Vias de Ecumenismo en La Diocesis de Tuxtla Salvatierra
Vias de Ecumenismo en La Diocesis de Tuxtla Salvatierra
Vias de Ecumenismo en La Diocesis de Tuxtla Salvatierra
GUTIÉRREZ
JESÚS ENRIQUE SALVATIERRA RAMÍREZ
Cuando hablamos de vía, tenemos que entenderla como caminos, maneras, formas e
inclusive las respuestas para poder llevar la paz entre los fieles cristianos y no cristianos.
Ante el análisis de las diferentes Iglesias en la diócesis de Tuxtla Gutiérrez (ver anexo Pdf:
directorio de asociaciones religiosas 14 noviembre 2019 Chiapas. secretaria de la
gobernación.) las cuales son muchas, veremos como primer momento que el ecumenismo
del cual solo se da entre Cristianos no será posible, debido a que no hay Iglesias meramente
cristianas sino congregaciones sectarias. Por lo tanto, hablaremos más bien, de un diálogo
interreligioso, sin embargo, el ecumenismo, en toda su extensión también hace y propone
ciertas situaciones que generaliza a todos, tal como nos dicen Pedro Casaldáliga y José
María Vigil: “el “ecumenismo integral”, a partir del cual se quiere ir más allá del
ecumenismo, de la intencionalidad de unión entre las distintas iglesias cristianas. Estos
teólogos fundamentan su propuesta afirmando que Dios es ecuménico, pues quiere que
todos se salven, no excluye a nadie de la salvación, no se circunscribe a una sola cultura y
no absolutiza ninguna mediación.” Es decir, que el ecumenismo tiene diferentes facetas
que han ido permitiendo salir de sí mismo y extenderse sin fronteras, ante todo la paz en el
mundo, país, estado o diócesis; y la salvación de la persona.
Por eso los pasos a llevar para buscar la paz en la Diócesis de Tuxtla es la comunión
fraterna. Es decir, la vivencia y encuentro con el otro, la aceptación del otro. Sin embargo,
es claro que para que se llegue hasta este punto es necesario, que realice una educación de
lo que es ecumenismo y diálogo interreligioso, de lo contrario siempre habrá indiferencias y
contradicciones entre las personas. Realmente no es posible instituir la unidad por vía de la
legalidad, sino por una educación ecuménica de los fieles que logre la paz fraterna, que
cada persona se comprometa con este propósito y se busque de manera concreta
comprender a los otros, al mismo tiempo que es indispensable atacar los prejuicios, malos
hábitos y actitudes como la desconfianza, para privilegiar la confrontación y el diálogo que
llevan a la comprensión. De este modo los que deben poner el ejemplo son los que están al
frente de la Diócesis, es decir el Obispo, seguido por sus sacerdotes ¿Por qué? Porque ellos
son los pastores, así como figuras públicas, personas que inspiran y transmiten paz o al
menos eso deben de hacer, buscar la paz y la unión y no lo contrario. Pero para ello hay que
dejar por un momento la indiferencia, salir de nuestros roles, retomar las palabras de aquel
Obispo Santo, San Agustín de Hipona: para ustedes soy Obispo, con ustedes soy cristiano.
Habrían de reconocer que lo que nos hace iguales a todos no es tanto la fe, sino el hecho de
decir que somos personas, somos creaturas creadas por Dios y nuestra cosmovisión debe
ser siempre como las primeras comunidades cuando recién inicio el cristianismo en las
primeras comunidades, llevar y anunciar la buena nueva a todos, pero ahora sería más bien,
anunciar la paz, amar al otro, y hacerle ver que la única diferencia es nuestro credo, pero
que eso no debe ser motivo de halla problemas, rencor e inclusive que se nos niegue ciertas
cosas, como ejemplo: la tiendita de la esquina: no venderme a mí del séptimo día porque no
es católico o viceversa.
No podemos seguir viviendo y actuando tal como lo presenta Juan Bosch en sus tres
factores: “El primero es la polémica, que le gana terreno al diálogo, la concordia o la
armonía en las comunidades de fe cristianas, pues se vale de un ejercicio discursivo,
llevado a cabo por teólogos o jerarcas con el único fin de vencer o convencer a la
contraparte, que debe estar equivocada, sin importar las artimañas demagógicas, agresivas y
hasta incoherentes a las que deba recurrir, en una actitud poco crítica, autocrítica ni
caritativa. El segundo es la costumbre a vivir separados, a considerar como “normal” o
“común”. Y el tercero es el eurocentrismo, pues sin negar la clara relación entre la cultura
occidental y el cristianismo, esta perspectiva impone los criterios culturales e históricos de
un sector de la humanidad, negando las demás historias y contextos que responden al
cristianismo con particularidades enriquecedoras”. Entonces, vemos como la formación, la
educación a nuestros fieles sería la mejor opción para la nueva evangelización ecuménica y
no caer en lo ya mencionado. El tercer punto o vía es el actuar de cada día conforme a mi
naturaleza de ser cristiano católico. Si una situación que muchos observan en la vida del
católico, es su vida como creyente. Es muy claro que el ser humano solo juzga lo malo y no
lo bueno. Por ende, la coherencia de vida es de mucha importancia, de manera especial con
los que están al frente de la Iglesia. Si bien los mismos fieles siendo de la misma religión
“católicos” critican y juzgan este hecho, cuanto más quienes no lo son. Por eso, el ir
asumiendo día a día y viviendo mi ser de ser cristiano ayudara mucho en la evangelización
y realización del ecumenismo y dialogo religioso.