Los Libros Voladores

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 8

E.E.M.P.

A N° 1019 - 3er año “A” y “B”

SECUENCIA N° 2: “Géneros literarios. Subgéneros. “El Realismo literario” - Lengua y Literatura –

Prof. Sabrina Galarza Mail: [email protected]

Fecha de envío: 07/10/2020. Fecha de entrega: 23/10/2020.

Aclaraciones:

 La siguiente secuencia debe estar en la carpeta, ya sea porque la copian o porque imprimen y pegan.
 Las entregas de trabajo son únicamente por correo electrónico. No es por capricho, es porque así me queda el
registro de cada uno de ustedes.
 Ante cualquier duda o consulta escriben en el grupo o me escriben a mi mail.
 En la anterior secuencia aprendimos los tres géneros literarios. En esta vamos a profundizar en el género
narrativo y comenzaremos a ver algunas características del lírico-poético.

El Realismo literario

El Realismo fue una corriente artística y literaria, surgida a mediados del S.XIX (1840 aproximadamente), que
captaba las transformaciones históricas provocadas por el desarrollo de la revolución industrial y la aparición de la
burguesía.

Este movimiento se consolidó con la clase media burguesa, que proporcionaba el público lector para la novela
realista. Los burgueses vieron representada su existencia, sus aspiraciones y sus bajezas morales en esas novelas.

Algunos elementos del Realismo literario tienen su origen en algunas peculiaridades del Romanticismo (el
Romanticismo lo van a aprender el año que viene):

1) la representación de lo real-contemporáneo a través de los cuadros de costumbres.

2) Observación de los ámbitos más humildes de la sociedad. Los románticos buscaban los pintoresco y los realistas
consideran como materia representativa de la sociedad lo humilde y vulgar.

3) Conciencia crítica de las injusticias sociales. Los románticos denunciaron las condiciones de miseria social de las
clases más bajas.

CARACTERÍSTICAS DE LA NOVELA REALISTA

1) La trama argumental es sencilla y se organiza por medio de contrastes (clases altas y bajas, sueños y realidad...)
2) Los escritores realistas se valen de la observación y la documentación, por eso las descripciones son tan
exhaustivas.
3) Los autores realistas reproducen fielmente los usos lingüísticos de los personajes, caracterizados por su forma de
hablar.
4) En cuanto a la temática: la fragilidad del matrimonio burgués, aparente orden social que se revela hipócritamente
construido. En torno a éste núcleo temático, están los conflictos de las clases sociales.
5) Los espacios novelescos son principalmente urbanos, hábitat del mundo burgués y escenarios de las
transformaciones económicas y sociales.
6) Para describir a los personajes y sucesos con tanto detalle, el narrador no puede ser otro que omnisciente (el
narrador que lo sabe todo)
7) La exploración psicológica de los personajes hace necesaria la incorporación de elementos narrativos como el
estilo indirecto libre o el monólogo interior.
Página 1 de 8
8) Con respecto al tiempo, la narración respeta una temporalidad cronológica.
9) Uso de un lenguaje que refleje la edad, la situación social, el origen de los personajes en cuestión. Por ejemplo, un
adolescente hablará como tal y si fuera de un ámbito rural se notará en los términos que usa

Otros conceptos relevantes:

Aunque ningún arte es reproducción fiel y exacta de lo “real”), la literatura realista del XIX confirma su voluntad de
imitación de la realidad lo más fielmente posible (de ahí, que se hable del principio de “verosimilitud realista”).

Los protagonistas principales serán aquellos seres marginados de la sociedad, por los que el escritor siente un apego
especial: la pintura de ambientes sórdidos y seres vulgares, y por supuesto, la burguesía acaudalada que no siempre
posee el nivel moral que pretende mostrar ante la sociedad.

Más allá del valor documental y sociológico, el Realismo debe tratarse como un movimiento estético que ahonda en
las miserias humanas universales. Si nos quedamos con la pintura de la época, no veremos la profundidad de dichas
obras, pero hay características universales que las hacen clásicas en la literatura, superando el momento concreto
que pretenden reproducir; allí reside el valor que trasciende una época. Lo que las hace legibles a lo largo de la
historia, es esa mirada sobre lo humano.

Son ejemplos de novelas realistas:

Con el tiempo, algunas características se mantuvieron, otras se fueron adaptando a cada época… Nosotros vamos a
ver el realismo en la actualidad.
1- Vamos a leer “Pobres gentes” de León Tolstoi (el que hizo 2do año en el primer cuatrimestre lo tiene en el
cuadernillo y puede leerlo de allí, el que no, lo lee desde acá: https://ciudadseva.com/texto/pobres-gentes/ )
a- ¿La realidad de qué clase social quiere mostrarnos Tolstoi?
b- Extraer dos fragmentos donde se vea la descripción tan necesaria para el Realismo.
c- ¿Por qué Juana no se mueve casi al final? (Penúltima oración)
d- El título “Pobres gentes” es sumamente connotativo (lo aprendimos en la anterior secuencia) Explicar, como
mínimo, dos interpretaciones del mismo.
2- Ahora analizaremos el cuento que compartimos en la jornada de Lengua y Literatura
https://www.youtube.com/watch?v=HlETKd0_Hcg ¿A cuál de los tres grandes géneros literarios pertenece? ¿Por
qué?

Página 2 de 8
3- ¿Cuáles de las características del Realismo que se enuncian al comienzo de la secuencia se encuentran en este
cuento? ¿Cómo se manifiestan?

Para el que no los recuerde, les dejo la explicación de los tipos de narradores:

El narrador es un personaje o una voz creado/a por el autor que tiene la misión de contar la historia. Hay
diferentes tipos de narrador según la información de que dispone para contar la historia y del punto de vista que
adopta.

NARRADOR OMNISCIENTE (que todo lo sabe). El narrador omnisciente es aquel cuyo conocimiento de los hechos
es total y absoluto. Sabe lo que piensan y sienten los personajes: sus sentimientos, sensaciones, intenciones,
planes… Está narrado en 3era. Persona.

NARRADOR TESTIGO. Sólo cuenta lo que puede observar. El narrador muestra lo que ve, de modo parecido a
como lo hace una cámara de cine. Puede estar narrado en 1era, 2da o 3era persona. Suele ser un personaje
secundario o terciario el que narra.

NARRADOR PROTAGONISTA. El narrador es también el protagonista de la historia, el personaje principal.

EJEMPLOS:

3ª Persona: Narrador omnisciente

La mañana del 4 de octubre, Gregorio Olías se levantó más temprano de lo habitual. Había pasado una noche
confusa, y hacia el amanecer creyó soñar que un mensajero con antorcha se asomaba a la puerta para anunciarle
que el día de la desgracia había llegado al fin.
Luis Landero, Juegos de la edad tardía
3ª Persona: Narrador testigo

Luego se habían metido poco a poco las dos y se iban riendo, conforme el agua les subía por las piernas y el
vientre y la cintura. Se detenían, mirándose, y las risas les crecían y se les contagiaban como un cosquilleo
nervioso. Se salpicaron y se agarraron dando gritos, hasta que ambas estuvieron del todo mojadas, jadeantes de
risa.
Rafael Sánchez Ferlosio, El Jarama

1ª persona: Narrador protagonista

Me niego a corresponder, a representar el papel de esposa de alto status, que esconde su cansancio tras una
sonrisa, lleva la batuta en conversaciones sin fuste, pasa bandejitas y se siente pagada de su trabajera con la
típica frase: Has estado maravillosa, querida. Carmen Martín Gaite, Nubosidad
variable

Los efectos de lo real

En los relatos realistas, las descripciones producen un efecto de realidad, es decir, una sensación de lo que “se ve” se
relaciona con un referente reconocible. De la misma manera actúan los denominados “detalles inútiles”.

Roland Barthes llamó “el efecto de realidad” a los “rellenos” y “lujos” del relato: las descripciones de la narración
ficcional o histórica que habían sido denominados por la crítica estructuralista como “aparentemente inútiles” Sin
embargo, para Roland, son abordados por el autor como parte fundamental de un discurso particular, el
denominado “realista”. Es decir, el autor coloca detalles en su relato (como el color del mantel o la descripción de

Página 3 de 8
una persona que pasa detrás de la verdadera escena importante, porque esos detalles son los que producen “el
efecto de realidad”, el hacerte creer que eso realmente sucedió y te olvides que es una historia inventada (ficcional)

Otro recurso para lograr el realismo en los textos es el uso de referencias más o menos concretas: indicar un lugar
preciso (Buenos Aires, La Boca, Madrid, Moscú), mencionar fechas o acontecimientos ocurridos, productos
comerciales, nombres de personajes históricos. A estos datos se los llama “informantes”, y aparecen para situar el
relato en un tiempo histórico que funciona como marco de referencia, produciendo, de ese modo, el efecto de
realidad.

4- Leer “Infierno grande” de Guillermo Martínez


https://drive.google.com/file/d/1U0box4FQSY0VrmmpO3ih9Ld52W605HW5/view?usp=sharing
Marcar o extraer dos detalles inútiles que produzcan el efecto de realidad.
5- Extraer los informantes que haya (mínimo tres), para ubicar la historia del cuento en un momento histórico en
particular. ¿Qué época es?
6- ¿Por qué el comisario vuelve con órdenes de volver a enterrar los cuerpos y anota los nombres y apellidos de
ellos?
7- Otra vez, el título es connotativo, es una metáfora… ¿Metáfora de qué? (Si no entendés la pregunta así: ¿a qué
refiere “infierno grande”?)
8- ¿Qué tipo de narrador posee? ¿En qué persona gramatical está? Extraer un fragmento que lo demuestre.

Géneros híbridos
Los géneros pueden cruzarse y forman nuevos géneros o géneros híbridos que combinan características de ambos.
Por ejemplo:

Narrativo Lírico-Poético

Poesías escritas en prosa


Subgéneros
Dentro de un género (clasificación) pueden existir otros subgéneros que mantienen las características del género
que los engloba, pero a su vez, se pueden diferenciar de otros subgéneros. Veámoslo:
Humor, terror,
realista, policial,
Novela, cuentos
mito, comic, etc.
Género
narrativo

Página 4 de 8
9- Leer el siguiente cuento de Roberto Fontanarrosa e identificar su narrador. ¿Cómo te diste cuenta? Extraer un
fragmento que demuestre el tipo de narrador.
El gordo Luis
¿Te conté la del Gordo Luis cuando hizo de Papá Noel? Es mundial la del Gordo Luis cuando hizo de Papá Noel. Casi
se convierte en otra víctima del imperialismo salvaje el pobre Gordo. Del colonialismo, por decirlo de otra manera.
Porque, decime vos, qué carajo tiene que ver con nosotros y con nuestras costumbres el Papá Noel. ¿Quién le dio
chapa al Papá Noel? Un tipo vestido para la nieve, abrigado como para ir a la Antártida, en un trineo tirado por
renos. ¡Renos, mi querido! ¿Cuándo mierda hemos visto un reno nosotros? ¿Alguna vez te fuiste a Buenos Aires en
auto y viste al costado del camino un reno morfando pasto debajo de un árbol?

Pero el pobre Gordo casi la palma con esa historia... ¿No te conté la del Gordo Luis? Porque se la cuento a todos. Fue
hace como quince años. El Gordo estaba en la lona total. Pero en la lona lona, no tenía un mango partido por la
mitad, lo habían despedido de la proveeduría donde laburaba y lo ponías cabeza abajo y no le caía una moneda. Para
colmo, se venían las fiestas y algo había que comprar para poner arriba de la mesa el 24 a la noche.

El Gordo tiene dos pibes que eran muy chiquitos en ese entonces y a esa edad a los pendejos no les vas a andar
explicando el fato del FMI, la tecnología que reemplaza a los trabajadores y todas esas pelotudeces.
La cuestión es que empezó a buscar laburo, alguna changa, cualquier cosa, trabajar de lo que fuera. Primero empezó
por su barrio, con los amigos y conocidos, ahí por Mendoza al fondo. Ya después entró a andar por cualquier lado
para conseguir algo.

Y resulta que en el barrio Echesortu, una vieja que tenía una casa bastante grande de electrodomésticos le ofrece
disfrazarse de Papá Noel y repartir caramelos a los chicos en la puerta para promocionar su negocio. Lo de siempre.
Le tiraba unos mangos, por supuesto, que al Gordo le venían bastante bien. Y ahí fue el Luis, che. Ahora, imaginate la
escena, porque estamos hablando de Rosario, Capital de los Cereales, ubicada a orillas del anchuroso río Paraná. El
Gordo Luis, tenés que pensar en un tipo arriba de los cien kilos, fácil fácil debe andar por los 120, porque es alto,
grandote, Luis.

Y te digo que resultaba perfecto para Papá Noel porque el Luis es más bueno que Lassie, nunca lo he visto enojado al
Gordo, es un pan de Dios. Pero tenés que tener en cuenta una cosa ineludible. Rosario... pleno verano... mediodía,
un sol de la puta madre que lo reparió, algo así como 83 grados a la sombra, y ese gordo metido adentro de un traje
de Papá Noel con una tela tipo felpa así de gruesa, así de gruesa no te miento, gorro, barba de algodón, bigotes,
botas y guantes.

¡Guantes! Porque la vieja era una vieja hinchapelotas, conservadora, que quería que el Gordo se pareciera
exactamente a Papá Noel y que se vistiera todo como correspondía, el pobre Gordo. ¿Viste que hay veces en que
tipos hacen de Papá Noel pero sin guantes y hasta a veces sin barba, o pendejas jovencitas vestidas de colorado pero
con polleritas cortonas, tipo minifaldas, y las gambas al aire así están más frescas?
Pero claro, el Gordo Luis era perfecto para hacer de Papá Noel y por eso se le ocurrió eso a esa vieja hija de puta.
Porque lo vio al Gordo gordo y con esos cachetitos medio coloradones que tiene el tipo, el personaje, Santa Claus.

Hasta la voz media ronca tiene Luis... ¿viste que Papá Noel se ríe siempre con esa risa ronca? Jo, jo. Hasta eso tiene
Luis, la voz ronca. Jo, jo, jo... Pero vuelvo al tema. Doce del mediodía, pleno diciembre, un sol que rajaba la tierra, un
calor infernal, los pajaritos que se caían muertos al piso por la canícula, se venían en baranda y se desnucaban contra
la vereda... y el Gordo ahí, che, con el traje de lana gruesa, barba y bigote, sacudiendo una campana de papel maché
o algo así y dándoles caramelos a los chicos que se juntaban para verlo.

A los quince minutos, a los quince minutos te juro, el traje del Gordo ya no era colorado... ¿viste que esos trajes son
colorado medio clarito? Bueno, era violeta, violeta era, por la transpiración a chorros que largaba el Gordo. Pero no
un pedazo, alguna zona del traje, no. Ni tampoco era solamente debajo de los brazos o arriba de la zapán que es
donde uno transpira más, no.
Página 5 de 8
Era todo, completo, íntegro. Al Gordo le corrían ríos de sudor sobre la piel, ríos, torrentes que le empapaban acá,
acá, acá, las ingles, las pelotas, las pantorrillas, ríos que le inundaban las botas, por ejemplo. Me contaba después –
porque todo esto me lo contó él mismo- que sentía las botas llenas de agua, como si las hubiera metido en un balde
de agua caliente, le chapoteaban. Todo alrededor, no te miento, todo alrededor, en el piso, en un diámetro de ocho
metros más o menos en torno al Gordo, parecía que habían baldeado. Toda la vereda mojada, de lo que chivaba el
Gordo, se le saltaban los goterones de la cabeza, parecía las Aguas Danzantes el Gordo, imaginate.

Te digo que era ya un espectáculo grotesco, lamentable, pero Luis le seguía metiendo voluntad, le ponía ganas,
caminaba de un lado al otro, se reía, llamaba a los chicos. En eso, una vecina, una vieja de esas que nunca faltan, que
están al reverendo pedo como bocina de avión, que vivía a unas dos puertas del negocio de electrodomésticos, sale
a la puerta y lo ve al Gordo. O escuchó el griterío de los chicos y salió a ver qué pasaba. Lo ve al Gordo y se apiada de
él... ¿Viste? Esas viejas comedidas, bienintencionadas, chuecas, que caminan medio encorvadas, que les cuesta
moverse pero que rompen las pelotas permanentemente, un cuete la vieja, una ladilla.

Se manda para adentro de nuevo la vieja, flaquita ¿viste? Bajita, canosa con un rodete y aparece al rato con una jarra
así de grande, pero así de grande, con un líquido amarillento que parecía limonada, lleno de hielo. Transpiraba de
fría la jarra. Y se la ofrece al Gordo, che.
El Gordo medio le dice que no, que no se hubiera molestado, que no puede desatender su trabajo pero, en
definitiva, la acepta, lógicamente.

Además, los hijos de mil putas del negocio de electrodomésticos no le habían alcanzado ni un vaso de agua al Gordo.
¡Ni un vaso de agua siquiera! Después hablan de los norteamericanos. Nosotros somos tan hijos de puta como ellos
para explotar a la gente. Lo que pasaba también es que a esa hora había quedado un solo encargado en el negocio.
La vieja que contrató a Luis tenía como cinco negocios por otras partes de la ciudad y andaba de recorrida; y el otro
empleado que laburaba ahí se había quedado en el fondo del local, rascándose las bolas debajo del único ventilador
de techo que tenían esos miserables.

La cuestión es que la vecina saca un banquito chiquito a la calle, lo deja al lado de la puerta de su casa, medio sobre
el umbral para que no le diera el sol directo, le dice a Luis “Aquí se lo dejo”, y ahí se lo deja.
Cuando el Gordo pudo zafar un poco del pendejerío, te imaginás que con ese calor llegó un momento en que había
mucha menos gente en la calle, se prendió a la limonada y se bajó media jarra de un saque.
Pero resulta que no era limonada, boludo, no era limonada. Era vino blanco, vino blanco era.
La vieja le había zampado en la jarra un par de botellas de vino blanco, le había metido hielo a rolete y se lo había
dejado ahí, con las mejores intenciones.

El Gordo, con la desesperación, con el calor que tenía en el cuerpo, recién se dio cuenta cuando ya se había
mandado más de catorce litros sin respirar, de un saque. Y aparte, seamos sinceros, cuando ya se dio cuenta no
pudo parar, no pudo parar. Te estoy hablando de un muchacho de 120 kilos después de estar moviéndose casi tres
horas a pleno sol con 4000 grados de temperatura. No pudo parar. Se mandó todo el vino blanco. Fondo blanco.

Bueno, te imaginarás... te imaginarás el pedo tísico que se levantó ese muchacho. Una curda inmediata y espantosa,
demencial. Una curda como para trescientas personas.
Casi no había desayunado, estaba sin almorzar, para colmo, el Gordo no era un tipo que tomara mucho alcohol, al
menos que yo recuerde. Un poco de vino con la cena, nada más. Alguna copita de sidra. O a veces, en los bailes,
alguno de esos tragos maricones como el gin tonic, pero con mucha más agua tónica que otra cosa.

¡El pedo que se agarró ese muchacho, Dios querido, el pedo que se agarró! No te digo que empezó a cantar
boludeces, ni a caminar torcido, ni a vomitar contra las paredes, ni nada de eso. Pero entró a regalar todo lo que
tenía a su alcance, se le dio por la beneficencia, le dio un ataque de comunismo acelerado. Primero terminó en cinco
minutos con la existencia de caramelos y chocolatines que eran para toda la tarde...
Página 6 de 8
¡Y después empezó a regalar los electrodomésticos! Empezó regalándole una tostadora eléctrica a un pendejo.
Después le regaló un ventilador a la madre de otro de los pibes, después siguió con multiprocesadoras, veladores,
hornos a microondas, etcétera...
Llamaba a la gente a los gritos, entraba al negocio y les daba algo, repartía, entregaba todo.
Y el empleado que se rascaba las bolas adentro del negocio ni se dio cuenta, debía estar en el fondo, en una oficinita
que estaba detrás, arreglando papeles o apolillando una siesta mientras esperaba la hora en que el patrón llegaba.

Lo cierto es que, te imaginás, a los quince minutos en la puerta del negocio había un mundo de gente que venía de
todas partes alertada por los otros que ya habían ligado algo de arribeño, por la mamúa del Gordo.
La gente pensaba que era una promoción del negocio o, en todo caso, se hacía la turra, cazaba los artefactos, se los
llevaba y a otra cosa mariposa, si te he visto no me acuerdo, andá a cantarle a Gardel.
En eso aparece el dueño del boliche, un pelado con cara de amargo que llegó en su auto, un coche nuevo.
Y cuando el tipo se dio cuenta de lo que estaba pasando se puso loco, lógicamente se puso loco. Entró a gritar, a
arrebatarles las cosas a la gente, a recuperar licuadoras, televisores portátiles, radios que la gente se llevaba. A los
gritos ese hombre, desesperado, tironeando con los beneficiados.

Ante el despelote se despertó el empleado de adentro y salió cagando aceite a ayudarlo al pelado. Había tironeos,
forcejeos, agarrones, hasta voló algún puñete. Y en eso llegó la cana, un patrullero que andaba de ronda.

En el despelote, cuando medio se enteró de cómo había venido la mano por lo que contaban los que se piraban con
las licuadoras y todo eso, que gritaban que Papá Noel se las regalaba, el pelado les indicó a los policías que lo
metieran en cana al Gordo, responsable de todo ese quilombo.

Y bien dice el Martín Fierro que no hay nada como el peligro para refrescar a un mamado. Ahí el Gordo se despejó,
se dio cuenta, volvió a la realidad, se esclareció el Gordo.

Además, ya había vuelto a transpirar como un litro del vino blanco, me imagino, se había aliviado un poco de la
tranca, y comprendió la cagada que se había mandado. Pero te conté que es un tipo manso, un tipo tranquilo que no
se iba a poner a resistirse o a echarle la culpa a nadie. Supo que tenía la culpa, y entonces, todavía medio
tambaleante, bajó la sabiola, se fue para adentro del negocio para cambiarse la ropa en el baño y meterse, derechito
viejo, solito, adentro del patrullero.

Afuera seguía el desbole entre el pelado, su empleado, la gente y los canas que ahora también se habían unido a la
tarea de recuperar todo lo que había regalado el Gordo.

El Gordo se fue al baño, se mojó la cara, cosa que terminó de despejarlo, se sacó esas pilchas de mierda de Papá
Noel, se puso la ropa que había llevado en un bolsito y salió de nuevo a la calle.

Cuando salía para la calle –el negocio es bastante largo- lo ve venir al dueño con uno de los canas, desencajado el
pelado, a las puteadas, buscándolo. Claro, lo ve al Gordo, sin el traje colorado, de camisita celeste y pantalones
vaqueros, un bolso en la mano, el pelo negro achatado por el agua de la canilla, y no lo reconoce.

No lo reconoce porque tampoco era él quien lo había contratado sino la conchuda de su esposa. “¿Adónde está?
¿Adónde está?” me contaba el Gordo que preguntaba el pelado, que venía a los pedos con el policía. Y el Gordo
pensó que se refería al traje de Papá Noel que se había sacado.

Yo no sé si el Gordo lo entendió así, seguía en curda o se hizo bien el boludo, la cosa es que señaló hacia el baño y el
pelado y el policía se mandaron para allí. Cuando el Gordo salió a la calle todavía había un amontonamiento de gente
y el otro empleado discutía con medio mundo reclamando facturas o recibos de compra.

Página 7 de 8
Nadie lo reconoció entonces al Gordo, sin el disfraz. Incluso de última, el otro policía del patrullero que se había
quedado afuera, lo encara al Gordo cuando el Gordo ya se piraba y el Gordo piensa: “Cagamos”.
Y el cana le pregunta “¿Ese bolso es suyo?”. El Gordo me contó que él le iba a decir la verdad, que sí, que era suyo.

Pero tuvo miedo de que el cana le hiciera más preguntas, o que se lo hiciera abrir y le dijo: “No, lo vengo a devolver”.
Y se lo entregó, un bolso de mierda que después de todo a él no le servía para un carajo.
El Gordo se piró haciéndose el pelotudo, temeroso todavía de que alguien lo reconociese y lo mandara en cana
cuando ya estaba a una cuadra.

Casi termina preso, el Gordo, mirá vos. Zafó porque la vieja que lo contrató tampoco sabía ni cómo se llamaba ni
adónde vivía. Era un contrato basura, pero realmente basura el del pobre Gordo. Pero casi termina engayolado. Por
tener que disfrazarse de Papá Noel con esos vestidos de invierno, podés creer.
Que los argentinos nos tengamos que vestir con ropa de abrigo en pleno verano porque a los yankis se les ocurrió
que Santa Claus vende más que el Niñito Dios.
Eso le decía yo al Gordo, después, en el club. “El año que viene ofrecete para algún pesebre, Gordo. Por lo menos de
Niño Dios te ponen en bolas en una cunita y te cagás de risa porque estás fresco.” Eso le decía yo, para joderlo.

“De lo único que puedo hacer yo en un pesebre viviente es de vaca, Zurdo –me decía el Gordo- De vaca”.
Pero por lo menos es un animal conocido, ¿no es cierto? Un bicho familiar al paisaje, el rumiante emblemático de la
pampa húmeda, base de la riqueza de nuestro país. Algo nuestro... ¡Qué me vienen con que a los chicos les gusta
Papá Noel, el trineo y los alces esos! Si mis pibes me vienen a pedir un alce de ésos les pongo tal voleo en el orto que
aterrizan más allá de la Circunvalación del voleo que les pego, tenelo por seguro.

Ya bastante que el otro día les compré un conejo, un conejo de verdad, que es terriblemente pelotudo y lo único que
hace es comer lechuga y cagarnos todo el patio. Y si me insisten con esas pelotudeces inventadas por los yankis que
se vayan a vivir a Cincinnati, pendejos colonizados de mierda. Que a mí no me dicen el Zurdo al pedo, me lo dicen
por tener una formación doctrinaria... ¡Pobre Gordo! Estuvo a punto de convertirse en una nueva víctima del
capitalismo salvaje.

10- Extraer los informantes que te ayudaron a darte cuenta de la época en que está ambientada la historia.
11- ¿Qué momento histórico es el que hace de marco (lugar y tiempo)?
12- En los cuentos realistas se utiliza el lenguaje que utilizan en la vida cotidiana los personajes, señalar o extraer
algunas de esas expresiones.

Este cuento cruza dos subgéneros: el realista y el humor. El principal objetivo del relato de humor es
decir una verdad en forma solapada, es criticar algo de la sociedad, exponerlo…

13- ¿Qué critica este cuento de Fontanarrosa?

Página 8 de 8

También podría gustarte