Indicadores Sociales12
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Debemos advertir que, a pesar de constituir los indicadores sociales una técnica de
investigación eminentemente cuantitativa, esta lección no es de matemáticas, ni de estadísticas,
ni de técnicas de investigación. Evidentemente explicaremos, mostraremos y aplicaremos
mediciones y medidas, variables, indicadores, índices, sistemas, cálculos, cifras, fuentes y
tecnologías. Pero el contenido de esta lección será esencialmente teórico y metodológico,
reflejando el contexto y el proceso social de la técnica, su historia, sus fuentes, sus aportaciones
y limitaciones, sus implicaciones políticas. Inevitablemente, esta lección tiene relación con
otras asignaturas, como Estructura Económica, Sociología de la Educación y Sociología del
Desarrollo. Viene referida esta lección a un instrumento de medición para el conocimiento de
la estructura social, quizás el más utilizado, los indicadores sociales. Los indicadores sociales
constituyen la herramienta más usada en los diversos estudios generales y específicos sobre la
estructura social en España. Por eso incluimos esta lección, para poder abordar dichos análisis
de la estructura social en España, fuera y dentro de España. Comenzaremos con las definiciones
y funciones de dicha herramienta. A continuación esbozaremos la historia de los indicadores
sociales para dar paso a las aportaciones, las ventajas e inconvenientes de su uso. En la
construcción de sistemas de indicadores sociales debemos considerar algunas reglas para evitar
sesgos, cuestión que abordaremos para después desarrollar los pasos y las fases de elaboración
de sistemas de indicadores sociales. Detrás de cada indicador hay un concepto, y con él, una
teoría. Terminaremos esta lección, como ejemplo, esbozando la teoría de las necesidades
humanas y su aplicación al bienestar social, con sus indicadores de satisfacción.
Los indicadores sociales constituyen para la sociedad lo que los test de inteligencia o de
personalidad para cada individuo. Es una forma de medir una situación al mismo tiempo que
informa sobre la estructura. Por eso, y como ejemplo de medición, comenzamos con un test.
Aplicaremos sobre nosotros mismos la técnica que normalmente se utiliza para los demás, para
medir cómo son y cómo están los otros. En este caso usaremos el test para medir nuestra
propia vida. Aun a riesgo de influir en las posibles respuestas, traemos previamente una
reflexión y un cuento que nos hablan de la relación entre cantidad de vida (nivel de vida) y
calidad de vida (condiciones de vida), términos inicialmente contradictorios y que precisamente
sugieren la utilización de instrumentos de conocimiento y acción que vayan más allá del mero
automatismo positivista. La reflexión es del personaje protagonista de la novela de Dyan
Sheldon “El último soltero de New York”, y viene muy bien para hacer pensar sobre los
condicionantes culturales y económicos de la estructura social.
Me miré de cerca en el espejo del cuarto de baño, muy, muy de cerca. ¿Era eso
la crème de la crème? ¿Era eso el poder, la realización y el éxito personal? ¿Era eso la
criatura que toda ameba de la charca deseaba ser?...
¿Era ése el hombre que iba a ser la respuesta blanca a Willie Mays? ¿Era ése el
joven que iba a hacer que Henry James se retorciera en su tumba de admiración y
envidia? ¿Era ése el joven soñador de corazón puro y apasionado, que no esperaba otra
cosa que el verdadero amor? ¿Ése?... ¿Ése? ¿Ese hombre solitario, de aspecto
demacrado y calvo?
Un gemido escapó de mis labios. ¿Por qué había venido a este mundo como
algo tan frívolo como un chico? ¿Por qué no había venido a este mundo como algo
lúcido, sensible y prudente: una chica? ¿Un gato? ¿Un collie de la frontera? ¿Una
ballena gris? Y por una vez no pude sino maldecir a mi madre.
En el cuento, los años de vida, se nos muestra que no siempre cantidad de vida es igual
a calidad de vida. El aumento de la esperanza de vida (indicador social de desarrollo, de nivel
de vida) no siempre está relacionada el bienestar social e individual, con una vida llena de
esperanzas (indicador social de desarrollo sostenible o sustentable, de calidad de vida).
“Cuando Dios creó el mundo y quiso determinar los años de vida de todas las criaturas,
vino el burro y le preguntó:
-- Señor, ¿Cuánto he de vivir?
-- Treinta años -- respondió Dios --. ¿Estás conforme?
-- ¡Oh, Señor! -- repuso el burro --, es demasiado tiempo para mi penosa existencia:
transportando pesadas cargas de la mañana a la noche, llevando sacos de trigo al molino
para que otros se coman el pan; ¡siendo animado y reanimado sólo a golpes y patadas!
¡No quiero tanto tiempo de vida!
Así que el hombre vive setenta años. Los treinta primeros son sus años de hombre, y
pasan rápidamente; durante ellos vive sano, contento, trabaja con ganas y acepta su vida con
alegría. Les siguen los dieciocho años del burro, entonces transporta una carga tras otra,
llevando el trigo con que otros se alimentan, y golpes y patadas recibe como jornal por sus fieles
servicios. Luego vienen los doce años del perro; va por los rincones gruñendo, ladrando y
desconfiando, y no tiene dientes para morder. Y cuando ya ha apurado ese tiempo, aún le
quedan los diez años del mono antes de acabar. Entonces es un mentecato y un extravagante
que hace cosas graciosas y es el hazmerreír de los niños”.
Con el siguiente test se trata de calcular nuestra edad mental. Hay que señalar, en cada
ítem, si estamos de acuerdo o en desacuerdo con las afirmaciones.
Sumando todas las respuestas y añadiéndole los dieciocho años (uno por ítem)
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obtenemos nuestra edad mental, que es una forma de decir nuestra calidad de vida. En este caso,
cuanta más edad, peor calidad de vida.
Con certeza, nadie está de acuerdo ni con el resultado ni con el procedimiento. Algunos
ítems son ambiguos o, al menos, discutibles (¿Por qué ser una persona comprometida con el
trabajo se considera positivo, como indicador de calidad de vida?). No se permite contestar con
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números negativos (estamos condenados a tener como mínimo dieciocho años). Si entramos a
valorar los resultados obtenidos (de cada cual) encontraremos matices, e incluso otros
indicadores (canas, huellas en la piel, expresiones corporales y lingüísticas, etcétera). Si
pasamos al análisis comparado (con las personas que compartimos el aula hoy, con el resultado
de otros años en otros lugares), aunque se haya hecho el mismo test (los mismos ítems, la misma
puntuación) siempre encontraremos algún aspecto (contexto, tiempo disponible, etcétera) que
observar y que debatir. Quizás una de las funciones principales de los indicadores sea
precisamente esa, discutir.
El objeto en este apartado es definir qué son los indicadores sociales y para qué sirven.
En posteriores apartados analizaremos cómo y por qué surgen. Respecto a la primera cuestión,
en 1977, José A. Carmona Guillén señala la existencia de dieciocho definiciones de indicador
social. Un autor, una definición, nos decía, para, a continuación, esbozar la decimonovena
noción:
En todas las definiciones existentes queda claro que los indicadores sociales son un
instrumento de medición de la realidad. Medir significa, por un lado, atribuir a los objetos
valores o estados en variables que representan conceptualmente (teóricamente) propiedades de
los objetos. Un indicador es entonces una propiedad manifiesta u observable que se supone está
ligada empíricamente a una propiedad latente o no observable que es la que sustantivamente
interesa. En este sentido, los problemas principales de la medición son:
2) Cómo manipular o combinar esos indicadores para obtener una medición del
concepto (dimensionalización del concepto, según Lazarsfeld).
Los dos primeros problemas aluden a la existencia de una literatura previa (sistema
teórico, conceptos). Los otros dos problemas son de naturaleza metodológica, operativa.
1 José Antonio Carmona, Los Indicadores Sociales, Hoy. Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid, 1977,
p.17.
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sistemas de indicadores sociales subyace siempre una teoría o una hipótesis, explícita o no, de
la concepción de la realidad o de la estructura social (estratificación social, pobreza, desarrollo,
bienestar, calidad de vida, necesidades humanas, seguridad, riesgo).
Por otro lado, medir significa planificar, tomar medidas (básicamente políticas) para
paliar una situación, solucionar un problema, impulsar un programa determinado. Un indicador
social, pues, constituye un instrumento de análisis, diagnóstico, decisión, ejecución, gestión y
evaluación de políticas sociales y de desarrollo.
Es por ello que el Instituto Nacional de Estadística (INE) establece una noción operativa
y otra metodológica de los indicadores sociales 2. Desde el punto de vista operativo, los
indicadores sociales son un compendio de datos básicos que dan una medida concisa de la
situación y cambios relativos a aspectos de las condiciones de vida de la población que son
objeto de preocupación social. Desde la perspectiva metodológica, un indicador social es una
variable manifiesta, observable o empírica de la que es posible inferir otra variable teórica,
subyacente o no inmediatamente observable, representada por aquélla como, por ejemplo, el
bienestar social.
Como instrumento de acción, el indicador social establece los fines sociales, definiendo
las prioridades de acción, de forma más o menos consensuada (en el peor de los casos, el de
menor grado de participación ciudadana, remitiéndose a respuestas a preguntas cerradas,
escalas o ítems). También permite evaluar la eficacia de las políticas y programas sociales,
económicos, culturales. Igualmente, sirve para planificar el desarrollo y, en cierto modo, prever
el futuro.
Finalmente, los indicadores sociales sirven para evaluar la eficacia de los programas y
los planes de actuación. Constituyen una herramienta para valorar si los programas, planes,
proyectos, actuaciones, han dado o no los resultados previstos, queridos, deseados. Con los
indicadores sociales no sólo podemos ver si las cosas van bien sino también si las actuaciones
y medidas han sido o no adecuadas o si se han desarrollado correctamente, en la línea prevista.
Los propios instrumentos de medición, como los indicadores sociales, han ido
cambiando a lo largo de su historia, bien por innovaciones tecnológicas, bien por el propio
desarrollo de instituciones, organizaciones y organismos, bien por demandas procedentes de la
sociedad civil, los científicos sociales, los técnicos y grupos de profesionales. Todo se deriva
de un movimiento social de escala incluso internacional que podemos denominar, junto a
Howard Freeman3, como el ‘movimiento de los indicadores sociales’, preocupado
esencialmente por el bienestar social.
Aunque se puede hablar de cierta contabilidad social en los inicios de los grupos
humanos (los censos y empadronamientos, con fines militares y económicos son un preludio
de los indicadores sociales considerados como forma de recuento y clasificación de la
población), lo cierto es que los orígenes de los indicadores sociales, como sistema de medición
de la situación social, los podemos ubicar en el principio del siglo XX, con la cuestión de la
pobreza y las condiciones de vida como eje central de preocupación. El estudio de Charles
Booth sobre las condiciones de vida y la pobreza en Londres, publicado entre 1892 y 1897,
vendría a ser el arranque moderno de este tipo de técnica de investigación social4, desarrollada
(diríamos que bastante mejorada y precisa) en la misma ciudad en 1926 por Beatrice Webb 5.
3 Howard E. Freeman y otros, Evaluating Social Action Projects, UNESCO, París, 1980, p. 16.
4 Charles Booth, Life and Labour of the People of London (17 vols.), The Macmillan Co., Londres, 1892-
1897.
5 Beatrice Webb, “A Grand Inquest into the Conditions of the People of London”, en My Apprenticeship, Green
and Co., Longmans, 1926, pp. 216-256.
6 El primer ejemplo de ello lo constituye el estudio ya clásico de Samuel Stouffer y colaboradores, conocido
como The American Soldier. Véase Samuel Stouffer y otros, Studies in Social Psychology in World War II (4
vols.), Princeton University Press, Princeton, 1949.
7 Véase al respecto, Richard Barnet, Guerra perpetua, Fondo de Cultura Económica, México, 1974, sobre todo
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Tal como hemos afirmado anteriormente, la aplicación de las ciencias sociales por parte
de la institución militar no sólo se centró en estudios internos, sino que también llevó a cabo
análisis externos a los ejércitos (básicamente, investigaciones sobre otros sistemas sociales)
cuyo conocimiento era considerado muy importante desde el punto de vista militar, potenciando
así el carácter estratégico de las ciencias sociales. El resultado de todo ello es el desarrollo de
indicadores sociales con el fin de comparar y evaluar los sistemas sociales.
y en lo que se refiere a la militarización de las técnicas de investigación social, pp. 74-78. También, véase Georges
Menahem, La ciencia y la institución militar. El ejército, el sistema de fuerzas destructivas y el desarrollo
científico técnico, Ed. Icaria, Barcelona, 1977.
8 Daniel Bell, Las ciencias sociales desde la Segunda Guerra Mundial, Alianza Universidad, Madrid, 1984,
pp. 26-27.
9 Hans Gerth; C. Wright Mills, Carácter y Estructura Social, Ed. Paidós, Buenos Aires, 1968, p. 13.
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a través de grupos o estratos. Este conjunto empírico constituye asimismo indicadores sociales
que señalan la situación social de los individuos y de la sociedad en su conjunto.
Más adelante, en torno a los años sesenta, por su eficacia frente a los indicadores
estrictamente económicos y por el empuje recibido por organismos internacionales y por
profesionales y técnicos de la administración pública y de lo social (en el contexto de la
proliferación del llamado Estado del Bienestar), se amplía y diversifica el uso (y abuso) de
indicadores sociales. Informes de la ONU sobre los derechos humanos y la calidad de vida,
informes de organismos internacionales que analizan el crecimiento y desarrollo económicos,
informes sociales (incluso en España) sobre la situación de la sociedad y las condiciones de
vida de determinados grupos, constituyen un motor para la sistematización y puesta a prueba
de los indicadores sociales.
Coincidiendo con la crisis energética y con los albores de las teorías y políticas
monetaristas y neoliberales, en los años setenta y ochenta se abre y continúa una crisis en el uso
de los indicadores sociales, crisis que no siempre es negativa, sino que también supone su
diversificación y debate. El abandono o no explicitación de teorías subyacentes respecto a la
situación social (medición sin teoría, descriptivismo), o la aparición de conjeturas matemáticas
abstractas o literarias (teoría sin medición, modelos sin empirie), la incompatibilidad entre lo
macro y lo micro, la crisis del Estado del Bienestar, etcétera, son algunas de los elementos de
esta crisis de los indicadores sociales.
* Primeros estudios e informes sobre la pobreza y las condiciones de vida de las clases
trabajadoras (ciudades industriales).
* Necesidad de efectuar reformas sociales (capitalismo con rostro humano, Estado del
Bienestar).
3) Años sesenta.
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* Crisis del Estado del Bienestar. Auge de las teorías y políticas monetaristas y
neoliberales. Procesos de privatización en sectores estratégicos: educativos, sanitarios,
energéticos, de la comunicación, servicios sociales... e incidencias sobre la estructura
social.
* Defensa del Estado del Bienestar. Necesidad de evaluar con rigor las políticas sociales,
económicas, ambientales, culturales, educativas, etcétera.
Límites del Producto Nacional Bruto (PNB) como medida del desarrollo.
4) Insuficiencias de la econometría.
Desempleo y subempleo.
Innovaciones tecnológicas.
Impacto ambiental.
Los indicadores sociales también muestran algunas carencias o deficiencias. Entre las
limitaciones de los indicadores sociales destacamos tres:
Podemos señalar, con Amando de Miguel 10, siete reglas para evitar sesgos en la
utilización de los indicadores sociales:
3) Sólo quien calcula se equivoca en los cálculos, esto supone, por un lado, no tener
miedo a las matemáticas (más todavía con las facilidades que otorgan determinados
programas informáticos al respecto) y, por otro lado, no realizar una división estricta
del trabajo (interdisciplinariedad).
10 Amando de Miguel, “Introducción: El estudio de los indicadores sociales”, en Fundación Foessa, Tres estudios
para un sistema de indicadores sociales, Euramérica, Madrid, 1967.
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5) Hay que buscar correlaciones altas, aunque las correlaciones altas tienden a ser
tautologías, tópicos....
7) Hay que repasar y recalcular, sobre todo, aquellos indicadores que apoyan nuestras
hipótesis y conjeturas.
Los indicadores son también símbolos. Porque simbolizan, representan, una realidad.
Porque se presentan en forma de símbolos (son signos numéricos). Porque señalan un
fenómeno, un dato, un problema. Son señales de peligro, de advertencia, que obligan, que
prohíben, que permiten... Porque sirven para medir, para detectar, para predecir, para orientar,
para evaluar.
Los símbolos son signos, señales, dígitos... que comunican. Los símbolos son
expresiones profundas de la naturaleza humana. Son mucho más que meros artilugios culturales
o científicos: tienen un fuerte componente evocador, ya que se dirigen simultáneamente a
nuestro intelecto y a nuestras emociones, nuestros deseos...
11 Stalisnav Andreski, Las ciencias sociales como forma de brujería, Ed. Taurus, Madrid, 1973, p. 159.
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El procedimiento usual de elaboración de un indicador social consiste en resumir en
forma de sumas, tasas, ratios, porcentajes, medias, coeficientes o índices la información
extraída. Los indicadores sociales tienen que cumplir cuatro condiciones:
4) Claridad o fiabilidad, o sea, que sus fuentes y cálculos estén explicitados y que otros
investigadores puedan acceder, recalcular y replicar, en su caso.
2) Definir las dimensiones teóricas de este concepto. Detallar la articulación entre ellas
con la ayuda de microteorías y sintetizarlas en un modelo.
12 Nos basamos en Ferrán Casas Aznar, Técnicas de investigación social: los indicadores sociales y
psicosociales (teoría y práctica), PPU, Barcelona, 1989.
4.4.- TEORÍA DE LAS NECESIDADES HUMANAS Y EL BIENESTAR
SOCIAL.
El objeto aquí no es, ni mucho menos, abordar teorías sobre las necesidades, humanas,
las actitudes, los comportamientos y otros aspectos que conciernen a la psicología social. Solo
esbozaremos aquellas nociones en las que se fundamenta el uso de indicadores para medir
determinadas situaciones sociales, tanto a nivel local como internacional. Sí queremos dejar
claro que, evidentemente, no partimos de una concepción universalista (ahistórica) y
adjetivadora (bondad, maldad)de la naturaleza humana, sino histórica y sustantiva. Las
necesidades son cambiantes como lo son las sociedades, lo que no supone obstáculo alguno
para el conocimiento de un momento dado de colectivos sociales, zonas o países en lo que se
refiere a aspectos vitales como son la salud, la educación, la vivienda, la economía, etcétera.
Salud física
Posibilidades de supervivencia................... Esperanza de vida a varias edades (datos que incluyan desglose
y distribución)
Tasa de mortalidad por edades específicas, especialmente
infantil y por debajo de los 5 años
4. Entorno físico
Entorno seguro............................................. Porcentaje que experimenta concentraciones de
agentes contaminantes por encima de niveles
especificados: aire, agua, suelo, radiación, ruido.
5. Sanidad
Provisión de una atención adecuada..................... Personal sanitario y cobertura por debajo de niveles
especificados
Acceso a la atención adecuada .............. Porcentaje de población sin acceso a los servicios de
salud comunitarios
Porcentaje que no está completamente inmunizado
contra enfermedades especificadas
6. Necesidades de la infancia
Seguridad en la infancia.................................... Porcentaje de niños abandonados, víctimas de abusos,
etcétera
Porcentaje de niños que sufren falta de estímulo,
respuestas positivas, responsabilidad
Desarrollo infantil.......................................
7. Grupos de apoyo
Presencia de otros grupos significativos................. Porcentaje de población sin relación cercana y de
confianza
Porcentaje de población con contactos sociales escasos
Grupos de apoyos primarios............................... o sin ellos
Porcentaje de población que no tiene a quien recurrir en
caso de necesidad
8. Seguridad económica
Seguridad económica.................................. Porcentaje de población que sufre pobreza absoluta
Porcentaje de población que sufre pobreza relativa
Porcentaje de población que posee poca protección
contra contingencias especificadas
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9. Seguridad física
Ciudadanía segura...................................... Tasas de homicidio
Tasas de víctimas de crímenes violentos
Víctimas de violencia estatal
Estado que dé seguridad..................................... Víctimas de guerra
10. Educación
Acceso a capacitación educativa.......................... Falta de educación primaria y secundaria
Años de estudios formales por encima de un nivel dado
Acceso a conocimientos interculturales.................. Falta de cualificaciones específicas
Falta de cualificación universitaria
11. Control de natalidad y la crianza
Natalidad segura............................................. Sin acceso a abortos y contracepción seguros
Crianza segura............................................... Tasa de mortalidad materna
Finalmente, los autores citados exponen una serie de condicionantes sociales en los que
se desenvuelven las necesidades y los satisfactores.