Filosofia - Identidad Cultural-Final

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"Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad"

UNIVERSIDAD NACIONAL DE PIURA

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

Escuela Profesional de Medicina Humana

✔ Integrantes: Castillo Granizo Angelo Emilio


Mego Sánchez Marena
Merino Culquicondor Tamara
Pingo Flores Maria Fernanda
Rosas García Ulises
Sosa Saldarriaga José Miguel

✔ Curso: Filosofía y Ética

✔ Docente: Soc. Eduer Bernilla Rodriguez

✔ Tema: Derecho a la Identidad Cultural

✔ Facultad: Ciencias de la salud

✔ Escuela: Medicina humana

✔ Ciclo: 2019-II

Piura-Perú
INDICE

I. DEFINICIONES
I.1. Derecho
I.2. Identidad
I.3. Cultura
I.4. Identidad Cultural

II. DERECHO A LA IDENTIDAD CULTURAL

III. TRIBUNAL CONSTITUCIONAL SOBRE EL DERECHO A LA


IDENTIDAD

IV. IDENTIDAD CULTURAL EN EL PERÚ


V. IDENTIDAD CULTURAL Y SUS IMPLICACIONES EN LA
EDUCACIÓN

VI. CAUSAS DE LA PÉRDIDA DE LA IDENTIDAD

VII. MODERNIDAD URBANA E IDENTIDAD CULTURAL

VIII. CONCLUSIÓN
IX. REFERENCIAS
I. DEFINICIONES

1.1. CONCEPTO DE DERECHO

“La palabra proviene del vocablo latino directum, que significa no apartarse del buen
camino, seguir el sendero señalado por la ley, lo que se dirige o es bien dirigido. En general
se entiende por derecho, conjunto de normas jurídicas, creadas por el estado para regular la
conducta externa de los hombres y en caso de incumplimiento esta prevista de una sanción
judicial” (Flores Gomes Gonzales y Carvajal Moreno, Gustavo, Nociones de Derecho
Positivo Mexicano, Editorial Porrua, Vigésima quinta Edición, México 1986, p. 50).

“El Derecho es el conjunto de normas que imponen deberes y normas que confieren
facultades, que establecen las bases de convivencia social y cuyo fin es dotar a todos los
miembros de la sociedad de los mínimos de seguridad, certeza, igualdad, libertad y justicia”
(Pereznieto y Castro Leonel, Ledesma Mondragón Abel, Introducción al estudio de
Derecho, segunda edición, editorial Harla, p.9.).

1.2. IDENTIDAD

El concepto de identidad es fundamental para comprender la situación intercultural.


Utilizado en otro tiempo, principalmente desde un punto de vista psicológico, aparece hoy
por todas partes y para explicar las situaciones más diversas.

El particular interés que ha adquirido la noción de identidad a partir de 1950, refleja las
preocupaciones del mundo moderno. Esta noción se ha impuesto a causa de los
importantes cambios culturales provocados por las profundas modificaciones en la
sociedad. La globalización de la economía, el establecimiento de un modelo económico
único que funciona sobre los principios de racionalidad y de eficacia y la introducción de
nuevas tecnologías y de medios de comunicación son el origen de grandes cambios en las
sociedades actuales. Se han enlazado el éxodo rural y las transformaciones urbanas que
han dado lugar a grandes ciudades donde es difícil conservar los lazos sociales; el
desempleo y los cambios en la concepción del trabajo; las reivindicaciones regionales; la
inmigración masiva; las transformaciones en los roles sexuales.
Esta evolución ha alcanzado a la identidad individual y colectiva y ha provocado efectos
psicológicos, sociales y políticos concretos. La sociedad occidental ha pasado de una
forma comunitaria a otra en la cual el individuo es el centro. El individualismo es uno de
los cambios más importantes de nuestra época.
La construcción de la identidad individual constituye un trabajo laborioso que se va
volviendo complejo. Antiguamente la alternativa de comportamientos era menos amplia y
las reglas de conductas eran más claras -y más rígidas-. Hoy en día cada persona dispone
de muchas posibilidades: una relación de pareja, por ejemplo, puede estar
institucionalizada por el matrimonio o tomar la forma de una simple vida en común. Sin
embargo, el individuo se encuentra relativamente solo frente a estas múltiples
posibilidades.
Identidad de los inmigrantes, identidad catalana o madrileña, repliegue de la identidad,
defensa de la identidad, identidad pura o no pura,
…: es probable que este tipo de expresiones lleguen a ser cada vez más familiares puesto
que vivimos un período de grandes cambios, incluyendo el tema de la identidad. (El
concepto de identidad, 2002)

¿Qué es la identidad?
La identidad (como en "documento de identidad") es un conjunto articulado de rasgos
específicos de un individuo o de un grupo: hombre, 35 años, español, 1,75 m de altura, 70
Kg. de peso, cabellos castaños, católico, empleado de banca, casado, padre de familia…
La identidad constituye también un sistema de símbolos y de valores que permite afrontar
diferentes situaciones cotidianas. Opera como un filtro que ayuda a decodificarlas, a
comprenderlas para que después funcione.
Esto explica que, frente a tal situación, un individuo, con sus valores y su modo de pensar,
de sentir y de actuar reaccionará probablemente de una manera definida. Para esto se
cuenta con un repertorio de formas de pensar, de sentir y de actuar que, en un momento
dado, se puede combinar. Este repertorio está en constante recreación. (El concepto de
identidad, 2002)
1.3. CULTURA

Proveniente del verbo latino colere.

En su origen cultura significó cultivo, cuidado. Era el cultivo y el cuidado de la tierra


(agricultura); de niños (puericultura); y de los dioses y lo sagrado (culto). Como cultivo, la
cultura era una acción que conduce a realización de las potencialidades de algo o de
alguien, era hacer brotar, florecer y beneficial.

En la historia de Occidente, este sentido se fue perdiendo hasta que, en el siglo XVIII, con
la filosofía de la Ilustración, la palabra cultura resurge, pero se convierte en sinónimo de
civilización.

Con el iluminismo, es el patrón o el criterio que mide el grado de civilización de una


sociedad. Así, la cultura pasa a ser un conjunto de prácticas que permite valorizar y
jerarquizar los regímenes políticos, según un criterio de evolución.

EI concepto iluminista de cultura, profundamente político e ideológico, reaparece en el


siglo XIX, cuando se constituye una rama de las ciencias humanas, la antropología.

En el siglo XIX, la idea de cultura sufre una mutación decisiva porque es elaborada como la
diferencia entre naturaleza e historia. Es la ruptura de la adhesión inmediata a la naturaleza,
adhesión propia de los animales, e inaugura el mundo humano propiamente dicho.

En la actualidad el término cultura pasa a tener un alcance que no poseía antes, siendo
ahora entendido como producción y creación del lenguaje, de la religión, de la sexualidad,
de los instrumentos y de las formas del trabajo, etc. La cultura pasa a ser comprendida
como el campo en el cual los sujetos humanos elaboran símbolos y signos, instituyen las
prácticas y los valores, definen para sí mismos lo posible y lo imposible, el sentido de la
línea de tiempo, las diferencias al interior del espacio, valores como lo verdadero y lo falso,
lo bello y lo feo, lo justo y lo injusto, instauran la idea de ley, y, por lo tanto, de lo
permitido y de lo prohibido, determinan el sentido de la vida y de la muerte y de las
relaciones entre lo sagrado y lo profano. Con todo, ese alcance de la noción de cultura
choca, en las sociedades modernas, con un problema: el hecho de ser, justamente,
sociedades y no comunidades. (Chaui, 2008, Cuadernos de pensamiento crítico
latinoamericano)

1.4. IDENTIDAD CULTURAL

Como identidad cultural nos referimos al conjunto de peculiaridades propias de una cultura
o grupo que permiten a los individuos identificarse como miembros de este grupo, pero
también diferenciarse de otros grupos culturales.

La identidad cultural comprende aspectos tan diversos como la lengua, el sistema de


valores y creencias, las tradiciones, los ritos, las costumbres o los comportamientos de una
comunidad. Este conjunto de particularidades, patrimonio y herencia cultural de la
colectividad, es lo que viene definiendo históricamente la identidad cultural de los pueblos.

La identidad de un grupo cultural es un elemento de carácter inmaterial o anónimo, que ha


sido obra de una construcción colectiva; en este sentido, está asociado a la historia y la
memoria de los pueblos.

La identidad cultural sirve como elemento cohesionador dentro de un grupo social, pues


permite que el individuo desarrolle un sentido de pertenencia hacia el grupo con el cual se
identifica en función de los rasgos culturales comunes.

No obstante, la identidad cultural no es un concepto fijo sino dinámico, pues se encuentra


en constante evolución, alimentándose y transformándose de manera continua de la
influencia exterior y de las nuevas realidades históricas del pueblo en cuestión.

Conviene también recordar que la identidad cultural, pese a que generalmente está ligada a
un territorio geográfico particular o a una nación, puede persistir en los grupos o
comunidades que se encuentran fuera de su país, como los refugiados, los emigrantes, los
desplazados o los exiliados. Fuente especificada no válida..
II. Derecho a la Identidad Cultural

Constitución Política

“Artículo 2.- derechos fundamentales de las personas”

Toda persona tiene derecho a:

“19. A su identidad étnica y cultural. El estado reconoce y protege la pluralidad étnica y


cultural de la nación”.

Todo peruano tiene derecho a usar su propio idioma ante cualquier autoridad mediante un
intérprete. Los extranjeros tienen este mismo derecho cuando son citados por cualquier
autoridad.

Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos

"Artículo 27.- En los Estados en que existan minorías étnicas, religiosas y


lingüísticas, no se negará a las personas que pertenezcan a dichas minorías el
derecho que le corresponde, en común con los demás miembros de su grupo, a tener
su propia vida cultural, a profesar y practicar su propia religión y a emplear su
propio idioma".

Ley General de Comunidades Campesinas, Ley No 26656, con el siguiente


contenido normativo:

Artículo 1. Declárese de necesidad nacional e interés social y cultural el desarrollo


integral de las Comunidades Campesinas. El Estado las reconoce como instituciones
democráticas fundamentales, autónomas en su organización, trabajo comunal y uso
de la tierra, así como en lo económico y administrativo, dentro de los marcos de la
Constitución, la presente ley y disposiciones conexas.

En consecuencia, el Estado:

● a) Respeta y protege los usos, costumbres y tradiciones de la Comunidad,


propicia el desarrollo de su identidad cultural.
Artículo 2. Las Comunidades Campesinas son organizaciones de interés público,
con existencia legal y personería jurídica, integrados por familias que habitan y
controlan determinados territorios, ligadas por vínculos ancestrales, sociales,
económicos y culturales, expresados en la propiedad comunal de la tierra, el
trabajo comunal, la ayuda mutua, el gobierno democrático y el desarrollo de
actividades multisectoriales, cuyos fines se orientan a la realización plena de sus
miembros y del país.

Constituyen Anexos de la Comunidad, los asentamientos humanos permanentes


ubicados en territorio comunal y reconocido por la Asamblea General de la
Comunidad.

Al mismo tiempo, el Congreso de la República, por Ley No 28255, Ley No 28399,


presenta el texto de la Ley No 28150, referido a la Ley que crea la Comisión
Revisora de la Legislación sobre Comunidades Campesinas y Comunidades
Nativas, de fecha 27 de noviembre del 2004, generando el nuevo marco legal sobre
el derecho de identidad cultural de las comunidades campesinas, la misma que ha
quedado a nivel de propuesta legislativa en el siguiente sentido:

Articulo 4.- De los principios.

Las comunidades campesinas, comunidades nativas y los pueblos indígenas, en el


desarrollo de su vida institucional se rigen por los principios siguientes.

-Respeto y defensa de su identidad cultural y su aporte a la construcción de


la identidad nacional y al desarrollo científico y tecnológico de la humanidad.

-Reconocimiento de la relación espiritual que establecen con el territorio y


la naturaleza.

-Vigencia de la propiedad comunal como derecho colectivo.

● a. Vigencia y aplicación de su derecho consuetudinario.

Articulo 5.- Derechos Colectivos de las Comunidades Campesinas y Comunidades


Nativas.
Son derechos colectivos de las Comunidades Campesinas y Comunidades Nativas.

c. Su identidad cultural.

Articulo 6.-Derecho a la autonomía.

Las comunidades campesinas y comunidades nativas tienen derecho a establecerse


sus propias formas de organización social, económica y cultural, así como para
aplicar su derecho consuetudinario, de acuerdo a la Constitución y la presente Ley.

Articulo 7.- Derecho a la identidad cultural.

Las comunidades campesinas y comunidades nativas tienen derecho a su identidad


cultural, entendida como el derecho a preservar, expresar y desarrollar libremente su
propia cosmovisión y prácticas espirituales ancestrales.

Son derechos a la identidad cultural de los miembros de las comunidades:

● a. Emplear el hombre propio en su idioma y a su inscripción fiel en


los registros civiles.

● b. Usar su idioma para garantizar que sus derechos o que su libertad de


expresión no quede restringida por razones lingüísticas.

c. Contar con procedimientos legales y administrativos adoptados a su condición


cultural propia.

d. Profesar sus creencias religiosas.

e. Conservar su identidad familiar y el matrimonio tradicional.

e.-Educarse de acuerdo a su cultura, con enfoque intercultural.

El Estado reconoce y promueve el derecho de las comuneras a elegir y ser elegidas


como dirigentes de sus organizaciones y participar con poder de decisión, a todo
nivel.

El derecho a la identidad e identidad cultural en la CPP: 


 El derecho a la identidad es aquel que protege a la persona en lo que constituye su
propio reconocimiento: quién y cómo es. Comprende diversos aspectos de la
persona que van desde los más estrictamente físicos y biológicos (su herencia
genética sus características corporales etc.) hasta los de mayor desarrollo espiritual
(sus talentos, su ideología su identidad cultural sus valores su honor reputación etc.).

Carlos Fernandez Sessarego, profesor de la Pontificia Universidad Católica del


Perú, ha sido quien ha desarrollado este derecho convirtiéndose en el pionero en
América Latina. Señala el destacado jurista que la identidad personal comprende
dos facetas una estática y otra dinámica. La identidad estática está dada por el físico
su nombre lo que sí ha merecido tradicionalmente tutela jurídica mientras que la
identidad dinámica se manifiesta como un conjunto de atributos y calificaciones de
la persona.
La identidad tiene en nuestro concepto relación con varios otros derechos. Entre
ellos su vínculo más directo está con los siguientes:
● Los derechos a la integridad y libre desarrollo contenidos en el mismo inciso
1 del artículo 2 de la Constitución Política del Perú.
● La libertad de conciencia y religión establecida en el inciso 3 del artículo 2
de la Constitución.
● Las libertades de opinión y difusión del pensamiento establecidas en el
inciso 4 del artículo 2 de la Constitución.
● Los derechos al honor y la buena reputación, a la intimidad, a la voz y la
imagen, reconocidos en el inciso 7 del artículo 2 de la Constitución. 
● El derecho de participación en la vida de la Nación contenido en el inciso 17
del artículo 2 de la Constitución.
● El derecho a mantener reserva sobre sus convicciones contenido en el inciso
18 del artículo 2 de la Constitución.
● El derecho a la identidad étnica y cultural reconocido en el inciso 19 del
artículo 2 de la Constitución.
● El derecho a la nacionalidad propia reconocido en el inciso 2l del artículo 2
de la Constitución.
● El derecho a la libertad considerado en el inciso 24 del artículo 2 de la
Constitución.
● El derecho a casarse y formar una familia contenido en el artículo 4 de la
Constitución.
● El derecho a la protección de la salud establecido en el artículo 7 de la
Constitución.
● El derecho a educarse que, aun cuando no está expresamente señalado en el
texto, consta tácitamente de los artículos 13 y siguientes de la Constitución.
● El derecho al trabajo en tanto medio de realización de la persona contenido
en el artículo 22 de la Constitución. Incluye la libertad de trabajo
considerada en el artículo 2 inciso 15 de la misma Carta.
● El derecho de ciudadanía establecido en el artículo 30 de la Constitución.
● El derecho al nombre, contenido en el artículo 19 del Código Civil.
● La capacidad de goce y ejercicio de los derechos civiles, establecida en los
artículos 42 y siguientes del Código Civil.
El derecho a la identidad cultural de los pueblos indígenas y las minorías
nacionales
[M]e proponéis cinco varones […] que
debo conocer. El primero es el Dios,
Tres y Uno que son cuatro, a quien
llamáis Creador del Universo, ¿por
ventura es el mismo que nosotros
llamamos Pachacámac y Viracocha?
[…] El segundo es el que decís ‘Adán’;
Padre de todos los otros hombres. Al
tercero llamáis ‘Jesucristo’ (al que
amontonaron todos los pecados) […] Al
cuarto nombráis ‘Papa’. El quinto es
Carlos y es príncipe y señor de ‘todo el
mundo’. ¿Y entonces, este Carlos qué
permiso puede requerir del Papa que
no es mayor señor que él?
El párrafo arriba citado evidencia las contradicciones que Atahualpa descubría en el
discurso que le estaba siendo impuesto por el representante de una religión diferente
a la suya. Desde esta época hasta la actualidad se ha desarrollado un proceso de
destrucción de las religiones indígenas y, consecuentemente, de su identidad
cultural.
Una forma de imposición simbólica del poder muy utilizada por los europeos en la
invasión a América era la destrucción de los templos y lugares sagrados indígenas y
la erección, en el mismo lugar, de grandes iglesias y catedrales. Con ello se
pretendía destruir los símbolos de las comunidades, su autoestima y su cultura, para
convertirlas en concentraciones obreras-esclavas al servicio de sus verdugos.
La negación/eliminación de la religión desdibuja la percepción sobre los orígenes
que cada pueblo tiene de sí mismo y su concepción sobre el mundo, se debilitan los
lazos entre los miembros del grupo, se diluye la influencia de las autoridades
tradicionales, y se facilita la apropiación de objetos o lugares sagrados.
En un caso sometido ante la CCC41 se denunciaba a la Comunidad Indígena de
Yanacona, por haber impedido que ciertos integrantes de la Iglesia Pentecostal
Unidad de Colombia (IPUC) efectuaran ritos religiosos dentro de la Comunidad.
Los denunciantes alegaban la violación de su derecho a la libertad de conciencia y
religión. La mayoría de los miembros de la Comunidad compartían el culto católico
y sólo unos cuantos habían abrazado el culto evangélico que la IPUC pregonaba.
Estos últimos habían empezado a desconocer a las leyes y autoridades tradicionales
de la Comunidad. Al resolver la petición, la CCC señaló que la jurisprudencia de la
Corte ha reconocido el derecho a la integridad étnica y cultural, en el sentido de que
también es fundamental el derecho a la supervivencia cultural, por lo cual, si los
miembros de la comunidad indígena que profesan la religión evangélica desconocen
la autoridad del Cabildo y se niegan a continuar con las prácticas de producción y
desarrollo comunitario establecidos, atentan contra la forma de vida que la autoridad
indígena intenta preservar, toda vez que la extensión de sus creencias religiosas a
otros campos de la vida social hacen evidente un conflicto y una ruptura de las
relaciones pacíficas de los miembros del resguardo. Por ello, la protección que
brinda el artículo 12 (libertad de conciencia y religión) de la CADH al DIC radica
en el derecho de los grupos étnico-culturales y sus miembros a preservar, expresar,
divulgar, desarrollar, enseñar y cambiar sus prácticas, ceremonias, tradiciones y
costumbres espirituales, tanto en lo público como en lo privado. Involucra también
el derecho que tienen a que no se realicen intentos de convertirlos forzadamente y
no se impongan creencias contra su voluntad. Este artículo interpretado en conjunto
con los artículos 21 (derecho a la propiedad privada) y 22 (derecho de circulación
y residencia) de la misma Convención, les otorga el derecho a mantener y acceder a
sus lugares religiosos, sagrados y culturales, y a utilizar, vigilar y recuperar sus
objetos de culto. Finalmente, en conjunción con el artículo 24 (igualdad ante la ley)
de la CADH se les faculta a exigir al Estado las mismas posibilidades y beneficios
que reciben las religiones mayoritarias, por ejemplo, el reconocimiento de los días
feriados de sus religiones y la anuencia a que sus miembros, contratados por
organismos públicos o privados, o internos en instituciones de salud y centros
penales, asistan a sus ceremonias religiosas.
Libertad de expresión y derecho de rectificación
De conformidad con el artículo 13 de la CADH, la libertad de pensamiento y de
expresión comprende el derecho “de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas
de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en
forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento”. Este derecho puede
interpretarse como la facultad de manifestar la propia cultura e identidad.
Una de las principales formas de expresión de la cultura es el lenguaje, tanto es así
que nuestros Estados liberales adoptaron por muchos años la consigna: Una sola
nación, una sola lengua. Lo anterior significó la pérdida paulatina de los idiomas
indígenas y el consiguiente menoscabo de las identidades culturales. Del mismo
modo. Pero la libertad de expresarse no se reduce solamente a la palabra, el propio
artículo 13 de la CADH habla de “formas artísticas” de expresión y deja abierto este
derecho “a cualquier procedimiento” por el que una persona se expresa. Esto es de
vital importancia para los pueblos indígenas, ya que “si el hombre occidental piensa
en palabras, el hombre indígena piensa en símbolos, actos y ritos”. En consecuencia,
todas las formas por las cuales una cultura expresa su identidad son válidas y
merecen la protección internacional.
Por otro lado, pienso que la protección del artículo 14 (derecho de rectificación) de
la CADH radica en el derecho de los grupos étnico-culturales de corregir o solicitar
la corrección de cualquier información inexacta o incorrecta sobre su cultura e
historia, que aparezca en cualquier texto educativo, página electrónica, documento
público o privado, publicación periodística, cinematográfica, de radio o televisión, e
incluso en la historia oficial.
Derechos políticos
Nosotros conocemos las leyes, para la buena salida se tiene que consultar a los
pueblos indígenas.
Según el artículo 23 de la CADH, los derechos políticos se dividen tres grandes
grupos: (a) La participación en la dirección de asuntos públicos, (b) el derecho a
elegir y ser elegido en condiciones libres y democráticas, y (c) tener acceso, en
condiciones de igualdad, a las funciones públicas del país.
La garantía de estos derechos no depende exclusivamente de la expedición de
normativa que los reconozca formalmente, sino que requiere que el Estado adopte
las medidas necesarias que logren su real vigencia y ejercicio, y tomen en cuenta las
particularidades propias de cada grupo poblacional.
En tal sentido, los Estados deben tener en cuenta que los pueblos indígenas
necesitan un amplio grado de autodeterminación y control sobre su destino político
para la preservación de su cultura. El derecho a elegir a sus representantes y
participar en todo tipo de decisión que les afecte (o pueda afectar) significa para los
pueblos indígenas una forma de supervivencia cultural y requiere de medidas
estatales necesarias para garantizar que esa participación sea significativa y efectiva.
Al respecto, el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de la ONU
(en adelante CERD) señaló que los Estados deben tomar las medidas necesarias para
permitir que miembros de las comunidades indígenas sean electos en los comicios,
puesto que las poblaciones indígenas tienen muy bajos índices de representación
política y no están en igualdad de posibilidades de participar.
III. TRIBUNAL CONSTITUCIONAL SOBRE EL DERECHO A LA
IDENTIDAD
El multiculturalismo después de la jurisprudencia del tribunal constitucional

En el Perú la jurisprudencia del Tribunal Constitucional es un referente necesario


para todo trabajo de investigación en temas constitucionales; por esta razón creemos
importante señalar en primer lugar cómo el máximo Tribunal ha reconocido, en la
Constitución Peruana, un esencial componente multicultural.

Constitución, multiculturalismo y realidad social

1. El multiculturalismo puede ser comprendido de dos maneras: como la descripción


u observación de determinada realidad social, y también como una política de
Estado que, sobre la base del reconocimiento de tal realidad, pretende reconocer
derechos especiales a minorías estructuradas e identificadas en torno a elementos
culturales. Este Tribunal ha dicho que “la Constitución de 1993 ha reconocido a la
persona humana como miembro de un Estado multicultural y poliétnico; de ahí que
no desconozca la existencia de pueblos y culturas originarios y ancestrales del Perú”
[STC 0042-2004- AI/TC, fundamento 1]. Tal reconocimiento constitucional no es
una mera declaración formal de principios sin consecuencias tangibles; por el
contrario, implica un cambio relevante en la propia noción del Estado y la sociedad.
Así, la inclusión de la perspectiva multicultural (o intercultural) en la Constitución,
implica un giro copernicano en el concepto de Nación y, por consiguiente, de la
identidad nacional.

2. Desde la perspectiva multicultural, la idea de una nación conformada por una


única y exclusiva cultura homogénea debe ser repensada. Lo multicultural implica la
aceptación de distintas cuturas, manifestaciones culturales y distintas actitudes de
ser y entender lo que es ser peruano, del desarrollo de la libre personalidad, de la
visión comunitaria de las costumbres que provienen de la experiencia histórica,
religiosa y étnica; y que informa a su manera y en su singularidad peculiar la
identidad nacional en todas sus variantes. Este Colegiado ha indicado que la
cláusula constitucional de igualdad [artículo 2, inciso 2 de la Constitución], contiene
un reconocimiento implícito de tolerancia a la diversidad como valor inherente al
texto fundamental y como una aspiración de la sociedad peruana [STC 0022-2009-
PI/TC, fund. 3]. La tolerancia a la diversidad contempla también diferentes formas
de aceptar concepciones de justicia y de respetar el ejercicio del poder contra
mayoritario, siempre que no contravengan directamente derechos fundamentales y
los fines esenciales del Estado.

3. Debe considerarse también que el reconocimiento de otras culturas o identidades


no debe ser confundido con políticas de asimilación. El concepto de asimilación está
construido sobre percepciones que observan que otras culturas minoritarias son
“menos avanzadas”, y como consecuencia de ello estarían irremediablemente
destinadas a perder su identidad, en un proceso de “superación cultural”, al ser
absorbidas por la sociedad dominante. Por el contrario, una visión que pretenda la
integración considerando las diferencias culturales o que plantee estrategias de
tolerancia por ciudadanías diferenciadas, es más respetuosa de las realidades e
identidad cultural y étnica de los pueblos indígenas. La premisa de la que se parte es
que deben dejarse atrás perspectivas que situaban a los pueblos indígenas como
culturas de menor desarrollo y valía y pasar a reconocerlas como iguales, con el
mismo valor y legitimidad que la llamada cultura dominante. Ello es un proceso que
requerirá un cambio progresivo de las instituciones democráticas del Estado y la
sociedad.

4. Es por ello que el constituyente ha expresado (lo que ya fue resaltado en la STC
0022- 2009-PI/TC, fundamento 4), en el artículo 2º, inciso 19 de la Constitución, el
derecho a la identidad étnica y cultural, y el artículo 48º que, además del castellano,
también son idiomas oficiales el quechua, el aimara y las demás lenguas aborígenes
en las zonas donde predominen. Por su parte, el artículo 89º reconoce la autonomía
organizativa, económica y administrativa a las comunidades nativas, así como la
libre disposición de sus tierras, las que no son materia de prescripción, reiterándose
de igual forma la obligación del Estado de respetar su identidad cultural. A su vez,
el artículo 149º permite que las comunidades nativas y campesinas puedan aplicar
su derecho consuetudinario, ejerciendo funciones jurisdiccionales dentro de su
ámbito territorial, siempre que no vulneren derechos fundamentales. Es relevante
mencionar también que el artículo 191º de la Constitución prescribe que la ley
establecerá porcentajes mínimos para hacer accesible la representación de género,
comunidades campesinas y nativas, y pueblos originarios en los consejos regionales
y consejos municipales. Con ello, los pueblos indígenas han sido proveídos de
herramientas legales cuyo objeto es proteger su existencia y su cosmovisión. De esta
manera se reconoce el respeto a la diversidad y al pluralismo cultural, que tendrá
que efectuarse siempre dentro del marco de respeto a los derechos fundamentales, el
diálogo intercultural, los principios constitucionales y los valores superiores que la
Constitución incorpora, tales como la dignidad de la persona, los principios de
soberanía del pueblo, el Estado democrático de Derecho y la forma republicana de
gobierno.

5. Si bien resulta evidente afirmar que tales derechos y prerrogativas no pueden ser
dejados de lado o desnaturalizados por los poderes constituidos, debe tomarse en
cuenta que las tensiones y distancia entre la normativa y la realidad son parte de la
dinámica social y del fenómeno jurídico. Es, pues, deber del Estado, en su función
implementadora del ordenamiento jurídico, resolver estas tensiones e integrar la
normativa en la realidad, a fin de que las consecuencias deseadas por las leyes y
reglamentos tengan impacto efectivo en la vida de los ciudadanos. La labor de los
jueces del Poder Judicial, en general, y en particular el Tribunal Constitucional, en
su calidad de supremo intérprete de la Constitución, adquiere una dimensión
relevante en la tarea de cubrir los vacíos entre las normas y la realidad. Con mayor
énfasis si se contempla la función supervisora que tienen los jueces constitucionales
sobre la actividad de la Administración cuando se alegue la vulneración de derechos
fundamentales. La Administración aplica, en un primer momento, el ordenamiento
jurídico en su función administrativa.

6. Uno de los elementos característicos del fenómeno multicultural en nuestro


medio es que se reconoce lo multicultural, pero no se implementan o se protegen
eficazmente las políticas y derechos de esta naturaleza. Basta poner el ejemplo de lo
ocurrido con el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo [en
adelante Convenio 169] sobre el cual el Tribunal emitió la STC 05427-2009-PC/TC,
en la que se hizo referencia a la inconstitucionalidad indirecta por omisión por parte
del Ministerio de Energía y Minas al no haber reglamentado el referido convenio.

7. Es por ello que el Tribunal debe estar atento al referido contexto a fin de repensar
categorías jurídicas y derechos desde la perspectiva multicultural, considerando
además lo complejo de la implementación de normas multiculturales específicas, en
procura de maximizar garantías que sostengan una sociedad plural y respetuosa de
las diferencias. Específicamente para el caso de los pueblos indígenas, estos no solo
legitiman sus derechos especiales en virtud de la distinción cultural, sino también
por elementos históricos. En efecto, los pueblos indígenas u originarios, existentes
desde antes de la creación del virreinato del Perú y de la República del Perú,
ejercían hasta ese momento soberanía sobre sus territorios (artículo 1b del Convenio
169). Esto implica la autonomía en la toma de decisiones políticas de tal comunidad,
incluyendo además la aplicación de sus costumbres jurídicas a fin de resolver
conflictos sociales surgidos dentro de la comunidad. Pero esta realidad varió
considerablemente con el proceso de conquista y de creación y expansión del Estado
peruano, que decidió obviar toda diferenciación cultural a fin de iniciar la
construcción de una sola identidad nacional”.

(Caso Tres Islas, STC Nº 01126-2011-PHC/ TC, de fecha 11 de setiembre de


2012, FJ. 13-19).

El Tribunal Constitucional peruano por vez primera se refirió al derecho consagrado


en el artículo 2º, inciso 19) de la Ley Fundamental vigente en STC Nº 00872-1999-
AA precisando algunos contenidos del derecho a la identidad cultural.

En el citado caso, la parte demandante solicitó que se suspendiera el traslado del


monumento de Leoncio Prado, ubicado en la plazuela conocida como Santo
Domingo, al parque llamado Gregorio Cartagena o a cualquier otro lugar, por
considerar que este traslado ordenado por la Comuna Provincial de Huánuco
atentaba contra su identidad cultural. En dicha ocasión el TC refirió que el derecho a
la identidad cultural es el derecho de las personas a tener su propia vida, y cultura,
con todas sus manifestaciones, a profesar y practicar su propia religión, a emplear su
propio idioma y a cultivarlos procurando la coexistencia de diversas culturas y el
desarrollo de los pueblos en forma pacífica.

En cuanto a la relación entre el derecho a la identidad cultural y a la identidad


étnica, el máximo Colegiado Constitucional expresó que las citadas identidades
mantienen una relación de especie a género.

Además, el Tribunal Constitucional señaló que el derecho a la identidad étnica no


sólo cuenta con protección a nivel constitucional, sino también cuenta con tutela
internacional, puntualmente en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos de 1966. Precisó además que la vida cultural a la que tienen derechos los
grupos minoritarios también debe ser prerrogativa del grupo mayoritario, toda vez
que el fenómeno cultural es inherente a todo grupo humano.

IV. IDENTIDAD CULTURAL EN EL PERÚ

Según Miriam Grimaldo Muchotrigo, la identidad cultural es entendida como un


proceso dinámico a partir del cual las personas que comparten una cultura se
autodefinen y auto valoran como pertenecientes a ella; además, actúan de acuerdo a
las pautas culturales que de ella emanan. Así mismo, implica la definición que las
demás culturas tienen respecto a ella.

La identidad cultural en el Perú recoge una síntesis cultural entre diferentes culturas.
No obstante, Perú conserva mayor cantidad de población indígena.

Por ende, todavía existen reminiscencias de la aclamada cultura inca, cuyas


tradiciones se mantienen en algunos poblados de la región.
En consecuencia, los diferentes componentes de carácter étnico se encuentran
entrelazados con la identidad peruana, lo que tiene influencia en la manera en la que
los ciudadanos se introducen en el aprendizaje de su historia y de otros aspectos
sociales.

A pesar del legado espiritual y costumbrista que dejó el Imperio inca, de igual
manera la población peruana se enfrenta a la globalización, por lo que muchos
peruanos se adaptaron a un modo de vida rápido, consumista y alineado. Esto puede
desencadenar la pérdida de los principales rasgos identitarios de nuestra nación.

Frente a ello, hace falta empezar a trabajar organizadamente en pro de la


construcción de esta ansiada identidad cultural, como un componente importante de
la identidad nacional. Ya que como señala Cecilia Salgado Levano la identidad
nacional presenta los siguientes componentes: identidad cultural, étnica, social e
histórica. De tal manera, que para construir la identidad nacional, tendríamos que
empezar por trabajar cada uno de estos pilares, incluida la identidad cultural.
(Grimaldo, 2008, Identidad y Política Cultural en el Perú)

V. IDENTIDAD CULTURAL Y SUS IMPLICACIONES EN LA


EDUCACIÓN

La cultura, tal como lo establece Plog y Bates, lleva implícita un proceso de aprendizaje
que se desarrolla en dos dimensiones: el de aprender y el de transmitir. Se aprende y se
transmite todo el sistema de creencias, valores y comportamientos a través de un
idioma, que es también cultura. Se aprende tanto a nivel individual como a nivel social,
generacional, en un proceso ontogenético-filogenético. Este proceso de aprendizaje y
transmisión se da tanto en la cotidianeidad de las relaciones humanas como en las
instituciones sociales que tienen propósitos más estructurados y definidos como la
escuela. Incluso, la relación entre cultura y educación se hace evidente desde la
antropología pedagógica de Spranger que concibe la educación como la “propagación
de la cultura” (Estébanez, 1985). Igualmente, el proceso de aprendizaje y transmisión
de la cultura conlleva implícitamente un sentido de desarrollo y formación. Por un lado
implica el proceso de socialización que es en esencia el aprendizaje del individuo de
vivir y convivir con el grupo social. Igualmente implica el desarrollo de la personalidad,
las capacidades y potencialidades del individuo para perfeccionarse y realizarse. De la
misma forma conlleva un proceso de humanización, proceso mediante el cual el sujeto
perfila su condición humana. Implícita también está la idea de formación del hombre
como construcción (bildung) y configuración más allá de lo dado por la socialización
(apropiación de normas y órdenes institucionales) y la enculturación (lenguajes, usos,
costumbres, y saberes). En el sentido de formación y construcción, el hombre es sujeto
que crea, recrea y renueva la cultura y los órdenes sociales (Yurén, 2000). Desde una
interpretación de la construcción de la identidad como afiliación, las instituciones
educativas tienen la finalidad de afirmar, realizar y adaptar los educandos a los
elementos objetivos de la cultura y la sociedad. Es decir, la escuela se convierte en una
institución que reproduce, afirma y confirma los elementos culturales y las
interacciones del cuerpo social. La escuela se convierte en la institución o agente social
que perpetúa la cultura. Dentro de esa misma perspectiva, el educador es el
representante de la cultura que educa desde la cultura, en la cultura para la cultura. Es
por tanto un reproductor que busca la adaptación del individuo, el estudiante, al sistema
cultural para que realice así su propio ser. Es la educación como reproducción cultural y
social. El educador es tributario de la cultura que transmite y hace de puente entre dos
generaciones. Esta forma de condicionamiento y determinismo socio-cultural-educativo
es conflictivo con la visión de la educación como proceso dinámico, emancipador y
trasformador propuesto por Yurén, Berger y Luckmann.

VI. CAUSAS DE LA PÉRDIDA DE IDENTIDAD

VI.1. Globalización

La globalización es una de las causas principales de la pérdida de la identidad cultural.


A afectado a la identidad cultural de las comunidades ya que tiene influencia en la
manera en la que el individuo se involucra con su origen. Por ejemplo, al momento de
iniciar un viaje las personas se enfocan en los puntos de convergencia de las culturas,
dejando de lado en algunos casos aquello que las diferencia.

Sin embargo, viajar también puede ser una manera de comprender la otredad de las
otras civilizaciones. Todo esto depende del enfoque de cada persona, quien luego de
viajar puede decir si dejar de lado sus raíces o cultivarlas y mantenerlas consigo.

Con la ayuda de la globalización, las ciudades europeas son cada vez más parecidas a
las asiáticas o a las americanas, lo que ocasiona que se dejen de utilizar ciertas
vestimentas, alimentos o costumbres que contribuyen a la identidad cultural.

A través de la televisión y de otros medios, los más jóvenes aprenden cómo se supone
que deben actuar según ciertos estándares sociales aceptados globalmente, dejando de
lado los valores ancestrales de su cultura.

VI.2. Migración

En muchas ocasiones se ignora de qué manera puede influir la migración en las


diferentes culturas que conforman el planeta. Por ejemplo, los hijos de los migrantes
suelen abandonar sus tradiciones para adoptar los valores del nuevo país que los recibe.

VII. MODERNIDAD URBANA E IDENTIDAD CULTURAL

Desde sus inicios, la filosofía como disciplina ha mostrado una preocupación especial
por el futuro de las culturas indígenas frente al impacto de la sociedad europea
moderna. A principios del siglo XX, muchos antropólogos buscaban recolectar la
mayor cantidad posible de información y de objetos de la cultura material indígena
frente al temor de que pudieran desaparecer irremediablemente en el contexto del
proceso de modernización acelerado que se vivía en el mundo entero. Estos objetos y
materiales luego eran llevados a los museos para ser conservados y para ilustrar a la
sociedad moderna cómo se vivía en otras épocas y lugares. A esta forma de
acercarmiento a las culturas y sociedades indígenas se le ha denominado «antropología
de salvataje».
Esta forma de proceder ha sido calificada recientemente por la antropóloga Mariza
Peirano (2008) como uno de los «pecados» propios de la antropología. Según Peirano,
esta manera de entender la antropología cosifica a la gente y sus culturas de tal modo
que se llega a considerar que los indígenas han quedado atrapados en el pasado. Esta
misma actitud que cosifica a las culturas indígenas y las congela en el pasado se ha
difundido en otros sectores de la sociedad, sobre todo en los medios de comunicación y
en el ámbito del turismo. Resulta particularmente ilustrativa la imagen que el gobierno
peruano propaga a través de los videos producidos por PromPerú, la agencia estatal que
promueve el turismo.

Uno de estos videos —que circuló ampliamente por casi dos años— mostraba imágenes
de comunidades indígenas amazónicas mientras se escuchaba al narrador decir algo así
como: «si quiere conocer el pasado...».

Hacia mediados del siglo XX, esta preocupación continuaba influenciando la reflexión
de la antropología sobre las poblaciones indígenas. Claude Lévi-Strauss (1973) relata
con nostalgia cómo el mundo indígena desaparece aceleradamente. Esta nostalgia se
puede percibir en uno de sus libros más importantes: «Tristes Trópicos». Unas décadas
después, el antropólogo brasileño, Darcy Ribeiro, expresaba también en su obra el
riesgo de la posible desintegración étnica de los indígenas amazónicos. Según Ribeiro:

«las relaciones de la sociedad nacional con las tribus indígenas se procesan como un
enfrentamiento entre entidades étnicas mutuamente exclusivas. Dada la
desproporción demográfica y de nivel evolutivo que existe entre ellas, la interacción
representa una amenaza permanente de desintegración de las etnias tribales» (1973).

Ribeiro quería mostrar cómo los rasgos étnicos más propios de cada pueblo indígena
desaparecían debido al proceso de aculturación que estas sociedades venían
enfrentando, y cómo daban lugar entonces a la aparición de lo que la antropología
brasileña ha postulado como un «indio genérico» o «destribalizado» (Galvão, 1979;
Ribeiro, 1986). A este proceso de aculturación, Ribeiro (1973) lo ha denominando
«transfiguración étnica», y correspondería a lo que el antropólogo peruano Carlos Mora
(1995) considera el proceso de «cholificación» en el caso de la Amazonía peruana.

La imagen de un indio «genérico» también aparece graficada en otro video más reciente
de PromPerú5. En este video promocional, de muy corta duración, se ve a un hombre

con el torso desnudo navegando por un río amazónico en una pequeña canoa. Lo único
que se escucha es el ruido del agua y de los animales del bosque. Este hombre puede ser
un indígena o no, porque a diferencia de las fotos de indígenas que aparecen en otras
promociones turísticas, no posee rasgos que lo puedan identificar claramente con algún
pueblo en particular: no usa kushma —ni de color pardo como los asháninka o
mastsiguenga, ni de color blanco y con diseños geométricos como los shipibo o yine—,
no lleva una corona hecha de plumas de tucán como los awajún o achuar, y tampoco se
viste con «champas» de fibras vegetales como los yagua. Es decir, no presenta rasgos
culturales definidos que lo identifiquen con un pueblo en particular. Este podría ser un
ejemplo de cómo es imaginado el indio «genérico» o «destribalizado» desde el Estado o
desde la ideología hegemónica de nuestra sociedad.

A principios del siglo XXI, todavía es posible escuchar comentarios de distintas


personas que muestran su preocupación sobre la supervivencia de los pueblos indígenas
en el futuro. Los procesos de escolarización, urbanización y modernización conducirían
a la desaparición paulatina de las lenguas y las costumbres propias de los pueblos
indígenas amazónicos. Además, esta posibilidad de aculturación y de pérdida de las
identidades indígenas se podría acelerar en el contexto de expansión de la globalización
capitalista.

Un aspecto particularmente problemático para la identidad y forma de vida tradicional


indígena se puede percibir a partir de los cambios producidos en la relación entre los
indígenas y el bosque amazónico. Eduardo Viveiros de Castro (2004) nos recuerda
cómo para las sociedades amazónicas es fundamental el vínculo que existe entre las
personas y la naturaleza, mientras que las relaciones sociales son algo más inestables.
Por ello, la desaparición de los bosques debido a la deforestación y a la
sobreexplotación de recursos naturales, así como la migración de los indígenas hacia las
ciudades atentaría directamente sobre esta dimensión fundamental de la cosmovisión y
la organización social amazónicas. Sin embargo, también es posible una visión más
optimista acerca del futuro de los pueblos indígenas. Personalmente estoy convencido
que los tiempos actuales también ofrecen nuevas posibilidades a los pueblos indígenas
para continuar recreando sus tradiciones culturales y fortalecer su propia identidad
(Espinosa, 1998; 2007a).

VIII. CONCLUSIÓN

La identidad supone un reconocimiento y apropiación de la memoria histórica, del


pasado; que puede ser reconstruido o reinventado, pero que es conocido y apropiado por
todos. Un claro indicador de la recuperación, reinvención y apropiación de una
identidad cultural es el valorar, restaurar y proteger el patrimonio cultural. Para ello,
nosotros, los jóvenes, debemos ser capaces de valorarlo, ya que sin valor no habría
interés ni existiría simbología identitaria y, por consiguiente, sería imposible encontrar
respeto por lo que se tiene y lo que otros tienen.
IX. REFERENCIAS

 Martinez, N. (s.f.). Identidad Cultural y educación. Recuperado de


http://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/2055/1/3.%20Identidad%20cultural
%20y%20educacion.pdf
 Molano, O. (s.f.). Identidad cultural, un concepto que evoluciona. Recuperado de
file:///C:/Users/Sra%20Rita/Downloads/1187-Texto%20del%20art%C3%ADculo-
4220-1-10-20101005.pdf
 Salgado, C. . ¿Quiénes somos los peruanos? Una perspectiva psicológica de la
Identidad Nacional. Lima, Perú: Universidad de San Martín de Porres.
 ESPINOSA, O., 2007a – Los pueblos indígenas de la Amazonía peruana ante los
desafíos de la globalización. In: Apertura a la globalización: Desafíos y oportunidades
en el Perú (Bernardo Haour, ed.): 15-36; Lima: Universidad Antonio Ruíz de Montoya.

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