Desarrollo Sostenible en Peru

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Desarrollo sostenible

Se puede llamar desarrollo sostenible, aquél desarrollo que es capaz de


satisfacer las necesidades actuales sin comprometer los recursos y posibilidades
de las futuras generaciones. ... Por ejemplo, cortar árboles de un bosque
asegurando la repoblación es una actividad sostenible

Pilares del desarrollo sostenible

Son tres principios: social, ambiental y económico. Estos pilares deben aparecer


al mismo tiempo para que podamos hablar realmente de sostenibilidad.

Promueve el desarrollo sostenible

El desarrollo sostenible promueve la prosperidad y las oportunidades


económicas, un mayor bienestar social y la protección del medio ambiente.
Queremos crecer juntos, transformándonos en una sociedad más justa y
equitativa. Queremos también prosperar en el presente, pero sin comprometer los
recursos del futuro.

Dimensiones del desarrollo sostenible


De allí que hablemos de tres dimensiones -o tipos, en algunos contextos- que
componen la sostenibilidad: la ambiental, la económica y la social

Con el fin de lograr el desarrollo sostenible es fundamental armonizar


tres elementos centrales: el crecimiento económico, la inclusión social y la
protección ambiental. Estos elementos están interconectados y son todos
fundamentales para el bienestar de los individuos y las sociedades.

Desarrollo sustentable y crecimiento en el Perú A principios de la década de los setenta, se


empezó a tomar conciencia de que el stock de recursos naturales era finito y que esto imponía
límites al crecimiento económico mundial. El libro Los límites del crecimiento, publicado en 1972,
criticó el enfoque de desarrollo depredador de los recursos naturales imperante en el momento,
poco antes de la primera crisis petrolera. Aunque las mejoras tecnológicas han demostrado que se
puede tener cierta dosis de optimismo sobre este tema, las limitaciones impuestas por el stock de
recursos naturales ya son parte integral de la discusión sobre el desarrollo. Entre el stock de
recursos naturales también se puede incluir a los recursos ambientales. La constatación de que las
actividades humanas deterioran la dotación del planeta de recursos ambientales como el aire, la
capa de ozono, etc., también ha cuestionado el concepto de desarrollo económico imperante: no
basta aumentar la producción de bienes y servicios si simultáneamente se socavan las bases del
hábitat terrestre. La concepción de lo que Colby y Sagasti1 denominan “economía de la frontera”,
que data de los años cincuenta, tomaba a los recursos naturales como ilimitados, de manera que
el desarrollo económico no estaba vinculado o afectaba a la naturaleza. En contraposición, a fines
de los sesenta y principios de los setenta aparece la visión de ecología profunda, que plantea la
visión totalmente opuesta: el hombre destruye la naturaleza con sus opciones y es él el que debe
adaptarse a su entorno, entre otras cosas reduciendo el crecimiento poblacional. De la confluencia
de estas dos corrientes han surgido corrientes que han ido de la simple protección ambiental a
una visión mas sofisticada y holística de ecodesarrollo que integra factores sociales con metas
económicas y ecológicas de largo plazo. Como resultado de estas constataciones, durante los
últimos años los temas del medio ambiente y los de desarrollo se han vinculado estrechamente. La
preocupación por el medio ambiente está revolucionando la teoría tradicional del desarrollo y del
crecimiento económico. Elevar el PBI per cápita (tal y como éste es medido en la actualidad) no es
necesariamente un síntoma de desarrollo si en el proceso se socavan las bases del crecimiento
futuro. Por eso lo importante no es sólo crecer, sino hacerlo de una manera viable en el largo
plazo o, en otras palabras, hacerlo de manera sustentable. Éste no es un tema exclusivo de los
países desarrollados. El deterioro de los stocks naturales, los crecientes problemas sanitarios, y la
degradación del medio ambiente debido a acciones derivadas de situaciones de pobreza extrema,
han hecho que el tema del desarrollo sustentable sea prioritario en la agenda de los países en
desarrollo. Desafortunadamante, usualmente el debate al respecto se ha planteado en términos
conflictivos: se ha visto como incompatible lograr simultáneamente el crecimiento económico y
preservar la calidad ambiental en los países subdesarrollados. Sin embargo, Beckerman (1992)
señala que si bien en los estados iniciales de crecimiento en los países subdesarrollados la calidad
del aire y del agua tiende a empeorar, en el largo plazo, mientras más rico sea el país, mejor es la
calidad de su medio ambiente2 . Existen muchas instancias en que ambos objetivos, en lugar de
ser contrapuestos, se refuerzan, como por ejemplo en estrategias de conservación de energía,
reciclaje, para incrementar la eficiencia del uso de combustibles en transporte, conservación del
suelo y manejo forestal sustentable3 . Sin embargo, si bien el crecimiento económico y la
protección del medio ambiente son compatibles, este resultado no se logra a menos que se
implementen las políticas adecuadas. El término “desarrollo sustentable” fue acuñado por la
Comisión sobre Medio Ambiente y Desarrollo (la denominada Comisión Brundtland) en 1987, en
su informe Nuestro futuro común. Sin embargo, no existe claridad y mucho menos consenso sobre
lo que se entiende por desarrollo sustentable. Una primera definición de sustentabilidad se limita
a los aspectos físicos de un determinado recurso. Así la explotación de un recurso renovable es
sustentable si en cada periodo de tiempo sólo se consume el incremento del stock de dicho
recurso4 , evitándose la reducción de su stock físico y manteniendo su capacidad regenerativa. Así,
se habla de una tasa de rendimiento máximo sustentable acorde con el concepto arriba señalado.
Una segunda definición, más amplia que la anterior, considera la aplicación del término
sustentabilidad a un sistema de recursos más amplio, como por ejemplo un ecosistema. La tasa
óptima de explotación de un recurso individual no necesariamente implica que otros recursos
vinculados al primero vayan a mantenerse a un ritmo óptimo. Es decir, el ritmo de explotación de
un recurso que era sustentable bajo la primera definición, no necesariamente es sustentable bajo
esta definición debido a los impactos que tienen sobre otros recursos que dependen del primero.
En un tercer enfoque más amplio que denominaremos socio-económico, la meta no es el nivel
sostenido de un stock físico o de la producción física de un ecosistema, sino el aumento sostenido
del nivel de bienestar individual y social de una determinada comunidad. De esta manera
Norgaard (1988) indica que el término sustentabilidad, aplicado originalmente en un contexto
biológico/físico, se traslada a un contexto socioeconómico mucho más amplio. El aspecto clave de
este enfoque se encuentra en mantener el equilibrio intergenracional: asegurar que las
generaciones futuras cuenten con al menos las mismas oportunidades que las generaciones
presentes. Sin embargo, el enfoque socioeconómico, al ser a la vez más amplio y difuso, no ofrece
un camino evidente para alcanzar o medir la sustentabilidad. Más aún, este enfoque plantea una
serie de interrogantes: a. ¿Qué es equitativo entre una y otra generación con relación al manejo
de los recursos? En un país subdesarrollado esta pregunta se puede replantear de la siguiente
manera: ¿cómo satisfacer las necesidades de la generación actual sin empeorar la situación de las
generaciones futuras? b. ¿Qué hacemos para que las generaciones futuras no estén en peores
condiciones que las generaciones de hoy? ¿Deberíamos dejarles el mismo stock físico de recursos
o la misma cantidad de recursos per cápita? ¿Importa la composición de dicho stock de capital o
da lo mismo cualquier combinación? Como menciona Daly (1980), el DESARROLLO SUSTENTABLE
EN EL PERÚ 13 presente sólo puede ofrecer una dote de recursos al futuro; cómo usan las
generaciones futuras dicho stock es asunto de ellas. c. ¿Cuánto en el futuro debería remontarse la
generación presente para ser equitativos intrageneracionalmente? ¿Hasta cuándo llega nuestra
preocupación por el futuro? La determinación del tiempo social “correcto” es, en última instancia,
una decisión política. d. ¿Hasta dónde deben intervenir las fuerzas del mercado en el proceso de
desarrollo vis-a-vis el uso de recursos? Una forma de hacer operativo el concepto socio-económico
de sustentabilidad ha sido propuesta por Pierce (1993) y adoptada por el Banco Mundial. De
acuerdo a esta visión, se dice que una estrategia de desarrollo es sustentable si es que en el
proceso de crecimiento económico el stock de todos los activos de una sociedad se mantiene
constante o se eleva a lo largo del tiempo. Los activos de una sociedad incluyen bienes de capital
tradicionales (maquinarias, fábricas, caminos y otra infraestructura física), capital humano
(conocimientos científicos y tecnológicos, así como destrezas) y finalmente capital ambiental
(recursos naturales como bosques, suelos, biomasa marina, petróleo, etc., así como la calidad de
recursos como el aire y agua). La restricción del stock de capital se aplica al conjunto y no a cada
componente por separado. Obviamente conforme se explota un recurso no renovable como el
petróleo (capital natural), el stock de dicho recurso se reducirá a lo largo del tiempo (sin tomar en
cuenta nuevas exploraciones y descubrimientos). Sin embargo, en la medida en que se invierta
parte de los recursos obtenidos por la explotación del petróleo en generar otro tipo de capital
(educación, investigación, carreteras, infraestructura, etc.), el stock global de capital se habrá
mantenido o incluso incrementado. Esto implica que una sociedad debería consumir lo que
produce menos un fondo para depreciación e inversión que mantenga o incremente su stock de
capital. Por lo tanto, si se quiere medir el crecimiento económico sustentable de un país, se debe
descontar la depreciación de todos los stocks de capital y comparar con las nuevas inversiones.
Cada vez que los suelos se pierden por erosión o se queman los bosques sin reforestar, el stock de
capital de los recursos naturales de un país se ve disminuido y por ende se compromete el
crecimiento futuro. Sin embargo, el sistema de cuentas nacionales imperante a nivel mundial no
toma en cuenta la depreciación (o destrucción) de los recursos ambientales (que no sólo abarca
recursos naturales sino también aspectos como la calidad del aire, belleza de un paisaje y otras
cosas muy difíciles de evaluar de manera objetiva)6 Se asume explícitamente que lo que permite
a una generación futura tener al menos las mismas oportunidades que la generación presente es
contar con un stock de capital “similar. Cuando se habla de mantener o incrementar el stock de
capital se debe hablar en términos per cápita para tomar en cuenta el crecimiento de la población.
Recursos como los bosques y la biomasa se pueden depredar como consecuencia de un mal
manejo al punto que no se puedan regenerar. Un bosque mal manejado no es más que una mina
de leña y como toda mina se agota. Estos primeros capítulos de diagnóstico, junto con el informe
sobre la legislación ambiental de Charpentier e Hidalgo (1999), sirven de marco de referencia para
el cuarto capítulo, en el que se discuten los principales elementos y acciones que se deben tomar
en cuenta en una estrategia de explotación de los recursos naturales y protección del medio
ambiente en el país. En tal sentido, este último capítulo trata las implicancias de política necesarias
para una explotación sustentable de los recursos y presenta algunas recomendacione. Es
importante mencionar que este documento es parte de una esfuerzo mayor de elaboración de una
estrategia de desarrollo de largo plazo para el Perú que descansa en cuatro ejes: la modernización
del aparato productivo; la generación de un balance de justicia social y equidad mediante la
provisión a la mayoría de la población de servicios sociales básicos; la protección del medio
ambiente y los recursos naturales mediante el fomento de una política científico y tecnológica que
permita el desarrollo sustentable; y la implementación de una infraestructura física orientada a
descentralizar y acondicionar el territorio nacional.

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