Marco Macroeconómico Multianual Perú
Marco Macroeconómico Multianual Perú
Marco Macroeconómico Multianual Perú
RESUMEN EJECUTIVO
La economía mundial enfrenta una de las peores crisis de la historia de la humanidad, debido a la rápida
propagación del coronavirus (COVID-19). Los países a nivel global han adoptado un claro compromiso para
la implementación de rigurosas medidas económicas y sanitarias de forma coordinada para contener la
expansión del virus. En este contexto Perú implementó de forma temprana una de las políticas más estrictas
en el mundo, a fin de dar tiempo para incrementar la capacidad de atención y respuesta del sistema sanitario
a la enfermedad, dadas sus debilidades estructurales.
Esta política fue acompañada de un Plan Económico equivalente a 20% del PBI, el más importante en la
historia del país y uno de los más grandes de la región, con el objetivo de contener el avance de la pandemia
y dar soporte a la economía para la reactivación. El Plan contempla el uso de un conjunto diversificado de
herramientas de política para potenciar su efectividad. Por un lado, están las medidas de política fiscal “por
encima de la línea”1 asociadas a gasto público adicional (4,6% del PBI)2, así como medidas tributarias (2,3%
del PBI)3, que afectarán al resultado económico en la medida que se apliquen y ejecuten. Por otro lado, se
están realizando medidas "por debajo de la línea"4 que incluye otorgar liquidez a las familias y empresas
(13,0% del PBI), mediante programas de garantía pública de créditos, y liberación y retiros extraordinarios
de ahorro privado como CTS y AFP.
Las fortalezas macroeconómicas de Perú han sido fundamentales para darle soporte a las medidas
implementadas en el marco de la pandemia. Estas fortalezas han sido resultado de más de 20 años de
gestión monetaria, fiscal y macroprudencial prudente, lo que le ha permitido a Perú posicionarse como un
país solvente, de alto crecimiento, y sin los problemas de inflación o deuda característicos de décadas
anteriores. Sin embargo, la crisis generada por la COVID-19 ha demostrado la necesidad de mejorar
aspectos complementarios y no excluyentes a la preservación de las fortalezas macroeconómicas, para lo
cual se trabajará en el cierre progresivo de brechas estructurales como la alta informalidad, el bajo nivel de
inclusión financiera, el déficit en la calidad de los servicios, entre otros.
Proyecciones macroeconómicas
Escenario internacional
Las proyecciones del entorno internacional en el presente Marco Macroeconómico Multianual 2021-2024
(MMM) consideran un deterioro significativo de la economía global en 2020 (-4,3%), siendo la mayor caída
desde la Gran Depresión (1930s), la cual se asocia a la expansión de la pandemia de la COVID-19 que ha
llevado a una recesión sincronizada sin precedentes de los bloques económicos. En efecto, las economías
avanzadas pasarían de crecer 1,7% en 2019 a contraerse 6,5% en 2020 como resultado de un fuerte
deterioro en la actividad económica de Estados Unidos (EE. UU.), la Zona Euro (ZE), Reino Unido y Japón;
1 Las medidas “por encima de la línea” están referidas a medidas tributarias y de gasto público que afectan el resultado económico
y la deuda pública en el momento en que se realizan. Se llaman “por encima de la línea”, debido a que el resultado económico es
la “línea” de referencia para la contabilización de cuentas fiscales, y las cuentas tributarias y de gasto público se ubican por encima
del resultado económico según el Manual de Estadísticas Fiscales del FMI.
2 Como los relacionados a fortalecer los servicios de salud y beneficios de desempleo.
3 Como aplazamientos de pagos de impuestos.
4 Las medidas “por debajo de la línea” generalmente implican la creación de activos o pasivos sin afectar el resultado económico
en el momento en que se realizan. Ejemplos incluyen el otorgamiento de garantías gubernamentales a créditos de empresas o
inyección de capital a empresas. Se llaman “por debajo de la línea”, debido a que el resultado económico es la “línea” de referencia
para la contabilización de cuentas fiscales, y las operaciones resultantes de estas medidas son típicamente registrados como
variaciones de pasivos financieros o de activos financieros (las cuales se registran por debajo de resultado económico según el
Manual de Estadísticas Fiscales del FMI).
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en esa misma línea, las economías emergentes pasarían de crecer 3,7% en 2019 a contraerse 2,8% en
2020, en particular, América Latina y el Caribe (LAC) sería la región más golpeada por la pandemia.
Estas proyecciones consideran una severa caída de la actividad económica global en el 1S2020, afectada
por las medidas de cuarentena y aislamiento social, el deterioro significativo de los precios de las materias
primas, disrupciones en las cadenas logísticas, y el endurecimiento de las condiciones financieras. Sin
embargo, se prevé una recuperación diferenciada entre países hacia la segunda mitad de 2020, producto
de la apertura progresiva de los sectores, las medidas de impulso económico y la recuperación de las
cotizaciones de las materias primas. Para 2021, se espera un rebote de la actividad económica global, la
cual crecería 5,3%, por la continuidad de los planes de reactivación, menores costos de financiamiento y
mejora de la inversión, especialmente en infraestructura. En adelante, la economía global se estabilizaría
en torno a 3,5%.
El contexto de fuerte deterioro de la economía global y la alta volatilidad en los mercados financieros en el
presente año, incidirán de forma negativa en la evolución de los precios de las materias primas, por lo que
se proyecta un menor nivel de los precios de las materias primas respecto a lo registrado el año previo,
para luego recuperarse en el horizonte de proyección. De este modo, el índice de precios de exportación
pasaría de contraerse 2,4% en 2020 a crecer 1,4% en promedio en el periodo 2021-2024.
Escenario local
La actividad económica se contraería 12,0% en 2020, principalmente, por el fuerte deterioro de la economía
en el 1S2020 (-17,4%), afectada por las medidas de distanciamiento y aislamiento social obligatorio
implementadas desde mediados de marzo para mitigar la expansión de la COVID-19, y por un contexto
internacional adverso caracterizado por una menor demanda externa, caídas en los precios de las materias
primas y alta volatilidad en los mercados financieros.
Las medidas restrictivas afectaron tanto a la oferta como a la demanda, lo que se tradujo en una fuerte
contracción del PBI en el 1S2020. El choque de oferta se generó por la suspensión parcial o total de las
actividades no esenciales que afectó de manera generalizada a todos los sectores económicos. A su vez,
la demanda interna fue afectada, principalmente, por el menor gasto de los agentes económicos asociados
al confinamiento de las familias, y su menor poder adquisitivo por la pérdida de empleos y reducción de
ingresos. Por otra parte, la menor demanda externa de nuestros principales socios comerciales impactó
negativamente en las exportaciones de bienes y servicios. No obstante, a pesar de la fuerte contracción del
PBI en el 1S2020, la reanudación de actividades implementada por el Gobierno, que consta de cuatro fases
y que inició en mayo; además del Plan Económico frente a la COVID-19, equivalente al 20% del PBI; están
favoreciendo la recuperación de la actividad económica. Así, luego de que la economía tocara fondo en
abril, el PBI está registrando una menor contracción, lo cual indica que la recuperación de la actividad
económica continuará en el 2S2020.
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Para el periodo 2022-2024, la actividad económica alcanzará un crecimiento promedio de 4,5%, lo que le
permitirá recuperar su ventaja regional en términos de crecimiento económico obtenidas en las últimas
décadas. Con ello, Perú será uno de los países de la región, junto con Chile y Colombia, cuyo PBI retorne
a niveles pre COVID-19 en 2022. Para sostener esta recuperación económica resulta importante impulsar
la acumulación de capital que provendrá de las mayores inversiones. Así, la inversión privada crecería
alrededor de 7,8%, en promedio, entre 2022 y 2024, sostenida por la expansión continua de la inversión
minera, ante el inicio de construcción de un grupo de proyectos de mediana magnitud, y el dinamismo de
la inversión no minera, en un contexto de mayor impulso por parte del gobierno al Plan Nacional de
Infraestructura para la Competitividad (PNIC), que permitirá acelerar la ejecución de grandes proyectos de
infraestructura y obras priorizadas bajo el esquema de Asociaciones Público Privadas. Adicionalmente, el
Gobierno está trabajando en medidas para generar nuevos motores de crecimiento, y promover la eficiencia
y la competitividad de la economía. En ese sentido, el Gobierno continuará implementando medidas que
buscan resolver los problemas estructurales del país. Para ello, se está acelerando la implementación del
Plan Nacional de Competitividad y Productividad, que desde su publicación en julio de 2019 hasta agosto
de 2020 ya se han cumplido 68 hitos (17,4% del total). Asimismo, como parte del PNCP, en junio de 2020
se presentó el estudio Doing Business Subnacional, elaborado por primera vez en el país, cuya finalidad
es determinar los elementos claves para seguir mejorando la calidad de los servicios públicos.
Adicionalmente, en agosto de 2019, se publicó la Política Nacional de Inclusión Financiera, la cual busca
bancarizar a la población más vulnerable. Además, como parte de las políticas sectoriales, se continuará
impulsando el desarrollo de nuevos motores de crecimiento como son las mesas ejecutivas. Por ello, desde
setiembre de 2017 hasta agosto de 2020 se crearon diez mesas ejecutivas (ME) que tienen como objetivo
resolver los cuellos de botella que limitan las inversiones y afectan el desarrollo de sectores con alto
potencial de crecimiento. Cabe destacar que la reciente creación de la ME para el desarrollo de las MYPE
tiene como finalidad identificar los problemas, proponer soluciones, e impulsar las acciones que contribuyan
a mejorar la productividad y competitividad de este tipo de empresas.
Finalmente, el balance en cuenta corriente convergería a un déficit de 1,1% del PBI en 2024, ratio por
debajo del promedio de los últimos 15 años (1,8% del PBI), sostenida por el incremento del superávit
comercial asociado a la normalización de la oferta primaria y la demanda externa, tras superar de forma
progresiva el episodio de deterioro generalizado de la economía a nivel global en 2020. Cabe mencionar
que, en el horizonte de proyección, la cuenta financiera será mayor al déficit en cuenta corriente.
Finanzas públicas
Las proyecciones fiscales del presente Marco Macroeconómico Multianual 2021-2024 son consistentes con
los principios y lineamientos del Marco de la Responsabilidad y Transparencia del Sector Público No
Financiero. De acuerdo con dicho marco, el Estado busca asegurar permanentemente la sostenibilidad
fiscal, la predictibilidad del gasto público y el manejo transparente de las finanzas públicas.
Ante el contexto donde la pandemia de la COVID-19 ha generado la mayor crisis sanitaria, social y
económica de los últimos 100 años, se ha requerido el uso de las fortalezas fiscales con el objetivo de
mitigar los efectos adversos de la pandemia. Así, la repuesta fiscal requirió la suspensión excepcional y
temporal de las reglas fiscales para 2020 y 20215, con el objetivo de que la política fiscal cuente con la
flexibilidad necesaria frente a este contexto de alta incertidumbre, sin comprometer la estabilidad
macroeconómica del país. Esta medida es uno de los instrumentos centrales de la respuesta de política
fiscal frente a la emergencia sanitaria, que brinda soporte para implementar el Plan Económico de Perú
frente a la COVID-19.
La suspensión excepcional y temporal de las reglas fiscales cuenta con el respaldo del Consejo Fiscal, y
su aprobación está en línea con las medidas que han adoptado otras economías avanzadas y emergentes.
Asimismo, el Consejo Fiscal señaló que la fortaleza de las cuentas fiscales, conseguida a partir del manejo
responsable y prudente de la política fiscal en los últimos 20 años, permite que esta crisis sanitaria y
5Decreto Legislativo N° 1457 que aprueba la suspensión temporal y excepcional de las reglas fiscales para el Sector Público No
Financiero para los años fiscales 2020 y 2021, y establece otras disposiciones.
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económica pueda ser enfrentada oportunamente y a gran escala. Por su parte, las calificadoras crediticias
indicaron que el historial de prudencia y responsabilidad de la política fiscal de Perú brinda respaldo a la
suspensión temporal y excepcional de las reglas fiscales.
En este contexto se debe destacar que la actual crisis ha demostrado que la fortaleza de las finanzas
públicas de Perú es un bien público importante que sirve de respaldo para emergencias con baja
probabilidad de ocurrencia, pero de alto impacto. Pocos países han mostrado el mismo nivel de resiliencia
de las cuentas fiscales de Perú. Además, pocos países tienen esta fortaleza fiscal para brindar soporte a
la economía y a las familias en el actual contexto de la pandemia mundial. Así, Perú continúa manteniendo
el menor riesgo país de la región en este contexto adverso y de alta volatilidad en los indicadores
financieros, lo que refleja la continua confianza de los mercados financieros en las fortalezas macrofiscales
del país. Ello le permite acceder a condiciones favorables de financiamiento en los mercados de capitales
(bajas tasas de interés y un mayor portafolio de inversionistas) para solventar el déficit fiscal aun en la
coyuntura actual.
Para 2020, bajo el actual contexto de crisis derivada de la pandemia, se espera que los déficits fiscales en
el mundo serán significativamente altos, lo que conllevará a que países avanzados y emergentes registren
los niveles más altos de deuda pública en la historia6. El tamaño del impacto en las cuentas fiscales en
cada país dependerá de la magnitud de la contracción de su actividad económica y su efecto en la caída
de los ingresos fiscales, además de las medidas que implementen para hacer frente a la COVID-19. Existe
una marcada diferencia en cuanto al tamaño de respuesta para hacer frente a la crisis. Por ejemplo, los
países emergentes han adoptado medidas por 5,1% del PBI en promedio, mientras que los países
avanzados y países del G-20 por 19,8% y 12,1% del PBI en promedio, respectivamente.
Para Perú, en 2020, se espera un incremento transitorio del déficit fiscal de 10,7% del PBI. Se estima una
caída de los ingresos fiscales de 21,4% real, afectados principalmente por la menor actividad económica,
el deterioro del entorno internacional que reduce los precios de exportación y las medidas de alivio tributario.
Por su parte, el gasto del Gobierno General crecerá 15,6% real por la implementación de medidas para la
prevención y contención de la COVID-19, así como a la reactivación económica. Aún en este contexto, se
debe destacar que el país mantendrá una sólida posición fiscal relativa, debido a que la deuda pública
estará muy por debajo de la mediana de países de América Latina y de países emergentes. En efecto, para
2020, se prevé que la deuda pública del SPNF de Perú ascienda a 35,4% del PBI; nivel significativamente
inferior al de economías emergentes (63,1% del PBI) y de América Latina (81,5% del PBI).
Para 2021, se irá retirando el impulso fiscal del 2020, en la medida que los efectos de la pandemia se vayan
diluyendo. La naturaleza transitoria de las medidas adoptadas en 2020 permite realizar un retiro importante
del impulso fiscal en 2021. Así, la reducción del déficit fiscal, de 10,7% del PBI en 2020 a 6,2% del PBI en
2021, configura el inicio del proceso de consolidación fiscal. Para dicho periodo se prevé un repunte
significativo de los ingresos fiscales, que crecerán 20,2% real, en línea con el crecimiento económico y los
repagos de impuestos aplazados, y alcanzarían el 19,4% del PBI, similar a lo observado en 2018 (19,4%
del PBI). En contraste, el gasto no financiero del gobierno general llegará a 23,4% del PBI, 2,8 puntos
porcentuales menos que en 2020 (26,2% del PBI). Dicha reducción se explica por la disminución del gasto
corriente (-6,8% real) debido a la disipación de las medidas del Plan Económico frente a la COVID-19, a
diferencia del importante crecimiento del gasto de capital (+22,0% real).
Luego de superada la pandemia, uno de los retos principales en materia de política fiscal en el mundo será
fortalecer las cuentas fiscales con el objetivo de preservar la sostenibilidad fiscal, pero evitando generar
efectos adversos en la economía. En ese sentido, hacia adelante, con el objetivo de recomponer el espacio
fiscal y asegurar la solvencia fiscal se plantea un proceso de reducción gradual y prudente del déficit fiscal
Así, se propone que el déficit fiscal de 2022, 2023, 2024, 2025 y 2026 sea de 3,3% del PBI, 2,6% del PBI,
1,9% del PBI, 1,5% del PBI y 1,0% del PBI, respectivamente. Por consiguiente, y manteniendo un nivel de
déficit fiscal de 1,0% del PBI durante el periodo 2026-2050, la deuda pública llegará a un máximo de 39,1%
del PBI en 2023, para luego descender y ubicarse en 34,6% del PBI en el año 2030 y continuará hacia
6 El FMI proyecta que la deuda pública de países avanzados y emergentes registren sus mayores niveles desde 1880.
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adelante un proceso de reducción progresiva (2040: 29,2% del PBI y 2050: 25,9% del PBI). Se debe señalar
que este proceso de consolidación está condicionado a la duración y los impactos derivados de la pandemia
de la COVID-19.
Se debe destacar que el país mantendrá una sólida posición fiscal relativa, debido a que, por ejemplo, la
deuda pública en 2021 ascenderá a 38,0% del PBI, muy por debajo de la mediana de países de América
Latina (79,7% del PBI) y de países emergentes (66,7% del PBI). Sin embargo, es importante señalar que
esta proyección de deuda pública trae consigo una reducción del espacio fiscal, pues implica mayores
costos financieros (pago de intereses), una reducción de los activos fiscales (que sirven de respaldo para
la atención de emergencias), entre otros. Por ello, es relevante un proceso de reducción del déficit fiscal
que preserve la sostenibilidad fiscal; pues, de no realizarse, se tendría una limitada respuesta de la política
fiscal para mitigar los efectos de algún futuro choque adverso a la economía.
Para cumplir con la estrategia de reducción del déficit fiscal, el país dispone de un conjunto de elementos
relacionados a mejorar la eficiencia del gasto público y el incremento de los ingresos fiscales permanentes.
Por el lado del gasto público, la modulación del crecimiento y los recursos que se podría ganar al reducir
ineficiencias (cercanas al 2% del PBI según el BID) habilitaría espacio que contribuyan al proceso de
consolidación fiscal. Por su parte, en materia tributaria, se aprecia un amplio espacio para poder
incrementar los ingresos fiscales permanentes. La presión tributaria del Gobierno General7 (16,9% del PBI
en 2019) se encuentra rezagada respecto de lo obtenido en países como Colombia (19,4% del PBI),
Ecuador (20,6% del PBI) y Chile (21,1% del PBI), así como del promedio de América Latina (23,2% del
PBI). Además, existen múltiples fuentes que podrían incrementar la recaudación fiscal enfocadas a ampliar
y diversificar la base tributaria a través del perfeccionamiento de los regímenes tributarios y la formalización
de las micro y pequeñas empresas.
Finalmente, las proyecciones presentadas en el MMM 2021-2024 tienen ciertas diferencias respecto del
Proyecto de MMM 2021-2024, enviado al Consejo Fiscal el 31 de julio de 2020. Estas revisiones se han
efectuado como consecuencia del avance en el resultado de la actividad económica, lo cual ha generado
una menor perspectiva de crecimiento de la economía local, que también afecta a las cuentas fiscales.
7 Parafines comparativos con los registros de la región el cálculo incluye los ingresos tributarios del Gobierno Central, Gobiernos
Locales y contribuciones sociales.