El Poeta Desaparecido
El Poeta Desaparecido
El Poeta Desaparecido
EL POETA DESAPARECIDO
Poesía de la respiración
Tras la desaparición de Serpentina, Wenner fundó la Escuela del Espíritu
Experimental, “nombre con sabor humorístico y serio a la vez”, según Massa. En
noviembre de 1958 apareció el primer y único número (en papel) de Ka-Ba, publicación
concebida como órgano de la Escuela y cuya dirección funcionaba en la Librería Galatea
(Viamonte 564, Buenos Aires). “Es necesario rescatar la vida de las construcciones
imaginarias –se lee en un manifiesto firmado por Wenner-. Si es real la capacidad de
resignación, también es real la capacidad de convivir con toda clase de poderes
desconocidos”. En el mismo año publicó otro libro, Kenia, dedicado “a todos los que
vivieron y tuvieron muerte violenta desde el desierto de Libia hasta La Pampa” y donde
incluyó ocho poemas que integraban una unidad (característica que se repite en otros
volúmenes: parece haber pensado más en trabajos de conjunto que en textos individuales).
El siguiente, Faz de Cordi (1959), constituyó uno de los momentos centrales en su obra.
El libro se ordena en tres partes. La primera, “Imanta o la conciencia reflexionada”,
alude al deseo de comenzar de nuevo, un propósito de ruptura que todavía no halla límites,
“un estado de recién nacido” en correspondencia con un “nuevo estado del mundo”. El
poema que da nombre al libro, en la segunda, retoma el movimiento al plantear como
problema la escisión del hombre y del mundo. Esa circunstancia es el resultado de diversos
factores; uno de ellos, la moral dominante, con su carga de hipocresía (“su palabra es una
cosa y su obra es otra diferente”). Para Wenner, “el hombre no está en sí mismo/ ni habita
el silencio creador de los frutos/ ha dejado la vida”. La salida de ese estado de enajenación
se produce por la postulación del hombre como “hermano gemelo de la vida y de la
muerte”, figura de cuño surrealista que surge como superación de contrarios y proyección
al futuro, “para la gran aventura de vivir/ como si la muerte y la vida fueran/ hermanos
gemelos de un hondo deseo/ que lame las entrañas de todo lo que sueña/ con su devenir”.
La última sección, “Metamorfosis del cuchillo” vuelve sobre el tema de la conciencia y
desarrolla diecisiete cantos unidos por una serie de extrañas visiones de una acacia.
El 5 de octubre de 1959 el grupo presentó un número oral de Ka-Ba en el Salón
Kraft. “Fue una ruenión de provocación y de excitación del público”, dice Massa, donde se
dio a conocer el Manifiesto de Arte Experimental, escrito por Wenner. El texto recapitulaba
postulaciones ya conocidas pero las cargaba de un nuevo énfasis y parece haber provocado
cierto escándalo: “Una libertad asesina nos habita –se advertía-. El espíritu experimental es
amoral”. No obstante, si bien era claro para identificar y describir lo que se pretendía
superar, el manifesto se volvía confuso para exponer un programa de acción. Es
significativo que tras el acto el grupo experimentó una nueva crisis; Wenner y Massa
concibieron una nueva revista, Pamela 1243, de la que apareció un solo número en 1959.
La salida de Mediodía, a partir de fines de 1963, significó un efímero reencuentro; después
del segundo número, Wenner, Massa y Loyácono se alejaron de la publicación, que quedó a
cargo de Garavaglia, Quevedo y Tizziani.
Entre 1959 y 1964 publicó el grueso de su obra, con siete títulos de poesía y uno de
ensayo. La serie comenzó con Magnético (1959) y continuó con El pie del vacío, libro-
objeto con dibujos de Peter Sussmann, El pájaro inteligible y la plaqueta Uhr, todos en
1960. En 1962 apareció Algunas máquinas imperfectas, que tuvo una segunda parte dos
años más tarde. El libro de vidrio (1963) y La libertad la amistad el amor (1964) son
sendos poemas largos; el primero se desarrolla a través de aforismos sorprendentes: “El
dolor es un antecámara, pero no es la poesía, sólo engendra una escoba sucia”; “Un hijo de
mil putas es el sobrino de una santa”, etc. Su libro de ensayos, Transmutación, se publicó
en 1963.
Ese volumen incluyó una carta “a la crítica cretina”, durísima respuesta a un texto
de Elizabeth Azcona Cramwell. “Mi responsabilidad me obliga a no admitir se diga
cualquier cosa a propósito de la poesía –dijo Wenner-. Para mí, la poesía es lo importante,
se está con ella o en contra de ella. No le doy el derecho al equívoco”. Cargaba las tintas
para recusar una lectura de su obra: no le interesaba la escritura automática, dijo, tampoco
escribía en clave y no aludía al vacío en el sentido de la vulgata existencialista sino que lo
tomaba como principio del movimiento y punto de tensión entre la vida, la muerte y el
mundo. Ante la necesidad de reformular su poética, produjo entonces algunas de sus
formulaciones más significativas: la expresión verdadera, afirmó, se encuentra en las
palabras inadecuadas; “La poesía es magia, para deshacerse de la magia hay que
practicarla: vivir su conocimiento”, idea de donde surge el eje de su obra: “todos mis
intentos han sido y son crear el poema que sea mi respiración”