Didi-Huberman, G. Qué Emoción Qué Emoción

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Georges

Didi-Huberman

¡Qué.emoción 1
¿Qué emoción?
Traducción de Víctor Goldstein

rlIJ Capital intelectual


Didi-Huberman, Oeorges
¡Qué emoción' ¿Qué emoción?/Oeorges Didi-Huberman.-1a ed.-Ciudad
Autónoma de Buenos Aires: Capital Intelectual, 2016.
96 p.; 12 X 18 CTD.

Traducción de Víctor Goldstein


ISBN 978-987-614-514-5

1. Filosofía. l. Goldstein, Víctor, trad. II. Titulo.


CDD 190

ontaigne escribió que enseñar a


Diseño de colección y de tapa· Javier Vera Ocampo
Diseño de interior: Artana Jeoik
Traducción: Víctor Goldstein
Coordinación: Inés Barba
M un niño no es llenar un vacío, sino
encender un fuego. En 1987 el fi-
lósofo francés Jacques Ranciére publicó un
Producción Norberto Natale pequeño libro titulado "El maestro ignoran-
te. Cinco lecciones sobre la emancipación
intelectual". Allí retoma la experiencia de
Titulo original: Ouelle émotionl Quelle émotion? C Bayard éditions, 2013
C Capital Intelectual. 2016
Joseph Jacotot, un revolucionario exiliado,
que hacia 1818 comenzó a enseñar aquello
Capital Intelectual S.A.
Paraguay 1535 (1061) • Buenos Aires. Argentina
que ignoraba y a proclamar la igualdad de
Teléfono: (+54 11) 4872-1300 • Telefax: (+54 11) 4872-1329 las inteligencias, en un gesto pedagógico,
www.editorialcapin.com.ar • [email protected] filosófico y político radical.
Pedidos en Argentina: [email protected] En las conferencias que dan origen a esta
Pedidos desde el exterior: [email protected] colección, dirigidas a grandes y chicos, la fun-
Queda hecho el depósito que prevé la Ley 11723. Impreso en Argentina. ción del maestro ignorante será entonces recu-
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede perar aquel gesto y proponer, en un momento
ser reproducida sin permiso escrito del editor.
dado, un objeto singular, un pasaje un tanto
misterioso, una pregunta que se nos viene
encima y ante la cual hay que reaccionar.
Sin embargo, para el maestro ignorante la
experiencia de no entender es fundamental
y encontrar un obstáculo sin perder la espe-
ranza de superarlo es decisivo, porque nos
pone en estado de desafío.
La infancia en este caso no se refiere a Primera Parte
un momento de la existencia ni a un esta-
do psicológico. Hay viejos que tienen ape-
nas veinte años. Se trata de un impulso de
insumisión repleto de paciencia, un amor
del riesgo cargado de memorias. De allí, y
de la experiencia iniciada hace varios años
en un teatro de las afueras de París, surgió
el proyecto de esta colección. Los temas no
tienen límites, pero hay una regla de juego,
que consiste en que los oradores se dirijan
efectivamente a los niños, ¡no importa la
edad que tengan!, en un gesto de amistad y
compromiso que atraviese las generaciones.

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e niños, todos llorarnos. Nacemos llo-

D rando. Nadie se acuerda, pero qué


emoción, qué gran emoción debe ser
nacer, venir al mundo. Lo que puedo recordar
es que, de niño, lloré mucho. Lloraba por un
quítarne de allí esas pajas. Mi hermana mayor
se ponía delante, me miraba fijo y me decía:
"¡Llora!". Y yo lloraba. Lloré de pena, lloré de
tristeza, lloré de amor, lloré de furia (fue mi
madre la que me lo hizo comprender, y ese
día fue importante para mí, comprender que
se podía llorar de furia, como un primer paso
para decidirme a actuar, a no dejar que me
avasallen, a rebelarme). Tal vez había también
un placer secreto en llorar. Un día que estaba

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Georges Didi-Huberman ¡Qué emoción! ¿Qué emoción?

llorando me crucé por azar con mi imagen en


el espejo: vi mi propia cara toda crispada, mis
rictus, mis lágrimas. Entonces, ese día, dejé de
llorar. Pero todavía hoy me ocurre, e incluso a
menudo: puedo tener ganas de llorar cuando
cierta emoción me estremece, me sumerge.
Por ejemplo, al escuchar ciertas músicas.

*
* *

De todos modos, me gustaría tratar de ex-


plicar mi título, ese título repetitivo, en dos lí-
neas, en dos fragmentos de frases. En mi idea,
se trata de sugerir algo típicamente filosófico.
En la primera línea, ¡qué emoción!, exclamo
porque, por hipótesis, me pongo en una situa-
ción de sorpresa: una emoción se me viene
encima sin decir agua va, o bien me enfrento
a una emoción de otro, como aquí en esta ima-
gen de un niño que llora (fig. 1).

Figura 1.

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Georges Didi-Huberman ¡Qué e moción! ¿Qué emoción?

El signo de exclamación responde al prime- de interrogación: ¿qué hay que entender por
ro de todos los gestos filosóficos, que es asom- "emoción"? ¿Qué tipo de emoción? ¿Y por qué
brarse ante una cosa, un ser, una experiencia. la emoción? ¿Por qué razones (el plural es im-
Yo me asombro de esa experiencia y, sobre portante, nunca hay una sola razón para ex-
todo, me asombro de su intensidad: ante ese plicar las cosas de nuestra vida)? ¿Por qué, en
niño que llora veo bien la boca tendida hacia vista de qué? Y ¿cómo, sí, cómo? ¿Cómo so-
delante, y tengo la impresión de que se abre breviene la emoción? ¿Se desarrolla? ¿Desapa-
excesivamente, hasta el rictus. Por contras- rece? ¿Vuelve a empezar? Etcétera, etcétera.
te, los ojos están cerrados, pero diré que es-
tán demasiado cerrados, porque las cejas es- *
tán muy tensas, y los párpados violentamente * *
plegados. Aunque la imagen esté inmóvil -es
una fotografía tornada en el siglo XIX, alrede- Evidentemente, no es en los límites de una
dor de 1870-, la cara y el cuerpo de ese niño sola conferencia corno se podrá responder. de
realmente aparecen en una suerte de energía ser esto posible, a todas las cuestiones que nos
desdichada, entre lo que parece desmesurada- plantean las emociones. Una vez más, lo mejor
mente abierto (la boca) y lo desmesuradamen- es partir de lo que tenemos ante los ojos, o se~,
te cerrado (los ojos). Hay en esto una suerte de esa imagen del niño que llora. Fuera de la pri-
paradoja. De ahí la sorpresa. De ahí el signo de mera paradoja que sugerí -corno si algo muy
exclamación. poderoso saliera, desde el interior del niño,
Pero ese primer gesto de asombro no se- hacia el exterior, mientras que sus ojos cerra-
ría totalmente filosófico si no se prolongara en dos parecen oponerse a que el mundo exterior
un interrogante: ¿qué emoción? Signo de in- venga a él-, observo algo que me desconcier-
terrogación que muy fácilmente podrá trans- ta mucho: ese niño llora, pero no lo hace "li-
formarse en una serie interminable de signos bremente", si puedo decir. Su emoción ocurre

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Georges Didi-Huberman ¡Qué emoción! ¿Qué emoción?

bajo una coerción. Tal vez el niño llora -o por lo


menos redobla su llanto-, justamente porque
no es libre. ¿Ven ustedes, abajo, las dos manos
apretadas en su cintura? Es otro niño, un poco
mayor, el que lo retiene, el que lo contiene,
como bien se ve en la lámina del libro donde
aparece esa imagen (fi.g. 2).
¿Por qué, pues, de qué ese niño es prisione-
/
ro? Y bien, diré que es prisionero del encuadre 2

de la fotografía. De haber sido libre, habría sa-


lido del encuadre y hoy no se lo podría ver en
la imagen. Por lo tanto, lo mantuvieron así para
que se pueda tomar la foto en buenas condicio-
nes técnicas. Las fotos habían sido encargadas
por Charles Darwin, el gran biólogo y teórico de
la evolución de las especies animales, para ilus-
5
trar su libro La expresión de las emociones en el :J
hombre y en los animales. La misma lámina se
presenta como una vislumbre cronológica del
llanto infantil, desde el bebé (arriba a la izquier-
da) que llora todavía como un recién nacido,
acaso porque tiene hambre o le duele la panza,
hasta el varoncito (abajo a la derecha) que llora
ya como un filósofo melancólico o un poeta ro-
mántico, con su mano sobre la sien.
Figura 2.

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Georges Didi-Huberman
¡Qué emoción! ¿Qué emoción ?

Darwin, en su libro, quería demostrar que el


hecho de llorar es un acto primitivo. A su jui-
cio, esto consiste en expresar, por ciertos mo-
vimientos musculares de la cara y por ciertas
secreciones (las lágrimas), un dolor físico o una
emoción interior. En las páginas que preceden
inmediatamente a la lámina que nos interesa,
Darwin compuso todo un capítulo sobre "las
emociones y sensaciones dolorosas" entre
Figura 3. los monos, de manera que el bebé lloroso, en
la iconografía del libro, sigue directamente a
la imagen de un "chimpancé decepcionado
y de mal humor" (fig. 3). Si la emoción es un
estado primitivo, eso, según Darwin, signi-
fica que se la encuentra presente sobre todo
entre los animales (pájaros, perros, gatos) (fig.
4), los niños, las mujeres (sobre todo las locas)
(fig. 5), los ancianos (sobre todo los disminui-
dos mentales o las personas aquejadas de se-
nilidad) (fig. 6) y , por último -pero sin ofrecer
ninguna ilustración para esto-, las "razas hu-
manas [que tienen! pocas relaciones con los
Figura 4.
europeos". Darwin explica entonces, sin otra
precisión ni ejemplo, que "los salvajes vierten
abundantes lágrimas por causas extremada-

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Georges Didi-Huberman ¡Qué emoción! ¿Qué emoción?

mente fútiles" ... como los niños, en suma. La


edad de la razón, la edad adulta, pues, sería
la edad donde se sabe reprimir esa tendencia
primitiva a expresar sus emociones: "El inglés
casi no llora -escribe por lo tanto Darwin (que
era inglés)- sino bajo la presión del dolor moral
más punzante".

Figu¡a 6.

*
* *

Darwin es un sabio muy grande por monto-


nes de cosas -en particular por su modelo de
evolución biológica de las especies animales- ,
pero sobre esta cuestión de las emociones us-
tedes ya se pueden figurar que es muy posi-
Figu¡a5. ble no estar de acuerdo con él. Observen, por

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Georges Didi-Huberman ¡Qué emoción! ¿Qué emoción?

otra parte, que "la" ciencia, como "la" filosofía, *


lisa y llanamente no existe, en el sentido de * *
un discurso único, del género "la ciencia nos
dice que ... " o "la filosofía nos enseña que ... ". Entonces, volvamos a mirar a ese niño (véa-
se ti.gura 1). El que llora delante de nosotros, el
Lo que sí existe, en cambio, son campos, cam-
ser lloroso, se presenta a nosotros. Se expone.
pos de batalla -llamados "ciencia", "filosofía"
o "política"- en los cuales se enfrentan perso- Expone, deja aparecer su emoción. Se expone
nas que, en la misma época o de una época en toda su debilidad, se expone quizá incluso
al ridículo, no sé, pero en el fondo, ¿quién de-
a otra, no están totalmente de acuerdo. Ante
cada cuestión, pues, habría que interrogarse, cide acerca de quién es ridículo y quién no?
habría que informarse, comparar las diferentes Por supuesto, ocurre que uno llore solamente
para sí o "por su propia suerte": es la queja
opiniones y luego, en un momento dado, hay
que tomar posición. egoísta de las conciencias desdichadas. Por
supuesto ocurre que se viertan lágrimas de
En primer lugar interrogar. Pero ¿cómo? Por
lo menos hay dos maneras de interrogar: es cocodrilo, lágrimas que son una coartada, lá-
posible hacerlo con desconfianza y sospecha, grimas estratégicas, lágrimas retóricas y arti-
ficiales (por ejemplo, algo que se ve mucho en
como el policía que interroga con su lámpa-
la televisión).
ra cegadora dirigida sobre la cara de uno. O
bien con confianza, aunque esta confianza sea Pero ¿qué sucede cuando se llora delante
de los otros, cuando uno se deja atrapar por
provisional, condicional. Elijamos la confianza.
una emoción que nos expone directamente
Confiemos en el niño que llora (y tal vez en el
niño que sobrevive en mí, adulto, cuando ten- a los otros? Vuelvo a la cuestión del ridícu-
go ganas de llorar). lo, porque es muy importante y nos atañe a
todos: eso realmente le ocurre a todo el mun-
do, dejar aparecer su emoción y tener miedo,

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Georges Didi-Huberman ¡Qué emoción! ¿Qué emoción?

trario. Al asumir el riesgo de "perder la cara",


entonces, de ser completamente ridículo, como
el ser expuesto a la emoción también se com-
si uno estuviera todo desnudo (por lo demás,
promete en un acto de honestidad: se niega
un filósofo podría preguntarse, con justa razón:
a mentir acerca de aquello que lo atraviesa,
¿en qué el hecho de desnudarse sería tan ridí-
se niega a simular. En ciertas circunstancias,
culo?, pero dejémoslo ahí). Las cuestiones del
atreverse a mostrar su emoción puede incluso
pudor y de la vergüenza se vinculan con todo
aparecer como un acto de coraje.
eso, y también son muy importantes en nuestra
vida psíquica y colectiva. No sé si los niños o
*
los adolescentes todavía dicen eso en la actua-
* *
lidad, pero conozco una expresión típica para
designar al ser expuesto a los otros en la desnu-
No me gusta el desprecio ligado a la expre-
dez, si puedo decir, de su emoción. Dicen de él,
sión "es patético" por una segunda razón: que
por supuesto con desprecio: "Es patético".
la palabra patético tiene una muy larga y muy
No me gusta en absoluto esa manera de ha-
bella historia que es interesante hacer subir a
blar. En primer lugar, el que se emociona ante
la superficie, como lo haría un arqueólogo con
los otros no merece el desprecio. Él expone su
una antigua estatua griega enterrada bajo una
debilidad, expone su impoder, o su impoten-
fábrica en Atenas. Esa historia, justamente, es
cia, o su imposibilidad de "hacer frente" , de
la de la palabra griega pathos, que es tan im-
"hacer un buen papel", como se dice. Even-
portante para los grandes autores trágicos de
tualmente, se dirá de él: "No le quedan más
esa época -Esquilo, Sófocles, Eurípides- como
que sus ojos para llorar" , manera de decir que
la palabra lagos pudo serlo, ulteriormente, para
se ha vuelto alguien pobre ante las cosas de la
los grandes filósofos que exploraban el "len-
vida. Pero esa pobreza, de hecho, nada tiene
guaje" o la "lógica", Platón o Aristóteles. En
de ridículo ni de lamentable. Muy por el con-
una de sus obras de lógica titulada Categorías,

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Georges Didi-Huberman ¡Qué emoción! ¿Qué emoción?

Aristóteles deducía la palabrapathos de lo que


se llama, en gramática, la "forma pasiva" de un
verbo. Éste es el ejemplo que él daba: "Corto,
quemo" ilustra la forma activa o en acción; "Soy
cortado, soy quemado" ilustra la forma pasiva
o en pasión, vale decir, en pathos (el ejemplo
es interesante, por otra parte, puesto que se
refiere al mismo tiempo a un dolor injusto, por
ejemplo la tortura, y a un dolor benéfico, como
cuando un médico corta un tumor o cauteriza
una herida quemándola).
Esta distinción parece evidente, sin duda
debido a que es aquí la lengua la que piensa Figura 7.
por nosotros, la que nos suministra las "cate-
gorías", las herramientas fundamentales para
En tales condiciones, comprenderán que
establecer la diferencia entre actuar y pade-
los filósofos clásicos hayan tendido -como el
cer, hacer una acción o padecer una pasión.
fortachón que se burla de ustedes en el re-
A partir de ahí puede comprenderse con faci-
creo porque tienen un aspecto "patético"- a
lidad que el fenómeno de la emoción haya es-
considerar la emoción como una debilidad,
tado ligado alpathos, es decir, a la "pasión" o a
un defecto, una impotencia. La emoción se
la imposibilidad de actuar, como el personaje
opone por un lado a la razón (cosa que, de
de Laocoonte y de sus hijos fueron impedidos
Platón a Kant, los filósofos consideran en ge-
de actuar -hasta la muerte- por las serpientes
neral como lo mejor que hay) y, por el otro, a
enviadas, se dice, por Atenea, en un episodio
la acción (vale decir, la manera, voluntaria Y
famoso de la guerra de Troya (fig. 7).

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Georges Didi-Huberman ¡Qué emoción! ¿Qué emoción?

libre, de caminar como adultos en la vida). La


emoción, pues, sería un callejón sin salida: ca- *
llejón sin salida del lenguaje (cuando, emocio- * *
nado, me quedo mudo, sin poder ya encontrar
palabras); callejón sin salida del pensamiento No, no y no. Tres veces no. Les dije que la
(cuando, emocionado, pierdo todas mis faculta- filosofía era un campo de batalla. Entonces,
des); callejón sin salida del acto (cuando, emo- intentemos atravesar las líneas del frente en
cionado, me quedo de brazos caídos, incapaz el otro sentido. En primer lugar está Hegel: él
de moverme como si una serpiente invisible me dice justamente que el no no tiene menor exis-
inmovilizara). tencia ni es menos necesario que el sí. Dice
Un callejón sin salida es cuando no se pasa: que, sin callejones sin salida, uno ni siquiera
es una noción negativa. Así, muchos filósofos sabría lo que es un pasaje. Entonces devuelve
habrán hablado de la emoción como de algo al pathos su dignidad frente al lagos e incluso,
solamente negativo: la emoción no es esto, no como se atreve a decir, su "privilegio": "Lasco-
puede aquello, etc. Es cuando Kant, por ejem- sas vivientes -escribe en su gran Enciclopedia
plo, dice que la emoción es apenas una ''falla de las ciencias fJ.losóñcas- tienen el privilegio
de la razón", una "imposibilidad" de lograr la del dolor" (la palabra "privilegio", en la lengua
reflexión y, finalmente, una "enfermedad del original alemana, se dice Vorrecht, es decir,
alma": no solamente la tristeza demasiado algo que está antes, vor, de toda noción social
grande, sino incluso la "dicha exuberante", del derecho, Recht).
dice, son "emociones que amenazan la vida Luego está Nietzsche. Nietzsche comenzó
misma". ¿Sería necesario entonces, como de- por preferir los poetas trágicos a los filósofos
cía Darwin, dejar las emociones a los niños, a "lógicos": por lo tanto, restituyó su valor po-
las mujeres, a los locos, a los ancianos y a los sitivo, fecundo, al pathos Y a la emoción. Esa
salvajes? "cosa padecida", eventualmente ese dolor, que

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Georges Didi-Huberman
¡Qué emoción! ¿Qué emoción?

Hegel había llamado un "privilegio", en ade- Desde Nietzsche, pues, es la vida sensible
lante Nietzsche va a llamarla una "fuente ori- en su totalidad la que se encuentra interroga-
ginaria", cuya fuerza e importancia para toda da, como en la poesía y en la literatura, como
nuestra vida saben mostrarnos el arte o la poe- en Baudelaire o F1aubert, a quienes Nietzsche
sía, como bien lo vemos aquí en la escultura admiraba. La vida sensible será descrita en
del Laocoonte. Si yo afirmo -muy rápidamen- su energía, inclusive pasional, y no solamente
te, sin duda- que Nietzsche comenzó por vol- prescrita en sus deberes de razón o de acción.
verse hacia la poesía, el arte y la literatura más A partir de entonces, la oposición entre acción
que hacia las verdades eternas de una filosofía y pasión va a ser puesta una vez más en juego,
dogmática, es para insistir en ese hecho de cuestionada y desmenuzada ... Henri Bergson
que con tal desplazamiento lo que resulta mo- considerará las emociones como gestos acti-
dificado de punta a cabo es toda la práctica del vos -esos gestos de la pasión que se encuen-
pensamiento filosófico. A partir de Nietzsche tran, en la misma época, por ejemplo en Rodin
los filósofos están un poco más atravesados por (fi.g. 8)-, gestos que, por otra parte, están muy
la emoción y son un poco menos profesorales. bien expresados por la palabra misma: una
En adelante es posible escuchar a los poetas emoción ¿no es una e-moción, vale decir, una
Y decir "Ardo" -de amor, de pasión- sin tener moción, un movimiento, que consiste en po-
que distinguir una voz solamente activa de nernos fuera de (e-, ex), fuera de nosotros mis-
una voz solamente pasiva. mos? Pero si la emoción es un movimiento, en
consecuencia es realmente una acción: algo
* así como un gesto al mismo tiempo exterior
* * e interior, puesto que, cuando la emoción nos
atraviesa, nuestra alma se conmueve, tiembla,
se agita, y nuestro cuerpo hace montones de
cosas de las que ni siquiera tenemos idea.

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Georges Didi-Huberman
¡ Qué emoción! ¿Qué emoción?

activa de nuestro mundo. Freud, por su parte,


al inventar el psicoanálisis -al descubrir los
poderes del inconsciente- habrá descubierto
algo muy extraño, muy perturbador y muy im-
portante: a menudo ocurre que una emoción
nos alcanza, nos embarga, sin que sepamos
por qué ni, exactamente, en qué consiste: sin
que podamos representárnosla. Actúa en mí
pero al mismo tiempo me supera. Está en mí
pero fuera de mí.

Figura 8.

Entonces, otros filósofos querrán ocupar-


se de describir ese gesto de la emoción. Por
ejemplo, Jean-Paul Sartre dirá que, al con-
trario de separarse del mundo, "la emoción
es cierta manera de aprehender el mundo".
Luego, Maurice Merleau-Ponty dirá que el
acontecimiento afectivo de la emoción es
una apertura efectiva -una apertura: lo con-
trario de un callejón sin salida-, una suerte
de conocimiento sensible y de transformación Figura 9.

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Georges Didi-Huberman ¡Qué emoción! ¿Qué emoción?

Esto ocurre en ocasiones cuando a uno


le va muy mal. Esto ocurre en las crisis de ¿A dónde hemos llegado? Acabamos de
locura o de histeria (fig. 9). Esto ocurre, mu- establecer que la emoción es un "movimien-
cho más simplemente, en algunos de nues- to fuera de sí": a la vez "en mí" (pero es una
tros sueños (por otra parte, hay cineastas cosa tan profunda que escapa a mi razón) y
como Alfred Hitchcock o David Lynch que "fuera de mí" (y es una cosa que me atra-
logran comunicar muy bien esa extrañeza): viesa totalmente para, po.r lo tanto, volver a
por ejemplo, cuando yo sueño que alguien escapárseme). Es un movimiento afectivo
a quien quiero mucho va a morir, y sin em- que nos "posee" pero que nosotros no "po-
bargo en el sueño me siento totalmente nor- seemos" en su totalidad, en la medida en
mal, sin una emoción particular; o bien, por que nos resulta en gran parte desconocido.
el contrario, si sueño con un micrófono, por Lo que estoy diciendo corresponde a los re-
ejemplo, y en mi sueño se convierte en algo sultados de una descripción psicológica o,
absolutamente aterrador, peligroso, angus- como se dice, fenomenológica. Me acuerdo
tiante. En todos estos casos la emoción está de una imagen que corresponde un poco a
como separada de la imagen que uno se hace lo que quiero decir aquí: es una mujer muy
de la situación. Freud dice que hay aquí una digna que vemos en medio de una multitud
separación, una disociación entre el afecto y de gente, en una película de Pier Paolo Paso-
la representación. Y por eso a veces algunas lini titulada La Rabbia (La rabia), y esta mu-
emociones nos llegan sin que sepamos re- jer acaba de enterarse de que su marido, un
conocerlas bien o comprender sus razones minero italiano, murió en una explosión de
'
aunque nos ocupen en extremo. Tal es la in- grisú (flg. 10).
quietante extrañeza de ciertas emociones.

*
* *

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Georges Didi-Huberman ¡Qué emoción ! ¿Qué emoción?

¡Es tan justa! "Justa" en el sentido de una


buena descripción, pero también "justa" en el
sentido de la justicia: porque, en mi opinión,
indica el buen uso que podemos hacer en
sociedad -el uso ético, se dirá- de nuestras
emociones.
La emoción no dice "yo": en primer lugar
porque, en mí, el inconsciente es mucho más
grande, más profundo, más transversal que
mi pobre pequeño "yo". Luego porque, alre-
dedor de mí, la sociedad, la comunidad de los
hombres, también es mucho más grande, más
Figura 10.
profunda y más transversal que cada pequeño
"yo" individual. Alguien que está emocionado
Un gran filósofo contemporáneo, Gilles De- se expone, dije. Se expone por lo tanto a los
leuze, prolongó todas estas descripciones al otros, y todos los otros reciben, por así decir-
afumar lo siguiente: "La emoción no dice 'yo'. lo - bien o mal, según los casos-, la emoción
[... J Uno está fuera de sí. La emoción no es de cada uno. Es a partir de ahí como los so-
del orden del yo, sino del acontecimiento. Es ciólogos y los etnólogos pueden enseñarnos
muy difícil captar un acontecimiento, pero no muchas cosas sobre las emociones en cuanto
creo que esta captación implique la primera fenómenos que conmueven a todo el mundo,
persona. Más bien habría que recurrir [... J a a la sociedad en su conjunto (fig. 11).
la tercera persona porque hay más intensidad
en la proposición 'él [o ella] sufre' que en 'yo
sufro'". Esta frase me parece perturbadora.

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Georges Didi-Huberman
¡Qué emoción! ¿Qué emoción?

por mi comportamiento frente a mi propio hijo,


por ejemplo, o a mi hermana, o a los amigos
de mi padre, etc.- más allá de toda soledad en
mis emociones. Es curioso un entierro: incluso
cuando quienes participan son jóvenes, uno
percibe que tienen gestos muy, muy antiguos,
mucho más antiguos que la misma gente (fig.
12). ¿Qué significa esto?

Figura 11 .

*
* *
Hace algunos años falleció mi padre. Por su-
puesto, yo estaba muy emocionado. Pero creo
que esa emoción era más "grande" que mi úni-
ca y personal tristeza de haber perdido a mi
padre. Cuando hubo que ir a la morgue u orga- Figura 12.
nizar el entierro, por ejemplo, tuve que hacer
elecciones y adoptar actitudes, realizar gestos Esto significa que las emociones pasan por
que no me concernían sólo a mí. Por lo tanto, gestos que efectuarnos sin percatamos de que
tuve que actuar en la sociedad -comenzando vienen de muy lejos en el tiempo. Estos gestos
son como fósiles en movimiento. Tienen una

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Georges Didi-Huberman ¡Qué emoción! ¿Qué emoción?

muy larga -y muy inconsciente- historia. So- ponde Marce! Mauss, que examinó un gran
breviven en nosotros, aunque seamos incapa- número de casos. Son verdaderas emociones,
ces de observarlo claramente en nosotros mis- pero pasan, deben pasar, por signos corpora-
mos. Sin duda, Darwin tenía razón en decir que les -gestos- que todos reconocen: "Todas esas
las emociones son gestos primitivos. Pero en su expresiones colectivas, simultáneas, con valor
idea de lo "primitivo" él casi no veía más que moral y fuerza obligatoria de los sentimientos
la naturaleza (de ahí la relación establecida en- del individuo y del grupo, son más que sim-
tre los chimpancés que gruñen y los niños que ples manifestaciones, son signos, expresiones
lloran). Se habrá comprendido mucho mejor lo comprendidas, en suma un lenguaje. Esos
que quería decir "primitivo", en el marco de las gritos son corno frases y palabras. Es preciso
ciencias humanas, a partir del momento en que decirlas, pero si es preciso decirlas es porque
los etnólogos y los sociólogos hablaron de las todo el grupo las comprende. Por lo tanto, se
emociones en el marco de una historia cultural. hace más que manifestar sentimientos, se los
Ante los diferentes ritos en que se desplie- manifiesta a los otros, porque es preciso rnani-
gan las emociones colectivas -y los entierros festárselos. Uno se los manifiesta a sí mismo al
son un buen ejemplo de esto-, el gran etnó- expresarlos a los otros y para que los otros se
logo Marcel Mauss pudo hablar de una "ex- hagan cargo. Esencialmente es una simbolo-
presión obligatoria de los sentimientos". Esto gía". Tal vez, esto significa que una emoción
puede parecerles chocante, que una emoción que no se dirigiera en absoluto al otro, una
pueda ser considerada corno una "expresión emoción totalmente solitaria e incomprendi-
obligatoria": porque si es obligatoria tal vez da, no sería ni siquiera una moción -un mo-
no sea tan sincera y, en consecuencia, no tan vimiento-, sino tan sólo una suerte de quiste
emotiva ... Una emoción que se expresa según muerto en el interior de nosotros mismos. Por
ciertas formas colectivas ¿es menos intensa y lo tanto, no sería ya una emoción .
sincera que otra? Y bien, justamente no, res- *
* *

40 41
Georges Didi-Huberman
¡Qué emoción! ¿Qué emoción?

De hecho, ¿por qué al hablar así les mues-


tro todas estas imágenes? ¿Para ilustrar lo que de las emociones que atraviesan la historia. Un.
digo? No solamente porque, mirándolo bien, gran historiador del arte, Aby Warburg, había
cada imagen que ustedes vieron pasar bajo concebido, para reunir muchos ejemplos y com-
sus ojos no era una simple ilustración, hasta pararlos, un extraordinario atlas de imágenes
tendría la impresión de que cada imagen es que se titula Mnemosyne, por el nombre de la
mucho más rica que todo cuanto yo puedo de- diosa griega de la memoria (que también, y no
cirles de ellas con mis palabras y mis ideas en es un azar, era la madre de las Musas) (fig. 14).
el espacio de una hora . .. En verdad, les mues- Es como si la historia de las artes visuales
tro imágenes porque las imágenes son espe- -la pintura y la escultura, y también la fotogra-
cies de cristales en las cuales se concentran fía o el cine- pudiera leerse como una inmensa
muchas cosas, y en particular esos gestos muy historia de las emociones figuradas, de los ges-
antiguos (fig. 13), esas expresiones colectivas tos emotivos que Warburg llamaba "fórmulas
delpathos". Es una historia llena de sorpresas,
una historia donde se descubre que las imá-
genes transmiten y transforman a la vez los
gestos emotivos más inmemoriales. Miren por
ejemplo esta imagen de una mujer (se trata
de María Magdalena) que se arranca el pelo a
los pies de la cruz de Cristo, en un relieve en
bronce del Renacimiento italiano (fig. 15). Por
un lado, ella realmente transmite un gesto de
duelo que efectivamente existía en la época
de Cristo en la religión judía (un gesto que,
por otra parte, sigue existiendo más o menos).
Figura 13.
Por el otro, ella transforma ese gesto -y la

42
43
¡Qué emoción! ¿Qué emoción?
Georges Didi-Huberman

emoción que conlleva- en la medida en que,


al estar completamente desaliñada, práctica-
mente desnuda con su vestido transparente,
más bien hace pensar en una mujer. . . cómo
diría ... loca de deseo. En la misma imagen,
pues, en el mismo cuerpo y en el mismo gesto,

Figura 14. Figura 15.

45
44
¡Qué e moción! ¿Qué emoción?
Georges Didi-Huberman

se pueden descubrir dos cosas muy diferentes


que sin embargo coexisten: un duelo (lamen-
tar tristemente la pérdida de alguien) y un de-
seo (querer apasionadamente la presencia de
alguien).

*
* *

Me gustaría decir una -casi- última cosa


que me sugiere este ejemplo: que las emocio- Figura 16.
nes, puesto que son mociones, movimientos,
conmociones, también son transformaciones
de aquellos o aquellas que están emocionados.
Transformarse es pasar de un estado a otro:
por lo tanto, esto nos refuerza en nuestra idea
de que la emoción no puede definirse como un
estado de lisa y llana pasividad. Es incluso a
través de las emociones como, eventualmen-
te, se puede transformar nuestro mundo, por
supuesto a condición de que ellas mismas se
transformen en pensamientos y acciones.
Todo eso que se ve muy bien - y éste será mi
último ejemplo- en una secuencia de la famosa
Figura 17.
película de Eisenstein El acorazado Potemkin,

47
46
Georges Didi-Huberman ¡Qué emoción! ¿Qué emoción?

donde la tristeza del duelo (las mujeres que llo-


ran y se recogen ante el cadáver del marinero
asesinado (ñgs. 16-17) se transforma en sorda "
fl/l"
.
furia (convirtiéndose las manos enlutadas en


puños apretados) (ñgs. 18-19), sorda furia que
a su vez se transforma en discursos políticos
y en cantos revolucionarios (ñgs. 20-21), can- '

tos que a su vez se transforman en furia exal-


tada (fi.gs. 22-23) , exaltación que a su vez se
transforma en acto revolucionario (fi.gs. 24-25).
Como si el pueblo en lágrimas se convirtiera,
Figura 18.
bajo nuestros ojos, en un pueblo en armas. Lo
que quiero indicar aquí-pero sin duda dema-
siado rápidamente-, es que si por cierto no
se puede hacer una política real únicamente
con los sentimientos, ciertamente no se puede
hacer una buena política descalificando nues-
tras emociones, quiero decir las emociones de
cada uno, las emociones de todos en cada uno.

*
* *
Figura 19.

48 49
Georges Didi-Huberman
¡Qué emoción! ¿Qué emoción?

Figura 22.

Figura 21
Figura 23

50
51
Georges Didi-Huberman ¡Qué emoción! ¿Qué emoción?

Unas palabras más. Esta tarde quise en-


carar la emoción a partir de las lágrimas. Con
seguridad, hubiera podido hacerlo a partir de
la risa, y sin duda ustedes se habrían diverti-
do mucho más. Pero lo que dije, ante todo, es
que las emociones tienen un poder -o son un
poder- de transformación. Transformación
de la memoria hacia el deseo , del pasado
hacia el futuro, o bien de la tristeza hacia la
alegría. Al final de una "pequeña conferen-
cia" celebrada en el teatro de Montreuil en
2005, Philippe Lacoue-Labarthe decía esto
sobre la emoción musical a los niños que
habían venido a escucharlo: "La música pue-
de ser alegre o triste, feliz o lúgubre. Uno
puede amar tal música y detestar tal otra.
Pero apenas uno se conmueve se produce
inmediatamente algo que se llama la dicha:
una emoción perturbadora. Frecuentemen-
te ocurre que uno ve a gente llorando al es-
cuchar un fragmento de música, cualquiera
Figura 25. que fuese: no lloran de tristeza, lloran de di-
cha. Y si lloran así de dicha es porque esa
emoción muy antigua -la más antigua- vie-
ne de pronto a sumergirlos".

52 53
Georges Didi-Huberman

En cuanto a mí, propondré otra palabra, más


extraña y paradójica pero muy poética y, creo,
filosóficamente muy atinada. Es una palabra Notas
tomada del vocabulario de los trobadores de la
Edad Media por Pier Paolo Pasolini: es la palabra
ajoie [a-dicha], "J'ajoie", con "l" más el apóstrofe,
abgioia en it.aliano. En esta palabra es imposible
saber si la a es privativa y sugiere la ausencia de
dicha (como en "apátrida" la a sugiere la priva-
ción de patria), o bien si la a es intensiva y sugie-
re una dicha superior (como en "apparenté" [em-
parentado] la a confirma el estrechamiento de
los lazos de parentesco). Esto nos dice quizá que
las emociones siempre serían secretamente do-
bles, del mismo modo que un cuerpo vivo tiene
tanta necesidad de sustancias duras como son - - - - - - ------
los huesos así como de sustancias blandas como
es la carne. Si queremos reflexionar, a nosotros
nos corresponde encontrar tanto las huellas de
inquietud en el corazón de nuestras dichas pre-
sentes como las posibilidades de dicha en el co-
razón de nuestras penas del momento.
Montreuil, 13 de abril de 2013

54
·---------

Segunda parte
-- --- -------- Preguntas/Respuestas

- -------

- - - ------ - - - -
No comprendo por qué uno se ocultaría
para llorar, llorar no tiene nada de
ridículo. Yo lloro m ucho porque me
ocurren muchas cosas en mi vida.
Realmente una vez lloré prácticamente
durante dos horas y nunca me oculté, no
es v ergonzoso llorar.
Estoy de acuerdo. Pero también estás de acuer-
do con que muchos niños tienen cierta ver-
güenza de llorar. Los niños que miran llorar a los
otros a veces lo aprovechan, y eso se convierte
en una especie de juego de maldad, uno que es
más débil y el otro que es más fuerte. Eso es lo
que yo quería criticar. Cuando lloraste durante
dos horas, durante dos horas mostraste hasta

59
Georges Didi-Hubennan ¡Qué emoción! ¿Qué emoción?

qué punto estabas desesperado y triste, en Sí.


un sentido fuiste valiente porque lo afirmaste. Eso me complace.
Pero estás de acuerdo conmigo en que no to-
dos los niños son así. ¿Por qué se tienen varios sentimientos
cuando se llora?
Lo que no comprendo es por qué otras per- No dije eso para todos los casos. Pienso que
sonas se burlan de la gente que llora, por- en algunos momentos uno puede llorar por una
que eso podría ocurrirles también a ellos. cosa muy sencilla, y en otros nuestras emocio-
Es un poco lo que traté de decir. Cuando uno nes son complicadas. Dije al principio que de
llora muestra un poco de fragilidad, de de- niño lloraba tanto que, de alguna manera, de-
bilidad, y la pregunta es la siguiente: el que bía experimentar cierto placer. Ahora no sa-
está del otro lado ¿se va a aprovechar o no? bría decir cuál, ni por qué. Pero pongo el placer
Por ejemplo, no sabes nadar, te caes al agua y al lado de llorar, cuando normalmente llorar no
tiendes la mano. ¿El que está en la orilla te va a es placer. En consecuencia, hay dos cosas que
hundir la cabeza con su pie o te va a ayudar a se yuxtaponen una a la otra, que se mezclan.
salir? Eso se llama ética, moral, son elecciones ¿Nunca sentiste cosas así, sentimientos un
que hacemos; o te ahogas y alguien te ayuda, poco complicados? Depende de los casos, no
o te ahogas y alguien se va, le importa un ble- existe una regla general. Por otra parte, quiero
do. Es un verdadero problema filosófico que aclarar que un filósofo no es en ningún caso
nos sigue a lo largo de toda nuestra vida, esta- alguien que dice cosas generales, sino cosas
mos frente a elecciones. Está bien que te des precisas, lo que de ningún modo es semejan-
cuenta de que mostrar debilidad no significa te. Son las palabras de Bergson, la filosofía no
obligatoriamente que vas a dejar que además es general, debe ser precisa. Debemos plan-
te peguen. Pero desgraciadamente en muchos tearnos problemas precisos y tratar de darles
casos es así. ¿Estás de acuerdo conmigo? respuesta. Eso significa que soy prudente, no

60 61
Georges Didi-Huberman
¡ Qué emoción! ¿Qué emoción?

digo que todas las emociones son complica-


que si la emoción es más grande que yo -a la
das y dobles sino que ciertas emociones lo
vez tan profunda que no llego a reconocerla, o
son. Eso ya es interesante decirlo. Pero no digo
bien porque también atañe a los otros- enton-
que todas las emociones son dobles. Cierta-
ces no logro que sea mi propia emoción, ella me
mente existen emociones muy sencillas, claro
posee y yo no. Por eso no logras decir por qué
está, por ejemplo la admiración. Es una de las
estás emocionada. Es totalmente normal que en
emociones más importantes para mí, enfren-
un momento determinado no tengas palabras
tarme a algo que me parece magnífico. En el
para eso. Pero si comienzas a reflexionar, a con-
momento en que eso ocurre es muy sencillo ...
vertirte en una joven filósofa, vas a decirte que
tan sencillo como un proyector que repentina- aunque no tengas palabras puedes tratar de ex-
mente cayera sobre esta escena. 1
presar el hecho de que no tienes palabras. Eso
es la filosofía: poner palabras incluso a las cosas
A veces uno llora y no sabe explicar por
para las cuales espontáneamente no las tene-
qué. ¿Es normal?
mos. Se necesita cierto coraje o trabajo, hay que
Sí.
mirar a aquellos que pensaron en eso antes que
nosotros un poco mejor, porque existen muchos
Es extraño porque nos preguntan por
grandes .filósofos que trabajaron mucho antes
qué lloramos y uno responde: "No sé".
que nosotros. Esto supone que se lea un poco
Lo que estás diciendo lo dije a mi manera. Dije pero, al final, uno llega a dar palabras a las cosas
que algunas veces nos dejan sin ellas.
1 Y en ese momento, en efecto, un proyector cayó de los
arcos del teatro. justo al lado del conferencista, para la No comprendí bien la relación con Maria
sorpresa general. Era un "golpe preparado", evidente- Magdalena que se arranca los pelos.
mente, sugerido por Carnílle Boitel, que presentaba su La historia es que María Magdalena es una mu-
espectáculo L'Immédiat esa misma noche.
jer de la que se dice en algunas leyendas que

62
63
Georges Did.i-Hubennan
¡Qué emoción! ¿Qué emoción?

era una prostituta, ella es muy corporal, muy


pelo de dolor. Se ve que ella tiene ese mechón
sensual. Descubre a Cristo y en cierto modo
de pelo en la mano. Pero si tú conoces la repre-
se enamora de él, pero evidentemente no se
sentación de esas mujeres paganas de las que
dirán las cosas de ese modo. Cuando Cristo
hablé hace un momento, las ménades, ellas
muere en la cruz ella es la más desesperada.
también esgrimen cosas en sus manos. En la
Está San Juan muy abatido. La Virgen, la ma-
Antigüedad griega tomaban un conejo vivo y
dre de Cristo, se desvanece de dolor en gene-
se lo comían crudo mostrando su carne. Era
ral. Pero María Magdalena, por su parte, está
algo completamente loco. Esa imagen, pues,
desencadenada. En la representación habitual
mezcla dos tradiciones absolutamente opues-
de María Magdalena, ella lleva una gran túnica
tas: la tradición pagana -las ménades, Dioniso
roja, no se ve más que esa túnica y su pelo, una
el dios del vino- y la tradición judeocristiana.
larga cabellera rubia o pelirroja. Aquí el artista
En una imagen, como en un gesto, es posible
hizo una elección increíble. Puso a esta mujer
mezclar dos cosas contradictorias. Recuerdo
una vestimenta de la Antigüedad clásica, pa-
haber visto una bailarina hindú con la mitad
gana, es decir, aquella que llevaban las ména-
derecha de su cuerpo que danzaba un perso-
des, las mujeres que hacían fiestas para Dioni-
naje y la mitad izquierda que danzaba otro per-
so. Ella está tan desesperada por la muerte de
sonaje. Era increíble, esa mujer dividida en dos
Cristo que se arranca un mechón de pelo. Eso
narraba la historia de dos personas con un solo ·
corresponde a un verdadero gesto que hacía
cuerpo. ¿Has comprendido mejor?
la gente en la época de Cristo, mucho antes, y
después, en la religión judía. En la actualidad
Comprendí que eso representa la triste-
ya no se arrancan el pelo, pero se cortan una
za de María Magdalena.
pequeña franja para decir que se está de due-
En el gesto de arrancarse el pelo está toda la
lo. Es una especie de ritual más juicioso que
tristeza del mundo. Pero ella es tan sensual,
el ritual original, que hace que se arranquen el
tan erótica, evoca esa reminiscencia de las

64
65
Georges Didi-Huberman ¡Qué emoción! ¿Qué emoción?

Ménades, y esa tristeza se mezcla con una sitiaban para ganar la guerra. Los troyanos eran
cosa completamente distinta. Cuando uno muy fuertes, así que la guerra se eternizaba. A
está triste no tiene ganas de hacer tonterías. los griegos se les ocurrió la idea de construir el
Aquí tenemos, juntas, dos cosas opuestas. caballo de Troya, un enorme caballo de madera
que supuestamente era un regalo para los tro-
¿Por qué la persona que escribió el libro yanos. En realidad, en el interior del caballo se
sobre la emoción decía que los ingleses habían ocultado soldados. Si los troyanos lleva-
casi no lloran? ban el caballo a su ciudad, los soldados iban a
Es una buena pregunta. Dice eso porque en la salir, no tendrían que franquear las murallas. A
época en que escribe, la época victoriana - por todo el mundo en Troya le pareció muy bello el
el nombre de la reina Victoria-, el hecho de ex- caballo y lo llevaron. Un hombre sospechó algo,
presar sus emociones estaba mal visto en la Laocoonte, que era sacerdote. Un dicho latino
sociedad. Un hombre debe ser impasible, no viene de él: "Timeo Danaos et dona ferentes":
tener pasiones. Es un poco como los cowboys, temo a los griegos hasta en los regalos que pue-
no sé si se ve a John Wayne llorar en alguna den hacerme. Si tienes un enemigo y te hace
película, habría que buscar, es posible. Esa un regalo, desconfía. Atenea, que ve el peligro
historia de ingleses es la historia de una socie- de que la astucia de los griegos sea descubier-
dad que tiene valores, y en esos valores el he- ta por Laocoonte, le envía esas serpientes para
cho de estar emocionado es un valor negativo. impedir que hable y él es sofocado por esas ser-
Eso es lo que dice Darwin. pientes con sus hijos. Es una historia de guerra
donde intervienen los Dioses.
¿Por qué Atenea había enviado serpien-
tes, qué habían hecho de malo? ¿Por qué matan también a sus hijos?
Lo cuento rápidamente. Los griegos se encon- La m itología griega es muy cruel, estoy pen-
traban alrededor de la ciudad de Troya, a la que sando en otro ejemplo de esto. Níobe, una

66 67
Georges Didi-Huberman
¡Qué emoción! ¿Qué emoción?

mujer, le hacía un poco la competencia a Ape- iba a circular. No quería interrogarme sobre
lo, que le responde con flechas. No se contenta la emoción como fenómeno psicológico. Psi-
con matar a Níobe, mata primero a todos sus cológicamente, el hecho de llorar por su pro-
hijos delante de ella. Es muy cruel. ¿Por qué pia suerte, de derramar lágrimas de cocodrilo,
es tan radical? ¿Por qué en las guerras matan todo es.o es muy interesante de describir, pero
a los civiles? ¿Por qué hoy cuando hacen la quería hacer algo que dé paso a un problema
guerra matan no solamente a los militares sino social. Mi pregunta era la siguiente: ¿cómo
también a las mujeres, a los niños y también a hacer para partir de la primera imagen que
los ancianos? Es terrible pero es así. Haré una les mostré y llegar a la última? En el fondo , es
asociación de ideas entre tu pregunta -por qué la pregunta de los indignados. Por supuesto,
los Dioses son tan crueles- y el momento en existen numerosos fenómenos psicológicos
que se inventaron los gases durante la Primera que no tuve en cuenta, bien dije que se podían
Guerra Mundial: todo lo que viene del cielo no plantear mil cuestiones. Partí de lo que tenía
hace distinciones. Todo lo que mata desde el a la vista. Esta tarde quería interesarme en la
cielo está hecho para matar a todo el mundo. posibilidad de que la emoción transforme algo
de manera activa. Si estoy solo en casa, doy
Al comienzo de su conferencia usted em- vueltas en mi cama llorando y al día siguiente
pezó por hablar de los llantos de furia, voy al trabajo y no pasa nada, no transformé
y excluyó las lágrimas de cocodrilo, los nada. Quizá algo se transformó en mí. Mi con-
llantos ficticios y cuando uno llora por su ferencia era un comentario de esta frase: "La
propia suerte. ¿Por qué el hecho de llorar emoción no dice yo". Eliminé ciertos aspectos,
por su propia suerte no formaría parte de pero por supuesto existen.
una emoción?
Por supuesto, forma parte de una emoción, Por lo tanto, existen emociones buenas.
pero yo quería marcar el terreno por el que ¿Existen emociones malas que habría

68
69
Georges Didi-Huberman ¡Qué emoción! ¿Qué emoción?

que saber controlar? ¿De qué manera


y por qué? Nos dicen que controlemos la emoción. El control, justamente ésa es toda
nuestras emociones, ¿por qué? Para vol- la cuestión, una cuestión política y social con-
ver a los indignados, se deja que la gen- siderable. Nosotros vivimos en sociedades de
control, como las llamaba Deleuze. Es la mis-
te llore, no se busca por fuerza controlar
esa emoción, pero en cuanto se enojan ma cuestión que se plantea con la obra de arte,
la literatura: ¿cómo producir un objeto que va
la emoción es controlada por la sociedad
porque también se vuelve prohibida. Nos a escapar a ese control el mayor tiempo posi-
ble? Es difícil. No le di una verdadera respues-
dicen que juguemos con nuestras emo-
ta, pero no pienso que exista una solución mi-
ciones, que las controlemos, y si no lo-
lagrosa. Pienso que en un momento dado un
gramos controlarlas las controlarán en
tipo de emoción puede tener una suerte de
nuestro lugar. Es difícil administrar sus
eficacia. Es fecunda, luego si la repiten se con-
emociones con relación a los otros.
vierte en una especie de conformismo. ¿Era
Estoy absolutamente de acuerdo. Para la pri-
ésta su pregunta?
mera pregunta, no hay emociones buenas o
malas, hay buenos o malos usos de todas las
Sí, y si se decide aceptar el llanto enton-
emociones. Yo me siento en una situación
ces también hay que aceptar la emoción
muy particular, soy historiador del arte y no
de la furia, no burlarse de la gente que
un filósofo moralista. La culpa es mía, entré en
se sale de sus casillas, de la gente que
este tema en el que usted me formula cuestio-
tiene otras emociones, no sólo aquella
nes de filosofía moral. No soy totalmente com-
del llanto. Es ahí donde las cosas pueden
petente para responderle, y al mismo tiempo
volverse complicadas.
estoy seguro de que es un problema falso decir
Imagine una sociedad sin furia, también sería
que existen em ociones malas. Es un problema
terrible, ¿no? Si en el marco de la familia us-
mucho mejor decir que existen malos usos de
ted acepta que todo el mundo se salga de sus

70 71
Georges Didi-Huberman ¡Qu é e moción! ¿Qué emoción?

casillas a su alrededor, es insoportable. Pero que son muy diferentes de una punta a otra
si usted neutraliza toda furia, es insoportable del planeta y no son todo el tiempo "tristes" en
en otro sentido. Por lo tanto hay momentos el sentido en que nosotros lo entendemos. En
fecundos, condiciones propicias para la apa- Occidente ocurre que después de un entierro
rición de la furia. la gente se reúne para comer e, incluso, cele-
brar. En los Balcanes, cuando se reúnen para
Las manifestaciones de alegria por la risa, comer después del entierro, en ocasiones la
las manifestaciones de tristeza por los llan- gente realmente festeja, cantan, hacen músi-
tos o la furia son un lenguaje universal in- ca, bailan, lo que se vuelve chocante para un
nato y no adquirido. Lo pueden compren- occidental.
der todos los seres humanos, no es una
cuestión de cultura. Esto no es realmente ¿Alguien que no tiene emociones está
una pregunta, quiero saber su opinión. muerto?
Pienso que las cosas son más complicadas. Un Se puede decir que algunas personas que no
chino llora pero no llora por las mismas cosas tienen emociones son locas, que son psicóticas.
y en el mismo momento, las diferencias cul-
turales son considerables. Llorar, de acuerdo, ¿Puede decirse que la emoción encuen-
pero ¿cuándo, cómo, dónde y frente a quién? tra sus fuentes en los extremos? ¿La tris-
Esto se convierte de pronto en una historia teza o la alegría, el bien o el mal?
cultural. Lo que cuenta, como en la frase de Ocurre con las emociones lo mismo que con
Marce! Mauss que cité, es la manera en que los sabores y los colores, existen los extremos
usted hace llegar la emoción al otro por gestos, y además los matices, emociones apagadas,
mímicas y según ciertas reglas. En ese plano, mezcladas, tornasoladas, refulgentes, puntea-
la emoción es algo completamente adquiri- das ... En el nivel de la descripción fenomeno-
do. Basta con comparar los rituales de duelo, lógica, es inmenso.

72 73
Ge orges Didi-Huberman
¡Qué emoción! ¿Qué emoción?

¿Podemos tener emociones apagadas,


neutras? ubica la dificultad entre la emoción vista
Absolutamente. y la emoción sentida?
Sí, es una dificultad. Por eso me atengo a cier-
¿Cómo se puede expresar eso, si uno está to nivel de lenguaje. Jean-Didier Vincent, por
entre la alegría y la tristeza, si yo siento ejemplo, les hablaría de lo que él considera
una emoción que no se puede percibir? como lo que es la emoción en sí. ¿Por qué pa-
Estoy obligado a hacer hipótesis y prefiero ha- sar por las imágenes y el aspecto de los cuer-
cer observaciones. Puedo hacer la hipótesis de pos? Porque en el fondo no estoy seguro de
que si usted tiene una emoción doble y que buscar la esencia de las cosas. Yo busco su
tiende a neutralizarse, alguien que lo conoce aparición, lo que es muy diferente. La filosofía
bien lo sentirá a la vez en su manera de pro- opone la esencia y la apariencia, se dice que
nunciar las frases, de escoger sus palabras o la apariencia es nula y que la esencia es seria.
por la posición de su cuerpo. Yo no estoy de acuerdo con esa jerarquía filo-
sófica, pienso que lo que se manifiesta es un
¿No depende la dificultad del hecho de objeto de estudio tan serio como puede serlo
que entre el sentimiento y la expresión cualquier otro. Tal vez me digan que si me in-
del sentimiento utilizamos la misma tereso solamente en las apariencias no soy fi-
palabra? Hablamos de emoción a la vez lósofo, y es posible que acepte su objeción. En
para la forma y el fondo. Cuando uno ve todo caso, no sé lo que "es" la emoción, nun-
a un bebé llorando, él no aprendió el có- ca busco lo que es en lo absoluto. Existen d os
digo del llanto, uno puede hacer la distin- maneras de decir que una cosa "es". Ustedes
ción entre Darwin, inglés, y por ejemplo pueden decir: "Estoy emocionado". Si ustedes
el chino, que también tiene una emoción dicen eso, fatalmente hablan de un pequeño
pero la expresará de otra manera. ¿No se momento porque esta noche estarán menos
emocionados, y mañana no será en absoluto

74
75
Georges Didi-Huberman ¡Qué emoción! ¿Qué emoción?

la misma emoción. Y además está el gran "es" peor. De t odas maneras la mariposa fatalmen-
de los filósofos que se llamó en filosofía latina la te desaparecerá, puesto que es libre de ir a
"quididad". El "es" general. Sócrates ¿es bue- donde quiere y puesto que no tiene necesidad
no en general? Aristóteles respondía muy ati- de mí para vivir su libertad. Por lo menos habré
nadamente a esta pregunta: "No puedo saber podido atrapar al vuelo, sin conservarla para
si Sócrates es bueno mientras esté con vida" mí solo, algo de su belleza.
'
porque de pronto puede volverse malo. El fi-
lósofo espera que Sócrates se muera y luego
les dirá cuál es la verdad del "es" de Sócrates.
Yo observo que muchos filósofos tienen esa
actitud, inclusive filósofos contemporáneos.
Comienzan por decir: "está muerto" , y luego
dicen, "esto es lo que es". Es fácil esperar que
esté muerto para decir lo que es. Eso se llama
la metafísica, y no es lo que a mí me interesa.
Yo prefiero que Sócrates esté vivo, que la ma-
riposa todavía esté volando, aunque no pueda
pincharla en un trozo de corcho y decir que la
mariposa "es" -definitivamente- azul. Prefiero
no ver completamente a la mariposa pero que
esté con vida, ésa es mi actitud en cuanto al
saber. Lo miro aparecer e intento poner mi mi-
rada en palabras, en frases. Pero es una mirada
tan frágil y furtiva como duraderas sean mis
frases, si se imprimen, para lo mejor o para lo

76 77
NOTA BIBLIOGRÁFICA

ste texto es la adaptación de algunas pá-


E ginas de una obra en curso de escritura,
titulada Peuples en ]armes, peuples en armes.
L 'reil de J'histoire, 5, de próxima aparición en
Éditions de Minuit.

79
FIGURAS

1. Osear Gustave Rejlander, Niño llorando, fo-


tografía para la obra de Charles Darwin La ex-
presión de las emociones en el hombre y en los
animales, 1872, lámina I (detalle).
2. Charles Darwin, La expresión de las emocio-
nes en el hombre y en los animales, 1872, lámi-
na I: "Gritos y llantos en el niño".
3. Charles Darwin, La expresión de las emo-
ciones en el hombre y en los anímales, 1872,
figura 18: "Chimpancé decepcionado y de mal
humor".
4. Charles Darwin, La expresión de las emocio-
nes en el hombre y en los animales, 1872, fig.
14: "Cabeza de un perro que gruñe".
5. Charles Darwin, La expresión de las emo-
ciones en el hombre y en los animales, 1872,
fig. 19: "Estado de la cabellera en una mujer
alienada".
6. Charles Darwin, La expresión de las emocio-
nes en el hombre y en los anímales, 1872, fig.

81
Georges Didi-Huberman
¡Qué emoción! ¿Qué emoción?

20: "Terror [en un anciano senil]. Según una


fotografía del doctor Duchenne". 13. Giovanni Bellini, Lamentación sobre Cristo
muerto, circa 1490-1505. Óleo monocromo so-
7. Anónimo romano, según un original griego
del siglo m a. de J. C., Laocoonte y sus hijos bre tabla. Florencia, Galería Uffizi, Foto G.D.-H.
(detalle), circa 50 d. de J. C. Mármol. Roma, 14 . Aby Warburg, Bilderatlas Mnemosyne,
museos del Vaticano. Foto G. D.-H. 1927-1929. Lámina 42. Londres, Warburg
Institute Archive. Foto The Warburg Institute.
8. Auguste Rodin, La puerta del Infierno,
15. Bertoldo di Giovanni, circa 1485 (detalle).
1880-1917. Yeso. París, Museo de Orsay. Foto
G. D.-H. Relieve en bronce, Florencia, Museo Nazionale
del Bargello. Foto G.D.-H.
9. Paul Régnard, Comienzo de un ataque, gri-
to, 1878. Fotografía publicada en la Iconografía 16-17. Serguéi Mijáilovich Eisenstein, El aco-
razado Potemkin, 1925. Fotogramas (mujeres
fotográfica de la Salpetriere, II, 1878, lámina
XXVIII. que lloran ante el cadáver de Vakulintchuk).
10. Pier Paolo Pasolini, La rabia [La Rabbia], 18- 19. Serguéi Mijáilovich Eisenstein, El aco-
1962-1963. Fotograma (catástrofe de las minas razado Potemkin, 1925. Fotogramas (manos
de Morgnano: mujer de minero). del duelo y puños de la furia).
11. Pier Paolo Pasolini, La rabia [La Rabbia], 20-21. Serguéi Mijáilovich Eisenstein, El aco-
razado Potemkin, 1925. Fotogramas (discurso
1962-1963. Fotograma (catástrofe de las minas
y cantos políticos).
de Morgnano: mujer de minero sostenida por
allegados). 22-23. Serguéi Mijáilovich Eisenstein, El aco-
razado Potemkin, 1925. Fotogramas (furia que
12. Alexander Tsiaras, Funerales en Gre-
explota).
cia, 1979. Fotografía publicada en Loring M.
24-25. Serguéi Mijáilovich Eisenstein, El aco-
Danforth, The Death Rituals of Rural Greece,
Princeton University Press, 1982. razado Potemkin, 1925. Fotogramas (comien za
la revolución).

82
83
ÍNDICE DE CONTENDIDO

Un niño llora (11). - Dos gestos filosóficos:


el asombro (signo de exclamación) y el interro-
gante (signo de interrogación) (12). - La emo-
ción corno acto "primitivo" (Darwin): los que
lloran son los animales, los niños, las mujeres,
los locos, los ancianos, y "las razas que tienen
poca relación con los europeos" (19). - Es po-
sible no estar de acuerdo. La filosofía corno
campo de batalla. Interrogar, confiar, tornar po-
sición (21). - El ser emocionado se expone, ex-
pone su impoder. Ridículo y "patético" (23). -El
pathos "pasivo": la emoción corno callejón sin
salida de la acción, de la razón y del lenguaje
(Aristóteles, Kant) (25). - La pasión corno "pri-
vilegio" del ser vivo y "fuente" del arte (Hegel,
Nietzsche) (29). -La emoción corno apertura al
mundo, movimiento fuera de sí (Sartre, Mer-
leau-Ponty, Freud) (32). - La emoción no dice
"yo" (Deleuze). El inconsciente y la sociedad
más allá del "yo" individual (36). - Gestos más

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Georges Díd.i-Huberman

antiguos que nosotros mismos (Mauss) (40) . DEL MISMO AUTOR


- Las imágenes cristalizan esos gestos, los
transmiten y los transforman (Warburg) (43).
- Las emociones como transformaciones: del
duelo a la furia, al deseo y al acto revolucionario
(Eisenstein) (46). -Alegría y tristeza mezcladas Invention de l'hystérie. Charcot et
en la "ajoie" (Pasolini) (54). J'Iconographie photographique de la Salpe-
triere, París, Macula, 1982 (ed. aumentada
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Figuras 81

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