Persistencia de Conducto Arterioso

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PERSISTENCIA DEL CONDUCTO ARTERIOSO

Características anatómicas

 Persistencia de una comunicación entre la aorta descendente y la arteria


pulmonar después del nacimiento.

 Dilatación de la arteria pulmonar como consecuencia del hiperflujo que pasa por
ella.

 Dilatación del ventrículo izquierdo como consecuencia de sobrecarga diastólica.

 Puede también haber dilatación de la aurícula izquierda.

Fisiopatogenia

La comunicación entre una cámara de mayor presión (aorta) a otra de menor


presión (arteria pulmonar) condiciona el paso de sangre de la primera hacia la
segunda, lo que provoca hipervolemia del circuito menor. La cantidad de sangre
que pasa de la aorta a la pulmonar depende de la diferencia de presiones entre
ambas cámaras y del diámetro del conducto. El aumento del flujo pulmonar llega a
las cavidades izquierdas y las sobrecarga volumétricamente. La cantidad de
sangre que sale a la aorta está aumentada, pero al fugarse hacia el circuito
pulmonar, a través del conducto, el flujo sistémico disminuye.

Cuadro clínico

Síntomas (en sujetos mayores)

 En éstos pueden estar ausentes (conductos pequeños).

 Los pacientes refieren "bronquitis" frecuentes crónicas, como consecuencia de


congestión pulmonar (conducto grande).

 El hipodesarrollo ponderal, es un síntoma muy frecuente por disminución del flujo


sistémico (conducto grande).
 Puede ser causa de insuficiencia cardiaca del recién nacido, cuando el conducto
es grande

Signos

Cuando el corto circuito es igual o mayor al doble del sistémico:

 Hipodesarrollo físico.

 Cardiomegalia, manifestada a la palpación por ápex amplio y desplazado hacia


abajo, por la dilatación del ventrículo izquierdo.

 Soplo continuo con refuerzo telesistólico localizado región infraclavicular


izquierda (soplo de Cibson), que frecuentemente se acompaña de frémito en el
mismo foco, signo qué puede ser reconocido mediante la palpación.

 Soplo sistólico aórtico de hiperflujo.

Cuando el cortocircuito arteriovenoso es muy importante, la cantidad de sangre


que sale del ventrículo izquierdo a través de la válvula aórtica también lo es,
creando turbulencia a nivel valvular y por lo tanto, la aparición de un soplo sistólico
expulsivo en el foco aórtico que puede, en ocasiones, confundir al clínico el que
puede pensar en una estenosis aórtica agregada. En estos casos el
fonocardiograma o la ecocardiografía Doppler pueden disipar la duda.

Radiografía de tórax

 Cardiomegalia a expensas del ventrículo izquierdo en relación con la magnitud


del cortocircuito; si el cortocircuito es pequeño, el corazón podrá tener tamaño
normal, pero si el cortocircuito es de gran magnitud, la cardiomegalia puede ser
considerable.

 Prominencia del tronco de la arteria pulmonar (hiperflujo del pequeño circuito).

 Botón aórtico prominente.

 Aumento de vascularidad pulmonar (hilios de tipo arterial), que manifiesta la


hipervolemia del circuito menor.
Electrocardiograma

Signos de crecimiento del ventrículo izquierdo con sobrecarga diastólica.

Cateterismo cardiaco

Cuando el cuadro clínico no es característico, el soplo no tiene la localización


habitual, ha dejado de ser continuo, existe duda diagnóstica, o existen otras
malformaciones asociadas o bien con los métodos no es posible asegurar el
diagnóstico, hay indicación para realizar cateterismo cardiaco derecho.

Tratamiento

El conducto sin hipertensión pulmonar tiene indicación de cierre percutáneo o


quirúrgico en cuanto es diagnosticado, ya que, en nuestro medio, su mortalidad es
prácticamente nula. Conviene indicar el tratamiento curativo tempranamente, pues
la hipertensión pulmonar constituye un riesgo potencial que puede presentarse en
un tiempo impredecible. El tratamiento definitivo indicado oportunamente cura al
paciente. Actualmente el tratamiento que ha demostrado ser el ideal para esta
anomalía congénita es el cierre del conducto mediante cateterismo cardiaco a
través de un dispositivo (amplatzer) que ocluye el conducto y ha pasado a un
segundo término del cierre quirúrgico. Con el primer procedimiento se evita la
toractomía, tiene resultados inmediatos y tardíos excelentes, por lo que ha logrado
sustituir a la cirugía en la mayoría de los casos. Cuando el padecimiento se
diagnostica después de la tercera década de la vida, generalmente el conducto se
encuentra calcificado y ello eleva importantemente el riesgo quirúrgico por la
posibilidad de ruptura transoperatoria con hemorragia aguda e incoercible.

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