Homero Educador Resumen

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Homero, educador del pueblo griego

Homero creó un concepto muy particular de nobleza. Es la “nobleza homérica” a la


que alude Jaeger en su obra Palidecía: Los ideales de la cultura griega. Ahora bien,
el griego puso muy en alto ese concepto de nobleza, considerándolo fundamental
para la educación y esa educación es la base del ideal del hombre griego. Dicho
concepto es la areté.
Esa condición es fundamental en el hombre griego para no sólo lograr la belleza
sino para hacerse acreedor a una areté que pueda conducir a la misma gloria que
ésta propicia.
Si se toma en cuenta que la areté es la “excelencia humana” y además “la
superioridad de los seres no humanos”, como “el valor y la rapidez de los caballos
nobles” o bien “la fuerza de los dioses” (Jaeger, 1974, p. 20, ver notas 2, 3 y 4),
entonces tendremos que la areté es la excelencia en sí misma. Es esa excelencia
que tienen de forma inherente los seres superiores, representados, en este caso,
por los habitantes del Olimpo. Es un hecho interesante de observar, según acota
Jaeger, que seres no humanos como los caballos nobles, también posean areté.
Lo más importante es que son humanos. Ese sentido de humanidad, esa con
ciencia de que se va a morir, como en el caso de Aquiles, hace que el héroe y, por
supuesto, su areté, no se encuentren tan lejos del ideal griego. Ese es, quizás, uno
de sus puntos más importantes.
Aquiles, el protagonista (o causante de La Ilíada) es de orden divino, poseedor de
un alma vulnerable que se enardece en ira con extrema facilidad. Valeroso, lucha
por obtener la gloria. Tiene que sufrir la muerte de su amigo y compañero de tienda
Patroclo y le toca sufrir su propia muerte, cuya narración se inserta –curiosamente–
al final de La Odisea (XXIV, 15 ss.). Tiene la convicción de que va a morir y eso lo
atormenta. Debe su educación al centauro Quirón (Garibay, 1989, p. 42), lo que lo
convierte en un modo lo perfecto de héroe. No en vano es el personaje central de
La Ilíada.

La educación, ante todo, es la base del pueblo griego y la poesía –en su más alta
cima- es el principio creador de esa educación. Pero ¿por qué la poesía?

Porque la poesía entra, según Jaeger (1974), en las capas más profundas del ser
humano y cuando un baluarte como la educación penetra hasta esas
capas, hay posibilidades de crear una civilización como la que lograron crear los
griegos. Y Aristóteles lo plan te más claramente, al decir que Home ro nos presta
hombres de calidad, para ser imitados por el hombre común, tal es su modelo
educativo: “Sófocles será un mismo imitador con Homero, en cuanto ambos imitan
a los hombres de calidad” (Aristóteles, 1978, p. 7).
Y también porque la educación sienta los precedentes inmarcesibles de la justicia,
la alegría y la paz. Después de sentar bases, dar premisas, ejemplificar y de todo
el trabajo que conlleva, concluyamos: ¿Cuál es el legado homérico?

La respuesta no es solamente La Ilíada y La Odisea, porque el legado homérico


en el factor educativo de la sociedad griega es de vital importancia para el griego
antiguo.

Homero es modelo de poetas, de artistas, de creadores. La educación que brindó


a sus compatriotas se basó en la cima más alta de la literatura: la poesía. Pero no
la poesía porque sí, sino la poesía épica, la que permite asomarse a la vida a los
héroes y de los dioses, la que proporciona pautas y ejemplos que seguir en todos
los campos y, de manera particular, muestra a sus con terrenos los mejores areté
a las que es posible aspirar.

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