia de dieciocho definiciones de indicador
social. Un autor, una definición, nos decía, para, a continuación, esbozar la decimonovena
noción:

“Un indicador social es la medida estadística de un concepto o de


una dimensión de un concepto o de una parte de aquélla, basado en un
análisis teórico e integrado en un sistema coherente de medidas
semejantes, que sirva para describir el estado de la sociedad y la eficacia
de las políticas sociales”1.

En todas las definiciones existentes queda claro que los indicadores sociales son un
instrumento de medición de la realidad. Medir significa, por un lado, atribuir a los objetos
valores o estados en variables que representan conceptualmente (teóricamente) propiedades de
los objetos. Un indicador es entonces una propiedad manifiesta u observable que se supone está
ligada empíricamente a una propiedad latente o no observable que es la que sustantivamente
interesa. En este sentido, los problemas principales de la medición son:

1) Qué observaciones seleccionar para formar indicadores de los conceptos latentes


(proceso de conceptualización, que diría Lazarsfeld).

2) Cómo manipular o combinar esos indicadores para obtener una medición del
concepto (dimensionalización del concepto, según Lazarsfeld).

3) Cómo establecer si el concepto ha sido efectivamente medido, en lugar de alguna


otra cosa, o, como suele expresarse, cómo establecer la validez de los indicadores.

4) La fiabilidad de los datos obtenidos, sus técnicas y sus fuentes.

Los dos primeros problemas aluden a la existencia de una literatura previa (sistema
teórico, conceptos). Los otros dos problemas son de naturaleza metodológica, operativa.

Es muy importante tener claro que, siendo un esfuerzo esencialmente matemático,


estadístico (obviamente, lo no cuantificable se rechaza, debe rechazarse), en la construcción de

1 José Antonio Carmona, Los Indicadores Sociales, Hoy. Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid, 1977,
p.17.
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sistemas de indicadores sociales subyace siempre una teoría o una hipótesis, explícita o no, de
la concepción de la realidad o de la estructura social (estratificación social, pobreza, desarrollo,
bienestar, calidad de vida, necesidades humanas, seguridad, riesgo).

Por otro lado, medir significa planificar, tomar medidas (básicamente políticas) para
paliar una situación, solucionar un problema, impulsar un programa determinado. Un indicador
social, pues, constituye un instrumento de análisis, diagnóstico, decisión, ejecución, gestión y
evaluación de políticas sociales y de desarrollo.

Es por ello que el Instituto Nacional de Estadística (INE) establece una noción operativa
y otra metodológica de los indicadores sociales 2. Desde el punto de vista operativo, los
indicadores sociales son un compendio de datos básicos que dan una medida concisa de la
situación y cambios relativos a aspectos de las condiciones de vida de la población que son
objeto de preocupación social. Desde la perspectiva metodológica, un indicador social es una
variable manifiesta, observable o empírica de la que es posible inferir otra variable teórica,
subyacente o no inmediatamente observable, representada por aquélla como, por ejemplo, el
bienestar social.

Los indicadores sociales constituyen, a la vez, un instrumento de conocimiento que


permite describir, comparar, explicar y prever un fenómeno social o una sociedad, y un
instrumento de acción que puede dar lugar a la intervención planificada con su propio sistema
de evaluación de los logros y los costes de los objetivos y herramientas de desarrollo empleados
de forma racional.

Como instrumento de conocimiento, otorga información más o menos precisa y rápida


de situaciones generales de una población o comunidad y/o de situaciones específicas de
determinados colectivos, sectores, zonas, personas, y su evolución. Es también un retrato
simple de la compleja y cambiante realidad social. Permite asimismo hacer un recuento o
medición de la sociedad, estableciendo clasificaciones (estratificación social, desigualdades
sociales) y analizando puntual y/o serialmente problemas, conflictos, fenómenos, estilos de
vida, grados de satisfacción personal, etcétera.

Como instrumento de acción, el indicador social establece los fines sociales, definiendo
las prioridades de acción, de forma más o menos consensuada (en el peor de los casos, el de
menor grado de participación ciudadana, remitiéndose a respuestas a preguntas cerradas,
escalas o ítems). También permite evaluar la eficacia de las políticas y programas sociales,
económicos, culturales. Igualmente, sirve para planificar el desarrollo y, en cierto modo, prever
el futuro.

La principal función que desempeñan los indicadores sociales es la de proporcionar


elementos objetivamente cifrados que dan lugar a la descripción de la realidad social de una
colectividad determinada. Con ello, proporciona elementos para predecir posibles
acontecimientos.

Su tercera función es la de orientar la acción social. Representan el reflejo del cambio


social en un país, en una zona, en un colectivo específico. A través de los indicadores sociales
podemos advertir situaciones y, con ello, proponer actuaciones para evitar, prevenir, potenciar,
2 INE, Indicadores Sociales, Madrid, 1991.
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mejorar, las condiciones observadas.

Finalmente, los indicadores sociales sirven para evaluar la eficacia de los programas y
los planes de actuación. Constituyen una herramienta para valorar si los programas, planes,
proyectos, actuaciones, han dado o no los resultados previstos, queridos, deseados. Con los
indicadores sociales no sólo podemos ver si las cosas van bien sino también si las actuaciones
y medidas han sido o no adecuadas o si se han desarrollado correctamente, en la línea prevista.

4.1.2.- Historia de los indicadores sociales.

Los propios instrumentos de medición, como los indicadores sociales, han ido
cambiando a lo largo de su historia, bien por innovaciones tecnológicas, bien por el propio
desarrollo de instituciones, organizaciones y organismos, bien por demandas procedentes de la
sociedad civil, los científicos sociales, los técnicos y grupos de profesionales. Todo se deriva
de un movimiento social de escala incluso internacional que podemos denominar, junto a
Howard Freeman3, como el ‘movimiento de los indicadores sociales’, preocupado
esencialmente por el bienestar social.

Aunque se puede hablar de cierta contabilidad social en los inicios de los grupos
humanos (los censos y empadronamientos, con fines militares y económicos son un preludio
de los indicadores sociales considerados como forma de recuento y clasificación de la
población), lo cierto es que los orígenes de los indicadores sociales, como sistema de medición
de la situación social, los podemos ubicar en el principio del siglo XX, con la cuestión de la
pobreza y las condiciones de vida como eje central de preocupación. El estudio de Charles
Booth sobre las condiciones de vida y la pobreza en Londres, publicado entre 1892 y 1897,
vendría a ser el arranque moderno de este tipo de técnica de investigación social4, desarrollada
(diríamos que bastante mejorada y precisa) en la misma ciudad en 1926 por Beatrice Webb 5.

La construcción de indicadores e índices tiene un cierto empuje a partir de la Segunda


Guerra Mundial. Por un lado, los estudios relacionados con la medición de escalas de actitud,
sobre todo de los soldados norteamericanos en combate 6, y el estudio de otros sistemas sociales
con fines vinculados a la Defensa Nacional, suponen un desarrollo de las técnicas de medición
a través de indicadores sociales, en el contexto de cierta militarización de las ciencias en general
y las ciencias sociales en particular 7.

3 Howard E. Freeman y otros, Evaluating Social Action Projects, UNESCO, París, 1980, p. 16.

4 Charles Booth, Life and Labour of the People of London (17 vols.), The Macmillan Co., Londres, 1892-
1897.

5 Beatrice Webb, “A Grand Inquest into the Conditions of the People of London”, en My Apprenticeship, Green
and Co., Longmans, 1926, pp. 216-256.

6 El primer ejemplo de ello lo constituye el estudio ya clásico de Samuel Stouffer y colaboradores, conocido
como The American Soldier. Véase Samuel Stouffer y otros, Studies in Social Psychology in World War II (4
vols.), Princeton University Press, Princeton, 1949.

7 Véase al respecto, Richard Barnet, Guerra perpetua, Fondo de Cultura Económica, México, 1974, sobre todo
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“Durante la Segunda Guerra Mundial, el Proyecto Manhattan dio


origen a la bomba atómica; el Laboratorio de Radiación del M.I.T.
desarrolló el radar (que había sido inventado por los británicos); la
necesidad de ‘moler números’ aceleró el desarrollo del computador
electrónico; y la movilización de miles de científicos produjo cientos de
nuevos artefactos para el esfuerzo bélico.

A muchos se les ocurrió una sencilla idea: si la vasta


movilización de la ciencia y la concentración en algunos objetivos
específicos podía dar origen a adelantos científicos, ¿Por qué una
movilización similar (la formación de equipos interdisciplinarios) no
podía provocar resultados semejantes en las ciencias sociales? Y había
un ejemplo cercano: la movilización de la economía para la guerra. Esta
movilización había producido una amplia y variada cantidad de nuevas
experiencias: la planificación de la producción, la asignación de
materiales, una nueva selección psicológica y procedimientos de prueba,
la guerra psicológica, estudios sobre los medios para mantener la moral
de soldados y civiles, y docenas de otros esfuerzos de investigación y
administración organizativa” 8.

Tal como hemos afirmado anteriormente, la aplicación de las ciencias sociales por parte
de la institución militar no sólo se centró en estudios internos, sino que también llevó a cabo
análisis externos a los ejércitos (básicamente, investigaciones sobre otros sistemas sociales)
cuyo conocimiento era considerado muy importante desde el punto de vista militar, potenciando
así el carácter estratégico de las ciencias sociales. El resultado de todo ello es el desarrollo de
indicadores sociales con el fin de comparar y evaluar los sistemas sociales.

“... la segunda guerra mundial y sus consecuencias llevaron a los


pensadores, en los Estados Unidos, a una visión más amplia de los
límites y de las condiciones de la humanidad. Para bien y para mal, la
ciencia va detrás del ejército y de la marina. Miembros de instituciones
académicas que hasta ahora nunca habían considerado a Europa y Asia
con relación a sus respectivos estudios sociales, se han sorprendido ellos
mismos dictando cursos sobre los pueblos y los recursos de esas áreas” 9.

Derivado de esto último y en el contexto de la guerra fría, se encuentra el otro motor de


los estudios mediante indicadores sociales: el análisis de las condiciones de vida y la
estratificación social. El objeto es superar, mediante estudios empíricos, la concepción marxista
de la sociedad en torno a la lucha de clases. La teoría funcionalista de las desigualdades sociales
se convierte en la hipótesis subyacente del engranado empírico relativo a la clasificación social

y en lo que se refiere a la militarización de las técnicas de investigación social, pp. 74-78. También, véase Georges
Menahem, La ciencia y la institución militar. El ejército, el sistema de fuerzas destructivas y el desarrollo
científico técnico, Ed. Icaria, Barcelona, 1977.

8 Daniel Bell, Las ciencias sociales desde la Segunda Guerra Mundial, Alianza Universidad, Madrid, 1984,
pp. 26-27.

9 Hans Gerth; C. Wright Mills, Carácter y Estructura Social, Ed. Paidós, Buenos Aires, 1968, p. 13.
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a través de grupos o estratos. Este conjunto empírico constituye asimismo indicadores sociales
que señalan la situación social de los individuos y de la sociedad en su conjunto.

Más adelante, en torno a los años sesenta, por su eficacia frente a los indicadores
estrictamente económicos y por el empuje recibido por organismos internacionales y por
profesionales y técnicos de la administración pública y de lo social (en el contexto de la
proliferación del llamado Estado del Bienestar), se amplía y diversifica el uso (y abuso) de
indicadores sociales. Informes de la ONU sobre los derechos humanos y la calidad de vida,
informes de organismos internacionales que analizan el crecimiento y desarrollo económicos,
informes sociales (incluso en España) sobre la situación de la sociedad y las condiciones de
vida de determinados grupos, constituyen un motor para la sistematización y puesta a prueba
de los indicadores sociales.

Coincidiendo con la crisis energética y con los albores de las teorías y políticas
monetaristas y neoliberales, en los años setenta y ochenta se abre y continúa una crisis en el uso
de los indicadores sociales, crisis que no siempre es negativa, sino que también supone su
diversificación y debate. El abandono o no explicitación de teorías subyacentes respecto a la
situación social (medición sin teoría, descriptivismo), o la aparición de conjeturas matemáticas
abstractas o literarias (teoría sin medición, modelos sin empirie), la incompatibilidad entre lo
macro y lo micro, la crisis del Estado del Bienestar, etcétera, son algunas de los elementos de
esta crisis de los indicadores sociales.

Asistimos en la actualidad a una etapa de reformulación de los indicadores sociales, al


mismo tiempo que a la proliferación y diversificación en el uso de indicadores, haciendo mayor
hincapié en los elementos subjetivos de medición del bienestar (estilos de vida, grados de
satisfacción, relaciones interpersonales...). También asistimos a un momento de proliferación
general y específica en el uso de indicadores sociales.

El esquema que sigue resume el recorrido histórico planteado.

1) Finales del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX.

* Primeros estudios e informes sobre la pobreza y las condiciones de vida de las clases
trabajadoras (ciudades industriales).

* Necesidad de efectuar reformas sociales (capitalismo con rostro humano, Estado del
Bienestar).

2) Segunda Guerra Mundial y años inmediatamente posteriores.


* Uso militar de las ciencias sociales (escalas de actitud ante el combate y la vida en los
cuarteles, análisis comparado de sistemas sociales).

* Análisis descriptivo de la situación social, con mayor incidencia en torno a la


estratificación social (desigualdades) y la movilidad (educación).

* Crisis del análisis econométrico (importancia de los factores políticos, culturales,


sociales).

3) Años sesenta.
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* Informes de la ONU sobre derechos humanos y calidad de vida (evaluación de costes


del desarrollo económico, guerra fría).

* Movimiento social de los indicadores (a nivel internacional) que reivindica medidas


no sólo económicas.

* Aparición del concepto de indicador social (insuficiencia de las medidas estrictamente


económicas).

* En España: primeros estudios sobre la situación social y sobre colectivos sociales


determinados (informes FOESSA, encuestas sobre la juventud española, evaluación y
planificación, fin de la autarquía económica).

4) Años setenta y ochenta.

* Polémica en torno a la medición sin teoría y la teoría sin medición.

* Diferencias entre los aspectos macrosociológicos y los microsociológicos.

* Crisis del Estado del Bienestar. Auge de las teorías y políticas monetaristas y
neoliberales. Procesos de privatización en sectores estratégicos: educativos, sanitarios,
energéticos, de la comunicación, servicios sociales... e incidencias sobre la estructura
social.

* En España: segundo y tercer informe FOESSA, proliferación de estudios sobre la


juventud, la mujer y otras situaciones sociales

5) Años noventa hasta la actualidad.

* Incorporación de aspectos cotidianos y psicosociales (redescubrimiento de los


aspectos subjetivos).

* Defensa del Estado del Bienestar. Necesidad de evaluar con rigor las políticas sociales,
económicas, ambientales, culturales, educativas, etcétera.

* Internacionalización de los conflictos. Nuevos tipos de conflictos. De la guerra fría a


las guerras de baja intensidad. La violencia directa.

* Proliferación de sistemas de indicadores y de agentes investigadores (diversificación


y concentración, a la vez, de las fuentes y de las técnicas de recogida de información).

* Utilización de los indicadores sociales en sectores y colectivos específicos (salud;


educación; juventud; mujeres; personas mayores...) Y descentralización.

* En España: cuarto informe FOESSA, aparición y proliferación de estudios mediante


indicadores sociales por parte de entidades privadas (CIRES, Fundación Encuentro,
entre otros) y públicas (INE, CIS, instituciones autonómicas)
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4.1.3.- Aportaciones específicas y limitaciones.

De modo esquemático resumimos las deficiencias en el uso de medidas únicamente


económicas para analizar, comparar y planificar situaciones.

Estas carencias condujeron a la aparición y proliferación de los indicadores sociales:

1) Insuficiencia del concepto de mercado.

Existencia de elementos no mercantiles en las actividades económicas.


Insuficiencia explicativa de la teoría de los precios.

2) Insuficiencia del criterio de la moneda como criterio único.

Propiedades sociales de la moneda.

Existencia de otros criterios (bienestar, intervención del Estado).

3) Insuficiencias de los indicadores económicos.

Límites del Producto Nacional Bruto (PNB) como medida del desarrollo.

Existencia de parámetros no económicos (medio ambiente, ocio, seguridad...).

4) Insuficiencias de la econometría.

Conversión de actitudes y elementos plurales, incluso conflictivos, en comportamientos


homogéneos, individuales.

No contemplación de los cambios en los agentes económicos y sociales. Concepción


ahistórica de los procesos económicos y sociales.

Los indicadores sociales surgieron como alternativa y/o complemento de otros


indicadores, sobre todo los económicos, ya que suponen la aportación de determinadas medias
y aspectos no contemplados desde los indicadores econométricos:

1) La medición de los aspectos sociales del desarrollo económico:

Costes ecológicos (contaminación del entorno, agotamiento de los recursos naturales,


necesidad de acción y educación ambientales...).

Costes sociales y psicosociales (paro, conflictos, anomia...).


Costes políticos (participación ciudadana).

2) La medición y evaluación del despilfarro o infrautilización de los


recursos materiales y de los recursos humanos:

Gastos superfluos y consumo suntuario.


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Relación entre gastos militares y gastos en educación.

Accidentes de trabajo, siniestralidad laboral.

Desempleo y subempleo.

3) Aparición de indicadores socioeconómicos genuinos:

Redistribución de la renta, instrumentos y resultados.

Análisis de los impuestos y otras políticas de redistribución de las riquezas.

Participación e incidencia de los gastos sociales, educativos, de investigación, en los


gastos públicos.

Índices de prestigio de ocupaciones, instituciones, colectivos sociales, etcétera.

Capacidad de ahorro y dificultades económicas (hogares).

Proceso de asalarización (por sectores y actividades).

Tamaño de las empresas e influencia sobre la organización del trabajo, el sistema de


relaciones sociales y personales.

Innovaciones tecnológicas.
Impacto ambiental.

Los indicadores sociales también muestran algunas carencias o deficiencias. Entre las
limitaciones de los indicadores sociales destacamos tres:

1) La escasez de datos estadísticos. No todo es cuantificable. No todo se cuantifica. No


siempre se usan los mismos indicadores, las mismas medidas.

2) La fiabilidad de las fuentes.

3) La ambigüedad de las interpretaciones.

4.1.4.- Ventajas e inconvenientes.

Las ventajas principales de su uso son:

1) La posibilidad de resumir en un número limitado de cifras manejables (más o menos


precisos, más o menos inmediatos) un conjunto de fenómenos inicialmente complejos;

2) La posibilidad de establecer comparaciones en el espacio y en tiempo, dentro y fuera


de la sociedad estudiada (siempre que sean, obviamente, homogéneas las medidas, los
instrumentos de recolección de datos sean universalmente válidos y las fuentes
consultadas, igual de fiables);
Estructura Social de España
3) La posibilidad de constituirse en instrumentos de preparación u orientación para la
intervención social, que puede convertirse en colectiva y participativa si es sometida a
un sistema propio de autoevaluación (basta con que la información obtenida vuelva a la
comunidad que la produjo, convirtiéndose así en una herramienta que permite cierto
vínculo entre las personas, las redes sociales formales e informales y las instituciones
públicas y privadas).

Entre los inconvenientes en el uso de los indicadores sociales destacan:


1) La formalización de la realidad social que puede conducir bien al empirismo
abstracto, es decir, la mera compilación de datos sin teoría, o bien a la obsesión por los
números y la cuantificación de toda la realidad, o bien la conversión del instrumento en
el objeto de investigación, o bien, finalmente, la separación de la realidad en sectores o
aspectos, perdiendo la visión global o estructural de la sociedad.

2) La insuficiencia de las fuentes estadísticas consultadas (carencia de información,


datos recogidos de una manera no muy fiable, conceptos equívocos, medidas no
homogéneas...).

3) La presencia de diversas fuentes sobre un mismo dato o aspecto o sector (aunque


puede enriquecer el propio proceso investigador y constituye, sin duda, un indicador de
avance investigador y pluralismo, puede ocasionar confusión en las medidas, las
nociones, las interpretaciones...).

4) La imposibilidad de acceder a documentos e informes que quedan inexplorados.

5) El hecho de cometer errores en el tratamiento y/o en la interpretación de los datos


por prejuicios, correlaciones equívocas, promedios ambiguos...

4.1.5.- Reglas para evitar sesgos.

Podemos señalar, con Amando de Miguel 10, siete reglas para evitar sesgos en la
utilización de los indicadores sociales:

1) No hay indicadores perfectos, no hay que buscar el concepto más preciso.

2) Debe haber una coherencia entre la formulación de un concepto y las posibilidades


de obtener datos concisos del mismo, de nada sirve establecer un indicador perfecto si
no es operativo (no hay datos, la fuente lo considera de otra manera).

3) Sólo quien calcula se equivoca en los cálculos, esto supone, por un lado, no tener
miedo a las matemáticas (más todavía con las facilidades que otorgan determinados
programas informáticos al respecto) y, por otro lado, no realizar una división estricta
del trabajo (interdisciplinariedad).

4) Ningún sistema de indicadores sociales nos conduce a la verdad absoluta.

10 Amando de Miguel, “Introducción: El estudio de los indicadores sociales”, en Fundación Foessa, Tres estudios
para un sistema de indicadores sociales, Euramérica, Madrid, 1967.
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5) Hay que buscar correlaciones altas, aunque las correlaciones altas tienden a ser
tautologías, tópicos....

6) El entrenamiento en el manejo de los indicadores y de los datos es un proceso largo


y, a veces, tedioso, lo que requiere paciencia y no perderse en el mar (o el charco) de
cifras.

7) Hay que repasar y recalcular, sobre todo, aquellos indicadores que apoyan nuestras
hipótesis y conjeturas.

4.2.- SISTEMAS DE INDICADORES SOCIALES. METODOLOGÍA Y FASES

Los indicadores son también símbolos. Porque simbolizan, representan, una realidad.
Porque se presentan en forma de símbolos (son signos numéricos). Porque señalan un
fenómeno, un dato, un problema. Son señales de peligro, de advertencia, que obligan, que
prohíben, que permiten... Porque sirven para medir, para detectar, para predecir, para orientar,
para evaluar.

Los símbolos son signos, señales, dígitos... que comunican. Los símbolos son
expresiones profundas de la naturaleza humana. Son mucho más que meros artilugios culturales
o científicos: tienen un fuerte componente evocador, ya que se dirigen simultáneamente a
nuestro intelecto y a nuestras emociones, nuestros deseos...

La comunicación humana depende en gran parte de signos, expresados bien en forma


de palabras escritas o habladas, bien en forma de imágenes o gestos, bien en forma de números
o dígitos. Estos signos, entre los que se encuentran los indicadores sociales, son ecos consciente
y racionalmente emitidos, son expresiones inmediatamente reconocibles de objetos, acciones y
conceptos del mundo que nos rodea, con los que pretendemos atrapar, aprehender, el mundo
que nos rodea. Están concebidos para ser precisos en su significado, para transmitir la
información sucinta e inequívoca de lo que ocurre. Sirven para medir, clasificar, comparar,
evaluar, planificar, predecir.
En la construcción de estos símbolos, los indicadores sociales, podemos observar,
detectar, conocer, reconocer, los contextos sociales, económicos, culturales, en que se
desenvuelven, así como los procesos sociales, institucionales, personales, que generan y/o
reproducen. Si obviamos estos procesos estructurales (los contextos internacionales,
institucionales, sociales, comunitarios, personales) y las relaciones sociales (de poder, de
producción, de reproducción) que se desarrollan en la construcción, los cálculos, las
interpretaciones, la publicación y la utilización de los indicadores sociales, perdemos gran parte
de su rica información. La primera cuestión es ¿Quién hace y para qué los indicadores sociales?
¿Qué institución y por qué? ¿Quién investiga y cuál es el vínculo con esa institución?

Al hacer hincapié en aquellos elementos estructurales y los relacionales de los


indicadores sociales, estamos mostrando, indicando, que el proceso de investigación, incluida
sus técnicas, no son neutrales, asépticas. Esto significa que, en la construcción de sistemas de
indicadores sociales, aparecen organismos internacionales, instituciones públicas, entidades
privadas, movimientos sociales que, bien en forma de comitentes o financiadores de la
investigación, bien en forma de instituyentes o colectivos vindicativos, van a influir en el
propio devenir (establecimiento, construcción, recogida de datos, interpretación, publicación,
utilización ulterior de los resultados) del hecho indagador. Que el técnico o profesional, el
Estructura Social de España
sujeto investigador, se ve mediatizado, complicado, implicado, en ese proceso. Que la
población objeto de estudio limita su protagonismo a responder preguntas o ser controlados
estadísticamente o recibir posteriormente decisiones tomadas sin contar con ella.

Todo esto no debe conducirnos al desánimo y a la errónea conclusión de que es


imposible realizar un trabajo digno, objetivo, eficaz, a través de indicadores sociales. Hay que
ser conscientes, pues, de la historia de los indicadores sociales, de los diversos listados
existentes y de sus fuentes, de sus límites y posibilidades, sobre todo en lo que respecta a la
cuestión del bienestar social y el desarrollo local, por ejemplo. La alternativa metodológica en
el uso de los indicadores sociales se ubica en el contexto de la concepción colectiva,
participativa, explícitamente transformadora, del hecho investigador. ¿No es el fenómeno del
bienestar social o el desarrollo local o comunitario un hecho vinculado estrechamente con el
cambio social?

Los indicadores sociales son herramientas, instrumentos de trabajo, nunca el objeto o la


teoría. En nuestra tendencia cada vez más creciente hacia la educación bancaria, que denunciara
hace ya tiempo Paulo Freire, tendemos a recetar fórmulas que nos conducen a cierto empirismo
abstracto. Acumulamos cifras, matrices, diagramas, que, paradójicamente, con el fin científico
de reflejar la realidad tal cual es, nos alejan de la propia realidad, no sólo en sus resultados,
sino, sobre todo, en el proceso. La siguiente cuestión es, pues, ¿Qué teoría y qué conceptos
están detrás de los indicadores sociales, de cada indicador social?
“La mayor parte de las aplicaciones de las matemáticas a las
ciencias sociales, al margen de la economía, pertenecen al tipo de
innovaciones rituales que han creado su propio estilo de hechicero. La
receta para ingresar como autor en esta línea de negocios es tan simple
como remunerativa: tómese un libro elemental de matemáticas, cópiense
las partes menos complicadas, añádanse algunas referencias a la
literatura en una o dos ramas de las ciencias sociales sin preocuparse
excesivamente acerca de si las fórmulas escritas tienen alguna relación
con las acciones humanas reales y póngansele al producto un título
sonoro, insinuativo de que se ha encontrado una clave para una ciencia
exacta de la conducta colectiva” 11.

La siguiente cuestión es estrictamente metodológica: ¿Qué variables, indicadores e


índices se manejan?, ¿Cómo se construyen y cómo se calculan?, ¿Cuáles son las fuentes de
información utilizadas (censos, encuestas, etcétera)?.

4.2.1.- Los indicadores sociales: condiciones.

Los indicadores sociales son instrumentos de medición. Medir, en Sociología, significa


asignar unos símbolos numéricos a alguna magnitud o atributo de objetos, así como a
acontecimientos o hechos sociales. La medición, en Sociología, se hace esencialmente a través
de variables, indicadores e índices. Las variables son representaciones simbólicas de las
dimensiones de un concepto, o de los atributos o características de las unidades. Los indicadores
son cuantificaciones precisas de dimensiones de un concepto. Los índices son medidas
obtenidas por agrupamientos adecuados de varios indicadores.

11 Stalisnav Andreski, Las ciencias sociales como forma de brujería, Ed. Taurus, Madrid, 1973, p. 159.
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El procedimiento usual de elaboración de un indicador social consiste en resumir en
forma de sumas, tasas, ratios, porcentajes, medias, coeficientes o índices la información
extraída. Los indicadores sociales tienen que cumplir cuatro condiciones:

1) Exactitud o validez, es decir, que midan lo que dicen medir.

2) Utilidad, de nada sirve construir indicadores e índices si no se van a usar.

3) Economía, es decir, que sean fáciles de elaborar, de calcular y de obtener.

4) Claridad o fiabilidad, o sea, que sus fuentes y cálculos estén explicitados y que otros
investigadores puedan acceder, recalcular y replicar, en su caso.

4.2.2.- Pasos en la elaboración de sistemas de indicadores sociales.

El primer paso para la elaboración de indicadores sociales consiste en definir concisa y


precisamente los conceptos. Un sistema de indicadores se construye sobre la base de un sistema
teórico coherente, por concepciones teórico-hipotéticas previas (por ejemplo, teorías del
bienestar, del desarrollo, de la estructura social).

El segundo paso es convertir esos conceptos o nociones en dimensiones y variables.


Esta fase de operacionalización de los conceptos otorga, sin duda, orientación en la recogida y
producción de datos y precisión en su cálculo y análisis, pero significa también la reducción de
un concepto (como por ejemplo, la felicidad humana, el bienestar social, el desarrollo) obviando
o dejando a un lado diversos elementos. Comparte así las deficiencias y debilidades de las
técnicas distributivas o cuantitativas de investigación social. Se trata de delimitar claramente el
concepto (por ejemplo, felicidad, bienestar, desarrollo), sus dimensiones (felicidad económica,
en las relaciones personales, corporal y cultural) y componentes (salud, economía, relaciones
sociales, cultura). Para todo ello se requiere, como en toda investigación científica, recurrir a la
literatura existente al respecto (teorías, estudios, análisis, informes, investigaciones anteriores).
En el caso de los indicadores sociales no sobra, ni mucho menos, realizar reuniones para discutir
y precisar términos y dimensiones, lluvias y tormentas de ideas y otras ocurrencias del equipo
investigador, sin olvidar que su objetivo es cuantificar la realidad, que se pueda medir, que se
pueda acceder a información, que no exista una posible doble interpretación de ese concepto o
su dimensión, etcétera.

El tercer paso es la recogida y/o producción de datos, que constituyen el instrumento


esencial (fuentes y técnicas).

El cuarto momento es la selección de indicadores o de un sistema de indicadores que


midan aspectos distintos y variados de ese concepto. Este momento depende tanto de la propia
extracción de los datos como de los objetivos de la investigación (qué se quiere medir, a quién,
dónde, por qué y para qué).

El quinto momento consiste, cuando se dispone de un cuantioso número de indicadores,


en tratar de seleccionar aquéllos que se refieran a los aspectos más relevantes de lo que se quiere
medir.

Finalmente, se construyen índices que son una forma de agrupación de indicadores.


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4.2.3.- Fases para la elaboración de un sistema de indicadores sociales 12

1) Definir un concepto objeto de estudio y perfilar, detallando en lo posible, su


contenido en relación con una realidad descrita, que se pretende que representa. Cuando
sea factible, enmarcarlo en una macroteoría.

2) Definir las dimensiones teóricas de este concepto. Detallar la articulación entre ellas
con la ayuda de microteorías y sintetizarlas en un modelo.

3) Perfilar una aproximación al universo de indicadores teóricos de cada dimensión.

4) Derivar posibilidades operacionales de cada dimensión teórica, utilizando teorías


auxiliares de medición que sean pertinentes, de manera que se esboce una aproximación
al universo de hipotéticos indicadores empíricos de estas dimensiones.

5) Muestrear el universo de indicadores empíricos, incorporando criterios de viabilidad


y haciendo explícitos, en lo posible, los sesgos que comportan las posibilidades
prácticas de conseguir datos fiables sobre cada indicador.

6) En función de los indicadores empíricos disponibles que hayan sido seleccionados,


construir un modelo de trabajo, ilustrativo de la articulación entre ellos y de las
relaciones esperadas. Para que el modelo sea útil, cada grupo de indicadores
contemplado ha de resultar una muestra representativa de los conjuntos de variables que
actúan de forma de formas parecidas sobre la realidad conceptualizada.

7) Poner a prueba la capacidad descriptiva de este modelo, en relación a diferentes


realidades. El modelo ha de ser capaz de explicar diferentes situaciones existentes en la
realidad en consonancia con las microteorías utilizadas en la construcción del modelo
teórico. Es posible, sin embargo, que precise de nuevas microteorías o nuevas hipótesis
para acabar de hacer coherente la descripción que ofrece.

8) Poner a prueba este mismo modelo en lo que se refiere a su capacidad predictiva. El


modelo ha de ser capaz de explicar los cambios que se producen en la realidad estudiada
a partir de la modificación de los valores de determinadas variables, tanto si esta
modificación es espontánea como si es intencional. A partir de aquí el modelo ha de
permitir también la operación inversa: Hipotetizar cuáles y cómo deberían ser unas
modificaciones intencionales sobre una realidad para conseguir un cambio deseado en
la situación dada. Es decir, ha de posibilitar la planificación del cambio social.

9) Perfeccionar el modelo de trabajo a partir de la revisión de cada una de las ocho


etapas anteriores. Se incorporarán nuevos indicadores teóricos y empíricos, a su nivel
respectivo, cuando ello pueda mejorar la capacidad descriptiva y predictiva del modelo,
de la misma manera que se suprimirán aquellos indicadores que no aporten información
relevante.

12 Nos basamos en Ferrán Casas Aznar, Técnicas de investigación social: los indicadores sociales y
psicosociales (teoría y práctica), PPU, Barcelona, 1989.
4.4.- TEORÍA DE LAS NECESIDADES HUMANAS Y EL BIENESTAR
SOCIAL.

El objeto aquí no es, ni mucho menos, abordar teorías sobre las necesidades, humanas,
las actitudes, los comportamientos y otros aspectos que conciernen a la psicología social. Solo
esbozaremos aquellas nociones en las que se fundamenta el uso de indicadores para medir
determinadas situaciones sociales, tanto a nivel local como internacional. Sí queremos dejar
claro que, evidentemente, no partimos de una concepción universalista (ahistórica) y
adjetivadora (bondad, maldad)de la naturaleza humana, sino histórica y sustantiva. Las
necesidades son cambiantes como lo son las sociedades, lo que no supone obstáculo alguno
para el conocimiento de un momento dado de colectivos sociales, zonas o países en lo que se
refiere a aspectos vitales como son la salud, la educación, la vivienda, la economía, etcétera.

4.4.1.- Conceptos fundamentales de la teoría de las necesidades humanas y


aplicaciones

Un primer concepto es el de salud física. Este término es utilizado, bien en un sentido


positivo (vida sana, duración de la vida, supervivencia, cobertura sanitaria), bien en un sentido
negativo (ausencia de enfermedades biológicas, disminución de mortalidad infantil). En este
sentido, Doyal y Gough plantean que si una persona desea llevar una vida activa y satisfactoria,
se interesará por sus necesidades básicas con el fin de optimizar su esperanza de vida y evitar
enfermedades y dolencias físicas graves conceptualizadas en términos médicos. Huir del dolor
tanto o más que de la pobreza. Para ello se ponen en marcha mecanismos de prevención, de
supervivencia, de rehabilitación.

Un segundo concepto es el de autonomía personal. Se define como la capacidad de


elegir opciones informadas sobre lo que hay que hacer y cómo llevarlo a cabo. Esta autonomía
supone tres requisitos: 1) tener la capacidad para formular objetivos (conocimiento, aptitudes);
2) tener la creencia sobre la forma de alcanzar esos fines (valores, actitudes); y 3) tener la
capacidad y posibilidad de evaluar lo acertado o no de esos objetivos y del proceso.
Obviamente, la educación y cultura subyacen como instrumentos de la autonomía personal,
pero también la vivienda y la economía.

Existen asimismo tres variables claves para identificar la autonomía individual:

1) el grado de comprensión que una persona tiene de sí misma, de su cultura, de la


sociedad en que se desenvuelve. Esto implica el aprendizaje de habilidades cognitivas
y motoras adaptadas a las exigencias prácticas de los individuos, de cada individuo, lo
que conlleva la presencia de instrumentos de enseñanza que respondan adecuadamente
a esta necesidad.

2) la capacidad psicológica para formular decisiones y tomarlas. Esto supone capacidad


cognitiva, emocional y salud mental, es decir, capacidad intelectual de formular
objetivos, confianza suficiente para desear actuar, comunicación con las demás
personas, conciencia de su propia acción, reconocimiento de las limitaciones y
posibilidades existentes para conseguir el objetivo planteado, capacidad de asumir
responsabilidades derivadas de la decisión y la acción emprendida.

3) las oportunidades objetivas que permitan a cada individuo actuar en consecuencia,


Estructura Social de España
refiriéndose al abanico de oportunidades de intervenciones nuevas que se consideran
importantes, es decir, la libertad de acción. Si a las anteriores variables les corresponde
una autonomía derivada del sistema de enseñanza, la vivienda y la economía (lo que se
suele definir como proceso de emancipación), a esta variable le corresponde un sistema
político (democracia representativa, democracia opinática o deliberativa), que supone
capacidad de votar, elegir, intervenir a través de un partido político y/o una asociación,
de opinar en sondeos, encuestas, referéndums, medios de comunicación, etcétera, en
definitiva, lo que se suele llamar proceso de participación. Ambos aspectos, la
emancipación y la participación, constituyen indicadores generales para conocer la
situación social de un país, de una zona, de un colectivo social, de una persona, en
términos de bienestar.

Un tercer concepto es el de autonomía crítica. En realidad supone un grado superior


del concepto anterior, el que conlleva la participación democrática en el proceso político
(democracia participativa), en términos de liberación. Se plantea de este modo que los
individuos deben tener la oportunidad de expresar tanto la libertad de acción como la libertad
de participación en los procesos y en la gestión política. Supone la transculturalidad, la
capacidad de comparar normas y valores de diferentes culturas, reflexionar sobre las mismas,
cooperar con otras personas para modificarlas. Los individuos son creadores en parte de su
propio universo moral. Supone también (aunque Doyal y Gough no lo plantean así) la acción y
gestión directas de las cosas públicas.

4.4.2.- Indicadores de satisfacción de necesidades básicas.

El nivel óptimo de satisfacción de las necesidades básicas comprende la salud física, la


autonomía y la autonomía crítica. El nivel óptimo de salud física conlleva una esperanza de
vida tan prolongada y una discapacitación por enfermedad tan reducida como sea posible a la
luz del potencial genético de cada persona. El nivel óptimo de autonomía de acción supone la
reducción de las limitaciones sociales a la participación de una persona en las actividades
socialmente significativas, así como la posibilidad de acceder a una comprensión cognitiva tan
amplia como sea posible para proceder de manera satisfactoria dentro del estilo de vida elegido.
El nivel óptimo de autonomía crítica supone el acceso al conocimiento de otras culturas junto
con la capacidad crítica y libertad política para evaluar la propia cultura y luchar por modificarla
si así lo decide. La siguiente tabla resume los indicadores de satisfacción de necesidades básicas
propuestos por Doyal y Gough.
Estructura Social de España

Componentes (positivos o negativos) Indicadores que se sugieren

Salud física
Posibilidades de supervivencia................... Esperanza de vida a varias edades (datos que incluyan desglose
y distribución)
Tasa de mortalidad por edades específicas, especialmente
infantil y por debajo de los 5 años

Mala salud física................................... Incidencia de discapacidades, desglose según gravedad


Incidencia del desarrollo infantil insuficiente y desglose según
gravedad
Porcentaje de personas que sufren dolencias graves
Tasas de morbilidad para varias clases de enfermedad
Autonomía
Insania mental........................................ Incidencia de trastornos psíquicos, depresivos y otros
Privación cognitiva................................. desarreglos

Falta de conocimientos de relevancia cultural


Analfabetismo
Falta de conocimientos matemáticos, científicos y de otras
disciplinas básicas
Falta de capacidad comunicativa en otros idiomas
Posibilidad de actividad económica............... Desempleo y otras evaluaciones de marginación de tareas
sociales significativas
Falta de tiempo libre, una vez realizadas las actividades
productivas y reproductivas

4.4.3.- Indicadores de satisfacción de necesidades intermedias.

Las necesidades intermedias se definen como aquellas cualidades de los bienes,


servicios, actividades y relaciones que favorecen la salud física y la autonomía. Son elementos
satisfactores de las necesidades básicas, al mismo tiempo que constituyen objetivos en sí
mismo. Para evaluar la satisfacción de estas necesidades Doyal y Gough utilizan el análisis del
consumo de Amartya Sen, que consiste en la distinción entre un bien material y las cualidades
deseadas de ese bien, así como en el concepto de funcionalidad, entendida como lo que
determinada persona percibe y concibe en el uso de cada bien o servicio. Esta funcionalidad
depende de las aptitudes y de los estados de ánimos de las personas. Es, por tanto, un término
eminentemente subjetivo, aunque existen elementos objetivos (la educación, el entorno social
y cultural, la economía) nada desdeñables que influyen en cada elección o satisfacción de las
necesidades. La siguiente tabla resume los indicadores de satisfacción de necesidades
intermedias.

Necesidades intermedias Indicadores sociales


Estructura Social de España
1. Agua y comida
Consumo nutritivo adecuado Consumo calórico por debajo de las exigencias de la
FAO y de la OMS
Consumo de otros nutrientes por debajo de los mínimos
Porcentaje de la población que no tiene acceso a agua
potable
Porcentaje de la población que sufre enfermedades con
deficiencias y malnutrición
Porcentaje de bebés con bajo peso al nacer
Porcentaje de obesos
2. Vivienda
Protección adecuada. ......................................... Porcentaje de personas sin hogar
Servicios básicos adecuados ............................... Porcentaje de viviendas sin servicios sanitarios
adecuados
Espacio adecuado por persona ............................ Porcentaje de personas que viven por encima de una
media por habitación
3. Trabajo
Entorno laboral seguro Incidencia de riesgos específicos
Incidencia de trabajos que perjudican la autonomía
emocional/cognitiva
Lesiones/muertes producidas por accidentes laborales
Enfermedades/muertes a causa del trabajo

Necesidades intermedias (continuación) Indicadores sociales (continuación)

4. Entorno físico
Entorno seguro............................................. Porcentaje que experimenta concentraciones de
agentes contaminantes por encima de niveles
especificados: aire, agua, suelo, radiación, ruido.
5. Sanidad
Provisión de una atención adecuada..................... Personal sanitario y cobertura por debajo de niveles
especificados
Acceso a la atención adecuada .............. Porcentaje de población sin acceso a los servicios de
salud comunitarios
Porcentaje que no está completamente inmunizado
contra enfermedades especificadas
6. Necesidades de la infancia
Seguridad en la infancia.................................... Porcentaje de niños abandonados, víctimas de abusos,
etcétera
Porcentaje de niños que sufren falta de estímulo,
respuestas positivas, responsabilidad
Desarrollo infantil.......................................
7. Grupos de apoyo
Presencia de otros grupos significativos................. Porcentaje de población sin relación cercana y de
confianza
Porcentaje de población con contactos sociales escasos
Grupos de apoyos primarios............................... o sin ellos
Porcentaje de población que no tiene a quien recurrir en
caso de necesidad
8. Seguridad económica
Seguridad económica.................................. Porcentaje de población que sufre pobreza absoluta
Porcentaje de población que sufre pobreza relativa
Porcentaje de población que posee poca protección
contra contingencias especificadas
Estructura Social de España
9. Seguridad física
Ciudadanía segura...................................... Tasas de homicidio
Tasas de víctimas de crímenes violentos
Víctimas de violencia estatal
Estado que dé seguridad..................................... Víctimas de guerra

Indicadores intermedios (conclusión) Indicadores sociales (conclusión)

10. Educación
Acceso a capacitación educativa.......................... Falta de educación primaria y secundaria
Años de estudios formales por encima de un nivel dado
Acceso a conocimientos interculturales.................. Falta de cualificaciones específicas
Falta de cualificación universitaria
11. Control de natalidad y la crianza
Natalidad segura............................................. Sin acceso a abortos y contracepción seguros
Crianza segura............................................... Tasa de mortalidad materna

4.4.4.- Indicadores de condiciones sociales previas.

Finalmente, los autores citados exponen una serie de condicionantes sociales en los que
se desenvuelven las necesidades y los satisfactores.

Condiciones sociales Ejemplos de indicadores sociales

Respeto de los derechos civiles


y Índice de respeto a los derechos reconocidos por
políticos.............................. Naciones Unidas
Participación política........................................Índice de democracia representativa
Niveles de participación electoral
Índices de influencia ciudadana en el sistema político
Bases materiales para los derechos a la satisfacción de Valor de producción de artículos básicos per cápita
necesidades.....................
Producción y distribución de satisfactores................. Renta real de los grupos más pobres

Transformación de las necesidades........................ Índice de satisfacción de necesidades

Reproducción material..................................... Consumo de energía no renovable per cápita


Emisión de gases con efecto invernadero per cápita
Tasas de fertilidad real

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